Los Vampiros

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VAMP LOS


¿Por qué contar esta historia de chundos en chemo, cotorreo, cuchillos, asaltos y vías del tren? Porque aquí se logra narrar el génesis del pandillerismo en Saltillo, a través de las noches de malandrada que reconstruye el reportero Jesús Peña en el barrio San Isidro

PIROS Por Jesús Peña Fotos de Federico Jordán

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¿Cuándo nació? La banda de Los Vampiros San Isidro fue fundada a principios de los años ochentas por un cambiador de vías del ferrocarril que se llama Gerardo Mares Rodríguez, “El Mares”, originario de San Luis Potosí y actualmente radicado en Ramos Arizpe El contexto El nacimiento de Los Vampiros coincide con el boom de las pandillas en Saltillo a mediados de los ochentas, caracterizado por el auge industrial que atrajo a la población de las áreas rurales a la ciudad, con los consabidos problemas sociales

A ver qué se siente”, dijo “El Moneda”, jaló la tapa de lámina reluciente y se acomodó a todo lo largo dentro de la caja de muerto. Estaba como acolchonadita y al “Moneda”, encerrado en el cajón como estaba, le pareció que circulaba el aire, que se podía respirar. Entonces se quedó ahí metido, dormidito, como un muerto. Fue la primera vez que el pinche “Moneda”, se sintió un Vampiro de a de veras, de los auténticos, como él dice. Fue la vez que “El Moneda” y otro compa abrieron el furgón del tren con una palangana y, “ah chingao”, descubrieron que el carro venía repleto de cajas de muerto, así… nuevecitas, bien lujosas, brillantes, con madre y chido pa dentro “a ver qué se siente”. Hasta que se hizo de tarde y el tren comenzó a arrastrarse, con su güeva ha-

bitual, por la vía. Pero “El Moneda”, que ye era loco, pildorero, ni cuenta se dio, hasta que otro de sus camaradas, que iba colgado del tren, le avisó y cuando “El Moneda” salió del féretro, el ferrocarril había caminado, con su cuerpo de ciempiés, hasta Derramadero, Agua Nueva, sepa la chingada. Y la banda que no pudo robarse ni una sola caja de muerto, porque venían todas atornilladas a una estructura de fierro y se miraba que estaba cabrón desarmarlas. Entonces “El Moneda”, ya era pildorero, igual que toda la banda, ya era Vampiro, ¡loco!, y le gustaba chuparle la sangre al tren y a cuanto vato cruzaba por su territorio, la colonia San Isidro. Era cuando más recio andaba la banda, puro robo con violencia, cachuchas, baicas, (bicicletas), carteras, todo, “véngase”, y eran de los tumbadores machín, que llegaban con el fierro (navaja) y “túmbate la gorra, el cinto”, al que pasara.

Pero lo que más le gustaba al ¨Moneda¨ era tumbar, (atracar), el tren, a güevo, y por eso él y la banda se hicieron famosos de a madre. Salían en los periódicos y hasta en la tele, en la Alarma y en 24 Horas. Que Los Vampiros “Atracan vagones del ferrocarril”, que “Teme la policía a los Vampiros”, que “Cae la peligrosa banda de ladrones Los Vampiros” que “Vampiros asesinos” y que “Regresan los Vampiros”. Pos es que… también el tren se ponía de modo, se quedaba paradiiiito ahí… todo el día y luego la banda mirando a uno que andaba tumbando, pos… “tú también ibas y te cuajabas, y órale, órale”, y de todo. Pero ese rollo fue de repente, dos, tres locos, ¡sobres!, se hizo y ya, de ahí la banda agarró un chingo de billete y un chingo de vicio. Después a cotorrearla con una grabadora en la calle, acá, marcándola (bailando) machín, pura cumbia colombiana, platicando de morritas y todos bien lo-


Su razón de ser Su objetivo era defender el territorio y obtener dinero fácil por medio del atraco a los furgones del ferrocarril y el robo con violencia a los transeúntes

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¿Cuándo operó? Se cree que el periodo de mayor auge de esta pandilla, una de las más fuertes de la ciudad, fue entre los años 1984 y 1998, año en que la compañía ferroviaria Kansas City incorporó a su sistema guardias de seguridad

que “El Nene”, que “El Mandín”, que “La Yema” y que “vamos pa allá con las morras, bien cholitas todas, con sus pantalones bombachos, sus playeras largas, su banda en el pelo y todo el pinche pedo, y todos acá… pisteando”. Al cabo que al barrio de San Isidro nadie entraba ni la ley entraba y los taxistas ‘ah no compadre, te dejo en la entrada, si quieres…’, porque hasta de día Los Vampiros andaban bien prendidos. Y de repente se la andaban rifando con Los Safaris, de la colonia Los Pinos, con Los Topos de La Enterrada, el barrio que quedaba abajo del riel; o con Los Cachorros de La Chamizal. Se llenaba el puente de la vía de puro Vampiro y de aquel lado Los Cachorros. Ya después el corredero, las pedradas, y vidrios rotos de carros, donde se andaban bronqueando, machetes, cuchillos y “sí, estaban de película esos pleitos, se armaban”. Y por eso había un éste, ¿cómo se llama?, que decía “de la de Obregón pa abajo y del riel pa arriba, somos Vampiros de noche y de día”. Y la banda a cada rato metiéndose

¿Cuántos eran? Se calcula que en sus mejores tiempos esta pandilla llegó a contar entre sus filas a 150 integrantes, entre morros (niños) y mayores de edad Su radio de acción Hasta hace unos 15 años el Territorio Vampiro abarcaba las colonias San Isidro Providencia 15 de de Abril 5 de Mayo, Colonias ubicadas dentro del sector 2, surponiente de Saltillo, catalogado por la Dirección de la Policía Municipal como el más conflictivo Sus antiguos rivales Por años la banda de los Vampiros anduvo de pique con pandillas como Los Cachorros Los Novatos Los Búhos Los Topos Los Safaris Los Tostados

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cotes: “tu bolsa de chemote, unos pinches churrotes, coca y cuanta madre…”. Total, nomás “a ver qué se siente” y de rato a caerle al Estudio 85, dos camiones llenos de chingo de güeyes, (150), y adentro del salón la reta de baile y la bronca con “Los Pelones” de la colonia Mirador y “ah cabrón, ya llegaron ‘Los Vampiros’ San Isidro”. Al otro día a seguir tumbando el tren que se volvía a poner de modo, que se quedaba ahí paradiiiito en el riel. Y se juntaba el puño de gente, “órale, vámonos”, a sacar chingo de mugrero, ¨y pa qué te voy a echar mentiras: máquinas Dodge 380 , paquetes de 96 rollos, azúcar, frijol, arroz, pañales, todo, refrigeradores, estufas, frigobar…”, car cartones de cerveza, tubos de aluminio y todo el pinche pedo. Y una vez hasta mariguana “¿Te acuerdas?”, paquetes de seis kilos, de cuatro kilos, envueltos en cinta canela y “hasta un señor fue a parar al penal por la mariguana esa”. Total que todo el mundo lo sabe y ni modo de decir que no. Después a vender la merca y luego a botanear al Valdés, que estaba enfrente de la Central, o de repente ‘órale, vamos a comer, pero a restaurantes’, en puro taxi, nada de combis, a comer a Las Escolleras. Nomás pasaba la raza con sus costalotes de puros botes, latas de 12 onzas de cheve, cervecita clara, porque donde quiera había cerveza, y no te faltaba nada, andabas bien vestido; gorras nuevas de 200, 300 bolas, tenis chidos, camisas nuevas y cuanta madre. Al cabo que no hay pedo, la banda trae dinero y que chido está el cotorreo porque “si tumbas y agarras feria ¿qué te parece?, ¿cómo la ves?, ¿apoco a ti no te gustaría?”. Ya sabes cabrón que cuando uno está morro todo se le hace un polvo. Y en las noches el barrio se ponía recio, caliente, culero, mucho desmedre, mucha droga, mucha loquera y mucha flota por donde quiera, y pinche barrio cómo está pesado y hay que cuidarse de todo, porque está cabrón. Era de noche y Los Vampiros empezaban a crecer, y a sentirse crecidos, chingo, en dos o tres esquinas, acá, allá, aquí y todo el pinche riel ese estaba lleno, chingo de güeyes aquí: que “El Moneda”, que “El Pandillero”, que “El Pelucas”, que “La Marca”, que “El Seco”,

Entre las bandas más fuertes en ese momento se hallaban Los Pilos Los Pelones Los Cachorros Los Kiwis Colombianos Los Calavera Los Guajucos Los Galleros Los Cheyennes

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Entonces la gente vio a los chavos del “Mares” jugando futbol en los llanos de la colonia y luego tirando guamazos con unos guantes de box en el cuarto, cuatro por cuatro, que alguien le había rentado al “Mares” para que viviera. A final ahí estaban todos en el cuartito, unos 20 pelaos, echando cheve y platicando, buena onda los chavos, pero cero vicios. En ese tiempo eran las caguamas y un vinito, pero otra cosa no, por Dios Santo que no. Después vino el tiempo de la tinta fuerte, luego el del tiner, una probadita y ya valió madre.

Sus creencias La mayoría de los integrantes de la banda, veteranos y jóvenes, expresan su devoción a la Virgen de Guadalupe y a San Judas Tadeo, a través de sus tatuajes en le piel o sus pintas en las bardas del barrio San Isidro ¿una estrella más? El barrio de San Isidro fue el escenario del rodaje del video de la canción ¨Los chicos de la banda¨, del grupo Los Acosta; y la locación donde se grabó un reportaje sobre Los Vampiros, producido para alguno de los programa del conductor y periodista saltillense Óscar Cadena

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en broncas, dos o tres pinches picados. A veces ponía a veces le ponían y en el cantón ya los tenían bien aborrecidos, ya los querían desafanar. Y al tiro que Los Vampiros andan bien locos y ya enfierraron a un vato allá por rieles, le dieron un chingo de fierrazos y todavía lo aventaron pa arriba del tren. Y órale que ya chingaron al “Chore”, el compa del “Seco”. Le metieron un fierrazo cuando andaban pisteando juntos y… El vato se dio a la fuga y ahí quedó el compa del “Seco”. De rato el velorio, bien triste de a madre y toda la banda ahí. Así fue desde que la banda conoció a “El Mares”, un cambiador de vía del ferrocarril que llegó de San Luis Potosí a vivir al barrio de San Isidro, hace chingos de años (34), y fundó Los Vampiros, por eso la gente del barrio dice que él fue el iniciador de la banda. Entonces todos estaban bien morros, 14 años tenía el que más y “El Mares” 22. Y dijo “El Mares” que se llamarían Los Vampiros, porque vio en San Luis la palabra Vampiros grabada en la playera de un futbolista y de ahí le vino la idea. Y órale, sobre la idea, a pintarrajear con las luces de bengala del tren, de esas que se usan para hacer señales, las bardas del barrio de casas de cartón y caminos de tierra, rodeados de caña seca. Era necesario desterrar a los pandilleros que venían de otras colonias al barrio nomás a hacer maldades, a tocar las campanas de la Iglesia en la madrugada, a romper vidrios, ¿por qué chingados se estaban dejando?¨. Y órale pues “a entrarle”, pero que no la fueran a agarrar contra los cantones, a romper vidrios ni carros ni molestar gente… Y al pelao que saliera ¡sobres!, pero tampoco bañaos, unas cachetadas y que se vaya, les dijo “El Mares”. Al rato bajaban Los Búhos de La Mina que se habían hecho amigos de Los Vampiros, a pedir paro y “ándale Mares, queremos un paro, dile a tu raza”, “sí sobres, sobres raza, vamos a hacerles un paro a aquellos güeyes”. Y “arriba Los Vampiros”, aquel grito cimbró las casas de cartón de aquel barrio. Pero “vamos a entretenernos en algo, no todo el tiempo vamos a vivir así, esperando a ver quién viene para golpearse uno”, les dijo El Mares.

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Su actualidad En la actualidad se le considera una pandilla más entre las 720 registradas por la ong Grafitos Colombia. No es la más violenta, ni la más poderosa de la ciudad

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Vampiros ¨nueva generación¨ En el barrio de Sam Isidro aun existe una pandilla con este nombre, integrada por jóvenes (los juniors) y adolescentes (la chiquillada), hijos o parientes de los Vampiros ¨grandes¨, Semanario que dicen pertenecer a una ¨nueva generación¨. Los Vampiros ¨nueva generación, se reúnen únicamente con el objeto de convivir y defender el territorio La mayoría de estos jóvenes y adolescentes estudian o trabajan en la macabra (albañilería) o en fábricas Se calcula que hoy esta banda tiene alrededor de 60 y 80 miembros, entre juniors, la chiquillada y unos cuantos veteranos


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aventando la merca. Y al tiro que ái viene otra vez la ley. Un día llegaron bien picudos, queriendo balacear a la banda, pero “El Moneda” y dos, tres Vampiros les quemaron las patrullas con gasolina. Los tiras salieron juidos, corriendo. Y otra vez la banda al cotorreo, al vicio de todo: soda, piedra, heroína, mota, resistol, pa que van a echar mentiras. Y “El Mares” que no anduvieran haciendo sus tarugadas, que “pónganse abusados cabrones, no la anden regando tan gacho”, y ellos que “no tú ‘Mares’, no te apures, no pasa nada”, y “El Mares”, diciendo para sí “eso les gustó, Dios que les ayude”. De rato “El Mares”, se fue del barrio

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Los morros de la banda habían crecido y era de que estudiar nomás la secundaria y de ahí pal real… pura pinche loquera. Y “El Mares” vio de repente cómo sus chavos de la banda se le iban por otro lado, se le descarriaban por otro ambiente. Y con eso de que el tren se ponía de modo y se quedaba paradiiiito ahí en el riel… pos… Y “El Mares” les decía que no anduvieran haciendo sus tarugadas, y ellos ‘nombre, no te apures tú ‘Mares’, no te apures, no hay bronca, vete como si no hubiera pasado nada, no hay nada’, y “El Mares”, ‘no pos… pónganse abusados cabrones, no la anden regando tan gacho”. Y todos a atracar el tren, hasta la gente del barrio, la gente del barrio que estaba jodida y la banda alivianaba ‘sobres, pa que se aliviane’, ñoras, vatos, todo el piche pedo. Pero no creas, estaba cabrón, porque había que cortar a segueta los cables de acero con que venían asegurados los furgones del tren carguero. Pero no había pedo que cayera la policía, “los jacintos” (judiciales), que eran bien bañados y siempre llegaban echando bala, porque los vecinos sabían tirar paro. Y sobres a pelarse, a correr pal pinche arroyo, por los pasadizos, pa los cantones y ‘¡ey!, ái viene la pinche ley’, y la gente tirando paro con los policías: que se largaran, que eran unos méndigos perros, que los muchachos qué les hacían y les decían muy feo. Pero los policías no se iban, porque las rayadas de madre o las malas palabras, son como las llamadas a misa. Al rato se iban y la banda se quedaba mirando desde lejos cómo la pinche ley recogía la merca, dos tres refrigeradores, que se había quedado regada en el riel con la corretiza y se la llevaban en sus patrullas. Entonces el barrio de San Isidro se había convertido en la bodegota donde la vampirada, que salía a todas horas, guardaba la merca. Entonces gente vino de todas partes a comprar robado y barato. Y órale que “¿un frigobar?”, se iba hasta en 200 pesos, 150 y al último 100, nomás pa desafanar la bronca. Y órale loco, a seguir tumbando el tren, la gallina de los huevos de oro de la banda, que ya le había tomado gusto a eso de agarrar dinero fácil. El tren caminando y ellos arriba

Vampiros, los auténticos Se sabe que hoy existen en Saltillo otras dos pandillas denominadas Los Vampiros, una en la colonia Espinoza Mireles y otra en la Asturias, que no guardan relación alguna con los Vampiros originales del barrio de San Isidro

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Agradecimientos: A ¨El Barra¨, el capitán de Sonido Radio Pirata, a ¨El Seco¨, líder de la pandilla Vampiros Nueva Generación, a ¨El Moneda¨ y ´El Pandillero¨, veteranos de Los Vampiros San Isidro. ¿Cuándo nació? La banda de Los Vampiros San Isidro fue fundada a principios de los años ochentas por un cambiador de vías del ferrocarril que se llama Gerardo Mares Rodríguez, “El Mares”, originario de San Luis Potosí y actualmente radicado en Ramos Arizpe El contexto El nacimiento de Los Vampiros coincide con el boom de las pandillas en Saltillo a mediados de los ochentas, caracterizado por el auge industrial que atrajo a la población de las áreas rurales a la ciudad, con los consabidos problemas sociales

y se puso a vivir de exiliado en la colonia Blanca Estela, de Ramos Arizpe. Sus chavos se le habían ido por otro lado, se le habían descarriado, unos en cana (cárcel) acusados de robo, de lesiones, de homicidio, “y en el penal si te la llevas recio pos… también…”. Otros al panteón por consumir tanta droga y “por el maldito vino”, por andar pisteando con Jalapeño de a 12 pesos el medio litro. Pero en el barrio de San Isidro siguió el cotorreo machín, el tren poniéndose de modo, paradiiiito ahí y dos, tres locos, sobre de las jaulas donde venían guardados los automóviles del año y órale a sacar estereos, tapetes, todo el mugrero que se pueda. Al cabo que andando bien arreglados, pedos, drogados, no había bronca, ya bien prendidote y por una feria, pos… tumbe y tumbe de a madre mugrero. Hasta que el ferrocarril, que para entonces ya se había privatizado, comenzó

a meter vigilantes, guardias de seguridad. Esos, los de una empresa llamada Cisne, puro malandro, bien picudos los güeyes, pinches escopetotas y perros bullterrier. Y las broncotas armándose en pleno riel con Los Vampiros, y esos güeyes a plomazos, pum, pum. Y eran de a madre, llegaban en dos o tres camionetas llenas de güeyes, te levantaban, te llevaban a la estación del tren y te ponían toques, unos pinches toquesotes en los meros güevos, que a dos, tres Vampiros les sacaron sangre. Pero a ellos, los vigilantes de Cisne, también les llovió. Y órale que los pinches vigilantes del tren ya madrearon con sus kendos al “Pelucas” y al “Pandillero”, y los dejaron bien golpeados y cómo no, si eran como 40 cabrones. La banda ya jamás pudo atracar el tren y se fue retirando pa siempre del riel o, mejor dicho, del negocio.

Algunos buscaron morra, se cantonearon (casaron) y como “El Mares”, Los Vampiros terminaron por dejar el barrio de San Isidro y comenzar una historia nueva, inédita historia, en otro barrio de la urbe. Y después “puro trabajo, pregúntame cuántos oficios tengo, sé armar una casa, una vía de ferrocarril, tubería de aguas” y “ahora no tumbo, ahora me dedico a dar mantenimiento y armar vías, ahora yo soy maistro del ferrocarril”. Pero no se arrepienten de nada, aunque la gente les diga, ‘arrepiéntete cuando acá, de los pecados que tienes’, y pos cuándo acaban loco, “si yo fui uno de los que andaba mero adelante, me ponían y les ponía también”. Del barrio caliente, culero, recio, pesado y cabrón de San Isidro, nomás quedó un riel y un tren que todas las noches, noches oscuras del barrio San Isidro, pasa pitando las viejas “glorias” de Los Vampiros.


VANGUARDIA Lunes 12 de agosto de 2013 /

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VIDEÓDROMO

Una nOChE En El FIn DEl MUnDO Una bUEna COMEDIa CaRgaDa DE nOstalgIa James Wan 2013

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Por Esteban Cárdenas

Qué divertida película es Una Noche en el Fin del Mundo. Es sin duda la cinta que más me ha dado risa en lo que va del año. Tiene risa, nostalgia y emoción. Un gran combo, cortesía de los genios Edgar Wright, quien dirige, y Simon Pegg y Nick Frost, que protagonizan y co-escriben. Estos tres ingleses son mejores amigos que tienen en mi opinión el mejor trabajo del mundo: hacer las películas que queríamos hacer todos los grupos de mejores amigosdespués de ver cintas como The Goonies (1985) o Evil Dead (1981) o The Blues Brothers (1980). Algunos quizá hasta lo intentaron con sus cámaras caseras, y Wright y compañía básicamente hacen lo mismo pero con presupuesto. Si bien su humor no es para todos, no cabe duda que Una Noche en el Fin del Mundo tiene algo que ofrecer a todo tipo de público. La cinta cierra la así llamada Trilo-

gía Cornetto del equipo conformado por Wright, Frost y Pegg, que han hecho tres grandes comedias de género como si fueran un grupo de niños con presupuesto infinito. En el 2004 hicieron Shaun of The Dead, una comedia de zombis. En el 2007 vimos Hot Fuzz, un “buddy comedy” de policías y ahora cierran con Una Noche en el Fin del Mundo, que combina comedia y ciencia ficción. Gary King (Simon Pegg) es un adolescente eterno que decide reunir a sus cuatro mejores amigos para completar una gira de cantinas que no lograron terminar hace veinte años. Gary fantasea con tomarse una cerveza en cada cantina de su natal Newotn Haven, pero sus amigos ya son adultos con trabajos de adulto. Convencidos por su locura, deciden acompañarlo. Afloran resentimientos, platicas nostálgicas, todo transcurre como esperado, pero en una película de Frost nada es lo que parece. Los cinco amigos pronto se dan cuenta de que su pueblo tiene algo extraño. Tras un encuentro en una cantina con cinco adolescentes robot, tendrán que salvar el mundo y al mis-

mo tiempo completar la gira. Y nuestro destino está en manos de cinco ingleses regordetes que mientras más peligro hay, más borrachos se ponen. Algunas veces fantaseo con ir a Six FlagsMéxicoentresemanay hacerloque siempre quise hacer de niño: subirme a todos los juegos todas las veces que quisiera sin tener que hacer fila, comprar todo lo que quiera y pasármela increíblemente

RaDaR

suena a…

Por Esteban Cárdenas

escardenas@vanguardia.com.mx

Cass McCombs

big Wheel and Others 2013

bien. Haz de cuenta que el equipo detrás de Una Noche en el Fin del Mundo hizo eso, pero en estudios de cine y con robots que explotan. Una Noche en el Fin del Mundo es una película excelentemente bien escrita, actuada y dirigida que se ríe de si misma pero que es emocionante y nostálgicaalavez.Nolaveoganandopremios, pero si se ganó un lugar en mi corazón.Hayqueverla.

Ojalá Cass McCombs hubiera lanzado la mitad de este material para poder recomendarlo al cien por ciento. Aunque tiene unas grandes canciones, no era necesario lanzar un disco doble. McCombs es genial, pero no tanto. La primera mitad del séptimo disco del compositor californiano es brillante. Destacan las piezas de country folk, las cuales yo prefiero

bill Callahan enormemente sobre sus esfuerzos más “jazzeros”, que en mi opinión no le salen tan bien. Esto aplica también para su trabajo previo. Por ejemplo: County Line del Wit´s End del 2011 fue mi canción favorita de aquel año, pero el disco incluía otras rolas no tan bien logradas que se extendían a territorios más experimentales sin cuajar en algo emmorable.

Dream River 2013

Kurt Vile

Walkin´on a Pretty Daze 2013

Destroyer Kaputt 2011



Arte original para Pour la France! creado por Federico Jordán. Adquiera esta imagen en impresión giclée numerada y firmada por el artista en: www.fjordan.com/store

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Motivo #6:“La terraza y la comida”.

Pamela Tatum

Periférico Luis Echeverria 1416. Zona Dorada. Saltillo, Coahuila. México


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