Periodismo de investigación
El Llorarás La leyenda que aterrorizó el Penal de Saltillo Por JesúsPeña
ilustración: Federico Jordán
VANGUARDIA lunes 30 de junio de 2014 / No. 431
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Llo ra rás
La historia detrás de una leyenda 4
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PorJesúsPeña
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así como hiciste llorar,...
que habían caído en la penitenciaría por “violines” (violadores), se ponían a temblar y a llorar de miedo, cuando no se meaban o se cagaban del susto. “Llorarás, llorarás, llorarás”. Bastaba que alguno de los presos diera el grito de aviso: “¡Ya parió la leona!” (las fábulas de la cárcel cuentan de una leona auténtica que alguna vez sirvió de custodio), señal de que algún abusador de un infante de uno u otro sexo había cruzado la puerta grande de la prisión, para que en un tris se pusiera en acción el comité de bienvenida. Es decir, los encargados de realizar la ceremonia dedicada al violín y que consistía en someterlo, mientras era penetrado hacia la retaguardia por el hombre aquel del falo insólito, “pa’ que veas lo que se siente, cabrón. Tú violaste… ái te va..”, “tú violas, él debe violarte también”, “así como hiciste llorar, llorarás, llorarás, llorarás”.
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icen que tenía el miembro más grande que un envase de pepsi triple, algo así como el tamaño de una botella de refresco de medio litro, pero más largo; otros que en el lomo de su pene le cabían 15 golondrinas, con su debida distancia entre cada una, quedando la última con una manita y una patita colgando; los más aseguran que era tan prominente que simulaba un dromedario de siete jorobas, y no era cuento. Así es que, ay de aquel al que se le ocurriera cometer algún incalificable acto contra una niña, niño o anciano, porque en cuanto cayera en la prisión del pueblo iba a ser pasado, sin miramientos ni dilaciones, por la descomunal arma de este personaje de pudendo bestial. Tan no era cuento, que aun hay quienes aseguran que nomás de oír el nombre de aquel señor de dote tan grosera, hasta los más malditos y despiadados
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...llorarás, llorarás, llorarás”.
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con la vara que midas,...
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Semanario Es la ley: los pecados se castigan en la tierra y el penal es el infierno de los “violines”. Los lamentos de dolor de aquel imbécil que había osado ultrajar a una niñita, percutían horriblemente en todo el penal: “con la vara que midas, serás medido”. Porque hasta entre los delincuentes más peligrosos, los más rudos, los más duros existen códigos de ética, conciencia, moral y en la escala de valores de los asesinos y los rateros de la cárcel, el violador de niños y el golpeador de sus padres son los seres más despreciables que puede haber sobre la tierra, los más abominables. “Ah ¿le pegaste a tu mamá?, pos vas a ver cómo te va aquí”. Afuera de la prisión los parientes de las víctimas, qué más pueden desear, clamando por que maten al “pinche perro cabrón” del “violín”. A ese reo del priapo exuberante, era a quien todos en el penal llamaban con mofa reverente “El Llorarás”, “el ejecutor”, “el vengador anónimo de la sociedad”, que tenía la encomienda de aplicar la ley del talión y ajusticiar a cuantos violadores y homicidas de niños cayeran en
sus manos. “Ojo por ojo y diente por diente”, y todos le temían y todos lo respetaban. A nadie le consta, pero dicen que “El Llorarás” había sido un soldado de tropa, apodado “El Fierros”, que purgaba condena en la penitenciaría estatal por haber matado a un oficial de grado, de carrera. Tenía una pinga del tamaño y grosor de un envase de pepsi-cola triple y más larga que una botella de refresco de medio litro. Otros que no, que “El Llorarás” había sido un preso de Torreón nombrado Juan Vázquez o Velázquez, sentenciado, precisamente, por los delitos de violación y homicidio. “Un chacalón”, que se había hecho famoso por infundir terror con su monstruoso falo, como un camello de siete jorobas, a los de su calaña. De ahí fue que nacieron los dichos de los comentaristas de noticiarios de radio y los columnistas de periódicos de nota roja, cuando daban a conocer alguna información relacionada con alguien que había cometido abuso sexual en contra de una criatura: “Allá te van a invitar un cafecito con ‘El Llorarás y de él no te pelas”.
... serás medido”,
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ah ¿le pegaste a tu mamá?...
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Semanario Entonces, se dice, imperaba en la cárcel una suerte de ley del silencio y “El Llorarás”, el Príapo andando y andante, monstruoso caballero de lanza en ristre, cobraba las afrentas a los pervertidos sexuale s, sin que nadie se diera cuenta -o fingían no enterarse. “Nadie sabe, nadie supo” y “‘usté - se lo voy a decir como decimos aquí - miramón y cayetano”, la ley del silencio, de esas leyes no escritas pero dictadas y respetadas por la delincuencia en los centros penitenciarios. Y luego los custodios negándolo a los periodistas: que no licenciado, que cómo cree, que imagínese cómo estaríamos ahorita con Derechos Humanos, con las familias, porque es un delito. Afuera la gente del pueblo diciendo: ‘Si violan en un internado escolar, a poco no van a violar en la cárcel” y “Cuando el río suena, es porque agua lleva”. Sobre “El Llorarás” se inventaban infinidad de historias, como la de que era un homosexual activo al que le gustaba seducir por la vía pacífica, usando una técnica conocida como
“El pulpo”, que consistía en una caricia repetitiva por encima de la rodilla de sus víctimas, con los cinco dedos de la mano, hasta que las convencía de entrar a su celda. La advertencia era común a los novatos, a los recién llegados: “‘Aguas, porque te van a acomodar con ‘El Llorarás’ y de ahí no te salvas, porque maneja ‘El Pulpo’”. Otros habían propalado el chiste de que “El Llorarás” era el enamorado mal correspondido del director en turno de la penitenciaría, a quien le gustaba acosar yendo detrás de él, soplando con la boca sobre un organillo improvisado, formado con un peine de bolsillo y una hoja de papel, la canción de “Sueño imposible”. Algunos juran que no, que “El Llorarás” es un mito, que nunca existió, que no era un soldado ni un chacalón, sino un grupo de prisioneros, sobre todo aquellos que no tenían visita conyugal, encargados de castigar a los “violines”, obligándoles a dar la vuelta al ruedo, conformado a veces hasta por 20 o 30 presos, y “ora vas tú, yo, el otro, el otro, el otro y ora mámemela puto…”.
... pos vas a ver cómo te va aquí”.
Es la ley: los pecados se castigan en la tierra ...
El ejecutor principal de aquella turba, dicen los reos, era el mejor dotado sexualmente, por algo le llamaban “El Llorarás”. Y la multitud de internos los pateaban, los escupían y les decían “chacal” para toda la vida, y luego los “agarraban de carrilla” de tiempo completo: que se pusieran a lavar la ropa, a trapear y a hacer la comida para los jerarcas del penal, para la pandilla dominante y los días y las noches, las semanas, los meses en la cárcel se volvían un infierno para los “violines”. Después, ¡sobres!, a violarlos otra vez y otra y otra y otra y luego a tirarlos a león. Al rato “el violín” andaba con los ojos hinchados, los labios reventados, el culo desgarrado y las manos hechas trizas. Como quiera que fuese, de lo que sí existe plena certeza es que en la penitenciaría de Saltillo, como en las de muchas metrópolis, al menos de América Latina, tienen su “Llorarás”, hay siempre uno, y a los que se pasan de “violines” les “truenan la nuez”. No, “El Llorarás”, dice la historia reciente, era un tipo alto, robusto, pelón, moreno y como de
35 años, al que tenían encerrado en el Área de Vigilancia Especial (AVE) del penal, acusado de cometer robos con violencia. Le decían “La víbora”, no se sabe si porque llevaba una serpiente tatuada en el brazo izquierdo o por la manera en que hostigaba con su risa diabólica y sus amenazas a los “violines” recién llegados. “Tráiganme a uno de esos que están llegando… Te voy a violar cabrón, te voy a matar”. No faltó quien se meara o se zurrara del susto, aun los que tenían pinta de más malditos y a los que los custodios amedrentaban con el “te vamos a mandar con ‘La víbora’” y “te vamos a mandar con ‘La víbora’”. Una leyenda más sugiere que “El Llorarás” era ese personaje de las cárceles que llevaba años de estar recluido, sin tener sexo, y al que el propio alcaide de la prisión enviaba a los sinvergüenzas que habían abusado de niños. Los más imaginativos cuentan de un preso al que apodaban “El siete cueros”, que por “cabezón” no aprendió a leer, era un fenómeno, y no había “violín” que lo aguantara un rato.
... y el penal es el infierno de los “violines”.
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‘si violan en un internado escolar,...
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Semanario Sin embargo, por los corrillos de la penitenciaría de la ciudad circula la versión de que “El Llorarás”, es más bien un artefacto de madera en forma de pene, una especie de consolador grandotote, con el que los internos de la cárcel suelen ajusticiar a los que caen por el delito de violación contra un menor. El ritual, llamado “El Cobijazo”, consistía en que los reos lanzaban sorpresivamente una cobija sobre el “violín” que iba pasando, lo despojaban de pantalón y calzón y vámonos, le introducían por el trasero la estaca de madera fabricada por un carpintero de la cárcel. Los participantes llevaban cubierto el rostro con sus playeras o un paliacate, a efecto de evitar ser identificados por el violador y que más tarde éste pudiera levantar cargos en su contra. Pero la verdad verdadera es que “El Llorarás” no era un soldado matón superdotado del
pene, como la gente cree, ni “un chacal”, tampoco una turba de presidiarios necesitados de sexo y con sed de venganza, y mucho menos un consolador gigante tallado en madera por los carpinteros de la penitenciaría. La leyenda del auténtico “Llorarás” se forjó allá por los años setentas del siglo pasado, en la antigua penitenciaría estatal, un edificio tipo panóptico de seis pisos y 200 celdas, construido en tiempos del Porfiriato. Y el sonoro y sugerente apodo de “El Llorarás”, no era, como la gente piensa, porque tuviera un miembro grande y grueso para hacer llorar de dolor a los “violines”. No, al Llorarás le decían así, “El Llorarás”, porque le gustaba cantar por los patios de la prisión las estrofas de una melodía de la época, que interpretaba Javier Solís y que finalizaba: “y cuando sientas la nostalgia por mis besos, llorarás, llorarás, llorarás…”.
... que no violen en la cárcel”
y cuando sientas la nostalgiae por mis besos,...
Dicen los que le conocieron que era un hombre más bien chaparro, moreno, delgado, como de unos 40 años, aunque parecía un anciano, de cabello quebrado, con entradas en la frente y un gran mechón. Había ingresado en la prisión por haber dado muerte a un individuo durante una riña callejera a cuchillo. Tenía “El Llorarás” gran afición por las pastillas psicotrópicas, que ya le habían comenzado a provocar temblores en el cuerpo y periodos de agresividad verbal, debido al estado de alteración nerviosa que le ocasionaba la ausencia de droga. También le temblaba la voz. No era que tuviera el pene más poderoso de todo el penal, era que de todo se quejaba y lloraba. “El Llorarás” lloraba porque hacía frio, lloraba porque hacía calor, lloraba porque la comida era mala y aunque no lo fuera, y porque todo estaba mal.
Los presos de la penitenciaría se burlaban de él, pero todos lo querían y lo escuchaban. Algo muy bueno tenía, sin embargo, “El Llorarás” y era su increíble habilidad para fabricar artesanías, armando barquitos de madera, por ejemplo, dentro de un foco eléctrico. No era que “El Llorarás” fuera un ajusticiador de los violadores, ni un vengador anónimo de la sociedad, cuando ni siquiera les dedicaba un “qué buena estás”, a las guapas psicólogas y trabajadoras sociales que visitaban rutinariamente el penal. Y sólo una vez, dicen los que le trataron, cometió violación sobre el abusador y homicida de una pequeña. “Para que sepa lo que se siente…”, confesó a las autoridades de la cárcel. Nadie recuerda ya su nombre, sólo que provenía de Torreón, pero de algo sí están seguros: que el verdadero “Llorarás”, no fue todo eso que alguna gente se imagina…
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... llorarás, llorarás, llorarás…”.
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¿Las rejas no matan? u En 1832 se fundó la primera cárcel en la ciudad de Saltillo, estaba ubicada en la calle de La Cárcel (Ocampo) y su edificio que quedó derruido al incendiarse en 1856 u Entre los años de 1880 y 1884 se construyó la mayor parte de la Penitenciaría del Estado, situada en la calle Del Toro (Castelar) u La penitenciaría constaba de seis pisos que albergaban a una población de 150 reos, llegando a sumar 300, convirtiendo las celdas en disfuncionales galeras, donde los internos convivían de forma antihigiénica e infrahumana u Para el aseo personal había solamente dos regaderas y cinco sanitarios u La visita conyugal la efectuaban dividiendo la celda con cartones o sábanas, para la mayor intimidad u No se contaba con áreas especiales para separar a los procesados y sentenciados, tanto del fuero común como del federal u Los presos que observaban mala conducta sufrían un castigo en celdas especiales denominadas mazmorras, zocabones y cuartos oscuros, donde los reos permanecían hasta por 30 días.
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Pueblo Chico Pistola Grande
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Semanario Seth McFarlane es chistoso. No me molestan sus chistes racisSeth tas, y tengo McFarlane que admitir que durante 2014 un tiempo fui aficionado a su serie animada Family Guy. Como cineasta no lo ha hecho nada mal. Ted (2012), su primer largometraje, tenía una premisa bastante idiota y, sin embargo, resulto mucho más chistosa de lo que esperaba. Este no es el caso para Pueblo Chico, Pistola Grande, una cinta que tiene la energía cómica de
un capítulo de Family Guy, pero que debió haber durado precisamente lo que dura uno de estos. Los chistes se diluyen. Hay demasiado relleno. Hay secuencias enteras que se sienten cocinadas a medias, y que disparan chistes como balas en el viejo oeste pero con la puntería de un vaquero borracho. Pueblo Chico Pistola Grande (le echaron ganas al título alburero, ¡bien ahí!) es una comedia western que ocurre en el pueblo ficticio de Old Stump, Arizona. En este decrépito y polvoriento pueblo, lleno de clichés del viejo oeste, vive Albert Stark (el mismo Mcfarlane), un simplón que es abandonado por su chica (Amanda Sey-
fried) después de abandonar un duelo. Albert conoce a Anna (Charlize Theron), la novia de un bandido llamado Clinch (Liam Neeson), y forja una amistad con ella, que eventualmente se convierte en algo más. Albert, que no tiene idea ni como disparar una pistola, se encuentra en apuros, y tendrá que forjarse rápido si quiere sobrevivir el Viejo Oeste, que para McFarlane es un mundo flatulento en donde la gente parece vivir de la escatología. Repito, esto no me molesta: el problema de la cinta es que no ofrece mucho más de eso. Es como esos chistes que ocurren en Family Guy, en donde, por
Radar
Suena a…
Por Esteban Cárdenas
escardenas@ vanguardia.com.mx
Andrew Bird Things are Really Great Here, Sort of… 2014
ejemplo el bebé, llamado Stewie, repite durante treinta segundos el nombre de su madre para llamar su atención. Sí, treinta segundos funciona, pero ciento diez minutos y me voy a poner bastante más exigente. Las actuaciones no son un problema: McFarlane, de hecho, aunque cae gordo resulta chistoso, y todo Hollywood parece querer aparecer en sus películas. Charlize Theron, en plan comedia, suele ser sorprendentemente ligera, y la severidad de Liam Neeson es un buen contrapunto para todo el relajo. Ojalá hubieran tenido un par de meses más para pulir el guión, por que pudo haber sido bastante más divertida que esto.
El título de el último disco de Andrew Bird resume perfectamente toda su onda. Bird es un multi-instrumentalista que ha perfeccionado el arte del country / pop melancólico, y siempre se ha caracterizado por un toque de sentido el humor misántropo. Things are Really Great Here, Sort of… quizá es más de lo mismo, pero en el caso de Bird, esto es bueno. A Bird lo acompaña su
banda, Hands of Glory, un nombre bastante apropiado para un grupo de country. El décimo disco de Bird es un compilado de covers de Handsome Family, otro grupo de Chicago. La mezcla entre el estilo simple y harmonioso de Bird con el tono medio obscurón de Handsome Family es extrañamente satisfactoria. Y a voz de Bird, como siempre, está completamente en forma.
Handsome Family Twilight 2001
M. Ward
Transfiguration of Vincent 2003
Smog Knock Knock 1999
| Los menesteres del ocio
|| Por Miguel Agustín Perales
|| Por Alfredo García
1.-…, personaje creado por Roberto Gómez Bolaños, declara ser “soltero de nacimiento”.
Censura y mal gusto. A veces se cometen serios errores en la difusión de la cultura. Para divulgarla no es necesario masificarla, pero si se opta por esto último debe actuarse con mucho tacto para no herir la sensibilidad de los neófitos. Hay que buscar un término medio entre el exceso de información que manejan los curadores y los críticos de arte y la cultura promedio del hombre común, que siente curiosidad e interés por acercarse a las obras de arte. El Museo Nacional de Arte ha cometido dos veces un espantoso error de comunicación. La primera fue a finales de la década de 1980, cuando montó y publicitó ampliamente una exposición vulgar, mediocre y provocadora con iconografía de la Virgen de Guadalupe. En un país como el nuestro, dicho acto cultural fue una agresión injusta, gratuita y poco imaginativa contra la sensibilidad y las creencias de millones de personas, que a la larga financiaban con sus impuestos, sin saberlo ni quererlo, al susodicho museo. En los últimos días, la exposición titulada “El hombre al desnudo. Dimensión de la masculinidad desde 1800”, suscitó el rechazo de millones de personas, en un medio posmoderno como lo es Facebook, al punto de que la página del Museo fue cancelada por la empresa proveedora del servicio en la Red. A finales de 1980, los directivos, en lugar de reconocer su error y pedir una disculpa, todavía vociferaron contra los miles de personas que censuraron la exposición antiguadalupana, tachándolos de ignorantes, de fanáticos y de enemigos del arte. En esta ocasión, humildemente rogaron a los usuarios de las redes sociales que no denunciaran la página del Museo, para que Facebook no
■ a) don Ramón; ■ b) Jaimito el Cartero; ■ c) el señor Barriga; ■ d) Godínez.
2.- Capturar a la cierva de … fue, según la mitología griega, uno de los doce trabajos impuestos por Euristeo a Heracles. ■ a) Lerna; ■ b) Creta; ■ c) Cerinia; ■ d) Nemea.
3.- La derrota infligida por los aztecas a los conquistadores españoles (llamada por estos la “Noche Triste”) tuvo lugar el 30 de junio de ... ■ a) 1520; ■ b) 1521; ■ c) 1525, ■ d) 1534.
4.- Frida Kahlo nació, el 6 de julio de 1907, en la delegación de ...
5.- Salomé, cuyo libreto está basado la obra homónima de Oscar Wilde, es una ópera de … ■ a) Mozart; ■ b) César Frank; ■ c) Richard Strauss; ■ d) Beethoven
6.- El bantú es un grupo de lenguas afines habladas en … occidental y meridional. ■ a) África; ■ b) Oceanía; ■ c) Asia; ■ d) América.
7.- En el antiguo calendario romano, julio era el … mes del año. ■ a) segundo; ■ b) séptimo; ■ c) décimo; ■ d) quinto.
8.- Pénjamo es una ciudad del estado de … ■ a) Michoacán; ■ b) Guanajuato; ■ c) Querétaro; ■ d) Nayarit.
■ a) Azcapotzalco; ■ b) Iztapalapa; ■ c) Tlalpan; ■ d) Coyoacán.
RESPUESTAS
la destruyera. Como se ve, la población anónima, vociferante y calumniadora de la red les mereció, no sabemos por qué, más respeto que aquella multitud de hace un cuarto de siglo, que de manera seria y fundada denunciaba que había sido lastimada en sus creencias. A decir verdad, los desnudos masculinos que presentó el Munal son grotescos y de mal gusto, y no sólo a primera vista. Habrá quienes tengan afición por ellos, pero su número no justifica que esas imágenes se hayan expuesto ante millones de espectadores. Los publicistas del museo adujeron que la sociedad tolera fotografías de nota roja e imágenes pornográficas burdas y duras. No tomaron en cuenta que esos objetos visuales han circulado siempre de manera semiclandestina y que cualquier sitio virtual de concurrencia abierta los habría retirado, como hicieron de hecho con la página del Munal. (En algo tienen razón tales curadores y críticos de la burocracia cultural: la pintura de Frida Kahlo es tan sórdida, cruel y de mal gusto como la más siniestra página de nota roja que pueda cosecharse en la semiclandestinidad periodística.) Hay que tener tacto, repetimos, sentido de la realidad y visión demográfica en la difusión de la cultura. Hay autores y obras que soportan la masificación, por su calidad neutra y estándar, y otras que exigen un público minoritario, ya sea por su alta calidad o por su calidad dudosa, que todavía no está definida ni consolidada. Una institución como el Munal no puede arriesgarse a promover a nivel masivo objetos de arte que sólo satisfacen, de manera personal, a los críticos y curadores ligados a su equipo directivo.
1) b; 2) c; 3) a; 4) d; 5) c; 6) a; 7) d; 8) b.
superméndez
El único superhéroe de Saltillo y la región (incluyendo Ramos)
Por J. Latapí
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| Claro que ud. lo sabe
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