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CONTENIDO Exilios y cajas negras - Luis Lambis 4 La literatura como derrota anticipada 6 Tarde azul - Dante Vázquez 8 Amo el mundo que pisan mis zapatos - Pablo García-Inés 9 Los grandes maestros de la fotografía universal (Man Ray) 10 Stephen King “50 sombras de Grey es basura” 14 Una de las pocas fotos de Badeulaire entra al museo de Orsay 15 Fotógrafos desconocodos (Juan Osorio) 16 Ojos rojos de agua - Vanessa Acevedo 18 Una verde-azulada canción - Vanessa Acevedo 19
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EXILIOS Y CAJAS NEGRAS Luis Lambis
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edro, 85 años: A veces se me da por mirar el techo un rato largo. Hasta que me duelen lo ojos y veo cosas que no están. Mis cosas favoritas en el mundo son estas 4 paredes, 5 si contás el techo. Mirá que ni ventanas tengo. Me la paso haciendo inventarios, acá en el cogote. Recordando a la fuerza. Empezás mirando el techo, cuando, “pris pras”, te acordás de un helado y de unos ojos; de un beso y del domingo. A mí un montón de domingos me cambiaron la vida, cuando me acuerdo de uno, hago una rayita detrás de la puerta. Mirar el techo es como buscar minas explosivas.
do y cansado de tanta mierda, se enamora de la foto. Estar lejos de casa es un chicharrón bien peludo, imagínate uno terminar enamorado de una foto. ¿Si pilla, que soy bien pendejo?
B
ertha, 35 años: el exilio es una caja, con techo y piso, una
A
A
lonso, 21 años: Soy medio pendejo, no creo ser bueno para las guerras. Imagínate que después de escampar, una tarde cualquiera, el soldado Páez, se encuentra entre los grumos de barro, un relicario. Yo de Páez, descartaría la presencia de minas debajo del relicario. Hay que ser muy hijueputa en la vida, para usar un relicario como señuelo, ¿no? Creo que a Páez le entra la pensadera, pero al final recoge el relicario. Dentro del relicario hay una foto, es una mujer. Páez está lejos de la tierrita, su pueblito está bien lejos, ahí el pobre, lleva-
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laguna oscura. En el sueño llueve, estoy segura que en el sueño es 15 de marzo, porque siento el mismo desamparo del día que me fui, el mismo animal muerto en el pecho. De ese desamparo, me queda solo, la rabia y el acento que no se va. En el sueño puedo ver a Arturo, pero no puedo, por ejemplo, pedirle que me salve, que me haga un puente; es una laguna tan oscura que se traga el ruido. En el fondo eso es lo que quiero poder pintarte, cuando me preguntas por el exilio.
geometría simple que te permite ver telarañas en las esquinas elevadas y cucarachas colonizando espacios vacíos. Ya que ves todo eso, puedes limpiar un poco. ¿La verdad?... lo extraño todo, en especial a Arturo. Me la paso soñando el mismo sueño: él me sonríe a medias desde el otro lado de una
nalía, 27 años: Exilio es como sinónimo de clausura, ¿no te parece? Es como una cosa de monjas, no sé. Tengo una prima que se metió a monja. Catalina, se llama. Marica, es muy rara, cuando la veo, es como si se estuviera cayendo desde bien alto. Se le ve la caída libre en los ojos. Yo creo que se metió a monja, como excusa, para bajar al infierno, así en plan medio turístico, y descubrir, que es mejor ser puta de dios, que esclava de las cosas que le pasaron. No me consta, pero a Catalina le pasó algo de chiquita, algo feo, mi mamá y mis tías siempre susurraban cuando hablaban de Catalina. Yo nunca escuché nada, pero me imagino. Entonces a mí me dices exilio y me suena a prostitución espiritual, a que te haces la boba con el pasado y vendes tu futuro
al mejor postor; te lo digo porque he visto a Catalina. Sus ojos. No la juzgo en absoluto, cada quien lidia con sus mierdas y sus fantasmas como puede.
M
arcos, 10 años: la escalera está debajo de la cama, baja un montón en la oscuridad; pero, si llevas monedas te puedes comprar una espada de madera, nunca te pasa nada así. La espada se la compras a un señor Tobías, que tiene unas orejotas; vive en una casita de palitos al lado de la escalera; cuando acabas de bajar toda, toda la escalera está oscuro pero no hace frio. Si cuentas hasta 100, aparecen luciérnagas verdes, un
montón, pero tienes que contar cerrando bien, bien los ojos. Cuando me pongo triste, bajo las escaleras y cuento hasta 100. A veces se me olvida que va después del 70, y me invento los números. ¡Y funciona! Entonces las luciérnagas aparecen. Es como un abrazo, entonces ya no estoy triste, ni solo.
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omas, 53 años: en algún punto fui alguien distinto, pero hoy me llamo Tadeo. A veces cuando llueve, llegan retazos… pero en general, no me recuerdo. Llegué aquí hace un montón de tiempo, lo que sea que eso dure, es lo que llevo aquí. Por supuesto que tenía una familia; el problema es cuan-
do tu familia no escucha las voces que tú escuchas. Un día igualito a hoy, Marcela y Andrés, vinieron de visita; de hecho, entraron a mi habitación y todo; entonces, Marcela lloró y Andrés dijo que era muy difícil la situación, que los perdonara. Ese día me llamaba Zacarías y él no conocía de ningún lado a Marcela ni a Andrés, así que guardó silencio, ellos se fueron, yo me quedé. Ahora debo ir a ser Tadeo, pero si quiere venga mañana, quién sabe, a la mejor le cuente un cuento distinto.
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La literatura como derrota anticipada
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os concursos literarios deben reflejar lo que es la literatura en sí misma: un ejercicio de creación artística que se dedica a narrar la historia del ser humano desde sus distintas épocas, contextos, perspectivas, diatribas, confusiones, molestias, tristezas, enfermedades y demás escenarios: nada más que eso. De esta forma el hombre se escribe a sí mismo, conociéndose. Al construir riqueza cultural, pero sobre todo humana, se genera, sin duda alguna, una visión más cosmopolita y armónica de las sociedades, al ser cada persona capaz de reconocer
todos los mundos posibles, más allá del propio, a través de la literatura. De tal suerte, a pesar de que la literatura solo sirva para eso, -ampliar los mundos posibles y vernos en el espejo de los demás- debe tenerse en cuenta su significación para la humanidad, pese a que su papel se cumpla siempre desde la barrera, desde detrás del telón, desde los camerinos de un estadio de fútbol. La literatura no necesita estar en un pedestal de las ciencias para transformarnos, solo necesita estar presente, andar entre nosotros como el aire, invisible e indispensable. Así las cosas, el ejercicio literario, sea como escritor dedicado o como
lector voraz u ocasional, debe ser siempre humilde y nunca permeado por la vanidad y el ego de quienes lo ejercen. Uno no escribe ni lee para hacerse famoso, ni para vender muchos libros, ni tampoco para conseguir sexo ocasional; quien escribe y lee lo hace porque lo necesita, porque se ha entregado a esa inútil –dirían algunos- pero deliciosa y placentera adicción que es la literatura. La realidad paralela que nos ofrece es modesta y receptiva, amable y dispuesta; es nuestro refugio más íntimo y humano. Y aquí el punto. Los concursos literarios, por ende, tampoco deben dejarse invadir por el deseo de los
participantes de ganar prestigio o dinero, y aunque estos dos se den como recompensa al trabajo dedicado de un escritor, no deben ser su prioridad. En mi tal vez errada percepción, considero que un concurso literario no debe ser el trono de la erudición, de la sabiduría o de la magnífica pulcritud literaria de alguien. Debe ser, por el contrario, un lugar en el que todos podamos ser partícipes, actores secundarios y protagonistas; desde los lectores en general, pasando por los jurados, organizadores, ayudantes, hasta llegar a los participantes. Un concurso debe estar únicamente al servicio de la literatura, de su divulgación, de conseguirle fieles a esta religión que difícilmente consigue disidentes. En este sentido, pienso que un concurso literario debe ser un espacio que permita la existencia de receptores de lo que uno escribe: sea bueno, malísimo, pésimo o simplemente vago. Como decía Borges en el prólogo a la primera edición de Historia universal de la infamia: “Leer, por lo pronto, es una actividad posterior a la de escribir: más resignada, más civil, más intelectual”. Y sin lectores, no hay concursos literarios, ni tampoco literatura.
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Tarde azul Para La nena de la librería (Coautora)
Y yo le escribí: si la vida es un sueño, usted es vida de un sueño, sueño de una vida. Y Mini respondió: La vida es sueño, y los sueños sueños son; (Calderón de la Barca). Y como realmente no sueño, mi vida es ese sueño mismo. Y yo le escribí: por ese motivo, si me dieran a elegir entre el azul noche desnuda y el azul oceánico sosiego: me quedo con el azul cielo de su corazón de fuego, sueño azul de noche desnuda, oceánico sosiego. Y en un sueño cielo azul domingo, Mini y yo, nos quedamos soñando. Dante Vázquez
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Amo el mundo que pisan mis zapatos Pablo García-Inés Sueño mucho, trabajo poco, tal vez espero de la vida demasiado.
Compro relojes por el placer de ignorarlos.
Encervezo las victorias, poetizo los fracasos, cuelgo mis versos a secarse en el tejado. Invierto en siestas y fiestas, en versos y besos, en utopías al alcance de mi mano. Resaqueo las mañanas, eternizo las noches, lloro con los telediarios.
Odio la guerra y sueño con crear una guerrilla en mi Bailo tangos con las moscas de barrio. mi cuarto.
Pierdo papeles, encuaderno nostalgias, verseo los recuerdos que me hacen daño Amo el mundo que pisan mis zapatos. Pende mi vida de un hilo verde… tiraré hasta acabar deshilachado.
LOS GRANDES MAESTROS DE LA FOTOGRAFÍA UNIVERSAL. DARÍO JARAMILLO AGUDELO
ASÍ
como en una generalización -confortable y útil y falsa como todas las generalizaciones- puede decirse que el anterior fue el siglo de romanticismo, puede decirse en otra -quizás más falsa- que el siglo XX es el siglo del surrealismo. A estas alturas, lo fundamental de la visión surrealista está incorporado a la cultura, y lo que comenzó
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MAN RAY
siendo disidencia es ahora parte del establecimiento, que va asimilando, está dispuesto y, en ciertos momentos, hasta ávido de actitudes de oposición franca; al fin y al cabo solamente los que nadan contra la corriente pueden poner a prueba la fuerza que tiene ésta.
que hubo fieles y herejes, hablo del surrealismo como de una sensibilidad que comenzó con las vanguardias anteriores -Cendrars y Apollinaire, Duchamp y Picabia...-, se intensificó con la fundación del movimiento y se prolongó hasta hoy.
He hablado del surrealismo, pero en realidad todo empezó 15 años antes de la fundación del movimiento, en 1924, por André Breton; así que más que de la secta en la
Aquello fue la reconfortante capilla de unos artistas vandálicos e inteligentes, sensitivos, innovadores y talentosos, que estaban en oposición a todo y que fueron lo
suficientemente sagaces para lograr que todos se les opusieran. Y sus obras significaron descubrimientos perturbadores, hermosos y desconcertantemente originales que, si en un principio fueron activamente rechazadas, luego fueron asimiladas hasta el punto de que las vanguardias se convirtieron en estilos reconocibles y sus propuestas iconoclastas se transformaron en credos. Pero esto ocurrió después de que los más talentosos habían hallado en el mundo nuevas e insólitas formas y nuevos e inquietantes contenidos, porque lo miraban de manera distinta y estaban involucrados en la vida de otro modo. Para el norteamericano Man Ray (1890-1976) todo comenzó en 1913, a los 23 años, cuando se presentó el Armory Show, la primera exposición de arte europeo de vanguardia que se hizo en los Estados Unidos. Para la cultura norteamericana la fecha y el evento tienen un significado definitivo, no solamente porque el Armory Show le dio un giro de 180 grados al arte de ese país a partir de entonces,
sino porque, y esto es lo esencial, ya allí estaba todo el futuro arte de los Estados Unidos; la tesis la confirma Harlod Rosemberg hasta 1970, pero cómodamente se puede extender hasta hoy: “Qué hay de nuevo en el arte de cincuenta años de crisis y revoluciones en la condición humana? La respuesta es: en términos de innovación formal, no mucho... Las ideas ejemplificadas allí han sido llevadas adelante paso a paso por caminos lógicamente
previsibles...”. Si esto fue lo que significó el Armory Show para los norteamericanos, para Man Ray en concreto significó algo más: el resto de su vida. En 1915 Man Ray está en Nueva York, tiene 25 años y ya hace parte de un círculo en el cual están, entre otros, Marcel Duchamp, el compositor Edgar Varése y ese clásico de la fotografía, Alfred Stieglitz, “cuya principal característica -según Duchamp- era la de ser un filósofo, una especie de Sócrates”. Posteriormente, Picabia se unirá al grupo. En 1916 está en el sótano de su casa de West 73, Road Street, ayudándole a Marcel Duchamp a construir una de sus “cosas”, “óptica de precisión”; estaban en esto cuando un “motor idiota” reventó los vidrios de la obra, que no se terminaría hasta 1925. En 1919, Man Ray publica una revista de vanguardia, T.N.T. revue explosive.
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Este largo noviciado de Man Ray, el mismo que para los diccionarios enciclopédicos es “fotógrafo, pintor, cineasta, diseñador”, culmina en julio de 1921, cuando llega a París; Duchamp lo cuenta así: “Yo vivía en la rue de La Condamine y le instalé en una habitación de servicio que se encontraba al lado. Debutó de una manera fantástica entablando amistad con Poiret que se encaprichó con él. Le hizo fotografías a modelos de moda, maniquíes, y de este modo Man Ray empezó a ganar inmediatamente algún dinero con sus fotografías”. De Ia rue La Condamine, ambos se trastearon al Hotel Istria, en la rue Campagne-Premiere, en donde vivieron entre 1923 y 1926. La amistad con Duchamp continuará largamente y en 1938 Man Ray está fotografiando a Rrose Selavy. Su otro gran amigo es Picabia. En un texto tan abiertamente destructivo como Caravanserail (“al único hombre que miro con indulgen-
cia es a mí...son todos los demás quienes han inventado a Dios, el Socialismo y el Arte” uno de los pocos que se refiere con admiración es a Man Ray. A la altura del capítulo VI, cuando ya ha literalmente destrozado, que yo recuerde, a Eluard, a Picasso, a Braque, a Rimbaud, etc., etc., etc., se detiene de súbito para decir con alegría: “... Man Ray hace unas fotografías tan bonitas!”. Pero hay algo más: aunque el libro no se publicó sino después de 50 años, el original manuscrito dice en la primera página: “Francis Picabia, Caravanserail, con un prólogo de Louis Aragón y un retrato del autor realizado por Man Ray, 1924”. Y aunque en la arqueología que realizó L. H. Mercié para hacer la primera edición en 1974 nunca apareció el prólogo, milagrosamente allí estaba el retrato de Picabia montado al volante de uno de sus ciento veintiséis autos, con esta dedicatoria: “A Francis Picabia, a toda velocidad, Man Ray, 1924”.
Para terminar con esta cronología de aquella época definitiva para nosotros, oigan el cuento de Duchamp hablando de una película de René Clair, 1923: “En Entr’acte había una escena sobre los techos de los ChampsElysées en la que yo jugaba ajedrez con Man Ray, Picabia llegaba con su manguera y lo barría todo”. Barrerlo todo. Entre 1920 y 1934, Man Ray, con su propia obra, hizo la crónica fotográfica de aquella sensibilidad que hoy hace la parte más nueva acaso de nuestra cultura. Si bien es cierto que desde 1840 los pintores, a escondidas o no, han usado la fotografía, es igualmente cierto que los clásicos de la pintura están presentes en las obras de los grandes fotógrafos; por cierto que en estos casos no se trata de imitaciones, sino de recreaciones, de jalonazos. Y aún así, estas utilizaciones por la fotografía del paradigma de la pintura, por agudas que sean, no son de ningún
actividad nueva lo mismo que otros habían realizado en medios más tradicionales con la misma formidable y ardiente lucidez de un artista privilegiadamente original.
modo el caso de Man Ray. Porque la singularidad de Man Ray consiste en haber participado intensamente en la gestación de la sensibilidad de nuestro tiempo, ser fundador él mismo de ese espíritu que alimenta con un dalito liberador a los hombres del siglo XX; y de haber dejado como obra la visión feliz e inmediata de esa feroz catarsis creativa de los veinte volcada ella misma en un medio nuevo como la fotografía. Para establecer analogías con las pinturas de sus amigos, hoy clásicos, puede hablarse aquí de contribuciones paralelas a un nuevo mundo que estos pintores y Man Ray como fotógrafo estaban inventando. De repente, por ejemplo, un tornillo hace de tallo de una fruta, y allí está Magritte; en otra foto aparece el retorcimiento imaginativo y la composición de Dalí, o una imagen romana que recuerda a Chirico, o una esplendorosa imagen de una rubia, o mejor, de su cabellera que hace pensar en Max Ernst (58), o surge también
Matisse en un desnudo esplendoroso, o mediante las solarizaciones, logra unos contornos que parecen líneas de un dibujo de Picasso. Pero las fotografías de Man Ray trascienden esas analogías, halladas a posteriori para confirmar lo sabido, la unidad de espíritu que animó una época, y se sitúan ellas mismas como obras autónomas; si reiteradamente he enfatizado en el valor de la fotografía como medio anónimo, auténtico generador de cultura popular, aquí tengo que voltear la torta para reconocer -con alegríala enorme calidad de creador que tenía Man Ray y su talento para aplicar a una
Con su obra de fotógrafo, Man Ray “expone a la luz motivos e instintos largamente represados”; en sus fotos, se revelan, de repente, muchos donde “Ias cosas sueñan”, como dice Tristan Tzara, o aparece una misteriosa galería de celebridades -Gertrude Stein o James Joyce, Bretón o Picasso, Einsestein o Le Corbusier, Arnold Schonenberg o Paul Eluard-, que en estos retratos son, según Rrose Selavy, “Ios grandes taciturnos, que detrás de su silencio ocultan mucho o nada”. Con las fotos de Man Ray puede hacerse, también, como decía Bretón, la “Balada de las mujeres del día presente”; y agregaba, a propósito de esos rostros, casi todos perfiles, de mujeres: “Se necesita el ojo de un gran cazador, la paciencia, el sentido del momento patéticamente exacto cuando un balance, además de transitorio, ocurre en la expresión de una cara, entre el
sueño y la acción”.
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Stephen King: “50 sombras de Grey es basura” Desde finales de 2014 el cuentista y novelista estadounidense se ha venido refiriendo a las obras más difundidas de la cultura popular contemporánea.
S
tephen King, originario de Maine, Estados Unidos, reconocido narrador de la literatura de habla inglesa contemporánea, se ha referido últimamente a los recientesbest sellers y sagas fantásticas que invaden el mercado global. Particularmente, King se refirió a dos títulos que han acaparado la atención de las generaciones actuales en la literatura, como es el caso de la saga ‘Crespúsculo’ y ’50 sombras de Grey’, de la escritora inglesa E.L. James. El escritor estadounidense, es una de las más prolíficas plumas de la ficción de habla inglesa en las últimas décadas, además, referente obligado en el diagnóstico de la cultura de su país, parte de esa misma cultura, con numerosas novelas adaptadas a la gran pantalla en diversas épocas y escenarios políticos. Respecto a la obra de Erika Leonard (E.L. James), en una entrevista con el
diario El País de España, el dramaturgo expresó: “Muchos críticos saben que llevo años tratando de demostrar que soy un escritor popular, pero serio. A veces es verdad que lo que vende mucho es muy malo, por ejemplo 50 sombras de Grey es basura, porno para mamás”. En las mismas líneas en las que King se refirió a la novela de E.L. James, clasificó a otros escritores que alcanzan un alto umbral de ventas, como obras de calidad e importancia cultural, siendo, según el autor, el caso del literato y
filósofo italiana Umberto Eco y de la obra ‘La sombra del viento’, del español Carlos Ruiz Zafón. Manteniendo una postura similar, en una entrevista con The Guardian, el autor de novelas como ‘Carrie’ (1974); ‘El resplandor’ (1977); y ‘Eso’ (1986), entre muchas, se refirió a Crepúsculo de Stephanie Meyer, la cual rotuló como “porno adolescente’, agregando: “No se trata realmente de vampiros y hombres-lobo. Es acerca de cómo el amor de una chica puede tornar bueno a un tipo malo”. Stephen King se encontrará próximamente lanzando dos nuevos títulos, el primero de ellos, ‘Revival’, según Efe, se lanzará simultáneamente el 11 de noviembre en Estados Unidos por la editorial Scribner y en el Reino Unido por Hodder and Stoughton. La segunda novela del 2014 para el norteamericano, llevará por nombre ‘Mr. Mercedes’, la cual, de acuerdo a la información de su página web, se dará a conocer el próximo 3 de junio.
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Una de las pocas fotos de Badeulaire entra al Museo de Orsay Se pagaron unos 50 mil dólares por la imagen
El museo parisino adquiere una fotografía del autor de ‘Las flores del mal’, será mostrada a partir de noviembre próximo. PARÍS, FRANCIA (17/MAR/2014). Una de las pocas fotografías que existen del poeta maldito Charles Baudelaire (1821-1867) fue adquirida por el parisiense Museo de Orsay, que tiene previsto exponerla a partir de noviembre próximo, informa hoy la edición digital del semanario “L’Express”.
Todo apunta, según el semanario, a que se trata del autor de “Las flores del mal”. “L’Express” indica que se trata de una de las 15 fotografías conocidas del poeta, de ahí el interés del museo, que, según la revista, desembolsó la semana pasada 50 mil euros (unos 70 mil dólares) para hacerse con ella.
La pieza fue descubierta por el marchante parisino Serge Plantureaux, quien encargó una investigación para confirmar que n la foto, el célebre poeta apael hombre que aparece al fondo rece en segundo plano, asoman- de la imagen, del que solo se ve do tras un biombo, en un retrato de medio rostro, es efectivamente un hombre identificado como “Mr Baudelaire. Arnauldet”.
El Museo de Orsay sometió la decisión final al consenso de sus diferentes departamentos, que dieron luz verde a la compra de manera unánime. El centro tiene previsto presentar al público la fotografía dentro de una exposición titulada “Siete años de reflexión” con la que la pinacoteca expondrá algunas de sus últimas adquisiciones, precisó la revista.
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Fotógrafos desconocidos:
Juan Osorio
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otógrafos desconocidos, es aquí en donde aquellos que tienen talento pero no publico pueden mostrarse y charlar un poco acerca de su vida, sus pasiones y, claro está, su relación con la fotografía. Hoy continuamos con la cuarta edición de esta sección, entrevistando a un fotógrafo colombiano. ALTFoto - ¡Hola Juan! Para empezar, cuéntanos un poco acerca de ti. A que te dedicas, donde vives y que haces en tu tiempo libre. Juan Osorio - Hola. Soy fotógrafo y vivo en Bogotá (Colombia). La mayor parte de mi tiempo libre la uso viendo cine y escuchando música. Trato de verme al menos una película diaria. A - ¿Cómo empezaste con la fotografía? ¿Qué fue lo que te acercó a este mundo? JO - Empecé gracias al dibujo, en un principio quería ser pintor, pero con el pasar del tiempo descubrí la fotografía, ya después en la universidad descubrí que me gustaba pasar más tiempo en el laboratorio fotográfico que con la gente, llego un punto en el que incluso revelaba las fotos de mis compañeros solo para tener la excusa de pasar más tiempo ahí. Con el pasar de los semestres de la carrera —publicidad— em-
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pezaron a aparecer materias tales como Lingüística y Semiótica, las cuales me llevaron a afianzarme más con la fotografía, de manera tal que al estar próximo a acabar la carrera decidí no ejercer como publicista y dedicarme a la fotografía, a fin de cuentas siempre tuve en la cabeza que la creación era lo mío. A - Tu temática es difícil de definir pero a la vez increíblemente creativa. ¿Donde salen las ideas? ¿Cómo logras superar con cada fotografía lo bizarro de la anterior? JO - La verdad no creo que tenga una temática definida, todo funciona a través de la asociación libre de ideas y de la realidad que se me atraviesa en el camino. Es un universo de opciones las cuales voy observando de manera aleatoria y relacionando entre sí. La verdad no sé si alguna supera a la anterior, lo que me importa es manten-
erme fresco en el ojo del espectador, ser impredecible y quedar en la retina del espectador, tengo la firme convicción que si tus fotos no hablan por sí mismas es porque tus ojos son mudos. No me gusta seguir una línea recta, me gusta tener un espacio totalmente libre para poder desarrollar mi trabajo. A - Se nota que en cada imagen hay bastante producción. ¿Cuanto tiempo pasa entre que planeas una fotografía y la publicas en tu web? JO - Es una cuestión de llegar a la meta proyectada en la mente, en más de una ocasión he tenido que repetir una fotografía porque al final de la sesión he notado que no alcanzaba con fidelidad el concepto que tenía en la cabeza, a veces por cuestiones de iluminación o por dirección de arte y en otras ocasiones porque la persona escogida no terminaba de llenar mis expectativas
así que terminaba decidiendo que era necesario realizar otra sesión.
A - ¿Dónde buscas inspiración? ¿Cuál es tu fotógrafo favorito?
A - ¿Cuál es tu fotografía favorita? ¿Cómo la realizaste?
JO - Como dije antes veo mucho cine, drama, ciencia ficción, terror, suspenso, etc. Me gusta leer cuanto autor se me cruce en las manos, sobre todo Edgar Allan Poe y Charles Bukowski, también me gusta ver la obra de artistas plásticos sean tradicionales o contemporáneos. Aunque no me limito solo a eso, estoy abierto a todo lo que me pueda generar un clic para desarrollar un nuevo concepto.
JO - Tengo varias porque la mayoría son muy personales y tienen proyectado algo de mí, pero “Peligro censura poco objetiva” fue mi primera foto expuesta en una galería y la que dio inicio al resto de fotografías y a hacer que mi trabajo se desarrolle de la manera ustedes pueden ver. Me contacté con una amiga bailarina y le conté mi idea, ella a su vez me recomendó a un amigo que daba clases de danza contemporánea, me contacté con el, le conté mi idea y el paso siguiente fue comprar la pintura roja, mezclarla con agua y el resto ya es imagen.
A - Para terminar, ¿qué consejo te hubiese gustado recibir cuando estabas empezando con la fotografía? JO - Me hubiera gustado que me dijeran: Tus fotos serán tan buenas tanto como seas honesto con lo que quieres hacer y no dejes un solo día de tu vida sin oprimir el obturador (en la medida de lo posible) que se vuelva como respirar, sean fotos de calle, experimentos en estudio, de fiestas con tus amigos, reuniones familiares, de esta manera tu mente y tu ojo se mantendrán en forma para cuando llegue el momento de actuar. http://juanosorio.tumblr.com/
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Ojos rojos de agua Vanessa Acevedo El cielo gris, una caida en un charco, un zapato roto, un ruido sin sonido, una luz oscura y tenebrosa que veían esos muy seguidos ojos rojos de agua y sin brillo de Nanco. Esa mirada ahora perdida hacia la nada. ¡Oh Nanco! ¿cuánto has cambiado? parece que te hubieran robado parte de ti o que apostaste con el diablo tu esencia. La gente te hacia a un lado marchabas sola bajo aquel cielo gris. …el mundo ya no era parte de ti, y tú ya no eras considerada parte del mundo… Aún con tus ojos rojos de agua vagabas por este mundo hallándote en otro. Sabía que conocías que ya eras un vacío para la gente pero que tarde llegué para decirte que en mí no lo eras, cuando ya yacías sobre una silla y en aquel último instante pude ver al fin en esos ojos rojos de agua y ahora con brillo cuán maravilloso era tu mundo. […Cuán feliz era aquella chica al encontrarse morir en su mundo…]
Una verde-azulada canción Vanessa Acevedo Esa canción sabe bien sabe a más que noche sabe a ti a aquel sabor tan insinuante que aviva mis sentidos y que me desnuda hasta el alma. Esa canción... aquella canción que se pinta de verde y azul haciendo que hasta la luna se blanqueé desmedidamente deseando emular aquellos tonos desde la distancia. [Cuenta la historia que cuando las noches son más claras y la luna está grandota y luminosa es porque se ha blanqueado de envidia al querer pintarse de aquella verde-azulada canción]
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