1 minute read

Sobre funciones de la literatura

Sobre funciones de la literatura

Cuenta la leyenda (y si no es verdadera, es una buena ocurrencia), que en cierta ocasión Stalin preguntó cuántos regimientos tenía el Papa. Lo que sucedió en los años siguientes son importantes en determinadas circunstancias, por no lo son todo. Hay poderes inmateriales, que no se pueden evaluar a peso, pero que de alguna manera pesan.

Advertisement

Estamos rodeados de poderes inmateriales que no se limitan a los que denominamos valores espirituales, como puede ser una doctrina religiosa. Es un poder inmaterial también el de las raíces cuadradas, cuya ley severa sobrevive a los siglos y a los decretos, no sólo de Stalin, sino incluso del Papa. Y entre estos poderes yo incluiría también el de la tradición literaria, es decir, el de ese conjunto de textos que la humanidad ha producido y produce no con finalidades prácticas (como llevar registros, anotar leyes y fórmulas científicas, redactar actas de sesiones o disponer horarios ferroviarios) sino más bien gratia sui, por amor de sí mismos; textos, además, que se leen por deleite, elevación espiritual, ampliación de conocimientos, incluso por puro ocio, sin que nadie nos obligue a hacerlo (si prescindimos de las obligaciones escolares).

Es verdad que los objetos literarios son inmateriales sólo a medias, porque se encarnan en vehículos que suelen ser cartáceos. Pero antaño se encarnaban en la voz de quien recordaba una tradición oral, o en una piedra, y hoy discutimos del futuro de los libros electrónicos, los e-books, que deberían permitirnos leer tanto una recolección de chistes con la Divina Comedia en una pantalla de cristal líquido. Aviso enseguida que no pienso demorarme aquí en la vexata quaestio del libro electrónico. Yo pertenezco, naturalmente, a los que prefieren leer una novela o un poema en un volumen cartáceo y siempre me acordaré de las señales que tenía el libro o incluso de lo manoseado que estaba. Pero me dicen que existe una generación digital de hackers que, no habiendo leído un libro en su vida, ahora con el libro electrónico se han acercado y saboreado por primera vez el Quijote. Tanto mejor para su mente y tanto peor para su vista. Si las generaciones futuras consiguen tener una buena relación, psicológica y física, con el libro electrónico, el poder del Quijote no cambiará.

(Eco, U., 2002. Sobre algunas funciones de la literatura. pp. 9-10)

This article is from: