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Eco, Umberto

Eco, Umberto

(Mordzinski, D., 2008)

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Eran los primeros días del año 1932, en todos lados y en todo momento nace una nueva persona, sin embargo, fue el quinto día del año que Italia, específicamente Alessandria, vio nacer a un gran novelista y semiólogo, Umberto Eco.

Llenándose de estudios y pensamientos dedicó su vida a las letras y la enseñanza, con la publicación de varios ensayos, artículos y hasta textos literarios que le dieron cada vez más reconocimiento. Una de sus obras, El nombre de la rosa, fue de las más reconocidas en Europa a partir de su publicación, 1980, y que llegó a formar parte del mundo del cine años después, pasando de lectores a espectadores que pudiesen apreciar el análisis bíblico y la teoría literaria que Eco compartió a través de sus palabras.

Pareciera que la dedicación a las letras resultan únicamente literarias, pero sus investigaciones, enseñanzas de filosofía y semiótica y publicaciones en periódico local de su país natal demuestran el amplio aprendizaje que este autor recuperó a través de los años.

Renate Ramge, profesora de arte alemana cautivó el corazón de Eco y, después de casarse, tuvieron dos hijos; un apartamento en Milán los acogía y, dentro de este, una biblioteca llena de diferentes volúmenes. Tristemente, hacia el año 2016, el 19 de febrero, el cáncer de páncreas le dio el último aliento a Eco dentro de su casa, dejando esa biblioteca con un lector menos en este mundo (Thomas, C., 2020).

En Sobre algunas funciones de Literatura es importante observar cómo Eco va enlazando ideas y ejemplificando con varias obras literarias, personajes y autores que ayudan a dar contexto de sus ideas. Incluso, si el lector desconoce de alguno de los ejemplos mencionados, Eco otorgará un breve acercamiento para generarle expectativa al lector sobre su historia u obra.

La lectura como poder inmaterial llega a pesar y sobrepasa generaciones, además de medios. Desde la voz hasta las palabras plasmadas en papel o representadas en obras de teatro o videos cinematográficos, junto con esto vamos creando una tradición literaria y, si la práctica continúa, futuras generaciones disfrutarán de la tradición y la alargarán de igual forma.

Eco nos hace analizar con más profundidad no únicamente la lectura, sino también los mundos que la lectura genera, los personajes que crea, los contextos en los que viven, o en los contextos que los personajes van viviendo a través de su migración a diferentes historias o interpretaciones. Nos hace reflexionar sobre la lengua y la intención que el autor posiblemente le dio a sus palabras, al intercambio de éstas, al desarrollo de la tradición, de la comunidad, de la individualidad.

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