A Vencer n°1- prensa de Venceremos Partido de Trabajadorxs

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Editorial

Sumario Noviembre 2017

ESPECIAL LANZAMIENTO

EDITORIAL

Unidad para la revolución

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EL PLAN DE REFORMA MACRISTA

Construir resistencia contra el ajuste

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NACE VENCEREMOS

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NACE VENCEREMOS

Voces de nuestras compañeras y compañeros

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DESPUÉS DE OCTUBRE

Fortalecer y Ampliar Poder Popular

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Contacto FACEBOOK.COM/VENCEREMOS WWW.VENCEREMOS-ARG.ORG VENCEREMOS.ARG@GMAIL.COM VENCEREMOS

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los sueños, jalona. Los tiñe de horizonte y de manzanas, y como se dice en un canto, repartidas y compartidas por la humanidad toda. El futuro, hablamos de eso, nos clava el espolón como gallo de riña, bien ahí, para que no olvidemos que nunca hay que estarse quieto, nunca esperar. El futuro no es capricho: es vigilia y es encuentro. No es para nosotros una cáscara vacía. No es otra cuchara con el mismo jarabe. No es mesiánico, ni individual. Es colectivo, es preciso, necesario y seguro. Sabemos que no está a la vuelta de la esquina; no idealizamos. Aprendimos que es construcción firme, que es estrategia, y por ende, es disputa por el poder real y no formal. Es estrella, para cuando la noche se hace fuerte. Es presente de lucha. De una larga lucha que nos encuentra en el movimiento obrero, en los frentes territorial y antirrepresivo, en la juventud, en la fábrica, en el movimiento de mujeres y disidencias. Es también y en gran medida un proceso de unidad. Unidad porque las tareas son muchas y son enormes. Es unidad en el pensamiento y en la acción, es praxis. No es ocasional ni oportunista. La unidad que forjamos los distintos destacamentos que confluimos en Venceremos es programática y parte de nuestras profundas necesidades y aspiraciones como clase. Es unidad para enfrentar el ajuste y la carestía de la vida, para enfrentar las reformas laborales y educativas que implican más ganancia para los patrones y más precarización y miseria para el pueblo trabajador. Es la unidad que requerimos para enfrentar el gatillo fácil de la cana y a la trata que se lleva a nuestros pibes y pibas de los barrios populares. Es unidad para enfrentar la represión que se llevó a los nuestros: Carlos, Mariano, Santiago. Es unidad para ganar la calle, que nunca abandonamos porque en ese terreno el pueblo, históricamente, hace la diferencia.

Es unidad con la historia de nuestras luchas. Es la necesaria unidad de las y los revolucionarios con su pueblo, como nos enseñara el Che, sabiendo que sin las masas populares no es posible un cambio de raíz, sabiendo que sin un cambio en la conciencia de los hombres, mujeres y disidencias no es posible un cambio definitivo de las condiciones de vida que nos impone el capitalismo. Es la unidad necesaria entre las rebeliones de nuestra tierra y las rebeliones del mundo. (Que el enemigo es más bien importante como para agarrarlo de a pocos, de pocas). Pero también es saber posible que no hay ningún enemigo invulnerable. Es certeza. Certeza de que nuestros pueblos vencerán, uno a uno –como decía en otro canto, el mismo poeta- y llenarán las calles con “sus firmes y frescas dimensiones”. Y así como fue inconmensurable la gesta libertadora de San Martín y su ejército de pueblo hecho y de pie, serán las luchas venideras por la segunda y definitiva independencia. Así nos nutren los heroicos compañeros y compañeras que en los ‘60 y ‘70 se enfrentaron a la represión organizada, al terrorismo de estado, a los gendarmes de la muerte. Es la certeza de que no nos olvidaremos ni un instante de los 30.000 compañeros y compañeras, detenidos, desaparecidos. Ni tampoco descansaremos hasta ver a todos los verdugos presos. Nos nutren las savias de un árbol gigante de luchas, de Cordobazo y de Trelew, de Cutral-Co, Mosconi y la Rebelión Popular del 2001. Nos arde rojo el Junio de Maxi y de Darío, tan rojo y tan vivo que dan vergüenza las sillas. Y cada pelea que demos hoy será un aporte para las batallas de mañana. Cada freno que le pongamos a la avanzada neoliberal, nos dejará en mejores condiciones para pelear mañana contra cualquiera sea la versión (“seria”, “buena”, “piola”) del capital, que es siempre padecimiento para los y las de abajo. Cada defensa que levantemos contra el imperialismo

hoy, nos pondrá en mejores posiciones mañana para enfrentarlo con un solo puño. Cada compañera que se empodere hoy, sera imprescindible. Porque es y será la autora de puño y letra de la caída del patriarcado mientras que los varones asumen la tarea de renunciar a sus privilegios. Y empezamos así a construir ese futuro que empezarmos a configurar hoy y ayer. No lo dudamos ni un segundo. Y cada laburante, cada trabajadora que se organice hoy irá empujando al abismo a este sistema de hambre, de opresión y de desigualdad en el que vivimos todas y todos. En esta secuencia espiralada de luchas, defensivas u ofensivas, políticas o económicas, queremos dejar nuestro aporte militante, nuestro proyecto vital, clasista, de izquierda, que sueña y construye en su vigilia con ver concretada una revolución social para que toda la podredumbre capitalista se desvanezca en el aire y aflore un sistema de relaciones humanas, donde el hombre y la mujer sean, como debe ser, la medida de todas las cosas: el socialismo. Nace Venceremos, Partido de Trabajadorxs. Es nuestra consigna, compañeras y compañeros, es nuestra brújula para el día, para los caminos a recorrer. Es horizonte compartido. Es nombre, es tiempo y es acción: es bandera. Entonces ¡A vencer, por todas y todos los oprimidos de esta tierra, a vencer por todos los y las pobres del mundo, por todos los explotados/as, por cada uno y cada una de nuestros hermanos y hermanas originarias expulsadxs de sus tierras, a vencer. para que de una vez por todas la tortilla se vuelva, y todo sea como lo soñamos, a vencer por los pueblos de América Latina, por la revolución y el socialismo!


El plan de reformas macrista

Tras la victoria electoral, el oficialismo acelera las reformas neoliberales que ya tenía en carpeta. Avanza así en la modificación de aspectos centrales para la acumulación del capital: reforma laboral, impositiva, previsional, en salud y educativa. Un paquete antiobrero y antipopular acompañado de aumento de tarifas y un cambio en las competencias de las Fuerzas Armadas que le permita al Ejecutivo desplegar la represión necesaria para imponer el ajuste.

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odeado de gobernadores, la dirigencia empresarial, sindical y religiosa, Mauricio Macri presentó el pasado 30 de octubre el paquete de reformas que enviará al Congreso una vez que se efectivice la nueva composición. Será un “amplio Acuerdo Nacional” que emula al nefasto Gran Acuerdo Nacional de Lanusse. Fiel a sus raíces, el macrismo plantea una reestructuración completa de las relaciones de producción, en función de las necesidades de grandes empresarios y organismos internacionales y voceros del imperialismo norteamericano como el FMI, Banco Mundial y OCDE.

Reforma Laboral Uno de los objetivos centrales para “mejorar la competitividad” en la producción local e incrementar las ganancias patronales es producir una modificación significativa en la correlación de fuerzas entre el Capital y Trabajo en línea con la reforma aprobada en Brasil. Lejos de avanzar solo por sectores, el corazón de la reforma es un proyecto de 140 artículos (de los cuales 30 refieren a “Relaciones individuales de trabajo”) que modifica la Ley de Contratos de Trabajo y virtualmente suprime derechos que barren con conquistas históricas de la clase obrera. Uno de los puntos centrales es la reducción de indemnización por despidos sin causa o trabajo no registrado, achicando además el monto para calcular el resarcimiento y excluyendo el aguinaldo, las horas extras, las comisiones, premios y bonificaciones. En el mismo sentido, se postula la creación de un “Fondo de cese laboral” integrado por aportes patronales, habilitando despidos sin causa y eliminando la lógica disuasiva de la indemnización. Lo mismo con la creación del llamado “banco de horas” que anularía las horas extra flexibilizando la jornada laboral. Esta reforma también implica mayor precarización y tercerización laboral, incremento de los ritmos de explotación y omisión de las enfermedades laborales. Por otra parte, el gobierno avanza en una reforma judicial con una virtual disolución del fuero laboral. El macrismo cuenta con el apoyo del arco político patronal: gobernadores, buena parte del peronismo y también la burocracia sindical. El oficialismo no tiene mayoría propia en el Congreso por lo que se valdrá del aval de estos sectores. La CGT dará su visto bueno para entregar mansamente los convenios colectivos de trabajo, aunque pida modificaciones “en la letra chica”. Comprados por el dinero de las obras sociales y acobardados por los “carpetazos” judiciales del gobierno, no están dispuestos a llevar adelante un plan de lucha consecuente. Por otro lado, la imagen de De Vido y Boudou presos sin sentencia firme es un mensaje sin ambigüedades para aquellos sectores de la oposición burguesa que quieran impugnarlo.

Una reforma tributaria al servicio de la Bolsa El gobierno también presentó una propuesta de reforma impositiva con la reba-

ja en Ingresos Brutos y Ganancias que sería compensada con un gravamen a la renta financiera, lo que en realidad resulta una falsedad. Se tributaría recién a partir del $1.400.000 pesos para tenedores de bonos pero los fondos de inversión seguirán sin ser gravados y, por el contrario, al igual que las trasnacionales tendrán mayor libertad en el giro de divisas a sus casas matrices. El plan anunciado por el oficialismo seguirá cubriendo el déficit fiscal con deuda, incluso para los intereses que genera esa deuda en un circuito de final ya conocido a la larga. Sin embargo, la verdadera sorpresa de la reforma ha sido la oposición que provocó en un sector de gobernadores. Esta gravará productos de fabricación local mientras se liberan o disminuyen los impuestos a los productos importados provocando la protesta incluso de gobiernos provinciales aliados al macrismo: Cornejo en Mendoza, se opone al impuesto del 10 % sobre el vino, y Bertone en Tierra del Fuego, donde la liberación de derechos de importación a productos electrónicos repercutirá en una importante disminución de la actividad económica que genera el 30% del PBI provincial. Más allá de su alineamiento con Cambiemos, el incremento del desempleo generará sin dudas pobreza y mayores niveles de conflictividad social.

Y sigue nomás… El paquete neoliberal incluye también una rebaja en jubilaciones y pensiones al pasar su actualización por índice inflacionario y no de la recaudación. La modificación de las escalas de la movilidad, que en la actual ley se realiza dos veces por año se haría de manera trimestral. Del mismo modo, se busca hacer converger todas las edades de jubilación (ignorando las tareas de riesgo o insalubres) y abrir la puerta a su extensión “en forma optativa”. Dentro de este plan, el gobierno espera implementar una reforma del sistema de salud, cuya prueba piloto tiene lugar en Mendoza, con la implementación de la Cobertura Universal de Salud (CUS) que implicaría garantizar una serie de prestaciones básicas que luego deberían complementarse en forma arancelada. Esto cambiaría la propia lógica del sistema de salud nacional que, aún con su abandono y vaciamiento, contempla la contención de toda la población en sus hospitales públicos y centros de salud. Bajo la misma lógica y tal como lo ha hecho desde el comienzo de su gestión, el gobierno avanzará contra el sector público. Desde el ministerio de Modernización se anticipa una nueva ola de despidos que, además, el Ejecutivo reclama tenga su correlato en las provincias. Las reformas laboral, previsional y en sa-

lud requieren de su complemento en el plano educativo para forjar la mano de obra precarizada para ese mercado laboral. Tanto con el Plan Maestro como con la Secundaria del Futuro ponen la educación pública al servicio de las necesidades del mercado, con una lógica completamente neoliberal. Así, se aprestan a completar también en términos ideológicos esta profunda regresión social.

Fuerzas Armadas Las reformas del macrismo se extienden también a las fuerzas armadas. Desde el comienzo de la gestión se avanzó y pretendió cuestionar la política de DDHH en nuestro país en una reivindicación más o menos abierta del terrorismo de estado. Sin embargo, dichos intentos, como la aplicación del 2 x 1 en delitos de lesa humanidad, debieron enfrentar el masivo repudio popular y al menos por el momento, no han logrado concretarse del todo. Incluso, la desaparición forzada de Santiago Maldonado y su posterior aparición sin vida por clara responsabilidad de la Gendarmería bajo órdenes del Ministerio de Seguridad provocaron grandes movilizaciones populares que han sido la principal garantía para que no se imponga el operativo de encubrimiento promovido desde el gobierno. Para blindarse para la nueva etapa, el oficialismo impulsa un proyecto de modificación del decreto reglamentario que limita el accionar militar solo ante la agresión externa, habilitando la disposición de las FFAA ante “agentes de naturaleza no militar”, denominados comúnmente como “nuevas amenazas” . De esta forma, autorizaría la participación de las tres fuerzas ante agresiones externas, incluidos eventuales ataques “terroristas” (¿que podrían ser del RAM contra las tierras de Benetton por ejemplo?). En el plano de la llamada “Ciberdefensa” se plantea una mayor “integración” de la Agencia Federal de Inteligencia y el Ministerio de Seguridad con las FFAA. Otro de los puntos fundamentales de la reforma permitiría a las Fuerzas Armadas ocupar “objetivos de interés estratégico” en el territorio nacional, que hoy permanecen a cargo de las fuerzas como Gendarmería y Prefectura. El objetivo, es liberar efectivos destinados a tareas de vigilancia en centrales eléctricas o nucleares, reparticiones

estatales u otros establecimientos, para que intervengan en operaciones amparadas por la ley de Seguridad Interior (en coincidencia justamente con el anuncio de privatización de seis de estas centrales). De esa manera, el Gobierno podría continuar como hasta ahora operando en bases irregulares como en la estancia de Benetton en Chubut. Todo ello acompañado de la compra de armamento – sólo para la fuerza aérea se gastarían 160 millones de dólares-, nuevos ejercicios de adiestramiento y maniobras con otros países. Asimismo, la reforma en la Ley de Defensa habilitaría el ingreso y ejercicios en territorio nacional de tropas extranjeras.

La resistencia y la esperanza en tiempos difíciles Necesitamos salir a las calles a enfrentar este paquete de reformas y este proyecto de sociedad que quieren imponernos. No podemos renunciar como pueblo a derechos que hemos ganado con la sangre de tantos y tantas. No podemos resignarnos a este futuro de miseria y explotación. Debemos paciente y tenazmente organizarnos en cada lugar de trabajo, en los barrios, en las escuelas y universidades y dar también la disputa ideológica para desmontar la visión hegemónica que desde los medios se pretende instalar como sentido común. Desde abajo, apremia forjar en las calles la unidad que nos permita resistir esta avanzada mientras desarrollamos la unidad de las fuerzas anticapitalistas y revolucionarias por una salida de fondo para los problemas de nuestro pueblo trabajador. Lejos del derrotismo que algunos sectores manifiestan ante el actual escenario político, redoblamos nuestros esfuerzos, multiplicamos nuestra entrega, por más organización para derrotar al macrismo. Sin negar las dificultades del tiempo que nos toca, salimos a pelear sabiendo que, como dijera el gringo Tosco “el futuro es de nuestro esfuerzo, de nuestro trabajo, de nuestra esperanza. Esos que estén dispuestos a luchar, esos triunfarán”.

PORQUE ESTAMOS DISPUESTOS y DISPUESTAS A LUCHAR, ¡VENCEREMOS!

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Hijas e hijos de la rebeldía Sobre el fuego aún encendido de la Rebelión Popular de 2001 se forjaron nuestras organizaciones políticas. Eran -ya entonces- el fruto de años de militancia en las barriadas humildes, en organizaciones antirrepresivas, en el movimiento estudiantil, en los lugares de trabajo. Aportamos, como tantos/as, a las luchas del movimiento popular que fueron creciendo desde mediados de los 90’. Las que pusieron en jaque al neoliberalismo menemista y luego se ampliaron para dar por tierra con el gobierno de De la Rúa y Cavallo. Así, curtidos en años de apatía y derrotismo neoliberal, aprendimos a forjar desde abajo la rebelión, a transformar la indignación en lucha organizada, y vimos cómo de la noche negra fue surgiendo la dignidad de los nadies hecha piquete, movilización, levantamiento popular. La Rebelión Popular de 2001 fue una gran demostración de la capacidad que tiene un pueblo para enfrentar al poder de turno, y plantear su propia agenda. Esa experiencia trajo también muchas lecciones. Estaban a la vista el alto grado de espontaneidad del movimiento popular, la ausencia del movimiento obrero ocupado organizado como actor protagónico, los límites de las organizaciones existentes de la izquierda para empalmar con el proceso en curso y desarrollarlo de forma progresiva. Muchos de esos elementos fueron centrales para sacar conclusiones propias e iniciar un camino de consolidación política: trabajando para que la militancia desde las bases se vaya expresando en organización política; fortaleciendo cada vez más una orientación hacia el movimiento obrero; y aportando a la construcción de una izquierda que no tenía visibilidad en nuestro país y que supone la recuperación de todo un vector de la experiencia revolucionaria. Esa perspectiva política redundó en el desarrollo de diversas organizaciones políticas que confluyeron en Izquierda Revolucionaria y en la Organización Política Hombre Nuevo, cuya fusión hoy da nacimiento a Venceremos. Cuando el kirchnerismo pretendió ser el heredero de las jornadas del 20 de diciembre, fuimos claros. Sin ignorar ni menospreciar aquellos elementos que significaron mejoras para nuestro pueblo, planteamos que la dependencia y la miseria no podrían resolverse por medio del soñado “capitalismo en serio”. Fuimos consecuentes en la lucha por los derechos de la clase trabajadora y el pueblo pobre, sosteniendo la movilización, disputando con las burocracias sindicales, nutriendo el ascendiente movimiento feminista, y enfrentando la represión del Estado.

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Al calor de esas peleas impulsamos junto a valiosos compañeros y compañeras, distintas herramientas para la lucha popular: delegados y delegadas antiburocráticos en la clase obrera, juntas internas combativas, sindicatos recuperados, organizaciones de trabajadores y trabajadoras precarizados en las barriadas humildes, organismos antirrepresivos, organizaciones feministas, corrientes juveniles, centros de estudiantes y corrientes estudiantiles, herramientas culturales. Todo ello fue confluyendo y creciendo por distintos puntos del país, en Mendoza, en Neuquén, en Córdoba, en San Luis, en Santa Fe, en Buenos Aires, y sigue ampliándose cada vez más. Nuestra militancia política, además, está desde hace mucho ligada a una vocación frentista. Atravesamos numerosos frentes de conjunto con otras organizaciones, para desarrollar alternativas políticas más amplias y unitarias. Con ese bagaje llegamos a este año compartiendo el impulso de la Corriente de Izquierda Poder Popular con militantes y organizaciones compañeras, saliendo a las calles, dando también la disputa en el plano electoral –en las listas del FIT- y aportando, de esa forma, para avanzar hacia una alternativa política de masas para la clase trabajadora y el pueblo. Sobre esa experiencia militante, que

empalma con la historia viva de nuestro país y sus luchas, nos pertrechamos de un bagaje político e ideológico, poniendo en el centro la perspectiva de emancipación de la clase trabajadora y actualizando nuestros balances sobre un proyecto revolucionario para nuestro país. Recuperamos las experiencias más valiosas que nos antecedieron en este suelo y en el continente, aprendiendo de los aportes que a lo largo y ancho del globo desarrolló la clase obrera y sus organizaciones revolucionarias, y ello da forma hoy a Venceremos.

Nuestras certezas, nuestros sueños Nuestro proyecto es el futuro. Porque este presente de explotación y opresión que nos presenta el sistema actual no da ni puede dar respuesta a las necesidades más vitales y profundas de nuestro pueblo trabajador. Por eso somos revolucionarios, por eso socialistas. Porque el socialismo que vendrá de la lucha de la clase trabajadora y el pueblo, es lo que aún falta realizar. No es neoliberalismo ni “capitalismo con rostro humano”. Es una creación heroica -como diría ejemplarmente José Carlos Mariátegui- que se hará con manos obreras, con manos de pueblo. Nuestro proyecto es el futuro, es el socialismo. “A esta palabra, -decía con claridad el mismo Mariátegui- agregad, según los casos,

todos los adjetivos que queráis: ‘antiimperialista’, ‘agrarista’, ‘nacionalista-revolucionaria’. El socialismo los supone, los antecede, los abarca a todos”. De eso se trata, justamente. Un socialismo en donde quepan todos los mundos. A donde confluyan la lucha de la clase obrera y del pueblo pobre, la lucha antiimperialista y feminista, la lucha contra el racismo y por un mundo sin ningún tipo de opresión ni explotación. Un socialismo que es ante todo, esencialmente humano como lo expresaba nuestro querido Guevara. Por eso, nos recordaba el Che, “El socialismo económico sin la moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria pero al mismo tiempo luchamos contra la alienación”. Porque el socialismo, que es superación de la explotación, del dominio del capital sobre las amplias mayorías, debe ser un campo fértil para forjarnos como personas nuevas. La recuperación de una izquierda revolucionaria que se apropia de esta perspectiva humanista y latinoamericana, fue durante mucho tiempo una tarea pendiente en nuestro país. Mientras las corrientes mayoritarias de la izquierda rechazaron parte importante del enorme bagaje revolucionario y socialista que hay en nuestro país y continente, fueron en más de una oportunidad corrientes reformistas, o directamente capitalistas, las que buscaron apropiarse –falseándola- la herencia dejada por las y los mejores hijos e hijas de la revolución y sus luchas. Pero el camino revolucionario para conquistar el socialismo ha sido marcado de forma indeleble en nuestro suelo y es menester ponerlo en el centro de nuestro pensamiento y nuestra acción. Los pueblos de Nuestra América han conquistado su lugar en la historia viva de la lucha contra las opresiones y por la liberación nacional y social. Por ello, también recogemos la experiencia de nuestros pueblos originarios en su lucha infatigable contra la opresión colonial que impuso la invasión europea. Levantamos las banderas de la gesta independentista: la unidad continental por la Patria Grande latinoamericana y la lucha por la igualdad que enarbolaron nuestros/as primeros/as patriotas de principios del siglo XIX. Por su parte, la revolución socialista cubana supo marcar un camino profundo, que empalmaba las mejores tradiciones de lucha anticolonial y antiimperialista –sintetizada en el ejemplo de José Martí-, con la perspectiva anticapitalista planteada para América y el mundo, que abrevaba –a su vez- de la enorme gesta revolucionaria encabezada por los bolcheviques en Rusia. De esa experiencia fue nada menos que el Che Guevara -el más enfático defensor del marxismo, del internacionalismo y del socialismo- quien se volvió ícono para toda una generación de revolucionarios/as. A cambiar todo lo que deba ser cambia-


do se volcaron, por la senda del Che, miles y miles de revolucionarios y revolucionarias, alcanzando el momento más alto de la lucha de clases en nuestro continente. Allí estuvieron, entre otros, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) chileno, impulsando la organización de pobladores, trabajadores/ as, campesinos/as y estudiantes, aportando al desarrollo de los cordones industriales que lograron la mayor acumulación de poder revolucionario de la historia chilena, y asumiendo la defensa político militar de esa experiencia de masas que bregaba por el socialismo. Así también, en nuestro país, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) jugó un rol central en el proceso de radicalización revolucionaria, desarrollando la lucha obrera, la lucha popular, la lucha campesina, articulándose con la lucha armada, promoviendo organismos frentistas de masas como el Frente Antiimperialista y por el Socialismo (FAS), y esbozando así, una estrategia integral para la conquista del poder y el socialismo. Se trató de una propuesta partidaria que aportó y se nutrió de lo más avanzado del movimiento de lucha: el movimiento estudiantil, los sacerdotes del Tercer Mundo, las Ligas Agrarias y las experiencias obreras como el Cordobazo, el Viborazo y los demás levantamientos populares, el sindicalismo de liberación de Agustín Tosco y el Clasismo de Sitrac Sitram, el Villazo y las Coordinadoras Interfabriles de 1975. Caminando por este cauce, el enorme bagaje de luchas de la clase obrera y los sectores humildes del pueblo a lo largo de la historia y en los más diversos puntos cardinales nos dejó en claro, con el aporte invalorable de Marx y Engels, de Lenin y Trotsky, y de muchas experiencias latinoamericanas, que es fundamental promover la construcción de Partido para aportar a consolidar la energía del pueblo trabajador en una perspectiva revolucionaria. Se trata, ni más ni menos, de sintetizar la unidad práctica y política de militantes obreros y populares que luchan diariamente por el triunfo de la revolución y el socialismo. De una militancia que asume los retos de construir una estrategia revolucionaria para nuestra época y nuestro suelo, y que se predispone a llevarla a cabo aportando nuestro esfuerzo a cada uno de los pasos tácticos que hoy son fundamentales para avanzar en una perspectiva de poder. Construimos un partido para la revolución. No creemos –como se ha extendido lamentablemente entre nuestra izquierda- que exista un único partido, ni uno solo “verdaderamente revolucionario”. Esa concepción “autoproclamatoria” es nociva, porque promueve una lógica sectaria y de competencia a cualquier costo, que redunda en una mayor fragmentación en la izquierda, fruto de la enorme dificultad para desarrollar políticas unitarias sobre los puntos comunes que atraviesan a toda la izquierda anticapitalistas y al campo popular. Venimos sí a poner en pie un Partido de Trabajadores y Trabajadoras, que recupera a una corriente y trayectoria fundamental para nuestra revolución, y que hasta el momento estaba desdibujada en el campo de la izquierda argentina. Nuestros balances, nuestro aprendizaje, nuestras experiencias de construcción y de lucha, las ponemos al servicio de la pelea común de nuestro pueblo trabajador para lograr la completa y definitiva emancipación. Con esa vocación y convicción nace nuestro Partido.

Si el presente es de lucha, el futuro es nuestro El escenario en el que nos toca dar batalla es difícil. La avanzada neoliberal, que se expresa en gran parte de América

Latina y el mundo, tiene un capítulo relevante en nuestro país, a partir del ascenso de Cambiemos al poder y su reciente consolidación como fuerza nacional que aspira a una presencia prolongada. La agenda del gran capital está a la vista. La reestructuración de las relaciones capital-trabajo para reimpulsar al empresariado que opera en nuestro país a partir de un salto en sus ganancias, tiene como contraparte un ataque claro a la clase trabajadora y a los sectores populares. Se expresa, entre otras cosas, en flexibilización laboral, reformas promercado en la educación y la salud, ataque a las condiciones de vida del pueblo por medio de aumento de tarifas y servicios públicos. Y es acompañada, además, por una campaña ideológica en defensa de la salvación (“progreso”) individual, que rescata la lógica empresaria y del poder, que se opone a las demandas del movimiento de mujeres y disidencias sexuales, que se emparenta con la derecha internacional y el imperialismo, que brinda impunidad a los represores de la dictadura (y de la democracia), y que niega y ataca la lucha popular. Enfrentar los ataques del proyecto neoliberal y aportar a la construcción de una salida de fondo para el pueblo trabajador, son las tareas fundamentales que se nos plantean ante ese escenario. Llegamos acá con la experiencia y las conclusiones que nos dejan los 12 años kirchneristas. La predisposición genuina de amplios sectores populares a dar respaldo a un proceso político que enfrente al neoliberalismo se chocó con los límites insalvables de un “proyecto nacional” que, aún con sus logros, nunca se planteó ir a fondo. Muchos de los empresarios que “se la llevaron en pala” en los años kirchneristas, se montaron sobre esa recomposición institucional para ir por más, dando su aval ahora al avance brutal del capital sobre el trabajo. La defensa de ese “capitalismo en serio”, implicó necesariamente, la promoción y respaldo de medidas antipopulares, como la represión a los sectores que luchan (proyecto X, Ley antiterrorista, asesinato de Mariano Ferreyra), el desarrollo de un modelo extractivista que dio lugar a la rapiña de las multinacionales mineras y enriqueció al campo con la soja, el respaldo férreo a las burocracias traidoras, el sostenimiento de índices altos de pobreza y de precarización laboral, además del evidente enriquecimiento personal de muchos de sus funcionarios. Llegamos también con un balance sobre la importancia, y a su vez los límites que tiene nuestra izquierda. Por una parte, la izquierda en nuestro país arrastra un extremado electoralismo y grandes dificultades para confluir de forma cotidiana en las luchas y construcciones obreras y populares. Incluso en el terreno electoral - uno de los puntos más avanzados en términos de intervención unitaria-, las prácticas mezquinas y la exclusión de muchas otras experiencias de izquierda marcan los enormes límites. Aún así, por otra parte, la izquierda ha logrado afirmarse como una expresión política alternativa a las distintas variantes capitalistas. Y lo viene haciendo con protagonismo en las luchas populares a lo largo de los distintos gobiernos, y sosteniendo la necesidad de una perspectiva socialista, para la transformación radical de esta sociedad. Sobre estas condiciones, nuestro Partido nace con la voluntad de aportar al desarrollo de la lucha de nuestro pueblo trabajador y su cristalización en alterna-

tiva política, algo que sólo puede hacerse a partir de la experiencia, codo a codo con el pueblo en las calles. En primer lugar, consideramos fundamental enfrentar la avanzada neoliberal actual por medio de la más amplia unidad de acción en las calles. La defensa de las conquistas populares implica la intervención conjunta de miles y miles de trabajadores y trabajadoras, de amplios sectores populares, atravesados por sus diversas visiones políticas, pero hermanados en una lucha común para poner freno al ataque que sufre nuestra clase y nuestro pueblo. En este marco, desde Venceremos, nos volcamos con fuerza al desarrollo de la organización y la lucha del movimiento obrero, cuyo rol es central en las luchas actuales y las por venir. Su peso y perspectiva será central tanto para contener la avanzada neoliberal, como para forjar una alternativa política de cambio profundo en nuestro país. Asimismo, continuaremos aportando al avance del gran movimiento de mujeres y disidencias, que viene creciendo en nuestro país y a nivel mundial, enormemente. Nos planteamos la construcción del feminismo revolucionario que se disponga en las calles y desde una perspectiva de clase a arrancar todos los derechos negados desde hace siglos a las mujeres y disidencias sexuales, con la profunda certeza de que sin feminismo no habrá socialismo. Para aportar al desarrollo de una alternativa política de la clase trabajadora y el pueblo que cuente con el respaldo de amplios sectores de masas, es fundamental promover experiencias unitarias en el marco de la izquierda y el campo popular. Por eso, como Venceremos, promovemos

el desarrollo de una herramienta frentista, junto a activistas y organizaciones compañeras, como es Poder Popular, y por eso desde allí también bregamos para construir propuestas unitarias en los distintos planos de la intervención política. Con estas convicciones, y entendiendo la importancia de construir un Partido de Trabajadores y Trabajadoras que se proponga empalmar con las mejores tradiciones de lucha revolucionaria que nos antecedieron, nos volcamos a construir Venceremos, seguros de que haremos nuestro aporte a la lucha por la emancipación definitiva de las y los trabajadores y el pueblo. Renovados y fortalecidos por este proceso unitario que llevó a la fusión e Izquierda Revolucionaria y Hombre Nuevo, concientes de los enormes retos que tenemos por delante para aportar a la liberación de nuestro pueblo trabajador, salimos a las calles a dar batalla cada día. Flamean ya nuestras banderas. En negro y rojo como las insignias que levantaron los más destacados procesos revolucionarios de nuestro continente; con el celeste de nuestra patria cuyas experiencias de lucha deben empalmar con la perspectiva socialista para lograr una verdadera y definitiva emancipación; con la guía del Che y su estrella de cinco puntas que lo acompañó por el mundo llevando su mensaje revolucionario; nuestra bandera sintetiza los sueños de revolución y felicidad para nuestro pueblo trabajador, y a su cumplimiento daremos todo nuestro esfuerzo.

Lucharemos, cada día. Hasta la victoria, siempre. Y VENCEREMOS

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Después de Octubre

Pasaron las elecciones legislativas con un importante triunfo del macrismo en todo el país pero signada, a su vez, por una significativa elección de la izquierda que plantea distintos desafíos. En ese marco, desde Poder Popular realizamos nuestra primera intervención electoral en las listas del FIT. Aportamos en esta nota algunos elementos de balance y tareas hacia adelante.

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esde fines del año pasado con el acto en Unione e Benevolenza dimos impulso a la conformación de una Corriente de Izquierda que significara un salto en nuestra intervención política como organizaciones, especialmente en el terreno electoral, alrededor de una clara definición de independencia política y orientada a promover la unidad de la izquierda en pos de desarrollar una alternativa anticapitalista de la clase trabajadora. Desde ese lugar, y aún conscientes de todas las limitaciones de ese espacio, defendimos participar en las listas del Frente de Izquierda y de los Trabajadores por considerarla actualmente en el mapa político como la principal referencia anticapitalista y de clase para franjas importantes de las masas de nuestro país. Junto con las y los compañeros de Marcha Guevarista y La Caldera primero, y luego con la incorporación de Rebelión Popular, avanzamos en esta orientación. Lamentablemente hubo otras organizaciones hermanas con las que intervenimos cotidianamente en numerosos frentes de lucha que optaron por desarrollar otras orientaciones, lo que devela debates abiertos. Sobre estas bases nació Poder Popular, una herramienta frentista con vocación de intervención unitaria en las calles y en el plano político-electoral. En marzo comenzamos con una agitación de presentación en el Congreso, luego realizamos un acto de lanzamiento en mayo y finalmente integramos las listas del FIT en CABA, Provincia de Buenos Aires y Mendoza, en donde participamos activamente de la campaña hasta fines de octubre, con afichadas, volanteadas, spots, actividades de debate y reuniendo cientos de fiscales los días de elección. Se destacaron también nuestros candidatos y candidatas como María del Carmen Verdú, Hernán Izurieta o Suyai Lutz que pudieron dar el paso de su lugar como referentes de luchas populares o sectoriales a voceros de un espacio y un programa político para la clase trabajadora, y disputar con iniciativa en un terreno desigual contra los voceros de la clase capitalista. Sin subordinarnos a la lógica electoralista, salimos a plantear nuestros objetivos anticapitalistas con claridad, sin escindir esta pelea de nuestras luchas cotidianas contra el capital y el Estado.

Estuvimos ocho meses en las calles dialogando como nunca antes lo habíamos hecho en nuestras experiencias políticas previas e hicimos nuestras primeras armas en un terreno adverso para las organizaciones populares como las campañas electorales. Hacia las legislativas, promovimos la presentación de un proyecto de ley contra las detenciones arbitrarias de nuestra compañera, María del Carmen Verdú, que recogió la experiencia y elaboraciones de dos décadas de lucha antirrepresiva en nuestro país, al tiempo que nos permitió llevar la pelea contra la represión estatal a un nuevo plano en un momento donde el gobierno busca fortalecer a las fuerzas represivas para imponer su plan de ajuste. La intervención electoral, lejos de escindirnos de las luchas cotidianas de nuestro pueblo, fortaleció nuestra presencia en las mismas: como Poder Popular, hemos participado e intervenido en las principales luchas y peleas contra el ajuste y la represión de Cambiemos. Desde las grandes luchas docentes de comienzo de año, contra los despidos en AGR y Pepsico o en las convocatorias -sumamente limitadas- de las centrales sindicales. Una mención especial requiere, por supuesto, la lucha en un comienzo por la aparición con vida de Santiago Maldonado y luego por el juicio y castigo a sus asesinos. Al igual que amplios sectores de nuestro pueblo, participamos de todas las movilizaciones y actos que se realizaron así como impulsamos decenas de iniciativas como murales, festivales, stickers, pines, stencils, etc. para -a contramano de los medios masivos de comunicación- visibilizar el reclamo y evidenciar la tremenda realidad: nuevamente en democracia las fuerzas represivas llevan adelante la desaparición forzada de una persona. En la misma línea, al conocerse la aparición del cuerpo y la confirmación de que era Santiago en la última semana de campaña, suspendimos toda actividad de propaganda y volcamos todas nuestras fuerzas al juicio y castigo a los culpables, priorizando la lucha popular y el objetivo de justicia al proselitismo electoral. Creemos que hemos aportado a desarrollar y construir una nueva referencia dentro de la izquierda en relación a métodos y concepciones de construcción,

que es vista con simpatía por importantes sectores del activismo. En ese sentido destacamos que el crecimiento de Poder Popular no se dio solo por la incorporación de organizaciones sino también por la incorporación de muchos y muchas compañeros y compañeras provenientes de distintas organizaciones de masas o activistas que encontraron en Poder Popular una espacio que expresa su orientación política y al que pueden aportar. Así también, la incorporación de un grupo de compañeros y compañeras de Bahía Blanca a Poder Popular es un dato alentador que expresa el terreno de desarrollo por delante. Frente a las graves denuncias de compañeras de Marcha Guevarista del Pueblo contra referentes y dirigentes de ese espacio por violencia de género y abuso sexual, la mesa de dirección de nuestra Corriente separó a dicha organización de Poder Popular por considerar que sus prácticas son incompatibles con nuestro proyecto político y brindó todo su apoyo y solidaridad a las compañeras.

Más unidad, más Poder Popular Dentro de ese balance que vemos sumamente positivo, más aún en una coyuntura adversa para las y los trabajadores, consideramos que es necesario desarrollar aún más la unidad de la izquierda para que esta pueda convertirse realmente en una referencia para millones de trabajadores y trabajadoras. Desde ese punto de vista, creemos que la ausencia prácticamente de campaña común por parte de las fuerzas del FIT lejos de favorecer, debilitan al frente y le colocan un techo a su construcción al no poder contener e interpelar a otras experiencias de la izquierda anti-capitalista y clasista que no se identifican necesariamente con el trotskismo. Pasadas las elecciones, entendemos que un próximo debate a abordar es la ampliación del FIT a otros espacios de izquierda, como Poder Popular, y cómo la intervención de este frente excede el ámbito electoral y se convierte en un punto de referencia de unidad en las calles y las distintas luchas que los y las laburantes damos a diario.

Del mismo modo, lejos estamos de considerar que la unidad de la izquierda se circunscribe al FIT y que con eso basta para construir realmente una referencia para millones de trabajadores/ as. En ese sentido, pensamos que resulta fundamental seguir explorando y trabajando todos los niveles de unidad posible entre las fuerzas políticas que se reivindican de izquierda. Hemos impulsado y participado de actividades con ese fin, y pensamos que, en particular en el campo de las organizaciones que provenimos de la llamada “nueva izquierda”, debemos esforzarnos por avanzar en un piso más elevado de coordinación política. Entendemos que es importante fortalecer y ampliar Poder Popular como un puntal de ese proceso tan necesario. Hacia el año próximo, nos proponemos profundizar el debate con todas las organizaciones, espacios y agrupamientos que quieran sumarse a construir esta herramienta frentista mientras impulsamos la más amplia unidad en las calles para resistir la ofensiva neoliberal de Cambiemos. Por otra parte, apuntamos a continuar con el proyecto de ley contra las detenciones arbitrarias con recolección de firmas para lograr su tratamiento así como avanzar en nuevas iniciativas que brinden respuestas políticas a las y los trabajadores frente al ajuste como la defensa de los derechos de las y los laburantes contra la reforma laboral. También, como parte fundamental de este proceso, entendemos que hay que salir a la pelea por la personería electoral que brinde otro lugar a nuestra corriente para participar de alianzas o frentes dentro de la izquierda y que nos permita otra proyección hacia sectores más amplios de las masas. En esta perspectiva y para profundizar el debate de cara al balance y a las tareas que tenemos, se realizará un plenario nacional de Poder Popular en diciembre. Contra el ajuste y la represión de Macri,

¡Más unidad en las calles! ¡Más unidad de la izquierda! ¡Más Poder Popular!

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