OPINIÓN
Juan Antonio Lechuga Salazar
Caminando en el tiempo y pensando en aquellos valores, a veces nos preguntamos si la vida nos ha ido curtiendo para fortalecernos en sensibilidad y espiritualidad, o tal vez hemos perdido aquel entusiasmo y frescura que de jóvenes tuvimos! Culpables nos sentimos a veces, aunque reconozcamos el aprendizaje y buen hacer que de nuestros padres y educadores recibimos. En la Plaza de Santa Cruz, frente a la iglesia, espera el pueblo con emoción la salida del Cristo de la Vera-Cruz; eran las cinco de la madrugada y los encapuchados penitentes y la banda de tambores empiezan a
organizarse; unos toman una cruz de madera de color verde, otros un cirio y aquellos un estandarte. Cuatro de ellos, van distinguidos con una capa de seda blanca e irán en las esquinas del trono como símbolo de protección y escolta a Jesús. Ya, los bocineros, con sus trompetas espinaqueras, llevan más de una hora despertando a los vecinos de la parroquia con sus destempladas y agudas notas. Ya falta poco y todos estamos impacientes por la salida. En el interior, surge algo inesperado, junto a la Capilla de la Epístola…, se apelotonan varios penitentes con la capucha puesta, hay en el suelo unas cadenas gruesas y uno de ellos se aga-
El Cristo de la Vera-Cruz en su recorrido por el Paseo. Foto de los años 60
PAG. 47
Toma tu Cruz Y SÍGUEME