¡Creo!
COFRADES Hermandad Santa Vera Cruz + Martos (Jaén)
EN LA
FE
| Nº 3 | DICIEMBRE | 2012
Educar la fe en familia 30 de diciembre de 2012 Jornada de la Sagrada Familia GRUPO PARROQUIAL PRIMITIVA HERMANDAD DE LA SANTA VERA CRUZ Y COFRADÍA DE PENITENCIA Y SILENCIO DE NUESTRO PADRE JESÚS DE PASIÓN Y NUESTRA SEÑORA MARÍA DE NAZARETH Diputación de Formación y Convivencia Diputación de Publicaciones
¡Creo! COFRADES
EN LA Número 3 · diciembre 2012
FE
EDICIÓN DIGITAL: www.veracruzmartos.es CAPELLÁN Y PÁRROCO: Rvdo. José Checa Tajuelo Pbro. REDACCIÓN: Miguel Ángel Cruz Villalobos, María Inmaculada Cuesta Parras, Manuel Márquez Herrador y Gabriel Zurera Ribó COLABORADORES: Andrés Borrego Toledano, Fr. Fernando Colodro Campos, Sor Teresa de la Cruz, Eduardo Antonio de Diego Amate, José Manuel Espejo Martínez, Mons. Ramón del Hoyo López, Hno. Abdón Rodríguez Hervás y Nicolás Vargas Melero TEXTOS PONTIFICIOS: Libreria Editrice Vaticana FOTOGRAFÍA: Juan Carlos Fernández López y José López Damas DISEÑO Y MAQUETACIÓN: Antonio Moncayo Garrido EDICIÓN DIGITAL: Antonio García Prats PORTADA: Raquel López Delgado DIRECCIÓN POSTAL: Parroquia de San Juan de Dios Plaza de San Juan de Dios, 1 23600 Martos (Jaén) veracruz.martos@gmail.com DEPÓSITO LEGAL: J-1.292-2012 La revista ¡Creo! Cofrades en la Fe no participa necesariamente de las opiniones expresadas por nuestros colaboradores, limitándose solamente a reproducirlas.
REDACCIÓN
Fiel a su filosofía, la revista “¡CREO! Cofrades en la fe” ofrece esta portada diseñada y realizada por la artista Raquel López Delgado. En ella se quiere significar a la FAMILIA que será homenajeada, como todos los años, por la Iglesia Católica, el último domingo de diciembre. Esta acuarela representa a una familia de cuatro miembros: una madre, un padre y dos hijos de ambos sexos, una familia suponemos cristiana, una familia ¿normal?, ¿se puede decir normal? ¿O la normalidad son ahora las familias desestructuradas, fragmentadas, rotas por la incomunicación y el egoísmo? ¿O, más aún, monoparentales u homoparentales? No entremos en estas disquisiciones que podrían ser motivo de las iras de algunos colectivos que se autodenominan progresistas -como si los demás no amásemos el progreso-. Sólo decir que es una familia a la que hay que respetar, proteger y alentar sus vínculos de afectividad, “…considerada con razón como iglesia doméstica y santuario de la vida” (Benedicto XVI). En este caso una familia, fundada en el matrimonio, que constituye un “patrimonio de la humanidad”, una institución social fundamental; que es la célula vital y el pilar de la sociedad y esto afecta tanto a creyentes como a no creyentes. Es una realidad por la que todos los Estados deben tener la máxima consideración, pues, como solía repetir Juan Pablo II, “el futuro de la humanidad se fragua en la familia” (Familiaris consortio, 86). La HERMANDAD DE LA SANTA VERA CRUZ de Martos se congratula, junto con la Diócesis de Jaén, por la ordenación del primer Diácono Permanente de nuestra Iglesia particular giennense. Nuestro amigo Andrés Borrego Toledano, seglar, esposo y padre, ha acogido un nuevo servicio en este especial Año de la fe y de puesta en valor del Concilio Vaticano II (un concilio que reconoce a los seglares).
Año de la fe Parroquia de San Juan de Dios Número 3 Diciembre 2012 Página 2
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ie c i d en Creo en Jesucristo
Thomas Merton ---
7.
ANDRÉS BORREGO TOLEDANO
Orar en familia en Navidad
19.
EXPERIENCIA
TRIBUNA
DE FE
ABIERTA
5. EL CREDO
He conocido el amor de Dios
12. ABBA, PADRE
Sor TERESA DE LA CRUZ
4. ¡Creo! Cofrades en la fe
La mula y el buey y Benedicto XVI Fr. FERNANDO COLODRO CAMPOS
17. Martos Eucarístico
10. Educar la fe en familia
25. Jornada Mundial de la Juventud
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spes nostra
¡Creo! Cofrades en la fe En conflicto molecular, existencial, la nada sobre la nada, a favor de cualquier pronóstico, hizo un fundido en negro y la armonía del silencio esperó sin prisa a la ausencia, transparente, llena de lo todo posible. En conflicto, conozco a un hombre que se deja vivir como un lobo tras la esquina de un bosque, temeroso y amenazante, apaleado porque frecuentemente apalea a quién le disputa sus posesiones, una botella, la puerta de una iglesia... Perfumado de alcohol y de sudor y rabia entra en el Juzgado con la misma habitualidad que debiera entrar en el supermercado o en la casa de un amigo, porque es un perdido, pendenciero, alborotador y maleante. Ahora que creo escribir, sobre la mesa de mis seguridades, calientes mis pies, dormidas mis ansiedades me pregunto que hará o que pensará en la calle justamente ahora con estos cero grados que abrazan la noche. En la noche, o en el día, de aquella revelación manifestada con aquel abajamiento total, nadie pensó que el Hijo del Altísimo nos tocara la casa y las manos y nos apretara hacia Él con tanta humanidad. En mitad del estruendo de poderosas trompetas, invasoras y aplastantes sonó una musiquilla deliciosa que muy pocos escucharán. Un niño indefenso, nacido de una familia pobre e indefensa de refugiados es casi nada. Mas la dignidad de la nada es la nueva revelación que el pesebre comienza a realizar en nuestro favor y la cruz terminará manifestando con la contundencia del fracaso. Rodeado de pendencieros y maleantes, despreciados de la tierra, vivió buscándolos porque ellos eran los predilectos de Dios, los cuales, preguntados por la razón de tales brusquedades, enfados y rostros torcidos, respondieron con el indecente estigma de sus injustas carencias. Entre el cielo y el suelo no tenían, precisamente, casi nada, cuando precisamente entre el cielo y el suelo casi nada hay de frontera, acaso aquella que los perjuicios y el egoísmo construyen con nocturnidad y alevosía. Dios se hace pequeño y se manifiesta, ayer y siempre, en lo más pequeño, acogiendo siempre a pequeños y desheredados seres que buscan dignidad en sus historias. Ellos, ellos son. Ellos somos, pero, ¿lo saben? ¿Lo sabemos todos? Conozco a un hombre en conflicto con la vida y con quienes le intentan arrebatar su sitio. Lo mismo nadie se lo ha dicho, pero él es de los predilectos de Dios y mirando por los cristales de las casas, sus pequeños interiores guardan cantidad de cosas pequeñas que siguen revelando la maravilla de la pequeñez de Dios.
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El “Símbolo de los Apóstoles” como fórmula con la que la Iglesia expresa su fe y la transmite con un lenguaje común.
2. Creo en Jesucristo, su único Hijo ANDRÉS BORREGO TOLEDANO
Jesucristo es hombre y Jesucristo es Dios, Jesús existió, no es un mito ni una invención. De esta afirmación hay pruebas abundantes. Sabemos que la mayoría de su tiempo lo pasó en Nazaret ganándose la vida como un trabajador. A los 30 años se presentó donde Juan predicaba la conversión y fue bautizado en el Jordán. Se solidarizó con los pecadores que se bautizaban y expresaban su vuelta a Dios. Él, que no conoció pecado, se hizo uno con los pecadores para abrir paso a la reconciliación. Después de superar un momento crítico de tentaciones en el desierto, comenzó su ministerio público durante unos tres años por Galilea, la Decápolis y Judea. Habitó entre nosotros con plenitud de gracia y de verdad. Anunció e instauró el Reino de Dios y nos hizo conocer en Él al Padre. Nos dio un mandamiento nuevo: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”. Nos enseñó el camino de las Bienaventuranzas como pregón del Reino, el eje del Evangelio: la pobreza de espíritu, la mansedumbre, la paciencia, la sed de justicia, la misericordia, la pureza de corazón, la voluntad de paz, la aceptación serena y esperanzadora de ser perseguidos por su causa. Esta es la paradoja de las Bienaventuranzas, contradice la forma de pensar de las sociedades avanzadas, y sin embrago, en esa contradicción se esconde la sabiduría nueva de Jesús. La felicidad está al alcance de los pobres. No se puede creer en Jesús sin aceptarlas como programa de vida.
Realizó, por la fe de la gente, muchos signos y milagros, verdaderamente pruebas de la cercanía y el amor de Dios y enseñó en parábolas la sabiduría del Reino de Dios destinada a los más sencillos. Se manifestó muy cercano con los pobres, con los excluidos, con los enfermos y con los pecadores, y particularmente exigente con los fariseos y los escribas. Llamó a muchos discípulos a seguirle, a vivir con Él y a compartir su misión. En su entorno, surgió una gran comunidad, la Iglesia, y gozó de mucha popularidad entre sus contemporáneos. Para unos era un nuevo Elías o un gran profeta, pero poco a poco se fue desvelando su propio secreto. Para muchos, entonces y ahora, es un revolucionario o un místico. Primeramente, los suyos lo tuvieron como un sanador de cuerpo y alma, pero también lo veneraban como maestro, Rabí, como profeta u hombre de Dios, pero al fin le reconocieron como el Mesías esperado, el Hijo de Dios, el Hijo del Hombre. Su título definitivo y más universal es el de Kyrios, Señor. También hoy muchas personas se sienten llamadas a seguirle, a vivir como Él, a sentirlo cerca y le llaman Dios y Señor. La fe cristiana es seguimiento del Señor y no se reduce a una emoción, aunque no hay nada más emocionante. No es una simple afinidad con sus ideas o su causa, sino una adhesión a su persona que compromete nuestra existencia completa, una relación amorosa que envuelve nuestra vida total. Entró en un grave conflicto con las autoridades religiosas judías y algunos jefes de Israel acusa-
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Celebró la Cena Pascual con sus discípulos la víspera de su muerte. Tomó el pan y el vino y lo ofreció a sus amigos como su cuerpo y su sangre entregada en rescate por toda la humanidad. Jesús en un gesto de libertad suprema y con un amor hasta el extremo dio la vida antes de que se la arrebataran. Transformó el ritual judío en un memorial cristiano mostrándonos el camino del servicio y del amor cuando les lavó los pies a sus discípulos haciendo la función de esclavo. Tras ser traicionado es condenado por el Sanedrín por blasfemo por confesarse Hijo de Dios, lo que le hace comparecer ante el gobernador romano Pilato para que le condenaran a muerte. Murió en la cruz verdaderamente y resucitó al tercer día para restaurar la justicia. Es la respuesta del Padre ante la entrega total del Hijo. El Cristianismo se sustenta sobre la fe en la Resurrección de Cristo. La persona de Jesús gravita sobre la Encarnación como principio y sobre la Resurrección como culmen. El sepulcro vacío es la prueba elocuente para los testigos de que el Señor resucitó. En esta experiencia descansa la fe de la Iglesia. No volvió a la vida, sino que venció la muerte. Durante 40 días se dejó ver. También nosotros podemos verlo y dejarnos encontrar por Él en las circunstancias de cada día. A veces la cruz nos lleva a querer escapar, pero si estamos atentos Jesús sigue caminando con nosotros.
Subió a los cielos el que bajó de los cielos por el bien de la humanidad. Es su exaltación como Mesías, de ahí que ocupe la diestra del Padre. Al que siendo Dios se hizo hombre, esclavo y uno de tantos, rebajado hasta la muerte y muerte de cruz, Dios lo levantó sobre todo. La humanidad de Jesús es tan rica y plena, que sólo así podría ser Dios. Jesucristo no se desentendió del mundo, se implica y compromete en lo humano a través del amor incondicional de Dios, instaurando su Reino salvífico iluminado con la gracia de los sacramentos, verdadera ocasión de encuentro con Él. Al mundo, por Cristo, con Cristo y en Cristo, se ofrece una verdad cierta: la humanidad tiene esperanza, se atisba un cielo nuevo y una tierra nueva donde habite la justicia. La fe verdadera culmina en la caridad, en el amor, en el compromiso de la vida con el Reino de Dios y con los pobres de la tierra. Sin fe podría haber amor, pero sin amor no puede haber fe. JOSÉ LÓPEZ DAMAS
ron a Jesús de actuar contra la Ley, contra el Templo de Jerusalén y, particularmente, contra la fe en el Dios único, porque se proclamaba Hijo de Dios. Por ello lo entregaron a Pilato para que lo condenase a muerte. Jesús le dio a la Ley una interpretación plena desde su plenitud en el amor y la gracia. Veneró el Templo como casa de oración y de su Padre, allí curó y predicó, pero allí también volcó las mesas a los corruptos especuladores.
Cristo está presente en su Iglesia, en la Eucaristía, en su Palabra, en los hombres y mujeres que aman y en el rostro desfigurado de todos los que por la injusticia y la pobreza viven excluidos o empobrecidos, pero también está su luz en cada momento de progreso y belleza humanizadora porque todo lo que es verdaderamente humano y positivo para la humanidad remite a Cristo y habla de Él. Y creemos también, y esperamos también, que ha de volver desde allí, desde el Cielo, a juzgar a vivos y muertos. No se trata de un ajuste de cuentas, ni del día del terror, será el momento de la verdad, del amor, de la justicia, del reconocimiento de los que viven ya ahora en el Reino, pero que entonces lo disfrutarán plenamente. Significa ordenar todas las cosas según Él las quiere para restablecer definitivamente la voluntad del Padre Bueno.
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Experiencia de fe
“He conocido el amor de Dios y he creído en Él” 1Jn 4, 16 Sor TERESA DE LA CRUZ osc Hermanas Clarisas “Bernardas” de Jaén
¡La paz y el bien del Señor estén en vuestras almas! Compartir mi experiencia de fe con vosotros, tengo que confesar que es una alegría, porque me da la oportunidad de ratificarme en ella. Os diré que poner por escrito estas vivencias, me ha supuesto horas de oración, y ya de antemano os agradezco de corazón esta ocasión, porque contemplar la grandeza a la que he sido llamada por Dios por el Bautismo y posteriormente con la vocación claustral franciscano-clariana, me ha hecho crecer, profundizar, disfrutar, y sobre todo agradecer, agradecer a Dios tanto don inmerecido. Lo primero que me vino a la mente cuando el Padre y Hermano Juanjo me propuso este artículo fue la vocación de Jeremías, el profeta: “Antes de formarte en el vientre te conocí, antes que salieras del seno te consagré” (Jer 1,5). Efectivamente, Dios “ha formado mis entrañas, me ha tejido en el vientre de mi madre” como dice el Salmo (138), y me ha hecho nacer y crecer en el seno de una familia profundamente católica y practicante, donde rezar el Rosario los Domingos todos juntos se vivía como algo natural, igual que el ir a Misa Dominical y participar de todas las tradiciones y celebraciones que la Iglesia nos propone en Navidad, Semana Santa, Pascua, Grandes Solemnidades como el Corpus… En mi casa era algo habitual rezar todas las noches en el “altar del salón” (donde
mi madre tiene una Virgen, un Sagrado Corazón...) antes de acostarnos, o rezar las tres Ave Marías cada mañana antes de salir de casa, con la previa crucecita que mi madre nos hacía en la frente, señal de bendición de Dios. En Nochebuena, nos juntábamos ante al Nacimiento grande que habíamos hecho, a rezar el Rosario antes de cenar, y tras la cena, hasta la hora de la Misa de Gallo, en el salón, a lado de la chimenea y del Niño Jesús, le recitábamos poesías y le cantábamos villancicos... El día de Navidad, antes de la Misa, siempre nos reuníamos frente al televisor a las 12 hrs para ver al Papa felicitar las Navidades al mundo entero, escuchar su mensaje y recibir su bendición, cosa que pasaba también en Pascua con el “Urbi et Orbe” que recibíamos de rodillas. Mis padres siempre se preocuparon de que nuestra fe fuera católica, esto es, universal, de grandes miras, por eso estar en comunicación con Roma y con el Papa y rezar por sus intenciones era normal en mi casa. De hecho, para mí fue muy importante –aunque lo haya entendido después- el viaje que por las bodas de plata de mis padres hicimos toda la familia a Roma. Mis padres eran amigos de algún monseñor o nuncio y nos proporcionaron estar en primera fila en la Audiencia con el Papa de los miércoles. Al ser tantos hermanos (somos siete), sólo consiguieron dos pases para mis padres
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(mis hermanos se tuvieron que apañar detrás, con el resto de la gente, donde es más difícil tocar y hablar con el Papa), pero como yo soy la pequeña y tenía como mucho ocho años, me sentaron en las faldas de mi madre y pude saludar personalmente a Juan Pablo II... nunca olvidaré esa mirada, esa expresión: ¡era el Papa!... y más tarde, con diecinueve años, mis padres me acompañaron en mi entrada como consagrada a Dios en un movimiento apostólico, cuyo centro de formación estaba en Roma, se repitió la escena: mis padres y yo en primera fila en la Audiencia del Aula Pablo VI, pudiendo saludar personalmente a Juan Palo II y explicarle el motivo por el cual estaba yo allí: “Santo Padre, vengo a consagrarme al Señor en el Regnum Christi”, y su respuesta no la olvidaré jamás: “Sé siempre fiel” y me hizo una cruz en la frente bendiciéndome... Reconozco que estas experiencias han marcado profundamente mi camino de fe, y ahora, cuando miro atrás y las comparto con vosotros, no puedo sino agradecer a Dios los padres y los hermanos que me ha dado, pues ellos han sido mis primeros educadores en la fe. Pensando en cómo definir mi experiencia de fe, se me ocurrían varias imágenes: es como una semilla que Dios ha puesto y ha plantado en mi corazón desde toda la eternidad, y que ha ido germinando, brotando, creciendo, madurando y dando algún que otro fruto, aunque yo no siempre lo haya percibido. En este sentido, descubro en mí un deseo ardiente, desde muy jovencita, de conocer la verdad, esa “que nos hace libres” como dice Jesús en
el Evangelio; por eso siempre buscaba la razón de las cosas, “el principio de todo”, una explicación; igual que la planta yergue su tallo en dirección al sol y va creciendo, y sus raíces ahondan en lo profundo en busca del agua de la tierra, así mi corazón, desde siempre ha estado herido por una sed, marcado por un fuego abrasador que me empujaba a ir “más allá” en todo (aunque esto que os escribo lo he entendido después): en la amistad, en los estudios, en el deporte, en las circunstancias… y ese anhelo ¡era Dios en mi alma! Por eso, en la edad de la rebeldía, de la autoafirmaciónadolescencia-juventud, llegó un momento en que me cuestioné el por qué iba a Misa, rezaba… ya no quería hacerlo porque “me lo dijera mi madre”, sino que buscaba razones, “razones del corazón”, no tanto de la mente, por las cuales yo OPTARA de forma adulta, comprometida y coherente con aquello que se me había inculcado. Es entonces cuando Jesús pasó a ser mucho más que un simple Amigo. Empecé a hacer oración cada día, me leía todas las vidas de santos que caían en mis manos, iba a convivencias, retiros, Misa entre semana... el anhelo crecía, la sed era cada vez mayor y yo seguía buscando. Recuerdo dos momentos cruciales en esta época (tenía unos quince años), que ahora comprendo que me cambiaron completamente: - uno fue en una convivencia de Semana Santa, al ver la película de “Jesús de Nazaret” de Zefirelli... al llegar a la Pasión de Jesús: esa noche, delante de Cristo crucificado, le dije por primera vez: ¡GRACIAS! Y era tan fuerte mi impresión y la experiencia de lo que Él había hecho por AMOR A MÍ, que me brotó
La revista digital la podrás ver en nuestra web todos los meses del “Año de la fe”
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una frase que me persigue todavía hoy: “Si Tú has hecho esto por mi, ¿qué puedo hacer yo por ti?”. Desde entonces, mi vida y mi fe, han sido absolutamente cristocéntricas: el misterio de amor que Jesucristo me ha manifestado en su pasión y muerte me ha ido configurando, y más que ninguna otra cosa, ha sido lo que ha dado respuesta a todos mis anhelos: ¡cuánto amor! - el segundo momento, fue ese verano, en la JMJ de Santiago de Compostela de 1989, donde yo ya iba “tocada” por el amor de Jesús en la cruz ¡por mí!... Ahí el Papa Juan Pablo II nos dijo esas famosas palabras que han pasado a la historia y que han cambiado tantas vidas: “¡No tengáis miedo a ser santos!”. Entonces descubrí y experimenté claramente lo que dice San Juan: “Hemos conocido el amor de Dios y hemos creído en Él” (1Jn 4,16). Me di cuenta de que Él me había escogido desde siempre, y de que había ido “esculpiendo mi fe” hasta hacerme experimentar su Amor de tal manera, que “el amor echó fuera el temor” (cfr. San Juan en su misma carta), y se cayeron todos los cálculos y miedos humanos, para decirle como María a Dios: “No Señor, no tengo miedo a ser santa, sólo quiero corresponder a tu amor, hágase en mí según tu Palabra”.
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subir monte, Calvario lo llama Él, siento en su mano amiga, que me ayuda, una llaga dolorosa”... Creo, creo en su Amor que experimento cada mañana en cada Eucaristía, en cada paso, en cada prueba del día. Es Jesucristo crucificado el centro, la clave de toda mi vida, de toda mi fe. Y más como clarisa, un Cristo Pobre y crucificado, abajado en un pesebre, en su Encarnación, colgado en esa cruz y “cosificado” en la Eucaristía, POR AMOR A MI, POR AMOR A TI... Para concluir –porque creo que me he extendido demasiado...- deciros cómo mi fe ha seguido madurando, creciendo en estos años como clarisa, en mi vocación claustral. Y uso otra imagen (más mundana, pero que todos conoceremos...): igual que un baile, se puede convertir en una danza gozosa y genial, en la medida en que yo me dejo llevar por mi pareja, y no me preocupo de seguir el ritmo, de marcar los pasos (pienso en un vals)... pues del mismo modo, a medida que sigue pasando el tiempo, Dios me hace descubrir y experimentar que si yo me dejo llevar y conducir por Él, seré realmente feliz y plena. De lo que se trata es de DEJAR A DIOS SER DIOS EN MÍ, que Él sea el protagonista de mi vida, el que lleve las riendas de todos mis pasos... entonces yo seré aquello que Él ha soñado desde siempre para mí: su imagen, reflejo de su Amor apasionado por los hombres. Así es como me voy convirtiendo en prolongación Suya para todos vosotros... y como dice San Pablo: “aunque tuviera que ofrecerme en sacrificio AL SERVICIO DE VUESTRA FE (él se refiere a la muerte, yo no creo que me toque esa dicha de morir mártir por vosotros... todavía...), me alegraría y congratularía con todos” (Fil 2, 17). Pues ésa es mi vocación contemplativa, como hija de San Francisco y Santa Clara: ofrecerme en sacrificio de AMOR a Jesús por todos vosotros, por vuestra fidelidad y felicidad, sabiendo que soy peregrina en esta tierra, caminando hacia la verdadera patria: el cielo, dedicándome a corresponder a tanto amor recibido de Dios en su Hijo Jesús.
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A partir de aquí, yo creo que mi fe empezó su “edad adulta”, y con el paso del tiempo, podría definir este proceso de maduración, como un camino ascendente, en el que, como dice el Papa Benedicto XVI: “la fe y el amor se necesitan mutuamente”, y en el que la clave de mi vida ha sido el “tener los ojos fijos en Jesús, autor y perfeccionador de nuestra fe” (Hebreos 12,2). Él es el “fiel compañero”, “invisible y seguro” como dice un himno de la liturgia de las Horas. A veces “no lo veo, pero está”, Él es el que “me presta valor para que siga” cuando el camino se hace arduo y solitario, y “cuando hay que
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Termino con una frase de Benedicto XVI que resume esta experiencia y a la cual os invito que os acerquéis: “Es necesario anunciar de nuevo con vigor y alegría el acontecimiento de la muerte y resurrección de Jesucristo, corazón del cristianismo, el núcleo y fundamento de nuestra fe, recio soporte de nuestras certezas, viento impetuoso que disipa todo miedo e indecisión, cualquier duda y cálculo humano” (Lisboa 2010). Que Dios os bendiga y os haga gustar de la dulzura de Su Amor para que crezcáis en vuestra fe y “no tengáis miedo a ser santos”. Y que sepáis que en este rinconcito de mundo, hay siempre unas hermanas ofreciendo sus vidas a ese Amor para que vosotros seáis felices y viváis con valentía y coherencia vuestra vocación cristiana, vuestra fe. En alabanza de Cristo.
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Educar la fe en familia 30 de diciembre de 2012, festividad de la Sagrada Familia Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida
Con el lema “Educar la fe en familia” los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, movidos por nuestro deber de pastores, invitamos a todos los fieles a reflexionar sobre la vital importancia de la familia en la “educación de la fe”. Asimismo, recordamos la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre1, de un modo especial en este Año de la fe. Desde la primera evangelización la transmisión de la fe, en el transcurso de las generaciones, ha encontrado un lugar natural en la familia2. Hoy asistimos a una desvalorización del papel de la familia en este campo, debido a múltiples factores. No podemos dar por supuesto la vivencia de la fe cristiana en muchos hogares cristianos con las consecuencias que ello conlleva en la asimilación de la fe por parte de los hijos. Por esto queremos animar a las familias a ocupar su puesto en la transmisión de la fe, a pesar de las dificultades y crisis por las que atraviesan. La nueva evangelización debe ir dirigida de manera primera y prioritaria a la familia, como la realidad a la que más han afectado los cambios sociales y la poca valoración de la fe. La fe, don de Dios, se nos infunde en el Bautismo, en cuya celebración los padres piden para sus hijos «la fe de la Iglesia». Este es el signo eficaz de la entrada en el pueblo de los creyentes para alcanzar la salvación3. La iniciación cristiana, que comprende el Bautismo, la Confirmación, la Penitencia y la Eucaristía, toma una especial relevancia en la familia, «iglesia doméstica», comunidad de vida y amor, por
ser donde surge la vida de la persona y ésta es amada por sí misma. La familia vive dicha fe y participa también en la fe de sus hijos en las diversas etapas de formación y desarrollo de la vida cristiana. Así, el primer fundamento de una pastoral familiar renovada es la vivencia intensa de la iniciación cristiana4. Los padres apoyan a los hijos y caminan con ellos mientras realizan el aprendizaje de la vida cristiana y entran gozosamente en la comunión de la Iglesia para ser en ella adoradores del Padre y testigos del Dios vivo. La familia, de este modo, se convierte en el primer transmisor de la fe, y esta crece cuando se vive como consecuencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y de gozo5. La familia es el ámbito natural donde es acogida la fe y la que va a contribuir de una manera muy especial a su crecimiento y desarrollo. En ella se dan los primeros pasos de la educación temprana de la fe y los hijos aprenden las primeras oraciones, como el avemaría, el “Jesusito de mi vida”, el “Ángel de mi guarda” y el padrenuestro. También experimentan el amor a la Virgen, a Jesucristo, y es donde por primera vez oyen hablar de Dios y aprenden a quererlo viviendo el testimonio de sus padres. Este testimonio de los padres, en la continua y progresiva educación familiar, marca un tenor de vida en todos los ámbitos de la existencia humana. Se desarrolla en la catequesis familiar, la introducción a la oración -«la oración es el alimento de la fe» dice Juan Pablo II-, la lectura meditada de la Palabra de Dios a través de la lectio divina y en la práctica sacramental de la familia, en sintonía y colaboración con la comunidad parroquial.
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Así, la familia es el “lugar” privilegiado donde se realiza la unión de «la fe que se piensa» con «la vida que se vive» a partir del despertar religioso. La fe, al igual que la familia, es compañera de vida que nos permite distinguir las maravillas de Dios a lo largo de nuestro caminar. Como la familia, la fe está presente en las diversas etapas de nuestra existencia (niñez, adolescencia, juventud…), así como en los momentos difíciles y en los alegres. De esta forma la fe va acompañándonos siempre en todas las circunstancias de la vida familiar. La familia camina con sus hijos en esos importantes momentos en los que se va fraguando su madurez y porvenir. Cuando la vivencia y experiencia cristiana se ha tenido en la familia puede que se atraviese por momentos de crisis, pero lo que se ha vivido de niño vuelve a renacer y a tener un peso específico en la fe adulta. No se puede pensar en una nueva evangelización sin sentirnos responsables del anuncio del Evangelio a las familias y sin ayudarles en la tarea educativa6. La familia está inmersa en un proceso gradual de educación humana y cristiana que permite tener como centro la vocación al amor. A la familia le corresponde el deber grave y el derecho insustituible de educar y cuidar este momento inicial de la vocación al amor de los hijos. Esto se realiza en un ambiente sencillo y normal, el hogar, donde, de una manera connatural se va formando la personalidad humana y cristiana de los hijos. A esta educación contribuyen también las entidades educativas, el testimonio de los padres y hermanos, el contacto con otras familias, la pertenencia a la comunidad cristiana parroquial, y a grupos o movimientos cristianos7.
ORACIÓN Oh, Dios, que en la Sagrada Familia nos dejaste un modelo perfecto de vida familiar, fundada en la fe, la esperanza y la caridad. Derrama tu Espíritu sobre nuestras familias, arráigalas sólidamente en la fe en Cristo, tu Hijo. Suscita en ellas la esperanza ardiente y abrásalas en el fuego de tu amor, para que sirvan fielmente a la Iglesia, sean fecunda fuente de comunión y vida y apóstoles incansables de la nueva evangelización. Unidos a José y María, te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. Amén.
La familia, en su afán educador, ayuda a todos sus miembros a que vivan como verdaderos cristianos, capaces de configurar cristianamente la sociedad. De igual modo la familia, con total respeto a cada uno de sus hijos, debe ayudarles a que, en su momento, puedan descubrir sus respectivas vocaciones. En este sentido la familia protege y anima la vocación a la vida sacerdotal y consagrada. En todo caso, los obispos de la Subcomisión reiteramos una vez más que el mundo necesita hoy de manera urgente el testimonio creíble de familias que, iluminadas por la fe, sean capaces de «abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios»8 y ser fermento de nuestra sociedad. Implorando la protección de María, Madre de la Sagrada Familia, os animamos en este Año de la fe a profundizar en un mayor conocimiento de nuestra fe y que esta transforme la vida de nuestras familias, les abra el camino hacia una plenitud de significado, las renueve, llene de alegría y de esperanza fiable9.
www.conferenciaepiscopal.es
Benedicto XVI, Porta fidei, n. 8. Mensaje final al Pueblo de Dios del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, n. 7 3 Benedicto XVI, Porta fidei, n. 10. 4 CLXXXI Asamblea Plenaria, Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España, n. 22. 5 Benedicto XVI, Porta fidei, n. 7. 6 Mensaje final al Pueblo de Dios del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, n. 7. 7 Cf. CLXXXI Asamblea Plenaria, Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España, nn. 78-88. 8 Benedicto XVI, Porta fidei, n. 15. 9 Cf. Benedicto XVI, Audiencia General, 24-octubre-2012. 1 2
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Abba,
Padre
SECCIÓN DEDICADA A LA ORACIÓN, COORDINADA POR HNO. ABDÓN RODRÍGUEZ HERVÁS, MONJE JIENNENSE DEL MONASTERIO CISTERCIENSE DE SANTA MARÍA DE LAS ESCALONIAS. HORNACHUELOS (CÓRDOBA).
DICIEMBRE Oremos por las intenciones del Santo Padre y la Conferencia Episcopal propuestas al Apostolado de la Oración, a las que le hemos sumado una de la Hermandad.
AGENERAL Los migrantes: Para que los migrantes sean acogidos en todo el mundo con generosidad y amor auténtico, especialmente por las comunidades cristianas.
AMISIONERA Cristo, luz para la humanidad: Para que Cristo se revele a toda la humanidad con la luz que emana de Belén y se refleja en el rostro de la Iglesia.
Thomas Merton, monje cisterciense habla sobre la oración «La oración no empieza tanto por la “consideración” como por una “vuelta al corazón”, encontrando el centro más profundo del ser, despertando las profundidades de nuestro ser en presencia de Dios, que es la fuente de nuestro ser y nuestra vida». «Lo grande es la oración. La oración en sí misma. Si quieres vida de oración, la manera de alcanzarla es orando. Se nos han dicho tantas cosas sobre los medios y fines que no nos damos cuenta de que existe una dimensión distinta en la vida de oración. En la tecnología tenéis un progreso horizontal; se comienza en un punto y se pasa a otro, y luego otro. Pero ése no es el modo de construir una vida de oración. En la oración descubrimos lo que ya tenemos. Empiezas donde estás, profundizas en lo que ya tienes, y te das cuenta de que ya estás ahí. Ya tenemos todo, pero no lo sabemos y no lo experimentamos. Todo se nos ha dado en Cristo. Lo que tenemos que hacer es experimentar lo que ya poseemos. El problema es que no nos tomamos el tiempo para hacerlo. Si de verdad queremos tener oración, tenemos que dedicarle tiempo. Debemos ir más despacio a un tiempo humano y empezaremos a tener tiempo de escuchar. Y tan pronto como escuchemos lo que sucede, las cosas empezarán a tomar forma por si mismas. Esto es lo que hacen en el Zen. Se toman mucho tiempo para hacer lo que necesitan hacer; y esto es lo que debemos aprender cuando se trata de la oración. Tenemos que darle tiempo. Lo que de verdad importa no es cómo sacar partido a la vida, sino cómo recogerte de manera que te puedas dar plenamente.
ACEE Que el bien incuestionable del matrimonio y de la familia sea reconocido en nuestra sociedad, y se promuevan las medidas sociales, políticas y legales que lo favorezcan.
ACOFRADE Para que los hermanos y las hermanas cofrades vean en su pastor a un verdadero guía espiritual y su sacerdocio sea completamente abrazado en nuestras vidas.
¿Qué nos impide vivir una vida de oración? Quizá el que no queramos de verdad orar. A esto es a lo que tenemos que hacer frente. Cuando damos por hecho que estamos totalmente dedicados a este deseo de oración, quizás alguien nos lo está impidiendo. Es arriesgado orar porque nuestras propias oraciones se pueden interponer entre Dios y nosotros. Lo grande en la oración no es orar, sino ir directamente a Dios. Si decir oraciones es obstáculo a la oración, no lo hagas. Deja a Jesús orar. Da gracias a Dios porque Jesús está orando. Olvídate de ti mismo. Entra en la oración de Jesús. Déjale orar en ti. La mejor manera de orar es parar, dejar a la oración orar dentro de ti, tanto si lo sabes como si no. Esto quiere decir tener una profunda consciencia de tu verdadera identidad interior. Por gracia somos Cristo. Nuestra relación con Dios es la de Cristo al Padre en el Espíritu Santo. No hay niveles. En cualquier momento puede penetrar en la unidad que es el don de Dios en Cristo. En este punto, la alabanza alaba. La acción de gracias da gracias. Jesús ora. La apertura es todo».
Año de la fe Parroquia de San Juan de Dios Número 3 Diciembre 2012 Página 12
Orar en familia en Navidad CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA
- Un lector (alguien de la familia) dice: Nos ha amanecido un día sagrado; venid naciones, adorad al Señor, porque hoy una gran luz ha bajado a la tierra. «Dios se ha manifestado. Lo ha hecho como niño. Precisamente así se contrapone a toda violencia y trae un mensaje que es paz. En este momento en que el mundo está constantemente amenazado por la violencia en muchos lugares y de diversas maneras; en el que siempre hay de nuevo varas del opresor y túnicas ensangrentadas, clamemos al Señor: Tú, el Dios poderoso, has venido como niño y te has mostrado a nosotros como el que nos ama y mediante el cual el amor vencerá. Y nos has hecho comprender que, junto a ti, debemos ser constructores de paz. Amamos tu ser niño, tu no-violencia, pero sufrimos porque la violencia continúa en el mundo, y por eso también te rogamos: demuestra tu poder, ¡oh, Dios! En este nuestro tiempo, en este mundo nuestro, haz que las varas del opresor, las túnicas llenas de sangre y las botas estrepitosas de los soldados sean arrojadas al fuego, de manera que tu paz venza en este mundo nuestro… Dios se ha hecho pobre. Su Hijo ha nacido en la pobreza del establo. En el niño Jesús, Dios se ha hecho dependiente, necesitado del amor de personas humanas, a las que ahora puede pedir su amor, nuestro amor. La Navidad se ha convertido hoy en una fiesta de los comercios, cuyas luces destellantes esconden el misterio de la humildad de Dios, que nos invita a la humildad y a la sencillez. Roguemos al Señor que nos ayude a atravesar con la mirada las fachadas deslumbrantes de este tiempo hasta encontrar detrás de ellas al niño en el establo de Belén, para descubrir así la verdadera alegría y la verdadera luz». BENEDICTO XVI, Basílica Vaticana, Misa del 24 de diciembre de 2011
- Quien proclama el evangelio dice: Escuchemos el santo evangelio según san Juan (Jn 1, 1-18). «En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Este estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: “Este es de quien dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo”. Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
LA
FAMILIA SE REÚNE ANTE EL PESEBRE QUE SE HA
CONSTRUIDO EN UN LUGAR DIGNO DE LA CASA
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
¡Creo! Cofrades en la Fe Hermandad de la Santa Vera Cruz Número 3 Diciembre 2012 Página 13
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer». - Delante del belén se puede cantar un villancico (“Dime Niño”, “El tamborilero”, “Noche de Paz”...). - Un niño o el más joven puede hacer esta oración: Jesús, te damos gracias porque has venido a nosotros, porque te has hecho hombre. Hemos adornado nuestra casa en tu honor. Ayúdanos a que siempre tengamos preparado nuestro corazón para recibirte. - Conclusión: se concluye la oración.
y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres». - Misterio: el niño Jesús perdido y hallado en el templo. - Intención: queremos ofrecer este misterio por todas las familias para que, siguiendo el modelo de María y José, busquemos y encontremos a Jesús en todas las circunstancias de nuestra vida. - Padrenuestro - Dios te salve, María (10 veces) - Gloria al Padre - Delante del belén, se puede cantar un villancico (“Dime Niño”, “El tamborilero”, “Noche de Paz”...). - Un niño o el más joven puede hacer esta oración:
LA
FAMILIA SE REÚNE ANTE EL PESEBRE QUE SE HA
CONSTRUIDO EN UN LUGAR DIGNO DE LA CASA
Durante este día se puede fijar el momento para, delante de las imágenes de Jesús, María y José, rezar un misterio del Rosario:
Jesús, te damos gracias porque has venido a nosotros, porque te has hecho hombre. Hemos adornado nuestra casa en tu honor. Ayúdanos a que siempre tengamos preparado nuestro corazón para recibirte. - Conclusión: se concluye la oración.
- Quien proclama el evangelio dice: Escuchemos el santo evangelio según san Lucas (Lc 2, 41-52). «Sus padres solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua. (…) Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: “Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados”. Él les contestó: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?”. Pero ellos no comprendieron lo que les dijo. Él bajó con ellos
LA
FAMILIA SE REÚNE ANTE EL PESEBRE QUE SE HA
CONSTRUIDO EN UN LUGAR DIGNO DE LA CASA
- Quien proclama el evangelio dice: Escuchemos el santo evangelio según san Lucas (Lc 2, 16-21). «Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al
Año de la fe Parroquia de San Juan de Dios Número 3 Diciembre 2012 Página 14
Hemos adornado nuestra casa en tu honor. Ayúdanos a que siempre tengamos preparado nuestro corazón para recibirte. - Conclusión: se concluye la oración.
LA
FAMILIA SE REÚNE ANTE EL PESEBRE QUE SE HA
CONSTRUIDO EN UN LUGAR DIGNO DE LA CASA
- Quien proclama el evangelio dice: Escuchemos el santo Evangelio según san Mateo (Mt 2, 1-12). «De pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra…». verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho». - El padre o la madre: María, Madre de Dios y Madre nuestra, te ofrecemos este año que hoy estrenamos. Te pedimos que en él recibamos las continuas bendiciones de tu Hijo, nuestro Dios y Señor, y que seamos testigos vivos de fe por la santidad de nuestras obras. - Todos: Bajo tu protección nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, ¡oh, Virgen gloriosa y bendita! - Delante del belén, se puede cantar un villancico (“Dime Niño”, “El tamborilero”, “Noche de Paz”...). - Un niño o el más joven puede hacer esta oración: Jesús, te damos gracias porque has venido a nosotros, porque te has hecho hombre.
- Un niño: Jesús, amigo y hermano nuestro. Estamos muy contentos hoy. Los Reyes nos han traído muchas cosas y queremos darte las gracias, porque todo lo bueno procede de ti. Te queremos pedir también por lo niños que sufren y pasan más necesidad, para que reciban hoy tu bendición. A ellos y a nosotros enséñanos a ser siempre buenos. Que seamos obedientes con nuestros padres, que te amemos a Ti y a nuestra familia cada día más y podamos darte la alegría de ser cada día mejores. Amén. - Delante del belén, se puede cantar un villancico (“Dime Niño”, “El tamborilero”, “Noche de Paz”...). - Un niño o el más joven puede hacer esta oración: Jesús, te damos gracias porque has venido a nosotros, porque te has hecho hombre. Hemos adornado nuestra casa en tu honor. Ayúdanos a que siempre tengamos preparado nuestro corazón para recibirte. - Conclusión: se concluye la oración.
¡Creo! Cofrades en la Fe Hermandad de la Santa Vera Cruz Número 3 Diciembre 2012 Página 15
¡Feliz Navidad! Fiesta de luz y de paz Mons. RAMÓN DEL HOYO LÓPEZ Obispo de Jaén
Queridos fieles diocesanos: “Despierta hombre: por ti, Dios se ha hecho hombre” (San Agustín, Sermón 185). Es el mensaje de cada año en la Navidad. Desde el humilde portal de Belén, el Hijo eterno de Dios, que se ha hecho Niño pequeño, se dirige a cada uno de nosotros y nos invita a renacer con Él, a encontrarnos con Él y hacer el camino de la vida juntos. Mientras cierta cultura moderna tiende a suprimir los símbolos cristianos de la celebración de la Navidad debemos, los discípulos de Cristo, estar muy atentos para captar el valor de las tradiciones navideñas. Forman parte del patrimonio de nuestra fe y de nuestra cultura y no podemos dejar de transmitirlas a las nuevas generaciones. También a los hombres y mujeres del tercer milenio siguen llegándonos las palabras del ángel a los pastores de Belén en la noche del Nacimiento: “Os anuncio una gran alegría… hoy, en la ciudad de Belén, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor” (Lc. 2, 10-11) . Estas consoladoras palabras nos invitan a recibir al Niño Dios y a acogerlo con fe y esperanza. Dejémonos llevar de la mano del Niño de Belén. No temamos fiarnos de Él. Nada nos quita y es mucho lo que nos ofrece con inmenso amor. Su luz nos impulsa a comprometernos en la construcción de un nuevo orden mundial fundado en relaciones éticas y económicas justas. La sociedad del egoísmo y consumismo se resquebraja por falta de fundamentos sólidos. Analicemos el porqué de tantas crisis ante la luz nueva del Niño Dios y hombre. Su amor es norte para guiar a los pueblos y abrir nuevos vínculos de confianza y de intercomunicación, con la mirada puesta en tantas personas necesitadas de ayuda. El Dios que se ha hecho hombre por amor al hombre, tiene siempre algo que decir. Aceptar el mensaje de un Niño recién nacido, acostado en un pesebre y envuelto en pañales, es aceptar la paradoja del misterio de Navidad. El Redentor se hizo uno de nosotros, compañero, para recorrer a nuestro lado los caminos de la historia humana. Él es la Verdad que nos hace libres, el Amor que puede transformar nuestra existencia y el Camino de una renovada humanidad. Buena ocasión para repetir ante el Niño Dios en esta Navidad: ¡Señor, yo creo, pero aumenta mi fe! Con mi saludo a los niños y enfermos, inmigrantes y necesitados, autoridades de nuestros pueblos y ciudades, creyentes y no creyentes, familias y quienes caminais solos estos días. ¡Feliz Navidad!
Año de la fe Parroquia de San Juan de Dios Número 3 Diciembre 2012 Página 16
Martos Eucarístico Horarios de exposición del Sanơsimo Sacramento en templos marteños
1 sáb
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:30 h. a 18:45 h.
11 mar
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
2 dom
HERMANDAD HUMILDAD Y DESAMPARADOS Iglesia del Monasterio de la Santísima Trinidad 10:30 h. a 13:00 h.
12 miér
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
13 jue
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 18:00 h. a 18:45 h.
3
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
4
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
miér
5
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
6 jue
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
lun
mar
Iglesia Parroquial de La Asunción de Nuestra Señora 19:00 h. a 19:30 h.
Iglesia Parroquial de La Asunción de Nuestra Señora 19:00 h. a 19:30 h.
14 vier
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
15 sáb
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:30 h. a 18:45 h.
16 dom
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 18:00 h. a 18:45 h.
17 lun
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
7 vier
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
18 mar
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
8 sáb
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:30 h. a 18:45 h.
19 miér
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
diciembre
9 dom
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 18:00 h. a 18:45 h.
10 lun
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
20 jue
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h. Iglesia Parroquial de La Asunción de Nuestra Señora 19:00 h. a 19:30 h.
¡Creo! Cofrades en la Fe Hermandad de la Santa Vera Cruz Número 3 Diciembre 2012 Página 17
21 vier
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
22 sáb
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:30 h. a 18:45 h.
28 vier
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
23 dom
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 18:00 h. a 18:45 h.
29 sáb
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:30 h. a 18:45 h.
24 lun
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
25 mar
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
26 miér
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
Iglesia Parroquial de La Asunción de Nuestra Señora 19:00 h. a 19:30 h.
ADORACIÓN NOCTURNA · ANE Capilla Sacramental de la Iglesia Parroquial de San Juan de Dios Inicio 20:10 h.
30 dom
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 18:00 h. a 18:45 h.
31
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
diciembre
27 jue
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
lun
Dulces de las Madres Trinitarias de Martos PARA
ENCONTRAR LOS MEJORES DULCES ACUDAN AL
CONVENTO
TRINITARIO
Aparte de los que hacen durante todo el año (magdalenas, tortas, mojicones, roscos de San Antonio, pastas, peinetas de almendra...) para estas fiestas les ofrecen: polvorones, roscos de anís, mantecados (de almendra, manchegos y del país), petisues... También se hacen por encargo: BRAZOS
DE GITANO
y COSTRADAS
e-mail: monjastrinimartosdulces@hotmail.com
en calle Real de San Fernando, 3 · 23600 Martos (Jaén) · Teléfono 953 55 15 52 HORARIO DE VENTA DE DULCES: de 7:30 de la mañana a 7:30 de la tarde Año de la fe Parroquia de San Juan de Dios Número 3 Diciembre 2012 Página 18
La mula y el buey y Benedicto XVI Fr. FERNANDO COLODRO CAMPOS ofm
La tradición cristiana siempre ha colocado en el Belén, como acompañantes de excepción, a la mula y al manso buey. En la Biblia hay ciertos atisbos de que esto ocurriría algún día. En la Edad Media San Francisco de Asís tuvo la original y simpática idea de escenificar esta creencia en el año 1223. Los que hacen negocios con los belenes en la época de la Navidad deberían estar muy agradecidos al santo de Asís y hacer algo de lo que el santo recomendaba: que repartieran algo para que todos, hombres, animales y aves comieran abundantemente el día del Nacimiento. Esto no sería más que pagar los derechos de autor, máxime cuando el santo no los reclama para sí ni para la SGAE, sino para los demás. Los años y los siglos fueron corriendo y la idea de San Francisco se fue extendiendo por todo el orbe católico, con las variantes propias de cada cultura. En nuestros días, casi todos dábamos por sentado que en un Belén, por sencillo y austero que fuera, nunca podían faltar unos elementos totalmente básicos: el Niño, la Virgen y San José, la mula y el buey, la estrella y algunos pocos más. Faltando alguno de estos elementos o personajes, parece ser que el Belén se disuelve y se evapora. Ha perdido su gracia. Y cuando en este terreno de las creencias tradicionales todos gozábamos de una especie de pax universalis, como en los tiempos de Augusto, la prensa nos ha anunciado la caída inesperada y destructora de un gran meteorito: el Papa Benedicto XVI dice que la mula y el buey desaparecen del Belén; la noticia tiene este tenor o similar. Los medios de comunicación (prensa, radio, TV, internet...) son conscientes de su poder, a ve-
ces interesado y malévolo, y no tienen escrúpulo de lanzar noticias de desinformación masiva. A este espectáculo lamentable estamos ya acostumbrados: recuérdese el caso deprimente que presenció el mundo entero con el tema de la gripe A, hace pocos años; intereses bajos llevaron a él, y todos perdimos dinero, tiempo y confianza. Entrando a Intenet he elegido la noticia en dos de las muchas páginas que se hacen eco de la noticia. Dicen así: L’Absurd diari. Roma. El Papa Benedicto XVI ha ordenado suprimir en el Belén presentado este martes en el Vaticano la mula, el buey y los pastores que suelen aparecer en estas típicas representaciones navideñas que recuerdan el nacimiento de Jesús. Por lo visto, el Pontífice se ha ceñido escrupulosamente a lo que relata la Biblia. Dicen que Benedicto XVI, gran conocedor de la figura de Jesús, se basa en el Evangelio de San Mateo y por ello ha ordenado quitar toda la parafernalia que a lo largo de los siglos se ha ido creando entorno al hecho de la Natividad. Conservador y riguroso, amante de la ortodoxia más estricta y de las misas en latín, el Papa de esta forma hace caso omiso a la mayoría de las figuras representadas en la tradición que proceden de los Evangelios Apócrifos, fuente histórica pero no teológica.
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Dentro de su aparente respetuosidad se observa entre líneas que a Benedicto XVI se le pasa factura de cuando era sencillamente Joseph Ratzinger y estaba al frente de la controvertida Congregación de la Fe.
¡Creo! Cofrades en la Fe Hermandad de la Santa Vera Cruz Número 3 Diciembre 2012 Página 19
Se olvida, sin embargo, que estamos ante un teólogo de la máxima categoría intelectual, que sabe ir al núcleo de las cuestiones; que es bastante más profundo que sus lectores y se adelanta a ellos; tal vez por eso les resulta difícil seguirlo y se quedan en los arrabales de lo que el Papa quiere decir.
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Nosotros vamos a afrontar la noticia yendo al texto original: el libro recién publicado por el Papa: “La infancia de Jesús” (Editorial Planeta, traducción de J. Fernando del Río, OSA, 2012). El tono general que imprime al libro es el de un teólogo experimentado, sólido, crítico y de intensa vida interior, que sabe distinguir entre lo que es nuclear y lo que es periférico, entre lo que es históricamente cierto y lo que es tradición piadosa. Sus afirmaciones, siempre respetuosas con las creencias y piedad popular, vienen ilustradas y avaladas por frecuentes citas bíblicas, manejadas e interpretadas con verdadera maestría.
Página de España: 21-11-2012 (omito el nombre del Diario) El Papa, por tanto, hace tabla rasa con los detalles -“en el portal no había animales”- y, a cambio, garantiza la veracidad del meollo del asunto: el nacimiento de Jesús no es un mito, sino una realidad.
El redactor de esta noticia no parece haber leído con tranquilidad el texto original. Creemos que la expresión “tabla rasa” va un poco más allá de lo objetivo.
Reproducimos a continuación el breve relato de San Lucas sobre el nacimiento y el de San Mateo sobre los Magos:
1
Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo.
2
Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino.
3
Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad.
4
Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David,
5
para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.
6
Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento,
7
y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento (Lucas 2,1-7). *
*
*
*
*
Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos Magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? 2 Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle». 3 En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén (San Mateo 2,1-3). 1
Año de la fe Parroquia de San Juan de Dios Número 3 Diciembre 2012 Página 20
Comentamos algunos versículos de San Lucas y San Mateo, que han dado pie a la polvareda. Los textos del libro del Papa los ponemos en cursiva y en rojo.
1.- FECHA DEL NACIMIENTO DE JESÚS TEXTO
DE
SAN LUCAS:
“Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino”. TEXTO
DEL
que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito”. TEXTO
DEL
PAPA:
Después de analizar las diferentes interpretaciones a que dan lugar los relatos de San Lucas y San Mateo sobre el nacimiento el Papa dice: Las dos diferentes líneas de tradición concuerdan en que el lugar del nacimiento de Jesús fue Belén. Si nos atenemos a las fuentes y no nos dejamos llevar por conjeturas personales, queda claro que Jesús nació en Belén y creció en Nazaret.
PAPA:
Según Flavio Josefo, al que debemos sobre todo nuestros conocimientos de la historia judía en los tiempos de Jesús, el censo tuvo lugar el año 6 d.C., bajo el Gobernador Cirino. ... Por tanto Jesús ha nacido en una época que se puede determinar con precisión. Que Cristo naciera hacia el año 6 a.C. puede sonar extraño. La razón radica en que el monje Dionisio el Exiguo (muerto hacia el 550 d.C.) se equivocó algunos años en sus cálculos. Lo que parece preocupar a Benedicto XVI en este tema no es tanto precisar con exactitud el año concreto del nacimiento cuando el hacer ver la historicidad del suceso, que queda perfectamente encuadrado en unas coordenadas históricas comprobables. Jesús no ha nacido y comparecido en público en la intemporalidad del mito; pertenece a un tiempo que se puede determinar con precisión y a un entorno geográfico indicado con exactitud.
3.- EL NACIMIENTO DE JESÚS TEXTO
DE
SAN LUCAS:
“Y mientras estaban allí (en Belén) le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito”. TEXTO
DEL
PAPA:
El primogénito no es necesariamente el primero de una descendencia sucesiva. La palabra primogénito no se refiere a una numeración consecutiva, sino que indica una cualidad teológica, expresada en las recopilaciones más antiguas de las leyes de Israel: “El Señor dijo a Moisés: Conságrame todo primogénito; todo primer parto entre los hijos de Israel, sea de hombre o de ganado, es mío” (Éxodo 13,1 s). Con esta palabra (primogénito) se alude a una pertenencia singular de Jesús a Dios. Benedicto XVI se pronuncia, sin demasiado énfasis, sobre el tema novelesco, y novelado, de los “hermanos de Jesús”. Del hecho de que Jesús fuera el primogénito de María, no puede deducirse que ésta tuviera posteriormente más hijos.
4.- ¿DESAUTORIZA BENEDICTO XVI A SAN AGUSTÍN? TEXTO
DE
SAN LUCAS:
“Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada”. TEXTO
2.- LUGAR DEL NACIMIENTO TEXTO
DE
SAN LUCAS:
“Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa,
DEL
PAPA:
María puso a su niño recién nacido en un pesebre. De ahí se ha deducido con razón que Jesús nació en un establo, en un ambiente poco acogedor (estaríamos tentados de decir: indigno), pero que ofrecía en todo caso la discreción necesaria para el santo evento. En la región en torno a Belén se usan desde siempre grutas como establo. La tradición de los iconos, basándose en la teología de los (Santos) Padres ha interpretado teológicamente el pesebre y los pañales. El niño envuelto y bien ceñido en pañales aparece como una referencia anticipada a la hora de su muerte: es
¡Creo! Cofrades en la Fe Hermandad de la Santa Vera Cruz Número 3 Diciembre 2012 Página 21
desde el principio el Inmolado. Por eso el pesebre se representaba como una especie de altar. También se lee en algunas noticias que el Papa desautoriza la interpretación que San Agustín da del pesebre. Pero nada hay más lejos de la verdad. El Papa dice textualmente: San Agustín ha interpretado el significado del pesebre con un razonamiento que en un primer momento parece casi impertinente, pero que, examinado con más atención, contiene en cambio una profunda verdad. El pesebre es donde los animales encuentran alimento. Sin embargo, ahora yace en el pesebre quien se ha indicado a sí mismo como el verdadero pan bajado del cielo, como el verdadero alimento que el hombre necesita para ser persona humana... El pesebre se convierte de este modo en una referencia a la mesa de Dios, a la que el hombre está invitado para recibir el pan de Dios. No parece, pues, que el Papa desautorice a San Agustín. Más bien elogia la profunda sabiduría del Obispo de Hipona.
6.- ¿LOS MAGOS ERAN REYES? ¿ERAN ANDALUCES? TEXTO
TEXTO
DE
SAN LUCAS:
Cualquiera que lea el texto de San Lucas comprobará que no se cita ni la mula ni el buey. La mansedumbre que muestran en el Belén las figuras de la mula y el buey hace que las veamos, tal vez, con mayor simpatía que a las demás. Y tal vez por esto es por lo que la denuncia ha cobrado más fuerza e ira: no han quitado la mula y el buey. TEXTO
DEL
PAPA:
En el Evangelio no se habla en este caso de animales. Pero la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento relacionado entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna, remitiéndose a Isaías 1,3: “El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende”... La iconografía cristiana ha captado ya muy pronto este motivo. Ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y al asno. No acabamos de ver por qué estos pobres animales han sido puestos en el centro del huracán. La noticia de una de las páginas Web citadas calificando las palabras de Benedicto XVI de tabla rasa no parecen provenir de ningún teólogo serio, sino de un aprendiz de brujo. Descalificar de esa manera, sin un análisis previo y con la competencia debida, es arriesgado y denota una postura apriorística y dogmática muy propia en quienes suelen pregonar el relativismo. Tienen suerte quienes así escriben porque el Papa no va a bajar a esa arena para discutir; su fuerza no está en los titulares improvisados, sino en la firmeza de su argumentación.
SAN MATEO:
Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos Magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? (San Mateo 2,1). SALMO 72,10: Los reyes de Tarsis y las islas traerán tributo. ISAÍAS 49,23: Reyes serán tus tutores, y sus princesas, nodrizas tuyas. ISAÍAS 60,9: Los barcos se juntan para mí, los navíos de Tarsis en cabeza, para traer a tus hijos de lejos, junto con su plata y oro. TEXTO
5.- LA MULA Y EL BUEY
DE
DEL
PAPA:
Después de examinar las distintas opiniones sobre la identidad de los Magos considerados frecuentemente como astrónomos, el Papa dice: Los hombres de los que habla Mateo (los Magos) no eran únicamente astrónomos. Eran “sabios”; representaban el dinamismo inherente a las religiones de ir más allá de sí mismas; un dinamismo que es búsqueda de la verdad, la búsqueda del verdadero Dios, y por tanto filosofía en el sentido originario de la palabra. La sabiduría sanea así también el mensaje de la “ciencia”: la racionalidad de este mensaje no se contentaba con el mero saber, sino que trataba de comprender la totalidad, llevando así a la razón hasta sus más elevadas posibilidades. ... Podemos decir con razón que representan el camino de las religiones hacia Cristo, así como la autosuperación de la ciencia con vistas a él. Así como la tradición de la Iglesia ha leído con toda naturalidad el relato de la Navidad sobre el trasfondo de Isaías 1,3, y de este modo llegaron al pesebre el buey y el asno, así también ha leído la historia de los Magos a la luz del Salmo 72,10 y de Isaías 60,9. Y de esta manera, los hombres sabios de Oriente se han convertido en reyes, y con ellos han entrado en la gruta los camellos y los dromedarios. ¿De dónde eran los Magos? El texto de San Mateo dice expresamente que venían de Oriente. Sin embargo los textos de Isaías y Salmo 72 sugieren que su procedencia podía ser de cualquier lugar del mundo entonces conocido, incluso de Tarsis, el lugar más alejado, indicando así que el nacimiento de Jesús se ofrece al mundo entero. Evidentemente la procedencia de los Magos es una cuestión menor. TEXTO
DEL
PAPA:
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La promesa contenida en estos textos (Salmo 72 e Isaías 60) extiende la proveniencia de estos hombres hasta el extremo Occidente (Tarsis-Tartesos en España), pero la tradición ha desarrollado ulteriormente este anuncio de la universalidad de los reinos de aquellos soberanos, interpretándolos como reyes de los tres continentes entonces conocidos: África, Asia y Europa. El rey del color aparece siempre: en el reino de Jesucristo no hay distinción por la raza o el origen. En él y por él, la humanidad está unida sin perder la riqueza de la variedad. La claridad del texto es meridiana y no precisa comentario alguno. El Papa no dice que los Mayos vinieran de Andalucía, sino que en el Antiguo Testamento se da pie a que eso pudiera ser así. Está claro que la desinformación de los medios de comunicación ha sido brutal y masiva. Hubiera sido menos burda si hubieran dicho que según Benedicto XVI los Magos venían de Lepe, pues entonces hubiera sonado a chiste nada más.
7.- LA ESTRELLA TEXTO
DE
SAN MATEO:
“¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle”. TEXTO
DEL
PAPA:
Entresacamos las principales ideas: Según afirma el conocido astrónomo Johannes Keppler (1571-1630), y lo corroboran astrónomos actuales, en el año 7-6 a.C. se produjo la conjunción de los planetas Júpiter, Saturno y Marte; Keppler observó en 1604 otra conjunción similar de los mismos planetas, esta vez acompañada de la explosión de una supernova (estrella que explota con gran luminosidad y puede ser vista en pleno día). Entonces pensó que a la conjunción de los años 7-6 a.C. debió acompañar otra supernova; de esa manera Keppler intentaba explicar la estrella de Belén. Esta interpretación se ve corroborada, según Friedrich Wieseler, por el hallazgo de tablas cronológicas chinas en las que se cuenta que en el año 4 a.C. había aparecido y se había visto durante mucho tiempo una estrella luminosa. El astrónomo vienés Konradin Ferrari d’Occhieppo opina, por el contrario, que la luminosidad de la estrella de Belén puede explicarse por la simple conjunción de Júpiter y Saturno en las horas vespertinas. Júpiter, la estrella de la más alta divinidad de Babilonia, y Saturno, el representante cósmico del pueblo judío, aparecieron en el horizonte vespertino acompañados de sus magníficas luminosidades. De este encuentro planetario los astrónomos de Babilonia podían deducir un acontecimiento de importancia universal, el nacimiento en el país de Judá de un soberano que traería la salvación. (Si alguien tiene curiosidad en ponderar la argumenta-
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ción del astrónomo Ferrari, puede mirar al cielo al anochecer, en la región del Este, y podrá observar cómo Júpiter asciende brillante y majestuoso por la bóveda celeste, sin rival alguno. Mejor si no hay luna). Vemos que el Papa recoge y acepta los resultados de la observación astronómica, y trata de hacer una lectura teológica de los mismos. *
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Terminamos estas breves notas con una reflexión. Es un hecho que las creencias cristianas, como las de cualquier otro credo, tienen sus seguidores y también sus detractores. Esto es normal y hay que aceptarlo en virtud de la libertad religiosa y de pensamiento. Otra cosa bien distinta es hablar y/o escribir con autoridad y competencia; y aquí es donde nuestra sociedad lleva años haciendo aguas. Muchas personas sostienen su derecho a decir lo que se les antoja, por aquello de la libertad de expresión (mal entendida), pero no están dispuestas a aceptar su deber de informarse antes de hablar. El libro La infancia de Jesús lo vemos como un libro de divulgación en el que se dejan de lado las largas disertaciones históricas y teológicas. No obstante sus afirmaciones vienen siempre bien fundamentadas. Por tanto lo consideramos un libro de divulgación pero adornado de seriedad científica y de sincera piedad. Benedicto XVI posee su Belén familiar particular; se sabe que el Papa se arrodilla
a diario ante su Belén y medita y razona como un teólogo, al tiempo que reza como un niño. Sospecho que algunos de los que han enviado estas noticias desconcertantes a la prensa no han leído tranquilamente el libro de Benedicto XVI. También sospecho que no conocen los mecanismos que rigen en el mundo de la fe y la teología; se trata de otro mundo, tan real o más que el de la fugaz noticia periodística, y desde luego digno de respeto. Harían bien estos reporteros presurosos en no correr tan de prisa ni intentar comer “con las cosas de comer”; pues se puede ocurrir, y ya llevamos años viéndolo, que los hijos padezcan la dentera de los agraces que ellos comieron. Esto no es nuevo, y de ello nos advirtió ya el profeta Jeremías hace unos 27 siglos (Jeremías 31,29). Y termino estas líneas trayendo a la memoria de todos los que estén dispuestos a una sana autocrítica, una anécdota del mundo clásico cuya base, legendaria o histórica, es ésta: Un zapatero había hecho notar al escultor Fidias un error en el calzado de un hombre que había esculpido. Fidias lo agradeció al zapatero y se puso a corregir el error. El zapatero, crecido, añadió otras críticas al escultor y éste le respondió: ¡“Ne ultra crepidam, sutor”!, que literalmente suena así: ¡No más allá de tus sandalias, zapatero! Es decir: ¡Zapatero, a tus zapatos! Y el cuento ha terminado, pues en mi belén sigue estando la mula y el buey, ya que nadie lo ha prohibido ni lo va a prohibir.
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MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI PARA LA XXVIII JORNADA MUNCIAL DE LA JUVENTUD 2013
Id y haced discípulos a todos los pueblos (cf. Mt 28,19)
Queridos jóvenes: Quiero haceros llegar a todos un saludo lleno de alegría y afecto. Estoy seguro de que la mayoría de vosotros habéis regresado de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid «arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe» (cf. Col 2,7). En este año hemos celebrado en las diferentes diócesis la alegría de ser cristianos, inspirados por el tema: «Alegraos siempre en el Señor» (Flp 4,4). Y ahora nos estamos preparando para la próxima Jornada Mundial, que se celebrará en Río de Janeiro, en Brasil, en el mes de julio de 2013. Quisiera renovaros ante todo mi invitación a que participéis en esta importante cita. La célebre estatua del Cristo Redentor, que domina aquella hermosa ciudad brasileña, será su símbolo elocuente. Sus brazos abiertos son el signo de la acogida que el Señor regala a cuantos acuden a él, y su corazón representa el inmenso amor que tiene por cada uno de vosotros. ¡Dejaos atraer por él! ¡Vivid esta experiencia del encuentro con Cristo, junto a tantos otros jóvenes que se reunirán en Río para el próximo encuentro mundial! Dejaos amar por él y seréis los testigos que el mundo tanto necesita. Os invito a que os preparéis a la Jornada Mundial de Río de Janeiro meditando desde ahora sobre el tema del encuentro: Id y haced discípulos a todos los pueblos (cf. Mt 28,19). Se trata de la gran exhortación misionera que Cristo dejó a toda la Iglesia y que sigue siendo actual también hoy, dos mil años después. Esta llamada misionera tiene que resonar ahora con fuerza en vuestros corazones. El año de preparación para el encuentro de Río coincide con el Año de la Fe, al comienzo del cual el Sínodo ¡Creo! Cofrades en la Fe Hermandad de la Santa Vera Cruz Número 3 Diciembre 2012 Página 25
de los Obispos ha dedicado sus trabajos a «La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana». Por ello, queridos jóvenes, me alegro que también vosotros os impliquéis en este impulso misionero de toda la Iglesia: dar a conocer a Cristo, que es el don más precioso que podéis dar a los demás.
1. Una llamada apremiante La historia nos ha mostrado cuántos jóvenes, por medio del generoso don de sí mismos y anunciando el Evangelio, han contribuido enormemente al Reino de Dios y al desarrollo de este mundo. Con gran entusiasmo, han llevado la Buena Nueva del Amor de Dios, que se ha manifestado en Cristo, con medios y posibilidades muy inferiores con respecto a los que disponemos hoy. Pienso, por ejemplo, en el beato José de Anchieta, joven jesuita español del siglo XVI, que partió a las misiones en Brasil cuando tenía menos de veinte años y se convirtió en un gran apóstol del Nuevo Mundo. Pero pienso también en los que os dedicáis generosamente a la misión de la Iglesia. De ello obtuve un sorprendente testimonio en la Jornada Mundial de Madrid, sobre todo en el encuentro con los voluntarios. Hay muchos jóvenes hoy que dudan profundamente de que la vida sea un don y no ven con claridad su camino. Ante las dificultades del mundo contemporáneo, muchos se preguntan con frecuencia: ¿Qué puedo hacer? La luz de la fe ilumina esta oscuridad, nos hace comprender que cada existencia tiene un valor inestimable, porque es fruto del amor de Dios. Él ama también a quien se ha alejado de él; tiene paciencia y espera, es más, él ha entregado a su Hijo, muerto y resucitado, para que nos libere radicalmente del mal. Y Cristo ha enviado a sus discípulos para que lleven a todos los pueblos este gozoso anuncio de salvación y de vida nueva. En su misión de evangelización, la Iglesia cuenta con vosotros. Queridos jóvenes: Vosotros sois los primeros misioneros entre los jóvenes. Al final del Concilio Vaticano II, cuyo 50º aniversario estamos celebrando en este año, el siervo de Dios Pablo VI entregó a los jóvenes del mundo un Mensaje que empezaba con estas palabras: «A vosotros, los jóvenes de uno y otro sexo del mundo entero, el Concilio quiere dirigir su último mensaje. Pues sois vosotros los que vais a recoger la antorcha de manos de vuestros mayores y a vivir en el mundo en el momento de las más gigantescas transformaciones de su historia. Sois vosotros quienes, recogiendo lo mejor del ejemplo y las enseñanzas de vuestros padres y maestros, vais a formar la sociedad de mañana; os salvaréis o pereceréis con ella». Concluía con una llamada: «¡Construid con entusiasmo un mundo mejor que el de vuestros mayores!» (Mensaje a los Jóvenes, 8 de diciembre de 1965). Queridos jóvenes, esta invitación es de gran actualidad. Estamos atravesando un período histórico muy particular. El progreso técnico nos ha ofrecido posibilidades inauditas de interacción entre los hombres y la población, mas la globalización de estas relaciones sólo será positiva y hará crecer el mundo en humanidad si se basa no en el materialismo sino en el amor, que es la única realidad capaz de colmar el corazón de cada uno y de unir a las personas. Dios es amor. El hombre que se olvida de Dios se queda sin esperanza y es incapaz de amar a su semejante. Por ello, es urgente testimoniar la presencia de Dios, para que cada uno la pueda experimentar. La salvación de la humanidad y la salvación de cada uno de nosotros están en juego. Quien comprenda esta necesidad, sólo podrá exclamar con Pablo: «¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (1Co 9,16).
2. Sed discípulos de Cristo Esta llamada misionera se os dirige también por otra razón: Es necesaria para vuestro camino de fe personal. El beato Juan Pablo II escribió: «La fe se refuerza dándola» (Enc. Redemptoris Missio, 2). Al anunciar el Evangelio vosotros mismos crecéis arraigándoos cada vez más profundamente en Cristo, os convertís en cristianos maduros. El compromiso misionero es una dimensión esencial de la fe; no se puede ser un verdadero creyente si no se evangeliza. El anuncio del Evangelio no puede ser más que la consecuencia de la alegría de haber encontrado en Cristo la roca sobre la que construir la propia existencia. Esforzándoos en servir a los demás y en anunciarles el Evangelio, vuestra vida, a menudo dispersa en diversas actividades, encontrará su unidad en el Señor, os construiréis también vosotros mismos, creceréis y maduraréis en humanidad. ¿Qué significa ser misioneros? Significa ante todo ser discípulos de Cristo, escuchar una y otra vez la invitación a seguirle, la invitación a mirarle: «Aprended de mí, que soy manso y humilde de co-
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razón» (Mt 11,29). Un discípulo es, de hecho, una persona que se pone a la escucha de la palabra de Jesús (cf. Lc 10,39), al que se reconoce como el buen Maestro que nos ha amado hasta dar la vida. Por ello, se trata de que cada uno de vosotros se deje plasmar cada día por la Palabra de Dios; ésta os hará amigos del Señor Jesucristo, capaces de incorporar a otros jóvenes en esta amistad con él. Os aconsejo que hagáis memoria de los dones recibidos de Dios para transmitirlos a su vez. Aprended a leer vuestra historia personal, tomad también conciencia de la maravillosa herencia de las generaciones que os han precedido: Numerosos creyentes nos han transmitido la fe con valentía, enfrentándose a pruebas e incomprensiones. No olvidemos nunca que formamos parte de una enorme cadena de hombres y mujeres que nos han transmitido la verdad de la fe y que cuentan con nosotros para que otros la reciban. El ser misioneros presupone el conocimiento de este patrimonio recibido, que es la fe de la Iglesia. Es necesario conocer aquello en lo que se cree, para poder anunciarlo. Como escribí en la introducción de YouCat, el catecismo para jóvenes que os regalé en el Encuentro Mundial de Madrid, «tenéis que conocer vuestra fe de forma tan precisa como un especialista en informática conoce el sistema operativo de su ordenador, como un buen músico conoce su pieza musical. Sí, tenéis que estar más profundamente enraizados en la fe que la generación de vuestros padres, para poder enfrentaros a los retos y tentaciones de este tiempo con fuerza y decisión» (Prólogo).
3. Id Jesús envió a sus discípulos en misión con este encargo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará» (Mc 16,15-16). Evangelizar significa llevar a los demás la Buena Nueva de la salvación y esta Buena Nueva es una persona: Jesucristo. Cuando le encuentro, cuando descubro hasta qué punto soy amado por Dios y salvado por él, nace en mí no sólo el deseo, sino la necesidad de darlo a conocer a otros. Al principio del Evangelio de Juan vemos a Andrés que, después de haber encontrado a Jesús, se da prisa para llevarle a su hermano Simón (cf. Jn 1,40-42). La evangelización parte siempre del encuentro con Cristo, el Señor. Quien se ha acercado a él y ha hecho la experiencia de su amor, quiere compartir en seguida la belleza de este encuentro que nace de esta amistad. Cuanto más conocemos a Cristo, más deseamos anunciarlo. Cuanto más hablamos con él, más deseamos hablar de él. Cuanto más nos hemos dejado conquistar, más deseamos llevar a otros hacia él. Por medio del bautismo, que nos hace nacer a una vida nueva, el Espíritu Santo se establece en nosotros e inflama nuestra mente y nuestro corazón. Es él quien nos guía a conocer a Dios y a entablar una amistad cada vez más profunda con Cristo; es el Espíritu quien nos impulsa a hacer el bien, a servir a los demás, a entregarnos. Mediante la confirmación somos fortalecidos por sus dones para testimoniar el Evangelio con más madurez cada vez. El alma de la misión es el Espíritu de amor, que nos empuja a salir de nosotros mismos, para «ir» y evangelizar. Queridos jóvenes, dejaos conducir por la fuerza del amor de Dios, dejad que este amor venza la tendencia a encerrarse en el propio mundo, en los propios problemas, en las propias costumbres. Tened el valor de «salir» de vosotros mismos hacia los demás y guiarlos hasta el encuentro con Dios.
4. Llegad a todos los pueblos Cristo resucitado envió a sus discípulos a testimoniar su presencia salvadora a todos los pueblos, porque Dios, en su amor sobreabundante, quiere que todos se salven y que nadie se pierda. Con el sacrificio de amor de la Cruz, Jesús abrió el camino para que cada hombre y cada mujer puedan conocer a Dios y entrar en comunión de amor con él. Él constituyó una comunidad de discípulos para llevar el anuncio de salvación del Evangelio hasta los confines de la tierra, para llegar a los hombres y mujeres de cada lugar y de todo tiempo.¡Hagamos nuestro este deseo de Jesús! Queridos amigos, abrid los ojos y mirad en torno a vosotros. Hay muchos jóvenes que han perdido el sentido de su existencia. ¡Id! Cristo también os necesita. Dejaos llevar por su amor, sed instrumentos de este amor inmenso, para que llegue a todos, especialmente a los que están «lejos». Algunos están lejos geográficamente, mientras que otros están lejos porque su cultura no deja espacio a Dios; algunos aún no han acogido personalmente el Evangelio, otros, en cambio, a pesar de haberlo recibido, viven como si Dios no existiese. Abramos a todos las puertas de nuestro corazón; intentemos entrar en diálogo con ellos, con sencillez y respeto mutuo. Este diálogo, si es vivido con verdadera amistad, ¡Creo! Cofrades en la Fe Hermandad de la Santa Vera Cruz Número 3 Diciembre 2012 Página 27
dará fruto. Los «pueblos» a los que hemos sido enviados no son sólo los demás países del mundo, sino también los diferentes ámbitos de la vida: las familias, los barrios, los ambientes de estudio o trabajo, los grupos de amigos y los lugares de ocio. El anuncio gozoso del Evangelio está destinado a todos los ambientes de nuestra vida, sin exclusión. Quisiera subrayar dos campos en los que debéis vivir con especial atención vuestro compromiso misionero. El primero es el de las comunicaciones sociales, en particular el mundo de Internet. Queridos jóvenes, como ya os dije en otra ocasión, «sentíos comprometidos a sembrar en la cultura de este nuevo ambiente comunicativo e informativo los valores sobre los que se apoya vuestra vida. […] A vosotros, jóvenes, que casi espontáneamente os sentís en sintonía con estos nuevos medios de comunicación, os corresponde de manera particular la tarea de evangelizar este “continente digital”» (Mensaje para la XLIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 24 mayo 2009). Por ello, sabed usar con sabiduría este medio, considerando también las insidias que contiene, en particular el riesgo de la dependencia, de confundir el mundo real con el virtual, de sustituir el encuentro y el diálogo directo con las personas con los contactos en la red. El segundo ámbito es el de la movilidad. Hoy son cada vez más numerosos los jóvenes que viajan, tanto por motivos de estudio, trabajo o diversión. Pero pienso también en todos los movimientos migratorios, con los que millones de personas, a menudo jóvenes, se trasladan y cambian de región o país por motivos económicos o sociales. También estos fenómenos pueden convertirse en ocasiones providenciales para la difusión del Evangelio. Queridos jóvenes, no tengáis miedo en testimoniar vuestra fe también en estos contextos; comunicar la alegría del encuentro con Cristo es un don precioso para aquellos con los que os encontráis.
5. Haced discípulos Pienso que a menudo habéis experimentado la dificultad de que vuestros coetáneos participen en la experiencia de la fe. A menudo habréis constatado cómo en muchos jóvenes, especialmente en ciertas fases del camino de la vida, está el deseo de conocer a Cristo y vivir los valores del Evangelio, pero no se sienten idóneos y capaces. ¿Qué se puede hacer? Sobre todo, con vuestra cercanía y vuestro sencillo testimonio abrís una brecha a través de la cual Dios puede tocar sus corazones. El anuncio de Cristo no consiste sólo en palabras, sino que debe implicar toda la vida y traducirse en gestos de amor. Es el amor que Cristo ha infundido en nosotros el que nos hace evangelizadores; nuestro amor debe conformarse cada vez más con el suyo. Como el buen samaritano, debemos tratar con atención a los que encontramos, debemos saber escuchar, comprender y ayudar, para poder guiar a quien busca la verdad y el sentido de la vida hacia la casa de Dios, que es la Iglesia, donde se encuentra la esperanza y la salvación (cf. Lc 10,29-37). Queridos amigos, nunca olvidéis que el primer acto de amor que podéis hacer hacia el prójimo es el de compartir la fuente de nuestra esperanza: Quien no da a Dios, da muy poco. Jesús ordena a sus apóstoles: «Haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado» (Mt 28,1920). Los medios que tenemos para «hacer discípulos» son principalmente el bautismo y la catequesis. Esto significa que debemos conducir a las personas que estamos evangelizando para que encuentren a Cristo vivo, en modo particular en su Palabra y en los sacramentos. De este modo podrán creer en él, conocerán a Dios y vivirán de su gracia. Quisiera que cada uno se preguntase: ¿He tenido alguna vez el valor de proponer el bautismo a los jóvenes que aún no lo han recibido? ¿He invitado a alguien a seguir un camino para descubrir la fe cristiana? Queridos amigos, no tengáis miedo de proponer a vuestros coetáneos el encuentro con Cristo. Invocad al Espíritu Santo: Él os guiará para poder entrar cada vez más en el conocimiento y el amor de Cristo y os hará creativos para transmitir el Evangelio.
6. Firmes en la fe Ante las dificultades de la misión de evangelizar, a veces tendréis la tentación de decir como el profeta Jeremías: «¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que sólo soy un niño». Pero Dios también os contesta: «No digas que eres niño, pues irás adonde yo te envíe y dirás lo que yo te ordene» (Jr 1,6-7). Cuando os sintáis ineptos, incapaces y débiles para anunciar y testimoniar la fe, no temáis. La evangelización no es una iniciativa nuestra que dependa sobre todo de nuestros talentos, sino que es una respuesta confiada y obediente a la llamada de Dios, y por ello no se basa en nuestra fuerza, sino
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en la suya. Esto lo experimentó el apóstol Pablo: «Llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros» (2Co 4,7). Por ello os invito a que os arraiguéis en la oración y en los sacramentos. La evangelización auténtica nace siempre de la oración y está sostenida por ella. Primero tenemos que hablar con Dios para poder hablar de Dios. En la oración le encomendamos al Señor las personas a las que hemos sido enviados y le suplicamos que les toque el corazón; pedimos al Espíritu Santo que nos haga sus instrumentos para la salvación de ellos; pedimos a Cristo que ponga las palabras en nuestros labios y nos haga ser signos de su amor. En modo más general, pedimos por la misión de toda la Iglesia, según la petición explícita de Jesús: «Rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies» (Mt 9,38). Sabed encontrar en la eucaristía la fuente de vuestra vida de fe y de vuestro testimonio cristiano, participando con fidelidad en la misa dominical y cada vez que podáis durante la semana. Acudid frecuentemente al sacramento de la reconciliación, que es un encuentro precioso con la misericordia de Dios que nos acoge, nos perdona y renueva nuestros corazones en la caridad. No dudéis en recibir el sacramento de la confirmación, si aún no lo habéis recibido, preparándoos con esmero y solicitud. Es, junto con la eucaristía, el sacramento de la misión por excelencia, que nos da la fuerza y el amor del Espíritu Santo para profesar la fe sin miedo. Os aliento también a que hagáis adoración eucarística; detenerse en la escucha y el diálogo con Jesús presente en el sacramento es el punto de partida de un nuevo impulso misionero. Si seguís por este camino, Cristo mismo os dará la capacidad de ser plenamente fieles a su Palabra y de testimoniarlo con lealtad y valor. A veces seréis llamados a demostrar vuestra perseverancia, en particular cuando la Palabra de Dios suscite oposición o cerrazón. En ciertas regiones del mundo, por la falta de libertad religiosa, algunos de vosotros sufrís por no poder dar testimonio de la propia fe en Cristo. Hay quien ya ha pagado con la vida el precio de su pertenencia a la Iglesia. Os animo a que permanezcáis firmes en la fe, seguros de que Cristo está a vuestro lado en esta prueba. Él os repite: «Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo» (Mt 5,11-12).
7. Con toda la Iglesia Queridos jóvenes, para permanecer firmes en la confesión de la fe cristiana allí donde habéis sido enviados, necesitáis a la Iglesia. Nadie puede ser testigo del Evangelio en solitario. Jesús envió a sus discípulos a la misión en grupos: «Haced discípulos» está puesto en plural. Por tanto, nosotros siempre damos testimonio en cuanto miembros de la comunidad cristiana; nuestra misión es fecundada por la comunión que vivimos en la Iglesia, y gracias a esa unidad y ese amor recíproco nos reconocerán como discípulos de Cristo (cf. Jn 13,35). Doy gracias a Dios por la preciosa obra de evangelización que realizan nuestras comunidades cristianas, nuestras parroquias y nuestros movimientos eclesiales. Los frutos de esta evangelización pertenecen a toda la Iglesia: «Uno siembra y otro siega» (Jn 4,37). En este sentido, quiero dar gracias por el gran don de los misioneros, que dedican toda su vida a anunciar el Evangelio hasta los confines de la tierra. Asimismo, doy gracias al Señor por los sacerdotes y consagrados, que se entregan totalmente para que Jesucristo sea anunciado y amado. Deseo alentar aquí a los jóvenes que son llamados por Dios, a que se comprometan con entusiasmo en estas vocaciones: «Hay más dicha en dar que en recibir» (Hch 20,35). A los que dejan todo para seguirlo, Jesús ha prometido el ciento por uno y la vida eterna (cf. Mt 19,29). También doy gracias por todos los fieles laicos que allí donde se encuentran, en familia o en el trabajo, se esmeran en vivir su vida cotidiana como una misión, para que Cristo sea amado y servido y para que crezca el Reino de Dios. Pienso, en particular, en todos los que trabajan en el campo de la educación, la sanidad, la empresa, la política y la economía y en tantos ambientes del apostolado seglar. Cristo necesita vuestro compromiso y vuestro testimonio. Que nada –ni las dificultades, ni las incomprensiones– os hagan renunciar a llevar el Evangelio de Cristo a los lugares donde os encontréis; cada uno de vosotros es valioso en el gran mosaico de la evangelización.
8. «Aquí estoy, Señor» Queridos jóvenes, al concluir quisiera invitaros a que escuchéis en lo profundo de vosotros mismos la llamada de Jesús a anunciar su Evangelio. Como muestra la gran estatua de Cristo Redentor en ¡Creo! Cofrades en la Fe Hermandad de la Santa Vera Cruz Número 3 Diciembre 2012 Página 29
Río de Janeiro, su corazón está abierto para amar a todos, sin distinción, y sus brazos están extendidos para abrazar a todos. Sed vosotros el corazón y los brazos de Jesús. Id a dar testimonio de su amor, sed los nuevos misioneros animados por el amor y la acogida. Seguid el ejemplo de los grandes misioneros de la Iglesia, como san Francisco Javier y tantos otros. Al final de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, bendije a algunos jóvenes de diversos continentes que partían en misión. Ellos representaban a tantos jóvenes que, siguiendo al profeta Isaías, dicen al Señor: «Aquí estoy, mándame» (Is 6,8). La Iglesia confía en vosotros y os agradece sinceramente el dinamismo que le dais. Usad vuestros talentos con generosidad al servicio del anuncio del Evangelio. Sabemos que el Espíritu Santo se regala a los que, en pobreza de corazón, se ponen a disposición de tal anuncio. No tengáis miedo. Jesús, Salvador del mundo, está con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo (cf. Mt 28,20). Esta llamada, que dirijo a los jóvenes de todo el mundo, asume una particular relevancia para vosotros, queridos jóvenes de América Latina. En la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, que tuvo lugar en Aparecida en 2007, los obispos lanzaron una «misión continental». Los jóvenes, que en aquel continente constituyen la mayoría de la población, representan un potencial importante y valioso para la Iglesia y la sociedad. Sed vosotros los primeros misioneros. Ahora que la Jornada Mundial de la Juventud regresa a América Latina, exhorto a todos los jóvenes del continente: Transmitid a vuestros coetáneos del mundo entero el entusiasmo de vuestra fe. Que la Virgen María, Estrella de la Nueva Evangelización, invocada también con las advocaciones de Nuestra Señora de Aparecida y Nuestra Señora de Guadalupe, os acompañe en vuestra misión de testigos del amor de Dios. A todos imparto, con particular afecto, mi Bendición Apostólica. Vaticano, 18 de octubre de 2012 BENEDICTUS PP. XVI
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Sin dejar de ser una fiesta, ni una celebración, la Navidad, es sobre todo, una actitud vital. Desde que Dios acogió nuestra materia haciéndose uno de nosotros, nosotros podemos acogerlo en el todo y vivir amados en el sentido de la lógica de la esperanza.
Feliz Navidad Hermandad de la Santa Vera Cruz Martos (Jaén)