¡Creo!
COFRADES Hermandad Santa Vera Cruz + Martos (Jaén)
EN LA
FE
| Nº 6 | MARZO | 2013
Semana Santa en Martos
GRUPO PARROQUIAL PRIMITIVA HERMANDAD DE LA SANTA VERA CRUZ Y COFRADÍA DE PENITENCIA Y SILENCIO DE NUESTRO PADRE JESÚS DE PASIÓN Y NUESTRA SEÑORA MARÍA DE NAZARETH Diputación de Formación y Convivencia Diputación de Publicaciones
¡Creo! COFRADES
EN LA Número 6 · marzo 2013
FE
EDICIÓN DIGITAL: www.issuu.com/veracruzmartos CAPELLÁN Y PÁRROCO: Rvdo. José Checa Tajuelo Pbro. REDACCIÓN: Miguel Ángel Cruz Villalobos, María Inmaculada Cuesta Parras, Manuel Márquez Herrador y Gabriel Zurera Ribó COLABORADORES: P. Romeo Ballán, Andrés Borrego Toledano, Fr. Fernando Colodro Campos, Hna. María Cruz Ciordia, Eduardo Antonio de Diego Amate, José Manuel Espejo Martínez, Mons. Jorge Mario Bergoglio, Hno. Abdón Rodríguez Hervás y Nicolás Vargas Melero FOTOGRAFÍA: Juan Carlos Fernández López y José López Damas DISEÑO Y MAQUETACIÓN: Antonio Moncayo Garrido EDICIÓN DIGITAL: Antonio García Prats PORTADA: Raquel Fuentes Peco DIRECCIÓN POSTAL: Parroquia de San Juan de Dios Plaza de San Juan de Dios, 1 23600 Martos (Jaén) veracruz.martos@gmail.com DEPÓSITO LEGAL: J-1.292-2012 La revista ¡Creo! Cofrades en la Fe no participa necesariamente de las opiniones expresadas por nuestros colaboradores, limitándose solamente a reproducirlas.
REDACCIÓN
Pocos saben que nuestra Concejal o Concejala (que de ambas formas se puede decir) de Fiestas y Educación Raquel Fuentes Peco, es una magnífica artista, avalada por su licenciatura en Bellas Artes. En esta portada, el lápiz, el sencillo, el vulgar lápiz tiza, matizado por el rotulador ha plasmado nuestra Semana Santa. Las figuras de dos nazarenos flanquean la obra. Pero la autora no ha escogido a dos nazarenos cualesquiera, se trata de la representación del nazareno de la cofradía de Nuestro Padre Jesús en su Entrada en Jerusalem y el nazareno de María Santísima de la Esperanza. Principio y fin de nuestra Semana Santa, alfa y omega de la misma. En el centro, tres potencias sobre la Peña de Martos, que vienen a significar la humanidad de Cristo, puesto que la diferencia del ser humano de los demás seres es precisamente lo que se ha venido en llamar las potencias del alma: memoria, entendimiento y voluntad. Jesucristo reinando en los corazones de los moradores de la ciudad de la Peña. La Madre está representada por un palio sostenido por doce varales inicio de la Santa Madre Iglesia, que comienza su andadura con doce hombres henchidos de fe y repletos de fuerza divina. La HERMANDAD DE LA SANTA VERA CRUZ de Martos (Jaén), en primer lugar, agradece los correos, mensajes y testimonios de reconocimiento que estamos recibiendo por la edición de nuestra publicación digital editada con motivo del Año de la Fe. En segundo lugar, pide disculpas por el retraso que se ha producido en esta sexta entrega, ello ha venido motivado por los numerosos ajetreos de la pasada Cuaresma y Semana Santa, así como por circunstancias familiares y personales de los cofrades encargados de la publicación. Gracias por su comprensión.
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en m Creo en la Iglesia
Tercera llave: como niños
7.
ANDRÉS BORREGO TOLEDANO
25.
PIERRE-MARIE DELFIEUX
EXPERIENCIA
5.
DE FE
EL CREDO
EN DE
13. DIEZ
Señor, yo creo
SOL
LLAVES
PARA ORAR Lectura musical de la Biblia
Hna. MARÍA CRUZ CIORDIA
4. ¡Creo! Cofrades en la fe
CLAVE
Fr. FERNANDO COLODRO CAMPOS
15. Martos Eucarístico
9. Semana Santa 2013
17. Vía Crucis misionero
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¡Creo! Cofrades en la fe Bajo el manto de la historia, en el firmamento, en el espacio vacío y albergador, las estrellas mantienen entre ellas cada vez mayor distancia, como si la nada se alargase prolongándose infinitamente su intención de mantener su inaccesibilidad. No obstante el punto de inflexión de la existencia no se desdibuja, por ser tal la contundencia de lo ya hecho, de lo ya manifestado, que la hermenéutica precisa entregada a través de esquemas nunca vistos, ha venido configurándose como la lógica de la vida. Jesús de Nazareth es ese nuevo modelo, un modelo que descolocó a sus contemporáneos y que sigue haciéndolo respecto de aquellos que se arrojan a conocerlo, dando un paso al frente en mitad del abismo de lo mucho llovido desde que irrumpiera entre nosotros. Rasgos de su personalidad explicados desde la perspectiva del Evangelio, que no es un libro biográfico, nos permiten comprender las controversias que suscitó, especialmente para encajarlo en tipologías ya constatadas y experimentadas del Antiguo Testamento. ¿En dónde radicaba su originalidad? En la percepción de que aún en medio de las dificultades, ambigüedades e incluso mezquindades de la vida, hacía renacer permanentemente la seducción de lo nuevo, de lo inesperado. Su enorme capacidad para la reconciliación denunciaba como caducas las separaciones establecidas por los hombres. El gozo de la experimentación del Espíritu le permitía dar realidad a la utopía y actualidad al futuro. Su libertad le permitía mostrar que Dios se encontraba preferentemente allí donde nadie lo hubiera pensado. En Jesús se descubría más que la esperanza: se hacía patente un modo de amor nuevo que no se dejaba vencer ni por las oposiciones, ni por las incomprensiones; una forma de ser que excedía de experiencias habituales. Todo Él se mostraba en lo que hacía, sin diferencia alguna entre lo que era y cómo se conducía. Por eso Jesús se mostraba tan cercano y distante, porque desde su generosidad eliminaba cualquier tipo de barrera o exclusión, pero a la vez tan distante, porque no encajaba en ninguna de las alternativas en las que los hombres pretendían encerrarle, revelando pues lo que de divino tiene el hombre y lo que de humano tiene Dios. Como portador escatológico de la esperanza y de salvación ha introducido en el mundo un factor nuevo de transformación, aunque a simple vista y desde prismas caducos aparezca como un fracasado que muere en la cruz solo y abandonado. Ese es el perfil para su vida y actuación, dado que, hasta ese momento no había existido ningún otro que le encajase. Desde entonces se abre una nueva perspectiva, una nueva categoría: el poder del fracaso, la transformación que al mundo puede inferir un aparente y común fracaso. Todo ello se comprende tras la Pascua, a través de la cual se experimenta que tal fracaso ha sido confirmado por Dios, y de la cual nace la fe, interpersonal, comunitaria y universal, revelada, transmitida. Jesús de Nazareth planteó con su vida y muerte un nuevo esquema de humanidad. El reto apasionante del valor transformador de un fracaso, confirmado, elevado, resucitado al nuevo orden.
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El “Símbolo de los Apóstoles” como fórmula con la que la Iglesia expresa su fe y la transmite con un lenguaje común.
5. Creo en la Iglesia ANDRÉS BORREGO TOLEDANO
“Así como la voluntad de Dios es un acto y se llama mundo, así su intención es la salvación de los hombres y se llama Iglesia” (Clemente Alejandrino). Creer en el Espíritu Santo y creer en la Iglesia (ekklésia, asambleas del pueblo de Dios) son dos caras de una misma moneda. El creyente que descubre a Dios Trinidad, descubre que la Iglesia ha surgido de Jesús y que su Espíritu la anima, la conduce, la defiende y la sostiene en el tiempo. San Pablo expresó la unidad de Cristo y la Iglesia comparándola con la unidad del matrimonio: respecto a Jesucristo la Iglesia es la esposa y Cristo el esposo. También San Pablo utilizó el símil del cuerpo para explicar que Cristo es la cabeza y la Iglesia en sus diversos y múltiples miembros, su cuerpo. Profundizar en estas imágenes del Nuevo Testamento y volver a los documentos del Concilio Vaticano II puede ser de utilidad para mantener un equilibrio entre las tres grandes definiciones de la Iglesia: Misterio, Comunión y Misión. La Iglesia, los creyentes que siguen al Señor, no tienen más que una tarea: ser signo, ser sacramento, recordar y hacer presente que Dios ama a todos los hombres y mujeres y les ofrece la salvación. La Iglesia es germen y comienzo del Reino de Dios que está emergiendo y aguarda la plenitud. La Iglesia no tiene otra luz que la de Cristo (LG). La fraternidad y la unidad de los hermanos, la comunión, la Koinonía es imprescindible. Los hermanos y hermanas unidos somos la condición necesaria para que el mundo crea. Que todos sean uno fue la oración de Jesús antes de morir. Todo lo que favorece la unidad de la Iglesia, el ecumenismo y el diálogo entre las diversas iglesias cristianas es tarea
primordial. La comunión en la pluralidad, la reciprocidad y el reconocimiento mutuo expresan el ser de la Iglesia. En la unidad con los hermanos, la Iglesia vive la unión con Jesucristo. Así podemos decir que la Iglesia es una. La Iglesia existe para evangelizar, para dar a conocer a Cristo, anunciar a Jesús y anunciar su Reino. Es el ministerio de la Palabra, el anuncio del kerigma y el testimonio de la fe. Por la Palabra, expresada en mil lenguajes y métodos, la Iglesia anuncia a Jesucristo muerto y resucitado y por ello podemos decir que la Iglesia es apostólica. También las obras de liberación y el trabajo a favor de los pobres y la justicia es tarea eclesial. La evangelización es testimonio profético, acción social, caridad y amor. Diakonía con nuevos y viejos modos, preocupación y garantía de autenticidad eclesial. La Iglesia sirve a Jesucristo en los últimos. Este amor universal que llega a todos expresa que la Iglesia es católica. Lo más visible de la Iglesia es su vida de oración y de celebración de la fe. Rezar y celebrar los Sacramentos es un mandato del Señor. Es la dimensión de la liturgia. Particularmente la Eucaristía es el centro de la vida cristiana y lo que más identifica la vida de los creyentes. Hay momentos de oración, estaciones de penitencia, peregrinaciones, vigilias, tiempos de retiro y de intensa experiencia espiritual. La Iglesia, por tanto, permanentemente cele-
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bra a Jesucristo. En todo ello la Iglesia refleja, como santa, la Santidad de Dios. Aunque en el Credo profesamos la santidad de la Iglesia, hemos de reconocer con el Concilio Vaticano II (LG 8) que “recibiendo en su propio seno a los pecadores” es “santa al mismo tiempo” y “está necesitada de purificación constante” y busca sin cesar “la penitencia y la renovación”. Recomendación en la que el mismo Benedicto XVI insiste con determinación tras su sorprendente, renovadora, valiente y original renuncia al papado, consciente de que el propio pecado de muchos es una grave dificultad para la credibilidad de la Iglesia. Esta es la contradicción permanente de la comunidad cristiana, que a pesar de ser íntimamente humana, sin embargo, es tal vez la que más confusión y desasosiego genera. Creer en la Iglesia no es fácil, ni antes ni ahora. Los padres de la Iglesia en sus primeros siglos utilizaron la audaz expresión “casta meretrix” para explicar que procede de la Babilonia de este mundo, pero Cristo señor la lavó y la convirtió en esposa. Urs von Balthasar ha pretendido hacernos ver con sus análisis que esto no es únicamente afirmación histórica, en el sentido de que su impureza sea una cosa del pasado y la inquietud dialéctica haya sido totalmente superada, sino que se designa así la permanente tensión existencial de la Iglesia. La Iglesia vive perpetuamente del perdón que la transforma. Creer en la Iglesia exige admitir esta tensión como propia de la libertad humana cuya condición es indispensable para la acción de la Gracia. No se trata de condescender con los errores de la Iglesia, ni con los históricos ni con los actuales, ni de cerrar los ojos a los pecados comunitarios ya sean institucionales o personales. El propio Juan Pablo II, en el marco del Jubileo del año 2000, hizo memoria y valiente confesión de los pecados de la Iglesia el 12 de febrero en la jornada del Perdón. El itinerario hacia la madurez espiritual exige al creyente acoger y comprender al pecador siempre, sin legitimar el pecado. También la Iglesia, en una expresión clásica, necesita permanente reforma, esa Iglesia que, como escribe Juan Rubio: “sigue caminando en la Historia como sacramento universal de salvación. Construida sobre la roca, pero esa roca es Cristo, no ella. Si ella se vuelve roca y no camino, quedará
como los líquenes adosados y perderá su esencia misionera. Una Iglesia samaritana que sigue ofreciendo el “vino del consuelo y el aceite de la esperanza”. Una Iglesia que sea más hogar que cárcel. Una Iglesia abierta a todos, con la mesa siempre puesta, el vino de la alegría escanciado, el pan logrado con el sudor compartido y un poco de agua fresca que calme la sed y limpie la suciedad. Una Iglesia que se aleja del poder, del tener y del saber, que como con María canta cada tarde un Magníficat excelso: “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes”. Una Iglesia que, como el Maestro, con solo llamar a cada uno por su nombre, sepa devolverle la dignidad que le ha arrancado una vida sin sentido. Una Iglesia, presidida en el Amor por el sucesor de Pedro, que no es el sucesor de Jesucristo, sino el que, tomando el peso de su responsabilidad sea un modelo que aliente y ayude a los hermanos en el camino. Una Iglesia en la que sus obispos sirvan en la caridad y que como sucesores de los apóstoles recorran los caminos con sabiduría, sencillez e inteligencia, ofreciendo sus vidas en el testimonio diario, alejándose de favoritismos y de cortes que más reflejan tiempos pasados que nuevos. Una Iglesia en la que los sacerdotes, religiosos y vidas consagradas no teman mancharse con el barro de la debilidad ajena, pero sean muy exigentes por la limpieza de su corazón, apasionados por el Evangelio que han de predicar cada día. Una Iglesia en la que los laicos, desde el compromiso de su propio bautismo, en comunión con sus pastores, sepan ser luz y sal en medio del mundo. Laicos adultos para una Iglesia adulta. Una Iglesia que se sienta a dialogar con aquellos que creen en dioses distintos, o incluso no creyentes, para descubrir en ellos las semillas de la belleza de Dios. Una Iglesia sin condenas, en la que nadie sea más que nadie y todos se miren a la cara, alejada de las diatribas internas. Una Iglesia que no mire con añoranza el pasado desde el cómodo sofá, sino que mire al futuro, situada en el trampolín de la audacia y la valentía, que no tenga miedo a los cambios, que sea transparente. Una Iglesia que apuesta por los jóvenes, joven siempre ella, llena de bondad, de verdad y de hermosura y que sigue mirando a los ojos de los jóvenes ofreciéndoles una Palabra llena de sentido, la Palabra viva del Evangelio”.
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Experiencia de fe
Señor, yo creo. Pero aumenta mi fe. MARÍA CRUZ CIORDIA O.S.R. Religiosa Oblata del Santísimo Redentor
Voy tras las huellas de Jesús de Nazareth, el que acoge y convive con las mujeres, sin restricción alguna. Recordamos algunos datos del evangelio de Lucas: En el grupo que lo acompañan, además de los doce, aparecen al menos tres mujeres con su nombre: María Magdalena, Juana, Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes. “No llores” le dice a la viuda que acababa de perder a su único hijo y se lo devuelve con vida. “Defiende” públicamente a una mujer conocida como pecadora en la ciudad. A la que, invadida de confianza y temor, le toca por detrás el manto le dice: ”Hija, tu fe, te ha curado”. Se indigna con los que prefieren cumplir el sábado antes que liberar a la mujer encorvada y proclama: “Mujer, quedas libre de tu enfermedad”. Se fija en la viuda necesitada y afirma que “ha echado más que nadie en el cepillo del templo”. Se me regaló un atajo de belleza y misterio. Esa es la sensación que tengo cuando repaso mi vida de mujer Oblata. Un atajo que descubren y recorren José Mª Benito Serra (el P. Serra) y Antonia María de Oviedo (la Madre Antonia de la Misericordia), en la primavera de 1864, en la Villa y Corte de Madrid.
Sí, dos personas que buscan el querer de Dios en sus vidas y que, con gran sorpresa, encuentran unas mujeres que se lo muestran con claridad. Suele pasar a quien camina con los ojos bien abiertos a la realidad. Son las que llamamos mujeres públicas pero están ocultas. De mucha apariencia pero sin reconocimiento social. Mujeres a las que se acercan muchos
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hombres de todos los estados, niveles y profesiones, que aparcan su responsabilidad de padre, hermano o compañero, siempre protegidos a la sombra de su vida privada y de sus necesidades de varón, tan reconocidas en la cultura machista de la sociedad. Mujeres que siguen cargando sobre sí, el peso de una sociedad hipócrita que se niega a proclamar la igual dignidad de todos los seres humanos. Mujeres incomprendidas por la mayoría de las otras mujeres. Estas mujeres son las que ejercen o han ejercido prostitución y se mueven en ámbitos de exclu“Sí, dos personas sión social.
Me ayudan a acercarme con sumo respeto a las personas porque la realidad de cada ser humano es tierra sagrada, aunque nos atrevamos a profanarla bajo los efectos de la injusticia y de la opresión más humillante. Me enseñan una mirada que puede atravesar la corteza de las apariencias y aproximarse mejor a la verdad de las situaciones. Para quienes formamos la familia Oblata resuena, con una fuerza especial y persistente, aquella pregunta del Maestro: ¿Ves esta mujer? (Cfr. Lc. 7, 44).
que buscan el querer de Dios en sus vidas y que, con gran sorpresa, encuentran unas mujeres que se lo muestran con claridad”
Pues confieso que son ellas las que purifican mi fe, refuerzan mi esperanza y me muestran la gratuidad de Dios, ese Abba Misericordioso que, según nos enseña Jesús, hace salir el sol y manda la lluvia para buenos y malos porque todos son sus hijos. (Cfr. Mt. 45) Me orientan hacia una oración sincera, de simple apertura al querer de Dios.
Es la pregunta clave para vivir con coherencia la misión en el compromiso solidario de caminar con ellas y compartir existencialmente la Noticia liberadora de Jesús. Es también la tierra en la que germina, crece y se fortalece la espiritualidad de la familia Oblata. ¡Anímanos Señor a responder tu pregunta con sinceridad y alegría!
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Semana Santa 2013 Cardenal JORGE MARIO BERGOGLIO S.J.
Carta pastoral para la Semana Santa 2013 del cardenal Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos Aires, ahora Papa Francisco A los párrocos y responsables de comunidades educativas: Hace años que todos trabajamos por lograr que la Iglesia esté en la calle tratando que se manifieste más la presencia de Jesús vivo. Es el esfuerzo de vivir aquello que rezamos tantas veces en la Misa “que todos los miembros de la Iglesia sepamos discernir los signos de los tiempos y crezcamos en la fidelidad al Evangelio; que nos preocupemos de compartir en la caridad las angustias y las tristezas, las alegrías y las esperanzas de los hombres, y así les mostremos el camino de la salvación” 1. En mayor o menor medida muchas comunidades aceptaron ese desafío. Aparecida confirmó el camino y nos mostró que, para que no sea un chispazo, necesitábamos una conversión pastoral. La necesitamos continuamente porque muchas veces tenemos la tentación de volver a las cebollitas de Egipto. Todos sabemos que la realidad de nuestras parroquias resulta acotada en relación a la cantidad de personas que hay y a las que no llegamos. La Iglesia que nos llama constantemente a una nueva evangelización nos pide poner gestos concretos que manifiesten la unción que hemos recibido. La permanencia en la unción se define en el caminar y en el hacer. Un hacer que no sólo son hechos sino un estilo que busca y desea poder participar del estilo de Jesús. El “hacerse todo para todos para ganar a algunos para Cristo” va por este lado 2. Salir, compartir y anunciar, sin lugar a dudas, exigen una ascesis de renuncia que es parte de la conversión pastoral. El miedo o el cansancio nos pueden jugar una mala pasada llevándonos a que nos quedemos con lo ya conocido que no ofrece dificultades, nos da una escenografía parcial de la realidad y nos deja tranquilos. Otras veces podemos caer en el encierro perfeccionista que nos aísla de los otros con excusas tales como: “Tengo mucho trabajo”, “no tengo gente”, “si hacemos esto o aquello ¿quién hace las cosas de la parroquia?”, etc. Igual que en el año 2000 quisiera decirles: Los tiempos nos urgen. No tenemos derecho a quedarnos acariciándonos el alma. A quedarnos encerrados en nuestra cosita… chiquitita. No tenemos derecho a estar tranquilos y a querernos a nosotros mismos… Tenemos que salir a hablarle a esta gente de la ciu¡Creo! Cofrades en la Fe Hermandad de la Santa Vera Cruz Número 6 Marzo 2013 Página 9
dad a quien vimos en los balcones. Tenemos que salir de nuestra cáscara y decirles que Jesús vive, y que Jesús vive para él, para ella, y decírselo con alegría… aunque uno a veces parezca un poco loco.
a “más de lo mismo” para instalar la Iglesia que es de “puertas abiertas” no porque sólo las abre para recibir sino que las tiene abiertas para salir y celebrar, ayudando a aquellos que no se acercan.
Cuántos viejitos están con la vida aburrida, que no les alcanza, a veces, el dinero ni para comprar remedios. A cuántos nenes les están metiendo en la cabeza ideas que nosotros recogemos como gran novedad, cuando hace diez años las tiraron a la basura en Europa y en los Estados Unidos, y nosotros se las damos como gran progreso educativo.
Con estos pensamientos miro la próxima celebración de Ramos, es la fiesta del andar de Jesús en medio de su pueblo siendo bendición para todos los que se encontraban a su paso. Les ruego que no privaticemos la fiesta que es para todos y no para algunos. La Arquidiócesis ha hecho la opción de celebrarla misioneramente el sábado por la tarde, desde las columnas y puestos misioneros en las distintas Vicarías. Sin embargo la adhesión es todavía muy pobre. Por eso les pido a los Párrocos y a los responsables de los Colegios que convoquen y movilicen sus comunidades para ese momento fuerte de fe y anuncio con la certeza de que la vida de nuestros fieles se renueva cuando experimentan la belleza y alegría de acercarse a los hermanos para compartir la fe: “es imposible que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da testimonio y anuncia” 4.
Cuántos jóvenes pasan sus vidas aturdiéndose desde las drogas y el ruido, porque no tienen un sentido, porque nadie les contó que había algo grande. Cuántos nostálgicos, también los hay en nuestra ciudad, que necesitan un mostrador de estaño para ir saboreando grapa tras grapa y así ir olvidando. Cuánta gente buena pero vanidosa que vive de la apariencia, y corre el peligro de caer en la soberbia y en el orgullo. ¿Y nosotros nos vamos a quedar en casa? ¿Nos vamos a quedar en la parroquia, encerrados? ¿Nos vamos a quedar en el chimenterío parroquial, o del colegio, en las internas eclesiales? ¡Cuando toda esta gente nos está esperando! ¡La gente de nuestra ciudad! Una ciudad que tiene reservas religiosas, que tiene reservas culturales, una ciudad preciosa, hermosa, pero que está muy tentada por Satanás. No podemos quedarnos nosotros solos, no podemos quedarnos aislados en la parroquia y en el colegio 3. La Semana Santa se nos presenta como una nueva oportunidad para desinstalar un modelo cerrado de experiencia evangelizadora que se reduce
Les agradezco desde ya todo lo que hagan en este sentido. Con paternal afecto. 25 de febrero de 2013
NOTAS: 1. P. E. Vc. 2. Misa Crismal 2012. 3. EAC 2000. 4. Evangelii nuntiandi 24.
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Abba,
Padre
SECCIÓN DEDICADA A LA ORACIÓN, COORDINADA POR HNO. ABDÓN RODRÍGUEZ HERVÁS, MONJE JIENNENSE DEL MONASTERIO CISTERCIENSE DE SANTA MARÍA DE LAS ESCALONIAS. HORNACHUELOS (CÓRDOBA).
MARZO Oremos por las intenciones del Santo Padre y la Conferencia Episcopal propuestas al Apostolado de la Oración, a las que le hemos sumado una de la Hermandad.
AGENERAL
JOSÉ LÓPEZ DAMAS · 2012
Respecto por la naturaleza: Que crezca el respeto por la naturaleza, obra de Dios confiada a nuestra responsabilidad.
AMISIONERA El clero: Que los obispos, sacerdotes y diáconos sean incansables anunciadores del Evangelio hasta los confines de la tierra
ACEE Que los niños, los jóvenes y las familias respondan con generosidad a la llamada del Señor y aumenten las vocaciones a la vida sacerdotal, consagrada, matrimonial y misionera.
ACOFRADE Que los cofrades vivan como verdadero testimonio de fe sus desfiles penitenciales en Semana Santa.
Campaña por la vida 2013 ORACIÓN Oh, María, Aurora del mundo nuevo, Madre de los vivientes, A Ti confiamos la causa de la vida; mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se impide nacer, de pobres a quienes se hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad. Haz que quienes creen en tu Hijo sepan anunciar el Evangelio de la vida con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo. Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo, la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia, para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, la civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria de Dios, Creador y amante de la vida. Beato Juan Pablo II
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Diez llaves para orar PIERRE-MARIE DELFIEUX
Ninguno de nosotros sabe orar, pero Jesús nos ha enseñado cómo hacerlo. Después de tantas y tantas generaciones, sus discípulos intentan imitarle, y han ido desarrollando y precisando, un cierto número de leyes para actualizar y concretar las enseñanzas del Evangelio. Enseñanzas que, a lo largo de los siglos, numerosos maestros espirituales han confirmado. Estas enseñanzas nos abren las puertas del mundo interior de la contemplación. Aquí tienes, hermano, hermana, diez llaves para la oración.
Podemos orar como un niño. Porque si no nos hacemos como niños, no entraremos en el Reino de Dios: “Dejad que se me acerquen los niños y no se lo impidáis, porque los que son como ellos tienen a Dios por Rey. Os aseguro que quien no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él” (Lc 18, 15-17). La oración no es una cosa complicada; es cierto que nunca es fácil, pero es siempre algo sencillo. El Señor se complace en ser alabado por la boca de los niños, de los niños de pecho: “De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos” (Sal 8, 3). Se entra verdaderamente en el reino de la oración y, por tanto, en la intimidad con Dios, volviendo a tener un corazón de niño: “Llamó a un niño, lo puso en medio y le dijo: Os aseguro que si no cambiáis y os hacéis como estos chiquillos, no entraréis en el Reino de Dios” (Mt 18, 3). Lo que Dios oculta a los sabios y entendidos, se complace en revelarlo a los más pequeños: “Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, si has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla; sí, Padre, bendito seas, por haberte parecido eso bien” (Mt 11, 25). Recibiremos el Reino de Dios creyendo en él con toda nuestra fe de niños. Conmoveremos el corazón de nuestro Padre pidiéndole con todo nuestro amor de niños. ¡Creo! Cofrades en la Fe Hermandad de la Santa Vera Cruz Número 6 Marzo 2013 Página 13
Pues bien, todos nosotros, ya somos hijos de Dios desde ahora. El mismo Espíritu le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios: “Mirad, no recibisteis un espíritu que os haga esclavos y os vuelva al temor; sino un Espíritu que os hace hijos y que nos permite gritar: ¡Abba!¡Padre! Ese mismo Espíritu le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios” (Rom 8, 16). Y la prueba de que somos hijos es que Dios envió a nuestro interior el Espíritu del Hijo. “La prueba de que sois hijos es que Dios envió, a vuestro interior, el Espíritu de su Hijo, que grita: “¡Abba! ¡Padre!”. De modo que ya no eres esclavo, sino hijo y, si eres hijo, eres también heredero, por obra de Dios” (Gál 4, 6-7). ¿Qué esperamos, pues, para entrar por una oración filial en la libertad y la gloria de los hijos de Dios? ¿Qué esperamos para atrevernos a decirle al Altísimo: “Papá”? ¿Creemos verdaderamente que se enfadará? Despojémonos de nuestras máscaras. No juguemos más “a ser mayores”. Creamos en la ternura del Padre. Él está ahí y quiere cogernos en sus brazos, auparnos como a un bebé hasta sus mejillas. “Yo enseñé a andar a Efraín y lo llevé en mis brazos... Con correas de amor los atraía, con cuerdas de cariño... me inclinaba y les daba de comer” (Os 11, 3-4). Aceptemos la invitación a nacer de nuevo. “Te aseguro que si uno no nace de nuevo no podrá gozar del reinado de Dios... A menos que uno nazca del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios” (Jn 3, 4-7). Si no es así, no superaremos nunca el obstáculo de los falsos miedos, ilusiones y dudas. La tercera llave de la oración consiste pues, en orar con un corazón de niño.
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Martos Eucarístico Horarios de exposición del Sanơsimo Sacramento en templos marteños
1 vier
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
2 sáb
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:30 h. a 18:45 h.
3 dom
HERMANDAD HUMILDAD Y DESAMPARADOS Iglesia del Monasterio de la Santísima Trinidad 10:30 h. a 13:00 h. Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 18:00 h. a 18:45 h.
4
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
5
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
lun
mar
6 miér 7
jue
10 dom
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 18:00 h. a 18:45 h.
11 lun
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
12 mar
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
13 miér
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
14 jue
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h. Capilla Sacramental de la Iglesia Parroquial de San Juan de Dios 18:30 h. a 19:30 h.
Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h. Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h. Capilla Sacramental de la Iglesia Parroquial de San Juan de Dios 18:30 h. a 19:30 h. Iglesia Parroquial de La Asunción de Nuestra Señora 19:00 h. a 19:30 h.
HERMANDAD HUMILDAD Y DESAMPARADOS Iglesia del Monasterio de la Santísima Trinidad 10:30 h. a 13:00 h.
Iglesia Parroquial de La Asunción de Nuestra Señora 19:00 h. a 19:30 h.
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Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
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HERMANDAD HUMILDAD Y DESAMPARADOS Iglesia del Monasterio de la Santísima Trinidad 10:30 h. a 13:00 h.
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Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
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Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 18:00 h. a 18:45 h.
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Iglesia Parroquial de San Francisco de Asís 18:00 h. a 19:00 h.
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Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
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Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
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Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
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Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
JUEVES SANTO Tras la celebración litúrgica de la Cena del Señor, monumentos eucarísticos en los siguientes templos de Martos: - Iglesia Parroquial de Santa Marta - Iglesia Parroquial de San Amador y Santa Ana - Iglesia Parroquial de la Asunción de Nuestra Señora - Iglesia Parroquial de San Francisco de Asís - Iglesia Parroquial de San Juan de Dios - Iglesia Conventual del Monasterio de la Santísima Trinidad - Iglesia Conventual de San Antonio de Padua - Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia)
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Capilla Sacramental de la Iglesia Parroquial de San Juan de Dios 18:30 h. a 19:30 h. Iglesia Parroquial de La Asunción de Nuestra Señora 19:00 h. a 19:30 h.
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Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 17:15 h. a 18:00 h.
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Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 18:00 h. a 18:45 h.
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Capilla Nuestra Señora de los Desamparados (Residencia) 18:00 h. a 18:45 h. COFRADÍA SANTA MARÍA DE LA VILLA Santuario de Santa María de la Villa 19:30 h. a 20:00 h.
Año de la fe Parroquia de San Juan de Dios Número 6 Marzo 2013 Página 16
Vía Crucis misionero P. ROMEO BALLÁN, Misioneros Combonianos Verona (Italia)
El Lunes Santo de 2013 la Corporación cofrade de la Santa Vera Cruz de Martos (Jaén) no pudo testimoniar su fe por las calles de nuestra ciudad por motivos metereológicos. Fue la lluvia el abono para aquel Lunes Santo distinto, de interiores, que nos permitió realizar un peculiar “camino de la cruz” encontrado al azar, en internet (www.omp.es), pero que a la mayoría de nosotros nos sedujo y conmovió, por eso queremos compartirlo con los lectores de ¡Creo! Cofrades en la fe. Como apreciaréis es un Vía Crucis global, eliminando cualquier connotación peyorativa del término, por aglutinar un amplio conjunto de situaciones, geografías, vivencias y problemas de lo más humano, haciéndonos reflexionar sobre el terreno abonado que es cualquier espacio para la misión. Todo es territorio de misión, cualquier lugar o ámbito nos puede permitir, y se hace necesario, evangelizar. Ceñimos nuestra cintura, queridos amigos, y seamos misioneros.
INTRODUCCIÓN
Jesús ha padecido, ha muerto y ha resucitado para salvar a todos los hombres, de todos los tiempos; ha cargado sobre sí el peso del mundo entero. Hoy Jesús está vivo en su Iglesia, en todos nosotros. Acompañar a Jesús, en su vía dolorosa, significa que nosotros, junto con Él, nos hacemos solidarios con todos los hombres que hoy sufren y esperan la salvación. El propósito del presente guión-esquema es darle a la celebración del “vía crucis” un contenido misionero. “Vía crucis misionero” quiere decir revivir, hoy, junto con Jesús, las múltiples situaciones ¡Creo! Cofrades en la Fe Hermandad de la Santa Vera Cruz Número 6 Marzo 2013 Página 17
JOSÉ LÓPEZ DAMAS · 2013
El “vía crucis” (camino de la cruz) es un modo de oración y de contemplación para revivir la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Se acostumbra hacer esta celebración durante la Cuaresma, pero también en otros tiempos litúrgicos, tanto en privado como en comunidad.
misioneras del mundo actual. Este es el recorrido espiritual que vamos a realizar en las quince estaciones del “vía crucis”. El texto está pensado principalmente para comunidades, grupos, familias, con la posibilidad de adaptarlo a cada público y lugar. Para cada estación se ha escogido un texto bíblico y se proponen algunas reflexiones a partir de diferentes situaciones misioneras en el mundo. Los demás elementos tradicionales del “vía crucis” (oraciones iniciales y finales, cantos, invocaciones, momentos de silencio …) se dejan a la discreción del grupo, según las costumbres y la conveniencia pastoral.
I. JESÚS ES CONDENADO A MUERTE
Del Evangelio de Marcos (Mc 8, 31-33) Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días. Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro se puso a reprenderle. Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: “¡Quítate de mi vista, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”. En la figura de Pedro, relatada en este pasaje del Evangelio, se refleja nuestra incapacidad de reconocer a Dios en un hombre que está cargando una cruz. En su resurrección Jesús ha convertido la
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio de Juan (Jn 19, 4-6.16) Volvió a salir Pilato y les dijo: “Miren, se lo traigo fuera para que sepan que no encuentro ningún delito en él”. Jesús entonces salió fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Les dice Pilato: “Aquí tienen al hombre”. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: “¡Crucifícalo, crucifícalo”. Les dice Pilato: “Tómenlo ustedes y crucifíquenle, porque yo ningún delito encuentro en él” … Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Jesús acepta morir para liberarnos de nuestros pecados y darnos su vida en plenitud. Él, víctima inocente, es condenado por la maldad y la envidia de algunos hombres. ¡Cuántas veces, hoy, se repite en el mundo esta situación! Se abusa de la pobreza, de la falta de instrucción, de la incapacidad de muchas personas de rebelarse, para privarlas de sus derechos, y a veces hasta de su derecho a la vida. (En cada comunidad se pueden citar aquí ejemplos de actualidad mundial o local). Pidamos por todos los perseguidos y oprimidos, y para que nosotros nunca seamos de aquellos que condenan y oprimen, sino de los que acogen y toman la defensas de los débiles. Oremos por todos los que en distintos lugares del mundo son obstaculizados o condenados por su trabajo en defensa de la persona humana. Padre nuestro...
II. JESÚS CARGANDO LA CRUZ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo. Año de la fe Parroquia de San Juan de Dios Número 6 Marzo 2013 Página 18
cruz y el dolor en instrumentos de salvación. Pero, al mismo tiempo, nos pide a todos que aliviemos el sufrimiento de los demás. Oremos por el Papa, el primer misionero de la Iglesia, y por todos los misioneros esparcidos por el mundo, sobre todo por aquellos que actúan en situaciones difíciles y peligrosas, para que sepan cargar la cruz de su trabajo apostólico, con valentía y perseverancia, aun en medio de restricciones y persecuciones.
Del Evangelio de Lucas (Lc 9, 23-24) Jesús decía a todos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará”. Mientras acompañamos a Jesús llevando cada día nuestra cruz, recordemos en esta estación al continente africano, donde los católicos son apenas el 16% de la población, en medio de una muchedumbre de musulmanes y de otros no cristianos. Más de cincuenta naciones jóvenes están dando los primeros pasos de su independencia política, teniendo que enfrentar enormes problemas de pobreza, hambre, enfermedad, analfabetismo, guerras, luchas internas …
Padre nuestro...
III. JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo.
El Evangelio y la presencia de la Iglesia constituyen un fermento y una esperanza para el crecimiento y el desarrollo civil y social de estos pueblos. Que por la intercesión de los Santos y Mártires de África, los cristianos estén a la altura de la importante tarea que les corresponde. Padre nuestro...
IV. JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio de Juan (Jn 19, 25-27) Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
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Durante su camino doloroso, Jesús encuentra nuevamente a su Madre que lo acompaña hasta el Calvario. Allí, clavado en la cruz, Jesús nos entrega a su Madre santísima. Y Ella, hecha Madre de todos los hombres, no cesa hoy de estar al lado de cada persona que sufre, sobre todo de los más pobres y necesitados. Ella, que acompañó también los primeros pasos de la Iglesia misionera, es la “Estrella de la Evangelización” (EN 82) y le corresponde asimismo el título de “Reina de las misiones”. Confiemos a la poderosa intercesión de María todas las iniciativas misioneras de la Iglesia y las necesidades espirituales y materiales de todas las familias. Recordemos también a todos los habitantes desparramados en las numerosas islas de Oceanía.
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VI. VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE CRISTO
Roguemos para que, por el testimonio y la labor de las pequeñas comunidades cristianas, el Reino de Dios sea entre ellas una realidad.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Padre nuestro...
Del Evangelio de Mateo (Mt 10, 42)
V. JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRINEO
Jesús les dijo: “Todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, les aseguro que no perderá su recompensa”.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio de Lucas (Lc 23, 26)
El gesto de Verónica es sencillo, cargado de amor, un amor desinteresado, puesto que Jesús -como dicen las Escrituras- ya no tenía nada que pudiera ser atractivo. Con frecuencia, también hoy el rostro de Cristo está desfigurado, como afirma el documento de los Obispos latinoamericanos en Puebla: “La situación de extrema pobreza generalizada, adquiere en la vida real rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de Cristo, el Señor, que nos cuestiona e interpela” (n. 31).
Cuando le llevaban, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús. En el cirineo, que era un campesino originario del norte de África, vemos el compromiso de muchos cristianos que alivian los sufrimientos de sus hermanas y hermanos que están en dificultades. Cada uno de nosotros está llamado a ser “cirineo” de los demás. También los misioneros son cirineos al servicio de los más necesitados.
Abramos los ojos para descubrir siempre el rostro de Cristo en los pobres y en los sufrientes; que ningún sufrimiento humano nos deje indiferentes e inactivos. Aun cuando no podamos hacer muchas cosas, tenemos por lo menos la posibilidad de orar y cumplir pequeños gestos de solidaridad, con amor.
Oremos por todos los agentes pastorales, especialmente por los misioneros laicos, por los catequistas, y por cada uno de nosotros, a fin de que sepamos ayudar a otros hermanos a llevar su cruz. Padre nuestro...
Padre nuestro...
VII. JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo. Del profeta Isaías (Is 53, 3-5)
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Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no le tuvimos en cuenta. ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. Él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cicatrices hemos sido curados. Contemplamos a Jesús que vuelve a caer bajo el peso del madero cargado sobre sus hombros: camino de la cruz, camino de dolor, camino de esperanza, camino de Jesús, camino de la humanidad. En esta estación, pensamos en los pueblos del Asia: el pueblo chino, indio, vietnamita, filipi-
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no, iraquí, palestino, etc., a menudo aplastados por guerras, epidemias, carestías y desastres naturales. Son, asimismo, los pueblos de las grandes religiones orientales: budismo, taoísmo, hinduismo, shintoismo, islam …, con todos sus seguidores, que también buscan a Dios con corazón sincero. Oremos por todos los misioneros, para que, profundamente identificados con Cristo, sean siempre testigos del Dios invisible, mujeres y hombres contemplativos aun en medio de la actividad misionera. Y de esta manera sean puentes de comunión entre las personas, las comunidades y los pueblos. Padre nuestro...
VIII. JESÚS ENCUENTRA A LAS MUJERES PIADOSAS Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio de Lucas (Lc 23, 27-28) Le seguía a Jesús una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose a ellas, dijo: “Hijas de Jerusalén, no lloren por mí: lloren más bien por ustedes y por sus hijos”. Algunas mujeres, llorando, acompañan y consuelan a Jesús, víctima inocente. Hoy también muchas madres lloran por sus hijos enfermos, hambrientos, torturados, desaparecidos, o víctimas del terrorismo, de la drogadicción … Ciertamente, en su infancia eran buenos; quizás les faltó cariño en la familia, educación en la escuela; luego las malas compañías se los llevaron … Ahora sus madres se lamentan por ellos y los lloran, vivos o muertos. Pensemos también en las religiosas misioneras: con amor y entrega se consagran a la asisten-
cia y al cuidado de enfermos, ancianos y niños, en hospitales, dispensarios, maternidades. Se dedican a la enseñanza y a la educación en escuelas de todo tipo; desarrollan un apostolado precioso entre las mujeres y en las familias. Acompañémoslas con nuestra oración para que su número aumente y su servicio sea cada vez más eficaz. Padre nuestro...
IX. JESÚS CAE POR TERCERA VEZ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo. Del salmo 69 (Salmo 69, 2-4) ¡Sálvame, oh Dios, porque las aguas me llegan hasta el cuello! Me hundo en el cieno del abismo, sin poder hacer pie; he llegado hasta el fondo de las aguas, y las olas me anegan. Estoy exhausto de gritar, arden mis fauces, mis ojos se consumen de esperar a mi Dios. Jesús, como dice el salmo, aparece hundido, sumergido, deshecho. En esta situación Jesús se hace cercano, como buen samaritano, a los que están abatidos, faltos de consuelo y de esperanza. Esta es también la situación de tantos cristianos hoy. Pensemos por un instante en el continente americano. América del Norte, al igual que otros países europeos, tiene el rostro del bienestar y de la técnica, pero, el super-desarrollo, a menudo, hace que los hombres se cierren a la voz de Dios. América Latina posee el don de la fe cristiana, pero está oprimida por la explotación de los poderosos, por el subdesarrollo, la violencia y las injusticias institucionalizadas. A nivel mundial, el desarme y el diálogo Norte-
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Sur entre países ricos y países pobres podrán llegar a resultados positivos solamente si los responsables de estos acuerdos se inspiran en criterios evangélicos a la hora de establecer las relaciones entre los pueblos. Para ello es preciso que nosotros también apoyemos eficazmente la formación de una opinión pública bien orientada. Padre nuestro...
X. JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDOS Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio de Juan (Jn 19, 23-24) Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron: “No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le toca”. Para que se cumpliera la Escritura: Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes mi túnica. Y esto es lo que hicieron los soldados. Junto a Jesús, despojado de sus vestidos, pensemos en la situación de muchas personas que se ven privadas de sus derechos. La cultura moderna ensalza, justamente, los derechos de la persona, aunque en tantos lugares y ocasiones muchos millones de seres humanos no tienen ni lo necesario para sobrevivir. Y todo esto ocurre con la complicidad silenciosa de muchas personas e instituciones públicas y privadas. Recordemos en esta estación también a Europa que está renunciando y se está despojando de grandes valores humanos y evangélicos; está perdiendo su identidad de continente cristiano. Hay varias iniciativas de apostolado que se desarrollan en medio de situaciones misionera nuevas: periferias, migrantes, drogadictos, violencia, carrera armamentista, terrorismo, crisis familiares, divorcio, aborto … Roguemos para que Europa, víctima de sus propios adelantos técnicos y del consumismo, redescubra el don de la fe y viva con nuevo empuje su vocación cristiana y su compromiso misionero. Padre nuestro...
XI. JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio de Lucas (Lc 23, 33-34a) Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen”. Mientras lo crucifican, Jesús implora de su Padre Dios perdón por sus verdugos y por cada uno de nosotros. El evangelio del perdón de los enemigos es la novedad más alta del cristianismo; los mártires, desde San Esteban, lo han enseñado en su vida y practicado en su muerte. Recordemos en esta estación a los responsables y a los guías de las jóvenes Iglesias de Asia, África, América y Oceanía: obispos, sacerdotes locales, religiosas, catequistas, maestros, animadores sociales, promotores del desarrollo, colaboradores de la salud, etc. Oremos para que, en sus decisiones y servicios, se dejen guiar por el Espíritu de Cristo, para que estén siempre preparados a enfrentar las nuevas situaciones. Roguemos también para que aumenten las vocaciones sacerdotales, religiosas, misioneras y laicales, para que la Iglesia, que es experta en humanidad, sepa promover siempre el desarrollo integral de las personas y el desarrollo solidario de los pueblos. Padre nuestro...
XII. JESÚS MUERE EN LA CRUZ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio de Juan (Jn 19, 28-30) Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: “Tengo sed”. Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: “Todo está cumplido”. E inclinando la cabeza, entregó el espíritu. ¡Es un misterio para contemplar asidua y pausadamente, con amor! Para comprender siempre más lo que significa un Dios muerto en la cruz por la salvación del mundo. En esta contemplación se alimenta y refuerza la misión. Lo que realmente contemplamos en el Crucificado es su Corazón abierto y sus brazos extendidos para abrazar al mundo entero, el mundo del pasado, del presente y del futuro. En la cruz, en el Corazón de Jesús, la salvación es ofrecida a todos, con gratuidad y abundancia. Esto es lo que hace diferente su muerte: uno ha muerto, por todos, por amor, para que todos tengan vida en abundancia.
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Demos gracias al Señor por habernos concedido esta vida nueva; roguemos por los pueblos que aún no han podido recibirla, y renovemos nuestro compromiso misionero, tanto en el seno de nuestra Iglesia local como más allá de nuestras fronteras. Padre nuestro...
XIII. JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio de Juan (Jn 19, 28-30) Los soldados, al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean … Después de esto, José de Arimatea... pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo. Juan, el discípulo amado, es testigo presencial de un hecho que lo impresiona inmensamente: la lanzada del soldado abre las ventanas sobre el
misterio de ese Dios muerto en la cruz. Del corazón traspasado de Jesús, mana el Espíritu, nace la Iglesia, brotan los sacramentos de la vida. Hoy Jesús ya no es visible entre nosotros en su cuerpo. El Resucitado pide hoy a muchas personas entregarle su propia vida, para que, a través de ellas, Él pueda continuar su misión de amor en el mundo. Cristo no tiene manos: sólo tiene las nuestras. Cristo no tiene pies: tan sólo tiene los nuestros. Roguemos para que sean numerosos los jóvenes, muchachas y muchachos, también de esta comunidad (parroquia, instituto, grupo …), dispuestos a entregar su vida por la causa misionera, para el servicio del Evangelio entre los más necesitados y para el bien de todos los hombres, en especial de aquellos que todavía no conocen a Jesús. Padre nuestro...
XIV. JESÚS ES SEPULTADO Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio de Juan (Jn 19, 41-42) En el lugar donde Jesús había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un
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Pidamos a Jesús que nos haga experimentar la verdad de su Palabra: “Hay mayor felicidad en dar que en recibir” (Hech 20, 35). Oremos para que el Dueño de la mies suscite buenas y numerosas vocaciones del seno de las Iglesias jóvenes, como signo de su madurez y agradecimiento por el don de la fe recibida. Padre nuestro...
XV. JESÚS RESUCITA DE SU MUERTE Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo.
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Del Evangelio de Lucas (Lc 24, 1-6)
sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado. Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús. Jesús ya lo ha dado todo, hasta la última gota de su sangre. Ahora Él nos ofrece su salvación y quiere hacer de nosotros unos misioneros de su Reino. Nos pide ser misioneros en nuestra familia, en el trabajo, a través del testimonio, la oración, el sacrificio y gestos de solidaridad. De esta manera, nuestra vida, y aun la vida de los enfermos y ancianos, lejos de ser considerada inútil, se convierte en un don para los demás.
El primer día de la semana, muy de mañana, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro, y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían qué pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes. Como ellas temiesen e inclinasen el rostro a tierra, les dijeron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden cómo les habló cuando estaba todavía en Galilea”. Jesús está vivo en la Eucaristía y en su Iglesia. El verdadero final del “vía crucis” no es el Calvario, ni tampoco el entierro de Jesús, sino el sepulcro vacío porque Jesús ha resucitado. Ha vencido la muerte para Él y para todos nosotros. Así ya nada será más fuerte que Él. Por la fuerza de la Resurrección de Jesús, la cruz, el dolor, la enfermedad adquieren un sentido nuevo y vivificante; e incluso las situaciones misioneras más trágicas tendrán un final positivo, de felicidad. Invoquemos a todos los santos y mártires misioneros, para que nos ayuden a vivir como “resucitados”, dando por doquier testimonio de Cristo y llevando a todos los hombres la buena nueva del Evangelio.
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Padre nuestro...
Lectura musical de la Biblia III
Fr. FERNANDO COLODRO CAMPOS ofm
Tercera y última entrega del gran trabajo del padre Fernando Colodro sobre la música en la Biblia, el cual está siendo seguido por muchos lectores de la revista ¡Creo! Cofrades en la fe.
7. CUÁNDO TOCABA, CANTABA Y DANZABA EL PUEBLO HEBREO En Israel, como en los demás pueblos, florecieron muchas fiestas que celebraban acontecimientos religiosos; otras veces eran acontecimientos profanos, de la vida pública, social, familiar o agrícola, que al final quedaban adornados del carácter religioso: el nacimiento, el fin de la lactancia, el casamiento, la muerte, el esquileo de las ovejas, las tres grandes fiestas agrícolas y otras fiestas no conocidas pero de las que se tiene noticia (Oseas 4,15; 12,12; Amós 4,4-5), la coronación de los reyes, las victorias sobre los enemigos, las calamidades que azotan al pueblo, la celebración de acontecimientos extraordinarios etc. En todas estas ocasiones cantaba el pueblo hebreo: unas veces lo hacía con alegría y se ayudaba de los correspondientes instrumentos musicales para expresar la alabanza y el agradecimiento a Yahveh; otras veces expresaba su tristeza y amargura entonando lamentaciones y elegías; pero siempre expresaba el sentimiento de su corazón a través de la música, y especialmente lo hacía con gran solemnidad en sus fiestas principales de Pascua, Siega y Recolección. • Cantos para celebrar victorias militares: Entonces Moisés y los israelitas cantaron este cántico a Yahveh. Dijeron: “Canto a Yahveh pues se cubrió de gloria arrojando en el mar caballo y carro” (Éxodo 15,1); “David dijo a Yahveh las palabras de este cántico el día que le salvó Yahveh de la mano de todos sus enemigos y de la mano de Saúl” (II Samuel 22,1); “A su regreso, cuando volvió David de matar al filisteo, salían las mujeres de todas las ciudades de Israel al encuentro del rey Saúl para cantar danzando al son de adufes y triángulos con cantos de alegría. Las mujeres, danzando, cantaban a coro: «Saúl mató sus millares y David sus miríadas»” (I Samuel 18,6-7). • Cantos de liberación: Entre todos los cantos de liberación destaca el de la salida de Egip-
to: “Entonces Moisés y los israelitas cantaron este cántico a Yahveh. Dijeron: «Canto a Yahveh pues se cubrió de gloria arrojando en el mar caballo y carro. Mi fortaleza y mi canción es Yahveh»” (Éxodo 15,1); y María, hermana de Aarón, y las mujeres que le seguían tomaron tímpanos y danzaban en coro; mientras, María les entonaba el estribillo: “Cantad a Yahveh pues se cubrió de gloria arrojando en el mar caballo y carro” (Éxodo 15,20-21); la salida de Babilonia y vuelta a la tierra prometida es también motivo de júbilo y aclamación: “¡Salid de Babilonia! ¡Huid de los caldeos! ¡Anunciad con voz de júbilo, hacedlo saber, proclamad hasta el extremo de la tierra, decid: Yahveh ha rescatado a su siervo Jacob!” (Isaías 48,20); y la liberación definitiva que traerá el Mesías se celebrará con alegría: “Los redimidos de Yahveh volve-
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rán, entrarán en Sión entre aclamaciones, y habrá alegría eterna sobre sus cabezas. ¡Regocijo y alegría les acompañarán! ¡Adiós, penar y suspiros!” (Isaías 35,10). • Canciones de peregrinación: el peregrinar a los lugares sagrados fue una actividad frecuente entre los hebreos, especialmente cuando se dirigían a Jerusalén para la celebración de las tres grandes fiestas: la de Pascua, la de la Siega (o Pentecostés) y la de los Tabernáculos (o de la recolección). El ritual que adornaba estas fiestas entrañaba un especial colorido y solemnidad y donde sonaban con fuerza las trompetas como una expresión del poder y soberanía de Dios: “Vosotros cantaréis como en la noche de santificar fiesta; se os alegrará el corazón como el de quien va al son de flauta a entrar en el monte de Yahveh, a la Peña de Israel” (Isaías 30,29). Otros textos: Salmos 121 a 134; Isaías 27,13; 30,29; Jeremías 31,12-13. • Canciones para celebrar grandes acontecimientos: “Cuando la dedicación de la muralla de Jerusalén, se buscó a los levitas por todos los lugares para traerlos a Jerusalén, con el fin de celebrar la dedicación con alegría, con cánticos de acción de gracias y música de címbalos, salterios y cítaras” (Nehemías 12,27). “Precisamente fue inaugurado el altar, con cánticos, cítaras, liras y címbalos, en el mismo tiempo y el mismo día en que los gentiles la habían profanado” (I Macabeos 4,54). El descubrimiento de un pozo o de un manantial es para Israel un acontecimiento de gran magnitud, que debe celebrarse con cantos: “Este es el pozo a propósito del cual dijo Yahveh a Moisés: «Reúne al pueblo y les daré agua». Entonces Israel entonó este cántico: Sobre el Pozo. Cantadle, Pozo que cavaron Príncipes, que excavaron los jefes del pueblo, con el cetro, con sus bastones” (Números 21,16-18). • Canciones para entrar en trance profético: “Llegarás después a Guibeá de Dios (donde se encuentra el gobernador de los filisteos) y a la entrada de la ciudad tropezarás con un grupo de profetas que bajan del alto, precedidos del añafil, el adufe, la flauta y la cítara, en trance profético. Te invadirá entonces el espíritu de Yahveh, entrarás en trance con ellos y quedarás cambiado en otro hombre” (Samuel 10,5). • Cantos para expresar júbilo y agradecimiento: “Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava; por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada»” (Lucas 1,46 …).
• Canciones de duelo y lamentación: “¡Pronto! que entonen por nosotros una lamentación. Dejen caer lágrimas nuestros ojos, y nuestros párpados den curso al llanto. Sí, una lamentación se deja oír desde Sión: «¡Ay, que somos saqueados!, ¡qué vergüenza tan grande, que se nos hace dejar nuestra tierra, han derruido nuestros hogares!» Oíd, pues, mujeres, la palabra de Yahveh; reciba vuestro oído la palabra de su boca: Enseñad a vuestras hijas esta lamentación, y las unas a las otras esta elegía” (Jeremías 9,17-20). David entonó esta elegía por Saúl y por su hijo Jonatán. Está escrita en el Libro del Justo, para que sea enseñado el arco a los hijos de Judá (II Samuel 1,17 y ss). Otros textos: II Crónicas 35,25; Jeremías 22,18-19; Ezequiel 27,30-32; Amós 5,16; Sofonías 2,14; Isaías 38,9; Miqueas 1,8. • Canciones para llorar a los muertos: “David entonó esta elegía por Saúl y por su hijo Jonatán” (II Samuel 1,17…). El rey entonó esta elegía por Abner: “¿Como muere un necio había de morir Abner?” (2 Samuel 3,33). • Cantos para llamar al pueblo con trompetas para la guerra o el culto: “Hazte dos trompetas: las harás de plata maciza. Te servirán para convocar a la comunidad y dar la señal de mover el campamento. Cuando suenen las dos, se reunirá junto a ti toda la comunidad, a la entrada de la Tienda del Encuentro. Pero cuando suene una sola, se reunirán contigo los principales, jefes de millares de Israel” (Números 10,1-4); “Siete sacerdotes llevarán las siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca. El séptimo día daréis la vuelta a la ciudad siete veces y los sacerdotes tocarán las trompetas. Cuando el cuerno de carnero suene (cuando oigáis la voz de la trompeta), todo el pueblo prorrumpirá en un gran clamoreo y el muro de la ciudad se vendrá abajo. Y el pueblo se lanzará al asalto cada uno por frente a sí” (Josué 6,4-5). • Cantos para expresar alabanza a Dios: “Y cantan un cántico nuevo diciendo: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos porque fuiste degollado y compraste para Dios con tu sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación»” (Apocalipsis 5,9). • Canciones para pedir la ayuda de Dios: “Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Sao. Cántico. ¡Dios nos tenga piedad y nos bendiga, su rostro haga brillar sobre nosotros!” (Sao 67,1-2). • Cantos para celebrar los reencuentros: “Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas” (Lucas 15,25). Ver también: Jueces 11,34-35.
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• Cantos de despedida: ”¿Por qué te has fugado con disimulo y a hurtadillas de mí, en vez de advertírmelo? Yo te habría despedido con alegría y con cantares, con adufes y arpas”. (Gn 31,27). • Canciones nupciales: “y haré desaparecer de ellos voz de gozo y voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia, el ruido de la muela y la luz de la candela” (Jeremías 25,10). “Al alzar los ojos, vieron que avanzaba en medio de confusa algazara una numerosa caravana, y que a su encuentro venía el novio, acompañado de sus amigos y hermanos, con tambores, música y gran aparato” (I Macabeos 9,39). Otros textos: Jeremías 33,11; Génesis 31,26-27. • Cantos para celebrar el final de la lactancia, lo cual solía hacerse más tarde que ahora: “Creció el niño y fue destetado, y Abraham hizo un gran banquete el día que destetaron a Isaac” (Génesis 21,8). • Cantos cortesanos: “Dijo Saúl a sus servidores: «Buscadme, pues, un hombre que sepa tocar bien y traédmelo…»; llegó David y se quedó a su servicio. Cuando el espíritu de Dios asaltaba a Saúl, tomaba David la cítara, la tocaba, Saúl, encontraba calma y bienestar y el espíritu malo se apartaba de él” (I Samuel 16,17-23). Otros textos: II Samuel: 19,35-36; Amós 8,3; Isaías 23,15-16. • Cantos para la diversión y el disfrute en fiestas: Este tipo de cantos son denunciados por los profetas como una infidelidad a la alianza que el pueblo hizo con Yahveh: “Acostados en camas de marfil, arrellanados en sus lechos,
comen corderos del rebaño y becerros sacados del establo, canturrean al son del arpa, se inventan, como David, instrumentos de música, beben vino en anchas copas, con los mejores aceites se ungen, mas no se afligen por el desastre de José” (Amós 6,4-6); “¡Ay, los que despertando por la mañana andan tras el licor; los que trasnochan, encandilados por el vino! Sólo hay arpas y cítaras, pandero y flauta en sus libaciones, y no contemplan la obra de Yahveh, no ven la acción de sus manos” (Isaías 5,11-12). “Cantan con arpa y cítara, al son de la flauta se divierten” (Job 21,12). “Si mortifico mi alma con ayuno, se me hace un pretexto de insulto; si tomo un sayal por vestido, para ellos me convierto en burla, cuento de los que están sentados a la puerta, y copla de los que beben licor fuerte” (Salmo 69,10-12). “Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado” (Mateo 11,17). • Canciones de burla y mofa: “Y ahora soy yo la copla de ellos, el blanco de sus chismes” (Job 30,9); “De todo mi pueblo me he hecho la irrisión, su copla todo el día” (Lamentaciones 3,14). • Canciones de trabajo: “Voy a cantar a mi amigo la canción de su amor por su viña. Una viña tenía mi amigo en un fértil otero”. (Is 5,1 “…y fue quitada alegría y alborozo de Carmelo y del país de Moab, y el vino a los trujales he quitado, no se oye el grito alegre del pisador, ya no se oyen gritos” (Jeremías 48,33). Otros textos: Nm 21,16-18; Is 16,10; 27,2.
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• Cantos para celebrar las cosechas: “Los que siembran con lágrimas cosechan entre cánticos. Al ir, va llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando trayendo sus gavillas” (Sao 126,5-6).
• La creación entera debe prorrumpir en gritos de júbilo: “¡Alabadle, sol y luna, alabadle todas las estrellas de luz, alabadle, cielos de los cielos, y aguas que estáis encima de los cielos! ...” (Salmo 148).
• Cantos de siega y vendimia: “Aún volverás a tener el adorno de tus adufes, y saldrás a bailar entre gentes festivas. Aún volverás a plantar viñas en los montes de Samaría: (plantarán los plantadores, y disfrutarán)”. (Jeremías 31,4-5).
El libro de los salmos se cierra con el salmo 150 que es una doxología final en la que se invita a todos los músicos y a todos los seres vivientes a alabar a Yahveh con todas fuerzas y con toda la sonoridad de los cuernos, arpas, cítaras, tambores, laúdes, flautas y címbalos.
• Cantos de primavera: “Porque, mira, ha pasado ya el invierno, han cesado las lluvias y se han ido. Aparecen las flores en la tierra, el tiempo de las canciones es llegado, se oye el arrullo de la tórtola en nuestra tierra” (Cantar de los Cantares 2,11-12).
ALLELUIA Laudate Dominum in sanctuario eius, Laudate eum in sono tubae, laudate eum in psalterio et cithara, laudate eum in tympano et choro, laudate eum in chordis et organo, laudate eum in cymbalis benesonantibus, laudate eum in cymbalis iubilationis: omne quod spirat, laudet Dominum. ALLELUIA.
La Biblia también utiliza frecuentemente metáforas musicales cuando habla de los seres vivientes y de la naturaleza inanimada; ésta también se hace partícipe de la alabanza al Creador y canta y expresa su alegría. He aquí algunas de las citas en las que los árboles, los animales, los montes, los astros, la tierra y los cielos se suman a ese himno de alabanza a Yahveh: • El canto de las aves que alaban a Dios en la frondosidad de los bosques: “sobre ellas habitan las aves de los cielos, dejan oír su voz entre la fronda” (Salmo 104,2). “Aparecen las flores en la tierra, el tiempo de las canciones es llegado, se oye el arrullo de la tórtola en nuestra tierra” (Cantar de los Cantares 2,12).
¡Aleluya! Alabad a Dios en su santuario Alabadle con clamor de cuerno, alabadle con arpa y con cítara, alabadle con tamboril y danza, alabadle con laúd y flauta, alabadle con címbalos sonoros, alabadle con címbalos de aclamación. ¡Todo cuanto respira alabe a Yahveh! ¡Aleluya!
• Todos los seres vivientes deben unirse a la alabanza de Yahveh: “¡Todo cuanto respira alabe a Yahveh!” (Salmo 150,6).
Nunca jamás hubo un pueblo que así cantara, porque nunca jamás existió un Dios como el de Israel.
• Las estrellas también deben unirse a las alabanzas al Señor: “….entre el clamor a coro de las estrellas del alba y las aclamaciones de todos los Hijos de Dios” (Job 38,7).
8. CONSIDERACIONES SOBRE LA ORGANIZACIÓN MUSICAL DE DAVID
• La tierra entera y los cielos también son invitados a la alegría: “¡Aclamad, cielos, y exulta, tierra! Prorrumpan los montes en gritos de alegría, pues Yahveh ha consolado a su pueblo, y de sus pobres se ha compadecido” (Isaías 49,13). • Los bosques y montañas son invitados por el profeta a unirse al júbilo: “¡Lanzad gritos de júbilo, montañas, y bosque con todo su arbolado, pues Yahveh ha rescatado a Jacob y manifiesta su gloria en Israel!” (Isaías 44,23). • El fin del destierro debe ser motivo de alegría para el desierto y el páramo: “Que el desierto y el sequedal se alegren, regocíjese la estepa y la florezca como flor; estalle en flor y se regocije hasta lanzar gritos de júbilo” (Isaías 35 1,2).
Después del paseo que hemos dado a lo largo de la Biblia y de escuchar los ecos de la música a lo largo de sus páginas, queda uno admirado de la compleja organización con que el Rey David diseñó su ministerio de la música para el Templo. Hasta los detalles más pequeños los tuvo presente el Rey músico. Nuestra admiración se torna mayor aún si dicha organización la comparamos con la correspondiente en el culto católico de nuestros días. Queremos destacar algunos aspectos que han venido apareciendo a lo largo de las muchas citas reseñadas anteriormente: • Los encargados de contribuir al esplendor y solemnidad del culto y de elevar las mentes a la alabanza de Dios fueron los descendientes de la tribu de Leví, los levitas; David dispuso que este grupo fuera muy numeroso, que fue-
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ra una amplia representación del pueblo: “…y 4.000 alababan a Yahveh con los instrumentos que David había fabricado para rendir alabanzas” (I Crónicas 23,4-5); esta determinación contrasta con nuestros reducidos grupos (Capillas musicales, Corales, Coros de distinta índole…). Sin duda David tenía conciencia de que la alabanza y el culto a Yahveh era parte constitutiva de la vida del pueblo hebreo que tenía a Dios como su verdadero y único Rey.
• En la música reglamentada por David, avalada por la preparación técnica de los músicos y cantores como hemos visto, también tenían cabida la dimensión profética y mística y las expresiones de danza y alegría que podían llegar al éxtasis. Cuando llevaron el Arca de Dios de la casa de Obededom a la ciudad de David “David danzaba y giraba con todas sus fuerzas ante Yahveh, ceñido de un efod de lino” (II Samuel 6,14); y Mikal, hija de Saúl, mirando por la ventana lo vio danzar y, despreciándolo en su corazón, le salió al encuentro y le dijo: “¡Cómo se ha cubierto hoy de gloria el rey de Israel, descubriéndose hoy ante las criadas de sus servidores como se descubriría un cualquiera!”. Pero David no estaba desnudo ni entregado a una orgía como le acusa Mikal; sólo se había despojado de sus vestidos reales y había quedado con su efod de lino; danzaba con alegría pero con humildad; se quitó los vestidos reales porque se encontraba en la presencia de Dios. Este aspecto lúdico se
echa en falta en la música de nuestro culto; el acercamiento a la cultura de cada pueblo que la Iglesia ha impulsado en los últimos tiempos es digno de encomio, pero todavía falta por recorrer un buen trecho. • Los músicos del Templo no eran aficionados que actuaban en sus ratos libres, sino expertos que tenían dedicación exclusiva y vivían en las dependencias del Templo. De Kenanías, el principal de los levitas, que era director de canto se nos dice: “Kenanías, jefe de los levitas encargados del transporte, dirigía el traslado, porque era hombre entendido” (I Crónicas 15,22); y en el segundo libro de las Crónicas leemos: “Había también cantores, cabezas de familia de los levitas y moraban en las habitaciones de la Casa, exentos de servicio, pues se ocupaban de día y de noche en su ministerio” (I Crónicas 9,33). También este aspecto contrasta con la situación actual de nuestra música sagrada; salvo en algunos templos que cuentan con especiales recursos, la música sacra (si es que puede llamarse así en muchos casos) la ejecutan voluntarios de nuestras comunidades cristianas que carecen normalmente de la preparación musical y litúrgica adecuada, y en los que el sentimiento de alegría por estar cantando en la presencia de Dios no brilla de manera especial; más bien parecen estar cumpliendo con un contrato o un encargo. A pesar de estas limitaciones, hay que agradecer sinceramente la colaboración desinteresada de estos grupos. Sin embargo habría que redoblar los esfuerzos por dignificar este ministerio musical en nuestros templos. Creemos que a esta situación de deterioro ha contribuido de manera definitiva la práctica desaparición de la enseñanza musical en los aspirantes al ministerio sacerdotal. • Los músicos y cantores eran personas “designadas” o “apartadas para”. Eran escogidas y destinadas al ministerio de la música, para que ayudaran al pueblo en este noble e importante servicio, de la misma manera que el apóstol Pablo fue segregado o escogido para la predicación del evangelio: “Paulus servus Christi Iesu, vocatus apostolus, segregatus in evangelium Dei” (Romanos 1,1). Para ello debían haber recibido instrucción no sólo en el arte de la música sino en el canto de Yahveh: “Su número, contando a sus hermanos, los que estaban instruidos en el canto de Yahveh, todos ellos maestros, era de 288” (I Crónicas 15,22). Ni que decir tiene que en nuestro culto estamos bien lejos de esto; con frecuencia las personas o grupos que practican la música en nuestros templos desconocen prácticamente toda la normativa litúrgica y, lo que es peor, el espíritu de la liturgia; creemos que la música sacra sólo puede prac-
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ticarse con una dignidad mínima desde la vivencia de la liturgia; las circunstancias por las que atravesamos actualmente en éste y en otros terrenos hacen que tengamos que contentarnos con lo que tenemos, pero no debemos olvidar que el ideal no es éste. • Un último aspecto a reseñar es que el culto ante el Arca de la Alianza era continuo, de día y de noche: “Había también cantores, cabezas de familia de los levitas y moraban en las habitaciones de la Casa, exentos de servicio, pues se ocupaban de día y de noche en su ministerio” (I Crónicas 9,33). Yahveh lo era todo para el pueblo hebreo, estaba presente en todas sus empresas y en toda su vida. A Él tenían que elevarse continuamente, de día y de noche, y en todas las horas, las alabanzas del pueblo representado por los levitas que ejercían este ministerio. * * * * * * * * * *
ha ido adquiriendo, poco a poco, conciencia clara de su vocación nacional; es más: se ha ido sintiendo pueblo elegido por Yahveh de entre otros muchos pueblos circundantes y contemporáneos; esta conciencia de pueblo escogido le ha hecho sentirse agradecido a su Dios que está siempre presente en su vida; en las dificultades implora a Yahveh porque sabe que éste siempre está a su lado y de su parte; en las guerras el triunfo siempre es de Yahveh porque lucha junto a él y lo defiende de sus enemigos; y en la vida social y familiar todos los bienes y alegrías que sobrevienen al pueblo no son más que dones que la mano de Yahveh derrama con largueza. Y ese agradecimiento y alegría lo expresa el pueblo hebreo con la música. Ésta no es cultivada por sí misma como arte en sí, sino como el medio más idóneo para expresar su alegría, su agradecimiento y su adoración a Yahveh. Por eso la música del pueblo hebreo irá evolucionando de forma paralela a su conciencia espiritual de pueblo escogido y guiado por Dios.
Concluimos así nuestro paseo musical por las páginas de la Biblia. Si tuviéramos que describir en pocas palabras la impresión que nos ha dejado este paseo, plagado de citas, diríamos que el pueblo hebreo es un pueblo que, a través del tiempo
La lectura musical de la Biblia nos hace descubrir un pueblo que se siente elegido, un pueblo que se siente alegre y agradecido por esa elección; un pueblo eminentemente celebrativo: que toca, canta y danza para expresar su alabanza y su adoración al Dios que lo es todo para él en cada uno de los acontecimientos de la vida.
NOTAS:
•
Diccionario Harvard de Música, Ed. Alianza, Madrid 1997.
•
Domington, Robert, La música y sus instrumentos, Ed. Alianza, Madrid 1986.
•
Roberston, A y Stevens, D., Historia General de la Música, Ed. Istmo, Madrid 1968.
•
Diccionario de Música, Ed. Anaya, Madrid 1982.
•
Triviño Monrabal, Mª Victoria, Música, danza y poesía en la Biblia, Edicep, Valencia 1996.
•
Percy A. Scholes, Diccionario Oxford de la Música, Edhasa, Barcelona 1984.
•
Roten, Hervé, Músicas litúrgicas judías, Ed. Akal, Tres Cantos
1. Puede verse la Sinopsis cronológica (Biblia de Jerusalén, pág. 1663-1680). 2. En la parte quinta de “Instituciones del Antiguo Testamento”, de R. de Vaux, puede encontrarse información exhaustiva sobre este apartado de la organización del culto.
BIBLIOGRAFÍA: •
Biblia de Jerusalén, 1976, Desclée de Brower.
•
De Vaux, R., Instituciones del Antiguo Testamento, Ed. Herder, Barcelona 1964.
(Madrid), 2002.
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