Poetisas y poetas andaluces

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Poetisas y poetas andaluces Carmen Gil

Nació en La Línea de la Concepción (Cádiz). Pasó su niñez y parte de su juventud entre temporales de levante y de poniente, y el mar se le metió dentro. Ahora vive en Aracena, un pueblo serrano de la provincia de Huelva; pero pasa largas temporadas en la costa. Lleva bastantes años dedicada a la enseñanza y a escribir para niños y niñas. Lo que más le gusta es jugar con las palabras, por eso se dedica a escribir. Tiene más de setenta libros publicados o en proceso de edición. Recita sus poemas por colegios y bibliotecas en un espectáculo en el que se mezclan poesía, música, juego y magia. Ha creado el portal de Poesía Infantil Cosicosas para todos los países de habla hispana Ha sido traducida al gallego, catalán, vasco, portugués, francés, inglés, italiano, coreano, hebreo, turco, polaco, chino, taiwanés, vietnamita, japonés...

De excursión a Andalucía Lola grita de alegría: "¡Qué excursión tan divertida!" Podrá ver Andalucía y está nerviosa perdida.

SEVILLA En el Guadalquivir rema. Por las calles brinca y salta. ¡Huele a azahar y a alhucema! ¡Y la Giralda es tan alta…!


CÁDIZ Se disfraza de pirata y se va de carnaval a la Tacita de Plata. Allí lo pasa genial.

HUELVA Está en pie muy de mañana y no olvida los prismáticos. Paseando por Doñana, ve dos linces muy simpáticos.

CÓRDOBA Le encanta pisar los charcos camino de la Mezquita, que con sus cientos de arcos le parece muy bonita.

MÁLAGA Se baña Lola, contenta, en unas playas divinas y después da buena cuenta de un espeto de sardinas.


GRANADA Sueña en la Alhambra, alelada, que ve a un sultán barrigudo. Esquía en Sierra Nevada, ¡pero se cae a menudo!

JAÉN Cazorla es gloria bendita. Ve ciervos bajo la luna, y la cena está exquisita: ¡no deja ni una aceituna!

ALMERÍA Más tarde, en Cabo de Gata, nada, navega, bucea entre las olas de plata, al ritmo de la marea.

Lola se apena un montón. ¡Menudo disgusto tiene porque acaba la excursión...! Volverá el año que viene.

Autora: Carmen Gil (www.poemitas.com)


Blanca de los Ríos Nostench

Nació en Sevilla en el año 1862. Hija del arquitecto Demetrio de los Ríos y sobrina del escritor José Amador de los Ríos, fue criada en un ambiente familiar muy amante de las letras, y esto le facilita su dedicación al estudio y a la literatura, donde no sólo puede crear su obra sin ningún impedimento, sino que recibe toda la ayuda e información necesaria, lo que la convierte en una de las pocas mujeres eruditas que se pueden encontrar en su tiempo. A los 16 años publica su primera novela "Margarita". A los 17 años escribe un Romancero de “Don Jaime el Conquistador”, La novia del marinero, Esperanzas y recuerdos, novelas como “Melita palma” (1901), “Sangre española” (1902) o “La niña Sanabria” (1907). Cultivó poesía, entre ellos: “Funerales del Cesar”, novela, cuentos, periodismo, narrativa cómo: “Madrid Goyesco”, Teatro; sus obras tienen traducciones al francés, italiano, alemán y danés, creó una revista llamada "Raza Española", y se casó con el arquitecto Vicente Lampérez muy vinculado a círculos literarios. Sevilla le tiene dedicada una calle a esta mujer que se destacó por su intenso trabajo como poetisa y escritora, el estudio sobre grandes autores como Teresa de Jesús, Calderón de la Barca, Tirso de Molina, o Cervantes; conferenciante y erudita. Recibió no sólo las alabanzas de la crítica sino también numerosas condecoraciones, entre ellas la Cruz de Alfonso XII, en un homenaje presidido por la Reina Victoria Eugenia, la Medalla de Oro del Trabajo y la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, Blanca de los Ríos escribió la edición crítica de sus Obras completas. Esta labor le valió el reconocimiento por parte de la Real Academia Española, de la que no llegó a formar parte pese a que fue presentada su candidatura. Falleció en Madrid en el 1956.


Tu Nombre Soñé contigo en dulce desvarío, y despierta a los rayos matinales, escribí con el dedo en los cristales tu nombre sobre gotas de rocío; y al desgarrar el congelado velo a la lumbre del sol, vi, cielo mío, que era tu nombre azul el mismo cielo.

Tú y yo Yo soy la pobre flor que en el estío sobre el ardiente polvo se consume: sé tu la blanca perla de rocío, y yo te daré a cambio mi perfume. Si es mar de llanto la existencia mía, tú eres rayo de sol; mírate en ella, y en tanto que amanece eterno día, si yo la noche soy, sé tú mi estrella. Autora: Blanca de los Ríos


Concha Lagos

Nació en Córdoba en el año 1907, y aunque su nombre verdadero fue Concepción Gutirrez Torrezo; se dio a conocer con el seudónimo de Concha Lagos tomado del primer apellido de su marido el arquitecto Mariano Lagos, cosa bastante habitual en aquellos tiempos. Pasó toda su niñez en Córdoba y en la adolescencia se trasladó con su familia a Madrid, donde estudió filosofía y letras. Acostumbraba a frecuentar círculos literarios, y también le gustó crear tertulias. Se casó y vivió siempre en la capital de España, aunque nunca olvidó su Patria Chica, haciéndolo notar en su poesía. Se hizo merecedora de un puesto de en la Real Academia de Córdoba, dirigió la revista Angora con Rafael Millán donde publicaron jóvenes escritores como Umbral o Hierro; publicó en España e Hispano América y entre sus obras principales podemos destacar: “Balcón” (1958); “La soledad de siempre” (1958); “Canciones desde la barca” (1962); “Con el arco a punto” (1984) o “Atados a la tierra”, (1997) entre otros muchos. También nos dejó trabajos en prosa de reconocida calidad como: “Al sur del recuerdo” (1955); “La vida y otros sueños” (1969) o “El pantano” (1954); y teatro: “Después del mediodía” escrita en 1962. En el año 2002 le conceden la medalla de Andalucía. No tuvo hijos, y a los 85 años de edad, ingresó en una residencia de Madrid donde escribió hasta 6 ó 7 años antes de su muerte, acaecida el 6 de Septiembre del 2007.

Las cuentas claras Cerezas para las niñas, los limones para el mar, naranjas para los niños que mejor sepan contar.

El que cuente 2 y 2 con 4 se encontrará. El que cuente 6 y 6, la docena tiene ya.

Las niñas, más pequeñitas, como no saben contar, se las ponen de zarcillos y se van a pasear


Coplas Toda la ciencia que sé, la aprendí por una copla. Para aprender a olvidar, ¡a ver quién me enseña otra! Nacer, amar y morir, todo su música tiene, lo que importa es descubrir el compás que le conviene. Si aciertas, mira qué fácil, sólo coser y cantar, lo malo es cuando te vas con la música a otra parte. Hay quien canta cualquier cante y al son que le tocan baila, yo siempre al mismo compás y con la misma guitarra. Ya ves qué fidelidad y qué firmeza la mía. (Acaso miedo al trabajo de cambiar todos los días). Hoy aquí, mañana allá, ahora en vaso, luego en copa. Yo a mi vino sosegado, a mi compás, a mi copla. Autora: Concha Lagos


Federico García Lorca

Federico García Lorca (Fuentevaqueros, 5 de junio de 1898 - Víznar, 19 de agosto de 1936). Poeta y dramaturgo español. En 1915 comienza a estudiar Filosofía y Letras, así como Derecho, en la Universidad de Granada. Forma parte de El Rinconcillo, centro de reunión de los artistas granadinos donde conoce a Manuel de Falla. Entre 1916 y 1917 realiza una serie de viajes por España con sus compañeros de estudios, conociendo a Antonio Machado. En 1919 se traslada a Madrid y se instala en la Residencia de Estudiantes, coincidiendo con numerosos literatos e intelectuales. Junto a un grupo de intelectuales granadinos funda en 1928 la revista Gallo, de la que sólo salen 2 ejemplares. En 1929 viaja a Nueva York y a Cuba. Dos años después funda el grupo teatral universitario La Barraca, para acercar el teatro al pueblo, y en 1936 vuelve a Granada donde es detenido y fusilado por sus ideas liberales. Escribe tanto poesía como teatro, si bien en los últimos años se volcó más en este último, participando no sólo en su creación sino también en la escenificación y el montaje. En sus primeros libros de poesía se muestra más bien modernista, siguiendo la estela de Antonio Machado, Rubén Darío y Salvador Rueda. En una segunda etapa aúna el Modernismo con la Vanguardia, partiendo de una base tradicional. En cuanto a su labor teatral, Lorca emplea rasgos líricos, míticos y simbólicos, y recurre tanto a la canción popular como a la desmesura calderoniana o al teatro de títeres. En su teatro lo visual es tan importante como lo lingüístico, y predomina siempre el dramatismo. En la actualidad Federico García Lorca es el poeta español más leído de todos los tiempos.



Hermanos Álvarez Quintero

Serafín Álvarez Quintero (Utrera, Sevilla, 26 de marzo de 1871 – Madrid, 12 de abril de 1938) y su hermano Joaquín (Utrera, 20 de enero de 1873 –Madrid, 14 de junio de 1944) fueron unos comediógrafos españoles conocidos popularmente como los Hermanos Álvarez Quintero. Nacidos en Utrera en 1871 y 1873, se instalaron en Sevilla, donde vivieron bastante tiempo como empleados de Hacienda, mientras colaboraban en diversas publicaciones como El Diablo Cojuelo, e iniciaron paulatinamente su dedicación exclusiva al teatro. Su debut como autores tuvo lugar en 1888 con Esgrima y amor en el Teatro Cervantes de Sevilla. El éxito de la comedia les impulsa a viajar a Madrid, donde, a partir de 1889, estrenan varios sainetes líricos y juguetes cómicos: Gilito (1889), Blancas y negras (1892), La media naranja (1894), La buena sombra (1895), La reja (1897), El traje de luces (1898), El patio (1900). Ambos hermanos colaboraron en todas sus obras dramáticas y fueron miembros de la Real Academia de la Lengua Española. Su primer éxito resonante lo obtuvieron en 1897 con El ojito derecho. A este éxito sucedieron muchos otros más, siendo especialmente recordados Las flores (1901), El genio alegre (1906), Malvaloca (1912), Puebla de las mujeres (1912), Las de Caín (1908) y Mariquilla Terremoto (1930). Fueron nombrado hijos predilectos de Utrera y Sevilla y adoptivos de Málaga y Zaragoza. Sus obras fueron traducidas a todos los idiomas; se representaron en las más apartadas latitudes y sus autores gozaron de innumerables homenajes. Los restos de ambos se encuentran en el cementerio de San Justo de Madrid.


La rosa Era un jardín sonriente; era una tranquila fuente de cristal; era, a su borde asomada, una rosa inmaculada de un rosal. Era un viejo jardinero que cuidaba con esmero del vergel. Y era la rosa un tesoro de más quilates que el oro para él. A la orilla de la fuente un caballero pasó, y la rosa dulcemente de su tallo separó. Y al notar el jardinero que faltaba del rosal, cantaba así, plañidero, receloso de su mal:


- Rosa, la más delicada que por mi amor cultivada nunca fue; rosa la más encendida, la más fragante y pulida que cuidé; blanca estrella que del cielo, curiosa de ver el suelo, resbaló; a la que una mariposa, de mancharla temerosa, no llegó. ¿Quién te quiere? ¿Quién te llama por tu bien o por tu mal? ¿Quién te llevó de la rama, que no estás en el rosal?...

Autores: Hermanos Álvarez Quintero


Gustavo Adolfo Bécquer

Originario de Sevilla, España, Bécquer nació el 17 de febrero de 1836 siendo su padre un célebre pintor del costumbrismo sevillano quien dejó huérfano a Adolfo a los cinco años; comenzó sus primeros estudios en el colegio de San Antonio Abad, para luego pasar a tomar la carrera náutica en el colegio de San Telmo. A los nueve años quedó huérfano también de madre y salió del anterior colegio para ser acogido por su madrina de bautismo. A los diecisiete años viajó a Madrid en busca de fortuna. Pero no era fácil subsistir de la literatura y Bécquer se vio obligado a servir de escribiente en la Dirección de Bienes Nacionales, donde su habilidad para el dibujo era admirada por sus compañeros, pero fue motivo de que fuera cesado al ser sorprendido por el Director haciendo dibujos de escenas de Shakespeare. De este modo volvió Gustavo a vivir de sus artículos literarios que eran entonces de poca demanda por lo que alternó esta actividad con la elaboración de pinturas al fresco. Tiempo después encontró una plaza en la redacción de "El Contemporáneo" y fue entonces que escribió la mayoría de sus leyendas y las "Cartas desde mi celda". En 1862 llegó a vivir con Bécquer su hermano Valeriano, célebre en Sevilla por su producción pictórica pero no por eso más afortunado que Gustavo, y juntos vivieron al día uno traduciendo novelas o escribiendo artículos y el otro dibujando y pintando por destajo; mucho les costó a los hermanos salir adelante de su infortunio y con el tiempo lograron juntos una modesta estabilidad que les permitía a uno retratar por obsequio y al otro escribir una oda por entusiasmo. Como legado para la literatura del mundo, Gustavo Adolfo Bécquer dejó sus "Rimas" a través de las cuales deja ver lo melancólico y atormentado de su vida; en el género de las leyendas escribió la célebre "Maese Pérez el Organista", "Los ojos verdes", "Las hojas secas" y "La rosa de pasión" entre varias otras. Escribió esbozos y ensayos como "La mujer de piedra", "La noche de difuntos", "Un Drama" y "El aderezo de esmeraldas" entre una variedad similar a la de sus leyendas. Hizo descripciones de "La basílica de Santa Leocadia", el "Solar de la Casa del Cid" y el "Enterramiento de Garcilaso de la Vega", entre otras. Por último, dentro del costumbrismo o folklore español escribió "Los dos Compadres", "Las jugadoras", la "Semana Santa en Toledo", "El café de Fornos" y otras más. En septiembre de 1870 dejó de existir Valeriano, duro golpe para Gustavo, que pronto enfermó sin ningún síntoma preciso, de pulmonía que se convirtió luego en hepatitis para tornarse en una pericarditis que pronto había terminar su vida el 22 de diciembre de ese mismo año.


Rima XIII Tu pupila es azul y, cuando ríes, su claridad suave me recuerda el trémulo fulgor de la mañana que en el mar se refleja. Tu pupila es azul y, cuando lloras, las transparentes lágrimas en ella se me figuran gotas de rocío sobre una violeta. Tu pupila es azul, y si en su fondo como un punto de luz radia una idea, me parece en el cielo de la tarde una perdida estrella.

Rima VII Del salón en el ángulo oscuro, de su dueña tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo veíase el arpa. ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas como el pájaro duerme en las ramas, esperando la mano de nieve que sabe arrancarlas! ¡Ay! pensé; ¡cuántas veces el genio así duerme en el fondo del alma, y una voz, como Lázaro, espera que le diga: «¡Levántate y anda!». Autor: Gustavo Adolfo Bécquer


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