A GRAN BESTIA P P L ALMUERZO DESNUDO
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A REVOLUCIÓ INTERG LÁCTICA A LA VU LTA DE A ESQ INA
PIBE TROSKO
L Ú C I D O S
CLASIFICADOR DE SUEテ前S
...normalmente relacionadas con la realidad
竕・ manifestaciones mentales de imテ。genes, sonidos, pensamientos y sensaciones en un individuo durmiente...
A S T R A L
RICARDO DARÍN
L GA ANTE
P R O Y E C C I Ó N
A REVOLUCIÓ INTERG LÁCTICA A LA VU LTA PIBE TROSKO DE A ESQ INA
N A T U R A L E S
P.63
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IPAS, JACARA DAS, PARAISOS Y OTRO
A CIUDAD ESTUDIAN IL
P.06 AL RE CATE DE UNA CU TURA QUE ADA
L ALMUERZO DESNUDO
L Ú C I D O S
A GRAN BESTIA P P
L LAVADO DE CEREBROS NOAM EN LIBERTAD CHOMSKY
T E L E P Á T I C O S
A IMAGI ACIÓN TI ÁNICA D L LAISECA AESTR Z N
UN BES SELLE NUNC MÁ
A LEY Y SUS FISURAS
P.56 P.40
V I D E N C I A L E S
P.24
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ESONANCIA SINI STRA DAVID TROP
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P.46 P.14
D I V I N O S
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AL RESCATE DE UNA CULTURA QUEMADA Una exposiciĂłn recupera libros salvados de las llamas y otros que sobrevivieron ocultos tras la dictadura de Pinochet. Sin una lista negra definida, una historia de miedo y censura que se puede rastrear hasta hoy.
Por Carolina Rojas N. rojas_dale@gmail.com
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“Nos sacaron al patio a formarnos y lavarnos con agua en toneles, en otros artefactos habĂa parƒĎ?‹Â?ƒ ‘ „‡Â?…‹Â?ÂƒÇĄ montones de libros, nos hicieron prenderles fuego, recuerdo ediciones de la revista cubana Bohemia, libros de artes sobre le cubismo, publicaciones de la editorial QuimantĂş, libros de Marta Harnecker y todo lo de Marx, Engels y Lenin. Libros que llegaban en camiones militares y en varios kilos, la orden era de quemarlos todos (...)Al medio dĂa fuimos subidos a unos buses y agachados en el piso con las manos entrelazadas en la nuca fuimos trasladados- mĂĄs tarde reconocimos el lugar- era el Estadio Nacionalâ€?, dice el testimonio de un militante comunista detenido en la Escuela Militar. Este crudo relato es parte de una investigaciĂłn de Karin Ballesteros, bibliotecĂłloga y parte del equipo de investigaciĂłn y exposiciĂłn de “Biblioteca recuperada: Libros quemados y escondidos a 40 aĂąos del golpeâ€? que exhibe la Universidad Diego Portales en la sala Nicanor Parra y que tiene como curador a RamĂłn Castillo, director de Escuela de Arte de la UDP. Ballesteros ya habĂa indagado en el tema y encontrĂł escasa documentaciĂłn sobre la quema y destrucciĂłn de libros durante la dictadura. Pero los chilenos sabĂan de vecinos, familiares y padres que los ocultaban. Paredes ahuecadas, hoyos en los patios traseros de las casas, depĂłsitos en entretechos o simplemente un cambio de tapas eran camuĎ?lajes vĂĄlidos. Entre muchos de los autores prohibidos estaban Pablo Neruda, HernĂĄn ValdĂŠs, Guillermo AtĂas, de Armando Uribe y textos de la editorial QuimantĂş y del cantautor Patricio Manns. Con la excusa del 11 de septiembre, a 40 aĂąos del golpe de Estado, Ballesteros y equipo salieron a buscar esos libros. Los que se salvaron de las llamas, los que siguen apareciendo en escondites olvidados y otros tantos dejados en herencia por quienes tuvieron que partir al exilio o la clandestinidad con lo puesto. TambiĂŠn se reunieron testimonios, brutales. Historias tras la hazaĂąa de esconder un libro corriendo el riesgo de ser asesinado, por ejemplo. Fueron bibliotecas enteras las saqueadas por completo luego que las familias eran detenidas en sus casas. Una estrecha relaciĂłn entre la destrucciĂłn de libros y la muerte. “Donde se queman libros, se queman personasâ€?, graĎ?‹…ƒ ƒ”‹Â?ÇĄ ’ƒrafraseando a Heinrich Heine. Y como no, si lasnoticias mostraban los allanamientos a departamentos y casas donde hombres y mujeres eran arrastrados del brazo, mientras que un segundo militar se encargaba de desgarrar las hojas de los libros para luego quemarlas.
Rostros altivos, bestiales, como una imagen sacada de la Alemania de 1933, barbarie que se siguiĂł replicando en otros paĂses y en otros momentos. Para Castillo la quema de libros es una metĂĄfora de la destrucciĂłn de las palabras, de la imposibilidad de los chilenos de conservar sus estanterĂas, de dejar a un paĂs sin nada hasta despojarlos por completo hasta de sus palabras. “Nos quedamos con un paĂs que carece de libros (...) cuando se destruye un libro, tambiĂŠn se destruye a las personas que los poseen y llega el temor, la rabia y el absurdoâ€? Castillo relata que en medio de la investigaciĂłn, se dieron cuenta que no habĂa una lista de libros prohibidos muy precisa. A diferencia de lo que ocurriĂł en la Argentina, en Chile la destrucciĂłn fue indiscriminada y hasta pueril. Tan sĂłlo un ejemplar de un libr‘ †‡ ‡”—†ƒ …ƒŽ‹Ď?‹…ƒ„ƒ ’ƒra que la biblioteca fuera a las llamas en su totalidad. “Uno piensa que el primer objetivo tras el golpe de Estado fue toda la literatura marxista pero los militares quemaban libros de cubismo porque los asociaban una tendencia de Cuba. Son anĂŠcdotas reales, tambiĂŠn ocurriĂł con La serie roja, un libro de medicina, una instrucciĂłn tan bĂĄsica, que cuando los soldados tenĂan que llevar a cabo esto, ni ellos mismos sabĂan lo que estaban haciendoâ€?, comenta Castillo. Otro claro ejemplo fue el allanamiento y cierre de la editorial QuimantĂş durante el golpe. Esta se originĂł como iniciativa del gobierno de la Unidad Popular y del presidente Salvador Allende, con colecciones de libros y revistas de bajo costo para acercar la cultura a la gente. Los textos y revistas se vendĂan en quioscos y librerĂas. La editorial operĂł entre el aĂąo 70 y 73 y en 38 meses editĂł 11 millones de libros. El 12 de septiembre fue allanada, cerrada y sus libros tambiĂŠn fueron quemados. “Comparado con todo eso, la recuperaciĂłn es mĂnima, claro, pero son 800 textos y 300 de ellos fuerondonados, una forma mĂĄs profunda de conmemorar esta fechaâ€?, dice Castillo. Para el curador, el acto de llevar los libros a la hoguera impactĂł en la ausencia de libros en las casas. Un trƒ„ƒŒ‘ ‡Ď?‹…ƒœ †‡ Žƒ †‹…–ƒ†—ra que decantĂł en un que evolucionĂł hasta hoy. Se perdiĂł la cercanĂa con la literatura y eso se traduce en los escasos hĂĄbitos de lectura de la poblaciĂłn. (SegĂşn datos de la UNESCO sĂłlo un 7% de los chilenos lee por placer) “Sumado a eso en diciembre 1976 se constituye el IVA del 19% a los libros, ese fue el Ăşltimo golpe a los libros, en ese momento pasaron de ser un objeto personal a un bien de lujo, de consumoâ€?, remata.
LA MUERTE DE LAS IDEAS En los dĂas del golpe, la poeta y cronista Carmen Berenguer se preparaba para volv‡” ƒ Š‹Ž‡ †‡•†‡ Ž‘• •–ƒ†‘• Â?‹†‘•Ǥ ŽŽƒ › •— Â?ƒ”‹†‘ ’ŽƒÂ?‡ƒ„ƒÂ? Ď?‹Â?ƒŽ‹œƒ” •— beca en la Universidad de Iowa, y volar a Santiago el 17 de septiembre. Dudaron. “El dĂa anterior habĂa hablado en un colegio secundario sobre el alto nivel cultural “—‡ ÂŠÂƒÂ„Ă€Âƒ ƒŽ…ƒÂ?œƒ†‘ Š‹Ž‡ǥ •— Â?ivel de lectura. Ahora se nos presentaba la disyuntiva de volver o no. Finalmente regresamos en octubre de 1973â€?, comenta. Tras su retorno a Chile, se instalĂł en la casa de un amigo que viajĂł fuera del paĂs. Lo primero que la escritora encontrĂł fue una gran cantidad de revistas escondidas en el entretecho, y ocultos bajo tablas despegadas del piso. “Mi madre me dijo que algunos de mis libros habĂan sido quemados, tambiĂŠn vi mucha gente que trataba desesperadamente de deshacerse de ellos quemĂĄndolos en chimeneas, enterrĂĄndolos en la tierra... Eso produjo mucha angustia en la sociedad chilenaâ€?, evalĂşa.Berenguer recuerda haber hojeado a escondidas libros de Roque Dalton y Otto RenĂŠ Castillo, textos que le regalĂł un profesor que dictaba un curso acerca del T‡•–‹Â?‘Â?‹‘ ‡Â? Â?ÂąÂ”Â‹Â…Âƒ ƒ–‹Â?ƒǤ Dz ‡À ‘Â?Ď?‹‡•‘ “—‡ Š‡ ˜ivido a escondidas en 1983. TambiĂŠn recuerdo que para publicar un libro tenĂas que pedir autÂ‘Â”Â‹ÂœÂƒÂ…Â‹Ă—Â? ƒŽ ‹Â?‹•terio del Interior, en mi caso publiquĂŠ Bobby Sand desfallece en el muro, sin permisoâ€? Para la historiadora de la UDP Solene Bergot, la censura fue tan bien impuesta, que el temor al libro como material subversivo y peligroso calĂł hondo en la poblaciĂłn. El impacto fue tal, que las personas optaron por destruir y esconder sus libros. Para Bergot, no sĂłlo hubo censura, sino tambiĂŠn auto-censura. “Esto es un logro de la exhibiciĂłn presentada en la Universidad, haber rescatado testimonios de estas quemas que dan cuenta de un fenĂłmeno generƒŽ‹œƒ†‘ › ƒ veces sin fundamento real, es decir que por rumores que cir…—Žƒ„ƒÂ?ÇĄ Žƒ• ’‡”•‘Â?ĥ ‡Â?’‡œƒron a botar, quemar, enterrar y esconder los libros que ellos consideraron que les podrĂan traer problemas. El rĂŠgimen militar, en est‡ •‡Â?–‹†‘ǥ ˆ—‡ …ƒ’ƒœ †‡ ƒŽterar la percepciĂłn racional de los ciudadanos y r‡‡Â?’Žƒœƒrla por el miedo...â€?.
Biblioteca Recuperada Nicanor Parra www.bibliotecanicanorparra.cl
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EL GARANTE La carrera cinematogrรกfica de Ricardo Darรญn estรก estrechamente ligada al policial, encarnando personajes de la mรกs diversa laya, pero que siempre permiten un resto de humanidad y empatรญa. Sรฉptimo, que se estrena el prรณximo jueves, no es la excepciรณn. Ahora se trata de encarnar a un abogado que en apenas unos minutos se enfrenta a la terrible desapariciรณn de sus hijos. En esta entrevista, Ricardo Darรญn habla acerca de cรณmo se fue relacionando con el gรฉnero y las circunstancias que lo convirtieron en el hombre que en los รบltimos aรฑos llevรณ a lo mรกs alto cada una de las pelรญculas que lo tienen como protagonista.
Por Mariano kairuz kairuz_dale@gmail.com
La carrera cinematogrย ฯ ย ย ย ย ย ย ย ย rย ย ย ย ร ย ย ย ย ย ย ย ย recha, inequร ย oca, irreย ocablemente ligย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย วค ย ย rco ย ย ย วฒ ย ย ร ย วฆย ย วฆย ยฑย ย roโ ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย toncito en ย ย ย ย ย ย ย tย วก ย ย ย ย ย ย rย ย ย ย ย ย ย ย ย ศ อณอปอบอตศ ศ ย วก ย ย ย ย ย ย ย ย re, ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย tย ย ย ย ย ย ย ย ย rวก ย ย Aย ย ย fย ย ย ย ย ย rย ย ย ศ ย ย ย ย ย ยฑย ย ย ย ย วก ย ย ย ย ย ร ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย rena el jueย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย วก ย ย ย ย ย ย ย r, entre otrย ย ย ร ย ย ย ย ย วก ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ร ย ย ย ย ย ย ย ย ย engย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย rย ย ย ย ย ย tema que fue Perย ย ย ย ย ย ย ย ย rย ย ย ย วก ย ย ย ย ย ย tย ย ย ย ย ย ศ ย ย ย ย ย tย ย ร ย ย ย ย ย ย ย ย eintย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย raron un quiebre en la carrerย ย ย ย ย ย tor, ย ย rย ย ย ย ย ย ร ย ย ย ย ยฑย ย ย ย ย ย ย tย ศ วข ย ย ย ย ย ย relatย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ร Fย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ศ ย eย e rย ย ย ย ย ย ย ย ย rย ศ วก ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย recciรณn, herย ย ย ย ย ย ย ย ย ย rย ย ย ย ย ย ย ย ย วก ย ย ย ร ย ย วข ย ย ย ย ย ย ย rย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ร ย ย ย ย ย que lleย ย ฯ ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย Pablo Trย ย ย rย ศ ย rย ย ย ย ย ศ วก ย ย ย ยฑxito ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย erย ย ย ย ย ย ย ย ย วฃ Tย ย ย ย ย ย ย rย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย วค ย ย eย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย exย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย fย ย ย ย ย ย ra ย olย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย tย ย ย วค ย ย ย rย ย ย ย ย ร ย ย ย ย ย ร ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย วก ย ย ย ย ร ย ย วก ย ย ย ย ย ย ย ย ย rย ย ร ย วก ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย toca intย ย ย retar a crย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย aย a, el ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย rย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ร ย ย ย ย ย ย ย ย ย วค Aย ย ย ย ย ย ย ย ย retย ย ย ย ย ยฑxitย ศ ย ย ย ย ย ย ย ย ย ร ย วก ย ย ย ย ย ย ย rย ร ย ย ย ย ย ral, callejerย วก ย ย ย ย ย ร ย ย ย eย ย ย ย ย ย ย ย ย ศ ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย rย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ร ย วค ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย tย ร ย ย ย ย ย ย ย ย , que, recuerย ย ย ย ย ย torวก ย ย ย eย e rย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ร ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย rย วค วฒ ย ร วก ย ย ย ย ย ย ย gย ย aโ วก ย ย ย ย ย ย ร ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ยฑย ย ย ย ย ย ย ย ฯ ย ย ย วฆreย ย ย ย ย ย ร ย วค วฒ ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ร ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย regย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ra ย er ย ย ย ย ย rย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย tย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย วก ย ย ro generร ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ร ย ย ย ย ย ย ย รฏย ย ย ย ย วควณ ย ย ย ย ย วก ย ย ย ย ย ย ย ร วก ย ย to ย ย ย ย ย ย ย วฒย ย ย ย ย toย ย ย ย ย ย ร ย ย ย fย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย rย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย วฃ ย ย ย ย ย ย ย to que laburย วก ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย วก ย ย ย ย ย ย re tย ย ย ย ย ย re la gente grย ย ย ย วก ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย intoย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย วค ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย tย ย ย ย ย ย ศ ย ย rย ย ย ย ย rย ย ย ศ ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ร โ วค
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Algo semejante ocurrió con el taxidermista epiléptico con un plan para el perfecto robo al banco de El aura, o el agente judicial que violenta alguna que otra regla (además de domicilios privados) como parte de su obsesiva investigación en El secreto de sus ojos: interpretados por Darín, quizás a su pesar, hasta sus personajes con más dobleces son héroes. Pero puede ser que ahora, con Séptimo, la fór ǡ ϐ te, se haya invertido un poco: su personaje es un hombre lanzado a la búsqueda desesperada de sus hijos; y sin embargo, los detalles que lo rodean y par ϐ rlo no lo vuelven un tipo especialmente agr ϐ Ǥ En las primeras escenas nos enteramos de que el protagonista es un abogado que está trabajando en la defensa de un personaje nefasto, público y poderoso. Sabemos que el abogado acaba de separarse de su esposa española (Belén Rueda) e intuimos ( ϐ Ȍ un marido modelo. Lo vemos mascullar malhumoradas puteadas (dirigidas por lo bajo a un ex cuñado, a un vecino). “Yo no sé a qué se debe que a veces uno sienta simpatía por ciertos cretinos –le dice Darín a Radar–; debe tener que ver con la composición cromosómica. Todavía no terminé de tomar distancia de Séptimo y necesito devoluciones, que son las que me acomodan los tantos en la cabeza después de un proceso muy largo, que empezó cuando me encontré con el libro hasta las discusiones con el director, los actores, los productores; más los ensayos, las correcciones, la posproducción y las escenas que volvimos a ϐ lmar. Siempre necesito algún tirón de oreja, que te hagan ver cosas que te pasaron desapercibidas, pero que se vuelven importantes en términos cinematográϐ , por el tamaño de la pantalla. Yo leo en la primera secuencia de Séptimo que hay un tipo en un auto, un BMW más bien antigüito, habla de cierta pretensión del personaje, que viene haciéndose el canchero con su secretaria, alardeando cierta soltura de ciudadano porque se acaba de separar. Vos le ponés ciertos componentes al personaje, lo personaje, lo maquillás, le hacés un nudo, le ponés una corbata y un celular en la mano, y de pronto tenés un tipo que no va a ser aceptado por la sociedad; pero a su vez, por ahí hay en un momento algo en la película, una respiración, una manera de mirar en un momento clave, algo, un detalle que genera una empatía con el público que no esperabas, que no tenías planeada. Yo me meto en las salas a verla con la gente para poder ver eso.” Apenas empieza la película, el abogado juega con sus hijos un juego habitual entre ellos: una carrera del séptimo piso a la planta baja; él por el ascensor, ellos por las escaleras. Pero cuando llega al palier del ϐ , los chicos no están. No pueden haber salido, les asegura el portero. Tampoco aparecen en escaleras, ni en los pasillos. Se involucra el comisario que vive en el tercer piso. Empiezan a tocar timbres. Se baraja la hipótesis de un secuestro. Desesperación. Es un clásico: el hombre común atrapado en una situación extraordinaria.
Suele entenderse que el buen policial funciona como catalizador de lecturas de determinado contexto social (y hasta político), que quedan expresadas o sugeridas en su anécdota, y en el micromundo particular que describe. Aunque en su último tramo se desconcentra y diluye, la primera mitad de Séptimo, es decir, mientras la película casi no abandona el ámbito único del ϐ en el que desaparecen los hijos del protagonista, parece apuntar en ese sentido. Aparecen sin estridencia vagas consideraciones “de clase” (sospechar de... ¡el portero!), sobre las instituciones (sospechar del comisario que vive en el mismo ϐ y que pronto se involucra en la historia: “En estos casos siempre hay un cana metido”, dice el protagonista), sobre la Justicia (mientras Darín busca a sus hijos, en Tribunales se desarrolla una intensa transa que reclama su presencia). El protagonista de un policial no puede sino ser un personaje ϐ nido en términos morales.
Alguna vez dijiste que t À ϐ ϐ × ǡ Dz À v ǡ ǡ t a”. Pe a debés t t À e ± te nv te t gentin ... Alguna vez dijiste que t À ϐ ϐ × ǡ Dz À v ǡ ǡ t a”. Pe a debés t alguna t À e ± te nv te en el t gentin ... Ricardo Darín: Creo que atravesando distintos estadios llegué, sin querer, obviamente, a conformar ϐ ï Ǥ ï puesto al servicio del policial le da una proximidad que no sé si se le aceptamos al cine americano clásico. Yo creo que todo pasa porque la gente llega a pensar: “Si le pasa a este tipo, me puede pasar a mí”. Creo que la familiaridad que yo siento con la gente por la calle habla de una distancia que ya no existe. Le debo un gran aporte a est ϐ y, a lo que él se propuso conmigo, que es mostrar mi zona más oscura. Fue un aporte inesperado, impensado, me encantó; esto fue lo que empezó a aparecer y a fusionarse, y dio lugar a este ciudadano común, el tipo de a pie que se puede ver envuelto en cualquier situación. Bueno, digamos la posibilidad de desarrollar las potencialidades del hombre común.
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LA ESTRELLA DEL MILLÓN Es casi inevitable: Séptimo está destinada a ser “la nueva de Darín”. Está dirigida por el español Patxi Amezcua, rodada en Buenos Aires, y protagonizada por un reparto de famosos (Luis Ziembrowsky como el portero, Osvaldo Santoro como el comisario), pero no caben dudas de que así es como mucha gente la va a reconocer cuando llegue a los cines en unos días: como “la nueva de Darín”. Probablemente así es como muchos pedirán la entrada. Y es que Darín parece haberse convertido en el garante de las películas que protagoniza: aquel que, como ocurrió con casi todos sus últimas películas estrenadas, va a ser el responsable de que Séptimo lleve a las salas entre medio millón y un millón de espectadores. Pasó con Tesis sobre un homicidio (que a principios de este año superó el millón de entradas vendidas); pasó el año pasado con Elefante blanco (la película de Pablo Trapero en la que interpretó a un cura villero: casi 800 mil espectadores) y ya había pasado antes con Carancho (su primer trabajo junto a Trapero, el primero de este director que reunió más de 600 mil espectadores). Entre estas últimas dos estrenó Un cuento chino (de Sebastián Borensztein, más de 900 mil), y dos años antes de ésta, El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella. Queda claro que Darín es, por su poder de convocatoria casi infalible, la estrella del cine argentino. Sin dejar de asumirlo, elabora con modestia ciertos pretextos para explicar su éxito. Habla de coincidencias, de accidentes. “Y es que no puedo hacerme cargo prepotentemente de cosas que no manejo. Tengo un ejemplo que es lo que pasó con mis películas en España. Allá, los caprichos de las distribuidoras produjeron que en un período de un año y medio, dos años, yo llegara a tener seis películas en cartel. Muchos me decían que no recordaban un caso igual, pero pasó que de pronto estaban El hijo de la novia, Kamchatka, El mismo amor, la misma lluvia, una atrás de otra, y los españoles diciendo: ‘Pero... y este tipo, ¿de dónde salió, de un reality?’. Y en parte había tenido que ver con que yo le rompí las bolas a Campanella sobre que había que estrenar El mismo amor... allá, aunque él ya estaba en otr ǡ ϐ éxito. Lo cuento justamente porque no es que me siento un súper ganador. No es (dice, impostando pose canchera) ‘¿Sabés qué? Yo la tengo re clara’. Es producto de una anomalía que no está en mis manos, producto de decisiones de otros tipos.”
OCHO LADOS ϐ te, si no fuera la estrella del millón de espectadores que es, la entrevista que publicó la revista Brando a principios de año –y la decisión de destacar aquello de “Quisiera que alguien me explicara el crecimiento patrimonial de los Kirchner”– no hubiera levantado el polvo que levantó, con respuesta casi inmediata, y directa, de la mismísima CFK. Con alguna perspectiva, ahor Dz ϐ todo aquello no sirvió para nada. Fue cooptado tanto de un lado como de otro; me pasó que me abrazaban tipos por la calle con los que yo no me sentaría a cruzar dos palabras. Las lecturas que se hicieron en voz alta de esa pregunta abonaban para un solo lado de una manera estrepitosa. Y también del otro lado –y lamento hablar de dos lados, porque debería haber ocho– fue una crispación infantil, de lectura rápida, sin prestar demasiada atención. Si te vas a permitir el atrevimiento de cagar a puteadas a un tipo, tomate el trabajo de averiguar qué fue lo que quiso decir. Y lo lamento profundamente por eso, porque no sirvió para nada, sirvió sólo para que quede en una anécdota, que cada uno tratara de sacar algún provecho. Cada uno, menos yo, que no estaba buscando nada: fue una de las muchas cosas que se dijeron en una conversación con un amigo, tomando café, comiendo, pero se convirtió en una cosa que no paraba, no paraba y no paraba. Me generó cierta prevención, pero a la vez me aseguré de que este episodio no se convirtiera para mí en una especie de mordaza, porque eso sí que sería la argentinidad al palo”.
Cines+críticas cinesargentinos.com.ar
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Tiene una librería en la que sólo vende los textos que le gustan a él. Y en la puerta promociona menús literarios para indigestarse.
Por HernĂĄn Firpo firpo_dale@gmail.com
ÂżPara que sirve ser librero si despuĂŠs el libro mĂĄs vendido es Cincuenta sombras de Grey? CuĂĄnto mejor, cuĂĄnto mĂĄs barato es poner un empleado del mes de Mc Donald’s que no sepa si Carver va con be larga o v‡ …‘”–ƒ › •‘•’‡…Š‡ †‡ “—‡ ƒĎ?ka sea un autor kirchnerista. “Una librerĂa no es un comercio cualquiera – nos interrumpe NĂŠstor Andersen, Andy de ahora en mĂĄs –, asĂ como tampoco lo son las peluquerĂas, las conozco muy poco, je, o las disquerĂas, cada cual tiene su supuesto tesoro, su piedrƒ Ď?‹Ž‘•‘fal. En este barrio tan afecto a la gastronomĂa, yo suelo hacer menĂşes literarios cuya ontologĂa consiste en la indigestiĂłn. En realidad, los libros no tienen por quĂŠ ser digestivos. Si lees La parte maldita, de Bataille, no hay posibilidad de decir: me lo devorĂŠ . Un buen libro, como un buen vino, se demora, debe dejarte una cicatriz... Vos me preguntabas para quĂŠ sirve un librero: hay un proceso de transferencia entre librero y lector que implica poder vincular escritores como Faulkner y Carson McCullers, y despuĂŠs hay libros, muchĂsimos, para la monumental aglomeraciĂłn no lectora de nuestro paĂs. Pero asĂ como el lector de best sellers no discrimina, mi trabajo es cada vez mĂĄs importante. Yo soy el que tengo que contrapesar el trabajo del reseĂąista y la furia de las editoriales con la bĂşsqueda de calidad. Ese es mi capital, es la manera en la que puedo logrƒ” Ď?‹†‡Ž‹†ƒ†â€?. - LibrĂłpata : dĂcese de la persona que padece adicciĂłn patolĂłgica al libro.
- LibrĂłmano: dĂcese de la persona que actĂşa apasionadamente delante de lo que para muchos es un sĂĄnguche de hojas.
- Librero: dĂcese de la persona que pudiendo ser librĂłmano o un librĂłpata corre el riesgo de convertirse en despachante de esos sĂĄnguches de hojas.
Existen pirĂłmanos, cleptĂłmanos, megalĂłmanos y Andy es, segĂşn como amanezca, librĂłmano o librĂłpata . Nunca librero, a menos que “a la gente que trabaja en las cadenas pueda llamĂĄrselas de otro modoâ€?, se ilumina. “Hablando en serio, las librerĂas de cadena tienen gente valiosa que fue malgastada por la utilidad y las recomendaciones obligatorias. Yo solamente opino y lo demuestro en lo que sugieroâ€?. En lo de Andy no se vende cualquier libro aunque, ojo, Andy no quiere tener nada que ver con los nichos. Andy, simple como un tema de Calamaro, repudia poner otro ladrillo en la pared de la cultura de las diferencias. El vende lo que le gusta. Hay autores que directamente no pasan por la puerta de su local y hasta disfruta de su lista negra de 100 escritores que nunca jamĂĄs entrarĂĄn a Lilith Libros, en Palermo ( a guglear la direcciĂłn, chicos, siempre hay algĂşn cretino que puede confundir esto con un chivo ). Dice: “TodavĂa quedan esas librerĂas donde se va a charlar y donde el lector da libre curso a sus fantasĂas y expresa sus bĂşsquedas. Creo que las cadenas tampoco saben cumplir esta funciĂłnâ€?. El librĂłpata se parece al librĂłmano . Andy se muerde la lengua. Sabe quiĂŠn es Paulo Coelho y sabe quien es Dan Brown, pero se hace el zonzo. Cuenta que con Nik todo bien, “el problema es con el gato. No me gusta nadaâ€?. Y si no le gusta, no lo vende. “El de la distribuidora me quiere matar, me dice que Gaturro puede salvarme el mes... Y buĂŠ, allĂĄ ĂŠl, yo no me lo bancoâ€?. El librĂłmano arma la vidriera con sus propias manos, va detrĂĄs de un libro hasta las Ăşltimas consecuencias (“Ando rastr‡ƒÂ?†‘ ƒ ‘•‡Ď?‹Â?ƒ ‹…‡Â?•ǥ ÇŹte suena esa escritora?â€?) y tiene una mesa de novedades, novedades para ĂŠl, cosas que lo estimulan, lecturas que le cambiaron la vida. Hace aĂąos que entre sus “novedadesâ€? estĂĄ La Intemperie, de Gabriela Massuh. “Un libro fundamentalâ€?, asegura. NĂłtese que estamos hablando de un vendedor arbitrario, un hombre con intereses mĂĄs teĂłricos que reales. “Los best sellers siempre se apilan, nunca van acomodados en estantesâ€?, dice. ÂżSerĂĄn las columnas de un negocio que se derrumba? El acto de aislamiento, parece – esto tiene categorĂa de leyenda urbana – habrĂa empezado cuando un libro de Deleuze empujĂł a otro de Wayne Dyer, autor de Tus zonas errĂłneas. Dyer rodĂł por el piso y sus hojas se volaron. Esto habrĂa ocurrido en una sucursal de Barnes & Noble, en los Estados Unidos. La fĂĄbula cruzĂł fronteras y ocĂŠanos: desde ese dĂa, un dĂa impreciso entre 1993 y 1998, el best seller perdiĂł el espacio simbĂłlico de la biblioteca para convertirse en un Âżcimiento? “Hoy entrĂł una mujer de unos 50, muy bella, jamĂĄs la habĂa visto. Le dije si necesitaba ayuda y se quedĂł revolviendo alrededor de media hora. En un momento quiso saber el precio de un libro y notĂŠ un raro acento en su voz. Le preguntĂŠ de donde era y me dijo Rusia, con un tono muy imponente. Luego siguiĂł mirando hasta que se acercĂł con otro libro y le preguntĂŠ acerca de sus autores rusos preferidos, a lo que me respondiĂł ÂĄÂĄBukowsky!!... Le dije que era alemĂĄn y nos quedamos charlando mĂĄs sobre su trabajo, la Argentina, pavadas... En las cadenas tampoco tenĂŠs tiempo para estas cosasâ€?. Un best seller nunca jamĂĄs n_andersen@gmail.com
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A GRAN TIA POP A GRAN TIA POP A GRAN TIA POP A GRAN TIA POP
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Jean-Michel Basquiat fue en sus comienzos el artista callejero por excelencia: frases de corte existencial y militante estampadas en las paredes, obras hechas con objetos recogidos de la basura, postales intervenidas vendidas por él mismo en forma ambulante. Había desembarcado en 1979 en Nueva York y muy pronto se convirtió en la estrella más codiciada de un mercado del arte en expansión y crisis. Amigo íntimo de Madonna, se hizo más célebre todavía. Y también fue discípulo de Andy Warhol. En 1987, poco después de la muerte de Warhol, en el mes de agosto, Basquiat moría de una sobredosis. Tenía 27 años y había revolucionado el arte. A 25 años de su muerte, Basquiat es una marca, un mito cuyas obras siguen siendo de las mejor cotizadas en el mercado mundial, y su herencia se puede considerar un enigma a discutir.
LA GRAN BESTIA POP
Por Pablo Perantuono perantuno_dale@gmail.com
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quel viernes el calor prendía fuego Nueva York, pero Jean-Michel Basquiat no se dio por enterado. Ya era la tarde del 12 de agosto y él dormía en su cuarto: por entonces trabajaba de noche y se quedaba pintando hasta la mañana. Sonó el teléfono y su novia, Kelle Inman, que se encontraba en la planta baja del piso que compartían en el 57 de Great Jones Street, lo atendió. Era Kevin Bray, un amigo de Basquiat con quien el artista pensaba ir a un recital de Run DMC a la noche. Kelle creyó que era buena idea despertarlo. Cuando entró al cuarto lo primero que le impresionó fue el calor: el aire acondicionado se había roto. Buscó a Basquiat en la cama pero no lo encontró: estaba en el piso, acurrucado. Un vómito blanco acompañaba su cuerpo. Kelle lo llamó pero su novio no reaccionó. La joven intuyó que algo andaba mal. Bajó corriendo y llamó a la ambulancia. Antes de llegar al hospital, Jean-Michel Basquiat, el tipo que revolucionó el arte en los ’80, el hombre que gracias a su genio conquistó los sentidos y los bolsillos de esa ciudad, el artista ardiente que interpretó con sus pinceladas y su estilo el pulso urgente de una época colosal y desquiciada, estaba muerto. Se había inyectado heroína –las jeringas con sangre se desparramaban en su cuarto–, pero ϐ te lo terminó matando, según la autopsia, un cóctel de opio y cocaína. Fue hace un cuarto de siglo. Tenía 27 años. Era el Rimbaud de la pintura.
EL MESIAS EN LA CALLE Hijo de un padre haitiano y una madre puertorriqueña, en la obra y en el cuerpo de Basquiat se anida –se sintetiza– buena parte de la historia universal reciente, dibujando, con su pirueta vital, una elipsis temeraria que atraviesa, como un disparo, las paredes de la cultura occidental contemporánea. Sus raíces africanas estallan desde sus cuadros: allí hay angustia y opresión. También sus referentes musicales y deportivos: reyes negros de talento inmaculado. Y, cómo no, su ciudad, esa fascinant ϐ coronó como su nuevo Mesías y que lo llenó de gloria y de basura; de dinero, agobio y adicciones. Alumno desparejo e inquieto, pero dueño de un talento que sólo necesitaba ponerse en movimiento par ϐ r, Basquiat no tuvo educación formal en el arte. Su madre le despertó la curiosidad llevándolo a museos, pero ya desde muy chico comenzó a dibujar y pintar sin tregua. A los 19, con unos pocos dólares, tomó la decisión de mudarse a Manhattan. En ese momento –1979– Nueva York era Babilonia, el mejor lugar para ser un artista. La ciudad palpitaba de nuevos deseos. Bandas como Talking Heads le ponían sonido e ilustración al post-punk. De los sótanos negros comenzaba a emanar un ritmo que sería himno urbano: el hip hop. Los hijos del baby boom estaban por tomar las calles y los despachos, los escenarios y los corazones.
Si bien Basquiat nunca perteneció del todo a la cultura gr ϐ tera –nunca pintó en subtes–, sí se hizo conocido por sus intervenciones callejeras. Junto a su amigo Al Díaz estampaba frases de corte existencial, a veces delirantes, ϐ × SAMO (“Same Old Shit”: “la misma mierda de siempre”), acompañadas con el logo de marca registrada ((c)), una sutil crítica al capitalismo que se convertiría en un clásico de su obra. A principios de los ’80, el legado de la cultur × ϐ rarse entre las grietas de un ambiente, el del arte, inmóvil y desencantado. Al tiempo que una nueva corriente, el neoexpresionismo, empezaba a seducir público y crítica, el nombre de SAMO comenzaba a circular con insistencia. Todos querían saber quién era ese críptico garabateador fantasma. En ϐ ± Ǥ oice, un periódico que retrataba la movida neoyorquina, le hizo su primera entrevista. La leyenda se había echado a andar. Con apenas 20 años, y después de coquetear con la música –junto al act formó un cuarteto llamado Gray en el que tocaba el sintetizador–, Basquiat abandonó a SAMO y comenzó a pintar sin parar, a construir el mito. Recogía de la calle puertas, ventanas y cualquier tipo de dispositivo que pudiera servirle como plataforma para su arte. Coloreaba postales y tarjetas y las vendía por la calle.
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Había alquilado un departamento de un ambiente con su novia y lo utilizaba como atelier. Era un lugar dantesco. Hasta allí llegó una tarde de 1980 Diego Cortez, un curador y amigo que ya admiraba su obra. Lo acompañaba Jeffrey Deitch, crítico y consultor cultural, autor de Art in America, un libro esencial para entender la época. Aun cuando la presencia de Deitch pudiera representar un honor o incluso una responsabilidad, Basquiat lo recibió con una mezcla de ternura y desdén, dos rasgos característicos. En la carrera de Basquiat, Deitch no sería un hombre cualquiera: ocho años después, en una mañana lluviosa de verano, pronunciaría el responso en el funeral del artista. Aquella tarde Deitch se sorprendió al ver las paredes y hasta la heladera plagada de dibujos. Pero más se sorprendió por el estilo salvaje. “Una demoledora combinación de De Kooning con pintadas subterráneas”, escribiría. Deitch le compró cinco dibujos por 250 dólares. Fue la primera venta de Basquiat y Deitch tuvo que recordar ϐ ra la obra. Para entonces el neoexpresionismo se consolidaba. Muestras y galerías recibían obras de autores jóvenes que empezaban a cautivar a un público que también se transformaba El arte ya no era consumido –comprado– sólo por la alta burguesía, sino por una nueva generación de profesionales arrogantes y hedonistas, surgidos de la clase media, que buscaban decorar sus reciclados lofts.
En ese contexto, la irrupción de Basquiat tuvo la fuerza de un relámpago que iluminó y resign ϐ × la pintura. Con él volvió el primitivismo, con él nació el estilo Basquiat. Esqueletos, ϐ guras abstractas, calaveras, palabras, colores vivos, cultura negra: todos esos elementos se fusionaban para pergeñar una obra desbordante de pasión y energía primal. Su nombre comenzó a circular por los pliegues del ambiente. Un pintor italiano, Sandro Chia, factótum del despertar del expresionismo en NY, fue uno de los primeros en reparar en él. “Sus pinturas capturan la espontaneidad y la realidad emocional de la ciudad. Están llenas de elementos disparatados que en apariencia no tienen conexión, pero que por alguna razón, juntos, encajan perfecto”, diría después. Chia recomendó a Basquiat al vendedor italiano Emilio Mazzoli, que de inmediato le compró diez pinturas por cerca de 10 mil dólares y le ofreció hacer una muestra en Modena. Basquiat fue, vendió algunas obras y, en Europa, realizó su primera exhibición pública. Con apenas 21 años, negro, ϐlaco, lleno de sensibilidad y talento, el irresistible Basquiat era el sabor del futuro. La dueña de una galería del SoHo, Annina Nosei, decidió “adoptarlo”. Basquiat necesitaba dólares para comprar sus materiales y también un lugar donde trabajar. Nosei le ofreció el sótano de su galería y le dio dinero.
Mientras JMB comenzaba a producir y a pintar todo el día, Nosei llevaba vendedores y coleccionistas a su galería para que vieran en acción a esa fuerza de la naturaleza, el arrollador paso de ese potrillo hambriento. Pero aquello también le trajo algunos problemas, porque Nosei vendía sus originales ϐ ǡ molestaba al artista. Empezó a sentirse incómodo. En marzo de 1982, luego de acudir a la primera muestra “solista” de Basquiat en la galería de Nosei, Jeffrey Deitch, el primero que había comprado una obra suya dos años antes, escribió: “Ahí encerrado, Basquiat parece un chico de la calle que es mirado con asombro por la intelligente del arte. Es como si un brillante Lou Reed les cantara sobre heroína a chicos del secundario”.
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MADONNA & WARHOL De esa época data una de sus primeras grandes obras, Per Capita, un trabajo seminal en el que, rodeado de palabras, un boxeador negro sostiene una antorcha que ϐlamea con fuerza. Nunca admitido por Basquiat, es probable que se tratara de Mohammed Ali, por la marca Everlast en los pantalones. Su obra pareció profética: quince años después, con JMB ya muerto, un crepuscular Ali sostendría la antorcha con la que se inauguraron los Juegos Olímpicos de Atlanta ’96. Fue unode los momentos más emotivos de la historia del deporte. Basquiat se cansó del dominio de Nosei –“No quiero ser una mascota del arte”– y abandonó el lugar. Siguió pintando sin parar. Entre ϐ nes de 1982 y 1983 realizó algunos de sus trabajos más decisivos. En ellos asoma otro elemento omnipresente en su obra: la música. Los nombres y las siluetas de ϐ guras legendarias y agónicas como Jimi Hendrix, Miles Davis, Dizzy Gillespie y especialmente Charlie Parker aparecen una y otra vez. Pero al tiempo que sus héroes irrumpían en sus lienzos y que Basquiat se convertía en la bestia pop del arte, en Nueva York otros músicos comenzaban a trasladar la voz de la raza negra del under a la superϐ , del guetto al mainstream. Como ocurría con la obra de Basquiat, un naciente hip hop albergaba en sus entrañas el grito atragantado y lacerante de siglos de sometimiento. La diáspora africana encontraba ventrílocuos para su dolor ancestral: cada uno a su modo, Basquiat y el hip hop cumplieron ese rol. En 1983, Henry Geldzahler, curador del Museo Metropolitano de NY, le preguntó a Basquiat si había enojo en su obra. “El 80 por ciento es enojo”, respondió. Para esa época Basquiat se zambulle –se hunde– en la aristocracia de la noche neoyorquina. En 1983 se vincula con dos personajes imprescindibles de la ciudad: Madonna y Andy Warhol. Con la primera mantiene un romance; el segundo le cambia la vida.
No bien lo conoció, Warhol experimentó por Basquiat un sentimiento paternal inapelable que mezcló –confundió– lo emocional con lo profesional. Comenzaron a producir juntos y son varios los que creen que fue el arte de War ϐ do. Warhol era el consejero; Basquiat el joven frágil que quería comerse el mundo a tarascones. Pero Warhol era, además, el gran apóstol de la época, quien mejor interpretaba el sentido del arte de su tiempo. “Para tener éxito un artista debe presentar su obra en una buena galería por la misma razón por la que Dior jamás estrenaría su colección en un local de poca categoría”, decía. Pragmatismo y codicia en una década bañada por la plata dulce de Wall Street. Era la consagración del placer material, la era Reagan. Sólo en 1983 en Nueva York se invirtieron 2 mil millones de dólares en arte. Por eso mismo, tal vez, Basquiat temía que lo suyo fuera pasajero. “Tengo miedo de ser apenas un fogonazo de la moda”, le decía a Warhol. Se hicieron íntimos, la clase de relación que trasciende lo corporal. A veces, eran las 4 de la mañana y sonaba el teléfono en lo de Warhol: Basquiat lo llamaba desde Roma y llevaba cuatro días sin dormir. Otras veces Warhol notaba, alarmado, cómo Basquiat se desdibujaba bajo los efectos de la heroína. “Una tarde se agachó para atarse los cordones y permaneció en esa posición cinco minutos, quieto”, recordaría en sus diarios, donde se puede apreciar la desmesura del discípulo. Allí se lee, entre otras cosas, que el piso de su departamento estaba tapizado de billetes de 100 dólares arrugados y obras recién pintadas. Warhol recuerda la cara de estupor de los maîtres de los restaurantes cuando Basquiat, sin mirar el menú, les pedía “el champagne más caro”. Pero la entr × ϐ iva ocurrió el 10 de febrero de 1985. Ese día, ataviado con un traje Armani con el que solía pintar, Basquiat ocupó la tapa de la revista dominical de The New York Times.
Un largo artículo radiogr ϐ vertiginoso ascenso de Basquiat (“Hace sólo cinco años dormía de prestado en el sofá de sus amigos”) y detallaba los pormenores de un mercado, el del arte, en furiosa expansión. Algunos especialistas se permitían dudar sobre la perdurabilidad de Basquiat, algo entendible en un ambiente que se toma su tiempo para elevar al Olimpo a sus nuev ϐ ras y que, estaba venerando a un artista de sólo 24 años. Basquiat tenía la ciudad a sus pies, lo cual, también potenciaba su vulnerabilidad. Si bien fue el artista que mejor capturó el espíritu de su tiempo, trascendió fronteras del neoexpresionismo para crear un estilo. “Era un artista que podía conjugar una exuberante espontanei ϐ mentos del arte”, explica Marc Mayer, curador de una retrospectiva suya en el Museo de Brooklyn en 2005. Mayer cree que Basquiat era mucho más que “un talento adecuado que se desplegó en el momento justo. También era alguien con un profundo conocimiento y una enorme sed de más, alguien que utilizó su arte para obtener más conocimiento aún y para procesar todo lo que sabía sobre la historia de su raza”. Para mediados de los ’80, sus cuadros se vendían de a decenas y se cotizaban entre 10 mil y 25 mil dólares. El pintaba todos los días. “Eso es lo único que me interesa hacer, además de levantarme chicas. Además, si no pinto, a los pocos días me aburro”, decía en un reportaje. Con el mercado llegando a su cenit –para esa época Nueva York albergaba más de 450 galerías de arte, contra las 70 que tenía a comienzos de los ’70–, la vida artística de Basquiat volvió a dar un vuelco cuando tomó distancia de Warhol. Según una versión, en septiembre de 1985 Basquiat decidió escapar de la factoría luego de que una crítica de The New York Times considerara que su tr ǡ ϐ do por Warhol, se había ahora vuelto demasiado obvio. John Russell, el autor de la reseña, aconsejaba a Basquiat alejarse. Así lo hizo.
EL FUEGO INOLVIDABLE Sus obras ya eran vendidas y exhibidas en todos lados: Japón, Suecia, Alemania, el mundo. Convertido en celebridad, el éxito y el dinero exacerbaron el desasosiego en Basquiat. Comenzó a experimentar sensaciones encontradas, como si todo eso que había provocado lo volviese un esclavo. Odiaba ese mundo en el que se veía inserto: “Está lleno de mercena rios que se quieren hacer ricos lo más rápido posible”. Se volvió más irritable, más desconϐ ado. La droga, claro, no ayudaba. “Tomo drogas para mantener la concentración”, se excusaba, pero todos sabían que esa espiral sólo lo conduciría al abismo. Para obtener algo de calma, viajó unos meses a Hawai con su padre y su novia. En la isla fue feliz, abandonó las drogas y pintó. Pero al poco tiempo de regresar recibió una noticia devastadora: Warhol había muerto. Era 1987 y si bien estaban alejados, la muerte de su “padrino” lo sumió en una profunda depresión. Oscurecido por las drogas, sus cuadros se volvieron más espaciosos, más grandes y también más ominosos. Las apelaciones a la muerte comenzaron a aparecer repetidamente en ellos. Taciturno, cualquier crítica recibida lo exasperaba. Su estrella comenzaba a declinar. Viajó a Los Angeles, donde solía ir para trabajar tranquilo. Pero seguía mal: creía que su carrera estaba terminada. De regreso a Nueva York, sus días estaban contados. Al poco tiempo murió, dejando más de mil cuadros –algunos se venden en más de 40 millones de dólares–, más de mil dibujos y una peripecia vital inigualable, que incluye el hecho de haber colonizado el mercado blanco a través de su indagación de la experiencia negra. Su arte –agresivo, inmediato, crudo– auscultó en las profundidades y en las contradicciones del sistema. Fue un ángel crispado y fatal que se quemó con su propio e inolvidable fuego.
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LA REVOLUCIÓN INTERGALÁCTICA A LA VUELTA DE LA ESQUINA Entrevista exclusiva con Pibe Trosko. El lanzamiento de su libro y la ayuda al crecimiento de la izquierda. “Desde que salté a la fama, el Frente de Izquierda cuadruplicó su cantidad de votos”.
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¿Cómo surgió el libro? Pibe Trosko: Mirá, sé que debería aprovechar la pregunta para mostrar mi costado más sensible, pero la realidad es que lo hice por guita. Nunca tuve intenciones de escribir un libro, soy más pragmático que teórico, soy más del hacer que del pensar. Mi objetivo siempre estuvo más cerca de cagar a piedrazos la Casa Rosada que de ponerme a escribir y entiendo que puede haber pequeños grupos de chicos hiperescolarizados que se sienten ofendidos al ver que yo publiqué un libro. Y la verdad que los entiendo, es una señal más del deterioro que está sufriendo el sistema capitalista. Pero bueno, no sentí ningún tipo de culpa en aceptar la propuesta. El Grupo Prisa (sí, el Grupo Prisa) me ofreció una importante suma de dinero, en diciembre sale la PlayStation 4 y bueno...no hace falta que explique mucho más.
APU: En el título se habla de “revolución” ¿Sigue siendo una opción válida para la Argentina? PT: Siempre. De eso mismo hablo en el libro. La revolución intergaláctica está a la vuelta de la esquina. Yo, aunque no curso, voy mucho a la Facultad de Sociales justamente por eso, no sabés cuándo va a estallar todo. Te distraes cinco minutos y de repente ¡PIMBA! el Centro de Estudiantes toma el control del Estado. Igual, entre nosotros, hoy en día creo que hay más chances en Siria. Brindo por eso.
APU: ¿C× ϐ À ǫ PT: Me gusta decir que estoy en el medio entre Reymundo Roberts y Atilio Borón. Tengo cosas de ambos, y les veo a ellos cosas mías. Algunos artilugios humorísticos se los copio a Nik y encuentro una gran fuente de inspiración en Alejandro Borenztein. No por las ideas, claro, sino por esa manera de escribir, totalmente desbordada de sagacidad, ironía y brillantez. No tengo una forma críptica ni académica de escribir. No escribo para las vanguardias iluminadas porque la endogamia, como la guerra, me genera rechazo. Escribo básicamente para mis camaradas, que cada día son más.
APU: Su libro aparece despuĂŠs de los ĂŠxitos editoriales de Luis Majul y Pablo SirvĂŠn ÂżHay alguna vinculaciĂłn entre la apariciĂłn de esos libros y su trabajo? PT: El incentivo econĂłmico, claramente.
APU: Tuvo una explosiĂłn importante en Twitter. TambiĂŠn en esa red social ha recibido muchas crĂticas y se profundizaron con el lanzamiento de su libro ÂżQuĂŠ opina de Twitter y de sus detractores? PT: Bueno, me gusta pensar que mi “explosiĂłnâ€? no se debe a Twitter o Facebook. Si no hubiera sido por Twitter yo hubiera explotado igual, por otros medios. Creo que mi obra y mi conducta trascienden mucho mĂĄs allĂĄ de las redes sociales y que no me convertĂ en el lĂder de la RevoluciĂłn IntergalĂĄctica por un par de RT. Si fuera asĂ, todo esto no serĂa mĂĄs que una manera de pasar el tiempo en internet, cagarse de risa y pelotudear en horas laborales (aunque actualmente me encuentro felizmente desempleado) cuando la realidad nos muestra otra cosa, nos muestra que todo lo que tiene ver con mis ideas y mis consignas va mĂĄs allĂĄ de la pantalla del monitor. Esto se ve r‡Ď?Ž‡Œƒ†‘ Œ—•–ƒÂ?‡Â?te en lo que ustedes llaman “detractoresâ€?, que realmente se indignan y se hacen los rulos por las cosas que digo, me analizan semiĂłtica y polĂticamente › Šƒ•–ƒ Œ—‡gan a investigar y develar rincones de mi ˜‹†ƒ Ă€Â?–‹Â?ƒǤ ‘ Ž‘• …—‡•–‹‘Â?‘ǥ Â‘ÂŒÂ‘ÇĄ …ƒ†ƒ —Â?‘ •‡ „—•…ƒ los enemigos que considera apropiados, y si algunos se quieren pelear con otras cuentas de Twitter, estĂĄn en todo su derecho. Me sorprenden los tipos que ya estĂĄn cerca de los 40 y se preocupan por las cosas que digo en 140 caracteres. Pero bueno, hay de todo ‡Â? ‡•–ƒ ˜‹†ƒǤ Â? Ď?‹Â?Ǥ ‘• “—‡ Â?‘ …‘Â?Ď?Ă€ÂƒÂ? ‡Â? Â?Àǥ …‘Â? el perdĂłn de las damas, que la chupen. Que la sigan chupando. APU: La izquierda ha tenido una buena elecciĂłn a nivel nacional ÂżSe cree partĂcipe? ÂżSu libro ayudarĂĄ para que la izquierda llegue al poder? PT: Desde que yo saltĂŠ a la fama, el Frente de Izquierda cuadruplicĂł su cantidad de votos. No te digo que soy el Ăşnico fact‘” “—‡ ‹Â?Ď?ÂŽuyĂł en este fenĂłmeno, pero serĂa necio pensar que no tuve nada que ver. Pensemos, ademĂĄs, que la Izquierda no es muy fanĂĄtica de andar cambiando los candidatos, Jorge Altamira es candidato a Presidente desde 1989 y siempre obtuvo mĂĄs o menos los mismos resultados. Hasta que de repente, por esas cosas que tiene el destino, aparecĂ yo, abrĂ una cuenta de Twitter, empecĂŠ a postear en Facebook y la Izquierda sacĂł un millĂłn de votos a nivel nacional.
APU: AdemĂĄs de su apariciĂłn en las redes sociales, otro ĂŠxito mediĂĄtico de estos tiempos es Lanata en Canal 13. ÂżCuĂĄl es su opiniĂłn sobre el periodista? ÂżAceptarĂa realizar un programa con ĂŠl? PT: Disfruto tanto como espectador que no me gustarĂa estar al lado suyo en un programa porque eso me quitarĂa la posibilidad de verlo. PreferĂa que me invite Tinelli a bailar por un sueĂąo. Aquadance y RevoluciĂłn Permanente, mis dos pasiones. Igual es una buena oportunidad para aclarar que yo no milito ni por Altamira, ni por el Partido Obrero ni por el Frente de Izquierda. No tengo nada que ver con ellos. Aunque los pr‡Ď?‹‡ro antes que a Macri, Massa y los K.
APU: AdemĂĄs de su apariciĂłn en las redes sociales, otro ĂŠxito mediĂĄtico de estos tiempos es Lanata en Canal 13. ÂżCuĂĄl es su opiniĂłn sobre el periodista? ÂżAceptarĂa realizar un programa con ĂŠl? PT: Disfruto tanto como espectador que no me gustarĂa estar al lado suyo en un programa porque eso me quitarĂa la posibilidad de verlo. PreferĂa que me invite Tinelli a bailar por un sueĂąo. Aquadance y RevoluciĂłn Permanente, mis dos pasiones.
APU: En su libro desarrolla entrevistas con las princi’ƒŽ‡• Ď?‹‰—ras de la polĂtica nacional ÂżCuĂĄl fue la mĂĄs †‹Ď?À…‹ŽǍ ÇŹ ‘ ƒÂ?‡Â?ƒœƒron? PT: SĂ, para este libro me reunĂ con Elisa CarriĂł, con Mauricio Macri, Ricardito AlfonsĂn, Diego Maradona, Hugo Moyano y el mismĂsimo Jor‰‡ ƒÂ?ƒ–ƒǤ Todas las entrevistas tuvieron cosas destacables. Con algunos ya me llevaba bien de antes (tal es el caso de Ricardito, que es amigo mĂo) y con otros me encontrĂŠ de pura casualidad (como Hugo Moyano). Pero lo importante es que todos se mostraron abiertos al diĂĄlogo y me manifestaron toda la esperanza que les generaba el surgimiento de un lĂder como y‘ǥ ÂŒoven, fresco, inteligente y humilde. No recibĂ amenazas para ocultar cosas, per‘ …‘Â?Ď?‹‡•‘ que Francisco De Narvž‡œ › ÂƒÂ”Ă€Âƒ ‘•¹ —„‡”–‹Â?‘ Â?‡ escribieron, cada uno por su cuenta, para pedirme si no podĂa incluirlos en el libro. Obviamente rechacĂŠ ambas propuestas.
Humor facebook.com/Pibetrosko/
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EL ALMUERZO DESNUDO 34
¿Por qué los pollos tienen olor a lavandina y sus huesos se parten como si nada? ¿Cuántos peces mueren por cada plato de sushi? ¿Qué hay dentro de ese impoluto vaso de leche blanca? ¿Por qué todas las hamburguesas tienen el mismo sabor? ¿Sabía que cada vez menos chanchos tienen cola de rulito? ¿Por qué se suicidaron 200 mil agricultores en India? ¿Cuál es ese ingrediente fantasma incluido en el 75 por ciento de los alimentos procesados? Los alimentos y la alimentación es probablemente el tema en el que confluyen casi todos los problemas relevantes del mundo: la corrupción, la experimentación científica, la fuerza o debilidad de los Estados ante las corporaciones, la ecología y la salud de la población mundial. Por eso, son cada vez más los libros y documentales que echan luz sobre ese oscuro entramado que hace de cada plato de comida un expediente X. Dale vio y leyó buena parte de ellos y ofrece una guía y algunas respuestas.
Por Soledad Barruti barruti_dale@gmail.com
Como sea, el número al que llegó nuestra especie alarma y vuelve la atención sobre cuestiones que van del azar de un nacimiento acontecido en una determinada coyuntura política al bochorno colectivo de un sistema mundial en crisis donde el acceso a la comida y su calidad ocupan el centro de la escena. ¿Estará el ser humano 7 mil millones del lado de los 925 millones de hambrientos que hay según datos de la FAO (Organización mundial de alimentos)? ¿O crecerá hasta volverse uno de los 1500 millones de obesos que estima la ONU habrá para el 2015? ¿Tendrá la mejor de las suertes y será de los que eligen qué y cuándo comer y qué arrojar a la basura, participando del descarte anual de 1300 millones de toneladas que van al tacho, también según la FAO? Y la última: incluso si perteneciera a la franja acomodada, comiendo lo que se come en las grandes ciudades, ¿estaría a salvo?
Teniendo en cuenta que en la actualidad se producen alimentos para que coman 12 mil millones de personas, la comida no tendría que ser un tema. Y sin embargo cada día lo es más. Al margen del fenómeno “gourmet”, la problemática sobre la comida se ha ido complejizando hasta volverse un género de denuncia en sí mismo, al que se vienen dedicando desde activistas hasta periodistas. En este sistema de producción intensiva hay material para variados intereses: especulación ϐ nanciera, experimentación biológica, expulsión de pueblos enteros del campo a la pobreza, acopio global de tierras y semillas por gigantes multinacionales, polución, envenenamiento, hacinamiento y tortura de millones de animales; enormes negociados para pocos y un “consumidor” que no tiene idea de qué es lo que se lleva diariamente a la boca.
ESA MALDICIÓN LLAMADA SUSHI Nada es lo que era. Ni una manzana, ni un vaso de leche. Pero tal vez (quitando el complejo universo de los granos) sea el pescado el alimento que mejor ejempl ϐ ue cómo ha cambiado todo. El salmón es un plato paradigmáti ǣ ϐ rando mundo. Este boom ocurrió irónicamente al mismo tiempo que los pescadores locales denunciaban que volvían a la costa con sus redes vacías y los mares eran declarados ecosistemas en crisis. ¿Cómo puede ser que un recurso que escasea y se denuncia en extinción se popularice y disminuya su precio al mismo tiempo? En primer lugar, las megaempresas pescadoras aumentaron el pique doblando la apuesta. Sus barcos adquirieron el tamaño de un estadio, se equiparon con computadoras, rayos infrarrojos y comunicación satelital para detectar a sus presas. Sus bocas de red cuentan con la capacidad para meter adentro trece aviones intercontinentales. Como si con eso no bastara, también se usa cada vez más el sistema de pesca de arrastre: una especie de arado con el que barren el fondo del mar removiéndolo todo y llevándose peces de consumo, especies exóticas que no sirv ǡ ϐ ǡ tortugas, aves marinas, corales y millones de etcéteras que después, como no se pueden vender, son devueltos muertos al mar.Los pescadores locales, sin posibilidad de competencia, se tienen que mudar a las ciudades o emplearse en las empresas que más han crecido al amparo de esta desgracia (y completan el porqué de tanto pescado): las granjas marinas. Con un desarrollo tres veces superior al de la agricultura, del 35 al 40 por ciento del pescado (y casi todo el salmón que comemos) y los crustáceos que se venden en el mundo vienen ahora de esas granjas líquidas.
en medio del mar que pueden contener millones de peces que crecen prácticamente inmóviles en aguas que se pudren producto del hacinamiento. Los ojos de estos peces estallan en sangre mientras sobreviven entre parásitos y bacterias. Entre otras porquerías se los alimenta con maíz, y se les suministran antibióticos, alguicidas y tranquilizantes. Las costas que albergan estos emprendimientos se vuelven lodazales, los peces salvajes de zonas aledañas o se mudan o se mueren. Así como están las cosas, “imaginen que les sirven un plato de sushi: si ese plato contuviera todos los animales que murieron para hacerlo, el plato debería medir 1500 metros”, escribe Jonathan Safran Foer en Comer animales (Seix Barral). En este libro de reciente edición en Argentina, Safran Foer recorre el terrible camino que siguen dentro de las granjas industriales no sólo los peces sino todos los animales que van a parar a nuestro plat × ϐ cado la vida del pescador y el granjero, de las aguas y de la tierra, a la vez que empobrece la comida mientras pone en riesgo la salud del mundo entero. Comer animales generó debates en todos los países en los que fue presentado y sirvió para volver la atención sobre la inmensa producción de libros, películas y documentales que en los últimos años se arrojaron a desentrañar cómo se producen en la actualidad los alimentos. “La industria no quiere que se sepa lo que estamos comiendo porque si lo supiéramos tal vez no querríamos seguir comiendo.” La frase aparece al comienzo del documental Food Inc. y resume el propósito detrás de cada una de estas investigaciones: correr el velo y descubrir qué hay detrás de esta industria que factura 140 mil millones de dólares al año y ocupa un tercio de ϐ Ǥ
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EL OTRO LADO DEL PLATO Para dimensionar el fenómeno de producción cultural alcanza con intentar recopilarla: en el área de los documentales hay novedades semanales (hablando por supuesto no sólo de películas sino de cortos, animaciones y documentales para Internet). Sólo acotando la elección a los que tienen extensión de película, hay decenas. De 2005 hasta hoy se pueden encontrar desde clásicas deconstrucciones de la realidad alimentaria (un recorrido bastante simple sobre cómo llegamos hasta acá y cuál será el desenlace de no producir un cambio) como la famosa Food inc. o la más reciente Fresh –sobre los sistemas alternativos de producción de alimentos–, hasta joyitas como The Future of Food que devela los peligros –de salud, de medio ambiente y hasta de independencia de los Estados nacionales– detrás de los alimentos genéticament ϐ Ǥ Otras como Dying in abundance, que muestran la desalmada especulación ϐ ra que se hace alrededor de los granos en los mercados bursátiles. También intentos de concientización más artie como la alemana Our Daily Bread que, sin más recursos que una cámara quieta y un micrófono, reproduce las imágenes y los sonidos de este cruel sistema moderno: sólo la imagen y el sonido de pollos recién salidos del cascarón que de a cientos son arrojados como piedras al galpón en el que seguirán creciendo o a la basura porque no nacieron con las condiciones exigidas, es escalofriante. Sólidas investigaciones periodísticas como la francesa El mundo según Monsanto (que recorre la historia de la ominosa compañía que es dueña de la mayoría de las semillas del mundo y consigue acallar a quienes osan iniciarles demandas por problemas económicos, ambientales o de salud), y la inglesa
The end of the line: documental sobre la pronta extinción de la fauna marina que advierte sobre aguas sin peces libres en las próximas décadas. También Got the Facts on Milk?: un viaje por las entrañas de la industria láctea y sus siniestros métodos –como vacas con ubres veinte veces más grandes a fuerza de inyecciones de hormonas– para aumentar los valores de toda la producción. Las crónicas y denuncias periodísticas, por su parte, también se suceden descubriendo para el lector interesado un sinnúmero de aberraciones cotidianas. Hay periodistas especializados en comida que dejaron de hablar de tendencias gastronómicas y se volvieron activistas presentando interesantes campañas, como Hugh Fearnley-Whittingstall de The Guardian, que promovió un petitorio para frenar el descarte de 70 millones de peces que son devueltos muertos por año al mar y que en estos días está trayendo curiosos debates en la Unión Europea (¿está bien regalarles a los pobres el pescado que “sobra”? Si se paga a los pescadores por esas especies cuya pesca innecesaria pone en peligro el ecosistema, ¿no se comenzará a alentar la pesca de animales exóticos o en extinción?). En esa línea de denuncia se mueve también Michael Pollan, escritor del New York Times (con libros como El dilema omnívoro y Food Rules: An Eater’s Manual), que ha utilizado las páginas de ese diario para escribirle directamente a Obama instándolo a m ϐ ar un sistema agrícola que sólo ben ϐ a a las grandes corporaciones. “Hay que promover un consumo ético”, dice Pollan, quien no es vegetariano como Safran Foer, e impulsa fervorosamente la ingesta de carne siempre y cuando no provenga de granjas industriales.
Con toda la información que circula, surgen y se nutren movimientos que no son nuevos pero sí cada vez más masivos: carnívoros selectivos y consumidores de carne ética como Pollan (personas que comen sólo sabiendo cómo fue criado y muerto el animal en cuestión), vegetarianos que no comen transgénicos, veganos (que no comen nada de origen animal) y freegans (“veganos libres” o anticonsumistas, que sacan su comida únicamente de las bolsas de basura de los ricos). Pareciera que una vez que se aborda cualquier asunto alrededor de la comida no hay espacio para la indiferencia. Pero lo más interesante del suceso no es la cantidad de voces que se levantan, sino cómo entre todas logran devolverle visibilidad a un tema tapado a medida que el mundo adoptaba este sistema agroindustrial. Productores en bancarrota por asumir los costos de la bioctecnología y pueblos enteros intoxicados con agroquímicos. Personas que consideran inmoral que el 50 por ciento de los granos que se cultivan sean utilizados para alimentar a animales (que a su vez sólo alimentan a una pequeña porción de la humanidad) y que mas de las 100 millones de toneladas anuales de granos que a menudo sean usadas para crear biocombustibles (un hecho condenado por Jean Ziegler, de la ONU, como crimen de lesa humanidad). CientÀϐ que alertan sobre el consumo de transgénicos, consumidores enfermos o parientes de víctimas directas de la comida y ambientalistas con una denuncia cada vez más atendible: el sufrimiento al que son expuestos miles de millones de animales criados bajo las condiciones más sádicas con el ϐ n de optimizar el tiempo y maximizar las ganancias de las compañías.
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CRÓNICAS Y DENUNCIAS PERIODÍSTICAS SE SUCEDEN DESCUBRIENDO, PARA EL LECTOR INTERESADO, UN SINNÚMERO DE ABERRACIONES COTIDIANAS
LA COMIDA QUE MATA Soja, maĂz, sorgo. Los cereales han aumentado su producciĂłn en cantidades aĂşn mayores que los animales. Son tantas las hectĂĄreas que tienen sĂłlo diez empresas semilleras y agroquĂmicas, que si sumaran sus tierras dispersas y decidieran constituirse como paĂs, serĂan el mĂĄs grande y poderoso. Si bien la propuesta con la que han ido avanzando a lo largo del mundo desde su apariciĂłn tuvo que ver con paliar el hambre generando cultivos invencibles ante las plagas, lo cierto es que desde la RevoluciĂłn Verde en los aĂąos ’60 hasta hoy se duplicĂł la producciĂłn mundial y el hambre continuĂł su avance. Los transgĂŠnicos no sĂłlo no tienen genes que los vuelvan mĂĄs ricos en algĂşn nutriente (como se dijo algĂşn dĂa que ocurrirĂa) sino que cada dĂa estĂĄn mĂĄs sospechados y relacionados con alergias, enfermedades del sistema inmunolĂłgico, nervioso y endocrino y otras patologĂas. Los alimentos procesados estĂĄn llenos de rellenadores econĂłmicos sucedĂĄneos de la soja como la lecitina o endulzantes como el jarabe de alta, fructosa proveniente del maĂz; conocidos como “anti nutrientesâ€?, son responsables entre otras cosas de los altos Ăndices de obesidad y diabetes que hay en las ciudades desarrolladas. Estos cultivos que ocupan todo –ƒÂ?„‹¹Â? ƒˆ‡…–ƒÂ? Žƒ „‹‘†‹˜‡”•‹†ƒ†Ǥ ‡ Žƒ• mil variedades de papas que habĂa en el mundo, actualmente se cultivan inten•ƒÂ?‡Â?–‡ …—ƒ–”‘Ǥ ‡ Ž‘• •‹‡–‡ Â?‹Ž –‹’‘• †‡ manzanas que nutrĂan la imaginaciĂłn del siglo XIX, quedan las cuatro o cinco que se suelen ver. El 97 por ciento de la variedad de vegetales que habĂa al …‘Â?‹‡Â?œ‘ †‡Ž •‹‰Ž‘ •‡ ‡š–‹Â?‰—‹×Ǥ
Los campesinos o pequeĂąos productores independientes desaparecieron o se volvieron empleados de esas grandes compaĂąĂas. En India, mĂĄs de 200 mil deudores desesperados (ÂĄ200 mil!) que ya no tenĂan cĂłmo afrontar las deudas a las que se vieron ‡š’—‡•–‘• †‡•†‡ “—‡ Žƒ• Â?—Ž–‹Â?ƒ…‹‘nales empezaron a cobrarles por sus semillas, se suicidaron. Â? Žƒ ‡š’ƒÂ?•‹×Â? Â˜Â‡Â”Â†Â‡ÇĄ Žƒ• ˜ƒ…ƒ• •‡ trasladaron del campo a los feedlots, los cerdos de sus chiqueros a galpones de engorde intensivo y los pollos a cĂĄmaras oscuras de crecimiento acelerado. La vida de los criadores y la calidad de todos estos alimentos se ŠƒÂ? ‡Â?’‘„”‡…‹†‘ …—ƒÂ?–‹Ď?‹…ƒ„Ž‡Â?‡Â?–‡ǣ la carne de hoy es mĂĄs rica en grasas saturadas y remedios. El cambio en sus dietas y los espacios cerrados en donde se hace vivir a los animales …—„‹‡”–‘• ’‘” •—• ’”‘’‹‘• ‡š…”‡Â?‡Â?tos volviĂł el terreno propicio para la apariciĂłn de virus y bacterias nuevas, o viejas pero mutadas. Es tal la cantidad de antibiĂłticos que se les aplica para que aguanten y sobrevivan y que luego consumimos nosotros en forma de carne que las enfermedades en humanos se han vuelto cada vez mĂĄs resistentes. Escherichia coli, salmonella, gripe aviar y gripe porcina son riesgos que se relacionan directamente con las granjas industriales. Y la obesidad avanza en todo el mundo sin cesar, y el cĂĄncer avanza y tambien los problemas cardĂacos y la infertilidad y una larga lista de etcĂŠteras. Si bien la mayor responsabilidad de este desbarajuste recae en paĂses como Estados Unidos y China, no hay sociedad que estĂŠ ‡š‡Â?–ƒ †‡ •—ˆ”‹” Žƒ• …‘Â?•‡…—‡Â?…‹ƒ•Ǥ
¿Existe el modo de salir de esto o la fecha de vencimiento de la humanidad está escrita en letra invisible sobre cada tiquet de supermercado? Uno de los fenómenos más llamativos en la proliferación de estos documentales y libros es que, pese a todo, subyace la esperanza. Porque hay quienes ven en el colapso las semillas del cambio: un modo de leer el presente compartido también por los que en estos meses copan las plazas del mundo protestando contra este sistema tan injusto. Se trata de barajar y dar de nuevo para recuperar las pequeñas producciones locales, redistribuir el consumo globalmente, resignar un poco de confort o del gusto entre los que vivimos en sociedades desarrolladas (disminuir el consumo de carnes, por ejemplo, sería un primer paso) y alentar los nuevos movimientos que sur ϐ personas y los ecosistemas. Así como estamos hoy, en el tiempo que toma leer esta nota, siete mil personas más están entre nosotros. Si no nacieron en un país en guerra, si llegan a sortear el hambre y la pobreza, si pueden crecer hasta elegir y cuentan con una sola herramienta para seguir adelante, ésa debería ser la información para saber qué es lo que están comiendo, cuál es su origen y el proceso que atravesó antes de llegar a su plato, para no ser uno más de los tantos que sin saber juegan en cada comida a la ruleta rusa.
Info+Novedades elorigendelosalientos.blogspot.com
Para ver y entender Food Inc. Parte de industria alimentaria estadounidense The Future of Food Peligros de la salud y el medio ambiente Dying in abundance Especulacion financiera alrededor de los granos Our Daily Bread concientización sobre el origen de los alimentos El mundo según Monsanto Recorre la historia de la poderosa compañía The end of the line Documental sobre la pronta extinción de la fauna marina
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LA LEY Y SUS FISURAS El libro La producción de la sexualidad, políticas y regulaciones sexuales en Argentina analiza la relación del sexo y el poder después del matrimonio igualitario, donde todavía falta legalizar el aborto, con el poder creciente del papa Francisco, pero también el rol de las iglesias evangélicas, y con los vaivenes de leyes que cuesta aplicar. Los logros, los retrocesos y los desafíos pendientes.
Por Luciana Peker peker_dale@gmail.com
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Homosexualidad, lesbianismo, iglesias evangélicas, conyugalidad, parentalidades, reproducción asistida, universidad, prostitución, violencia laboral: todo eso y mucho más puede leerse en un combo de sexo & poder en La producción de la sexualidad, políticas y regulaciones sexuales en Argentina, de Editorial Biblos. Entre el otro gran factor de poder y del placer –un bar donde reina el chocolate– Las/12 entrevistó a dos de sus coordinadores, Sara Barrón López, doctora en Sociología, integrante del Grupo de Estudios sobre Sexualidades (GES) del Instituto Gino Germani de la UBA y autora del capítulo “Entre calzas y propinas, sexualización y violencia laboral” y a Daniel Jones, doctor en Ciencias Sociales, miembro del GES y autor de Las iglesias evangélicas y la regulación de la homosexualidad en la Argentina contemporánea. El chocolate acarrea un debate sobre el placer, el cuerpo y la comida. Daniel cuenta que corre y acarrea envidias –al menos de la cronista– y polémicas sobre los nuevos pecados que demonizan los cuerpos. Ni hablar si al chocolate se le agrega dulce de leche o nuez. La metáfora gourmet sirve para disparar que nunca el pecado –ni con la ley de matrimonio igualitario o la de salud sexual y reproductiva– está acabado y que siempre hay una nueva prohibición o problemas de aplicación para atravesar con culpa el goce corporal. La Argentina viene, en esta última década, desde la ley de salud sexual y reproductiva hasta el matrimonio igualitario, de una revolución normativa. Más allá del gr ϐÀ diente: la legalización del aborto en la Argentina, que ahora encuentra un nuevo obstáculo: la elección de un nuevo –y carismático– papa argentino. Pero, aunque en principio implique una tr ǡ ϐÀ ǣ “Creo que 2013 es un mal año para discutir aborto por ser un año electoral y porque fue electo Francisco. Pero en el 2014 ya habrá pasado la espuma de Bergoglio. Además en el int À ϐ oposición ha Ǥ ϐÀ te el que hay que ser más creativos”, apuesta.
Luciana
¿Cuál era la idea del libro?
Daniel
ȆLa idea principal es pensar que el poder antes que cercenar o reprimir la sexualidad tiene la capacidad de producir sexualidad. El entramado de poder cuenta con la capacidad de generar identidades sex ǡ ϐ valores, y no hay una sexualidad natural a ser moldeada externamente. La idea más política es que a partir de una serie de cambios legales, políticos, médicos se produjo una serie de transformaciones sociopolíticas. ȆEste es un trabajo colectivo con miradas muy distintas. En el último decenio hubo cambios muy importantes, pero el poder se expresa con ǡ ϐ ras. Y el poder lo tenemos todos nosotros. La regulación de la sexualidad no es sólo el Estado.
Sara
Luciana Sara
Sara, ¿cuál es tu teoría sobre el sexo y el mercado laboral?
ȆLa sexualidad no está exenta del mercado y de una lógica capitalista. La heteronormatividad, que es el orden que regula la sexualidad, tiene implicancias en todos los órdenes de nuestra vida y construye demandas laborales. Que unas chicas se tengan que poner unas calzas en una estación de servicio cagadas de frío es convertir una ocupación, como sería cargar nafta en los autos, en una sexualización absoluta de competencias, y ahí estamos hablando de regulaciones de la sex ǡ ϐ iva, produce ocupaciones labor ϐ lógica económica, y sobre esa base se construye un mercado.
Luciana
Si una chica se tiene que poner calzas para ir a trabajar está tan pendiente de no engordar como una top model internacional, aunque ella esté precarizada y no gane fortunas...
Sara
ȆLa regulación está en nuestra cotidianidad. La identidad implica cuerpos modelados o lo que te tiene que gustar en tanto eres hombre o mujer. Y ese eje regula cada orden de nuestra cotidianidad.
Daniel
ȆEse es otro eje común: ver esta dimensión productiva del poder en relación con los cuerpos, las sexualidades y el género saliendo de estudiar exclusivamente las identidades gays, lésbicas, trans, que es lo que más atención ha llamado últimamente, producto de la sanción de una normativa, por eso el libro arranca con los discursos médicos y jurídicos en relación con la ϐ ra de la homosexualidad femenina y mascu ǡ ϐ glo XIX y principios del siglo XX en los artículos de Carlos Figari y Florencia Gemetro, para pasar a regulaciones más recientes como las de las instituciones religiosas en el debate del matrimonio igualitario. Pero también trabajar sobre otros elementos: cómo el Estado se ha encargado de trabajar sobre modelos de parejas deseables. Pensar cómo las familias, las iglesias, el discurso médico, el discurso jurídico, la institución universitaria (como en el capítulo de Rafael Blanco) vienen a moldear.
Luciana
El libro reconoce que hay menos historia sobre el lesbianismo que sobre los gays. ¿Esto sigue siendo así en la actualidad?
Daniel
ȆLa que estudia el tema es Florencia Gemetro. Pareciera que en la visibilidad pública siempre ha tenido preeminencia el homosexual masculino, pero yo creo que la visibilidad lésbica ha avanzado mucho. Antes era más común ver parejas de varones y no tanto de mujeres saliendo de barrios que se pretenden más diversos, y no sólo como San Telmo o Palermo. El libro pretende lidiar con esto. ¿Qué pasa el día después de la sanción de las leyes? Estamos en un país que sancionó una ley de educación sexual en el 2006, una ley de matrimonio igualitario en el 2010, una ley de identidad de género en el 2012. ¿Qué pasa con la post visibilidad? ¿Qué nuevas exclusiones se producen? Por ejemplo todo lo que tiene que ver con la fertilización asistida...
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Luciana
Sara
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Luciana Daniel
Bueno, ahora en la ley de fertilización asistida se incluyó a las parejas del mismo sexo y a las mujeres solas, algo que era resistido por los sectores más conservadores y que se abstuvieron a la hora de votar el proyecto. Por ahora, las leyes parecen seguir en la misma línea.... ȆSí, pero nosotros proponemos ver la historia y los cambios no en términos absolutos. Siempre hay varias velocidades. Yo creo que sería una necedad no reconocer que el panorama ha cambiado, que a veces hay un reconocimiento genuino, a veces una tolerancia hipócrita y también hay resistencias. Pero la heteronormatividad está entroncada con una profunda noción del género en cada rincón de lo social y sigue excluyendo todo esto a pesar de las importantes transformaciones. Esas dos realidades coexisten. Tampoco podemos hablar hoy del lesbianismo en términos generales. ¿Qué tiene que ver hoy una lesbiana de clase media, que tiene la posibilidad de optar y elegir y construirse a sí misma, con alguien que tiene condicionamientos económicos y sufr ϐ ra que la validen? Daniel, ¿qué pasa con la homosexualidad en la Iglesia Evangélica?
ȆEn la Iglesia Católica hay posiciones diversas. A su vez no es la única institución religiosa. En la Argentina cerca del nueve por ciento de la población se declara evangélica. Y dentro de la Iglesia Evangélica hay un sector más conservador que ha trabajado más cerca de la Iglesia Católica en los debates sobre derechos sexuales y reproductivos como educación sexual, aborto. Y ha habido muchas iglesias del protestantismo histórico como la luterana, la luterana danesa, la metodista, que han tenido una postura de reconocimiento de derechos y a su vez hay algunos rabinos o las religiones de matriz africanista que han tenido posiciones de apertura. Hay que darse cuenta de que hay un pluralismo religioso, con posiciones progresistas e, incluso, con mayor contemplación con relación al aborto, pero que esto se desconoce porque la v ϐ
jerarquía católica viene a pretender que es la única voz religiosa sobre estas temáticas. Yo creo que en este sentido la asunción de Jorge Bergoglio como papa es una noticia negativa, porque posiblemente no reforme en temáticas de sexualidad y reproducción las posiciones históricas del Vaticano y a su vez los aliados de Bergoglio en Argentina van a sentirse con nuevos bríos para intentar detener cualquier nueva legislación que amplíe derechos o las políticas públicas que ya deberían estar siendo implementadas. Creo que hay que estar atentos no tanto a que Bergoglio se ocupe personalmente de estas temáticas –que tiene problemas más graves que resolver en el interior del Vaticano– sino a muchos de sus aliados religiosos y políticos, que van a invocar sus posiciones y palabras para frenar avances.
Luciana
¿Estamos ante un retroceso en el debate de la legalización del aborto por el efecto Francisco?
Daniel
ȆCreo que 2013 es un mal año para discutir aborto por ser un año electoral y porque fue electo Francisco. Pero en el 2014 ya habrá pasado la espuma de Bergoglio. Además en el int À ϐ cialismo y la oposición ha Ǥ ϐÀ ante el que hay que ser más creativos.
Luciana
¿Qué opinan de la frase “Quién soy yo para juzgar a un gay?” del Papa?
Sara
ȆHoy podemos escuchar a un Papa replicando cierta corrección política de lo gay, pero la autonomía de los cuerpos de las mujeres no se convirtió para nada en “correcto”. En cuestiones de género f ϐ rar. El movimiento de diversidad sexual le dio a lo masculino mayor poder de poner una agenda en la política, de discurso, de agenda. ȆEl gr ϐÀ ǡ ± × una serie de leyes, después de poner a la Argentina en la vanguardia del mundo en derechos sexuales y reproductivos, mostrar nuevas complejidades. Ninguna producción académica puede ser totalmente optimista y celebratoria. Hay que mostrar las partes oscuras de la habitación y seguir viendo cómo opera la cotidianidad.
Daniel
Luciana
Sara
En la Argentina existe un gran debate sobre si existe o no el trabajo sexual. ¿Cuál es su postura?
ȆEn un acto de honestidad profunda, en nuestro grupo tampoco es una cuestión resuelta políticamente, tenemos respeto por los colegas que vienen trabajando con líneas distintas, pero hay un punto en común y es no victimizar. Las personas tienen una capacidad de decir y ver dónde están paradas sin negar los condicionamientos. Muchas veces la academia ha revictimizado las realidades que pretendían comprender. Uno de los grandes debates ha sido no ser paternalistas. Pero hay diversidad de pareceres.
El libro es pluralista y no concluyente para poder suscitar debate.
¿En la Argentina actual la legislación es mejor que la realidad?
Estamos en un contexto en que es favorable hablar de los derechos, pero luego ha ϐ ras en la práctica cotidiana, en donde no ves que ese paradigma se implemente en el día a día. No hay que minimizar la oportunidad política de que algo esté en la agenda, pero eso no quiere decir que las leyes por sí mismas cambien comportamientos. Ese es un trabajo mucho más lento. Hubo un contexto fantástico que todavía nos estamos rompiendo la cabeza para explicarlo. Se dio esa magia en ese momento determinado. Pero luego ves en el día a día crímenes homofóbicos o la vivencia de ser lesbiana en Venado Tuerto y te das cuenta de que hay otras reglas de juego.
Yo creo que hay que partir de que el plexo normativo es inédito en su calidad y cantidad en un período tan corto de tiempo y fue una verdadera revolución legislativa. Hay algunos derechos que son de fácil acceso, como el matrimonio igualitario o la identidad de género, y hay otros de más ϐÀ × ǡ ey de educación sexual, que no hay que fetichizar la ley y que hay que militarlos. Pero no es menor que exista una ley que los respalde. En este momento la deuda normativa es sin duda la legalización del aborto. Pero fuera de la legalización del aborto uno tiene herramientas para casi todos los derechos sexuales y reproductivos. Yo no creo que el matrimonio igualitario sólo genere corrección política en el discurso de Bergoglio, sino que hay una generación de niños y niñas que van a ser criados con la realidad de que una pareja de varones o de mujeres puedan casarse y ellos van a gobernar la Argentina en no demasiado tiempo. Ese es el horizonte que no hay que perder de vista.
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LA CIUDAD ESTUDIANTIL
PorJorge Tartarini tartarini_dale@gmail.com
La vasta obra social desarrollada por el gobierno de Juan D. PerĂłn durante el decenio 19451955 nos ha legado un patrimonio rico en programas y tipologĂas edilicias, muchas inĂŠditas en nuestro paĂs. Barrios de viviendas, hospitales, escuelas, asilos, conjuntos recreativos, estudiantiles, asistenciales... son sĂłlo algunos de los cientos de ejemplos que hoy encontramos distribuidos en todo el territorio nacional. Un patrimonio que, hasta no hace mucho, no encontraba un merecido reconocimiento en las declaratorias de protecciĂłn locales, provinciales y nacionales. Un caso excepcional es la RepĂşblica de los NiĂąos en Gonnet, partido de La Plata, declarada Monumento HistĂłrico Nacional en 2001 y considerada el mayor emprendimiento infantil de LatinoamĂŠrica y el primer parque temĂĄtico del continente. HabĂa sido fundada con un doble propĂłsito: el de esparcimiento y el de aprendizaje de derechos y obligaciones cĂvicos. Otro ejemplo emblemĂĄtico de esa intensa labor social fue la Ciudad Estudiantil Presidente PerĂłn, inaugurada el 27 de octubre de 1951. Abarcaba un predio de cuatro hectĂĄreas y se encontraba comunicada por un tĂşnel con otra de las instituciones creadas por la FundaciĂłn Eva PerĂłn, como la Ciudad Infantil, inaugurada poco antes. En el mismo aĂąo que iniciaba su labor la Ciudad Estudiantil comenzaba la construcciĂłn de ‡†‹Ď?‹…‹‘• ‡•…‘Žƒ”‡• ‡Â? ‡Ž Â?ƒ”…‘ †‡Ž ŽƒÂ? ͳͲͲͲ •…—‡Žƒ•Ǥ ‡ Žƒ• …—ƒ–”‘ Â?ƒÂ?œƒÂ?ĥ “—‡ ‘…—’ƒ„ƒ ‡•–ƒ Ciudad, dos eran destinadas a instalaciones deportivas (fĂştbol, bĂĄsquet, carreras pedestres, esgrima, equitaciĂłn, etc.) y en ella se desarrollaban mĂşltiples actividades como grupos de teatro, biblioÂ–Â‡Â…ÂƒÂ•ÇĄ Â’Â‡ÂŽÂ—Â“Â—Â‡Â”Ă€ÂƒÂ•ÇĄ •ƒŽ‘Â?‡• †‡ Â”Â‡Â…Â”Â‡ÂƒÂ…Â‹Ă—Â? › •‡”˜‹…‹‘ Â?¹†‹…‘Ǥ — Ď?‹Â?ƒŽ‹†ƒ† ‡”ƒ …ƒ’ƒ…‹–ƒ” ƒ Ž‘• Š‹Œ‘• †‡ los obreros para llegar a futuros dirigentes, y en ella se realizaba una formaciĂłn teĂłrico-prĂĄctica, con ĂŠnfasis en temas relacionados con las ciencias sociales y la tecnologĂa. El conjunto de construcciones comparten en su estĂŠtica un estilo predominante utilizado por el peronismo para estos emprendimientos: un pintoresquismo de referencia californiana, con techos de tejas a la espaĂąola, paredes blancas y aberturas y celosĂas de madera pintada, de difundido uso en chalets del suburbio, localidades balnearias, clubes deportivos, etc. desde dĂŠcadas precedentes. Â?ƒ Â‡Â•Â–ÂąÂ–Â‹Â…Âƒ “—‡ǥ ƒ ’‡•ƒ” †‡Ž –‹‡Â?’‘ –”ƒÂ?•…—””‹†‘ǥ Ž‘• …ƒÂ?„‹‘• †‡ —•‘•ǥ Žƒ• Â?‘†‹Ď?‹…ƒ…‹‘Â?‡• ‹Â?–‡”Â?ĥ y construcciones posteriores descontextualizadas, aĂşn hoy es perceptible y testimonia la visiĂłn de conjunto con que fue proyectada Ăntegramente la pequeĂąa Ciudad. En 1955, tras el golpe militar, la Ciudad Estudiantil fue desalojada y se convirtiĂł en lugar de detenciĂłn de dirigentes peronistas, polĂticos y sindicales. Actualmente funcionan en ella dependencias del Servicio Nacional de RehabilitaciĂłn, y otras que dicho Servicio fue cediendo a diversas instituciones como el Incucai, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la Universidad de San MartĂn y otras. En 1998 la ComisiĂłn Nacional de Museos, Monumentos y Lugares HistĂłricos procediĂł a decla”ƒ” —Â?‘ †‡ Ž‘• ‡†‹Ď?‹…‹‘• †‡ Žƒ ‹—†ƒ† •–—†‹ƒÂ?–‹Ž ‘Â?—Â?‡Â?–‘ ‹•–×”‹…‘ ƒ…‹‘Â?ÂƒÂŽÇĄ › †‡Â?–”‘ †‡ ¹•–‡ǥ su SalĂłn Espejado, rĂŠplica del SalĂłn Blanco, y el Despacho, que reproducen los existentes en la ƒ•ƒ †‡ ‘„‹‡”Â?‘ǥ ƒ ‡•…ƒŽƒ Â?‡Â?‘” Č‹ ‡› Í´ÍśÇ¤ÍťÍšÍ¸Č€ÍťÍşČŒÇ¤ ‡”‘ ‡•–‘ ‡”ƒ ƒ –‘†ƒ• Ž—…‡• Ž‹Â?‹–ƒ†‘ ‡ ‹Â?•—Ď?‹…‹‡Â?–‡Ǥ ‡ˆ‡…–‘• †‡ ’”‘–‡‰‡” Â?‘ •×Ž‘ ‡•–ƒ• ‡š’”‡•‹‘Â?‡• •‹Â?‘ Ž‘• †‹•–‹Â?–‘• ‡†‹Ď?‹…‹‘• ‡ ‹Â?•–ƒŽƒ…‹‘Â?‡• que forman parte del proyecto original, que dan sentido de unidad al conjunto, que hablan de su carĂĄcter y estĂŠtica general que favorecen su unidad de lectura y que permiten comprender mejor su origen, la ComisiĂłn Nacional decidiĂł impulsar la ampliaciĂłn de los lĂmites de la citada declara–‘”‹ƒǤ ‡ ‡•–ƒ Â?ƒÂ?Â‡Â”ÂƒÇĄ •‡ ‡Â?…‘Â?–”ƒ”žÂ? ’”‘–‡‰‹†‘• —Â? …‘Â?Œ—Â?–‘ †‡ ‡†‹Ď?‹…‹‘• ˜‹Â?…—Žƒ†‘• ˆ—Â?…‹‘Â?ƒŽ › estilĂsticamente, y tambiĂŠn otro grupo de instalaciones deportivas (estadio, tribuna, mĂĄstil, etc.) tambiĂŠn integrantes del proyecto original. Pero, particularmente, se preservarĂĄ la relaciĂłn de ‡•’ƒ…‹‘• Â˜Â‡Â”Â†Â‡Â•ÇĄ ‡†‹Ď?‹…ƒ…‹‘Â?‡• › –”ƒœƒ†‘• “—‡ ˆƒ˜‘”‡…‡Â? Žƒ ÂƒÂ’Â”Â‡Â…Â‹ÂƒÂ…Â‹Ă—Â? †‡Ž …‘Â?Œ—Â?–‘ǥ ‡• †‡…‹”ǥ Žƒ ƒ”monĂa de las partes y el todo. Y, desde luego, los portales de acceso originales. Tal declaratoria ya es un hecho, y sin duda contribuirĂĄ a salvar ausencias y omisiones incomprensibles, si hablamos de una necesaria visiĂłn abarcante y plural de nuestro patrimonio cultural.
El autor de la novela más larga de la literatura argentina suele definirse como actor. Así, Alberto Laiseca ratifica su extraño lugar dentro del campo literario: escribió sus primeras obras junto a autores como Piglia, Aira y Fogwill pero en el canon ocupa un lugar desconcertante. Trabajador rural, peón de limpieza, empleado de Entel, corrector de La Razón, hoy es consejero sentimental en un programa para adolescentes y puede jactarse de haber logrado que su taller trascienda lo literario. Sus discípulos forman a su alrededor una red de contención y promoción. “Sin ellos sería la soledad más absoluta”, dice. Perfil del autor que escribe con disciplina militar y piensa que la
Por Yamila Bêgné bêgné_dale@gmail.com
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esde arriba de los postes de teléfono se pueden hacer llamadas gratis. Y para subirse hay que tener una excusa. Por ejemplo, una reparación que hacer. Alberto Laiseca trabajó en Entel como operario. Sus dos metros, habrán pensado los jefes, le servirían para medirse con la altura. Escalera y arriba, entonces. Abre la cajita. Descuelga el teléfono. Disca. Del otro lado atiende la poeta y crítica literaria Tamara Kamenszain. Después del saludo de rutina, desde lo alto y astilloso del poste de teléfono, Laiseca saca unos papeles de su bolso y empieza a leerle fragmentos de Los sorias, su novela que también es la novela más larga de la literatura argentina. Largo también el pasillo para llegar al departamento de Laiseca, en Flores. Él lo recorre despacio, cuidadoso, las dos veces en ojotas, con un polar y un jogging manchados. Es una planta baja. La puerta de entrada ya está abierta. Adentro, el escritorio y la cama, dispuestos casi tocándose en la misma habitación, forman una suerte de nave que Laiseca comanda desde su silla antigua, gastada por el roce diario frente al escritorio. A la izquierda, un cristalero. Y hacia el fondo, un mueble tipo barra. Los objetos se agrupan en poco espacio. Sobre la cama está el gato y en los estantes, libros y videos. Recostados sobre el aparador, su bastón y su andador. Laiseca los usa para salir a la calle. Adentro, yendo con cuidado, no los necesita. Detrás del cristal del aparador, varios ϐ gurines en miniatura están dispuestos como para un combate. Son mujercitas, súper héroes y siluetas orientales. Una pieza de cerámica se suma a la formación: una pareja de jóvenes pastores que se abrazan; los pechos de ella quedan al descubierto, con todo su brillo de porcelana. Cerca, un viejo televisor Sony, de rayos catódicos, apoyado sobre libros. En esa pantalla Laiseca ve películas por cable, documentales, noticieros y su imagen misma, ayudando corazones en Cupido, el programa de TBS donde opera como consejero sentimental. “Me hace gracia”, dice solamente.
Sobre su escritorio, en una hoja A4 doblada a la mitad, sobre el resto de los papeles, están escritos, en letra grande de imprenta, varios nombres seguidos de números de teléfono: Selva, Sebastián, Juan, tres de sus discípulos. Para Laiseca, el escritorio es su Mesa Vaticana: allí también, dice, las cosas pueden permanecer perdidas durante tres siglos, como una carta extraviada en la santa sede. El departamento donde vivía antes quedaba en Caballito y era casi igual al de ahora: él se aseguró de que el cambio fuera mínimo. Cuando se mudó, llegó a discutir con sus discípulos, que querían convencerlo de distribuir los muebles para armar un living y una habitación por separado. Pero no hubo caso: todo quedó apretado en un mismo cuarto. “Al lado hay una habitación vacía, al pedo, sólo con una pila de discos.” Sebastián Pandolfelli, escritor, alumno y su “lugarteniente”, como le dice Laiseca, habla un poco para adentro pero entusiasmado. Lleg ϐ tería La Orquídea después de haber grabado una entrevista sobre su propia novela para la tele. Con su padr ϐ tero fueron a buscar a Laiseca para mudar todo, cuenta. Laiseca no quería canastos; había metido todos sus libros, tres mil libros, en bolsas de consorcio. Cada bolsa tenía un número. Pandolfelli intentaba levantarlas. Las bolsas quedaban desfondadas y los libros, en el piso. Ȇǩ ǡ ± ± ± ay en cada bolsa! Desde hace dos años vive sobre la calle Bogotá, muy cerca de Selva Almada, también escritora y discípula. Hace trece años ella misma se mudó a Buenos Aires desde Entre Ríos. Antes de ir a dictar su propio taller literario, habla con el tono suave y las palabras conscientes, ajustadas, en un movido café de la Avenida Corrientes. Cuenta que cuando murió la última mujer de Laiseca, él tuvo que cambiar de casa. Ȇ rando el diario vi que alquilaban un departamento ± À Ǥ ϐ ǡ ro la misma inmobiliaria le consiguió otro. Y él desde ahí se quedó con la idea de que yo le había conseguido el departamento.
“Yo lo quiero a mi puebloâ€?, dice sobre Camilo Aldao, que ocupa cuatrocientas hectĂĄreas y queda en el Departamento de Marcos JuĂĄrez, a 340 kilĂłmetros de CĂłrdoba. Fue diagramado con la forma de un cuadrado perfecto; en el centro tiene su plaza de cuatro hectĂĄreas y en el centro de la plaza, una pirĂĄmide. Esa es la primer pirĂĄmide importante entre otras de la vida de Laiseca, que a los nueve aĂąos se fascina con Egipto. Y que, mĂĄs tarde, les dirĂĄ a sus discĂpulos que todo escritor cumple con la fĂłrmula geomĂŠtrica de los poliedros piramidales: vale mĂĄs la base –sĂłlida –que la altura. En Aldao hizo la primaria; en Corral de Bustos, a treinta kilĂłmetros, la secundaria. Iba y volvĂa todos los dĂas con los compaĂąeros de clase. Ȇ ‡•’—¹• ’ƒ’ž Â?‡ Š‹œ‘ ‡•–—†‹ƒ” ‹Â?‰‡Â?Â‹Â‡Â”Ă€Âƒ ƒ…‡” ‡Â? Rosario –el 11 de febrero de 1941 –tambiĂŠn fue decisiĂłn de su padre cirujano, “el mĂŠdico del puebloâ€?, que quiso que el parto fuera en la ciudad, donde hay mejores hospitales. Antes de Alberto, habĂan tenido una hija que muriĂł poco despuĂŠs del parto. El padre tenĂa miedo de que algo pudiera pasar. Pero todo saliĂł bien. Tres aĂąos mĂĄs tarde, sin embargo, muere la madre. ȆYo la recuerdo pintando un mueble, con un vestido acampanado de los que se usaban antes, un vestido muy lindo, ƒÂ?ƒ””‹ŽŽ‘ …‘Â? Ď?Ž‘rcitas chiquititas. Laiseca se cansĂł de la plaza con pirĂĄmide, de las exigencias paternas y de la ingenierĂa. Deja Camilo Aldao y va pasando de provincia en provincia, haciendo distintas tareas del campo, parƒ Dz’—”‹Ď?‹…ƒ”•‡â€?, dice.
ÇŹ ƒ ’—”‹Ď?Â‹Â…ÂƒÂ…Â‹Ă—Â? ‡•–ƒ„ƒ r‡Žƒ…‹‘Â?ƒ†ƒ …‘Â? ‡Ž ‡•ˆ—‡”œ‘ Ď?À•‹…‘Ǎ Ȇ ÀǤ Yo era un tipo muy fuerte. PodĂa. Y tenĂa que hacerlo. Aunque escribĂa desde chico, fue entonces, dice, que empezĂł a escribir mejor. Antes, cuenta que nadie le cree, escribĂa muy mal. Terminado el dĂa de trabajo en el campo, encendĂa un fogoncito para hacerse de comer. Mientras se hacĂa la comida, las llamas le dejaban ver la hoja y ĂŠl empezaba a escribir, a escribir mejor. Ȇ ran unos pucheretes que vos hubieras preferido morirte de hambre antes que compartir esa vaina conmigo. Pero bueno, era lo que habĂa. Laiseca pronuncia de a poco las palabras; salvo cuando son puteadas, que salen rĂĄpido y enfĂĄticas. Mezcla jergas, dialectos, acentos. Todo queda unido detrĂĄs del bigote amarillo. Alguna vez conociĂł a un catalĂĄn: cuentan que le hablaba de tĂş y de tĂo. Y que, cuando va a al restaurant japonĂŠs Gaijin, les habla a los mozos en un espaĂąol lleno de eles.
“Me cagaba de hambreâ€?, cuenta sobre su llegada a Buenos Aires en 1965. Durante cuatro aĂąos trabajĂł como peĂłn de limpieza en distintos lugar‡•ǣ •—Ď?‹…‹‡Â?t‡ ’—”‹Ď?Â‹Â…ÂƒÂ…Â‹Ă—Â?Ǥ ƒ•–ƒ que una tĂa que lo querĂa mucho le consiguiĂł el puesto en Entel. A la tĂa Ada le daba vergĂźenza tener que pedirle algo a un jefe, tanto que se puso a llorar. Laiseca asume las voces del encuentro. ȆNJ ‡Ó‘ra Ada, por favor, quĂŠdese tranquila! Lo que sea, todo „‹‡Â? …‘Â?Â?‹‰‘Ǥ ÇŠPor favor, quĂŠ le pasa! Ȇ Â? •‘„”‹Â?‘ Â?À‘Ǽ Ȇ Àǥ †ÀgƒÂ?‡Ǥ ÇŠ ‘ “—‡ “—‹‡rƒǨ ÇŠ ‘ “—‡ “—‹‡ra! Ȇ ‡…‡•‹–ƒ –rabajo. ȆNJPero perfect‘Ǩ ÇŠ ‡ Ž‘ …‘Â?•‹‰‘Ǩ ÇŠ ‡ Ž‘ …‘Â?•‹‰‘Ǩ En los setenta, mĂĄs tranquilo con su trabajo estable, empieza a conocer gente. ȆEra un ingenuo yo. Vi a una vez a un barbudo por la calle y dije: tiene que ser intelectual. ÇŠY le acertĂŠ! PerdĂłneme, le dije, Âżusted conoce algĂşn lugar donde vayan escritores? Y el de barba lo mandĂł al Bar Moderno. Donde estaba el bar, sobre la calle MaipĂş, ahora hay un pozo con la intrincada geograĎ?Ă€a de un estacionamiento subterrĂĄneo para autos. Ȇ ‡ Â‰Â—Â•Â–ÂƒÂ”Ă€Âƒ ‡Â?–rar ahorƒǤ ƒ†‹‡ te conoce, te tomĂĄs una cerveza. Los mozos ya serĂan otros. La mayorĂa de mis amigos que conocĂ allĂ han muerto. Los extraĂąo a ellos y al Moderno. A Tamara Kamenszain la conociĂł ahĂ. Por estos dĂas, ella estĂĄ ocupada en el dictado de un seminario y sĂłlo puede responder por mail. Recuerda aquel escenario como el centro de cruce entre la bohemia trasnochada que venĂa del existencialismo, y los nuevos vanguardistas que coqueteaban con los rockeros. Ȇ e pareciĂł un espĂŠcimen un poco mĂĄs excĂŠntrico que los otros personajes que pululaban por el Moderno –dice. Ricardo Piglia tambiĂŠn pr‡Ď?‹‡re hablar por correo electrĂłnico. Acaba de publicarse su novela El camino de Ida; abundan entrevistas al autor y reseĂąas de la obra en los medios. El reconocido prologuista de Los sorias se alejĂł de Laiseca hace aĂąos. ȆLo heredĂŠ, digamos: los amigos se cansaban, la verdad, se lo pasaban de uno a otro, se lo sacaban de encima. En aquel entonces Laiseca habĂa publicado — –—rno, “que es sensacionalâ€?, opina Piglia, y estaba escribiendo Los sorias; se paseaba con los kilos de manuscrito por la ciudad. El ex profesor de la niversidad de Princeton le presentĂł sus novelas Aventuras de un novelista atonal y La mujer en la muralla. Ȇ ice lo que pude para que se editara recuerda. Y repite hoy lo que escribiĂł hace quince aĂąos en el prĂłlogo: “Esa novela. Y tambiĂŠn estĂĄ a esa altura El jardĂn de las mĂĄquinas parlantes, una obra maestraâ€?.
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Diez años después de haber encontrado al desconocido barbudo en la calle, Laiseca publica su primera novela, Su turno, por el sello Corregidor. Osvaldo Soriano, a quien algunos han tildado de impiadoso y mezquino, lo ayuda en el proceso; se encariña con él y lo apadrina. Ȇ × ra el gordo, era increíble, er ϐ ro. Lo llamabas: “Mirá gordo, estoy para la mierda”. Y él te decía “voy para allá.” Y venía. Un mes antes de su muerte, Laiseca y su mujer de entonces lo invitaron a comer. ȆY no nos dijo una sola palabra de que se estaba muriendo, de que tenía cáncer. Nos enteramos por la tele × Ǥ Laiseca dice que César Aira, Ricardo Piglia y Fogwill también lo ayudaron muchísimo. Fueron los primeros en leer el manuscrito de Los sorias. Lo leen ellos y el mito en torno a la novela se va formando de a poco, casi de boca en boca; habla Aira, habla Piglia, habla Fogwill y aquel bodoque magnánimo se convierte en una novela legendaria estando todavía inédita: recién en 1998 llegaría la primera ×n. Antes de eso, publica Aventuras de un novelista atonal, en 1982, La mujer en la muralla, en 1990, y El jardín de las máquinas parlantes, en 1993, entre otras novelas. También el ensayo Por favor, ¡plágienme!, de 1991. Y gana la Beca Guggenheim. X
En el Centro Cultural Ricardo Rojas algunos escritores dan talleres que luego continúan en sus casas. En el año 2000, Selva Almada era una de las tantas que, sentada sobre esos banquit × mesa atornillada desde el respaldo, escuchaba las clases de Alberto Laiseca. Y quería que el escritor notara su presencia; “¡Que me toque leer; que se dé cuenta de que estoy!”, rogaba en silencio. Trece años después, y a pesar de tener ya su propia carrera literaria en marcha, Almada sigue yendo todos los lunes a sus clases. También le hace mandados, como acercar el monto del alquiler hasta la inmobiliaria. Ȇ ± ǡ rable y se entrega a que uno lo ayude en ciertas cosas. Hace poco, él le conf × À ivocado con la primera impr × uvo de ella. “Qué dura que es esta chica”, había pensado, y Almada no sabe si por su aspecto, su modo de hablar o su manera de escribir. A Laiseca le parecía que ella, hoy casi una hija adoptiva, era una persona impenetrable, de una frialdad soviética. La primera novela de Almada, El viento que arrasa, se × Ó ǡ votada como libro del año por Revista Ñ y ya tiene tres ediciones. Almada la tr × taller, junto a otros discípulos que también iban tejiendo sus propios textos en el espacio reducido de la casa de Caballito, primero, y en Flores, más tarde. Leandro Ávalos Blacha leía capítulos de su premiada Berazachussetts y Pandolfelli le hacía frente con Choripán social, ahora también editada en Chile. “La piba es una genia”, dice Laiseca de Almada. ȆCuánto le agradezco que no me abandone. El otro día les decía a unos alumnos: si ustedes no me dieran bola yo no sería nadie. Es la pura verdad. Eso sí que sería la soledad más absoluta.
BIBLIOGRAFÍA Su turno para morir (1976) Matando enanos a garrotazos (1982) Aventuras de un novelista atonal (1982) Poemas chinos (1987) La hija de Kheops (1989) La mujer en la muralla (1990) Por favor ¡plágienme! (1991) El jardín de las máquinas parlantes (1993) Los sorias (1998) El gusano máximo de la vida misma (1999) Las aventuras del profesor Eusebio Filigranati (2003) Sí, soy mala poeta pero... (2003) Las cuatro Torres de Babel (2004) El Artista (2010) Cuentos Completos (2011) Manual Sadomasoporno (Ex Tractat) (2011) Beber en rojo (Drácula) (Muerde Muertos - 2012) iluSORIAS (Muerde Muertos - 2013)
FILMOGRAFÍA Deliciosas perversiones polimorfas Dirección: Eduardo Montes-Bradley Argentina (2004) (Documental) El artista Dirección: Mariano Cohn y Gastón Duprat Argentina (2009) (Drama) Querida voy a comprar cigarrillos y vuelvo Dirección: Mariano Cohn y Gastón Duprat Argentina (2011) (Comedia dramática)
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Ȇ i Poe hubiera tenido internet, se la hubiera pasado mirando porno en vez de escribir “Bereniceâ€?. Y a ĂŠl le pasarĂa lo mismo –dice Pandolfelli. Es que Laiseca reniega de las computadoras por “el mal uso que se les daâ€?. Dice que los chicos ya no leen por estar todo el dĂa frente a la pantalla y que, aunque espera equivocarse, “el Ď?‹n de la historia no es la caĂda de la UniĂłÂ? oviĂŠtica; sino no leer mĂĄs.â€? Por eso no tiene computadora. Por eso escribe a mano. Por eso despuĂŠs el doble trabajo: pasar todo a mĂĄquina. GastĂłn Gallo, el editor de imurg, se encargĂł de tipear las mil trescientas pĂĄginas de Los sorias. Él digitalizĂł la mitad, un poco a la tarde y otro poco a la noche, todos los dĂas durante varios meses. Con el resto lo ayudaron sus colaboradores. Laiseca le fue llevando la novela de a cuatro o cinco tomos del tamaĂąo de guĂas telefĂłnicas. Esos originales dactilogrĂĄĎ?‹…‘• ya estaban amarillos porque el papel se habĂa oxidado. AdemĂĄs tenĂan otro problema: la cinta de la mĂĄquina de escribir estaba muy gastada. De muchas lĂneas se leĂa sĂłlo la mitad de arriba o sĂłlo la de abajo. Ȇ ra una tarea de desciframiento, dice Gallo. Los sorias saliĂł en 1998, con una tirada de 350 ejemplares en papel Chambril, importado de Brasil, numerados y Ď?‹”mados por el autor que se empecinaba en poner un breve “Laiâ€?. La novela arranca asĂ:
Cuando esa maĂąana Personaje Iseka abriĂł los ojos, lo primero que vio fue un Soria. Pero no a Luis, el que tenĂa cerca, sino al mĂĄs alejado: Juan Carlos Soria. Este Soria cuando se levanta por la maĂąana –pensĂł Iseka-, lo hace en forma de clase magistral, sin coloquio, de esas que se usaban en las facultades en el pasado. Optimista, de un solo salto. Yo no. Demoro cuantos minutos puedo: haraganĂsimo en la cama‌ȆCreo que Gallo llegĂł a odiarme por el laburo –dice el autor. El prĂłlogo, aunque en principio lo iba a escribir Beatriz ƒrlo fue, entonces, de Piglia. Gallo lo recibiĂł por fax e iba leyĂŠndolo, ansioso, mientras salĂa de la mĂĄquina. Cuando vio que decĂa “Es la mejor novela que se ha escrito en Argentina desde Los siete locosâ€? se quedĂł tranquilo.
La tapa estuvo a cargo de Guillermo Kuitca: un mapa intervenido digitalmente. Y la presentaciĂłn en la LibrerĂa HernĂĄndez, a cargo de Fogwill. Drogado, poco dijo sobre la novela. Laiseca se iba poniendo cada vez mĂĄs colorado e incĂłmodo; Fogwill seguĂa divagando; Laiseca intentaba esquivar la bala y cerrar la presentaciĂłn. “Fue lamentableâ€?, recuerda Gallo. Cuando pasa las manos sobre el escritorio, Laiseca no desarma las pilas rotas de papel que se apoyan junto a bolsas con cigarrillos fumados y sus cenizas; botellas de Heineken, JB, Terma y un LĂłpez tinto; un mate con yerba de uso reciente; un paquete de sal sin sodio, una radio con su antena desplegada y medicamentos: Nexium Esomeprazole, Lotrial 5, LactulĂłn. –Los sorias trata la humanizaciĂłn del poder, del dictador.
ÂżSe puede dar eso en el mundo real? Ȇ ƒ Â?Ă€Âƒ ‡• —Â?ƒ Â’ropuesta. No sĂŠ si se puede dar. En general la gente tiende a deshumanizarse. Esa historia estĂĄ sacada de mĂ. Yo era un tipo completamente inhumano. No me importaba nada. Y un dĂa me di cuenta de que asĂ no podĂan ser las cosas. Y entonces empecĂŠ una larga elaboraciĂłn para Â?‘†‹Ď?‹…ƒ”Â?‡ › volverme un buen tipo, que es lo que soy, ya hace algunos aĂąos. –¿Y cuĂĄles fueron los pasos en esa humanizaciĂłn? Ȇ ƒrguĂsimos. Como escribir una novela mĂĄs larga que Los sorias. Muy poquito a poco. Laiseca no disimula ni el malhumor ni la alegrĂa. No le interesa aparentar estados anĂmicos. A los demĂĄs se los adivina. Dicen que tiene algo muy perceptivo, como de brujo. En la primera visita, las frases le salen pausadas pero continuas; lo mismo las carcajadas. Cuando el dĂa no va bien, Laiseca lo anuncia con una pregunta: â€œÂżCĂłmo voy a hacer para salir de esta lluvia?â€?, se repite. La frase estĂĄ en “La larga lluviaâ€?, un cuento de Ray Bradbury sobre un planeta en el que el agua nunca deja de caer. En otros encuentros, entonces, Laiseca puede ser un Zeus contenido o un semidiĂłs frustrado que no puede evitar que empiece a lloviznar. Casi en silencio, sin haber dormido bien, a veces sĂłlo parece desear volver rĂĄpido al comando de su nave solitaria.
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TIPAS, JACARANDAS, PARAISOS Y OTROS Y el árbol se vuelve de oro Cuando se va a deshojar. Leopoldo Lugones, Los árboles de oro
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Por Horacio J. Spinetto spinetto_dale@gmail.com
Hace poco tiempo estuvo de paso por Buenos Aires la señora Giana Petronio de Andreatta, viuda del destacado economista y político italiano Beniamino “Nino” Andreatta (1928-2007), hombre de la Democracia Cristiana, que fue ministro del Tesoro, de Relaciones Exteriores y de Defensa, en los gobiernos de Arnaldo Forlani, Carlo A. Ciampi y Romano Prodi, respectivamente. Giana, reconocida psicoanalista boloñesa, durante sus recorridos porteños, bailes de tango de por medio, elogió particularmente y de manera entusiasta a los árboles de la ciudad. Uno de esos días, junto con su compañera de viaje, la también boloñesa señora Marta Bulgarelli, cuando circulaban en auto por Leandro N. Alem coincidieron en su apreciación: Buenos Aires tiene unos ár Àϐ ǡ son parte fundamental de su patrimonio.
DESDE LOS ÁRBOLES PIONEROS A NUESTROS DÍAS No se sabe con certeza, aunque suele adjudicárselo al virrey Vértiz, quien plantó la doble formación de ombúes (algunos sostienen que fueron sauces) muy próxima a la costa del río de la Plata, entre las actuales Bartolomé Mitre y Lavalle, que se transformó en el primer paseo público de la ciudad colonial, conocido como La Alameda (aunque sin álamos). Algunos años después, en 1848, su nombre cambió por el de P ǡ ͳͻͳͻ ϐ ivo de avenida Leandro N. Alem. Como vestigio de aquella precursora forestación, quedó la actual Plaza Roma, cuyos límites se completan con las calles Viamonte, Tucumán y Bouchard. El tiempo fue pasando. Prilidiano Puerrredón y Sarmiento, los franceses Edouard André, Eugène Courtois, Charles Thays en particular, Joseph Bouvard y Jean Claude Nicolas Forestier, junto a Benito Carrasco, son nombres claves, que no debemos olvidar, cuando de nuestra historia de árboles, plazas y parques se trate. Llegamos a nuestros días y de acuerdo con el último Censo Fitosanitario presentado, en diciembre de 2011, por el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de Buenos Aires, nuestra ciudad es, en cierta forma, muy verde. Actualmente, ͶʹͶǤ͵ͷǢ ϐ ay un árbol por cada siete habitantes. La mayor cantidad de ejemplares están plantados en las veredas.
ACERCA DE TIPAS Y JACARANDÁS Dijo el poeta Héctor Miguel Angeli: Cuando la sangre de octubre / lo acuna en la región del árbol, / mi barrio entiende / que nació para brotar jardines del asfalto. Las arboledas de Tipas junto con las de Jacarandás, son de las más bellas y vistosas de la ciudad. A las Tipas las encontramos alineadas en calles y avenidas, como así también bordeando los paseos públicos. Las avenidas Leandro N. Alem y Paseo Colón, en el Bajo; Melián, en Belgrano R, y Pedro Goyena, en Caballito; los parques Tres de Febrero, Centenario, Rivadavia y Los Andes, lo mismo que las plazas San Martín y Gral. Pueyrredón (Flores), y la Costanera Sur, son un excelente y reconfortante ejemplo. Por la calle Guatemala asoman unas añosas Tipas, cuyos altos troncos negros contrastan con el follaje y el intenso ϐ res; que desde la esquina con Borges (ex Serrano), con aire fundacional mítico de Buenos Aires; se pierden en ambas direcciones. El escritor y poeta Luis Alberto Ballester, en el capítulo Calles arboladas de Palermo de su bello libro Revelación de Buenos Aires, dice: En Palermo se destaca un trecho de la calle Guatemala, el que se inicia en Serr ǡ ϔ por hileras umbrías de tipas. Son árboles antiguos, potentes, densamente verdes, que tejen un túnel vegetal que a la distancia poco a poco se aboveda…Más allá la calle Thames, y sobre todo el trayecto que comienza desde Güemes, se puebla del resplandor verdedorado de los plátanos, un centelleo que torna transparente a las hojas…Cerca, en Soler, los paraísos se vuelven pausadamente de oro, vuelan las hojas, surcadas por nervaduras quebradizas, en una tenue alfombra aérea… En este deambuleo lírico el hombre inicia un diálogo con la serena belleza de los árboles porteños…
María Elena Walsh, en la Canción del Jacarandá escribió: El cielo en la vereda / dibujando está / con espuma y papel de seda / del jacarandá… ϐ re Buenos Aires se viste del característico azul liláceo del Jacarandá. Resulta, entonces, muy agradable caminar por la Diagonal Sur, Julio A. Roca, desde avenida Belgrano hacia Plaza de Mayo; ver el monumento ecuestre de Garibaldi, en Plaza Italia, enmarcado por estos exquisitos árboles, como andar por San Nicolás en su intersección con Pedro Morán, detrás de la Iglesia San Antonio, en Villa Devoto, y v ϐ rque a ese barrio se lo llama el Jardín de Buenos Aires, Jacarandás mediante. Son Àϐ res de la Plaza Rodríguez Peña frente al Palacio Sarmiento (ex Escuela Petronila Rodríguez). En la Avenida 9 de Julio los Jacarandás, comparten con Tipas y Palos Borrachos un singular arbolado de alineación.
DE PARAÍSOS, TILOS, LAPACHOS… El Par À ϐ ración primaveral muy agradable y delicadamente perfumada. ϐ re estallan en racimos las pequeñas ϐ res de cinco pétalos de un bello y claro color azul lavanda. En algunas calles de Villa del Parque, como Argerich o Simbrón, hay añejos ejemplares que suelen despertar nuestros sentidos. Àϐ ro Arboles de la Ciudad de Buenos Aires, su autora, Graciela Barreiro, al referirse al Paraíso, dice: Forma el arbolado de alineación antiguo de muchas calles deBuenos Aires, como la Av. Crámer. Se lo encuentra agrupado o formando líneas perimetrales en plazas y parques. Al pasear por la elegante avenida Callao, en el barrio de Recoleta, entr ϐ oviembre y principios de diciembre principalmente, sentiremos el cautivante perfume de ϐ res del Tilo, blanquecinas y brillantes. El Tilo es muy utilizado para lograr sombras amplias. Buenos ejemplares encontramos en muchas calles porteñas y en algunos paseos públicos como la Plaza Lavalle o el Parque Saavedra. El Lapacho rosado, importante árbol nativo, tiene una ϐ re completamente durante el inicio de la primavera. En el Parque Avellaneda, sobre Avenida del Libertador en Palermo y en la Avenida 9 de Julio, de Belgrano hacia el sur, podemos disfrutar con su presencia, pero ǡ Àϐ encuentra en el jardín de una vivienda ubicada en la esquina de Ramón Castilla y la Av. Figueroa Alcorta. Recorramos Buenos Aires y descubramos las magnolias del Protomedicato, en Humberto 1° al 300; el ginkgo del Museo Larreta (todo su jardín es una maravilla); los gomeros de la Recoleta, del Rosedal y de Plaza Lorea; los ombúes de Plaza Roma y de Barrancas de Belgrano; los plátanos de Plaza Sicilia y Avenida de Mayo; el higuerón de Parque Lezama; la magnolia de Avellaneda en el Parque Tres de Febrero, y los fresnos otoñales, que son algunos de los árboles más tradicionales de nuestra ciudad, su presencia en el paisaje urbano es invalorable e imprescindible, como la de todos los otros. Vivamos la ciudad verde.
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EL LABADO DE CEREBROS EN LIBERTAD El escritor Noam Chomsky de los EEUU habla de los mecanismos detrás de la comunicación moderna, un instrumento esencial de gobierno en los países democráticos, tan importantes para nuestros gobiernos como la propaganda es a una dictadura.
Por Daniel Mermet mermet_dale@gmail.com
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Empecemos por el asunto de los medios de comunicación. En Francia, en mayo del 2005, con ocasión del referéndum sobre el tratado de la Constitución Europea, la mayor parte de órganos de prensa eran partidarios del ‘’sí’’, y sin embargo 55% de los franceses votaron por el ‘’no’’. Luego, la potencia de manipulación de los medios no parece absoluta. ¿Ese voto de los ciudadanos representaría también un ‘’no’’ a los medios? Noam Chomsky: El trabajo sobre la manipulación mediática o la manufactura del consentimiento hecho por Edgard Herman y yo no aborda la cuestión de los efectos de los medios en el público[1]. Es un asunto complicado, pero las pocas investigaciones que profundizan en el tema sugieren que, en realidad, ϐ te en la fracción de la población más educada. La masa de la opinión pública parece menos tributaria del discurso de los medios. Tomemos, por ejemplo, la eventualidad de una guerra contra Irán: 75% de los norteamericanos estiman que À ϐ tares y privilegiar la búsqueda de un acuerdo por vías diplomáticas. Encuestas llevadas a cabo por institutos occidentales sugieren que la opinión pública iraní y la de Estados Unidos convergen también en algunos aspectos de la cuestión nuclear: la aplastante mayoría de la población de los dos países estima que la zona que se extiende de Israel a Irán debería estar completamente despejada de artefactos de guerra nuclear, comprendidos los que poseen las tropas norteamericanas de la región. Ahora bien, para encontrar este tipo de información en los medios, es necesario buscar mucho tiempo. En cuanto a los principales partidos políticos de los À ǡ ϐ te punto de vista. Si Irán y Estados Unidos fueran auténticas democracias en cuyo interior la mayoría determinara realmente las políticas públicas, el diferendo actual sobre lo nuclear ya estaría sin duda resuelto. Hay otros casos así. En lo que se r ϐ re, por ejemplo, al presupuesto federal de Estados Unidos, la mayoría de norteamericanos desean una reducción de los gastos militares y un aumento, por el contrario, en los gastos sociales, créditos otorgados a las Naciones Unidas, ayuda económica y humanitaria internacional, y por último, la anulación
de las bajas de impuestos decididas por el presidente George W. Bush a favor de los contribuyentes más ricos. En todos estos asuntos la política de la Casa Blanca es totalmente contraria a los reclamos de la opinión pública. Pero las encuestas que revelan esta oposición pública persistente raramente son publicadas en los medios. Es decir, a los ciudadanos se les tiene no solamente apartados de los centros de decisión política, sino también se les mantiene en la ignorancia del estado real de esta misma opinión pública. Existe una inquietud internacional relativa al abismal Ǯǯ ±ϐ ǯǯ ǣ ±ϐ rcial ±ϐ resupuestal. Ahora bien, estos solo existen en estrecha relación con un ter ±ϐ ǣ ±ϐ democrático, que no deja de ahondarse, no solamente en Estados Unidos, sino de modo más general en el conjunto del mundo occidental.
Cada vez que se le pregunta a un periodista estrella o a un presentador de un gran noticiero televisivo si sufre de presiones, si le ha pasado que lo censuren, él contesta que es completamente libre, que expresa sus propias convicciones. ¿Cómo funciona el control del pensamiento en una sociedad democrática? En lo que respecta a las dictaduras lo sabemos. NC: Cuando se les pregunta a los periodistas, responden inmediatamente: ‘’Nadie me ha presionado, yo escribo lo que quiero.’’ Es cierto. Solamente, que si tomaran posiciones contrarias a la norma dominante, ya no escribirían sus editoriales. La regla no es absoluta, Ǣ À en la prensa norteamericana, Estados Unidos no es un país totalitario tampoco. Pero cualquiera que no satisfaga ciertas exigencias mínimas no tiene oportu ivel de comentador con casa propia. Es por otra parte una de las grandes diferencias entre el sistema de propaganda de un Estado totalitario y la manera de proceder en las sociedades democráticas. Exagerando un poco, en los países totalitarios, el Estado decide la línea que se debe seguir y luego todos deben ajustarse a esta. Las sociedades democráticas operan de otro modo. La ‘’línea’’ jamás es enunciada como tal, se sobreentiende. Se procede, de alguna
manera, al ‘’lavado de cerebros en libertad’’. E incluso los debates ‘’apasionados’’ en los grandes medios se sitúan en el marco de los parámetros implícitos consentidos, los cuales tienen en sus márgenes numerosos puntos de vista contrarios. El sistema de control de las sociedades democráticas es mu ϐ Ǣ À r re que respira. Uno ni se percata, y se imagina a veces estar frente a un debate particularmente vigoroso. En el fondo, es mucho más rendidor que los sistemas totalitarios. Tomemos por ejemplo el caso de Alemania a comien Ó ͵ͲǤ Tenemos tendencia a olvidarlo, pero era entonces el país más av Europa, teria de arte, de ciencias, de técnicas, de literatur ǡ ϐ ϐÀ Ǥ ± ǡ uy poco tiempo hubo un retroceso completo, y Alemania se volvió el Estado más mortífero, el más bárbaro de la historia humana. Todo aquello se r × temor: de los bolcheviques, de los judíos, de los norteamericanos, de los gitanos, en síntesis, de todos aquellos que, ï ǡ r × ivili × ropea, es decir los ‘’herederos directos de la ci × ga’’. En todo caso era lo que escribía ϐ × f ͳͻ͵ͷǤ ra bien, la mayoría de medios de comunicación alemanes que bombardearon a la población con mensajes de este género usaron las técnicas de marketing puestas a punto por los publicistas norteamericanos. No olvidemos cómo se impone siempre una ideología. Para dominar, la violencia no basta, se necesita una ϐ × ra natur Ǥ Àǡ sona ejerce su poder sobre otra -trátese de un dictador, un colono, un burócrata, un marido o un patrón-, requier À ϐ ǡ re la misma: esta dominación se hace ‘’por el bien’’ del dominado. En otras palabras, el poder se presenta siempre como altruista, desinteresado, generoso.
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CUANDO LA VIOLENCIA DE ESTADO NO BASTA En los años 30, las reglas de la propaganda nazi consistían, por ejemplo, en escoger palabras simples, repetirlas sin descanso, y asociarlas a emociones, sentimientos, temores. Cuando Hitler invadió los Sudetes (en 1938), fue invocando los objetivos más nobles y caritativos, la necesidad de una ‘’intervención humanitaria’’ para impedir la ‘’limpieza étnica’’ sufrida por los germanófonos y para permitir que todos pudieran vivir bajo el ‘’ala protectora’’ de Alemania, con el apoyo de la potencia de más avanzada del mundo en el campo de las artes y de la cultura. En materia de propaganda, si de cierta manera nada ha cambiado desde Atenas, ha habido por lo menos cantidad de perfeccionamientos. Los instrument ϐ ǡ y paradojalmente en los países más libres del mundo: el Reino Unido y Estados Unidos. Es allí, y no en otro lado, donde la industria moderna de relaciones públicas, es decir la fábrica de la opinión, o la propaganda, nació en los años 1920. Efectivamente, esos dos países habían progresado en materia de derechos democráticos (voto de las mujeres, libertad de expresión, etcétera) a tal punto que la aspiración a la libertad ya no podía ser contenida solo por la violencia del Estado. Viraron, pues, hacia las tecnologías de la ‘’manufactura del consentimiento’’. La industria de las relaciones públicas produce, en sentido literal, consentimiento, aceptación, sumisión. Controla las ideas, los pensamientos, los espíritus. En relación al totalitarismo es un gran progreso: es mucho más agradable sufrir una publicidad que encontrarse en un cuarto de torturas. En Estados Unidos la libertad de expresión está protegida hasta un grado que me parece desconocido en cualquier país del mundo. Es muy reciente. En los años 1960 la Corte Suprema alzó la barra muy alto en materia de respeto de la libertad de palabra, lo que expresaba, según mi opinión, un principio fundamental establecido desde el siglo XVIII por los valores de la Ilustración. La posición de la Corte fue que la palabra era libre, teniendo por única limitación la participación en un acto criminal. Si, por ejemplo, cuando entro a una tienda para desvalijarla, uno de mis cómplices tiene un arma y yo le digo ‘’¡Dispara!’’, ese ϐ n no está protegido por la Constitución. Por lo demás, el motivo debe ser particularmente grave para que se cuestione la libertad de expresión. La Corte Suprema reaϐ rmó este principio a favor del Ku Klux Klan. En Francia, en el Reino Unido y me parece que en el resto de Europa, la libertad de expresión ϐ ra más restrictiva. Para mí, la cuestión esencial es: ¿el Estado tiene el derecho de determinar lo que es la verdad histórica y el de penar a quien se aparta de ella? Pensar en ello termina ajustándose a una práctica propiamente estalinista. A los intelectuales franceses les cuesta admitir que esa es su inclinación. Sin embargo, en el rechazo de una aproximación así no deben haber excepciones. El Estado no debería tener medio alguno de castigar a cualquiera que pretendiese que el sol gira alrededor de la Tierra. El principio de la libertad de expresión tiene algo mu ǣ ϐ se det ǡ ϐ ra nada. Incluso Hitler y Stalin admitían la libertad de expresión de los que compartían su punto de vista. Yo agrego que hay algo preocupante e incluso escandaloso en discutir estos temas dos siglos después de Voltaire, quien, como se sabe, declaraba: ‘’Yo defendería mis opiniones hasta la muerte, pero daría mi vida para que ustedes pudieran defender las suyas.’’ Adoptar una de las doctrinas fundamentales de sus verdugos, es hacerle un triste favor a la memoria de las víctimas del holocausto.
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En uno de sus libros, usted comentaba la frase de Milton Friedman: ‘’Producir ganancias es la esencia misma de la democracia’’ NC: A decir verdad, las dos cosas son de tal modo contrarias que ni siquiera hay comentario posible La ϐ racia es que la gente pueda decidir su propia vida y hacer las elecciones políticas que le atañen. La realización de ganancias es una patología de nuestras sociedades, adosada a estructuras particulares. En una sociedad decente, ética, esta preocupación por la ganancia sería marginal. Tomemos mi departamento universitario (en el Instituto Técnico de Ȍǣ Àϐ rabajan duro para ganar mucho dinero, pero se les considera un poco como marginales, gente perturbada, casi casos patológicos. El espíritu que anima a la comunidad académica es más bien el de tratar de hacer descubrimientos por interés intelectual pero también para el bienestar de todos.
En la obra que se le dedica en las Éditions de L’Herne, Jean Ziegler escribe: ‘’Ha habido tres totalitarismos: el totalitarismo estaliniano, nazi y ahora es Tina (iniciales de There is no alternative, no hay alternativa), propuesto por Margaret Thatcher planteando el carácter ineluctable del capitalismo neoliberal, que no es otra cosa que un posible forma de globalización). ¿Compararía usted esos tres totalitarismos? NC: Yo no los pondría en el mismo plano. Enfrentarse contra ‘’Tina’’ es afrontar una empresa intelectual que no se puede asimilar a los campos de concentración ni al gulag. Y, de hecho, la política de Estados Unidos suscita una oposición masiva a escala planetaria. Argentina y Venezuela han expulsado al Fondo Monetario Internacional (FMI). Estados Unidos debió renunciar a lo que era la norma todavía hace veinte o treinta años: el golpe militar en América Latina. El programa económico neoliberal que se ha impuesto a la fuerza a toda América Latina en los años 1980 y 1990, hoy día es rechazado en el conjunto del continente. Se encuentra esta misma oposición contra la globalización económica a escala mundial.
El movimiento por la justicia, que está bajo los fuegos de los proyectores mediáticos durante cada Forum Social Mundial, trabaja en realidad todo el año. Es un fenómeno muy nuevo en la historia, que marca quizás el comienzo de una verdadera Internacional. Su principal caballo de batalla está en la existencia de una solución alternativa. Por otro lado, ¿qué mejor ejemplo de globalización diferente que el Forum Social Mundial? Los medios hostiles llaman a los que se oponen a la globalización neoliberal los ‘’antimundialistas’’, cuando en realidad ellos combaten por otra globalización, la globalización de los pueblos. NC: Se puede observar el contraste entre unos y otros porque en el mismo momento, tiene lugar en Davos, el Forum Económico Mundial, que trabaja para la integración económica planetaria, pero en el único interés ϐ ǡ fondos de pensión. Potencias que controlan también los medios de comunicación. Es su concepción de la integración global, pero al servicio de los inversores. Los medios dominantes consideran que esta integración es la única que mer ǡ ï ǡ × ϐ de globalización. He aquí un buen ejemplo del funcionamiento de la propaganda ideológica en las sociedades democráti Ǥ ϐ to que incluso los participantes en el Forum Social Mundial aceptan a veces el ϐ ivo malintencionado de ‘’antimundialistas’’ (o ‘’antiglobalistas’’). En Porto Alegre, intervine en el marco del Forum, y participé en la Conferencia Mundial de los Campesinos. Ellos solos representan la mayoría de la población del planeta
CUANDO LA DEMOCRACIA SE HAYA ENSANCHADO AL PUNTO QUE LOS CIUDADANOS CONTROLEN LOS MEDIOS DE PRODUCCIÓN Y DE INTERCAMBIO, PARTICIPEN EN EL FUNCIONAMIENTO Y EN LA DIRECCIÓN DEL MARCO GENERAL EN EL CUAL VIVEN, ENTONCES EL ESTADO PODRÍA DESAPARECER POCO A POCO
A usted se le ubica en la categoría de los anarquistas o de los socialistas libertarios. En la democracia tal como usted la concibe, ¿cuál sería el lugar del Estado? NC: Vivimos en este mundo, no en un universo imaginario. En este mundo existen instituciones tiránicas, esas son las grandes empresas. Es lo que hay más cercano a las instituciones totalitarias. Estas no tienen, por decirlo así que rendirle cuentas al público, a la sociedad; actúan a la manera de depredadoras cuyas presas serían otras empresas. Para defenderse de ellas, las poblaciones sólo tienen un instrumento: el Estado. Ahora bien, este no es un escudo muy ϐ az, pues, en general, está estrechamente ligado a los depredadores. Con una diferencia no desdeñable: mientras que, por ejemplo, General Electric no tiene que rendir cuentas, el Estado debe a veces explicarse ante la población. Cuando la democracia se haya ensanchado al punto que los ciudadanos controlen los medios de producción y de intercambio, participen en el funcionamiento y en la dirección del marco general en el cual viven, entonces el Estado podría desaparecer poco a poco. Será reemplazado por asociaciones voluntarias situadas en los lugares de trabajo y donde vive la gente. ¿Los soviets? NC: Eran los soviets. Pero la primera cosa que Lenin y Trotski destruyeron inmediatamente después de la revolución de Octubre, fueron los soviets, los consejos obreros y todas las instituciones democráticas. Lenin y Trotski a este respecto fueron los peores enemigos del socialismo en el siglo XX. En tanto que marxistas ortodoxos, estimaron que una sociedad retardataria como la Rusia de su época no podía pasar directamente al socialismo antes de ser precipitada a la fuerza en la industrialización. En 1989, al momento del hundimiento del sistema comunista, yo pensé que este hundimiento, paradójicamente, representaba una victoria par el socialismo. Pues el socialismo tal como yo lo concibo, o por lo menos lo respeto, implica el control democrático de la producción, de los intercambios y de las otras dimensiones de la existencia humana.
De todas maneras, los dos principales sistemas de propaganda se han puesto de acuerdo para decir que el sistema tiránico instituido por Lenin y Trotski, después transformado en monstruosidad política por Stalin, era el ‘’socialismo’’. Los dirigentes occidentales no podían sino estar encantados por este uso absurdo y escandaloso del término que les ha permitido durante décadas difamar el socialismo auténtico. Con idéntico entusiasmo, pero de sentido contrario, el sistema de propaganda soviético ha intentado explotar en su provecho la simpatía y el compromiso que suscitaban para muchos trabajadores los ideales socialistas auténticos. ¿No es cierto que todas las formas de autoorganización según los principios anarquistas han terminado hundiéndose? NC: No hay ‘’principios anar ǯǯ ϐ ǡ te de catecismo libertario al se le debería pr ϐ dad. El anarquismo, por lo menos como yo lo entiendo, es un movimiento del pensamiento y de la acción ϐ ras de autoridad y de dominación, pedir ϐ y, dado que son incapaces, lo que sucede con frecuencia, intentar superarlas.
Sitio oficial chomsky.info
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DISCOS OCTUBRE
SHAKING THE HABITUAL THE KNIFE 62
Por Xavi Sancho
Bonus Track X Novedades+Shows+Música theknife.net X Online Store www.rabidrecordsstore.com
Video Youtube+Raging Lung
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XReseñas+Bio rockstails.com
“Es un disco lleno de ruido, saturado de mensajes, agresivo, intelectual, combativo e intratable como un niño que ha dormido mal y tiene hambre”. En el ecuador del disco aparece un tema titulado Old dreams waiting to be realized. La canción dura 19 minutos y, en cualquier otro contexto, parecería girar entorno a las ilimitadas posibilidades emocionales de una misma nota musical, de los modales de la música concreta, de lo intelectualmente enriquecedor que es ver la hierba crecer y, sobre todo, del más fútil de los onanismos. Aguantar ϐ reto que no todos estamos dispuestos a afrontar con deportividad, pero, después de tres o cuatro minutos, sucede algo curioso: en vez de quedarte pensando en si debes poner una lavadora, si recordaste comprar leche o si debes acogerte al último irresistible plan que ofrece tu operador de telefonía móvil, empiezas a pensar en este disco y en qué demonios pensaban los suecos cuando colocaron esto aquí en medio. Y lo haces hasta que entiendes que esta canción es como el color amarillo, que es f ϐÀ r, pero a la vez, como bien saben los diseñadores gr ϐ ǡ res que algo destace en un contexto, que un titular se lea sobre
$130 | Yenny un fondo lleno de ruido, la mejor opción es utilizar el amarillo. Y Shaking the habitual es un disco lleno de ruido, saturado de mensajes, agresivo, intelectual, combativo e intratable como un niño que ha dormido mal y tiene hambre. Aunque puede sonar a mamarrachada, a pose, no sería lo mismo sin esta canción amarilla de 19 minutos. Eso sí, servidor aún no ha logrado escucharla entera, y no cree que lo consiga jamás. Ritmos tribales, ambient, voces distorsionadas, estructuras imposibles de seguir sin una brújula, letras entre crípticas e incendiarias, recitados acuáticos, interludios terroristas… Nada suena como debería, ya la vez, todo tiene sentido. Y es que Shaking the habitual es uno de los pocos discos que va a escuchar este año que suenan realmente a 2013, un disco complicado que, en muchas ocasiones, niega el acceso al oyente y al que se le va la mano con excesiva frecuencia. A pesar de todo, hay que tenerlo, aunque cueste escucharlo y sea imposible bailarlo. Hay que tenerlo para darse con él contra la cabeza y despertar de una maldita vez. El mundo se ha convertido en esto, y ya era hora de que la música, lo haga también.
ALFONSO BARBIERI VALSES ERÓTICOS DEL RÍO DE LA CONCHA DE TU MADRE $90 | Disquera Norte
MOZZY STAR SEASON OF YOUR DAY $100 | El Altillo
DAFT PUNK RANDOM ACCESS MEMORIES $120 | Yenny
Cómodo con su residencia porteña, Alfonso Barbieri se despacha con un disco que respira hippismo: variedad estilística, psicodelia vigilada de cerca y una pila de invitados que va de Adrián Dárgelos (Babasónicos) a la Banda Sinfónica Juvenil Municipal de Córdoba. Y como obsequio para fetichistas, el packaging incluye un dibujo original del autor. Más allá de cierto afán polemista que asoma desde el título, esta vez la cruzada de Barbieri sólo se mete con la sagrada tradición cancionística del Río de la Plata, de la que extrae un conjunto de canciones que no reniegan de la tecnología (los moogs y loops suenan geniales) ni pierden de vista las melodías sencillas, los acordeones festivos, los rasgueos acústicos y melancólicos. La característica primordial de Valses eróticos... es la generosidad del propio Barbieri, ya que cada colaborador deja una marca personal cuando le toca meter la cuchara. Y aunque Humores orgánicos y El miedo cuentan con letras ajenas (Jimena López Chaplin y Sol Pereyra, respectivamente), también recuerdan los mejores momentos de Las canciones que se me cantan, su trabajo de 2009. Cantautor medieval rompe formatos y junta elementos en apariencia incompatibles: cuerdas épicas, colchones de teclados salidos del rock progresivo y un recitado de Graciela Borges en base a un texto de Woody Allen. Una dulce miscelánea que dispara imágenes para una película (aún) inexistente. Como canta Barbieri en Medianoche: “Puedo ver antes que vos llover”. Firmaron uno de los discos favoritos de Kurt Cobain –She hangs brightly (1990)–, coquetearon con el reconocimiento masivo gracias a Fade into you –ariete del ineludible So tonight that I might see (1993)– y abrieron un largo paréntesis tras el notable Among my swan (1996). Empezaron a cerrarlo hace un par de años con un sencillo –Common burn/ Lay myself down– que ponía dientes largos y activaba glándulas salivares. Ambos temas –así como la intermitente carrera en solitario de la cantante Hope Sandoval; Dave Roback apenas se ha dejado ver– nos recordaban el carácter sustantivo de su folk ensoñador y psicodélico. Casi 20 años después, rematan tan larga jugada con un álbum de gran riqueza instrumental –aportación del llorado Bert Jansch en Spoon, masaje de vibráfono y armónica en Common burn, hipnótico slide en la bluesera Flying low, cuerdas paraSeasons of your day– que pide paciencia y nos recuerda su amplio rango de ϐ Ǥ ¿Qué sería una emoción y qué sería lo humano después de todo? Estas preguntas recorren como subtexto Random Access Memories (13), el nuevo álbum conceptual de los franceses, quienes hoy se e ϐ ivamente bajo metálicos cascos de robots (no dan la cara desde hace más de una década). Incluso a nivel lírico, canciones como “Touch” o “Within” cuestionan la certeza de los afectos y la inmediatez de la autopercepción. En su debut, Homework (97), el dúo se esforzaba por extremar las intensidades del género dance house (fuera de la variedad que fuera: funk , deep o acid ), en tanto que luego, en el clásico Discovery (01), se proponía comprobar la elasticidad de la nueva electrónica para abarcar los sentimientos y los sentimentalismos propios de la música pop (un título como “Digital Love” resume el proyecto). El Daft Punk 2013 ofrece una nueva “musicología”. Según ella, deberían recuperarse los instrumentos analógicos (de Ondas Martenot a vocoders , pasando por sintetizadores modulares), eléctricos (traducir la dinámica del trípode guitarra/ bajo/batería, típico del rock, al lenguaje de la electrónica) y acústicos (orquestas de cuerdas y vientos, coros de niños, percusión). Random Access tal casting inter-generacional logró atraer tanto a los nostálgicos de la disco, como a los más jóvenes. Es la razón detrás del éxito de un álbum que pasó la primavera británica en el primer puesto del ránking. Otra razón: desde el comienzo, Daft Punk quebró prejuicios de gusto, subvirtió listas negr ϐ Ǥ
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LIBROS OCTUBRE DIARIOS SÁNDOR MÁRAI $112 | 224 PÁGINAS | EDITORIAL SALAMANDRA | 2008
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¿Es posible hacer una reseña o crítica literaria del diario de los últimos años de un escritor genial que escribió en esas páginas su agonía biológica, su estupefacción, su desencanto, sus muertes y la suya propia? Creo que no es posible, entonces me queda la única opción de hablar muy brevemente de la crudeza, la dulzura y la sensibilidad de ese hombre frente ϐ Ǥ Esta última parte de los diarios comienza en 1984, año que le da nombre a la novela de Orw Ǥ Ya desde esa coincidencia, Márai piensa que aunque el vaticinio de “1984” no se ha cumplido al pie de la letra “a cambio se ha impuesto la realidad diaria: el terror nuclear”Ǥ tono de terror y espanto cruza todas o casi todas las entradas Ǥ Todavía la guerra fría parecía muy fría aunque fueran esos los últimos años, y Márai autoexiliado en Estados Unidos sabía que esos tiempos er ï Ó Ǥ Están presentes el comunismo fascista, los recuerdos de los hechos y sus propias reacciones ante esos viejos hechos que estaban cambiando la historia del mundo y la suya pr Ǥ Pero lo que más nos fascina a los lectores es la permanente referencia al desmoronamient ϐÀ recruzado por opiniones y referencias literarias e históricas escritas con impresionante frialdad, o ǡ Ǥ r, escritas con inmensa maestría: Empezó el bombardeo a Budapest (…) resultado: destrucción completa, La mitad de mi vida se quedó allí, entonces empezó el segundo “round”Ǥ oy hace cuarenta años que se destruyó el yo que fui y cobró forma ese otro que so Ǥ ahora se desmor Ǥ Cuando su glaucoma ya no le permitía leer ni escribir como antes, comenzó a leer a Bor Ǥ la ceguera haya sido una coincidencia, À À Ǥ
En una entrada de junio de 1986 escribe: a muerto Borges (…) éramos de la misma quinta, ya no quedan muchos de esta cosechaǤ Y otra vez su caída: Lo que venga después carece de importancia comparado con lo que está pasando, tan incompr Ǥ muriendo su esposa y se está murien ± Ǥ À resionant Ǥ rai es capaz de escribir bellamente mientras se muer Ǥ rlo trastabillar en la calle cada vez que sale de su casa, sentirse humillado ante los demás y ante sí mismo, casi ciego, solo ante la muerte de absolutamente todos (pocos) sus afectos cercanos y, aun así, sentarse a escribir cada día un diario que termina par ϐ × Tólst Ǥ Marai escribe desde sus dudas sobre cómo utilizar el arma que salió a comprar para matarse, hasta su asombro (lo imagino maravillado y casi soltando una lágrima) ante una pareja de latinoamericanos que, en la calle, se besa mucho tiempo y con ternura ante su miser Ǥ to humano en el desiert Ǥ Es muy complejo escribir una reseña sobre el diario de un hombre que escribe que no le tiene miedo a la muerte porque más bien es la vida lo que me inspir Ǥ ȏTengo] un deu ǣ todo, incluido el horror y el asco, ha sido, a pesar de los pesares, mara Ǥ Pero ya me da vergüenza escribirǤ rotesto por la muerte, pero no deseo nada morirǤ Conmueve su miedo a la vida Emociona su deseo de no morir. Molesta que no sea una contradicción.
En la última entrada del diario dice: (…) no me doy prisa, pero tampoco quiero aplazar nada por culpa de mis Ǥ gado la hor Ǥ Golpea e incomoda el Escritor, como debe serǤ
PRIMER AMOR, ÚLTIMOS RITOS IAN MCEWAN $56 | 144 PÁGINAS | EDITORIAL ANAGRAMA | 2008
PARA UNA AUTOPSIA DE LA VIDA COTIDIANA J.G.BALLARD
$95 | 192 PÁGINAS | EDITORIAL CAJA NEGRA | 2013
SALTO DEL FINAL PABLO VINCI $60 | 124 PÁGINAS | EDITORIAL DE LA PLATA | 2009
Se ha dicho del cuento que no se lo lee con los mismos ojos que a una novela, porque en la novela, distraído con una trama, el lector lee y no lee al mismo tiempo. Una novela puede “reposar en las manos” pero un cuento es un trabajo estricto de los ojos, atención en estado puro. La menor distracción pone en peligro todo; el suceso y el efecto, es decir la historia. Además de conmovernos, el cuento viene a asombrarnos y lo que hace (el cuento de un buen cuentista) es convertir el acontecimiento en un lenguaje. McEwan es muy conocido por sus novelas (aunque ha escrito dos libros de relatos: Primer amor, últimos ritos y Entre las sábanas) pero muy poco (o nada) por sus cuentos. Y es allí donde ha acertado en el lenguaje de la conmoción. Conmoción, no sólo como co-emoción, sino como aquello que altera, inquieta, molesta y por eso mismo, obliga a repensar, a r ϐ exionar sobre nosotros o sobre lo que sucede en el mundo de los hombres comunes. Pero aunque McEwan pone a sus personajes en los caminos del incesto, el aislamiento, el abandono y el crimen, no se detiene sólo en esas crueldades sino que avanza y se zambulle en el humor, la dulzura y quizás también en la ternura. Encontrar a un escritor contemporáneo, que nos conmueva y nos regale cuentos tan concluidos y, por supuesto, tan bien escritos, hoy es una circunstancia especialísima y casi extraña. Por eso, porque encontramos este libro de cuentos de McEwan, brindamos otra vez por la salud del cuento y, por qué no, por nuestra propia salud. Son cuatro entrevistas, extensas, de diferentes épocas (la primera,por ejemplo, de 1982, cuando Ballard no era tan masivamente reconocido como sí lo fue luego) que juntas pueden resultar un buen diccionario ballardiano de las obsesiones y componentes de su obra literaria. Por ejemplo, se revela algo que resulta obvio luego de ser leído: Ballard encontraba elementos de inspiración leyendo revistas médicas. También da cuenta de su admiración por el movimiento surrealista (Dalí, Ernst), por otros autores (Borroughs, Joyce), su interés por el movimiento punk, el interés casi erótico que le despertaban los choques de auto, y que luego plasmó en La exhibición de atrocidades y más puntualmente en Crash. El mundo de Ballard, alucinante, grotesco, repleto de psicópatas, de realidades futuristas que nos esperan a la vuelta de la esquina, es concebido en una casa de familia, con un ritmo de trabajo para nada frenético, sin drogas, sin descontrol. Eso es lo más asombroso. Por los motivos antes mencionados, se puede aseverar que Para una autopsia de la vida cotidiana es un libro ideal tanto para quien ya conoce la obra de Ballard como para quien no la leyó nunca. Una guía con guiños y llamadas al pie para unos, y no tan futuristas para otros.
Desde situaciones límites, las criaturas de estos cuentos ensay ϐ revisible, una desolada entrega a la desgracia. Y no habitan un universo que se va desmoronando, ellos son, desde el inicio, la ruina y la total frialdad, una extranjería oscura y ácida. Mundos hostiles los rodean, no hay lugar para una palabra o un gesto de humanidad. Su lenguaje es tribal, desnudo de toda aproximación a la calidez, a la luz de la justicia. Pablo Vinci maneja estos seres contando historias que revelan una segunda realidad, donde el hombre es prenda de dioses perversos, una inutilidad caminando, un uniforme bloqueo de lo humano, una carencia de razones y afectos. Con maestría, sin permitirse “vestir” a sus personajes con una hilacha de esperanza, el autor avanza hacia la sequedad sin nombrar la redención y acompañando esos salt ϐ ǡ À lascivas, sino el único gesto posible que les está permitido. Todo ello habla de un escritor que tiene, sin dudarlo, una riqueza expresiva ϐÀ rar. Leerlo es necesario. Una reunión de cuentos, algunos alcanzando una enorme potencia y en todos la seguridad de no conceder a su mirada del mundo y sus criaturas, la nota falsa de una piedad más literaria que real. En suma, un libro valioso. Se incorpora con luz propia en el panorama de nuestra literatura.
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CONTRA EL INSOMNIO: 9 CONSEJOS Y 3 RECETAS DE LA ABUELA
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Por la Semana del Sueño en Buenos Aires estasemanadormimos_dale@gmail.com
YA LO DECÍA LA ABUELA... #1 “Si no dormís no crecés”. Durante el sueño, la glándula pituitaria libera oleadas de hormonas que juegan un papel esencial en el desarrollo de los órganos sexuales y el crecimiento. #2 “Tomate un vaso de leche tibia antes de dormir”. La leche tiene triptófano que favorece la producción de melatonina, la hormona del sueño. #3 “Date un baño caliente antes de ir a la cama”. El calor del baño facilita la activación de las neuronas que nos hacen dormir.
#1 Nuestro dormitorio debe estar oscuro, sin ruidos y fresco. La oscuridad activa la melatonina, la hormona del sueño. #2 Las mascotas tienen que permanecer en su lugar, en la cucha.
#3 ¿Computadoras? ¿Celulares? Nada de eso: hay que estar conectados, pero con
nuestro sueño.
#4 Olvidate de los vicios. Nada de tabaco, no usar al alcohol para inducir el sueño
y limitar el café unas horas antes de dormir.
#5 Bajar un cambio e inducir el sueño con técnicas de relajación y respiración. #6 No automedicarse. Las pastillas para dormir producen dependencia y un
sueño de baja calidad.
#7 Volver a lo natural. La luz del sol mejora nuestro ánimo y nos mantiene activos
durante el día.
#8 Las siestas cortas, no más de 30 minutos, nos ponen pilas para el resto del día. #9 Integrar el descanso a nuestros hábitos saludables. La actividad ϐÀ a mejora
los patrones de sueño de los insomnes. Por su parte, la comida adecuada en el momento adecuado potencia nuestra capacidad para descansar bien y repararnos.
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ALUMNA
VICTORIA BIANCHI
COMISIÓN DOMINIQUE CORTONDO VIRGINIA WEISS NACHO JANKOWSKI EDITORIAL MANELA 2013