PRESENTES Y FUTURAS PROMESAS DEL MUNDO DE LA MÚSICA
2011
l a h i s t o r i a q u e h ay d e t r á s d e unos jóvenes músicos p
por Víctor González
Adriana, haciendo tiempo justo antes de entrar en el Conservatorio del Liceo a estudiar.
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La música es, sin duda, uno de los artes más universales y consumidos
por la sociedad. Todos disfrutamos de la música y la oferta es tan amplia y variada que se ha convertido en una disciplina artística totalmente globalizada, que no entiende ni de razas, ni de fronteras y, por supuesto, tampoco, de edades. A menudo ignoramos todo el trabajo que hay detrás de una función. Cuarenta minutos de concierto pueden pasar muy rápidos para el que solo escucha, pero para los músicos que están subidos en el escenario, esos cuarenta minutos han supuesto muchísimas horas de estudio, una enorme cantidad de tiempo,casi nunca bien recompensado. Probablemente sean los jóvenes que tocan algún instrumento y quieren ganarse la vida con ello los más conscientes de todo este sacrificio. Es el caso de Adriana González, violinista de 22 años que justo este año termina su grado superior en el conservatorio del Liceu. Hemos tenido el placer de hacerle un seguimiento día a día de cómo se prepara de cara al recital de fin de grado, donde los alumnos tienen
que tocar durante 40 minutos unas piezas que han preparado a lo largo del curso. “El día del recital es probablemente el momento más importante de todo el grado. Es donde tienes que poner toda la carne en el asador y demostrar todo tu potencial”, nos comenta la violinista.
que quisiera, compañeros míos estudian una media de cuatro o cinco horas al día, yo eso no me lo puedo permitir por la universidad, por eso cualquier hora muerta que encuentro la aprovecho para tocar, sean las ocho de la mañana o las nueve de la noche. Cuando va al Liceu a
“El día del recital es probablemente el momento más importante de todo el grado, donde tienes que poner toda la carne en el asador” Adriana tiene que compaginar sus estudios de música con una carrera universitaria de filología inglesa. Su día a día se basa en un trayecto de ida y vuelta entre el Liceu y la universidad. “Tengo la suerte de que tengo los dos sitios relativamente cerca, que incluso puedo ir a pie. Esto sin duda me facilita muchísimo las cosas”, comenta. “Tengo que reconocer que este último curso no he podido tocar todo lo
estudiar, a menudo se pasa muchas horas seguidas, estudiando sola o teniendo clase. Por eso de vez en cuando se va al bar del conservatorio con las amigas para desconectar, o bien se va a un parque a leer o mirarse partituras. “Cuando estás dos o tres horas seguidas tocando acabas tan harto que lo único que quieres es hablar de tonterías con los amigos en el bar, es la mejor terapia”.
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l mundo de la música tiene muchas vertientes y lógicamente el estudio individual no representa la totalidad de la formación de un músico. Tocar en una agrupación musical es un elemento clave de enriquecimiento de un músico joven, y las dinámicas de estudio y de preparación de conciertos no se pueden comparar con el trabajo que realiza Adriana de cara a la preparación de su recital. Como ejemplo de agrupación musical de gente joven hemos estado con la Big Band de Badalona, un grupo de jóvenes músicos de jazz de la Escuela de Música Moderna de la misma ciudad, que estas últimas semanas se han estado preparando para un concierto en el teatro principal de Badalona. “Es muy difícil conseguir reunir al grupo entero todas las semanas y de cara a la preparación de conciertos, el compromiso de cada uno de los músicos es esencial, siempre hay dificultades, pero al final todo el esfuerzo vale la pena”, nos comenta Carlos Vecino, profesor que lidera la Big Band desde sus comienzos. “Cada año la agrupación cambia, porque no todos se pueden comprometer por mucho tiempo a un proyecto como éste, pero yo siempre intento apostar por la gente joven y que vean la Big Band como un proceso de aprendizaje más”.
dificulta mucho la efectividad de los ensayos. sensayos. . No es nada grave, pero a veces tengo que ponerme firma al respecto”, comenta Carlos Vecino. Falta gente, la total asistencia es una hazaña más que imposible en la Big Band, “creo que solo hemos hecho pleno los días anteriores al bolo” comenta Alobert Clapés ,trompetista de la Big Band desde hace
ya tres años. Sin embargo el ensayo se ha desarrollado con normalidad y han podido trabajar algunos tramos difíciles de algunas piezas, aunque haya sido en “petit comité”. A las nueve y media se da por terminado el ensayo, no se empieza a la hora, pero se termina con una puntualidad británica. Ha sido uno de los ensayos más provechosos.
Una tarde de ensayo
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on las siete y media de la tarde. Como cada jueves a esta hora, la Big Band tiene ensayo, quedan dos semanas para el bolo en el teatro principal y todavía quedan unos cuantos temas por pulir. “En teoría el ensayo empieza a las siete y media, pero en los cuatro años que llevo aquí nunca hemos empezado a esta hora, con la tontería se suele empezar a menos cuarto, y entre que afinamos y nos colocamos, hasta los ocho no empezamos a ensayar en serio”. Nos comenta Eduard, saxofonista de la banda. El buen rollo que se respira en el grupo es innegable y eso sin duda hace que el ambiente sea idóneo para trabajar, pero eso a la vez también
1. En la imagen de arriba, momentos
2. En la página siguiente, Adriana
antes de empezar el ensayo en la Escuela moderna. Abajo, los vientos al completo tocando un tema con el profesor Carlos Vecino marcando las directrices
conversando con sus amigas en el bar del conservatorio del Liceo. Abajo, ensayando en un aula del edificio.
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Una tarde de concierto La Big Band de Badalona se prepara para su bolo en el Teatro Principal de la ciudad, donde tocarรกn junto con otras agrupaciones de Hospitalet de Llobregat. En la imagen, el bateria Joan Palacio y la guitarrista Andrea Solernou en el escenario durante las pruebas de sonido previas al concierto.
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“Casi nunca nos han pagado. Los que nos solicitan, da la sensación de que son ellos los que nos están haciendo un favor”
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l día del concierto todo ocurre muy deprisa. Siempre se queda un par de horas antes para hacer pruebas de sonido y prepararlo todo. Los miembros de la Big Band van llegando a cuenta gotas y se dirigen todos al backstage del teatro donde montan sus instrumentos. “El sitio es un poco pequeño para todos, pero por suerte nunca estamos todos juntos, salvo el momento previo a ir al escenario, que además es un poco caótico porque entre los que hablan y los que calientan se genera un ruido a veces insoportable”, comenta el batería del grupo. Las pruebas de sonido en el escenario es probablemente una de las facetas menos conocidas pero supone un paso previo al concierto vital, normalmente van tocando por grupos. La base (batería, bajo, guitarra y piano) suelen ser los primeros en probar y los que suelen estar más rato probando. “Mientras nosotros tenemos que estar aquí en el escenario probando, los vientos se pasan el tiempo en el backstage chillando, se les oye desde aquí. Hasta les da tiempo de irse al bar” comenta la pianista, que para este concierto tendrá que conformarse con tocar un teclado. Cuando quedan unos 30 minutos para que empiece a entrar la gente, todo el mundo se reúne de nuevo en el backstage, es tiempo de recoger partituras e ir al escenario.
En la imagen de arriba, los saxofonistas tomándose un descanso en el backstage. Abajo, la sección de trompetas ensayando justo antes del concierto.
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El día del recital
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antas horas de estudio y sacrificio se concentrarán en escasos cuarenta minutos de música, la cual podrán deleitar amigos y familiares sin apenas ser conscientes de todo el trabajo que ha habido detrás. “Llevo toda la semana histérica, es una sensación constante bastante desagradable pero a la cual te terminas acostumbrando como músico”, nos comenta Adriana unas horas antes de la audición. El concierto tendrá lugar en el mismo Liceu donde siempre va a estudiar, en un auditorio donde puede asistir todo el mundo que quiera, familiares, amigos y profesores acudirán al evento para disfrutar de la música, pero también para ver cuál ha sido el resultado de tanto sacrificio. “Económicamente es un gasto que no pasa desapercibido. Todo lo que envuelve a esta disciplina artística es caro, pero consideramos que lo que aporta la música vale muchísimo
Adriana justo después de haber terminado su recital, en el auditorio del conservatorio del Liceo
más. Nosotros creemos que para el desarrollo de un niño y de un joven, los estudios de música son vitales ya que les aporta sensibilidad, disciplina y mucha inteligencia emocional” nos comentan los padres de Adriana. Durante estos últimos años ha empezado a ganarse la vida con el violín, pero evidentemente no le da para independizarse. Al respecto,
que nos prometieron, es bastante lamentable. Al fin y al cabo estamos hablando de cifras ridículas”. Todas estas reflexiones vienen a la cabeza inevitablemente un dia como el del recital. A menudo el músico joven se pregunta si todas las horas invertidas valen realmente la pena, si el querer dedicarse a esta profesión permite realmente poder disfrutar también de la
“A los jóvenes, estudiar música les aporta unos valores vitales: sensibilidad, disciplina y mucha inteligencia emocional” Adriana nos comenta: “Voy haciendo bolos de vez en cuando, pero en general no están bien pagados, teniendo en cuenta que muchas veces tengo que irme lejos a tocar y lo que me pagan al final es equiparable a lo que me gasto en el transporte. Alguna vez nos hemos visto obligados a denunciar a según qué organizadores por no querer pagarnos lo
música como arte en sí mismo, y no como un simple medio para ganarse la vida, donde la competitividad y la búsqueda de la perfección acaban por ensombrecer la verdadera esencia de este arte. Termina el recital y la gente empieza a aplaudir, Adriana sonrie aliviada, siendo consciente de que todo ha salido bien. El esfuerzo ha valido la pena
Fotoperiodismo
Víctor González Cejas
Universitat Autònoma de Barcelona