Biografías.
Albert Einstein. (Primer Parcial de Introducción a la Didáctica)
Autor: Victoria García.
Introducción La mayoría de las biografías suele reducir la vida de las personas a fecha de nacimiento, estudios realizados, ciudades donde vivió, grandes aportes, muerte, etc. Sin embargo, yo creo que lo sustancioso de la vida está en los pequeños detalles, los detalles son los que ocupan el inconsciente y la verdadera forma de ser. La vida está llena de matices de todos los colores como para hacerla tan vaga, tan vacía. Todos vivimos en un tiempo, en un espacio, a nuestro ritmo, algunos envejecemos más rápido, otros más lento, pero si resumiéramos la vida a dos pequeñas hojas de acontecimientos diremos que somos demasiado rápidos en consecuencia viviremos menos, porque el tiempo va de la mano del espacio, dependemos de la velocidad a la que nos movemos, es el factor principal para que los momentos pasen más rápidos o más lentos, el tiempo es una variable mutable. Mucha de estas explicaciones daría Einstein si aún estuviera vivo, es probable que su mente prodigiosa haya analizado más de lo que nosotros con normalidad haríamos, con esto no vayamos a creer que su vida ha sido corta, ha vivido más porque ha pensado más, ha crecido más, y ha madurado más que quizás alguien que ha pasado sus días aburrido. Y con esto no vayamos a considerar que resolvió la teoría de la relatividad de un día para otro, eso le tomó mucho tiempo, porque para nosotros muchos años es mucho tiempo. Todos en algún momento de nuestras vidas hemos escuchado sobre Einstein, sobre el gran “Albert Einstein y su gran descubrimiento”. Hasta parece que un día salió a buscar la teoría de la relatividad y la encontró en el ropero de su casa escondida en un rincón de los cajones de las medias. Pues permíteme decirte que no fue así, fueron muchos años de estudio, curiosidad e imaginación los que terminaron por permitirle abrir los ojos ante gran respuesta. Él siempre fue un hombre de mente libre, creativa, que no se dejaba llevar por cualquier idea social, algunas descripciones dirán que “vivía en las nubes”, lo que no quiere decir que era despistado, sino que le daba atención a las cosas que para él parecían tener más importancia, recordemos que la importancia de las cosas depende de los subjetivo, no todos damos el mismo valor a las mismas cosas. Su vida al igual que la de muchos seres humanos tuvo cambios de colores, de canciones, de ilusiones, de preguntas, de respuestas.
“El verdadero signo de la inteligencia no es el conocimiento, sino la imaginaciĂłnâ€?. Albert Einstein.
Biografía: Comenzando a ubicar a Einstein en un contexto histórico, consideremos que nació en el sur de Alemania, más específicamente en la ciudad de Ulm, el 14 de marzo de 1879. Sus padres al igual que él de origen judío, su madre Paulina Koch era la hija culta de un comerciante de grano proveniente de Stuttgart, cabe destacar que disfrutaba mucho tocando el violín, y con su juventud, a la edad de 21 años, tuvo a Albert Einstein. Su padre, Hermann Einstein, sin embargo, era considerado un hombre sociable, al que le gustaba recitar poemas y remojar sus bigotes en cerveza de calidad alemana. La niñez de Einstein, sin embargo, difería de la nuestra por distintos contextos históricos y sociales. A la edad de 1 año se fue a vivir a Múnich, debido al mal funcionamiento del negocio de sus padres en la ciudad de Ulm. Justo durante la época de “sangre y hierro”, un discurso mencionado por el canciller Bismarck para obligar a Prusia a la unión alemana. Sin embargo, Prusia y su población judía se habrían emancipado de Alemania en 1867, diez años antes aproximadamente de que se mencionara la palabra “antisemitismo” (en rechazo al pueblo judío), palabra utilizada por primera vez el mismo año en el que Albert nació.
(Albert junto a su hermana menor Maya Einstein)
Ya en Múnich su padre junto a su hermano Jakob pusieron en marcha un taller de electroquímica. A medida que Albert fue creciendo, se demostraba un niño lento pero soñador, una cuestión que no difiere de muchos de los niños del mundo, a los 3 años de edad no hablaba, o hablaba muy poco, por eso consideraban que podía tener algún tipo de retardo. Luego de algunos años, más específicamente durante su juventud, sufre lo que los psicólogos llaman “pérdida del paraíso” cuando el negocio de su padre se funde y se ve como fracasado.
(Padres de Albert, Paulina Koch y Hermann Einstein)
El padre de Albert no era para nada religioso, considerándose a sí mismo una persona muy adaptada. De hecho, envió al joven Einstein a una escuela católica, cosa que no era común, ya que los judíos tienen una arraigada fe religiosa hacia su propia deidad que es Yahvé. Albert era el único judío de su clase. Como en casi todo lo demás en la escuela alemana existía un régimen militar que a nuestro joven genio le generaba rechazo y aburrimiento, pues en aquella época los profesores y maestros, disfrutaban sargenteándoles. Cuando regresaba a casa, su madre se dedicaba a enseñarle violín, algo que jamás le costó a Einstein y que por si fuera poco sería algo que le acompañaría por el resto de su vida; pues la música era uno de los tantos otros mundos explorados por Albert, sobre todo la música clásica, pues el aseguraba que su arte le ayudaba a pensar mejor.
(Einstein practicando con su violín)
En cambio, la preocupación del padre de Einstein, era mantener su negocio a flote en épocas de recesión económica e intentó que su hijo se preocupara por alguno de los asuntos académicos. Un día le mostró a su joven hijo una brújula preguntándole ¿por qué la aguja apunta siempre en esa dirección? Hemann le explicó que se debía al magnetismo, pero Albert quería comprender como el magnetismo se las arreglaba para atravesar el espacio; sin embargo, a esta pregunta Hemann no tenía respuestas. Esa noche quedó despierto pensando como una fuerza invisible podía atravesar el espacio. Los profesores aficionados cada cual por su ciencia, buscaban establecer la pasión cada uno por su rama en Albert, así fue en algebra, en medicina, etc. Pues las familias judías acostumbraban cada jueves invitar a un integrante de la comunidad, y pues esta vez le habría tocado el turno a Max Talmey, un estudiante de medicina con quien Albert o Bertl (Albertito en alemán) habría entablado una relación, y este decide prestarle a nuestro joven genio sus libros de divulgación científica, que no tardaron mucho en ser devorados por la mente de Albert. Pues fue en ese entonces que se reconoció a sí mismo como un estudiante autodidacta, motivo que después desfavorecería a sus profesores ya que en sus clases se aburría, prefiriendo hacer las cosas a su manera.
(Max Talmey)
A las semanas Max Talmey le estaba trayendo al joven de 12 años, libros de trigonometría plana, y al cabo de poco tiempo Albert estaba aprendiendo cálculo. Su nuevo profesor intentó insertarlo en el área de la biología con un invalidado intento, ya que la mente de Einstein se habría enamorado de las ciencias subyacentes como la física y matemáticas. Intentó además acercarlo a la filosofía, materia que a Max le encantaba, comenzó por demostrarle las obras de Kant, metafísica alemana en su versión más prolija y oscura. De hecho, puede que en este gesto Max haya tenido una intención maliciosa al tratar de poner a Albert en su sitio. Pero la obra de Kant contenía el sistema filosófico más fascinante de todos, una estructura de profundidad excepcional que pretendía abarcarlo todo. En ese instante la palabra “todo” retumbó en la mente de Einstein guiándole en su camino a un sistema unificado del universo, por este motivo Kant le enseñó a Albert lo que la mente en toda su gloria es capaz de alcanzar. En 1874, cuando Einstein tenía apenas 15 años de edad, el negocio de su padre quebró una vez más y su familia se mudó a Italia, donde reiniciaron un nuevo negocio en Milán, pero, Albert quedó en una casa de huéspedes por órdenes de su padre hasta recibir su diploma en dos años. Esto le permitiría entrar en la universidad, convertirse en ingeniero y continuar con el negocio familiar, en aquella época los padres solían decidir el destino de sus hijos, desde la carrera, hasta su esposa. Pues la familia de su madre pagaría los estudios de Einstein hasta que Hermann se recuperara. Albert no quería quedarse, se había cansado del aprendizaje repetitivo que en Alemania se efectuaba, estaba cansado de ver a las personas repitiendo lo que aprendían, manipulados por un sistema autoritario. Por ese motivo un día en clase sufrió lo que hoy llamaríamos crisis nerviosa y su profesor no dudó en expulsarle, asegurando así que su presencia en clase era “un trastorno y alteraba a los demás”. Puede que la crisis fuese fingida y de ese modo lo enviarían a Italia junto a su familia. Pero hay detalles de que la expulsión sí fue real. Al tomar consciencia de sus dotes excepcionales, Albert es visto como un joven insolente y engreído, solía desafiar a sus profesores en clase cuando se aburría, no menciono un desafío agresivo, sino que ponía en peligro, la imagen de grandeza de sus docentes, pues ellos se autoconsideraban los únicos portadores del saber, lo que impedía considerar que sus alumnos les superarían. Ya instalado en Italia, Albert se tomó un año sabático, durante ese período se dedicó a escribir sobre los problemas de la época, relacionados con la electricidad, el magnetismo y el éter. Desde el punto de vista de su desenvolvimiento esto no tiene nada excepcional, lo que sorprende es que un joven de 16 años se dedique a pensar de esa manera, una forma tan libresca, poco convencional. A finales de año realizó el examen de admisión en la Eidgenossische Technische Hochschule en Zúrich (comúnmente conocida como la politécnica de Zúrich). El profesor de física, Heinrich Weber, estaba asombrado de sus calificaciones en física y matemática. Sin embargo, su padre reaccionó un poco desilusionado cuando vio el resultado de sus calificaciones en las demás asignaturas, pues él tenía la ilusión de que Albert se convirtiera en ingeniero, pero, debido a la sorpresa del profesor Weber se le
otorgó una segunda oportunidad para volver a dar la prueba al siguiente año a cambio de que asistiera durante un año a la escuela. Hermann reconoció la propia indisposición de su hijo a intervenir en el negocio familiar, pero no tenía dinero para ayudarle en sus estudios y no se atrevía a obligarlo a asistir en el negocio inmediatamente; por eso tomó la decisión una vez más de solicitar asistencia económica a la familia de su esposa, estos acabaron por ayudar, siempre y cuando obtuvieran buenos resultados. Cuando Albert refería a su padre, lo catalogaba como un “sabio”, consideraba que no debería haber sido fácil dejar de lado la idea del negocio, para otorgarle a su hijo sus necesidades intuitivas y soñadoras. Pensaba que, si su padre no hubiese cedido, hoy no habría teoría de la relatividad. Hermann decidió enviar a Einstein a una población a las afueras de Zurich, permitiéndole estudiar física y matemáticas en vez de ingeniería en la politécnica de Zúrich. Esta vez, en vez de quedarse en una casa de huéspedes se quedó en la casa de unos de sus profesores en Suiza, se encontró acompañado de una gran familia alegre y acogedora. Como anteriormente mencioné, había aprendido a tocar el violín junto a su madre, sin embargo, una de las hijas del profesor Winteler, Marie, de 18 años de edad, que habría aprendido a convivir con él sabía tocar el piano, ambos se acompañaban durante las tardes musicales. El violín solía mostrar una faceta pasional en Albert. Einstein era un joven apuesto, de buen porte que caminaba y se interpretaba de forma totalmente despreocupada, algo que posteriormente le demarcó un sello de identidad, pero que sin embargo terminó por enamorar a la joven Marie.
(El joven Einstein)
Se trataba de la primera experiencia romántica de Einstein, una experiencia platónica, intensa y unilateral. Sin embargo, su pasión primordial siempre habría sido la física a pesar de que le gustaba la compañía de mujeres.
Ya en Aarau, a los 16 años de edad renuncia a su nacionalidad alemana para evitar el servicio militar, ya que cuando cumplían la mayoría eran obligados a servir a la autoridad, de este modo Einstein pasó a ser apátrida, o sin nacionalidad, hijo de ninguna nación, pero luego de ciertos tramites, logró naturalizarse suizo. A los 17 años de edad a finales de 1896, logra ingresar a la escuela politécnica de Zúrich Durante sus años en la políticamente vibrante Zúrich, estudió la obra de diversos filósofos: Henri Poincaré, Baruch Spinoza, David Hume, Immanuel Kant, Karl Marx. También tomó intimo contacto con el movimiento socialista a través de Friedrich Adler y con cierto pensamiento inconformista y revolucionario en el que tuvo que ver su amigo de toda la vida Michele Besso. Durante su período en la Politécnica de Zúrich, conoce a Mileva Maric, más específicamente en octubre del año 1896, era una mujer intelectual con la que Einstein tuvo gran afinidad y un gran amor, era de las pocas mujeres que pudo acceder a la universidad, pues su gran capacidad le habría permitido alcanzar el título a pesar de los obstáculos de la sociedad de la época.
(Albert y Mileva Maric)
En 1900 Albert y Mileva se graduaron juntos, y a la edad de 22 años consiguió la ciudadanía Suiza. Durante este período Albert discutía sus ideas científicas con Mileva con la cual tuvo en secreto una hija en enero de 1902, llamada Lieserl. Al día de hoy nadie sabe que fue de la niña, asumiéndose que fue adoptada en la Serbia natal de Mileva, después de que ambos contrajeran matrimonio el 6 de enero de 1903, en la ciudad de Berna. No obstante, ésta teoría difícilmente puede demostrarse ya que solo cuenta con pruebas circunstanciales. Los padres de Einstein siempre se opusieron al matrimonio, hasta que su padre en 1902 cayó enfermo hasta fallecer, cediendo paso al matrimonio, sin embargo, su madre jamás se habría opuesto. En 1900 Albert se graduó obteniendo su diploma de matemáticas y de física, pero no pudo encontrar trabajo en la Universidad por lo que ejerció como tutor en Winterthur, Schaffhausen y Berna. Su compañero de clase Marcel Grossman, un hombre que más
adelante desempeñaría un papel fundamental en las matemáticas de la relatividad general, le ofreció un empleo fijo en la Oficina Federal de la Propiedad Intelectual de Suiza, en Berna, una oficina de patentes donde trabajó de 1902 a 1909. Su personalidad le causó también problemas con el director de la oficina, quien le enseñó a “expresarse correctamente”. En esta época Einstein se refería con amor hacia Mileva como “una persona que es mi igual y tan fuerte e independiente como yo” (Abran Joffe, en la biografía de Einstein) argumenta que durante este período fue ayudado en sus investigaciones por Mileva. Sin embargo, esto se contradice con lo que aseguran algunos biógrafos como Ronald W. Clarck, quien afirma que Einstein y Mileva llevaban una relación distante que le brindaba la soledad necesaria para concentrarse en su trabajo. En 1904, Einstein y Mileva tuvieron un hijo, al que llamaron Hans Albert Einstein. Ese mismo año consiguió un trabajo permanente en la oficina de patentes. Poco después finalizó su doctorado presentando una tesis titulada “Una nueva determinación de las dimensiones moleculares”, consiste en un trabajo de 17 folios que surgió de una conversación mantenida con Michele Besso, mientras se tomaban una taza de té, cuando Einstein estaba azucarando su té, le pregunta a Besso: “¿crees que el cálculo de las dimensiones de las moléculas de azúcar podría ser una buena tesis de doctorado?”.
(Albert Einstein y Michele Besso)
En 1905 redactó varios trabajos de física de pequeña a gran escala. En el primero de ellos explicaba el movimiento browniano, en el segundo el efecto fotoeléctrico y los dos restantes desarrollaban la relatividad espacial y la equivalencia masa-energía. El primero de ellos le valió el grado de doctor por la Universidad de Zúrich en 1906, y su trabajo sobre el efecto fotoeléctrico le haría merecedor del Premio Nobel de Física en 1921.
En 1908 a la dad de 29 años, fue contratado en la Universidad de Berna, Suiza, como profesor conferenciante. Poco después tuvo un nuevo hijo, Eduard Einstein, nacido el 28 de julio de 1910.
(Mileva Maric junto a sus dos hijos)
La familia se mudó a Praga, donde Einstein obtuvo la plaza de Professor de física teórica, el equivalente a catedrático, en la Universidad Alemana de Praga, en este tiempo trabajó estrechamente con Marcel Grossman y Otto Stern. También comenzó a llamar al tiempo matemático cuarta dimensión. Einstein fue un hombre profundamente interesado en los problemas de su tiempo. Participó activamente como pacifista y antimilitarista durante el surgimiento del nazismo en Alemania y durante las guerras mundiales; como respuesta a la conculcación de los derechos del pueblo judío y en particular del derecho a su identidad nacional adoptó a fondo la causa sionista. Como hemos visto, estas actividades y otras similares le ocasionaron dificultades personales muy graves. Durante sus últimos meses en Europa se temía incluso un atentado contra él, por lo que el gobierno belga le proporcionó guardia armada y cuando, obligado a salir de Europa, llegó a Princeton, se mantuvo en silencio su presencia durante algún tiempo. Su actividad política y pública más sistemática se dio durante y, sobre todo, después de la segunda Guerra Mundial, al iniciarse el desarrollo de las armas atómicas y la carrera armamentista. Sus artículos periodísticos, conferencias, ensayos, etc., sobre temas sociales fueron recogidos en varios libros de carácter popular. Cuando, con motivo de una fuerte crítica de Einstein al gobierno nazi, Von Laue le escribió preguntándole si está bien que un físico se involucre en problemas políticos, Einstein le contestó preguntándole a su vez “cómo sería el mundo si gente como Bruno, Humboldt, Spinoza o Voltaire no hubieran actuado en asuntos políticos”. Probablemente la intervención política más conocida de Einstein sea la carta que dirigió al presidente Roosevelt para urgirlo a que se tomaran medidas para el desarrollo de la bomba atómica. 2 Desde 1938, Leo Szilard —su antiguo colaborador de Berlín y compañero de inventos— había emigrado a los Estados Unidos. Hombre de profundas
convicciones políticas, en agosto de 1939 Szilard se dirigió en compañía de su colega, el también físico húngaro emigrado Eugene Wigner (1902- ) a casa de Einstein, para solicitarle su intervención frente al presidente Roosevelt con el objeto de hacerle ver el riesgo que implicaría para la humanidad el que la bomba atómica — hecha posible por los recientes descubrimientos físicos sobre la fisión nuclear 3 que no pudieron ser mantenidos en secreto, como el propio Szilard había propuesto se hiciera— fuera desarrollada primero en la Alemania nazi. 4 Einstein estuvo de acuerdo y al día siguiente firmó una carta redactada por Szilard, la que llegó a su destino. Aparentemente esta famosa carta no tuvo ningún papel decisivo, aunque Einstein, cuando concluida la guerra supo que la bomba alemana estaba sumamente rezagada, dijo que de haber sabido que ese era el caso, jamás habría firmado la carta. 5 A principios de 1945, una vez más por petición de Szilard, Einstein envió a nombre suyo y de varios colegas, Bohr inclusive, una nueva carta a Roosevelt tratando de frenar el desarrollo y posible uso del arma nuclear, pues era ya claro que Alemania estaba cerca de la derrota y no contaba con ella. Estas gestiones fueron interrumpidas por la muerte de Roosevelt, unas cuantas semanas después. A partir del bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki por el ejército norteamericano, Einstein adoptó una posición de lucha activa por el desarme y, muy en particular, contra el desarrollo, fabricación y almacenamiento de las armas nucleares. En esta tarea Einstein no estuvo solo, pues una lucha similar emprendieron Bohr, Szilard y muchos otros científicos. En diciembre de 1945 Einstein dictó una conferencia en Nueva York, que tuvo como lema: "Hemos ganado la guerra, pero no la paz." El título sintetiza excelentemente su preocupación central a partir de ese momento y por el resto de su vida. En 1946 se creó el Comité de Emergencia de Científicos Atómicos, con Einstein como Presidente, comité que inició de inmediato una campaña para producir "una gran reacción en cadena de consciencia y comunicación" e inició la publicación del famoso Bulletin of the Atomic Scientists, desde donde se desplegó —y continúa desplegando— una campaña contra el uso militar de la energía atómica. Años más tarde, el 11 de abril de 1955, Einstein escribió su última carta; iba dirigida a Bertrand Rusell, el gran matemático, filósofo y humanista inglés (1872-970), con la que dio fin a una serie de cartas intercambiadas entre los dos personajes en las últimas semanas. En ella, Einstein aceptaba la forma final de un manifiesto (conocido después como Manifiesto Einstein-Russell) y la lista definitiva de firmantes del mismo; en este documento se llamaba a una conferencia para estudiar los peligros de la guerra y de la carrera armamentista; de esta iniciativa surgieron las Conferencias Pugwash, que 17 desde entonces y año con año reúnen a científicos de todo el mundo para avanzar en sus propósitos de desarme y paz. En 1951 apareció el primer número de la revista del Partido Comunista norteamericano Monthly Review. El número se abre con un artículo escrito exprofeso por Einstein titulado "¿Por qué el Socialismo?", en el que Einstein concluye que la salida única para los problemas de la sociedad contemporánea es el establecimiento de una economía socialista, acompañada de un sistema educativo dirigido hacia fines sociales. Termina diciendo —era la época en que se iniciaban las persecuciones McCarthystas en los Estados Unidos—: "La claridad sobre los objetivos y problemas del socialismo tiene el mayor significado en nuestra época de transición. Puesto que, bajo las presentes circunstancias, la discusión libre e incondicional de estos problemas ha sucumbido a un poderoso tabú, considero que la fundación de esta revista representa un importante servicio público." Paralelamente, también expresó en más de una ocasión y en diversas formas su
insatisfacción por la falta de un clima de libertad intelectual en los países del sistema socialista. Por ejemplo, en el mismo documento escribe: "La economía planificada no es socialismo aún; puede ir unida a una completa esclavización del individuo. El socialismo tiene que enfrentarse con un problema político-social, nada fácil de resolver: dentro de una centralización tan grande del poder político y económico, conseguir que la burocracia no se haga excesivamente poderosa y no se magnifique, y que no se atrofie políticamente al individuo, y con él al contrapeso democrático del poder de la burocracia."
EINSTEIN Y LA FILOSOFÍA
Además de su actividad científica y política, Einstein mantuvo a lo largo de su vida un claro interés por la filosofía y, muy en particular, por la epistemología de la física, 6 tema sobre el que escribió algunos ensayos e hizo observaciones, extraídas de su experiencia personal. De ellas es claro que, para él, el principio rector en la búsqueda de las formulaciones teóricas de las leyes de la naturaleza es la simplicidad lógica: si las leyes más generales no son lógicamente simples, pocas esperanzas nos quedan de poder encontrarlas, expresó en alguna ocasión. Asimismo, y extrapolando su experiencia personal con la relatividad general, cada vez estaba más convencido de que el hombre puede llegar a las leyes de la naturaleza a partir del pensamiento abstracto. Esta es la idea central que desarrolló en la última conferencia que tuvo oportunidad de dictar en Europa —se trata de su Conferencia Herbert Spencer, dictada en Oxford el mes de junio de 1933, cuando había ya renunciado a sus puestos en las academias bávara y prusiana y residía temporalmente en Le Coq sur Mer, en Bélgica, preparando su salida definitiva de Europa—. Es sumamente interesante comparar esta tesis con escritos anteriores suyos, pues permite apreciar claramente cómo evolucionó su pensamiento al respecto como resultado de su experiencia con la formulación de la relatividad general. En efecto, hasta antes de 1920 expresó en más de una ocasión la conviccion opuesta, en el sentido de que la argumentación puramente formal —es decir, basada solamente en posibilidades sugeridas por las características matemáticas del problema y sin apoyo en argumentos físicos— fallará prácticamente en todos los casos como mecanismo para encontrar una guía confiable en la solución de problemas físicos nuevos. 18 En uno de
sus primeros encuentros con Solovine, Einstein le explicó que desde muy joven había tenido interés por la filosofía, pero que la encontró demasiado vaga y arbitraria, por lo que prefirió concentrar su atención en la física. 7 La llama permaneció sin embargo encendida y así, por ejemplo, durante 1943 Einstein, Kurt Goedel (gran matemático austríaco-norteamericano, 1906-1978), Wolfgang Pauli y Bertrand Russell se reunieron periódicamente en casa del primero para discutir temas filosóficos. Los filósofos que mayor influencia tuvieron sobre Einstein, según sus propias palabras, fueron Hume y Spinoza, aunque de sus escritos puede inferirse que conocía ampliamente la obra de otros filósofos, como Platón, Kant, e incluso el propio Russell. Probablemente sea correcto decir que el interés de Einstein por la filosofía y por los problemas fundamentales de la física sean sólo dos aspectos complementarios de un mismo interés general por los problemas más fundamentales y generales del mundo físico. Un reconocimiento explícito del valor del pensamiento filosófico de Einstein se dio cuando, con motivo de su 70 aniversario, Paul Schilpp, editor de una serie de libros sobre el pensamiento de filósofos vivos, le solicitó a Einstein anuencia para elaborar un volumen referido a él; se trata del libro Albert Einstein: Philosopher-Scientist (A.E.: filósofo y científico) que se cita en la bibliografía al final de este libro, y para el cual Einstein escribió las notas autobiográficas que hemos citado varias veces (las que el llamara "su necrología"). En este volumen se analiza la epistemología de Einstein e incluye, entre otras muy valiosas discusiones, una presentación popular y detallada escrita por Bohr sobre su polémica con Einstein, y una respuesta breve de éste, contenida en su "respuesta a mis críticos''. EINSTEIN Y LA MÚSICA Einstein conservó hasta el final de su vida un vivo amor por la música. Fue precisamente la música lo que le permitió conocer a Besso, otro apasionado de ella, durante una velada musical en Zurich, probablemente hacia 1897. Einstein acostumbraba tocar el violín para sí mismo como un arma de descanso y relajamiento; lo hacía con talento y musicalidad suficientes como para haberse atrevido a tocar en más de una ocasión en público para colectar fondos con fines de beneficencia. Sus compositores predilectos eran Bach y Mozart, así como italianos como Vivaldi, Scarlatti o Corelli; mostraba un claro desinterés por los compositores del siglo XX, e incluso muchos del siglo pasado. Sobre Beethoven dijo que lo respetaba, pero que le resultaba demasiado dramático y personal. Y de Wagner expresó que admiraba su inventiva, pero que la ausencia de estructura la veía como decadente y que su personalidad musical le parecía ofensiva, por lo que su música le producía disgusto. Presionado para que expresara en público su opinión musical —su inmensa popularidad hacía que los periódicos y revistas recurrieran a él para todo tipo de asuntos—, Einstein señaló que en lo referente a música él no recurría a la lógica, sino que procedía de manera intuitiva y no conocía de teorías musicales. Pero para que una pieza musical le pareciera bella era necesario que él pudiera intuir una unidad interna, la existencia de una arquitectura. Así, por ejemplo, comenta que Schubert es uno de sus compositores favoritos por su habilidad superlativa para expresar emoción 19 y su enorme capacidad de invención melódica; pero que en sus trabajos mayores lo perturba precisamente la falta de arquitectura. En enero de 1938 Arturo Toscanini recibió la Medalla Norteameriana Hebrea; para esa ocasión Einstein escribió lo siguiente, que tiene un valor que excede en mucho la circunstancia para la que fue escrito: "Sólo quien se entrega a una causa con
todas sus fuerzas y toda su alma puede ser un verdadero maestro. Por esta razón, la maestría demanda todo de una persona y Toscanini lo muestra en cada manifestación de su vida."
EL MANUSCRITO RECONSTRUIDO En 1943, un comité de recaudación de fondos para sostener el esfuerzo bélico le solicitó a Einstein el original de su manuscrito de 1905 sobre la teoría de la relatividad, para subastarlo. Einstein replicó que se había desecho del manuscrito desde mucho tiempo atrás, pero que estaría dispuesto a hacer una copia tan fiel como los (casi 40) años transcurridos le permitieran. La oferta fue aceptada y Einstein rehizo el manuscrito, encabezándolo con la leyenda: "Las páginas que siguen son una copia de mi primer trabajo sobre la teoría de la relatividad. Hice la copia en noviembre de 1943." Regaló asimismo un manuscrito reciente de un trabajo no publicado. Ambos documentos se vendieron en una subasta pública en la ciudad de Kansas; el primero lo adquirió la Compañía de Seguros de Kansas (que lo donó a la Biblioteca del Congreso) por la cantidad de 6.5 millones de dólares en bonos de guerra; el segundo lo compró un particular, también a precio estratosférico. Einstein no usó este tipo de posibilidades en su beneficio personal; de hecho, su actitud fue la contraria, como se ve de la siguiente anécdota. Cuando en 1932 lo invitaron a que formara parte del personal del Instituto de Estudios Avanzados que se estaba creando en Princeton y tuvieron que hablar de remuneración, Einstein solicitó un salario de 3 500 dólares anuales, preguntando a continuación: "¿O podría vivir con menos?" Se le fijó un salario de 15 000 dólares anuales. Chaim Weizmann, presidente de Israel, murió en noviembre de 1952; el primer ministro Ben Gurión pensó en ofrecerle la presidencia vacante a Einstein "probablemente el más grande hombre vivo". La respuesta de Einstein era clara y definitiva, pero lo inquietó sobremanera el problema de cómo evitarle al embajador y al gobierno israelí el embarazo de su inevitable negativa. La razón formal para no aceptar fue que, independientemente del carácter formal del puesto, como presidente de Israel sería responsable de las acciones del país, y que ellas podrían entrar en conflicto con su conciencia.
LA TEORÍA UNIFICADA Einstein fue un espíritu independiente y un navegante solitario toda su vida. Esta independencia —que es una necesidad vital en él y a la que ya se refiere en un ensayo escolar escrito a los 17 años en Aarau 8 — le permitió concentrar su labor de investigación en una línea de principio no influida por las modas y nuevas teorías que emergieron alrededor de él. Esto implicó que intencionalmente se marginara de desarrollos tales como la física nuclear, la de partículas elementales, de estado sólido, 20 etc. En alguna forma, esta actitud se manifiesta ya desde su época de estudiante, pues los años de su formación fueron plenos de grandes y trascendentes descubrimientos, que atrajeron hacia sí la atención dominante de los físicos: en l895 Wilhelm Roentgen (físico alemán, 1845-1923) descubrió los rayos X; en 1896 Antoine Becquerel (físico francés 1852-1908) descubrió la radiactividad; en 1897 Joseph John Thomson (físico inglés, 1856-1940) descubrió los electrones estudiando los rayos catódicos. Aparentemente esto no lo desvió de sus inquietudes sobre los problemas de principio que le atraían desde entonces. Así, Einstein fue antes que nada un creador: fundador de la teoría cuántica de la luz, de la relatividad especial y la general, de la teoría física de los procesos azarosos, de la física del estado sólido, de las estadísticas cuánticas, de la cosmología relativista y, finalmente, del intento de la teoría unificada de campo. En 1922 Einstein publicó su primer trabajo sobre la teoría unificada de los campos gravitatorio y electromagnético; esta teoría, a la cual Einstein dedicaría prácticamente todo su esfuerzo científico desde 1921 hasta su muerte, es una generalización de la teoría general de la relatividad. Su propósito es reunir en un campo global los campos gravitatorio y electromagnético; el punto está en que en la teoría general de la relatividad estos dos campos aparecen como lógicamente independientes, cosa que Einstein consideró siempre insatisfactoria. Asimismo, Einstein abrigaba la esperanza de que una teoría de este tipo predijera la existencia de condensaciones muy intensas y pequeñísimas que pudieran identificarse con las partículas conocidas —en lenguaje coloquial, podríamos decir que de acuerdo con esta visión, las partículas como los electrones, etc., serían algo así como grumos en el caldo; este último sería el campo unificado—. Einstein veía la posibilidad de que esta línea le pudiera conducir hacia la mecánica cuántica, como una unificación esencial de esta teoría con la de la relatividad. En este caso, las propiedades discretas tal vez se generaran debido a la existencia de un número excesivo de condiciones sobre los campos. Aunque Einstein publicó un gran número de trabajos sobre este tópico y logró incluso construir —muy poco antes de su muerte— lo que consideró una teoría con alta probabilidad de ser correcta, no pudo nunca avanzar tanto como para reconstruir a partir de sus resultados la teoría de Maxwell. Veamos este problema desde una perspectiva más amplia. Debido a su complejidad matemática, no fue tarea simple desarrollar la teoría general de la relatividad y ella quedó varada largos años. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo se fueron encontrando soluciones a muchas de estas dificultades, lo que ha conducido a que esta teoría haya vivido en las dos últimas décadas una etapa de plena efervescencia. Algo similar ha pasado con la cosmología relativista, la que, en una productiva simbiosis con la física de partículas elementales, ha permitido construir una nueva y muy rica visión del origen y evolución del Universo. 9 En la década de los veinte el programa de la teoría unificada propuesto por Einstein tenía un sentido muy inmediato: en aquellos años las únicas partículas elementales conocidas eran el fotón, el electrón y
el protón; con tan pocas partículas diferentes a la mano podía uno concebir legítimamente la posibilidad de "crearlas" a partir de un campo unificado apropiado (algo así como tres grumos de diferentes tipos). Sin embargo, ya desde entonces el nuevo programa einsteniano fue recibido con escepticismo e indiferencia (alguna vez Einstein comentó que, a diferencia de los religiosos, a la gran mayoría de los físicos no le interesan los problemas de principio). Con el tiempo las cosas se complicaron, pues 21 a partir de la década de los cincuentas la familia de las partículas elementales comenzó a crecer y no ha dejado de hacerlo desde entonces (se conocen ya varios centenares de ellas); esto parece dar al traste con cualquier esperanza de teoría unificada, capaz de generar la materia a partir de los campos. Sin embargo, en la década de los setentas los acontecimientos empezaron a evolucionar hacia otros rumbos: aparecieron nuevas teorías que contienen unos cuantos "tabiques" (leptones, quarks, etc.), a partir de los cuales se supone que se construyen las partículas elementales conocidas. Las verdaderas partículas elementales no son tantas, después de todo, sino sólo unos cuantos tabiques fundamentales. Además, se pudo construir una teoría unificada de campos para las llamadas interacciones débiles 10 y las electromagnéticas; hoy se trabaja intensamente en el siguiente paso, es decir, la unificación de esta teoría con el campo nuclear: éste es básicamente el programa einsteiniano, pero desde una perspectiva contemporánea, mucho más compleja y rica que la original. Vemos ahora que el problema con que se topó Einstein en la construcción. de la teoría unificada de campos no fue de origen conceptual, sino de circunstancia: Einstein estaba demasiado adelantado para su época y se impuso una tarea para la cual no había aún condiciones, ya no de resolverla, sino siquiera de plantearla con la debida generalidad. LOS ÚLTIMOS AÑOS En 1935 los Einstein se trasladaron al 112 de la calle Mercer, en Princeton, casa que acababa de adquirir y que se convirtió en su residencia definitiva. Los acompañaba Helen Dukas, la secretaria que había emigrado de Europa con ellos y que empezó a trabajar con Einstein en abril de 1928, cuando él sufría de una larga enfermedad producida por exceso de trabajo. 11 A la muerte de Elsa Einstein, la señorita Dukas tomó bajo su responsabilidad el manejo de la casa y la atención personal de Einstein; a la larga, ella se convirtió (en compañía de Otto Nathan, economista amigo de Einstein) en albacea de los bienes de Einstein y depositaria de su archivo personal. En 1936, tras larga y penosa enfermedad que lo invalidara física y mentalmente, murió Marcel Grossmann. Einstein no escribió un obituario entonces, pero cuando en 1944 el ETH —donde también se graduaron su hijo mayor, Besso y Grossmann— le solicitó una autobiografía para incluirla en un volumen para conmemorar el centenario de la institución, Einstein apuntó en ella "la necesidad de expresar al menos una vez en mi vida mi gratitud a Marcel Grossmann..." En 1939 la hermana Maya viene a vivir a casa de Einstein, después de salir de Florencia, expulsada por las leyes racistas de Mussolini. Su esposo, Paul Winteler, se va a Ginebra con los Besso (recuérdese que la señora Besso era su hermana). En 1946, cuando Maja se preparaba para regresa a Europa, sufrió un ataque al corazón que la dejó inválida por el resto de su vida. Einstein la atendía en la medida de sus posibilidades. Murió en 1951; un año después falleció su esposo, en casa de los Besso. 22 Poco a poco, Einstein se fue retirando del violín, contentándose con tocar algunos acordes al piano de vez en cuando —la música fue siempre para él una manera de reposar—. Su salud se fue deteriorando. En 1948 se le detecta un aneurisma muy grande en la aorta abdominal; con el tiempo, el aneurisma se va desarrollando y le produce serios trastornos de salud y dolores intensos frecuentes.
El 13 de abril de 1955 —a escaso un mes de la muerte de Michele Besso— el aneurisma se rompe y Einstein es hospitalizado de emergencia. No acepta que se le opere y se resiste al uso de la morfina, aunque pregunta al médico si será muy difícil el final. El 17 de abril le solicita a Helen Dukas las hojas con sus últimos cálculos y material para escribir. A la 1:15 A. M. del 18 de abril, Einstein muere y su cuerpo es cremado el mismo día. Por propia disposición, sus cenizas son dispersadas por Otto Nathan en un lugar no revelado. El doctor Thomas Harvey hizo la autopsia y aprovechó la oportunidad para extraer el cerebro y conservarlo.
Referencias:
Serie temporada 1, 10 episodios, de National Geographic Channel, Genius, “Albert Einstein”, estreno abril de 2017. Paul Strathern, (2014). “Albert Einstein y la relatividad en 90 minutos”. Editorial: siglo XXI editores. Página web: sistemasfce. Accedido el 24 de julio de 2017, desde http://web.sistemasfce.com.ar/episteme21/biografias/EINSTEIN_biografia.pdf Página web: issuu, Accedido el 23 de julio de 2017, desde https://issuu.com/nataliawong4/docs/albert_einstein