Casa de Papás: Ayuda, y Soluciones a un Problema por Victor Manuel Grimaldi Céspedes La época y el tipo de economía que se han impuesto en muchos lugares del mundo han cambiado de un modo dramático los modelos y prototipos de la vida social. Los arquetipos culturales que presenta la "nueva modernidad" como válidos generan grandes cambios de patrones de comportamiento en sociedades como la nuestra. La competencia desmedida en la lucha por la vida para sobrevivir y las dificultades económicas contribuyen a este fenómeno. Como consecuencia, se va destruyendo el concepto de núcleos familiares que antes eran factor fundamental para la educación y la correcta sociabilidad. Un sistema económico nuevo se ha impuesto. Sus teóricos dicen que destruyendo construye cosas nuevas. En esa realidad, aparentemente inevitable, está atrapada hace mucho tiempo la sociedad dominicana. Estamos refiriéndonos, de todas maneras, a un fenómeno que atraviesa la mayoría de las sociedades emergentes incorporadas a los nuevos esquemas de competencia socioeconómica que ha introducido el sistema mundial. Los dominicanos nos creemos que este fenómeno es simplemente nuestro, y pocos entienden que nos incorporamos plenamente a un sistema que es una fuerza poderosa presente en las diferencias hogareñas y la violencia intrafamiliar. El rol de las personas, como individuos, como hombre y mujer, ha cambiado sustancialmente. Nadie en su sano juicio puede dudarlo. Debemos seguir creando conciencia. Debemos continuar aplicando la ley contra este tipo de violencia de todo género. Debemos seguir educando. Pero también debemos buscar soluciones a este grave problema. Una idea que se aplica en Italia es la "Casa de los Papás". En la República Dominicana esta idea la podríamos viabilizar a través de una red de centros situados en barrios urbanos y comunidades rurales para buscar el control de
los conflictos, así como la educación y la armonización familiar. No se resolverá este problema imponiéndosele, como tontos abogan, un género al otro, no importa cual fuese. Creo que son muy buenas las marchas, las protestas, la tolerancia cero. Las apoyo yo también porque tengo hijas y nietas, y no pocas. Si creemos que la familia puede seguir siendo un buen factor de socialización, como siempre lo fue, tendremos que buscar soluciones muy prácticas y viables para aplacar la epidemia de la violencia intrafamiliar. Las Casas de Papás, tal como existen en algunos países que han enfrentado este tipo de problemas sociales, pudieran ser una de tantas ideas a poner en práctica para empezar a buscarle una salida humana, razonable y efectiva a la crisis que enfrentan muchos hogares dominicanos. Roma, 30 de Noviembre 2011