4 minute read

Poses Vintage

Next Article
Coleccionismo

Coleccionismo

Hermanos Elvira y Tomás Artés.

Advertisement

Belén.

Trini Pérez, Luisa Barranco, Gloria Pérez, Marisol Luque, Miguel Palmero y Mari Angeles Sánchez.

Nieves Palmero.

Hermanos Susi, Juan y María Isabel Mateu.

Hermanas Conchi, Birgita y Feli Caro.

1978. Fina y María Fernández Nache.

Yolanda Fresneda, 1982.

Para entender de dónde venimos, debemos echar la vista atrás y reconocer el trabajo de los ejidenses que han hecho pueblo. Queremos que las generaciones actuales y las venideras conozcan a través de estas líneas a las personas que ya no están con nosotros, pero han contribuido a escribir la historia de El Ejido.

Ana Arqueros Sánchez LA ESCRITORA QUE TIÑÓ EL EJIDO DE VERSOS

Esta vecina, natural de Pampanico, a la que todos recordamos por aquellos maravillosos poemas que durante años publicó en los libros de fiestas de San Marcos y San Isidro pasó toda su vida ayudando al prójimo de forma desinteresada. Una labor social que, unida a su brillante faceta literaria, dejó huella en la tierra que la vio nacer.

na Arqueros Sánchez vino al mundo el 30 de agosto de 1924 para alegría de sus padres, Tristán Arqueros y Dolores Sánchez, agricultores de profesión. Creció en un entorno humilde, pero dichoso, junto a su eterna compañera de juegos, su hermana mayor, Dolores. Fue al colegio hasta que aprendió las cuatro reglas: sumar, restar, multiplicar y dividir. Incluso cuando ya no recibía A

clases, se la podía ver haciendo cuentas en el borde de la acequia donde su madre lavaba la ropa. Durante su adolescencia fue la maestra de muchos ejidenses, pues compartió sus conocimientos con aquellos que no sabían leer ni escribir. Compaginó sus labores en la casa y en el campo con esta vocación docente en un tiempo en el que empezó a despertar su interés por la cultura de los

versos. Dicen que la poesía es el “don de los dioses” y Arqueros sacó a relucir su sensibilidad, escribiendo a sus amigas las rimas que éstas enviaban a sus enamorados. De baja estatura, pero con un corazón que no le cabía en el pecho, siempre fue muy querida por su generosidad y su predisposición a hacer el bien. Al contraer matrimonio con el militar José Martín Cara, cambió de hogar tantas veces como él fue trasladado de destino, pero tanto la pareja como sus hijos, Lola, Ana, José, Carmen y Tristán, siempre estuvieron muy vinculados a El Ejido. Ama de casa y madre de familia numerosa, su solidaridad no entendía de límites y tendió su mano a todo el que lo necesitaba. Cuando Martín se jubiló, regresaron a Pampanico, lugar en el que Arqueros se dedicó en cuerpo y alma a “sus rollillos”, ese “gusanillo” que tenía dormido: la poesía. Publicó sus mejores poemas en los programas de fiestas, recitaba sus versos en los centros de mayores y, durante varios años, compartió con todos su capaci

Ana recitando uno de sus poemas a finales de los 80.

Premio recibido en el Centro de Mayores en 2003.

dad literaria en la televisión de El Ejido, a la que acudía semanalmente. Su devoción por San Isidro, San Marcos o el Cristo de la Luz, cuestiones como la familia y elementos simbólicos y con alto componente religioso como la paloma eran los temas más recurrentes de sus poesías que se alzaron como un auténtico canto a la vida y a la libertad. En definitiva, Ana Arqueros Sánchez fue un referente cultural y una fuente de inspiración a la que todo el pueblo quiso despedir con cariño cuando le llegó la hora el 22 de abril de 2008. Por no hablar de que los libros de fiestas de San Marcos y San Isidro siguen echando de menos sus versos.

Una de las poesías manuscrita de Ana Arqueros.

Descrita por Ediciones Arribas como “la joya de La Alcazaba”, esta imagen nos muestra la hermosura de la muralla que está directamente conectada con la fortificación de origen andalusí.

Panorámica del cerro de San Cristóbal como pocas veces hemos visto, con vista parcial de la Catedral y el puerto al fondo.

Ediciones Arribas nos vuelve a sorprender con esta serie de postales dedicada a los rincones más emblemáticos de Almería. A mediados del siglo XX, la editorial vino a regalarnos la posibilidad de adorar la belleza de esta ciudad desde otra perspectiva, donde destacan postales tomadas desde las alturas.

En esta vista aérea de la Puerta de Purchena no apreciamos el edificio de las mariposas al completo, situado a la derecha y que es todo un icono de la ciudad. Sin embargo, tenemos acceso a una viva imagen de la plaza, así como la vista total de los dos edificios de la izquierda que siguen en pie en la actualidad.

This article is from: