El cuerpo de las mujeres en la mira de los poderes

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LOS CUERPOS DE LAS MUJERES

en la mira de los poderes territoriales

EL CASO DE LAS NIร AS Y ADOLESCENTES DESAPARECIDAS EN EL BAJO FLORES

Una publicaciรณn de la Comisiรณn Investigadora de la Violencia en los Territorios 1


El miércoles 17 de agosto de 2016 se realizó una Jornada de Reflexión en torno a conflictividades que permanecen atrapadas por un manto de opacidad y silencio, como la desaparición de varias niñas y adolescentes que viven en la villa 1.11.14 de la Ciudad de Buenos Aires, más conocida como el Bajo Flores. La respuesta en términos de público fue abrumadora, y el salón principal de la Cazona de Flores desbordó de personas interesadas, lo cuál no impidió el intercambio profundo y contribuyó a la formulación de un desafío urgente: el llamado a la acción colectiva, para desarmar las violencias que están destrozando a las comunidades urbanas.

ILEANA ARDUINO (coordinadora): Muchas gracias a todos y a todas por

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acercarse. Es particularmente grato para nosotros contar con una participación tan masiva para esta actividad. Integro la Comisión de Investigación sobre Violencia en los Territorios, que nació a principios de año como respuesta a los hechos ocurridos en Villa Celina, La Matanza, donde un compañero fue baleado en el marco de una Asamblea barrial. Iki forma parte de una organización social involucrada en la disputa territorial, específicamente por su oposición a la entrega de terrenos por parte de autoridades del Gobierno de la Ciudad para la especulación inmobiliaria. Lo interesante de la Comisión es que ha logrado congregar a una serie de actores heterogéneos, algunos con inserción estatal y otros no, procedentes de distintas trayectorias políticas y profesionales, con diferentes estrategias de trabajo, que poseen experiencia en la lucha contra la violencia institucional y por los derechos humanos, y que de cara a la obvia derechización de la gestión Estatal consideraron necesario contar con un espacio en el que se pudiera ampliar la perspectiva. Se trata, entre otras cosas, de romper el cerco que nos lleva a pensar como violencia institucional sólo aquella 2


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Se trata de romper el cerco que nos lleva a pensar como violencia institucional sólo aquella violencia en la que participa directamente el Estado, y asumir el difícil desafío de enfrentar a los poderes territoriales de nuevo tipo, donde se mezclan organizaciones criminales, eslabones de las instituciones, y también familias de los barrios precarizados.

violencia en la que participa directamente el Estado, y asumir el difícil desafío de enfrentar a los poderes territoriales de nuevo tipo, donde se mezclan organizaciones criminales, eslabones de las instituciones, y también familias de los barrios precarizados. Para eso, es fundamental poner de relieve las tramas financieras y la circulación del dinero en las prácticas rentísticas que hoy dominan la economía, así como la regulación a través del consumo, y las matrices de negocios que pudieran funcionar como claves explicativas del gobierno en los territorios, y que están en la base de la emergencia de ciertas formas de violencia. Creemos que estratégicamente es necesario romper la dualidad que distingue entre lo Estatal y lo no Estatal, volver a poner en el centro a las organizaciones sociales que procuran incidir en la vida pública de los territorios, y relanzar las preguntas y las líneas de investigación que deben desarrollarse en relación con estos temas. Finalmente, necesitamos formular colectivamente muchas preguntas que hemos venido mascullando entre nosotros, porque nos damos cuenta que existe una enorme carencia de producciones en relación con la violencia sobre las niñas y adolescentes. La Comisión es un espacio abierto, permeable, y aprovechamos esta ocasión para invitarlos a sumarse. Le paso la palabra ahora a mi compañera Silvina, quien va a hacer la presentación de la Red de Organizaciones del Bajo Flores.

SILVINA HERRERA (coordinadora): Soy integrante de la Red de Docentes, Familias y Organizaciones del Bajo Flores. Veo aquí muchas caras de la Red y me pone muy contenta. La Red se creó en septiembre del 2015, a partir de que nos llegaran algunas problemáticas de abuso y acoso de niñas menores a través de redes sociales, puntualmente a través de Facebook. 3


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A partir de la desaparición de Layla nos movilizamos e hicimos un recorrido que nos sirvió para darnos cuenta que la lucha de la organización era la única posibilidad para que las pibas aparezcan, que mover un poco el avispero en el barrio y decir que “con las pibas no se jode” era el camino.

A partir de entonces comenzamos con una serie de docentes a ver cómo salir de la idea de que eran casos aislados para asumir en las escuelas que había una importante cantidad de estudiantes menores mujeres que estaban padeciendo esta problemática. Nos juntamos una vez por mes, y cuando empezábamos a acompañarlas sucedió la desaparición de Layla, en octubre del año pasado. Ahí empezamos a intuir que teníamos que hacernos más visibles a fin de laburar la prevención en nuestras escuelas con nuestras pibas, cosa que no está sucediendo por parte del gobierno y del Estado en general. A partir de la desaparición de Layla nos movilizamos e hicimos un recorrido que nos sirvió para darnos cuenta que la lucha de la organización era la única posibilidad para que las pibas aparezcan, que mover un poco el avispero en el barrio y decir que “con las pibas no se jode” era el camino. Y después crecimos, y nos empezamos a vincular y conocer con gente luchadora, como muchos de los que están acá. Después de Layla, lamentablemente desaparecieron más pibas. Nosotros no vamos a parar, y entendemos que esta actividad nos va a servir a todas y a todos para seguir pensando en conjunto y organizarnos para que esto termine o se ponga un freno. Bienvenidos de nuevo. Tengo el agrado de presentar ahora a la compañera Jannet, madre de una de las chicas que fue víctima de acoso virtual, integrante de la Red de Organizaciones Familias y Docentes del Bajo Flores, y militante de Mujeres en Lucha del Bajo Flores. Jannet, tengo algunas preguntas para hacerte. La primera es: ¿cómo es la vida cotidiana de las adolescentes de la villa 1-11-14?

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JANNET RAMOS MARTÍNEZ: Antes de responder la pregunta voy a hacer un punteo general de la vida de una adolescente tanto dentro de la villa como fuera. En primer lugar hay que tener en cuenta los cambios biológicos que sufren, y un proceso en el que se van contradiciendo siempre, en búsqueda de una identidad y del rol que les gustaría ocupar en la sociedad. Se preocupan por su imagen corporal, especialmente por la ropa, se dejan influenciar por los compañeros o amigos, son muy vulnerables, y los amigos se vuelven más importantes que la familia. Quiero llevarlo a todos, imaginariamente, dentro de la villa del Bajo Flores, la 1-11-14. La adolescencia empieza más o menos en el quinto, sexto o séptimo año de primaria. En su mayoría ellas estudian en el contorno de la villa, en los distritos que están alrededor de nuestra villa. Cuando salen nuestras adolescentes siempre hay una disputa entre las señoritas por quién es la más linda, quién es la más atractiva, verse mejor hacia los varoncitos. Desde ahí van armándose grupos. Otra problemática tiene que ver con la situación familiar. Es habitual que haya violencia de género. Muchas veces es el tema principal que sacan a luz en los recreos, van contando lo que pasa en donde ellas viven, ventilan la problemática del hogar y de la familia. En otras ocasiones hablan del narcotráfico, porque donde vivimos a cada paso están vendiendo la droga como un caramelo cualquiera. Y los asesinatos que hay dentro de la villa, o los robos: ese es el tema principal, lo cotidiano que ellas van hablando. Por otro lado, ellas conversan de los noviecitos, de sus compañeros, de los amigos. Otro tema también que sale es el alcohol, la experiencia que ellos tienen, inclusive algunos han llevado alcohol y droga dentro del colegio para poder mostrar y sentirse que están creciendo. Hemos visto dentro del colegio situaciones de un 5


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compañero que es más abierto que otros y lleva droga. También sucede con el alcohol, que a veces lo llevan en una botella de jugo o de gaseosa. Van probando, y el que quiere sigue ese camino de seguir probándolo constantemente, o elige no probarlo. Dentro de la villa, la mayoría de las adolescentes lo que hacen es salir por la noche, les gusta salir a las calles que están por el centro. También en la villa hay lugares comerciales donde venden ropa, se han abierto locales en la calle San Juan y Bolívar, que son las calles más conocidas, donde hay ventas de celulares, desde el más barato hasta el más caro, y lo mismo pasa con la ropa desde lo original hasta lo más trucho, como llaman a la que se produce en La Salada. Los chicos van circulando todo el tiempo por la calle, en la noche, sobre todo después del horario de clases. Salen y circulan por esas calles, les gusta mucho comer la salchi-papa, las hamburguesas y los chupetines, caramelos, es lo que ellos van cotidianamente consumiendo. Ellos quieren vestirse a la moda y en la villa está toda la moda, “todo de último modelo”, como dicen, no sólo es afuera en Rivadavia o Flores. También dentro de la villa hay locales donde venden ropa de última moda y los adolescentes, al ver tanta ropa, se vuelven locos porque mamá es sola y no puede comprar lo que uno quiere. Algunos les pueden dar sus caprichos, pero en su mayoría no suele suceder eso, por eso buscan otras estrategias para conseguir dinero igual para tener esa ropa. Además, en el mismo colegio existe la discriminación de la ropa de marca, quién usa de marca y quién usa ropa de La Salada, y se echan en cara esas cosas. En la villa suele suceder que los papás están fuera de casa, por trabajo o por diferentes situaciones, porque madre y padre tienen un trabajo precario, no tienen un trabajo en blanco, entonces no les alcanza para los alquileres y la ropa, y tienen que trabajar 6


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Las chicas no salen mucho como un hombre de su misma edad, porque ellas se tienen que hacer cargo de los hermanitos, de limpiar la casa, lamentablemente. No debería ser así, pero ellas se quedan en casa a limpiar, a cuidar los hermanos.

muchas horas. Las chicas no salen mucho como un hombre de su misma edad, porque ellas se tienen que hacer cargo de los hermanitos, de limpiar la casa, lamentablemente. No debería ser así, pero ellas se quedan en casa a limpiar, a cuidar los hermanos. Y cuando acaban de hacer todo eso salen, en la noche es el encuentro de ellas, se van a casa de una amiga donde la mamá trabaja todo el día, se van a reunir, se van a hablar, van a encontrarse con los novios. Otro espacio son los cyber, dentro de la villa tenemos muchos locutorios-cyber donde ellas se refugian, van a esos lugares por el chat, más que todo van a chatear las que no tienen las Netbook que les dan en el colegio pero se bloquean igual. En la villa no te sirve mucho una Netbook si no tiene señal de Internet, por eso ellas van a los Ciber. Y en el recorrido que ellas van haciendo al caminar por la villa no hay muchos espacios de juego, los únicos espacios de juego que se le podrían ofrecer a las adolescentes lamentablemente están ocupados por los narcos, y no podes pisar ese territorio tan fácilmente, porque te dicen que no, porque ellos consideran que es su territorio, están marcados esos lugares. Entonces la iglesia Madre del Pueblo abre algunos espacios de juego donde pueden ir a practicar básquet, fútbol, pero en pocos horarios, así que los chicos se van al cyber, o a la casa de una amiga. Por lo que yo voy viendo desde mi hija que es adolescente y preguntando a otros adolescentes, o compartiendo en los colegios, me cuentan que en su mayoría las adolescentes tienen dos o tres cuentas de Facebook, no sólo una. Yo les pregunté por qué, y me responden que una es familiar, otra es para los amigos, y otra es para el novio. Es chistoso pero es cierto, porque las cosas que se hablan con los adolescentes no se pueden hablar en la familia, así que ellos buscan esas estrategias, obvio que no se ponen el mismo nombre, van cambiando de nombres. 7


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SILVINA HERRERA (coordinadora): Jannet, quisiéramos hacerte una pregunta más. ¿Existen diferencias entre los pibes y las pibas de la misma edad, que puedan pensarse como diferencias de género? Y en ese sentido, ¿qué imágenes y modelos de mujeres circulan como habituales y hegemónicas hoy en los barrios y las villas de la ciudad?

JANNET RAMOS MARTÍNEZ: La diferencia que yo veo entre los pibes de la misma edad es que ellos son más liberales, ellos salen de casa, no les pasa como a la mujer que la mamá o el papá les inculcan que tienen que lavar, que tienen que hacer tareas domésticas. Ellos no, ellos salen de casa, igual no todos, porque también ya les había indicado que depende de la familia. Hay que ver si la familia está formada, si mamá y papá están bien, o solo está mamá que hace el papel de la mamá y papá, o como yo que soy mamá sola y tengo que salir a las ocho de la mañana y regreso a las ocho de la noche, y no hay quien los controle. Entonces, lo que los chicos hacen es echarle la carga a la mujer adolescente, y el hombre se sale, busca espacios de juego, deporte más que todo, salen a buscar dónde jugar fútbol, o voley, y se reúnen en los Ciber; hacen grupos de siete o de diez para ponerse en línea para jugar. Algunos jueguitos fui anotándome: Warcraft, que es un juego de lucha, el Slither.io, Agar.io. Entonces, lo que ellos hacen ahí es ponerse en línea para jugar, se quedan hasta muy altas horas de la noche porque los cyber están abiertos hasta las doce, pero luego siguen a puerta cerrada igual, así que salen de ahí a la una, a las dos. Luego les gusta esquinear, buscan alguna esquina donde ellos paran para poder hablar, como dicen “joder a las chicas”, hablar de chicas y poder consumir bebidas alcohólicas, o para ver si alguno de ellos puedo conseguir alguna droga que están vendiendo dentro de la villa. En todo ese recorrido, tanto mujer como varón, 8


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En sus recorridos en la villa, tanto mujer como varón, van encontrando personas que son muy diferentes a ellos, tanto adolescentes como personas adultas, que les abren otras puertas, les ofrecen otras posibilidades, la invitan a un pool; dentro del pool hay cosas, hay personas de diferentes edades, les enseñan a jugar, les ofrecen de todo ahí adentro.

dando vueltas en la villa, en los cyber, van encontrando personas que son muy diferentes a ellos, tanto adolescentes como personas adultas, que les abren otras puertas, les ofrecen otras posibilidades, la invitan a un pool; dentro del pool hay cosas, hay personas de diferentes edades, les enseñan a jugar, les ofrecen de todo ahí adentro. Otros las invitan a los bailes que hay dentro de la villa los fines de semana, o en la Plaza Flores, adonde sin embargo solo entran gente de la villa, no puede entrar gente extraña. A veces en Plaza Flores llega un combi, a las ocho de la noche, los transportan hasta la puerta de la discoteca, los bajan, ellos entran, y a una hora determinada los recogen y los vuelven a dejar en la plaza. Hay cosas que nosotros viviendo ahí no vemos, pero nuestros adolescentes al sufrir tantos trastornos y cambios en esta etapa, van conociendo y ellos quieren también aprender y experimentar cosas. Porque a veces las mamás no estamos con ellas, lo que ellas necesitan es que nosotros les pongamos más atención, pero hay casos que no pueden estar con ellas todo el día, no podemos darle la atención que ellas necesitan de nosotros, por eso se nos van de las manos. Y con respecto a la última pregunta que me hacen, sobre qué imágenes y modelos de mujer circulan como habituales y hegemónicas, hoy en los barrios periféricos o en las villas, ante todo es la ropa, la vestimenta, cada modelo, cada artista que aparece, el pelo, el corte del pelo, la imitación que existe en el corte del pelo, el colorido que tienen, quieren pintarse de color rojo, violeta, ponerse la ropa que aparece. Ahora se puso de moda para los varones la ropa floreada, remerones largos, y ellos quieren imitar, o cómo bailo cuando voy a una discoteca, influye el reggaetón, el perreo, quién perrea mejor. Ese es un adolescente. Quieren atraer con la vestimenta, si yo uso de marca o si uso de la salada, una disputa que sucede entre las mujeres o entre los varoncitos igual. Las chetas son las chicas que 9


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usan ropa de último momento, siempre nueva, que usan campera, remeras, botas o zapatos. Las rochas son las que usan ropa deportiva, zapatillas deportivas y en su mayoría son de marca. Ellas se van identificando y se diferencian así, en el colegio y dentro de la villa igual. Van conformándose diferentes grupos, van esquineando, van diferenciándose, la chica que quiere integrar Las chetas y no viste como cheta es excluida del grupo, no puede entrar.

ILEANA ARDUINO (coordinadora): El próximo interlocutor es Juan Pablo Hudson, quien forma parte de la Comisión Investigadora de la Violencia en los Territorios y escribió un excelente artículo sobre el caso que nos ocupa. A él queríamos preguntarle: ¿Qué lectura se desprenden del deseo o supuesta voluntad de las chicas de abandonar sus hogares? Y en segundo lugar: ¿qué desafíos implica, aun en este crítico escenario social, no recaer en una lectura puramente victimista o pasiva respecto de las niñas o adolescentes?

JUAN PABLO HUDSON: Estas son dos preguntas que abrimos y seguimos sosteniendo desde que supimos, a través de compañeras que trabajan en el Bajo Flores, lo que estaba ocurriendo con las adolescentes. Un punto que nos llenó de interrogantes fue el hecho de que en los casos en que desaparecían, no era como consecuencia de secuestros sino que abandonaban sus hogares de manera voluntaria. Desde ya que le colocamos las comillas necesarias a la idea de voluntad porque detrás de esas decisiones hay un sistemático trabajo de captación realizado a través de las redes sociales y en forma presencial. Pero podemos marcar diferencias con los acosos y chantajes realizados a través de Facebook. Allí sí aparecen amenazas y extorsiones explícitas a partir de información muy concreta sobre la vida de las menores y sus familiares; pero no ocurre lo mismo, al menos durante la captación, cuando 10


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desaparecen de manera transitoria. Tenemos pocos datos sobre cuáles han sido sus movimientos y, en definitiva, qué les ocurrió durante los días en que no se supo nada de ellas. Las pibas no hablan con los adultos sobre lo que vivieron, comparten un silencio cerrado. Las pocas informaciones que fuimos reconstruyendo dan cuentan, en ciertos casos, de movimientos incesantes que incluyen estaciones de trenes en Capital, viviendas en localidades de la provincia de Buenos Aires, abusos sexuales, consumo de drogas, o días transcurridos en el corazón de determinadas manzanas de la villa consideradas como muy peligrosas. Pero volvamos sobre la pregunta inicial: ¿Qué lectura es posible hacer sobre este abandono “voluntario” de los hogares que no las ubique únicamente en el lugar de víctimas? Debo admitir que ha sido realmente incómodo sostener este interrogante, si se tiene en cuenta que son chicas de entre 12 y 16 años. Son realmente muy chicas. Pero allí radica un desafío político indispensable. Otro dato que conocimos dialogando con vecinos, militantes y familiares es que cuando las chicas retornan a sus casas, poco tiempo después vuelven a irse. Esta secuencia se repite: desaparecen durante algunos días, se inicia una fuerte campaña de denuncias públicas, retornan a sus hogares, y vuelven a irse, para después reaparecer nuevamente. Desde un punto de vista jurídico no hay nada por discutir: son menores. Ya sea que hayan sido captadas por redes de Trata o que sean incorporadas a las redes del narcotráfico, siempre constituye un delito. Pero a nosotros nos interesa esa “voluntad” o ese “deseo” para poder encontrarnos con los modos de vida de estas pibas. ¿De dónde se van? ¿Adónde desean construir sus vidas? Para lograr responder estos interrogantes debemos diferenciarnos de dos discursos hegemónicos. Uno de ellos es el discurso judicial. Jueces y fiscales han puesto todo tipo de palos en la 11


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Esta secuencia se repite: desaparecen durante algunos días, se inicia una fuerte campaña de denuncias públicas, retornan a sus hogares, y vuelven a irse, para después reaparecer nuevamente.

rueda para que las causas no avancen. Predomina una matriz patriarcal y racista que justifica el cierre de las causas porque las chicas se van por propia voluntad. Dos frases textuales utilizadas por las fiscalías intervinientes en las causas abiertas resumen esta posición patriarcal: “No pasa nada, seguro que se fue con el noviecito”; “Son problemas intrafamiliares, no hay nada más por investigar”. Tal como vemos, el poder judicial está leyendo ese “deseo” de las pibas pero con el único fin de estigmatizarlas y, fundamentalmente, para culpabilizarlas. Los fiscales utilizan motivaciones reales, como pueden ser los conflictos familiares o eventuales enamoramientos, para hacer recaer la responsabilidad en ellas y ocultar la verdadera complejidad territorial que atraviesa estas vidas jóvenes en el Bajo Flores. Con esta postura el poder judicial mantiene en la oscuridad a los poderes territoriales, como las redes del narcotráfico o de Trata, que pueden estar detrás de la captación y explotación de las chicas. El otro discurso que empobrece el entendimiento de estos casos, es la teoría de la manipulación. Desde esta perspectiva, las chicas se van porque son engañadas y manipuladas. Evidentemente que hay manipulación y engaños. Las situaciones que pudimos reconstruir dan cuenta de mentiras y promesas falsas. Pero si solamente hacemos pasar el análisis por la teoría de la manipulación, estamos perdiendo de vista a las chicas, o en otras palabras, estamos negándonos a mirar de frente sus deseos, rechazos e, incluso, afirmaciones. Termina siendo una salida para tranquilizarnos. Nosotros lo que hemos hecho hasta ahora es tratar de reconstruir esas vidas que tienen las chicas en un barrio periférico como es la villa 1-11-14. Pero entendiendo que esas dinámicas sociales no son exclusivas del Bajo Flores sino formas extendidas en los barrios populares de los grandes centros urbanos de nuestro país. En principio, encontramos que las lógicas impuestas por los 12


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poderes territoriales, como el narco o las redes de Trata, se entrelazan con estructuras patriarcales profundas. Este nuevo siglo marcó un punto de inflexión en las periferias: el narcotráfico ya no es solamente un boca de expendio de sustancias sino un tipo de poder que pretende el control general de estos territorios. La pata barrial del narco se arroga un principio de autoridad ante la imperiosa necesidad que tiene de regular cada uno de los flujos de las zonas en las que opera. Se trata de un control biopolítico que, al menos hasta ahora, no logra ser absoluto, aunque cada vez tiene una mayor capacidad de gobernar los cuerpos a través de su poder de fuego y una seductora ostentación material (consumo). Hoy una villa como la 1.11.14 esta atravesada por lógicas realmente violentas. Los vecinos, maestros y militantes dan cuenta de un crecimiento exponencial de los delitos, de los enfrentamientos letales entre grupos ligados a mercados ilegales, principalmente el narco, de peleas entre banditas de pibes por cualquier quilombo, de la violencia institucional impuesta por la policía o la gendarmería. Estas lógicas violentas son las que se conectan a su vez con estructuras patriarcales, provocando consecuencias directas en la vida de las chicas. Y acá tenemos que establecer diferencias claras entre varones y mujeres. Las familias bolivianas permanecen la mayor parte de sus días trabajando en los talleres textiles clandestinos o “legales”, por lo que tienen pocas posibilidades de control de sus hijos. A su vez, temerosos ante el crecimiento de los peligros antes nombrados, los padres limitan sus movimientos. Sólo que esas restricciones no incluyen de manera igualitaria a pibas y pibes, sino que afecta a las chicas. Con los varones hay flexibilidad para que transiten solos o en banda la villa e incluso asumir riesgos a cielo abierto. Pero a las pibas no. Tienen la misma edad que sus hermanos o amigos pero no pueden salir con facilidad de sus hogares. Ellas 13


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tienen que permanecer entre cuatro paredes. Pero eso no es todo. Las estructuras patriarcales también les imponen labores consideradas como naturales para las mujeres: cocinar, limpiar y cuidar a los hermanos. El encierro, entonces, se torna asfixiante en un período de la vida en el que existe una fuerte necesidad de protagonizar experiencias, de tener relaciones amorosas, amigos, o incluso asumir pequeños riesgos. No es casualidad, en este contexto, que las redes sociales hayan sido la vía utilizada por los captores para entrar en sus vidas. Por supuesto que estas redes forman cada vez más parte de nuestras rutinas cotidianas, pero cuando se vive encerrada en una casa todo el tiempo, esa presencia se torna mucho mas intensa e indispensable. “Con algo me tengo que entretener”, solía repetirle una de las chicas a su madre, cuando quería poner límites en el uso de Facebook. También en diálogos con vecinos y vecinas del Bajo, pudimos elaborar otras hipótesis parciales. Una madre compartía una imagen inquietante sobre las razones posibles por las que las pibas abandonan las casas. Para ella se van porque quieren evitar un destino más o menos inmediato: el ingreso en los temibles talleres textiles clandestinos o “legales”. Para ella, las pibas se escapan para incorporarse a las formas de vida propuestas (impuestas) por el narco. Se pasa de un sometimiento actual o inminente (los talleres textiles) a otro que, incluso, puede costarles la vida. Si esto fuera así, habría, en principio, una lúcida lectura de estas chicas sobre la terrible explotación que deberán soportar al interior de los talleres textiles. A eso se niegan. Pero sumándose a lógicas realmente temerarias. Quiero añadir una imagen muy ilustrativa que compartió con nosotros otra madre: para ella el corazón de ciertas manzanas de la 1-11-14 son como un shopping. ¿Por qué un shopping? Porque ahí se consigue de todo. Para esta vecina, los poderes territoriales muestran una capacidad de organización del ocio y el consumo 14


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Si no somos capaces de encontrarnos con estos deseos de las chicas y no hacemos un esfuerzo real por tratar de comprender sus padecimientos por ser adolescentes mujeres en un contexto tan violento, será imposible (re)construir un puente intergeneracional que nos permita trabajar y pensar junto a ellas.

de los pibes y pibas. En ciertas manzanas, lxs jóvenes encuentran matinés, boliches, casas de pool, flipper, ciber, dinero para comprar celulares, o la posibilidad de emprender “trabajos” de vigilancia que permiten el acceso a motos o a otros bienes relevantes hoy en día. Ese shopping genera una gran atracción. Solo que los pibes tienen mayores posibilidades de asistir sin necesidad de escaparse. En el caso de esta madre, no tiene una hija que haya padecido hostigamientos ni amenazas, ni tampoco desapareció en forma transitoria, pero nos relataba que era un arduo trabajo cotidiano evitar que la hija de 13 años se metiera en el shopping; lo mismo con el resto de los hijos varones. Para contener sus movimientos, debía poner en práctica negociaciones permanentes, ya sea dándoles algo de dinero o comprándole algún objeto que sabe que pueden conseguir con facilidad en el shopping. A modo de cierre, me parece importante plantear qué ha sido de la vida de estas chicas una vez que retornaron a sus hogares. Una de ellas, que desapareció durante 12 días, lo primero que planteó con mucha vehemencia a sus padres es que no pensaba quedarse encerrada como antes. Pero ellos, aterrados con la sola posibilidad de que vuelva a pasar por lo mismo, no le permiten salir más que para ir al colegio. Su lucha por reencontrarse con su hija fue titánica y riesgosa ante la falta de apoyos mínimos de la justicia y la policía. Pongo de relieve estos padecimientos y miedos para no caer en la tentación de culpabilizarlos. Hoy en día esta adolescente asiste temprano a la escuela acompañada por su mamá o papá, ahora la dejan volver sola, y ya después, a partir de las 14.30, queda adentro de su casa hasta el otro día; únicamente sale los sábados a unos talleres que realizan en el barrio dos organizaciones sociales y para acompañar a sus padres cuando llevan a su hermano a otro taller. Por último, si no somos capaces de encontrarnos con estos deseos 15


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de las chicas y no hacemos un esfuerzo real por tratar de comprender sus padecimientos por ser adolescentes mujeres en un contexto tan violento, será imposible (re)construir un puente intergeneracional que nos permita trabajar y pensar junto a ellas.

ILEANA ARDUINO (coordinadora): Una de las motivaciones que nos llevó a hacer esta actividad es la falta de reflexiones en relación con estos dilemas. Dentro de esa escasez, encontramos una referencia en los trabajos de Rita Segato, antropológa argentina que vive en Brasil y es autora de varios libros de gran interés, entre los que destacamos La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Con ella queremos compartir una pregunta: ¿Qué significa hablar en los territorios periféricos de una pedagogía de la crueldad a partir del cuerpo femenino; y si podemos ensamblar esta pedagogía de la crueldad con una pedagogía de la seducción impulsada por los poderes territoriales, particularmente el poder narco?

RITA SEGATO: En la fase del capital en la que nosotros nos encontramos, lo que les pasa a las chicas, lo que nos pasa a las mujeres, no podemos separarlo de toda la realidad, de la escena completa; uno de los problemas que ha habido con los análisis de género y de la violencia de género es lo que podríamos llamar la minorización o guetificación, o sea, considerar que es un problema de las mujeres. Pero lo que tenemos ahí es un termómetro que nos permite ver el problema de la sociedad en un determinado momento de la historia. Por lo tanto, una estrategia que he tenido primero de una forma intuitiva y ahora ya de una manera más metódica y deliberada, es hablar del género siempre en una escena que es la escena contemporánea. Es decir, la escena económica, la escena colonial, racista, o en fin, de las varias formas de poder. El género revela cómo es la escena del poder, porque las relaciones de 16


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género en mi concepción son la primera escena del poder, la pedagogía básica de todos los otros poderes. Entonces no debemos separarlos como un problema de las mujeres porque no es un problema de minorías. No se puede “minorizar” en este momento de la fase que llamo apocalíptica del capital, es donde la concentración es tan extrema. Este es un mundo de dueños. Estamos claramente en un mundo de dueños, en un mundo mafioso, en un mundo donde toda la economía y la política se ha mafializado. Un mundo mafializado es un mundo donde hay dueños de la vida y de la muerte. Ahí entonces la escena de género es la primera pedagogía de ese mundo de dueños, porque la escena de género es de dueños. Es por eso que la tenemos que observar como una especie de horizonte general de toda la realidad. La Pedagogía de la crueldad es una idea que tuve hablando con otros. Para mí la conversación es la mejor forma para el pensamiento. ¿Qué es funcional a este mundo de dueños? Cuando digo de dueños, pensemos lo siguiente: en 2010, 280 personas eran dueñas de la mitad de la riqueza del mundo, ya en 2015 fueron 62. La velocidad de la acumulación y la concentración es impresionante. Esto lleva a que podamos realmente hablar de un mundo en donde hay dueños de la vida y de la muerte, o incluso de la naturaleza y de las personas. La villa, en tal sentido, no es otra cosa que una ultra concentración de esa realidad general; es un espacio en el que posiblemente se compacta, igual que la cárcel, lo que en nuestro mundo también está presente pero de una forma mucho más difusa. Tenemos que tener siempre muchísimo cuidado para no hablar de ellos y de nosotros porque el mundo es uno solo. El mundo hoy es una gran villa en la que hay dueños y mafia; un control creciente de volúmenes masivos de la economía y de las personas está cada vez más concentrado en esas manos que actúan de forma para-estatal y para-mafiosa. 17


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No tengo fe cívica, no tengo fe estatal, mi fe estatal ha hecho crisis, ha entrado en un quiebre total y creo que las soluciones las vamos a tener que encontrar por otros caminos.

La pedagogía de la crueldad es indispensable para esta fase de la historia. Para esta fase apocalíptica, caracterizada por la concentración de la riqueza y el poder político; porque el poder político y la riqueza son dos caras de la misma moneda. Así como Estado y empresas, Estado y corporaciones, son dos caras de la misma moneda inseparables. Esta mañana fui a hablar a la Defensoría General del Pueblo de la ciudad de Buenos Aires y mientras conversaba con el Defensor pensaba si le decía o no lo que pensaba porque es gente muy bien intencionada. Hasta que al final me cayeron tan bien que les dije la verdad: no tengo fe cívica, no tengo fe estatal, mi fe estatal ha hecho crisis, ha entrado en un quiebre total y creo que las soluciones las vamos a tener que encontrar por otros caminos. Retomando, la pedagogía de la crueldad es una forma de enseñar a la gente a disminuir su empatía, a disminuir su grado de sensibilidad por lo que sufre el prójimo. Es una pedagogía absolutamente funcional a esta fase de capital. Son formas en que las personas se van habituando a que la crueldad es parte del horizonte de la vida. Cuando Janett hablaba yo decía hay miedo, porque no pronunció nunca esa palabra y esa es una palabra absolutamente central. Y me preguntaba, por ejemplo, si ella corre algún riesgo por estar aquí entre nosotros contándonos cómo es su vida. ¿Su hija corre algún riesgo? Para mí ese es un elemento fundamental del horizonte de todo lo que ella estaba relatando: el miedo. Porque en el cotidiano en el que pasan las cosas que fueron relatadas aquí existe el miedo como un telón de fondo al que las personas están habituadas. Entonces la pedagogía de la crueldad es esa pedagogía en la que el miedo ya ni se nombra y el umbral de empatía desaparece. Es decir, el poder ubicarte en el lugar de ese otro que está sufriendo. Cada uno piensa por sí, trata de sobrevivir por sí y así se disminuye el grado de sensibilidad a la crueldad. 18


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Hablaba con nuestra compatriota Pilar Calveiro, en México los otros días y ella me decía que si uno ve las series de televisión, o las cosas que se exhiben hoy en la televisión a las tres o a las cuatro de la tarde, con esas formas de morir y de sufrir, frente a los niños, los adolescentes y el resto de las personas, estamos siendo vacunados para poder convivir con el sufrimiento, con un tipo de sufrimiento que es humanamente causado y que se está mostrando como parte de lo inevitable, de la naturaleza. El miedo es una realidad y está siendo inoculada esa imagen de miedo y de sufrimiento para que nos habituemos. Hay un hábito de ver sufrir. Eso es la pedagogía de la crueldad, acostumbrarnos a que haya crueldad y que en algunas circunstancias tendremos que ser crueles nosotros mismos. Estaba leyendo los caso de estas niñas, su desaparición, la amenaza a las madres y me pareció muy semejante en varios aspectos, excepto en uno, que es fundamental, al caso de Ciudad Juárez, donde hay un mundo apropiado por dueños mafiosos. En uno de los casos una identidad falsa pero que suponemos que es un hombre, está presionando a la niña para que filme un video porque sino su mamá sufriría ataques, tal como pasó, dado que su mamá fue robada varias veces. Al leer y analizar en la manera en que se expresa esa persona a mí me pareció que ese mismo presionador se encuentra bajo presión; esta persona está respondiendo también al miedo, él también está siendo amenazado y presionado para probar que puede captar a una niña. Lo que ahí hay es una secuencia de mandos, una forma de guerra, porque el apremio con que se expresa me da la impresión de que él está siendo apremiado. Allí radica una secuencia de mandos prácticamente militar pero de tipo mafioso. Para estar allí tiene que mostrar algo él, y tiene urgencia por demostrarlo. Es importante entender esa escena, sin entender no se puede 19


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actuar; cuidado con las buenas intenciones porque de buenas intenciones está pavimentado el camino al infierno. Cuidado también con la palabra seducción. Ustedes hablan de una pedagogía de la seducción. Así como existe corrupción activa y pasiva también existe seducción pasiva y activa. Estas niñas estarían entonces del lado de una seducción pasiva y habría seductores activos que trabajan para captarlas y para probar a alguien que está por encima su capacidad de captación. Pero con la palabra seducción tenemos que tener mucho cuidado porque podríamos estar traspasando a la víctima la culpa de su propia victimización (“Ah, mira, se dejó seducir”). ¿Cómo vamos a trabajar con esa palabra? ¿Cómo usarla de una manera en que no se apropien de ella de nuevo los comisarios y los fiscales? Que digan “ah, bueno, la niña es una tonta y se dejó seducir o tiene pajaritos en la cabeza”. No, hay que usarla de alguna otra forma en que tenga una eficacia y no sea simplemente para la revictimización de la víctima por haber sido seducida. Porque está muy incrustada en el imaginario general esta idea de la seducción. Entonces, sin entender no se puede actuar y hay que hacer un esfuerzo por tratar de entender. Al decir que hay una secuencia de mandos, estoy afirmando que no debemos poner el foco en la niña, el foco debe ser más bien colocado en el pacto masculino, porque ahí la estructura mafiosa reproduce la estructura de la masculinidad. La niña es solamente algo que sirve en el refuerzo del pacto de la alianza mafiosa, de la alianza masculina. El interés es por la niña pero no por la niña. ¡Cuidado! Porque las niñas son intercambiables entre sí, no importa quién, es alguna niña. Todas reciben de la misma identidad falsa al mismo tiempo los llamados y las amenazas. Esto quiere decir que la niña es 1, 2, 3, 4, 5, 10. Es cualquiera que sirva a ese pacto. Es como una víctima sacrificial que alimenta un pacto que debe ser sellado. El apremio 20


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Aquel muchacho que demuestre su capacidad de captura podrá ser parte de un nivel, podrá subir en importancia en la escala progresiva en la corporación mafiosa. La niña es funcional, su captura es funcional a esa progresión de escala en la carrera mafiosa. Entonces el análisis tiene que ser sobre la estructura del pacto masculino mafioso.

responde a que aquel joven o aquel muchacho que demuestre su capacidad de captura podrá ser parte de un nivel, es decir, podrá subir en importancia en la escala progresiva en la corporación mafiosa. La niña es funcional, su captura es funcional a esa progresión de escala en la carrera mafiosa. Entonces el análisis tiene que ser sobre la estructura del pacto masculino mafioso, que es un pacto de negocio, un pacto corporativo, o un pacto de personas que están en el mismo negocio y que necesitan dar pruebas progresivas para poder escalar posiciones. Son pruebas de crueldad, de capacidad de engaño. En un mismo sentido, el peso fundamental de la interpretación debe estar no en los cuerpos de las niñas -aunque la niña está, por supuesto- sino en el pacto de silencio. El pacto corporativo es el centro de gravedad de toda esta escena que estamos intentando comprender en el Bajo Flores. También cuando leía sobre los casos de estas niñas, me acordé de una experiencia que tuve en 2014. Les recomiendo una película que se llama “Purgatorio” (también titulada “La Bestia”). No sé sí ha circulado por aquí pero es maravillosa. En esa película, que es sobre los migrantes que van de América Central y México hacia la frontera de Estados Unidos, aparece el tren La Bestia. La gente se sube al tren, se cae, se corta un brazo, pierde una pierna, todas las mujeres son violadas, los hombres y los muchachos son capturados y sometidos a trabajos de esclavo por algunos meses o por años; después los devuelven y vuelven a subir al tren La Bestia y las mujeres son violadas, vuelven a caerse, vuelven a sufrir fracturas, pérdida de miembros, vuelven a ser esclavizados. Eso es algo raro pero hay guerra en sus lugares de origen, en El Salvador, en Guatemala, son mundos en donde se sufre mucho. En esta película se ve la reja de Tijuana y hay tres inmigrantes y esos inmigrantes están agarrados a la reja de una forma muy semejante a los zombis. ¿Vieron las series actuales de los zombis? En mi 21


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interpretación visual, la película no enfatiza el poder de expulsión de sus mundos originarios, pero sí el poder de chupamiento, como si fuera una máquina que succiona, que es lo que ustedes llaman seducción. El mundo de las cosas, el mundo en dónde las cosas están, ese shopping en la villa, parecería tener una capacidad de succión sobre la conciencia, sobre el deseo de las personas, así como los zombis pugnan por la sangre en las series. Esa imagen del zombi que para vivir tiene que comer de la sangre del que está vivo, del que todavía no está contaminado de esa muerte, ese proceso de chupamiento es la impresión que uno tiene al observar el camino del tren La Bestia. Y no es que estoy hablando de la villa ni de los migrantes, me refiero a un problema del presente: el mundo de las cosas se ha vuelto tan potente en su capacidad de succionar la vida, que el cuerpo mismo y las personas mismas se vuelven cosas. No es sólo entonces una pedagogía de la crueldad, es una pedagogía de “la cosa”. El gran desafío es cómo retirar el poder del proyecto histórico del capital, que es el proyecto histórico de “la cosa” que nos consume. ¿Quién es el consumidor y quién es el consumido? Nosotros somos los consumidos por las cosas. Las niñas son las consumidas por las cosas y ahí hay una pedagogía de la consumición: “acostúmbrate, desaparece unos días donde estás siendo consumida, chupada, luego reapareces y ya no serás otra cosa que cosa, ya no serás más gente, ahora acostúmbrate, sos cosa”. ¿Cómo hacer un desvío de ese proyecto histórico que nos lleva a la succión por las cosas (el proyecto histórico del capital) y derivarlo hacia otro proyecto histórico en donde las cosas no nos consuman? Allí, me parece, está el gran dilema del presente.

SILVINA HERRERA (coordinadora): Vamos a invitar ahora a las compañeras de la Red de Puentes de Abordaje Comunitario y Consu22


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mos Problemáticos, para que respondan la siguiente pregunta: ¿Qué lectura realizan las organizaciones sociales del rol de seducción que cumplen aquellos “captadores” de pibas que tienen edades similares a ellas?

VANESA ESCOBAR: Desde la Red Puente trabajamos específicamente con consumos de sustancias, se acercan pibes y pibas que van desde los ocho años hacia arriba, sin límite de edad. Trabajamos con pibes y pibas que ya no están yendo a la escuela desde hace mucho tiempo, cuya problemática tiene que ver específicamente con el consumo de pasta base. Cuando se acercan, además de que está la problemática del consumo presente, comienzan a aparecer las cuestiones propias del territorio, y acá es dónde surge cierta información que a nosotros en algún punto nos parece relevante sobre las jerarquías en el barrio. Empieza a aparecer qué otros roles cumplen ellos en el barrio además de ser consumidores. Entre los pibes, las jerarquías son la de pibe chorro, soldado y captadores. El lugar que ocupa en la jerarquía un pibe chorro es muy distinto que la del soldado. Es interesante traer la distinción entre pibes y pibas, porque la piba queda eternizada en ese lugar de ser el objeto de otros. Los pibes siempre ascienden en su jerarquía, siempre son considerados desde otro lugar. Dentro de las pibas también existen jerarquías: pibas chorras, pibas de los transas, pibas que venden para los transas y pibas que se prostituyen para que le paguen con bolsitas o con plata que gastan en bolsitas. Notamos que todas las pibas que caen en cana caen por vender, muy pocas son las pibas chorras. Desde ese lugar, la pregunta que nos hacemos nosotros es: ¿qué propuestas tenemos nosotros como organizaciones sociales? ¿Qué propuestas tenemos para esa juventud? ¿Qué otras subjetivida23


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Pensaba un poco en esto de la crueldad, donde el otro siempre es objeto, en este caso siempre el que capta pone en el lugar de objeto al otro pero al mismo tiempo el que capta es objeto de un otro que está dentro de una estructura criminal mayor.

des se pueden crear para esa juventud? Pensaba un poco en esto de la crueldad, donde el otro siempre es objeto, en este caso siempre el que capta pone en el lugar de objeto al otro pero al mismo tiempo el que capta es objeto de un otro que está dentro de una estructura criminal mayor, entonces, ahí el tema se vuelve complejo. Nosotros más que obtener respuestas estamos llenos de preguntas, ¿qué hacemos con todo esto que les pasa a los pibes? ¿Qué tenemos nosotros como instituciones, como organizaciones sociales, para ofrecerles? ¿Qué otra subjetividad podemos crear en esta juventud que está ahí y tiene 15 o 16 años? No hay otra respuesta muchas veces para estos pibes más que ser un pibe chorro, ser un captador, ser un soldado del transa, porque eso te ofrece un lugar de pertenencia, te ofrece una jerarquía dentro del barrio. En ese sentido nosotros creemos que tenemos que pensar propuestas. Nos parece que desde las organizaciones, desde las instituciones, como las escuelas, tenemos la tarea de pensar un poco qué se le ofrece a esa juventud, qué otras representaciones hay por detrás de eso.

VANESA ROBERTO: La Cooperativa MIKA surge luego de que el año pasado, 2015, tuvo lugar un femicidio en nuestro barrio, la villa 21-24. Una chiquita muy conocida que se llamaba Micaela Gaona fue asesinada por su propio marido. Tenía veinte años y estaba muy contenta porque fue madre por primera vez. Estaba feliz, ella era una chica que se crió en la villa, que tuvo un cambio radical, porque pasó por varias etapas, más o menos de todo lo que están hablando acá. A partir del femicidio creamos la cooperativa y empezamos a hacer talleres sobre violencia de género. En la 21-24 siempre el varón tiene más posibilidades de hacer todo lo que quiera y la mujer está más estigmatizada. En la cooperativa hacemos todo lo relacionado con estética y belleza para la mujer, 24


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enseñamos maquillaje, peluquería. En el barrio es algo muy banalizado el tema del maquillaje, pero tuvimos una buena experiencia. Armamos nuestra primera capacitación en la Casa de la Cultura Popular de la villa 21-24 para ver si las adolescentes se prendían en esto y la convocatoria fue muy linda porque en la primer clase se presentaron sesenta adolescentes. Cuesta mucho cuando tratas temas de violencia de género, a la gente le cuesta hablar pero en la primera clase lo explicás, en la segunda clase se ven maquilladas, aprenden a ponerse un corrector y se ven lindas, en la tercera clase ya te cuentan lo que les pasó en la casa, por qué el marido les pegó, experiencias de más de cuarenta años de violencia. Ahí una piensa “que lindo haber tenido esta convocatoria y escuchar tantas experiencias diferentes”. Teníamos desde niñas de siete u ocho años hasta personas de sesenta años. Una experiencia increíble porque juegan mucho los sentimientos tanto más cuando el tema que se trabaja es el de la violencia de género, que la mujer tarda mucho tiempo en poder denunciar o en poder expresarse, en poder decir “no doy más, quiero ser libre e irme”; y después queda como ese agujero negro, se separa, denuncia. ¿Qué hace esa persona? ¿A dónde se va a vivir? ¿Cómo la ayudas? ¿Cómo la contenés? ¿Qué hacés? En la Cooperativa somos veinte personas. Hoy por hoy ya aprendimos a ser maquilladoras. Esto es muy banalizado, pero nosotras damos fe de que es una experiencia más, es una posta más para levantar la autoestima de todas esas chicas que están en esta situación. Lo llamamos situación de riesgo porque los golpes son horribles, no hay por qué aceptarlos, entonces es una posta más decir “bueno, me veo linda hoy. ¡Uy que pasa!, ¡estoy bien! La autoestima se levanta un poquito más, y es como el caminito para aprender a superarse en ciertas cosas. Mostrarles una herramienta de trabajo donde hay un taller de peluquería que es belleza integral de la mujer, que es todo, que te pone linda y 25


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estás para más, porque es verdad, lo tenemos comprobado. Y eso es lo que da el espacio, la contención, el acompañamiento y el saber que no estás sola y que da muy buenos resultados.

ILEANA ARDUINO (coordinadora): Vamos a pedirle ahora a la compañera Sonia Sánchez, co-autora del libro Ninguna mujer nace para puta, gran activista y capacitadora, si nos puede responder la siguiente pregunta: ¿existe una experiencia diferente en los territorios de la violencia, entre varones y mujeres?

SONIA SÁNCHEZ: Me ha quedado dando vuelta lo que ha dicho Rita Segato sobre la pedagogía, y me quedó claro porque recorro por esta lucha y militancia toda la Argentina. Hoy en la Argentina hay dos cuestiones que hay que denunciar. Primero, se está imponiendo muy fuertemente la identidad de las trabajadoras sexuales, donde las mujeres, en especial las empobrecidas, terminan siendo una cosa de uso y abuso, es decir, una vagina, un ano y una boca y jamás volverán a ser sujetas activas de derecho. Y esa es una embestida muy grande en la Argentina, ya hay varios proyectos para el reconocimiento de la prostitución como trabajo. Segundo, Argentina también está haciendo una gran industria de las víctimas, y esto le cabe a todos los gobernantes que hemos tenido, desde el de más derecha hasta el más de izquierda, y al Nacional y Popular. Es decir, si te etiquetan como víctima entra plata en la Argentina. ¿Para qué? Para rescatar víctimas, pero estas personas a las que nos etiquetan, en especial las personas empobrecidas etiquetadas como víctimas jamás vuelven a ser sujetas activas de derecho, se mueren como víctimas. No construyen deseos. Voy mucho a las escuelas secundarias para hablar de Trata y de prostitución, y termino enseñándoles a ponerse profiláctico a los niños y a las niñas, porque tampoco se explica en las currículas. 26


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Los diagnósticos que se realizan surgen desde la perspectiva del poder. Se ve la situación de la piba cuando ya se queda sin potencia, y casi nunca se puede analizar el problema desde las pibas mismas, desde la perspectiva de cómo las pibas tenían esa potencia para andar en el barrio.

Empecé a prestar atención en eso y empiezo a preguntar a las y los adolescentes ¿qué es el amor? Mi preocupación hoy como mujer, pobre, negra, luchadora, es ¿qué es el amor? Porque hoy todo es guerra, a las mujeres nos matan, nos venden, nos alquilan y todavía nos envuelven en basura y nos tiran. A los varones los construyen en el capitalismo, en consumidores de cuerpos y de deseos. Yo siempre pregunto y termino mis charlas en las escuelas y donde voy, con una pregunta: ¿qué es el amor? ¿Qué es tener sexo? ¿Y qué es la prostitución? Porque sostengo, también, que todas y todos tenemos una sexualidad precaria y violenta, porque no sabemos qué es amar, solo sabemos putear y gritar y sufrir. Me parece muy bueno no fijarnos sólo en las adolescentes sino en todas y en todos, porque estamos metidos en esta sociedad. Creo que debemos aprender a amar para poder rescatarnos una, y todas y todos aprender a amar para poder rescatar a la humanidad. Creo que el amor es la base.

ILEANA ARDUINO (coordinadora): Están con nosotros también los amigos del colectivo Juguetes Perdidos, quienes escribieron un libro titulado Quién lleva la gorra hoy, sobre la subjetividad de lo que ellos llaman los pibes silvestres que viven en los barrios de la periferia bonaerense. Queríamos compartir con ellos la siguiente pregunta: ¿qué capacidad ponen en acto los nuevos poderes territoriales en la organización del consumo y la caravana de los jóvenes?

GONZALO SARRAIZ ALIER: En los talleres que hacemos con los pibes y con las pibas lo que se nota muy claro es un diferencial de intensidad y de potencia de las pibas, cuando aparecían los quilombos que ellas traían. Casi todas las pibas en los talleres eran madres de sus hijos, madres de sus hermanos, eran estudiantes, hacían los laburos en sus casas, iban a trabajar el fin de semana, se luqueaban para estar en el barrio, se luqueaban para salir a la 27


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noche y siempre había una situación de violencia ahí metida. Lo que se nota cuando se concientizan todos los roles de las pibas es que hay una potencia y una habilidad de las pibas de moverse en el barrio utilizando todos estos roles. Lo que nos pasaba cuando llegaban este tipo de problemáticas de una piba que tenía violencia con un novio mayor, en casi todas estas situaciones había situaciones de violencia anterior en los hogares, o una piba desaparecida. Y lamentablemente los diagnósticos que se realizan sobre el problema caen desde la perspectiva del poder. Se veía la situación de la piba cuando ya se quedaba sin potencia, la piba metida en el quilombo, y casi nunca se podía generar una perspectiva, analizar el problema desde las pibas mismas, desde la perspectiva de cómo las pibas tenían esa potencia para andar en el barrio. Nosotros tenemos una pregunta que siempre repetimos: ¿qué onda las pibas? Y “qué onda las pibas” era una apertura específica y singular de las pibas con respecto a los varones en ese diferencial de potencia. “Qué onda las pibas” era una forma de decir que toda la precariedad que cae sobre el cuerpo de las pibas es porque las pibas, antes, tienen un diferencial de potencia. Esto nos permite pensar, por ejemplo, que no había familias, que no había hogares, no había un lugar en el que la piba se iba, sino que había interiores estallados, hay una precariedad y un adentro que no terminaba cuando la piba se borraba. Todo lo contrario, cuando la piba se iba, seguía en ese continuo que nosotros llamábamos la vida mula. Lo que nosotros vemos claramente cuando los pibes saltan de roles es que no hay un hogar, todo lo contrario, hay lo que nosotros llamamos interiores estallados. Hay rejuntes, hay otro tipo de cartografía del barrio. La movilidad que tienen los pibes para pasar de un rol al otro, nos da una perspectiva del barrio diferente y las pibas también nos muestran lo mismo. 28


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LEANDRO BARTTOLOTTA: Otra pregunta, ¿cómo nos encontramos con las pibas en esos momentos en los cuáles las pibas desatan ciertas intensidades? ¿Qué pasa cuando se desata esa intensidad? La nocturnidad, la gira, esos momentos en los cuales se recorre el barrio por fuera de los roles en los cuales se quiere inscribir a la piba. Entonces, me parece que hay como una necesidad política de aliarse perceptivamente para poder pensar con las pibas esas intensidades que recorren. Porque si no la sensación que nos queda, más allá de la necesidad y la urgencia de hacer todo este diagrama de los poderes territoriales, es una imagen de un realismo de vaso dado vuelta, boca abajo, que resulta un poco agobiante. Y nosotros no podemos dejar de contrarrestarlo con los que son las experiencias que tenemos en los talleres, en las aulas, en los cuales las pibas además de lidiar con todos esos peligros que están en el barrio, también desatan un montón de fuerzas, un montón de intensidades, saben moverse, también. Por esa economía de la seducción tienen un montón de información acerca de esos interiores estallados, y me parece que hay mucha potencia que atraviesa a las pibas.

IGNACIO GAGO: Porque también hay una pregunta ahí: ¿quién se banca, quién soporta esas intensidades? ¿Qué lenguaje político puede pensar desde ese raje de la piba, desde cómo habita la noche? Por supuesto que en muchos casos esas intensidades se llevan puesto los cuerpos, son dañinas, no estamos para nada celebrando en sí mismo esas intensidades, pero sí creemos que hay que pensarlas. Otra cuestión: además de “qué onda las pibas”, estaría bueno plantear la pregunta de “qué onda nosotros”. Cómo hacemos para construir los problemas de una manera que desarme la relación típica entre el barrio y la ciudad, porque muchas veces pasa que los problemas llegan al barrio pasando por 29


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En este esquema de la pedagogía de la crueldad, queremos plantear otras pedagogías. Para eso vamos a tener que organizarnos y los pibes tienen que ser protagonistas de esta organización.

un afuera que es la ciudad, y adentro del barrio hay que ver cómo se vive y cómo se manejan sobre todo teniendo en cuenta que la denuncia y la visibilización tienen un límite: ¿qué pasa con la denuncia cuando cae en una sociedad que no tiene oídos para eso, o que al contrario criminaliza estas formas de vida? Por eso, un poco la pregunta es: ¿qué onda nosotros, qué tipo de alianzas podemos construir con las pibas, y con los actores de estos problemas, saliendo de los lugares establecidos y las miradas políticas que no dicen mucho? Creo que para encontrarse con esas pibas que están en raje y construir alianzas, también uno tiene que armar su raje del lugar dónde se para habitualmente.

SILVINA HERRERA (coordinadora): Invitamos a las compañeras del Encuentro Niñez y Territorio a responder la próxima pregunta: ¿cuáles son las estrategias que podrían desplegar los movimientos sociales y las organizaciones para visibilizar este fenómeno? Pero también, en relación a lo que plantearon quienes hablaron antes: ¿qué otras posibilidades hay de ser joven en las villas?

CLARISA GAMBERA: Niñez y Territorio está conformado por los chicos y las chicas, educadores y mamás. Somos organizaciones sociales y organizaciones de niñez, en las villas de la ciudad de Buenos Aires y en el conurbano, Luján y La Plata. Trabajamos con los pibes en clave de sujetos políticos, corridos de la simple idea de sujeto de derecho. Les proponemos espacios de organización política. En este esquema de la pedagogía de la crueldad, queremos plantear otras pedagogías. Para eso vamos a tener que organizarnos y los pibes tienen que ser protagonistas de esta organización. Eso nos parece la clave de lo que venimos construyendo. En estas organizaciones de niñez se hace mucho trabajo, algunos son hogares, otras no. 30


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Muchos de los pibes y pibas con los que trabajamos están en actitudes de potencia. En los hogares muchos son muy valientes porque se fueron de contextos muy terribles, o sea que no son víctimas sino que son pibes muy empoderados que saltaron de contextos terribles. Nosotros construimos espacios entre los pibes y las pibas y espacios con educadores. El año pasado trabajamos con el texto de Rita Segato sobre pedagogía de la crueldad, porque nos cuesta mucho sistematizar lo que sí hacemos nosotros desde las organizaciones de niñez. Entonces, a partir de caracterizar la etapa en esta perspectiva de la pedagogía de la crueldad empezamos a pensar que la clave de la tarea más cotidiana, más invisible, más chiquita que hacemos territorialmente las organizaciones de niñez, tiene que ver con otras pedagogías. Son intentos de contrarrestar esa pedagogía. Entonces, se nos ocurrían algunas cosas que las compañeras y los educadores trabajan todo el tiempo, la Pedagogía de la Esperanza, Pedagogía de la Presencia, Pedagogía de la Ternura. Todas palabras claves que aparecían en esto de disputar sentidos, disputar territorios y también estamos en la disputa por las pibas y por los pibes, nos estamos enfrentando territorialmente con estos sistemas de explotación narco, de Trata, de explotación de pibas. Estamos pensando también en clave de “seducción” para proponer cosas que puedan ser alternativas. Cuestión difícil, porque la imagen que planteaba Rita de los zombis, hay como una succión muy potente. Jerarquiza pertenecer a determinados grupos mafiosos. Entonces, lo primero que aparece en los educadores es la necesidad de competir con esto que se les ofrece a los pibes y a las pibas. Pensamos qué tipo de estructura construir para competir con eso. Ahí la organización política nos parece clave, que protagonicen la organización política a la par de los educadores y las educadoras, que quienes seamos grandes tengamos la 31


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apertura de transitar con los pibes estos procesos, de compartir algunas de las herramientas, de ponernos lo más a la par que se pueda para dar algunos debates. Vale un comentario sobre el cercenamiento de la libertad de las pibas en los territorios. Las mamás lo describen como un cuidado, cuidado que incluso a veces roza con la violencia, porque para proteger a las pibas de determinadas circunstancias hay que dejarlas adentro de casa y hasta incluso a veces castigarlas. Porque lo otro es muy riesgoso y causa mucho miedo. Al principio a los educadores nos costaba entender pibas que estén capturadas y que los pibes puedan circular. Muchas veces las pibas desaparecen de las organizaciones porque están reproduciendo los estereotipos de las mujeres y asumiendo tareas de cuidado, cuidando a los pibes y limpiando las casas, mientras los pibes sí están más presentes. Lo que proponemos es volver a traer a las pibas, traer a las mamás para poder compartir también ese espacio de organización. Creemos que la respuesta es la organización y respecto de las pibas que están en riesgo, o están en esa búsqueda que a veces las pone en riesgo -para no perder la potencia de vista-, proponerles espacios, proponerles grupalidades, proponerles ámbitos en donde no seamos los grandes sino ellos los que los convoquen. Nosotros a veces tenemos una enorme distancia, en el lenguaje, en las propuestas, en los consumos culturales, en relación a las pibas y a los pibes y ellos tienen otras cosas para decirse entre ellos. Los campamentos de jóvenes son una estrategia de organización de los pibes y las pibas muy potente porque allí empiezan a debatir los problemas que los atraviesan. Esto es: organización, no hay muchas más claves.

ILEANA ARDUINO (coordinadora): Están con nosotros Francisco Fuksman y Marcos Perera, quienes trabajan en la Procuraduría de Trata y Ex32


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plotación de Personas (Protex), perteneciente al Ministerio Público Fiscal. Queríamos preguntarles: ¿en qué categoría del derecho se encuadra o podría pensarse la apropiación del cuerpo femenino?

FRANCISCO FUKSMAN: Es muy importante para el encuadre legal

Las mamás lo describen como un cuidado, cuidado que incluso a veces roza con la violencia, porque para proteger a las pibas de determinadas circunstancias hay que dejarlas adentro de casa y hasta incluso a veces castigarlas. Porque lo otro es muy riesgoso y causa mucho miedo.

partir de la base de que todas las situaciones que estamos debatiendo hoy están atravesadas por la cuestión de género. Puede parecer redundante, pero si uno parte de la cuestión de género en su análisis ya la aproximación inicial frente a un caso de desaparición no va a ser “se fue con el noviecito o tiene problemas en la casa”. La cuestión de género coloca a las mujeres, de por sí, en una condición o en un estado objetivo de vulnerabilidad, que las hace mucho más propensas de ser víctimas de un delito. Partiendo de esa base, las situaciones que se pueden dar son múltiples. Podemos hablar, por un lado, de las desapariciones en concreto, pero podemos también hablar de la apropiación del cuerpo de la mujer, la apropiación como sometimiento del hombre, del patriarca, sobre la mujer puede dar lugar, en cuanto a encuadre legal, a cualquier tipo de delito contra la integridad sexual, sea partiendo de abusos sexuales hasta la promoción de la prostitución. Y si son chicas, la corrupción de menores. Y también, obviamente, situaciones de Trata, que no tienen por qué necesariamente ser sexual, también puede ser laboral, tráfico de órganos, matrimonio forzado. En cuanto a las desapariciones, el Estado tiene el deber de investigar las desapariciones hasta que aparezca la chica y bajo la hipótesis de que la persona desaparecida podría estar siendo víctima de un delito aunque esa desaparición también puede ser un alejamiento o un ocultamiento de su ámbito familiar y personal.

ILEANA ARDUINO (coordinadora): Queríamos pedirle a Celeste Perosino, que además de formar parte de La Comisión también integra la 33


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ONG Acciones Coordinadas Contra la Trata, si nos puede ayudar a pensar la siguiente cuestión: ¿es eficaz hablar de “trata de personas” para reflexionar respecto de estas situaciones que estuvimos viendo hoy aquí, o más bien limita nuestras posibilidades?

CELESTE PEROSINO: En principio me parece que denunciar la desaparición como trata de personas puede ser eficaz en dos sentidos: por un lado, para visibilizar la desaparición, para visibilizar la ausencia, para captar la atención del público; y en segunda instancia me parece que puede ser eficaz en términos de las medidas que se despliegan de búsqueda, pues el Estado ya tiene desde 2009 en adelante el dispositivo de investigación y también de asistencia, con todos los problemas que posee pero hay una base que hace que si denunciás por Trata se despliegan mecanismos de búsqueda que no se van a desplegar si denunciás una búsqueda de paradero o un extravío. Ahora, esto que en una primera instancia te puede ayudar para captar la atención de la sociedad y para que el Estado y la justicia se pongan a trabajar efectivamente, en un segundo movimiento te puede llevar a implotar una investigación, porque apresurarse a definir una desaparición diciendo que es trata de personas puede hacer que los fiscales se cierren sobre una única hipótesis de búsqueda, que es lo que comúnmente pasa. Los fiscales no tienen múltiples hipótesis de búsqueda sino que van por una y cuando cierran esa hipótesis de búsqueda por la vía de trata de personas dejan de tomar una serie de medidas que podrían ayudarte a localizar a la persona en un tiempo mucho más corto. Tenemos muchos casos en el país, tanto de violencia institucional como de trata de personas, que por cerrarse sobre una hipótesis hicieron que búsquedas que se podían resolver en lo inmediato tardaran muchos años en resolverse. Por ejemplo, la causa de Lu34


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ciano Arruga. Luciano aparece como NN en el cementerio de La Chacarita y no se lo iba a encontrar jamás como NN en el Cementerio de la Chacarita porque nunca nadie se planteó la hipótesis de que apareciera en una necrópolis, ya que se lo estaba buscando en un radio territorial muy acotado. Tenemos otros casos de Trata que son emblemáticos como, por ejemplo, los de Johana Chacón y Soledad Olivera en Mendoza, que si estudias la causa lo que vislumbras es que no hay trata de personas sino femicidio. Entonces, a veces cuando los Fiscales se cierran mucho, hoy es el gran problema que nosotros vemos, con una hipótesis única, estalla cualquier tipo de posibilidad de resolver el caso. Otro dato que me parece interesante en el marco de esta jornada es un informe que publicamos recientemente con la Protex sobre identificación de personas, donde se registraron 122 personas que se encontraban como NN enterradas en distintas necrópolis del país, y allí hay un dato bien interesante para rescatar que concierne a la violencia contra las mujeres. Relevamos alrededor de cinco mil avisos de fallecimientos de personas NN en el país, y de esos cinco mil avisos más del 80 por ciento pertenecen a individuos masculinos, hay un porcentaje sin referencia al género y solo un 10 o 12 por ciento que corresponden a mujeres, mientras que las denuncias de desaparición de personas en el país son fundamentalmente de mujeres jóvenes. Entonces, definitivamente hay algo para pensar, porque mientras están desapareciendo más mujeres y mujeres jóvenes están apareciendo más varones y varones adultos. Hay que pensar qué pasa que los cuerpos de los varones son institucionalizados y los cuerpos de las mujeres que están desaparecidas no; cuáles son las violencias que están atravesando a la mujer más allá de la trata de personas, que hacen que esos cuerpos no sean captados burocráticamente por el Estado. 35


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SILVINA HERRERA (coordinadora): La última pregunta que queríamos formular, antes de abrir el debate al público en general, está dirigida a la compañera Griselda, de la Red de Docentes, Familias y Organizaciones del Bajo Flores: ¿qué significa el silencio que imponen las chicas hacia los adultos después de vivir este tipo de situaciones, y qué dice esa desconexión o desconfianza del mundo adulto que las rodea?

El territorio de la 1-11-14 está atravesado por una organización de la violencia que ha sido sistemáticamente ocultada por el poder político y judicial en todo este último período. La respuesta no es solamente demandarle al Estado sino empezar a sincerar entre nosotros ese discurso, que se blanquee, que se hable, que no se silencie, que circule, que se dispute simbólicamente en cada esquina, en cada espacio, otros sentidos para la vida.

GRISELDA GALARZA: El silencio nombra fundamentalmente el profundo miedo y el terror. La cultura del terror implica silencio, no solamente de las pibas que son las víctimas, de los chicos que son las víctimas, sino de la mayoría que cotidianamente transitamos y trabajamos en el Bajo Flores. Creo que el proceso que sufrió el territorio de la 1-11-14 está atravesado por una organización de la violencia que ha sido sistemáticamente ocultada por el poder político y judicial en todo este último período. Nada de lo que ocurre en este momento se podría haber sedimentado del modo en que se sedimentó, si no hubiese sido por esa profunda complicidad. A eso se suma la ausencia de la voz del adulto que cuida, que protege, que habilita porque también tiene miedo. Y aparece un falso dilema que es interesante que nosotros lo expongamos acá: que si nosotros hablamos del narcotráfico, sí nosotros decimos que el Bajo Flores está atravesado por el narcotráfico, que hay un poder para-estatal, que el estado apuesta a la auto regulación de ese territorio, si nosotros decimos todo eso pues estaríamos estigmatizando al barrio. Y la verdad es que ese proceso se sedimentó a un punto en el cual la mayoría de las organizaciones y actores sociales en este momento estamos intentando disputar, en el cuerpo a cuerpo, pero hemos perdido esa batalla. El territorio está atravesado por la ausencia de esa voz adulta y cuando digo la ausencia de esa voz adulta que cuida y protege, 36


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me refiero a la ausencia de todos los actores sociales. Los pibes saben que todas las pibas que desaparecen están en “el fondo” y nosotros también lo sabemos. Pero vamos y escrachamos a la comisaría, porque sabemos que escrachando a la comisaría se corre la voz que en el Bajo Flores hay un allanamiento, y la piba aparece porque está en “el fondo” con los narcos. El territorio del Bajo Flores está atravesado por el narcotráfico y ninguna gestión, ni esta ni la anterior, han estado a la altura de las circunstancias para poder desanudar ese nivel de violencia. Nosotros no solamente tenemos a las pibas desaparecidas que son 14, también tenemos 18 pibes muertos del 2012 a hoy. No los mató la policía, los mató el narcotráfico. Este silencio profundo habla de la cultura del terror y del miedo. No hay otra justificación a ese silencio profundo. Entonces, hay dos lugares de disputa: por un lado, hay que volver a conquistar el espacio de libertad y el espacio de lo público que todos nos merecemos. Por ejemplo, la placita Chapatín no se puede usar más porque está tomada por los narcos, lo sabemos todos, una placita donde antes festejábamos el día del niño, no lo podemos hacer más. Esto no ocurre ahora, viene ocurriendo en un proceso de diez años o más. Entonces, la conquista no es solamente demandarle al Estado sino empezar a sincerar entre nosotros ese discurso, que se blanquee, que se hable, que no se silencie, que circule, que se dispute simbólicamente en cada esquina, en cada espacio, otros sentidos para la vida. Pero ese “otro sentido para la vida” solamente va a ser posible si nosotros le podemos poner palabras a lo que está ocurriendo, y lo que está ocurriendo es que se apuesta a que el territorio se autoregule con una total desidia y ausencia de intervención estatal. Así que nuestra conquista tiene que ver con recuperar, claro que sí con nuestros pibes, claro que sí con las madres, claro que sí con los vecinos, claro que sí con la 37


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Red, claro que sí con mis compañeros, pero también sin silenciar, sin cerrar la boca, poniéndole nombre a las cosas y esto que ocurre con nuestras pibas tiene nombre.

LILIANA TORALES (Asociación Docente ADEMyS): Trabajo en la Secretaría de la Mujer del sindicato ADEMYS y también en la 1-11-14 en el Programa FinEs. Hemos escuchado el estado de situación en que nos encontramos las mujeres, estamos en un contexto donde se va a profundizar este tipo de situaciones porque tenemos un gobierno que obviamente va a desplegar medidas que nos afectan en la vida cotidiana y que sencillamente van a llevar a más pobreza. Y en este contexto, los cuerpos tienen un valor mercantil, pero no es cualquier cuerpo, es el cuerpo de las mujeres. Entonces, lo que quería resignificar es lo importante que fue la organización, la Red que operó cuando desaparecieron las chicas y que salió a la calle, este es un aspecto muy importante porque también es el aspecto fundamental que hizo que Belén sea liberada en Tucumán. La pregunta es: ¿cómo llegamos a que Belén esté libre? Fue gracias a una gran campaña que se hizo, por la acción en la calle, en las escuelas y por la organización. Me pareció muy interesante lo que decía Rita Segato sobre qué les pasa a las chicas en relación a ese pacto masculino, donde también está el Estado y este gobierno actual va a indudablemente profundizarlo. Tenemos un presidente que tiene amigos narcotraficantes, un gobierno que es una empresa, con lo cual todos los cuerpos son factibles de ser mercantilizados. Lo que tenemos que lograr, entre otras cosas, es mantener esa Red, trabajar en conjunto, los sindicatos, los docentes, quienes militan en los barrios, para saber cómo nos organizamos, y cómo le exigimos, y cómo quebramos el brazo de un gobierno que va a profundizar la violencia. La libertad de Belén ha demostrado que 38


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se puede y que ese es el camino, porque los jueces no nos van a prestar atención ya que están dentro de esta mafia. Entonces, ¿cómo nos organizamos para luchar contra el narcotráfico?

CELESTE MAC DOUGALL (Docente del Colegio Normal 4 Amancio Alcorta):

¿Cómo intervenir y bloquear ese gobierno de los cuerpos que detentan las organizaciones criminales y los poderes complejos que existen hoy en los territorios? La intención de este encuentro no es sólo compartir hipótesis, imágenes y conceptos, sino también hacerse la pregunta concreta de cómo accionar. ¿Cómo podemos avanzar en esta lucha?

Soy docente en el Normal 4 donde el año pasado desapareció Laila. Me quedé pensando en esto que decía Rita de que sin entender no se puede actuar, y a nosotras en la escuela nos pasó eso. Empezamos a actuar sin entender muy bien qué estaba pasando, por esto que se planteaba en relación a una pedagogía de la crueldad, y el tratar de encontrar empatía. Nosotras planteábamos que no podemos dar clases si tenemos una piba desaparecida. Era imposible dar clases. Ahí arrancamos, no entendíamos muy bien qué estaba pasando, y empezamos a entender en la medida que dimos la palabra y dimos un lugar para que las pibas se empiecen a expresar. Me parece que el entender y la acción van de la mano. La otra cosa que quería decir, que me parece no estuvo presente, es el lugar de la escuela tradicional en todo esto, porque fue un lugar fundamental para que se empiece a visibilizar. Para mí la escuela sigue teniendo ese lugar de construir otro sentido. Me quedé pensando también, porque me parece que es importante cuando hablamos de cuestiones de género que he escuchado a muchos varones y me parece muy bueno que los varones hablen, pero más que hablar de nosotras tendrían que empezar a cuestionarse sus privilegios.

MARIO SANTUCHO (Comisión Investigadora de Violencia en los Territorios): Sólo quería expresar algo que veníamos pensando en la Comisión y por lo que organizamos esta actividad: ¿qué hacer? En el territorio se reacciona y se actúa ni bien pasan las cosas, pero en un sentido más estratégico es preciso pensar cómo se puede dar 39


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la lucha simbólica y política para imaginar una reapropiación de los territorios por parte de las organizaciones y de la comunidad. Cómo intervenir y bloquear ese gobierno de los cuerpos que detentan las organizaciones criminales y los poderes complejos que existen hoy en los territorios. La pregunta que se hacía la Comisión no sólo apunta a complejizar, la intención de este encuentro no es sólo compartir hipótesis, imágenes y conceptos, sino también hacerse la pregunta concreta de cómo accionar. ¿Cómo podemos avanzar en esta lucha? Y se nos ocurría la posibilidad de hacer una campaña pública, quizás con afiches, o bien spots radiales, para llevar a las escuelas, para compartir con los chicos y las chicas del barrio, con las organizaciones. La cuestión es que no está tan claro cuáles podrían ser las consignas, y ahí es donde aparece la necesidad de entender. No es tan claro qué decir, cómo se habla de esto, cómo se nombra esto, qué tipo de violencia estamos enfrentando, cómo se puede pensar este tipo de violencia. Sabemos que no estamos ante una forma de violencia tradicional, en el sentido de que no necesaria o linealmente viene del estado, no podríamos decir siquiera que sea una violencia que venga desde arriba, no es preciso hablar de una violencia institucional. Me parece que tenemos que tener muy en cuenta algo que Rita Segato decía acerca de las buenas intenciones, y traduzco ese llamado de atención como el desafío de entrever contra quién luchamos, porque la idea de luchar contra el narco es una propuesta que viene de los poderes imperiales, viene del estado, y de repente te encontrás conque el narco puede ser un pibito o una doña del barrio. Entonces reaparece la pregunta, ¿cómo hacer? Propongo volver a juntarnos para delinear entre todos una campaña y salir a laburarla. Por último, una pregunta para Rita: antes decías que el despliegue de este tipo de poder sobre los territorios nos genera la 40


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sensación de que las instituciones ya no alojan un horizonte de resolución, es decir que la vía “democrática” pareciera neutralizarse, y que la exigencia de una articulación con las instituciones para encontrar solución a la violencia no es algo muy viable. Y decías, Rita, “hay que encontrar otra solución”. ¿Podés avanzar un poco más en ese sentido?

RITA SEGATO: Hay que entender que el capital crece a través de

Estos casos son terribles, pero de alguna manera se ha evitado la consumición completa de esas vidas. Habría que entender por qué, por qué ese límite que se ha traspasado en varios lugares no se ha traspasado aquí. Por qué se preserva la vida de esas niñas, que aparentemente no vale nada, pero que algo vale porque están vivas.

varios tipos de delito, hoy la acumulación se despliega mediante varias formas y prácticas criminales, que ya no están dentro de la vida del trabajo, de la productividad declarada a la luz del día, sino en la opacidad. Entonces cuando estamos hablando de narco, de trata, de otras formas de explotación del trabajo, de talleres, de trabajo esclavo, estamos hablando de operaciones delictivas que constituyen y que son muy posiblemente parte del centro de la economía como un todo. Tenemos que sacarnos esa idea de que estos problemas tienen que ir a parar a las secciones de policiales de los periódicos, que esto es una cosa meramente criminal. La cosa policial hoy es, posiblemente, la espina dorsal de la economía, la columna vertebral del proceso de la acumulación. Pero seguimos pensando que el crimen es el margen de la economía. Por eso hay cambios muy grandes, y tenemos que modificar nuestra óptica en la percepción de este problema. Lo opuesto al camino de “las cosas”, como decía la compañera Sonia, es el camino de “las relaciones interpersonales”, de las tecnologías de sociabilidad que es lo que se ha perdido. Trabajar “en” la relación. Y lo que necesita ese otro camino son retóricas de valor, que es lo que nosotros no estamos sabiendo producir. Discursos y nombres para lo que está sucediendo, como decía la compañera Griselda: “hay que hablar, hay que nombrar”, con sus riesgos. Porque estamos en 41


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una situación donde esas niñas desaparecen, posiblemente son cosificadas, aprenden a ver su cuerpo como cosa, pero están vivas. Es algo muy particular, característico de este barrio. Porque a pesar de que hay muerte, no hay tanta muerte como uno puede observar en México, Honduras, Salvador, Colombia, incluso Venezuela. La vida está todavía ahí, entonces mientras hay vida hay esperanza, es posible actuar y recuperar esa vida. Eso es algo muy particular del relato que he escuchado sobre estos casos, que son terribles, pero de alguna manera se ha evitado la consumición completa de esas vidas. Habría que entender por qué, por qué ese límite que se ha traspasado en varios lugares no se ha traspasado aquí. Y yo tengo un gran signo de interrogación sobre eso. Por qué se preserva la vida de esas niñas, que aparentemente no vale nada, pero que algo vale porque están vivas. Tenemos que nombrar, estoy de acuerdo, pero tenemos que ofrecer retóricas de valor para ese otro camino, para el camino de la sociabilidad que es lo que parece, a partir de los relatos, que está muy decaído. Y preguntarnos por qué está tan decaído el camino de la sociabilidad en la villa del Bajo Flores. ¿Qué ha pasado que faltan retóricas de valor para la sociabilidad y formas de cultivo para esa sociabilidad? Vemos varios tipos de fractura. Una fractura entre la ciudad y el barrio, la fractura generacional de la sociabilidad entre adultos y jóvenes, y la fractura de relación entre los géneros. Y son fracturas que se han profundizado de una manera impresionante. Considerando el barrio, el trabajo me parece que tiene que estar ahí, en enseñar a la gente a aliarse. Así como existe un pacto mafioso, que es un pacto que conmina y que presiona a los muchachos para hacer sus capturas y mostrarse hábiles para esa captura, tendríamos que desarrollar discursos que promuevan las alianzas intergéneros, atribuirles valor, dentro de un barrio que debe verse 42


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como dotado de suficiente valor como para aliarse consigo mismo. Se me ocurre que hay una gran desvalorización de la vida del barrio. Acá tenemos una comunidad, vale la pena reproducirla, mantenerla. Es un trabajo que podríamos hacer inclusive desde afuera, colaborando con la valorización de la vida comunal, rompiendo las fracturas, cociendo las fracturas, hilvanando las fracturas que existen entre adultos y jóvenes, entre chicos y chicas. Y en tercer lugar, recordar lo siguiente: ¿qué es una relación de poder? ¿En qué consiste? ¿Qué es el poder? El poder es la distribución desigual de la capacidad de decisión sobre la vida, de la capacidad de decisión sobre lo que afecta el destino de las personas. Hay una concentración desigual de esta capacidad de control. En esta distribución desigual, en esta asimetría de poder, hay ciertos desconocimientos básicos. El no poder desconoce en qué consiste y cómo se comporta el pacto de poder. De esa forma podemos decir, y eso me consta, y nos consta a todos, que el negro (la persona no-blanca) no conoce en qué consiste y cómo se comporta el pacto de los blancos. El pobre no sabe en qué consiste, cómo se comporta ni cómo se reproduce el pacto de los ricos. Y la mujer no sabe en qué consiste y cómo se comporta el pacto de los hombres. Existe un no saber sobre las estrategias de reproducción del poder. Y yo creo que las chicas, de las cuales estuvimos hablando esta noche, tienen ese problema: un profundo desconocimiento del pacto que garantiza la reproducción del poder de los hombres, de los ricos, y de los blancos, es decir del mundo de los dueños de las cosas. Y con eso, creo yo, podemos terminar hoy.

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