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¿Cómo agregarle vida a los años?
Pedro Paulo Marín Larraín
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ppmarin@med.puc.cl Académico de la Facultad de Medicina de la UC, jefe de la sección de Geriatría de la UC.
No cabe duda de que las expectativas de vida han aumentado en todos los países, y en Chile ocurrió antes de lo esperado, produciendo un aumento en la cantidad de personas mayores. En general, ocurre a medida que los países se desarrollan socioeconómicamente, pero este éxito social conlleva un desafío médico-social y económico. ¿De qué manera nos impacta el envejecimiento y cómo enfrentarlo mejor en forma personal y comunitaria? Es preciso que las personas tengan una buena calidad de vida y que esta sea lo más larga y placentera posible. En ese reto, la búsqueda de la autonomía funcional en la limitación del tiempo vivido con discapacidad o dependencia, es un componente esencial tanto a nivel personal como socioeconómico. Superarlo exige cambios sustanciales en la formación e investigación en las ciencias de la salud, pero también en la economía, el urbanismo, las ciencias jurídicas, la sociología y la demografía. El fenómeno del envejecimiento de las poblaciones es un fenómeno global y, como tal, debe ser enfrentado a través de estrategias múltiples que aborden todas las caras de la cuestión.
La Organización Mundial de la Salud publicó el World Report on Ageing and Health, donde define el envejecimiento saludable como “el proceso de desarrollo y mantenimiento de las capacidades funcionales que permitan el bienestar en la ancianidad”, donde el objetivo pasa de evitar las enfermedades a evitar las discapacidades pues, como ahora sabemos, son el principal generador de gastos y una mala calidad de vida. En este nuevo marco conceptual, la enfermedad se convierte en acelerador y modulador de un empobrecimiento de la capacidad funcional, el principal foco de interés.
Estos abordajes complementarios deben tener cabida en los actuales sistemas de salud, que debieran afrontar un cambio paulatino, pero radical de sus actuales estructuras, planteamientos y procedimientos de trabajo. Así, los sistemas que se concibieron y crecieron para dar cobertura a una demanda de salud que se basaba en la atención a la enfermedad aguda y sincopada, debe hoy dar respuesta a una demanda totalmente diferente, basada en la provisión de cuidados geriátricos integrales y continuados, donde lo sanitario se entrecruza con demandas sociales.
Como conclusión, para mejorar la calidad de vida de los adultos mayores es muy relevante la creación de entornos amigables y mejorar la formación de equipos multidisciplinarios especialistas en geriatría, para el manejo eficiente de las personas enfermas. Además, se requiere la medición, monitorización y comprensión del fenómeno del envejecimiento y sus consecuencias socioeconómicas, para lo que deberá diseñarse y desarrollarse una auténtica agenda de investigación con el fin de ir cerrando los agujeros de conocimiento que deberán afrontar las autoridades.