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El momento de la familia

opinión

el momento de la familia

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a carta «Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile», escrita por el comité permanente de la Conferencia Episcopal de Chile en octubre pasado, ha generado y seguirá generando diversas reacciones en la sociedad chilena. De lo que no cabe duda es que la propuesta tiene una invitación clara y firme de hacer las cosas de manera diferente.

La reflexión parte haciendo énfasis en el momento en que se encuentra la Iglesia chilena, período de cuestionamiento y de profundo arrepentimiento por los hechos sucedidos en el último tiempo. Se nos invita a iniciar un período de conversión y esforzarnos por avanzar en ser una Iglesia acogedora que anuncia la Palabra y que está en constante actitud de servicio a los demás.

Los obispos autores hacen una revisión de nuestro tiempo, analizando no solo malestares sociales como las deficiencias del rol del Estado, la desigualdad, el lucro o el individualismo; sino que también rescatan los grandes avances y nuevos conocimientos alcanzados por el hombre en tecnología, naturaleza y derechos humanos. Sobre este diagnóstico de la contingencia los miembros de la Iglesia podemos analizar si es posible soñar un mundo más humano, más justo, en donde el verdadero objetivo de la vida en sociedad sea el desarrollo integral de la persona en una sociedad amigable y que garantice las condiciones mínimas para el progreso de todos.

Es en este punto donde me quiero detener especialmente. ¿Qué se necesita para lograr que todos estemos conscientes de las diferentes realidades que nos rodean y que cada persona sienta un deber con el resto, con el prójimo, llevándonos de esta forma a trabajar por una sociedad más humana y justa? Nadie puede negar que son múltiples las condiciones que influyen. El cambio de conciencia de ninguna forma se configura en un solo factor. Pero, sin duda, es la familia uno de los elementos más relevantes.

«No podemos dejar de pensar en la familia que es la primera y más importante educadora. Los valores fundamentales, el amor incondicional, el respeto, la solidaridad, el espíritu de servicio, originariamente se aprende y se ejercitan en el seno de la familia. Ella es el lugar donde germina la fe profunda en Jesucristo y se hace operante en toda la vida», destaca la carta.

La familia es la primera y la gran instancia de socialización de los seres humanos. Debemos procurar que en los distintos momentos se promulgue el valor fundamental que esta tiene, como núcleo de la sociedad y como propulsora de cambios profundos en cuanto a la dignidad de la persona humana. Además, no debemos olvidar el rol fundamental que ella cumple como transmisora de valores. Por lo mismo, en el seno de una familia católica —junto con forjar nuevos católicos a partir de una experiencia reveladora de comunidad y de aprendizaje, entendiendo la vida como regalo—, se ponen al servicio de los demás, mirando al resto como un fiel reflejo de Cristo, es decir, un regalo de amor para sus propias vidas.

Por lo mismo, se hace necesario que el sentido de familia empiece durante la infancia, con valores entregados por los padres, para luego desarrollarlos y cultivarlos en los distintos ambientes en que nos desenvolvamos como, por ejemplo, en la universidad. Es hora que comencemos a mirar a quienes nos rodean de forma más fraterna, como personas que apostamos juntos por un país mejor y miembros de una comunidad que busca el bien común. Esto solo se logra si nos tratamos con respeto, siendo conscientes de lo valiosos que son todos los integrantes de la universidad y, al tomar las palabras de la carta episcopal que nos invita a la conversión, pensar en cada una de nuestras profesiones como herramientas para servir al resto.

paula correa

pcorrea3@uc.cl

Estudiante de Sociología UC

«La familia es la primera y la gran instancia de socialización de los seres humanos. Debemos procurar que en los distintos momentos se promulgue el valor fundamental que esta tiene, como núcleo de la sociedad y como propulsora de cambios profundos en cuanto a la dignidad de la persona humana».

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