La casa del terror
El Helicoide iba a ser un majestuoso centro comercial, con 300 tiendas de marcas de lujo para reflejar la opulencia de Venezuela. Hoy es un centro de tortura, donde los que se oponen a Maduro viven el infierno en la tierra.
Indistintamente de sus recursos, la marca indeleble de los dictadores es su deseo de dejar para la posteridad obras gigantescas. No importa si son útiles al país, lo que cuenta es su visibilidad.
Uno de los más crueles dictadores latinoamericanos, Marcos Pérez Jiménez, quien gobernó Venezuela en los años 50, durante un boom petrolero originado en la guerra de Corea, se propuso convertir
a Caracas en una mega metrópoli. Sin freno, se gastó la bonanza y endeudó al país. Entre los edi cios que conformaban esa imagen de metrópoli, estaba el Helicoide, que supuestamente era construido por empresarios privados. Nombrado así por la figura geométrica, es una pirámide triple que se asienta sobre una roca y que es visible desde cualquier punto. Diseñado por los arquitectos Pedro Neuberger, Dirk Bornhorst y Jorge Romero iba a ser un centro comercial,
con 300 tiendas de las marcas más exclusivas, un hotel de 5 estrellas, ocho cines, un helipuerto, un parque, un club. Cuenta con cuatro kilómetros de rampas que van rodeando la espiral y permiten a los automóviles entrar a los estacionamientos. En 1958, el costo del proyecto fue de 10 millones de dólares, a precios actuales, 90 millones.
No obstante, el lujosísimo centro comercial no llegaría a ver la luz. En 1958, antes de que la estructura se termine, Pérez Jiménez fue derrocado por su brutalidad y sus
El
edificio se distingue entre todos los múltiples rascacielos de Caracas. Debe su nombre a la figura geométrica y se levanta sobre la roca Tarpeya, que paradójicamente tiene el mismo nombre del sitio de torturas en la Roma Imperial.
excesos. Los sucesores políticos de Pérez Jiménez consideraron que detrás del Helicoide, estaba el dinero robado por el dictador. Este debate hizo que la construcción se suspenda, que los constructores quebraran y que el gobierno expropie la obra. “Las áreas que un día fueron concebidas como tiendas de lujo, se convirtieron primero en habitaciones para 10 mil invasores, cuando estos fueron desalojados se transformaron en celdas de prisioneros, cámaras de tortura y en los pisos bajos, las o cinas de la policía y el Servicio de Inteligencia, SEBIN”, escribe el periódico e Guardian.
SU CONSTRUCCIÓN se inició en los años de otro dictador, Marco Pérez Jiménez, quien aprovechó la bonanza petrolera por la guerra de Corea para convertir en una metrópoli a Caracas. Un torturador de sus opositores, finalmente fue derrocado y se exiló en España.
DERROCADO
PÉREZ JIMÉNEZ, los constructores del Helicoide fueron acusados de que el dinero para la construcción fue entregado por el dictador. El edificio no se terminó. El gobierno lo expropió, pero al poco tiempo fue tomado por 10 mil personas sin techo. Después de desalojarlos se lo entregó a la policía.
Infierno en la tierra
La metamorfosis de un edi cio que iba a re ejar el poder y la riqueza venezolana, en el reducto donde se concentran las peores expresiones de la crueldad humana, parece un re ejo de los ciclos que ha sufrido Venezuela: entre el boom de la riqueza cuando sube el precio del petróleo y la crisis cuando cae; entre las dictaduras que se apalancan en la riqueza y las democracias que le han sucedido. Romero, el arquitecto que participó en su diseño y perdió todos sus recursos en su construcción, ya nonagenario cree que a lo mejor el edi cio
estaba condenado a un destino cruel. Se levanta sobre la roca Tarpeya, en la Roma imperial, una roca Tarpeya era una pirámide de sacri cios humanos.
Desde 1985, las fuerzas de seguridad e inteligencia han ocupado los pisos más altos. Los dos inferiores, en cambio, son utilizados como cárceles. Las celdas son pequeñitas y estrechas, en parte por la naturaleza del edi cio. “Puede parecer un crucero futurístico, pero la mayoría corresponde a la colina que de ne su forma”, explica e Guardian. Desde afuera parece muy grande, pero adentro es pequeño. Hasta el propio Hugo Chávez lo consideró “maldito” e incluso pidió a los servicios de inteligencia abandonarlo, pero al nal no lo hicieron.
No existen registros de quiénes se encuentran en la cárcel. Lo que sí cuentan los que han logrado salir, es que son torturados. “Hay habitaciones utilizadas con este propósito. Los demás no pueden dormir, porque se escuchan los gritos toda la noche. La gente desaparece”. Los reportes hablan de que son golpeados, aplicados electricidad, colgados de sus miembros y forzados a comer
No existen registros de quiénes se encuentran en la cárcel. Lo que sí cuentan los que han logrado salir, es que son torturados. “Hay habitaciones utilizadas con este propósito. Los demás no pueden dormir, porque se escuchan los gritos toda la noche”.
heces. Allá son enviados quienes participan en manifestaciones públicas o personas que el gobierno considera de oposición. Ha habido políticos importantes que han estado en el Helicoide. Fernando Albán, concejal de oposición, fue llevado allí después de una protesta. Sin embargo, el SEBIN sostuvo que se había “suicidado”. “Solicitó ir al baño y se lanzó del décimo piso”. El partido al que pertenecía Albán, Primero Justicia, de Henrique Capriles, rechazó el suicidio y aseguró que Albán murió a causa de las torturas.
En un último y completo informe sobre la vida en el Helicoide, la BBC de
Londres sostiene que hay unos 3.000 detenidos, la mayoría proviene de las protestas callejeras. “Unos cincuenta prisioneros se hacinan en habitaciones de 12 x 12 metros, sin baño ni duchas”, describe alguien que estuvo meses en cautiverio. Se orina en botellas de plástico y se defeca en fundas plásticas. Las torturas son cotidianas y han sido con rmadas a la BBC por guardias del centro, quienes obviamente sostienen que no han participado en ellas.
Antes de la llegada al poder de varios regímenes del llamado Socialismo del Siglo XXI, se pensaba que no habría en América del Sur espacios para centros de tortura. Se creía que nunca más podrían repetirse los horrores de la ESMA, Escuela Mecánica de la Armada, en Argentina, en donde se torturó a prisioneros políticos, se los lanzó desde vuelos al mar, para que no se encuentren sus restos; los bebés que nacieron de presas políticas fueron entregados a los torturadores. El Helicoide demuestra, que por mantener el poder los dictadores se transforman en monstruos. Maduro lo es. V