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Todo vale
EDITORIAL
Todo vale
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Es contradictorio que Petro acoja a personajes que representan los vicios políticos que él mismo promete erradicar.
Las movidas de Gustavo Petro para incorporar adhesiones a su Pacto Histórico han inquietado –y con toda la razón– a buena parte de sus seguidores, desde cuando, a finales del 2020, llegó a la Colombia Humana el polémico senador Armando Benedetti, seguida por el inefable Roy Barreras. Aunque ese pudo haber sido el primer campanazo de alerta, si se tiene en cuenta que Petro ha prometido darle un vuelco a la forma de hacer política en el país, el malestar no pasó a mayores.
No obstante, un año después, la tranquilidad del ambiente se vio de nuevo interrumpida cuando hizo su arribo al pacto Alfredo Saade, un líder cristiano, reconocido por sus posturas radicales en contra de varias conquistas sociales que han sido banderas del progresismo, como los derechos LGBTI, el aborto, la despenalización de la droga o el matrimonio igualitario. En un esfuerzo por calmar los ánimos, y al darle a Saade la bienvenida como precandidato del Pacto Histórico, Petro escribió en su cuenta de Twitter que «un pacto es también con las diferentes creencias religiosas de Colombia». Al cabo de unos días, los ánimos, en efecto, se calmaron, pero la dicha no duró mucho, pues unas semanas más tarde, al conocerse los acercamientos del petrismo con el cuestionado exgobernador de Antioquia Luis Pérez Gutiérrez, el desconcierto y la indignación se apoderaron de muchos petristas, que no entienden cómo su líder acepta alianzas con un dirigente que ha incurrido en numerosas e indeseables prácticas políticas que el mismo Petro ha prometido erradicar. Sin embargo, a la luz de estos acontecimientos, esa promesa quedó descartada, pues lo que importa ahora es sumar apoyos, sin importar cómo ni con quién, como lo admitió indirectamente su escudero Gustavo Bolívar, al decir: «Nosotros vamos tras la presidencia y solos no lo vamos a lograr». En otras palabras, con tal de llegar a la Casa de Nariño, todo vale. Y sería mejor que Petro lo admitiera de una vez, en lugar de recurrir a tantas aclaraciones inútiles.