Por todo lo anterior, diferentes organizaciones, sindicales, sociales y ciudadanos en lo particular indignados por todo esto, hacemos un llamado al pueblo de Zacatecas, para recuperar nuestra historia y nuestros héroes. Que no sean los neoliberales, los neoporfiristas, que gobiernan desde hace más de treinta años quienes rindan homenaje a nuestros héroes, sino
que seamos nosotros, los trabajadores, el pueblo pobre quienes rindan homenaje a los revolucionarios, porque el mejor homenaje que se les puede rendir es luchando para alcanzar los objetivos por los que ellos se levantaron en armas y dieron su vida. Que no se equivoquen, ¡la División del Norte no ha desensillado!
¡Abajo el gobierno neoliberal! ¡Viva la Revolución Mexicana!!
PROCLAMA
¡Patria o muerte! ¡Venceremos! ¡VIVA MÉXICO! ¡VIVA MÉXICO! ¡VIVA MÉXICO!
¡A RESCATAR ZACATECAS PARA RESCATAR LA NACIÓN! PUEBLO DE ZACATECAS: PUEBLO MEXICANO:
Zacatecas, Zac., 23 de junio de 2014
L
a oligarquía mexicana casi concluye la tarea destructora de los derechos de ciudadanía conquis-
tados por el pueblo en un proceso histórico de más de doscientos años. Casi finiquita también el trabajo de eliminación de los conceptos patria, nación y soberanía al permitir de facto la ocupación económica, política y cultural del espacio nacional.
En este país derechos como: el trabajo, la educación, a la salud, la vivienda y el sufragio libre cada vez más son letra muerta. La propiedad nacional sobre los recursos naturales se ha desdibujado para abrir paso a la apropiación por manos privadas de bienes de interés estratégico. La biodiversidad, el patrimonio hídrico, la tierra, el aire, los mares, la ecología en su conjunto, son destruidos de forma inescrupulosa para favorecer voraces intereses de acumulación de dinero por una pequeña minoría de mexicanos asociados al capital transnacional.
una condena para la inmensa mayoría de los habitantes de México: o silencio y hambre, o cárcel y tumba, no existen más opciones para el pueblo llano.
La democracia mexicana es una comedia. Es una simulación farsante en la que la mayoría de los “representantes populares” buscan sin rubor el enriquecimiento personal por la vía del saqueo de los bienes públicos, del uso personal de las migajas que para la burocracia cómplice, preservan los integrantes de la canalla neoliberal que en los hechos gobierna el país.
Las luchas organizadas de la ciudadanía para reclamar cambio en las medidas neoliberales han recibido como respuesta la burla, el linchamiento, el desdén y el castigo. Así se ha respondido a las luchas de indígenas, de electricistas, de profesores, de estudiantes, de campesinos; el ejército y las fuerzas policiales impusieron violentamente el orden en Chiapas, en Atenco, en Oaxaca, en la UNAM, en Guerrero, ¿Cómo olvidar Acteal, Aguas Blancas, las heroicas huelgas mineras de Cananea, Taxco y Sombrerete, que aún se mantienen, la ejemplar lucha de los exbraceros por recuperar sus ahorros que les robó el gobierno federal, y la salvaje persecución a la APPO? ¿Podremos olvidar el larguísimo rosario de agravios contra las luchas populares en todos los rincones de la patria?
El Estado de Derecho en nuestro país ha derivado en un Estado Gendarme. Desvanecidos los derechos de ciudadanía lo único que queda por hacer es vigilar y castigar. Amedrentar, reprimir, perseguir, horrorizar es la más importante actividad estatal, porque se precisa “normalizar” a los ciudadanos que se atreven a protestar contra las irracionales políticas de que son objeto; se ha decretado
Tres décadas de políticas rapaces han desmantelado el pacto social de 1917, la nueva forma de dominio se ha otorgado legitimidad jurídica mediante la complicidad de casi toda la mafia política. Se recurre a medios propagandísticos fascistoides para convencer; se copta, se chantajea y cuando estos medios fracasan, se reprime y persigue.
En Zacatecas la fiesta neoliberal ha dejado una profunda huella en nuestra vida económica, social y política. El rezago padecido en nuestra entidad durante más de un siglo a consecuencia de la expoliación y rapiña de nuestros recursos se ha profundizado con la indolencia e incapacidad de políticos también expoliadores, rapaces. La miseria social sienta sus reales, se profundiza el desempleo al tiempo que declina la actividad productiva. El tejido social se destruye y proliferan la actividad delictiva y la inseguridad. Se abate el medio ambiente y se cancela cínicamente el futuro, mientras la mafia política sueña en su próximo puesto y en los insultantes salarios que habrá de autoasignarse. Los zacatecanos hemos luchado, no hay duda. En las calles hemos organizado protestas masivas los mineros, los exbraceros, los jóvenes estudiantes, los campesinos, los universitarios, los médicos, los transportistas, los burócratas y los maestros. ¿Cuál ha sido la respuesta? Parece que no existimos para quienes gobiernan. El único funcionario que sabe y mucho de nosotros es Arturo Nahle, pero él no entiende otro lenguaje que el de la violencia institucional. Terror policial, disciplina o cárcel, esas han sido las respuestas de este “genio de la política”.
Hartos ya de estar hartos, los zacatecanos partícipes del movimiento social, llamamos a la ciudadanía con un mínimo de vergüenza cívica a trabajar para cambiar las cosas, pues no ha sido suficiente lo hecho hasta ahora. Las luchas reivindicatorias, sectoriales y gremiales no hacen mella en la burocracia, urge que nuestro esfuerzo adquiera otro sentido, un sentido en el que el debate sobre el poder y las formas de ejercerlo estén en el centro. ¿ Por qué ir con los sátrapas a pedir que respeten nuestro derecho? ¿ No es mejor avanzar hacia la recuperación de lo que nos pertenece echando mano de nuestra capacidad ciudadana de decidir? Urge trabajar sin ambages para recuperar la soberanía popular y para rescatar la nación. Recuperar nuestro derecho implica que se vayan todos. Todos los que han robado, reprimido, perseguido y traicionado. En este esfuerzo avanzaremos e invitaremos al pueblo zacatecano a participar en él. Llamamos a la construcción de un gran frente ciudadano político y social en el que converjamos quienes coincidamos en la necesidad de cambiar la realidad. Juntos también precisaremos la ruta y las formas de avanzar, ésta, creemos, que es la única forma de recuperar nuestro futuro.