ISSN 1665-1464
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Número 14 v Sexta Época, julio-septiembre de 2016 v $90.00
DOCTRINA Cynthia Cruz
ITER CRIMINIS
Número 14 v Sexta Época
¿Alguien quiere pensar en los niños? El derecho a la privacidad de los menores
Manuel González Oropeza Marcos del Rosario Rodríguez
El juicio político en México: el estado de la cuestión y la necesidad de garantizar su eficacia
Miguel Ángel Marmolejo Cervantes
Delitos en materia de hidrocarburos (Tercera Arista)
Carlo Ruga Riva
La nueva disciplina de los ecodelitos: ¿un cambio de paradigma en la tutela penal del medio ambiente?
Héctor Carreón Perea
Precisiones acerca de la criminalización en la legislación penal y procesal penal mexicana
HISTORIA DE LAS CIENCIAS PENALES Wael Hikal
Aproximación a la explicación de la criminalidad desde los postulados de Merton
REFLEXIONES Y TESTIMONIOS EN TORNO A LA EPIDEMIOLOGÍA FORENSE Iván Renato Zúñiga Carrasco Epidemiología forense: una disciplina al servicio de la justicia
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Iter Criminis. Revista de Ciencias Penales, editada por el Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe) en México, Ciudad de México, publica artículos que son el resultado de investigaciones científicas originales cuyo objetivo es difundir el papel de las ciencias penales por medio de la reflexión, el estudio y el análisis desarrollados por autores reconocidos en los ámbitos nacional e internacional.
Instituto Nacional de Ciencias Penales Elisa Speckman Guerra Secretaria General Académica y encargada del Despacho de la Dirección General
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Alfonso Jesús Mostalac Cecilia Director de Publicaciones
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COMITÉ CIENTÍFICO DICTAMINADOR Pedro José Peñaloza
Profesor de asignatura de la Facultad de Derecho de la unam adscrito al SNI, nivel II, del Conacyt
Herlinda Enríquez Rubio Hernández
Profesora investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Catedrática y miembro del Comité de Doctorado del Inacipe
María Angélica Cuéllar Vázquez Profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la unam
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COMITÉ EDITORIAL
ITER CRIMINIS. REVISTA DE CIENCIAS PENALES, núm. 14 Sexta Época, Julio-septiembre 2016. Es una publicación trimestral editada por el Instituto Nacional de Ciencias Penales, a través de la Dirección de Publicaciones. Calle Magisterio Nacional núm. 113, Col. Tlalpan, Delegación Tlalpan, C.P. 14000, México, Ciudad de México Tel. 5487 1571; www.inacipe.gob.mx; email: publicaciones@inacipe.gob.mx. Editorial responsa ble: Instituto Nacional de Ciencias Penales. Reserva al Título en Derecho de Autor: núm. 04-2010081319214700-102; ISSN: 1665-1464, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor; Licitud de Título: 10735, Expediente: 1/432”99”/14582; Licitud de Contenido: 8693, Expediente: 1/432”99”/14582. Impresa por Lito Roda S.A. de C.V., Escondida 2, Col. Volcanes, Tlalpan, C.P. 14640, Ciudad de México. Se terminó de imprimir en mayo de 2017, con un tiraje de 200 ejemplares.
EDITORA RESPONSABLE
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EDITOR EJECUTIVO
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Contenido
Número 14 · Sexta Época · julio-septiembre 2016
Doctrina ¿Alguien quiere pensar en los niños? El derecho a la privacidad de los menores Cynthia Cruz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 El juicio político en méxico: el estado de la cuestión y la necesidad de garantizar su eficacia
Manuel González Oropeza Marcos del Rosario Rodríguez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 Delitos en materia de hidrocarburos, (Tercera Arista) Miguel Ángel Marmolejo Cervantes . . . . . . . . . . . . . . . . 45 La nueva disciplina de los ecodelitos: ¿un cambio de paradigma en la tutela penal del medio ambiente? Carlo Ruga Riva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129 Precisiones acerca de la criminalización en la legislación penal y procesal penal mexicana
Hectór Carreón Perea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139 Historia de las Ciencias Penales Aproximación a la explicación de la criminalidad desde los postulados de merton
Wael Hikal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173 Reflexiones y testimonios en torno a la Epidemiología Forense Epidemiología forense: una disciplina al servicio de la justicia Iván Renato Zúñiga Carrasco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195
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APROXIMACIÓN A LA EXPLICACIÓN DE LA CRIMINALIDAD DESDE LOS POSTULADOS DE MERTON WAEL HIKAL*
Palabras clave Éxito económico Política criminal Expectativas de vida inalcanzables
Resumen Los postulados de Merton, con respecto a la anomia, son retomados y llevados más allá de lo señalado por Durkheim, yendo más allá del suicidio o la desigualdad en el trabajo. Merton desarrolló dos elementos esenciales en la estructura de la cultura que, según él, son de importancia en la génesis del comportamiento desviado. Desde lo antes señalado, se articula la explicación de la criminalidad, así como de la política criminal basada en esta teoría.
Frustración individual y social
Keywords Economic success Criminal policy Unattainable life expectancies
Abstract Merton’s postulates about anomie were picked them up and took them one step forward of Durkheim’s ideas about suicide or inequality in labour. He developed two essential elements in the structure of culture that are relevants in the origin of deviant behaviour. From the previous position are explained criminality and the criminal policy stated in those theory.
Individual and social frustration
*
Sociedad Mexicana de Criminología, Capítulo Nuevo León, México, wshc1983.2013@gmail. com 173
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Sumario: I. Vida y desarrollo de sus ideas. II. Discusión. III. Estructura social. IV. Los opresores sociales. V. Anomia, metas y objetivos. VI. Los medios de comunicación. VII. Propuesta de elementos de política criminal basada en Merton. VIII. Conclusiones. IX. Referencias bibliográficas.
I. Vida y desarrollo de sus ideas Robert King Merton, sociólogo estadounidense, nació en Filadelfia, Pensilvania, el 4 de julio de 1910, y falleció en 2003. Provenía de una familia judía emigrada de Europa, y su nombre original era Meyer Schkolnick. Su padre se convirtió en asistente de carpintero, luego de que su fábrica de lácteos se incendiara. El nombre de Robert King Merton fue derivado de su incipiente carrera como mago, el nombre de Merton fue tomado del mago Merlín, y el nombre de Robert de otro personaje ligado a la magia: Robert Houdini. Cuando Merton ganó una beca escolar para el Temple College (el cual fue fundado para los chicos de bajos recursos de la zona), decidió popularizar su nombre. Mientras estudiaba, Merton se hizo asistente del sociólogo George E. Simpson en un proyecto sobre racismo y medios de comunicación, y posteriormente conoció a otras figuras importantes en su vida: Ralph Bunche y Franklin Fraizer, así como a Pitrim Sorokin, quienes fundaron el Departamento de Sociología en Harvard. En 1936 obtuvo su doctorado en Filosofía. Posteriormente trató con Parsons, quien desarrollaba la “gran teoría” que explicaba el comportamiento del ser humano, mientras que Merton consideraba que era mejor teorizar por niveles y con variables e hipótesis que pudieran ser medibles y controladas, por lo que desarrolló su teoría estructural-funcionalista, que era de alcance medio y se concretaba a determinados fenómenos y no a todos. Puede considerarse que Merton tuvo un desarrollo personal entre dos opuestos, por un lado, la miseria de su infancia-juventud, y por otro una formación educativa de alto nivel. Observaba el fenómeno criminal de manera muy particular, y se enfocó en la cultura nortea174
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mericana, donde la gente busca el “sueño americano” como sinónimo del éxito mediante el crecimiento económico. Merton presenció y vivió dificultades, y conoció la pobreza, experimentó cambios drásticos y de impacto, y posteriormente logró la fama por medio de sus postulados, lo cual sería una lección que marcaría su vida.1 En su principal obra, Estructuras sociales y anomia, retoma y amplía el término de anomia popularizado por Durkheim, y trabaja con éste para concluir que las estructuras sociales imponen determinada presión a ciertas personas y la sociedad cae en la inconformidad. Otras de sus obras son: Ciencia, tecnología y sociedad, La estructura normativa de la ciencia, Persuasión masiva. La psicología social de la guerra, La entrevista focalizada, La sociología de la ciencia. Investigaciones teoréticas y empíricas, Problemas sociales contemporáneos, Investigación social y la práctica profesional, y Estructura social y ciencia, entre otras. Merton tuvo influencia sobre tres alumnos que igualmente son de gran importancia para nuestros estudios sobre la criminalidad: Cohen, Cloward y Ohlin. A esta breve biografía, Winslow y Zhang agregan: Though Merton’s article (published in 1938) did not bring him instant recognition, it did, over time, become one of the most cited articles in all of sociology. His theory was one that received the most attempts at empirical testing. Merton’s contribution of 1938 had to await a change in the social climate of America, a change that look some 20 years in the making, before Merton’s essay became a “must read” for graduate and undergraduate students of sociology alike. Merton’s theory came into the limelight in part through two important books by students of Merton. One was Albert K. Cohen’s Delinquent boys, published in 1955, and the other was Richard A. Cloward and Lloyd E. Ohlin’s Delinquency and opportunity, published in 1960. It was perhaps a “harmonic convergence” of such influences as the civil rights movement, President John F. Kennedy that thrust Merton’s theory into an elevated state of relevance.2
1
2
Cfr. Winslow, Robert W., y Zhang, Sheldon X., Criminology, Pearson Prentice Hall, EUA, 2008, pp. 109 y 112. Ibidem, p. 112. 175
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En 1996 recibió el premio Edwin H. Sutherland, otorgado por la Sociedad Americana de Criminología.3 También recibió el premio Talcott Parsons, de la Academia Americana de Artes y Ciencias, en 1979.4
II. Discusión Como ya se dijo, Merton retomó y amplió los postulados de Durkheim respecto a la anomia y fue más allá del suicidio o de la desigualdad en el trabajo, enfocándose en diversas formas de conducta desviada, entre ellas el crimen. En un comparativo desde otra área del conocimiento, hizo lo que Erik Erikson, quien amplió la teoría de Freud en algunos aspectos, aunque Merton abordó los temas que nos interesan en este trabajo. Hopkins Burke lo dice con toda claridad: Merton borrowed the term anomie from Emile Durkheim in an attempt to explain the social upheaval that accompanied the Great Depression of the 1930s and later the social conflicts that occurred in the USA during the 1960s. His writings are particularly significant because they challenged the orthodoxy of the time that saw the USA as being characterized by the term, ‘the American Dream’, a vision of a meritocratic society in which hard work and endeavour – in the context of conservative values – would supposedly distribute social and economic rewards equitably.5
III. Estructura Social Merton desarrolló dos elementos esenciales en la estructura de la cultura, que según él son de gran importancia en la génesis del comportamiento desviado. El primero se refiere a las metas, objetivos e intereses que establece la sociedad y que están arraigados 3
4
5
V. American Society of Criminology, “ASC Award Winners”, recuperado de: https://www.asc41. com/awards/awardWinners.html V. American Academy of Arts and Sciences, “Recipients of the Talcott Parsons Prize”, recuperado de: https://www.amacad.org/content/about/about.aspx?d=18&t=4&s=0 Hopkins Burke, Roger, An Introduction to Criminological Theory, 3a. ed., Willan publishing, EUA, 2009, p. 119.
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para ser adoptados por sus integrantes. El segundo considera que la misma sociedad regula los medios que se consideran aceptados para alcanzar tales metas. De lo anterior, determina que el problema radica en la disparidad que prevalece entre las metas establecidas y los medios legítimos para alcanzarlos y las posibilidades reales que la sociedad ofrece para lograrlos. Ello, habiendo un bache difícil de superar dadas las condiciones inadecuadas de desarrollo social e individual, y teniendo que desviarse de esos medios legítimos por otros llamados “más fáciles” o la “vida fácil”, términos atribuidos a los criminales, o los que no trabajan y roban o los que no tienen un horario laboral, sino que trabajan a su modo, con sus propias normas. Lamnek transcribe desde la obra original de Merton: La estructura social entra entonces en tensión con los valores culturales, puesto que posibilita, sin más, un proceder adecuado a las normas y los valores a los titulares de determinadas posiciones en la sociedad, mientras que a otros se lo dificulta o incluso se lo imposibilita. La estructura social actúa, ya sea obstaculizando, entonces de ella resulta una tendencia al derrumbe de las normas, a la falta de normas.6 De esta manera, el sujeto se encuentra en una posición en la que la propia sociedad, sus instituciones, normas y formas de gobierno le tensan de tal manera que le resulta imposible avanzar en esos mismos estándares que ésta le pide o sugiere como ideal de vida; por ejemplo: en una sociedad como la actual, donde la gente debe ser más importante que útil, existe la tendencia a acercarse a la fama en los microgrupos a los que se pertenece, sin importar el cómo, la manera, ni a quiénes se afecte. Se nos ha venido exigiendo que luchemos por conseguir nuestras metas, nuestras altas aspiraciones de éxito, estabilidad, individualismo, que nos hagamos de bienes materiales, pero haciendo a un lado la colectividad, ya que no se trata de crecer juntos, sino de crecer por uno mismo y para sí mismo. Estos mismos estándares llevan a forzar las cosas para lograr esos objetivos, a expensas de endeudarse, o de deprimirse por no lograrlos. 6
Lamnek, Siegfried, Teorías de la criminalidad, 6ª ed., Siglo XXI, México, 2006, p. 42. 177
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Merton, dividió el contexto social en dos: 1) Estructuras culturales o cultura, y 2) Estructuras sociales o sociedad Siguiendo a Marchiori, llama estructura cultural a la “serie organizada de valores normativos que gobiernan la conducta que es común a los miembros de una determinada sociedad o grupo”. Y denomina estructura social a “las normas institucionales que definen y regulan el modo aceptable de alcanzar aquellos objetivos”.7 Por su parte, Pérez Pinzón y Pérez Castro señalan que: Por estructura cultural [Merton] entiende el conjunto de metas, fines, propósitos e intereses establecidos como objetivos legítimos para todos los miembros de la sociedad; y por estructura social, el conjunto de medios institucionalizados hábiles para conseguir aquellos objetivos. Es decir, en toda sociedad existen determinadas finalidades que sus miembros pretenden, a la vez que maneras aceptadas de obtenerlas. Cuando alguno o algunos de sus miembros se ven animados de unas mismas aspiraciones pero como no tienen cómo llegar a satisfacerlas, pueden recurrir a medios ilegítimos para lograr los objetivos.8 Para Tieghi, “la estructura social, por su parte, comprende la distribución efectiva de los medios institucionalizados. Si los medios sociales no permiten la satisfacción de las expectativas y condicionamientos culturales, opina Merton, entonces se produce conflicto”.9 El problema radica en el camino que llevan estas dos posiciones, el cual no es constante ni a la par, por ello el sujeto no logra cumplir tales expectativas exigidas, menos aún cuando se le priva o dificultan los medios legítimos para lograrlo, nuevamente con ello: la sociedad tiene los criminales que merece... Los medios institucionales están desproporcionadamente distribuidos, no toda la gente tiene acceso a la salud, vivienda, empleo, educación, condiciones de vida adecuada, igualdad laboral, recreo, diversión, apoyo por medio de los programas de gobierno para di7 8
9
Marchiori, Hilda, Criminología, México, Porrúa, 2004, p. 69. Pérez Pinzón, Álvaro Orlando, y Pérez Castro, Brenda Johanna, Curso de Criminología, 7ª ed., Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2006, p. 86. Cit. pos Tieghi, Osvaldo N., Tratado de Criminología, 3ª ed., Universidad, Buenos Aires, 2004, p. 290.
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versas áreas de la vida, pero sí son éstos objetivos que muchos desean.
IV. Los opresores sociales El sistema capitalista en el que vivimos pareciera ser una réplica de lo explicado por Karl Marx en su momento, donde sin propiedades ni recursos hombres, mujeres y niños tenían que trabajar para sobrevivir, tendencia que se ha postergado hasta la fecha, donde la pobreza se distribuye a gran parte de la población, mientras que la riqueza se concentra en pequeños grupos dignificados por el poder de la empresa y el dinero. En este panorama, el ser humano no es más que una herramienta productora sin más beneficios que la dádiva de un salario miserable. A pesar de ello, el capitalismo se ha arraigado tanto en la vida, sobre todo por los medios de comunicación, que introyectan la idea de que todos podemos ser grandes acumuladores de riquezas y bienes; tal influencia ejerce más presión para lograr los objetivos establecidos y de moda.10 Así, surgen tres principios que distorsionan la percepción de los individuos, según explica Reyes Calderón: Primeramente, todos deben tender a lograr los fines más elevados, los cuales están al alcance de todos. Segundo, el fracaso aparente y momentáneo no es más que un estimulante hacia el éxito final. Tercero, el verdadero fracaso consiste en restringir las propias ambiciones.11
La sociedad se ha venido transformando en lo que se llama capitalismo; la tendencia hacia el consumismo es ya tan arraigada que se convirtió en el medio para ser feliz y lograr estatus. Aquel dicho: “Entre más tienes, más vales”, se ha consolidado, la presunción del último teléfono móvil de moda, el vehículo, las salidas a restaurantes, bares u otros, la ropa para lucir, los viajes, compras, despilfarros, llevan a la sociedad a una competencia entre modelos pretenciosos de bienes materiales, en una competencia donde se arriesga todo por seguir esos estándares y medios voraces de éxito pasajero y efímero. 11 Reyes Calderón, José Adolfo, Tratado de Criminología, 4ª ed., Cárdenas Velasco, México, 2007, pp. 208 y 209. 10
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Y reflexiona: En términos de sociología, estos axiomas podrían interpretarse así: el primero es una reducción de la capacidad crítica de la estructura social y de sus defectos; el segundo refuerza la estructura de poder, empujando a los individuos situados en lo bajo de la escala social a no identificarse con sus congéneres sino con aquellos que están en lo alto de la escala; el tercero es una incitación a conformarse al orden cultural para sentirse miembro de la sociedad.12 Tal tendencia distorsionada, estimula a la gente, por un lado, positivamente, a seguir esforzándose para lograr las metas; sin embargo, es una directriz que la lleva a despersonalizarse de la familia, la salud, el descanso y el alimento, entre otros, para llegar a tales objetivos. En parte por ello es que vemos familias con más objetos materiales: cada quien tiene su coche, su cuarto, su cama, su teléfono móvil, su televisión, su estéreo-radio, entre otros satisfactores, pero están desunidos y no parecen pertenecer a una familia. Padres laborando todo el día, hijos abandonados, esto sólo como ejemplo de la familia. Winslow y Zhang apuntan: “Merton maintained that crime was a product of the frustration of people at the bottom rung of society in attaining the ‘American dream’ of economic success, rather than a product of lack of social control in the slum”.13 A su vez, Baratta señala que: La incongruencia entre los fines culturalmente reconocidos como válidos y los medios legítimos a disposición del individuo para alcanzarlos está en el origen de comportamientos desviados. Sin embargo, esta incongruencia es un fenómeno anormal o patológico sólo dentro de ciertos límites cuantitativos, es decir, cuando no alcanza el nivel crítico de la anomia, un elemento funcional ineliminable de la estructura social.14
14 12 13
Ibidem, p. 209. Winslow, Robert W., y Zhang, Sheldon X., op. cit., p. 112. Baratta, Alessandro, Criminología crítica y crítica del Derecho Penal, Siglo XXI, México, 2004, p. 60.
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V. Anomia, metas y objetivos Merton llama a lo anterior la anomia, la inadecuada integración de las estructuras culturales; es decir, las exigencias que ponen en conflicto al individuo, pero no solamente éste es el problema, sino el debilitamiento de las normas y valores individuales, lo que requiere un reajuste personal; por un lado, es una carrera por lograr las metas, y por otro la imposibilidad que envuelve a éste, lo que lleva a rediseñar las formas de adaptación, siendo en ocasiones desviadas. Explica Baratta: Anomia es, en fin, “aquella crisis de la estructura cultural que se verifica especialmente cuando existe una fuerte discrepancia entre normas y fines culturales, por una parte, y las posibilidades estructurales socialmente de actuar en conformidad a aquéllos, por la otra”.15 Schmalleger menciona brevemente: “In Merton’s writings, anomie came to mean a disjunction between socially approved means to success and legitimate goals”.16 Apunta Orellana Wiarco, que: Para Merton la anomia se presenta como una desorganización social, donde las normas ya no funcionan, pero ello no en virtud de la falta de cohesión moral a que se refería Durkheim, sino a la falta de oportunidades que la estructura social no concede a sus miembros que, colocados en diversos estratos sociales, no tienen posibilidad de ascender en la obtención de mejores condiciones de vida, a grado tal que, conociéndose las variables entre disociación sociocultural y estratificación social, es posible conocer las tasas diferenciales de criminalidad de las diversas capas sociales.17 La adaptación es un proceso obligatorio al cual los seres humanos debemos acoplarnos, de lo contrario crea precisamente desviación. Una persona incapaz de adaptarse vive frustrada, inconforme; 17 15 16
Ibidem, p. 61. Cit. pos. Schmalleger, Frank, Criminology today, 4ª ed., Pearson Prentice Hall, EUA, 2006, p. 222. Cit. pos. Orellana Wiarco, Octavio A., Manual de Criminología, 11ª ed., Porrúa, México, 2007, p. 173. 181
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claro está que no siempre hay que adaptarse a la miseria, la corrupción, la desigualdad, sino buscar los medios para combatirlos; sin embargo, ya suficiente es con luchar por sí mismo, como para además extenderse en altruismo y ser un sujeto que promueva el beneficio social. Así, ocurre la adaptación o rechazo a los medios o metas, y Merton desarrolla cinco tipos de adaptación individual, según Taylor, Walton y Young; Lamnek,18 y González Vidaurri y Sánchez Sandoval, a saber: Comportamiento anómico Conformista Innovador Ritualista Retraído Rebelde
Medios legítimos + — + — +—
Metas sociales + + — — +—
Para los medios, metas y valores, el signo de más [+] indica aceptación, mientras que el signo de menos [—] indica rechazo, y los signos más-menos [+—] rechazo total. Explican González Vidaurri y Sánchez Sandoval: •
•
•
18
El comportamiento de adaptación “conformista” es aquel en que las personas aceptan tanto las metas sociales propuestas (+) como los medios jurídicos institucionalizados para alcanzarlas (+). El comportamiento adaptativo “innovador” identifica a los individuos que en esta sociedad de la libre competencia quieren alcanzar las metas propuestas por la estructura ideológica (+), no importando que los medios sean ilícitos (—). El comportamiento de adaptación “ritualista” hace referencia a los sujetos que habiendo vivido cumpliendo los medios jurídicos (+) para alcanzar la (sic) metas de éxito sociales, no las
Cfr. Taylor, Ian, Walton, Paul y Young, Jock, La nueva criminología, 2ª ed., Amorrortu, Buenos Aires, 2001, p. 113; Lamnek, op. cit., p. 42, y González Vidaurri, Alicia, y Sánchez Sandoval, Augusto, Criminología, 2ª ed., Porrúa, México, 2008, pp. 88 y 89.
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lograron y prefieren entonces olvidarlas (—), pero continúan cumpliendo las reglas. El comportamiento de readaptación “retraído” indica a las personas que no están de acuerdo con las metas propuestas por la estructura social, pues los medios jurídicos institucionalizados (—) no lo permiten, y ante tal frustración optan por negar la validez de esas metas y de esos medios, para aislarse. El comportamiento adaptativo de la “rebelión” supone el desenmascaramiento de la bondad y la virtud tanto de las metas sociales como de los medios existentes para alcanzarlas. Las personas entonces se constituyen en negadoras de esos afines y de esos medios, convirtiéndose en contra-poderes que luchan por el cambio total de la estructura de denominación político-económica (+—), y por la construcción de nuevos valores ideológicos (+—).19
Adicionalmente a la explicación, plantean una frase para cada forma de adaptación: 1) Para alcanzar el éxito vamos por buen camino, pero debemos seguir trabajando; 2) Alcanzar el poder o la fama justifica los medios lícitos; 3) No me interesa ser rico, lo que quiero es que me dejen seguir viviendo de mi trabajo; 4) Al diablo las falsas expectativas y los falsos caminos para alcanzarlas. Quédense con su bondad ideológica; yo no juego,20 y 5) No tienen frase para éste. Explica Virgolini: Esa discrepancia ejerce una presión sobre ciertos miembros de la sociedad a modo de inducirlos a una conducta desviada en lugar de un comportamiento conformista. La desviación es una de las formas de adaptación a esa discrepancia, y debe entenderse como una respuesta normal a las presiones recibidas de la estructura social.21
21 19 20
González Vidaurri, Alicia y Sánchez Sandoval, Augusto, op. cit., pp. 88 y 89. Ibidem. Virgolini, Julio E.S., La razón ausente, Del Puerto, Buenos Aires, 2005, p. 60. 183
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Merton trata sobre dos grupos, los carentes de dinero y oportunidades, en los cuales el delito sería una respuesta normal ante su situación, donde tales carencias llevan a un deseo enorme de tener lo que “el otro” tiene, vivir mejor, con mejores servicios, bienes, alimentos, etc., para lo cual pareciera que no hay más que el delito. En otro extremo, los grupos económicos de alto nivel, con prácticas comerciales de abuso hacia los empleados y a los contratantes de tales servicios o bienes. Donde la saciedad es inalcanzable, lo importante para estos grupos es tener más propiedades, ramificaciones de sus empresas, más ventas, más ingreso, menos egresos, mayor consolidación a costa de los demás. Sobre los servidores públicos, sería redundante expresar más de lo ya dicho y popularmente conocido por todos, excepto por la administración de justicia. De acuerdo con Reyes Calderón, los individuos cumplen con una función ante la situación presentada, para la cual deben actuar con cierto tipo de adaptación, no siempre identificada, pero necesaria para sobrellevar el momento, ya sea de manera sana o en contra; así, distingue dos modalidades de funciones: “1a. Latente. Se desarrolla dicha función, pero los participantes del hecho social no la reconocen. 2a. Manifiesta. Los participantes quieren y admiten la función y así lo declaran”.22 Marchiori explica las adaptaciones a su modo de la siguiente forma: Adaptaciones. Existen cinco tipos de adaptación individual y abierta a aquellos que ocupan diferentes posiciones en la estructura social. Ninguna de estas adaptaciones es deliberadamente elegida por el individuo, sino que, al surgir de tensiones en el sistema social, permiten suponer que se fundan en cierto grado de espontaneidad. Conformidad: es la adaptación más común aun cuando Merton considera los cinco modos de adaptación vinculados a conducta desviada. Sin embargo, opina Clinard, el acuerdo de gran parte de la población con metas y normas institucionales hace posible la sociedad humana. Ritualismo: abandonar o rebajar metas hasta un punto en que sea posible satisfacer aspiraciones. Esta adaptación, según criterio de Clinard, pareciera tener poca 22
Reyes Calderón, José Adolfo, op. cit p. 208.
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relación con la desviación, excepto con algunas formas de neurosis compulsivas, y el mismo Merton dice que esta conducta no se considera universalmente como desviada. Rebelión: el individuo rechaza la estructura social convencional y trata de establecer otra nueva y muy modificada. Surge esta forma de adaptación cuando se considera el sistema institucional como barrera contra la satisfacción de metas legítimas. Es una respuesta transitoria que trata de institucionalizar nuevas metas y nuevos procedimientos para que los compartan otros miembros de la sociedad. Realiza esfuerzos por cambiar la estructura cultural y social existente y no por acomodar dichos esfuerzos dentro de esa estructura. [...] Innovación: el desarrollo de conductas socialmente desaprobadas de las normas institucionales, en forma de prácticas innovadoras, se presenta ante las numerosas situaciones creadas en aquellas sociedades en las que la cultura hace hincapié en el éxito pecuniario, y la estructura social impone limitaciones indebidas a los medios apropiados. La utilización de medios ilegítimos (tales como el delito) para alcanzar metas culturalmente prescritas de éxito, poder y riqueza, ha llegado a ser común en nuestra sociedad. [...] Retraimiento: esta conducta no se trata tanto de una adaptación como de un rechazo. El individuo ha internalizado plenamente las metas culturales de éxito pero encuentra inaccesibles los medios institucionales para lograrlo. El individuo se siente frustrado y trabado ante la presión internalizada de no obtener la meta por medios ilegítimos. No renuncia a la meta de éxito, pero adopta mecanismos de escape tales como: derrotismo, quietismo, retraimiento. Reconoce al retraimiento como una de las actividades adaptativas de psicóticos, autistas, proscritos, alcohólicos, toxicómanos. El retraimiento es una forma de adaptación condenada por ser improductiva, no dar valor alguno a la meta de éxito y no hacer uso de medios institucionales.23
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Cit. pos. Marchiori, op. cit., pp. 71, 72 y 73. 185
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Ian Taylor, Paul Walton y Jock Young señalan lo que para Merton era importante en algunos ordenamientos: a) El hecho de que no se presta atención a la disponibilidad de medios institucionalizados, es decir, que en determinados puntos de la estructura social las reglas del juego no son claras, no existen o simplemente no sirven. b) La existencia de una presuntuosa ideología social de igualitarismo en una sociedad estructurada desigualmente. La atenuación de la desorganización en la estructura social, requiere que se abran oportunidades para dar a la moral social general el carácter real que no tiene o que la ideología igualitaria se remplace por otra ideología más adecuada, en la que se reconozca la desigualdad de las posiciones individuales. c) El fetichismo del dinero. Las recompensas de la competencia han adquirido forma exclusivamente monetaria; el éxito, por consiguiente, se ha convertido en una experiencia relativa e indefinida. El individuo nunca sabe claramente cuándo ha logrado, en realidad, triunfar. d) Las exhortaciones permanentes y disociadoras dirigidas a los individuos: mientras éstas no sean remplazadas por una distribución más adecuada de los bienes, persistirían el desorden y la carencia de normas.24 Concluye Virgolini: En definitiva, la causa de la conducta desviada se ubica en la discrepancia entre la estructura social y la cultura, tanto por las desigualdades de posición y de oportunidades sociales a disposición de los individuos como por una defectuosa integración interna de la estructura cultural que, mientras pone énfasis de modo absoluto en los fines de éxito y prestigio personales, no pone igual acento en los medios autorizados para alcanzarlos, o no exalta metas alternativas o intermedias que se encuentran al alcance de las personas o de los grupos menos favorecidos.25
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Taylor, Ian, Walton, Paul y Young, Jock, op. cit., p. 110. Virgolini, Julio E.S., op. cit., p. 61.
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VI. Los medios de comunicación De nuevo Taylor, Walton y Young, apuntan: La medida del éxito, expresado en términos monetarios, es “indefinida y relativa”. “En el Sueño Norteamericano no hay punto final de destino” [..]. Una gran cantidad de mensajes exhortativos (procedentes de las agencias de publicidad y de los medios de comunicación en general) ejerce intensa presión sobre las personas para que se esfuercen por aumentar sus ingresos en interés del consumo ostentoso y de la posesión de más símbolos de estatus. Nunca se intenta poner en tela de juicio la relación entre el éxito, definido de esa forma, y la naturaleza de la satisfacción; la capacidad del sistema para alentar la búsqueda constante del ingreso monetario y del consumo es ilimitada.26 La socialización depende de la transferencia de información por medio de la comunicación. Para entender el proceso social de comunicación y de cómo éste afecta al individuo, hay que entender qué es comunicación; ésta se refiere a la transmisión y recepción de ideas e información. Así, los medios de comunicación son los recursos con los que se cuenta para transmitir información de cualquier tipo. Los medios de comunicación, según Ramírez Cavassa, pueden ser: “visuales (anuncios, publicaciones), auditivos (radio) y audiovisuales (televisión, filmes por cualquier medio), y se emplean según las necesidades, el momento y el impacto buscado; es decir, los diversos medios se aplican con un criterio de oportunidad, eficacia y rentabilidad”.27 La comunicación es un proceso natural y necesario. La comunicación es importante porque en ella van las ideas, las costumbres, los hábitos, etc., pero también tiene su lado negativo, que es el que se muestra en los siguientes renglones. El empleo negativo de los medios de comunicación tiene una explicación relacionada con el sistema económico. Empresas fuertes los manejan para manipular a los receptores y obtener beneficios. Según Reyes Echandia, el sexo, la violencia y el crimen son disfrazados con mensajes discretos que son absorbidos por sus destinarios; 26 27
Ibidem, p. 109. Ramírez Cavassa, César, Seguridad industrial, 2ª ed., Limusa Noriega, México, 2000, p. 140. 187
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por ello, los medios de comunicación se han transformado en medios idóneos de enriquecimiento, sin importar sus consecuencias negativas, razón por la que invierten grandes cantidades de tiempo y dinero para lograr tener más audiencia (rating).
VII. Propuesta de elementos de política criminal basada en merton Reyes Calderón aporta la deducción para postular una política criminal, primeramente basada en el análisis del problema: El fenómeno de las grandes ciudades modernas, de gran tamaño, rápido cambio y gran anonimidad, facilitan a los sujetos que no pueden obtener satisfactores por vías legítimas a tratar de obtenerlos sin importar los medios, siendo acicateados también por la gran cantidad de bienes que pueden encontrarse, y por la posibilidad de llegar a triunfar con un riesgo mínimo de perder el prestigio social.28 No teniendo una clara política criminal aportada por Merton, con base en lo visto anteriormente se recurre a los postulados de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, que recomienda: Los organismos gubernamentales deberán asignar elevada prioridad a los planes y programas dedicados a los jóvenes y suministrar suficientes fondos y recursos de otro tipo para prestar servicios eficaces, proporcionar las instalaciones y el personal para brindar servicios adecuados de atención médica, salud mental, nutrición, vivienda y otros servicios necesarios, en particular de prevención y tratamiento del uso indebido de drogas y alcohol, y cerciorarse de que esos recursos lleguen a los jóvenes y redunden realmente en beneficio de ellos.29 Se procurará fomentar la interacción y coordinación, con carácter multidisciplinario e intradisciplinario, de los organismos y servicios económicos, sociales, educativos y de salud con el sistema de justicia, los organismos dedicados a los jóvenes, a la 28 29
Reyes Calderón, José Adolfo, op. cit., pp. 209 y 210. Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Recopilación de reglas y normas de las Naciones Unidas en la esfera de la prevención del delito y la justicia penal, Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, eua, 2007, p. 85.
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comunidad y al desarrollo y otras instituciones pertinentes, y deberán establecerse los mecanismos apropiados a tal efecto.30 Se puede reconocer que la igualdad de oportunidades, distribuidas equitativamente a todos los habitantes de una población, dará mejores resultados sobre el sano desarrollo de la sociedad. Evidentemente, no se puede suprimir la capacidad empresarial y de liderazgo de algunos, pero sí controlar sus formas de enriquecimiento, con leyes estrictas sobre aspectos laborales y prácticas desleales, así como con revisores y evaluadores incorruptibles. Los servidores públicos, en efecto, están al servicio del pueblo, son figuras públicas electas para una función de apoyo a la sociedad, para gestionar todas sus actividades pertinentes, así como la distribución de programas y recursos para apoyar a todo tipo de poblaciones. Un gobierno regulador de las prácticas empresariales, regulador de los contenidos expuestos en los medios de comunicación, que fomenten lo sano y no los modelos pobres o vanales, para tener de ejemplo, junto con lo anterior, sería lo óptimo. Con contenidos educativos que impulsen el potencial humano, intelectual, científico y tecnológico, artístico, humanista, entre otras virtudes y capacidades. El mismo Reyes Calderón apunta un mito emergente, refiriéndose a que hay que buscar “en la estructura social el origen de las frustraciones colectivas, y por la otra, hacer el esquema de otra estructura en la cual el hombre de mérito no sea más jamás frustrado”.31 Taylor, Walton y Young indican que: La sociedad perfecta inculca a sus miembros el goce de la competencia, la justicia del sacrificio y el valor de la recompensa. La sociedad perfecta sería como un juego gigantesco, en el que todos se sentirían alentados a obedecer las reglas, y en el que todos serían recompensados con premios que estimarían adecuados y no de poca monta.32 Ibidem, p. 87. Reyes Calderón, José Adolfo, op. cit., p. 211. Taylor, Ian, Walton, Paul y Young, Jock, op. cit., p. 109.
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VIII. Conclusiones Los postulados de Merton respecto de la anomia son retomados y ampliados a partir de lo señalado por Durkheim, yendo más allá del suicidio o la desigualdad en el trabajo, y se amplían a diversas formas de conducta desviada, para nuestro caso, el crimen. Desarrolló dos elementos esenciales en la estructura de la cultura, que según él son de importancia en la génesis del comportamiento desviado. El primero se refiere a las metas, objetivos, intereses que establece la sociedad y que están arraigados para ser guía de los integrantes. El otro es que la misma sociedad regula los medios que se consideran aceptados para alcanzar tales metas. También trata la tendencia capitalista, que ejerce más presión para lograr los objetivos establecidos y de moda. Merton llama anomia a la inadecuada integración de las estructuras culturales; es decir, las exigencias que ponen en conflicto al individuo, pero no solamente se limita a esto el problema, sino al debilitamiento de las normas y valores individuales, lo que requiere de un reajuste personal; por un lado, es una carrera por lograr las metas, y por otro, la imposibilidad que envuelve a este fin lo que lleva a rediseñar las formas de adaptación, siendo en ocasiones desviadas. La sociedad ideal o perfecta para Merton sería aquella en la que habría un acuerdo entre el mérito y sus consecuencias. Se respetarían los medios para alcanzar el éxito y las oportunidades estarían abiertas a todos los que tuviesen suficiente mérito. La motivación para competir y las oportunidades para triunfar serían proporcionales al grado de estratificación individual necesaria para el funcionamiento de la sociedad. Además, la competencia en busca del éxito se disfrutaría como fin en sí misma, y las metas culturales serían sustanciales y definidas, en lugar de fetichistas y relativas.
IX. Referencias bibliográficas American Academy of Arts and Sciences, “Recipients of the Talcott Parsons Prize”, recuperado de: https://www.amacad.org/content/about/about.aspx?d=18&t=4&s=0 American Society of Criminology, “ASC award winners”, recuperado de: https://www.asc41.com/awards/awardWinners.html 190
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ISSN 1665-1464
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