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Propósitos

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La danza en la educación secundaria

La danza está presente en la historia de la humanidad, así como en la de cada hombre y cada mujer, nos sirve como un medio para expresar y comunicar lo que sentimos, pensamos, creemos y soñamos; es por ello que para reflexionar sobre esta disciplina, propia del campo del arte, es importante observar al cuerpo en movimiento sin olvidar que éste –el cuerpo–, además de dar cuenta de nuestra identidad personal, es también reflejo de un universo social y cultural que se constituye a través de él.

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En su sentido pedagógico la danza, en conjunto con otras disciplinas, contribuye a la formación integral del estudiante, por lo cual es necesario abordarla a partir de sus dimensiones artística y cultural, evitando la idea de que este tipo de expresión es sólo para unos cuantos.

De la misma manera, las nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (tic), entendidas como herramientas que nos permiten acceder a más datos y recursos de producción, nos han abierto caminos para acercarnos a distintas y variadas maneras de entender la realidad, invitándonos a reconocer la importancia que la expresión dancística tiene en diversos contextos.

Dichas ideas nos sensibilizan en relación con las distintas funciones educativas que la danza tiene en entornos y escenarios cambiantes que caracterizan el mundo actual en que niños, adolescentes y jóvenes se desenvuelven, y en donde los medios de comunicación desempeñan un papel importante en la manera en que cada persona y grupo social concibe y usa su cuerpo.

Por ello, la enseñanza de la danza en la educación básica no aspira al estudio exhaustivo de la disciplina, más bien ofrece a los alumnos experiencias de aprendizaje que les permiten desarrollar un modo de pensar que involucra su mundo interior, así como una forma sensible y flexible de conocer y relacionarse con el mundo exterior.

Lo anterior será posible mediante tres ejes de enseñanza y aprendizaje, propios de las artes, expresión, apreciación y contextualización, que se describen a continuación:

El eje de expresión propone trabajar el uso sensible y creativo del lenguaje propio de la danza, donde el estudiante a través de la sensibilización, la conciencia del cuerpo y algunos elementos propios del lenguaje dancístico, cree secuencias de movimientos y danzas que den cuenta de sus gustos, aspiraciones, intereses y necesidades, tanto personales como colectivos. La participación de los alumnos en montajes de danzas y bailes tradicionales de nuestro país (danzas indígenas, bailes de pareja) y bailes populares actuales, les permitirá conocer su propia cultura, así como otras culturas diferentes a la suya, además de enfrentarlos al reto de desarrollar y dar sentido a movimientos propios de expresiones dancísticas.

El eje de apreciación pretende hacer de los estudiantes espectadores sensibles a las manifestaciones corporales y dancísticas del entorno

que les rodea, además de ofrecerles un marco estético que les permita argumentar sus gustos o preferencias dancísticas; lo anterior, considerando que la experiencia emotiva personal es fundamental en el acercamiento a las artes. Es importante precisar que la apreciación no sólo se centra en lo que los otros hacen (ya sean grupos sociales o artistas), también abre una puerta para comentar y reflexionar sobre las producciones que se realizarán al interior de la clase.

El eje de contextualización permite a los estudiantes problematizar en torno de las aportaciones de la danza en la formación de los sujetos; el sentido que la experiencia dancística tiene para el alumno; el hecho dancístico en su contexto; las formas de concebir y usar el cuerpo en distintos contextos socioculturales, momentos históricos y en los medios de comunicación.

A diferencia de la educación primaria, que brinda a los niños aspectos esenciales para el desarrollo de su expresión corporal, en la educación secundaria la danza es considerada un espacio donde los adolescentes conocerán, a través de distintas vivencias, algunos elementos del lenguaje del movimiento para manifestar lo que sienten y piensan, además de permitirles comprender el cuerpo y el movimiento desde una perspectiva estética y cultural.

Esta visión de la danza implica brindar a los alumnos experiencias que consideren sus intereses y necesidades para construir aprendizajes propios de la disciplina y evaluarlos considerando las ideas y los procesos que se involucraron en su trabajo.

Conviene precisar que, si bien los contenidos del programa centran su atención en el quehacer dancístico, existen contenidos y sugerencias didácticas que aproximan a los estudiantes hacia otras disciplinas artísticas de su interés.

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