Color Piel

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Creado por Created by

| Wilson Borja

Escrito por Written by

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Trilce Ortiz | www.trilceo.com Wilson Borja | www.wilsonborja.com Paola Lucumí | www.paola-lucumi.blogspot.com.co Angel Perea Valentina Aristado Loretta Meneses Traducido al ingles por English Translation by

| Alex Quinn Ilustrado por Illustrated by

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Lorena Alvarez | www.lorenaalvarez.com Julián Velásquez | www.laprocesionpuppetclub.wordpress.com Jorge Lewis | www.behance.net/jorgelewis Pilar Berrio | www.pilarberrio.com Luisa Uribe | www.luisauribe.com Andrés Gomez Penagos | www.behance.net/illustrax Henry Gonzalez | www.henrygonzalezilustrador.com Pablo Villafrade | www.behance.net/DINCHO © Color Piel, 2016 www.afroprojects.com


Color Piel ilustra una serie de relatos sobre la racialización de los cuerpos. Es un conjunto de narraciones desde las voces y experiencias personales de afrodescendientes. También es un recorrido por formas y estrategias de división y exclusión, que como prácticas sociales cotidianas fueron instauradas desde tiempos de la colonia. 500 años después, estas prácticas perviven tejidas en el entramado vital de las Américas.

COLOR

PIEL

Skin Colour is a series of short stories about the racialization of the body. It is a collection of narratives told by the voices and influenced by the personal experiences of Afro-descendants. It is also a journey through forms and strategies of division and exclusion that have been established and imposed as everyday social practices since the colonial times. 500 years later and these practices live on, woven into the vital fabric of the Americas.

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The Bike

La cicla Escrito por Written by

Ilustrado por | Wilson Borja | Illustrated by | Lorena Alvarez

Empacadas las 9 cajas de libros pesados, gruesos y llenos de imágenes que usaba para mostrarle a mis alumnos lo que me inspiraba al dibujar, estaba lista para ir a buscar mi nuevo apartamento. Mi amiga se casaba en dos meses y mi plan era esta vez probar vivir sola después de 3 años de compartir ese apartamento que tantas buenas experiencias había albergado. En búsqueda de ese nuevo espacio para mí, encontré en el mismo sector universitario un edificio antiguo recién remodelado para estudiantes y profesionales. Estaba perfectamente ubicado a mitad de camino entre la universidad y el estudio. Ya tenía todos los papeles que siempre solicitan y estaba segura que con lo que ganaba en la universidad era más que suficiente para que me aprobaran la solicitud. No le tomó mucho tiempo a la señora que recibía las solicitudes mirar mi bicicleta y mi atuendo para elaborar una frase cortante y salir al corredor para evitarme: –No nos interesa arrendarle a gente con bicicleta, no hay espacio para esas cosas aquí, los pisos se pueden dañar! –Pensé para mis adentros que ridículo, si el anuncio dice que son apartamentos para estudiantes y no hay espacio para carros en el edificio, si es que la señora estaba esperando algún ejecutivo con Mercedes Benz. La señora que hacia el aseo de la oficina en ese momento viendo mi decepción me dijo en voz bajita: –Si quiere mejor espere a Don Efraín, él es mas buena gente, lo que pasa es que a la señora no le gusta la gente rumbera –Pensé que boba para que traía la bicicleta y la pinta deportiva, eso no daba mucha credibilidad. Lo que no me quedó claro fue porque la señora pudo inferir que me gustaba bailar. Seguramente en el cuerpo se me nota pensé en ese momento. Tardé un rato en apartar la frustración y darme cuenta quitándome los guantes y ver mis manos que no fue la bicicleta, ni las caderas bien formadas no solo por el baile sino por los años de ejercicio en ese caballito de acero rojo que tenía desde la universidad. Lo que hizo que la señora me negara la posibilidad de presentar la aplicación para rentar ese apartaestudio que tanto me gustó, fue el color de mi piel y los crespos largos que siempre van al aire cuando voy cuesta abajo a dictar mi clase de 2 de la tarde en la escuela de artes.

With the nine heavy boxes recently packed- full of pictures that I use to show my students what inspires me to draw- I was ready to go in search of my new apartment. My friend was getting married within 2 months and my plan was to try living alone following 3 years of sharing the apartment with her and the experiences that it had given us. In search of this new space for me, in the same university area, I had found an old but recently renovated building for students and professionals alike. It was perfectly located halfway between the university and my studio. I had all the required papers and I was sure that with what I earned at the university it would be enough for them to approve my request. It didn’t take long for the lady that receives the applications to look at my bike and my outfit and utter cuttingly as she went out to the corridor to avoid me, ‘we’re not interested in renting to people who have bikes, there isn’t space for those things here, and they can damage the floors!’ How ridiculous, I thought to myself, the ad says the apartments are for students and there isn’t any space for cars in the building, was she hoping for an executive with a Mercedes Benz? Seeing my disappointment the lady cleaning the office said to me in a low voice, ‘if you want, you might like to wait for Mr Efraín, he’s a nicer person, it’s just she doesn’t like party people.’ How silly of me to come on my bike and wearing sports clothes, I thought, this clearly didn’t give me much credibility. What I wasn’t sure about however was how the woman could infer that I liked to dance; it was probably my body that gave it away I thought in the instant. It took me a moment to push aside my frustration and realize, removing my gloves and looking at my hands, that it wasn’t the bike, nor my well-formed hips (following the years of dance and riding my set of red steel wheels since my university days) that made the lady deny me the opportunity of renting the studio apartment; it was the colour of my skin and my long curly hair that rode high in the wind as I flew downhill to teach my 2 o’clock class in the school of arts.

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Delabee Escrito por Written by

Ilustrado por | | Trilce Ortiz | Illustrated by Jorge Lewis

–¿Cómo se puede ser hermosa y asesina al mismo tiempo?– Me preguntó mientras su aliento se acomodaba en mis fosas nasales.

‘How can you be beautiful and a killer at the same time?’ She asked me as her breath nestled into my nostrils.

–No se, – le contesté honestamente.

‘I don’t know’, I answered her honestly.

–Pues claro que no sabes,– aseveró con una sonrisa que unió el hoyuelo de su mejilla izquierda con la cicatriz rosada que le marcaba una línea recta dos pulgadas debajo del ojo. – Tú eres bonita pero no eres una asesina.-

‘Well, obviously you don’t know’, she affirmed with a smile that joined the dimple in her left cheek with the straight pink scar two inches below her eye, ‘you’re beautiful, but you’re not a killer.’

Delabee había dejado de creer en la gente y la gente en ella. Su dolor pasaba por agresividad reprimida bajo las capas de Johnny Walker que le curtían la consciencia. A mi me recordó una infancia traumática en donde huirle a los borrachos era el pan de cada noche. El hecho de que la mujer fuera negra del ghetto fortalecía al pánico que comenzaba a treparse por mi pierna, amenazándome de muerte con sus delgadísimos colmillos. –Ocúpense de sus asuntos. Ocúpense de sus asuntos,– cantaba desentonada mientras llevaba el ritmo con pies y a manos en el pasillo del tren. Estaba borracha y odiaba que la gente la mirara en ese estado. Su amiga, que permanecía sentada, sin quitarle el ojo de encima, se sonreía entretenida, mientras la niña de 11 años que las acompañaba bostezaba frente a lo habitual del panorama. Delabee había visto morir a su sobrino, un joven de apenas 15 años, a manos de un hombre que salió libre a los pocos meses por falta de evidencia. Ella estaba convencida de que las pruebas se habían ido a esconder bajo los blancos traseros de la justicia racista. Nadie habló de su dolor, ni intento quitárselo, así que ella se lo regalaba a quien se dejara alcanzar por la hoja de su cuchillo. –Yo no soy mala,– me dijo mientras se recostaba cómodamente sobre mi pecho y sus ojos de perro callejero se ganaban mi simpatía,– pero me gusta pelear.–

Delabee had stopped believing in people, just as they had stopped believing in her. Her pain passed for aggression repressed under layers of Johnny Walker that hardened her consciousness. It reminded me of a traumatic childhood where running away from drunks was a basic part of daily survival. The fact that the woman was black and from the ghetto only intensified my panic as she started to climb up my leg, her fine eyeteeth threatening to kill. ‘Go about your own business! Go about your own business!’, she sang out of tune but tapping the rhythm with her hands and feet in the aisle of the train. She was drunk and hated people seeing her in this state. Her friend remained seated but kept a close watch, smiling, entertained while the 11-year-old girl that was travelling with them yawned at the familiar sight. Delabee had seen her nephew- a boy of barely 15 years of age- die at the hands of a man released some months earlier for lack of evidence. She was convinced that such evidence was tucked away under the white backsides of the racist authorities. No one spoke of her suffering, nor tried to rid her of it so she would offer it to anyone within reach of her knife’s blade. ‘I’m not a bad person’, she said to me while she leant back comfortably on my chest gaining my sympathy with her puppy dog eyes, ‘but I like to fight.’

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Skin Colour

Color Piel Escrito por Written by

Ilustrado por | Wilson Borja | Illustrated by | Lorena Alvarez

Ese día iba muy entusiasmado con mi caja nuevecita de colores Prismacolor que me compró mi mamá. Desde que me levanté solo pensaba que después del descanso tendríamos clase de dibujo y podría sacar mis colores y rayar. Al llegar la hora la señorita profesora nos pidió, seguramente pensando que podía ser algo que nos motivaba, que dibujáramos a nuestra familia. Nos dibujó un ejemplo muy básico en el tablero: Una familia constituida por cuatro personas, el padre, la madre, un niño y una niña muy rozagantes y felices, al lado una casa con el techo a dos aguas, chimenea, un carro y un camino que lleva a las montañas donde aparece un arcoíris. Una imagen muy común en los libros de texto. Empecé a tener problemas cuando mi compañerito de pupitre levantó la mano y le preguntó a la señorita profesora como podía hacer el color de la piel y ella sin dudarlo un segundo le señaló dentro de una caja de colores igual a la mía, que era facilísimo, ahí estaba un color que al ladito decía en dorado “Color Piel.” Mi frustración de niño de 7 años creció cuando constaté que el tono de ese lápiz era un rosa cálido. En el momento en el que la señorita profesora preguntó porque no había empezado el ejercicio libre de dibujo, le contesté que solo iba a poder dibujar a mi mamá porque mi papá, mis dos hermanas, mi hermano menor y yo teníamos la piel oscura y el pelo crespo aun más oscuro que la piel, además no vivíamos en una casa sino en un apartamento de un edificio de ladrillos rojos en un conjunto cerrado.

That particular day I was really excited about the new box of Prismacolor colouring pencils that my mom had bought me. Ever since I’d woken up I’d been eagerly looking forward to art class after the break so that I could take out my new colours and doodle. When the moment came our teacher, a young lady, asked us- sure that it would be a topic of inspiration - to draw our families. She drew a very basic example on the board: a family was made up of four people: the mom, the dad, the boy and the girl, glowing and happy next to a house with a pointy roof and chimney, a car and a pathway leading up to the mountains and a rainbow. A typical textbook image. I started to have trouble when a classmate sat next to me raised his hand and asked the teacher how he could make skin colour. Without a moment’s hesitation, she told him it was easy, and pointing to a pencil inside the box of colours- identical to mineshe showed him the pencil called ‘skin colour’ marked in tiny gold letters. My 7-year old boy frustration grew when I noticed that the tone of the pencil was a warm pink. When the teacher asked me why I hadn’t started my drawing yet, I told her that I was only able to draw my mom. After all, my dad, my two sisters, my little brother and I all had dark skin, and curly hair that was even darker, besides, we lived in an apartment, not a house, in a red-brick building in a closed complex. My box of colours didn’t have the colour of my family.

La caja de colores no tiene el color de mi familia.

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maid

Doméstica Escrito por Written by

Ilustrado por | Trilce Ortiz | Illustrated by | Wilson Borja

Corre 1986 y para los bogotanos el negro no es un color de piel al que estén muy acostumbrados. Será por eso que en la terminal de transportes todo el mundo se le queda viendo. Por eso y por las sandalias plásticas que lleva puestas, su cabello trenzado en riñones, su falda rosada y el pequeño bulto de propiedades que lleva bajo del brazo.

It’s 1986 and black isn’t a skin colour that Bogotanos1 are familiar with. Could it be for that reason that everyone at the bus terminal is looking at her? Well, that and the plastic sandals she’s wearing, her braided her, the pink skirt and the small bundle of belongings she carries under her arm. Ramona walks proudly, like all women of her race, proud of who she is and where she comes from. In the end, she’s not there to make friends but to secure food for her daughters.

Ramona camina altiva, como todas las mujeres de su raza, orgullosa de ser quien es y de venir de donde viene. A la final ella no está allí para hacer amigos sino para conseguir comida para sus hijas.

‘This is your cup, plate and spoon. After you wash them put them on the shelf below, I don’t want them to get mixed up with the others’ the lady says, pointing towards the small alamo door.

–Esta es su taza, su plato y su cuchara. Después de que los lave los pone en el anaquel de abajo, no vaya a ser que después de confundan con el resto–, dice la señora apuntando hacia la puertita de álamo.

The plate is red plastic, scratched from the countless number of knives to have passed over it; the ceramic cup chipped on one side takes away a little of the beauty of what was once a sunflower. The items would be impossible to mix up with the French tableware that Ramona must polish twice a week; everyone else eats from that. Ramona gets up early to make breakfast and get the twins ready for school, the two girls are only 4 years old and don’t understand about race so despite their mother’s gestures they say goodbye with a kiss on her cheek and determinedly call her ‘mamona2’ in half-language3. Ramona laughs, thinking about her own girls. She washes the dishes, puts lunch on the stove, washes the clothes, makes the beds, sweeps, mops, serves her mistress lunch, cleans the glass, scrubs the bathrooms, dusts the glass figurines, prepares dinner, greets the girls, gives them a bath, irons clothes and washes the dishes. It’s 11pm and Ramona sits down to eat from her red plate in front of the tiny television that she has in her room just off the kitchen. She’s used to the work so it doesn’t bother her, what does hurt is her neck, however, from so much staring at the ground.

El plato es de plástico rojo, rayado por el pasar de quién sabe cuántos cuchillos, la tasa de cerámica desportillada en un lado le quita la hermosura a lo que algún día fuera un girasol, no hay forma de que se puedan confundir con la vajilla francesa que Ramona tiene que pulir dos veces por semana. En esa es que come el resto de la gente. Se levanta bien temprano a hacer el desayuno y a alistar a las gemelitas para el colegio, las niñas tienen 4 años y no entienden de razas, a pesar de los malos gestos de la madre se despiden de beso y la llaman “mamona” a media lengua. Ramona se ríe, pensando en sus propias hijas. Lava la loza, pone el almuerzo en la olla, lava la ropa, arregla las camas, barre, trapea, sirve el almuerzo para la señora, limpia los vidrios, restriega los baños, desempolva las figuritas de vidrio, pone la cena, recibe a las niñas, las baña, plancha ropa, lava la loza. Dan las 11 de la noche y Ramona se sienta a comer en su plato rojo enfrente de un televisor minúsculo que tiene en su cuarto de la cocina. Ella está acostumbrada al trabajo, así que no le incomoda, lo que si es que ya le duele el cuello, de tanto mirar hacía abajo. –No mire a la gente a la cara, eso Ramona, es señal de mala educación, por eso es que a ustedes no les llega el progreso–, le dijo el señor la mañana siguiente de que llegara a vivir en la casona de Palermo, cuando le preguntó mirándolo a los ojos si quería más café.

‘Don’t look at people’s faces, it’s rude, Ramona which is why you people never advance’, the man recently arrived to live in the house in Palermo4 said to her the following morning; she had looked in his eyes to offer him another cup of coffee. 1. People from the capital city of Bogota, Colombia. 2. Mamona poor pronunciation of Ramona, but mistakenly referring to an annoying person. 3. ‘Half-language’ in Colombia, refers to chilren’s process of learning to speak and enunciate words correctly. 4. An area of Bogota. www.afroprojects.com


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The Smell of Herbs

Olor a hierbas Escrito por Written by

Ilustrado por | Trilce Ortiz | Illustrated by | Lorena Alvarez

Mi casa siempre huele a romero, ajedrea, eneldo y tomillo.

My house always smells of rosemary, savory, dill and thyme.

Yo era la hija mayor que mi papá tuvo con mi mamá, después, cuando yo estaba más grandecita llegó mi otra mamá. Yo me quedé con dos mamás y con muchos hermanos, pero mi papá siempre decía que él me quería más por que yo era la primera.

I was the eldest of the children that my father had with my mother, but afterwards when I was a bit older, another mother arrived. I ended up with two mothers and lots of brothers but my dad always told me he loved me the most because I was the firstborn.

En la casa de mi papá cada mamá tenía su huerta en un lado del patio. Que la una cultivaba tomates y la otra cebollines, que las dos se encargaban del plátano y así en la casa siempre hubo mucho de comer.

In my father’s house, each of my mothers had their own vegetable garden next to the patio. One would grow tomatoes and the other chives; both of them were in charge of the plantain so there was always a lot to eat in the house.

A mi no me mandaron a la escuela por ser mujer, entonces las mamás me pusieron una huerta de hierbas, adentro de la casa, por el ventanal. Yo me les aprendí los nombres, los sabores y hasta los genios porque a cada una había que echarle agua cada tanto para que no se fuera a amargar. Después de que cumplí 15 años me fui a vivir con mi marido. Él era buen amigo con mi papá y fue siempre buen marido conmigo. Salía por días a cazar chigüiro al monte. Cuando volvía yo ya tenía listo el aliño de abrotano y ajo. Así se debe preparar la carne del curí y queda muy sabrosa. Cuando se murió mi marido y se fueron los mayores, me quedaron las vecinas. Hablábamos por la ventana y nos contábamos de la vida, del pueblo y de los hijos. Yo siempre tuve mi ventanal lleno de hierbas, como en la casa de mi papá. Luego mataron a los sobrinos, los clavaron enfrente de la casa y yo dejé de asomarme por la ventana. Se me comenzaron a amargar las matas y la casa cogió olor a guardado. Los hijos mayores me mandaron traer, yo cerré la casa de madera y me fui con ellos. El clima de allá era un poco distinto, hacía más frío y las hijas menores me compraron zapatos cerrados que a mi no me gustaron. La casa era de ladrillo y cemento, en el cuarto de enfrente pusimos una tiendita donde yo le vendía a las señoras su tarro de aceite, su sal, su arroz. En el marco de la ventana puse mis hierbas. Mi casa siempre ha olido a romero y a eneldo.

I wasn’t sent to school because I’m a woman, so my mothers gave me a herb garden inside the house by the window. I learnt the names, the flavours, even the temperaments of the herbs: each one had to be watered at different times so they wouldn’t become bitter. When I turned 15 I went to live with my husband. He was a good friend of my father and was always a good husband to me. He would leave for days at a time to hunt capybaras in the mountains and when he returned I would always have the southernwood and garlic seasoning ready. Guinea pig is best prepared like this and it’ll always turn out delicious. When my husband died and the elders had gone, I was left with the women from the neighbourhood. We would speak through the windows to each other, telling stories about our lives, our towns and our children. I always had my herb garden thriving, just like in my father’s house. Then they killed our nephews; they nailed them to the front of the houses and so I stopped leaning out of the windows to talk. My herbs began to wither and the house began to smell musty. My older children came to get me so I closed up the wooden house and I left with them. The weather there was a bit different, it was colder and my youngest daughters bought me closed toed shoes; I didn’t like them. The house was made of bricks and mortar and in the front room we had a little shop where I could sell the basics of oil, salt and rice to the other women. I put my little herb garden on the window sill.. My house has always smelled of rosemary and dill.

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curriculum vitae Escrito por Written by

Ilustrado por | Wilson Borja | Illustrated by | Julian Velasquez

Tiempo después pude entender porque ese día mi papá se opuso tanto a que usara esas fotos. El día que me las tomé estaba estrenando nuevo look, con las trenzas largas con las que tanto le gustaba a mi hermano jugar. También tenía el sastre azul y los aretes bonitos que había comprado con el primer sueldo en uno de los trabajos temporales que tenia en vacaciones mientras estaba estudiando en la universidad. En la pared de la sala ya estaba enmarcado el primero de los cuatro diplomas que vendrían tiempo después, de tanto en tanto mi papá señalándolos comentaba como deberíamos sentirnos orgullosos por el hecho de haber ido a la universidad, nos contaba como la abuela Esperanza sin saber leer ni escribir había sido el banco de todo el barrio Platinero de Condoto, toda la gente le confiaba a ella sus ahorros. Siempre decía que recordaba que cuando la gente pasaba camino a la mina con su bateas se despedían diciéndole Adioooos Esperanchuuuuu!.

It was a good while afterwards before I was able to understand why my father had been so against my using the photos. I was trying out a new look the day I had them taken, with long braids that my brother loved to play with. I was also wearing a blue suit and earrings I had bought with my first wage from one of the temporary jobs I had done during university holidays. In the front room, one diploma- of what would eventually be fourwas framed and hanging on the wall. From time to time my father would point to them reminding us how proud we should feel for having gone to university. He would also tell us about our grandmother, Esperanza and how- without knowing how to read or write- she became the bank for the neighbourhood, Platinero in the city of Condoto. Everyone entrusted her with their savings. My father would tell us how he remembered that the people passing by on their way to the mines would always say bye to her shouting ‘Goodbyeee Esperanchuuuuu!’

Ya tenía todo listo: mis hojas de vida impresas y varias entrevistas para esa semana, había terminado una carrera en la mejor universidad pública del país y ya tenía cierta experiencia laboral, eso me llenaba de seguridad así que terminé por pensar que me veía muy fea en las fotos, esa semana tenía tiempo y podía volverlas a tomar pensé un poco molesta, volví a preguntarle a mi papá porque razón no podía usar las fotos, el despegó los ojos del periódico que siempre lee en las mañanas, me miró por encima de las gafas y con su voz pausada dijo:

I had everything ready: my CV’s printed, various interviews lined up for the week, I had finished a degree from one of the best state universities in the country and I had some reasonable work experience. All of this filled me with confidence so I ended up thinking that my dad’s reaction must have been because I looked ugly in the photos. Irritated, I considered having more photos taken as I had time that week. I asked my dad again why he thought I couldn’t use the photos and taking his eyes off his morning newspaper and looking at me over the rim of his glasses, he said slowly:

–Puede que eso de poner las fotos esté de moda pero es que es mejor sin foto, yo sé lo que te digo, si la pones van a saber que eres negra, es mejor que solo te evalúen por tus capacidades y no por tu apariencia.– Igual me las volví a tomar esa semana pero no las volví a pegar en la hoja de vida después de que varias aplicaciones de trabajo fueran rechazadas.

‘It may well be fashionable to put photos on your CV but I can tell you it’s better without. I know what I’m talking about. If you put a photo they’re going to know you’re black and it’s better that they judge you according to your ability than for your appearance.’ I still went and got new photos taken that week but I didn’t attach them to the CVs, not after some of the applications were rejected.

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The Wish

El deseo Escrito por Written by

Ilustrado por | Trilce Ortiz | Illustrated by | Jorge Lewis

–¡Asquerosa, negra asquerosa!–

‘Horrible, nasty black girl!’

Simoné, la más pequeñita de todas, no pudo balancear los huesos y se atragantó con una masa de arena y saliva. Se atrevió a lamerse el labio buscando el sabor a sangre, pero contuvo la exhalación recordando al peludito “moncho”. No había sangre, menos mal. Como se veía de bonito su perrito cuando se hacía el muerto, había aprendido solito sin que nadie le enseñara.

Simoné, the smallest of the girls, lost her balance and choked on a mouthful of sand and saliva as she hit the ground. She gingerly licked her lip looking for the taste of blood but managed to withhold her sigh of relief remembering her little ball of fur, ‘Moncho’. There wasn’t any blood, luckily. How cute her little dog looked when he played dead, he’d learned it all on his own, no one had taught him.

–Sucia, cerda. ¿Qué te has quedado con ganas de más eh?– Se había levantado demasiado rápido, por andar pensando en las piruetas de “moncho” no oyó que las blanquitas seguían allí hablando de como los sucios negros habían llegado a robarles la tierra. Porquería de inmigrantes, decían. La mano que la revolvió del pelo le confirmó que se había levantado demasiado rápido.

‘Dirty, filthy girl. Still want more, huh?’ She got up quickly, and distracted for thinking about Moncho’s tricks she didn’t hear the white girls continue to discuss how the dirty blacks had come to steal their land. Filthy immigrants they said. The hand that grabbed her hair confirmed she’d stood up too quickly.

–¡Deja en paz a mi hermana!– la voz de María llegó de la mano de un puño salvador.

‘Leave my sister alone!’ Maria’s voice boomed, accompanying her saving fist.

Esta vez la blanquita fue a parar contra el borde del arenal. Seguro se había roto algo, porque esta vez si se veía mucha sangre.

This time it was the white girl who landed against the edge of the sandpit. She had to have broken something; there was a lot of blood.

Simoné se sacudió la arena y fue a refugiarse en los brazos de su hermana con la que físicamente lo único que tenía en común era en color de piel. María ahogó entre sus gruesos brazos a la menudita figura que le daba debajo del cuello en altura.

Simoné shook the sand off and ran to take refuge in her sister’s arms; they looked nothing alike except for the colour of their skin. Maria squeezed the slight figure in her strong arms where she nestled just below her sister’s shoulders.

Las gemelas colombianas, nacidas en Madrid por uno de esos chistes del destino, llevaban 2 años viviendo en los suburbios. Su cumpleaños número 5 era en una semana y pensaban pedirle de regalo a su mamá que por favor se fueran a vivir a un lugar del mundo donde si quisieran a las negras.

The Colombian twin sisters, born in Madrid as a result of one of these jokes of destiny, had lived for 2 years in the outskirts. Their 5th birthday was in a week and together they had thought of asking their mother for a joint present: to please live in a place where black people are welcome.

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The artisan

La artesana Escrito por Written by

Ilustrado por | Trilce Ortiz | Illustrated by | Pilar Berrio

Tenemos más que algunos rasgos comunes. Podríamos ser hermanas. Su piel tiene el tono tostado por el aire de playa. Sus ojos café oscuro juguetean debajo de dos cejas tupidas, mientras me miran de arriba a abajo sin poderme clasificar aún. Su nariz es grande con la punta redonda en la que descansa un lunar medio desteñido como el mío. Sus labios llenos son rápidos para hablar entre sonrisas.

We have more than just a few characteristics in common. We could be sisters. Her skin is bronzed from the sea breeze. Her darks eyes play under her thick eyebrows while she looks me up and down, still unable to work me out. Her nose is big with a rounded tip on which rests a faded mole, just like mine. Her full lips are quick to speak between the smiles.

–¿Tu eres cubana?– Me pregunta, dándose por vencida.

‘Are you Cuban?’ she asks me, giving up.

–No.– Le respondo. No hay forma de simular el acento habanero, llevo apenas dos días en la isla.

‘No’ I tell her. There’s no easy way to feign an Havana accent, I’ve barely been two weeks on the island.

–Pues pareces cubana,– dice dejando salir un agotado suspiro.

‘Well you look Cuban’ she says, letting out a weary sigh.

Yo le pregunto si ya casi está por salir y ella se ríe sin entenderme mientras me empaca en papel periódico las dos pipas de madera que acabo de comprarle.

I ask her if she’s nearly finished for the day and she laughs not understanding me as she wraps the wooden pipes that I’ve just bought from her in newspaper.

Yo calculo que tiene unos años menos que yo, pero quién sabe. Me da pena preguntarle. Ella se me queda mirando como si adivinara. ¿Acaso existe entre las dos una conexión que supera el territorio residencial que nos separa? Tal vez lo negras, tal vez las gotas de blanco, tal vez el hecho de ser mujeres.

I reckon she’s a few years younger than me, but it’s anyone’s guess. I don’t want to ask her but she stays looking at me as if she guessed the question in my head. Is it possible that there’s a connection between the two that surpasses the territories that separate us? Perhaps the fact we’re both black, or perhaps the little drops of white in us, or the fact we’re both women.

Tiene 25 años, se mantiene delgada de tanto caminar bajo el sol. Sale por las mañanas a dejar a sus dos hijos en el colegio, carga su mercancía hasta su puesto en la feria de artesanías en la calle 23. Allí trabaja todo el día vendiéndole su trabajo a los extranjeros hasta que llega la hora de recoger a los niños, hacer la comida y limpiar su casa. –¿Tienes marido?– le pregunto aprovechando sus minutos de confianza. –Si, pero tu sabes como son los hombres que no hacen más que dormir, comer y beber ron,– me dice con un aire de compañerismo melancólico. –¿Así no son los colombianos?– Le pago y me despido con una sonrisa. La artesana cubana y yo tenemos mucho más que los rasgos en común.

She’s 25 years old and keeps her slim figure from so much walking in the sun. She goes out every morning to leave her two children to school then carries her merchandise to her stand in the fair on ‘street 23’. She works all day selling her work to foreign tourists until it’s time to collect her kids, make dinner and clean the house. ‘Do you have a husband?’ I ask her, taking advantage of the few minutes of trust. ‘Yes, but you know what men are like, they only sleep, eat and drink rum’ she says with an air of melancholy companionship. ‘Are Colombian men not the same?’ I pay her and say goodbye with a smile. The Cuban artisan and I have much more in common than just our looks.

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One of the many

Uno del montÓn Escrito por Written by

Ilustrado por | Wilson Borja | Illustrated by | Luisa Uribe

En cada lugar de la Habana los cubanos se dirigían a mi con ese acento cálido y armonioso que solo había oído de la voz de los soneros. Me sentía como en casa, en familia, ser uno más del montón. Los últimos 5 años siendo el único estudiante negro en la facultad en la capital del país me enfrentó a eso de sentirse parte de una minoría. Aparte de Calí, Buenaventura y Bogotá no conocía otras latitudes.

All over Havana the Cuban people spoke to me with such a warm and harmonious accent, like that I’d only ever heard of the soneros1. I felt at home, with family, one more of the many. Having been the only black student in the faculty of Colombia’s capital for the last 5 years, I’d felt part of a minority. I hadn’t known anywhere else other than Cali, Buenaventura and Bogota.

Varios turistas europeos tomaron algunas fotos del lugar incluyéndome a mi en el encuadre como si fuera otro personaje exótico el lugar. Los cubanos por otro lado, siempre me confundieron con el guía turístico de mis compañeros de universidad con los que viajaba por primera vez fuera del país. Pero lo que más recuerdo de este viaje es el comentario del vendedor en el morro cuando escuchó mi acento valluno respondiendo que venia de Colombia:

Several European tourists were taking photos of the area and included me in the frame, as if I were another exotic stage prop. Cubans on the other hand always took me for my classmates’ tour guide when the reality was that I’d only traveled abroad for the first time with them that year. What I most remember about the trip however was the comment I received from a street vendor at the Morro Castle upon hearing my valluno2 accent and recognizing therefore that I came from Colombia:

–No sabía que en Colombia también habían negros! –Claro que si, hay un montón! Así como hay negros en todos y cada uno de los paises del continente Americano.– le respondí.–Ese paso por la universidad no había sido en vano, allá fue donde escuche por primera vez eso que llaman la diáspora Africana. –Tu sabe chico, ver un negro viajando por aquí es toda una novedad tu me entiende? Los negros somos pobres!– No tuve un comentario inteligente para contradecir tan cruda afirmación. Su comentario me hizo pensar en como las migraciones han forjado la historia de los afrodescendientes. Llegamos a este continente con la migración forzada más grande e infame de la historia de la humanidad, hemos sido desplazados y asesinados por la violencia que azota a Latinoamérica y sumidos en el olvido de la historia no podemos darnos el lujo de viajar para conocer la realidad que compartimos con nuestros hermanos.

‘I didn’t know there were black people in Colombia!’ ‘Of course there are, there are lots! Just as there are lots of black people in each and every one of the countries on the American continent’ I replied. My university education hadn’t been in vain after all; it was there that I’d first learned that this was called the African diaspora. ‘Well you know what? Seeing a black guy traveling around here is something new for me, you get me? Us black people are poor.’ I didn’t have an intelligent response to counteract such a harsh statement this time. His comment made me consider how migration has shaped the history of African descent. We came to this continent as a result of the biggest and most famous forced migration in the history of humanity, we’ve been displaced and killed by the violence that plagues Latin America and plunged into the forgotten history, we can’t afford the luxury of traveling to learn about the reality we share with our brothers.

1. Soneros refers to the singers of Cuban Son or Salsa music. 2. Valluno refers to the accent of Colombians that come from the region of Valle del Cauca www.afroprojects.com


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Good Morning Joe

Buenos días Joe Escrito por Written by

Ilustrado por | Trilce Ortiz | Illustrated by | Julian Velasquez

El blanco de mis dientes es pura ilusión de contraste. Tengo la piel negra, no, negrísima, más negra que la de mi padre y él tenía la piel más negra de todo el Bronx. Sonrío bastante y a las mujeres les gusta, negras o blancas, a todas les gusta mi sonrisa. –Buenos días Joe–, me dicen mientras mis ojos saltones les miden la curvatura sin que se den cuenta. –Buenos días, ¿cómo están?– les contesto mientras sonrío. Trabajo de guardia de seguridad, en la misma empresa donde trabajó mi padre por 30 años. Él dijo que no había forma de que consiguiera un trabajo donde los blancos me trataran tan bien, yo sonreí.

The white of my teeth is merely an illusion of contrasts. I have black skin, no, really black skin, blacker than that of my father and he had the blackest skin in the Bronx. He smiled a lot and the women liked it, whether they were black or white; all the women like my smile too. ‘Good morning, Joe’, they say to me, unaware of my bulging eyes that scan over their curves. ‘Good morning, how are you all?’ I answer them, smiling. I work as a security guard, in the same company that my father worked in for 30 years. He said that there was no way to get a job where whites would treat me so well. I smiled.

Cuando mi hijo mayor se graduó de bachiller pedí medio día libre para ir a la ceremonia. Llegué a trabajar con mi traje azul recién planchado, no es todos los días que se gradúa un hijo.

When my eldest son graduated from high school I asked for half a day off to go to the ceremony. Later on I arrived to work in my blue suit, recently ironed: it’s not every day your son graduates.

–Buenos días Joe–, me saludó el jefe del departamento de mercadeo del piso 29. Yo sonreí.

‘Good morning, Joe’, the Marketing manager of the 29th floor greeted me. I smiled.

–Que bien se ve en traje–, insistió. –¿Cuál es la ocasión?–

‘The suit looks great’ he continued, ‘what’s the occasion?’

–Se gradúa mi hijo, el de 16–, contesté inflando un poco el pecho.

‘My son -the 16-year old- graduated today’, I answered him, puffing out my chest a little.

–Que buena noticia, felicitaciones. Otro más para la empresa–, afirmó mientras salía del ascensor.

‘That’s good news, congratulations. Another one for the company’- he said, leaving for the elevator.

Yo ya no quise sonreír.

I no longer felt like smiling.

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Starving Children

Muertos de hambre Escrito por Written by

Ilustrado por | Wilson Borja | Illustrated by | Pablo Villafrade

En algún punto se me agotaron las excusas! Igual que más dá ellos ya son grandecitos y entienden lo que pasa. Creo que soy yo la que necesita creer en esas excusas, para ser honesta, yo creo que esas excusas me han ayudado a llevar el dolor todos estos años. Cuando eran más pequeños bastaba con decirles que su tío Alfonso era una persona muy ocupada. Y es cierto después de que murió papá el asumió su rol de hombre de la casa y trabajó mucho para ayudar a todos mis hermanos. Todos le debemos mucho.

It got to a point where I ran out of excuses. But what difference does it make at this stage, they’re grown up now and understand how things work. I think that I’m the one that needs to believe the excuses if I’m honest, I think these excuses have helped me to shoulder the pain all these years. When they were little it seemed enough to tell them that their uncle Alfonso was a busy person. It’s true that after dad died he assumed the role of the man of the house and worked a lot to help my brothers out. We all owe him a lot.

Por eso llegado el momento se sintió con toda la autoridad para desaprobar mi matrimonio con Tito, ese hombre alegre, responsable y trabajador que conocí por varios amigos que teníamos en común en la universidad. Por parte de mi familia a la boda que fue corta, solo asistieron mis dos hermanas. Me imagino que este evento para Alfonso jamas ocurrió.

So when the time came he felt he had full authority to disapprove of my marriage to Tito, a happy, responsible, hardworking man that I had met through friends in common from university. From my side of the family, only my two sisters attended the short wedding ceremony. I can imagine that for Alfonso this event never took place.

–Si quiere traer más de esos muertos de hambre a este mundo allá usted.

‘If you want to bring more of those starving children into the world then off you go.’

Esta fue la ultima advertencia que escuche de él, de esto ya hace 20 años. Ya no hablamos después de esto. Mis hijos ya no preguntan por él, no se complican la vida buscando explicaciones de porque nunca hubo contacto con su tío o el resto de la familia, entienden que Alfonso no los considera parte de su familia.

That was the last warning I heard from him, and that was 20 years ago. We didn’t speak again after that. My children don’t ask about him anymore, they don’t make life more complicated looking for reasons as to why they never had any contact with their uncle or the rest of the family, they understand that Alfonso doesn’t consider them to be part of the family.

Ellos a él tampoco.

Neither do my children consider Alfonso to be part of theirs.

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I am muddy water

Aguaturbia soy Escrito por Written by

Ilustrado por | Paola Lucumí | Illustrated by | Lorena Alvarez

El río Ovejas suena a la distancia fuerte y poderoso, como gritando las injusticias de que ha sido testigo. Lo escucho mientras se mezcla con el sonido de la mototaxi que recorre la carretera con prisa y hace saltar piedras que golpean en mi maleta. Vamos para La Toma, lugar ancestral afro por excelencia y por lucha, allí me espera Ángel Lucumí abuelo de Nasly Lucumí tesorera de Suarez quien me dijo que su padre conoció a un Aristobulo Lucumí, un hombre con el mismo nombre y apellido que mi abuelo, yo andaba buscando información sobre mi familia desconocida. Me recibió bajo una casa hecha de palma y madera, sin ninguna sonrisa me dijo que conocía a un Aristobulo pero su primer apellido era Choco. No era mi abuelo. En un momento me sentí rodeada de varias personas que me miraban como forastera, como lo que era. Me preguntaron a qué iba y que la mitad de la población de este pueblo eran de apellido Lucumí, que fue el primer palenque de Colombia, Palenque de Gelima y que cualquiera de ellos podría ser mi primo. Ángel se concentró en mí y me refutó no ser de raza pura como ellos que yo era una AGUATURBIA, ni blanca ni negra. Si él supiera lo nocivo que fue para mí su comentario lo hubiese pensado dos veces antes de decirlo. Aunque su comentario fue doloroso Ángel tenía la razón sin duda soy un aguaturbia igual que muchos de la población, mezclas de diferentes razas e historias de vida. Sin saber exactamente los ancestros que me preceden me aferré a incluirme en la comunidad negra, y no como una negra de “raza” pura si no como esa mestiza que arrastra consigo la historia de un país saqueado y de verdades ocultas que forjó la nación. Consciente de mi padre y mi madre que me dieron esta tez y no por eso soy menos o más, consciente de que muchos de los que conozco compartimos este mismo sentir y juzgamiento de ser agua difícil de mencionar, difícil de aclarar. Ahora me suena romántico pensar en no encajar en ninguna comunidad específica, según ellos. Pueden llamarme de muchas maneras, pero me ató a ser negra de espíritu y alma porque mi corazón lo grita y mi espejo me lo reclama cada vez que me miro en él, me ato a mis raíces y a el amor que siento por los ancestros que van adelante y si eso implica ser llamada así, entonces ¡ Aguaturbia soy! ¡Aguaturbia sos! ________ The River Ovejas can be heard in the distance, strong and powerful as if it were remonstrating the injustices it has been witness to. I listen to it as the sound merges with the noise of the motorbike taxi racing

along the carriageway, whipping stones up that hit my rucksack. We’re going to La Toma, a place of African ancestry known for its history and struggles. I am meeting Angel Lucumí, the grandfather of Nasly Lucumí, the treasurer of Suarez. Nancy told me her father knew an Aristobulo Lucumí; a man with the same firstname and surname as my grandfather and I was looking for information about my unknown family. Ángel met me by a house made from wood and palm leaves, somberly he told me that he knew an Aristobulo but that his first surname had been Choco. He wasn’t my grandfather. From one moment to the next, I was encircled by several people who were looking at me like I was foreign, which I was. They asked me where I was going and told me that half of the town’s population had the surname Lucumí1. The town, Palenque de Gelima was the first palenque2 in Colombia, and so any one of them could potentially be my cousin. Ángel focusing on me, refuted my being purebred like they were, I was aguaturbia -muddy water- not black, not white. If he’d known how damaging his comment would be to me, I’m sure he would have thought twice before saying it. Although his comment was painful, Ángel was right. Without a doubt, I am an aguaturbia, just as many of the country are; blends of different races and life stories. Without knowing anything of my ancestors, I clung to the black community looking for inclusion, but not as a black ‘pure’ bred woman, instead as a mestiza3 woman that carries with her the history of a ravaged country and hidden truths that forged the nation. I’m aware that my mother and father gave me this complexion and that doesn’t make me any more or less of a person, I’m also aware that lots of the people I know also share the same feelings of being judged for being a water that is difficult to mention, that’s difficult to make clear. Now, however, the idea of not fitting into a specific community, according to them, sounds romantic to me. They can call me as many names as they like, but I’m tied to being black by spirit and soul because my heart shouts it out and the mirror says it to me every time I look in it. I’m tied to my roots and the love I feel for the ancestors who’ve gone before me and if that means I’m to be named this way then I accept: Muddy water I am! 1. Lucumi is a common surname given to those people of Yoruba culture in Colombia 2. Palenque refers to the first settlements of Maroons who fought for freedom 3. A term used to mean a person of combined European and Amerindian descent www.afroprojects.com


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She must have been black

Negra Tenia que ser Escrito por Written by

Ilustrado por | Loretta Meneses | Illustrated by | Wilson Borja

Si. No, no sé…mmm (recordando ahora) evadí, reafirmé, ignoré, defendí. Pudo ser mi familia, gente de todo, del pacífico y poco del caribe. Mi cabello, rizado, chuto, enredado, mío. El barrio, popular, lindo. El acento “neutral”, ni de aquí ni de allá. La no blancura de mis dientes, que por mucho tiempo consideré una marca de las manchas de mi corazón. Mi nariz, la que tenía que pulir con saliva cada mañana para que fuera menos chata. Mi piel, con más melanina de la piel de mi familia y amigas. Rebelde, activa, irresponsable, atenta, crítica, soñadora, espontánea, ausente. Un día cualquiera de lluvia o de ciudad fría y gris, en fila esperando sacar algo de dinero del cajero, ella pide monedas a quienes estábamos allí… –¿Me puede regalar una moneda?– –No señora, no tengo ahora – –Negra, esclava tenía que ser– Inmune, sin reacción, solo la miré. A nadie le importó, un largo silencio se prolongó. Como responderle a una mujer con la piel más oscura que la mía, con ropas sucias y rotas, pero eso sí con su peluca lisa, que el racismo y la explotación de unos pocos a las mayorías, nos tenían a las dos viviendo desigualdad social, empobrecimiento, segregaciones, perdidas de nuestras identidades, que ella era “inconsciente” de su situación y no me reconocía como igual con valor. Se fue.

Yes. No. I don’t know… hmm (I was remembering now), I avoided it, I reaffirmed it, I ignored it, and I defended it. It might have been any number of things, like my family who are from all over: from the Pacific coast and from the Caribbean or my curly hair, frizzy and tangled, but mine. Or maybe it was the everyday, but pretty, neighbourhood. Or the ‘neutral’ accent, from neither here nor there. Or the non-whiteness of my teeth, which I have long considered to be a mark of the stains on my heart. Or my nose, which I had to straighten and smoothen out with saliva every morning so that I would be a little less snubnosed. Or even my skin, with more melanin than the skin of my friends and family. Rebel, active, irresponsible, thoughtful, critical, dreamer, spontaneous, absent. It was a typical rainy day or at least the city was cold and grey, I was waiting in line to withdraw money from the cash machine and she was asking those of us there for spare change… -Can you give me a coin?-No, lady, I don’t have any right now-Negro. She must have been a slaveI stood there impervious, without reacting, I just looked at her. No one cared about what she’d said, a long silence continued. How could I react to a woman with skin darker than mine, with clothes that were dirty and torn, but well, with straight hair? Racism and exploitation of the few towards the many had both of us living in social inequality, poverty, segregation and without identity, she was ‘unaware’ of her situation and she didn’t recognize me as an equal. She left.

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How you look at me

Tu Mirada Escrito por Written by

Ilustrado por | Wilson Borja | Illustrated by | Henry Gonzalez

¿Qué te incomoda de mi mirada? ¿Que en lugar de verte a los ojos debería bajar la cabeza y mantener una obediencia silenciosa?

What bothers you about how I look at you? Instead of looking you in the eye I should bow my head and keep an obedient silence?

¿Qué te sorprende de mi presencia? ¿Que en lugar de disfrutar el mismo plato que saboreas debería estar recogiendo tus migajas debajo de la mesa?

What surprises you about my presence? Instead of enjoying the same food that you savour I should be collecting the crumbs you leave under the table?

¿Qué te molesta de mi existencia? ¿Que en lugar de aparecer en los carteles de cine, mis ojos deberían estar clamando ayuda humanitaria?

What bothers you about my existence? Instead of appearing on cinema posters my eyes should be crying out for humanitarian aid?

¿Qué te incomoda de mi presencia? ¿Que mi mano en vez de estrechar la tuya debería alzarse solo para pedir tu caridad?

What puzzles you about my curiosity? Instead of buying books from your shop it’s assumed I stole them to buy drugs and alcohol?

¿Qué te extraña de mi curiosidad? ¿Que en lugar de comprar libros en tu tienda se supone que los robe para comprar drogas y alcohol?

What surprises you about seeing me on the podium? Should I instead have a broom to sweep the corridors of this institution?

¿Qué te sorprende de verme en el podio? ¿Debería en cambio tener una escoba para barrer los corredores de este recinto del saber?

What bothers you about how I look at you? Is it perhaps that I can look you in the eyes when you enjoy my culture but your ignorance stops you from recognizing the mistreatment my people have suffered?

¿Qué te molesta de mi mirada? ¿Es acaso que pueda mirarte a los ojos cuando gozas de mi cultura pero tu ignorancia te impida reconocer el maltrato que ha sufrido mi gente?

Let me tell you that what’s really seen in how you look at me, is the centenary prejudice that continues changing my reality.

Déjame decirte, lo que realmente se advierte en tu mirada es el prejuicio centenario que persiste en cambiar mi realidad.

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Shaped

Moldeada Escrito por Written by

Ilustrado por | Trilce Ortiz | Illustrated by | Andrés Gomez Penagos

“¡Ay abuela, me duele!” me quejo mientras mi cintura adolorida le hace el quite a sus manos fuertes. Quién podría pensar que a los 70 años una mujer pudiera tener la mano tan pesada.

‘Oww grandma, that hurts!’ I complain as my waist, sore from being tugged at, attempts to free itself from her strong hands. Who would have thought that at 70 years of age a woman could be so heavy-handed?

Ella me mira por encima del hombro como hace siempre que algo no le gusta. A mi no me falta las ganas de agotarle la paciencia preguntándole qué le pasa y por qué me tuerce la cara, pero eso sería buscarme problemas no sólo con la abuela, sino también con mi madre. Se juntan y no hay quien se libre: que como me he vuelto de contestona, irrespetuosa, que en Quibdó a mi ni se me hubiera ocurrido subirle la voz a los mayores. Como me cansan las dos y su discurso.

She looks over her shoulder at me, like she always does when something isn’t to her taste. I’m not concerned about wearing out her patience by questioning her with ‘what’s wrong?’ or why she’s making a face at me, but I’d just be looking for problems, and not just with her but with my mother too. When they team up there’s no getting away from them: how have I become so disrespectful and taken a liking to so much answering back? ‘Well, in Quibdo I would never have raised my voice to my elders.’ The two of them and their chat just tires me out.

“¡Ay!” esta vez grito más fuerte. Seguro que me va a dejar morados. Senti una palmada en el costado que me indica que ya me puedo parar. Me detengo frente a ella y dejo que me apriete la cintura con una correa ancha que a duras penas me deja respirar. Desde que tengo 3 años mi abuela me somete todas las semanas al mismo ritual tortuoso: por una hora seguida me thace masajes para levantarme la cola, acostada de espaldas sus manotas arrugadas suben desde el medio muslo, empujando todo el músculo con una fuerza que al otro día no me deja sentar. Después me hace ponerme boca arriba y se pasa otro poco tiempo en moldearme la cintura; duele como el diablo y casi siempre me deja morados. El cinturón me lo tengo que dejar puesto toda la noche, y no se cómo hace ella pero siempre sabe si me lo llego a quitar. A mi las tetas no intentaron crecerme nunca, así que por lo menos me salve de que me pusieran las piedras lisas sobre el pecho. Diana, mi hermanita, no tuvo la misma suerte y todos los días mi abuela la tiene acostada en la cama con las tales piedras sobre las teticas, así no le crecen. Yo le digo a mi hermanita que no se queje, por lo menos a ella no le toca cargar con un nombre como el mío: Eulalia. Mi mamá dice que debería sentirme orgullosa de llevar el nombre de la bisabuela, a mi me encantaría que ella fuera a sentarse en mi salón de clases en la universidad y lidiara todo el día con las miraditas que me echan todas las viejas bobas de mi semestre por ser negra. Eso si puedo decir que, con todo y lo que me quejo, el tratamiento estético de la abuela me ha dejado con un cuerpo envidiable. Yo se que eso es lo que más mata de piedra a esas viejas envidiosas y lo que me ha hecho tan popular con mis compañeros hombres. Yo muchas veces desearía ser blanca, para que mi abuela no me torturara el cuerpo todas las semanas y mis compañeras de clase me incluyeran en sus grupos de trabajo.

‘Ouch!’ I shout, this time louder. I’m sure she’s going to leave me with bruises. I feel a slap on my side, an indication that I can get up now. I stop in front of her and let her tighten a wide belt around my waist, which barely lets me breathe. Since I was three years of age, my grandmother subjects me to the same tortuous ritual every week: for one hour straight she massages me in an attempt to lift my butt, first face down while her wrinkled hands pull the muscles up the back of my thighs with such a force that I find it difficult to sit down the next day. Next, she makes me lie face up while she spends time pulling and pushing to shape my waist; it hurts like hell and I’m nearly always left bruised. I have to leave the belt on all night; I don’t know how she knows if I don’t, but she always does. Fortunately I’ve never had boobs, they just never tried to grow so at least I’m saved from the stones on my chest. Diana, my little sister, didn’t have the same luck and so everyday my grandmother had her lying down with the stones on her chest to avoid her developing such atrocities. I tell my sister not to complain because at least she doesn’t have to spend her life with a name like mine: Eulalia. My mother says I should feel proud to have the same name as my great grandmother, but I’d love for her to go and sit in my university classes and deal with all the looks I’m given everyday- by silly girls from my year- just for being black. One thing I can say, however, is that despite my complaining my grandmother’s beauty treatments have left me with a body to die for. I know that’s what most annoys those girls, green with envy, and the reason why I’ve become so popular amongst the boys in my classes. I wanted to be white so many times, just so that my grandmother would stop torturing my body every week and so that the girls in class might include me in their study groups.

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Not From here

no parece de aquí

There hasn’t been one day in my entire Bogota life in which someone, at any given time, hasn’t asked me where I come from only to then say, surprised at my response, ‘but you don’t look like you come from here!’

No ha habido un solo día de mi vida social bogotana en el que alguien en algún momento no me pregunte que de donde soy, para apuntar con asombro luego de mi respuesta; “¡Pero usted no parece de aquí!”.

I was born in Bogota to young parents who arrived in the city in the mid-50s, recently married and coming from Valle del Cauca1. My father moved to the city to continue with his military career following his participation in the Korean War. Proudly, my father would reaffirm that we were born in Bogota because he wanted ‘Bogota to have his black children’.

Escrito por Written by

Ilustrado por | Angel Perea | Illustrated by | Wilson Borja

Nací en Bogotá, hijo de padres que arribaron a la ciudad a mediados de los años 50, jovencitos y recién casados, provenientes del Valle del Cauca. Mi padre se trasladó a la ciudad para continuar en la carrera militar luego de participar en la guerra de Corea. Mi padre nos reafirmaba con gran orgullo, que habíamos nacido en Bogotá porque él, expresamente, quería que “Bogotá tuviera sus hijos negros”. Nací en una de las clínicas más célebres de Bogotá y recibí mi nombre -y la imposición de la fe católica- en la emblemática iglesia de Lourdes, en pleno Chapinero. Crecí en una ciudad en plena transformación y expansión en términos demográficos, urbanísticos, sociales y culturales. La ciudad que he vivido no se parece a la ciudad de las crónicas clásicas de antes del bogotazo, más o menos homogénea en términos étnicos y culturales. La urbe moderna y vibrante que se alzó desde los años 60 avisaba el gigantesco mosaico multicultural y pluriétnico que es hoy. Crecí junto a muchachos y muchachas cuyos padres provenían de todos los rincones del país. Esa era la composición de las aulas en escuelas y colegios, así como en los nuevos barrios urbanos populares que esta gente pobló. La “colonia negra”, como se conocía entonces a la comunidad afro, todavía pequeña, se componía esencialmente de deportistas y artistas famosos, estudiantes, maestras y profesores, artesanos, profesionales y políticos destacados y tenía una tradición influyente en la ciudad desde mediados de los años 40. Los intelectuales afro eran parte dinámica de la clase creativa de la ciudad. Es justo el estilo de la cultura afro, y en algunas ocasiones su contenido, uno de los factores más influyentes en la redefinición de la cultura popular bogotana. La sonoridad, el color, el sabor, la actitud corporal y una cierta mentalidad de la vieja ciudad cambiaron de modo dramático. Los artefactos culturales que los afro trajeron a la ciudad desde sus regiones en el Caribe y el Pacífico, la importación de los sonidos vanguardistas de la música afrolatina, realizada por los afro, junto con los mensajes de autoestima, inconformidad, conciencia social, y abierto erotismo como formas inalienables de resistencia contra la cultura que condenaba la sensualidad y la libertad del cuerpo, contenidos en la música y los bailes, ayudaron a perfilar las más novedosas expresiones de la cultura popular de la ciudad. Los más jóvenes, algunos de los cuales éramos hijos legítimos de la ciudad, pusimos la actitud moderna de los artefactos culturales afro que impactaban el mundo y realizamos nuevas fusiones culturales, que no solo define buena parte de la cultura popular actual, sino que además ha creado una novedosa hibridez afro específica, que se puede caracterizar legítimamente como “afrobogotana”. El par de generaciones de afrobogotanos que han crecido como rosas en el asfalto expanden su visión e influencia. La historia de sus origenes y su inexorable búsqueda de la representación de una sofisticada cultura urbana, consuela y desafía al mismo tiempo a sus creadores. Siempre que alguien me dice “¡Pero usted no parece de aquí!”, el impulso es responder que en realidad, quien no parece de aquí, inadvertido de todo lo que sucede a su alrededor e ignorante de lo que compone mucho de su actitud cultural bogotana, es quien me sugiere tal afirmación.

I was born in one of the most famous clinics in Bogota and I received my name- and the imposition of the Catholic faith- in the emblematic Lourdes church, in the middle of Chapinero. I grew up in a city undergoing huge transformation and expansion in demographic, urban, social and cultural terms. The city that I have lived in isn’t like the pre-Bogotazo2 city of classic chronicles; largely homogenous in ethnic and cultural terms, but rather a modern and vibrant metropolis that has risen up since the 60s and inspired the huge multicultural and multiethnic mosaic that it is today. I grew up alongside young boys and girls whose parents came from all over the country. Such was the composition of the classrooms in schools and colleges, just as it was in the new working-class neighbourhoods where the same people had come to live. The ‘black colony’, as the- still small- Afro community was known, was essentially made up of sportsmen, famous artists, students, teachers and lecturers, craftsmen, professionals and prominent political figures and began its influential tradition in the city from the mid-40s. The Afro intellectuals were a dynamic part of the city’s creative class. It’s fair to say that Afro-culture and, on some occasions its content, is one of the most influential factors in the redefining of Bogota’s popular culture. The sounds, colours, essence, body language and mentality of the old city changed dramatically. The cultural artifacts brought by the Afro community to the city from the Caribbean and Pacific regions, the importation of the avant-garde sounds from Afro-Latin music created by the same community, together with inspiring messages of self-confidence, non-conformity, social awareness and open eroticism as inalienable ways of resistance against the culture that condemned the sensuality and freedom of the body, which were contained within the music and dance, all helped to shape the new of expressions of popular culture in the city. The youngest people, of which some of us were the city’s native children, brought modernity to the African cultural artifacts that were having an impact on the world and made new cultural fusions that not only define a big part of current popular culture, but which has also created a new specific Afro hybrid that can be legitimately characterized as ‘Afro-Bogotano’. The few Afro-Bogotano generations that have managed to grow up- like roses in asphalt- are expanding their vision and influence. The story of their origins and their inexorable search for the representation of a sophisticated urban culture comforts and challenges the very creators at the same time. Every time someone says to me ‘but you don’t look like you come from here’, my impulse is to respond that actually, the person who doesn’t seem to come from here- unaware of everything happening around them and ignorant of their cultural attitude typical of Bogota- is the person suggesting such a thing.

1. Valle del Cauca is a department in the west coast of Colombia. 2. Bogotazo refers to the riots following the assassination of Liberal leader and presidential candidate Jorge Eliecer Gaitan in April, 9th 1948.

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Other

Otra Escrito por Written by

Ilustrado por | Trilce Ortiz | Illustrated by | Andrés Gomez Penagos

Blanco. Negro. Asiático.

White. Black. Asian.

–¿Y otras?- Pregunté escudriñando la hoja con la mirada, mientras trataba de ignorar el hormigueo en mi espalda y de pretender acomodarme lo más recta posible en la silla de madera de imitación.

‘What about the others?’ I asked, examining the sheet closely while trying to ignore the itch on my back and attempting to sit as straight as possible in the imitation wood chair.

–¿Ah?– Me respondió ella mientras me miraba debajo de la barbilla. –¿La otra qué?– Musitó al instante, mirando al reloj que no lograba mantener su puesto en la inquieta muñeca. – Casilla,– dije con voz de mujer grande y capaz.– La que dice otro. ¿Cuál se supone que voy a marcar yo?– Le pregunté con sinceridad. – Pues blanco, ¿cuál más?– respondió sin quitarle la vista de encima al segundero. Mi suegra tenía que estar en el trabajo en media hora, lo cual quería decir que yo disponía de exactamente 15 minutos para concluir la diligencia. No era momento de entrar en discrepancias con ella, no podía ser desagradecida con quien tantos favores me había hecho. Además a ella no le gustaba que le llevaran la contraria, en nada. Dejé la casilla sin marcar y me pregunté si es que ella había optado por ignorar que yo estaba hecha mitad de blanca española y mitad de negro africano. No se como le iríamos a hacer cuando le dieran a cargar su primer nieto en la sala de maternidad. Todo el mundo sabe que los genes negros son mucho más fuertes.

‘Huh?’ She responded while looking at my chest. ‘The other what?’ She muttered looking at the watch that wouldn’t stay still on her wrist. ‘The other box’ I said with the voice of a capable and grown woman, ‘the one that says ‘other’. Which is the one that I am meant to pick?’ I asked her, sincerely. ‘Well, ‘white’, what other one would it be?’ she responded without taking her eyes away from the second hand. My mother-in-law had to be in work within half an hour, which meant I had exactly 15 minutes to complete the form. It wasn’t the moment to enter into disagreements with her, I couldn’t be ungrateful, and not after all of the favours she’d done for me. Besides, she doesn’t like to be disagreed with over anything. I left the box empty and asked myself if she’d chosen to ignore that I’m half white-Spanish and half black-African. I’m not sure what we’re going to do when she’s given her first grandson to hold in the maternity room. Everyone knows that black genes are stronger.

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Mucho mas Escrito por Written by

Ilustrado por | Wilson Borja | Illustrated by | Paula Ortiz

–Óyeme pero tu si que eres un negro chibiado y se echaba a reir a carcajadas.– –Pero fresco que te lo digo por joder. No te emputes!– Nos conocíamos hace dos años y Jose ya entrado en confianza entre chiste y chanza salía con este comentario cada vez que salíamos en grupo a tomarnos unas cervezas. –No te gusta bailar, no juegas fútbol y no nos has cocinado un buen pescado hasta el momento.– Y aunque esta afirmación no era del todo falsa, la verdad es que entre trabajar y estudiar no me quedaba mucho tiempo. Jose no lo sabia pero por lo menos un domingo al mes salía a echarme un picaito con mis pelaos, muchas veces descalzo para volver a sentir la tierra en los pies, así como se sentía mi barrio. El clarinete que el tío me dejó no lo traje pero su sonido es el aire mismo de las fiestas de mi pueblo, siempre que vuelvo lo saco y toco unas chirimias mientras en la cocina se prepara un buen arroz clavao. Lo de bailar si sagrado, en los bares de la 12 bien amasisao con las amigas que si saben que es el contoneo. Desde siempre me encantaron las matemáticas, quería ser ingeniero y le estaba metiendo todas las ganas pa acabar la carrera. Quería ocupar un puesto diferente al de fritar plátano o al de patear una pelota. Me imaginó que Jose solo nos ha visto a nosotros los negros en esas posiciones, al servicio y entretenimiento de los demás. Ya estoy a punto de acabar la universidad y estoy seguro que los negros somos mucho mas que bailar, cocinar y jugar futbol y aunque pa las tres soy muy bueno lo que quiero ser es profesional.

‘Listen to me mate, you really are a black chibiado1’ he said laughing uncontrollably. ‘But chill out, I’m only saying it to mess with you, don’t get angry!’ We met two years ago and Jose, a little too cocksure, always comes out with the same comment every time we go out as a group to have a few beers. ‘You don’t like dancing, you don’t play football and, at least up until now, you haven’t cooked us a decent fish dish’. Although his observation isn’t completely false, the truth is that between working and studying I don’t have much time. Jose doesn’t know it, but at least one Sunday a month I’ll go out to kick a ball about with some guys from the neighbourhood, often barefoot just to feel the earth between my toes: it feels the same as my town. I haven’t got the clarinet that my uncle left me here, but it’s sound is the same as my hometown’s parties and every time I go back I’ll take it out and play a couple of chirimias2 while a decent rice-clavado3 is being made in the kitchen. Dancing is sacred too; visiting the bars on 12th street we’ll go out and dance hard, with the girls that really do know how to move their hips. I’ve always loved maths, I wanted to be an engineer and I’m giving it my all to finish my degree. I wanted to work in something a bit different, not frying plantain or knocking a ball about. I imagine that Jose has probably only ever seen us, black people in those typical jobs- services or entertainment for everyone else. I’m about to finish university and I’m pretty sure us black people are more than just good for dancing, cooking and playing football, and though I’m good at all three, what I really want is to have a career.

1. In Colombian Spanish, chibiado refers to a cheap or fake copy of something. 2. Chirimia is a genre of music popular in Afro Colombian culture. 3. Arroz clavado (translated as Nailed Rice) is a popular rice dish in Afro Colombian culture, it contains pork sausage and cheese.

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Karma Escrito por Written by

Ilustrado por | Valentina Aristado | Illustrated by | Lorena Alvarez

Esta es la historia de mi tía Socorro. Ella es una de mis tías maternas, muy dura y católica. Mi tía y mi madre son hijas de diferentes padres, mi tía es de lado de los Vallado, una familia blanco-mestiza campesina que migró a Bogotá a principios del siglo XX provenientes de zonas rurales del altiplano cundiboyacense. Llegaron a lo que ahora es Santa Lucía, en ese tiempo era campo. Mi abuela materna Epifanía que era “blanca de ojos azules”, enviudó y se casó con mi abuelo, el padre de mi mamá, un hombre humilde de apellido Noble. La familia de mi papá, es “gente de raza negra”, los Aristado. De los primeros “negros” en llegar a Bogotá provenientes de Barbacoas, Nariño. Fueron fundadores del Barrio Marco Fidel Suarez en el sur de Bogotá. Mis padres se conocieron al terminar el colegio y se casaron muy jóvenes. Mi padre era un hombre muy guapo que fue campeón de judo cuando estuvo en el ejercito. Mi madre, maestra. Grandes lectores los dos. Recién casados vivieron en la casa materna en Santa Lucía. De ese matrimonio somos cuatro hermanos. A pesar de ser gente campesina muy humilde que vivía en la periferia de la ciudad, la tía Socorro sentía que por ser “blancos” eran superiores a la gente negra que llegaba a Bogotá… por esa desigualdad racial heredada de la colonia. –Que vergüenza, que va a decir la gente, ¿Cómo va a dejar que se case con ese negro? Le increpaba la tía Socorro a mi abuela Epifanía cuando mi madre se iba a casar con mi padre. Los matrimonios interraciales no eran comunes en ese entonces. Mi Abuela Epifanía sin embargo quiso mucho a su yerno y le expresaba su afecto atendiéndolo. Muchos años después a una fiesta en nuestra casa con los primos salseros Aristado invitamos a las primas Vallado, entre ellas a la hija menor de la tía Socorro, Gracia. Para sorpresa de todos el primo Harvey Aristado conquistó a Gracia bailando, ella se enamoró ciegamente de él. La tía Socorro casi se muere. Para ella era el peor pretendiente posible, porque ya estaba casado y era “negro”. Por supuesto le armó la grande a mi mamá: –¡Si ve! ¡Por su alcahuetería de estar armando fiestas con esos “negros” Aristado! No hubo quien hiciese entrar en razón a Gracia. La tía Socorro tuvo que apañarse al yerno cuando Gracia quedó embarazada de su primer hijo. Harvey se quedó definitivamente cuando su primera esposa lo echó a raíz de la segunda hija con Gracia, el niño mayor ya era adolescente. Ahí nació la niña que ahora tiene doce y hace dos años nació la menor. Son felices. “Mire como da vueltas la vida”, “Dios no castiga ni con palo ni con rejo”, “En esta vida todo se devuelve”, decían de la tía Socorro. Ella se ha tenido que arrepentir de sus palabras y sus acciones por el amor a sus tres maravillosos nietos afrodescendientes. Esa es la ley del Karma. En medio de todo fue un buen Karma.

This is the story about my aunt, Socorro. She’s one of the aunts from my mom’s side: a strong, catholic woman. My aunt and my mother have different fathers; my aunt comes from the side of the Vallado’s, a white-mestiza1 campesina2 family that migrated to Bogota at the beginning of the 20th century coming from the shared Altiplano3 between Cundinamarca and Boyaca. They arrived at what is now known as Santa Lucía, a place previously made up of farmland. My grandmother, Epifanía, on my mother’s side was ‘white with blue eyes’, she was widowed and later married my grandfather, the father of my mother, a humble man with a surname of the same quality, Noble. My father’s family is black and their surname is Aristado. They were some of the first ‘blacks’ to arrive in Bogota coming from Barbacoas in Nariño4. They founded the neighbourhood Marco Fidel Suarez in the south of Bogota. My parents met each other when they finished school and got married young. My father was a very good-looking man and was a Judo champion when he was in the army. My mother on the other hand, was a teacher. They were both avid readers. Recently married they lived in my grandmother’s house in Santa Lucía. There are four of us as a result of this marriage. Despite being modest campesinos living humbly in the outskirts of the city, my aunt Socorro felt that, for being ‘white’, they were superior to the black family recently arriving in Bogota; a result of the racial inequality inherited from the colonial times. ‘That’s disgraceful! What will people say? How can you let her marry that black man?’ My aunt Socorro reprimanded my grandmother, Epifanía when my mother was about to marry my father. Interracial marriages weren’t common at the time. However, my grandmother, Epifanía was fond of her son-in-law and often showed her affection in the way she treated him. Many years later at a party in our house with our Aristado cousins, well-known for their salsa dancing abilities, we invited some of the Vallado girls amongst which was aunt Socorro’s youngest daughter, Gracia. To everyone’s surprise Harvey Aristado won Gracia over dancing and she fell blindly in love with him. Aunt Socorro nearly died, in her eyes he was the worst possible suitor because he was already married and was ‘black’. Of course all hell broke out with my mother. ‘Look what you’ve done! All this cavorting around and having parties with those Aristado ‘black guys’!’ There was no one to make Gracia see sense. Aunt Socorro had to just get by with her son-in-law when Gracia became pregnant with their first child. Harvey was to stay for good when his first wife threw him out after Gracia gave birth to their second child, a daughter; their first-born now a young teenage boy. Nowadays, their daughter is 12 years old and two years ago their youngest was born. They’re happy. ‘Just look how life turns things around’, ‘God does not punish with neither rod nor whip’ ‘in this life everything comes back around’ people would say to Socorro. Socorro was obliged to repent her words and actions for the love of her three wonderful grandchildren. That’s Karma. But despite everything, it was good Karma. 1. White-mestiza denotes a person of mixed ethnic or racial ancestry, of mixed American Indian and European descent. 2. Campesino/a describes people that live in a rural area in Latin America. 3. Altiplano is Spanish for ‘high plain’ and refers to the tableland shared between the departments of Cundinamarca and Boyaca in the centre of Colombia. 4. Barbacoas, Nariño is located in the southwest of Colombia near the coast and bordering Ecuador.

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