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el camino

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Editorial

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Por: Hna. Luz Marina Almeida A.

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“Ser pequeño es también no atribuirse a uno mismo las virtudes que se practican creyéndose capaz de algo, sino reconocer que Dios pone ese tesoro en la mano de su hijita para que se sirva de él cuando lo necesite; pero es siempre el tesoro de Dios.” Jesús quiere extender su mano y colmarte de regalos. Las “almas pequeñas“ saben que todo lo da Jesús y que pueden pedirle todo lo que necesitan. Teresita te invita a pedir a Jesús lo que vayas necesitando a lo largo de este mes: alegría, paciencia, perdón, humildad, amor, sencillez, celo apostólico, mirada de bendición sobre los que te rodean… y acogerlo con confianza todo de su mano, como los niños, pues El... está deseando dártelo. Jesús tiene sed de ti. Tiene sed de tu amor. Ninguna otra persona puede calmar esa sed. Sólo tú.

Miguel Ángel Builes Gómez. Su afán por transmitir la Palabra de Dios, en especial a las almas más abandonadas, fue el motor de su ministerio sacerdotal. Como Obispo también promovió la construcción de escuelas, hospitales, casas para proteger a niños, jóvenes y ancianos pobres; medios de comunicación y obras cívicas dispuestas al servicio de los más necesitados. Su vida estuvo marcada por el mandato de Cristo: «Id y enseñad». A su ejemplo, tenemos una meta como Misioneras de Santa Teresita: vivir el mes extraordinario misionero con responsabilidad, con amor a la Iglesia heredado de este gran Padre, y con deseo de anunciar a Jesucristo con amor y pasión, pensando que estamos salvando a millones de personas dispersas en los distintos continentes al tiempo que hacemos presencia misionera en algunos lugares, en el marco de la celebración de los 90 años de fundación de nuestro Instituto.

“La Venerable Teresita de Lisieux me pareció tan grande, tan perfecta en el ejercicio de las virtudes religiosas, tan sacerdotal y misionera, tan amante de Nuestro Señor y de las almas y sobre todo de un corazón tan semejante al que latía dentro de mí, que no pude menos que formar desde entonces un solo corazón con ella… sobre todo las frases relativas a sus ansias de apostolado y su amor a las almas, su promesa de derrama rosas desde el cielo sobre los mortales y acto sublime de amor al morir, me cautivaron, me vencieron; y no pude menos de escogerla desde entonces como mi compañera de labores apostólicas durante toda mi vida y en el campo sacerdotal… Y que entonces ella desde el cielo y yo en los caminos fragosos de la tierra, pero unidos, trabajaremos por Cristo y por las almas.”

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