Ana Varea
O T N E SEDIM
Bellas Artes
Universidad de Granada 03-2017/18
Sedimento
Ana Varea
Del 2 de Noviembre al 5 de Diciembre de 2017 Sala de Exposiciones Facultad de Bellas Artes. Universidad de Granada
CRÉDITOS
Francisco José Sánchez Montalbán Decano Francisco Caballero Rodríguez Vicedecano de Ordenación Académica y Planificación docente Antonio Collados Alcaide Vicedecano de Estudiantes, Redes y Comunicación Ana García López Vicedecana de Relaciones Institucionales, Movilidad e Investigación Marisa Mancilla Abril Vicedecana de Extensión Cultural y Transferencia Inmaculada López Vílchez Secretaria de la Facultad
EXPOSICIÓN Facultad de Bellas Artes de Granada Organización y producción Antonio Collados Alcaide Marisa Mancilla Abril Coordinación Nel Suárez López Personal Técnico de apoyo a la investigación Marisa Mancilla Abril y Ana Varea Diseño expositivo Jara Doncel Malia Documentación
catálogo Facultad de Bellas Artes de Granada Edita Antonio Collados Alcaide Marisa Mancilla Abril Coordinación editorial Ana Varea Textos Nel Suárez López Eduardo Rodríguez Barranco Diseño y maquetación Jara Doncel Malia Fotografía
© De la presente edición, Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada. © De los textos, los autores © De las imágenes, los autores
Mª Rosa Aránega Navarro Alicia Arias-Camisón Coello Jara Doncel Malia Araceli Gómez Castro Eduardo Rodríguez Barranco José Manuel Ruiz Bermúdez Nel Suarez López Ana Varea Montaje
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PROCESO DE INVESTIGACIÓN
El siguiente texto es una adaptación sobre la investigación que Ana Varea ha llevado a cabo este último año y que ha dado pie a originar las obras que se exponen en esta muestra. Este texto tiene como objetivo incluir aquel material teórico o referencial, que no es posible mostrar en el espacio expositivo y acercar al lector la posibilidad de profundizar en el proceso de la artista. La estructura de este texto habla del desarrollo del proceso en dos estancias concretas que dibujan el paisaje de esta investigación: del desván al espacio expositivo.
EL DESVÁN: COTO DE CAZA DEL OBJETO
“Es un coto a la vez privado y personal, rara vez frecuentado, que implica para el ser la noción de superfluo y de refugio. Es el lugar de los sueños, de la holganza, de los recuerdos; constituye la historicidad de la vida. El desván es tan romántico como funcional es el garaje: es la reserva secreta de objetos y sedimentos” Abraham Moles, 1975 Es paradigmático que en la mayoría de esferas privadas, exista un lugar para cada objeto, según Moles, está organizado dependiendo de la funcionalidad del objeto, pero ¿Cuál es el espacio para almacenar objetos que ya no sirven?, y en todo caso si no funcionan ¿Por qué el ser humano se siente incapaz de rechazarlos y los conserva? Este hecho reafirma que los objetos tras su vida como mediadores se convierten en valiosos contenedores de historia y recuerdos, testimonios materiales de nuestras vivencias y nuestras limitaciones, de nuestra fisicidad e incluso de nuestros modos de vida. El objeto sedimentario es un certificado de quiénes somos, que desde una perspectiva psicoanalítica, se carga de energía de catexia en su uso. Bajo esta premisa se comprende al objeto y se le toma como datos que verifican los modos de vida de esta cultura localizada. El desván es el lugar donde se desarrolla la primera fase de la investigación, es contexto de estudio. Este espacio contiene los datos necesarios para comenzar a buscar caminos complementarios a la teoría del Ciclo de los Objetos de Moles.
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Es necesario aclarar que parto de mi propio espacio de sedimento y tomo los objetos familiares como un modelo en esta investigación, hacia una perspectiva más holística. Esto quiere decir que la investigación no se centra únicamente en la Identidad de un núcleo familiar concreto sino que se toma ese núcleo como paradigma para comprender el entorno en el que vive, es probable que aquellos objetos que han sido valiosos en mi propia familia lo sean por consecuencia en todas las que comparten la misma Cultura. La labor que se llevó a cabo en el Desván consistió en documentar e identificar la mayoría de los objetos que se encuentran allí, para ello se construyó una ficha de catalogación que incluía datos relevantes para la investigación: nombre del objeto, función, propietario, historia del objeto… Esto facilita el posterior estudio semántico de los objetos que clarifican cuales son los matices semánticos de cada objeto. Por ejemplo, no tendían las mismas connotaciones semánticas una bandeja de metal de 1950, que una bandeja de juguete con la que algún niño/a jugó, a pesar de que la función original del objeto sea poder transportar varios objetos a la vez. De ahí que hablemos de una semántica de los objetos sedimentarios, cuyo interés es que pierden su carácter funcional y adquieren connotaciones simbólicas concretas. Los objetos sedimentarios se convierten en fragmentos simbólicos que muestran aspectos de nuestra Identidad. En ese sentido el objeto sedimentario sirve como ítem semántico en la construcción de nuevas piezas artísticas y se articula conceptualmente como un paisaje escultórico mediante la instalación artística. El desván es el coto de caza del objeto.
DEL OBJETO SEDIMENTARIO AL OBJETO ARTÍSTICO COMO METONIMIA. La teoría del Ciclo de los Objetos de Abraham Moles (1975), es una de las teorías que comprenden y contextualizan al objeto no tanto como objeto artístico, sino como testimonio del ser humano, extensión protésica del mismo, mediador indudable entre nuestro cuerpo y el entorno (mundo). En esos términos podemos comprender mejor el trabajo de investigación partiendo del objeto como elemento y/o testimonio antropológico y adentrándolo al campo del arte mediante sus cualidades estéticas y semánticas. Se trata de abordar la problemática del objeto desde una perspectiva amplia que lo comprenda en la totalidad de su naturaleza, cuyo proceso nos muestra el ciclo vital del objeto, partiendo desde la perspectiva del teórico Abraham Moles [desde la tienda a la basura, desde la tienda al desván donde sedimenta como un objeto olvidado]. El objetivo principal de esta investigación es partir de la teoría de Moles y ofrecer otras posibilidades que complementen la teoría del ciclo; del objeto sedimentario hasta el objeto artístico. El Objeto sedimentario es el primer foco de interés de la investigación, Moles plantea que el objeto cumple un ciclo desde la tienda a la esfera privada o esfera de apropiación (la casa), en este punto el ciclo del objeto sufre una bifurcación, bien el objeto, ya usado, pierde su interés funcional y es finalmente arrojado a la basura, bien este experimenta una revaluación simbólica en pos de su devaluación funcional. En el último de los casos el objeto experimenta su primer cambio significativo, ese objeto que principalmente es por una función concreta en la acción humana, deja de ser útil como mediador y pasa a ser un objeto cuyo valor personal y simbólico lo colocan en el ámbito de lo testimonial, lo sitúa en el espacio de “objeto inútil”. En este caso, el recuerdo, la memoria, la identidad, son las cuestiones por las que el objeto pasa a tener un interés personal y/o simbólico. El objeto apreciado no se tira, es almacenado en el espacio de la esfera privada de apropiación; el desván. Esto quiere decir que existe un “criterio de añoranza […] El hecho de que en determinado momento se considere que un objeto es digno de ser salvado enviándolo al desván significa una añoranza respecto a su función actual” (A. Moles,1975, pg.81)
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El desván es el cementerio de los objetos, según el autor, el lugar donde los objetos sedimentan, donde lovs recuerdos y la memoria encuentran un cuerpo que habitar. En este punto Moles cierra el ciclo; del objeto novedoso al objeto abandonado, y abre a su vez todo un abanico cuestiones desde mi perspectiva como artista… ¿Son los objetos sedimentarios testimonios de nosotros mismos, y por consecuencia testimonios de nuestra Identidad Cultural? ¿Es posible que exista una semántica en los objetos? Y lo que es más importante, ¿puede amplificarse el ciclo, que Moles plantea, en dirección a conseguir una visión holística del objeto incluyéndolo en el campo artístico? Así comienza la investigación, planteando veredas alternativas sobre el conocimiento del objeto a fin de identificar su naturaleza compleja. El objeto rechazado o salvado de la basura que pasa por el “criterio de añoranza” es almacenado en el desván. El motivo por el que el objeto no termina en el cubo de la basura es, como decíamos, porque sufre una devaluación funcional; ya no sirve como prótesis en la relación ser humano-entorno, en pos de su revaluación simbólica. El objeto adquiere un interés patrimonial, histórico y/o personal que lo hace valioso. Estos objetos caracterizados por su valor simbólico son los que el autor llama: objetos sedimentarios, aquellos que adquieren unas cualidades semánticas concretas: los ítems semánticos. Las cualidades semánticas del objeto son las que me llevan a hablar de un posible Relato Visual dentro de lo escultórico. Esto refuerza la idea de pensar en una semántica visual, haciendo posible que las clásicas figuras retóricas se desmarquen del mundo literario y aparezcan como una obviedad en el campo visual. De este modo, el Ciclo del Objeto encuentra en esta investigación un camino alternativo: del desván como objeto sedimentario al espacio expositivo como objeto artístico, cuyo proceso usa los sedimentos como ítems semánticos en la conceptualización de la obra artística, tomando la instalación como estrategia narrativa. La función del objeto artístico en este sentido funciona como metáfora, y en ocasiones como metonimia, que define la Identidad Cultural del contexto de estudio.
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DISCURSO EXPOSITIVO
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La sala de exposiciones de la facultad de Bellas Artes Alonso Cano (Granada), acogió del día 2 de noviembre al 5 de diciembre, la exposición Sedimento, una muestra individual de la artista Ana Varea. La muestra reúne doce piezas instalativas que se han desarrollado entre los años 2016/2017, inherentes a la investigación que la artista lleva a cabo sobre cuestiones de Identidad Cultural en contextos rurales y que transversalmente nos acerca al mundo del desván, el cementerio de los objetos que sedimentan este espacio. El objeto es considerado una extensión de la acción humana, mediador entre el ser humano y el entorno, y a su vez, testimonio de nosotros y de nuestra identidad. Las instalaciones son articuladas a partir de objetos encontrados en el propio desván de la artista, generando nuevos discursos conceptuales que reflexionan acerca de las costumbres y tradiciones del contexto cultural. Ana Varea integra en el discurso expositivo textos introspectivos como un elemento compositivo más, que ayudan a comprender esta muestra, no tanto como una retrospectiva de obras independientes sino como un paisaje escultórico. El concepto general de la muestra revisa aspectos históricos y tradicionales de la cultura rural mediante un lenguaje artístico contemporáneo, reproduciendo un ambiente intimista que camina de la esfera privada al espacio expositivo, del objeto que se sedimenta en el desván al objeto artístico. El concepto Sedimento, título de esta exposición, proviene del concepto que Abraham Moles da a aquellos objetos olvidados que conforman un sedimento de memoria e historias personales en el fondo del desván. Esta metáfora ha dado pie a originar una disposición de la sala en tanto que estratos, usando el espacio expositivo como un espacio sedimentado que recrea y acerca al público la idea de desván.
Las obras se organizan sedimentariamente mostrando, ya no sus características funcionales sino su presencia simbólica, para evidenciar con un lenguaje artístico una visión profunda y compleja de la realidad de las culturas rurales. TLa muestra dibuja un recorrido desde la puerta del desván a lo más profundo de los cajones, con el objetivo de desvelar la añoranza del objeto que se ha salvado de la censura del vertedero. La sala simulo/muestra dos ambientes diferenciados; por un lado un ambiente cerrado, iluminado tenuemente con luz cálida, que presenta la primera obra; Hatillo, dispuesta dentro de un cubículo donde se puede ver colgado el cabecero desnudo de una cama individual y un hatillo de ropa usada en el suelo. La disposición de esta pieza evoca el carácter sacro de los crucifijos de madera que se encuentran sobre la cama de las casas más antiguas. La siguiente pieza que nos encontramos de bruces al entrar es Cuarto Juan de Mata, compuesta por una fotografía panorámica, que deja ver/muestra cómo vestían los troncos del árbol de la parra para que las ratas no treparan a comer su fruto, y un fragmento de madera que así lo demuestra fisicamente. A este nivel podemos seguir viendo la exposición en dos direcciones, a nuestra izquierda le sucede un corredor blanco y neutro que sostiene cuatro piezas: Mandiles, Tarima, Cruzado y Álbum familiar. La pieza Mandiles se extiende por el corredor dejando ver cuatro mandiles roídos sobre cuatro cucharas, testimonio del papel general de la mujer en esa época. Enfrentada podemos ver sobre el suelo una maqueta que replica los típicos sofás manchegos llamados tarimas, esta pieza se titula Tarima y acompaña a la obra Salita, que se encuentra arrinconada al final de la sala, ambas responden al tipo de mobiliario que se usaba en las estancias de las salas de estar de la casa y al inevitable impulso del juego. Al fondo del corredor se sitúa la pieza Álbum familiar, se compone de dos pequeños álbumes fotográficos que resumen el contexto en torno al que gira la exposición. En ellos las fotografías esta dispuesta por pares temáticos, intercalando las imágenes familiares más antiguas con las primeras fotografías a color. Cruzado es la última obra que se incluye en el espacio de este corredor, se trata de una composición hecha con dos crucifijos girados que forman un eje simétrico provocando una nueva lectura de los símbolos culturales.
A la espalda de esta pieza, nos encontramos con Retrato de Constantina, una fotografía enmarcada en un formato ovoidal, propio de los retratos que se ponen sobre las lápidas. Este retrato se deja entrever a través de un papel vegetal, papel donde se encontró envuelto el objeto. Estas dos últimas piezas junto a Recuerdo de; obra compuesta por tres de las bandas que se usaron en las coronas de flores del entierro de Constantina, reúnen transversalmente un mismo concepto: la descripción de los rituales religiosos. Ausencia es una de las piezas con más presencia en la muestra ya que ocupa la mayor parte de la sala con una alfombra de serrín tintado, esta pieza se encuentra en el centro y dialoga por ambos lados con las piezas: Retrato de Constantina y Recuerdo de. Sobre el serrín se disponen tres esculturas blandas, compuestas por antiguos ropajes que simulan volúmenes antropomórficos provocando una presencia ficticia. A su derecha y sobre la pared se sitúa la penúltima pieza de la muestra: Mama acaricia un cordero, se trata de una obra fotográfica compuesta por tres fotografías en formato cuadrado, y una última y más grande, en formato rectangular que está dispuesta como un plano cóncavo por el que pasean figuras de ovejas a una escala muy reducida. Las cuatro imágenes parten de una misma fotografía que va incluyendo pequeños cambios estéticos deformando la identidad del retrato para presentarla como un paisaje. Por último, cerrando el recorrido de la muestra, encontramos al fondo de la sala la pieza Ajuar, que reflexiona acerca de este mismo concepto. Ajuar se compone por tres cajones de cómoda antiguos que contienen intacto un conjunto de sábanas que forman parte del ajuar familiar de la autora, y un cuarto más pequeño que deja ver aquellos objetos que son guardados al fondo de un cajón. Esta exposición es un simulacro del desván de la casa de Magdalena y un simulacro de nuestra propia Identidad.
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(Págs. 24/25): Detalle de la obra “Hatillo” [2].
MAPA DE SALA
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1. El cuarto de Juan de Mata 2. Hatillo 3. Recuerdo 4. Tarima 5. Mandiles 6. Cruzado 7. Retrato de Constantina 8. Ausencia 9. Álbun familiar 10. Mamá acaricia un cordero 11. Salita 12. Ajuar
Disposición de las obras sobre plano de sala
“Las ratas trepaban los troncos y comían uva. Alguien abrazó los troncos de la parra con plástico e hilo de vencejo para impedir que subieran ”.
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(Página 23):“El cuarto Juan de Mata” [1].
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“Las mujeres bajaban al río a lavar, algunas llevaban la ropa en cestas, otras la hacían hatillo. Mi abuelo recuerda una madre lavando y un bebe en la orilla, las hormigas habían subido por su cuerpo y paseaban por su cara”.
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(Pág. 25): “Hatillo” [2].
“Aún se conservan las bandas de la corona de flores de Constantina. Dicen: Tu esposo e hijo no te olvidan. Recuerdo de tus nietos. Recuerdo de tu esposo e hijos. Las bandas son de tela negra y cartón dorado”.
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(Pág. 27): “Recuerdo” [3].
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El formato ayuda a contemplar los paisajes cotidianos desde una perspectiva de gigante. La tarima es un mueble en desuso, es posible encontrarlo en la casa de tu tía abuela. Huele a rancio; olor provocado por la grasa y el humo de la lumbre.
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(Pág. 29): “Tarima” [4].
“El tejido de las faldas estaba limpio, las mujeres cubrían el halda con mandiles y con las manos sujetaban cucharas de palo largo tiznadas”.
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(Pág. 31): “Mandiles” [5].
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“Es paradigmático que el orden y la forma configuren símbolos culturales determinados, su alteración es un acto de rebeldía, un síntoma de no cargar con los dogmas”.
(Pág. 33): “Cruzados” [6].
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“El retrato de Constantina fue retirado de la lápida, esa imagen no la representaba. Se encontró en un baúl dentro de una caja de zapatos y cubierto por papel de seda. Estaba al lado de un molde de su oido y de un palillo usado. La vitrina tiene el atributo de embalsamar su contenido”
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(Pág. 35): “Retrato de Constantina” [7].
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“La ausencia no ocupa un espacio real, ese espacio solo puede hacerse evidente provocando una presencia ficticia. [Cruzando el espacio con un pedazo de algo muerto]�.
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“Ausencia” [8].
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“Álbum lugar de sedimento fotográfico. Álbum rojo. Álbum ocre”.
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(Pág. 39): “Albumes” [9].
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“La vereda está en silencio. Ya no pasa el ganao. Mama acaricia un cordero. La vereda está en silencio. ya no pasa el ganao. Mama acaricia un cordero. La vereda está en silencio, mama. Ha crecido la hierba en la cañada...”
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(Pág. 41): “Mamá acaricia un cordero” [10].
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“El formato ayuda a contemplar los paisajes cotidianos desde una perspectiva de gigante. La tarima es un mueble en desuso, es posible encontrarlo en la casa de tu tĂa abuela. Huele a rancio; olor provocado por la grasa y el humo de la lumbreâ€?.
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“Salita” [11].
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“Comencé haciendo bolillos y punto de cruz, para ser formal debías hacerlo bien. No tenía dedal. Los cajones están llenos de iniciales y de bolitas de alcanfor”.
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(Pág. 45): “Ajuar” [12].
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CATÁLOGO DE OBRAS [1] 2017. Instalación. Cabecero de cama, sábanas y colcha. Dimensiones Variables
[2] 2017. Instalación. Bandas de tela y cartón gofrado. Dimensiones Variables
[3] 2017. Instalación. Madera, prolipropileno celular y fotografía impresa en papel de algodón.
[4] I y II 2017. Instalación. Maqueta de madera, tela y metracrilato.
[5] 2017. Instalación. Mandiles de tela y cucharas metálicas.
[6] 2017. Instalación. Cruces de metal. Dimensiones variables.
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[7]
2017. Instalación. Fotografía, marco metálico y papel de seda. Dimensiones variables.
[8]
2017. Instalación. Albumes y fotografía familiar. Dimensiones variables.
[9]
2017. Instalación. Fotografía impresa en papel de algodón y ovejas de plástico. Dimensiones variables.
[10] 2017. Instalación. Tela y serrín tintado
[11] 2017. Instalación. Cajones, sábanas y fotografía familiar. Dimensiones variables.
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