Entre Líneas Nº 60

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ENTRE LíNEAS

Como se pone de manifiesto en los estudios realizados por la APTB y publicados por la FUNDACIÓN MAPFRE sobre las víctimas de incendio de los años 2010 y 2011, los fallecimientos debidos a incendio y explosión han ocurrido en edificios de vivienda en el 70% de los casos. La representación gráfica de estos resultados refleja de forma evidente una realidad de la que hasta ahora quizás no hayamos sido conscientes. A la vista de este hecho debemos hacer unas reflexiones que nos lleven a reducir de forma significativa las víctimas mortales que se producen en España en los edificios de vivienda.

Víctimas mortales por uso del edificio en 2010 y 2011

Creo que podemos asegurar que en España tenemos una legislación de protección contra incendios que nos ha proporcionado unos niveles aceptables de protección contra incendios –PCI– en aquellos usos edificatorios en los que se aplica con mayor rigor. El resultado está a la vista, tenemos muy pocos fallecimientos por incendio en hoteles, hospitales, centros escolares, comercios, oficinas, espectáculos, etc. Pero no podemos decir lo mismo de las viviendas que es el uso que nos arroja un número escandaloso de muertes en relación con los otros tipos de edificios. Partiendo de la premisa mencionada de que en España tenemos pocos muertos en los edificios mencionados porque tenemos una buena regulación de protección contra incendios para estos edificios y resultando que tenemos muchos muertos en viviendas, en aplicación de la lógica, podríamos inferir que esto ocurre porque la regulación de la protección contra incendios en viviendas no es buena.

Y ahora… ¿detectores de   Prevención de INCENDIOS

Número 60 – 4º Trimestre de 2013


Probablemente esto sea cierto en buena medida, hay muy pocos aspectos de la legislación de PCI aplicable a los edificios de vivienda; nada que ver con la regulación de los otros usos. Además con el sistema español de no aplicar con carácter retroactivo la normativa de seguridad en la edificación, la mayor parte de las viviendas españolas queda fuera de la aplicación de cualquier regulación en materia de incendios. El elevado número de muertos por incendio en viviendas (en comparación con los otros edificios) debería hacernos reaccionar y mejorar la legislación de incendios de nuestros hogares. Esta mejora, por pequeña que fuese ya podría producir interesantes resultados. Pero, ¿qué medidas podemos adoptar? Podemos afirmar que analizando los factores y las causas y otras variables que intervengan en el origen de los incendios y en su propagación difícilmente podemos atribuir alguna responsabilidad a las características de la vivienda. Las causas tienen más que ver con los comportamientos de sus ocupantes y sus hábitos inseguros: negligencias, imprudencias, despistes, descuidos, etc., sobre las que es casi imposible legislar. Mirando a otros países de Europa y Norte de América encontramos que sus iniciativas legislativas en viviendas han ido en la línea de obligar a sus ciudadanos a instalar detectores de incendios en sus hogares. A pesar de que soy un acérrimo defensor de los detectores de incendios para el hogar y llevo propugnándolos desde que los conocí, y desde entonces siempre los he tenido colocados en mis viviendas y los he regalado a familiares y amigos, me voy a permitir cuestionar la obligatoriedad de la medida de instalar uno o más detectores de incendios en todos los hogares, como si esa fuese la mejor medida posible para reducir el número de víctimas de incendio en las viviendas. Partiendo del principio de que la instalación de detectores de incendios en el hogar es una estupenda opción, pienso que hay otras alternativas complementarias. Hemos de tomar en consideración, en primer lugar, cuáles son las causas que provocan los incendios que a su vez generan las víctimas mortales y ahí encontraremos las claves para prevenirlos. Si las principales causas que provocan incendios son las instalaciones eléctricas en mal estado o el mal uso de ellas, los aparatos productores de calor, fumar y cocinar, debemos actuar principalmente sobre estos riesgos. Y si los hábitos inseguros de los ciudadanos son el colaborador necesario para que se produzcan víctimas mortales en los incendios, pues actuemos sobre la población instruyéndola sobre los riesgos y formándola para que sus hábitos sean más seguros y saludables. Además, fomentemos la instalación de detectores de incendios de forma voluntaria en las viviendas de mayor riesgo, donde haya personas mayores o dependientes, en pisos tutelados, etc., y de forma voluntaria a toda la población para que se vaya reconociendo como un elemento que nos debe acompañar en nuestra existencia y que nos hará la vida mejor, al igual que una cama o un sofá que sin ser obligatorio todos tenemos en nuestra casa. Javier Larrea. Secretario General de la APTB.

incendios domésticos? Número 60 – 4º Trimestre de 2013

Prevención de INCENDIOS


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