maya yucateco
entre robert H. barlow y domingo adiel aguilar torres
pierre déléage y olivier le guen
Laura Romero Coordinadora Mayti Yajaira Cahum Chan y Olivier Le Guen Transcripción y traducciónLa correspondencia en
maya yucateco
entre robert H. barlow y domingo adiel aguilar torres
La correspondencia en
maya yucateco
entre robert H. barlow y domingo adiel aguilar torres
pierre déléage y olivier le guen
Mayti Yajaira Cahum Chan y Olivier Le Guen
Transcripción y traducción
Laura Romero CoordinadoraDirectorio
Luis Ernesto Derbez Bautista Rector
Cecilia Anaya Berríos Vicerrectora académica
Martín Alejandro Serrano Meneses Decano de Investigación y Posgrado
Israel Cedillo Lazcano Director de Investigación y Posgrado
Juan Antonio Le Clercq Ortega Decano de la Escuela de Ciencias Sociales
Laura Elena Romero López Directora académica del Departamento de Antropología
Lorena Martínez Gómez
Directora general de la Oficina de Rectoría
Rosa Quintanilla Martínez Jefa de Publicaciones
La correspondencia en maya yucateco entre Robert H. Barlow y Domingo Adiel Aguilar Torres / Pierre Déléage y Olivier Le Guen. San Andrés Cholula: Fundación Universidad de las Américas, Puebla, 2023.
320 p.
isbn: 978-607-8674-56-5
1. Historia de Mesoamérica—México. 2. Lenguas Mesoamericanas e Indígenas—Maya— México. i. Barlow, Robert H. ii. Aguilar Torres, Domingo Adiel. iii. Déléage, Pierre. iv. Le Guen, Olivier.
F1219.B37 C67 2023
© Fundación Universidad de las Américas, Puebla
Ex hacienda Santa Catarina Mártir s/n, c. p. 72810
San Andrés Cholula, Puebla, México
Tel.: +52 222 229 20 00
editorial.udlap@udlap.mx
www.udlap.mx
isbn: 978-607-8674-56-5
Obra publicada con el apoyo del Centre National de la Recherche Scientifique (cnrs) –Laboratoire d’Anthropologie Sociale – UMr 7130.
Publié avec le concours du Centre National de la Recherche Scientifique (cnrs) – Laboratoire d’Anthropologie Sociale – UMr 7130
Primera edición: julio de 2023
Diseño editorial y portada: Angélica González Flores
Corrección de estilo: Andrea Garza Carbajal
Este libro fue sometido a un proceso de revisión por pares.
Queda prohibida la reproducción parcial o total por cualquier medio del contenido de la presente obra, sin contar con autorización por escrito de los titulares de los derechos de autor.
El contenido de este libro, así como su estilo y las opiniones expresadas en él son responsabilidad de los autores y no necesariamente reflejan la opinión de la UDLAp
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Índice
10 Presentación
Laura Romero
13 Robert H. Barlow, escritor y antropólogo
Pierre Déléage
35 Cartas a Barlow o Las aventuras de Ognimod Leida Raliuga Serrot (Domingo Adiel Aguilar Torres)
Olivier Le Guen
42 Análisis lingüístico y cultural de las cartas
Olivier Le Guen
53 Las cartas de Ognimod Leida Raliuga Serrot (Domingo Adiel Aguilar Torres)
Transcripción y traducción:
Mayti Yajaira Cahum Chan
y Olivier Le Guen
209 Anexo. Versión facsimilar de las cartas de Domingo Adiel Aguilar Torres a Robert H. Barlow
Presentación
Laura Romero Departamento de Antropología, udlapEl Archivo Barlow forma parte, junto con los archivos Porfirio Díaz, Miguel Covarrubias, Pablo Herrera Carrillo y José Miguel Quintana, de la Sala de Archivos y Colecciones Especiales (sAce) de la Universidad de las Américas Puebla. Esta institución lo resguarda desde 1951, cuando murió el Dr. Robert H. Barlow, entonces jefe del Departamento de Antropología del Mexico City College, fundado en 1940 por el Dr. Henry L. Cain y el Dr. Paul V. Murray. El departamento inició sus actividades en 1947, y desde entonces realiza investigación. Tuvo entre sus primeros jefes a Wigberto Jiménez Moreno, Pedro Bosch Gimpera, Ignacio Bernal y John Paddock1.
Al momento de la muerte del Dr. Barlow, Fernando Horcasitas recuperó manuscritos originales, notas, fichas bibliográficas, borradores, sobretiros, recortes de periódicos, mapas, fotografías y cartas, formando el acervo histórico-antropológico que hoy se encuentra organizado en 220 carpetas que conservan no sólo parte de su genio, sino distintas muestras de su profundo interés y amor por el pasado prehispánico mexicano y los pueblos indígenas contemporáneos.
El Dr. Barlow, engranaje central en la historia del Departamento de Antropología y de la Universidad de las Américas Puebla, nos ha dejado entre sus textos un rico material en espera de seguir siendo explorado. La diversidad de éste es resultado de sus distintas facetas como editor, historiador, arqueólogo, etnólogo y lingüista2.
1 John Paddock, «Anthropology at Mexico City College», Boletín Bibliográfico de Antropología Americana, 1958-1959, 21/22(1), 1958, pp. 89-94.
2 Ig nacio Bernal, «Robert H. Barlow (1918-1950)», Boletín Bibliográfico de Antropología Americana, 13(1), 1951, pp. 301-304. Recuperado de https://www. jstor.org/stable/40972967
Su genuino interés por las lenguas mesoamericanas e indígenas de México dejó un vasto material en espera de ser visto con nuevos ojos. Así que este libro es el resultado de un esfuerzo colectivo que se inició con la visita del Dr. Pierre Déléage (Laboratoire d’Anthropologie Sociale-cnrs) a la Universidad de las Américas Puebla para buscar más información sobre Robert H. Barlow. En este proceso, encontró una serie de documentos en maya que parecían ser cartas. Decidimos, entonces, invitar al Dr. Olivier Le Guen (ciesAs) a explorarlos y publicar en conjunto el documento que hoy tiene en sus manos.
Estos textos inéditos, conservados en nuestro archivo, son de un valor inestimable, pues no sólo arrojan luz sobre un aspecto de la vida cotidiana de los mayas yucatecos de mediados del siglo xx, sino también son testigos de los procesos de apropiación de la escritura alfabética y de los géneros literarios de la sociedad dominante. Así que quienes colaboramos en este libro consideramos que es trascendente que salgan a la luz.
A nombre del Departamento de Antropología, dedicamos este documento a la memoria de Robert H. Barlow como un reconocimiento a sus aportaciones a nuestra disciplina y agradecemos a la Dirección de Bibliotecas de la UDLAp y a María del Refugio Paisano, jefa de Archivos y Colecciones Especiales, su constante disposición para facilitar a los investigadores el acceso a los archivos de la sAce.
Bibliografía
Bernal, I. (1951). Robert H. Barlow (1918-1950). Boletín Bibliográfico de Antropología Americana, 13(1), 301-304. Recuperado de https://www.jstor.org/stable/40972967
Paddock, J. (1958). Anthropology at Mexico City College. Boletín Bibliográfico de Antropología Americana, 1958-1959, 21/22(1), 89-94.
Robert H. Barlow, escritor y antropólogo
Pierre Déléage Laboratoire d’Anthropologie Sociale, cnrsBarlow escritor
Robert Hayward Barlow nació en Leavenworth, Kansas, centro de mando del Ejército de Estados Unidos, el 18 de mayo de 1918. Su padre Everett D. Barlow, militar profesional, sirvió en Francia durante la Primera Guerra Mundial. Al parecer, sufrió posteriormente de estrés postraumático: un testimonio oral recopilado tardíamente hace referencia a «depresiones nerviosas» y «alucinaciones» regulares «durante las cuales se veía obligado a defender su casa contra las embestidas de misteriosos seres que él designaba como ellos»1. Hasta su divorcio y luego su muerte, sus estancias en el hospital psiquiátrico fueron en aumento. En cuanto a su madre, Bernice Leach, idolatraba a sus dos hijos. El mayor, Wayne, se alistó en el ejército, mientras que Robert, «la niña de sus ojos», obtuvo una libertad casi ilimitada y nunca tuvo que preocuparse por su autonomía financiera2. Así, Robert H. Barlow vivió una juventud nómada, mudándose
1 Lyon Sprague de Camp, Lovecraft. Le roman de sa vie (1975), París, Néo, 1988, p. 614.
2 Sa rah A. Barlow (esposa de Wayne Barlow), «Barlow Family Material», jh L Todos los archivos mencionados en este texto provienen de la colección Robert H. Barlow en la John Hay Library (jh L) de Providence, Rhode Island.
continuamente de una ciudad a otra, de acuerdo con los cambios de puesto de su padre, proceso que —en sus propias palabras— no le permitió alcanzar ni educación formal ni relaciones amistosas3. Desde temprana edad, se sumió en la lectura de relatos fantásticos, de ciencia ficción y horror que publicaban periódicos del periodo de entreguerras, Amazing Stories, Weird Tales, Astounding Stories, entre otros.
A los trece años, escribió a Howard P. Lovecraft, uno de sus autores favoritos, junto con Abraham Merritt y Clark Ashton Smith, lo cual dio pie a un intercambio de correspondencia que fue creciendo hasta el fallecimiento del escritor de Providence, en marzo de 1937. En 1934 y 1935, durante dos estancias veraniegas de Lovecraft en Florida en la casa familiar de DeLand, provisionalmente ocupada por los Barlow, afianzaron esta amistad entre un adulto de cuarenta años y un adolescente de dieciséis. Lovecraft se volvió el mentor literario de Barlow, redactando con él textos a cuatro manos, revisando sus novelas cortas y sonetos, y dejando en sus manos sus manuscritos. El respeto se hizo mutuo y Lovecraft, admirado a la vez de sus talentos literarios y su manía bibliófila, hizo de él su albacea, a pesar de su corta edad.
En poco tiempo, las narraciones de Barlow evolucionaron desde cuentos maravillosos, a la manera de Arthur Machen o Lord Dunsany, hacia relatos ambientados, más cercanos a los de Lovecraft4. Buscaban crear, de forma muy paulatina, con toques muy leves y ambiguos, a la manera de un mosaico, la sensación de entidades no humanas y eventos atemporales, instalando, más que un horror inconcebible, una atmósfera agobiante. Su texto más conocido, que
3 Robert H. Barlow, «The wind that is in the grass: A memoir of H. P. Lovecraft i n Florida» (1944) en S. T. Joshi y David E. Schultz (dir.), O Fortunate Floridian. H. P. Lovecraft’s Letters to R. H. Barlow, Tampa, University of Tampa Press, 2007, p. xxix. Acerca de la vida de Robert H. Barlow: Robert H. Barlow, «Autobiography» (1944) en S. T. Joshi y David E. Schultz (dir.), O Fortunate Floridian, op. cit., p. 407-416; Clare Mooser, «A Study of Robert Barlow: The T. E. Lawrence of Mexico», Mexico Quarterly Review, 3 (2), 1968, p. 5-12; Jesús Monjarás-Ruiz, «Robert Hayward Barlow: un esbozo bibliográfico» en Jesús Monjarás-Ruiz y Elena Limón Ríos, La obra histórico-antropológica de R.H. Barlow, Puebla, Universidad de las Américas, 2005, p. 3-35; Kenneth W. Faig, «R. H. Barlow» en Kenneth W. Faig, The Unknown Lovecraft, Nueva York, Hippocampus Press, 2009, p. 194-248.
4 En c uanto a la evolución de la obra literaria de Barlow, consultar a Massimo Berruti, Dim-Remembered Stories. A Critical Study of R. H. Barlow, Nueva York, Hippocampus Press, 2012.
durante algún tiempo se atribuyó a Lovecraft aunque es principalmente de su autoría5, La noche del océano, relata la deambulación solitaria del narrador en una playa, «sin más preocupación que observar los incesantes y repentinos cambios de humor del océano»; atormentado por una angustia difusa, «temiendo la muerte al igual que la vida», que se consume en la ansiosa espera de una presencia extraña, monstruosa, definitivamente indescriptible. La historia culmina en la noche del 22 de septiembre, cuando el narrador cree vislumbrar entre las olas una forma imperceptible, una silueta ni humana ni animal. Nada viene a refutar la hipótesis de una ilusión producida por una imaginación febril6.
Sin embargo, lo que fascinó a Barlow de la obra de Lovecraft fue la idea de una perspectiva cósmica, la posibilidad de adoptar un punto de vista no humano, liberado de las limitaciones del espacio y tiempo. Barlow compartió esta atracción con su mentor, a la que se refirió en sus intercambios epistolares:
Usted menciona un cráneo que contendría, en lugar del cerebro, un extraño aparato metálico dejando entender que se trata de una entidad distinta o consciente de sí misma, de una forma de receptor mediante el cual lejanas entidades de fuera pudieran controlar el cuerpo en el cual viene colocado7.
Se refiere a la trama de un breve relato de Barlow, El experimento, muy similar aún a los de su mentor, como son Al otro lado de la barrera del sueño o El abismo en el tiempo8. Después de un experimento heterodoxo, el narrador Edwin Coswell, se ve a sí mismo expulsado de su cuerpo. Su ego observa entonces el origen y el fin del mundo, explorando infinitos estratos temporales y presenciando horrores indescriptibles.
5 S. T. Joshi y Douglas A. Anderson, «Introduction» en Robert H. Barlow, Eyes of the God. The Weird Fiction and Poetry of R. H. Barlow, Nueva York, Hippocampus Press, 2002, p. 10.
6 Robert H. Barlow (with H. P. Lovecraft), «The Night Ocean» (1936) en Robert H. Barlow, Eyes of the God, op. cit., pp. 105-120.
7 «Carta 113. 11 de mayo de 1935» en S. T. Joshi y David E. Schultz (dir.), O Fortunate Floridian, op. cit., p. 261 (trad. del autor).
8 «The experiment» (1935) en Robert H. Barlow, Eyes of the God, op. cit., pp. 57-60.
Durante los años siguientes, Barlow escribió dos relatos, sus últimos textos fantásticos, en los que nuevamente el narrador sufre una forma sutil de violación psíquica. El primero, Una historia poco recordada, inicia, a la manera enfática de Lovecraft, con una meditación metafísica sobre la naturaleza del tiempo.
Más que cualquier otra cosa, el tiempo es escurridizo, ya que nadie puede saber lo que realmente es. Puede que el tiempo sea una creación humana —y el humano es una cosa fugaz en una esfera frágil—. Su mundo no es más que un retoño aislado en el jardín del firmamento. Es posible que, de no haber vida, no existiera el tiempo. Las estrellas cristalinas permanecerían en sus configuraciones indiferentes, el cielo nocturno conservaría su inmensidad y sus colecciones de joyas, pero si nadie observara, si, desde tiempos inmemoriales no hubiera latido ningún corazón, ¿cuál sería la medida del tiempo? Escribió un erudito: «Supongamos que todo se detuviera en el universo —todas las vidas detenidas, los planetas en espera en su órbita, los flujos atómicos y electrónicos interrumpidos…— se suspendería el tiempo y, al retomar su curso, nos parecería presenciar el momento siguiente, sin tener ninguna conciencia del evento». También sugiere que el tiempo probablemente no sigue un curso regular y que, al igual que cualquier río, puede agotarse o acelerarse9.
Así, un solo momento, un único evento evanescente tiene la capacidad de contraer la historia pasada y futura de todo el planeta, «de un millar de planetas, un mundo que se repite a sí mismo más allá de cualquier posibilidad de cálculo, donde las cosas pueden existir bajo múltiples formas y múltiples épocas, un mundo que nos rebasa y que nunca alcanzaremos»10. De esta manera, Barlow describe el estado mental necesario para entender su relato. El narrador de éste despierta en un bosque de Kansas, amnésico, inicio clásico entre miles. Descubre las ruinas de una inmensa torre donde lo reciben mujeres que hablan una lengua extraña. Le ofrecen alojamiento y comida por tres noches, durante las cuales el estudio de manuscritos con caracteres ilegibles lo proyecta en una forma de epifanía.
«Me devoró un resplandor vivo y hambriento y, en un último vértigo de mi conciencia, se desvaneció mi cuerpo y se entumeció mi carne»11. Entonces, en un éxtasis contemplativo, su intelecto puro recorre las dimensiones infinitas del universo y los eones venideros del cosmos; contempla una multiplicidad de mundos en los que no subsiste ningún rasgo humano; ve morir el sol; divaga de un siglo a otro, sobrevolando ciudades ageométricas pobladas por entes extraños, formas globulares conformadas por puras vibraciones luminosas; lo ve todo con los «ojos de un dios».
De repente, despierta en su cama. Le cuentan que esa misma mañana se ha desmayado en la calle y ha permanecido en coma durante unas horas. Al escuchar eso, se acuerda de su caída en la acera: su viaje de un millón de años en el mundo futuro ha terminado, todo ha sucedido en un breve instante. Sólo le queda por escribir el relato de su transmigración, dividido en cuatro capítulos, cada uno de los cuales corresponde a un versículo del Necronomicón:
Que no está muerto lo que yace eternamente. Y con el paso de los eones, aun la Muerte puede morir12
La segunda novela cósmica corta de Robert H. Barlow, Origen indeterminado, es probablemente menos lograda. Retoma con cierta torpeza el procedimiento de la narración dentro de la narración que implementó Lovecraft en La llamada de Cthulhu, pero da una clara muestra de su interés precoz por las antiguas civilizaciones de América. El narrador, un médico, cuenta cómo, en marzo de 1936, un arqueólogo amigo suyo después de rasguñarse el dedo con un cuchillo de origen maya, se disparó en la mano antes de suicidarse. Un manuscrito dejado por él permitía entender que, un año atrás, su museo había recibido una urna sellada de origen supuestamente maya, vendida por un judío de Europa que buscaba escapar de los nazis. La urna se había quebrado y su contenido —semillas, hojas y lianas secas— esparcido en el piso, permitiendo que una planta creciera a una velocidad descomunal y, a la manera de un alucinógeno,
11 Ibid., p. 100; acerca de la noción de «tiempo cósmico» en Barlow: Massimo Berruti, Dim-Remembered Stories, op. cit., pp. 205-256.
12 Aparece por primera vez en Howard P. Lovecraft, «La cité sans nom» (1921) en Howard P. Lovecraft, Œuvres, tomo 1, París, Robert Laffont, 1991, pp. 27-37.
revelara al arqueólogo un pasado inmemorial y un futuro maldito —tal vez unos mil siglos— en el que unas pirámides adimensionales que desprendían una luz abyecta se erguían entre las montañas de una inmensa jungla.
Siempre presentí que detrás de las ciudades mayas se escondía un antiguo y horroroso secreto. Estas inmensas acumulaciones de piedras que yacen en la jungla húmeda nos remiten, a través de los tiempos, hasta un origen impenetrable, mientras los monstruos equívocos esculpidos en cien murallas dejan entrever algo impío, de significado inhumano. No entendemos ni la décima parte de lo que desenterramos de este panteón viejo de miles de años deslucidos. ¿Qué maldición causó la huida del millón de habitantes de estas ciudades?
¿Por qué construyeron luego otras ciudades muy alejadas de las primeras? Empiezo a divisar el motivo de este abandono. ¿Qué sabían ellos entonces de estos inmensos claros y de las luces detrás de estas cumbres vehementes? (¿Era una ciudad?
¿Poblada por qué cosa?) Amplias antigüedades fueron reveladas a los ojos de los invasores españoles —antigüedades cuya historia tal vez se conservó en esos códices cuya destrucción es regularmente comentada con tristeza—. Tal vez los hombres que los descubrieron tuvieron razón en quemarlos y rezar ante la hoguera. Algunos de los monumentos preservados presentan fechas con millones de años de antigüedad —Dios sabrá de qué alucinantes épocas estos archivos desaparecidos fueron la crónica—13.
Mientras migraba su mente, la planta se había apoderado de su cuerpo. Lo maltrataba y aceleraba su corrupción. El arqueólogo no pudo idear otra salida sino el suicidio —mientras que los personajes de Lovecraft más bien tienden a caer en la locura—.
El fallecimiento de Lovecraft significó una ruptura para Barlow. Dejó de coleccionar y leer las revistas pulp, abandonó la escritura de novelas fantásticas y cursó un programa de arte en el Kansas City Art Institute, bajo la dirección de Thomas Hart Benton. De la obra gráfica que realizó entonces sólo se conoce un cuaderno de ciento treinta dibujos, en el que alternan espantosas criaturas provenientes del bestiario lovecraftiano y reproducciones de dioses mexicas
y mayas14. Abandonando sus estudios, se mudó a California en 1938 y, en San Francisco, conoció a un grupo de escritores fundado por Lawrence Hart. Los manifiestos de estos poetas «activistas» proclamaban el rechazo de las formas de expresión tradicionales y la necesidad de expresar las emociones de manera más intensa, trabajando en las connotaciones activas de las palabras, y no únicamente en su valor denotativo. Haciendo caso omiso de la narración y de la regularidad de los sonetos, producían versos desatados, generalmente oscuros, a veces extraños15. Así, a sus veinte años, sumergiéndose con euforia en este taller de poesía modernista, Barlow renovó las formas de expresión de su arsenal literario: «Lovecraft me enseñó a decir lo que tenía en mente; Hart me hizo entender que la expresión era más fuerte cuando se formulaba con palabras capaces de convulsionar la retina y el esófago»16.
Barlow antropólogo
Durante el verano de 1938, para festejar sus veinte años, Robert H. Barlow realizó una primera estancia en México, que le encantó. Volvió a este país dos años después para tomar un curso de verano en la Universidad Nacional Autónoma de México en la capital del país, en específico clases de náhuatl impartidas por el profesor Wigberto Jiménez Moreno. Teniendo facilidad para aprender idiomas y entusiasmado por la perspectiva de estudiar así la historia olvidada de civilizaciones milenarias —el náhuatl era la lingua franca del Imperio mexica—, decidió renunciar a sus ambiciones artísticas y literarias para volverse antropólogo17.
Se inscribió en la Universidad de California en Berkeley, donde, bajo la dirección de Alfred L. Kroeber, Paul Radin y Carl Sauer, obtuvo
14 Roy A. Squires, Catalog II: Clark Ashton Smith, H.P. Lovecraft, Robert H. Barlow, Glendale, 1969, entrada 107.
15 Lawrence Hart, «A note on Robert Barlow», Poetry 78 (2), 1951, p. 115-118; Lawrence Hart (dir.), Accent on Barlow, An Anthology of Activist Poetry, San Rafael, 1962.
16 Robert H. Barlow, «Statement about poetry» (1944) en Robert H. Barlow, Eyes of the God, op. cit., p. 179.
17 Ca rta de Robert H. Barlow a su padre, 20 de diciembre de 1941, y carta de Robert Barlow para Larry Farsaci, 13 de junio de 1943, jh L; G eorge T. Smisor, «R. H. Barlow and Tlalocan», Tlalocan 3 (2), 1952, pp. 97-102.
una licenciatura en 1942. Un año después, se convirtió en investigador adscrito al Departamento de Antropología, situación que le permitió iniciar un amplio estudio con miras cartográficas y toponímicas de dos códices: Matrícula de tributos y Códice Mendocino18 . Durante estos años, entre dos alertas por ataques aéreos, permaneció en las inmediaciones del campus universitario y, en particular, en su inmensa biblioteca. Se sumergió completamente en la exploración erudita de manuscritos prehispánicos y coloniales, sobre todo de origen nahua, buscando también descifrar su curvilínea iconografía. Finalmente, había encontrado un trabajo al cual dedicar su tiempo y solía decirles a sus amigos que, al final de cuentas, bien podía esperar tener cuarenta años para suicidarse19.
A partir de 1943, México se volvió su residencia permanente. Tenía veinticinco años y entendió que le sería menos problemático vivir su homosexualidad en México que en Estados Unidos20. Adquirió una casa en el barrio de Azcapotzalco —donde era el único extranjero21— y consiguió horas de clase en la Universidad Nacional Autónoma de México, y luego en el Instituto Nacional de Antropología e Historia. En 1949, fue nombrado director del Departamento de Antropología del Mexico City College (Mcc), una universidad privada instalada en la colonia Roma, que recibía generalmente durante un año a estudiantes anglohablantes, estadounidenses en su mayoría, muchos de ellos beneficiarios del G. I. Bill, una ley votada en 1944 que permitía que el Estado financiara los estudios de los soldados desmovilizados22.
La estrategia intelectual de Robert H. Barlow se desarrollaba según dos vertientes. La primera consistía en aprender la lengua vernácula y preparar la edición de textos redactados en dicha lengua, y luego traducirlos, según el caso, a español o inglés. Desde este punto de
18 La tesis que resultó de ello, terminada en 1943, sólo se publicó en 1949: Robert H. Barlow, The Extent of the Empire of the Culhua Mexica, Berkeley, University of California Press, 1949.
19 Ca rta de Robert H. Barlow a su hermano, 12 de mayo de 1942, y carta de George T. Smisor para Kenneth W. Faig, 27 de junio de 1971, jh L.
20 Ca rta de Barbara A. Kirk a Kenneth W. Faig, 10 de diciembre de 1971, jh L.
21 Bernice L. Barlow, «Mexico» (1948), jh L
22 International Directory of Anthropologists, Washington D. C., American Anthropological Association, 1950, p. 10.
vista, actuó como discípulo ortodoxo de Paul Radin, cuya carrera profesional se fundó en su totalidad en un único principio:
Lo que más necesita la antropología hoy día, es la edición crítica de materiales originales. Es esencial que cada una de esas transcripciones quede escrupulosamente separada de cualquier otra discusión, de manera que los historiadores nunca tengan la menor duda cuando necesiten diferenciar entre fuentes primarias, comentarios, análisis, interpretaciones del recopilador o del editor23.
Por iniciativa propia, Barlow ya había publicado dos revistas de poesía y novelas fantásticas cortas entre 1935 y 1938, Dragon-Fly y Leaves. Retomó este saber adquirido al fundar en México no menos de tres periódicos basados en la edición de textos originales redactados en las lenguas de los pueblos amerindios. El primero, Tlalocan, que dirigió e imprimió personalmente con el apoyo de un colega de Berkeley, George T. Smisor, ambicionaba publicar «los datos originales de las culturas indígenas de México». El segundo, Mesoamerican Notes, tenía el mismo objetivo, pero esta vez con el apoyo institucional del Mexico City College ( M cc ). El tercero, Mexihkatl Itonalama, completamente redactado en nahuatl y dirigido por Miguel Barrios Espinosa, colega de Barlow en el Mcc, era distribuido entre las poblaciones nahuas de Texcoco y Milpa Alta24. Barlow instaló una imprenta en el patio de su casa, supervisando personalmente la composición, impresión y encuadernación de la totalidad de estos periódicos.
El segundo componente de la prolífica actividad de investigación de Barlow consistió en el estudio de los antiguos códices nahuas, en particular aquellos que contenían glifos. De esta manera, exploró casi la totalidad del acervo disponible, viajando incluso una vez, en 1948, hasta Francia y Reino Unido para consultar algunos
23 Paul Radin, The Culture of the Winnebago: as Described by Themselves, Indiana University Publications in Anthropology and Linguistics: Memoir 2 of the International Journal of American Linguistics, 1949, p. ii. Acerca de Paul Radin: Christer Lindberg, «Paul Radin: The anthropological trickster», European Review of Native American Studies 14 (1), 2000, pp.1-9.
24 «Club activities», Mesoamerican Notes 2, 1950, p. 102; «Unique periodical written in nahuatl», Mexico City Collegian 3 (13), 19 de mayo de 1950, p. 1-2; Robert H. Barlow y Valentín Ramírez, «Tonatiw iwan meetstli» (1950), Tlalocan 4 (1), 1962, p. 55-61; Robert H. Barlow, «Documentos en náhuatl» en Robert H. Barlow, Escritos diversos, Puebla, Universidad de las Américas, 1999, pp. 163-222.
manuscritos25. Redactó numerosos comentarios de códices26, esbozó, con fines pedagógicos, un planteamiento sintético de la semiótica de su escritura27 e, incluso, estableció, con el apoyo de Byron McAfee, un diccionario de elementos fonéticos en escritura jeroglífica28.
Al proceder así, Robert H. Barlow combinó de forma original el estudio de la oralidad contemporánea —acabó él mismo hablando náhuatl con fluidez— con el de la escritura de los textos antiguos, accediendo entonces, a través de la sedimentación semántica de la lengua, a la descodificación de los glifos del pasado. Era el triunfo de la antropología sobre la literatura. Sin embargo, Barlow seguía moviéndose en este amplio universo fantasmal que su precoz iniciación junto con Lovecraft había cristalizado.
Barlow, antropólogo con los mayas
En 1949, seis años después de instalarse definitivamente en México, las investigaciones de Robert H. Barlow tomaron un nuevo giro. Su insaciable curiosidad se apartó de los nahuas para concentrarse en los mayas. Consiguió un financiamiento por parte del Departamento de Investigaciones Históricas del Instituto Carnegie y realizó una primera estancia de estudios en Yucatán en mayo de 194929. En Mérida conoció a Román Zapata M., un maya que había trabajado durante un tiempo con misioneros protestantes del Intituto Lingüístico de Verano, antes de volverse cercano a Alfredo Barrera Vásquez,
25 Carta de George T. Smisor a Kenneth W. Faig, 5 de julio de 1971, jh L
26 El más importante es tal vez Robert H. Barlow, «Códice Azcatitlán», Journal de la Société des Américanistes 38, 1949, p. 101-113, con 29 ilustraciones; ver su revisión por Michel Graulich, Codex Azcatitlan, París, Bibliothèque nationale de France, 1995. Se publicó de forma póstuma una importante selección de notas, en Robert H. Barlow, Fuentes y estudios sobre el México indígena, primera parte, Puebla, Universidad de las Américas, 1994.
27 Robert H. Barlow, «Codices and Mesoamerican picture writing», Mesoamerican Notes 2, 1950, p. 107-117.
28 Robert H. Barlow y Byron McAfee, Diccionario de elementos fonéticos en escritura jeroglífica, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1949.
29 Ya había realizado una primera visita en febrero del mismo año, para conocer las ruinas de Chichén Itzá (carta de Robert H. Barlow a su hermano, 2 de marzo de 1949, jh L).
prestigioso mayista nacido en Yucatán, quien dirigía entonces un instituto de alfabetización para indígenas monolingües de México30. Román Zapata sabía escribir su lengua materna y tenía dos años llevando una investigación sobre las tradiciones orales mayas. Barlow lo contrató inmediatamente para que le enseñara su lengua y, después de su partida, le siguió pagando para recopilar cuentos y cantos tradicionales en las comunidades de Pisté (en las inmediaciones del sitio arqueológico de Chichén Itzá), Tekax y Tikun.
Dirigiéndose a la institución que lo estaba financiando, Robert H. Barlow explicó sus objetivos de la siguiente manera:
En la búsqueda de los fragmentos faltantes de la historia maya, parece que se pasó por alto un enfoque muy claro: la recopilación y el estudio comparativo de cuentos y creencias en la lengua maya en un siglo de estudios han sido realizados muy escasamente, debido a la opinión según la cual las religiones e historias antiguas se habrían reducido, con el paso del tiempo, a fábulas desprovistas de todo interés. Si bien es cierto que ningún anciano es capaz de transmitirnos el significado preciso de un friso de Chichén Itzá, cierta cantidad de relatos recuperados con un número suficiente de ancianos, recopilados y analizados juntos, conforme a la técnica finlandesa, sin duda permitirá entender con una nueva luz las ideas de las poblaciones del Yucatán prehispánico31.
Barlow proseguía con su argumentación subrayando, congruente consigo mismo, la importancia de aprender la lengua maya, trabajar con colaboradores locales (como Román Zapata M.) y no limitarse a unos cuantos «cuentos publicados en español o inglés, que giran prácticamente en torno a temas europeos» (la única excepción en la literatura etnográfica está conformada por «un articulillo recopilado por Berendt en la época de Maximiliano y reeditado con tal
30 Probablemente, él fue quien presentó a Zapata con Barlow: Barrera Vásquez y B arlow se conocieron en septiembre de 1945 durante un ciclo de conferencias organizado en la Ciudad de México por el Summer Institute of Linguistics.
31 Robert H. Barlow, «History of the Maya area», Carnegie Institution of Washington Year Book 49, 1950, p. 206. La «técnica finlandesa» no es sino la clasificación Aarne-Thompson. Para un primer esbozo de este proyecto limitado al área náhuatl, véase Robert H. Barlow, «Los Kwawxochipixkek y otros temas del cuento indígena», Anuario de la Sociedad Folklórica de México 6, 1949, pp. 433-438.
constancia que se podría concluir de ello que no queda ni maya vivo ni tradición oral por explorar»)32. La lectura de este proyecto permite observar cómo Barlow traspone del náhuatl al maya una misma estrategia de investigación: el aprendizaje y estudio de la lengua y las tradiciones orales resultaban de interés en la medida en que permitieran abrir una nueva ventana sobre su pasado y, en particular, sobre sus textos.
Fue después de esta primera estancia en Yucatán que Robert H. Barlow contrató a dos jóvenes mayas. Eduardo Duarte Flores, de veintitrés años, provenía de Catmis, cerca de Peto, y Domingo Adiel Aguilar Torres era originario de Yobaín, a pocos kilómetros de Telchac Puerto. Al siguiente mes, ya se encontraban en su casa de Azcapotzalco, donde trabajaron en la impresión manual de los periódicos y con quienes estableció, secretamente, vínculos más personales. Barlow sabía que el contacto cotidiano con dos hablantes le facilitaría aprender maya, proceso que ya había experimentado con el náhuatl durante los años que siguieron a su instalación en México.
Es muy posible que la lectura de la obra de Sylvanus Griswold Morley, The Ancient Maya, publicada en 1946, haya sido lo que provocó el cambio de orientación de Barlow33. Se trataba de una obra monumental de fin de carrera —Morley murió dos años después de su publicación— que sintetiza los conocimientos arqueológicos de las décadas anteriores y presenta una imagen considerablemente idealizada de la civilización maya. Desde la década de 1910, fue Morley quien convenció al Instituto Carnegie de financiar un amplio programa arqueológico en Yucatán, centrado prioritariamente en el sitio de Chichén Itzá, donde se instaló a partir de 1924. El proyecto, llevado en cooperación con el Gobierno mexicano, consistió no sólo en acumular conocimientos sobre los sitios, sino también en permitir que fueran accesibles para los turistas; así, una carretera que unía
32 Robert H. Barlow, «History of the Maya area», Carnegie Institution of Washington Year Book 49, 1950, p. 207. Alude primero a Margaret Park Redfield, The Folk Literature of a Yucatecan Town, Contributions to American Archaeology 13 (456), Washington D.C., Carnegie Institution, 1937; luego a Daniel G. Brinton, «The folk-lore of Yucatan», The Folk-Lore Journal 1 (8), 1883, p. 244-256, que retoma notas inéditas de Karl Hermann Berendt; este último texto, traducido por Alfredo Barrera Vásquez, se reimprimió con regularidad desde entonces: Daniel G. Brinton, El folklore de Yucatán, Mérida, Museo Arqueológico e Histórico de Yucatán, 1937.
33 Robert H. Barlow, «Codices and Mesoamerican picture writing», Mesoamerican Notes 2, 1950, p. 111.
Chichén Itzá con el puerto de Progreso se terminó de construir en 192734. Sylvanus Morley, titulado de Harvard, era un arqueólogo dinámico, entusiasta y patriota —mantuvo una actividad de espionaje en Yucatán durante la Primera Guerra Mundial35—, pero también provisto de una cordialidad aparentemente sin límites, característica que los mayas detectaron rápidamente y a la que recurrieron frecuentemente, usando al arqueólogo como intermediario en las delicadas negociaciones diplomáticas que mantenían con el Gobierno regional36.
Las décadas que Morley pasó en Yucatán fueron lo más cercano a la realización de una fantasía romántica. Exploraba constantemente el territorio en busca de nuevas ciudades en ruinas perdidas en la selva y se obsesionaba, literalmente, con la transcripción de los textos jeroglíficos desconocidos grabados en estelas parcialmente sepultadas o en muros invadidos por la vegetación37. No sorprende entonces que la conciencia de su vocación le haya llegado desde la adolescencia, al leer novelas tales como The Last of the ’Tzins: A Tale of the Conquest of Mexico de Lew Wallace y, sobre todo, Corazón del mundo, de Henry Rider Haggard, su primer contacto con los mayas38. Más insólita es la decisión de Morley de incluir esta última novela en la muy seria bibliografía de The Ancient Maya, la obra de su vida, redactada a sus sesenta y tres años39. No es absurdo ver en este detalle una forma de confesión, Morley asume así discretamente el carácter
34 Robert L. Brunhouse, Sylvanus G. Morley and the World of the Ancient Mayas, Norman, University of Oklahoma Press, 1971; véase también John Eric Sidney Thompson, Maya Archaeologist, London, R. Hale, 1963, y Helan Delpar, Looking South: The Evolution of Latin Americanist Scholarship in The United States, 1850-1975, Tuscaloosa, University of Alabama Press, 2008.
35 Charles H. Harris III y Louis R. Sadler, The Archaeologist as a Spy: Sylvanus G. Morley and the Office of Naval Intelligence, Albuquerque, University of New Mexico Press, 2003.
36 Paul Sullivan, Unfinished Conversations, New York, Alfred A. Knopf, 1989.
37 Morley y Barrera Vásquez, el mentor de Román Zapata M., publicaron juntos un estudio pionero de los libros de Chilam Balam que consideraban como los herederos de los códices prehispánicos: Alfredo Barrera Vásquez y Sylvanus
G. Morley, The Maya Chronicles, Contributions to American Anthropology and History 48, Washington D. C., Carnegie Institution, 1949.
38 Robert L. Brunhouse, Sylvanus G. Morley and the World of the Ancient Mayas, op. cit., p. 15.
39 Sylvanus G. Morley, The Ancient Maya, Stanford, Stanford University Press, 1946, p. 502.
onírico y, a veces, un poco delirante de su visión de los antiguos mayas. Los imaginaba naturalmente pacíficos, viviendo en una forma de teocracia ordenada, regulada por un calendario de gran complejidad. Una casta superior de sacerdotes, élite intelectual, se concentraba exclusivamente en la contemplación del cielo. En su opinión, los mayas eran el pueblo más inteligente del planeta, pueblo de astrónomos y escribanos provistos de un panteón liderado por el dios Itzamna, avatar de Zeus y Júpiter40. La antigua ceremonia de entronización de los sacerdotes tenía todas las características de un examen universitario y habían inventado la escritura con un propósito exclusivamente teológico41. Desde lo alto de sus pirámides sagradas, dominando un mosaico de selvas tropicales hasta el horizonte, reinaban sobre un pueblo de campesinos dóciles y felices42.
Enardecido por esta fantasía idílica, fortalecido por la lectura posterior de obras de contenido similar de John Eric Sidney Thompson43, colega británico de Morley, que dominaría los estudios mayistas durante el periodo de la Guerra Fría, Robert H. Barlow, recientemente nombrado director del Departamento de Antropología del Mexico City College, organizó a partir del segundo trimestre de 1950, además de su clase regular sobre los «códices o textos indígenas», una serie de seis seminarios intensivos de lengua y civilización maya. Él se haría cargo de la historia, mientras que Pedro Carrasco impartiría la etnografía antigua, Pedro Armillas, la arqueología, César Lizardi Ramos, la epigrafía, Alfonso Villa Rojas, la etnografía moderna y Moisés Romero, la lengua. El periódico estudiantil anunció triunfalmente que «de esta forma, el área maya sería objeto de la enseñanza más completa jamás propuesta en una universidad»44.
40 Ibid., p. 455.
41 Ibid., p. 262.
42 Sylvanus G. Morley, «How Holon Chan became the true man of his people» en Elsie Clew Parsons (dir.), American Indian Life by Several of Its Students, New York, Viking Press, 1925, pp. 251-264.
43 Robert H. Barlow, «Codices and Mesoamerican picture writing», Mesoamerican Notes 2, 1950, p. 111. En una carta dirigida a Bernice L. Barlow (11 de enero de 1951, jh L), J. Eric S. Thompson dice haber intercambiado correspondencia con Robert H. Barlow desde 1949 y haberse encontrado con él una vez en Harvard con Ralph L. Roys, especialista de los libros de Chilam Balam a quien Barlow debía suceder; los tres charlaron durante un día completo, hasta muy entrada la noche. Véase también la carta de Robert H. Barlow a su madre, fechada del 19 de febrero de 1949, jh L
44 «Noted scholars make up Anthro Department», Mexico City Collegian, 3(13), 19 de mayo de 1950, p. 1-2.
Atrincherado detrás de los espesos cristales de sus lentes, negándose constantemente a ser fotografiado, Robert H. Barlow era un gran aficionado de las máscaras. Durante la Semana Santa, festejó la inauguración del nuevo programa de investigación organizando en su casa de Azcapotzalco un baile de disfraces, abriendo por primera vez la puerta de su casa a los estudiantes del Mexico City College. El panteón azteca fue el tema de la noche, se podía observar al dios del viento, al dios del sol, al dios del maíz, a Quetzalcóatl y, por supuesto, a Tláloc, el dios de la lluvia. Barlow le tenía a este último un cariño muy particular —bautizó su casa como su primera revista, Tlalocan, «la casa de Tláloc»45—. Es muy probable que, aquella noche, él mismo haya encarnado a este dios.
En junio de 1950, Robert H. Barlow tomó un avión para Mérida y se instaló, para una segunda estancia de investigación, en un pueblo de pescadores, Telchac Puerto, a unos kilómetros de Progreso y de Dzidzantún, donde vivía el padre de Domingo Adiel Aguilar Torres, uno de sus dos trabajadores mayas. Este último le escribió una carta de presentación en la que solicitaba a los miembros de su familia tener a bien enseñarle la lengua local a su empleador46. Fuera de una muy breve estancia en 1944 en Chilacachapa, Guerrero, Barlow realmente nunca había realizado una investigación etnográfica durante sus años de estudio de la lengua y tradiciones nahuas47. Pero deseaba ahora ir más allá de la simple erudición textual (y de los sueños y visiones que provoca) para confrontarse con la vida real de los mayas contemporáneos. A pesar de ello, la estrategia intelectual de Barlow, así como las representaciones que la fundaban, seguían siendo más o menos idénticas: se trataba por una parte de aprender la lengua maya y recopilar la tradición oral viva y, por otra parte, de adentrarse «en las zonas monolingües» en busca de manuscritos «conservados cuidadosamente en lo más recóndito de los pueblos»,
45 «The gods walk», Mexico City Collegian 3 (9), 17 de abril de 1950, p. 5.
4 6 Ca rta de Robert H. Barlow para su madre, 20 de junio de 1949, jh L; Charles Olson, Letters for Origin, 1950-1956, New York, Parangon House, 1969, p. 27-28. Véase también «Trip to Yucatan shows unusual side of Mexico», Mexico City Collegian, 3(4), 18 de enero de 1950, p. 6.
47 Ca rta de Robert H. Barlow a su hermano, 9 de mayo de 1944, jh L; Roberto J. Weitlaner y Robert H. Barlow, «Nuevos apuntes sobre Chilacachapa, Guerrero» (s.d.) en Robert H. Barlow, Fuentes y estudios sobre el México indígena, segunda parte, Puebla, Universidad de las Américas, 1995, pp. 137-163.
con la esperanza de que esclarecieran con una luz nueva el enigma del desciframiento de los jeroglíficos48.
Semejante orientación de investigación resultaba entonces inactual, prácticamente obsoleta: efectivamente, desde los trabajos de Robert Redfield iniciados ya en los años treinta, la antropología estadounidense había hecho de Yucatán un lugar privilegiado de estudio de los procesos de cambio cultural, migración y urbanización49. Barlow, por su parte, mantenía un intenso apego a una visión romántica y fantaseada de la cultura maya, visión producida por la ineludible reconstrucción imaginaria realizada por los arqueólogos y trasladada en una práctica antropológica ya caduca, forzosamente marginal con relación al estado del arte contemporáneo. Así, retomaba los pasos de aquellos exploradores que, a lo largo del siglo xix, recorrieron las selvas y pueblos mayas, como John Lloyd Stephens, en búsqueda de los «misteriosos jeroglíficos» y «ciudades desvanecidas» de ubicación desconocida para los «blancos», donde, tal vez, la vida seguía transcurriendo como antes de la conquista50; Karl Hermann Berendt, quien, en su fascinación por los libros prohibidos, copió todos los manuscritos escritos en lengua maya que pudo encontrar; o como Alice y Augustus Le Plongeon, quienes veían en las ruinas de Yucatán el origen de todas las civilizaciones del planeta y que acabaron considerándose a sí mismos como los monarcas reencarnados de este reino olvidado; o Teobart Maler quien, después de Berendt, fotografió todos los manuscritos que logró descubrir, o, finalmente, como William E. Gates, rico heredero que, entre dos retiros espirituales con los teósofos de Punta Loma, compraba de
48 Carta de George T. Smisor a Kenneth W. Faig, 27 de junio de 1971, y carta de G eorge T. Smisor a Neil Barron, 26 de enero de 1975 («During his last year he went to Yucatan and brought a couple of Maya-speaking boys so he was beginning to speak Maya with the aim of trying to solve the Mayan glyphs»), jh L; Robert H. Barlow, «Codices and Mesoamerican picture writing», Mesoamerican Notes 2, 1950, p. 109, p. 117; Robert H. Barlow, «History of the Maya area», Carnegie Institution of Washington Year Book 49, 1950, p. 207; «Students learn ancient speech», Mexico City Collegian, 3(7), 15 de febrero de 1950, p. 1.
49 Robert Redfield, «Culture changes in Yucatan», American Anthropologist, 36(1), 1934, pp. 57-69.
50 John L. Stephens, Incidents of Travel in Yucatan, New York, Harper & Brothers, 1843, tomo 2, p. 408.
forma compulsiva cuanto libro maya llegara a su alcance, con la ilusión de descifrar la antigua escritura jeroglífica51.
Los días siguientes al regreso de Barlow a la Ciudad de México fueron difíciles. Uno de los estudiantes estadounidenses invitado al baile de disfraces de abril había ventilado su orientación sexual, aspecto de su vida que había preferido esconder, aun de sus amistades más cercanas. Al parecer, hubo incluso chantaje. Estaba en juego la reputación del Mexico City College con los padres de familia. Barlow cayó en una profunda depresión. Intentó suicidarse, pero uno de sus trabajadores lo llevó a tiempo al hospital, y durante el tercer trimestre del año universitario, le dieron incapacidad «por enfermedad»52.
Aunque permaneciera bajo la supervisión permanente de un médico y un psiquiatra, Robert H. Barlow pareció recobrar cierto vigor intelectual durante los últimos meses de 1950 53. Retomó su curso sobre la escritura y los códices mesoamericanos, y se detuvo en el Maya Hieroglyphic Writing , obra de J. Eric S. Thompson publicada poco antes, ese mismo año. En la visión de Thompson, la escritura maya era un hápax, un invento único en el planeta, cuyos caracteres eran meramente logográficos y religiosos, un sistema de notación anagógico que permitía que el alma se elevara hacia las cosas celestiales 54 .
51 Lawrence Gustave Desmond y Phyllis Mauch Messenger, A Dream of Maya, A lbuquerque, University of New Mexico Press, 1988; Paul Sullivan, Unfinished Conversations, Nueva York, Alfred A. Knopf, 1989; R. Tripp Evans, Romancing the Maya: Mexican Antiquity in the American Imagination, Austin, University of Texas Press, 2004; Lawrence Gustave Desmond, Yucatán through her eyes: Alice Dixon Le Plongeon, Writer and Expeditionary Photographer, Albuquerque, University of New Mexico Press, 2009.
52 Ca rta de Robert H. Barlow a Pablo Martínez del Río, 19 de abril de 1950, carta de George T. Smisor a Kenneth W. Faig, 27 de junio de 1971, carta de R. Alain Kirsch a Kenneth W. Faig, 8 de noviembre de 1971, y carta de George T. Smisor a Neil Barron, 26 de enero de 1975, jh L; Lyon Sprague de Camp, Lovecraft. Le roman de sa vie, op. cit., p. 676; Alan Dugan, «In memoriam. Unfinished. For Robert Barlow», The Iowa Review 4 (3), 1973, p. 98; «Prof. Barlow on sick leave», Mexico City Collegian 3 (16), 13 de julio de 1950, p. 1.
53 Ca rta de Bernice L. Barlow a Edgar Hoffmann Price, 20 de mayo de 1951, jhL.
54 Jesús Monjarás-Ruiz, «Bibliografía comentada de R. H. Barlow» en Jesús Monjarás-Ruiz y Elena Limón Ríos, La obra histórico-antropológica de R. H. Barlow, op. cit., p. 85; Robert H. Barlow, «Codices and Mesoamerican picture writing», Mesoamerican Notes 2, 1950, p. 111; John Eric Sidney Thompson, Maya Hieroglyphic Writing, Washington D. C., Carnegie Institution, 1950, p. 295.
En muchos aspectos, Thompson era el heredero de Morley. Radicalizando su visión fantástica de los antiguos mayas, representaba a un clero de astrónomos en la cúpula jerárquica de los sacerdotes, aislados de la masa laboriosa de los campesinos, lo cual ejercía un control coercitivo sobre cada detalle de su vida cotidiana, como un grupo de intelectuales de primer nivel que pasaban sus días debatiendo de metafísica y teología. Habían desarrollado una concepción cósmica del tiempo apoyada a la vez en ciclos calendáricos que se remontaban hasta un pasado inconmensurable y en la formulación de profecías que ofrecían la visión de un futuro controlable. Si bien dejaban que el pueblo adorara las numerosas divinidades de un panteón politeísta, predicaban entre ellos un dualismo depurado en el que el dios de la lluvia —Chaac, equivalente a Tláloc— símbolo de la vida, se oponía al dios de la muerte, Ah Puch. Además, se dirigían de forma bastante «natural» hacia el monoteísmo55. Esta visión fantasiosa de la sociedad, religión y escritura maya perduró durante varias décadas y uno de sus principales efectos fue que atrasó el desciframiento de la escritura maya, la cual —lo sabemos hoy— responde a los mismos principios fonéticos que las escrituras de Mesopotamia o China56.
Pero durante el otoño de 1950, lo que movilizó la atención de Robert H. Barlow fue principalmente la convergencia entre las culturas nahua y maya, uniendo así sus dos campos de investigación. Ya se sabía desde tiempo atrás que algunos edificios del sitio de Chichén Itzá presentaban una innegable influencia tolteca, civilización contemporánea de las planicies, cuya capital era Tula, en la articulación entre el Clásico reciente y el Posclásico antiguo (hacia 900-1000). Ahora bien, durante su viaje a Europa, Barlow tuvo la oportunidad de consultar dos códices del grupo Borgia, manuscritos de contenido ceremonial y cosmológico pertenecientes al Posclásico: el códice Fejérváry-Mayer en Liverpool y el códice Laud en Oxford. Esos manuscritos claramente pertenecían a la cultura nahua, pero el lugar exacto de su fabricación seguirá como un misterio. A partir de esos elementos, Barlow elaboró una extraña hipótesis: dichos códices no provendrían del corazón de la planicie
mexicana, sino de sus márgenes inferiores y tal vez incluso de la ciudad maya de Chichén Itzá57.
Resulta complicado establecer cuáles fueron los argumentos de Barlow. El curso que improvisó durante los últimos meses del año, al que asistió «un tal» William S. Burroughs, recién instalado en la Ciudad de México, no es conocido sino por un muy breve artículo sensacionalista del periódico de los estudiantes del Mexico City College58. Así, sólo se conoció la comparación entre un mural externo del Templo de los Guerreros de Chichén Itzá y una ilustración del códice Laud: un dios idéntico aparece en ambas representaciones. Ostentando los mismos ornamentos de papel en cada una de sus articulaciones, lleva el mismo cuchillo de sílex en una mano y la misma cabeza cortada en la otra. Es el dios de la muerte. En el mural de Chichén Itzá, este dios de la muerte, Mictlantecuhtli en náhuatl, Ah Puch en maya59, aparece dos veces: la primera, frente a un águila y la segunda, entre un alacrán y un oso. Sobre todo, lo antecede una
57 Esta hipótesis, poco creíble, fue ignorada por todos los estudios posteriores. Existe un consenso actual para afirmar que los códices de este grupo fueron confeccionados en la Mixteca en el Posclásico reciente; sin embargo, su fuente, más antigua, sigue siendo una incógnita.
58 «Borgia manuscripts traced to Chichen Itzá vicinity», Mexico City Collegian 4 (1), 11 de octubre de 1950, p. 6; véase también Elena Limón Ríos, «Índice del archivo Barlow de la U DLA de Puebla» en Jesús Monjarás-Ruiz y Elena Limón Ríos, La obra histórico-antropológica de R. H. Barlow, op. cit., p. 155, p. 199. Acerca de las visitas de William S. Burroughs al Mexico City College: Jorge GarcíaRobles, La bala perdida: William S. Burroughs en México, 1949-1952, México, Ediciones del Milenio, 1995.
59 El d ios A de la clasificación Schellhas; el origen de la apelación «Ah Puch» para designar este dios debe buscarse en la historiografía occidental (Brinton, Morley, Thompson) mucho más que en las tradiciones mayas.
representación del dios de la lluvia y la fertilidad, Chaac en maya, Tláloc en náhuatl, hasta ese momento, dios tutelar de Barlow, símbolo del conjunto de las funciones que resisten a la muerte60. Si la comparación no presentaba sino un interés científico limitado, ya que la influencia tolteca sobre la iconografía de Chichén Itzá era ya un fenómeno ampliamente conocido, y si la hipótesis que Barlow desarrolló en cuanto al origen de los códices del grupo Borgia era, por lo menos, aventurada, estas reflexiones tal vez revelen otras circunstancias de quien las formuló. Trasladado al país maya, el panteón náhuatl adquirió una tonalidad trágica y el dios de la vida se vio irremediablemente rebasado por los dioses de la muerte.
Durante ese invierno, Robert H. Barlow, solo, preso de las paredes húmedas de su casa hipotecada de Azcapotzalco, pensó en las hospitalizaciones de su padre, así como, por asociación, en los padres de Howard P. Lovecraft, que murieron ambos en el mismo hospital psiquiátrico de Providence, el padre sufriendo de delirio de persecución, la madre alucinando con criaturas escondidas en la oscuridad61. De aquella amistad de juventud, sólo conservó escasos re-
61 S. T. Joshi, I Am Providence: The Life and Times of H. P. Lovecraft, volumen 1, New York, Hippocampus Press, 2010, capítulo 2.
cuerdos materiales: libros de la biblioteca de Lovecraft, sus cartas y, sobre todo, el manuscrito del texto de su antiguo mentor que prefería, El abismo en el tiempo. Unas semanas antes, ya tomada su decisión, le había confiado este manuscrito a una de sus estudiantes62.
Barlow estaba tomando conciencia de que durante toda su vida había querido vivir en el universo fantasmal de Lovecraft, hacer de las ficciones de éste la trama real de sus investigaciones científicas. Vivió como uno de sus personajes, soltero, estudioso, recluido, fascinado por las ciudades inmemoriales, las escrituras sin descifrar, los libros escondidos y las divinidades implacables. Más aún, nunca renunció a buscar, él también, la experiencia eternalista última, la contracción de todas las líneas temporales en un único evento y de la totalidad del cosmos en un único punto de inteligibilidad. Pero a diferencia de Lovecraft, Barlow siempre quiso sumarse a una concepción abierta de la alteridad, tal vez por un vestigio de sus convicciones comunistas de juventud y seguramente por el origen de su «depresión de una vida entera». Descartó la amarga visión lovecraftiana de una raza inhumana de saber inaccesible y se apasionó por los pueblos mesoamericanos y por las fantasías que asoció con su historia y los saberes que escondían sus códices.
Si bien mantuvo durante un tiempo una relación esencialmente histórica y filológica con dichos pueblos, intentó con los mayas disipar esta niebla libresca. Negándose a vivir recluido en un cuarto con ventanas ocultadas, quiso aventurarse en Yucatán en busca de la alteridad real. Esta nueva búsqueda, marcada de entrada por el espectro de la muerte, fue abortada. La fantasía romántica resultó ser una mera ilusión y se vio desplazada por una realidad muy distinta.
La noche del 1 de enero de 1951, Robert H. Barlow pegó en la puerta de su cuarto una nota redactada en maya: «no me molesten, quiero dormir por mucho tiempo», cosa que logró ingiriendo veintiséis tabletas de barbitúricos.
62 Acerca de June E. Ripley (cuyo proyecto de tesis tenía como título A Survey of Published Texts in Nahuatl, 1890-1950): «Found New Anthro Club», Mexico City Collegian 3 (12), 11 de mayo de 1950, p. 1-3; «Club activities», Mesoamerican Notes 2, 1950, p. 103. Acerca del manuscrito de El abismo en el tiempo: John H. Stanley, «Rediscovery of the manuscript» en Howard P. Lovecraft, The Shadow Out of Time, op. cit., p. 27-28. Acerca de los setenta y cinco libros de la biblioteca de Lovecraft con los que se quedó Barlow: Kenneth W. Faig, «R. H. Barlow» en Kenneth W. Faig, The Unknown Lovecraft, op. cit., p. 208.
Cartas a Barlow o Las aventuras de Ognimod Leida Raliuga Serrot
(Domingo Adiel Aguilar Torres)
Las cartas
Se analizó un total de 28 cartas, las cuales fueron escritas a diario entre el 30 de mayo y el 30 de junio de 1950, menos los domingos. Se trata de una correspondencia entre Aguilar y Barlow que consta de cartas de tres o cuatro páginas cada una, escritas a mano por Domingo. No contamos con las correspondientes respuestas de Barlow, si es que existieron, pero lo más probable es que las cartas fueron redactadas por pedido de Barlow para poder practicar su maya.
En dichas cartas, Domingo narra algunos cuentos tradicionales, comparte unos episodios de su infancia, describe su breve estancia en el ejército y relata, a veces con muchos detalles, sus aventuras con sus novias. Al parecer, al momento de escribir las cartas, Domingo estaba trabajando como guardia en la Escuela Médico Militar en el Distrito Federal (hoy Ciudad de México) (ver figura 1). Según lo que cuenta en la carta del 7 de junio, vivía en el D. F. desde hacía unos tres años: bejlae yanten way ich mexicoa, oxp’e jab ma tu pajtal in sut tin wotoch (hoy, estoy en México, hace tres años que no puedo regresar a mi casa).
Olivier Le Guen ciesas, Ciudad de MéxicoEl recorrido de Domingo en México
Según lo que podemos inferir de las cartas, Domingo era nativo del pueblo de Yobaín, en el norte del estado de Yucatán. Nos dice que fue un tiempo a la escuela militar en Mérida. Asimismo, pasó una temporada con sus tíos en la ciudad de Progreso, un puerto ubicado unos 36 kilómetros al norte de Mérida. De Progreso, sale en barco a la ciudad de Veracruz en la cual se queda unos días antes de ir, pasando rápidamente por Oaxaca, al pueblo zapoteco de Ixtepec, en el estado del mismo nombre. Pasa otra vez por la ciudad de Oaxaca para llegar, en un solo día, al Distrito Federal, la capital.
Resumen de las cartas
Hay una evolución de los temas, desde la niñez, con cuentos, hasta sus aventuras con una joven en el pueblo, su salida a Progreso y su llegada, así como su vida en la Ciudad de México.
La carta del 30 de mayo, al igual que la que le sigue, es un cuento sobre cómo el amor a una mujer puede perjudicar a un hombre; un tema muy familiar para Domingo. El cuento relata la «historia de un muchacho que mató a su mamá a causa de su mujer». Al final, el protagonista mata a su madre por escuchar a su esposa y termina en la cárcel.
En la carta del 1 de junio, describe el proceso de extracción de sal. Esta descripción nos hace pensar que Domingo era de un pueblo costero. En la carta, supuestamente de ficción, menciona que el muchacho, personaje principal de la historia, era de Yobaín. Es muy posible que Domingo agregara este detalle basado en su propia vida.
La carta del 2 de junio explica cómo se hace una milpa y cómo se quema la cal a veces antes de tumbar por completo la milpa.
En la carta del 3 de junio, Domingo explica cómo las reglas y la autoridad de los padres unos 50 años antes, es decir, en los años de 1900, eran mucho más duras. Este tema sigue siendo muy común entre los mayas actuales (aun cuando sea probablemente cierto). Nos habla de las etnoteorías parentales de la época (ver Gaskins, 1996 sobre este tema), un tanto violentas con respecto a los criterios actuales.
En la carta del 5 de junio, Domingo explica el proceso que siguen varias actividades muy locales, por ejemplo, cómo se excava un pozo o se prepara un piib u horno de tierra, y de qué manera se hace el carbón.
La carta del 6 de junio está en el mismo espíritu que la del día anterior, pero se enfoca en cómo se preparan varios tipos de comidas, como el puerco con frijoles o el sikil p’aak. Además, comenta sobre los posibles dolores que puede provocar el exceso de ciertas comidas y cómo se curan o, justamente, cómo un tratamiento malo puede resultar peor que la molestia o enfermedad.
En la carta del 7 de junio, platica sobre cómo aprendió con su papá el trabajo de la milpa y a cuidar el ganado. Comenta también acerca de un sueño que tuvo en el cual un hombre se le apareció diciéndole que si salía a México, nunca podría regresar, haciendo el paralelo con el hecho de que ya tenía tres años sin poder regresar a su pueblo. Este tipo de sueños premonitorios son muy frecuentes entre los mayas y, en muchos casos, sirven para explicar o justificar estados o problemas actuales del hablante. Cuenta también de los castigos que su mamá le infligía cuando salía o no obedecía.
En la carta del 8 de junio, Domingo explica que él era un alumno serio y cómo, por culpa de una joven, dejó de serlo, describiendo que su papá «me agarró y me pegó (tan fuerte) que hasta la fecha no lo olvido».
En la carta del 9 de junio, cuenta su primera aventura con su novia cuando tenía catorce años. Explica cómo iba a verla a escondidas y cómo su papá lo regañó por ir a visitarla. Sin embargo, Domingo contesta que no le temía al padre de la joven, aun cuando lo podía matar con su escopeta.
La carta del 10 de junio sigue con la historia de la novia. Domingo cuenta que su papá estaba enojado con él, pero que iba todos los días a ver a la muchacha. Sin embargo, faltar un día fue motivo para que se enojara. Domingo expresó todo el amor que tenía por ella.
En la carta del 12 de junio, explica que, a pesar de la interdicción de sus papás, visita a la muchacha todos los días y que ella, tal vez justo por esta transgresión, reconoció el verdadero amor que le tenía. Sin embargo, la discusión con los padres de Domingo no fue tan amable.
La carta del 13 de junio es una continuación de la del día anterior. Recuenta cómo trata de pasar discretamente para evitar a la madre de la novia yendo a visitarla, cómo la mamá no lo deja irse y cómo le comenta que ella sí está muy a favor de la relación con su hija. Todo parecía ir muy bien, pero, después de salir una semana de trabajo, encuentra a su retorno a su novia en los brazos de otro hombre.
En la carta del 14 de junio, aprendemos que Domingo dejó por primera vez su casa en 1948. Confiesa que salió con el corazón roto por lo de su novia, pero también por el adiós a sus papás. Va a vivir un tiempo a la casa de sus tíos en Progreso en donde se le ofrece trabajar con ellos.
La carta del 15 de junio cuenta cómo pasó unos ocho días en la casa de su tía y cómo salió hacia Veracruz y después a la Ciudad de México. Salta el episodio de su viaje a Ixtepec y Oaxaca (pero lo retoma en las cartas del 29 y 30 de junio) y explica la dificultad de encontrar la dirección de su primo (que vivía en el actual Tepito).
La carta del 16 de junio retoma el encuentro con el primo, quien invita a Domingo a comer e incluso le ofrece un trabajo en un restaurante. Sin embargo, no le gustó la manera como lo trataba el jefe, y Domingo abandona rápidamente dicho trabajo para recorrer la ciudad en busca de otro.
En la carta del 17 de junio, Domingo explica cómo fue averiguando sobre varios trabajos, hasta encontrar el que tiene cuando escribe las cartas, es decir, mensajero en la Escuela Médico Militar del Distrito Federal. Sin embargo, el hecho de dejar el trabajo anterior no fue del agrado de su primo y se pelean, lo cual le lleva a la salida definitiva de la casa de su primo.
En la carta del 19 de junio, explica que entró en la Escuela Médico Militar en 1948 y cuánto ganaba. Cuenta sus planes de ahorrar para ir a visitar a sus familiares, hasta que encuentra a una joven.
En la carta del 20 de junio, como era de esperarse, Domingo explica que no pudo ahorrar dinero y le manda a decir a sus familiares que no podrá ir a visitarlos pronto. Irónicamente, su novia de aquel tiempo le anima a ir. Al regresar a la escuela, toma la decisión, con la ayuda de sus compañeros, de ir a consultar a un especialista ritual, ya que casi no puede respirar por la tensión debido al asunto de la mujer y el dinero.
En la carta del 21 de junio, narra que fue a platicar con su novia, quien le revela que alguien ha dicho que ella lo embrujó. Dice que al día siguiente le revelará quién se lo dijo y sólo menciona que es un compañero de trabajo de Domingo.
La carta del 22 de junio es la continuación de la del día anterior. En ésta se narra que la novia desvela quién la denunció: un tal «José». Entonces, el autor increpa a José y le dice que no se meta en su vida, por lo cual terminan peleándose muy fuerte. José le pega con una piedra en la cabeza, luego Domingo le da tantos golpes en las costillas que deja al pobre José tirado. Regresa a la escuela militar para limpiar su cabeza ensangrentada.
En la carta del 23 de junio Domingo sigue con el tema de su novia. Ella explica que en realidad está casada, pero que su marido es impotente ya que «no la puede levantar». Por eso, ella y Domingo no pueden ser vistos en público (de hecho, casi se encuentran con su hermano mayor en el Centro). Domingo, lejos de desesperarse con esta noticia, propone que con gusto pueden tener encuentros sexuales donde ella quiera y promete que la tomará cuatro veces al día.
En la carta del 24 de junio, Domingo regresa un poco en el tiempo y explica que conoció la Ciudad de México en el año 1945. Antes de ir, sin embargo, estuvo en Mérida unos doce días. Aun cuando no lo dice explícitamente, al parecer fue quinto en el ejército. Nos cuenta que salió una noche a escondidas para emborracharse y justo fue el día en que lo fueron a visitar su novia y la mamá de ella. Domingo, al regresar por la mañana, todavía con cruda, se entera de que lo están esperando las dos mujeres, y corre a ducharse.
En la carta del 26 de junio, sigue contando la historia de la visita de la novia, que se llama Zoila, y de su suegra. Al salir de la ducha, se encuentra con la suegra con quien platica un instante. Al ver a su novia corre a su encuentro, pero sólo para pelearse con ella unos minutos después. Mientras estaban discutiendo, se olvidaron de la suegra, que todavía esperaba, parada en la puerta del baño.
La carta del 27 de junio retoma la narración de la visita de su novia y su suegra. A la mañana siguiente, manda a la señora a comprar cochinita pibil para desayunar, y se queda a solas con la muchacha. De manera gráfica y detallada cuenta cómo tuvo relaciones sexuales con ella y cómo le advirtió que si quedaba embarazada, él no se haría responsable. Ella le contesta que ése era el plan que había ideado con su mamá para hacer que Domingo volviera.
En la carta del 28 de junio, confronta a la suegra para saber si tener relaciones fue en efecto una maquinación organizada por ella. La suegra niega todo y Domingo cuenta, cambiando drástica y casualmente de tema, cómo terminan comiendo cochinita pibil juntos.
La carta del 29 de junio cambia de tema (tal vez a raíz de un posible disgusto de Barlow por la crudeza de la carta anterior), y Domingo hace el recuento de cómo salió de su casa para llegar a Veracruz. Cuenta cómo terminó subiendo en un barco llamado «Emancipación».
La carta del 30 de junio es la última de la serie. Retoma donde terminaba la del 29 y cuenta cómo Domingo visitó el pueblo de Ixtepec, Oaxaca, ubicado en pleno territorio zapoteco. Allí pasa un mes y medio esperando, con gran desasosiego, que lo lleven a la Ciudad de México. Cuenta cómo, al sonido de la canción de fanfarria Diana, lo llevaron, junto con sus compañeros, a Oaxaca para terminar en la «muy fría» Ciudad de México.
Análisis lingüístico y cultural de las cartas
Domingo y el bilingüismo
El nivel de maya utilizado en las cartas hace pensar que Domingo no era muy fluido en este idioma. Precisamente, es posible que fuese bilingüe maya-español, con mayor fluidez en este último. Varios indicios apoyan esta hipótesis. En primer lugar, Domingo es fluido en español y fue a la escuela desde muy joven, por lo cual sabe leer y escribir. En aquel tiempo (y hasta muy recientemente) esto significaba que de cierta forma él «renunciaría» a su mayanidad y pondría mayor énfasis en hablar español. Tampoco tiene apellidos mayas. Aun cuando esto no significa que no era maya, apunta al hecho de que tenía ancestros de origen español y posiblemente al uso del castellano en su ambiente familiar. Domingo, según las informaciones que nos proporciona en las cartas, es originario de Yobaín, un pueblo costero del norte de la península. Estos pueblos fueron afectados rápidamente por el cambio lingüístico en los años cuarenta y cincuenta, lo cual explica su fluidez en español. Finalmente, es posible también que la presión por usar un maya «correcto», como se lo sugiere Barlow (ver más adelante), y la falta de costumbre de escribir en este idioma, le hayan hecho cometer ciertos errores o le crearon dudas en su escritura.
En las cartas vemos varios usos y formulaciones no muy correctas o no nativas, tanto al nivel lexical como gramatical. Por ejemplo, usa con frecuencia el clasificador de inanimados -p’éel para referirse a humanos, cuando en maya lo más conveniente es el clasificador de animados -túul, aunque es de reconocer que este uso se ha vuelto
Olivier Le Guen ciesas, Ciudad de Méxicomás y más frecuente en la actualidad. Con el avance del español, el clasificador de inanimados empezó a funcionar como un clasificador neutral y el jum-péel (lit. 1-cLAs.inAM) se ha convertido en un determinante, es decir, equivalente al «uno» español.
Otro calco también frecuente entre bilingües más fluidos en español es la falta del uso de la morfología maya. Por ejemplo, para expresar «conmigo», en vez de usar la fórmula más esperada en maya t-inw-éetel [prep-A1-con] «conmigo» que integra la primera persona, usa la formulación yete ten, lo cual es literalmente «con yo». Esta formulación se basa en el uso de la tercera persona con el pronombre independiente «yo» y corresponde a una lectura del maya literal desde el español. Igualmente, Domingo en varias cartas menciona una xchup ki’ichkelem para hablar de una «muchacha guapa», pero usa el adjetivo masculino ki’ichkelem o «guapo». El término adecuado para mujer es ki’ichpam. En la carta del 31 de mayo de 1950 incluso tenemos ump’e koolel jach kiichkelem cuando hubiera tenido que ser juntúul ko’olel jach ki’ichpam.
Otro hispanismo se encuentra, por ejemplo, en la carta del 23 de junio de 1950 con el uso de la expresión kamp’el pul para expresar «cuatro veces». Aquí notamos otro calco lingüístico en el cual el autor quiere literalmente reproducir la expresión en español «cuatro veces» usando kam-p’éel [4-cLAs.inAM] «cuatro» (cuatro con el clasificador numeral inanimado) y pul «vez». Domingo, al igual que muchos bilingües, tiene una visión analítica del maya y considera kamp’éel como una palabra independiente, igual que el español «cuatro». En maya, sin embargo, existen procesos morfológicos más complejos que permiten crear palabras y expresar la misma idea. En el caso de «cuatro veces», se esperaría el uso de pul «vez» directamente como clasificador numeral en la expresión kam-púul. Usa una estructura similar en la carta del 3 de junio con ump’e mal «una (+cLAs.inAM) vez» en lugar de junmáal (una+cLAs.veces). A lo largo de las cartas notamos otros errores gramaticales, como, por ejemplo, la falta de uso de las marcas de tópicos -e’ y otros que no se detallarán aquí.
Sin embargo, es evidente que el autor sí hablaba maya y este testimonio es sumamente valioso en cuanto al uso de esta lengua en 1950 y como intento para su escritura. Este esfuerzo es muy significativo, pues, en la actualidad, tenemos muy pocas muestras de este tipo.
Un intento de escritura del maya
Las cartas de Domingo son un testimonio muy interesante de los intentos de un hablante de maya, con la ayuda de un académico (Barlow, en este caso), por escribir una lengua indígena de manera informal en la década de 1950.
Si bien Domingo era literato en español, es muy probable que nunca haya aprendido a escribir en maya, ya que no se enseñaba en aquella época (el primer alfabeto oficial tiene fecha de 1984). Es de recalcar que si bien existían formas de escribir el maya yucateco con el alfabeto latino desde la época colonial, Domingo, tal vez bajo la guía de Barlow, no usa ninguna de estas formas y se respalda más bien en su conocimiento del español.
Lo primero que hay que notar es que Domingo trata de escribir tal como habla. Esto es muy claro en el uso de la contracción que reproduce las formas orales directamente transcritas del oído. Por ejemplo, en la carta del 1 de junio, tenemos tulaka u choukil, cuando una forma más completa sería tuláakal u chowakil, y muchas veces emplea u miaj por u meyaj. Obviamente, no se trata de errores, sino más bien de un esfuerzo de escribir el maya tal como se escucha, es decir, respetando la propia pronunciación de Domingo; lo que muestra, sin embargo, una imposibilidad o falta de voluntad para reconstruir el maya en una forma más «completa». El hecho de que el texto sea totalmente comprensible para un hablante de maya indica que tal reconstrucción, invocada frecuentemente como la manera «correcta» por los autores e intelectuales mayas actuales (Briceño Chel y Can Tec, 2014), no es ni necesaria ni mejor que otra. Al contrario, la forma de escribir de Domingo nos da indicios valiosos sobre su lugar de origen y las expresiones típicas que estaban en uso en su familia y su pueblo.
Como es de esperarse, Domingo no marca los tonos en maya (aunque tampoco Barlow). La escritura de los tonos en las lenguas tonales ha sido (y sigue siendo) un desafío considerable, tanto para los lingüistas como para los hablantes. Aunque hubo varios intentos de escritura de la lengua en la época colonial, tenemos que esperar hasta los años de 1980 para empezar a ver propuestas de escritura de los tonos en maya. El maya yucateco tiene cuatro valores de vocales, corta /a/, rearticulada /a’a/, larga /aa/ y con tono alto /áa/. Si bien las tres primeras formas son fáciles de identificar y escribir, y las tene-
mos todas (pero no sistemáticamente) en la correspondencia de Domingo, el tono alto es más complicado y está ausente en las cartas.
En general, Domingo escribe de forma muy legible y, a pesar de algunas inconsistencias, es bastante congruente en su manera de escribir el maya.
La influencia de Barlow y las hipercorrecciones
Las cartas fueron enviadas a Barlow y podemos inferir que las correcciones a Domingo fueron de su parte. Al respecto, la primera carta, del 30 de mayo de 1950, es sumamente interesante ya que tenemos el texto original de Domingo con las correcciones de Barlow.
Podemos notar que Barlow, en sus correcciones, tiende a pedir que el maya sea escrito de forma purista, es decir, sin préstamos del español. Sin embargo, y en contraste con ciertas tendencias actuales, pide que los préstamos, si tienen que aparecer (por ejemplo, cuando no existe un equivalente maya), sean escritos con la escritura maya. En la carta del 23 de junio, por ejemplo, Domingo escribe «conscripto» y Barlow lo corrige como konskripto. La idea detrás de esta corrección es resaltar cómo son pronunciadas estas palabras y que se les considera como préstamos integrados a la lengua maya (ver Pool Balam y Le Guen, 2015).
Sin embargo, al lado de esta aparente tolerancia hacia los préstamos, vemos que Barlow exige un uso de palabras mayas cuando considera que pueden ser usadas, es decir, no toma en cuenta el hecho de que ciertas palabras mayas cayeron en desuso y fueron reemplazadas por palabras de origen español. Barlow quiere que Domingo use la forma maya. Un caso muy claro está en la carta del 30 de mayo, cuando la palabra años está tachada y Barlow escribió arriba ha’abo’obe’, es decir «años» en maya. Es de notar que la palabra ha’ab probablemente ha caído en desuso desde hace siglos y el préstamo áanyo es el que normalmente se usa en maya.
Es importante señalar que el maya de 1950, y en realidad desde algunos siglos previos a esta fecha, integra préstamos y neologismos de origen español (Hanks, 2010). Este último es conocido como maya xe’ek’ o «mezclado, amestizado» y se opone a un maya idealizado
jach maya o «maya auténtico». Esta oposición está muy aceptada por los hablantes, aun cuando no refleje la realidad (Pfeiler, 1996).
Esta voluntad de tener un maya «propio», de parte de Barlow, contribuye al empleo de varias hipercorrecciones a las cartas de Domingo. En específico, vemos el uso de números en maya, caídos en desuso desde hace varios siglos. Tenemos por ejemplo en la carta del 7 de junio el uso de bolomp’e jaab o «9 años», o en la carta del 8 de junio baax uxten kaj anji ten uaxak pél jaab «lo que me pasó cuando tuve 7 años». En estos casos, se esperaría un uso de los números españoles integrados a la morfología maya, como en nweebe up’éel áanyos o syeete áanyos yaan ten. Es notable que en la carta del 31 de mayo escriba «quince», no en la letra sino en número: ka anji 15 jaab, la razón probable pudo ser que no sabía contar en maya más allá de diez. Asimismo, en la época de Barlow, como en la actualidad, los mayas hablantes utilizaban los términos calendáricos españoles. Aunque existía la palabra wuinal para «mes» antes de la conquista, rápidamente los mayas emplearon el préstamo mees. Domingo, aparentemente no lo sabía, y recurre al uso de la palabra :u: (que él mismo escribe con puntos), o «luna» para hablar de meses.
Finalmente, en cuanto a la escritura y la puntuación, en la carta del 30 de mayo, Barlow hace varias correcciones y sugerencias que, en su mayoría, fueron ignoradas por Domingo en las demás cartas. Por ejemplo, Barlow indica la importancia de exhibir los cortes de oraciones, los cuales, al parecer, no eran obvios o de importancia para Domingo. Barlow propone usar el signo / (o lo usa para indicar los límites de oraciones), pero no está en las demás cartas y tampoco el uso del punto para marcar frases. Lo mismo sucede con el habla directa, pues notamos una ausencia casi total de las comillas que indican el uso de discurso directo. Si bien Barlow agrega comillas en ciertas frases de la carta del 30 de mayo, estas señales de discurso directo son muy poco frecuentes, a pesar de que el discurso directo está presente en todas las cartas.
Un estilo narrativo típicamente maya
Si bien Domingo muestra un dominio de la lengua maya, a veces muy influenciado por el español, el estilo narrativo es típicamente maya.
Es claro que Domingo entiende estas cartas como relatos que él hace a Barlow, y que se trata de una especie de conversación. Casi todas las cartas terminan con formulaciones que remiten a la próxima carta y a veces a su contenido. En la carta del 26 de junio sólo tenemos un saama tun «hasta mañana entonces», pero en muchas otras Domingo es más explícito y deja un poco de suspenso en cuanto a lo que seguirá: tiola bejlae ts’oki. Sama kin ts’oksik in Tsikbatik bax uxten yetel le xch’upo (Es todo por hoy, mañana terminaré de contar qué me pasó con esa muchacha).
Un rasgo muy típico de la oralidad, que mencionamos previamente, es el uso del estilo de habla directo, omnipresente en las cartas. En realidad, el discurso indirecto es muy raro. Tenemos sólo algunos ejemplos, como en la carta del 30 de mayo, en la cual se usa una parte de la oración en discurso indirecto para inmediatamente retomar el uso directo: le ka yila «jose» tun bin k’as le t’ano ka walji ka tu ya’alaje tun bin nikaj in wilae wa kin tal ok’in (Cuando vio José que la plática se estaba poniendo fea, se paró y dijo que se iba: «Voy a ver si vengo en la noche»).
Tenemos, asimismo, el empleo de formulaciones coloquiales, casi ordinarias, características de un habla informal. Por ejemplo, en la carta del 9 de junio, se reporta la mamá diciendo baax jats’ ka na bise utial u luk’u teche le u sasak’ wit yantecho (te voy a pegar a latigazos para que se te quiten las ganas [lit. la comezón del trasero] que tienes).
Tenemos también descripciones muy visuales y poéticas, comunes en narraciones mayas. Un ejemplo muy elaborado se encuentra en la carta del 12 de junio cuando Domingo describe la siguiente escena:
ma samelo ka k’uch in tata ka lik’in mama ka bin u chupaxte ka tu tsola tie tulaka le baax ts’ok in waik tie, in tata tune ka tu suta’ u pakat tuxanen ka tu t’anen: “u’uye chan xipal jaj wa le baaxta wala tia mamao” ka tin wala tie: “jaj, tat ma tu pajtal in tuusik le xch’upo”.
Al poco tiempo, llegó mi papá, mi mamá se levantó y fue a alcanzarlo y le explicó todas las cosas que ya le dije. Mi papá entonces volteó su mirada hacia donde me encontraba y me dijo (lo siguiente): «Oye, muchachito, ¿es cierto lo que me acaba de contar tu mamá?» «Es cierto —le dije—. Papá, no puedo engañar a esta muchacha».
La descripción de cómo el papá se dio la vuelta después de haber escuchado el relato de la mamá, mirando hacia Domingo, sirve para expresar varias emociones: sorpresa, incredulidad y desacuerdo, aun cuando no se mencionan explícitamente en la narrativa.
Tenemos también varios conectores usados frecuentemente para apuntar a momentos de la narración. Por ejemplo, Domingo hace un uso de ja’alibe’ que decidimos traducir de varias formas, según el contexto: «bueno, así fue o etcétera» o de ma’ sáame(lo’) «al ratito, después de un momento». Estos conectores sirven para marcar el final de un episodio y pasar al siguiente. Esta estrategia es muy común en las narraciones orales mayas. Domingo usa con mucha frecuencia el tun, que podemos traducir por «entonces», pero que en maya marca más una decisión, un hecho decidido. Porque es muy pesado en español, decidimos no traducirlo de manera sistemática.
Asimismo, una forma muy característica de terminar una narración en maya consiste en mencionar que cuando el narrador pasó el otro día, los personajes de la narración seguían allí, o en las actividades que se describieron en el cuento. Domingo emplea esta fórmula en su carta del 30 de mayo, cuando concluye su historia de la siguiente forma: tolajiake, binen in wiloo ka tin wila yetel bajun palaloob ki’imak yoolob tun jajahcheejoob. Ts’oki (El otro día pasé a verlos y los vi con muchos hijos, todos felices estaban riéndose «ja, ja». Fin).
Domingo, el travieso
La lectura de las cartas demuestra claramente que Domingo era un muchacho travieso, aventurero, muy seductor y un tanto dramático con las mujeres.
Un detalle que muestra cómo Domingo juega durante el intercambio con Barlow es su forma de firmar las cartas. Siempre (con excepción de la carta del 7 de junio) firma escribiendo su nombre al revés: «Ognimod Leida Raliuga Serrot». Al final de la carta del 10 de junio, se pone muy juguetón, usando una fórmula común en maya, pero algo dramática: ts’oki lunes wa kuxaanen, wa mae jaalibe (Esto es todo por hoy. El lunes (sigo) si estoy vivo, si no, así será).
Podemos calificar a Domingo de aventurero porque sale de su pueblo y viaja. El propósito de sus viajes es conocer el mundo y ganar
dinero. Sin embargo, como muchos muchachos de la misma época, así como en la actualidad1, sus inversiones no son muy juiciosas. Comenta que no puede regresar a su pueblo porque gasta todo su dinero con las muchachas.
Es interesante ver cómo en varias cartas (las del 19 y 20 de junio) menciona su intención de ahorrar su dinero, aunque nunca puede. Frente a esta desesperación (y otras adicionales), siguiendo el consejo de sus amigos, recurre a un especialista ritual, una costumbre muy común entre los mayas actuales y en México en general. En este sentido, podemos apreciar cómo varios hábitos y costumbres en México perduraron desde la mitad del siglo xx hasta la primera parte del siglo xxi.
Otro tema que está al centro de muchas de las cartas es el del amor y de los asuntos con varias novias. Es interesante ver que mucho de lo que describe Domingo de su relación con las jóvenes y las suegras o con sus propios padres sigue igual actualmente.
La carta del 9 de junio, así como las que siguen, son muy reveladoras y ofrecen un acercamiento y una descripción émica de los procesos de amor y enamoramiento descritos por un hombre maya de los años cincuenta. En muchos aspectos, estos procesos son muy semejantes a los que suceden en la actualidad en los pueblos mayas de la península.
El tema de los celos es predominante. En la carta del 9 de junio vemos que, a la primera sospecha de celos, los novios se dejan: una sola vez que, según él, falta de ir a la iglesia a ver a la novia a escondidas es considerada motivo de separación.
Notamos también que, a partir del momento en que los novios se declararon y la relación deja de ser secreta, Domingo se refiere a la joven como in xbaal «mi novia», lo cual, literalmente, en maya significa «mi cosa». Este término, sin embargo, no es denigrante y es común en el área norte de la península.
En la carta del 27 de junio, Domingo refiere la sospecha de una maquinación por parte de la mamá y la novia. Menciona lo siguiente:
1 Al respecto, ver el trabajo de Vidussi, Dinámicas identitarias: Una investigación antropológica a partir del caso de los migrantes maya hablantes del sur de Yucatán (doctorado), [en proceso], U nA M: México, cDM x.
ka tin wala ti u mama in xbaal xen a man pibi kék’en utial uk’u ka bini ten tune p’aten tin jun yetel in xbaal (Le dije a la mamá de mi novia: «Ande a comprar puerco pibil para desayunar». Y se fue. Entonces yo me quedé solo con mi novia). Esta táctica sigue siendo mencionada en los cuentos que narran episodios de la vida cotidiana. Sin embargo, si bien al principio pensó que su táctica para quedarse con la novia y aprovechar para tener relaciones sexuales había sido exitosa, rápidamente se da cuenta de que pudo tratarse de una conspiración por parte de las dos mujeres. La estrategia ambiciona que las hijas queden embarazadas para «amarrar» al novio.
Advertencia sobre la transcripción del maya y la traducción y escritura en español
Antes de empezar la lectura de las cartas es fundamental presentar algunos elementos que permitan el entendimiento de cómo sucedieron los procesos de transcripción y traducción.
Esta transcripción respeta lo más posible la forma original manuscrita que aparece en las cartas. La idea fue tratar de mostrar la forma de escribir de Domingo y su uso de la lengua maya escrita. En el texto transcrito sólo se unieron las palabras que estaban cortadas con guiones en las cartas manuscritas, ya que no revelan más que un cálculo equivocado de las dimensiones del papel. Se respetó el uso de mayúsculas, comillas y la falta de puntuación. No se modificó la forma de escribir el maya.
Además, optamos por una traducción libre que no intenta traducir de forma literal el maya, sino que ambiciona mostrar el sentido del maya en español. Por eso, la versión en español no corresponde exactamente a las palabras en maya, ya que cada lengua expresa las mismas emociones o eventos de formas distintas. Sin embargo, aparecen entre paréntesis las palabras que no están en el texto original y que se agregaron para ayudar a la lectura y su comprensión en español. De la misma forma, se puso entre corchetes la traducción literal de ciertas palabras o expresiones mayas y, en ciertos casos, explicaciones del significado original del maya.
Con el fin de facilitar la lectura de la traducción al español, se agregaron signos de puntuación y se reestructuraron ciertas frases cuando
era necesario. Se añadió sistemáticamente el uso de comillas para el discurso directo.
Bibliografía
Briceño Chel, F. y Can Tec, G. R. (2014). U nu’ukbesajil u ts’íibta’al maayat’aan. Normas de escritura para la lengua maya. México D. F.: inALi, sep, Gobiernos de Yucatán, Campeche y Quintana Roo.
Gaskins, S. (1996). How Mayan parental theories come into play. En S. Harkness y C. M. Super (eds.), Parent’s cultural belief systems (pp. 345-363). Nueva York, Londres: The Guilford Press.
Hanks, W. F. (2010). Converting words: Maya in the Age of the Cross. Berkeley: University of California Press.
Pfeiler, B. (1996). Yan difereensia waye’ yéetel máaya yukatáan (un estudio dialectal). En U. Hostettler (Ed.), Los mayas de Quintana Roo. Investigaciones antropológicas recientes (pp. 7-11). Universitát Bern: Institut fur Ethnologic.
Pool Balam, L. I. y Le Guen, O. (2015). La integración de préstamos en maya yucateco. Una perspectiva interaccional acompañada de una reflexión sobre la ideología del lenguaje. Amerindia, 32(2), 343-384.
Vidussi, C. (en proceso). Dinámicas identitarias: Una investigación antropológica a partir del caso de los migrantes maya hablantes del sur de Yucatán (doctorado). UnAM: México, cDMx.
y cultural de las cartas
Las cartas de Ognimod Leida Raliuga Serrot (Domingo Adiel Aguilar Torres)
Transcripción y traducción: Mayti Yajaira Cahum Chan y Olivier Le Guen
México D. F. a 30 de mayo de 1950
Lela’ ump’e maak ak’ilchaji’ uk’abae “José”
Lela’ ump’e chan xi’ipa ots’il, uk’abae “José”/ lela’ p’aat xma’a na’ chichan yanti kanp’e ja’ab/ ja’alibe u tio tune tu mola’ utial u ch’iksik yetel u ka’ansik xok/ yete ts’ib tu kana ya’ab ka anji 18 ha’aboobe tu jupuba kon wakax, kon ts’imin yete tu laka baal/ ja’alibe le u tio tuna kiimak yoole tumen u sóbrinoa kambanaj ya’ab le mentik yumbil tu anta’ ma’alo; tu sutuba k’ase tiola ump’e xch’up tu k’atuba’ tu beel, le xch’upo ustu t’an u xu’uxupik yaab tak’in / kubin cha’an sine, cha’an pay wakax, cha’an ba’ateel cha’an baxa pelota,/ tu laka baala ustut’an/, le “Jose”
tuna’ ku laj bisik je tu’ux u yoolte kaj k’uch u k’inile’ u t’ana yool tumen le u tio, tu yaala tie, “pal, le xch’upo unaj a p’atik tumen yaan u k’uchu u k’inile u ts’iktech chi’iba jo’ol Sigue en la 2ª
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tumen le a bisik ti tulaka tu’uxe ma’ patali’, tene’ ka tin k’ajolta a tia u k’at u tasken ichil jeex, chen tumen ma’ tin chakinbae wa mae tak bejlae ma uchak in mentik je baalak in wo’te, lementik tene’ ku ts’ikten sajkil in wilik bix ka taasal tumen lex ch’upo. kalantaba pal wa mae je lin k’asik ti tech tu k’inile; ka kin a mamae tu yaala ten kin
kalantech maalo’/ lementik kin t’ankech tu oraile’ beyo ma tana wa teni ma tin wala tech mix baal.” Ka tu nuka le Jose tuna’ “Tsaj kalambi, tene ts’ok in nojoxtal in woje baax kin mentik ku ts’okole wa kin wilik ma’ ma’alo ku bin ten yeteli, kin p’atik ma’ tiola unp’e xch’up
México D. F., a 30 de mayo de 1950
Esta es [la historia] de un hombre que se volvió rico1 que se llama José.
Era un pequeño muchacho pobre que se llamaba José. Se quedó sin mamá cuando era pequeño, tenía dos años. Así fue, su tío entonces lo recogió para criarlo y enseñarle a leer y a escribir. Aprendió mucho y cuando tuvo 18 años se metió a vender ganado, caballo y una variedad de cosas. Entonces su tío se puso contento porque su sobrino aprendió mucho, esto gracias a la ayuda de Dios. [Pero] se volvió malo por una mujer que se le cruzó [lit. quien travesó su camino].
A esta mujer
le gustaba gastar mucho dinero, ir al cine, gustar2 corrida, gustar lucha, futbol, todo lo que le gustaba. El tal «José», entonces la lleva a cualquier lugar que ella quiera. Llegó el día que su tío lo aconsejó.
El tío le dijo: «Muchacho, debes dejar a esta muchacha porque llegará el día que te dará dolor de cabeza
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porque la llevas a todas partes y esto ¡no sirve! Cuando conocí a tu tía, igual me quería llevar y sólo porque no me dejé, si no, hasta el día de hoy no podría hacer lo que quiero. Por eso a mí me da
1 Si seguimos la lectura literal de ak’ilchaji’ significa «que se hizo bejuco». O bien se refiere al hecho de que se casó, es decir, que se pegó como un bejuco. O, más probable, el escritor no supo escribir la palabra aik’alchaji’, «se volvió rico». Optamos por la segunda traducción tomando en cuanta el contenido del cuento.
2 «Gustar» en español yucateco significa «disfrutar, mirar, asistir» (a un evento o a la televisión).
kin p’ata tankab “x” ma tak’in”, jaalibe le u tio tuna ka tu yu’uba bix u t’an u sobrino
Jose ka tu p’ata chen beyo’. Le Jose tu’una ma’ tu menta, yool u t’an u tio, tiala beya “ba’ax je lu mentik ten le xch’upa’? Wa tiola
tak’ine
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tene ya’ab yanten, ma tu xu’upo wa ku xuuputene, kin miaj ya’ab utial kaanakten u la’ak’. Ja’alibe ichil u tukul tune’
kaj k’ajti u xba’al, tune kaj bin yile
le kaj k’uche mina’an yotoch ka tu k’ata
ti u mama le xch’upo “¿ma a woje tuxyan x Esperanza,” ka tu nukaje le mamats’ila “tene ma in woje tu’ux bini’, sansamal ku jo’ok’ole matech kin k’atik tie tu’ux ku bin, mix letie matech ku ya’alik ten tu’ux kubin”. Ja’alibe le Jose tuna’ kaj kulaji “ma samelo ka k’uchi x Pancha kaj jak’ yool ka tu yila Jose kulukbal tun xok, kaj lik’e, ka tu k’atatie “tu’ux binech ch’up?”. Ka tu nukaje “ba’ax tun ka k’atik ten kaj p’uji, ka lik’ yool ka tu yaala tie wa ma’ ta waikten tu’ux binech, ni ka u k’a’anskech maxen tene’ uts’en ma tin waiktech mix ba’ali jaiteen in k’atik tech tu’ux binech, mix unten ¿Masima’? chen bejlae tumen tin menta kapéel ora te’ela in pa’atkech
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Ka tu nuka lex ch’upa, ¿max tun tu yaaltech?
Ka paatken ka tiala’ “Jose” mix maak tu yalten ka in patkech chen tumen in yakumechi tin pa’atech wa mae le ka tin wila mina’anech
te’ela ts’ok in bin ka’achi, ja’alibe ichil le ts’iknalo ka taal u mama “Pancha” Ka tu k’ata tie baax ka ts’ikbalteex, ka tu nukaje tene’ mixbaal chen “jose” p’ujaan tiola jok’en chinba jun sutuk le ka yila “Jose” tun bin k’as le
miedo lo que te espera con esa mujer. Cuídate muchacho, si no, te lo recordaré en su momento. Cuando se murió tu mamá, me dijo que te cuidara bien y por eso te hablo con tiempo para que no me digas que nunca te avisé». José respondió entonces: «¡Tenlo como logrado [lit. cuidado]! Yo ya soy una persona adulta, sé lo que hago. Luego si veo que no me va bien con ella, la dejo [pero] no me quedaré en la calle sin dinero por una mujer». Entonces, el tío al escuchar cómo hablaba su sobrino José, lo dejó así nomás. José entonces no hizo caso a lo que le había dicho su tío, dijo: «¿Qué me puede hacer esta mujer? Sólo si es por el dinero, Sigue en la 3ª
3 tengo mucho y no se gasta si no lo gasto yo. Trabajo mucho para que tenga más». Pero en su mente, se acordó de su novia y fue a verla. Cuando llegó, no estaba en su casa y preguntó a la mamá de la muchacha: «¿No sabes donde está Esperanza». Contestó la mamá: «No sé a dónde se fue, todos los días sale y nunca le pregunto a dónde se va y ella tampoco me dice a dónde va». Y así fue, y José entonces se fue a sentar. Al rato llegó por Pancha y se sorprendió cuando vio a José sentado, leyendo. Se levantó y le preguntó: «¿A dónde fuiste, mujer?» Le contestó: «¿Qué, me preguntas para molestarme?» Se alteró y dijo: «Si no me dices a dónde fuiste, ¡te voy a enseñar quién soy yo! Soy buena persona y nunca te pregunto a dónde fuiste. Ni una vez.
¿Cierto, no? Sólo [te pregunto] hoy porque hace dos horas que estoy aquí esperándote».
Sigue en la 4ª
4
Respondió la muchacha: «¿Quién te pidió esperarme?». Y dijo José: «Nadie me lo
t’ano ka walji ka tu ya’alaje tun bin ni kaj in wilae wa kin tal ok’in ka tu nuka lej
“Pancha” tuna’ jebix bin awole a woje tene’ jej lin pa’atkeche jej ba’alak oraile, kaj jo’ok’ le “Jose” tej nao kaj bini le ka k’uch yootoche’
ka tu cucha ux bu’utbits’on ka tu yaalaje
wa ku mentik ump’e k’ase kin kinsik
Kaj tal tu poole le baax a’ala tie tumen utio
ka tu yaalaje jaj le ba’ax tu yaalten in tio mian yan in p’atik lex ch’upala
Sigue en la 5ª
5
wa mae yan in kinsik le k’aj ok le ak’abo kaj bin yilae lex ch’upo le kaj k’uch tej nao kaj k’opnaji ma samelo ka jeek’a tie le jonao
kaj oki ka tu yila chilikbal “Pancha” tej k’ano
ka tu t’ana ka lik’i kaj bin u mek’e u mama
tu’una kaj bin chital wenel letiobe ka kulajoobi
tej k’ancheo mien las 11 ak’ab tune le “Pancha”
tu’una” ka tu yaala ti u mamae ts’ok u nakal yoole u k’at u ts’ooksik u bel ka tu nuka u mama, jalibe pal wa ts’ok a tuklik ma’alo tech a woje tumen tene kiimak in wool a ts’ooksik a bel “Jose” letie meijul, ku ts’okole yan tak’in ti ma tu nu ment a mansik wi’i jaalibe le kaatuloo u yakumaobe tu ts’oksob. u bel ma’alo ka kuxlajo’ob ma’alob tolajiake binen in wiloo ka tin wila yetel bajun palaloob ki’imak yoolob tun jajabcheejoob
Ts’oki
Esc. Med. Mil. Lomas de Sotelo Mex. D. F.
A 30 de mayo de 1,950
Ognimod Leida Raliuga Serrot
O.L. R.S.
pidió, sólo te esperé porque te amo. Si no, no te hubiera esperado al ver que no estabas». Entonces mientras platicaban llegó la mamá de Pancha y le preguntó: «¿De qué están platicando?», y le respondió: «Nada, sólo que José está molesto porque salí a pasear un rato». Cuando vio José que la plática se estaba poniendo fea, se paró y dijo que se iba: «Voy a ver si vengo en la noche». A esto respondió aquella Pancha: «Como tú quieras, tú sabes. Yo te espero a la hora que sea». Salió José de la casa y se fue. Cuando llegó a su casa, cargó su escopeta [de tipo rellanada] y dijo: «Si hace algún mal, la mato». En este momento, recordó lo que le dijo su tío, y dijo: «Es cierto lo que me dijo mi tío, creo que debería dejar a esta muchacha, Sigue en la 5ª
5 si no, la voy a matar». Cuando entró la noche, fue a ver a la muchacha y cuando llegó a la casa tocó [la puerta]. Al rato, le abrieron la puerta y entró. Vió a Pancha acostada en la hamaca. Le habló y se levantó para abrazar a su mamá y [la mamá] se fue a dormir. Se fueron a sentar en un banquillo, ya eran casi las 11 de la noche. La Pancha entonces le dijo a su mamá que ya se había cansado y que quería casarse. Su mamá le contestó: «Bueno, hija, si ya lo pensaste muy bien, tú sabes, porque yo estoy feliz de que te cases. El José es trabajador, además, tiene dinero para que no pases hambre». Entonces, los dos novios se casaron bien y vivieron felices. El otro día pasé a verlos y los vi con muchos hijos, todos felices, estaban riéndose «ja, ja».
Fin.
Esc. Med. Mil. Lomas de Sotelo Mex, D. F.
A 30 de mayo de 1950
Ognimod Leida Raliuga Serrot
O. L. R. S.
México D. F. a 31 de mayo de 1950
Ts’ikba maya t’an. Lela ump’e chan
xipa tu kinsa u mama tiola unp’e xchup.
Le ts’ikbala ku chunpaja beya’.
le tu jaabi 1900 te unp’e kaj u k’abae
Yobain1 , te :u: mayo unp’e xchup anji
ump’el u pale jats’uts’, chen baale minaan u tatae tumen u mamae
tu kaxta chen beyo’, jaalibe le chan
xipa minaan u tatae tuna u mamae
tu ts’aj u k’abae “Jorje” Ka jo’op’ u ch’i’iji jujunp’iti ka anji bolomp’e jaab ti ka tu k’uba xok.
Le chan xipa tuna nojoch chaji ka
jook’ tej xoko ka anji 15 jaab ka
Tu ya’ala ti u mamae u k’at
Sut
2 u kan pax le u mama
tuna ka tu k’uba tuump’e xok tux
ku ka’ansa’ pax, ja’alibe le “Jorje”
tuna ki’imak u yool tumen tu kana
ma’alo kaj joop’ u kanik ula’ak’
ba’loo; le umama tuna ma tu kaxtik baal u ment tumen sen ki’imak u yool. Juntene ka tu ya’ala tiu
paale: u’uye paal tene ki’imak in wool tumen teche a woje
miaj, a woje pax a woje yiab
ba’alo chen ump’e ba’al ma in ustin t’an a ment ¿ba’ax tun mam?
Ka tu nuka u mamae’ letie a wok’lo tumen tiola lelo’ tu p’aten
México D. F., a 31 de mayo de 1950
Un cuento en lengua maya. Esto es [la historia] de un muchacho que mató a su mamá a causa de una mujer. Esta historia comienza así: En el año de 1900, en un pueblo que se llama Yobaín, en el mes mayo, una mujer tuvo un bonito niño. Pero [el niño] no tenía papá porque su mamá lo encontró solo así1. Y así fue, y el niño no tenía padre. Su mamá entonces le puso el nombre de Jorge. Empezó a crecer poco a poco hasta llegar a los nueve años cuando lo mandó [lit. le entregó] a estudiar. El muchacho entonces creció y salió de la escuela a los 15 años. En este momento, le dijo a su mamá que quería
Vuelta
2 aprender a tocar [música]. Su mamá entonces lo mandó a una escuela donde se enseñaba música. Y así fue, y Jorge entonces estaba feliz porque aprendió [a tocar] bien. De allí empezó a aprender otras cosas. La mamá, entonces, no encontraba más cosas que hacer porque estaba muy feliz. Una vez le dijo a su hijo: «Escucha, hijo, yo estoy feliz porque tú sabes trabajar, sabes tocar, sabes muchas cosas. Sólo una cosa no me gusta que hagas». «¿Y qué es, mamá?»
Su mamá le contestó: «Esto es por ti [=por tu causa], por eso me dejó
1 Esta fórmula es una forma cortés de decir que tuvo una relación extraconyugal de la cual resultó embarazada.
a tatae le ka tu yila yanten
waxak p’el :u: k’ojanen ta wolal
tene’ ok’onajen yaab tumen
Sut
3
Leti’e ma’ ts’okan u bel tin weteli
Lementik ok’onajen yaab, jaalibe tene’ le kan tin wila ts’ok in patke’
ma’ tin kaxta ula’ak’ baal in ment
tumen a mamitae wa in mamae p’uja’an tin wolal tumen tu ya’ala ten ma’ in biskimba yetel a tata ka tin nukaj tie baax jeelin mentke’ wa in
yakumma Jaalibe a mamitae tune’
ka tu jaats’en tu k’olen tiola
baax tin wala tio; ja’alibe man u k’inile kaj sijech ten tune’ binen
k’oja’anta tu yotoch in kik wa a tia, ku ts’okole le ka anji tech
ump’e ja’abe kaj oken miaj ti ump’e
nojoch naj utial u pajtal in ts’enkech le ka tin wila yantech
bolom p’el ja’ab ka tin
Sut
4
k’ubech xok lementik ka k’ajaten
bix tin ts’ijsech kin ts’ikimba
wok’ol le kan in wilae
kala’anech ka tu nuka “Jorje” tuna: ma awok’ol mam ma tin sut in ment wa bey a k’ato. Jaalibe man k’in tune’ kaj bino pax ti ump’e nojoch kaj tune’. Ichil le paxo
ka tu yila ump’e xchup ki’ichkelem
ka jau u pax utial ka u yilae
bix maalob u yok’ot. Ka ts’ok u pax
tune’ ka emi ka bini yiknal lex
ch’upo ka tu t’ana ka nuka tie
teche bix a k’aba a kajal ka tin
nuka: in kaja “Yobain” ma’ jaji
tu padre. Cuando vio que tenía ocho meses de embarazo contigo, me puse a llorar mucho porque
Vuelta
3 él no quiso casarse conmigo. Por eso lloré mucho. Pero, bueno, cuando vi que ya me había dejado no busqué más cosas que hacer porque tu mamita, es decir, mi mamá, estaba muy molesta conmigo porque me había dicho que no me llevara con tu padre y le contesté:
«Qué más puedo hacer si lo amo». [Al escuchar eso] tu mamita entonces me dio latigazos y me pegó por lo que le dije. Y así fue. Pasaron los días y naciste, entonces yo fui a seguir el embarazo en casa de mi hermana mayor, es decir, tu tía. Luego, cuando tuviste un año, entré a trabajar en una casa grande para poder darte de comer. Cuando tenías nueve años te
Vuelta 4 mandé a estudiar. Al recordar cómo te crié, me puse a llorar cuando te vi borracho»2 . A eso respondió Jorge: «No llores, mamá. No lo volveré a hacer si es lo que quieres». Y así pasaron los días y fueron [Jorge con su banda] a tocar en un pueblo grande. Mientras estaba tocando, vio a una muchacha hermosa y dejó de tocar para mirar lo bonito que bailaba.
2 Estar borracho entre los mayas significa que uno gasta todo su dinero en el alcohol y, en este caso, que el hijo echó a perder todos los esfuerzos que hizo su mamá para que saliera adelante.
chen tan molik u ts’ots’el lin
pool tu jaji xchup baax olal
nikain tuskech mix baal kin najaltik.
Jaalibe ka ts’ok le paxo ka tu
bisa yotoch ka tu yaala tie sama
kin tal xinba je wa a
5
jook’o ts’ikbal tin wetel
ka tu nuka le xch’upo maalo
kin patkech. Te ulak’ k’in
tuno ka bini le ka k’uchi wa’akbal
le ch’up te tu jona yotoch
ka joop’ u ts’ikbaloo ichil le ts’ikbal
tuno ka jook’ u mama le x-ch’upo ka
tu yila u paale tun ts’ikbal yetel
ump’ej xi’ib ka tu k’atatie maxech pal
ka tu nuka tene Yobain in kajal ka tu
yaala u mamae le xch’upo bixtun tux
ta k’ajoltabaex te ok’ot anji Jo’orje anji
Jaalibe le “Jorje” tuna tu ts’oksa u bel yetel lex xch’upo u
k’abae Elvira, jaalibe le u mama “Jorje” tuna ma tu yojeta max yete tu ts’oksa u beel u pal tun chen ka tu yila u yoko lex ch’upal te tu yotoch le xch’upal tun le ka tu yila u mama “Jorje” ka jaak’ yool ka tu yaala tie le a mamao k’as u patken. Jaalibe ka man
unp’e :u: tune ka tu yaala ti’i yichan wa ma ta kinsik le a mamao kin bin le “Jorje”
tuna’ bix u yakuma yatane ka tu p’a’ata u wene u mama ka tu kinsa tu laak’
k’in tune ka ojetabi ka bisaabi carcele u yatane bin tu kaaten yetel u mama.
ts’oki
Ognimod Leida Raliuga Serrot
Cuando terminó de tocar, bajó a ver a la muchacha y habló con ella. Le contestó: «Y tú, ¿cómo se llama tu pueblo?»
A lo cual contesté: «Mi pueblo es Yobaín». «No es cierto, sólo me estás mintiendo [lit. estás recogiendo los pelos de mi cabeza]».
«Es verdad, muchacha, para qué voy a mentirte, no gano nada [en hacerlo]». Cuando terminó el baile, la llevó a su casa y le dijo: «Mañana te paso a visitar aquí [a ver] si
5 sales a platicar conmigo».
Le respondió la muchacha: «Está bien, te esperaré». Al día siguiente, entonces, fue. Cuando llegó estaba parada la muchacha en la puerta de su casa y empezaron a platicar. Durante la plática, salió la mamá de la muchacha y vio a su hija platicando con un hombre. Le preguntó: «¿Quién eres, muchacho?» y respondió: «Soy de Yobaín». A eso, preguntó la mamá de la muchacha: «¿Dónde se conocieron?» «En el baile estaba Jorge, en el que pasó».
Y así pasó y Jorge se casó con la muchacha que se llamaba Elvira. Pero la mamá de Jorge nunca supo con quién se había casado su hijo, eso hasta el día que lo vio entrar en su casa con la muchacha.
La muchacha, cuando vio a la mamá de Jorge, se espantó y le dijo: «¡Tu mamá me mira feo!» Y así fue. Pasó un mes y le dijo a su esposo: «Si no matas a tu mamá, me voy». Jorge entonces, como quería a su esposa, esperó que durmiera su mamá y la mató. Al día siguiente, se supo y lo llevaron a la cárcel.
La esposa regresó con su mamá.
Fin.
Ognimod Leida Raliuga Serrot
México D. F. a 1 de junio de 1950
Lela u tsikbal se’eb bix ku jo’osal le ta’abo. Yaxile ku yilal wa ma’alo tumen wa k’as chake ma patali tumen seeb ku yibi, wa sake yete pim maalo, tumen beyo’ jelupajtal u taakal tak oxp’el jaabe ma tu yucho mixbaal ti tumen pim ma’alo’. Utial ka joosal le taaba ku p’isi yal k’amoo tulaka u choukil ku ts’okole ku ts’aba 20 makoo u jo’oskoo, le taaba kan k’axak jae ku yibi tu jun kan chokuak k’ine ku
ka p’ata maalo, le taaba chen je lu
pajtal u joosal yetel ak’ab tumen
ichil le k’ino ku chocotal ya’ab lementik
max ku joosik taab yete k’ine
ku tu’uta yookoo lementik chen yete
ak’ab ku pajtal u joosal, kan k’uchuk chumuk ak’abe tulaka le winkobo ku binoo joosa’ taabe ku li’ik’loo utial ka xiikoo u ts’abal
Sut
2 U miaj, jaalibe kanu yiloo
tun piisastale ku juplo u na’askoo yoko’ le montaderoo kan u laj ts’oskoo u laj na’askoo le taab tuno’ ku binoo ichkiil te k’anabo utial ma u yatal yokoo
kan jook’ok te ichkilo’ ku bino janal
choko waj yete sis kay wa u ts’anchak
kay wa jeebaalak janal yane ku pa’atik
u tasaal u yo’och tu yotoche’ wa
mae ku mentkoo letio te’elo’, max ma ts’okan u beel, minaan u mama
u mentik yooche utial u tuxtik ti ku bin yetel le xch’upobo ku konkoo
janal utial le meijuloo kan k’u
México D. F., a 1 de junio de 1950
Esto es el recuento rápido de cómo se saca la sal. En primer lugar, se averigua si está buena. Si [la sal] está un poco roja, no sirve porque se derrite muy rápido. Si está blanca y gruesa, está bien, porque así se puede conservar hasta tres años sin que le pase nada, porque está bien gruesa. Para sacar la sal se mide por mecate1 en todo lo largo. Se le atribuye 20 hombres para sacarla. La sal, cuando llueve, se derrite sola y con el calor del sol queda bien. La sal sólo se puede sacar de noche porque durante el día se calienta mucho por eso los que sacan sal en el día [terminan] con los pies apestando. Por lo tanto, sólo se puede sacar de noche. A media noche, todos los hombres van a sacar la sal, se levantan para ir a que les asignen Vuelta
2 su trabajo. Cuando ven que va amaneciendo, empiezan a subirla encima de un montadero. Cuando terminan de subir toda la sal, se van a bañar dentro del mar para que no se lastimen los pies. Al salir del mar, van a comer tortillas calientes con pescado fresco, caldo de pescado o cualquier comida que haya. Esperan que se les traiga comida desde su casa. Si no, la preparan allí. Los que no están casados o que no tienen mamá que les mande su comida,
1 Medida usada para medir las dimensiones de las milpas. Son cuad ros de 20 × 20 metros.
chuk sabado tune ku boot koo u janal.
Le taab ku jooskoo tu’una’ ku bisaal
San Fco. utial u tikinkunsal maalo ku
jaikunsaal tej jaisilen tunich ku
ts’okole ku bin u naaskoob jujump’iti
utial u ju’uch’kob utial u
Sut
3
Tuxkob ti yana tu’ux EE.UU way
Mexicoe. etc. Utial ka mentak u kuchil
tux ku joosal le taabo ku pana’al
le lumo ku yoksal u jai k’anab ichil
ku ts’okole ku maakal u bel le
jao ku bulkoo u nai taab ichil
utial ka sijik le tumben taab tun
tu oxp’el :u: tu’un le u jai k’anabo
ts’ok u sut taal le ti tun kan joop’ok
le joosab taabe ku binob ya’ab
winkoo utial ka chumpajak le miajo
yax k’inile ku yatal u yok le winkobo
wa le meijuloob le kan sukakobe
ku che’ejo tumen ma tu yucho
mixbaal ti le tioobo.
Ts’oki
Esc. Med. Mil. Lomas de Sotelo
México, D. F. a 1ro de junio de 1950
Ognimod Leida Raliuga Serrot
van con las mujeres que venden comida para los trabajadores. Cuando llega el sábado, allí pagan su comida. La sal que se saca, se lleva a San Francisco para que se seque bien. Se extiende en una piedra plana y después se va subiendo poco a poco para molerla para Vuelta 3 mandarla a otro lugar, como EE. UU., aquí en México, etc. Para preparar el lugar donde sacan la sal, se escarba la tierra y se deja entrar el agua del mar adentro. Luego, se tapa el camino del agua y se deja sumergir la casa [=cuadro] de la sal para que nazca la sal nueva.
Al tercer mes, el agua del mar regresa y es cuando se empieza a sacar sal.
Van muchos hombres para que empiece el trabajo. El primer día, se lastiman los pies los hombres o los trabajadores. Cuando se acostumbran, se ríen porque ya no les pasa nada a ellos.
Fin
Esc. Med. Mil. Lomas de Sotelo
México D. F., a 1 de junio de 1950
Ognimod Leida Raliuga Serrot
México D. F. a 2 de junio de 1950
Lela tsibala letie tu’ux ku mental le kolo’ wa tux ku yalik bix ku mental.
Yaxile ku teetal u k’axi ichil yaab maakob, ku ts’ookole ku
Ximbankunkubao utial u yilkobe tux
Ka nu betob u kol, ku ts’okelo ku
Jolchetko ichil tulakoo tulaka u
ba’apach le k’axo. Kan manak kap’e
:u: ku binoo ichil tulaklo utial u
ma’akaxkoo kan ts’okok le majk’axo
ku jop’o u p’isko utial u ch’iko
jujunyal. Ja’alibe kan manak ump’e
:u: max u k’at u tok ta’an ku
jupo u men jon ch’ak utial u
pi’isastal ichil le k’axo kan
u ts’oksik u saskunsik chil le
k’axo ku pa’atik u tiji ma’alo utial
u tokik. Kan manak tun
Sut
2
Kex bolomp’e k’ine ku bin u tokik
Ja’alibe le polok cheo ku p’atik chumuk
Le k’axo ku jo’op’ u lu’usik jujump’iti u ch’akik u xexetaloo kan u yilae
ts’ok tu ch’akik ya’abe ku jo’op’u molik jujump’iti utial u ts’apik u
ts’ik tux ku ma toke ta’ano, jatalibe kan u toka ta’ano wa kan u ts’apik le cheobo
ku bin u bujik saskab tunich kan u yilae ts’ok u bujik yaab ku naaksik
yok’o le cheo u ts’apma ku t’abik
utial ka elnak ma’alo kan manak
ump’e :u: ku bin u yilae wa eel maalo, wa ma, ku ts’okole ku paatik u k’axa jae utial beyo’ la takan
México D. F., a 2 de junio de 1950
Esto es un recuento de dónde se hace una milpa y explica cómo se prepara. Primero, se elige el monte entre muchas personas, y van recorriendo para ver dónde van a hacer la milpa. Después de eso, lo miden entre todos, todo el perímetro del monte. Después de dos meses, van entre todos para ponerle cerco a la milpa. Al final, la milpa una vez cerrada, se empieza a medir para tener por franjas. Y así es. Después de un mes, el que quiera quemar cal se pone a hacer unas brechas para que se ilumine el monte. Al terminar de cortar, para que entre la luz dentro del monte, se espera que se seque bien para quemarlo. Al pasar entonces
Vuelta
2
como nueve días, lo van a quemar. Y así es. Los árboles gruesos se dejan en medio del monte, y se les van cortando poco a poco, se cortan en pedazos, y cuando se ve que se han cortado muchos, se recogen poco a poco para apilarlos en donde se va a quemar la cal. Y así es. Al quemar la cal, o al apilar la madera se rompen piedras de sascab [piedra de caliza]. Cuando se han roto suficientes, se suben encima de la madera acomodada y se prende [el fuego] para que se quemen bien. Después de un mes, se va checar si se quemó bien o no. Al final, se deja para que le llueva para que así, la piedra quemada se vuelva ceniza. Se deja todo enfriarse un poco
tuncho ku sutkuba taan tulaka ku
paatik u chan sistaal ump’it utial u putik yotoch, jaalibe le k’ax p’at
jaitsileno ku ts’oksik u kolik utial u pak’e yax tun ku betik kan ts’okok
le toko ku ment ko u sup’ le kolo
utial ma u yoko
Sut 3
Wakax tumen mae tu pach
le maj k’axo yete cheo jayakbal
tu jaal le kolo’ ma ma’alobi tumen
ku yoko wakax tu k’inile lementik
tune ku mental le sup’o. Jalibe
kan mentak maalo le sup’o ku
juploo molche’: in wale: u xexetal
le cheo ma tu yele maalo kan
ts’okok le molcheo ku paatkoo u
k’axa ja’ utial ka pak’kanakobe wa
mae yan ku menkoo tikinmuk
chen ku yucho ump’e baal yetel
le tikinmuko yan k’ine le ch’ich’obo’
ku bin u jankoo wa mae le k’ulu’
yete ak’abo’ ku bin u joosik le ixi’im tuux p’ak’ano lementik ma’ maalo le tikinmuk k’abeet u p’ata maak u kalantik wa utial u ch’ujtik le k’uluo ichil le akabo jaalibe
kan joop’ok u ch’ijil le nal tuno’
ku joop’o u jook’o
Sut 4
Xiuu ichil le nalo’ ku ts’okole
ku chumpaja le kialalo’ pa’ak ichil le nalo wa ichil le buulo, ichil le ikoo
ichil tulaka le pak’lobo, jaalibe kan
manak kamp’e u tune kan chumpajak u p’ochaja le nalo’ ku betal
tumben sa’a yetel pibinal kan tijik
para poder llevarlo a casa. Y así es. El monte que queda no trabajado se termina de tumbar para chapear. Esto es primero. [Sólo] al final, se quema y se cerca la milpa para que no entre
Vuelta 3 ganado, porque si no, alrededor de las barreras de madera se quedan dispersas alrededor de la milpa y [esto] no es bueno porque entra el ganado todo el tiempo. Por eso, se hace la cerca. Cuando la cerca está bien hecha, se empieza a recoger la madera. Creo que son las tiras de madera que no se quemaron [se usan como leña].
Al terminar de recoger la madera, se espera a que llueva para sembrar o si no, se siembra antes en tierra seca. Sólo puede pasar una cosa con la siembra en tierra seca, es que, a veces, los pájaros lo van comiendo [las semillas] o si no, es el mapache que, en la noche, viene sacando el maíz en donde está sembrado. Por eso no es bueno, tan bueno, sembrar en seco, [porque] se necesita a alguien que se quede a cuidar [la milpa] o pendiente para cazar al mapache durante las noches.
Y así es. Cuando empieza a crecer el maíz, entonces comienzan a salir
Vuelta 4
hierbas entre los pies de maíz. Y es cuando empieza lo que le llaman «limpieza» dentro del maíz o entre los pies de frijol, dentro del chile o en todo lo que está sembrado. Y así es. Después de cuatro meses, cuando el maíz empieza a tener mazorcas, se prepara atole nuevo con elotes [cocidos] en pib. Cuando la mazorca está bien seca, se
maalo le nalo’ ku putal tej nao utial
ka li’isak utial kan k’uchuk le ulaak
jaabo yan utial u chumpaja tu kaaten u pak’ik le u chukan kolobo
tumen yan makobe ku laj konkoo
u nal u koolo wa u ixiimil u kole
le kan k’uchuk u k’ine oksajo
minaan mix utial u pak’ik u col.
Ts’oki
Ognimod Leida Raliuga Serrot
almacena en una casa para guardarlo hasta el próximo año y para empezar de nuevo con la siembra de las nuevas milpas. Hay personas que venden todo el maíz, pero cuando llega el día de sembrarlo no tienen nada para sembrar en la milpa.
Final
Ognimod Leida Raliuga Serrot
México D. F. a 3 de junio de 1950
Lela ump’e chan tsikbal bix le makobo u’cho. Te tu jaabi 1900 leti u k’ini ka sij in tatae ku tsikbatik in mamitae ump’e maal yan tak kamp’e xchup’ yotoch tun cuxtal yeteloo ma tumen ayik’al ma’ tiola lelo’ tumen ka’achi ump’e mak ku chukik tak 100 jaab y ku ts’okole’ ka’achi minaan kalta ya’ab jebix bejlae ka wilik ump’e chan xipal minan mix bolomp’e ja’ab ti ku ts’uuts’ ku bal, ku ok’ot, ku yoko tu yotoch jeebalak orai u k’ate kaachi ma’ kan u ts’ae waxakp’el orai ma taki ku paatal
Sut
2
Yetel jats’ kan u k’at oko
yotoche tun paatal yetel ts’amaan
suum ich ja’ wa mae yetel u le’e kij, le u le’e le kio kan jo’ok’ok u soskile tu puuche ku
jawa u jats’a wa mae mi tu chaaba mix ka awat chit; lebejlae
tune tun p’i’isastale tun
yoko tu yotoch mix ku k’eye
tumen sajak u mama wa u tatae u bin tanxetu’uxe, lementik
le palalobo bejlae ku
mentkoo je baalak u k’aato ma
tu pajtal u chan t’ana yool
tumen ku poch’kech wa ku bin
u taakik a pool tiu mamae wa tiu u tatae, wa tene’ bimaak
in jats’ik kin machke kim
kukinsik tu pol in piix Sut
México D. F., a 3 de junio de 1950
Éste es un pequeño recuento de cómo era la gente antes. En el año de 1900, en la época que nació mi padre, platicaba mi abuelita que hubo una vez que unas cuatro mujeres vivían con ellos en la casa. No porque eran ricos, no fue por eso, sino más bien porque antes las personas llegaban hasta los cien años. Además, antes no existía la borrachera, como ahora que ves a un niño pequeño que ni tiene nueve años se llena la garganta [toma], va a bailar, regresa a su casa a la hora que quiere. Antes no era así. Cuando eran las ocho horas y no ha llegado, lo esperan
Vuelta
2 con latigazos. Cuando quería entrar a su casa, lo esperan con soga remojada en agua, si no, con una hoja de henequén. La hoja de henequén, cuando sale el soskil, la machacan y se usa para latigazos boca arriba. Si no, no se deja, aunque grite el desgraciado. Hoy en día, entonces, amaneciendo está entrando a su casa, no lo regañan porque tienen miedo, tanto la mamá como el papá, de que se vaya [su hijo]. Por eso, los niños ahora hacen lo que quieren. No se puede ni regañarlos porque te insultan o te van a denunciar a su mamá o su papá. Si fuera yo, ¡cómo no los pegaría! Los agarraría, los sentaría en mis rodillas, Vuelta
Kex yetel in xambe kin
jats’ik ma utial in kinsik
chen utial u yu’ubik t’an wa mae kan nojchake ma tun pajtal
u t’ana yool tumen jelu pajtal
u kinsik make, tene jelin palalobo
max ku tal u taakik u pooloo mix maak, bejlae mix junten in uy ma wa in palitsiloo
tun jaats’a wa tun kinsik wa max mix junten, leti tun bejlae kakat orai tun tal jeemaxake u yaalik a palitsilo’ tu
jats’a in chan pal talen in takik u pool wa ma’ ta wilik
baax a ment yeteli ki ni chu’ukte
utial in ka’ansik ti bix unaj u ximba ma’ak kan jook’ok kiwik
bax kun baatel maak tiola
ump’e kisin pal tene’ wa ku mentik
Sut
4
ump’e baal ma yan tu beeli ma tsai ka in mache utial
in kinsik kin t’anik yool jebix
unaje baax kin nuniatik in machke
kin jemp’uchke mix baal tumen
beyo ma tu yilik ba’ax olal kin jats’ke ma tu nu na’atken, wa kin
machke kin walik ti pal le baax
la mentko ma patali tumen yan u k’uchu u k’inile a ma’acha
ichil yaab xi’ipaloobo ka kinsaal
bey tune unaj u mentik le u
chukan makoo yetel u palitsiloo beyo
ma tu nu yaale tu k’inile wa ka in mach kaachi utial in caansik ma
uchak le baax ku iuchu bejlae
Ts’oki
Ognimod Leida Raliuga Serrot
aun con mi zapato los pegaría, no para matarlos, sino para obedezcan [lit. escuchan palabras]. Si no, al ser adultos, se podrán regañar porque, aun si matan a alguien, a mí, a mis hijos, ¿quién los van a denunciar? Nadie. Ahora ni una vez he escuchado si a mis hijos les están pegando o que está matando a alguien, ¡ni una vez! Ahora entonces a cada hora viene alguien a decir: «Tu hijo le pegó a mi niño, vine a denunciarlo. Si no sabes qué hacer con él, lo voy a esperar para enseñarle cómo debe caminar uno, cuando sale al Centro». ¿Se va a pelear la gente por un maldito niño si a mí me hiciera
Vuelta
4 una cosa que no esté bien?
No se puede agarrarlo para matarlo, regañarlo como se debe. ¿Qué lo voy a machucar agarrándole, golpeándole? ¡Nada!
Porque así no entiende, porque le pego, no lo entiende, si lo agarro y le digo: «¡Hijo, lo que haces no está bien!, porque va a llegar el día que te agarren entre muchos muchachos para matarte».
Así, entonces, deben de proceder las demás personas con hijos. De esta forma, no se podrá decir más tarde que lo agarraba para enseñarle, que no pase lo que sucede hoy en día.
Ognimod Leida Raliuga Serrot
México D. F. a 5 de junio de 1950
Lela unp’e seeb t’an bix umental yaab ba’aloo jebix chu’uk, ch’eem, pi’ib, yetel ulaak’ ba’aloo. Utial ka mentaak ump’e ch’ene k’abeet u tetal u luumil wa mae ku
tojoltik yaab tak’in tumen wa chen tunich tux ku chuunpajle ma’ ma’alobi tumen yan u ts’aba yaab dinamita
utial u xikik le nojoch tunchobo, yan
tuuxe ku tojoltik tak chiiba jol tiola le u butsi le dinamitao tumen kan tant u wak’le ma unaj u natsa mixmaak tumen ku tsikti tseen wa chokuil tu ts’oke
unp’e chiiba jool, jebix le ku tsikti le makobo kan ch’ulkoo. Jaalibe kan tetak le u luumil tuux kun mentbil
le ch’eeno ku choobo maalo wa yan
xiu yok’ole ku paktal maalo u tial ma’ u t’ili yoob le max ku
nu jole kan tsokok tu lakal le baalobo
ku jop’o u chan paanal jujunp’itile
Sut. Kap’el
2 kaap’el
ku bin u joosal u luumil tumen
tan chunpajke chen luum, kan tsokoke
chen chaltun wa chen tunich. Kan
ts’okok tun tu lakal le baaloba ku k’uchu
tuux yan tok’tunich tux ka kachik le tuts maskabo; jaalibe kan kuchkob tux
yan le tok’tunich tuna’ ku bin u jo’olo
yetel le tuts maskabo utial ka ts’abak
le dinamita tuno, le makoba ken u yiloo tun
t’aba tun le dinamita utial ka wak’ako
ku nachkunskubao utial ma u tsayal-
unp’e ch’in tu pol wa tu pooloo tumen
unp’e ch’in tu pooloo je lu pajtal u xikik
México D. F., a 5 de junio de 1950
Éste es consejo de cómo se hacen varias cosas como el carbón, un pozo, el pib y otras cosas. Para hacer un pozo se tiene que escoger la tierra, si no, genera muchos gastos porque si es sólo piedras donde se comienza, no está bien, porque se necesitará mucha dinamita para que revienten las piedras grandes. En ciertos lugares, provoca hasta dolor de cabeza por el humo de la dinamita. Porque cuando apenas se revienta no es bueno que se acerque nadie, porque le dará tos o calentura o, de último, un dolor de cabeza, tal como le da a las personas cuando se mojan. Bueno, cuando se selecciona el lugar donde se va realizar el pozo, se limpia bien. Si hay hierbas encima, se chapea bien para que no perjudique a las personas que van a perforar. Al terminar todo, se empieza a perforar poco a poco Vuelta. Segunda
2 Segunda y se va sacando la tierra porque cuando empieza es sólo tierra, luego sólo caliza o piedra. Cuando termina, se llega a donde está la roca madre [dura] y es donde llega el machete. Cuando se llega a donde está la roca madre entonces se va perforando con el machete filoso para que se le ponga la dinamita. Los trabajadores, al ver que se prende la dinamita para que explote, se alejan para que no les llegue un golpe en la cabeza, porque un golpe [de piedra] les puede partir la cabeza, porque
tumen yan yej. Jaalibe, le ch’en tuuno ump’e metro wolis p’isaan tumen wa ma tu p’isile ku jok’o ma’ tooji wa bey u ch’eni noriae. Bay tun ku chuumpaja u mental ump’e ch’een u ts’oko tuune lelo’
chich tumen kan jop’ok u tip’i le jao ma tu pajtal u yoko mak ichil tumen ts’ok u tamtal ku ts’ik yaab meijul
Ts’oki.
ts’oki u tsikbal le ch’eno Sut oxp’el
3 wa oxp’el
utial ka mentaak unp’e pi’ibe k’abeet u panal taanil u lumil tetan
tumen wa yan yaab tunich tuux ku menbile ma paatali, k’abeet cheen lu’um wa mae ma tu taja maalo le piibo. Le u jol le le piib tuno’ ku paanal yetel unp’e tuts
maskab kex ump’e metro kaanli yetel
taami; ku ts’okole ku bin u ts’apa u xexe
t’al che ichil kan u yilaa mak tsok u chuuple ku t’abik kan laj e’lnak le che tuuno’ yok’o le choko chuko ka tsik
jaitsileen tunich utial ka chokuak, beyo kan maanak ump’e hora tune ku jo’op’
u tsik u le’e ja’as utial ka kiibokak
ku tsokole ku chan paatik junsutuke
utial ka u ts’a le waj mentaan
yetel u bak’i k’ek’en, kax, wakax yetel u manteka k’ek’en u xak’alma utial
ka u ch’ae u bok maalo wa mae ma tu
jook’o maalo jebix u naje, ku yialik
yaab makobe wa ku nats’a ump’e xch’up
yoom tu tsele ma tu taja maalo chen
jujunxet’ ku taja ma tu lakli’.
Ts’ok
Sut kamp’e’
tienen filo. Bueno, el pozo, entonces, es de un metro de diámetro y se mide, porque si no, no sale recto y queda como los pozos de noria. Así se empieza a hacer un pozo. Se tiene que terminar rápido porque empieza a salir el agua y no puede entrar nadie porque está profundo. Da mucho trabajo.
Fin.
Aquí termina el recuento del pozo.
Vuelta a la tercera
3 Tercera
Para que se haga un pib, se tiene que escarbar primero la tierra seleccionada porque si hay muchas piedras donde se va hacer, no está bien. Debe ser sólo tierra porque si no, no se calentará bien el pib. El hueco del pib, entonces, se escarba con un machete, como un metro de ancho y de profundidad. Luego, se van encimando adentro pedazos de madera. Cuando uno considera que está [suficientemente] lleno, se prende. Cuando toda la madera se quemó, se ponen encima del carbón piedras lisas para que se calienten. Y así es. Después de una hora, entonces, se empiezan a poner hojas de plátano para que huela rico. Luego, se deja un tiempo para poner las tortillas [o tamales] ya preparados con carne de puerco, pollo, res y con la manteca de puerco revuelta para que tome un rico olor [sabor]. De otra manera, no sale bien como debería. Mucha gente dice que si se acerca una mujer embarazada a un lado [del pib], no se calentará bien. Sólo se cocinarán unas zonas pero no en totalidad [parejo].
Terminó.
Vuelta a la cuarta
wa kamp’el
Utial ka mentak chuki wa utial
ka takak chuke k’abet ump’e mak
yoje wa mae ku jene wa mae
ma tu yelel maalo, yaxile le ku kaxtal
le che’e jach chich tuno jebix ts’iuche, katsim, x chuj, chulu’ul, chakte yetel u chukan che beoraile ma’ tu k’ajaten
ken u yilae ts’ok u ch’akik yaab che’
ku joop’ u tsolik tuux kunu toke chuuko
ku ts’okole ku bin u wakunsik le cheobo jujuntseli jujuntseli, kan
p’atak wolis tuune yete yaab kaanli
ku bin u pixik yetel luum ka chumpajo
tu pol ku tsoko kabal, kan u yilae tsok u laj pixik tulakale ku ts’ik xiu tu baapach utial ma u jook’o u buts’i tumen le buts’o’ le ti ku mentik u p’ata box le chak chuko, oxp’el
wa kamp’e k’in tun yelel kan manak bolomp’e k’ine ku putik yotoch. “Ts’oki”.
ts’ok tu lakali.
Para hacer carbón o para que se guarde carbón se necesita una persona que sepa, si no, no se quemará bien. Primero, se tiene que encontrar madera dura, como ts’iuche, katsim, x chuj, chulu’ul, chakte y otras maderas de las cuales ahora no me acuerdo. Cuando ya se cortó suficiente madera se empieza a ordenar a dónde se va a quemar el carbón. Después, se va parando la madera una junto a la otra. Cuando quedan en círculo y alto, se cubre con tierra. Se empieza por la parte alta [cabeza] para terminar con la parte baja. Cuando todo esté cubierto, se disponen hierbas alrededor para que no salga humo. Porque el humo es el que hará que quede negro el carbón rojizo. Se queda quemando unos tres o cuatro días. Al noveno día, se lleva a casa. Terminó.
Terminó todo.
1 ump’eel
México D. F. a 6 de junio de 1950
Bix u mentaal yaab janloo. Utial ka mentaal ump’e Bu’uli K’ek’ene yaxile ku xixkunsal le buulo ku luusal tulakal u tunich yan ichil tumen yan k’ine wa ma tu xixkunsale tu orai u jantale bey tan jantik op’e, jalibe kan u yilaa maake tsok u laj xixkunsik tulakale ku ts’ik k’aak’ utial ka tajak maalo, kan u yilae ts’ok u jop’o pok’os loke ku machik le u bak’i k’ek’eno ku pulik ichil ka tajak maalo tumen wa ku ts’ik le u bak’i k’ek’eno kan u ts’ae le buulo’ ku ts’uku tumen ku sen lok, le buuli k’ek’en tuno ku tu’bu ten bix uchak u jantale yaab makobe ku mentko
tsajbi p’ak wa onsikil, le tsajbi
p’aka yaxile ku ts’aba tajaj le p’ak ich
k’aak’ yetel le ikoo kan tajak maalo ku
joosale ku k’uto, le sikil p’ako u k’aba
beya tumen ku mental yetel siklip’us
Sut kap’el
2 wa kap’eel
Le siklip’us tuuna’ ku mental yaala
baalo yetel tak chen juch’bile ka bisik ta kal utial a jantik tu taanil a wooch jeten maalo tumen ki ma tu taak’a ta chi, le “siklip’ak” tuuna’ kan ts’okok u mentale yan wa k’abet u taaka ti ump’e baal siis wa mae ku pajtal
Wa ku tu’utal, ku ts’okole yan u jantaal choko wa mae ma patali tumen k’a’aj.
Tun tuubo ten in wa’le le siklip’aka ma’
tu pajtal a jantik yaab tumen ku mentik tech loob, kan a wilae tun jum a nak’e k’abeet a chuuchik pak’al yetel taab utial ma u ts’iktech ch’otnak’ tumen le ch’otnak’a jach yaj, yan makobe ma tu
México D. F., a 6 de junio de 1950
Cómo se preparan varias comidas. Para hacer puerco con frijol, primero se espulga el frijol y se le quitan todas las piedras que tiene, porque, a veces, si no se espulga, a la hora de comerlo es como si estuvieras comiendo tostadas. Bueno, cuando se ha espulgado todo bien, se ponen al fuego para cocinarlos bien. Cuando se nota que empezó a hervir, se toma la carne de puerco y se la echa adentro para que se cueza bien. Poner la carne de puerco al mismo tiempo que los frijoles, se deshace porque hierve demasiado. El puerco con frijol, se me olvida cómo se comía antes. Mucha gente prepara tomate frito u onsikil [pibes en pipián]. Para los tomates fritos, primero se ponen a cocer los tomates al fuego con chile. Cuando están correctamente cocidos, se les retira y se les machaca. Esto es el sikil p’ak, se llama así porque se prepara con pepita-tomate. Vuelta a la segunda
2 o segunda
El chiltomate, entonces, se prepara con varias cosas, pero también sólo molerlo. Se lleva a la boca para comerlo junto a tu comida. Está muy rico, porque es sabroso. No se pega a la boca. Esto es el chiltomate. Al terminar de prepararlo se debe guardar en un recipiente fresco, de lo contrario, se aceda o se echa a perder. Después se come caliente, si no, no se puede, porque se amarga. Se me está olvidando decir: el chiltomate no se debe comer con exceso porque te hace daño. Cuando veas que está sonando tu estómago debes chupar naranjas agrias con sal para que no se te tuerzan los intestinos. Porque es
pajtal u ximbaloo tiolal u yai u nak’o.
Le mak ma tu ts’akkubao le chibal nako jelu
pajtal u kimi sen ta wa tirich’, tene tin k’ajolta ump’e make matech ku tsakkubae in wale ma tu yuk’ik ts’ak
3 wa oxp’el
chen tu jun ku mentik u ts’ak
jaalibe juntene tu yila wa tu yuuba tun chibal u nak’e ka tu macha ump’e xiwe ka tu chaka ka
tu yuk’a ka tu ts’a mien ump’e oraile
tun kimi tumen taji u chochel jaalibe
ka k’uch u oraile xik u nak’e ilabi
chak chak ichil ka ilabi chechem tu joichoko
jaatal ka tu yuk’a le k’in tuuno
ka jop’ yaalale chen leti tu yolta u kimi
tumen tu yuk’a le k’ak’asxiwilo ka a’alab
ti u chukan makobo bik tajkex a w(u)k’ex
le chechemo tumen bey kan p’atlexa
wa ma ta u’uykex in t’ane teex a wojlex
tumen tene ts’ok in wilik le
xiwa k’as ma tu pajtal wa ma uchak
u yuk’u chakaan tumen ts’ok a wilkex
bix uchik tie maka bey kun ucho ti teex, jaalibe ump’e make ma tu menta
wa ma tu yuuba u t’an le nojoch maka
ka k’uch yotoche ka tu chaka le xiwa ka
tu ts’a tii yatan u yuk’e kaj kimi
4 wa kamp’el
kaj k’uch u mama yatane ka
tu yile u palitsile jayakbal tej
k’ano kaj bin u t’ane mix peek
tu menta tumen kimen kaj joop’ u
t’anik yicham yatane mix mak tu menta
u yuubik u t’an jaalibe le ka tu yile
mixmak tu nuka u t’ane kaj jok’ tej
jona tuuno kaj tej awatnaji kaj tal ump’e
mak ka tu mek’a ka tu k’ata tie
¿baax ka wotik xch’up? ka tu nukaje in paale
kimen yichame minaan ma in woje baax
muy doloroso. Hay personas que no pueden caminar por este dolor de estómago. La persona que no se cura el dolor de estómago puede morir de tanta diarrea. Conocí a una persona que no se curaba creo que no tomaba medicamentos,
3 o tercera sólo preparaba él sus remedios. Bueno, una vez vio o sintió que le dolía el estómago. Tomó unas hierbas [hojas], las hirvió y bebió todo. Después de una hora se estaba muriendo porque se coció el intestino. Cuando se abrió su vientre, se vio que estaba todo muy rojo y se dieron cuenta de que hirvió chechem [un árbol con resina urticante] y lo bebió. Este día empezaron a decir que él quería morir porque bebió la mala hierba. Se le dijo a la gente: «¡No se atrevan a beber el chechem porque quedarán igual! Si no escucharon lo que dije, ustedes sabrán, porque me di cuenta de que esta hierba es mala, y no se puede tomar ni hervida. Ya vieron lo que le pasó a este señor: así les puede pasar a ustedes». Bueno, un señor no le hizo caso o no escuchó al anciano. Cuando llegó a su casa, hirvió esta hierba y se la dio a su esposa, quien la bebió y murió.
4 o cuarta
Cuando llegó la mamá de la esposa, vio que la hija estaba tirada en su hamaca. Fue para hablarle, pero ni se movió, porque estaba muerta. Empezó a hablarle al esposo, pero no hubo nadie que le hiciera caso al llamado, así fue. Al ver que nadie le respondió, salió entonces a la puerta y empezó a gritar. Se acercó un señor quien la abrazó y le preguntó: «¿Por qué lloras, mujer?» Y le respondió: «Mi hija
olal minaan ti teela ma in woje tuux
binajaan ka tu yaala le maka ma/a/ wok’o
ten kin nin wilae tux bini jaalibe ichil le tsikbalo kaj tal yicham le xch’up kimen
tuuno yetel oxp’el polisia kalaan ka tu yaalaje
ten tin kinse utial in wilae wa jaj le baax tu yaala le nojoch mako le tun ichantsila bisaab karsele le xch’up kimeno bisaab u mu’uku.
“ts’oki”
Ognimod Leida Raliuga Serrot
está muerta, su esposo no está y no sé por qué no se encuentra aquí. No sé a dónde fue». El señor le contestó: «¡No llores! Voy a averiguar a dónde fue». Y así fue. Mientras platicaban, llegó el esposo de la muerta, borracho y junto con tres policías. Dijo: «Yo la maté, para ver si era verdad lo que dijo el anciano». Al esposo lo llevaron a la cárcel, y a la difunta, a enterrar.
Fin
Ognimod Leida Raliuga Serrot
México D. F. a 7 de junio de 1950
Baax meyaj kin mentik kaachi tin wotoch Yanten min bolomp’e jaab ka tu t’anen in tatae ka tu yaala ten pal jele chan wakxa utial ka kalante utial beyo ka a wilik baax olal ka tal waye bika wale tu k’inile ka tal chen a kalantik u wakax yanamak, beya wa ku yatale’ tech ka na kalante wa ka na ts’ake bik k’uchuk u k’inile ka in wilae chup yete pech wa ts’oyaan, kan a wilaa yan yaab pech tii ka waikten utial in ts’iktech ts’ak utial a wisinsik, le ts’aka ka machik ump’ite ka lalik un ch’oi jaa utial ka xak’altik ku ts’okole ka machik ump’e nok’e ka bin a choi tu laka tu winkle beyo matu ts’uts’al u k’iik’e tiola le pechobo; lementik k’abet u wisinsal ich oxp’e :u: tumen ump’e wakax ku ichinsal beyo ma tu ts’oyo mix ku yilik k’as mixbal u jant, tene a tatitoe tu kaansen in mentik tulaka le baaloba ts’ok in waiteene lementik tene unaj in kaanskex tumen leti’ bey tu menta tin weteli, ja’alibe tene tin wila bix ku mentik in tatae tulaka le baaloba ka tin kana lementik tak bejlae tu k’inile ma tuubuk ten mixbaal jelu pajtal in mentik jebaalak k’inile, mix bik’in mien jelu tuubu ten sut cap’el
2 wa kaap’el
Jalibe le ka tu ts’aj ten le chan wakax in tatae kiimak chaji in wol joop’in mek’ik le chan wakxo matin caxtik baal in ment yeteli, le kaj man men waxak p’el :u: kaj siji ump’e u yal xchup’ tuun ka tu yaala ten in tatae tech a woje pal wa ma ta kalantik le chan wakxo ts’ok a wilik xchup’ siji ka tin wala tie maalo chen baale yan ump’e baal ma kiimak in wole tumen kin waike
baaxtial kin kalantik maalo wa yan u
1 o primera
México D. F., a 7 de junio de 1950
El trabajo que hacía antes en mi casa. Tenía como nueve años cuando me habló mi papá y me dijo: «Aquí está una pequeña vaca para que la cuides, para que así veas por qué vienes aquí. No vayas a decir más tarde que venías a cuidar las vacas de alguien más. Así, si se multiplican, tú serás quien las cuidarás. Si las tienes que curar, que no llegué un día que las vea llenas de garrapatas o que están famélicas. Cuando veas que tienen garrapatas, me lo dices para que te dé la medicina y bañarlas. A esta medicina, sólo le tomas un poco y le agregas un chorro de agua para revolverla. Al final, tomas una ropa y vas pasando por todo el cuerpo, así no se les chuparán su sangre las garrapatas. Por eso tienen que ser bañadas tres noches, y una vaca que fue bañada así, no adelgazará y se verá bien, que nada la está comiendo. A mí, fue tu papito [abuelo] quien me enseñó a hacer todas estas cosas. Me dije: “Por eso yo debo enseñarles, porque así hizo él conmigo”. Bueno, ya vi cómo hacía mi papá todas estas cosas, y así las aprendí. Por eso hasta el día de hoy, no se me ha olvidado nada y lo puedo hacer en cualquier momento, nunca se me olvidará».
Vuelta
a la segunda
2 o segunda
Y así fue. Cuando me dio la vaquita mi papá, me puse contento y empecé a abrazarla, no buscaba qué hacer con ella, cuando pasaron ocho lunas [meses], y nació una becerrita afuera. Mi papá me dijo: «Tú sabes, muchacho, si no cuidaste esta becerrita, ¡viste que nació una hembra!»
Le contesté: «Bueno, sólo que una cosa no me tiene contento, ¿por qué, digo,
k’uchu u k’inile u tooko ten tumen na in woje max: ka tu yaala ten makachi pal mien tun chokotal a pool ¿max tun jelu pajtal u tokiktech? Ka tin nuka tie ma in woje baaxten yan k’ine ku joop’ in tukultik yaab baalo, tolajiake tin wayata’ binen ximba México
kaj p’at ma in sut tumen ma tu pajtal, lementik sajken in jook’o tumen yan ump’e mak tu yaala ten ichil in wenel, le k’in ka jook’een
waye mix bik’in kan sut, jeelo bejlae yanten way ich mexicoa oxp’e jaab ma tu pajtal in sut tin wotoch ts’ok in wilik kex in sut wa oxp’el
3 oxp’el
Sut tin wotoche ma tu pajtal, jeelo tulaka le wakxobo tin kalanta maalo
te tin wotocho bejlae ts’ok u laj konik in tatae tumen mina’nen
teelo in kalantik yeteloo, lementik kin waik bejlae le baax ka wayatko
ta chichnil kan ch’ijkechi ku
tal ta wolal tulaka baalo ku jajtal
tulaka baal ka waik ta chichnil
lementik kialale u chii ump’e
chan paale bey u chii yuumbile
tumen jaj tulaka baal ku yaale
tene’ ma tiola ma in k’at tusi
tumen tene chichnen ka tu yaala in mamae pal bik a wal ump’e baal
ma jaji tumen ku tiji a chio
yetel le a wak’o, jaalibe juntene
jok’en ximba k’iwike kaj xanjien
yaab ka k’uchen tin wotoche ka tin
wala tii in mamae
Sut
4
Kax baax ma ta naatik
baax olal yanjien ma
para qué la voy cuidando bien si va llegar el día que me la quiten por no sé quien?»
Me dijo [mi papá]: «¡Cállate, hijo! ¿Será que te volviste loco? ¿Quién más te lo va a quitar?» A lo cual le contesté: «No sé por qué, hay días que empiezo a pensar muchas cosas. Aquella vez soñé que fui de paseo a México y no podía regresar porque no se podía, por eso tengo miedo de salir porque hay un hombre que dijo en el sueño que el día que salga de aquí nunca voy a regresar». Ahora tengo aquí en México tres años, no puedo regresar a mi casa, ya intenté
Vuelta tres
3 tercera regresar y no se puede. Bueno, todo el ganado que cuidaba bien allí en mi casa, ahora ya todo lo vendió mi papá porque ya no estoy ahí para cuidarlo con él. Por eso ahora digo, lo que uno sueña de pequeño, se le regresa al ser grande. Todo se vuelve realidad, todo lo que dices de pequeño. Por eso se dice: «La boca del niño parece la boca del Señor [de Dios]». Porque es verdad todo lo que dice, no porque estoy mintiendo, porque a mí, desde pequeño, me dijo mi mamá: «Hijo, no vayas a decir algo que no es verdad porque se te secará la boca y la lengua». Bueno, una vez salí a pasear al Centro y tardé mucho [en regresar], cuando llegué a mi casa le dije a mi mamá:
Vuelta 4
«Busca algo que no entiendas,
pat in sut seeb ka tu, nuka otsil in mamae ma’ pal tene chen jelu pajtal in wikteche ump’e baal wa ma ta jetskunskabae kin min jatskeech utial ka a wilae
maax a mama beorai jalibe le ka ti wila in mama tu tal u Jatsken ka’ alkanajen wa mae wa ku machkene ma tu nu chaen tumen letie kan u chuumpaja u jatse le kan u yilae ts’ok a tukle ku
chaik ek wa mae kex ka okok in tatae ma tu chikem, juntene tin wala tii beya wa ka jatskene kin waik ti in tatae
utial ka wilae yetel leti ma tu pajtal
Sut
5 A baatel tumen jela’
Wilik le jats’ ku nun
ts’atecho: in mama tune’ chen tu chajuba u chejtik tumen le baax tin wala tio ka tu yaala ten xen a t’an a tatao jach xiib jebix techo, ka tin u’uya beyo ka binen in ch’aa in tate ka k’uchen tin wotoche in mamae tu taaka in pool tii in tatae, jaalibe in mamae tun che’e tumen le max tu bisa le jats’o max mas ten
“Ts’oki”
Domingo A. Aguilar Tórres
algo que tiene que ver con mi estancia, [porque] no puedo regresar rápidamente». Y me contestó mi pobre mamá: «No, hijo, yo sólo te puedo decir una cosa, si no te aquietas, te voy a pegar para que veas quién es tu mamá ahora». Y así fue. Cuando vi a mi mamá venir a pegarme, corrí, si no, si me agarraba, no me iba a soltar. Porque ella, cuando empieza a pegar, sólo te deja cuando vea que ya estás arrepentido, allí te soltaba. Aunque entre mi papá, no me dejaba. Una vez le dije así: «Si me pegas, le diré a mi papá para que veas que con él no se puede Vuelta 5 pelear, porque vas a ver el golpe que te va a dar». Mi mamá, entonces, sólo se puso a reír por lo que le dije, y me dijo: «¡Ve a hablar a tu papá, él es hombre como tú!» Al escuchar eso, fui a buscar a mi papá, al llegar a casa mi mamá me denunció con mi papá. Y así fue, mi mamá se reía porque el que se llevó los golpes no fue más que yo.
Fin Domingo A. Aguilar TorresMéxico D. F. a 8 de junio de 1950
Baax uxten kaj anji ten uaxak pél jaab
Ka anji ten waxakpél jaabe in tatae tu kuben xok ti umpé xchu´p kaansa u k’abae
Rosita jaalibe tene’ kiimak in wol tumen tant u kubken in tata tej xoko, kaach u k’ubken in tata tej xoco in mama tune’ tu kaansen tsiib maanlo in k’aba u k‘aba in tata in mama
tulaka baal lementik ka tu k’uben teelo
tene’ ts’ok in kamba ump’iit lementik
tene’ kin chejkimba tie loombesa xchup
jaalibe ka man mien umpé :u: tu k’ata
ten tuux tin kaansa ts’ib yete xok ka tin nuka tie tux tun tin wotoch tu kaansen in mama lementik bejlae
kin chekimba tie chukan palalobo Sut
2 Tumen ma yojloo mix u ts’itko u k’aba mix tun ten tan in k’ubo tela kin ch’ik sajki tie baalobo
jebalak ka k’at ten kin nukik
ti tech ka tu yaalaten le “Rosita”
tuno wa ka waikten bix u k’aba a tatae
kim waik tu jaji teche a woje yaab
tan tune’ tin wala bix u k’aba in tatae, in mama, in tio, in mamitae
tulaka in lak’oo, kaj jak’ yool
ka tu yaala ten waka bin beyo
jebix ka bin bejlae maalo kan
jok’ok le jaaba kin manskech
te tanxe jaabo, jaalibe ma’ tusnaji
tumen te ulaak’ jaabo tu mansen
yetel chukan palaloobo ka
jak’ u yool in mamae ka tu yaala
ten: tech a woje pal
Sut
México D. F., a 8 de junio de 1950
[Esto es] lo que me sucedió cuando tenía ocho años. Cuando tuve ocho años, mi papá me llevó [lit. me entregó] a estudiar con una maestra llamada Rosita. Y así fue, yo estaba muy contento porque mi papá me estaba inscribiendo en la escuela. Cuando mi papá me entregó en la escuela, mi mamá ya me había enseñado a escribir bien mi nombre, el nombre de mi papá, de mi mamá y de todas las cosas. Por eso, cuando me entregó ahí yo ya había aprendido un poco, por lo tanto, yo me reía de las muchachas.
Y así fue. Y cuando pasó como un mes [lit. luna] me preguntó dónde aprendí [dice «enseñar»] a escribir y leer, le contesté: «En mi casa, me enseñó mi mamá» Por eso, ahora me río de los demás niños, Vuelta
porque no saben ni escribir su nombre, ya ni yo, cuando me inscribieron aquí, tuve miedo a estas cosas [sabía todo].
Cualquier cosa que me preguntes te contesto. Y me dijo entonces Rosita:
«Si me dices cómo se llama tu papá, le digo que sí sabes muchas lenguas». Cuando entonces dije como se llama mi papá, mi mamá, mi tío, mi mamita todos mis parientes, se sorprendió y me dijo que si seguía así como iba ahora, al terminar el año me iba a pasar al siguiente año.
Y así fue, no mintió, porque el siguiente año me pasó con el resto de los niños y se sorprendió mi mamá y me dijo:
«Tú decides, niño, Vuelta
Wa ma’ ta lep’ik a wole ma tin mankech ch’ujuk te ok’ot ku antal te k’iwiko, ten tune chen xok kin mentik kaachi ka tin
walatie ma ma tin k’ubik in xok tej
sabado ku taala ma ta manik ten mix
baal tumen tene k’abet in kaamba
yaab le ka k’uch sabado tune ka tin
k’uba in xok tie ka tu mek’en
ka tu ts’uts’en ka tu yaala
ten ich kamp’e jaabe nuka anta
ump’e nojoch maak teela ka tin
walatie ma’ a k’ay beorai mam
tumen ma patali tumen ku ch’och’tal
mak beyo, jaalibe te ulaak’
jaab tuno manen ti oxp’el jaab
ten tune’ ichi le xipaloba ten in woje yaab, jaalibe tu oraile
“kamp’e”
Sut 4 Xoko kan paaxak jume laj
Jook’o alkab, che’e, si’it’ baxa pelota
tulaka baalo ten tune kin biskimba
yetel le xch’upobo tumen ustich tin wich jemaxak xch’upe
kim bim kim mek’ik k’in
ts’uts’ik yan k’in, letio tuno leti ustut’an ka mentak tio, jaalibe jach ki’imakchaji in wole ka bin jujunp’itile in tu’usik le xoko tak ka kuch orai u yaalik ten le kaansajba ¿baax uch
ta wetel… Domingo? Kaachi tech a woje tulaka le baalobo
bejlae mix baal
a woje baaxten ts’ok a tu’usik le xoko baaxten ma ta xok bejlae baax
yatech yan wa baax mentantech ma ta t’an, mi ka in walti a tatae utial ka u yilae bax ku mentik ta wolal. Jalibe le mak tuna bin u taakik in pool
si no te apuras, no te compro dulces en el baile que habrá en la plaza». Yo entonces en este tiempo, sólo estudiaba. Un día le dije: «No, no, tengo que entregar mi tarea este sábado que viene, no me compres nada porque yo necesito estudiar mucho». Cuando llegó el sábado, entonces, entregué mi tarea me abrazó y me besó y me dijo que en cuatro años tendré que ayudar a un señor por aquí y le contesté: «No lo anuncies ahora, mam, porque no se liberan las personas de esta forma». Y así fue, al siguiente año entonces pasé al tercer año y entré con estos muchachos. Yo sabía ya mucho. Así fue, y en el momento
«Cuatro»
Vuelta 4 de las clases cuando tocaba la campana, todos salíamos a correr, saltar, reír, jugábamos pelota, y muchas cosas. Yo me llevaba más con las mujeres porque me gusta cualquier mujer, voy, las abrazo, a veces les doy besos. A ellas esto les gusta que se les haga. Así fue, y me puse a olvidar poco a poco los estudios hasta que llegó el momento en que me dijo el profesor: «¿Qué pasó contigo, Domingo? ¡Antes tú sabías todo y ahora no sabes nada!
¿Por qué has olvidado los estudios? ¿Por qué no estudias ahora? ¿Qué tienes? ¿Te han hecho algo? No contestas, le voy a decir a tu papá para que él vea qué hacer contigo». Así fue, y esta persona, entonces, me fue a denunciar con mi papá. Mi papá, entonces, me agarró y me pegó [tan fuerte], que hasta la fecha no lo olvido.
ti in tatae, in tata tune tumachen ka tu kuma ump’e jaats tak bejlae ma tin tuusik sama kin sut ts’iitik tulaka le baaloba.
“Bejlae”
“Ts’oki”
Mañana vuelvo a escribir todas estas cosas.
Hoy Terminó.
México D. F. a 9 de junio de 1950
Tene’ jok’en xoke kan yanten 14 jaab. Le ka anen oxp’el jaab tee xoko ustich tin wich ump’e koolel jach kiichkelem, jach kiichkelen tumen ku tasken coom ma tin kaxtieh in ment yete tulaka baal ka in mans kin sitik tulaka ti, le ti tuum u yakumen wale baaxten tun jee tuuxak ka xikeni kubin leti, u mama tune ma u yoje mixbaal baaxten tun ka tu yojeta kin jook’o ximba yetel u paale ku k’uxu, jaalibe ka jook’on juntene ka tu yaala tiu u pale teche ma ta jook’o ximba mixtuux tumen ts’ok u tsikbataateni teche chen yetel Domingo ka ximba ka bin ok’ot, ka bin chaan, ka bin tulaka tuux lementik tene’ ma ustint’an a jook’o yeteli wa ku sut u tsikbata teni chen yetel
leti ka wilal k’iwik yeteli na ka wilae baax
jats’ ka na bise utial u luk’u teche le u sasak’ wit yaantecho jaalibe tene’ ma in woje mixbal chen ka tin wila ma tu jok’o sansamal kin bine’ chen ku jokó u ch’eneetken tu jona u yotoch, jalibe tene’ in woje baax orai ku Sut
2
Bin Iglesia ka binen in ch’ukte le ka tu yilen te tu jona Iglesia tuno’ kaa jaak’yool ka tu k’aataten baax olal kin bin in ch’ukte, ka tin wala tie tumen, tumen in yakumech ma tu
pajtal in tuuskech tumen tene’ kin wayatik
tianen ta wetel tan ximba, tan che’e tin mek’ech tan tulakal baal, le ti tun ka tin wojete ma
ustut’an tiu u mama ka ilkuba, tu yaalten beya wa tech ka wayat’ken bey xan ten ma tu pajtal in kuxtal ta wolal je tuuxk ka xikeni kin wilkech ma tu pajtal in janal
México D. F., a 9 de junio de 1950
Yo salí a estudiar cuando tenía 14 años. Cuando estuve en tercer año de estudio me gustó una mujer muy hermosa. Era muy hermosa porque me trae cortito, estaba buscando qué hacer con ella y la paseaba todo el día regalándole de todo. Ella me amaba, creo, si no, ¿por qué me seguía a donde sea que vaya yo? Pero su mamá no sabía nada y cuando supo que salía a pasear con su hija, se molestó. Así fue cuando salimos una vez.
Le dijo a su hija: «Tú no vas a salir más a ningún lado, porque ya me platicaron que tú y Domingo salen a pasear, a bailar, al cine, van a todos lados y por eso no me gusta que salgas con él. Si me vuelven a platicar que te ven con él solitos en el Centro, vas a ver cómo te voy a latiguear, para que se te quiten las ganas [lit. la comezón del trasero] que tienes». Y así fue, yo no sabía nada y me di cuenta de que ya no salía diariamente. Cuando iba [por su casa], sólo salía a asomarse a la puerta de su casa. Y así fue, yo sabía a qué hora iba
a la iglesia y fui a espiarla y, al verme en la puerta de la iglesia, entonces se asustó y me preguntó por qué la voy a espiar, y le dije: «Porque, porque te amo no te puedo mentir, porque sueño que estoy contigo caminando, nos estamos riendo y te abrazo, estamos haciendo de todo».
Y así fue, y cuando me enteré de que no le gusta a su mamá que nos veamos, me dijo así: «Si tú me sueñas, yo también, no puedo vivir sin ti, a donde que vaya, te veo, no puedo comer
ta wolal , tolajiake tin wala bix ma ta tal teela utial ka ilkuba tumen kin uaik ti in mama kin tal teela in u’y u t’an yum
ajk’ine tumen leti ustut’an ti in mama, tech a woje teela bin ilkuba kex ka k’uxnak in mama tene yan in tal inwilkech, tech awoje wa ma’ ta tal sansamal u pi’isastale tee bin ilkubae ka tin walatie wa beyo’ maalo tene tee kin wenla utial ka wilae jeebaalak ka waiktene kin in mente Sut oxp’el
3
Jaalibe tene kiimak in wole tumen tsók in u’yke u yakumen
jebix ten ti letio, binen tin wotoche tun bin in tata ich kol ka tu k’ataten tux tuun ka tal pal taitak u jok’o k’in teche’ siis a wol ma uk’unakechi mixbaal koox peksaba ja la uk’lo tun sistal tux in k’uchu tekoolo ma ta chupaxteni ma ka wilaa le jats’ ka na bise ka tin wila beyo ka tin la janta tulaka le balobo tu ts’ajten in mama ka tin nat’a in tsimine ka jop’ in walkab tu pach, ma’ samelo’ ka tin chupaxta ka jop’ u k’atik tene baax tuun ka jok’o a met sansamal, tene kin u’uyik a jok’o chen ma’ tin t’an tiola ma in wajsik a mama, tumen wa mae baax tial ka u ts’atech ump’e jats’ malo, jaalibe le ka tin wila ma tu pajtal in tusik in tatae ka tin nuka tie jaalibe taat bix ts’ok in wilik ma tu pajtal in waiktech ump’e tuuse ni ka in waikteche tux kin bin
sansamal, a k’ajol u pal yum
Sut
4
Kamp’el
Enkarasion maalo tumen ti leti kin bin in wilaa sansamal tu jol Iglesia tumen ku yaalik tiu mamae nuka u yu’u bik u t’an
por ti [porque pienso en ti], aquella vez te dije que no vinieras [a la iglesia], por eso digo a mi mamá que voy allí [a la iglesia]
a escuchar la palabra del sacerdote. Es que a mi mamá le gusta [ir a misa]. Tú sabes que si nos ve aquí [en la iglesia], mi mamá se va a enojar.
Sabes que si vienes diariamente en la madrugada, allí nos veremos». A lo cual le contesté: «Si es así, está bien, yo allí dormiré para que te pueda ver y cada cosa que me dices, la haré».
Vuelta
3
Así fue y estuve contento, porque ya sabía que me amaba como yo a ella. Fui a mi casa.
Mi papá se estaba yendo a la milpa y me preguntó:
«¿De dónde vienes, hijo? Ya casi amanece. Estás frío [porque] no has desayunado nada. Muévete y anda a desayunar, ya que se está enfriando. Si llego a la milpa y no me has alcanzado, ¡verás el latigazo que te vas a llevar!» Por eso, me comí todo mi desayuno que me había preparado mi mamá y subí a mi caballo y empecé a ir rápido por mi papá. Al poco tiempo lo alcancé.
Empezó a preguntar qué voy a hacer todos los días. «Te escucho salir, sólo que no dije nada para no despertar a tu mamá. Porque si no, ella te daría unos buenos latigazos». Es cuando me di cuenta que no podía engañar a mi papá. Le contesté: «Bueno, papá, como me doy cuenta de que no te puedo mentir, te voy a decir dónde voy todos los días.
¿Conoces a la hija del señor
Vuelta
4
Cuarto
Encarnación? Porque es a ella a quien voy a ver todos los días en la puerta de la iglesia, porque le dice a su mamá que va a escuchar la palabra del sacerdote. Nosotros nos vemos detrás de la albarrada de su casa hasta que amanece,
yum ajk’in, toom tun te ilkuba tu pach kot u yotoch Kan u yilaa tun piisastale
ts’uts’kubae mul p’atkubo tene kin bin tin wotoche le ti tune’ ku k’op tu jona yotoch kan u wila ts’ok u yokle kin bajik ump’e alkab utial ma u yilken mixmak yotoch
jaalibe in tata tune’ ka tu yuuba beyo ka tu yaala ten ka in kalantinbae tumen u tatae le xch’upo yan u k’uchu u k’inile u yilkon
jelu pajtal u jats’ken wa u ts’onken, ten tune’ ka tin nuka ti in tatae, ma u ch’iik kalantik tin wolal tumen tene in woje
baax kin mentik tumen ma chapaleni utial ka in chaa in machkimba wa u yilken
tiola bejlae ts’oki.
Sama kin ts’oksik in Tsikbatik bax uxten yetel le xch’upo.
Ognimod Leida Raliuga Serrot
nos besamos. Ambos nos dejamos. Yo me voy a la casa y ella va a tocar la puerta de su casa, cuando veo que ya entró, me pongo a correr para que nadie de su casa me vea». Así fue, y mi papá entonces, al escuchar eso, me dijo que me cuide porque llegará el día en que el papá de la muchacha nos verá y puede que me golpee o dispare con su fusil. A eso le contesté a mi papá que no se preocupe por mí, porque sé lo que hago porque no soy un niño para dejar que me agarren si me ven.
Es todo por hoy, mañana termino de contar qué me pasó con esa muchacha Ognimod Leida Raliuga Serrot
México D. F. a 10 de junio de 1950
Jaalibe ten tune ma tin menta mixbal tiola ma u k’uxi in tatae, ichil le k’ino tuno’ tene sansamal k’in jook’o in bin in wila le xch’upo chen un ten tun kaj wenen ma binen leti tune bini ka tu yila minaanen te tu jol Iglesia tuno k’uxnaji tu laak’ k’in tune ka binen nakin wol in kaxke ma tin wila ka tin k’ata tiin u sukuún, ma a woje wa tal a wits’in u yuubik u t’an yum
ajk’ine ka tu nuka ten beya ma in woje wa in wojli mix ti min waikteech tumen in wits’ine tal joolje u yil kech teela chen ma’ tu yiljech wa tech ma talech, ka tin nuka tie; ten talen joolje nakin wol in kaxke ma tin wila tux jona oki.
Sut
6 Ichil le tsikbal tuno’ ma tin wila wakbal ma nach ti
to’on, ka tin wala beya, leti a ustat’an a man a ch’uktik mak wa beyo maalo aniloon, tumen tene’ ma ustinwich le baax ka mentko’, le ka tin wila chen tu man tin pache ka tin t’ana’ Eulogia kooten waye ka tu yila tin bin in ch’ae ka jop’ u yalkab, ten tune’ ka tin wila beyo ka jop’ in walkab tu pach, u suku’un tune’ ka tu t’anen tux ka bin Domingo ka tin nuka tie ni ka in chupaxtik le a wits’ino tumen tun
México D. F., a 10 de junio de 1950
Así fue entonces, no hice nada para que se enojara mi papá. Durante estos días entonces fui todos los días a ver a la muchacha.
Nomás que una vez me quedé dormido y no fui. Ella sí fue y, al ver que no estaba a la puerta de la iglesia, se enojó. Fui los días siguientes, pero me fastidié de buscarla y como no lo veía, le pregunté a su hermano: «¿No sabes si vino tu hermanita a escuchar la palabra del sacerdote?» A lo cual me contestó
así: «No sé y si lo supiera, no te lo diría porque mi hermanita vino ayer a verte aquí solo y no te vio o no viniste». A esto, le respondí: «Yo vine ayer, pero me fastidié de buscarla y no la vi por qué puerta entró».
Vuelta
6
Entre la plática me di cuenta de que estaba parada no muy lejos de nosotros.
Le dije así: «¿Eso te gusta, andar espiando a la gente? De ser así, pues estamos bien, porque a mí no me gusta lo que estás haciendo».
Cuando me di cuenta de que andaba detrás de mí le hablé: «¡Eulogia, ven aquí!» Pero cuando vio que iba a buscarla se puso a correr, entonces al ver eso me puse a correr detrás de ella. En este momento, su hermano me habló: «¿A dónde vas, Domingo?» A lo cual le contesté: «Voy a alcanzar a tu hermanita porque me está dejando parado aquí, ¡pero esto no
p’atken walbal teela tumen lelo’ ma’ utsi, tu yila tin tsikbal ta weteli ka k’uxnaji wale baaxten tun bey tun yok’le u sukuun tune mien ma u k’at in bin tu pach a yits’ine
Sut
7
Tumen tun nansik in wol utial ma in bin tu pach le u yits’in Eulogia, le ka tin wila beyo tin
baja’ un p’e alkab ka tin chupaxta ka tin k’ata tie bax ux ta weteli ma a yakumen bejlae. Ka tu nuka teni
¡ma! Ts’ok wa a u’uyik bejlae ma in k’at ka a sut a t’anen tumen in suku’un tu yaala teni le chan xipalo tun mansik a wolo tin wila yetel ump’e jolje lementik ma’ bin te tux ka ilkabaxo lementik ma talech jolje tumen ma a yakumen a yakuma ulaak’ xch’up, ka tin
u’ya beyo ka tin mek’a ka tin wala tie max tun ka na u’y u t’an ten wa a sukuun ka p’at ma u t’an, ma sam lelo’ ka tu yaala ten ti tech tumen in yakumech ma tu pajtal in tuskech ma in woje baxten tin wala tech Sut
In yakumech tumen teche mien ma a yakumen mix un p’iit ka tin nuka beya utial ka a wila in yakumechi ni ka t’an yetel a tata ni ka in waiktie bix in yakumech yetel tulaka u muk’ in pixan yetel in pusik’al le ka tu yuuba tu jajil tin t’ane’ jak’ yool ka tu yaala ten beya; bix tun in sukune’ tu yaala ten tu yiljech tan tsikbal yetel “xpancha”
está bien! Vio que estaba platicando contigo y se enojó, creo, ¿por qué entonces parece que está llorando?» Su hermano entonces no quiso que yo fuera detrás de su hermanita. Vuelta 7
Él me estaba distrayendo para que no alcanzara a ver a su hermanita Eulogia. Cuando lo entendí, empecé a correr y la pude alcanzar y le pregunté: «¿Qué pasa contigo, ya no me amas ahora?» Me contestó: «¡No! Ya escuchaste ahora no quiero que vuelvas a hablarme porque mi hermano me dijo: “Ese muchachito te está distrayendo [=te está haciendo perder tu tiempo]. Lo vi ayer con una [muchacha], por eso no fue donde se ven ustedes”. Por eso no viniste ayer, porque no me amas. Te enamorase de otra mujer». Al escuchar eso, la abracé y le dije: «¿A quién vas a escuchar [creer], a mí o a tu hermano?» Se quedó callada. Poco después me dijo: «A ti, porque te amo y no puedo engañarte, no sé por qué te dije que Vuelta 8 te amo porque tú no, no me amas ni un poco». Le respondí así: «Para que veas que te amo, voy a hablar con tu papá, le voy a decir que tanto te amo con toda la fuerza de mi alma y mi corazón».
Cuando escuchó que decía la verdad, se sorprendió y me dijo así: «¿Por qué entonces mi hermano que te vio platicando con x-Pancha [Francisca]?»
Le contesté lo siguiente: «Si tu hermano te dijo todo eso, es mentira, porque no tengo ni tiempo para ir a ver a ninguna mujer, sólo tú. Si fuera por
ka tin wala tie, wa a sukuun tu yaala tech tulaka le baalobo u tus tumen tene minanten k’in utial in bin i wila mix ump’e xch’up, chen ti tech wa tiola teene je lu pajtal in p’ata ma in bin miaj, tumen tiola ulaak xch’upe, ma chokotaki in pola’. Tiola bejlae
ts’oki lunes wa kuxaanen wa mae jaalibe.
Ognimod Leida Raliuga Serrot
mí, ni iría a trabajar, porque no me vuelvo loco por otra mujer».
Esto es todo por hoy. El lunes [sigo] si estoy vivo1, si no, así será.
Ognimod Leida Raliuga Serrot
México D. F. a 12 de junio de 1950
La xa’ax baal anjiteni ma ustut’an ti in mama, mix ti in tata, jalibe tene’ ka tin wila beyo ma sunajen in wal mixbal tii tin wala tie xch’upo bejlae yan in tal
sansamal
tumen tu yaala in mama yetel in tata bik tajkech a sut a wile kisin
xch’upo
tumen ma ka a wilae max a tata, lementik kim waiktech wa a yakumeni yan ilkaba
jetux a k’ati, le xch’up tuna tu nuka
ten beya tech a woje wa a k’at tal
wa mae tene kiimak in wol tumen ts’ok a waiktei baa jaj lementik teche’ ustech
tin wich tumen ma’ a woje tusi’, le
k’in a k’at tale jek’an u jona in wotoch a tial tech mixmak jelu pajtal u jo’oskeech tumen in mamae ustich tech
le ka tin u’uya beyo kiimak chaji in wol
ka binen tin wotoche tin xuxu
Sut
2
Le ka oken tin wotoch wakbal in mama tu jona ka tu k’ataten beya
¿baaxten tun ka tal jach kimak a wol pal?
ka tin nuka tie tumen bejla ten u xibi jach kiimak yol tumen bejlae tin
wala ti in xbaal u paatken sansamal
tu jona yotoch tumen kex ma ustut’an
ti in mama mix in tatae yan in bin sansamal in bin in wilae, ka tu yaala ten in mama jaalibe pal
wa beyo, bejlae yan a bin janal
yeteli ka bisik a nok’ u p’oik tech
bey ten ma in woje in mete , leka
México D. F., a 12 de junio de 1950
Las cosas que me pasaron, no le gustaron a mi mamá, ni a mi papá. Así fue, y yo, al ver que estaba así no regresé a decirle nada de lo que le dije a la muchacha [de que] hoy vendré a verte todos los días. Esto porque me había dicho mi mamá y mi papá: «No regresas a ver a esa maldita muchacha porque vas a ver quién es tu papá». Por eso te digo [se dirige a la muchacha]: «Si me amas, nos veremos donde quieras». La muchacha entonces me respondió así: «Tú sabes si quieres venir. De todas formas, yo estoy contenta porque acabas de decirme algo cierto, por eso te amo, porque no sabes mentir, el día que quieras venir, está abierta para ti la puerta de mi casa y nadie podrá sacarte, porque a mi mamá sí le agradas». Al escuchar eso, me puse contento y me fui a mi casa chiflando.
Vuelta 2
Al entrar a mi casa, estaba parada mi mamá en la entrada y me preguntó así: «¿Por qué vienes tan contento, hijo?», y le contesté: «Porque ahora yo soy el hombre, estoy muy contento porque hoy le dije a mi novia que me espere todos los días en la puerta de su casa, porque, aunque no le guste a mi mamá ni a mi papá, voy a ir a verla todos los días». A eso me dijo mi mamá: «Bueno, hijo, si es así, ahora vas a ir a comer con ella, lleva tu ropa para que la lave porque yo no sé hacerlo». Al ver que mi mamá se estaba enojando, la abracé y le dije: «¡No te enojes, mam!, si quieres, no la veo
tin wila in mama tun k’uxike ka tin mek’a ka tin wala tie, ma a k’uxi mam wa a k’ati ma tin bin wilaa
bejlae, sama tun wa kuxanení kin bin in wilae, in mama
Sut
3
Tune tu yila tu jaji baax
kin waktie ka kiimakchaji yol
ka kulajon jonal ma samelo ka k’uch in tata ka lik’in mama ka bin u chupaxte ka tu tsola tie tulaka le baax
ts’ok in waik tie, in tata tune ka tu suta’ u pakat tuxanen ka tu t’anen u’uye chan xipal jaj wa le baaxta
wala tia mamao, ka tin wala tie jaj tat ma tu pajtal in tuusik le xch’upo tumen jach kichkelem ku ts’okole yoje mij le ti tin kaxto ump’e
xch’up yoje mij maalo ka beyo u pajtal u tsenken tu k’inile kan k’uchken tin miaj, in tata tune jaja
che’enaji
tumen le baax tin wa’lo, ka tu yaala ten beya otsilech chan pal ma a woje mix bal ka walik jaj baax Sut
4
Le kialaloo “teexe ka bulkabaexi ichil ump’it ja’a” chen in k’at ka wilen ka’achi tin bin in wila a mama
tankelmen tune kin tasik tulakal le kiichkelmoo xch’upoo jach coom, ma tin tuskech baax kin najaltik, wa a
k’ati k’at ti a mama utial ka a wila wa tin tuskexh, jaalibe tene p’at minaan in t’an ka binen yetel in mama ka tin k’ata tie wa jaj le baax ku yaalik in tata, ka k’uchen
hoy, mañana mejor, si sigo vivo, la voy a ver». Mi mamá Vuelta
3 entonces vio que era verdad lo que le decía, se puso contenta y nos sentamos en la entrada. Al poco tiempo, llegó mi papá, mi mamá se levantó y fue a alcanzarlo y le explicó todas las cosas que ya le dije. Mi papá entonces volteó su mirada hacia donde me encontraba y me dijo: «Oye, muchachito, ¿es cierto lo que me acaba de contar tu mamá?» «Es cierto —le dije—. Papá, no puedo engañar a esta muchacha porque es muy hermosa, además, sabe que yo estoy buscando a una mujer que sabe trabajar bien, y que me pueda preparar mi comida cuando regreso del trabajo». Mi papá entonces se rio, ¡jaja!, por lo que le conté, y me dijo así: «Pobrecito, hijito, no sabes nada de lo que dices. Es cierto lo que Vuelta
4 dicen, “ustedes se ahogan con un poquito de agua”. Si me hubieras visto antes, cuando iba a ver a tu mamá, cuando estaba joven. En aquel tiempo les traía a todas las muchachas hermosas, las traía muy cortas. No te estoy mintiendo, qué ganaría, si quieres pregúntale a tu mamá para que veas si te digo mentiras». Bueno, yo me quedé sin palabras y fui con mi mamá a preguntarle si era cierto lo que me dijo mi papá. Al llegar donde estaba mi mamá, le pregunté así: «¡Mam! ¿Es cierto lo que me platicó mi papá?» «Es cierto, hijo, ¿por qué?» Mañana martes te explico todo lo que me contó
tuxan in mamae ka tin k’ata ti beya mam jaj le baax ku tsikbatik in tatao ka tu yala teni jaj pal ¿bax ten? Samal martes kin tsolik tula le baax tu yala ten in mamao bejlae /“ts’oki”/
Ognimod Leida Raliuga Serrot
Ognimod Leida Raliuga Serrot
México D. F. a 13 de junio de 1950
In mama tune tu yaale ten beya’ pal tene’ chen ump’e baal je lu pajtal in waikteche le bax kiak a tatao malo tumen le xch’upo ma unaj a wilik sansamali. Wa k’at ka yialak
ump’e bal uts ta wolale jau a bin a wila le xch’upo, jaalibe tene ka tin u’uya beyo tulaka le bax tu yiala ten in mamae ka jan in bin in wila in xbaal chen unp’e k’in wale tumen ma patii in tu’usik tumen in yakuma yetel tulaka in pujsik’al, ump’e k’in tune jok’en ximba ich
k’iwik tune ka tu chupaxten u yits’in in baal ka tu ya’la tene u Kike uk’at
t’an tin weteli, ka tin wala tie ka u mach yial ti u kike ku paaten tu jona yotoch utial ka tsikbnakon ten tune tin paata u yoko ak’abe utial ka xiken in wilae, le ka
Sut
2 Ok ak’abe binen in wilae le ka
k’uchen tu jona yotoche’ wakbal
u mama teelo ka tu yile in tats’man tu tseel ka tu t’anen uye Domingo
kooten waye baax lobi in mentma tech
utial ka mankech ma a t’anken, ka tin
nuka tie maelo mam tene’ jach
kii mak in wol in tal tsikbal waye
chen ump’e bal ma ustint’ane
le ti ma u k’at u tal in tata
wa in mama u t’an ta weteleexi
lementik suulaken in tal waye tumen
tiola ka wilkex in wich ochmilol
ka tu nuka ten beya’ maa a
waik lelo chan xipal tech a tialtoon
ump’e uts u mak tumen teche kiimak a
México D. F., a 13 de junio de 1950
Mi mamá entonces me dijo así: «Hijo, yo sólo te puedo decir una cosa, está correcto lo que dice tu papá porque esa mujer no es para que la veas todos los días, si quieres que digan cosa buena sobre ti, deja de ir a ver a esa mujer». Al escuchar todo lo que me dijo mi mamá, fui a ver a mi novia sólo un día entonces, porque no la podía engañar porque la amaba con todo mi corazón. Un día entonces salí a caminar al Centro y me alcanzó el hermanito de mi novia y me dijo que su hermana quería hablar conmigo. Le contesté que le dijera a su hermana que me esperara en la puerta de su casa para que platiquemos. Entonces, esperé a que entre la noche para ir a verla, al Vuelta
2 anochecer, fui a verla y, al llegar a la puerta de su casa, allí estaba parada su mamá. Al ver que estaba pasando frente a ella sin parar, me habló: «¡Oye, Domingo, ven aquí! ¿Qué daño te hice para que pases sin hablarme?» A esto le contesté: «No es eso, mam, por mi parte, estoy muy contento de venir a platicar aquí, sólo una cosa no me gusta, es que no quiere que venga mi papá o mi mamá a hablar con ustedes por eso me da pena venir aquí porque si es sólo para que vean mi cara de [¿?]». Me respondió así: «No digas eso, muchachito, eres de nosotros [eres de la familia], eres un buen hombre porque estás contento
wol sansamali mix ump’e k’ine wa ump’e ak’abe a tale ka in Sut 3
Wila ma ta t’an tene’ lementik
ustint’an a tal waye’ tumen
ma tech ka xakaxt’an matech mix baal
ten tune tin wala tii beya; wa ustat’an in tal waye samal kin sut kex ka
k’uxnak in tata yetel in mama. Jaalibe
tene jach kiimak in wole ma in woje
baax top kin bis ka’achi mien ka
man ump’e :u: tune’ ka anji in bin
miaj tanxe tu’ux utial in xupe tumen te tin
kajalo ma tu najaltal chen 15 pesos
ich bolonp’el k’in, le ka sunajeni
le xch’up’ in yakume yetel tulaka
in pujsik’ale ts’ok u bin tu pach
ump’e winik mix adiós tu yalaten
ts’oki tulaka le tsikbal
bix aji ten ump’e xch’up’, bix tin sata.
Sr. Domingo A. Aguilar Tórres
todos los días. Que ni un solo día o una sola noche vengas Vuelta 3
y no me hables. Me gusta que vengas aquí porque nunca peleas, (no haces) nada (malo)». Entonces, le dije así: «Si le gusta que venga aquí mañana, vendré, aunque se enoje mi papá y mi mamá». Así fue, yo estaba muy contento, no sabía el dolor que llevaría. Pasó como una semana, entonces, y tuve que ir a trabajar a otro lado para mis gastos, porque en mi pueblo no se ganaba más que unos 15 pesos por nueve días [de trabajo]. Cuando regresé, la mujer que amaba con todo mi corazón ya se había ido atrás de un hombre y ni siquiera adiós me dijo.
Así termina la historia de cómo estuve con una mujer y de cómo la perdí.
Sr. Domingo A. Aguilar Torres
México D. F. a 14 de junio de 1950
Tene’ luk’en tin wotoch ti tu jaabi 1948, yetel ump’e yaj tin pujsik’al tumen tant in p’atik in xba’l, ump’e xch’up tin yakuma yetel tulaka in pujsik’al le ka jok’en tin wotoche u k’in u k’aba in mama, ku man tu oxp’el u jaab, k’in 20 marzo le ka luk’eni tun yok’ol in mama tumen ts’ok u man k’in joop’ in waiktii, le k’in ka xiken waye mix bik’in kin tumen tene’ ts’ok u nakal in wol in sen u’uyik baalo minan tu beelo, tumen in tatae tu yaala ten beya wa ts’ok u naka a wol a wantal waye yete to’on, tech a woje, jeebaalak k’inile je lu pajtal a bin yetel a sut a woje to’one je’ema jona ti tech mix bik’in je lu pajtal tu’uskech tumen to’on oje bix ch’ijjech wa yete to’on maa anji tech yaab tak’ine mix xan ta mansa wiij, lementik wa a k’at bine tech a woje, jek’an jona utial ka xikechi yetel a wokol
Sut kap’el 2
Jaalibe ten tune yetel u jaji in pujsik’ale anji in jok’o tin wotoche tumen kex in k’ate ma tu pajtal in p’ata chen u yilal in wiche, ten tune jok’en tin wotoche jach u k’ine u k’aba in mama jebix ts’ok in waik, k’uchen joe tu laak’ k’in tune yanten kinientos pesos tin tukla yaab tak’ine lementik tin ts’ajimba in xuxupik; le ka k’aji in wik’eli chen p’ataten mien siento sienkunta pesos, jalibe ten tune le ka tin wila beyo binen Progreso tu yotoch ump’el in tiae, le ka kuchen teelo tin wala tie, tene’ tin bin Veracruz tumen ts’ok u naka in wol teela ma tin kaxtik baal in ment tulaka le mij kin mentik tin kajalo ts’ok u nansik in wol k’uch u
México D. F., a 14 de junio de 1950
Yo me fui de mi casa en el año de 1948, con un dolor en mi corazón porque apenas dejé a mi novia, una mujer que amé con todo mi corazón. El día que salí de mi casa fue el cumpleaños de mi mamá, que era el tercer [mes] del año, el día 20 de marzo. El día que me fui, lloraba mi mamá porque hacía tiempo que le iba diciendo:
«El día que me vaya de aquí, nunca [¿volveré?] porque yo ya me fastidié de escuchar cosas sin sentido». Porque mi papá me dijo así: «Si ya te fastidiaste de vivir aquí con nosotros, tú sabes, cualquier día puedes ir y regresar, sabes que nosotros tenemos abierta la puerta para ti, nunca te mentiremos porque nosotros sabemos cómo creciste. Si bien con nosotros nunca tuviste mucho dinero, tampoco pasaste hambre. Por eso, si quieres irte, ya sabes que tienes la puerta abierta para que te vayas y entres».
Vuelta dos
Así fue, yo entonces con todo el dolor en mi corazón tuve que salir de mi casa porque, aun cuando quisiera, no pude quedarme. Sólo me veían la cara. Por eso me salí de casa.
Fue justo el día del cumpleaños de mi mamá, como ya lo mencioné. Al día siguiente, llegué a Mérida. Al otro día tenía quinientos pesos. Yo pensé que era mucho dinero y me puse a gastarlo y gastarlo. Cuando me di cuenta, sólo me quedaban como ciento cincuenta pesos. Así fue entonces, y al ver eso, me fui a Progreso a la casa de una tía mía. Al llegar allí, le dije: «Me voy a Veracruz, porque ya me fastidié, aquí no encuentro qué
k’inile u ts’ikten chiiba jool kin waiktie
ti in tatae ma tu yu’ubik in t’an, ten tune le ka tin wila beyo tin wala tie
tat le k’in ka xiken teela mix bik’in kin sut tumen teexe ma ta
Sut
3
u’y kex baax kin waalik chen ka
cheekabaexi lementik ts’ok u nakal in wol, le ka tin wala ti in mama; sama kin jok’o mam, sama kual
kila tianen jo’o, ka tu nuka ten beya tech a woje pal tene chen kin k’atik
ti jajal yume ka xiiktech utse jetux
ka xikechi ka u kalantech chen ni ka in waiktech ump’e baal, ma a sut a wuk’u tumen ump’e kalaan mix tu’ux je lu pajtal yilaale, ts’a le baala ta pool ment ump’e baal le k’in tun ts’aba tech ump’iit utial ka uk’e ment bey tin wilkech.
Jalibe ten tun ka k’uchen Progreso yiknal
in tia tin wala tie tulaka baax uxteno
ka joop’ u tsolikten beya’ chan
pal teche ma a woje bix le kuxtala ichil
le kuxtala jan yaab baal
Sut
4
baalo ku mentik u yok’o mak
tene’ le ka kin in wichame tin
tukla mix bik’in kin in sut ts’oksik
in bel jeelo bejlae kiimak in wol
tumen yanten ump’e ichantsile jach
uts tin weteli, ten tin letie jeebaalak
kin k’at tien ku ts’ikten, bexan tie kin ts’ik
ti tulaka jeebaalak u k’atik ten lementik
kin waikteche wa a k’at p’ata waye
tech a woje tumen in wichame je lu pajtal
u ts’iktech miaj, wa ma a k’ate
le miajo chen jelu pajtal a wantkoon
hacer, todo el trabajo que hago en mi pueblo me fastidia. Llegó al punto que me daba dolor de cabeza». Le dije a mi papá, pero no me escuchó. Entonces, al verlo así le dije: «Papá, el día que me vaya de aquí, nunca regresaré porque ustedes no Vuelta
3 escucharon lo que decía, sólo se burlaron [de mí], por eso ya me cansé». [Esto fue] cuando le dije a mi mamá: «Mañana salgo, mam, mañana a estas horas estaré en Mérida» y me contestó así: «Tú sabes, hijo, sólo le pido al Señor que te vaya bien en donde sea que vayas, que te cuide, sólo te voy a decir una cosa: no vuelvas a tomar, porque un borracho en ningún lado pueden verlo, ponte esto en la cabeza, haz una cosa, el día que te dan un poco para tomar, haz como si yo te estuviera viendo». Y así fue como, entonces, llegué a Progreso a casa de mi tía. Le dije todo lo que me sucedió y empezó a explicarme así: «Niñito, tú no sabes cómo es la vida. En la vida suceden muchas cosas, Vuelta
4 cosas que hacen que llore uno. Cuando murió mi esposo, nunca pensé que volveré a casarme y ahora estoy contenta porque tengo un marido muy bueno conmigo, yo a él todo lo que le pida me lo da, también le doy todo lo que él me pide. Por eso te digo que si te quieres quedar aquí, tú decides. Porque mi esposo puede
suus koko a peksik le balobo tuus ku mental le siso.
Tiola bejlae ts’oki
sama kin sut in tsolik bix k’uchen waye.
Ognimod Leida Raliuga Serrot
darte trabajo, y si no quieres el trabajo, sólo nos puedes ayudar a pelar coco, a mover las cosas donde hacen el helado».
Por hoy termino, mañana regreso a explicarle cómo llegué aquí.
Ognimod Leida Raliuga Serrot
México D. F. a 15 de junio de 1950
Ten tune p’aten na lin tia waxkpel k’in, ichil le waxakp’el k’inobo kiimak in wol tumen kin tsikbal yeteloo kin betik u cheekubao tumen kin tsikbatik yaab baaloo, le ka k’uch u k’ini in tal way México tu yaltene ¿baax ora kan jok’ok le chemo? Ka tin nuka tiobe kamp’e ora kan t’ulub k’in nu ka jok’o jaalibe tulaklo bino u k’ato ti yumbile ka xikten maalo ichil chee yete ok’o tu ts’uts’eno utial ka xikten maalo; jaalibe le ka kuchen Veracruze jach kiimak in wol tumen k’uchen ma uchten mix baal ka tin tsita ump’e ju’un ti in tia ka tin wala tiobe, bi tajkeex u nukten le ju una tumen tin jok’o utial in bin méxico, kan k’uchken méxico kin tuxtikteex tuux ka na nukteen in juno ki nin tuxtiktex.
Sut
6 Jaalibe tene le ka k’uchen way México binen in kaxtik yotoch in primo u k’abae “calle del apartado 21 bis” nakin wol in kaxke ma tin ts’a yeteli mien tu kamp’e k’in tune ka tin kaxte. tin kaxta tumen tin tsikbata ti ump’el in wet kaji ts’ok mien kamp’e k’in tin kaxtik le bej tuux ku kuxtal in primo ma tin ts’ik yete ka tu yaajten beya tech a woje wa a k’at bin kin bis kech, ka tin nuka tie wa utseche bisen tumen minanten tak’in utial in bin jana, ka tu yaala tene jajtun tsimnech pal baaxten ma uchak a waiktene utial ka in bixkech janal na lin mama wa tin wotoch, ka tin nuka tie ma’, ma in k’at ka wal
México D. F., a 15 de junio de 1950
Entonces me quedé en casa de mi tía ocho días. Durante estos ocho días estaba contento porque platicaba con ellos, les hacía reír al platicarles muchas cosas. Cuando llegó el día de venir por aquí, a México, me preguntó: «¿A qué hora sale el barco?». Les contesté que saldrá a las cuatro de la tarde. Entonces todos le pidieron al Señor que me vaya bien entre risas y llantos, me besaron para que me vaya bien, y así fue. Al llegar a Veracruz estaba contento porque llegué y no me pasó nada. Le escribí una carta a mi tía y les dije: «No vayan a responder esta carta porque voy saliendo para México. Cuando llego a México les mando en dónde podrán responderme a las cartas que les voy a enviar».
Vuelta
6
Y así fue. Cuando llegué aquí a México, fui a buscar la casa de mi primo. [La calle] se llamaba «Calle del Apartado 21 bis» [ubicada en Tepito]. Pero me fastidié de buscarla y no di con ella. Como al cuarto día, por fin la encontré.
La encontré porque le platiqué a un paisano [yucateco]: «Hace como cuatro días estoy buscando el camino por donde vive mi primo, pero no doy con él» y me dijo: «Bueno, tú sabes si quieres que te lleve». Al cual le contesté: «Si eres amable, llévame porque no tengo dinero para ir a comer», y me dijo: «La verdad, eres un cabroncito [lit. un niño caballo, es decir, terco], ¿por qué no me lo habías dicho para llevarte a comer a casa de mi mamá o a mi casa?» A esto le respondí: «No, no quiero que digas Vuelta
Tu k’inile tech ta kinsa in wij ka tu nuka ten beya tsimnecho pal baaxten ka walik lelo’ tene wa tin bixkech tin wotoch janle tumen inwoje
bax olal tumen tene mien ump ’e
:u: manen ma in jana ma’alo ka talen
waye lementik tene in woje baax
topoo ku bisik mak kan tant u k’uchu waye, lementik teche ka tuklik
ya’ab baalo ma unaji, chen ump’e baal kin waiktech ma tiola tan bisik topoo bejlae na ka wale tene tin bin tin wotoch wa tin kajal, ma’ jaalibe
tene jach kiimak in wol tumen tin u’ya u t’an tumen tin wila tu jaji baax tu yaalaten; tankoch k’in tune tu bisen in wila tuux ku p’ata
Sut
8
U yotoch in primo, le ka k’uchoon minan yotoch chen ump’e xnuk jok’i u yaiktoon: ma tu tal kualkila
wa a k’at moch p’aten jun sutuk utial ka wila ma tin tuskech jaalibe leti xipal bin tin weteli u yanken in kaxtik le beo, tu yaalaten: jaalibe bey
ts’ok a kaxtik yotoch a primo tene nika
tin miaj tumen yanten ya’ab ku
ts’okole yan k’ubik sama u tip’i k’in ten tune ka tin wala tie Dios bootik tech
talech a wesikten tu’ux p’ata le beo ichil le t’ano ka tip’ in primo ka jaak’ yol ka tu yilen ka tu k’ata ten beya ¿baax k’in k’a k’uchech pal?
Sama kin ts’oksik in walik bix oken miaj waye
tej xoka
un día que tú mataste mi hambre». «Eres un cabroncito, ¿por qué dices esto? —dijo— si te llevo comer a mi casa, yo sé por qué. Porque yo, cuando llegué aquí, pasé como una semana sin comer bien. Por eso sé muy bien las dificultades que pasa uno cuando acaba de llegar aquí. Por eso, tú piensas muchas cosas que no deberías. Sólo te digo una cosa, no porque estés llevando dificultades hoy me vayas decir “ya me voy a mi casa o a mi pueblo”, ¡no!». Y así fue, estuve muy feliz al escuchar sus palabras porque me di cuenta de lo cierto de lo que me dijo. Al mediodía, entonces, me llevó a ver dónde queda
Vuelta
8 la casa de mi primo. Cuando llegamos, él no estaba y sólo salió una señora grande que nos dijo: «No llega a esta hora, si quieren, espérenlo tantito para que vean que no les estoy mintiendo». Entonces, el muchacho que fue conmigo y que me ayudó a encontrar la dirección, me dijo: «Bueno, como ya pudiste encontrar la casa de tu primo, yo me voy a mi trabajo porque me falta mucho. Además, tengo que entregarlo mañana temprano».
A esto le dije: «Que Dios te lo pague, por venir a enseñarme dónde quedaba el lugar».
Mientras platicábamos, apareció mi primo y se sorprendió al verme y me preguntó
así: «¿Cuándo llegaste, hijo?»
Mañana termino de platicar cómo entré a trabajar aquí en la escuela.
Ognimod Leida Raliuga Serrot
México D. F. a 16 de junio de 1950
Ka tin nuka tie kaawaja k’uchen waye
chen ma pat in tal waye tumen ma
tin kaxta le kisin bela, ts’ok mien oxp’el
k’inoo in tal waye sansamal kan ajkene
kin wayatik ts’ok in wilkech ichil le tsikbalo tubten in wak ti in primo yete
max talen wa binen ka tin t’ana ka
tin wala tie primo le mak tal tin wetela
leti tu tasen waye u yesikten tu’ux yan
le bea, ka tu t’anjubaobe ka tu yoksa
ichna ka tu t’anen manen prim ka laj
manon ma’ samelo ka lik’ Ramon ka
tu yaala jaalibe tene tin bin sama kin
sut waye ka bini in primo tune ka
tu yaala ten beya tech a woje wa a
a k’at janle k’oox tene’ yanten ump’e
wij bey ts’ok oxp’e k’in ma in jana;
ten tune bix ts’ok mien
Sut
10
Kap’e k’in ma in jana maalo tumen
ka kulajen ichil le janlo ka tu k’ata
ten, “bixi” bix aniloo in tata teelo, tsikbaten
ka luk’ech ma k’ojan mix mak tin wotoche
ka tin nuka tie, le u ts’ok k’in anji tej
kajo’ binen in ch’aj u k’aba le bej tu’ux
kajakbalech ka tu yiala ten a wits’ine
ka in ts’atech ump’e meek’ tiola leti, bei
xan a tata yetel a wits’in Ruben ka lik’
in primo tune ka lik’i ka tu mek’en
jaalibe ka ts’ok janle yetel tulaka
ba’ale, jok’on tsikbal te tu jona yotoch
ka tu k’ata teni bix tun ka mentik tuux
ka miaj: mix tuux utial ka in biskech te
tux kini miaj teno ka tin wala tie tene’
México D. F., a 16 de junio de 1950
Y le respondí: «Desde ayer llegué aquí, sólo no pude venir aquí porque no encontré el maldito camino. Hace como tres días que vengo por aquí, todos los días al despertar. Sueño que ya te vi». ¿Con qué estábamos? se me olvidó presentarle a mi primo con quien vine y me fui. Le hablé y le dije: «¡Primo! este hombre que vino conmigo, él me trajo aquí a enseñarme dónde está la calle». Hablaron y [mi primo] lo hizo entrar a la casa. «¡Pásale, primo!», me dijo, y todos entramos. Después de un ratito, se levantó Ramón y dijo así: «Bueno, yo ya me voy, mañana regreso aquí» y se fue. Mi primo entonces me dijo así: «Tú sabes si quieres comer [para que ya] vayamos, yo tengo un hambre de como si estuve tres días sin comer». «Bueno, yo ya tiene como Vuelta 10 dos días que no como bien». Por eso, cuando me senté a comer, me preguntó: «¿Cómo?, ¿cómo está mi papá allí? ¡Platícame! ¿Cuándo te fuiste nadie estaba enfermo en la casa?». Le contesté: «El último día que estuve ahí en el pueblo fui a buscar el nombre de la calle donde vives. Me dijo tu hermanito/tu hermanita que te dé un abrazo por él/ella. También tu papá y tu hermanito Rubén». Se levantó mi primo y me dio un abrazo. Así fue, y cuando terminamos de comer y todo, salimos a platicar en la puerta de la casa y me preguntó: «Entonces, ¿qué haces? ¿Dónde trabajas? ¡En ningún lado! Para que te lleve donde trabajo yo». A esto le respondí: «Ahora no trabajo en ningún lado
bejlae ma tin miaj mixtux tumen ma in k’ajol mixmak waye lementik tin lep’a in wol in kaxkeche wa ma mien jelin
kimi yete wij, ka tu nuka ten in primo ma a tuklik tiola janle waye
Sut 11
Je lu pajtal a janal ichil lelo’ jelu pajtal a jok’o a kaxtik miaj, tene tin wala ti beya, tene tiola miaje jeebalake jelu pajtal in mentke leti tune’ katu yajten tech a woje wa a k’at a bin miaj te
tux kin miaj teno kan chumpajke chen
na ka achaik le chorolaobo tux ku mental le kiki wajo, kan chumpajkech miaj chen
jelu pajtal u boota techi kamp’e tak’in kan u yilaa le ts’a kambalo ts’ok a chan kanik miaje ku nasiktech u tojol a miaji. ten tune bey tin menta, mien oxp’e :u: tune binen te tux tu yajten in primo
ka nak in wole tumen ich oxp’el wa kamp’el tak’ine ma’ mani’ ka tin wala ti in primo tune tene ma kiimak in wol waye tumen le maka ku k’eiken yaab ma in woje baxten ma tu pajtal u yilken jetux
Sut 12
Ka xikeni ku t’anken chen yete poch’i lementik ma ustint’an tene ma tin nakik ti le poch’i ku mentik ten tumen unaj ka anak ump’e tsimne ma kap’e ka tu yala ten beya tech a woje wa a k’at a jau a bin miaj teelo utial ka in waikti beyo bik u yiale ma tin wala ti mixbal. Jaalibe tene kiimakchaji in wol tumen tene ts’ok in u’uyik nika in jau in bin teelo, tu laak’ k’in tune ma binen miaj binen in wila tuux jelu pajtal
porque no conozco a nadie aquí, por eso me apuré a buscarte, si no, me hubiera muerto de hambre». Me respondió mi primo: «¡No te preocupes por la comida aquí!».
Vuelta 11
«Puedes comer, mientras tanto, puedes salir a buscar trabajo». Le dije así: «Yo, en cuanto al trabajo, lo que sea, lo puedo hacer». Y le contestó: «Sabes, si quieres, puedes ir a trabajar en donde trabajo yo. Cuando empiece sólo llevarás las charolas en las cuales se hace la comida. Cuando empiezas el trabajo, sólo pueden pagarte cuatro pesos.
[Pero si] ve el que te enseña el trabajo que ya aprendiste a trabajar, te va a subir el sueldo». Entonces, así hice. Como después de ir tres meses a donde me había dicho mi primo, me fastidié, porque nunca pasó de tres o cuatro pesos. Se lo dije a mi primo entonces: «No estoy feliz aquí porque este señor me regaña mucho y no sé por qué, ¡no me puede ni ver!
Vuelta 12
Que vaya. Sólo me habla con insultos. Por eso no me agrada, yo no aguanto los insultos que me lanza, porque en donde haya un cabrón, no se requiere de dos!».
Y me dijo así: «Tú sabes si quieres dejar de ir a trabajar ahí, para que yo le diga, así para que no diga que no le dije nada».
Y así fue, yo me puse contento porque ya escuché que iba a dejar de ir allí. Los días que siguieron no fui a trabajar, fui a ver si podía entrar a trabajar [en otro lugar]. Fui por todas partes para averiguar si podía entrar
in woko miaj, binen tulakal tuux utial in wila wa ma tu pajtal in woko miaj ti yana baal, tumen le ment wajo ts’ok u najsik in wol.
Tiola bejlae ts’oki sama kin chunsik tu ka’aten.
Ognimod Leida Raliuga Serrot
a trabajar en otra cosa, porque lo de la comida ya me fastidió. Por hoy terminó, mañana empiezo de nuevo.
Ognimod Leida Raliuga Serrot
México D. F. a 17 de junio de 1950
Te kin sut in walik
Jaalibe ten tune binen aviación
utial in wile wa jelu pajtal in woko,
le ka k’ucheni alateni ma tu pajtal in woko tumen minaan
tuux, binen transmisione leilie mix
baal tin joosa, le ka k’uchen
tee xok tuxanen bejlao tu yaala
ten le kapitano wa ka paatik un sutuke mien je la woko teela
tumen nu ka jook’o ump’e
ordenaza teela, jaalibe tene
le ka tin u’ye beyo tin wala
tie wa beyo maalo tene jelin
p’atik in miaj te tuux ku
mental wajo ma
Sut
14
Ustint’an ts’ok in waik
ti in primo ka u joosen
miaj teelo tumen wa kin
xanta kex ump’e :u: mien je
lin kimle, tumen le nojoch
mako chen yete k’eya jelu
peksik maakoo tene
tin wala tii beya wa ka
sut a poch’kene nuka a
wila maxen, tumen tene
ma kiimak in wol anken
waye, jaalibe le ka tin
tsola tulaka baal ti le
capitano tu yaala teni wa in
k’at p’ata wene teelo jumpuli
ka xiken in ch’aa
Sut
México D. F., a 17 de junio de 1950
Vuelvo a decirle.
Ni modo, entonces yo fui a la aviación para ver si podía entrar. Pero al llegar me dijeron que no podía entrar porque no había lugar. Fui a transmisiones, y lo mismo. No pude sacar nada. Al llegar donde vivo ahora, me dijo el capitán: «Si esperas un momento, podrías entrar aquí, porque va a salir una autorización aquí». Bueno, al escuchar eso, le dije que de ser así, sería muy bien.
«Yo dejé de trabajar donde hacen comida Vuelta 14 porque no me gustaba». Le dije a mi primo que me sacara de donde trabajo porque si me quedo un mes más, moriría, porque el viejo sólo con regaños movía a la gente. Y le dije así: «Si vuelves a insultarme, vas a ver quién soy, porque no me agrada estar aquí». Bueno, cuando expliqué todas estas cosas al capitán, me dijo que si quería quedarme a dormir allí de una vez, que vaya a recoger Vuelta
In nok’oo wa yanteni, jaalibe
tene jok’en te xoko kiimak in wol, ka k’uchen yotoch in primo tune tu yaala ten beya
bixi pal baax ta menta bejlae
ka tin nuka tie chen nika
oko miaj te xoko bey
ump’e maak ku tuxtale, jaalibe
pal ka xiktech maalo mix
bik’in ka in u’ye tan bisal
islas Mas. tumen teelo yawat
tak nojoch winkoo tumen ku
jaats’a tumen le ma yokoloba
tech a woje lementik ts’ok
a nojoxtal ma tu pajtal a tuus la bel
Sut
16
Ts’ok a nojoxtal maalo
Jaalibe tene le ka tin u’ya beyo ka tu k’ey tin bisa tulaka in lalanok’oo tumen in primo tu siaj ten yaab nok’oo tumen yila
tene’ chen istikia yanten oxp’el
utial in bukinte le ti tun tu yila ka tu yaale ten beya
jela pal ts’ae utial ma a u’yik ke’el tumen bejlae
ku mentik yaab ke’el, ka tin ch’aa ti, le k’in ka luk’en tu yotoche tin sutikti
tiola tin wila ti letie tu p’ata minaan u nok’
sama k’in chu’unsik tu kaaten
15
mi ropa si tenía. Y así fue, salí de la escuela contento.
Al llegar a la casa de mi primo entonces, me dijo así:
«¿Entonces qué, muchacho? ¿Qué hiciste hoy?», y le respondí: «Voy a entrar a trabajar en una escuela como mensajero». «Bueno, muchacho, que te vaya bien; nunca quiero escuchar que te están llevando a islas Marías porque allí gritan hasta ancianos, porque dan latigazos por los que no roban[¿?]. Tú decides. Por eso eres un adulto, no te pueden mandar, Vuelta 16 ya creciste bien».
Bueno, al escuchar así su regaño, llevé todas mis ropas viejas porque mi primo me regaló mucha ropa al ver que apenas tenía [sólo] tres para vestirme. Él entonces, lo vio y me dijo así:
«Toma, hijo, póngaselas para que no sientas frío, porque en estos días hace mucho frío».
Se las tomé, pero el día que me fui de su casa se las devolví para que no se quedara él sin ropa.
Mañana empiezo de nuevo.
Ognimod Leida Raliuga S.
México D. F. a 19 de junio de 1950
“Te kin sut in walik”
Ten tune oken tee xoko te jaab 1948. Chumpaji y najale te tu :u: agostoe, le k’in tuno ump’e make ku najaltik 45 wa 50 tak’in, mien ump’e jaab tune ka chumpajoon najaltik 75 yete 80 tak’in ten tune jach kiimak in wol tumen tin mana’ yaab baalo, tin betimba tin nok’, yete yaab baalo k’abejten , jaalibe ten tune le ka tin wila beyo tin wala yan in tuxtik tak’in tin wotoch, tin tuxta in walik tin wotoche tene jach kiimak in wol tumen ts’ok u naaksal u tojol in miaj jaach kiimak in wole tiola lelo yan in tuxtik tak’in ti in mama utial u manik ten u chan xeet’ luum
Sut
18
Utial beyo kan xiken miaj wa ximba tin wotoche yan tu’ux in k’uchu ka tu tuxta yaalbiten in tata te ju’uno wa tin najal maalo ka in li’ise utial beyo le k’in in k’at bin ximba yeteloo te tu :u: Diciembre jelu pajtal in bin ximba tak tin kajal ten tune tin u’uya baax tu yaala ten in tatae ka tin wala beya mien jaj bax kiak in tata leti kinsena ku tala ni ka in liise kex 40 tak’in
ichil bolomp’e :u: jelu pajtal in bin ximba yeteloo, jelo mien tu oxp’el :u: tune tene tin kaxta
ump’e xch’up jach kiichkelem yaax
yich bey u yich mise; ten tune tin wila tux kajakbal utial ka xiken
in wilae leti xch’up
México D. F., a 19 de junio de 1950
«Aquí vuelvo a decir» [voy continuando mi relato]. Entonces, yo entré a la escuela en el año de 1948. Empecé a ganar en el mes de agosto, en aquel tiempo, una persona ganaba 45 o 50 pesos. Al año entonces empezábamos a ganar 75 con 80 pesos. Yo estaba muy contento porque compré varias cosas, me mandé a hacer ropa y otras cosas que necesitaba. Así fue entonces, al ver las cosas así, dije: «Voy a mandar dinero a mi casa». Mandé decir a mi casa que estaba muy contento porque me subieron el sueldo. Estaba muy contento por eso de que iba a mandar dinero a mi mamá para que me compre un pedazo de tierra
Vuelta
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para que cuando vaya a trabajar o de paseo a mi casa tenga dónde llegar. Me mandó decir mi papá en una carta que si ganaba bien que lo guarde para que así el día que quería ir a visitarlos, en el mes de diciembre, pueda ir a visitarlos a mi pueblo. Hice caso de lo que me dijo mi papá y dije así: «Es cierto lo que dice mi papá, esta quincena que viene voy a guardar como 40 pesos, y en nueve meses podré ir a visitarlos allí». De allí, como tres meses [después] encontré una muchacha muy hermosa con ojos verdes, como los ojos de un gato; me fijé en dónde vivía para ir a verla. La muchacha esa
Vuelta
Tuno ka tu ts’ajten u bel tuxan yotoch jaalibe tene mien tu kap’el
k’in tune binen in wila wa jaj baax tu yaalaten; le ka k’uchen yotoche tin wila tun xok ka tin xuxuta ma samelo
ka jook’i, ka tu k’ata ten beya baax ora ka talech ka tin nuka tie
tan in k’uchu tumen xanjien in kaxtik le bea, ka tu yaala tene, tin tukla ma tan tal lementik chen tin xok tumen wa mae ts’ok bax ora in jook’o in paatkech, jaalibe ichil
le tsikbalo tene tuubten in nachkumskimba ti tu jona yotoch le ka
k’aji in wik’ile ts’ok u jook’o u tata wakbal te tu jona yotocho tun ki yuubik tulaka le baax a’aiko
Sut
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Ma samelo le ka tu yile ma menta bey ma ilai ka tu k’ata toon beya ¿baax tun ka mentik te tu jona a wotoch pal? Ka tin nuka ten beya tun tsikbal yete ten ¡yan wa baax ma pateli! Ts’ok wa u tuubu tech bix ku kaxtik ump’e mak ump’e xch’up u yankunsik, ma pal ma letielo tene baax in k’at ka tsikbanan
yete jemaxake tene chen ump’e baal kin walik ma ustint’an ka jook’ok chen beyo tumen mix ti ten mix ti u mama tu yaala wa nu ka jok’o wa ma, ka tin nuka tie, tene kin ts’ik ba’l a wojete, tene ma je maxak jebix ta wala ma samo, tene wa kin tal waye chen utial in wilik yan ump’e xch’up in yakuma yete tulakal in pujsik’al
sama kin walik baax uchi
me dio «[el nombre de] la calle donde está su casa. Así fue, y yo, como al segundo día, fui a ver si era verdad lo que me había dicho. Cuando llegué a su casa vi que estaba leyendo y le chiflé. Poco después salió y me preguntó: «¿A qué hora llegaste?». Le contesté: «Acabo de llegar, porque tardé en encontrar la calle». Me dijo: «pensé que nunca iba a venir, por eso me puse a leer, porque si no, ¡cuánto tiempo hubiera estado esperándote!». Y así fue, en la plática se me olvidó alejarme de de ella en la puerta de su casa. Cuando me di cuenta, había salido su papá.
Estaba parado en la puerta de su casa y estaba escuchando todo lo que decíamos. Vuelta 20
Poco después, al ver que nos hicimos como que no vimos, nos preguntó: «¿Qué haces en la puerta de la casa, niño?». Le contesté: «Está platicando conmigo, ¿¡hay algo que no está bien!? ¿Ya se te olvidó cómo un hombre busca a una mujer para seducirla?» «No, niño, no es eso. ¿Qué me importa que ella platique con quien sea? Yo sólo te digo una cosa: no me gusta que salga sólo así, porque no comentó ni a mí ni a su mamá si iba salir o no».
A esto le respondí: «Yo te voy a decir, para que sepas, yo no [soy] cualquiera como dijiste hace un momento. Yo si vengo aquí es sólo para ver una muchacha que amo con todo mi corazón».
Mañana te digo qué pasó.
México D. F. a 20 de junio de 1950
Jaalibe tene ka jop’ in bin in wila
le xch’upo sansamal ka p’at ma in bin
ximba tin wotoch, ka man mien Bolomp’e :u: ka tu tuxta yaalbiten in tate baax olal
ma binen in wilao tumen tun pa’atkenoo
utial te tu :u: agosto tene tin tuxta yalbitiobe
ma pat in bin tumen ma ts’abaten
le k’ino tin k’ata ka tin wala tio xane te tu :u: Disiembre tianen yeteloo, jaalibe
le ka k’uch Disiembre minanten tak’in tumen
tulaka tin xuxupa yetel le xch’up in yakuma
tene ma tintuxta albiti jebix ts’ok in waik beora, le xch’up tuna’ tu yaala ten beya wa a k’at a bin ximba ta kajal a wila a tataobo ¿baaxten ma ta bin? Ten tune chen
p’aten in wila yichi, le ka tu yila chen tin wilik beyo ka tu k’ataten baaxten ka
p’ata tan wilken jach k’as bix ka tin wala techi baaxten ma ta bin a wila a tataobe p’atech ma a t’an mix ta nuka in Sut
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T’an, ka tin wala ti beya wa ka wojete baax olal ma tu pajtal in bin in wilaobe ma ta na u’y in t’an, tene ma tu pajtal in liisik tak’in jebix kin bin in liisike bey kin bin in xuxupik
lementik ts’ok oxp’el jaab kin walik yan in bine ma tu pajtal tumen tulaka le tak’ino kin xupik ta wetel tej chaano wa
ok’ot lementik in k’at in waitechi bejlae
tanile ma tin sut jok’o ta weteli in xuxupik in tak’in chen beyo tumen
teche ma ta xupik a tak’in chen beyo, teche ka liisik tak’ine, ka manil a nok’ ka manik tulaka baal, ten tune ma tu pajtal in manik jeeba’alak in k’ate, le xch’up tu’una’ ba’atenaji tin wetel le k’ino tumen
México D. F., a 20 de junio de 1950
Bueno, cuando empecé a ir a ver a la muchacha diario casi dejé de ir a mi casa. Al pasar unos nueve meses mandé a decir a mi papá por qué no fui a verlos ya que me están esperando para el mes de agosto. Mandé a decirles que no pude ir porque no me dieron los días que había pedido. Asimismo, les dije que el mes de diciembre estaré allí. Y así fue, y cuando llegó diciembre no tenía dinero porque todo lo malgasté con la muchacha que amaba. No le mandé a decir como lo digo ahora. La muchacha me dijo entonces: «Si quieres ir a visitar tu pueblo, ver a tus papás, ¿por qué no vas?». Yo entonces sólo me quedé viéndola. Cuando se dio cuenta me preguntó: «¿Por qué te quedas mirándome feo? Cuando te pregunté por qué no ibas a ver a tus papás, te quedaste sin hablar y no contestaste».
Sut
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Le contesté así:
«Si no sabes la razón por la cual no puedo ir a visitarlos, no estás escuchando lo que te digo. No puedo ahorrar dinero, así como lo gano, porque lo voy gastando y gastando. Por eso ya tiene tres años que digo que voy a ir, pero no se puede porque todo el dinero lo gasto contigo en la fiesta (o el cine), o en ir a bailar. Por eso, lo que te quiero decir hoy: primero, no voy a volver a salir contigo a gastar mi dinero así no más. Porque tú no gastas tu dinero sin razón.
Tú guardas tu dinero, te compras tu ropa, te compras todo, en cambio yo, no puedo comprar lo que quiera». Entonces, la muchacha se peleó conmigo ese día porque le echaba en cara todo lo que había gastado con ella
tin ch’inik yich tulaka le ts’ok in xupik yetel
ichil le jok’o ximba, jaalibe tene taalen
tej xoka maolal ka tu
Sut
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K’atenoo le in wet meyjiloobo
¿baax tun yantech “Domingo”? Ma ta t’anoon le ka k’uchech to’one sukto’on ilkech kiimak a wol lementik le ka k’uchech
ichnaa ila istikia okech a chima a pol ka jop’ u mek’eno ka tin wala tiobe ma palaleex teexe ma a wojleex baax yaj ichil in pujsik’ale, teexe mien mix junteen
yajiteex a pixan jebix ten beora kin u’yik taitak in kimi ma tu pajtal in waike baax
tu menta le xch’up tin wetela mien tu pulyajten lementik ma tu pajtal in kuxtal tiola mien yan in bin in wila ump’e meen utial u yialteni baax yanten
tumen kin u’yke tun ku’upo in wik’ ma tu pajtal in jayab, in k’at alkabe ku xuputen ik’ ku lubuten in muk’ lementike
tene in k’at in waiktexi
Sut
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Baax ma’alo utial le k’ojaan
Yanten baax ka waiktenexi baax ma’alo
Ka xiiken in wila ump’e ts’abaal wa ump’e mem, ka walji juntul ka tu yaala ten beya tene kin walike baax ump’e
ts’ajbaal tumen ump’e mem ma yoje baax maalo chen xiu jelu pajtal u ts’iktech
ump’e ts’ajbaal letiobe yojlo yaab baalo tumen u xokmaobo, ku ts’okole un xokmao jach utsoo, ku maatkoo yaab ba’alo, wa minaantech
tak’ine ku paatko ka anak techi
utial ka a la bootik ti letiobe, maax
ulaak u k’at t’an, ka walji ump’e masewal. Sama kin chu’unsik tu kaaten le tsikbaala
Ognimod Leida Raliuga Serrot
cuando salimos a pasear. Y así fue. Llegué a la escuela sin ánimos, cuando Vuelta
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me preguntaron mis compañeros de trabajo:
«¿Qué tienes, Domingo? No nos hablaste cuando llegaste. Nosotros estamos acostumbrados a verte contento, por eso cuando llegaste al edificio, se te vio con dificultad para entrar, con la cabeza mirando al suelo». De allí, empezaron a abrazarme y les dije: «No, muchachos, ustedes no saben el dolor que tengo en mi corazón. A ustedes ni una vez les ha dolido el alma como a mí ahora. Siento que casi muero. Ni les puedo contar lo que me hizo esa mujer. Creo que me hechizó, por eso no puedo vivir. Por ella, creo. Iré a ver a un curandero [j meen] para que me diga qué tengo, porque siento que no puedo respirar, no puedo bostezar, quiero correr y se me acaba el aire, me quedo sin fuerzas. Por eso yo quiero decirles, Vuelta
24 les quiero preguntar: ¿qué es bueno para esta enfermedad? Quiero que me digan algo bueno para que vaya a ir a ver un hechicero o un curandero». Uno [de los compañeros] me dijo así: «Yo digo que un hechicero, porque un curando no sabe lo que se necesita, sólo te pueden dar hierbas. Los hechiceros, ellos sí saben muchas cosas porque lo estudiaron, además, lo estudiaron muy bien, adivinan muchas cosas. Si no tienes dinero, espera a que tengas para que les pagues todo [lo que debes]. ¿Quién más quiere hablar?»
Se puso de pie un macehual [un indígena]. Mañana vuelvo a empezar el cuento.
Ognimod Leida Raliuga Serrot
México D. F. a 21 de junio de 1950
Ka tu yaala beya teni chen ump’el baal kin walike le Domingo unaj yilik unp’e men utial beyo ka patak u yiake ba’ax k’ojaan yanti, tumen tin lu’umile bey ku mentalo le kan k’ojanak ku bin u yilik
ump’e maak jebix le meno, tiola beora leti tulaka uchak u pajtal in wike yan wa ula’ak’ uk’at u ts’ik u t’an ka kalaji ten tune tin pa’ata ula’ak’ k’in utial in bin in wila unp’e ts’ajbal, le ka sasie binen in wila tune’ ka tu yaaleten le ts’ajbalo a woje baax yantech pal
chiiba nak’ jele ts’aka utial a wila wa ku ustal ma ichil oxp’el k’in ma tu yu’ubik ustale ka tal tu katen utial in ts’iktech ula’ak’ ts’ak, tu yoxp’el
k’in tune’ tin u’ya ustal
Sut
26
Ka binen tu kaaten in waltie ka u ts’aten ula’ak’ ts’ak, ka tu katateni
¿bixi? Bix ka u’uyik a uinkli beora, ka tin
nuka tie ma’alo ma yajten mix baal-
chen chiibal jool yanteni lementik kin
waike yetel ula’ak’ ts’ake kin ustal
le ka man bolomp’el k’in tune mina’anten
mixbal yaten ka kiimakchaji in wol
ka binen tu kaaten in wila le xch’upo
le ka k’uchen yotoche k’opnajen le jonao
ka jok’ ump’e xch’up jach polok ka tu
k’a ta teni ¿max ka kaxtik pal? Ka tin
wala tie taalen in wila wa yan Lupe
waye ka tu nukaten teela ma tu
kajtal mix juntul Lupe, ten tune tin
wila tun tuskeni ka tin wala tie, tin tasa
unp’e baal in ts’ikti bey minaano
tin bin jela a moch waiktie
Sut
México D. F., a 21 de junio de 1950
Me dijo así: «Sólo una cosa te voy a decir, Domingo, para que vayas a ver un curandero para que te pueda decir qué enfermedad tienes. Porque en mi pueblo así se hace, cuando se enferma uno, se va con una persona como el meen [curandero]. Hasta ahora, de todo lo que pasó que puedo ver, ¿hay alguien más que quiere opinar?», y se cerró [la plática]. Esperé al otro día para ir a ver un hechicero. Al amanecer, lo fui a ver. Me dijo:
«¿Sabes qué tienes, muchacho?
¡Un dolor de estómago! Aquí está una medicina para que te alivies. Si dentro de tres días no te sientes mejor, regresas de nuevo para que te dé otra». A los tres días, entonces, sentí alivio.
Vuelta
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Fui de nuevo a decirle que me dé otra medicina. Me preguntó: «¿Cómo? ¿Cómo sientes tu cuerpo ahora?». Le contesté: «Bien, ya no me duele nada, sólo tengo un poco de dolor de cabeza por eso digo que con otra medicina me curo». Cuando pasaron nueve días entonces no tenía nada, y me puse feliz. Fui a ver de nuevo a la muchacha. Cuando llegué a su casa, toqué la puerta y salió una mujer muy gorda quien me preguntó: «¿A quién buscas, muchacho?». Le respondí que vine a ver si Lupe estaba aquí. Me respondió: «Aquí no vive ninguna Lupe». Me di cuenta de que me está mintiendo y le dije: «Le traje una cosa para darle, como no está, me voy, comentále:
Vuelta
Tal Domingo u tasik ten u Siktech, tu yila minaanechi ka tu bisa’ tuka’aten tu ya’alaje sama ku sut u yilaj wa ku kaxkech ichnaj, ka tu yaalaj le xch’up jach polko, tech a woje wa a k’at oko jun sutuke a pa’atke mien ma tu xanta way nats’ bin un man ma in woje ba’axi, jaalibe le ka tin u’ya beyo ka tin wala tie mien kin chan paatik way tankabe ka waljien tu jona ka kalajen tu chun le pak’o tux yan unp’e k’anche pak’, ma samelo tun ka tin wila u tip’i mien yok’o oxts’ak, le ka tu k’ajolteni jop’ u jajachee le ka nats’ ti teni tu mek’en ka tu ts’uts’en bey xan ten leilie bey tin menta tie, jaalibe ten tune ka tin k’ata tie baax ora je lu
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pajtal ilkuba, ka tu yaalen beya mixbik’in tumen k’uxnajen tolajiak
yetel le bax ta waljo max je lu
p’ata kiimal yool, ma a woje bix ok’onajen
tiola tin wojeta techi ta wala tin pulyaj tech wa ku yojet in mama mien jelu
kinsken yete jats’, ka tin k’ata tie
¿max tun altech, ten tin wala ta pulyajteni?
Ka tu nuka teni, le ti le mak
ku miaj tux ka miaj techo, a k’at a moch waikten maax, ka tu yaateni samal waka sute kin waiktechi tumen ma in k’at ka xikech a k’atiktie bax ten tu yaalateni.
Jaalibe ten tune luk’en ka tin wala
tie samele bolomp’e ora kan takeni utial
ka waiteni max altech tulaka le baalobo
Sama kin chunsik tukaten.
Ognimod Leida Raliuga Serrot.
“Vino Domingo, me lo trajo para regalarte. Vio que no estabas y se lo llevó de nuevo. Dijo que mañana regresa a ver si te encuentra en casa”». La muchacha muy gorda dijo: «Tú sabes si quieres entrar un rato a esperarla porque no tarda. Se fue a comprar no sé qué, [pero] muy cerca». Bueno, cuando escuché esto le dije: «Creo que la voy a esperar allí afuera». Me paré en la entrada y me senté en la base de la pared donde había una silla de piedra. Al rato la vi, apareció como a unos 60 metros [3 ts’áak, medida maya]. Al reconocerme, empezó a carcajear. Cuando se me acercó, me abrazó y me besó. Igual y yo a ella le hice lo mismo. Bueno, entonces, le pregunté: «¿A qué hora
28 podemos vernos?» Me contestó así:
«¡Nunca! Porque me molesté ayer con lo que dijiste. ¿A quién le gustaría? No sabes cómo lloré cuando supe que tú dijiste que te había hechizado. Si se entera mi mamá, me mataría a latigazos». Le pregunté: «¿Quién te dijo eso? ¿Quién te dijo que me hechizaste?».
Y me respondió: «Una persona que trabaja donde trabajas tú». «¿Quieres decirme exactamente quién es?» Me dijo: «Mañana, si regresas, te digo, porque no quiero que vayas a preguntarle por qué me lo dijo». Bueno, entonces me fui, y le dije: «Mañana a las nueve vendré para que me digas quién te dijo todas esas cosas».
Mañana lo empiezo de nuevo. Ognimod Leida Raliuga Serrot.
México D. F. a 22 de junio de 1950
Tu laak’ k’in tune binen in wila, le ka k’uchen, tin xuxuta ma sam lelo’ ka jok’i ka tin mek’a ka binen ximba tak k’iwik yete leti le ka k’uchoon ka kulajon ti ump’e k’anche, tin pa’ata un sutuke ka tin k’ata tie bixi ni ka a waikten max le mak tu tsolatech tulaka le baalobo. Le ka tu yuba tu ya’alaten beya, yaxile ump’e mak ku miaj ta wetel te xoko kubiskuba ya’ab ta wete tech u k’abae “Jose” le ka tin u’ya Jose le ti le mak tu tsola ya’ab ba’aloo ti in xla’ak’ ka tin wala tie, paat in k’uchu tej xoko utial ka wila maxen , ka tin mek’a tin ts’uts’a ka tin p’ata ma samelo ka k’uchen te xoko ka tin k’ata tuuxan “Jose” ka tu nukaten ump’e in wet miaj tant in wila u bin bini yete ulak’ xipa ma tu k’aja ten max, ka chilajen wenel un sutuke le ka ajeni ts’ok u orate u ts’aba le janlo ka binen janal, tant
Sut
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In kutale ka tin wila u tip’i ka tin t’ana ka tali ka tu k’ata teni baax a k’ati, ka tin nuka tie janen kan ts’ok a janle bin tsikbal un sutuk tej tankabo, le ka tu yuba beyo p’at ma u t’an tiola le baax tin wala tio, le ts’ok janle ka binen in ch’ae ka tin macha tu k’abe
bey mixbaale le tie mien ts’ok u naatik
baax kinin watie baaxten tun tu yaalateni
tux ka bisken ma k’abeet a joosken teela jelu
pajtal a waikten baax yaj tech, ka tin
wala ti beya wa a woje baax kin nin waiktech
baaxten ka k’atikten ichil le tsikbalo
k’uchoon naach ka waljien ka tin wala ti beya’, wa xibech nukten tulaka le baax ki
México D. F., a 22 de junio de 1950
Al otro día la fui a ver. Al llegar, le chiflé y poco después salió y la abracé. Fui a caminar con ella hasta el Centro. Cuando llegamos, nos sentamos en un banco. Esperé un momento y le pregunté: «Entonces, ¿me vas a decir quién fue el hombre que te contó todas estas cosas?»
Al escuchar esto me dijo así: «Primero, es una persona que trabaja contigo en la escuela y se lleva muy bien contigo. Su nombre es “José”».
Al escuchar que fue José quien contó todo esto a mi pareja, le dije: «¡Deja que llegue a la escuela para que vea quién soy!». Y la abracé y le di besos y así lo dejé. Poco después, cuando llegué a la escuela pregunté: «¿Dónde está José?»
Me respondió uno de mis compañeros de trabajo: «Acabo de ver que se fue. Fue con otro muchacho que no recuerdo quién era».
Me fui a acostar un rato y cuando me desperté ya era hora de la comida y fui a comer. Apenas Vuelta
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me había sentado, vi que se asomó. Le hablé y vino. Me preguntó:
«¿Qué quieres?», y le respondí: «Come. Cuando termines de comer iremos a platicar un rato afuera». Al escuchar esto, se quedó sin palabras con lo que le dije. Al terminar de comer fui a buscarlo, lo agarré de la mano como si nada. Al parecer, él adivinó
qué le iba a decir porque me dijo:
«¿A dónde me llevas? No tienes que sacarme allá. Puedes decirme lo que te molesta».
Le dije así: «Si sabes qué te voy a decir, ¿por qué me preguntas?» Mientras platicábamos llegamos lejos, me paré y le dije
nin k’at tech baax ta tsola ti in xbaal baaxten binech a waikti tene tin wala yaab baalo tu jok’o le ti le “Jose” tuna’ jak’an yool ma tu kaxtik baal u ment
Sut
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Ka tin wala ti beya ma’ a chaktal ma ti ni jantech chen in k’at ka a waikteni baax olal binech a tsol ump’e baal ma uchaki ma jaji lementik p’uja’anen ta weteli lementik kin sut in waiktechi ma a jupuba
ichil in kuxtal tumen jelu pajtal u bin tech k’as, ka tu nuka teni beya. wa a k’at baatel tech a woje teni kex ma in woje baatel jelu pajtal in loxkimba ta weteli, le ka tin u’uya beyo, ka ts’a ump’e lox tu kamaach ka lubi le ka tin wila tian lu’ume tin puljimba yok’o utial in kochetik leti tune ka tu macha ump’e wolis tuniche ka jop’ u k’opken yeteli, ten tune le ka tin wila beyo ka tin macha letie ump’e nojoch tuniche ka jo’ in k’ok’olik tu ch’alaatel, ten tune, Sut 32
tun jok’o k’iik’ tin pol ka jak’ in wol leti tune ma tu pajtal u lik’i
tumen yaj u ch’alaatel tux tin k’ok’ola
ten tune ka taalen tej xoka utial kats’aajken le ka kucheni mina’an mixmak le palalobo
ku ts’ajkoo maax yaj wa baax tie ka
binen te k’obene ka tin k’ata ump’it
choko ja’a utial in p’oik in pol tumen ma tu pajtal mix in ximba kin u’uyik
a’al in pol, jaalibe ka chokokinsabi le jao
ka jop’ u p’obo in pol tun tul u k’iik’el
le ka jau u jok’ole ka ts’abten Sulfatiasol
utial ka tijik le ka maan bolomp’e k’in tune’
así: «Si eres hombre, contéstame todo lo que te voy a preguntar: ¿qué le contaste a mi novia?, ¿por qué fuiste a decirle que yo dije tantas cosas sobre ella?» Entonces José se asustó y no encontró qué hacer.
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Y le dije así: «¡No te sonrojes, no te voy a comer! Sólo quiero que me digas por qué fuiste a decir algo que no pasó y que no es verdad. Por eso estoy molesto contigo, por eso vuelvo a decirte, no te metas en mi vida porque te puede ir mal». Y me contestó así: «Si sabes pelear, tú sabes. Yo, aun cuando no sé pelear, sí puedo pelearme contigo». Cuando escuché esto, le di un golpe en la mandíbula y se cayó. Cuando vi que estaba en el suelo me aventé encima para patearlo. Entonces él agarró una piedra redonda y empezó a golpearme con ella. Cuando vi esto, agarré también una piedra grande y empecé a golpearlo en las costillas. A mí, entonces, Vuelta
32 me salió sangre de la cabeza. Me espanté. Él no podía levantarse porque le dolían las costillas en donde lo golpeé. Por eso regresé a la escuela para que me curen. Cuando llegué no había nadie, los muchachos que curan a las personas que tiene algún dolor [los doctores] no estaban. Por eso fui a la cocina y pedí un poco de agua caliente para lavarme la cabeza porque ni podía caminar. Sentía mi cabeza pesada. Bueno, me calentaron un poco de agua y cuando empezaron a lavarme
ts’ok in wstal ka binen in wila in xbaal le ka k’uchen tu jona yotoche nakin wol in xuxe ma jok’i, taitak in bin k’ope ka tiip’i.
sama kin chunsik tukaaten
Ognimod Leida Raliuga Serrot
la cabeza sangraba. Cuando terminó de sangrar, me dieron sulfatiazol para que se seque. Después que pasaron nueve días, estaba sano y fui a ver a mi novia. Cuando llegué a la puerta de su casa me fastidié de chiflarle porque no salía. Casi iba a tocar la puerta cuando se asomó.
Mañana empiezo de nuevo.
Ognimod Leida Raliuga Serrot
México D. F. a 23 de junio de 1950
Ka alkanajen in wila baax yanti tumen u to’oma u p’u’uk le ka k’ucheni tu yaala ten ma tu pajtal in jok’o tumen in mama tu yaala ten bik tajken in jook’o tumen jelu chu’upo le baax yanteni ka tin k’ata tie, baax tun uxtech ka tu yaalateni o’neji joosaten kap’el in koj lementik chup beora le ka tin u’ya beyo mix ti mek’a ka luk’en, le ka k’uchen way tej xoka ilabi istikia in bin ka tal untuul in wet meijul ka tu k’ata ten beya ¿baax tun kiuchu ta wetel Domingo tin wilik t’onan a ximba ka tin nuka tie tene kin k’atik ti techi ka p’atken tumen tun chiibal in pol ka talen chital le ka ajen tu la’ak’ k’ine kiimak in wol ka tin tsikbata tiin wet meijiloo ka tu yaalaten juntule
Sut
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Wa a k’at ka xiktech ma’alo xump’ate
leti kisin xch’up tun chu’uchik a ts’omel tumen yan u k’uchu u k’inile u ts’ik tech chiiba jol tu k’inile, ka tin nuka tie ma pal teche ma a woje bix in yakuma
yetel tulaka in pixan ten tiola letie
jelu pajtal in kinsik je maxake tumen in yakuma jebix mixjunten in yakumail
jaalibe ten tune ka tin k’ata tiobe ka
u majku chiobe tumen tun ts’iktenoo chiibajol
ka lik’en ka binen ti tanxe tu’ux, le ka ok ak’abe binen in wila in xlaak le ka
k’ucheni tin menta mien tankuch orai ka
jok’i ka tin wila ma yaj mixbaal ti ka tin mek’a ka binoon tak k’iwik, le ka k’uchoon
México D. F., a 23 de junio de 1950
Me fui corriendo a ver lo que tenía porque tenía envuelta su mejilla. Cuando llegué me dijo: «No puedo salir porque mi mamá me dijo que no me atreva a salir porque lo que tengo se puede hinchar». Y le pregunté: «¿Qué te pasó?», y me dijo: «Anoche me sacaron dos dientes, por eso estoy hinchada hoy». Al escucharla no la abracé y me fui. Al llegar aquí a la escuela me vieron con dificultad para caminar y vino un compañero de trabajo y me preguntó así: «¿Qué pasa contigo, Domingo? Veo que caminas decaído». Y le respondí: «Te pido que me dejes porque me duele la cabeza». Vine a acostarme y cuando desperté al día siguiente estaba feliz. Fui a platicar con mis compañeros y uno me dijo:
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«Si quieres que te vaya bien, deja a esta muchacha diabólica, te chupa el cerebro porque llegará el día en que te dará dolor de cabeza, un día». Le respondí:
«¡No, muchacho! Tú no sabes cuánto la amo, con toda mi alma. Por ella podría matar a cualquiera, porque la amo como nunca he amado». Con esto entonces les pido que se callaran porque me estaban dando dolor de cabeza. Cuando me levanté, me fui al otro lado y cuando entró la noche fui a ver a mi novia. Al llegar, esperé como una media hora cuando salió. Vi que no le dolía nada y la abracé y fuimos al Centro. Al llegar, vio que estaba sentada una persona en una
tu yila kulukbal ump’e mak ti ump’e k’anche tunich ka jak’ yol ka tu yaala ten beya, koox tumen je kulukbal in suku’un letie wa ku yilken ta wetel mien jelu kinskene Sut 35
yetel jats’ ka tin wala tie wa sajkech u yilkoon a suku’une koox
tanxe tux beyo ma tu yilkoon ka binoon tanxe k’iwik, le ka kulajoon tu yaaten beya ni ka in waiktech ump’e baal
ts’ok yaab k’in in k’at in waiktechi
tene ts’oka’an in bel chen in wichame
mina’an waye sama wa ka’abe ku
ku’chu lementik in waiktechi tiola ma a sut tumen letie ma tu pajtal
a yalik ten mixbal tumen letie
k’ojaan ma tu pajtal u mentik ten mix baal, le ka tin ts’oksa in bel yeteli chen ump’e :u: tu talen u ts’ok ak’ab tu taleni ma pat u ts’oksikten ka jop’ a yawat ka tin ka ta tie ¿baax tu ka wotik tumen tene k’ojanen lementike Sut
chen ump’e che je lu pajtal in ment, tene in k’at in lan
ula’ak pul ts’ise ma tu pajtal tumen ma tu wata ten ma in woje
baaxten. Ten tune le ka tin u’ya beyo
ka tin wala ti tech a woje wa yetel
a wichan ma tu pajtal a ts’is maalo tech a woje wa a k’at koox
ts’is je tu’ux a k’at. le ak’ab tuno tin choa ti kamp’el pul ts’is tak tu k’inile sansamal kin bin in wila utial ka ts’isnakon jebix
banca de piedra. Se sorprendió y me dijo así: «Vámonos porque allí está sentado mi hermano. Si me ve contigo, me mataría
Vuelta
35 a latigazos». Y le dije: «Si tienes miedo de que nos vea tu hermano, vamos a otra plaza». Cuando nos sentamos me dijo así: «Te voy a contar algo. Ya tiene tiempo que te lo quería decir: estoy casada. Sólo que mi esposo no está y puede llegar cualquier día. Por eso te digo para que no regreses porque él no puede reclamar nada, porque está enfermo. No puede hacerme nada. Cuando me casé con él, sólo el primer mes me hizo el amor [lit. me cogió]. La última noche que me cogió no pudo hacerme terminar, y empezó a gritar y le pregunté: “¿Por qué lloras?”
“Porque estoy enfermo, por eso Vuelta
36 sólo una vez pudo ponerse duro [lit. de madera] para hacerlo, yo quiero copular [lit. introducir] una vez más, pero no puedo porque no se me para, no sé por qué”». Entonces, al escuchar eso, le dije: «Tú sabes. Si con tu esposo no puedes fornicar bien, tú sabes si quieres, ¡vamos a copular a donde quieras!». Esa noche le hice cuatro veces el amor.
Hasta el día de hoy, todos los días la voy a ver para que hagamos el amor como se debe, ya que su esposo no puede. Yo la cojo todos los días.
unaji bey u yichamo ma tu pajtal
ten kin ts’isik sansamal way ts’oki bix anji
ten ump’e xbaal utial ka
in ts’isik tulaka le kuxtal
Aquí terminó cómo tuve una novia para cogerla toda la vida.
Ognimod Leida Raliuga Serrot
México D. F. a 24 de junio de 1950
Ten talen in k’ajot México te tu jaabi 1945, le ka talen konskripto, yaxile te tin kajalo joosaben utial ka tasaken waye, te tu :u: junio tu jaabi 1945 tianen jo’o tuux ku laj bisaal
tulaka le xipalobo tanxi kajilobo, te tu kiwik jo’o menta 12 k’ino. Ku ts’abatoon janal ump’it bu’ul yetel kamp’e waj, tan kinsaal yetel
wij tumen le makobo, ten tak in jok’o
chen ma tin chaaba tumen tene kin wilik
le u chukan palaloobo kin wilik bix ku
joklo xinba ka tin k’ata ti juntule bix
tun tech ka jok’o, ka tu nuka teni tumen
tene kin ts’ik tak’in utial ka chabak in jok’o ¿bajux tun ka ts’iktio? Ka tu
nuka teni muchkuba utial ts’iktiobo
50 tak’in, jaalibe tene ka tin u’ya beyo
Ka binen t’an yetel ump’e le mak ku
kalant koon ka tin wala tie’
Sut
2
Bajux k’abet utial uchak u pajtal
in bin xinba k’iwik ka tu nuka
ten le mako, tene jelu pajtal in chaik a jook’o chen yetel ump’el baal
yan a ts’ikten 20 tak’in utial beyo wa
ku k’atal tu’ux binech yan baal in walik
jelu pajtal in waike binech tu
ts’u joe utial a wilik a mama tumen
k’ojaan wa baal binech a ment
ten tune bix yanten tak’ine tin ts’a tie
le ka ok ak’abe jok’en ximba bulak’abe
le ka oken tun jok’o k’ine k’as
kalaanen ka tu yalaten le mak ku
kalantik le jolo ma tu pajtal a woko
tumen kalaanech wa ku yilkech
le capitano jelu k’eikene ku ts’okole
México D. F., a 24 de junio de 1950
Vine a conocer México en el año de 1945. Al venir, primero en mi pueblo me sacaron para que me traigan aquí, en el mes de junio en el año de 1945 estando en Mérida, donde llevan a todos los muchachos de otros lugares, en el parque de Mérida hicimos 12 días, nos dan comida un poco de frijol con cuatro tortillas, te matan de hambre por las personas, yo quiero salir, sólo que no me dejan porque yo veo el resto de los muchachos, veo cómo salen a caminar y pregunté a uno: «¿Cómo sales tú?» Y me respondió: «Porque doy dinero para que me dejen salir». «¿Cuánto les das?» Y me respondió que se juntan para darles 50 pesos, así fue que al escuchar eso fui a hablar con la persona que nos cuida y le dije:
Vuelta
2
«¿Cuánto se necesita para que me deje poder ir a caminar al Centro?», y me respondió la persona: «Yo te puedo dejar salir sólo con una condición. Me vas a dar 20 pesos para que así si me preguntan a dónde fuiste, tenga algo que decir. Puedo decir que fuiste aquí a Mérida a ver a tu mamá porque está enferma o algo fuiste a hacer». Entonces, como tengo dinero, se lo di.
Al entrar la noche salí a caminar toda la noche. Al entrar, cuando estaba saliendo el sol, estaba medio borracho y me dijo la persona que cuida la entrada: «No puedes entrar porque estás borracho. Si te ve
yan u k’atik tene tuux
3
Kaljiech tumen te’ela ma tu chaaba u yoksaal mixbaal uchak
u pajtal u kalkunsik maak teela, le ka tin u’ya beyo tin wala tie
bajux a k’at utial uchak a chaik in woko, ka tu yaala teni wa ka ts’ikten
10 tak’ine mien jelu pajtal in chaik a woko, le ka ti u’ya beyo
ka tin joosa bolomp’e tak’ine ka tin
ts’a tie, ka oken, le ka k’uchen
tu’uxan u chukaan in wet xiboo ka
tin t’ana ump’el in wet kajile ka
tin wala tie, bixi pal, bix anech
tumen tene kin tal k’as kalaanen, ka
tu yaalen ma k’abeet ka a waikten
tumen tin wilik bix a tal o’nejil
Sut
4
Nak in wol in kaxkech
tumen tan kaxtaal tumen a xbaal
tal o’neji mien bolop’e orai ka
ok teela nak yol u kakech, leti yetel u mama ka binoo tu yaala
ten sama u tip’i k’ine ku tal u yilkech tumen tu tasa nok’ a tial
tene tin wala tie wa u k’at u
p’atike tin weteli ka tu yaala teni ma sama masma’alo kin sut in kaxke, ten tune ka tun u’ya beyo binen ichki’il utial ka luk’uk ten
tulaka le a bok yan tin chio tiola
le kalta tin jupimba ti ok’in tin wichkiil tune ka tin u’ya in t’ana tin k’abae.
Sama wa kaabe kin sut in waik baax uchi
Ognimod L. Raliuga S.
el capitán puede regañarme y, además, me va a preguntar dónde
Vuelta 3
te emborrachaste porque aquí no permiten meter nada que pueda embriagar a las personas de aquí». Al escucharlo le dije: «¿Cuánto quieres para dejarme entrar?» Y me dijo: «Si me das 10 pesos, podría dejarte pasar». Al escuchar eso saqué 9 pesos y se los di y entré. Al llegar donde estaban el resto de mis compañeros hombres hablé a uno de mis paisanos y le dije, como niño: «¿Cómo estás? Porque yo vengo medio borracho» Y me dijo: «No tienes que decirme porque vi cómo venías anoche.
Vuelta 4
Me fastidié de buscarte porque te buscaba tu novia, vino anoche como a las 9. Al entrar aquí se fastidió de buscarte, ella con su mamá, y se fueron. Me dijo que mañana en la mañana viene a verte porque trajo ropa para ti. Yo le dije que si quería dejarlo conmigo y me contestó: “No, mañana mejor regreso a buscarlo”». Entonces, al escuchar eso, me fui a bañar para que se me quite todo el olor de mi boca por la borrachera de anoche.
Mientras me bañaba escuché que me hablaron por mi nombre.
Mañana o pasado mañana te vuelvo a contar qué pasó. Ognimod L. Raliuga S.
México D. F. a 26 de junio de 1950
Ka tin tijimba seeb ka jook’en le ka tip’en tu jona le ichkilo
wakbal u mama ti un tselo , ka tu yiala ten beya ¿tuux anjiech
o’neji, nak o’ol kaxkech yetel in pale ma ts’a ta wetel, ka tin
nuka tie bisaaben ximba tumen
ump’e maak Mutul lementik ma
ta kaxteneex waye, ka tin k’ata
tie tuxan Zoila tun ma tin wilik
ka tu yaala teni beora ku tal
p’at u man ma in woje baax
mien nu ka u tasik tech pak’al utial
a chu’uche le u mama in xbaal u yakumen
wale baaxten tuun leti tu bisa
yial utial u yilken te tuxaneno
Sut
6 Ma samelo ka k’uch in xbaal
tene alkanen utial in mek’ik le ka tin
walta in mek’i tu yaalaten ma a mek’en tumen
k’uxnen ta wok’o tumen o’neji talon ilk’ech
ku ts’okole k’uchu waye a’lato’on jok’ech ximba mi tu’ux, ka tin wala tie nu ka wa a
k’eiken tiola lelo’ tech a woje wa ma a k’at a wilkeni baax tial talech tene in woje chen
talech ximba waye’ utial ka ximbatech a mama, na ka a wale wa ma’ ka tu ts’ajuba
yok’ol tene tin wala ti beya ma a wok’ol wa kin waiktech le baala chen utial
ka wila tene ma ustint’an ump’e xch’up
kap’e ich jebix le techo’ wa tej kajo in yakumech yete tulaka in pujsik’ale tumen teelo kin wilik a yakumen, beora
México D. F., a 26 de junio de 1950
Me sequé rápido y salí a asomarme a la puerta del baño. Allí estaba parada la mamá a un lado [de la puerta] y me dijo así: «¿Dónde estabas anoche? Nos fastidiamos de buscarte con mi hija y no dimos contigo». Le respondí: «Me llevó a pasear un amigo a Motul [pueblo cerca de Mérida].
Por eso no me encontraron aquí». Le pregunté: «¿Dónde está Zoila? Que no la veo».
Me dijo: «Ahora viene. No pudo entrar, no sé por qué, creo que porque te trajo naranjas para que las chupes». La mamá de mi novia me amaba, creo, si no, ¿por qué hubiera traído a su hija a verme donde vivo?
Vuelta
6 Poco después llegó mi novia, yo corrí para abrazarla, pero cuando me paré [frente a ella] para abrazarla me dijo: «No me abraces porque estoy enojada contigo porque anoche te vinimos a ver.
Pero cuando llegamos nos dijeron que habías salido a pasear quién sabe a dónde». Le respondí: «Si me vas a regañar por eso, tú sabes. Porque si no quieres verme, ¿para qué viniste aquí? Creo que sólo viniste porque te trajo de visita tu mamá.
¿Vas a reconocerlo o no?» Con esto, se puso a llorar, entonces le dije así: «No llores, si te digo esto es sólo para que veas que a mí no me gusta una mujer doble cara como tú. En el pueblo te amo con todo mi corazón porque veo allí sí que me amas. Ahora
ma a yakumen masima chen talech a p’asken utial ka a p’askaba ti ten
Sut
7
kin k’atik ti yum jaljaldiose ka u ts’ikten muk’ utial ma in sut waye le k’in kan ts’okok in jaab te mexico ma tin sut tin wala ka’achi in sut tumen yanten ump’e xch’up u yakumen mien yete tulaka u pujsik’al jebix ten ti leti tin tu’usa tumen leti bey tu menta tin weteli, ka tu nuka teni makachi
tumen a woje in yakumech lementik ka p’askaba ti ten, wa talen in wilkech tiola mina’an ula’ak xib uchak in yakuntik
jebix techo’, ma in woje baaxten, baax kin tuklike teche le bin ka na mente ma tan sut tumen in pujsik’ale ts’ok u yaalikten, a’lten wa ma jaji , moch
a’lten ma jaj le baax ku tuklik in pujsik’ala, ten tune ts’ok u tu’uboten tin
p’ata u mama wakbal te tu jona le ichkilo ka tin wala tie koox te tux ku pa’atkoon , ka binoon
tu’ux wakbal u
Sut 8
mama le ka k’uchoon tu kata ten ¿baax tun ka baatikteex? Ka tin nuka tie
ma tan baateel chen tan tsikbal, ka tu suta yiche ka tu yila tun yok’o u pal, ka tu k’ata tie teexe ma ta tuskenexi teexe tan baateleex, beora na ka a waikten baax
tu yaltech “Domingo”;= ka tu yaala ti u
mama tu k’eyajen tumen tin k’ata tie
tu ux bin o’neji, tumen talon ile ma kaxta
teela chen tiola lelo’, ka tu nuka u
mamae baax ka k’atik mix baal, ma ta wilik
mina’an yol tumen ma ku bisaaloo
no me amas, ¿verdad? Sólo viniste a molestarme para enojarte conmigo.
Vuelta 7
Le pido al Señor, Dios verdadero, que me dé fuerzas para no regresar aquí el día que termine este año en México. No regresaré. Había dicho que iba a regresar porque tenía una mujer que me amaba con todo su corazón como yo a ella». Le estaba engañando porque había hecho lo mismo conmigo. A esto me respondió: «¡Cállate!, porque sabes que te amo por eso te te enojas conmigo. Si vine a verte es porque no hay otro hombre que ame como te amo a ti. No sé por qué. Pienso que cuando te vayas no vas a regresar, porque mi corazón ya me lo dijo. ¡Dime que no es cierto! ¡Dime que no es cierto lo que piensa mi corazón!». A mí, entonces, se me había olvidado que dejé a su mamá parada en la puerta del baño. Le dije: «Vamos donde nos espera [tu mamá]». Y fuimos donde estaba parada su Vuelta
8 mamá. Al llegar, me preguntó: «¿Por qué se están peleando?» Le respondí: «No estamos peleando, sólo estábamos platicando». Cuando volteó la mirada vio que lloraba su hija y le preguntó: «Ustedes no me van a engañar, ¡estaban peleando! Ahora me vas a decir qué te dijo Domingo». A esto, le dijo a su mamá: «Me regañó porque le pregunté a dónde fue anoche. Porque vinimos a verlo y no lo encontramos aquí. Sólo por eso». Respondió su mamá: «No preguntes nada, no ves que no tiene ánimo porque lo van a llevar.
lementik k’ux ma uk’ati ka k’atak mixbaal ti tene’ tin mentik bey ma tin
u’ya mixbaal, ka nats’en yiknaloo ka tin
k’ata tiobe ¿baax yatex ts’ok a p’atleex ma ta t’anex, ka tu nuk u mamae
chen tin k’atik tie wa u k’at u pa’atik
sama utial ka xikoon “Progreso” baax
tun tu nuka mien jeele tumen ma tun
sasta ten tumen mien bejla ok’in
kim kimi
“sama túun”
Por eso está enojado, no quiere que se le pregunte nada». Yo hacía como si no escuchaba nada, y me acerqué a ellas para preguntarles: «¿Qué tienen que se quedaron sin hablar?» Y me respondió su mamá: «Sólo le preguntaba si quiere esperar mañana para irnos a Progreso. Me contestó que “sí, tal vez, porque no veré el amanecer, porque hoy en la noche moriré”».
Hasta mañana.
Mexico D. F. a 27 de junio de 1950
Tene kin k’atik ti yumbile ka sasakten utial ka xikoon ila tu ts’ok k’in Domingo tumen tant u yaalik tene le bin ku nu mente ma tun sut tumen bejlae mina’an mixmak u yakunsik lementik chup in wich tumen ok’onajen tiola le baax tu ya’alteno, tene ts’ok u naka in wol in waltie in yakuma jebix mixmaake, ma tu nuka ten p’at ma u t’anken lementik ma tin kaxtik baax in ment beora, jaalibe le ka sas tune tumen te tuux wenlo te p’at wenlo teliobe xane tumen tu bisoo u k’anoo jujuntuliloo, ma’ax aj tanile ten ka binen in wajsoo ka tin wala ti u mama in xbaal xen a man pibi kék’en
utial uk’u ka bini ten tune
p’aten tin jun yetel in xbaal
Sut
10
Ka tin mek’aje ka tin k’ata tie
baaxten k’ux tin wetel ka tu nuka teni tumen teche ta wala
o’neji le bin ka na ment México ma tan sut tumen minaán mixmak
u yakumech teche ma ta natike tulaka le kin waltecha
jebaaxak orai a k’ate kin waiteche mina’an ulaak xib yok’o kabe in yakuma jebix teche, ten tune le
ka tin u’ya beyo ti nat’a ka jop’ in ts’uts’ik le ka tin wila ts’ok
u chokotale ka binen jujump’itile in lu’usik yex le ka tin wila ts’ok
u k’uchu tu pol u pixe tin
wala beya teela ts’ok in ts’is, leti tune tun kikilanka ma tu kaxtik baax u ment; tumen tun
Sut
México D. F., a 27 de junio de 1950
«Yo le pido a Dios que amanezca para que vayamos a ver el último día, Domingo. Porque me acaba de decir que cuando se vaya no va a regresar porque ahora no hay nadie que lo ame. Por eso tengo los ojos hinchados porque lloré por lo que me dijo. Ya me fastidié de decirle que lo amo como a nadie. No me respondió y se quedó sin hablar. Por eso no encontré qué hacer ahora». Y así fue. Bueno, cuando amaneció, porque se quedaron a dormir donde dormíamos y cada una llevó sus hamacas. Quien despertó primero fui yo, y fui a despertarlas. Le dije a la mamá de mi novia: «Ande a comprar puerco pibil para desayunar». Y se fue. Entonces yo me quedé solo con mi novia.
Vuelta 10
La abracé y le pregunté por qué estaba enojada conmigo y me contestó: «Porque tú dijiste anoche que cuando te vayas a México no vas a regresar, porque nadie te ama. No entiendes todo lo que te digo. Cada vez que me lo pides te lo repito: no hay otro hombre sobre la tierra que amo como te amo». Entonces yo al escuchar así, la monté y comencé a besarla. Cuando vi que ya se había calentado, poco a poco fui quitándole su ropa [interior]. Cuando vi que llegaba hacia las rodillas dije así: «Aquí ya cogí». Ella entonces estaba temblando, no encontraba qué hacer; porque
Vuelta
Xob u ni’ ka tin wila beyo
Ka jop’ jujump’itile in bin in nats’ik le kep tu yito ka joop’
chambel in wosikti le ka tu yila
tun yoko tie ka taj awatnaji
ka tu jaas in wol ka tin k’ata tie
¿baax tun yantech pal? Ka tu nuka teni mixbaal chen ma in k’at ka ts’isnakoon tumen teche ma tan sut ka tin wala tie
ma a man tuskep tumen wa kin p’ujule na ka a wila le jats’
kin ni ts’atecho ten tune tin k’oyik
yit, ts’ok u tal ti tu yal in k’abe
mien oxteen ka tin wala tie
bey ma ustat’an ka oksaak le kep techo ni ka in k’oy a wit jaalibe ichil le k’oyo
Sut 12
Letie sa’at yol ka tin nat’a ma’alobe ka tin chaaj u bin in kep ichi yit ka tu yaala ten le ka tin taljimbae, ichil yok’ol yetel tulaka baaloo teche le ts’is ts’ok mentka yan in walik
ti in mama, ka tin nuka tie tech a woje le k’as atial tech ma utial teni, jaablibe ichil le tsikbalo ka tu yaala teni a woje
ump’e baal in mama tu yaala ten wa a k’at ts’ise ka ts’isnakoon utial beyo ka anak baal
utial a sut lementike le ka ta wala u bin u man pibi k’ek’ene
bini lementik ts’ok u xanta
sama kin walik baax uchi
Ognimod Leida Raliuga Serrot
gemía [lit. chiflada su nariz]. Cuando la vi así empecé poco a poco a ir acercando mi pene a su culo [¿vagina?] y empecé lentamente a meterlo. Al ver que le entraba, gritó y me espantó. Por eso le pregunté: «¿Qué te pasa, chamaca?» Y me contestó: «Nada, sólo que no quiero que cojamos porque tú no vas a regresar». Le dije: «No andes apendejando, porque si me enojo, ¡vas a ver los latigazos que te voy a dar!» Yo mientras le estaba metiendo el dedo en su culo. Ya se había venido entre mis dedos como tres veces y le dije: «Como no te gusta que se te meta el pene dentro de ti, te voy a meter el dedo». Y así pasó. Mientras, le metía el dedo, Vuelta
12 se desquitó, y la monté bien y dejé que entrara mi pene en su culo. Me dijo, cuando me venía, entre llanto todas las demás cosas: «La cogida que acabamos de tener, se la voy a comentar a mi mamá». Y le contesté: «Tú sabes. ¡La cosa mala [el bebé] será tuya, no mía!». Bueno, mientras platicábamos, me dijo: «¿Sabes una cosa? Mi mamá me dijo: “Si quieres coger, ¡cojan!, para que así salga algo [un bebé] y será motivo para que regrese”. Por eso, cuando le dijiste que vaya a comprar puerco en pibil, fue y por eso tardó».
Mañana te cuento qué pasó
Ognimod Leida Raliuga Serrot
México D. F. a 28 de junio de 1950
Jaalibe le ka tin u’ya bix ts’ok
u ya’alike u mama le xch’upo tin wala
tie beya wa le tso’ok a waikteno jaj ni
ka in k’at ti a mama wa jaje
na ka a wila maxen, ma samelo
ka tal u mama ka tin
wala ti beya, u’ye mam jaj
le baax tu yaala ten “Zoila”
Baax pal tene ma in woje
mixbaal ka tin wala tie, ma
ta wilik tu yaala ten le a
chan palo’o ¿baax tu yaala tech
pal? tu yaala tene chen ta p’ataan utial ka
ts’isnakoon lementike
binech a man le ka tin wala teche
tun chokotal a pol pal
Sut
14
bix ka na wa’le tene
ma tu pajtal in waik
ump’e baal jebix le tant
a waiko, wa binen in man
le baax a k’at a janto tumen
in yakumech ku ts’okole
tene tin wilik ma’ kiimak
a wol tumen na ka bisaal
México lementik kex mina’an
a tata teela tianen
ten utial in bin in manik
tech jeebaalak a wolte
lementike le ka tin
u’ya a k’at a jant u bak’i
k’ek’ene binen alkab
Sut
15
México D. F., a 28 de junio de 1950
Bueno, al escuchar lo que había dicho la mamá de la muchacha, le dije así: «Si lo que ya me dijiste es cierto, le voy a preguntar a tu mamá si es verdad. Vas a ver quién soy». Poco después, llegó su mamá y le dije así: «Mam, ¿es verdad lo que me dijo Zoila?»
«¿Qué cosa, hijo? Yo no sé nada». Y le dije: «¿No sabes qué me dijo tu hijita?» «¿Qué te dijo, hijo?» «Que te fuiste a comprar cuando te lo pide esto, para que pudiéramos coger».
«¡Estás loco [lit. se te está calentando la cabeza], hijo!
Vuelta
14 ¡Cómo te atreves a decirme lo que me acabas de decir! Si fui a comprar lo que querías comer, es porque te amo. Además, me doy cuenta de que no estás feliz porque te van a llevar a México, por eso, aunque no tengas tus papás aquí, yo estoy para ir a comprarte lo que quieras. Por eso, cuando escuché que querías comer carne de puerco fui corriendo a
Vuelta
In mane’ wa xanjieni tumen tin paatik u taja tumen ma tu pajtal in tasiktech bey checheo
jeela ile wa ma jaj tant
u taja , ka tin macha le bak’o ka tin kotsa un chan
xeet’ ka tin wala tie
mam jach kii ma tu pajtal in jantike beora tumen
tant in waja, wa kin jantike jelu mentikten
loob tumen tolajiake tin
wotoche tin janta
Sut 16
Un chan xeet le ka tu ts’a mien tankoch
oraile tin xej, tin ta, tin
lubule ma tin kaxtik tux in bin tiola le chiiba
jool minaan in muk’
jetuxak ka xikeni kin wilik tun sut tulaka baal kin
wilik, lementike tene’ kin
walik wa kin jantik yaab le bak’a jelu pajtal in kinle ma ti ni k’ajool
México
15 comprar[la]. Si tardé es porque estaba esperando que se cueza, porque no puedo traértela así cruda. Aquí está, ve si no es cierto que se acaba de cocinar». Agarré la carne y arranqué un pedacito y le dije:
«¡Mam! está muy rico, pero no puedo comerlo ahora porque acabo de despertar. Si lo como me puede hacer mal porque la otra vez en mi casa comí Vuelta 16 un pedacito y me dio como a la media hora. Estuve vomitando, me dio diarrea, me estaba cayendo, no buscaba dónde ir. Por el dolor de cabeza, ni tenía fuerza. Por donde que iba veía que todo daba vueltas, eso veía. Por eso creo que si como demasiada de esta carne, puedo morir [y eso] que no conocí a México».
Mañana
17
México D. F. a 29 de junio de 1950
Jaalibe ka binon ximba
te tu ts’u le nojoch
naj tu’uanoono; le ka
k’uchoon tu’uxan ump’e chan
k’anche tuniche ka kulajoon
uk’u ma samelo ka tal
in tata tun tasikten in nok’oo
tu bisa u p’obo tin wotoch
tumen in mama, leka
tin wila tune ka lik’eni ka
binen in chupaxte, le ka tin
chupaxtaje ka tin mek’a ka
tin wala tie tat ma a woje
ump’e baal, bejlae
Sut
18
Bin jook’o utial Veracruz
lementik jach kiimak in wool, ka tin wilae u jok’o u
jai u yich jop’ yok’o le ka
tin wala tie le k’in bin
jooklo, chen tin u’yaje u
yaalike pal chen kin k’atik
ti Yumbile a sut bik
p’atkech teelo tumen le wachobo
kisnoo ku kinsko tulaka
mak’ ku yilik u k’ata
tu bel, ka tin nuka tie
ma jaj tat le u chukaan
xiboo ts’ok u binoo tu
yaalatenoo ma
Sut
19
Tu mentkoo mix ba’al ti mix ma’ak, wa tech ka bin
México D. F., a 29 de junio de 1950
Así fue. Fuimos a caminar dentro de la casa grande donde estábamos. Al llegar donde había un pequeño banco de piedra, nos sentamos a desayunar. Poco después, vino mi papá. Me traía mi ropa. La había llevado a lavar a mi casa con mi mamá. Cuando lo vi me levanté y fui a alcanzarlo. Cuando lo alcancé, lo abracé y le dije: «Papá, no sabes una cosa, hoy
Vuelta
18 saldré para Veracruz. Por eso estoy muy contento». En este momento vi que salían lágrimas de sus ojos, y empezó a llorar al escuchar que le dije que iba salir.
Sólo escuché que me dijo: «Hijo, pido a Dios que regreses. No vayas a quedarte allí porque los soldados son diabólicos y matan a todos lo que ven que se atraviesan en su camino».
A esto le contesté:
«No es verdad, papá. El resto de los hombres que ya se fueron me dijeron que no
Vuelta
19 hacen nada a nadie. Si tú vas y
a kaxan baatel tuuxanoo ku
ts’iktechoo ump’e jats’ maalobe; jaalibe toone’ jach kiimak
in wol ma tin kaxtik
baal in ment. Le ka bin
k’in tune ka bisaabon
Progreso tune teelo ka k’uchoone
tian le nojoch chemo u k’abae “Emancipación”
le ka ok ak’abe bisaabon
naaka tej chemo jach jats’uts’
tene tin ts’uts’a in xbaal
ka tin wala tie
tech a woje wa
Sut
20
Ma tu nukikten in juunoo ki ni tuxtiktech kan
k’uchken México wa jetuxak
ka bisaaken, le naaka
menta tej chemo le piisastale
ka binoon ximba yok’o
le kanaabo tu yoxp’el k’ine
ka k’uchoon Veracruz, le ka
emeni yok’o luume ka binen in man juun utial in ts’itibik ti in mama in tata yetel in xbaal.
Sama kin walik bix k’uchen
tak Yxtepek Oaxaca.
Ognimod Leida Raliuga S.
buscas pleito donde se encuentran, sí te dan una buena paliza». Bueno, nosotros estábamos muy contentos no buscábamos qué hacer. Llegó el día que nos llevaron a Progreso entonces. Cuando llegamos allí estaba el gran barco. Su nombre era «Emancipación». Cuando entró la noche, nos llevaron a subir al barco. Está muy bonito. Le di besos a mi novia le dije: «Tú sabes si Vuelta 20 no quieres contestar las cartas que te voy a mandar cuando llegaré a México o donde sea que me lleven». Con esto subimos al barco. Cuando amaneció nos fuimos navegando sobre el mar. Al tercer día, cuando llegamos a Veracruz, cuando bajé a tierra firme, fui a comprar papel para escribirle a mi mamá, a mi papá, y a mi novia.
Mañana te digo cómo llegué a Ixtepec, Oaxaca.
Ognimod Leida Raliuga S.
México D. F. a 30 de junio de 1950
Le ka k’uchen Veracruz tin k’ata ti le mak ku kalantko’on utial u chaik in bin in man ju’un yetel in k’ubik utial ka bisaal tin luumile, ka tin mana oxp’el u le’e ju’um tin tuxta ump’el ti in mama ula’ak’ ti in xbaal tux kin walikti k’uchen mixbaal uxten. Jaalibe to’on tune
machaabon ump’ite bisaab “México”
ulaak’e utial “Oaxaca”, u ts’ok tune “monterrey” ichil le binoo
“Oaxaca” tuno, bisa’aben, ma jach
kiimak in wol tumen chen 58
mako wa palaloobo wet xiboo
Le ka k’uchen Oaxaca tune bisaabon
“yxtepec” tuxan le Sut
22
“ch’ich’o maskabo” le ka k’u
choon tun teelo tene jak’an in wol tumen ma in k’ajool mixmak
chen “Sapoteco” kin wilik, chen boxoo tulaka le winkobo te lu’umo’, tu kanp’el k’in tune
tin sunajen in ts’itik ti in tata
tux kin aiktie ma kimamak in wol tumen ma’ bisaaben
“Mexico” tulaka in wet
kajailoobo bisaaboo tux bisaabeni
tulakalo minaan yoloo tumen
luusaabon tin luumile utial ka
bisaakon tuux yan chan
winik ma yojloo mix u k’aba’
le ka man unp’e :u: yete tankoche
u’yaje yan bin taasaal
Sut
México D. F., a 30 de junio de 1950
Cuando llegué a Veracruz le pregunté a la persona que nos cuidaba para que me dejara ir a comprar hojas [para cartas] y para entregarlo para que lo lleven a mi pueblo. Compré tres hojas de papel. Mandé una a mi mamá, otra a mi novia en la cual le digo llegué, no me pasó nada. Bueno, nosotros entonces no nos dejaron, sólo un pequeño [grupo] fue llevado a México, otro a Oaxaca y el último a Monterrey.
Dentro de los que fueron a «Oaxaca» estaba yo, pero no estaba muy feliz porque solo fueron 58 hombres, o muchachos mis compañeros.
Cuando llegué a Oaxaca entonces, nos llevaron a Ixtepec donde están los Vuelta
22 «pájaros de fierro» [¿los aviones?] cuando llegamos ahí yo estaba preocupado porque no conocía a nadie. Sólo veía a zapotecos [indígenas de Oaxaca], personas morenas y todos los nativos.
Al cuarto día entonces volví a escribir a mi papá en donde le decía: «No estoy feliz porque no me llevaron a México. A todos mis paisanos los llevaron donde me llevaron a mí.
Ninguno de ellos tiene ánimos porque nos quitaron de nuestra tierra para llevarnos donde hay tipos que ni conocen ni sus nombres».
Cuando pasó un mes y medio, escuché que nos iban a traer Vuelta
Wa bisaal “México” tumeen tuxtabon t’ambi tumen le “Coronelo” yan waye, ten tune
tin wala tin in wet kajailobo
ka u tuxto albi ti u tataobo jebix ki ni men ten, tene jach ki’imak in wole ka
tin walaje ti in tataobe. Sama
wa ka’abe bisaal “mexico”
te bin ts’oksik le jaabo.
tu lak’ k’in tune u’yaje u paaxa “Diana” u tip’i’ k’in ka laj likon tumen ojle le kino yan
kajoltik México , le ka tu ts’a kamp’e orai u t’ubo k’ine ka joop’o
tal
Sut 24
ump’e k’in menta ichil “Oaxaca
yetel México” le ka k’uchoone
tan kikilanka yetel keel tumen
toone sukta le k’ilkabo ku mentik
lu’ume yetel “Oaxaca” tene
tin bukima 3 in nok’e mi bey
kin chokotal un p’it, le ka k’uchoone
ts’ok u jook’o k’ine mix
beyo’ tan u’yik ke’el jaalibe
le ka emone’ le chan capitano
ka joop’ u chokokinsik pole
tumen tun xokto’on ten tune puts’en tumen wijeni, ka binen in man baal in jant.
Sut in walik samale bix top tin
Bisa’ waye’
Ognimod Leida Raliuga S.
o llevar a México porque nos mandaron a hablar por el coronel que está aquí. Yo entonces les dije a mis paisanos que mandaran a decir a sus papás como yo lo iba a hacer. Estaba muy feliz de saber esto y dije a mis papás: «Mañana o pasado nos llevan a México. Allí terminaríamos el año».
Al otro día escuchamos la canción «Diana» [canción de fanfarria]1 al amanecer y nos levantamos todos porque sabíamos que ese día conoceríamos México. A las cuatro de la tarde empezamos a venir.
Vuelta 24 Hicimos un día entre Oaxaca y México. Cuando llegamos estábamos temblando de frío porque nosotros estamos acostumbrados al calor de nuestra tierra y de Oaxaca. Me puse tres ropas y con esto logré calentarme un poco. Cuando llegamos ya había salido el sol, pero ni con esto, sentíamos frío. Y así fue, y cuando nos bajamos el pequeño capitán nos empezó a calentar la cabeza [gritar] porque nos está contando. Por mi parte, me escapé porque tenía hambre, y fui a comprar algo para comer.
Regreso mañana a decirte las dificultades que tuve [lit. llevé] aquí.
1 https://www.youtube.com/watch?v=8r59abu0Ouo
Anexo Versión facsimilar de las cartas de Domingo Adiel Aguilar Torres a Robert H. Barlow
México D. F., a 30 de mayo de 1950
México D. F., a 2 de junio de 1950
México D. F., a 5 de junio de 1950
México D. F., a 7 de junio de 1950
México D. F., a 8 de junio de 1950
México D. F., a 10 de junio de 1950
México D. F., a 13 de junio de 1950
México D. F., a 14 de junio de 1950
México D. F., a 17 de junio de 1950
México D. F., a 19 de junio de 1950
México D. F., a 21 de junio de 1950
México D. F., a 23 de junio de 1950
México D. F., a 26 de junio de 1950
México D. F., a 28 de junio de 1950
México D. F., a 30 de junio de 1950
La correspondencia en maya yucateco entre Robert H. Barlow y Domingo Adiel Aguilar Torres
fue preparado como archivo digital por el Departamento de Publicaciones de la Universidad de las Américas Puebla, Ex hacienda Santa Catarina Mártir s/n, San Andrés Cholula, Puebla, C. P. 72810, en agosto de 2023.
En la composición tipográfica se emplearon las familias Cooper Hewitt, Palatino y Guardian TextEgyp.
Este valioso libro invita a sus lectores a ubicar a Robert H. Barlow dentro de la historia de la antropología mexicana, apreciar su contribución al estudio de la cultura maya y reconocer el valor académico de sus documentos, custodiados en la Sala de Archivos y Colecciones Especiales de la udlap.
Ha sido muy esperada la publicación de textos mayas inéditos del siglo xx, puesto que la mayor parte de los documentos mayas reproducidos hasta el momento pertenecen al periodo colonial y fueron elaborados con base en la lengua reducida ideada por los franciscanos en el siglo xvi.
Las cartas escritas por Aguilar Torres, con Barlow como interlocutor, son correspondencias personales de carácter informal, género que no se ha trabajado hasta la fecha. Su contenido refleja claramente los gustos e intereses particulares de un maya de principios del siglo xx, lo que nos permite acercarnos a su mundo cotidiano y a su sentir.
Dr. Tsubasa Okoshi Director del Centro de Estudios Latinoamericanos, Universidad de Estudios Extranjeros de Kioto