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LOS AMORES DE LA REALEZA QUE NO PUDIERON SER
Puede que sean príncipes, herederos o reyes de una monarquía, pero no pueden tenerlo todo. En ocasiones, hasta ellos tienen que sacrificar algo que desean, como el amor de su vida. Nadie dijo que era fácil ser de sangre azul.
Margarita de Inglaterra y Peter Townsend
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Peter fue uno de los grandes apoyos del entonces rey George VI de Inglaterra, parecía su sombra y fue tal su contacto con la familia real, que terminó enamorándose de la hija del monarca, la princesa Margarita, y claro, ella de él.
Peter pudo ser el yerno perfecto, pero estaba casado con Rosemary Pawle, madre de sus dos hijos, Giles y Hugo. Dada la época, tal era un gran impedimento para poder iniciar una vida junto a la princesa. Fue hasta 1952 que consiguió el divorcio, pero ese año, George VI murió, dejando a su hija mayor, Isabel II, como monarca. La pareja pensó que Isabel, al ser más joven y unida a Margarita, entendería mejor su situación, permitiéndoles casarse, pero no fue el caso. Una de las primeras crisis que vivió la soberana al comienzo de su reinado fue justamente el noviazgo incómodo de su hermana con un hombre divorciado. Isabel II negó el permiso de casarse a Margarita, a menos que ella renunciara a su título real para poderse casar con Peter, algo que Margarita no estaba dispuesta hacer.
Rainiero de Mónaco y Gisèle Pascal
Todos conocemos la gran historia de amor protagonizada por el príncipe Rainiero y la ex actriz de Hollywood , Grace Kelly, pero pocos saben que él ya se había enamorado anteriormente de otra actriz de origen francés. Nos referimos a Gisèle Pascal, la joven de la que Rainiero se enamoró cuando todavía era príncipe heredero. La relación entre ellos duró seis años, fue un romance sumamente apasionado hasta 1949 que Rainiero subió al trono tras la muerte de su abuelo, el príncipe Luis II.
Esta actriz era de origen plebeyo, sus padres eran comerciantes de flores y, por supuesto, no contaba con el currículum de una royal. Fue entones que la hermana de Raniero, la princesa Antonieta, vertió rumores en la corte monegasca de que Gisèle no era virgen y, además, era estéril. Al padre de Carolina de Mónaco no le quedó otra que despedirse de su primer amor. Siete años después, se casó con la también actriz, Grace Kelly.
Juan Carlos de España y María Gabriela de Saboya
El corazón del rey emérito de España es literal un condominio lleno de historias de amor apasionantes. Existen leyendas urbanas sobre el número de mujeres con las que el monarca habría mantenido relaciones sexuales, unos se atreven a señalar la friolera cantidad de cinco mil mujeres. Pero más allá de sus amores, hubo una mujer que le robó el corazón y, además, era perfecta para él, pues pertenecía a la realeza europea; nos referimos a la princesa María Gabriela de Saboya, hija del último rey de Italia, Humberto II. Lo de ella y Juan Carlos de España no pudo ser, por el simple hecho de que al dictador Francisco Franco no le gustaba María Gabriela, le resultaba una mujer muy liberal, así que prefirió a la princesa Sofía de Grecia, con quien finalmente Juan Carlos tuvo que casarse. Dicen que Juan Carlos siempre llevaba una foto de María Gabriela en su cartera, pero al no poderse casar, algo cambió en él, se volvió más mujeriego y poco estable desde entonces. Hay quien no cambia la corona por el corazón de la mujer que ama y este fue el caso.
Federico de Dinamarca y Katja Storkholm Nielsen
El heredero a la corona danesa vivió los años de juventud a toda velocidad. La década de los 90 fue muy movida en su corazón, salió con modelos, cantantes de rock y un larguísimo etcétera. Pero hubo una joven que le robó el corazón de manera diferente. Según palabras de Federico, la modelo Katja Storkholm Nielsen fue el gran amor de su vida, a quien conoció en 1994 y terminó dos años después. El príncipe le pidió permiso a su madre, la reina Margarita para casarse con ella, pero la soberana le dijo que no. Al ver que no tenían futuro, Katja decidió no volver a ver a Federico, quien quedó destrozado e incluso, en sus palabras años después, pensó en el suicidio como último recurso por no soportar estar lejos de ella.
Felipe de España y Eva Sannum
Se conocieron en 1997 cuando Eva viajó a España para vivir un año sabático y ganar dinero como modelo ocasional. El punto de encuentro fue el restaurante mexicano El Cuchi, al cual, una amiga de ella le pidió que la acompañara con su novio y un grupo de amigos. Ahí Felipe y Eva conectaron; su romance duró hasta diciembre de 2002. La razón por la que el rey Juan Carlos no dio permiso a su hijo de casarse fue que Eva era modelo y había aparecido en ropa interior para una firma en la madre patria. Demasiado liberal para una reina consorte. De haber sabido el rey Juan Carlos que su hijo Felipe se enamoraría después de Letizia, seguro hubiera preferido a Eva de nuera, pues si España se escandalizaba por ver imágenes de Eva en ropa interior, no podían imaginar a Letizia con el torso desnudo en un cuadro del pintor cubano, Waldo Saavedra.