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LA ESTRELLA DE MÁS DE MIL MUJERES

Andrés García vivió siempre al límite. Tanto en lo personal como en lo profesional, le gustaba desafiar las normas. De fuerte personalidad y recio carácter, construyó en cine, teatro y televisión una sólida carrera que no estuvo exenta de escándalos y leyendas tejidas en torno suyo. En los años 70 y 80 del siglo pasado figuró como símbolo sexual y se le adjudicó una interminable lista de romances, algunos de ellos con famosas, con la consiguiente imagen de rompecorazones que se mantuvo hasta prácticamente el final de su vida. Se casó en cuatro ocasiones y oficialmente procreó tres hijos, con quienes tuvo una relación ambigua: a veces cercana, otras poco amable y hasta con descalificaciones de por medio. El caso es que él eligió vivir su vida así: libre, sin ataduras de ninguna índole, siendo dueño de su tiempo y su destino. Muchas veces dijo no querer vivir más allá de los 85 años, a fin de no necesitar de alguien más para existir. Sin embargo, 81 años plagados de excesos terminaron por cobrarle factura y sus últimos días ya no pudo valerse por sí mismo. El otoñal actor murió a las 15:07 horas del pasado 4 de abril en El Paraíso, su casa de Pie de la cuesta, Guerrero, donde enfrentó los duros embates de la cirrosis hepática que le fue diagnosticada a principios del año pasado.

“Recibió una transfusión el domingo 2 de abril en el Hospital Santa Lucía. Ese mismo día regresó a casa, pero su cuerpecito ya estaba muy cansado. Recibió la extre- maunción el lunes 3 de abril, estando yo a su lado, así como mi hermana y su enfermero. Permanecí a su lado cuidándolo y queriéndolo hasta su último suspiro. Se fue en paz y de una manera que le agradezco a Dios”, confirmó su viuda, Margarita Portillo, en redes sociales.

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“¡ESTA ENFERMEDAD ES LA PEOR DEL MUNDO!”, DECÍA ANDRÉS

Al darse a conocer su padecimiento, Andrés García reflexionó entonces sobre el disipado estilo de vida que llevó durante al menos 30 años, y cómo eso afectó finalmente su salud. “No se me escapaba ningún tequila, ninguna parranda en la que hubo de todo y sin medida: tequila, whisky, vodka, “perico”… Cometí muchos excesos. Entre los 20 y los 25 años me dieron a probar la cocaína y me gustó, la disfruté muchos años. Ya hace un rato que la dejé; trabajo no me costó, pero no es para que lo anden haciendo, porque a la larga, te afecta, te echa a perder el hígado y te da cirrosis. Es lo primero que te friega ese tipo de estupefacientes”, dijo al programa Ventaneando Meses más tarde, en septiembre, concedió una entrevista a TVyNovelas en la que describió las incomodidades que enfrentó desde que la cirrosis lo hizo presa. “¡Esta enfermedad es la peor del mundo! Y lo digo yo, que he tenido cáncer en los testículos, me han dado balazos, tengo huesos rotos, me he caído de trapecios… Sin duda, esto es lo más desagradable del mundo. Todo el mundo habla de cirrosis y nadie tiene cirrosis. Yo aguanto bastante, puedo con el dolor, más no con la incomodidad… Te la pasas en el baño, de la mesa a cag..., literal. Lo que pasa con el hígado al deteriorarse es que hace su función más rápida, entonces ni comes en paz ni vas al baño en paz. ¡Tengo miedo hasta de tomar agua! Me mandaron dos bolsas de pañales, y sí sirven de algo, pero a mí esas cosas no me gustan; andar así por la casa todo embarrado como que no es vida. Eso es lo más incómodo y desagradable que he vivido”.

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