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Boletín InformatIvo 5. Cultura 10. entrevIsta 16. salud y BIenestar

salud y BiEnEstar ¿qué es la integridad emocional?

El concepto que puede cambiar tu vida

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Por: Lic. Jennifer Delgado Suárez www.rinconpsicologia.com

¿Qué es lo más importante en tu vida? ¿Qué es eso que da sentido a tu existencia?

Cuando tengas la respuesta, pregúntate cuánto tiempo has dedicado en estos últimos meses a eso que te resulta tan importante y significativo. Es probable que te sorprenda descubrir que lo más importante de tu vida no es tu prioridad, o al menos no le dedicas el tiempo suficiente.

Quizá también descubras que estás atrapado en un mar de deberes y obligaciones, que cada día haces lo que debes y no lo que quieres o deseas. Quizá también descubras que tu corazón dice una cosa, pero tu mente dicta otra.

Esa falta de coherencia entre lo que sientes y deseas y lo que efectivamente haces suele generar insatisfacción, frustración y arrepentimiento. Sentirse dividido y constatar que los deseos y sentimientos van por una parte mientras los comportamientos y hábitos van por otra, suele generar un profundo conflicto interior. Una vida llena de compromisos y sacrificios no es la mejor manera para desarrollar los diferentes roles que asumes. De esa manera, cuando estés en el trabajo, te sentirás culpable por no pasar suficiente tiempo con tu familia, pero cuando estés en casa, te preocuparás por el trabajo pendiente. Así tu mente siempre estará en otra parte. Nunca estarás plenamente presente. Y antes de que te des cuenta, la vida habrá pasado.

Para solucionar esa incoherencia hay que desarrollar la integridad emocional.

¿Qué es la integridad emocional?

Cuanto más consciente seas de tus sentimientos, más posibilidades tendrás de gestionar tus emociones de manera inteligente y asertiva. Por ende, más satisfecho te sentirás con la vida que llevas, lo cual aumentará tu bienestar emocional. Sin embargo, para lograrlo existe un requisito esencial: la integridad emocional.

El concepto de integridad emocional se refiere al coraje de reconocer nuestros verdaderos sentimientos, anhelos y deseos sin juzgarlos con la lente de la sociedad. En esencia, es ser completamente honesto con uno mismo reconociendo nuestras emociones, impulsos y sueños.

La integridad emocional también implica mantenerse fiel a esos estados afectivos, siendo capaces de expresarlos de manera asertiva y coherente en nuestro día a día. Se trata, por ende, de reconocer lo que sentimos – ya sea agradable o no – y ser fiel a ello, a pesar de lo que puedan decir o pensar los demás.

Por desgracia, la integridad emocional es una habilidad subestimada y subdesarrollada. Cada vez que una persona cercana nos pregunta cómo estamos, por ejemplo, y respondemos con un escueto “bien”, aunque por dentro estamos hechos trizas, le damos la espalda a la integridad emocional.

Cuando no nos atrevemos a perseguir un sueño y ni siquiera somos capaces de identificar qué nos detiene, carecemos de integridad emocional. Cuando nos quedamos atrapados en relaciones y situaciones que nos generan malestar, simplemente porque no tenemos el coraje de reconocer que no es lo que deseamos, también nos olvidamos de la integridad emocional.

¿Cómo es una persona íntegra emocionalmente?

Las personas que han desarrollado su integridad emocional tienen algunas características en común:

• Son honestas respecto a sus sentimientos, deseos y sueños, tanto consigo mismas como con los demás.

• No se avergüenzan de sus emociones y sentimientos ni recriminan o culpan a los demás por lo que sienten ya que asumen la responsabilidad por sus estados afectivos.

• Desarrollan una autoconciencia emocional que les permite comprender el origen de sus sentimientos y detectar patrones de respuestas automáticos disfuncionales.

• Enfrentan las verdades incómodas o dolorosas, siendo conscientes de sus sombras, limitaciones y vulnerabilidades.

• Prestan atención a sus necesidades emocionales e intentan satisfacerlas de manera asertiva, sin hacer daño a los demás ni a sí mismos.

• Planifican su vida de manera que las cosas realmente importantes y significativas desde el punto de vista afectivo ocupen un lugar protagónico.

¿Cómo desarrollar la integridad emocional sin morir en el intento?

Vivimos en una sociedad represora de las emociones, sobre todo aquellas catalogadas como “negativas”, de manera que es comprensible que la mayoría de las personas crea que no puede “darse el lujo” de expresar lo que siente.

De hecho, un estudio realizado en India reveló que quienes viven en las ciudades desarrollan menos su integridad emocional que las personas que viven en comunidades en entornos naturales. Por eso, el primer paso para desarrollar la integridad emocional consiste en distanciarse de los dictámenes sociales sobre la esfera afectiva y dejar de catalogar las emociones y sentimientos como “malos” o “buenos”.

Robert Solomon afirmaba que la integridad emocional implica vivir plenamente, a todo color. Para este filósofo, la vida contiene tanto el rojo de la furia como el amarillo de la alegría, el azul de los momentos de felicidad y el verde del disgusto. Una vida que merece ser vivida es colorida, lo cual no solo implica experimentar y aceptar emociones de diferentes colores, sino también de distintas tonalidades y con varias intensidades. Solomon creía que lo opuesto a la integridad emocional es precisamente una vida monótona y monocromática. Debemos comprender que si nos sentimos culpables por lo que sentimos, tendremos la tendencia a reprimir y ocultar esos sentimientos, incluso a nosotros mismos, lo cual nos impide ser honestos emocionalmente. En cambio, necesitamos aprender a aceptar lo que sentimos y deseamos, sin juzgarlo. Esa actitud abierta es el pilar sobre el que se sustenta la honestidad emocional.

Por supuesto, esa fase puede ser dolorosa ya que a menudo implica descubrir sombras interiores, aspectos de nosotros mismos que habíamos mantenido convenientemente ocultos porque no eran bien vistos socialmente. En esta etapa puedes descubrir, por ejemplo, que la manera en que has estructurado tu vida satisface los estándares sociales y hace felices a los demás, pero no satisface tus deseos y aspiraciones más profundas ni te hace feliz.

En un segundo momento tendremos que plantearnos preguntas difíciles que nos permitan pivotar en la vida. Solo ten en cuenta que no hay respuestas correctas o incorrectas. Se trata de conectar con lo que sientes y deseas, esa parte de ti que has mantenido acallada durante mucho tiempo. Reconoce tus necesidades, deseos, impulsos y ambiciones sin ningún

Fuentes: Kumari, R. (2018) Comparative Study of Social Appreciations Ability, Social Emotional Integrity of Rural Area and Urban Area Working Women of Himachal Pradesh. International Journal of Management and Applied Science; 4(2): 80-83.

Solomon, R. (2007) Ética emocional. Una teoría de los sentimientos. Barcelona: Paidós Ibérica.

juicio o culpa. Esa honestidad emocional se convertirá en unos cimientos sólidos sobre los cuales tomar mejores decisiones para determinar con mayor claridad tus metas y comportamientos.

Por último, debemos aplicar la integridad emocional a nuestro día a día. Empieza con pequeñas cosas. Cuando alguien cercano te pregunte cómo estás, por ejemplo, responde sinceramente. Es cierto que la honestidad emocional muestra tu vulnerabilidad, pero no olvides que también sirve para crear vínculos afectivos más fuertes.

Aplicar la integridad emocional también implica repensar tu jornada diaria para ir haciendo espacio a esas cosas que te resultan más importantes y te brindan auténtica satisfacción porque están en sintonía con tus sueños y deseos. Haz una lista de lo que realmente quieres de tu vida.

Imagina la vida que deseas vivir, piensa en lo que quieres lograr y visualiza el impacto de lo que deseas. Luego, aplica ingeniería inversa para ir tomando decisiones que te ayuden a tener la vida que deseas, en vez de limitarte a sacrificar en el altar del deber tus sueños, emociones e ilusiones.

dEportE y Famiila trastorno Dismórfico Corporal (tdC)

Por: Raúl Petraglia – alias Petra*

Quienes viven de su imagen, como bailarines, actores, cantantes, modelos, por nombrar a algunos, fueron seguramente pioneros en el sufrimiento de este desorden psicológico al tener que ajustarse y/o, al no poder hacerlo, tener que vivir bajo una gran presión social y propia.

La belleza innegable del ballet clásico exige sin compasión ciertos estándares estéticos que anteponen al arte sobre el individuo, resaltando un sacrificio vocacional extremo de sus apasionados interpretes. Las exigencias sobre el “look”, presencia correcta y proezas físicas admirables, sumado a una sacrificada vida de dedicación absoluta, han resultado en generaciones de bailarines clásicos altamente frustrados y estresados en lo físico y lo emocional.

Según Wikipedia, recién en 2013 se cataloga al TDC como tal reconociendo un claro problema bio-psico-social. Según el doctor D. Giles, de la Universidad de Winchester: “los jóvenes, tanto hombres como mujeres, cada vez con más frecuencia basan sus ideas de cómo debe ser su apariencia física en las imágenes que ven en los medios”.

Si trazáramos una línea de tiempo que destaque paralelamente la influencia ejercida en los hábitos de las sociedad de consumo, por la Industria del cine, las series, los comerciales de TV, los medios de comunicación y, más recientemente, las redes sociales, marcando convergentemente el incremento de los desórdenes emocionales, anímicos y conductuales de la población, veríamos una clara relación. Los medios de comunicación se transforman en medios de influencia y manipulación conductual (y social), imponiendo “sutilmente” nuevos hábitos, estándares de vida y obsesiones.

Hemos sido conejillos del neuromarketing y la conexión emocional. Pero ahora nos enfrentamos a algo mucho más delicado y letal. Vivimos y aceptamos, sin rechistar, una dictadura experimental descarada que nos induce, inocentemente, a qué debemos comer, qué ejercicios hacer, y cómo debemos vernos. Bienvenidos al cruel y obsesivo imperio de una cultura popular totalmente manipuladora en la que casi ha desaparecido la identidad individual. La forma de conquistar a las masas es con un arma camuflada y selectiva llamada algoritmos y espionaje conductual, obsesionándonos por cumplir con el ideal estético de la “persona perfecta”, y otras muchas cosas más . El trastorno dismórfico corporal comienza, comúnmente, en la adolescencia y afecta a ambos sexos. Se ve claramente en variaciones del estado de ánimo, tendencias suicidas, ansiedad y/o fobia social, trastorno obsesivo compulsivo, trastornos de alimentación, abuso de sustancias, problemas de salud por conductas de autoflajelamiento, deformaciones por intervenciones quirúrgicas repetidas, etc. Acomplejados de nosotros mismos desarrollamos nuevas y profundas obsesiones.

La propuesta es cuidarnos para estar sanos, funcionales, ser más longevos en salud y disfrutar de nuestros seres queridos o de lo que nos de la gana. Encuentra una actividad física que te traiga equilibrio y paz, que te acompañe en la aceptación de tu propia naturaleza, sin que tengas que compararte con nadie.

Lamentable y paradójicamente, el yoga “mainstream” o comercial en vez de aportar esa paz y ese equilibrio se está convirtiendo en un espejo de la sociedad de consumo, la obsesión por el físico y la forma perfecta. La industria de la moda, las prácticas abusivas con el cuerpo, que no consideran la realidad de cada individuo, como edad, género, estado físico, creencias, salud, nos empujan a actividades para las que no estamos preparados física/emocionalmente, olvidando que cada cuerpo es diferente y único.

El yoga serio no debe olvidar principios fundacionales como Ahimsa (no violencia) y Santosha (completa satisfacción o aceptación). Es decir, que no debemos violentar nuestro cuerpo y reconocer que es sano aceptarnos como somos. Desde esa plataforma podemos evolucionar orgánicamente. Necesitamos este lugar de paz para vivir plenamente, tener relaciones armoniosas y fructíferas.

Ojo, este no es un llamado al conformismo, sino a hacer las paces con la realidad individual, como plataforma para el desarrollo personal, desde un mirada no obsesiva y amorosa. Te propongo abrazar y amar la realidad de estar vivos, reconociendo y vibrando con la belleza de esta existencia. Como sociedad necesitamos urgentemente evolucionar hacia una vida de mayor contacto con la naturaleza, replantearnos la relación con nosotros mismos, con los demás, y saber tomar una distancia inteligente de los medios de comunicación en general. No olvides que, como dice Mark Whitwell, “Eres el poder del cosmos”, nada más ni nada menos.

Inspiración : -Agradezco enormente a Lucrecia Petraglia, artista, bailarina, cantante y actriz profesional, quien ha vivido en carne propia las exigencias de una carrera en el Conservatorio de Danzas Clásicas y, como joven contemporánea que es, las imposiciones de la sociedad en su vivir cotidiano, por ser una fuente de inspiración y por su valentia y coraje. @lucreciapetraglia – -Recientemente descubrí y ¡admiré!!! en IG a @yogacongabi, en dos videos muy valientes en los que critica sabiamente y directo a la línea de flotación, a esta obsesión tan generalizada en la que una parte del mundo del yoga parece haber caido. Gratitud a ambas

*Raúl (Petra), es maestro titulado por Casa Ananda Yoga Ashram, en PDC. Registrado en Yoga Alliance International (500RYT), Maestro de Heart Of Yoga, autorizado por Mark Whitwell. Enseña en Casa Ananda – PDC, IKAL Tulum, da clases y retiros personalizados.

Fuentes: Mayo Clinic: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/body-dysmorphic-disorder/symptoms-causes/syc-20353938

BBC: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2011/04/110401_trastornos_raros_dismorfico_corporal_men Mark Whitwell: www.heartofyoga.com Mi maestro presente, fundador de heartofyoga.com, alumno directo de Desikachar, y del padre de éste: Sri T. Krishnamacharya.

EduCaCión “¡ya estoy list@!”

Por: Natalia A. Alioto Lic. en Educación Especial

Cami siempre durmió con sus padres, primero en la cama de ellos y luego añadieron una cama pequeña a la misma. Al cumplir los 4 años sus papás comenzaron a pensar que ya era hora de que su cama estuviera en su propia recámara, que siempre se usó como área de juegos.

Después de pensarlo mucho decidieron hablar con su hija para anticipar esa decisión, y que pensaban hacerlo dentro de unas semanas volviendo de un viaje. Con un poco de temor de la respuesta de la niña, le informaron y Cami no solo manifestó estar de acuerdo sino que agregó: — “Mamá podemos hacerlo hoy mismo, ya estoy lista”.

¡Se podrán imaginar la cara de asombro de estos papás! Pero claro, actuaron rápidamente y ese mismo día hicieron el movimiento de cama. Fue una noche larga, varias veces se despertó, pero con un resultado maravilloso. Cami desde ese día duerme solita en su dormitorio, y rara vez se despierta en la noche buscando a sus papás. Y cuando lo hace, sin problema vuelve a dormirse y sin necesidad de pasarse de cama.

Cuando sus padres me comentaron esto, pregunté si habían felicitado a su hija porque era toda una campeona, pero también felicité a los padres por haber tomado la decisión, y llevarla a cabo.

Este es un ejemplo de los muchos que podría mencionar: niños que están listos para dejar su pañal, su mamila, la cama de los padres. Cuando preguntamos por qué a esa edad continúan con estos hábitos de bebés, la respuesta es que NO ESTÁ LIST@. Y cuando escucho respuestas como las de Cami, mi pensamiento inmediato es ¿quién es el que no está listo?, ¿el niño o el adulto?

Es muy importante respetar el nivel de desarrollo de los pequeños, estar atentos a sus necesidades y requerimientos, y apoyarlos. Sin embargo, es fundamental que estas necesidades no se confundan con las de los adultos. Cuando hacemos ver esto a las familias, podemos observar dos miradas... Algunos papás dicen: -“No quiero apurar a mi hijo a dejar...., como hicieron conmigo”. Una mirada de adulto, sintiendo y viviendo una infancia donde no fue respetado en su proceso madurativo. Otros papás dicen que su hijo no está listo. Sin embargo, en la escuela o en la terapia manifiesta y demuestra lo contrario. Aquí la mirada del adulto pone en el niño esa falencia cuando en realidad los que no están listos para ver crecer a su pequeño, y que se vuelva un ser autónomo, son los padres.

Estas situaciones se ven más con hijos primerizos, donde las dudas y miedos están muy presentes, y es lógico.

Hoy quiero que reflexionemos sobre la importancia de conocer este desarrollo de los niños, sus etapas, sus necesidades. Junto con la escucha atenta de lo que los pequeños nos van marcando en su andar por la vida.

Sabemos que no todos los niños dejan el pañal, la mamila, chupón, a la misma edad. Pero podemos tener un parámetro aproximado de lo que sería esperable para la edad de los pequeños. ¿Por qué mencionamos esto como importante? Si un pequeño nos dice que ya está listo es porque su cuerpo, físico y mental, está capacitado para dejar... (pañal, chupón, cama de padres) y seguir adelante. Si los adultos, por nuestra propia inseguridad o resistencia a que crezca no lo acompañamos en este proceso, el estar listo del niño se pierde, se pasa y eso se traduce en que generamos una dependencia a objeto/situación y persona.

Es decir, en el ejemplo del pañal seguirá dependiendo del objeto y del adulto. Y así va a suceder con otras cosas… ¡con todas!

Ahora pensemos juntos qué consecuencias trae generar niños dependientes. No poder valerse por sí mismo, ser inseguro, temeroso de sus decisiones, baja autoestima, todo ello se va a ir reflejando en las distintas etapas de los niños a medida que van creciendo.

Por eso es importante estar listos los papás y generar estos nuevos hábitos a la edad correspondiente y CUANDO EL NIÑO NOS DICE QUE ESTÁ LISTO, RAPIDITO DEBEMOS ESTAR LISTOS NOSOTROS TAMBIÉN, para acompañarlos en un desarrollo sano y amoroso.

Dedicado a mi sobrina Cami, la súper campeona, y a sus padres valientes.

Otra Mirada - Playa del Carmen otramirada.mx Tel: (984) 116 6772

lEtras y palaBras ¿a qué te sabe el café?

Por: Miguel Ángel García García @letrasypalabras

El café recién servido me sabe a gloria, pero a menudo se me enfría, y ando por ahí, tomando café frío a las seis de la tarde.

Por lo general, siempre he dormido del lado derecho de la cama, que es el lado del corazón; boca abajo, como cuando abrazas; pero últimamente me quedo dormido donde caiga.

Mi pie izquierdo es el primero que se mueve cuando intento bailar, y me muerdo el labio inferior inconscientemente.

El agua con la que me baño casi siempre está helada.

Me gusta el idioma portugués, y no sé decir ninguna palabra en francés.

Le temo a la muerte y a las arañas.

Creo que no tengo lunares en la espalda.

El jueves es el día que más me gusta de la semana.

Y a ti, ¿a qué te sabe el café?

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