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Boletín InformatIvo 5. Cultura 10. entrevIsta 18. salud y BIenestar
from ¡BIENVENIDO OCTUBRE!
by JC CREATIVE
salud y BiEnEstar ser uno con el universo
aumentará tu satisfacción vital, según la ciencia
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Por: Lic. Jennifer Delgado Suárez www.rinconpsicologia.com
La satisfacción vital es un juicio que hacemos sobre nuestra vida. Anclados en el presente, miramos al pasado para valorar si nuestras condiciones de vida actuales y las metas que hemos logrado se corresponden con nuestras aspiraciones y sueños.
Nuestro nivel de satisfacción vital es un factor esencial para el bienestar subjetivo. O sea, cuanto más satisfechos nos sintamos con nuestra vida, mayor será nuestro bienestar. Sin embargo, la satisfacción vital no solo es gratificante y contribuye a nuestro bienestar emocional, sino que también se ha relacionado con un rendimiento cognitivo mayor en los jóvenes y una salud mejor en la vejez.
Obviamente, la satisfacción vital depende de una infinidad de factores. Hace poco, psicólogos de la Universidad de Mannheim descubrieron que una de las variables más importante es la sensación de conexión y ser uno con el todo.
Ser uno con el todo impulsa la satisfacción vital
Los investigadores realizaron dos encuestas en las que participaron casi 75.000 personas. En una de ellas incluyeron una serie de afirmaciones especialmente pensadas para evaluar la creencia en la unidad, por ejemplo: “Creo que todo en el mundo se basa en un principio común” o “Todos somos interdependientes”.
¿Cómo ser uno con el universo?
No existe separación entre personas, animales, objetos, planetas o galaxias, todos somos una misma y única cosa. Esa es la base de la sensación de unidad. Sin embargo, comprender ese mensaje a nivel cognitivo, sin llegar a interiorizarlo, no servirá de mucho pues seguiremos sintiéndonos individuos separados y solos.
También incluyeron afirmaciones para medir aspectos relacionados con la unidad, como la conexión social, el vínculo con la naturaleza y la empatía, así como la satisfacción con la vida. Hallaron una correlación significativa entre la sensación de unidad y la satisfacción vital.
Las personas que se sentían más conectadas con el mundo, los demás o una divinidad y estaban firmemente convencidas de que formaban parte de ello, se sentían mucho más satisfechas con su vida, con las cosas que habían logrado y con sus condiciones actuales.
La sensación de unidad no es privativa de las religiones
En una segunda encuesta, los investigadores exploraron si esa sensación de unidad se originaba fundamentalmente en la religión. De hecho, existen diferentes religiones que transmiten esa idea de unidad, así como sistemas filosóficos y experiencias trascendentales, como la meditación o el yoga, que permiten conectar con el universo y sentirse en armonía.
Sin embargo, tras analizar a personas que profesaban diferentes creencias religiosas, así como a ateos, estos psicólogos descubrieron que todos los participantes podían experimentar esa sensación de conexión y unidad, independientemente de su orientación religiosa, si bien esta aportaba diferentes matices a la experiencia, como es lógico.
“A pesar de todas las teorías, en tanto que estemos interiormente divididos, sentiremos que estamos aislados de la vida”, advirtió Alan Watts. Por tanto, necesitamos experimentar la sensación de unidad a nivel vivencial.
De hecho, es importante comprender una distinción terminológica importante: no es lo mismo formar parte del todo que ser uno con el todo. Cuando creemos que formamos parte del todo, simplemente asumimos que somos una pieza más, un engranaje más en la maquinaria universal. Esa sensación nos convierte en átomos aislados y puede empequeñecernos. En cambio, ser uno con el universo borra cualquier distinción y nos permite crecer porque ampliamos enormemente nuestros límites.
Para lograrlo, debemos aceptar que todo cuanto nos rodea tiene su contrapartida en nuestro interior. Edwin Arnold nos da una pista: “renunciando a uno mismo, el universo se convierte en mí”. Debemos dejar de sentirnos aislados de todo lo que nos rodea para comprender que no existe un “yo” separado de lo que percibimos, conocemos o sentimos. Se trata de dejar de sentirnos superiores, establecer distancias o marcar límites divisorios entre “yo” y “ustedes” o entre el “yo” y el “mundo”.
Por supuesto, esa sensación de conexión universal no es un estado mental nebuloso en el que se pierde toda distinción e individualidad, sino que implica la coexistencia de estados aparentemente antagónicos – como unidad y multiplicidad, identidad y diferencia – los cuales en realidad no se excluyen, sino que se manifiestan al unísono de diferentes maneras.
Cada día de nuestra vida somos nosotros mismos, como entidad única e independiente, pero al mismo tiempo formamos parte de nuestra familia, el grupo de amigos, la sociedad, el país donde vivimos, la naturaleza y el universo. Todo ocurre a la vez. La diferenciación solo existe en nuestra mente, en la atención que le prestemos a uno u otro aspecto. Por eso, en determinados momentos podemos sentirnos más entes aislados mientras que cuando estamos en un grupo esa individualidad se desvanece.
Para experimentar esa sensación de unidad y conexión con el todo, para realmente ser uno con el universo, debemos ser conscientes de que, para conocer la realidad, no podemos colocarnos fuera de ella diseccionándola y catalogándola como si fuéramos observadores externos, sino que necesitamos penetrar en ella, ser ella y sentirla.
Si queremos lograrlo, el camino más directo y práctico consiste en aprender a fluir: vivir cada momento en su totalidad, estando plenamente presente aquí y ahora, de manera que se borren las barreras entre el “yo” y el “mundo”. Así podremos sentirnos más satisfechos con la vida, simplemente porque estamos viviendo – de verdad.
Fuente: Edinger-Schons, L. M. (2020) Oneness beliefs and their effect on life satisfaction. Psychology of Religion and Spirituality; 12(4): 428–439.
salud y BiEnEstar los dátiles
Además de ser deliciosos y nutritivos, los dátiles ofrecen tantos beneficios para la salud que, aunque no son considerados un superalimento, están muy cerca de serlo. tanto que si comienzas a comer 3 dátiles al día notarás cambios significativos en tu salud.
La palmera datilera (Phoenix dactylifera L.) es uno de los cultivos frutales más antiguos cultivados en las regiones áridas de la Península Arábiga, el norte de África y Medio Oriente. Arabia Saudita lidera el ranking de producción seguido de Irán, Emiratos Árabes Unidos, Argelia, Túnez y Egipto.
Los dátiles se destacan por su sabor dulce, su textura y su gran valor nutricional para el organismo. Dentro de las frutas secas, este fruto contiene la mayor cantidad de ácido fólico (vitamina B9), además de ser un excelente endulzante natural, por lo que es considerado uno de los alimentos más beneficiosos que existen.
Beneficios del consumo de dátiles:
Son muy nutritivos
Su proceso de desecación natural, madura y se seca en la propia planta, incrementa sus nutrientes y aporte nutricional, convirtiéndolos en una fuente importante de hierro, potasio, vitaminas A, C y E, calcio, magnesio y fibra.
Fortalecen los huesos
Los dátiles son excelentes para mejorar la salud ósea pues mantienen los niveles de calcio y evitan su pérdida gracias al boro que contiene. Los estudios han demostrado que tienen el potencial de prevenir la osteoporosis por los minerales como el potasio, fósforo y magnesio de su composición.
Mejoran la salud digestiva
Gracias a su alto contenido en fibra dietética e insoluble, los dátiles ayudan a prevenir y aliviar el estreñimiento, reduciendo los problemas digestivos y regulando la actividad intestinal.
Ayudan a combatir el estrés y la depresión
Por su contenido en vitamina B6, su consumo ayuda al cuerpo a crear serotonina y norepinefrina, que mejoran la salud del cerebro y evitan la depresión. La serotonina regula tu estado de ánimo, mientras que la norepinefrina combate el estrés.
Aumentan tu energía
¿Te sientes cansado, fatigado o falto de energía? ¡Cómete un dátil! Su alto contenido calórico los convierte en una excelente fuente de energía gracias a azúcares naturales como la fructosa y la glucosa. Son ricos en fibra, potasio, magnesio, vitaminas y antioxidantes, lo que los convierte en el tentempié perfecto, ideal para tomar antes y después de realizar actividad física.
Mejoran la salud general del cerebro
El cerebro también recibe la energía de los dátiles. Son ideales para fortalecer la agilidad mental, mantener el cerebro activo, mejorar la memoria, potenciar la concentración y capacidad de aprendizaje. También ayudan a reducir los marcadores inflamatorios y combatir terapéuticamente el estrés oxidativo en el cerebro que pueden conducir a la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas.
Mantienen la piel sana
La vitamina C y la vitamina D son abundantes en los dátiles y contribuyen a mejorar la elasticidad y la salud general de la piel, además de reducir los efectos del envejecimiento prematuro.
Previenen las enfermedades del corazón
El consumo diario de dátiles puede proteger contra la ateroesclerosis (acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias), principal causa de ataques cardíacos y accidentes cardiovasculares, reduciendo los niveles de triglicéridos y el estrés oxidativo. Además, al ser una rica fuente de potasio, reduce la presión arterial y el riesgo de infarto, y de otras enfermedades relacionadas con el corazón.
Ayudan a la pérdida de peso
Su alto contenido en fibra hace que te sientas lleno durante más tiempo y evita los picos de glucosa en sangre. Además, contienen antioxidantes, como antocianinas, fenólicos y carotenoides, que eliminan las toxinas de nuestro cuerpo, incrementan la digestión y aceleran el metabolismo, contribuyendo a la pérdida de peso.
¿Cuántos dátiles se recomiendan al día?
Los dátiles se pueden consumir de muchas formas: en licuados, mermeladas, barras de proteínas, o solos como snack son deliciosos. Una excelente alternativa al azúcar refinado es la pasta de dátiles que se puede usar en una proporción de 1 a 1. Al ser un fruto calórico y rico en azúcares se recomienda un límite de 4 o 5 dátiles diarios.
dEportE y Famiila el Canicross,
un deporte en auge
Esta disciplina, que se está consolidando cada vez más en Europa y Estados Unidos, consiste en correr con un perro atado a la cintura con un cinturón y una línea de tiro que va hasta el arnés del perro. Habitualmente se practica sobre tierra, aunque también se puede correr sobre nieve utilizando raquetas.
El Canicross fue introducido en España hace aproximadamente 20 años en las competiciones regulares. A nivel federativo, depende de la Federación de Deportes de Invierno. En toda Europa este deporte tiene muchos adeptos, existiendo una Federación propia con importantes campeonatos dedicados exclusivamente a esta modalidad y con un nivel competitivo altísimo.
Esta práctica deportiva resulta especialmente atractiva porque te permite disfrutar de la naturaleza en compañía de tu perro y compartir con él la pasión por correr.
El material necesario para practicarlo se compone de un arnés especial de tiro para el perro, no siendo válidos los arneses de paseo, una línea de tiro con amortiguador y un cinturón de Canicross, que debe ser ancho para proteger la espalda del corredor de los tirones del perro.
Hay que tomar precauciones para la práctica de este deporte. El corredor debe pensar en su compañero de entrenamiento tanto como en él mismo. No olvidemos que el perro es un animal tan fiel que en ocasiones puede llegar a extremos físicos que lo pueden perjudicar seriamente por el simple hecho de seguir corriendo junto a su guía. Así como el corredor debería pasar un reconocimiento médico, habría que llevar al perro al veterinario para hacerle chequeos cardiológicos y clínicos, para comprobar su estado físico y descartar posibles anomalías o incompatibilidades. Una vez que empieces a entrenar con tu perro debes seguir los mismos principios de progresión que aplicamos con nosotros. Empezar por cortas distancias e ir aumentando a medida que vamos avanzando en la práctica. Hay que tener especial precaución con el calor y la deshidratación, ya que los efectos de las altas temperaturas pueden llegar a ser fatales.
Otro factor importante es la edad del animal. A nivel competitivo es necesario que tenga un año y, a nivel de entrenamiento, aunque se puede empezar a correr dos o tres meses antes, siempre deberán ser distancias muy cortas y a ritmos lentos. El objetivo en esta fase es que nuestro amigo se vaya habituando a correr con nosotros y tome el gusto por la carrera.
También es importante correr con el equipo adecuado, especialmente el arnés del perro, que evita rozaduras y distribuye el esfuerzo a lo largo de la columna del animal, como el cinturón para el guía, para evitar presiones innecesarias en la espalda.
Fuentes: lealcan.com wikipedia.org El hecho de correr atados por un perro hace que la técnica de carrera sea diferente a hacerlo solo. En el Canicross se debe de trabajar mucho la flexibilidad y la técnica de carrera para optimizar el empuje extra del perro, a la vez que procuramos jalarlo lo menos posible haciendo una zancada más ágil que la habitual. El corredor nunca puede ir por delante de su perro. También se debe trabajar la parte superior a través de la musculación puesto que en ocasiones tenemos que controlar al perro y, una vez que va acelerado, esto requiere algo de fuerza. Además, debemos fortalecer nuestros tobillos y, sobre todo, nuestras rodillas, que sufren mucho al intentar frenar al animal, especialmente en las bajadas, ya que con un peso de 25 o 30 kilos tiene una fuerza tremenda y podemos acabar rodando.
Si tu perro o tú no están en condiciones de realizar esta actividad, recuerda que tienen muchas otras opciones para compartir juntos, mientras que cuidas la salud de ambos.
EduCaCión los nin@s son libros abiertos
que los adultos debemos aprender a leer
Por: Natalia A. Alioto Lic. en Educación Especial “Hago lo mejor que puedo y creo, pero no sé si la estoy regando”, comenta el papá de los mellizos Bianca y Teo.
“No sé por qué mi papá se enojó, no sé qué hice”, respuesta de Teo cuando pasó su llanto, y se le consultó sobre lo sucedido.
“Nadie te enseña a ser padre”, reflexiona la mamá de Camila.
“No sé por qué no puedo elegir mi ropa hoy, si ayer me dejaron. Yo quiero elegir porque ya soy grande”, respuesta de Cami cuando se le preguntó por qué estaba enojada con su mamá.
La semana pasada pensaba en una amiga que está por dar a luz, e iba a su curso de pre-parto. Y me preguntaba por qué no existen cursos pre-berrinche, charlas prenegociación, pláticas pre-emoción. Si bien sí existen, nunca se hacen pre, siempre esperamos a que suceda, con un pensamiento oculto de “ojalá que no me toque a mí, o mi nin@ esta situación”.
Pero les cuento un secreto, la realidad es que son etapas por las que todo nin@ pasa, y eso es sano. Claro que transitarlas es tarea compleja y a veces no lo hacemos sanamente. Pero son etapas que deben vivirse.
En estos años de práctica he visto infinidad de berrinches, enojos y rabietas. He escuchado a maestr@s nombrar las miles de gamas que pueden tener las rabietas, padres contando la multiplicidad de colores que se pueden observar en sus hij@s enojados. Pequen@s que lloran, gritan y patalean con el único objetivo de ser escuchados y de entender cuáles son las reglas de juego en la vida, reglas que son diferentes en cada hogar.
En la mayoría de los casos se trata de niñ@s pequeños, aprendiendo a conocer sus emociones y, en otros casos, son más grandes con trabas en la gestión de emociones, o con dificultades en su lenguaje en donde no pueden expresar lo que quieren o necesitan. Eso si sumamos que los nin@s son una bomba de emociones y acciones, allí vemos el resultado. Constantemente les pregunto a las madres y padres o maestr@s qué fue lo primero que sucedió, qué detonó el enojo/ berrinche. En general dicen que no saben. Los nin@s son libros abiertos, que los adultos debemos aprender a leer. Si estamos atentos podemos saber qué ocasionó una determinada conducta.
No todos se leen de la misma manera, con el mismo ritmo, o forma. Pero todos están listos para ser leídos, si tenemos el tiempo y la disposición de hacerlo. ¿Y cuál es el objetivo de esta lectura? Poder ayudarlos y también a los adultos, evitando este sinfín de conductas a las que se nos hace muy difícil luego darles respuesta.
Para eso debo darme a la tarea de poder ver al niñ@, conocerlo, saber qué le gusta y le disgusta, qué le hace bien y mal, qué lo enoja, pone feliz y triste. En qué etapa de su vida se encuentra, si está listo para poder salir solo de esta situación de enojo - molestia, o si necesita apoyo.
Una vez que empiezo a leer ese libro ya estoy lista para ayudarlo. Qué necesita de mí, qué herramientas y recursos puedo darle. También qué necesita el niñ@ de sí mismo.
Hay edades donde ya se realizó el trabajo de entregar esos recursos y herramientas y lo que el pequen@ está necesitando es su tiempo y espacio para que los pueda poner en marcha. Entonces está necesitando mi distancia prudencial, lo suficientemente cerca para apoyar y lejos para permitirle ser y hacer.
Los niñ@s pequeños necesitan contención en el momento del estallido, que estemos cerca para ayudarlos (permitirles su descarga), guiarlos, y luego trabajar juntos en el “análisis de situación” para empezar a darle esos recursos para el mañana.
Siempre actuamos sobre lo que sucedió, siempre estamos atentos a los resultados. Pero si sabemos que nuestros peques tienen su manera y forma de actuar, si ya los conocemos, y ya leímos este libro, lo que debemos hacer es adelantarnos. Si ya conocemos el final del libro, podemos ir a la mitad del mismo y cambiar el final.
Madres y padres, pregúntenle a su pequeño si le gusta hacer rabietas, si le gusta estar enojado, o que lo regañan. ¡Claro que responderán que no! Pero ellos por sí solos no saben leer su propio libro, o no pueden cambiar el final. Esa es tarea de madres, padres y maestr@s.
El día que los niños puedan hacerlo por sí mismos nuestra función en este ámbito estará terminada. Entonces les propongo que comiencen a leer este libro hermoso que son sus hij@s, y alumn@s y les regalemos a ellos y a nosotros la oportunidad del cambio.
lEtras y palaBras tribulaciones
Por: Miguel Ángel García García @letrasypalabras
Observo el mar de noche, desde la cubierta de un barco que me une al resto del mundo. En tanto, el viento que va y viene acaricia torpemente mi rostro.
Observo el horizonte donde se confunden el mar y el cielo nocturno; como un abismo que se abre donde convergen sus inmensidades. No hay rastro alguno de la Luna. Arriba, dispersas, se aprecian pequeñas luces, que titilan como una lámpara vieja en un barrio olvidado de algún poblado.
Parafraseando, de pronto me siento como una flecha salvaje, cayendo estrepitosamente, hundiéndome en la profundidad salada del mar que esta noche atravieso y contemplo desde cubierta. Contengo la respiración. Como toda flecha que cae al mar mi trayectoria se altera, no alcanzo a tocar el fondo. En pocos segundos me encuentro a la deriva, en medio de una oscura nada, que es invadida de pronto por luces destellantes, que no sé si son peces abisales o un efecto de la hipoxia.
El agua me abraza con autoridad, como una amante posesiva, como quien reclama algo que es suyo, como si no fuera a soltarme nunca. Aprieto los labios con fuerza y busco la superficie.
El motor de la embarcación desacelera, señal de que está próximo a llegar a la costa, menos mal, pues estaba a punto de ahogarme en mis tribulaciones.