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refugio que rinde homenaje al presente y pasado de Mérida

Fotografías: Cortesía de Cigno el nuevo hotel boutique en el corazón de la Ciudad Blanca ofrece una experiencia inédita de hospitalidad en la península de yucatán

Entre las apacibles calles adoquinadas del popular barrio de La Ermita, en el centro histórico de Mérida, se encuentra el hotel boutique Cigno, un espacio donde el pasado de la Ciudad Blanca se fusiona con una experiencia inédita que cautiva los sentidos de los nómadas contemporáneos.

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Cigno recupera la arquitectura centenaria de una señorial casona yucateca del siglo XIX para crear un remanso colmado de elementos que privilegian el más absoluto confort. Su dedicada restauración, a cargo del arquitecto Roger González, enfatiza los rasgos originales de la estructura, principalmente su imponente fachada de estilo neoclásico-ecléctico, que le dota de una personalidad singular. En el interior se conservaron los techos altos que favorecen un ambiente refrescante y los pisos con mosaicos de pasta.

En el proceso de rehabilitación se aprecia la revalorización del chukum, una técnica ancestral de trabajar el estuco que se empleaba en las pirámides mayas, aportando un aspecto de honesta rusticidad que armoniza con las cenefas y molduras antiguas. En uno de sus muros se proyecta el detalle evocador de las grandes travesías con un mural de La Ermita de Santa Isabel — también denominada iglesia de Nuestra señora del buen viaje—, que se ha inspirado del boceto incluido en el libro hotelcigno www.cignohotel.com

“Incidents of Travel in Central America”, publicado alrededor del año de 1840, en el que John Stephens y Frederick Catherwood relatan sus exploraciones en la Península de Yucatán.

En Cigno el tiempo transcurre de manera plácida y sin apremio, invitando a hacer una pausa para la lectura en su biblioteca, reposar en el patio principal con su alberca rodeada de una vegetación exuberante o admirar el horizonte infinito al abrigo de los árboles desde su segunda piscina en la terraza superior de este oasis citadino.

En sus 10 habitaciones y suites el huésped disfruta de una arquitectura interior que provee una sensación de luminosidad, amplitud y frescura. Rasgos como muros de un blanco impoluto, una paleta cromática de tonos terracotas, sus techos con vigas de madera y los pisos de pasta en matices azules con el motivo “canage” evocan la estética vernácula de las haciendas enclavadas en la selva y el colorido de los cenotes.

En el mobiliario y los elementos decorativos se fusionan los materiales orgánicos para privilegiar la belleza de las maderas tropicales y las texturas naturales. Estas piezas únicas, creadas especialmente para Cigno, fueron trabajadas por maestros ebanistas y artesanos de comunidades locales, quienes son guardianes de oficios y saberes transmitidos por generaciones.

Para los viajeros epicúreos, este hotel rinde un homenaje a la culinaria local y sus sabores en su restaurante Cocina. Los platillos, a cargo del chef Ángel Peláez, retoman recetas fundamentales y apuestan por la gastronomía contemporánea con originales creaciones, entre las que destaca el ceviche de palmito o el risotto de camarón.

La mixología y una cava cuidadosamente curada con una amplia selección de vinos y espirituosos se dispone en sus dos bares, en el lobby y en la terraza superior y en Aljibe, uno de los secretos mejores guardados de Mérida, que se encuentra al interior de la propiedad.

El hotel boutique complementa las estadías con sesiones particulares de yoga y masajes para procurar el bienestar y la relajación. Clases de mixología, botanas y cocina yucateca son también propuestas para quien desea conocer más de los fogones tradicionales.

Para los espíritus aventureros disponen de paseos en bicicleta por la ciudad, además de recorridos por las zonas arqueológicas de Chichen Itzá y Uxmal, kayak en los manglares, cursos de apnea y sesiones fotográficas subacuáticas en los cenotes.

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