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De poderes y
from Macroeconomía 357
Yes que, en el gobierno de la 4T, hemos vivido un desequilibrio entre los poderes de la Unión, con un poderoso Ejecutivo con predominio sobre los otros dos.
Pues tal parece que aquella “buena” relación, en no pocas ocasiones hasta sumisa, entre el Poder Judicial de la Federación, léase la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y el Poder Ejecutivo Federal, esto es, Palacio Nacional, sufrirá un cambio, para bien del país y de nuestra democracia, con un mejor equilibrio de poderes.
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Recordemos que de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 49 de nuestra Carta Magna, el Supremo Poder de la Federación, el Poder del
Estado, se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial y precisa que no podrán reunirse dos o más de estos poderes en una sola persona o corporación. Una fórmula sana para evitar los excesos o abusos de poder, ya que de esta manera se constituye un sistema de contrapesos y equilibrios. Al menos en la teoría.
Así, al Poder Legislativo le corresponde la expedición de las leyes, la conformación del marco jurídico; el Poder Judicial las interpreta e impone su cumplimiento, y al Ejecutivo le toca gobernar en base a la legislación vigente, porque, de acuerdo al principio de legalidad, la autoridad solo puede hacer lo que expresamente le permite la ley.
Y es que, en el gobierno de la 4T, hemos vivido un desequilibrio entre los poderes de la Unión, con un poderoso Ejecutivo con predominio sobre los otros dos. En el Congreso, a una mayoría simple de legisladores de Morena y aliados en la Cámara de Diputados y en el Senado, se agrega una ciega obediencia a las instrucciones de Palacio, bajo un tóxico concepto de lealtad, en el que las leyes se aprueban sin modificar ni una coma, y así les va.
Y en la SCJN, sin llegar a los extremos de obsecuencia de los congresistas, la presidencia anterior de la Corte evitó al máximo contrariar al Ejecutivo, estirando la liga del derecho frente a disposiciones abiertamente contrarias a la Constitución y