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L A G UERRA F LORIDA

Dos jaguares corren en medio de la noche sobre las antiquísimas pirámides aztecas.

En el punto más alto del Templo Mayor, un calendario de dos caras se perfila. Son los tiempos de la guerra florida.

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Los guerreros saben que no habrá vencidos ni vencedores, solo tributos que, como largas hileras de grillos, subirán por las altas escaleras.

Cada prisionero es una ofrenda a los dioses, una ofrenda que cierra los ojos. mientras el sacerdote levanta el cuchillo sobre el estómago del inmolado.

El sacerdote se inclina, abre una gran zanja de sangre, arranca el corazón del cuerpo que cae y en un copón con forma de águila lo quema.

Huitzilopochtli clama la multitud.

Ha comenzado la brevísima noche del colibrí. El Sol es una corona de luz sobre la Luna.

El Guerrero Celestial baja volando bebe de la flor sangrante y retorna a los cielos. Los jaguares se separan. La corona desaparece. un nuevo ciclo principia en Tenochtitlan.

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