VIVIENDO HOY

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VIVIENDO HOY Un acercamiento a la vivienda del siglo XXI


Tesina Arquitectura y Teoría Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República Autor María Ximena Abella, María Evangelina Pérez. Tutor Arq. Emilio Nisivoccia Equipo docente de la cátedra de Arquitectura y Teoría Jorge Nudelman (catedrático), Emilio Nisivoccia (NN), Alicia Torres, Edmundo Rodríguez Prati (en SALTO), Mary Méndez, Sabina Arigón, Trilce Clericó, Mauricio García, Christian Kutscher, Santiago Medero, Gonzalo Bustillo, Jorge Sierra, Laura Alonso, Virginia Cabrera, Lucía Dean, Cecilia Monteiro, Leandro Villalba, Pablo Canen.

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ÍNDICE

FUNDAMENTACIÓN Y OBJETIVOS ........................................................................................................... 5 METODOLOGÍA ........................................................................................................................................... 6 1- APROXIMACIÓN CONCEPTUAL ............................................................................................................ 8 1.1 - Habitar 1.2- Sociedad 1.3- Ciudad 1.4- Tecnología en la construcción 2- CAMBIOS Y DEMANDA DE ESPACIOS............................................................................................... 18 2.1- Cambios en el estilo de vida 2.2- Cambios demográficos 2.3- Identidad 2.4- Tecnología doméstica 2.5- Reflexiones 3- ESTRATEGIAS PARA EL DISEÑO DE VIVIENDA PROGRESIVA ...................................................... 32 3.1- Formalización, incidencia en la morfología constructiva 3.2- Elementos componentes 3.3- Adaptabilidad, Flexibilidad 3.4- Optimización de las instalaciones 3.5- Participación del usuario 3.6- Recursos de diseño 3.7- Ejemplos 3.8- Reflexiones 4- EXPLORACIÓN PERSONAL ................................................................................................................. 45 4.1- Premisas 4.2- Soportes 4.2.1- Estructura 4.2.2- Ductos 4.2.3- Cáscara 4.3- Unidad Separable 4.3.1- Tabiques 3


4.3.2- Escalera 4.3.3- Núcleos Húmedos BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................................................... 51

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FUNDAMENTACIÓN Y OBJETIVOS

Este trabajo surge en el marco de un acercamiento personal al problema de la vivienda y de un conjunto de interrogantes nacidas en los cursos de proyecto de arquitectura. Mientras buena parte de los ejercicios de anteproyecto de vivienda parecen caer en fórmulas más o menos repetidas y consagradas, los cambios en la estructura de la familia, la multiplicación de las tecnologías del confort doméstico, la invasión de las conexiones telemáticas e incluso, de las nuevas formas del trabajo a distancia y su invasión permanente del tiempo de ocio y reproducción social, parece que no han dejado de impactar fuertemente sobre el recinto privado. Este desfasaje entre la voluntad de fijar un repertorio de instrumentos de proyecto más o menos estable y una dinámica de cambio que se registra en nuestros propios usos del espacio doméstico plantearon la necesidad -y también la inquietud- de explorar el terreno de la vivienda para intentar ajustar los instrumentos de abordaje proyectual y aclarar algunos componentes del marco teórico. Si bien es posible enumerar algunas de las tantas transformaciones que se han producido a lo largo de estos años y que, sin duda, han contribuido a la sostenida modificación de nuestros modos de vida, también cabe aclarar que tan sólo haremos mención de una pequeña parte de estas transformaciones y sus consecuencias sobre la arquitectura y que, en todo caso, apenas si vamos a resaltar aquellas que consideramos de mayor relevancia y que –intuimos- deberían alentar la generación de nuevas ideas.

No se pretende realizar una investigación extensa sino una somera revisión de conceptos que, entendemos, están intrínsecamente relacionados a la vivienda. De esta forma será posible elaborar una serie de criterios y estrategias para proyectar una vivienda que pueda atender a las necesidades de las formas de vida del siglo XXI. En este punto parece necesario aclarar que muchos de estos conceptos ya han sido puestos de manifiesto por la cultura arquitectónica al menos durante los últimos cuarenta años.

Las preguntas de partida son ¿Cuáles son los elementos que determinan los usos y la demanda de espacio en la vivienda? ¿Qué cambios se han producido en la sociedad, las costumbres, los trabajos y las estructuras familiares? Y, por último: ¿cómo se refleja esto en la arquitectura que habitamos, en qué 5


medida la vivienda da cuenta de la evolución de las relaciones entre los componentes de las familias o grupos de convivencia y cómo se referencian en sus espacios?

Objetivo general: Entender cuáles son los elementos que conforman la vivienda, detectar los cambios que se han producido y las necesidades que se han despertado en las últimas décadas, pudiendo formular criterios para pensar vivienda colectiva en el presente.

Objetivo específico: Plantear estrategias para formular vivienda en el comienzo del siglo XXI y sentar las bases para diseñar un prototipo. Recuperar una serie de ejemplos y experiencias proyectuales que consideramos capaces de responder a la diversidad de sus ocupantes y logran acompañar la dinámica y la complejidad de la vida actual. Este abordaje implica concebir la progresividad y la transformación del espacio habitable como posible respuesta a necesidades difíciles de definir o en pleno proceso de mutación.

METODOLOGÍA El presente trabajo divide el abordaje del objeto de estudio, la vivienda, en cuatro partes: la primera es una aproximación predominantemente conceptual en donde se persigue ordenar una serie de ideas que permiten la comprensión de los elementos que entendemos se relacionan directamente a la vivienda y, en consecuencia, iluminan problemas que deben ser atendidos. Este punto principalmente se estudia a partir de conceptos e ideas de autores que entendemos son acordes al abordaje de la temática. En la segunda parte se pretende identificar algunos cambios que se han producido en las formas de vida y en la demanda de espacio doméstico, identificando los principales desafíos con los que se debe medir el proyecto de la vivienda contemporánea. En la tercera parte se identifican un conjunto de líneas de acción posibles para dar respuesta a las necesidades y retos identificados en el punto dos. Este punto se desarrollará a partir de la observación, identificando premisas, valores y características a partir de ejemplos de viviendas experimentales. Con

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esta parte se intenta reflexionar acerca de las posibilidades de operar positivamente ante la soluciĂłn del proyecto de vivienda de masas. La cuarta y Ăşltima parte surge como una evaluaciĂłn personal, guiada principalmente por el ejercicio proyectual propuesto para el Proyecto Final de Carrera, mostrando en esta instancia un prototipo de vivienda posible de ser agrupado y que pretende dar respuesta a alguna de las inquietudes planteadas en los puntos anteriores.

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1- APROXIMACIÓN CONCEPTUAL Esta exploración temática se funda por un lado en el reconocimiento del enorme peso e importancia que adquiere la vivienda dentro del imaginario social en el siglo XXI y, por otro, en la complejidad intrínseca al propio tema. Es por este motivo que entendemos necesario, buscar un concepto de vivienda que se adapte a nuestro interés, teniendo en cuenta los grandes maestros que entendemos que con su estudio, nos pueden ayudar en este trabajo. La vivienda es, de acuerdo a Montaner1, es el espacio privado, un interior construido, es el primer espacio de sociabilización y la representación espacial de las diversas agrupaciones familiares. Es el lugar donde se realizan principalmente las actividades y tareas de la reproducción, que son aquellas que hacen posible el desarrollo natural, físico y social de las personas, construyendo la base de las tareas productivas. Por ello, ha de ser capaz de albergar las diversas maneras de vivir que se evidencian en las sociedades del siglo XXI. La vivienda es, hacedora de ciudad, espacio de convivencia y crecimiento personal, no es una escenografía sino un espacio de complejidad creciente, con múltiples capas de análisis y lecturas. La vivienda ha de permitir la realización de una innumerable cantidad de tareas, ha de conjugar lo individual y lo colectivo: vivir juntos e independientemente a la vez, descansar y trabajar, moverse cómodamente y poder almacenar. La arquitectura de la vivienda se levanta en un cruce de caminos donde convergen problemas urbanos, sociales, tecnológicos y medioambientales.

En esta línea de pensamiento, entendemos que los tres principios básicos que el Arquitecto J.Habraken2 plantea como esenciales para el diseño de la vivienda, son necesarios para el abordaje del tema de la vivienda dentro del imaginario social del siglo XXI. Estos tres principios son: La vivienda debe ser diversa; La vivienda debe aceptar el cambio y la transformación; La vivienda debe incorporar al usuario como parte del proceso de toma de decisiones.

1 Montaner, Muxí (2011) Herramientas para habitar el presente 2

J.Habraken (1974) Master Laboratorio de la vivienda del siglo XXi, Soportes: Vivienda y ciudad.

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Para dar cuenta de esta complejidad elegimos detenernos en algunas palabras o conceptos centrales de distinta procedencia: Habitar, Sociedad, Ciudad y Tecnología. Estos conceptos están estrechamente relacionados con la vivienda, forman su esencia, entendemos que son su medio y su fin, y si ellos mutan con el transcurso del tiempo, estos cambios se verán evidenciados directa e indirectamente la vivienda. Es por esto que creemos necesario poder entender cada uno de estos conceptos por separados para luego observar cual o cuales han cambiado e influido en la vivienda del siglo XXI.

1.1 - Habitar “Tanto la construcción como el proyecto han constituido categorías fundamentales en la historia de la actividad arquitectónica y de su teoría. Pero es preciso considerar también con atención la condición finalista de la arquitectura: el fin tanto del proyecto como de la construcción es conformar sitios habitados, esto es, lugares. En definitiva, es necesario poner atención a la evidencia de que el habitar, como condición existencial, promueve la actividad arquitectónica, manifestada en planes y proyectos que informan a la labor constructiva de obras que se adecuen, de una forma hermosísima, a las necesidades más propias de los seres humanos”3

El término habitar fue rescatado de las profundidades del lenguaje por Martin Heidegger en una conferencia pronunciada en Darmstadt en 1951, luego publicada con el título “Construir, habitar, pensar”. A la fecha el discurso de Heidegger continúa siendo la referencia obligada a la hora de tratar el tema.

"Al habitar –señala Heidegger- llegamos, así parece, solamente por medio del construir. Éste, el construir, tiene a aquél, el habitar como meta. (…) Así pues, el habitar sería, en cada caso, el fin que persigue todo construir. El habitar y el construir están, el uno con el otro, en la relación de medio a fin".

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Nestor Casanova (2012: 10), Hacia una teoría arquitectónica del habitar

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"No habitamos porque hemos construido, sino que construimos y hemos construido en la medida en que habitamos, es decir, en cuanto que somos los que habitan"4

Por lo tanto para Heidegger el habitar y el construir no sólo van de la mano, el uno con el otro, sino que además, habitar supone un tipo de relación con el mundo que de alguna manera es previa a la construcción. En “Arquitectura y Existencialismo”, Ignasi de Solá-Morales repasa con extrema claridad la conferencia de Heidegger: "El hombre contemporáneo no habita en la ciudad y en el mundo como una relación plausible y fecunda. La necesidad de reconstruir la habitación no es un problema de falta de viviendas sino una consecuencia de las condiciones del hombre moderno. El hombre contemporáneo es un apátrida, carece de morada, de un lugar en el que la llamada al habitar puede darse de un modo inmediato. Por el contrario habitar es una tarea. Los mortales tienen que aprender a habitar y pueden hacerlo a partir del mismo momento en que advierten que su situación desarraigada debe ser cambiada. Hay un camino, un proceso por el cual el hombre debe llamarse al habitar. Pero este proceso no es otra cosa sino una construcción. Algo que está por hacer y que se hará paso a paso, reuniendo los elementos necesarios. Es por esta razón que el habitar lleva al construir y la construcción es un proceso por el cual el hombre congrega cosas, objetos, pero también se reúne con otros. De modo que el habitar que comienza como un proceso por el que nos esforzamos para salir del desarraigo nos lleva a la construcción. Una construcción en la que reuniendo, congregando, el hombre cuida de las cosas, las promueve, se hace con ellas. El fin de habitar es morar y el proceso del construir es levantar una morada, es decir, un lugar en el que la vida se entretenga con las cosas y en la que este habitar constituya un germen espiritual, moral."5 Por lo tanto el habitar consiste en establecer una relación existencial con las cosas y la naturaleza y ya no la simple consideración de un conjunto de necesidades puramente físicas ni de dispositivos meramente técnicos. El habitar supone una condición cualitativa que nos lleva a reflexionar sobre la esencia de la

4 Martín Heidegger (1951), Construir, Habitar, Pensar 5 Ignasi de Solá-Morales (1976), "Arquitectura y Existencialismo: Una crisis de la arquitectura moderna" Anals N°5

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propia técnica y de hecho esta condición, señala Solá-Morales, formó parte central de los debates y revisionismos durante la Segunda Posguerra. En particular de las revisiones en torno a las formas de hacer viviendas.

Desde este punto de partida un proyecto de arquitectura debería ser capaz de construir espacios, dialogar con su entorno y generar identidad entre sus ocupantes. La vivienda no es el simple resultado de una inversión inmobiliaria o de las lógicas intrínsecas a la cadena de producción industrial, sino un espacio físico y simbólico en el cual el hombre habita. Un espacio arquitectónico construido para ser habitado debería ser capaz de establecer un gradiente de relaciones que van del individuo al grupo y de la célula al entorno, permitir una libre apropiación de las cosas por parte de los usuarios para convertir el simple emplazamiento en lugar, es decir: cargarlo de significado. Construir un lugar es trazar huellas en la existencia que nos ayuden a buscar la esencia del habitar.

1.2- Sociedad “La multitud contemporánea no está compuesta ni por «ciudadanos» ni por «productores». Ocupa una región intermedia entre lo «individual» y lo «colectivo». Para ella no vale de ningún modo la distinción entre «público» y «privado». Y es justamente a causa de la disolución de estas duplas durante tanto tiempo tenidas como obvias que no se puede hablar más de un pueblo que converge en la unidad estatal”.6 Al definir la multitud como condición de las sociedades contemporáneas, Paolo Virno rechaza la vieja categoría de pueblo que intentaba contener la heterogeneidad dentro de las fronteras homogéneas del Estado. Multitud dice, siguiendo a Spinoza, “indica una pluralidad que persiste como tal”. En nuestro caso el concepto de multitud nos permite partir de la hipótesis de que el cuerpo social no es análogo al parque de viviendas o, lo que es igual, decir que la sociedad no se ve reflejada en él. La heterogeneidad es el rasgo básico de la sociedad actual. Esta característica no se refiere únicamente a la llegada de habitantes de otras culturas y regiones, sino sobre todo a las progresivas diferenciaciones

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http://www.nodo50.org/ts/editorial/gramatica%20de%20la%20multitud.pdf Paolo Virno p20

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que la propia sociedad ha generado en su interior y que ya no responden únicamente a regiones o a localizaciones geográficas.7 De hecho cabe suponer una doble ruptura. Por un lado la de un cuerpo homogéneo y universal que mide sus requerimientos en términos de necesidades objetivas y por el otro, el de la familia “tipo”.

“La vivienda es habitada por hogares por lo tanto las características y las dimensiones del hogar van a ser un factor relevante. La elección de un hogar con muchos integrantes ineludiblemente será diferente a la de un hogar unipersonal, un hogar de una pareja joven será diferente de acuerdo a la decisión tomada o no de tener hijos, los hogares extensos es decir con familiares consanguíneos en línea directa también van a requerir otro tipo de aspiraciones, y así sucesivamente. En las sociedades contemporáneas los cambios ocurridos han transformado sustancialmente a los hogares. En términos generales puede decirse que se ha diversificado la demanda producto de nuevos y variados arreglos de convivencia que se expresa en diferentes necesidades en cuanto al espacio habitacional. Una de esas transformaciones con mayor incidencia en la ciudad es el crecimiento de los hogares unipersonales”.8 "Cada vez más personas viven solas, cada vez mas matrimonios se rompen y los conyugues construyen nuevas familias de doble o triple rama, cada vez se legitiman mas familias de homosexuales y crecientemente los hijos tienden a prolongar su estadía en el hogar parental." 9 En el caso de la sociedad uruguaya, el cual se desarrollará más adelante con mayor profundidad, se observa que ya en la segunda mitad del siglo pasado comienzan a presionar sobre la vivienda los problemas derivados de la transformación de los hogares. En la primera década del siglo XXI, las uniones consensuales, que ya venían en aumento desde el siglo pasado, comenzaron a ocupar un primer plano: más del 80% de los jóvenes habían elegido la unión libre frente al matrimonio y, el aumento de las separaciones y divorcios, también formaron parte del cambio familiar registrado en esta década.

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Montaner, Muxí (2011) Herramientas para habitar el presente Álbaro Portillo (2009: 21) Vivienda y Sociedad, la situación actual de la vivienda en Uruguay 9 A.Ballent, J.F.Liernur (2014) La casa y la multitud. Vivienda, política y cultura en la Argentina Moderna 8

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1.3- Ciudad “La arquitectura es siempre un acto cultural, primordialmente anclada a un contexto, un lugar. Percibimos y grabamos las ciudades en nuestra memoria a través de la estructura de su espacio público y la identidad e imagen proyectada por su tejido edificado. En cada ciudad observamos patrones de ordenación, tipologías recurrentes y sistemas de organización física que le dan su carácter distintivo y particular. Es a través de este entorno cotidiano que las ciudades pasan a formar parte de nuestra memoria del lugar. Para este entorno no es una repetición de diseños, sino un sinfín de variaciones al que se le solapan hitos y características especiales que las cualifican y distinguen”10 La ciudad ingresa en el problema de la vivienda al menos de dos maneras. La primera, siguiendo a Montaner y Muxí, entiende a la arquitectura como acto cultural y -en lo que parece ser una reivindicación de la ciudad como una gran arquitectura colectiva- la vivienda asume un papel principal en la formación del tejido. La segunda sigue la pista de Henri Lefebvre y centra su análisis en la ciudad como instrumento y garantía de ciudadanía y democracia.11 A finales de la década de los sesenta Lefebvre en Francia –y también Jane Jacobs en Estados Unidos- llevaron adelante una crítica cerrada en contra de la mercantilización de la ciudad, de la extensión de la mancha urbana en conurbaciones infinitas que anulan la diferencia entre la ciudad y el campo, y de la fragmentación del tejido por la vía de autopistas y enclaves. Bajo la consigna de “el derecho a la ciudad” Lefebvre reivindicó el derecho de los ciudadanos a tener libre acceso a los valores de la civilización que tienen por sede las ciudades. De lo anterior se desprende que cada día es más evidente que el problema de la vivienda está estrechamente ligado al problema urbano y a las formas de nuestras ciudades. Por esto mismo entendemos a la vivienda como una célula urbana que cumplirá plenamente su función cuando quede perfectamente integrada al continuo urbano y, además, integre en su estructura parte de la complejidad funcional de la ciudad. Es decir cuando un bloque no sólo alberga residencia sino también equipamiento de proximidad y cuando, la agrupación de estas células sea capaz de generar espacio público cualificado, inclusivo y bien construido. 10 11

Montaner, Muxí (2009: 52), Experiencias, Master laboratorio de vivienda del siglo XXI. Más allá de la diferencia entre una lectura del tipo morfológica y otra topológica se entiende que son perfectamente compatibles.

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Como señala Costes: “El derecho a la ciudad significa ser capaz de contar con una vivienda confortable, un empleo que proporcione un modo de vida decente, ser capaz de establecer un hogar, vivir libre de agresiones policiales —incluso habiendo nacido lejos—… Pero también, de un modo más simple y específico, significa poder vivir en una ciudad que sea bella, funcional, saludable y respetuosa con el medio ambiente.”(AITEC, 2003:s.p.)12 Con puntos de partida muy similares, Montaner y Muxi13 señalan que las viviendas serán mejores cuanto mejor se adapten a su localización en la ciudad y a las características de la morfología urbana, y entre ellas destacan con luz aquellas que introducen aportaciones al entorno por su estructura espacial, su calidad arquitectónica y la cesión de espacios comunes. La valoración de la calidad arquitectónica de la vivienda contemporánea se realiza desde un punto de vista que pone de relieve su relación con el funcionamiento de la ciudad y el uso que de ella hace la colectividad. Uno de los parámetros fundamentales que se han de tener en cuenta es la “proximidad”, es decir, que no existan fragmentaciones violentas dentro del tejido y que podamos realizar el máximo de las actividades cotidianas en distancias recorribles a pie y, además, que estos trayectos sean activos y en su trazado alberguen numerosas opciones de actividades evitando tramos vacíos. Se debe entender que las viviendas no son ni pueden ser piezas autónomas sobre un tablero de juego abstracto sino, por el contrario, piezas capaces de favorecer la creación de redes sociales y comunitarias, de crear la ciudad real sobre las bases de un proyecto urbano.

1.4- Tecnología en la construcción “Desde el origen mismo de las ciudades modernas conformadas a partir del desarrollo industrial capitalista, la vivienda emergió como un problema dada su crónica insuficiencia. Ante procesos de urbanización crecientes como nunca antes la Humanidad había protagonizado, ya para inicios del siglo XIX, las dificultades para acceder a una vivienda básica caracterizó la vida cotidiana de las nuevas urbes en crecimiento. Con ello se instala en las ciudades un permanente estado de conflictividad expreso o

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Costes.L (2011) Del 'derecho a la ciudad' de Henri Lefebvre a la universalidad de la urbanización moderna Montaner, Muxí (2011: 37) Herramientas para habitar el presente

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latente en torno a las difíciles condiciones de habitabilidad que las grandes mayorías populares tienen que padecer. Esta situación, con múltiples y cambiantes manifestaciones, se mantiene hasta nuestros días. Es posible afirmar que ninguna ciudad capitalista no tenga algún grado de insatisfacción en esta materia. Los porcentajes de insatisfacción varían de acuerdo al tipo de país y su ubicación en la división internacional del trabajo, e inclusive de acuerdo al momento histórico que se estudie. Ha sido sin lugar a dudas la vivienda un aspecto de la vida de las grandes mayorías en donde mayores dificultades se han concentrado. Ello llevó a que ya tempranamente se definiera esto como “el problema de la vivienda” (Engels, 1973) ¿Por qué este endémico carácter problemático en el acceso a la vivienda en las sociedades modernas capitalistas? La respuesta no es sencilla ni única, un conjunto variado de factores inciden para que esto ocurra. Lo primero es la naturaleza de mercancía que tiene la vivienda en las sociedades modernas. Una mercancía es un objeto que tiene una utilidad concreta llamada “valor de uso”, y además, un “valor de cambio” que se refleja directamente en la expresión monetaria del precio. Estos costos necesarios para la producción del objeto comprenden los materiales empleados, las maquinarias utilizadas, el suelo adquirido, los salarios pagados a los obreros y el personal técnico por sus jornadas de trabajo, los tributos e impuestos, etc. A ello, finalmente, se le debe sumar el margen de ganancia que se obtiene por la operación (Marx, 1975). En el caso de la vivienda hay que recordar que se trata de un objeto voluminoso y complejo que requiere de una considerable cantidad de tecnología, materiales y trabajo para su producción. Ello implica que la vivienda no sólo es un bien imprescindible sino también una mercancía de costos elevados. En un análisis muy primario se puede decir que las posibilidades de reducir los costos de la vivienda han pasado históricamente por el uso del suelo urbano, la incidencia del trabajo y la tecnología empleada. El crecimiento de las periferias urbanas es uno de los fenómenos derivados de las políticas de vivienda social que han intentado bajar costos por medio del precio del suelo. El efecto más visible es la extensión de la ciudad y con ello el encarecimiento de las infraestructuras urbanas pero también, y sobre todo, la pérdida del “derecho a la ciudad”.14

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Álvaro Portillo (2009: 7) Vivienda y Sociedad, la situación actual de la vivienda en Uruguay

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El abaratamiento en mano de obra, combinada con el uso de tierras de bajo precio, es la estrategia empleada por los asentamientos espontáneos que se multiplican en las ciudades del Tercer Mundo y también por los sistemas de ayuda mutua. Si bien la ayuda mutua ha sido uno de los dispositivos de mayor éxito en Uruguay, en la medida que ha permitido a miles de familias el acceso a viviendas propias y de buena calidad, también es cierto que ella supone un aumento notable de la jornada de trabajo y, con esto, una muestra de la incapacidad de las economías marginales para cubrir las necesidades fundamentales de la población a partir del salario. Por último. El aspecto tecnológico parece nos coloca en un terreno más específicamente disciplinario. Explorar las posibilidades que ofrecen los distintos sistemas tecnológicos debería permitir optimizar costos, prestaciones y rendimientos. En un segundo aspecto el “tema tecnológico” también afecta a algunas de las consideraciones que fueron realizadas en uno de los puntos anteriores y que refieren a las transformaciones en las células sociales a las que van destinadas las viviendas. Parece perfectamente posible manejar a nivel de hipótesis la idea de bajar algunos estándares constructivos derivados de la condición simbólica y el estatus ficticio que se supone debe ofrecer una vivienda y, en paralelo, buscar un salto tecnológico asociado a los cambios registrados en la célula social. Disminuir la inversión inicial sin pérdida efectiva de calidad e incluso con ganancias, a la luz de las flexibilidades impuestas por la nueva demanda social, es una apuesta por lo menos razonable a la hora de pensar la construcción de nuevas viviendas. De hecho el problema es en parte tecnológico y, en otra, ideológico y por eso vale sólo como especulación dentro de un terreno acotado que no niega la complejidad intrínseca de la vivienda urbana.

Montaner y Muxi, relacionan la tecnología con los diversos modos de vida contemporáneos y su capacidad para generar nuevas viviendas. Los autores destacan que los sistemas estructurales y constructivos que se elijan para realizar arquitecturas domésticas deben ser acordes con los espacios y funciones de la misma y, sobre todo, permitir flexibilidad y transformación. La búsqueda de sistemas constructivos que colaboren en la adecuación de los espacios a los diversos modos de vida, teniendo presente al habitante como eje fundamental en el proceso de diseño del hábitat es, para los citados, el punto que liga la tecnología con la demanda social. 16


“Houselife” Nemausus, Jean Nouvel

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2- CAMBIOS Y DEMANDA DE ESPACIOS De los cuatro conceptos que acabamos de presentar en el capítulo anterior, el “parámetro social” parece ser uno de los elementos centrales y sobre todo, el que tiene un peso decisivo en el proyecto de arquitectura. De hecho este trabajo nace de las reflexiones en el marco del proyecto de arquitectura y esto de alguna manera también pesa en la elección. Entendemos que el parámetro social presenta un abanico de nuevos retos a tener en cuenta, que además, presenta un enorme dinamismo y sobre todo, un mayor desfasaje con las soluciones proyectuales más habituales de la vivienda y sus espacios. Debemos atender a las necesidades de la sociedad y las posibilidades de ocupación para intentar configurar un parque de viviendas que se adecuen a los habitantes de hoy día. De alguna forma: “La vivienda es la piel del individuo, el máximo espacio que determina lo individual con lo colectivo. Cada vivienda refleja el alma de sus habitantes”15 Identificamos cuatro rasgos en la célula social y los hogares que influyen en la transformación de los espacios domésticos: cambios en el estilo de vida, cambios demográficos, avances en la tecnología aplicada al hogar y la necesidad de identidad.

2.1- Cambios en el estilo de vida “La voluntad del racionalismo de crear una vivienda social, funcional y mínima obedecía al interés por encuadrar a la clase obrera dentro del modelo familiar burgués. (…) El Hombre ideal y el modelo de familia para los que se plantearon esas soluciones hoy ya no existen o no es posible defender su existencia como el tipo único de referencia. Por otro lado, el ingreso de las mujeres al mercado laboral ha generado un cambio de roles a nivel doméstico. La posmodernidad ha traído el fin de una historia construida en tanto que discurso único y pretendidamente neutro y, por lo tanto, también ha desaparecido la posibilidad de pensar la vivienda para una familia o persona ideal y desde una óptica única y privilegiada. La sociedad del siglo XXI es necesariamente diversa: hombres y mujeres; infancia, adolescencia, juventud, adultez y vejez. Cada uno

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Vicente Guallart (2000) Diccionario metápolis de arquitectura avanzada

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de nosotros tenemos muchas identidades a lo largo de nuestra vida y la vivienda nos ha de albergar en nuestras diferencias”. 16

La definición de un hombre y una familia “tipo” que da lugar a formas de habitar “tipo”, ha ido construyendo algunas convenciones en la morfología arquitectónica que se han mantenido a lo largo del tiempo. El diseño de la casa se apoya en una distribución en planta de las actividades estandarizadas que condiciona al habitante y de paso le indica como y donde debe llevar a cabo cada una de las actividades previstas. Este modelo de hombre ideal y zonificación de actividades se intersectó durante los años veinte con la tecnología del Scientific Management de Taylor y dio nacimiento al Existenzminimum que debería asegurar un estándar mínimo de confort para cada uno de los ciudadanos.17 Pero el resultado es que el mínimo se volvió máximo, la emergencia condición permanente y nuestras viviendas son muy pequeñas al igual que las habitaciones que las componen. Además, la explosión de las mercancías introducidas en el hogar desde la Segunda Posguerra acabó por anular el cometido para el que fueron diseñadas, por lo que resulta bastante difícil introducir alguna actividad diferente o asumir cualquier cambio de uso. “Los cambios sociales suponen el abandono de mucho conocimiento acumulado y asumido en forma de hábitos. La vivienda ha sufrido estos cambios; primero fue la desaparición del servicio doméstico, después la entrada masiva de la mujer al mercado laboral, más tarde la multiplicación de las formas de ocupación y hoy la reducción brutal de su tamaño”18 En las sociedades contemporáneas los cambios ocurridos han transformado sustancialmente a los hogares. En términos generales puede decirse que se ha diversificado la demanda, producto de nuevos y variados arreglos de convivencia, de la emergencia de nuevas células sociales, que se expresan en diferentes necesidades de espacio habitacional.

“Los grandes cambios operados en el pasado reciente a nivel de prácticamente todas las sociedades contemporáneas han tenido un fuerte impacto en el uso interior de las viviendas. Son todas las

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Montaner, Muxí (2011, p.31) Herramientas para habitar el presente Es obvio que a la luz de los relevamientos del siglo XIX, Engels en primer lugar, el Existenzminimum supone un salto adelante en la cantidad de metros cuadrados per cápita y en las condiciones generales de habitación. 18 Ignacio Paricio (2007) La norma o la vida, Arquitectura viva 114. 17

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transformaciones que en la denominada revolución cultural que se da a partir de los años setenta del siglo XX en donde el papel de los géneros, las relaciones interpersonales, la sexualidad, la noción de infancia y adolescencia, la conciencia ecológica, la conciencia acerca de los derechos humanos, los cambios en la consideración de las ideologías, la propia revolución científico-tecnológica, entre otros, también van a expresarse en nuevas formas de vivir la ciudad y los espacios privados del hogar.(Mires, F. 1996)”19 Podemos identificar algunos efectos inmediatos de estos cambios en el estilo vida dentro de la vivienda: por ejemplo, la unificación del espacio de estar con el comedor y la cocina. La disolución progresiva de los límites entre un espacio muy privado destinado a la cocina, uno netamente familiar del comedor y el espacio de reunión y ocio familiar parece estar íntimamente ligado a la disminución progresiva de las superficies edificadas pero también –como indica Ignacio Paricio- a la desaparición del servicio doméstico, la incorporación de la mujer al mercado laboral y a unos nuevos roles de género que se expresan en la división de tareas dentro del hogar. Por otra parte los nuevos medios técnicos y las nuevas formas del trabajo han devuelto el trabajo al interior de la vivienda. Esta dinámica de trabajo en el hogar supone la existencia de espacios donde se puedan llevar a cabo: “Cuando se dispone de medios, la vivienda es un lugar para el estudio o el teletrabajo, para un pequeño estudio de diseño que recibe clientes o para dar clases particulares. Cuando es necesario tener unos ingresos adicionales imprescindibles, la vivienda es el emplazamiento para un pequeño negocio: costura y reparación, una pequeña peluquería, una consulta, un lugar de reciclaje. Por ello, este ámbito debe estar muy cerca de la entrada, con un recorrido que no interfiera la vida familiar y el ámbito privado.”20 Por último, el uso de las habitaciones incluso en el dominio de una familia tradicional también ha cambiado. “(…) es muy distinto si está habitado por descendientes de edad infantil o por adolescentes. Los niños y niñas tienen en su evolución personal necesidades físicas muy cambiantes, que se reflejan en sus espacios: pasan de la dependencia a la autonomía, del lugar silencioso y acotado al lugar de juego y estudio, lugar propio y lugar de relación. El modo de vida contemporáneo de los adolescentes 19 20

Álvaro Portillo (2009,p 22) Vivienda y Sociedad, la situación actual de la vivienda en Uruguay Montaner, Muxí (2011, p.25) Herramientas para habitar el presente

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comporta unas pautas que, necesariamente exigen ciertas condiciones espaciales, como habitaciones independientes, de cierto tamaño para poder estudiar, estar con amigos y parejas y, de manera imprescindible, con posibilidad de estar conectados a internet y trabajar con el ordenador.”21

Los estilos de vida cambiantes nos dan como resultado nuevas adaptaciones que debemos atender y pensar en la dinámica de espacios.

“Vivimos en el espacio de ayer una vida de ciencia ficción. (…). La referencia central para la vivienda actual no es ya la familia- sean cuales sean sus características - sino el individuo; y consecuentemente, en el proyecto de vivienda se introducen la diversidad frente a la homogeneidad, la flexibilidad, el sentido de la ocupación, la personalización y la posibilidad de identificación frente a sistemas de abstracción impuestos a una cotidianidad que supera a la arquitectura. (…) La habitabilidad básica como problema concerniente a la normativa y condición indispensable en la construcción de la vivienda, puede y debe ser interpretada pero no conculcada. Desde el II CIAM (1929), se presenta reiteradamente como el valor fundamental en el mundo de lo doméstico: luz, aire y espacio abierto… clamaba Giedion. Con ligeras interpretaciones ligadas fundamentalmente a los pequeños avances que la tecnología constructiva permite – casi nunca a los cambios sociales – la evolución en el estudio del tipo, es entendido como un conjunto de variaciones de modelos generados en los años veinte y treinta. Tenemos demasiadas viviendas tipo para pocas familias tipo. (…) Convertir el infierno bidimensional de la casa cuanto menos en la incertidumbre espacial del purgatorio mediante una optimización del espacio y sus recursos - y un alejamiento de la ley de propiedad horizontal – adquiere un estatus sustancial. Lo abierto a la transformación desde el contacto con lo episódico atomiza recintos cerrados históricamente y formaliza recorridos espacio-temporales de usos cambiantes fabricando el escenario de la vida cotidiana que es tomado por algunos arquitectos como principio fundamental de su obra creadora. Frente a la pericia sobre el tipo en el mundo de la vivienda colectiva, los espacios disponibles sin destino concreto a priori, son los que realmente pueden producir algún avance; el lugar sin nombre, es 21

Montaner, Muxí (2011, p.23) Herramientas para habitar el presente

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susceptible de acumularse y segregarse, ser usado nocturna y diurnamente, sólo o acompañado, con fines lúdicos o laborales….En definitiva, lugares en los que el estatuto de lo público se abalanza sobre lo privado, la sociabilidad se funde con la habitabilidad y la anticipación a situaciones desconocidas es la humilde premisa planteada por el arquitecto. La vivienda ya no es una unidad espacial, sino mental.” 22

2.2 – Cambios demográficos Los cambios en la composición familiar son un factor a tener en cuenta a la hora de pensar en la vivienda, por tanto el espacio habitable ha de aceptar una posible transformación para poder ser habitado por cualquier tipo de familia y aceptar sus cambios a lo largo del tiempo. La familia estándar que a lo largo del S.XX habitó todos los proyectos, ha dejado de ser un grupo de ocupación representativo o generalizable. Un gran número de cambios demográficos y sociales se han incrementado en el último cuarto de siglo y los grupos de ocupación considerados hasta hace algunos años minoritarios o excepcionales, hoy comienzan a reconocerse como habituales. El rol de la mujer en el ámbito laboral, el aumento de la expectativa de vida -con creciente número de ancianos que demandan viviendas adaptables a su condición-; las personas solas, madre o padres con hijos; jóvenes que viven en grupo y la inclusión de espacios de trabajo en el hogar, son algunas de las condiciones que marcan las nuevas dinámicas a las que habría que agregar posibles cambios futuros, previsibles aunque desconocidos.

Por otro lado, cada vez es más frecuente que en el pasar de los años la familia crece, decrece, se desmembra y vuelve a articular, generando procesos dinámicos muy difíciles de absorber en la vivienda tradicional. Entendemos que estos cambios no influyen tan sólo en el número de viviendas, sino también en la cantidad de habitaciones, afectan al tipo de equipamiento y al número y situación de aparatos dentro de la misma. Es obvio que los desfasajes se ubican en una franja de superficies mínimas, costos bajos y especulación moderna. De hecho las viviendas de grandes superficies e incluso medianas con alturas 22

Atxu Amann-Andrés Cánovas (2007) Lugares sin nombre, Arquitectura viva 114

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mayores a los 2,40m en las habitaciones, tienen una flexibilidad y una capacidad de adaptación fuera de toda discusión. En el caso de la sociedad uruguaya existió una marcada explosión demográfica entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX que parece haber encontrado canales más o menos formales para acceder a un parque de viviendas digno. Con la crisis del modelo agroexportador, el crecimiento de las migraciones internas y los intentos desarrollistas, el “problema de la vivienda” comenzó a presionar sobre el espectro político y social. A mitad del siglo pasado las políticas públicas comenzaron a intervenir en la construcción masiva de viviendas y el nuevo marco regulatorio centrado en la propiedad horizontal permitió un desarrollo exponencial de la inversión privada. En estos mismos años también comenzaron a hacerse visibles los importantes cambios sociales y culturales que se expresan en un conjunto de transformaciones cualitativas en la integración de los hogares.

Se puede decir que para los años setenta del siglo pasado se registra un cambio muy marcado que debilita y comienza a desdibujar el modelo vigente hasta entonces, haciendo eclosión hacia los años noventa cuando las nuevas integraciones de los hogares se expanden con relativa rapidez. Los indicadores de la vida familiar continuaron modificándose hasta alcanzar valores de disgregación que pocos años antes eran impensados. El componente más paradigmático de este proceso de cambio fue el aumento de las uniones consensuales. A principios de 1990 el fenómeno era apenas emergente, pero su crecimiento fue tan vertiginoso que al iniciarse la primera década del siglo XXI pasaron a ocupar un primer plano: más del 80% de los jóvenes había elegido la unión libre frente al matrimonio cuando en el censo de 1996 el registro apenas llegaba a 30%. El cambio familiar se expresó también en el aumento de las separaciones y divorcios mientras la tasa de natalidad experimentó una nueva reducción y se estancó en un valor ubicado por debajo del nivel de reemplazo poblacional. A esta explosión y reducción de las células sociales se le debe agregar el proceso de envejecimiento poblacional continuo durante los últimos años. De acuerdo a los datos del censo de 2011 la proporción de personas de 65 años asciende al 14,1%, es la más alta entre los países de América del Sur y el doble de la registrada por el censo de 1963 (7,6%).

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En suma, entre mediados del siglo XX e inicios del siglo XXI la estructura de hogares experimentó cambios de considerable magnitud. El análisis de los datos realizado por el INE indica la presencia de tres tendencias que merecen ser destacadas: el fuerte aumento de los hogares unipersonales, el aumento de los hogares monoparentales y la importante reducción de los hogares extendidos.

Tabla de la estructura de los hogares 1963-2011 (%)

Mientras que el ritmo de crecimiento de la población uruguaya ha sido lento, la evolución de los hogares ha presentado mayor dinamismo. Entre 1996 y 2011 la población disminuyó 0.02%, mientras que los hogares pasaron de 428.923 a 520.538 en Montevideo, lo que representa un crecimiento de 17,6%. Dicho de otra manera, los dos censos registraron un número de personas muy similar, pero distribuidas en un mayor número de hogares en 2011.

En resumen, la población se estanca pero la cantidad de viviendas necesarias aumenta, ya que la medida de habitantes por vivienda decrece. Los hogares unipersonales son los que experimentan un crecimiento mayor. Los jóvenes cambian sus pautas de emancipación, la composición de los hogares se modifica más a menudo y más bruscamente en la medida en que aumentan las convivencias provisionales. Además se incrementa la autonomía residencial de las personas mayores.

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2.3- Identidad “A lo largo del siglo XX, la vivienda se trató como un problema cuantitativo dirigido a proveer alojamiento al mayor número de familias posible. Siguiendo un modelo fordista23 de producción, la vivienda, tanto del sector público como del privado, apostó por la repetición, la homogeneidad, la estandarización, la segregación funcional y la matemática de los grandes números como estrategias para atender el tema de la vivienda. (…) En todo el proceso, el usuario, habitante y residente, ha sido tratado como un receptor pasivo del producto entregado, sin partición significativa, si es que se daba en el proceso”. 24 Habraken plantea la necesidad de identificación como un requerimiento latente: “La gente quiere reconocerse a sí misma y ser reconocida. Esta necesidad determina la elección de vestidos, muebles, coches y otras posesiones. También tiene un papel importante en la elección de la vivienda. Cuando alguien tiene una casa, las “mejoras” que hace casi siempre pueden ser explicadas por su necesidad de identificación. (…) La necesidad de identificación, determinar el lugar de uno mismo en la sociedad y el tiempo propio, es una necesidad básica que se tiende a descuidar en nuestra funcional era. Los edificios, y en particular las viviendas, siempre han sido usados como medios de autoexpresión, y los propietarios de una morada han sentido la necesidad de personalizar su ambiente”. 25 Para Lawrence (2000:322), la vivienda "es un espacio que se vuelve significativo por la ocupación o la apropiación humana; es un concepto cultural fundamental para describir las relaciones de los seres humanos con su ambiente"26.

Si el habitar humano constituye lugares en el ambiente. El lugar entonces se convierte en un hecho arquitectónico en la medida en que el hombre se apropia de él, lo construye lo transforma, lo habita. Parecería que esta necesidad de identificación tiene al menos dos posibles explicaciones: una que en la misma medida en que la mercancía explota las diferencias aún donde todo es igual, los sujetos estamos

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El termino fordismo se refiere al modode producción en cadena inicialmente utilizado por Henry Ford en la industria automotriz y posteriormente generalizado en procesos industrializados de producción, incluyendo el de la vivienda. 24 Montaner, Muxí (2009), Experiencias, Master laboratorio de vivienda del siglo XXI. 25 J. Habraken (2000: 35) El diseño de soportes 26 Nestor Casanova (2012 : 19), Hacia una teoría arquitectónica del habitar

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interpelados por el mismo deseo de individualidad y fragmentación que nos arroja a una constelación de representaciones infinitas. La segunda está relacionada con el final de las disciplinas que forzaron la construcción de identidades colectivas desde el Estado. Siguiendo las indicaciones del trabajo de Paolo Virno antes citado, es posible pensar que la explosión del “hombre tipo” también es la expresión de un desborde de los viejos aparatos del poder y, en este caso, un salto hacia adelante. Bajo esta última premisa el hecho de construir lugares, habitar o intentar trazar huellas en los objetos es más bien una ganancia en el marco de derechos y libertades. “La arquitectura es un componente principal activo en el proceso de “hacer cultura”—y por lo demás, una de las maneras más tangiblemente costosas de hacerlo. Por esto mismo, no nos debiese sorprender que, en su necesidad de participar en la producción de cultura actual, la arquitectura deba embullirse en un mundo basado en los mass-media y el mercado, el cual define la escala de valor y uso asociado a los valores culturales que se transan hoy en día. El acto de comprar se ha convertido en algo básico para nuestra existencia, y la vida moderna está siendo jugada en el lugar donde se compra y no en el teatro, ni en el foro político, ni siquiera en la familia. Consumir bienes y servicios en nuestra sociedad actual tiene un significado y una función mucho más allá de la superación de las necesidades básicas de abastecimiento; es más bien un acto fundamental en la constitución de una identidad personal y social. (…) La cultura del consumo de hoy es una cultura de signos y símbolos en constante redefinición, cuyo significado se superpone el real valor de cambio de los bienes producidos y consumidos”.27

“La moda, escribe Perec, << se hace y deshace, se difunde, se consume. Interviene en la mayor parte de nuestras actividades cotidianas. Todos los fenómenos de moda convergen en una corroboración elemental: la moda no produce objetos ni hechos, sino solamente signos: puntos de referencia a los que se apega una colectividad >>.28 La moda, los estilos se alternan hoy en ciclos vertiginosos. Las instituciones del ser humano – casa, ciudad, trabajo- dejan de ser referencias fijas e imperecederas y participan de un universo inestable, sometido a una constante y acelerada mutación. El hogar, así concebido, representa, con respecto a la casa tradicional, lo que Swatch frente a los relojes de péndulo:

27 28

Liliana de Simone (2009) Arquitectura como producto cultural de consumo. G.Perec (1985) Pensar clasificar, Barcelona, 2011:40

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no sólo, o no tanto, un cambio tecnológico, sino la constatación de un cambio de hábitos, de la forma de relacionarse con las cosas. Un producto de la cultura material contemporánea.” 29 De lo anterior se desprende la necesidad de construir objetos suficientemente flexibles y capaces de contemplar todo tipo de adaptaciones mucho más que excentricidades a la moda.

2.4- Tecnología doméstica “La introducción y generalización de estas nuevas formas de información y comunicación ha traído en las sociedades contemporáneas múltiples transformaciones, muchas de ellas apenas iniciadas y por tanto aún desconocidas en cuanto a sus efectos sociales. (…) es posible advertir que las Tics30 ya han comenzado a impactar en la vida cotidiana de las personas y por tanto en los comportamientos al interior del hogar. (…) La acelerada generalización del uso de estos medios, hoy permite reconstruir una determinada historia en cuanto a su uso. La radio primero y luego la TV, fueron artefactos de alto impacto que llegaron a los hogares para ser percibidos colectivamente, por eso su uso y localización era predominantemente el lugar de estar y reunión (Allen, 1987). El desarrollo tecnológico condujo a que estos medios evolucionaran en tamaño, potencia y precio como para que cada integrante del hogar tuviera su propio artefacto, o cuando menos en el hogar existieran varios. Con ello se modificaron los rituales espaciales que gobernaban su uso: el televisor, el equipo de audio y el teléfono abandonaron el altar en el centro de los hogares para disolverse pequeñas instancias portátiles adheridas a cada uno de los cuerpos. Más recientemente se agregó la computadora. Al principio fija y ligada al teléfono, pero luego portátil e inalámbrica para reforzar esta tendencia a la atomización personalizada. Si bien las pantallas planas y los televisores LED de última generación parecen volver a fundar la centralidad del ritual doméstico también es verdad que la explosión de tecnologías personales proponen momentos de reunión y momentos de privacidad que necesariamente habrán de expresarse en el interior de la vivienda.

29 Graziella Travato (2007:67) Des-velos, Madrid 30

Las Tics son las tecnologías de la información y la comunicación

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¿Qué puede interpretarse de esta evolución? Sin entrar en un terreno de excesivas especulaciones parece sensato pensar que los espacios de relativo aislamiento y privacidad representados por los dormitorios, una prescripción del siglo XIX, conservan intactos su importancia. En todo caso frente a las propuestas más radicales del siglo XX que pretendieron minimizar su uso y dimensiones a las horas destinadas al sueño reparador, es “posible presumir que en algunos de los miembros del hogar, particularmente los jóvenes, se haya incrementado la permanencia en el hogar. Dada la enorme atracción de la conectividad, se observa el nacimiento de un nuevo espacio público virtual al que se accede en y desde el hogar”.31

Del lado contrario todo indica que la privacidad representada en la autoridad del viejo Pater Familia también ha cedido terreno frente a una avalancha de medios y flujos de intercambio que atraviesan las paredes del recinto privado. Como se mencionó en el punto anterior, y vale como ejemplo, las formas del trabajo han devuelto a la vivienda porciones de trabajo remunerado. Los medios de comunicación nos permiten establecer contacto con el mundo y la estructura descentralizada de la producción posfordista utiliza redes que le permiten operar a distancia. El teletrabajo es una modalidad que se ha comenzado a difundir y que probablemente continúe difundiéndose en los próximos años.

Parece de consenso que los avances en la tecnología doméstica producen cambios en el uso de los espacios disponibles. La calefacción, los electrodomésticos, el aire acondicionado, comenzaron a transformar el espacio antes segmentado en una masa neutra y completamente isótropa. Las computadoras portátiles, las redes inhalámbricas y teléfonos celulares parecen contribuir en esta misma dirección que Reyner Banham ya había intuído a comienzos de la década de los setenta. 32 Sin embargo este espacio de idénticas cualidades no se expresa en una sala neutra sino en la posibilidad de fragmentar el todo en habitaciones que permiten alternar lo privado y lo social, los deseos de intercambio con el aislamiento, el trabajo con el ocio. Contemplar esta variedad de usos e incluso el quiebre de la 31 32

Álvaro Portillo (2009: 25) Vivienda y Sociedad, la situación actual de la vivienda en Uruguay Reyner Banham. La arquitectura del entorno bien climatizado. Infinito, Buenos Aires. 197-.

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distinción entre zonas de relación y estrictamente privadas, parece estar entre las precauciones a tener en cuenta a la hora de pensar las nuevas domesticidades.

2.5- Reflexiones Concluimos que estos cambios, asociados al ámbito social, implican una nueva demanda de viviendas y de los espacios que la integran: desde el tamaño a la configuración de los espacios, las áreas de relacionamiento conjuntamente con la independencia entre los habitantes, la posibilidad de hacer propio un espacio y también, la necesidad de adaptación en el tiempo. Ante tantas alternativas, imprevisiones y libertades exigidas parece necesario plantear soluciones o alternativas, en donde la vivienda progresiva, explicada anteriormente, sea un pilar fundamental para poder dar cabida a posibles transformaciones, implementando las nuevas soluciones en el campo del diseño y de la gestión que respondan a los nuevos hogares de hoy día. Tomando en cuenta los conceptos desarrollados en la primera parte, entendemos que la vivienda debe de ser un espacio que garantice el correcto desarrollo de la vida grupal e individual de las personas. Dicho espacio ha de permitir modificaciones y adecuaciones según los cambios de los modos de vida de las personas que lo habitan. De esta manera tomamos en prestamo el concepto de “progresividad” como una opción viable para la construcción de vivienda en la ciudad, refiriéndonos con progresividad a una vivienda que permita ser transformada, mejorada y completada en el tiempo, según las necesidades, posibilidades y preferencias de los individuos que vayan a habitar. Progresividad que contempla usos y funciones pero también que permite hacer de la vivienda ya no el dato de un problema resuelto sino un dispositivo disponible para ser habitado. El desarrollo progresivo está estrechamente relacionado con la función habitar, en la medida que construimos y hacemos propio el espacio. Teniendo en cuenta que las necesidades y expectativas de la familia evolucionan en el tiempo y las posibilidades económicas pueden cambiar. El avance tecnológico

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electrónico y en la vivienda, así como la vida social y cultural generan transformaciones que la vivienda debe asimilar. Según Habraken33, "esta evolución se debe a la necesidad de identificación que sienten los habitantes al personalizar su ambiente; la familia cambiante que atraviesa por diferentes fases y formas de vivir mientras habita la vivienda; los cambios de estilo de vida en la sociedad que conducen a nuevas adaptaciones del hábitat, y las nuevas posibilidades tecnológicas que hacen obsoletos algunos espacios en la vivienda".

Ante la realidad planteada, debemos pensar en estrategias que puedan absorber los modos de vida contemporáneos y la marcada necesidad de la sociedad por personalizar su ambiente y que definan la vivienda progresiva como condición esencial del espacio habitable. La principal reflexión es diseñar un conjunto de reglas donde el usuario pueda visualizar las opciones posibles de cambio abiertas a él: definiendo sistemas estructurales y constructivos que no se conviertan en obstáculos para las transformaciones. Resultando necesario tener acceso a una oferta de elementos constructivos e industriales que faciliten la innovación y la perfectibilidad. Es oportuno que la industria de la construcción se involucre para producir elementos y partes de una vivienda progresiva, que permita la mejora de la calidad, la durabilidad y la sostenibilidad, con el diseño de nuevos elementos. Parece imprescindible unir los aportes del mundo tecnológico (estructuras, sistemas constructivos, instalaciones) con las condiciones de vida que debería proponer un nuevo modelo.

33 N.J.Habraken (1979) El diseño de soportes

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“Ricerca di comoditá in una poltrona scomoda”. Bruno Munari, 1950.

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3- ESTRATEGIAS PARA EL DISEÑO DE VIVIENDA PROGRESIVA Las soluciones de diseño para la vivienda progresiva y su enfoque, tanto teórico como práctico, están muy condicionados por las circunstancias generales económicas y sociales de cada país, las políticas, las normativas, los programas y las formas de participación de los usuarios. Es necesario pensar la vivienda más allá del ámbito estrictamente privado, potenciando las actividades compartidas y comunitarias, su capacidad de relación y mejora de las estructuras urbanas, permitiendo llevar una vida completa y evitando la construcción meramente numérica de viviendas. Por lo dicho, formular una revisión de los criterios de diseño de la vivienda implica reflejar, fundamentalmente, la conciencia del cambio social. La composición de los hogares no es uniforme, ni en la vida de un ser humano en particular, ni en el conjunto de la sociedad. Diferentes agrupaciones de convivencia hacen anticuada la concepción de familia nuclear o estándar como componente mayoritario y, por ellos, la vivienda ha de proyectarse con respuestas de máxima ambigüedad y versatilidad funcional, de manera que pueda contener la enorme variedad de modos de vida y permitir una mayor capacidad de transformación, con costes mínimos, tanto económicos como técnicos.

Más allá de la mera denominación de los espacios, la vivienda ha de permitir la realización de una innumerable cantidad de tareas, ha de conjugar lo individual y lo colectivo: vivir juntos e independientemente a la vez, descansar y trabajar, moverse cómodamente y poder almacenar. Pensar en la vivienda de principios del siglo XXI, significa replantear los presupuestos que le dieron forma. Hay una estrecha relación entre las aportaciones del mundo de la tecnología (estructuras, sistemas constructivos, instalaciones) y las condiciones de la vivienda. Se entiende que se deben valorar conceptos que comprenden formas de entender los sistemas estructurales y constructivos acordes con los espacios y las funciones en la vivienda, y que han sido previstos para facilitar las posibilidades en ella.

“Tan sólo cuando los individuos pueden tomar decisiones propias sobre la planta y equipamiento de su vivienda, verdaderamente será posible decir que dicha vivienda expresa sus aspiraciones personales.

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Tan sólo cuando la producción esté organizada para incluir la participación del residente, se podrá obtener la mayor ventaja de las tecnologías existentes.”34

Para la elaboración de estas estrategias que se desarrollarán a continuación, se realizó un relevamiento de ejemplos de la arquitectura internacional y nacional enfocados en vivienda colectiva experimental, donde pudimos encontrar patrones, características o formas de pensar la vivienda y que entendemos pueden responder a las nuevas dinámicas de ocupación de vivienda. Para la identificación de estas estrategias comenzaremos explicándolas para luego presentar los ejemplos y lograr identificar en ellas a qué tipo de estrategias se corresponden. 3.1 - Formalización-incidencia en la morfología constructiva. Las decisiones constructivas globales afectan directamente la forma de habitar una vivienda. La modalidad progresiva a la que se asocia cada caso permite valorar su potencialidad para ser insertado en diversos contextos urbanos y los requerimientos de la tecnología de la construcción a emplear. Se han considerado cuatro estrategias de transformación: semilla, cáscara, soporte y mejorable. Semilla- Puede resultar adecuado dotar a la vivienda de la capacidad de adaptarse a diferentes situaciones ocupacionales. La vivienda puede desarrollarse previendo su posible ampliación, a fin de abaratar la construcción inicial y dando la oportunidad al habitante de participar en la terminación de la misma. También un pequeño espacio exterior puede ser integrado temporalmente como parte interior.

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Cascara-La disposición de un techo y un suelo continuos ejecutados con anterioridad a la compartimentación interior de la vivienda favorece la capacidad de asimilación de nuevas distribuciones. La disposición de aperturas en la envolvente del edificio con un ritmo homogéneo amplía las posibilidades de compartimentación.

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John Habraken 1974.

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Soporte-Un sistema estructural adecuado puede permitir la liberación total o parcial de la vivienda, facilitando las posibles reorganizaciones de la misma. Es recomendable una distribución de las instalaciones que facilite su accesibilidad y registro sin comprometer la compartimentación interior de la vivienda.

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Mejorable-Una vivienda mejorable debe estar apuntada a abaratar los costos de la construcción inicial y dando la oportunidad al habitante de participar en la realización de acabados y terminaciones de la misma. Debe estar dotada de todos los componentes esenciales para la ocupación en un área determinada con la opción de ser perfectible en el tiempo.

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3.2- Elementos componentes Los elementos componentes de la vivienda son elementos estructurales o constructivos, y se clasifican en permanentes y temporales. Los permanentes son los elementos estructurales de la edificación, que pueden ser verticales u horizontales y todos aquellos elementos constructivos que no puedan recibir modificaciones, ya sea por un impedimento constructivo o de diseño. Los elementos temporales pueden a

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su vez, ser fijos o variables, y su temporalidad se deriva de que no permanecen durante toda la vida útil de la vivienda en la posición que ocupan. Es también necesario conocer si existe o no alguna modulación en la composición o el dimensionamiento, cual es el módulo y como se emplea, así como cuales son las modulaciones más usadas.

PERMANENTES ESTRUCTURA

INSTALACIONES

TEMPORALES CIERRES EXTERIORES

DIVISIONES INTERIORES

3.3- Adaptabilidad, flexibilidad Las soluciones constructivas que definen el interior de cada una de las viviendas determinan su capacidad de mutabilidad y adaptación a los futuros cambios de distribución en la vida útil de un edificio. Es una solución proyectual, ya que establece el momento en que esta se manifiesta: inicial o continua. Las transformaciones en el caso de la flexibilidad continua pueden ser cotidianas o en el tiempo y los medios empleados para lograrla pueden ser tecnológicos o de diseño. Son soluciones de flexibilidad y adaptabilidad: los espacios libres, variables y de recintos neutros. 35


VIVIENDA DE ESPACIO LIBRE

VIVIENDA DE ESPACIO VARIABLE

VIVIENDA DE RECINTOS NEUTROS

espacio fijo espacio transformable

"Se entiende por flexibilidad cualquier disposición constructiva o formal que permita cierta diversidad en las maneras de ocupación"35.

3.4- Optimización de las instalaciones Es importante optimizar la funcionalidad mecánica de las áreas húmedas con el objetivo de lograr su máxima eficiencia energética. La disposición más adecuada es aquella en la que los elementos húmedos de la misma vivienda se encuentren

agrupados y permitan su registro conjunto. Es igualmente

recomendable la agrupación de espacios húmedos de diferentes viviendas dentro de un edificio. Por último conviene prever la conectividad de la vivienda en caso de futuras modificaciones, proponiendo paredes técnicas e incluso destinando espacios concretos en previsión de futuras modificaciones.

NÚCLEOS HÚMEDOS

PAREDES TÉCNICAS

3.5- Participación del usuario La participación del usuario en la evolución de la vivienda permite saber si este se involucra desde el inicio y puede tener alguna participación en las decisiones de diseño que se toman en la primera etapa, o si solo se limita a transformar posteriormente el espacio con las posibilidades que el proyecto ofrece.

35

Ignacio Paricio (2007)

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3.6- Recursos de diseño Finalmente, los recursos de diseño se relacionan con cada uno de los parámetros anteriores, de forma más específica. Con respecto a la modalidad, se precisa como se produce la transformación, y en el caso del crecimiento, si este es horizontal y/o vertical, de adentro hacia afuera o a la inversa. En relación con la flexibilidad, se indica si esta radica en la solución espacial, en el mobiliario o en los elementos divisorios y de cierre, que a su vez, conjuntamente con la estructura integran los elementos componentes. Este parámetro también se vincula con la participación del usuario en el diseño y las implicaciones tecnológicas de la solución empleada. Es conveniente que se le proporcione al usuario un manual de uso donde presentar un conjunto de reglas, que gobiernen las posibles variaciones, y que sean los suficientemente simples como para permitir al habitante visualizar todas las opciones posibles de cambio abiertas a él; proporcionando a su vez toda la información de la vivienda y guiando a los propietarios a hacer futuras modificaciones sin comprometer los elementos componentes permanentes. Así podrá hacer uso y goce de la vivienda de una manera segura y explotando al máximo sus posibilidades de progresividad según las técnicas aplicadas en la etapa proyectual.

3.7- Ejemplos Una mirada a la historia reciente nos demuestra cómo en distintos períodos de transformación se ha puesto empeño en redefinir los mejores modos de proyectar y usar las viviendas. En los ejemplos que se toman a continuación se presenta un replanteamiento de los modos de vida debido a cambios sociales, económicos y productivos, siendo necesaria la difusión de nuevos valores y de nuevos medios para mejorar la vida de las personas. Hoy hemos de aprender de la experiencia y de las nuevas subjetividades y sociedades en transformación del siglo XXI. Planteamos estos ejemplos a modos de planillas donde se pueda comparar cuales son las estrategias usadas.

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3.8- Reflexiones No se trata por lo general sólo de flexibilidad en el diseño inicial, de manera que la vivienda pueda ser ocupada por diversos grupos familiares, sino de facilitar su transformación en el tiempo, para lo cual la solución espacial resulta decisiva, bien sea mediante el espacio libre o variable. Esto está directamente relacionado con la solución estructural y por tanto, con el uso de elementos permanentes de luces no reducidas entre apoyos o de que estos sean aislados (pilares) que permitan justamente la libertad o variabilidad del espacio. Los recursos de diseño más frecuentemente empleados para lograr la flexibilidad continua, ya sea de espacio libre o variable, son el uso de elementos divisorios ligeros como panelería móvil, corrediza, plegable y desmontable, así como la posibilidad de ampliar la superficie útil a partir de la subdivisión vertical del espacio inicial. De manera general se aprecia una evolución en las propuestas asociadas al desarrollo tecnológico y de la industria de materiales, lo que se traduce en el empleo de materiales ligeros, flexibles y de apariencia high tech, que permiten el logro de espacios transformables. Por otro lado entendemos que estos parámetros nos permiten: Una apropiación inicial personalizada: Muy frecuentemente, y a pesar de todas las restricciones técnicas, legales y financieras, los futuros habitantes intentan, en el momento de ocupar sus viviendas, introducir cambios. El objetivo de estos cambios es adaptar las necesidades específicas de los nuevos habitantes. La flexibilidad inicial nos permitiría contar, en primera instancia, con una casa “vacía” a compartimentar por el futuro habitante. ¿Cómo se enfrenta el futuro habitante a la tarea de colonizar el espacio vacío? La casa vacía influye en su definición de “lugar de todos los posibles”, el riesgo de que un espacio vacío demasiado neutro de lugar a una indeterminación que inmovilice al futuro habitante. En este sentido, la intencionalidad y la sugerencia en el diseño previo son elementos claves durante el proceso de apropiación del espacio. Asumir cambios: Un casa flexible debe ser capaz de acompañar los cambios en la conformación, necesidades, sensibilidades, etc. del grupo de ocupación.

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Incorporar equipamiento: Los equipos y electrodomésticos que habitan nuestras casas tienen una vida útil cada vez menor. La propia dinámica del consumo (con ciclos cada vez más cortos) hace que consideremos obsoletos estos objetos en un breve período de tiempo.

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4- EXPLORACIÓN PERSONAL La cuarta y última parte del trabajo surge como una exploración personal y una propuesta aplicada a un prototipo repetible, un soporte arquitectónico posible de ser agrupado, en el cual a partir de premisas el usuario pueda identificarse y hacer propio ese espacio. Entendemos que un espacio habitable, sin habitantes, no es tal cosa, sólo adquiere pleno sentido a través del acto del habitar, a través de la forma en la que los habitantes hacen suyo ese pequeño mundo. Pensemos entonces el espacio arquitectónico como una “obra abierta”, soporte básico, lugar neutro a colonizar, capaz de dar cabida a diferentes apropiaciones y aspiraciones de uso, ámbito de expresión y aspiración de las libertades individuales, asumiendo la movilidad y el cambio como una condición inherente al espacio habitable. En este soporte arquitectónico el habitante hace, habita, está viviendo; construye una interface, una manera de conectarse con ese espacio que lo contiene.

“Tan sólo cuando los individuos puedan tomar decisiones propias sobre la planta y equipamiento de su vivienda, verdaderamente será posible decir que dicha vivienda expresa sus aspiraciones personales. Tan sólo cuando la producción esté organizada para incluir la participación del residente, se podrá obtener la mayor ventaja de las tecnologías existentes.”36 En este punto se toman dos términos acuñados por el arquitecto N. John Habraken, “soportes” y “unidades separables”. Expresan la suposición de que un área puede ser diferenciada en dos partes: una, sobre la que el usuario tiene el control y otra, sobre la que la comunidad decide colectivamente. Por consiguiente, los conceptos “soportes” y “unidades separable” son definidos en términos de quien toma decisiones.

4.1- Premisas Resulta importante diseñar un conjunto de reglas, que gobiernen las posibles variaciones, y que sean lo suficientemente simples como para permitir al residente visualizar todas las opciones posibles de cambio abiertas a él. 36

N.J.Habraken (1979,2000, p. 18) El diseño de soportes

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El soporte será algo más que una estructura vacía, debe ofrecer específicos tipos de espacios, que puedan ser reconocidos y evocar diversas posibilidades.

ZONAS Y MÁRGENES SON BANDAS FIJAS DENTRO DE LAS CUALES LOS ESPACIOS PUEDEN SER COLOCADOS CON CIERTO CRITERIO: ZONA A - área interna pensada para uso privado y es adyacente a una pared exterior ZONA B - área interna, pensada para uso privado y es adyacente a ductos de bajada ZONA C - zona externa pensada para uso privado ZONA D - zona externa pensada para uso público

4.2- Soportes El soporte es una estructura que es diseñada y construida en un lugar específico, que implica decisiones donde el arquitecto tiene el control; pero debe ser lo suficientemente flexible para asumir cambios. La adaptabilidad es una característica esencial; un soporte es realmente usable si un cambio puede ser hecho con facilidad, debe permitir cambios, de distribución, construcciones adicionales o adaptarse a funciones no residenciales.

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“Un soporte es cualquier edificio hecho para contener un determinado número de unidades de vivienda, que pueden ser individualmente adaptadas a las necesidades cambiantes y a los deseos de los usuarios en el transcurso del tiempo”37

4.2.1- Estructura El elemento estructural, plantea la necesaria identidad entre el orden constructivo y el espacial. Los espacios que van a satisfacer los requerimientos programáticos deben insertarse dentro de un ordenamiento superior: los soportes. Estos deben ser capaces de albergar la mayor cantidad de variantes, y deben ser pensados como un elemento de diseño, conformadores del volumen a ocupar y no como un resultado de la tipología.

4.2.2- Ductos Consiste en una concentración de instalaciones y equipamiento que conforman junto a la estructura lo “fijo”. Resulta posible, asociando la estructura a los ductos, independizar el espacio, de tal manera de no generar interferencias con el resto del espacio. Este planteo presenta la virtud de liberar la superficie habitable flexible en una sola pieza, lo cual da lugar a un mayor número de variantes de ocupación. Debe ofrecer específicos tipos de espacios, que puedan ser reconocidos y evocar diversas posibilidades.

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N.J.Habraken (1979,2000, p. 18) El diseño de soportes

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4.2.3- Cáscara La fachada debe controlar la fisionomía externa del edificio, debe prever el crecimiento de las unidades. Un crecimiento adecuadamente previsto, introduce una enorme flexibilidad a la hora de plantearse las diferentes formas de ocupación y su necesaria modificación en el tiempo.

4.3- Unidad separable Es aquella área sobre la que el individuo decide. Son elementos construidos dentro del soporte, esto implica que las unidades separables deberían ser adaptables, capaces de ser usadas en muchas combinaciones diferentes.

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4.3.1- Tabiques Cierto grado de flexibilidad y apropiación también podrá obtenerse a partir de una distribución interna cuyos componentes (los tabiques) permitan unir o aislar habitaciones según se desee. A partir de las técnicas de obra seca, es posible plantear divisiones en el interior de nuestras casas mediante tabiques que son fijos, pero que pueden ser retirados en la medida en que sea necesario. Tanto la colonización como el retiro de los tabiques (a diferencia de los procedimientos tradicionales) son unos procedimientos muy simples y muy poco agresivos. Estos tabiques que en el caso más difundido son huecos, permiten, a partir de su incorporación, el crecimiento de las instalaciones.

4.3.2- Escalera Desde el punto de vista del usuario, la ventaja es que resultan posibles las variaciones en la distribución si la escalera puede cambiarse. La forma de la escalera modifica el modelo de tráfico y esto tiene consecuencias en la distribución. Desde el punto de vista técnico, se puede ahorrar tiempo y dinero si el sistema permite la introducción de la escalera en la vivienda en un momento posterior. Esto significa que la escalera debe ser el resultado de un sistema que permita un ensamblaje rápido, que casi hace de la escalera un “aparato”.

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4.3.3- Núcleos húmedos Los baños y las cocinas son uno de los grupos más complicados dentro de las unidades separables, comportándose como un subsistema de soportes. Paredes, techo y suelo, juntos forman un sistema creador de espacio, capaces de comprender los aparatos. Por otra parte las tuberías y cables deben desarrollarse independientemente para absorber los diferentes criterios de uso. Para este desarrollo independiente es necesario establecer estándares para estas conexiones en relación a los ductos. Las conexiones entre el sistema de soportes y las unidades separables húmedas se producirán en un área delimitada y preparada para este fin y completamente inspeccionable.

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BIBLIOGRAFÍA 

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