Tarde para decir adiós

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LA MUERTE EN SAMARRA Un día un joven estaba caminando en el mercado, de repente un mal presentimiento lo hizo sorprenderse, este corrió y dijo - ¡Amo, amo! He visto a la muerte en el mercado y me ha hecho una señal de amenaza -

Corre, toma un caballo y huye a Samarra!!!

El joven huyo a Samarra lo más rápido que pudo. Más tarde el amo vio a la muerte y este le dijo -Me eh enterado que le has hecho una señal de amenaza a mi sirviente - Es que fue muy extraño, verlo ahí, tan lejos de Samarra, donde lo voy a recoger más tarde.

Autor: Gabriel

García Márquez


“Tarde para decir adiós” (Los Bomberos) Yo Olegario soy un joven de 19 años, tengo el poder de predecir el futuro, todos mis amigos y familiares me admiran por eso. Tengo una novia, se llama Estefanía, ella es una persona muy alegre y cariñosa, su pelo es castaño y sus ojos son como dos mares. Ella me admira mucho por mi poder, yo la amo, llevamos siendo novios 4 años y en una semana es nuestro aniversario. Yo en las tardes voy a la universidad, estudio economía en la UNAM. Mi historia comenzó una tarde muy tranquila, estaba como todos los jueves en mi tercer período en la escuela y me faltaban tres clases para salir y regresar a mi casa con Estefanía. Al terminar la clase una brisa helada me paso por encima, mi piel se puso chinita y una enorme angustia me atormentaba, peor que nuca. Normalmente cuando presiento algo, simplemente lo sé, miro al cielo y digo "mañana va a llover y al día siguiente llueve. Es un poder que no puedo controlar, simplemente se las cosas y esta vez lo sabía, algo estaba mal. En la segunda hora para salir volví a sentir el mismo presentimiento, el hormigueo, la brisa helada y lo supe, " alguien cercano a ti va a sufrir un accidente" mi corazón se aceleró y me preocupe mucho, no sabía cómo reaccionar o que hacer, en quince minutos era mi examen de aprobación del semestre y si mi predicción era incorrecta iba a reprobar economía y perdería la beca, dejando de estudiar. Decidí tranquilizarme y pensar detenidamente, analizar todo de nuevo. Al terminar mi examen, ya estaba un poco más tranquilo, aun así salí de la universidad lo más rápido que pude, note que era una tarde muy tranquila, eran pocos los carros y tampoco habían personas. Salí con mis dos mejores amigos, Arad y Eugenio, en cuestión de minutos el cielo se tornó color gris y el aire golpeaba los árboles, en ese momento, a lo lejos un sonido casi nulo me hizo poner mis nervios como nunca antes, el sonido iba aumentando al mismo tiempo que mis latidos, entonces una ambulancia paso a lado de mí y lo supe, entendí de todo lo que se trataba. Mis amigos me miraron fijamente, vieron mi expresión pero no sabían que estaba sucediendo. - ¿Olegario te encuentras bien? (Yo ni siquiera podía moverme, todo me parecía tan irreal.) Entonces grité -¡Estefania!


En ese momento llame a un taxi y le pedí que siguiera a la ambulancia. Mis amigos me miraban detenidamente, confundidos. Entonces les dije: -Es casi seguro que mi casa se esté quemando. El taxi seguía a la ambulancia en el mismo camino en el que mi casa se encontraba y mi pulsación aceleraba cada vez más, al llegar, una lágrima se desprendió de mí. Hice lo que pude, pero al llegar ya era demasiado tarde. Mis amigos con respeto me abrazaron y consolaron hasta el día de hoy. Mi mayor predicción, mi mayor pérdida. Estefania se había ido y no lo pude evitar. Siempre en mi memoria.

AUTOR: Ximena

Pedraza de León

Nota: La muerte en Samarra y los bomberos son diferentes historias.


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