Nombre: Xiomara Alejandra Castro BeraĂşn Curso: EstĂŠtica
2013
Three Rings for the Elven-kings under the sky, Seven for the Dwarf-lords in their halls of stone, Nine for the Mortal Men doomed to die, One for the Dark Lord on his dark throne In the Land of Mordor where the Shadows lie. One Ring to rule them all, One Ring to find them, One Ring to bring them all and in the darkness bind them In the Land of Mordor where the Shadows lie.
E
l Señor de los Anillos es una novela de fantasía épica escrita por el filólogo y escritor británico John Ronald Reuel Tolkien. Esta saga cuenta la historia de la Guerra del Anillo que culmina con la Tercera Edad de la Tierra Media de este lugar fantástico. Tolkien concibe este mundo a raíz de un cuento para niños que publicó anteriormente: el Hobbit.
El Señor de los Anillos está ambientado en una tierra fantástica en la que elfos, hombres, enanos y hobbits habitan y luchan por su supervivencia junto a otras criaturas mágicas que se ven envueltas en la interminable lucha entre el bien y el mal. A pesar de ser una sola historia, su autor tuvo problemas para publicarla debido a que era realmente extensa; por esa razón, se encuentra dividida en tres volúmenes: La Comunidad del Anillo, Las Dos Torres y el Retorno del Rey. Considerada como una obra cumbre en la fantasía, El Señor de los Anillos es una novela de gran complejidad pues su composición es tan minuciosa que podría ser el relato de un acontecimiento histórico real. Tolkien explota su talento como filólogo creando múltiples lenguajes para diferentes criaturas así como también gran cantidad de poemas memorables. El Señor de los Anillos, desde su publicación en 1954, ha atraído de manera favorable la atención del público; es así que ha presentado numerosas adaptaciones radiofónicas, de dibujos animados y cinematográficas. La puesta en pantalla de Peter Jackson de las 3 películas, que corresponden con los 3 libros, fue galardonada con 17 premios Óscar entre todas. Las imágenes mostradas han sido tomadas de los filmes. A casi 60 años de su publicación, la historia de la Tierra Media ha trascendido el tiempo y el espacio; traducida a muchos idiomas se ha convertido en una parte importante de la literatura universal. El Señor de los Anillos de Tolkien es un mundo fantástico que nadie se puede perder.
Categorías de belleza La belleza es un elemento que se encuentra presente en toda la saga. La historia está basada en una concepción maniqueísta del mundo: el bien y el mal que constantemente se oponen entre sí y luchan por dominar. El concepto del bien está ligado al de la belleza; el ejemplo más evidente son los elfos de la Tierra Media. Los elfos son seres bellos físicamente: son altos y de cuerpos esbeltos y proporcionados; sus rostros son simétricos y sus movimientos son gráciles, precisos y delicados. Desde la perspectiva de una raza como los hobbits, los elfos son seres maravillosos, Sam Gamyi decía antes de conocerlos: “…and Elves sir. I listened because I couldn’t help myself, if you know what I mean. (…) Elves sir! I would dearly love to see them.” (The Fellowship of The Ring, pág. 84). Los elfos poseen una belleza clásica marcada que se acentúa con otras características de su comportamiento. La sabiduría los hace más bellos aún; personajes como Elrond y Galadriel son personalidades importantes pues el resto de criaturas van en su búsqueda con el fin de pedir consejo. Otro aspecto de su belleza es su eterna juventud: el transcurso de la vida para los elfos es muy lento y, si bien es cierto, envejecen pero su edad no se ve reflejada en sus cuerpos de la misma manera que en los hombres. Esta última belleza les confiere un halo misterioso que no deja de maravillar: “The face of Elrond was ageless, neither old nor young, though in it was written the memory of many things both glad and sorrowful. (…) Venerable he seemed as a king crowned with many winters, and yet hale as a tried warrior in the fullness of his strength.(…)” (The Fellowship of The Ring, pág. 295).
La belleza de la naturaleza se manifiesta en los numerosos paisajes de la Tierra Media descritos por Tolkien. Rivendell y Lothlórien son dos ejemplos de la belleza sublime matemática, siendo ambas locaciones los últimos hogares de elfos que restan en la Tercera Edad. Rivendell es la morada de Elrond, se encuentra escondida en medio de un valle por el cual pasa un río que lleva al mar del este. “(…) Shadows had fallen in the valley below, but there was still a light on the faces of the mountains far above. The air was warm. The sound of running and falling water was loud, and the evening was filled with a faint scent of trees and flowers, as if summer still lingered in Elrond’s gardens” (The Fellowship of The Ring, pág. 294). Frodo, cuando llega por primera vez, observa la tranquilidad que se vive en este reino a pesar de que la guerra continúa fuera y no deja de maravillarse por el extraordinario paisaje que se regala ante sus ojos.
Lórien por otro lado es un enclave escondido en medio del bosque y su belleza radica en la perfecta combinación entre construcciones y naturaleza; las casas y palacios están construidos en los árboles como si hubieran surgido así de la tierra. “For this is the heart of the ancient realm as it was long ago, and here is the mound of Amroth, where in the happier days his high house was built. Here ever bloom the winter flowers in the unfading grass: the yellow elanor, and the pale niphredel. (…)” (The Fellowship of The Ring, pág. 456). La belleza de este lugar es difícil de explicar: Tolkien se esforzó mucho en encontrar los nombres más adecuados para las plantas así como de reflejar el cromatismo de los árboles durante los amaneceres y atardeceres (Gómez, 2001, pág. 123). La Comarca de los hobbits (The Shire en inglés) también es una belleza de la naturaleza pues se presenta como un lugar de ensueño; sus habitantes le confieren un aire de paz y alegría constante que Frodo y Sam recuerdan con nostalgia en los momentos más duros de su aventura “As they began to climb its first slopes they looked back and saw the lamps in Hobbiton far off twinkling in the gente valley of the Water. Soon it disappeared in the folds of the darkened land, and was followed by Bywater beside its grey pool. (…) ‘I wonder if I shall ever look down into that valley again’ he said quietly” (The Fellowship of The Ring, pág. 93). La Comarca es el hogar al cual los hobbits sueñan con volver durante toda su aventura: se
presenta como un lugar bello al cual la maldad no ha podido tocar y en el que siempre encontrarán paz. Sin embargo, este lugar también es profanado por el Señor Oscuro y ellos lo comprueban al regresar a casa: “The Old Grange on the west side had been knocked down, and its place taken by rows of tarred sheds. All the chestnuts were gone. The Banks and hedgerows were broken. Great waggons were standing in disorder in a field beaten bare of grass. (…) Bag End up beyond could not be seen for a clutter of large huts.” (The Return of The King, pág. 1330)
Otro aspecto de la belleza en la obra es la continua referencia a la música y la poesía. Tanto elfos y enanos como hombres y hobbits cantan bellos poemas acerca de situaciones pasadas que se convierten en leyendas. Tolkien nos maravilla con sus poemas épicos escritos en tanto en inglés como en lenguas desconocidas (la de los elfos, por ejemplo); estos poseen una musicalidad y rima clásicas pues se esforzó en que la métrica fuera precisa. Hay numerosos cantos pero uno de los más famosos es la balada de Leithian, o de Beren y Lúthien, el hombre y la elfo que se enamoraron y que no pudieron estar juntos en su tiempo en vida. La belleza de este canto es sublime puesto que la temática es trágica pero no pierde ese encanto mágico que impulsa a seguir escuchándola; con este poema se hace referencia a Aragorn y Arwen, quienes viven la misma situación pero cuyo destino es diferente “As Beren looked into her eyes Within the shadows of her hair, The trembling starlight of the skies he saw there mirrored shimmering. Tinúviel the elven-fair, Inmortal maiden elven-wise, About him cast her shadowy hair And arms like silver glimmering.” (The Fellowship of The Ring, pág. 252)
Otros cantos son enunciados por personajes como Frodo, Bilbo, Tom Bombadil, Legolas, Gimli, Aragorn e incluso Gollum. El poema a la muerte de Galdalf, o Mithrandir como le llaman los elfos, compuesto por Frodo es una expresión de sus sentimientos más profundos y es tanto bello como triste: “A lord of wisdom throned he sat, /swift in anger, quick to laugh; /an old man in battered hat /who leaned upon a thorny staff. He stood upon the bridge alone /and Fire and Shadow both defied; /his staff was broken on the stone, / in Khazad-dum his wisdom died.” (The Fellowship of The Ring, pág. 468).
Por último, hay también en El Señor de los Anillos la presencia de una belleza espiritual que supera las expectativas: Sam Gamyi. Sam es un personaje que a lo largo de la historia muestra una voluntad insuperable y es el principal apoyo de Frodo en la dura tarea de transportar el anillo. La belleza del espíritu se evidencia en el transcurso de la aventura y es en los momentos más duros en dónde este hobbit sencillo, inocente y algo rústico demuestra que es digno de toda confianza y se convierte en una pieza fundamental en el rompecabezas de la guerra. El momento cumbre de su entrega es cuando el anillo ya ha sido destruido y los dos hobbits están atrapados en la destrucción del Monte del Destino y Sam decide que no van a rendirse: “‘Yes, I am with you Master,’ said Sam, laying Frodo’s wounded hand gently to his breast. ‘And you’re with me. And the journey’s finished. But after coming all that way I don’t want to give up yet. It’s not like me, somehow, if you understand.’” (The Return of The King, pág. 1244).
Categorías de fealdad La fealdad, en contraposición a la belleza, está relacionada de manera estrecha con todo concepto que haga referencia al mal, a la oscuridad, a la desolación y al caos. Sauron, el antagonista de la historia y personificación del mal, es un ejemplo de la fealdad presente en la obra. Sauron carece de un cuerpo físico durante la Guerra del Anillo, es una entidad maligna cuyo poder y perversidad rigen desde el Monte del Destino en las lejanas Tierras Oscuras. Lo feo se hace presente en su símbolo: un ojo de fuego sin pupila que lo vigila todo constantemente y causa terror “The Eye was rimmed with fire, but was itself glazed, yellow as a cat’s, watchful and intent, and the black slit of its pupil opened on a pit, a window into nothing.” (The Fellowship of The Ring, pág. 474). La monstruosidad también es un ejemplo de la fealdad en la obra. Las criaturas que sirven a Sauron (y a Saruman también) son lo que se consideran monstruos: orcos, trols, trasgos, wargos, Nazgul, dragones, arañas gigantescas entre otros. Los orcos son seres cuyos orígenes se remontan a la creación de la Tierra Media; eran elfos que en los albores del tiempo fueron torturados y corrompidos por Morgoth, el amo de Sauron, y fueron convertidos en seres de apariencia repulsiva que no pueden exponerse a la luz del sol. Son considerados como abominaciones de la naturaleza y su fealdad y sus malas intenciones jamás son puestas en duda; solo existen con el fin de servir a sus amos y a los propósitos de éstos. Hay una diferencia entre los orcos de Sauron y los de Saruman: los que sirven al mago tienen un distintivo blanco de Isengard y pueden exponerse al sol lo cual aumenta sus posibilidades de supervivencia. Estos personajes no tienen reparos en hacer lo que sea necesario para cumplir con su misión: “Grishnákh flung himself on the ground flat, dragging the hobbits under him; then he drew his sword. No doubt he meant to kill his captives, rather than allow them to escape or to be rescued; but it was his undoing.” (The Two Towers, pág. 595). Los Nazgul son los 9 caballeros negros que anteriormente fueron los 9 hombres que poseían anillos de poder; corrompidos por Sauron, sus espíritus se convirtieron en sus más
poderosos sirvientes. Físicamente son como sombras pero con negras armaduras y sus espadas pueden causar heridas tan contaminadas de maldad que pueden acabar con sus víctimas. Solo Frodo, cuando es atacado en el bosque, ve sus verdaderas apariencias al ponerse el anillo: “He was able to see beneath their black wrappings. (…) In their white faces burned keen and merciless eyes; under their mantles were long, grey robes; upon their grey hairs were helms of silver; in their haggard hans were swords of steel.” (The Fellowship of The Ring, pág. 255). Son muy difíciles de aniquilar, especialmente el rey de los Nazgul quien no podía ser asesinado por ningún hombre y termina muriendo a manos de Éowyn y Merry. Esta criatura es especialmente terrorífica y su presencia en el campo de batalla causa pavor a los guerreros más valientes “Upon it sat a shape, black-mantled, huge and threatening. A crown of steel he bore, but between rim and robe naught was there to see, save only a deadly gleam of eyes: the Lord of the Nazgul.” (The Return of The King, pág. 1100).
Ella-Laraña (Shelob en inglés) es una araña gigante, la última hija de Ungoliant uno de los primeros seres corrompidos por Morgoth. Ella vivía en los túneles de Cirith Ungol ubicados en las tierras de Mordor, hogar de Sauron. Su fealdad no solo se expresa en su cuerpo de monstruo (araña gigante de patas peludas y con un aroma abominable) sino también con su comportamiento: Shelob solo vive para alimentarse de la sangre de elfos y hombres y no le importan sus conflictos con el Señor Oscuro; incluso otros seres desagradables como los orcos le temen. Ella estuvo en ese lugar desde mucho antes que Sauron tomara
el poder y no obedece a nadie. “Most like a spider she was, but huger tan the great hunting beasts, and more terrible tan they because of the evil purpose in her remorseless eyes.” (The Two Towers, pág. 949). Probablemente, uno de los monstruos más aterradores es el Balrog. El balrog es lo más cercano a un demonio clásico que encontramos en la historia. Es una encarnación del mal muy antigua y cuyo poder rivaliza con el de un mago poderoso como Gandalf (hay que tener en cuenta que los magos no pertenecen a ninguna raza mencionada anteriormente, ellos en la mitología de Tolkien son maiars que aparecieron en la Tierra Media en circunstancias diferentes). El balrog que encuentra la Comunidad del Anillo en Minas Moria fue despertado por los enanos por accidente y esto los llevó a la destrucción. Esta criatura es capaz de aterrorizar a cualquier otra por su apariencia desagradable y terrorífica y por su asombroso poder: “(…) it was like a great shadow, in the middle of which was a dark form, of manshape maybe, yet greater; and power and terror seemed to be in it and to go before it. It came to the edge of the fire and the light faded as if a cloud had bent over it (…)” (The Fellowship of The Ring, pág. 429). La fealdad también se representa en la locura. Denethor, el senescal que gobernaba en Minas Tirith, no pudo aguantar la situación de crisis y con un exacerbado sentido de fatalismo decide acabar con su vida y la de su hijo Faramir que aún podía ser curado de su enfermedad. Esta locura, que lo lleva al suicidio en una pira de fuego, no puede ser detenida por nadie por el poder que ostenta el senescal; sus subordinados lo siguen sin pensar las cosas, a excepción de Beregrond, el único hombre que se rebela ante la situación junto con Pippin. La locura transfigura las facciones de Denethor y lo convierten de un hombre noble a un alma hundida en la desesperación que no es capaz de pensar con claridad: “‘He lies within,’ said Denethor, ‘burning, already burning. They have set a fire in his flesh. But son all shall be burned. The West has failed. It
shall all go up in great fire, and all shall be ended. Ash! Ash and smoke blown away on the wind!’” (The Return of The King, pág. 1116). Lo senil también está relacionado con la fealdad. Cuando el rey de Rohan, Théoden, es encontrado por Gandalf (después de que este venciera al Balrog) tiene la apariencia de un anciano decadente que ya no puede seguir viviendo: “Upon it sat a man so bent wit age that he seemed almost a dwarf; but his white hair was long and thick and fell in great braids from beneath a thin Golden circlet set upon his brow. (…) but his eyes still burned with a bright light, glinting as he gazed at the strangers.” (The Two Towers, págs. 668-669). Esta vejez desesperanzadora, que es causada por magia, hace que el rey no sea el mismo hombre que era antes. Se da a entender que no está mal que sea viejo pero que esta vejez debe ser natural y que el hombre no debe perderse a sí mismo en una maraña de ideas equivocadas y malos consejos. Cuando esta magia desaparece, Théoden sigue siendo un anciano pero su apariencia es distinta: “He drew himself up, slowly, as a man that is stiff from long bending over some dull toil. Now tall and straight he stood, and his eyes were blue as he looked into the opening sky.” (The Two Towers, pág. 673).
Un personaje que entra en la categoría de fealdad de manera evidente es Sméagol o Gollum. Sméagol era una criatura que en sus orígenes fue un hobbit. Estando un día de paseo, un compañero encuentra el Anillo Único y Sméagol lo asesina y se lo queda como “regalo de cumpleaños” (mentira que Bilbo repetiría después). El hobbit pasa tanto tiempo en poder de este anillo que es brutalmente corrompido por él y es transfigurado por la maldad: de poseer una apariencia parecida a un hobbit normal pasa a ser una criatura pequeña y esquelética de extremidades largas y con una fuerza extraordinaria. Se convierte en Gollum, un ser desagradable que quiere recuperar su objeto de deseo a toda costa. Sin embargo, a pesar de ser feo, inspira lástima: “It seemed to Frodo then that he heard, quite plainly but far off, voices out of the past: ‘What
a pity Bilbo did not stab the vile creature, when he had a chance!’ ‘Pity? It was Pity that stayed his hand. Pity, and Mercy: not to strike without need.’” (The Two Towers, pág. 803). Por último, la fealdad también la encontramos en la descripción de paisajes desoladores como los de Mordor. Cuando Frodo, Sam y Gollum van internándose en las tierras del Señor Oscuro, el paisaje se vuelve cada vez más tétrico y aterrador. Las Ciénagas de los Muertos, pantano terroso inspirado en el norte de Francia después de la batalla del Somme que Tolkien vivió en su juventud (Gómez, pág. 133), son un obstáculo terrible para los viajeros “As they went on the gully became even shallower and the slope of its floor more gradual. Its bottom was less stony and more earthy, and slowly its sides dwindled to mere banks.” (The Two Towers, pág. 816). La Puerta Negra que da ingreso a las tierras de Sauron y demás lugares tras ella son absolutamente desesperanzadores. El Monte del Destino supera a todos los lugares marcados por la devastación: es un infierno, un volcán ardiente con tormentas y envuelto en la oscuridad “It remained dark, not only because of the smokes of the Mountain: there seemed to be a storm coming up, and away to the south-east there was a shimmer of lightnings under the black skies.” (The Return of The King, pág. 1229).
Análisis de polaridades estéticas Las polaridades estéticas, a grandes rasgos, son bastante evidentes en El Señor de los Anillos. Como se mencionó antes, esta historia está construida con una concepción maniqueísta del mundo, por lo tanto la principal polaridad será la del bien contra el mal. Técnica La técnica empleada en la elaboración de El Señor de los Anillos es apolínea debido a la minuciosidad de Tolkien al momento de elaborarla. Esta historia se concibió como una secuela a El Hobbit (publicada en 1937) pero la idea del Anillo de poder fue cobrando fuerza
y se convirtió en una nueva narración muchísimo más compleja que la anterior. Tolkien analiza las historias que ya tenía, La gesta de Beren y Lúthien y algunas partes del Silmarillion, y se da cuenta que no servían como continuación; así empieza a escribiendo la fiesta de cumpleaños de Bilbo y cómo el Anillo pasa a manos de Frodo. En 1939 estalla la Segunda Guerra Mundial y Tolkien tiene preocupaciones distintas; sin embargo ya para 1942 había escrito más de la mitad del libro. Dedicaba bastante tiempo a cartografiar la Tierra Media (es importante mencionar que los mapas se pueden apreciar en los 3 volúmenes de la historia) y a crear los nombres, los topónimos y las inscripciones que ayudaban a que la obra cobrase mayor entidad (Gómez, 2001, pág. 53). El lenguaje es un detalle interesante: aunque El Señor de los Anillos está escrita en inglés, el idioma que hablan los personajes es la Lengua Común. Aparte de ésta, existen otros lenguajes que se utilizan al hablar o se evidencian en nombres de lugares: Rivendell, Lothlórien y Elessar, lengua de los elfos; Moria, Gimli, Khazad-dum, lengua de los enanos; Rohan, Éomer, Théoden, lengua de los Rohirrim; entre otros lenguajes. La historia, debido a su longitud, está estructurada en 3 volúmenes de dos libros cada uno. La organización es apolínea debido a que cada libro en cada volumen encierra un fragmento de la historia que la divide y permite su comprensión.
La Comunidad del Anillo encierra la primera parte de la aventura: en el Libro Uno se relata la relación entre El Hobbit y la nueva historia, además conocemos a los hobbits en general y los seguimos hasta que llegan a Rivendel; en el Libro Dos presenciamos la creación de la Comunidad de Anillo, que justifica el nombre, y su disolución al final con muerte, raptos y decisiones difíciles.
Las Dos Torres cuenta la segunda parte de la historia que es más compleja debido a que seguimos a los personajes dispersos en la Tierra Media: en el Libro Tres seguimos a Aragorn, Gimli y Legolas por un lado y por otro a Merry y Pippin, ellos viajan rumbo al norte y se meten de lleno en el campo de batalla, luchan en la Torre de Isengard; en el Libro Cuatro seguimos a Frodo, Sam y Gollum en su viaje al norte también pero por caminos más tortuosos y encubiertos, no participan en la guerra directamente pero sufren penurias mientras caminan rumbo a la torre de Sauron, el Monte del Destino.
El Retorno del Rey narra el final de la aventura: en el Libro Cinco seguimos a los personajes del Libro Tres hasta el momento cumbre de la batalla en el que acuden a las Puertas Negras de Mordor; en el Libro Seis seguimos a Frodo nuevamente hasta que destruye el Anillo, enlazamos con el final del Libro Cinco y se cuenta el epílogo de cada personaje con el inicio de la Cuarta Edad en la Tierra Media.
El desarrollo de cada personaje, lugar, flora, fauna y lenguaje fue pensado con mucho detalle y precisión de su autor. La construcción de la historia es bastante pulcra. Formas y figuras Las formas y figuras en El Señor de los Anillos pueden considerarse tanto apolíneas como dionisíacas debido a la gran polaridad bien-mal. Paisajes como los de Rivendell, La Comarca y Lórien son apolíneos debido a su composición armoniosa y a la expresión de la naturaleza en su más pura esencia. Son paisajes que con las detalladas descripciones podemos imaginar sin ninguna dificultad. En cambio, los paisajes de Mordor, Minas Moria y Minas Morgul son dionisíacos por la oscuridad y la bruma que nos impiden reconocer todo el espacio.
Con los personajes sucede lo mismo. Los personajes buenos son más fáciles de reconocer: sus figuras, aunque no sean todas humanas, tienen un cierto modelo antropomórfico que podemos reconocer. Una excepción en esta categoría serían los Ents quienes, al tener forma de árboles, son más difíciles de reconocer. Por otro lado, los personajes malos presentan más dificultad en ser reconocidos: criaturas como los Nazgul son difíciles de describir así como también los orcos y demás monstruos.
Temas y personajes La temática de la historia es apolínea pues es clara y completamente clásica: es la eterna lucha entre el bien y el mal y cómo diversos personajes participan en la guerra de un lado o del otro. Los personajes también son apolíneos en su mayoría. Elrond, Galadriel, Arwen, Legolas y otros elfos están completamente seguros de la razón de su lucha y tienen muy claros sus principios. Gimli (enano), Gandalf (mago), Aragorn, Faramir y Éomer, como hombres, también son firmes en sus propósitos. Sauron, los Nazgul y los orcos también son apolíneos pues son malvados y no cambian ni tienen dudas respecto a su posición. Sin embargo, personajes como los Ent, Boromir, Saruman y Gollum son más dionisíacos que apolíneos. Los Ent son realmente difíciles de clasificar porque no tienen el mismo concepto del bien y el mal que otras criaturas; ellos no apoyan a un bando sino más bien siguen su propia creencia y actúan cuando lo creen conveniente. Boromir es dionisíaco pues perteneciendo al lado del bien se deja tentar por el mal a
sabiendas de las consecuencias; él sabía que el Anillo podía corromper su mente pero también creía que podía ser de ayuda para su gente, por lo tanto, al intentar robarlo se da cuenta de su error y cae en desgracia muriendo sin poder remendarlo. Saruman es más difícil de tratar aún: él era el mago más poderoso de la Tierra Media y era uno de los principales líderes en la lucha contra Sauron; sin embargo, su propia soberbia y delirio lo transforman en una entidad maligna que aún quiere derrotar al mal pero quiere convertirse en el nuevo regidor.
Gollum es un caso especial porque técnicamente nunca apoyó ni estuvo en contra de Sauron. Es una pobre criatura que se vio reducida a un estado deplorable debido al poder maligno del Anillo y tiene dos personalidades que luchan constantemente entre sí por el dominio de su mente. Sméagol es el lado bueno y amable que desea, de alguna manera, ayudar a Frodo y Sam a cumplir su misión pues los estima y respeta por su valentía. Gollum es el lado más corrupto y malvado; no le importa hacer lo que sea necesario por obtener nuevamente el Anillo; es grosero y traicionero. Este ser es dionisíaco porque su conflicto interno lo lleva a su propia destrucción de una manera lamentable y jamás pudo ser realmente consciente del significado y poder de sus acciones a lo largo de su existencia. Conceptos y valores Los conceptos y valores en El Señor de los Anillos son apolíneos en tanto muestran la lucha entre lo bueno y lo malo resultando victorioso lo primero. La historia tiene valores religiosos debido al profundo catolicismo de Tolkien. Si bien es cierto el autor no la creó pensando en esto, más tarde realizando una revisión se dio cuenta que efectivamente su filosofía estaba planteada en la historia pero decidió no cambiar nada puesto que el elemento religioso quedaba absorbido en el relato y el simbolismo (Gómez, 2001, pág. 151). Un detalle interesante es la presencia del amor en El Señor de los Anillos: no hay sexo pero si hay un amor puro que crece dentro del personaje y lo fortalece (Gómez, 2001, pág. 58); Aragorn es un héroe que hace recordar a las historias de caballería en este aspecto pues, a pesar de lo dura que pueda ser la guerra o las circunstancias, siempre piensa en que su dama Arwen lo sigue esperando hasta que ambos cumplan su destino y puedan estar juntos. Por último, Tolkien concibe el mundo de la Tierra Media como un mundo en el que los hombres se están desarrollando moralmente, como el de la realidad; sin embargo, le da un “final feliz” a la historia. Le hicieron varias críticas al respecto pero concluiré con una cita que resume perfectamente la razón del autor: “El optimismo que deja entrever en su obra no se debe a una concepción simplista de la realidad, sino a la convicción de que el esfuerzo y la entereza son un deber y una responsabilidad que todos los seres humanos deben asumir” (Gómez, 2001, pág. 59).
Arte Popular/Arte Masivo Arte Popular En El Señor de los Anillos lo popular se manifiesta en la diferenciación entre lo hegemónico y lo subalterno en la forma en que las diversas razas que se presentan e interactúan entre sí, siendo importante cómo se ven las unas a las otras. Cuando se habla de lo hegemónico, el poder y estilo dominante en la Tierra Media, se refiere en concreto a la raza de los elfos. Como se mencionó antes, los elfos se caracterizan por ser longevos, poseer una gran belleza física y por su gran sabiduría. Esto hace que la mayoría de criaturas los perciban de alguna manera como seres superiores. Los elfos, en la mitología de Tolkien, fueron la primera raza creada por los dioses Valar en el mundo; fueron las primeras criaturas que salieron y lo habitaron de acuerdo a las costumbres que desarrollaron. Al ser los primeros, se les otorga un poder más cercano a los dioses, lo cual los hace más poderosos frente a las demás razas; sin embargo, no están exentos de excesos y errores que contribuyen al mal que afecta a la Tierra Media en la Tercera Edad, relatada en la trilogía. En la historia, los elfos deciden abandonar la Tierra Media puesto que su misión en ella acaba con la Guerra del Anillo; ellos deciden que, al verse tan disminuidos, ya es hora de que partan rumbo al oeste, a la Tierra de los dioses, por su propia cuenta y dejen el mundo a cargo de los hombres en la Cuarta Edad. Elrond y Galadriel (con su esposo Celeborn) son autoridades al ser los líderes de sus respectivos reinos y su guía es requerida en las situaciones de mayor conflicto; cuando deciden partir, toda su gente va con ellos.
Los hombres vienen a ser lo subalterno pues son creados después que los elfos. Físicamente pueden ser similares pero su poder es inferior debido a que son mortales y más vulnerables. La genealogía de los hombres en algún punto de la historia se combina con la de los elfos, surgiendo así una raza especial que posee rasgos de ambas: los Numénoreanos. Aquí la diferenciación cobra fuerza porque estos hombres que descienden de elfos son más longevos, más fuertes y tienen un carácter diferente. Aragorn, también llamado Elessar en el lenguaje élfico, es parte de este grupo especial de hombres y desciende de reyes por lo cual su destino es convertirse en el rey de los hombres. Es importante destacar que cuanto más relacionado esté un hombre con los elfos, se le considera mejor entre los demás; lo élfico siempre será lo hegemónico pues da prestigio y poder sobre lo común. Esto se mantiene incluso en la Cuarta Edad porque no todos los elfos abandonan la Tierra Media: Arween, hija de Elrond, es la única elfa que se queda por amor a Aragorn y se convierte en su reina preservando la genealogía de los elfos entre los hombres por medio de sus hijos.
“’A gift I will give you. For I am the daughter of Elrond. I shall not go with him now when he departs to the Heavens; for mine is the choice of Lúthien and as she so have I chosen, both the sweet and the bitter (…)” (The Return of The King, pág. 1276).
Arween hace un gran sacrificio pues abandona a su familia para crear una nueva entre los hombres lo cual la hace más merecedora de respeto entre ellos. “None saw her last meeting with Elrond her father, for they went up into the hills and there spoke long together, and bitter was their parting that should endure beyond the ends of the world.” (The Fellowship of The Ring, pág. 1280).
Otra expresión de los subalterno son los hobbits. El origen de su raza es poco conocido, incluso por ellos mismos, y su historia más concreta se remonta al momento en que comenzaron a habitar la Comarca. Los hobbits poseen características que los hacen subalternos por su estilo de vida: viven en cuevas en el campo, gustan de los chistes, las fiestas y los regalos, aman juntarse en grupos en grandes, en familias y son especialmente alegres y divertidos pues no se preocupan por el poder ni tienen líderes más allá de los jefes de familia y los alcaldes. Los hobbits viven en una utopía de paz en la cual la guerra no ha penetrado y, a pesar de conocer la existencia de otras razas, no se relacionan con ellas (con excepción de los hombres de la aldea de Bree). Son una raza joven con respecto a las otras, a tal punto que los Ents no conocían de su existencia hasta que Bárbol se encuentra con Merry y Pippin: “(…) What are you, I wonder? I cannot place you. You do not seem to come in the old lists that I learned when I was young. But that was long ago, long time ago, and they have made new lists. (…)” (The Two Towers, pág. 604) Son todo lo opuesto a hombres y elfos en cuanto su comportamiento; se puede considerar que son los seres más inocentes pues no han enfrentado la maldad de manera directa. Las demás razas se consideran superiores a ellos y los subestiman por su tamaño y su sencillez; sin embargo, los hobbits se hacen respetar por sus acciones y no por lo que puedan decir de ellos. El papel de los hobbits en El Señor de los Anillos hace notar más la influencia de la religión católica que poseía Tolkien al momento de escribir la historia. En la Biblia se cuenta cómo los apóstoles, hombres sencillos de humilde origen, se convierten en los principales discípulos de Jesús y, a pesar de lo dura que sea la tarea, transmiten su palabra al mundo entero. A fin de cuentas son los hobbits o los medianos quienes salvan al mundo por medio de Frodo y Sam; los seres más pequeños, vulnerables e inocentes son los que consiguen llegar al Monte del Destino y cumplen con la misión más terrible de todas a costa de su propio bienestar. Sauron que representa a mal, al demonio, no percibe a estas criaturas, no las teme y eso lo lleva a la ruina. El esquema de ambos relatos es similar. Después de que los hobbits viven su aventura, el resto de seres ya los mira de manera distinta: “Those are Perian, out of the far country of the Halflings, where they are princes of great fame, it is said. I should know, for I had one to tend in the Houses. They are small, but they are valiant. (…)” (The Return of The King, pág. 1266) Una raza que es difícil de clasificar en estas dos diferenciaciones son los enanos. Los enanos no rinden honores a los elfos; los respetan pero no se consideran inferiores a ellos de ninguna manera. Los enanos fueron creados poco después de los elfos y antes que los hombres de forma distinta a cualquiera de los dos. Esto los convertiría en subalternos ya que los Valar no pensaron inicialmente en su existencia y fueron producto de las circunstancias; sin embargo, también se les puede considerar hegemónicos ya que poseen conocimientos antiguos, sobre todo en el arte de la fabricación de armas con materiales
especiales (el mithril). Los enanos son muy orgullosos de su cultura y de sus logros y a lo largo de la historia de la Tierra han tenido varios conflictos con los elfos pero en este relato su alianza contra el mal los vuelve no solo aliados sino también amigos como se puede observar en la relación de Legolas y Gimli que, a pesar de su competencia se llevan muy bien. “‘Twenty-one!’ Cried Gimli. He hewed a two-handed stroke and laid the last Orc before his feet. ‘Now my count passes Master Legolas again!’” (The Two Towers, pág. 699). “But you are a dwarf, and dwarves are strange folk. I do not like this place, and I shall like it no more by the light of day. But you comfort me, Gimli, and I am glad to have you standing night with your stout legs and your hard axe (…)” (The Two Towers, pág. 694). Arte Masivo El desarrollo de las nuevas tecnologías que involucran al arte ha dado lugar al término interacción. Hoy en día el artista se esfuerza en provocar cambios recíprocos entre las obras y el espectador (Guasch, 2000). El Señor de los Anillos, fue un boom desde su publicación. Tolkien al poco tiempo comenzó a ganar dinero y la obra se tradujo a muchas lenguas (estas traducciones hicieron que se pierda un poco la calidad de los nombres originales). El autor estaba bastante sorprendido con esta popularidad pues gente en todas partes del mundo comenzó a desarrollar un culto a la obra. Se creó la Tolkien Society con el fin de reunir gente que quisiera analizar el texto; los nombres de la Tierra Media podían verse en calles, restaurantes y todo tipo de locales y sociedades (Gómez, 2001). El autor se encontraba abrumado por esta fama. La fantasía, como género literario, llamó la atención de las personas sin importar las diferencias de país, estatus o género. Estos libros ya sea mediante copias legales o ilegales alcanzaron una fama impresionante y se convirtieron en un ícono. La experiencia del mundo fantástico de la Tierra Media era única y extraordinaria; uno puede ingresar a este lugar y vivir las aventuras de estos personajes junto a ellos y después comentar lo leído con alguien más. Haber leído El Señor de los Anillos te hace parte del mundo, pues todos lo conocen y al mismo tiempo vives algo único pues puedes interpretar la historia como mejor te parezca.
El cine es un arte que posee su propio lenguaje mediante el cual transmite diferentes sensaciones y cuenta relatos de formas distintas a la literatura o al teatro. En el caso de El Señor de los Anillos, el cine convirtió la obra de Tolkien en un fenómeno aún más masivo de lo que ya era expresándolo en este formato. El autor rechazó la propuesta de Zimmerman de llevar la obra a la pantalla grande puesto que la adaptación no era buena; sin embargo, en 1995, Peter Jackson comenzó con el proyecto y consiguió realizar las tres películas que se conocen en la actualidad y fueron muy exitosas.
El fandom generado por la obra es realmente impresionante. El Señor de los Anillos tuvo tantos críticos a su favor como detractores; pero, estos últimos se vieron avasallados por la fabulosa aceptación que aún posee la obra. Cuando en Gran Bretaña se hizo una encuesta sobre el mejor libro del siglo y El Señor de los Anillos resultó ganador, muchos no dudaron en tachar a la gente de ignorantes que prefieren vivir en la fantasía, adultos fracasados, entre otros adjetivos desagradables; incluso culparon a la Tolkien Society de amañar los resultados. Mas luego se vieron frustrados pues, en otras encuestas, la obra de Tolkien resultó ganadora también a pesar de las duras críticas. Los medios masivos han permitido que El Señor de los Anillos se conozca a nivel global y que se considere una de las más grandes obras de fantasía del milenio porque, de alguna manera, los ideales de amistad, lealtad e idealismo aún no han muerto en la subjetividad de las personas.
Posmodernidad El Señor de los Anillos fue escrito a principios del siglo XX por lo cual el posmodernismo no está presente de manera evidente en el relato; sin embargo hay personajes y situaciones que pueden ser relacionadas con el concepto. Algunos críticos opinan que la obra ha reciclado el concepto de los relatos épicos junto con la mitología de diversas culturas. Con el relato épico se puede hablar de la clásica lucha entre el bien y el mal representada en las entidades buenas como los elfos, los hombres, los enanos y los hobbits y las malas como Sauron, los orcos y demás criaturas. La obra cuenta
el desarrollo de las batallas, cómo surgen y mueren los luchadores y cómo un personaje sencillo se convierte en héroe. Otro tema reciclado es el del amor caballeresco entre un hombre y su dama; Aragorn constantemente vuelve su mente a Arween, a pesar de las dificultades que puede vivir y de sus temores, él sigue adelante con la esperanza de poder salir airoso y poder estar junto a ella una vez más. Su emoción es muy grande cuando en Lórien recibe de manos de Galadriel un broche enviado por Arween como símbolo de esperanza y de que aún lo tiene presente en su pensar. “Then Aragorn took the stone and pinned the brooch upon his breast, and those who saw him wondered; for they has not marked before how tall and kingly he stood, and it seemed to them that many years of toil had fallen from his shoulders (…)” (The Fellowship of The Ring, pág. 489).
Hay algunos personajes que presentan características que los hacen resaltantes y que configuran sus personalidades de manera más compleja que otros. Sméagol es un ejemplo de la perversión surgida por la no aceptación del robo del anillo y en consecuencia la creación de una doble personalidad influida por la maldad que emana del anillo y que transforma a cualquiera que lo lleva y lo utiliza. Sméagol no es quien encuentra el anillo sino más bien su compañero cuando paseaban por el río. El error de este ser fue no controlar el deseo de poseer algo que no le correspondía por lo cual comete su primer crimen: el asesinato de su compañero. Sméagol no acepta que su acción fue mala y constantemente busca excusarse con la frase: “es mi regalo de cumpleaños”. Él se autoconvence de que lo que dice es cierto y así poco a poco justifica todas y cada una de las maldades que realiza con el fin de conservar y, más tarde, recuperar el anillo. Para sentirse menos culpable crea en su mente la personalidad de Gollum; Gollum es el malo, él es quien le hace daño a Frodo y Sam, él es el que los lleva con Shelob, él es quien quiere matarlos y arrebatarles el anillo. Sméagol y
Gollum representan la opción del bien y el mal en la criatura; la personalidad dominante es la que dirige las acciones del ser. Puede escoger entre cualquiera de las dos pero al final Gollum resulta ser más poderosa debido a que es alimentada por la energía negativa del anillo que busca sobrevivir y salvarse del exterminio. En este fragmento se aprecia esta lucha interna: “’Very good, eh, my precios? Let’s be good, good as fish, sweet one, but to ourselfs. Not hurt the nice hobbit, of course, no, no.’ ‘But the Precious holds the promise’, the voice of Sméagol objected. ‘Then take it,’ said the other, ‘and let’s hold it ourselves! Then we shall be master, gollum! Make the other hobbit, the nasty suspicious hobbit; make him crawl, yes, gollum!’” (The Two Towers, pág. 827). Saruman representa la perversión de otra manera. Él era el líder de los magos, el más poderoso de todos y también el más sabio. Sin embargo, a pesar de sus intenciones de derrotar a Sauron, su ansia de poder pudo más que cualquier otro impulso y no deseó solo vencerlo sino convertirse en el nuevo regidor de la Tierra Media con el Anillo Único. Cometió crímenes, se lio con criaturas desagradables, creó orcos diferentes, desató rencores e hizo daño a quienes quisieron oponerse a su meta. Al igual que Sméagol, tenía una justificación: el hecho de querer derrotar a Sauron a quien de alguna manera comenzó a respetar y temer. Se autoconvenció por completo de su propio discurso: “The Elder Days are gone. The Middle Days are passing. The Younger Days are beginning. The time of the Elves is over, but our time is at hand: the world of Men, which we must rule. But we must have power, power to order all things as we will, for that good which only Wise can see (…)” (The Fellowship of The Ring, pág. 337).
El final de estos dos personajes es bastante triste. El primero muere al robar el anillo, quemado en lo profundo del volcán; el segundo pierde sus poderes y muere asesinado por su último sirviente. “But at that something snapped: suddenly Wormtongue rose up, drawing a hidden knife, and then with a snarl like a dog he sprang on Saruman’s back, jerked his head back, cut his throat, and with a Yell ran off down the lane (…)” (The Return of The King, pág. 1335). En general, aquí también se aplica la concepción católica de Tolkien pues el mensaje es que se castiga la ambición, no se puede querer tener más de lo que corresponde. Galadriel pudo resistir esta tentación, al no aceptar el anillo que le ofreció Frodo, y por eso tuvo un
final dichoso; las buenas acciones tienen buenas consecuencias y las malas conllevan un castigo.
E
l Legado es una saga fantástica escrita por el autor estadounidense Christopher Paolini. Esta saga cuenta la historia de un muchacho llamado Eragon y su dragona Saphira y cómo ambos se convierten en los héroes del reino de Alagaësia al vencer al malvado rey Galbatorix. El Legado o Inheritance Cycle se desarrolla en el reino de Alagaësia en el cual existen hombres, elfos, enanos, urgals y dragones. Los dragones son una raza prácticamente extinta debido a la matanza que causó el rey Galbatorix cuando comenzó a asesinar a los Jinetes de dragón. En la historia los Jinetes de dragón son humanos o elfos que fueron escogidos por los dragones para ser sus compañeros y luchar juntos el resto de sus vidas. Los Jinetes son guerreros y magos que junto con sus dragones son capaces de maravillas; ambos están atados por magia: si el jinete muere, el dragón perece pero si el dragón muere es posible que el jinete sobreviva. El Legado tiene cuatro volúmenes: Eragon, Eldest, Brising e Inheritance. Christopher Paolini escribió Eragon cuando tenía 15 años; inspirado en las historias de fantasía, entre las cuales se encuentra El Señor de los Anillos de Tolkien, creó un relato que se convirtió en bestseller. En el 2006 se estrenó una película de Eragon pero el film no tuvo muy buenas críticas y fue posicionado entre las peores adaptaciones cinematográficas de los Estados Unidos. Incluso si se quisiera adaptar los otros tres libros sería difícil teniendo esta película como base ya que omite muchos detalles que son fundamentales en el desarrollo de la historia. La saga ha sido muy criticada debido a su poca consistencia y a su similitud con otras obras artísticas. La principal comparación es con El Señor de los Anillos pero también se señalan aspectos parecidos con Star Wars y Dune.
Categorías de belleza La belleza se hace presente en la saga de manera confusa debido a que Alagaësia es un reino que se está destruyendo poco a poco en medio de la guerra y son muy escasos los momentos tranquilos y los lugares de paz. Un lugar que puede considerarse bello es Du Weldenvarden, el bosque en el que habitan los elfos. Eragon visita la ciudad de Ellesméra que es la capital del reino y ahí descubre la belleza que aún se conserva en Alagaësia a pesar de la constante destrucción de los hombres “Everything had a feeling of wintry age, as if nothing had changed under the thatched needles for a thousand years and nothing ever would; time itself seemed to have fallen into a slumber from which it would never wake.” (Eldest, pág. 220).
En Ellesméra hay un escondite llamado Crags of Tel’Naeír en el cual viven Oromis y Glaedr los únicos jinete y dragón que sobrevivieron, terriblemente lastimados, a la matanza de Galbatorix. Este lugar es especialmente bello y acorde con los gustos por la naturaleza de los elfos “At the top of the knoll, the trees were replaced by a bed of red clover that ran several yards to the edge of a stone cliff. The cliff extended a league in either direction and dropped a thousand feet to the forest below, which pooled outward until it merged with the sky. It felt as if they stood on the edge of the world, staring across and endless expanse of the forest.” (Eldest, pág. 244).
Un espacio que posee una belleza sublime es el lugar donde se alojan los Vardeanos (The Varden), Tronjheim, que es uno de los hogares de los enanos que prestan su ayuda a este grupo de exiliados que se rebelan contra Galbatorix “Eragon marveled at the sheer size of the tunnel, which had been mined with incredible skill – the walls, floor, and ceiling were crafted with flawless precisión. (…) in the center stands our greatest achievement: Tronjheim, the city-mountain built from the purest marble (…).” (Eragon, pág. 398).
La belleza también se encuentra en los personajes: los elfos, en su mayoría, poseen una belleza clásica que los hace diferentes de las otras razas presentes en la historia. Para Eragon los elfos son seres superiores a los hombres debido a su mayor fuerza física, agilidad y longevidad “However, the elves were not human, no matter the similarity of appearance. They moved too quickly, too fluidly, for creatures born of simple flesh and blood. And when they spoke, they often used roundabout expressions and aphorisms that left Eragon more confused than when they began.” (Eldest, pág. 200). Arya es un ejemplo de la belleza de los elfos; ella es joven y bella pero su carácter es un poco frío y distante debido a sus experiencias de vida. La primera vez que Eragon conoce de ella es mediante sueños, se
enamora perdidamente de ella y cuando logra encontrarla no puede dejar de admirar su belleza a pesar de lo difícil de la situación: “She faced him, tense and coiled, ready for whatever would happen next. She held high, with a queen’s demeanor. Her eyes, dark Green, almost black, and slightly angeled like a cat’s, lifted to Eragon’s. Chills shot through him.” (Eragon, pág. 303). Por último, la belleza que hay en la relación entre Eragon y Saphira es única. El lazo que los une es muy profundo y ambos cuidan el uno del otro en cualquier circunstancia. La magia que une a un jinete y su dragón es muy especial y los lazos que se forman entre ellos son difíciles de comprender pero es en situaciones de peligro en donde se evidencia más el amor que se tienen. Sus mentes están unidas y comparten la mayoría de sus pensamientos, la confianza entre ellos es insuperable. Eragon y Saphira maduran juntos a lo largo de la historia y la belleza de su relación se acentúa cuando toman decisiones difíciles que deben enfrentar juntos “He wondered what strange things they might encounter within its wild reaches, and he pondered the life he and Saphira were to have – a life with the dragons and Riders. We are not alone, little one, said Saphira. A smile crept across his face.” (Inheritance, pág. 849).
Categorías de fealdad La fealdad se manifiesta en la saga en diversas formas pues, en un contexto de guerra, el sufrimiento y la desolación son comunes. La monstruosidad se hace presente en la forma de criaturas diversas como los Urgals, los Ra’zac y las Sombras. Los Urgals son una raza como los enanos y los elfos, diferentes a los hombres; tienen una personalidad agresiva por naturaleza pero también tienen familias y se preocupan por ellas. Para Eragon y demás seres, los Urgals son monstruos abominables
que no causan más que muerte y dolor; sin embargo, al avanzar la guerra se conocen detalles sobre su modo de vida e historia y al final se puede llegar a tratar con ellos pues colaboran en la derrota del ejército del rey. Son descritos como seres grandes, muy fuertes con dos cuernos en la cabeza: “The monster was tall, thick, and broader tan a doorway, with a gray skin and yellow piggish eyes. Muscles bulged on his arms and chest, which was covered by a too small breastplate. An iron cap rested over the pair of ram’s horns curling from his temples, and a roundshield was bound to one arm.” (Eragon, pág. 132). Los Ra’zac son una raza de criaturas de la oscuridad casi extintas que surgieron como una plaga parásito de los dragones y que se convirtieron en los fieles sirvientes de Galbatorix. Tienen un aspecto monstruoso; son descritos como seres humanoides con un caparazón duro y pico, capaces de succionar el tuétano de los huesos y tienen ojos de insecto. Cuando llegan a la madurez se transforman en Lethrblaka, unas bestias aladas parecidas a los murciélagos. Eragon tiene su primer encuentro con estos seres cuando asesinan a su tío Garrow y más adelante los asesina junto con su primo Roran cuando van en busca de la prometida de este, Katrina. “They wielded long, pale blades of an ancient design in their malformed hands. Unlike their parents, the Ra’zac were roughly the same size and shape as humans. An ebony exoskeleton encased them from top to bottom, although little of it showed, for even in Helgrind, the Ra’zac wore dark robes and cloaks. They advanced with startling swiftness, their movements sharp and jerky like those of an insect.” (Brisingr, pág. 43). Las Sombras son hechiceros que han sido completamente poseídos por espíritus malignos y son increíblemente poderosos; Durza es el nombre de la Sombra que sirve al rey y rapta a Arya en el primer libro. Su apariencia es apenas humana, con cabello y ojos de color rojo, y la piel gris y fina como el pergamino; es un ser maligno y muy difícil de derrotar. Eragon logra vencerlo a en Tronjheim pero sufre una herida muy grave en la espalda que le impide luchar y no se cura hasta que se somete al ritual de los dragones en Ellesméra. “A black roundshield with a crimson ensign rested on his arm. His dark helmet was richly decorated, like general’s, and a long snakeskin
cloak billowed around him. Madness burned in his maroon eyes, the madness of one who enjoys power and finds himself in the position to use it.” (Eragon, pág. 487). Otra imagen de fealdad que se muestra en la saga son las diversas escenas de guerra que aparecen a lo largo de la historia. Para Eragon y Roran, campesinos de Carvahall, el proceso de convertirse en guerreros es muy duro y su mayor pesar se da cuando matan a otras personas por primera vez. La muerte en el campo de batalla es algo muy duro de enfrentar y ambos muchachos lidian lo mejor que pueden con ese sentimiento tan complicado. Roran lo pierde todo y de pronto se ve obligado a convertirse en líder para poder rescatar a su amada; la lucha comienza a ser parte de su día a día desde el momento que raptan a Katrina, “His visión flickered and went black around the edges as he pushed himself upright on his left arm – his right hung useless. (…) Only corpses remained behind them. Now I have killed eight.” (Eldest, pág. 195). Es Roran quien vive lo más cruento de la guerra en soledad, pues Eragon siempre cuenta con la compañía y consejo de Saphira, y madura de una manera extraordinaria a pesar de la toda la sangre, destrucción y llanto que le rodean en cada batalla. “However, as Roran took his place along with the other men from Carvahall, he discovered that the stone that had struck him has also killed Delwin. His sorrow quickly turned to rage, and he fought with even greater ferocity than before, determined to help end the battle as soon as possible.” (Inheritance, pág. 653). Por último, un personaje que muestra fealdad espiritual es Sloan, el padre de Katrina. Este hombre traiciona a su aldea dando información sobre Eragon y Roran al enemigo y permite que lastimen y rapten a su hija. Sloan, a pesar de perder la vista a manos de los Ra’zac y sufrir tormentos, no desea la felicidad de Katrina y se niega a aceptar a Roran. Cuando Eragon lo encuentra es incapaz de matarlo pero, al descubrir su verdadero nombre (en la lengua antigua que le da el control sobre todo su ser), decide enviarlo con los elfos para ver si cambia un poco. Al final de la historia Eragon, al ver que el hombre ha meditado sus errores, le devuelve la vista y le permite ver a su familia, aunque jamás pueda volver a estar en contacto con ellos: “Sloan continued to stare over the root, like a parched traveler seeing a great river before him. In a hoarse voice he said, ‘She’s beautiful. They’re both so beautiful.’ Another burst of laughter rang forth. ’Ah…she looks happy. And Roran too.’” (Inheritance, pág. 840).
Análisis de polaridades estéticas En El Legado las polaridades estéticas le dan predominancia al elemento dionisíaco. Técnica La técnica empleada en la elaboración de El Legado es dionisíaca debido a que su autor es amateur en la literatura. Christopher Paolini empezó a escribir esta historia siendo un adolescente sin tener ningún tipo de estudio previo que sustente su desarrollo como escritor. Es cierto que tiene conocimiento acerca de historias de fantasía y ha comunicado que se inspiró en El Señor de los Anillos y Beowulf (al igual que Tolkien) para la creación del mundo de Alagaësia; sin embargo, la estructura de su obra es bastante simple y confusa en su organización. Su obra se divide en cuatro libros:
Eragon en el que se cuenta cómo Eragon encuentra a Saphira, su dragona, y cómo ambos se ven envueltos en la guerra contra Galbatorix; culmina tras la primera batalla del Jinete de dragón al derrotar este a Durza, la Sombra, y recibir una terrible herida en la espalda.
Eldest es el segundo libro el cual empieza con lo que sucedió después de la batalla y narra el viaje de Eragon a Ellesméra, la ciudad de los elfos; aquí el Jinete con ayuda de la magia de los dragones cura su herida y junto con Saphira aprenden más acerca de su misión como guerreros con sus maestros Oromis y Glaedr. El libro termina con el descubrimiento que Murtagh, un amigo que creían muerto y que es hijo de un traidor a los jinetes, se ha aliado con Galbatorix y ahora también es un jinete con su dragón Thorn; además él anuncia a Eragon que son hermanos.
Brisingr es el tercer libro de la saga y originalmente era el último pero debido a su extensión, Paolini decidió hacer un cuarto libro para culminar mejor la historia. Este comienza con el rescate de Katrina que era prisionera de los Ra’zac y continúa con el desarrollo de la guerra presenciado por Eragon y su primo Roran. Eragon viaja al reino de los enanos en el que finalmente es elegido rey su compañero Orik y sufre un intento de asesinato. El libro culmina con la muerte en batalla de Oromis y Glaedr.
Inheritance cuenta el final de la guerra con múltiples giros en los acontecimientos; por fin se conoce a Galbatorix en persona y este es derrotado por Eragon con ayuda de Saphira, Arya, Murtagh y los Eldunarí (son los corazones de los dragones que se conservan en forma de piedra tras la muerte física del dragón si este se lo ha extraído con anterioridad). El libro culmina con la partida de Eragon de Alagaësia en busca de un refugio para criar a los futuros Jinetes de Dragón.
Los capítulos en cada libro son bastante numerosos y la historia es un poco difícil de seguir. Las descripciones a veces tienden a ser excesivamente minuciosas y le quitan fluidez a la historia; esto provoca que la fantasía se quiebre un poco al momento de leer (H.). El autor ha recibido duras críticas debido a la similitud con El Señor de los Anillos; en su obra también hay lenguas inventadas pero se limitan a la traducción de frases o palabras sin llegar a elaborar un texto complicado y extenso. Formas y figuras Las formas y figuras en El Legado pueden considerarse tanto apolíneas como dionisíacas. Podemos decir que son apolíneas pues distinguimos claramente a cuatro razas principales de seres en el mundo de Alagaësia: los humanos, los elfos, los enanos y los urgals. Estas razas son claramente distinguibles unas de otras pues su rasgos físicos son diferentes así como también su tiempo y modo de vida. La única ambigüedad serían los Jinetes de dragón, el caso específico de Eragon que siendo un ser
humano, tras ser curado de su herida por los espíritus de los dragones, adquiere algunos rasgos de los elfos en su físico y en su destreza. Podemos decir que también hay formas y figuras dionisíacas en el caso de los Ra’zac, las Sombras y los espíritus malignos puesto que son difíciles de describir y de distinguir dado a que se presentan en cuevas o lugares encubiertos y no en la batalla a campo abierto. Temas y personajes La temática de la historia es apolínea pues es clásica: es la lucha entre los buenos y los malos; entre el héroe que se alza como un guía para todos y el villano que es un tirano y busca controlar el mundo, en este caso, el reino de Alagaësia. Sin embargo, los personajes son dionisíacos en su mayoría puesto que tienen personalidades fuertes y en algunos casos confunden con sus acciones. Un claro ejemplo es Murtagh que en un principio se nos presenta como un chico bueno que está huyendo del rey; después cuenta que es hijo de uno de los Jinetes traidores que apoyó a Galbatorix en su ascenso al poder; luego de que se cree que ha muerto, aparece como Jinete de dragón que apoya al rey y es controlado con magia; y, en la última instancia de la batalla, muestra que ha vuelto a ser él mismo y colabora en la derrota de Galbatorix. Con Murtagh es un ir y venir constante: por momentos es bueno, luego comete actos terribles, más tarde se arrepiente e intenta enmendarlos y finalmente ya no sabe qué hacer. Es cierto que era controlado por el rey pero tuvo varias oportunidades de liberarse antes de que finalmente lo hiciera. Otro personaje dionisíaco es Roran pues los cambios en su personalidad son evidentes al final de la historia. Al principio es muchacho enamorado que tiene un ideal del futuro bastante simple: casarse con la mujer que ama, trabajar en su granja y ser feliz. Pero luego se ve envuelto en la guerra debido a su parentesco con Eragon y su vida da un giro terrible que endurece su personalidad y lo convierten en un guerrero. Roran desarrolla habilidades estratégicas inesperadas y es así como se convierte en un gran soldado que después lidera en las filas de los vardeanos. Finalmente lo vemos como padre de familia y dueño de Palancar Valley, en el cual está su pueblo Carvahall; ya es un hombre maduro que ha sido forjado por la experiencia completamente diferente al muchacho de los primeros capítulos. Conceptos y valores
Los conceptos y valores en El Legado son por un lado apolíneos pues muestran la lucha entre el bien y el mal con sus figuras representantes: Eragon y Saphira por un lado y el rey Galbatorix por el otro. La guerra es un concepto completamente dionisíaco pues trae consigo, el dolor, la muerte, el sufrimiento, las pérdidas, las heridas y las lágrimas. En El Legado hay muchos cadáveres y muchas ciudades destruidas; hay gran cantidad de personas que pierden su hogar, su fortuna o incluso su voluntad. El panorama en Alagaësia es bastante triste la lucha consume la energía y el buen ánimo y la responsabilidad para reconstruir el reino recae en los hombros del primer Jinete de dragón de la época: Eragon. En la historia todos los personajes han tenido una experiencia trágica o extraordinaria que los ha marcado y ha cambiado su perspectiva de la realidad. Para Eragon es la llegada de Saphira a su vida, para Roran es el asesinato de su padre y el rapto de su amada, para Arya es la muerte de un ser querido, para Murtagh es la pérdida de su voluntad, para Nasuada es la muerte de su padre e incluso Galbatorix tiene una experiencia terrible que lo convierte en un tirano: la muerte de su dragón. Los valores de la amistad, el amor, el compañerismo y la confianza se resaltan a lo largo de toda la saga. Los buenos necesitan confiar los unos en los otros para poder seguir adelante en las batallas. La traición es una de las cosas más temidas pues las consecuencias de esta tienen la capacidad de arrastrar muchas vidas consigo.
Arte Popular/Arte Masivo Arte Popular En El Legado lo popular se manifiesta en las diferentes razas que luchan a lo largo de la historia pero también en el nivel de poder mágico que posee cada individuo en Alagaësia. Lo hegemónico se puede observar en la figura omnipotente del rey. Galbatorix se encuentra presente de manera tácita en toda la saga. Ya fueran sus decisiones, preferencias o deseos ocultos; todo lo que el rey transmitiera se realizaba en el reino.
Aquellos que se oponían eran los que estaban mal, los equivocados; por lo tanto, el deber del ejército y de todo buen ciudadano era acabar con cualquier tipo de insurrección, eso incluye por supuesto a los vardeanos y a los aliados de los elfos o enanos.
Por otro lado, los elfos también son lo hegemónico a nivel cultural pues su desarrollo como reino y cómo ejército es superior al de los seres humanos (que conforman en mayor parte el ejército del rey). Eragon es quien se somete más a esta creencia porque, al ser un Jinete de Dragón de origen humano, su fuerza es menor a la de un elfo guerrero a pesar de que se le pueda considerar poderoso entre los hombres. Cuando Eragon lucha por primera vez con Arya, la subestima por ser mujer pero no tarda en recordar el hecho de que ser elfo le da una agilidad y velocidad muy superiores a la suya. “Belatedly, Eragon remembered Brom’s warning that even the weakest elf could easily overpower a human. (…) he began the most complicated series of attacks he knew. He flowed from one pose to another, recklessly combining and modifying them in every possible way. But no matter how inventive he was, Arya’s sword always stopped his. She matched his actions with effortless grace.” (Eragon, págs. 459-460). Cuando Eragon y Saphira visitan Ellesméra, sienten la diferencia que hay entre esa ciudad y una ciudad de los hombres. El uso de la magia ahí es algo completamente normal y común. Esto me lleva a remarcar quizás el punto hegemónico más trascendental en todo El Legado: el nivel de poder mágico que poseen los individuos. La magia es un poder que se practica mediante el uso del lenguaje antiguo de los elfos. Los únicos seres que pueden utilizarla sin palabras son los dragones pero poseen un menor control sobre lo que realizan con ella, por eso los dragones que tienen un jinete son más poderosos. Los elfos, al ser su lenguaje natural, pueden usar la magia a voluntad de la manera que prefieran; esto los hace superiores a las otras razas que no conocen ni tienen la capacidad de usarla; por eso son lo hegemónico. En el caso de los hombres, existen quienes pueden controlarla pero conocen un número limitado de palabras en el lenguaje antiguo por lo cual su poder no es muy grande pero tienen la capacidad de realizar hechizos que les permiten combatir con otros magos. El nivel más bajo de magia podría decirse que es la protección mental: esta consiste en crear una barrera en la mente de manera que no
puedas ser detectado por otro mago o afectado por su magia directamente a menos que lo permitas. La magia es el factor fundamental que determina el curso de la guerra contra Galbatorix. Por eso Eragon y Saphira son tan importantes en esta batalla: los Jinetes de Dragón junto a sus dragones poseen una magia que supera a la de los magos comunes, incluyendo a los elfos, porque son dos seres que combinan sus poderes en uno solo, son dos voluntades que buscan lograr el mismo objetivo. Cuando Murtagh y Thorn se unen a la contienda, la batalla se vuelve más dura pues hay dos seres con poderes equivalentes. El poder de Galbatorix sobre la magia de todo el mundo (obtenido al conocer el nombre del lenguaje antiguo que le permite modificar la magia en sus bases) es el que le da esa imagen omnipotente junto con el poder extra de los eldunarí; al final es vencido por Eragon con la ayuda de sus compañeros pues logra crear una magia aún más poderosa. Dado el curso de los acontecimientos, Nasuada, que se convierte en la reina de Uru’baen, decide que todos los usuarios de magia deben ser controlados para evitar futuros desastres para Alagaësia y para esto a ella le gustaría que Eragon cumpliera con esa tarea. Eragon se niega pues, a pesar de que sabe lo que la magia es capaz de lograr, su prioridad son los dragones que están por nacer y los futuros Jinetes de Dragón. “It never would have worked for me to take charge of the magicians. Saphira and I have to raise the dragons and train the Riders, and that must take precedence before all else.” (Inheritance, pág. 805).
En lo referente a lo subalterno, los más claros ejemplos son los vardeanos, los aldeanos del pueblo de Carvahall y todos los habitantes de Alagaësia que se ha visto envueltos en la pelea. Los vardeanos son lo subalterno porque son el grupo rebelde; son los únicos que se alzan en contra de lo que manda el rey y por eso se ven reducidos a un estado miserable en el que dependen de la ayuda de otros en mejor posición para poder sobrevivir. Los enanos y la gente del país de Surda son aliados y colaboran brindando comida, vivienda y, al final, soldados para la guerra. Ellos creen en que el rey será derrotado y depositan su esperanza en Eragon y Saphira para que se logre el objetivo. El caso del pueblo de Carvahall es bastante especial porque ellos, al margen de estar en contra del rey, se rigen principalmente por la voluntad de Rohan y su deseo de venganza
por la destrucción de su hogar. Son lo subalterno pues no poseen recursos para subsistir; sin embargo, su voluntad de seguir adelante es única. El resto de habitantes de Alagaësia son lo subalterno pues se ven dominados por lo que diga el rey y lo que suceda con las fuerzas de la rebelión, incluyendo a Eragon y Saphira. Ellos solo pueden escoger un bando y decantarse por él pues la alternativa de ser neutrales no se les presenta. No pueden mantenerse al margen en esta guerra pues todos se ven perjudicados por ella. Ninguna ciudad está a salvo pues el rey quiere mantener su dominio y los rebeldes quieren quitárselo. “As the warriors trotted across the open fields that separated them from Dras-Leona, cries of alarm rang out in the city. Bells and horns sounded a moment later, and soon the whole city was filled with an angry clamor as the defenders roused themselves. Adding to the commotion were the most terrible roars and crashes from the center of the city, where the two dragons were fighting.” (Inheritance, pág. 324). Arte Masivo Con respecto a la masividad de El Legado, la historia se hizo conocida debido principalmente a su similitud con El Señor de los Anillos en materia de género. La fantasía sigue atrayendo a las personas como en antaño pero ahora la crítica es aún más severa pues se tienen más obras, que también han sido bestsellers, para realizar una comparación más minuciosa. La saga consiguió un fandom no excesivamente extraordinario pero como Paolini sigue vivo, permite la interacción con él por medio de redes sociales como Facebook y Twitter. En su cuenta de Twitter se realizan constantemente diversos concursos de fanarts (dibujos o pinturas que ilustren diferentes momentos de la saga o personajes de acuerdo a la imaginación de las personas).
En cine, se realizó una película sobre el primer libro, Eragon, en 2006. No fue muy exitosa debido a que la adaptación presentaba diferencias notorias con respecto al libro y, al omitir partes importantes, no daba pie a la continuación de la saga.
Posmodernidad Hay personajes en El Legado que presentan rasgos importantes que destacar pues sus conflictos internos son los que en varias ocasiones provocan cambios en situaciones de extrema crisis. Murthag, como ya se mencionó antes, es el medio hermano (mayor) de Eragon por parte de madre. Este chico a lo largo de la saga muestra un conflicto muy intenso entre su forma de actuar y lo que realmente piensa que es correcto. Murthag es hijo de Morzan, uno de los jinetes traidores que se unieron al rey, y Selena. Él creció en un ambiente desagradable en el que desde muy pequeño sufrió por ser hijo de su padre. Se le impuso la carga de ser sucesor; sin embargo, él no estaba de acuerdo con el proceder de Galbatorix así que cuando tuvo la oportunidad huyó. Cuando se encuentra con Eragon le ayuda sin revelar su verdadera identidad pues vive con el constante miedo de que lo juzguen por sus orígenes. No posee una figura paterna que le ofrezca un ejemplo claro de cómo proseguir y se encuentra confundido por no saber qué hacer con su vida. Al ser capturado por el rey, por medio de la magia, es obligado a someterse junto con su dragón Thorn y pelea y asesina en nombre de Galbatorix. Murtagh anda con el constante sentimiento de culpa pues sabe que sus acciones no son buenas pero se siente atrapado sin ninguna camino de salida. Luego de que Nasuada es raptada y tiene la oportunidad de tratar con ella, él va cambiando un poco su forma de ser y al final descubre que el poder de liberarse siempre estuvo en sí mismo y ayuda a su hermano a vencer al villano. Este poder de liberación lo consigue tras mucho luchar consigo mismo y decidir finalmente que él no es su padre ni está destinado a ser lo que él fue y que con el apoyo de su hermano ya puede andar por el mundo y enfrentar sus nuevas responsabilidades. “Aye, So you and Saphira will become the new leaders of the Riders, while Thorn and I will live in the wilderness (…) teach them not to fear. Fear is good in small amounts, but when is constant, pounding companion, it cuts away at who you are and makes it hard to do what you know is right (…)” (Inheritance, pág. 737). La situación de Eragon también es conflictiva con respecto a sus vínculos familiares. Eragon siempre tuvo una visión idealista de la madre que nunca conoció. Esta imagen se rompió cuando se enteró que era hermano de Murtagh e hijo de Morzan. Eragon tiene problemas
para lidiar con esta situación pues le causa mucho malestar estar ligado con un ser tan desagradable como Morzan. Más adelante descubre la verdadera historia y que Brom era su padre. Las cosas cambian para el chico. Por mucho tiempo pensó en el ex-jinete como un modelo pero con las cosas claras no pudo más que maravillarse y esforzarse aún más por cumplir con su misión pensando en lo orgulloso que estaría su progenitor de verlo progresar. Por otro lado, Garrow, su tío padre de Roran, también significó un ejemplo importante para Eragon puesto que fue el hombre que lo crio durante toda su infancia.
Tanto El Señor de los Anillos como El Legado son historias que pertenecen a la categoría de lo fantástico. Algo que tienen en común sus autores es que ambos se inspiraron en el cuento clásico de Beowulf y que crearon un mundo en el que existen criaturas diferentes a los humanos y la magia posee un poder extraordinario. Tolkien y Paolini trabajan con el concepto de la lucha entre el bien y el mal pero la perspectiva de Paolini es más moderna y usa la figura del héroe único. Paolini usa la figura de un héroe único pues centra toda su atención en Eragon como Jinete de Dragón y en Saphira como su leal compañera. Toda la acción y la trama de la historia llevan a un final en que Eragon sale victorioso tras mucho luchar y se convierte en el ser más poderoso de todos: nadie puede vencerlo tras esa batalla. El relato puede continuar pero no se propone que haya algo más poderoso que aguarde más allá. En cambio Tolkien trabaja con múltiples personajes y, a pesar de que Frodo podría ser considerado el héroe, existen otros personajes que también han contribuido con la victoria y son tomados como figuras importantes también. Aragorn que se convierte en el rey de Gondor es otro héroe importante así como también la raza de los hobbits en general que salen del anonimato para convertirse en historia. En la belleza se puede observar que en ambas historias los elfos son ejemplo de ella. Los elfos de Tolkien son seres míticos que luchan porque el bien triunfe en una guerra en la que llevan milenios participando. Los elfos de Paolini también son longevos y participan en la guerra pero la tierra de Alagaësia tiene menos tiempo de vida que la Tierra Media: centurias contra milenios. No todos los elfos de Paolini poseen una belleza clásica: Blödhgarm, el más fuerte de los hechiceros elfos que acompaña a Eragon, es más parecido a una bestia humanoide que a un elfo común; estos elfos pueden modificar su aspecto físico a su antojo mientras que los de Tolkien tienen una magia que actúa de manera distinta y no tan evidente. Los espacios como Lórien y Ellesméra son semejantes en belleza y por la asombrosa combinación entre pueblo y naturaleza. Sin embargo, en El Señor de los Anillos, los hogares de los elfos no se limitan a estos sino que también viven en hermosos valles como el de Rivendell. La belleza de los paisajes en la Tierra Media es más variada pues tenemos más lugares que explorar mientras que en Alagaësia los ecosistemas son más limitados. En cuanto a la belleza espiritual, en el relato de Tolkien encontramos personajes como Sam que la refleja sin ninguna duda; en el de Paolini esto es un poco más difícil pero esta belleza
puede apreciarse de alguna manera en la relación entre Eragon y Saphira. En El Legado no hay un personaje en concreto que exprese esta facultad. También hay una diferencia entre las mujeres elfo de Tolkien y de Paolini. Galadriel y Arwen son damas que irradian sabiduría, son enigmáticas y se expresan y actúan solo cuando creen conveniente; ambas han vivido muchísimo tiempo y sus experiencias de vida las hacen enérgicas y fuertes en los momentos precisos en los que los guerreros necesitan una luz guía. Islanzadí y Arya son mujeres elfo diferentes, su carácter es más parco y duro pero al mismo tiempo se muestran fuertes y decidas cuando hay que actuar; a diferencia de las otras, ellas no toman una posición pasiva en la guerra, ellas van al frente de batalla a luchar junto con sus subordinados y compañeros. En estas mujeres elfo vemos la diferente comprensión de la mujer que tienen ambos autores que al mismo tiempo reflejan el pensamiento de la época a la que pertenecen.
En lo concerniente a la fealdad en ambas historias se utiliza la monstruosidad para expresarla. Criaturas como los orcos son similares a los urgals, sin embargo, los urgals son seres que se arrepienten de su malicia y se muestran como una raza que puede desarrollarse mientras que los orcos son creados con pura maldad y solo viven para servir a su señor y obtener gloria por ello. Es importante destacar que el respaldo histórico de los monstruos es más concreto en la obra de Tolkien: cada criatura, ya sea Shelob, el Balrog, los orcos o los Nazgul tienen un origen y un desarrollo que puede ser rastreado en el desarrollo de la Tierra Media. Por otro lado, los Ra’zac y las Sombras tienen menos sustento y no se sabe cuál es su verdadero origen ni cómo se desenvuelto a lo largo de la historia de Alagaësia.
Sauron, que es el ícono de la maldad en la Tierra Media, siempre fue una criatura maligna que corrompió a otra con el fin de que le sirvieran en sus propósitos de dominar el mundo y
acabar con sus opositores. Es una presencia constante en todo el relato; sin embargo, jamás se hace presente por sí mismo, siempre habla a través de otros. Galbatorix, por otro lado, era un ser humano que se convirtió en Jinete de dragón y que se volvió perverso al perder a su dragón y no obtener otro. Su maldad surgió a partir de un hecho traumático lo cual sugiere que no siempre fue malvado. La presencia del rey en toda la historia hace pensar que es completamente invencible sin tomar en cuenta el hecho de que es humano también y tiene debilidades. Precisamente es esta humanidad la que finalmente acaba con su vida pues, con el hechizo de Eragon, se vuelve consciente de sus malas acciones y no puede lidiar con la culpa y el dolor. Esto sería imposible en una entidad maligna como Sauron que al fin y al cabo no puede ser asesinada sino más bien debilitada. Para Tolkien la implicancia moral del bien contra el mal va más allá de derrotar al enemigo sino tiene que ver con el equilibrio: el mal puede ser derrotado pero más tarde volverá a atacar y la historia se repetirá pero el bien siempre podrá salir adelante. La saga de Paolini usa la conciencia para vencer al mal y supuestamente lo erradica aunque da a entender que aún hay seres malignos repartidos por el reino, no se cree que lleguen a ser tan poderoso como Galbatorix. En El Señor de los Anillos la fealdad se presenta en más formas debido a su mayor cantidad de personajes y complejidad en la elaboración de personalidades. La maldad de Sloan queda pequeña al lado de la locura de Denethor. Las consecuencias de la primera afectan muy poco al desarrollo de la trama mientras que las de la segunda dan un giro a la batalla. Con respecto a las polaridades: mientras que en El Señor de los Anillos predomina lo apolíneo, en El Legado predomina lo dionisíaco. La técnica de Tolkien es completamente apolínea pues sus conocimientos como filólogo, botánico y escritor eran vastos y creó un mundo de una complejidad extraordinaria que parece la historia de un lugar real. Paolini es un escritor mucho más joven y, a pesar de haber tardado casi el mismo que tiempo que Tolkien en completar su saga, carece de la
experiencia necesaria como para elaborar una trama excesivamente compleja. Hay varios detalles, como las descripciones excesivas, que se le escaparon de las manos; el que su obra sea más extensa no hace que supere en calidad a la más antigua. En el aspecto de formas y figuras, ambas sagas están equilibradas: poseen tanto elementos apolíneos como dionisíacos debido a la configuración de sus personajes y al uso de monstruos. La temática es la misma pero enfocada de manera distinta: Tolkien presenta la lucha del bien contra el mal a modo de dos bandos absolutamente opuestos que son claramente reconocibles y permite que surjan diferentes héroes en numerosas batallas que se convierten en leyendas; Paolini presenta esta lucha a modo de dos entidades opuestas el héroe y el villano y el público que se ve afectado por las acciones de ambos, los bandos no están diferenciados de manera evidente pues la influencia que tienen tanto Eragon como Galbatorix es distinta en cada zona de Alagaësia. La guerra en la historia de Paolini es más moderna, no es solo un cuento épico, sino que también hay desarrollo de estrategias y maniobras para combatir en diferentes lugares y observamos el hambre, la desolación y el caos que se da en un campo de batalla. Los personajes de Tolkien tienden a ser más apolíneos y los de Paolini, dionisíacos. La variedad presente en ambas obras hace la lectura más agradable pero, es importante mencionar, que las personalidades de los personajes de Paolini hacen recordar más a un adolescente mientras que los de Tolkien, a un adulto. Estas personalidades están bastante relacionadas con el autor. Tolkien elabora a sus personajes siendo un adulto y con mayor conocimiento y experiencia en la vida; por esto, sus creaciones son complejas y hacen pensar más detalladamente en lo que sucede en la mente de cada uno. Además cabe resaltar que todos los personajes son mayores, no hay niños y quienes son jóvenes maduran con rapidez por las circunstancias. Por otro lado, Paolini escribió su saga siendo un adolescente; por lo cual, muchos de los conflictos internos de sus personajes pueden atribuirse a un problema de la edad. Eragon, Murtagh y Roran son chicos que se hacen adultos a costa de muchos problemas pero aun puedes entrever su juventud al final de la historia a pesar de que muestran un cierto crecimiento. En cuanto a los conceptos y valores son apolíneos en ambas historias cuando nos referimos a la lucha del bien y el mal pero tienden a volverse dionisíacos cuando entramos a la guerra y vemos la tristeza, el dolor y el sufrimiento que ésta trae consigo. El amor en El Señor de los Anillos es más puro e idealista mientras que en El Legado es más concreto y perceptible. Al mencionar lo popular, en ambas obras se presenta la diferenciación entre lo hegemónico y lo subalterno. En El Señor de los Anillos tenemos a lo hegemónico representado esencialmente en los elfos, por su poder, sabiduría, cultura y longevidad; en El Legado, lo hegemónico también está presente en los elfos pero se concentra más en lo que se refiere al poder mágico y cómo los personajes disponen de él. Se puede apreciar esta diferencia fundamental: mientras que Tolkien usa el poder mágico como un trasfondo, Paolini lo usa como recurso principal dándole a su historia un sentido distinto y menos épico. Con respecto a lo subalterno, Tolkien le da más crédito a los hombres y los coloca entre una categoría y otra mientras que Paolini lo somete por completo ante los elfos y la magia. En El
Señor de los Anillos tenemos a razas como los hobbits y enanos que, a pesar de ser subestimadas logran demostrar su valía. Lo equivalente en El Legado serían los vardeanos y los aldeanos de Carvahall que también, durante la guerra, demostraron que podían hacer frente al mal que los atenazaba a pesar de no pertenecer al poder dominante. Sobre los medios masivos, El Señor de los Anillos posee una ventaja abismal sobre El Legado debido a su inmensa popularidad y a la extensión de su historia que además puede apoyarse en los otros libros del autor que dan más cuerpo y vida a la Tierra Media. De otro lado, la obra de Paolini cuenta con la oportunidad de la tecnología pues el mismo autor puede interactuar constantemente con los seguidores de su obra por medio de su cuenta en Twitter y así descubrir maneras de quizás continuar la historia y agradar más a su público Los personajes con conflictos internos en ambas obras dan a la trama un mejor desarrollo y, en las partes que se convierten en el foco de la atención, generan una riqueza literaria maravillosa. En conclusión, ambas obras literarias son extraordinarias pues desarrollan un tema clásico en mundos imposibles llenos de magia y victorias maravillosas. El Señor de los Anillos se considera muchísimo mejor que El Legado debido a que es su precedente y por sus cualidades; sin embargo, pienso que esta segunda saga tiene mérito pues en cierta forma es un tributo, ambas lo son, a la fantasía en la que hoy en día es tan difícil creer. La fantasía es un género que se busca explotar cada vez más; recientemente se ha reciclado el tema de los vampiros, los zombis y demás criaturas monstruosas tanto en películas como en literatura. Considero que el tipo de historia que escribió Tolkien y que aún puede escribir Paolini puede dar un poco más. Hasta ahora no ha sido posible alcanzar un éxito tan rotundo como el de El Señor de los Anillos pero como mencioné antes, El Legado tiene un gran mérito por recrear un tipo de redacción que hace mucho que no se tocaba por temor al fracaso. Ha sido una tentativa interesante pero pienso que con una trama más consistente y menos rodeos en las descripciones el éxito de la obra hubiese sido mayor.
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