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SHUKRAN revista.shukran@gmail.com shukransaharalibre@gmail.com
COLABORADORAS/ES
FITO- CONCHI DE
porunsaharalibre.org
EN CONTRAPORTADA
ANTONIO POMARES PASCUAL
CORRECCIONES Belén García Villoria Xabier Susperregi
Belén García Villoria Antonia Pons, Joaquina Ramilo Fito, Conchi de porunsaharalibre.org, Elisa Pavón - Joaquin Tornero Asociación Mujeres Saharauis en España - Zahra Ramdán Agaila Abba - Ignacio Sánchez Pérez Asociación de Amigos y Amigas del Pueblo Saharaui de Extremadura Laura Chanco - Zahra Hasnaui Haiyu Sahara, Jóvenes saharauis en Catalunya César Brun - Alfredo Piedrafita David Mariezkurrena Cristina Molera - Antonio Aguallo Asociación Rimal Sahara Tormes Moulud Yeslem - Casa África Afaf Malainin Talebuya Carmen Giner Briz, Sukina Aali Taleb Ane Arrondo - Claudia Odriozola Takiyo Luali - Helio Ayala Limam Boisha - Ebnu Elisa Arroyo Calvo - Bachir Ahmed Saleh Brahim - Susana Riviere Siboney del Rey- Laura Casielles Pilar Quirosa Cheyrouze Fatima Nascimento María Elena Solórzano Artista TXITXI - Maravilla Romero Ebbaba Hameida Hafed Carlos Cazurro - FiSahara Jorge Alejandro Suárez Saponero María Jesús Alvarado Mohamed Sayad Beatriz Astudillo Meléndez Maddi Ahmed - Ismail Banan Fadel Jalifa - Bachir Lehdad Poemario por un Sahara Libre Antonio Pomares Pascual Bubisher.org – Pallasos en Rebeldía FiSahara - Xabier Susperrregi
SHUKRAN – Junio 2014
SUMARIO SHUKRAN “CON LA VIDA MINADA”
Elisa Pavón – Joaquin Tornero “UN BREVE VIAJE EN TREN, CON ZAHRA RAMDÁN”
“CON LA VIDA MINADA”
Shukran
“EL-MELHFA: UN SÍMBOLO DE BELLEZA Y RESISTENCIA”
Agaila Abba
“AGRICULTURA EN LOS CAMPAMENTOS SAHARAUIS”
Shukran
“LOS QUE CAMINAN. UN VIAJE AL SAHARA OCCIDENTAL POEMARIO DE LAURA CANCHO”
“UN BREVE VIAJE EN TREN, CON ZAHRA RAMDÁN”
Shukran
“CONCURSO LITERARIO POR UN SÁHARA LIBRE ¡NO AL MURO MARROQUÍ!” “CUENTOS SAHARAUIS” FAHIMA – Bachir Lehdad “LA ESTACIÓN PERPETUA- LIBRO DE FOTOGRAFÏA DE ALFREDO PIEDRAFITA”
“AGRICULTURA EN LOS CAMPAMENTOS SAHARAUIS”
César Brun
“ARTISTAS POR EL SÁHARA”
Asociación Rimal Sahara Tormes “EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA EN CASA ÁFRICA”
Shukran “PALABRAS DE UNA EXREFUGIADA…”
Afaf Malainin Talebuya
“CUENTOS SAHARAUIS”
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“Y… ¿DÓNDE QUEDA EL SAHARA?”
Sukina Aali Taleb
“DESDE EL FONDO DE MI ALMA” –
Ane Arrondo
“PEQUEÑO NÓMADA DEL DESIERTO” – Ane Arrondo
“LA ESTACIÓN PERPETUA- LIBRO DE FOTOGRAFÏA DE ALFREDO PIEDRAFITA”
“FESTICLOW”
Pallasos en rebeldía- FiSahara “TAN CERCA, TAN LEJOS”
Helio Ayala
“LAS AVENTURAS DE SHARTAT” –
Xabier Susperregi
“POESÍA SAHARAUI” “POETAS DEL MUNDO CON EL SAHARA” “EBBABA HAMEIDA HAFED Y SU CORTOMETRAJE: RAÍCES Y CLAMOR”
“FISAHARA 2014 LLENO DE POESÍA”
Shukran
“FISAHARA 2014 LLENO DE POESÍA”
Shukran
“EL PRIMER COMBATE POR LA LIBERTAD…”
Jorge Alejandro Suárez Saporano “LA LENGUA QUE NOS UNE”
María Jesús Alvarado
“LA CAUSA DEL PUEBLO SAHARAUI. UNA MIRADA DESDE EL SUR”
“GALERÍA DE ARTE”
Jorge Alejandro Suárez Saporano “GALERÍA DE ARTE” “LOS LIBROS DE SHUKRAN Y LA BIBLIOTECA SAHARAUI” “ENTREVISTA A BACHIR LEHDAD”
César Brun
“EL LARGO VIAJE HACIA EL ESTE” PARTE I
Bachir Lehdad
“LOS LIBROS DE SHUKRAN y LA BILIOTECA SAHARAUI: El largo viaje hacia el Este de Bachir Lehdad”
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ANTONIO AGUALLO
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EDITORIAL Hace escasas semanas nuestro admirado Director de la revista Shukran, Francisco O. Campillo anunciaba su despedida y el fin de una etapa. Todo apuntaba a que ello significaba el adiós definitivo de la histórica publicación dedicada al Pueblo Saharaui, pues ciertamente, cada vez contaba con menos apoyo y colaboraciones. Por tal motivo, aquella revista que había sido siempre una gran referencia y su desaparición, para algunas personas supuso una especie de derrota en esta pacífica guerra en la que luchamos con todos nuestros sentidos. Aquella profunda tristeza hizo que rápidamente, los últimos colaboradores tuviéramos que tomar una decisión y como cualquiera de las dos opciones, era sin duda difícil pues optamos por la que nos lleva a estar ahora escribiendo esta editorial y que significa que Shukran continuará hasta que el Pueblo Saharaui logre su libertad. Ahora es tiempo pues de acercarse a esta jaima que estaba quedando vacía y al saber que podía desaparecer, muchas amigas y amigos han querido llenarla y ocupar su sitio y la mayor parte de ellos, lo han hecho por la trayectoria de la revista y por el significado que tiene el que no desaparezca. El mejor homenaje que podíamos hacer a los responsables de que esta publicación se haya ido editando durante diez años. Aunque los próximos números probablemente no tengan la extensión que ha tenido éste, contará con un núcleo o base de secciones que facilitará a colaboradoras y colaboradores aportar su grano de arena: Dale voz a las víctimas, Entrevistas, presentaciones de libros, Galería de Arte, Poesía saharaui, Poetas del mundo con el Sahara, sección de Fotografía, Las aventuras de Shartat, Cuentos saharauis y una de las grandes novedades: Los libros de Shukran y la Biblioteca Saharaui, pues nuestra revista se despedirá cada vez con la parte de un importante libro que en tres o cuatro números podrá permitirá completarse la lectura. En esta ocasión será la obra de Bachir Lehdad: “EL largo viaje hacia el Este”, autor al que Shukran hace una entrevista que no dejará al lector impasible. Además trataremos de que la revista sea la voz de asociaciones y personas, tanto saharauis como en apoyo al Pueblo Saharaui, con la consigna siempre presente de tratar de recoger y difundir la causa y cultura saharaui y con el deseo y convicción de que: “hasta ser libres, continuará Shukran”. Para todos cuantos habéis hecho posible que Shukran continúe y para todas y todos cuantos nos van a acompañar en este increíble viaje: SHUKRAN.
“Sin la suma de los granos de arena, no existiría el desierto”
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SHUKRAN – Junio 2014 CON LA VIDA MINADA © Texto: Elisa Pavón © Fotografías: Joaquín Tornero
La vida tiene estas cosas, que a veces uno no se explica. Cruzó el destino nuestros caminos y juntos decidimos que teníamos que hacer algo más, porque con los brazos cruzados no se ganan las guerras, aunque tampoco se pierden… Sólo se estancan y ya han pasado demasiados años como para tener que continuar llevando la cuenta del ingente sufrimiento que ha causado ese maldito muro marroquí, creado cuando el factor humano desapareció de sus mentes, consumidas por la irracionalidad, el odio y la avaricia. El silencio y la impunidad amparan su invisibilidad y condenan al olvido a quienes lo sufren, a los saharauis. Nosotros quisimos abrir una brecha en el espacio para iluminarlo con luces de neón y música, convencidos siempre de que el arte es la mejor herramienta que existe para alcanzar de plano los sentimientos almacenados en las conciencias adormecidas de tantos y tantas que desconocen que esto que os vamos a contar ocurre… ¡Y vaya si ocurre! Por eso creamos Dales Voz a Las Víctimas. Tiene nombre: Muro Marroquí en el Sahara Occidental. Sus 2.720 km de longitud lo convierten en el segundo más largo del mundo, tras la Muralla China. Marruecos empezó su construcción en 1980 para dejar fuera del alcance de los saharauis la parte del territorio más rico en recursos naturales, principalmente fosfatos y banco pesquero, así como para tratar de frenar las incursiones del Frente Polisario y, por supuesto, para impedir la vuelta de los refugiados saharauis a su tierra. Siete años hicieron falta para levantar un muro en 6 tramos, que dividen el territorio saharaui de Norte a Sur y, desde la berma, de Este a Oeste en la zona ocupada por Marruecos. Toneladas de arena y piedra, que levantan paredes de 2 y 3 metros a lo largo del territorio saharaui, estratégicamente delineado para aprovechar las zonas más elevadas, cortar los cauces de los ríos y bloquear los pozos de agua de la zona bajo control del Frente Polisario. Protegido por sofisticada tecnología militar, el Muro Marroquí despliega a 160.000 soldados, 326 refugios sólidos marroquíes -uno cada 5 km-, que albergan un punto de observación y acuartelamientos de soldados de infantería, con vehículos y armamento de última generación, todo ello con un sistema de vigilancia a lo largo de todo el muro, que incluye desde sencillos sistemas de alarma hasta radares que pueden detectar el movimiento en un radio de hasta 80 kilómetros. Dicen que mantener este dispositivo «de seguridad» le cuesta a las arcas marroquíes alrededor de 2 millones de euros diarios.
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Y esto no es lo peor, porque has de saber que el Sahara Occidental es uno de los 10 territorios más contaminados por minas, municiones en racimo y restos explosivos de guerra que hay del mundo. Entre 7 y 10 millones de minas terrestres, que se han cobrado miles de vidas de ciudadanos saharauis, en su mayoría civiles. Son una pesadilla difícilmente identificable y extremadamente dañina, sobre todo porque el Sahara es una exposición de las minas más sofisticadas fabricadas en los dos hemisferios. 53 modelos de minas anti-tanque y antipersona -el 20% de todos los tipos que existen- quedaron abandonadas pero activas, enterradas en el desierto, ese que está vivo, erosiona y las desplaza sin control por efecto del agua y el viento. Hay 38 campos de minas delimitados y señalizados, pero millones de ellas, descontroladas, aguardan y agazapadas el momento de hacer su aparición estelar y mortal por contacto o por presión. Y atacan a civiles, porque permanecen activas mucho tiempo después de la finalización de una guerra. Y como la mente humana tiene una capacidad ingente para inventar formas de causar dolor a sus semejantes, las minas y las bombas en racimo no están diseñadas para matar, son artefactos específicamente creados para causar el mayor daño sobre un cuerpo. Despieza y mutila sin piedad. Las minas no distinguen entre tiempos de paz y tiempos de guerra, ni entre soldados o civiles… Ni entre hombres, mujeres o niños. Simplemente, explotan si las pisan, las tocan o las zarandean. Los niños las confunden con juguetes que se transforman en asesinos diabólicos. Los saharauis quedan en ese instante en manos de Allah, que es quien les marca su destino.
Postura irreverente de Marruecos Es cierto, una guerra deja tras de sí tragedias compartidas. 16 años de contienda dejaron ese desierto plagado de tragedias. Esta es una de ellas, porque ambos bandos utilizaron minas terrestres. Lo que no hicieron ambos bandos fue asumir su responsabilidad, adhiriéndose al Tratado de Prohibición de Minas Terrestres (Otawa, 1997) y a la Convención de Municiones en Racimo (Oslo, 2008), que prohíben categóricamente la fabricación, todo uso, transferencia y almacenamiento de minas y municiones en racimo, así como establecen el marco de acción para enfrentar las consecuencias humanitarias y los daños inaceptables a civiles causados por estas armas. El Frente Polisario sí se ha adherido al Tratado que le corresponde, el Llamamiento de Ginebra (Geneva Call), porque al ser aún un Territorio No Autónomo Pendiente de Descolonización no cuenta con el reconocimiento como
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Estado a nivel mundial. Adquiere compromisos concretos y los cumple y, al amparo de esa adhesión, entidades como la británica AOAV (Action On Armed Violence), la suiza ICBL (International Campaign To Ban Landmines) o la noruega APN (Ayuda Popular Noruega) trabajan cada una en su materia para el cumplimiento de las exigencias del Geneva Call. Desminado, sensibilización y atención a las víctimas, apoyados en entidades saharauis. Eso sí, en una proporción muy inferior a la que debiera y extremadamente limitada, debido a la postura irreverente de Marruecos que, no se ha adherido a ninguno de los dos grandes convenios que también definen los compromisos que adquieren los países firmantes -y los de las entidades internacionales creadas para estos finespara la limpieza de áreas contaminadas en el plazo de 10 años, la destrucción de reservas de estas armas en los 8 años siguientes a la firma, y el cumplimiento de medidas precisas y obligatorias para la atención y la ayuda a víctimas y comunidades afectadas. Este es, sin duda, el gran objetivo de todas las entidades y organizaciones que participan en la campaña por el desmantelamiento del Muro Marroquí en el Sahara Occidental (www.removethewall.org) y para la descontaminación del territorio saharaui. Sin la firma de Marruecos en esos convenios, las organizaciones internacionales de desminado no pueden proceder a la limpieza, por falta de información y de seguridad del procedimiento a aplicar; tampoco se puede proceder a derribar el muro como barrera física, ni se puede acometer el trabajo directo con las víctimas, al limitarse cuantitativamente los medios técnicos y tecnológicos, así como los recursos económicos específicos destinados a la cobertura de todas las necesidades. Y es precisamente ésta la parte en la que nosotros decidimos concentrarnos en Dales Voz a Las Víctimas: Hacer de las víctimas nuestros protagonistas, para que sus historias personales nos dieran la pauta para poder dar a conocer que existen y que dejen de ser daños colaterales de la posguerra.
Dales Voz a Las Víctimas es una plataforma virtual de promoción, difusión y defensa de los derechos de las víctimas saharauis de minas terrestres y municiones en racimo. Un proyecto que surgió de nuestra voluntad de contribuir a disminuir el número de accidentes y a visibilizar la precaria situación de las víctimas de minas terrestres que viven en los campamentos de refugiados saharauis de Tindouf, en el desierto argelino, impulsando también el apoyo hacia las víctimas que se producen en explosiones ocurridas en los territorios ocupados del Sáhara Occidental. Porque, para ello, hay dos grandes problemas a solucionar, que, al tiempo, son los causantes de los accidentes en las inmediaciones del muro marroquí, aunque los dos confluyen en el mismo punto: El desconocimiento absoluto. 13
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Por un lado, la escasa conciencia que existe por la precaria información que tienen los propios saharauis sobre el muro marroquí en el Sáhara Occidental y sus impactos, así como sobre los peligros, los riesgos, los efectos y las consecuencias de las minas terrestres que se encuentran dispersas por el territorio liberado del Sáhara Occidental. Y esto, no es culpa de los marroquíes. Ese desconocimiento provoca que los accidentes en el muro se produzcan, principalmente, entre la población nómada, que busca las zonas de agua con sus rebaños ya que el muro marroquí condenó los pozos a la zona ocupada, lo cual genera que en sus laderas se concentren las mejores zonas de pasto para los animales, que son también victimas de explosiones constantemente, dejando a las familias sin su principal fuente de ingresos. Otro importante foco de riesgo de accidente son los viajes familiares de los saharauis que viven en los campamentos de refugiados, que acuden a la zona liberada de visita o huyendo del calor, sin adoptar medidas preventivas y sin conocer las señales que el desierto ofrece para indicar posibles zonas de peligro. En este caso, las mujeres y los niños son las principales víctimas. Y no nos olvidamos de las víctimas de la zona ocupada, donde la represión marroquí los oculta si son saharauis, privándoles de atención médica y de prestaciones de apoyo posterior. En la zona ocupada, lamentablemente, se producen más accidentes con víctimas mortales, aunque tampoco se cuenta. La información se obtiene con cuentagotas y la MINURSO, responsable única de las evacuaciones en accidentes en esa parte del muro, tampoco completa su función. Por otro lado, la comunidad internacional no se entera, porque no se conoce la problemática. Otra cuestión que no es sólo culpa del bloqueo informativo marroquí y de la labor que hacen sus lobbies a nivel internacional, que son -todo hay que decirlo- diseñados y planificados a conciencia para alcanzar los objetivos que pretenden. Y lo han conseguido, porque el mundo ignora la existencia d e l m u r o y los terribles efectos e impactos que se derivan de él. El principal, que cuesta vidas humanas y causa miles de víctimas que sufren amputaciones y secuelas físicas y psicológicas de diversa índole, añadida a las circunstancias extremas que ya de por sí viven los saharauis, tanto refugiados en el desierto más severo e inhóspito del mundo, como en la zona ocupada y sometida a una feroz represión. Las víctimas de minas, bombas de racimo y demás r e s t o s explosivos de guerra son actualmente los grandes olvidados en el seno de la población saharaui. Sus discapacidades les han convertido en cargas familiares y sociales.
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La mayoría viven en sus casas con los mismos recursos que reciben todos los demás, si bien sus necesidades son específicas y requieren de alimentos, cuidados y medicamentos adaptados a sus dolencias, cuestión que no es tenida en cuenta por la Cooperación Internacional. Tampoco tienen más allá de unas pocas opciones de incorporación al mercado laboral, ni disponen de servicios de control médico regular, ni asistenciales a nivel de servicios sociales. Y no están incorporados a la sociedad, normalmente por los problemas de movilidad y la adaptación a las condiciones de tener que vivir en el desierto. Son sus propios familiares quienes cuidan y atienden a las víctimas en sus propias casas. Y las prótesis se fabrican artesanalmente en el Centro asistencial Mártir Cheriff, único existente en el Sáhara Occidental para la atención a los grandes dependientes víctimas de guerra y de accidentes por explosiones de minas. Tragedia humana sin igual. Una realidad más del pueblo saharaui, que cuenta con miles de personas -hombres, mujeres y niños- que han de vivir mutilados, a uno y otro lado del muro. Civiles en tiempos de paz que han visto rotas sus vidas y las de sus familias de la manera más cruel y que, además, han de reivindicar día a día sus derechos como saharauis y como víctimas, resistiendo con mayor empeño si cabe, con mayor valor, porque de sus vivencias salen lecciones aprendidas para evitar nuevos accidentes, más víctimas inocentes. Un colectivo de personas que sufren de modo especial las decisiones del destino. Aquellos a quienes un artefacto explosivo de guerra activo les arrancó sin contemplaciones partes de su cuerpo, de su alma, de sus sentidos, aunque nunca les podrá arrebatar un ápice siquiera de fuerza, porque la llevan dentro, porque de la impotencia hicieron garra y del dolor, coraje. Son las víctimas más olvidadas pero las más merecedoras de un ingente esfuerzo internacional por ayudar a su reinserción socio-laboral en un país libre. Es necesario visibilizar esta situación ante el mundo y, especialmente, en España, por ser éste el país que aún tiene pendiente la descolonización del Sáhara Occidental a través de la organización de un referéndum de autodeterminación libre, que permita la decisión última del pueblo saharaui. Lo que no se conoce, no se piensa, no se soluciona. Por esto y para esto, Dales Voz a Las Víctimas. Si quieres ayudar, cuéntalo, que se rompa el silencio de una vez por todas.
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SHUKRAN – Junio 2014 UN BREVE VIAJE EN TREN, CON ZAHRA RAMDÁN Fotografías: AMSE, Asociación de Mujeres Saharauis en España A Zahra Ramdán la encontramos en el tren, camino de una conferencia, pero no es inconveniente para que nos deje entrevistarla para la revista Shukran. Primeramente le pido que se presente y me dice que nació en AL Aaiún, capital del Sahara Occidental, hace más de cincuenta años. Buena respuesta.
En la fotografía, la propia Zahra y como homenaje a las mujeres saharauis a quienes representa en tantas ocasiones, el resto de imágenes serán del archivo de la Asociación de Mujeres Saharauis en España.
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SHUKRAN – Junio 2014 Recuerda una infancia feliz con su gran familia saharaui a pesar de ser época colonial. Yo la conozco por su papel como Fundadora y Presidenta de AMSE (Asociación de Mujeres Saharauis en España) pero ella rehúye de hablar acerca de sus propios méritos, con la humildad que caracteriza a las personas más admirables. Pero insisto en saber más sobre ella. Estudió en El Aaiún hasta terminar el Bachillerato Superior. Ha estudiado Filología Inglesa y Relaciones Internacionales en las Universidades de La Habana y Panamá respectivamente. Para evitar las encarcelaciones de las fuerzas de ocupación, decidió huir junto a otros estudiantes a los Campamentos de refugiados. Zahra me va contando acerca de ese viaje, con la magia que produce el ruido del tren como acompañamiento. Marcha a Cuba donde termina los estudios universitarios, para regresar por más de una década a los campamentos y trabajar como periodista, locutora y traductora en la Radio Nacional Saharaui. Participa en innumerables actividades en representación de su país y de la Organización Femenina UMNS. Unión Nacional de Mujeres saharauis, donde ha sido miembro durante muchos años, así como Responsable de Relaciones Internacionales, De derechos Humanos y de la Diáspora saharaui. Ahora preside la AMSE, Asociación de Mujeres saharauis en España; ONG creada para divulgar la causa saharaui, dar voz a las mujeres saharauis, así como ayudar al empoderamiento de las mujeres de su país. Zahra me cuenta muchas cosas, buena parte de ellas quedarán para siempre dentro de aquel vagón de tren, pero me hacen comprender más si cabe, la fuerza y la determinación de todo cuanto me va contando y va haciendo. Fijó su residencia en Madrid porque allí estudiaban sus hijas y porque halló muchos más medios que en cualquier otro lugar para luchar a favor de su pueblo y de las mujeres saharauis. Me cuenta que la AMSE en una Organización reconocida oficialmente en España, por lo que acuden a actos oficiales, cosa que desgraciadamente no ocurre ni con el Frente Polisario en el reino de España. Mantienen contacto con las Asociaciones de Mujeres en los Campamentos de Refugiados y han tenido mucha relación también con las de los Territorios Ocupados, trayendo cada año a mujeres activistas del Sahara Occidental a actividades, que desgraciadamente se han frenado de golpe a causa de la casi desaparición de las subvenciones a la AMSE, que centra su labor en sensibilizar, dar información, organizar charlas y conferencias sobre el Pueblo Saharaui a través y con la voz de las mujeres de ese territorio.
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No quería dejar la ocasión de hablar con Zahra de un tema que sé que conoce con profundidad y que es ciertamente interesante. La Primavera Árabe. Y ella me recuerda que el Pueblo Saharaui fue el precursor de ese movimiento, cuando quisieron reivindicar sus derechos sociales, laborales… de forma pacífica, obteniendo a cambio una respuesta violenta brutal a cargo de las fuerzas armadas de ocupación marroquí. Aunque desgraciadamente, a día de hoy, la Primavera árabe no ha tenido unos resultados palpables.
Lo que sí, fue una lección para los gobiernos occidentales que deben tener en cuenta la opinión pública y de la sociedad y no ser aliados con regímenes déspotas y autoritarios, como el de Mubarak, Túnez o Libia. Tienen que tener en cuenta que la voluntad de los pueblos es inquebrantable, y que Europa y el mundo occidental no debe ser cómplice de esos gobiernos de dictadura que desgraciadamente hoy en día se dan en muchos países árabes. El papel de la mujer en la Primavera Árabe fue un papel muy importante porque demostraron y ocuparon su lugar reclamando la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. No sólo reivindicaron derechos sociales, laborales y políticos en sus países. Se armaron de coraje para romper con los estereotipos establecidos, gracias también a las redes sociales. Pero Zahra recalca que no ha
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SHUKRAN – Junio 2014 florecido la Primavera ni ha dado frutos suficientes sobre lo que se esperaba, para obtener un país, una sociedad, democrática y justa. Quiero hablar con Zahra del futuro, sobre todo si hay esperanza para el Pueblo Saharaui y me confirma que sí. Un informe de la ONU llama la atención sobre la gravedad y deterioro de los derechos humanos de la población saharaui en los territorios ocupados por Marruecos y es una llamada de atención directa a ese Reino que tendrá consecuencias probablemente dentro del año próximo. Zahra llega a la estación de Atocha y nuestros caminos, momentáneamente, han de separarse, pero no quiero dejar de referirle una última cuestión como broche a este pequeño viaje en tren, que yo no pienso olvidar. Qué les diría Zahra Ramdán a Obama, Rajoy, Hollande y el rey de Marruecos si los tuviera delante.
Y Zahra me dice que les diría que respeten, que apliquen las resoluciones internacionales. Que den la oportunidad al Pueblo Saharaui de que se exprese libremente. La oportunidad de ejercer su derecho a decidir libremente. Si quiere ser parte de Marruecos o no quiere serlo. Eso es democracia y estamos en el siglo XXI, ya es hora. Si verdaderamente son países democráticos y respetan las resoluciones internacionales, deberían permitirlo.
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AGAILA ABBA EL-MELHFA: UN SÍMBOLO DE BELLEZA Y RESISTENCIA El-melhfa es un pedazo de tela de cuatro metros de largo por un metro de ancho. No se trata de cualquier pedazo de tela ordinaria, sino que es el símbolo del patrimonio saharaui, belleza y resistencia. Muchas personas pueden verlo como un símbolo religioso, específicamente musulmán. Pero El-melhfa es, sobre todo, cultural y único para el pueblo saharaui, ya que todos los grupos étnicos y religiosos dentro de la población saharaui lo utilizan. Viene en una gran variedad de colores, diseños y materiales. Puede ser de un color, de tres o de diez. Simple o con formas artísticas. Incluso hay modelos con la bandera del Sáhara Occidental. El-melhfa tiene diferentes nombres dependiendo de los colores y el material del que está hecho. A veces recibe su nombre de la categoría de edad de las mujeres que lo utilizan. Si lo piensas, El-melhfa tiene un papel muy práctico en la vida de gente como los saharauis y en un país como el Sáhara Occidental, donde está todo desierto y el clima es seco, caliente y caracterizado por las tormentas de arena. El-melhfa puede servir como un medio de protección de las duras condiciones ambientales y naturales del desierto, pero no solo eso, sino que El-melhfa hace que las mujeres saharauis sean excepcionales y diferente del resto de las mujeres de cualquier parte del mundo. Durante décadas, El-melhfa ha sido un símbolo de la identidad y de la lucha nacional contra la opresión colonial. Es el espejo de las mujeres fuertes, decididas y revolucionarias que han combatido el opresivo régimen marroquí para ganar la libertad y la independencia. Hoy en día, las mujeres saharauis continúan utilizando el El-melhfa como medio de resistencia y forma de identidad, especialmente las mujeres que viven bajo la ocupación de Marruecos. Por lo general, Lemlahef (el plural de El-melhfa) viene en colores claros como el blanco, el verde claro y el azul para las mujeres jóvenes. Mientras que los colores oscuros como el negro, el marrón y el azul marino son para las mujeres de más edad. El espesor del material también puede variar. 'El modelo ETAlab', que significa literalmente «la juventud», es un tejido delgado y transparente. Cuando las jóvenes comienzan a llevar El-melhfa, utilizan el ETAlab. Por el contrario, 'el-Galith', que significa «grueso», lo utilizan las mujeres mayores. Entre estos dos modelos está el 'esheegaa.' Además, hay 'swesra' y 'sariou', que son algo similares al material utilizado en el Sari indio. El Lemlahef, más importante se llama 'nil-la', y es el más tradicional. Este tipo de El-melhfa ha existido desde el inicio de la identidad y la cultura saharaui. El nil-la está hecho de un material muy grueso, y desprende una pintura de color azul marino llamado 'enil-la.' Esta pintura se cree que es muy buena para la piel y que ayuda contra las tormentas de radiación del sol y de la arena.
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SHUKRAN – Junio 2014 La prenda más tradicional de El-melhfa se llama 'etaglidee', o 'tradicional' en nuestro idioma Hassania. Se trata básicamente de un nil-la y parte de melhfa blanca juntas. La mujer se pondría la parte nil-la en la parte superior del cuerpo y la pieza blanca, que se llama 'le-zaar,' alrededor de la cintura. El Etaglidee se usa generalmente en ocasiones especiales y celebraciones, pero hoy en día se usa sobre todo para las bodas. La novia usaría etaglidee en el primer día de la boda. Esta especial y única exhibición de la cultura ha hecho de la mujer saharaui una fuente de belleza y admiración, pero también un objetivo de la opresión. Hoy en día, muchos saharauis siguen viviendo bajo el régimen represivo de Marruecos en los territorios ocupados de nuestra patria. Dado que las mujeres son visiblemente distinguibles como el resto de saharauis que son detenidos durante las manifestaciones pacíficas. Ellos experimentan a diario la discriminación sistemática por ser defensores orgullosos y abiertos de la libertad de su patria. No sólo las mujeres saharauis que viven en los territorios ocupados utilizan El-melhfa como método de resistencia. Las saharauis residentes en el extranjero también están orgullosas de compartir ese símbolo. Un buen ejemplo de tal uso en el exterior es el de una de nuestras famosas mujeres activistas a favor de los derechos humanos, Aminatou Haidar, que a veces es llamada por los medios de comunicación 'Gandhi saharaui'. Ella siempre lleva su melhfa en sus esfuerzos por compartir la voz apacible de su gente en todo el mundo. Es importante mencionar que para aquellos que no es fácil de usar para aquellos que no están acostumbrados a utilizarla y aún más difícil hacer ciertas actividades diarias mientras se usa. Sin embargo, esta hermosa creación de la tela y cultura es un gran símbolo de la identidad saharaui y lo más importante: un testimonio de la lucha de nuestro pueblo por la independencia. Agaila Abba es una periodista independiente y escritora. saharaui. Tiene una licenciatura en Ciencias Políticas y Estudios Internacionales con énfasis en estudios religiosos de África y de la Universidad de Wisconsin Oshkosh en los EE.UU. Ella es una activa defensora de los derechos del pueblo saharaui. Traducción: La Unión Nacional de Mujeres Saharauis
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SHUKRAN – Junio 2014 ¿Quién es nuestro entrevistado? Ignacio Sánchez Pérez, de la Asociación de Amigos y Amigas del Pueblo Saharaui de Extremadura. Su cercanía al hablar nos hace parecer que le conociéramos desde hace mucho tiempo. Origen de la Asociación de Amigos y Amigas del Pueblo Saharaui de Extremadura Para ir al origen de la asociación hay que retroceder a 1994, cuando el actual presidente, acogió un niño saharaui. Por aquel entonces no iban todavía niños a Extremadura. Llegó ese niño junto a otros trece, acogidos por familias de su pueblo: Villagarcía de la Torre. A raíz de eso, al año siguiente se fundó la asociación. Primero comenzaron con Vacaciones en Paz y luego con Caravanas por la Paz. Y a partir de ahí fueron diferentes proyectos los que se fueron llevando a cabo. Lo más positivo de aquellos comienzos fue la respuesta de la gente. La solidaridad de pueblos de alrededor y cómo se extendió la solidaridad con el pueblo saharaui fue sorprendente, fue muy impactante tanto con la acogida de niños a lo largo de los años como con las Caravanas de la Paz, que pasaron de hacerse una vez a dos e incluso tres al año. La parte negativa, fueron las dificultades por aquel entonces; de 1995 hasta el 2000. Lo complicado que resultaba desarrollar proyectos de cooperación. Extremadura todavía no estaba muy preparada y debía hacerse a través de otras consejerías. Los desplazamientos a los campamentos no eran tan fáciles o cómodos como ahora. Lo positivo en la actualidad, sin duda, la profesionalización. Todos los proyectos se llevan de forma profesional ajustados a lo que es la Cooperación Internacional, conjuntamente con el Gobierno de Extremadura y el Gobierno Saharaui. La claridad de ideas y la forma de trabajar que tienen tres partes. La parte negativa es la dependencia tan grande de las subvenciones. Por ello, aunque se trata de trabajar la sostenibilidad, en los campamentos es muy complicado y es lo más frágil o débil de los proyectos; la parte de la sostenibilidad y la dependencia de las ayudas públicas. Por qué la agricultura Son los pioneros en el tema de la agricultura. El gobierno saharaui estuvo intentando implantar la agricultura en los años 80, pero no hubo manera. En los años noventa volvió a retomarlo pero la mayoría de las acciones que llevaron a cabo no fructificaron. En la Asociación lo han logrado. Con un proyecto que se basa en que cada uno respeta la labor de los demás y todos tienen confianza plena los unos en los otros. Es un proyecto realmente complicado y actualmente ya no queda ningún otro proyecto agrícola, salvo los huertos familiares por esa
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SHUKRAN – Junio 2014 dificultad. Porque es muy difícil la formación en la agricultura. Es muy difícil mantener a los equipos de trabajo a diario en los huertos y el éxito radica en eso; en creer los unos en los otros, en no entrometerse en las labores de los demás, no imponer a nadie. Llegar al consenso y sobre todo se convierte en un proyecto muy social. Se ha hecho mucho hincapié en que los alimentos que se cosechan sean para la población. Es sin duda la clave del proyecto.
Modelo de agricultura particular La clave de la agricultura en los campamentos es el riego por goteo. Anteriormente se probaron otras técnicas pero fue el riego por goteo lo que hizo que sí fuera posible la agricultura. Siempre se identifica donde hay agua y allí es donde se implanta el huerto. Luego se llevan unas bombas de riego y se les dan semillas. Todo eso llega desde España, porque las bombas de riego y las semillas son fundamentales para el éxito del proyecto. Todo lo demás, se compra en Argelia. A día de hoy no se ha encontrado ningún proveedor de allí que garantice
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SHUKRAN – Junio 2014 unas bombas de riego de esa calidad. Y lo mismo ocurre en Argelia con las semillas de calidad. Como un oasis en el desierto Por el tema de la crisis económica y por que no han tenido éxito, sólo queda el proyecto de esta asociación, de hecho, la Agencia Española de Cooperación, cortó la subvención a la otra ONG que lo llevaba. Lo que sí hay, son muchísimos huertos familiares, con ayudas de otras ONG´S que lo están llevando a cabo. No hay ningún otro proyecto ni nacional ni internacional en los campamentos de este tipo.
Dos cosechas cada año Hay dos campañas al año. La primera empieza a partir de septiembre en que comienza la siembra y dura hasta el mes de febrero que es cuando llega la recogida y a partir de ahí, en marzo se vuelve otra vez a preparar el terreno. Después, en abril se siembra y se recoge en junio. Destino de la cosecha Lo que se recoge se reparte entre la población saharaui. Gracias a la Media Luna Roja saharaui y a los gobernadores de las wilayas, se identifica dónde es prioritario su reparto. A veces se reparte solamente entre la población más 40
SHUKRAN – Junio 2014 vulnerable, a veces también entre los que no están en ese grupo de vulnerabilidad como son adultos. A veces se destina solamente a hospitales. Según las necesidades de los campamentos. Se distribuye entre la población. Las y los colaboradores en las plantaciones reciben incentivos que se cubren con la subvención de la Agencia de Colaboración. Hay alrededor de noventa personas trabajando, la mitad de ellas, mujeres que reciben incentivo mensual. Con unos objetivos Es el punto débil en los campamentos y el objetivo, trabajar la sostenibilidad. Ahora se está llevando a cabo una actividad pionera que consiste en juntar la agricultura con la ganadería. Actualmente se han comprado 30 cabras, para su mayor aprovechamiento. Para poder vender leche y carne y volver a reinvertir en el proyecto.
Los productos agrícolas de los campamentos Podemos encontrar tomate en invernaderos de tomate. Se siembra zanahoria, cebolla, remolacha, pepino, pimiento, calabacín, lechuga y aunque este año no, siempre se han sembrado también sandías y melones. Y aunque cualquiera pueda sorprenderse, recogen trescientas toneladas de alimentos cada temporada, 600 toneladas por año. 41
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SHUKRAN – Junio 2014 UNOS AÑOS LLENOS DE ANÉCDOTAS QUE RECORDAR El reencuentro Historias preciosas como la de Mafu y Eduardo que se reencontraron después de 10 años sin verse. El presidente de la asociación llevaba una década sin poder ir a los campamentos y fue el reencuentro con el primer niño, el que da origen a la asociación. Muy destacable por lo cuanto significa la solidaridad con el pueblo saharaui, Vacaciones en Paz. “El huerto de Extremadura” En el año 2001 bautizaron como: “La Catedral”, al primer invernadero instalado en los campamentos. Llevado desde Extremadura hasta el huerto de Dajla. Ese huerto se conoce en todos los campamentos como el Huerto de Extremadura, por la repercusión que tuvo. Fue el origen. De hecho, actualmente ese invernadero no se utiliza, por la estructura de hierros que tiene que ha quedado anticuada, cuyos plásticos que necesita, costaría mucho encontrar. Sin embargo está allí construido y nadie piensa en quitarlo por lo simbólico que es. Otra revolución más en los campamentos Hace casi diez años pusieron también en marcha un locutorio para que los refugiados saharauis pudieran contactar con familiares. Fue en el 2001. Junto a otras ONG´S se trabajó para desarrollar las telecomunicaciones. La asociación junto con el Gobierno de Extremadura logró implantar la telefonía móvil y de ahí llegó el locutorio. El impacto fue enorme. Muchísimas familias llevaban más de 10 años sin poder hablar con sus hijos. Fue la revolución y la gran apertura de los campamentos hacia el mundo exterior. Y actualmente están trabajando el tema de Internet para acercar los proyectos a los campamentos. 20 años acogiendo niños Extremadura 20 años, 6000 niños. El proyecto de Vacaciones en Paz ya no es un proyecto sólo de la asociación, es un proyecto de todos. Todas las instituciones se vuelcan. Da igual el partido que gobierne. La población, es el proyecto que más conoce. Extremadura ha llegado a ser la primera y sigue estando entre las regiones que más acoge. Donde se nota mucho es en las caravanas, en la donación de alimentos donde se demuestra la solidaridad de los propios niños. Durante todo el verano se celebra en todos los pueblos algún evento para la recepción a los niños. Ha tenido gran impacto y repercusión.
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SHUKRAN – Junio 2014 La cultura y tradiciones saharauis Lamentablemente ninguno de los proyectos de la asociación en los campamentos está dirigido a estas temáticas, precisamente porque se trabaja los proyectos que resultan más prioritarios. Trabajan específicamente en temas de ayuda alimentaria, discapacitados físicos, heridos de guerra, energías renovables. Los temas que dicta más la cooperación internacional. Sin olvidarse de los Territorios Ocupados Tienen mucha comunicación con los saharauis de los Territorios Ocupados porque precisamente en Extremadura se encuentra el Observatorio de Derechos Humanos para el Sahara Occidental.
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SHUKRAN – Junio 2014 LOS QUE CAMINAN. UN VIAJE AL SAHARA OCCIDENTAL POEMARIO DE LAURA CANCHO Fotos de Laura Chanco
La primera sorpresa que nos llevamos al abrir el libro de poemas de Laura Cancho, está precisamente en el prólogo, que lo firma nuestra admirada poeta Verónica Aranda, quien tan acertadamente nos adelanta que por los textos que vamos a tener ocasión de leer pasan muchos hombres y mujeres condenados por la Historia y las injusticias, denunciando la miseria y la falta de derechos de la mujer saharaui. Añadiendo el compromiso en la poesía de Laura y de la trasformación que sufre la autora en este viaje al Sahara Occidental que es el origen del libro que hoy tenemos el honor de presentar a las lectoras y lectores de Shukran. Aunque antes de adentrarnos en la obra de la mejor forma posible, a través de sus textos, resulta imprescindible acercarnos un poco a la figura de su autora, la joven poeta y cineasta santanderina, Laura Chanco. Titulada por la Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid, Master de Dirección y Producción de Cine Digital. Diplomada en Guión y Dirección, Técnico Superior de Imagen Fotográfica... Ha publicado: Las sexuales (Ed. Vitruvio, 2010) y también en diversas antologías.
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SHUKRAN – Junio 2014 Y ciertamente Laura Cancho nos invita a que la acompañemos en su viaje, nos deja colocarnos a su lado o más bien dentro de sí para que veamos con sus ojos, para que sintamos como ella siente y por qué no, para que suframos como ella lo hace y se lo agradecemos porque su lectura nos acerca profundamente a una realidad de la que desgraciadamente poco se habla. Y creo que también las reflexiones de Laura nos contagian inevitablemente para meditar sobre ello. La presentación corrió a cargo de nuestra querida y gran poeta saharaui, Zahra Hasnaui, quien resalta y valora el esfuerzo por visibilizar el conflicto. La solidaridad que trasmiten los versos de Laura Chanco, que escribió el libro tras el viaje a la ciudad de El Aaiún. La propia Zahra Hasnaui muestra la extraña sensación que sintió al leer el poemario sobre su propia ciudad natal, que llava treinta años sin poder pisar. Esa mirada de alguien que no es de allí. Sintiéndose agradecida de recordar a los olvidados. “La sensibilidad de Laura ha envuelto en delicadeza poética la crudeza saharaui en la ciudad de Aaiún” y concluye Zahra que: “Al término de la lectura, una decide quedarse con el mensaje primero y último de Laura, con los corazones de petróleo, con la ciudad que camina”. Y ahora, les dejamos que den los primeros pasos junto a Laura Cancho y les invitamos a que, cuando tengan ocasión, completen el viaje que seguro que no les dejará indiferentes.
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CONCURSO LITERARIO POR UN SÁHARA LIBRE ¡NO AL MURO MARROQUÍ! El pasado 20 de mayo de 2014 se cumplían 41 años desde que el pueblo saharaui decidió luchar por lo que le pertenecía legítimamente, y tras estas cuatro décadas el grito de libertad se mantiene en las Zonas Ocupadas, Campamentos de Refugiados y en la diáspora. Por ello Haiyu Sahara y Jóvenes saharauis en Catalunya quisieron aprovechar tan significativa fecha para dar a conocer los premiados de la tercera edición del Concurso Literario que organizan anualmente y que ahora cumple su tercera edición. El valioso y admirable objetivo: querer dar voz mediante la literatura a un pueblo condenado a la injusticia. Este año, tratando particularmente la denuncia del muro que divide y oprime.
Los ganadores de esta edición, fueron: Iban Gorriti y Mohamed Fadel, cuyas valiosas obras presentadas al concurso, tenemos hoy el honor de acercaros en nuestra revista Shukran.
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SI LES DICEN QUE CAÍ
de Iban Gorriti
38 horas de espera, de resistencia. Sigo. Inconsciente. Al otro lado las minas antipersona; aquí mi lápiz. Treinta y ocho horas o años. ¿Quién es sabio para discernirlo? Al otro lado, portaminas; aquí porto mi corazón. No se entiende nada. Me bloqueo con mis pensamientos. Me bloquean. No entiendo ya… Nada. Me voy por momentos. Gritos. Tampoco hoy podremos pasar a abrazarnos, a saber, a ser. Estoy bien; me flaquean las piernas. Siento el paladar duro. Mi lengua lo va a perforar. Más de ochenta estados, tal como creyeron en nosotros, nos olvidaron. Muchos congelaron relaciones. Los rezos del imán de este lado nos profanan. No sé nada de vosotros. Solo os sabe mi mente. No florecen pensamientos en nuestras tierras. ¡Hay patrias agraciadas! No crecen ‘pensamientos’ a este lado ni al nuestro. En casa, aún menos, ahogados de no tener agua. Se me nublan los ojos bajo el ya retraído sol. No hay sombra para quien espera, no hay sombra para quien desespera, no hay sombra. “Al enemigo ni sombra”, debió imponer el ocupante. Ladrón. Una oveja del otro lado bala; otra bala, pudo con mi amigo y quizás conmigo. Sí. Tuve un amigo de cárcel. Un funcionario marroquí. Supe que me era leal porque él no tenía piel que al quemarse olía a corteza de cerdo. Supe más. Su padre compartía un ‘aliuish’ con el mío. Fue hace más de siete décadas. Y reían, se abrazaban orgullosos, dividían pan y se alimentaban con una ‘khalia’ cocinada por ellos. Aquel hombre había nacido bajo la gran duna del Magreb, en Erg Chebbi. ¡Cómo reían juntos! Era posible y se me cruzan los recuerdos como trenes soterrados… ¡Gritos! “¡Dejadme pasad!”, exclamo como puedo. Lloro. “¡No al muro marroquí!”, oigo que nadie escucha. “¡No al muro que moran los moros!”, escucho que nadie oye. Invisible. Sordo. Los perros asilvestrados no ladran… Solo sacan sus dientes al sol cuando uno de ellos defiende a su hembra en lunas de celo. Argelia sueña mar. Él, el padre del amigo, llamaba hermano al mío. Llamaba la llama de quien llama, no, de quien… ¿Qué estaba diciendo? “Estoy bien”, me quiero hacer creer que estoy bien, como llegué a creer que de los 80 estados, casi una treintena aún nos apoyaba a la RASD en 2011. Fue un año después del 8 de noviembre de muerte, asesinato con arma marca ‘auto’-mática ‘Toyota Brado’. Ruedas a tumba abierta al cielo. Una nube.
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SHUKRAN – Junio 2014 Silencio inesperado. Como el rojizo amanecer de Smara. Reivindico que me dejen pasar al otro lado, donde el sol que nos abandera es triangular, encarnado. “¿’Triángulo útil’?”, ironizo. Una niña se seca líquido de ojos mientras su madre entona ‘Ana Saharauia’. No hay saxofón para su versión. Mariem Hassan, quizás, duerme en avión mientras continúa llevando nuestro mensaje allí donde sepan valorarlo. Y vuelvo a perder la respiración y casi me desplomo. Respiro: ¿Sabías que sean años sean días, 38 es un número compuesto, que tiene los factores propios 1, 2 y 19? ¿Lo sabías? No hay números compuestos para quien vuelve a casa. Ni sumas de factores ni números defectivos. A pesar de que para estudiantes de 80 estados del mundo, y para la mayoría de los del resto, 38 sea el número atómico del estroncio, ‘Sr’, fosfato en lámparas fluorescentes. Como la luna de nuestra wilaya. Rebobino. ‘Sr’, del elemento químico estroncio, no de la abreviatura de señor. Señor, padre, como el mío; madres de niños como Saad y Aya, madres de señores, si quieren… incluso -ya deliro- de ‘estroncios’, siguen buscando hijos, raíces humanas. Pero aquellos nuestros mayores ya no comparten con el hoy enemigo mantos inmaculados de cordero sobre los que rezar a un mismo dios. Colaboraron con rezos; les separa un muro: el del genocidio. Me da, me dio vergüenza, admito, decir que tuve un amigo marroquí en la cárcel. “Era tamazight”, me consuelo. Soñó con Al Magrib unido. Ahora bien, nunca quiso escribir árabe. Tenía su alfabeto primigenio. Pero bebieron juntos de la misma tetera en Errachidia. Eso sí, a su amigo, el padre del funcionario de prisiones, no le gustó el ‘ezragit’. Amargo día aquel. El radar instalado entre arena, piedra y puestos de vigilancia electrónica y artillados sabrá que estoy aquí. Me mareo. …………….. Quedo solo. Frío nocturno. Sed. Concluyo que sí hay sombra para el enemigo (cuando oscurece). Retomo el hilo mental. Soy como una avutarda hubara temerosa en mi Sáhara ‘Occipital’. Sí, occipital. Etiopía grita orgullosa aún no conquistada. No ocupada. Los míos vociferan afónicos desde dentro contra el eco que les devuelve sus reivindicaciones. Diles a todos ellos, mujer. Dales, mujer. Diles, que como aquel al que aún lloran, yo no era técnico en una empresa de fosfatos, de estroncio. Dales, un beso mujer. Diles a nuestros hijos, que a diferencia de aquel otro, yo tampoco fui funcionario de cárceles de vergüenza. Dales. Recuérdame. Diles. Recuérdales. Niégalo. ¡Ojalá aún esté caliente! Law šá lláh. Y, mujer, si les dicen que caí, diles que yo no f… 54
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UN CERCANO RECUERDO de Mohamed Fadel Cierro los ojos para emprender una larga travesía. Mil galaxias me guían en el cielo. Es el eterno viaje al horizonte. Un sol reluciente me indica el camino, una luna cristalina me allana las colinas, unas manos milenarias me empujan. Dirección al poniente, vuelvo la vista atrás, para rogarle al clemente su bendición. Mi corazón se hace más grande a cada paso. Puedo sentir el regreso en el tiempo, desando lo que mis antepasados, con dolor, anduvieron. A cada paso respiro recuerdos, a cada segundo, me emociono, al fin, con lágrimas de alegría. Nadie me obligó a emprender esta travesía, fue simplemente un anhelo, un dulce recuerdo el que me llenó de valor y coraje. En mi cabeza se suceden versos…. luz celeste del universo ¿dónde está mi destino? un día muero y al otro vivo ¿será que resucito? soy nómada del desierto busco nubes que me despierten, con sus finas gotas deserto del letargo en que vivo con su frescura florezco, desconozco fronteras espinas en mi camino escorpiones de mi destino mi patria, la nube que persigo mi ganado y seres queridos ignoro caminos marcados, abro sendas a cada paso En el camino, verdugos levantaron muros de hierro y arena, creyendo que el tiempo borraría las huellas de las gentes de esta tierra. Cortaron de raíz la acacia milenaria y encarcelaron wad Essaguia. Cobardes, se esconden tras la alambrada, cual ladrón que custodia su botín de sangre. Vigilan la libertad que hay más acá de la alambrada, libertad que ansían con recelo. Su berma serpentea por el desierto, parece que no tiene fin, va de norte a sur, atravesando Tiris y Zammur. Llegaron las lluvias de otoño y wad Essaguía escupió las minas al mar. Llegaron los vientos del sur y se llevaron la arena del muro. Llegaron las voces del este y encarcelaron a los verdugos. Hoy amaneció en la hammada, hoy toca acompañar al sol en su travesía hacia el poniente, hoy toca llegar al Aiún bajo la seda rojiblanca. Mañana izaremos la bandera con el verde coronando el mástil de la libertad.
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FADEL JALIFA
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CUENTOS SAHARAUIS FAHIMA Recogido por Bachir Lehdad. Lo aprendió de sus abuela, que en paz descanse. En una ciudad muy remota en el tiempo, vivía un sultán, muy poco dado a las leyes. Gustaba de casarse, con la primera chica que veía y le parecía hermosa. En esa ciudad vivía un anciano al cargo de siete hijas, cuya madre había fallecido al dar a luz a la séptima hija, llamada Fahima. Las chicas mayores, se encargaban de la choza que era la residencia familiar, en la ladera del monte colindante a la ciudad. Mientras, las dos pequeñas, bajaban al centro de la ciudad a pedir limosna, y con lo poco que conseguían cubrían el día siguiente las necesidades de la familia. Siempre cubiertas con un velo. La mayor de las dos cojeaba de la pierna izquierda, de una enfermedad al nacer. La pequeña era una chica de diez años muy bella y con una melena que la pisaba. El padre, quedaba siempre en casa. No era docto en casi nada. Fahima, que gozaba de una inteligencia excepcional, además de su resuelta belleza, hacia días que por casualidad conoció a una señora mayor, bien posicionada que la invitaba a comer diariamente. Se hicieron tan amigas que la señora le confió una llave de su casa para cualquier eventualidad que pudiese surgirle a la muchacha. Una noche, en casa, se le acercó Fahima, a su padre. -
Papa. ¿Por qué no bajas diariamente a la ciudad, te das un paseo y a lo mejor Dios pone en tu camino la suerte?
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Hija mía. Ya ves que ni siquiera puedo partir la poca leña que traen tus hermanas para cocinar, ¿cómo quieres que vaya a la ciudad? No sabría por dónde ir.
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Ven con nosotras mañana, si no encuentras nada, puedes ir a la mezquita donde van todos los hombres a rezar, conversar e intercambiar opiniones.
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¿De qué podría hablar yo con esos sabios y cultos hombres?
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Bueno, no sé. ¡Algo sabrás, digo yo!...Ya sé. Tú sólo, cuando acabe el rezo y empiecen a hablar, vas repitiendo estas palabras: "QUE DIOS NOS LIBRE DE LA MALDAD DE LAS MUJERES Y LA HUMILLACION DE LOS HOMBRES".
Al día siguiente, el anciano padre acompañó a sus dos hijas a la ciudad que le condujeron hasta la mezquita y se fueron cada una a su acostumbrado puesto, donde encontró a la señora amiga que la estaba esperando. -
Fahima, hija. Tengo que ausentarme unos días. ¿Te importaría cuidar de la casa mientras estoy fuera?
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Claro, señora. Vaya con cuidado y por la casa no se preocupe.
Por la tarde noche, se encontraron en casa y Fahima le pregunta al padre: -
Padre. ¿Qué tal hoy en la mezquita?
-
Bien. Muy bien diría yo. Me escucharon y todos asentaban con la cabeza en aprobación de mis plegarias.
-
¡Ves cómo si cambias de aires te sientes bien! Y mañana, iras con nosotras, ¿verdad?
-
Sí, claro.
Al cuarto día de ir a la mezquita, el anciano ya no quiso ir, con el pretexto de no encontrarse bien. Pero a Fahima no le convencía. Así que se le acercó y después de tanto insistir, el anciano le confesó, que algunos de los presentes en la mezquita le humillaron delante del resto. Incluso que el juez, el consejero superior del sultán y el mismo imam, le dijeron que no volviera más por ahí, si no es con nuevos conocimientos. Que todo ese pregón, no son más que tonterías y que era un anciano inservible.
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Esa noche, Fahima no pudo conciliar el sueño, pensando en la pena que estaría pasando su padre. Y se sentía culpable por ser ella la que le animó a ir a la mezquita y a pregonar ese mensaje. Entonces, juró vengarse. Por la mañana, se arregló bien, se maquilló y cambió de sitio. Esta vez se colocaría en un lugar cerca de la mezquita, justo por donde suelen pasar los ilustres hombres que humillaron a su padre. Pensado y hecho; pero antes pidió a su hermana, que estuviera cerca, observando la puerta y que cuando entrase el tercer hombre y pasaran unos cuantos minutos, picara la puerta. Su hermana quiso saber del misterio de su hermana y esta le prometió que se lo contaría cuando acabara todo. Después del rezo de la mañana, sin el velo en la cabeza pero con la boca y la nariz cubiertas, se sentó en la esquina de la mezquita a pedir limosna. Sólo se le veían los enormes ojos negros, el largo cabello y sus blancas y finas manos de las que sobresalían largos dedos. Al rato pasa el imam de la mezquita que se percata de la presencia de la muchacha. Se acerca y sacando unas monedas, saluda mientras Fahima le clava sus ojos negros que ruborizan hasta al mismo demonio. -
¿Cómo es que una muchacha tan bella como tú, pide limosna?
-
Es mi destino señor. Soy de una familia numerosa. Somos siete hermanas y vivimos con nuestro padre...
Sin dejar que la niña acabara de explicarse, le pregunta. -
¿Y dónde vives, bella muchacha?
-
En la ladera del monte, señor; pero yo tengo casa aquí cerca que me dejó una amiga que se marchó de la ciudad por unos días... y donde paso el día, normalmente.
-
¡ Ahhhh, qué bien! ¿Y te gustaría que fuera a verte en esa casa de tu amiga?
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Si así lo desea mi señor, puede venir después del segundo rezo.
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Así lo haré.
A los pocos minutos, pasa el juez y le sucede lo mismo que el imam. Fahima lo cita media hora después del imam. Y al poco rato pasa el consejero superior del sultán y ocurre lo mismo, con la diferencia de que éste, decide ir en ese momento con la muchacha. Llegan a la casa, le invita a entrar y pensando en que debe hacer tiempo para que quede sólo una media hora, antes de la llegada del imam, se le ocurrió pedirle que vaya a por comida y bebida mientras ella se prepara para él. Gustosamente, el consejero marchó a por el recado. Cuando volvió aún era temprano para ejecutar su plan de venganza. Así que le propuso hablar mientras tanto. Oyó la llamada al rezo y calculó que en una hora, aproximadamente, llegaría el imam. Continuaron hablando, hasta que ella le pide que se desnudara para satisfacerle. Justo cuando ya estaba desvestido, pican a la puerta. Con cara de susto y sorpresa a la vez, Fahima le dice: -
Corre, escóndete en ese cuarto pequeño. Es mi padre pero se irá en seguida.
Sin tiempo para vestirse, el consejero se mete en el cuarto, mientras Fahima recoge su ropaje y lo esconde. Se dirige hacia la puerta y la abre. Ahí estaba el imam que Fahima, sin reparo le toma la mano conduciéndole al aposento. Le pide que se ponga cómodo, mientras ella se arregla. Se dirige al cuarto donde está el consejero para decirle que tenga paciencia que enseguida su padre marcha. Vuelve a la habitación donde la espera el imam. -
Mi señor, desvístase si lo prefiere, mientras yo me preparo para satisfacerle.
El imam, se desviste y la espera. Justo cuando quiso acercarse a ella, pican a la puerta. Sucede lo mismo como con el consejero y le pide que corra a esconderse en el cuarto donde está el consejero, que quien picó la puerta debe ser su padre; pero que no tardará en marcharse. Cuando el imam, espantado y desnudo entra en el cuarto y ve que no está sólo, rompe a llorar y comienza a recitar una plegaria que incluye "Dios nos libre de la maldad de las mujeres".
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Fahima, una vez haya escondido la vestimenta del imam, se dirige de nuevo a la puerta y la abre para que el juez entre, que llegó puntual a la cita. Este nota que la niña jadea al hablar. -
¿Por qué estás con esa respiración agitada?
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Es que estaba limpiando, allí atrás y cuando mi señor picó la puerta vine corriendo. Pero póngase cómodo... o mejor vaya desvistiéndose mientras me preparo para satisfacer a mi señor. El juez se desvistió y se puso cómodo mientras Fahima le observaba desde la mirilla del cuarto de enfrente. Se le acerca sigilosa y coqueta como intentando bailar una danza. En ese mismo instante, pican a la puerta y el juez da un sobresalto.
-
¿A quién esperas... qué... qué hago?
-
Pierda cuidado mi señor. No se ponga nervioso. Debe ser mi padre. Usted escóndase en aquel cuarto de allí -señalando el lugar donde están los otros dosque mi padre se irá en seguida. El juez corrió hacia el cuarto y se metió con los otros dos, por lo que entendieron que era una trampa que no podrían denunciar.
Entra la hermana de Fahima. Ésta le manda sentarse y dirigiéndose al cuarto de los ilustres, les ordena que se personen en el salón. Les entrega sus ropas y les dice: -
Están ustedes aquí por prepotentes e irresponsables para con sus cargos y posición social. ¿Recuerdan a un anciano que estuvo unos días yendo a la mezquita y pregonando la cita siguiente: "QUE DIOS NOS PROTEJA DE LA MALDAD DE LAS MUJERES Y DE LA HUMILLACION DE LOS HOMBRES? ¿Y recuerdan que se rieron cuanto quisieron de aquel anciano, alegando que todo lo que decía era mentira, que era un ignorante y un analfabeto?
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Los tres ilustres de la ciudad, no daban crédito de su mala suerte y no mediaron palabra, a la pregunta que les estaba haciendo Fahima. Pasados unos segundos, de silencio absoluto y ante la expectante y asombrosa mirada de la hermana, vuelve, Fahima, a cargar contra sus "invitados". -
Voy a ser con vosotros, lo no fuisteis con mi padre: MISERICORDIOSA. Olvidaremos este incidente, si prometéis que ninguno de vosotros, de aquí en adelante, abusará de su cargo y posición. Que temeréis, creeréis y respetareis las doctrinas que enseñáis. Que nunca más os mofareis de ninguna persona, por muy ignorante que sea. Mi hermana y yo seremos dos tumbas. Nadie jamás sabrá que esto ocurrió, salvo que alguno de vosotros incumpla su promesa. ¡Podéis iros!
Mientras hablaba, los ilustres asentaban con la cabeza, sin hablar y sin levantar la vista. Se calzaron y salieron por la puerta sin siquiera agradecer la bondad de Fahima, que a cambio no les pidió nada material, siendo ella y su familia, tan pobres. Pasaron los años, y hubo un día de fiesta en toda la ciudad, convocada por el sultán. Todos los ciudadanos debían acudir ataviados con sus mejores vestidos. La ocasión era que una de las hijas del sultán se casaba con el príncipe del país vecino, con el que estuvieron en guerra muchos años. De esta manera sellaban la paz y proclamaban su alianza. Uno de los ojeadores del sultán, paseando por la plaza vio a Fahima, con sus hermanas y su padre y le llamó la atención tal belleza. Guardó, durante todo el tiempo que duró la fiesta, una discreta distancia de la familia; para que no se percatasen de su presencia; pues estaba decidido a seguirlos hasta saber el lugar de su residencia. Al día siguiente, el ojeador, se personó ante el sultán y le informó de haber visto a una muchacha, exageradamente bella, digna de ser esposa del sultán. -
¿Estás seguro de todo lo que me cuentas? ¿Tan hermosa es esa muchacha, que me pides que vayamos a visitarla?
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Sí, majestad. Estoy seguro y convencido que a su majestad le asombrará su belleza, más que a mí.
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¡Bien; pues que así sea! Prepara todo para visitar a esa familia, mañana, después del despacho, con el consejero que a lo mejor vendrá con nosotros.
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De acuerdo. Con su permiso, majestad.
Al día siguiente, en el despacho del sultán, y después de acabar los asuntos pendientes, comenta la noticia a su consejero que al conocer los detalles de la intención de su señor, replica: -
Majestad. Si no le es molestia, preferiría quedarme para ultimar unos asuntos de la guardia de su alteza...
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¡De ninguna de las maneras! ¡Vendrás con nosotros y me darás tu opinión respecto de la mujer que pretendo hacer mi esposa!
Dicho y hecho. Una vez en la chabola de la familia de Fahima, en la que se presentaron sin previo aviso, era tal el revuelo de las cinco hermanas mayores que el anciano, que llevaba unos días enfermo, tuvo que llamarles la atención. Mientras tanto, Fahima que en ese momento estaba sentada al lado de su padre, se levantó y con toda la serenidad del mundo, dio la bienvenida al sultán y su séquito: -
Bienvenido majestad. Es un honor para nuestra humilde familia, recibirle en nuestra casa. Por favor, pónganse y siéntanse cómodos en su casa.
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Gracias, bella muchacha, respondió el sultán mientras se acercaba al padre, aparentemente moribundo. ¿Qué os aqueja, señor?
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Mi amado sultán, no me quejo de nada. Es la edad y la voluntad de Dios.
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Dios te bendiga y te dé fuerzas para seguir con tu familia.
En todo esto, el consejero, avergonzado, habría preferido que la tierra le tragase; pero Fahima que entendía su estado, fue benevolente, se le acercó con toda naturalidad, como si no le conociera de nada, ofreciéndole un cuenco de leche, invitándole a que bebiese y se pusiese
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cómodo. Las otras hermanas, iban de la improvisada cocina al improvisado salón, trayendo bebida y comida, que no era del gusto y costumbre de los huéspedes; pero como reza el dicho: “quien golpea con lo que tiene en la mano, no se le llama cobarde". Después del saludo de rigor. El sultán fue a lo que vino, y los minutos que llevaba en la chabola fueron suficientes para darse cuenta de la asombrosa belleza de Fahima. Por tanto ya había decidido desposarla. -
Señor, el motivo de mi visita, inesperada, que espero me disculpe, es desposar a su hija.
Unas palabras que revivieron al anciano, que no se sabe cómo, de súbito, se incorporó alcanzando la mano del sultán para besarla, en señal de agradecimiento. ”Alhamdu lil-lahi" (se decía a sí mismo, ya que por fin casaría a alguna de las mayores)- que quiero convertir en reina principal. -
Gracias, mi señor. Es un honor para mí tenerle como yerno y señor...¡ Fahima hija, llama a tus hermanas!...Y Dígame mi señor. ¿En cuál de mis hijas ha pensado?
-
No. No, no llames a ninguna. Siéntate jovencita, ordena el sultán a Fahima, que se disponía a acatar la orden de su padre. La muchacha con la que me quiero casar es ésta...
-
Mi señor, su voluntad es inquebrantable para mí; pero es la menor de siete hermanas. Y es muy joven aún. No podría ayudar en los menesteres de palacio y a demás....
-
No se preocupe. Mi decisión está tomada. Me casaré con ella.
El padre, apenado, asienta con la cabeza en señal de sumisión y aceptación de la decisión del sultán. Mientras, en un rincón y detrás de la cortina que separa la cocina del salón, las otras hermanas escuchaban, y por supuesto no pudieron evitar sentir el jarro de agua fría que les
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SHUKRAN – Junio 2014 acababa de caer, con la decisión que traía el sultán. En el extremo diagonal, estaba el consejero que no pudo evitar que se le levantara todo el vello de los brazos y encogieran sus mandíbulas. -
La semana próxima vendrán a llevarles a toda la familia a palacio, decidió el sultán. Y la boda será la siguiente. Ordenó al consejero, que se encargase de todos los preparativos.
Mientras se despedía el séquito del anciano, Fahima, aprovechó el momento para tranquilizar al consejero: -
Señor, ¿le importa venir conmigo para enseñarle un objeto del que no me quiero desprender cuando llegue el día de la mudanza?
El consejero, miró al sultán, en señal de consulta y que aquel autorizó. Una vez fuera de la cabaña, Fahima, le dice al consejero: -
Señor, no debe sentirse mal en mi presencia, por algo que ya pasó. Simplemente debe olvidar aquel incidente y saber que yo ya lo he olvidado. Usted haga su trabajo y yo haré el mío.
Ahora, como si de una mentira piadosa se tratara, dirá que le mostré un odre que era propiedad de mi abuela y que quiero conservar. A los pocos días, se celebró la boda, a la que asistieron invitados de muchos reinos. La ciudad estaba toda galardonada de enormes y bellas estrellas y medias lunas que durante la noche se veían más hermosas aún, gracias a las infinitas antorchas empotradas a las paredes de cada calle. Nadie de la ciudad tenía excusa para no asistir la boda del sultán que duraría siete días y siete noches. Unos días de suerte para muchos hambrientos de la ciudad, por no decir de todo el reinado; ya que se reparte comida y bebida por todos los rincones de la ciudad y que sólo cuesta el esfuerzo de ir a pedirla. Pasados los festejos por la boda de Fahima con el sultán, la vida en la gran ciudad, recuperó su ritmo habitual. Un día, mientras Fahima daba su ya acostumbrado paseo por el jardín de palacio, siempre acompañada de su dama favorita confidente y fiel, se sentaron en un banco:
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Hura, cuéntame alguna historia que te haya gustado y que hayas vivido o te la haya contado alguien de confianza, es decir, que no sea mentira- pide Fahima a su dama.
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Mi señora, me contó con pena, mi hermano mayor que una vez, no hace muchos meses un amigo suyo poseía una camella que estaba preñada y que por razones de fuerza mayor y ante la insistencia de su tío, tuvo que ausentarse, lejos de la ciudad, para acompañar a sus padres en sus últimos días. El amigo confió la camella a un conocido y vecino que poseía una burra y que casualmente también estaba preñada. Al cabo de un tiempo, un año aproximadamente, vuelve el amigo de mi hermano y se encuentra con algo al que no da crédito. El amigo vecino, le recibió casi con honores. Una vez finalizados los saludos y a punto de comenzar a comer, el amigo de mi hermano pregunta al otro por la camella.
-
¿Qué tuvo la camella?
-
Un precioso asno, le contesta.
Entre carcajada y susto, el dueño de la camella: -
Una broma muy graciosa, sí señor. Sólo de escucharla ya se me quitó el apetito.
-
No. No es una broma. Puedes comprobarlo tú mismo, con tus propios ojos.
Se levantó, súbitamente y sin más ordena al otro que por favor le acompañe para recuperar su camella y lo que haya parido. Efectivamente, cuando estuvieron en la cerca donde tenían los animales, con dolor y asombro, el de la camella vio cómo su camellito estaba mamando de la ubre de la burra y el asnito de los de la camella. Sonriente, el de la burra se dirige al amigo: -
Es la voluntad de Dios, mi querido amigo y vecino. Dios quiso que tu camella pariese un asno y mi burra un hermoso camellito.
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Más bien tu voluntad, querrás decir. Tu cambiaste los pequeños al nacer y claro ahora ya no se separan de los que aprendieron a amamantar. ¡Nos veremos ante el juez!
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¡Vale, como desees; pero ya te advierto que perderás el juicio; y perderás a un vecino y amigo!
Ante el juez, y después de todas las explicaciones y replicas por ambas partes, el juez dictamina: -
¡En vistas que no se ponen de acuerdo y hechas las consultas con otros colegas, dictamino que visto por mis propios ojos la camella amamantar al asno y la burra al camello, son tal para cual y que es una excepción de la Naturaleza.
Salieron del palacio de justicia, cada uno con su ánimo. El de la burra, muy contento y por supuesto, el de la camella, hundido y derrotado. -
¿Y cómo acabó todo, pregunta Fahima?
-
Así como te lo he contado. Aún viven todos en la ciudad. Está claro que el de la burra hizo el cambio de los animales al nacer; pero nadie se lo cree. Lo han tomado cono una creación de Dios con la que muestra su poder sobre la naturaleza.
-
Me gustaría conocer al amigo de tu hermano.
-
Señora, yo le puedo decir que venga...
-
No, no, haremos otra cosa. Cuando vayas a ir al mercado, queda con él. Dile, de mi parte, que pida audiencia con el sultán y le explique el caso... ¿A ver qué le dice?
A los pocos días, se presenta el dueño de la camella, en audiencia con el sultán. Le explica el asunto y el sultán ordena traer al otro, el de la burra y los cuatro animales.
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No hay justicia mejor que la que sea más práctica. Al igual que el juez, repetiré la operación. No pretendáis que obligue al camellito a irse con la camella si su madre, al parecer es la burra.
En otro lugar de palacio, en la azotea concretamente, Fahima y su dama, contemplaban la justicia que impartía el sultán. En la prueba, se repitió la misma experiencia: el asno fue directamente a donde estaba la camella y el camellito a donde estaba la burra. -
¡No hay más que hablar! ¡Está claro que el camellito es hijo de la burra!
Salieron todos de palacio. El último en salir cabizbajo y ya sin más recursos que la resignación, fue el de la camella que reclamaba su camellito. En esto, oye que una voz, le clamaba desde el cielo: -
¡Eh, eh, señor! Escuche. Vuelve a pedir permiso para ver al sultán. Dile que una vez sembraste cebada en la orilla del mar y los peces se lo comieron. Cuando te replique, que como es posible que los peces salgan del agua para comer tu grano, entonces tu le dices: ¿y cómo es posible que una camella pare un burro y una burra pare un camello?
Efectivamente. Y así sucedió. El sultán enfadado: -
¿Cómo te atreves a insultar mi inteligencia? ¿Acaso no sabes que los peces morirían si salen del agua...? ¿cómo pueden salir y comer tu grano, en la orilla?
-
Ruego su perdón. No es mi intención insultar su inteligencia; pero entonces cómo es posible que una camella pare un burro y una burra pare un camello?.
El sultán quedó pensativo y dijo para sí, pero en voz alta: "AH, ESTO ES OCURRENCIA DE FAHIMA. ¡YO GOBIERNO EN LA TIERRA Y ELLA EN EL CIELO!.
¡Colorin, colorado..........
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SHUKRAN – Junio 2014 “LA ESTACIÓN PERPETUA” LIBRO DE FOTOGRAFÍA DE ALFREDO PIEDRAFITA Por si alguien no conoce a nuestro protagonista que amablemente accedió a ayudarnos en este artículo. Este navarro, rockero y solidario nació hace poco más de un puñado de décadas en el barrio de la Txanntrea en Pamplona. Treinta años integrando el grupo Barricada, bien merecen mencionarse en esta presentación. Aunque desconocíamos esta otra faceta artística, quienes le conocen bien, saben que es difícil verlo sin alguna de sus dos armas preferidas: su guitarra y su cámara de fotos. Cuando regrese a los campamentos de refugiados saharauis y vuelva cargado de imágenes, recuerdos y proyectos nos pondremos nuevamente en contacto con él para que nos cuente acerca de sus experiencias. Pero debemos acercarnos al origen de este libro que hemos tenido ocasión de disfrutar con cada una de sus imágenes, con las que hemos logrado sentirnos como si estuviéramos junto a Alfredo cuando atrapaba esos instantes de la vida de los saharauis y los guardaba para nosotros, para siempre. Alfredo fue a los campamentos cargamento de medicinas llegara a era el objetivo editar el libro, sí que hacer una publicación cuya venta humanitario.
a colaborar. Debían cerciorase que un la población civil. Y aunque en principio no el visionado del material fue el detonante de fuera destinada a financiar algún proyecto
Cuenta Alfredo acerca del título del libro: “La estación perpetua”, que cuando los saharauis fueron expulsados de su tierra y llegaron a aquella parte de desierto que les cedió Argelia, pronto estuvieron pendientes de que se celebrara un referéndum aprobado por la ONU y que nunca se ha realizado. Se suponía que era una estación de paso pero parece haberse convertido en una condena perpetua. Es consciente nuestro protagonista de la situación de los saharauis en los campamentos, el reflejo de la ayudas que de forma drástica han reducido los gobiernos, pero también las familias de nuestro entorno que los apoyan, también están disminuyendo aunque en menor medida su apoyo. El apoyo de las familias españolas es patente y por ello se sienten profundamente agradecidos. El envío de comida, medicamentos y el acogimiento de los niños saharauis en verano, no deja impasible a este pueblo único, al pueblo de la amabilidad y hospitalidad. Cuando se le pregunta por qué se sabe tan poco de la realidad del Sahara a pesar del vínculo que ha tenido con España, Alfredo es contundente en su respuesta: “Esa información la manejan los gobiernos y no les interesa que se sepa que han dejado a muchísimas personas expuestas a una muerte lenta y al sufrimiento”. 70
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SHUKRAN – Junio 2014 Lo que más le sorprendió de su visita y análisis de la situación fue precisamente el ver cómo España primeramente, Europa y el mundo en general, miran hacia otro lado como si nada ocurriese y por si eso no fuera poco, además, colaboran con quien está pisoteando continuamente los derechos del pueblo saharaui. Como le ha sorprendido también, la fortaleza de ese pueblo y el deseo y esperanza de recuperar su tierra. Y no puede dejar de recordar la sonrisa siempre en sus rostros ocurra lo que ocurra. Su visión sobre la situación en los campamentos no cambia porque todo sigue tan estancado como siempre pero lo que sí considera destacable, es que no es lo mismo que te cuenten lo que ocurre a vivirlo en primera persona e impresiona conocer la realidad y el día a día de los saharauis. Alfredo es claro en sus declaraciones y se avergüenza profundamente de pertenecer a un país que vende las minas con las que muchas personas pierden sus miembros o fallecen. Libro recomendado por Shukran por su carácter solidario, (todos los beneficios desinados a proyectos solidarios para el Pueblo Saharaui. También por la belleza y humanidad de las imágenes que nos muestra. TÍTULO: LA ESTACIÓN PERPETUA - AUTOR: Alfredo Piedrafita EDITA: Lamiñarra PATROCINA: Concejo de Artica- Artikako Kontzejua (Navarra) COLABORA: Ayuntamiento de Ayora (Valencia) PRECIO: 12 euros Email pedidos: laminarra@gmail.com Se pueden solicitar ejemplares firmados por el autor.
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ASOCIACIÓN RIMAL SÁHARA TORMES PRESENTACIÓN DE LA IIIª EXPOSICIÓN COLECTIVA DE ARTISTAS POR EL SÁHARA
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Somos la rimal (la arena, )ال رمالque cada día, pasito a pasito, acompaña al Pueblo Saharaui en su lucha por la Independencia, por la justicia, por el regreso a su tierra, por la dignidad, por el respeto de los Derechos Humanos. En esta ocasión hemos querido seguir dando pasos, sencillos, como es nuestra asociación, sensibilizando desde el ARTE. El 15 de marzo comenzaba su andadura en Salamanca la IIIª Exposición Colectiva Artistas por el Sáhara en la que participan casi una veintena de artistas de diferentes puntos de España y la invitación especial del pintor saharaui Moulud Yeslem. Se trata de una exposición itinerante que ha continuado por tierras abulenses, en breve seguirá por tierras extremeñas y allí donde siga creciendo este proyecto artístico - solidario. Las obras son de una temática y técnicas variadas, desde los óleos retratando la gran ciudad, la naturaleza del patio andaluz o la mirada que interroga, hasta la tinta sobre el papel de Corea, la fotografía del juego, la serigrafía serpenteante en la arena, la acuarela de perfecciones geométricas, la innovación de las técnicas mixtas en los jóvenes artistas… calidez y calidad de unas obras que nos atraen al Arte y nos interrogan sobre la Causa saharaui.
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MOULUD YESLEM
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Con la donación desinteresada de las obras, los artistas participantes han manifestado su interés por seguir dando voz a este conflicto que se alarga ya casi 40 años, que mantiene a un pueblo separado de su tierra y separando a muchos familias entre los Territorios ocupados y el exilio en la hamada argelina. Las obras de esta exposición, a la venta, proporcionan a la Asociación Rimal Sáhara, en estos tiempos de crisis para todos, un pequeño respiro para no abandonar, para continuar con los proyectos de infancia, educación y salud que desarrolla en los Campamentos de refugiados saharauis (Tinduf, Argelia) y en España con el programa “Vacaciones en Paz”.
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A Francisco J. Álvarez Izquierdo, José Mª Clemente Valiente, Tania Gallego Lirola, Puerto García Sierra, Juan Gil Segovia, Miguel Gosálvez Mariño “Mgmoso”, M. Maldonado, Delia Martín López, Diego Pérez Sánchez “Amolín”, Mª Isabel Sánchez Curto, Juan José Sebastián Hernanz, Aurora Serrano Paule, Andoni Jaén, Dani Valera, Carmen Díaz Rosa, “Un punto curioso”, y Moulud Yeslem… SHUKRAN, ! ش كراPor confiar en nosotros y uniros en esta lucha. http://www.rimalsahara.com
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SHUKRAN – Junio 2014 EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA EN CASA ÁFRICA LA MIRADA MARROQUÍ Hace pocas semanas recibimos en Shukran información sobre una exposición fotográfica que se celebraría en Mayo, en Casa África, en Las Palmas de Gran Canaria. A priori, nos pareció que podía ser información interesante para nuestra revista, así como publicar alguna de las fotografías expuestas. Sin embargo al recibir la nota de prensa, empezamos a pensar que el evento en cuestión: “Sahara, una mirada en el tiempo y en el espacio”, no tenía nada que ver con lo que nos habíamos imaginado. En la nota que envían a prensa indican que tras la exposición está EL ALSADED, quédense con el nombre: Alianza Saharaoui para la Democracia y el Desarrollo, que se autodenominan como una Asociación de jóvenes saharauis de todas las tribus del Sahara. Al parecer, se organiza con la colaboración del arquitecto, un tal Tomás Quintana. De los artistas que han puesto su obra a merced de esta actividad, tampoco entraremos en muchos detalles. Tal vez en alguna ocasión podamos conocer sus opiniones acerca de algunas cuestiones como los Derechos Humanos y el Pueblo Saharaui, por ejemplo. Y al visionar las fotografías fue como asomarse a la ventana de la realidad. Destaca una fotografía en color de una niña saharaui hermosamente ataviada y tras ella, una bandera de ese lugar llamado Marruecos. Colaboradoras de Shukran confirman la pantomima y la versión de la propia Comunidad Saharaui en Gran Canaria, en un comunicado, es la que da aún más claridad a todas nuestras sospechas. Denuncian que fueron invitados a un acto supuestamente cultural, pero al que ya suponían que no era más que una encerrona, por parte del Cónsul marroquí en Canarias, utilizando la supuesta Organización Saharaui para la Democracia, que afirman que fue creada por el Ministerio de interior de Marruecos en 2013. Miembros de la Comunidad Saharaui, presentes en el acto confirman que principalmente fue presentado por el mencionado Cónsul que aprovechó tal ocasión para invitar a los presentes a invertir y crear empresas en el “Sahara marroquí”. Después de tanta basura pro-marroquí, los miembros de la Comunidad saharaui tomaron la palabra sin ser invitados, exponiendo y denunciando la realidad de la vida en los Territorios Ocupados. Mostrando al mismo tiempo, carteles con fotografías de algunas de la infinidad de atrocidades que sufren los saharauis a manos del régimen marroquí. También mencionan extensamente al arquitecto que está tras la exposición; sus intereses y amistades. Juzguen ustedes mismos esta historia.
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AFAF MALAININ TALEBUYA PALABRAS DE UNA EX-REFUGIADA. DESEOS DE UNA EXILIADA. PRIMERA PARTE.
A menudo recuerdo mi infancia y me asombro del giro que ha dado mi vida. ¿Quién me diría a mi hace 12 años, aún siendo una niñita inocente, que acabaría viviendo en otro país? Un país totalmente diferente, situado en otro continente, con un idioma y letras diferentes, rodeada de gente y costumbres tan distintas a las mías… Hace más de una década, para Afaf era normal vivir en un campo de refugiados. Ella, como otros miles de niños saharauis, había nacido refugiada, sin agua, sin luz y sin las necesidades básicas para un ser humano; pero como era lo único que conocía no le parecía nada extraño. Su vida no tenía nada que ver con la de sus futuros amigos occidentales y, seguramente, ellos nunca se hubieran imaginado que algún día conocerían a una saharaui, que les contaría que Marruecos había invadido su país y que debido a eso ella había nacido en una tienda de campaña (en medio de uno de los peores desiertos del mundo) y que como no tenía juguetes, ella y los demás niños saharauis buscaban huesos de cabras muertas para hacer muñecas. Los amigos occidentales de Afaf tampoco sabían que de pequeña hacía coches con las latas de atún que les llegaban de la ayuda humanitaria y televisiones con cajas de cartón. Afaf había escuchado incontables historias acerca de su Sahara pero no entendía por qué Marruecos era «malo» y no dejaba a su pueblo ser libre. Deseaba con todas sus fuerzas poder abrazar a la familia que nunca conoció y de la que, sin embargo, había oído hablar tanto. Soñaba, y sueña, con poder derrumbar el peligroso muro que atraviesa su país, con exterminar las millones de minas que lo rodean y con hacer desaparecer a los miles de soldados que lo vigilan. De pequeña le decían que en el Sahara había mar y que cuando fueran libres iba a poder meterse al agua cada vez que hiciera calor. Afaf no sabía lo que era el mar pero se imaginaba un terreno igual de grande que su tienda de campaña o su habitación de adobe, pero lleno de agua. Para ella eso era más que increíble, no se imaginaba tanta agua junta.
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CARMEN GINER BRIZ
Sus mayores también le contaban que en el Sahara había ríos, palmeras, muchos peces nadando en el mar (lo más parecido a un pez que la niña había visto eran sardinas enlatadas procedentes de las caravanas solidarias) y pozos llenos de agua. Durante los 8 años que estuvo en aquellos campos de refugiados, Afaf fue construyendo un mundo de fantasía en el que todos los saharauis no volverían a pasar sed durante la dura época del verano en el desierto argelino, ya que ella confiaba plenamente en que algún día fueran libres y que pudieran disfrutar de todas las maravillas que existían en su tierra.
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SUKINA AALI TALEB
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ANE ARRONDO
DESDE EL FONDO DE MI ALMA… Entre estas líneas quedarán grabados para siempre los sentimientos de una niña inocente. Son para ti, mi compañera de viaje. Cuando lloras y derramas un millón de lágrimas por ese rostro que tantas veces me ha abrazado, mi alma se hiere. Cuando lloras y un sentimiento de ahogo constante se adueña de tu alma, siento la necesidad de abrazarte. Cuando lloras y repites mi nombre aún sin verme, mi persona busca tu presencia para poder calmarte. Cuando lloras y culpas tu persona por los crueles obstáculos que dicta la vida, siento la necesidad de tenerte. Cuando lloras y mis abrazos ya no saben sosegarte, te pido perdón por tanto dañarte. Me disculpo aquí, delante de todos los lectores, por todo el daño producido. Sé que en ocasiones una palabra de apoyo hubiera sido suficiente para saciar tu temor, y que nunca he sabido abrazarte cuando mi abrazo era más importante que la última bocanada de aire. Estoy segura que en ocasiones, tan solo mi presencia hubiera cerrado muchas heridas supurantes y que un te quiero hubiera sanado todo sentimiento punzante. Desde el fondo de mi alma te pido perdón “al-walida”. Jamás pensé que sería capaz de añorarte tanto. Hay momentos en los que te percibo tan cerca, como si tus pasos sonaran al otro lado de la puerta, y otros momentos en los que te siento tan lejos, como si tu persona viviera a mil kilómetros de la mía. Aun así, quiero recordarte que una vez, cuando dormíamos abrazadas en el mismo colchón debajo de cientos de estrellas, me prometiste que siempre seríamos compañeras del mismo viaje; el viaje de la vida.
Dedicado a mi “al-walida”
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ANE ARRONDO PEQUEÑO NÓMADA DEL DESIERTO Cuando era pequeño y pasaba semanas enteras detrás de cientos de camellos recorriendo infinitas hectáreas de desierto, su abuelo siempre decía que sería un nómada del desierto. Su pasión era sobrevivir en el silencio del arenal, bajo el manto inmenso de las estrellas al esconderse el sol, ser el aprendiz perfecto para el abuelo y aprender los secretos más profundos de la cultura saharaui. Los dos caminaban detrás del ganado con la cabeza envuelta con turbantes verdes y cubiertos con el traje tradicional del hombre saharaui, llamado Darrá. "Da-ah" le enseñó a vivir en el desierto. Era el maestro perfecto. Cuando su brazo se alzaba, el té caía perfectamente en el centro de los vasos de cristal creando el té más suculento que ningún saharaui era capaz de elaborar. Cuando al acostarse el abuelo le hablaba de las estrellas, entre los dos dibujaban imágenes en el cielo y conversaban durante horas. Si llegaba la hora, el abuelo hacia que los camellos se tumbasen en el suelo a descansar, y tras mirarle al pequeño, se arrodillaba en el suelo mirando hacia La Meca y comenzaba con sus oraciones. El pequeño se colocaba detrás de "Da-ah" y al son del abuelo empezaba a recitar los versos preciados del Corán. El pequeño fue creciendo rápido, dejó de ser un niño inocente y se convirtió en el compañero perfecto para “Da-ah”. Lucía una piel oscura y unos ojos negros capaces de fascinar a cualquier mujer. Su rostro mostraba rasgos dibujados perfectamente, y cuando cubría su cabeza con el turbante verde, su mirada trasmitía tanta emoción como exaltación. Sin embargo, algo inesperado y repentino cambió por completo su vida, sus sueños y su cuerpo. El dolor comenzó una noche fría en la mitad del desierto. Fue un dolor insufrible, penetrante y espeluznante. Fue como si un millón de agujas entrasen de pronto en su muslo, logrando que su hueso se rompiese en mil pedazos y él gritase como un verdadero desequilibrado. Su rostro cambió totalmente y su mirada no mostraba nada más que miedo, terror y pánico.
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Su piel oscura fue perdiendo el color y volviéndose mucho más pálida, los rizos inconfundibles desaparecieron y hasta su labio superior, ese tan hermoso y al mismo tiempo tan característico, perdió su encanto. Su silueta también cambió. El cáncer hizo de su cuerpo escombros irreparables, dolores insufribles. Al caminar, su cuerpo se tambaleaba y su mirada se anclaba en el suelo como si no existiera mundo a su alrededor. Su mirada contaba que pasaba horas llorando en silencio, derramando lágrimas que no cesaban su calvario. La quimioterapia que le introducían en un hospital de España, logró que su cabeza, que años atrás cubría con el turbante verde, quedase totalmente calva y que su piel luciese un color amarillento que le hacía irreconocible. El proceso fue realmente duro. Sufrió varias operaciones, las cuales le aterrorizaban por miedo a no despertar a causa de la anestesia, la nostalgia de su madre que le esperaba en otro continente y de la cual ansiaba un abrazo le mataba por dentro, la tristeza de saber que jamás podría volver a recorrer hectáreas de desierto al lado de su abuelo y detrás de mil camellos le provocaba una sensación de ahogo constante, y aún le resultaba mucho más duro saber que no podría cumplir la promesa que años atrás le hizo a “Da-ah”; ser un nómada del desierto. Después de varios años y tras superar los fantasmas del pasado, el miedo y el cáncer, hay noches en los que se coloca delante del espejo de nuestra habitación y se mira detenidamente sin poder creerse que sigue aquí con vida. Entonces, se acaricia la ceja con tres de sus dedos y nombra a sus hermanos y a su madre, que aún siguen esperándole en algún lugar del desierto, debajo de la “jaima” familiar, a la espera del tercer vaso de té. Con ese sentimiento de nostalgia, se viste su mejor darrá y se envuelve la cabeza con el turbante verde que le dejó su abuelo tras marcharse para no volver jamás. Entonces, se mete en la cama y comienza otro nuevo viaje, detrás de mil camellos y en compañía del mejor compañero y maestro…
Dedicado a Hamad Abdelfatah
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Festiclown-FiSahara celebran gala solidaria en Rivas Vaciamadrid el 28 de Junio Bajo el lema "Diviértete por una buena causa" artistas comprometidos con el pueblo saharaui actuarán en Rivas Vaciamadrid para apoyar las actividades de FiSahara y Pallasos en Rebeldía en los campamentos de población refugiada El cine y el circo se unen por el pueblo saharaui. El próximo sábado 28 de Junio a las 21:00h el Auditorio Pilar Bardem de la ciudad madrileña de Rivas Vaciamadrid acogerá una nueva edición de la gala solidaria Festiclown-FiSahara, con un programa de música, teatro y magia. Los artistas Lichis, Tonino Carotone, Jaime Figueroa, la compañía Yllana, Kanbahiota y Ana Wagener se subirán a las tablas para recaudar fondos para los proyectos de Pallasos en Rebeldía y FiSahara, donde el mundo del cine y del circo encuentran un espacio único para el compromiso y la esperanza en los campamentos de refugiados del Sáhara Occidental. La periodista saharaui Sukeina Aali-Taleb y el reportero Willy Veleta, autores del blog “Y... ¿dónde queda el Sáhara?”, presentarán la gala acompañados por la actriz Ana Wagener, que asistió a las dos últimas ediciones de FiSahara. La música vendrá de la mano de dos artistas comprometidos con la causa: El Lichis, ex de La Cabra Mecánica y Tonino Carotone, que participó en la X Edición de FiSahara. El público podrá disfrutar de los espectáculos del mago Jaime Figueroa, el teatro cómico sin palabras de la compañía Yllana y la acrobacia cómica de la compañía ripense Kanbahiota. Las entradas, con un precio de 8 euros, están disponibles para venta anticipada en el auditorio todos los jueves y viernes de 19h a 21h, y el mismo día de la gala a partir de las 20h. También se podrán adquirir en la oficina de FiSahara (c/ Pez 27, 1º Dcha – Tel:
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SHUKRAN – Junio 2014 91 532 11 80) y en el Bar La Hueya de Rivas Vaciamadrid (C/ Trece Rosas 2, Barrio de la Luna, Rivas Vaciamadrid, Tel: 917139958). Para el que no pueda asistir y quiera colaborar, se ha habilitado una fila cero para realizar tu aportación (LA CAIXA Iban: ES13 2100 4333 1502 0005 4202, concepto: aportación Fila0 Gala 28 junio) En 2012 el colectivo de Pallasos en Rebeldía y el Festival Internacional de Cine del Sáhara (FiSahara) se asociaron, integrando actividades circenses en la programación del festival. Tanto FiSahara como Pallasos en Rebeldía organizan esta edición especial de Festiclown con la colaboración de la Asociación de amistad con el pueblo saharaui de la localidad anfitriona, Rivas Sahel, y del propio Ayuntamiento de Rivas. Festiclown es un proyecto de Pallasos en Rebeldía, colectivo que lleva el circo y la risa a comunidades que sufren la penuria de los conflictos y la falta de recursos: desde las favelas de Rio de Janeiro hasta los campamentos de población refugiada saharaui o palestina, pasando por las comunidades indígenas zapatistas de México. Festiclown es un proyecto que entiende que la cultura, además de ser participativa, comunitaria y creativa, debe ser solidaria. El colectivo trabaja con entidades sociales y artísticas que abogan por un mundo donde quepan todos los mundos. En 2011 Festiclown hizo realidad su sueño celebrando su primer festival de circo social del mundo árabe, el Festiclown Palestina en Cisjordania. Cumpliendo la promesa de dar continuidad al proyecto, Pallasos en Rebeldía se dispone a realizar otro nuevo sueño, el Festiclown Palestina en Líbano 2014. FiSahara es un festival de cine, cultura y derechos humanos que nació en 2003 de un sueño compartido entre la comunidad cineasta española y el pueblo saharaui: llevar cine hasta uno de los lugares más remotos del mundo, los campamentos de población refugiada que se encuentran en la Hammada, “el desierto de los desiertos”. El festival ofrece entretenimiento, actividades culturales y formación audiovisual al pueblo saharaui y visibiliza un conflicto que lleva casi cuatro décadas sin resolución desde que Marruecos invadió el Sáhara Occidental en 1975. FiSahara celebró su XI edición del 29 de abril al 4 de mayo de 2014. FiSahara, un proyecto de CEAS-Sáhara, ofrece proyecciones de cine, talleres audiovisuales y formaciones centradas en cine y derechos humanos, conciertos, mesas redondas, programación infantil, una feria de cultura saharaui tradicional, carreras de camellos y muchas actividades más, con el objetivo de empoderar al pueblo saharaui a través del cine y de la resistencia cultural. En 2011 FiSahara abrió la escuela de cine Abidin Kaid Saleh, que forma a la primera generación de jóvenes cineastas saharauis en el campamento de Bojador. Para más información comunicacion@pallasosenrebeldia.org prensa@festivalsahara.org Teléfono 606501530
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HELIO AYALA TAN CERCA, TAN LEJOS En el patio arenado de la escuela, la maestra les explicaba en qué consistía el programa. Los mayores, los ya viajados, intervenían a su requerimiento para ratificar lo que ella contaba. Nunca había ido más allá de aquellas jaimas. La hamada había sido su hábitat de siempre. Ahora viajaría a unas islas que estaban extrañamente cerca y lejos a la vez. Las primeras semanas fueron duras, todo le era extraño, no entendía nada, ni era capaz de hacerse entender. Las sensaciones le desbordaban, nada era como había imaginado. La familia que le acogió en Gran Canaria le llevó a ver el mar, a partir de ese día, todo fue mejor. En sus viajes, durante cuatro años, cuando sentía la nostalgia de casa, pisar la arena de Las Canteras le traía hasta sus pies las dunas de Smara. Aprendió mucho mejor el castellano. Supo que más allá del destino está la voluntad y la solidaridad humana. Vivió ocho meses de su vida la experiencia de no faltarle de nada. Comprendió el término justicia. La que sería para siempre su otra familia, vivía en la Plazoleta de Perón. Desde el balcón de la casa, siempre vio aquella fachada inconclusa. La noche antes de su último regreso lo hicieron. Bajaron con sigilo, y en la fachada de Casa África, donde estaban las demás banderas, colgaron la que faltaba. Abrazados, supieron que al fin se había hecho justicia. Ahora sí era la casa de todos.
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XABIER SUSPERREGI
PINTURA DE MOULUD YESLEM
SHUKRAN SHARTAT DISFRAZADO Al ver unas pieles de oveja que tenía el pastor bien guardadas, tuvo una magnífica idea y para ello se apropió de aquella preciada lana. Pronto, no sin la ayuda de su madre, Shartat lucía un magnífico traje de oveja, que aunque de mayor tamaño, casi podría pasar desapercibido entre el rebaño, y aquella era su intención para, en el momento oportuno, hacerse con una oveja y echar a correr, a ver quién era capaz de atraparle. Se acercó poco a poco al rebaño, pero antes de llegar, ya se pudieron escuchar sus gritos que denotaban terrible dolor y así fue gritando hasta regresar al lugar donde le esperaba su madre preocupada. Lo vio llegar. El pobre Shartat, chorreaba sangre. -
¿Quién te hizo eso? ¿Fue el pastor, verdad?
-
No madre, fui yo mismo -sentenció Shartat. SHARTAT PRESTA SU DISFRAZ
Al verlo en tan lamentable estado, la madre de Shartat, limpió sus heridas, al tiempo que trataba de consolarle, pero más que sus heridas, parecía que lo que más dolía a nuestro protagonista era el haber desaprovechado tan buena oportunidad, estando además ya tan cerca de su suculento almuerzo. No paraba de quejarse y lamentarse lastimeramente y la madre sintió realmente pena por el lamentable estado de su vástago. -
¿Hay algo que pueda hacer por ti, hijo mío?
Y a Shartat le cambió el semblante de la idea que se le había ocurrido, aunque trató de disimularlo, para hacerse de rogar. -
¿Si puedes ayudarme en algo?
Entonces soltó lo que tenía en su cabeza: -
Tú eres más lista que yo, madre. Seguro que disfrazándote tú de oveja, podrías hacerte con un ejemplar y poder compartirlo, creo, por la gravedad de mis heridas, que estas pueden ser mis últimas y ese sería mi último deseo en esta vida.
La madre dudó de la palabra de su hijo, porque al fin y al cabo, no parecía que tuviera heridas de tanta gravedad. Finalmente, la madre accedió a la petición de su hijo, pero al empezar a vestirse con el traje de oveja, pudo ver cómo cambiaba el semblante de Shartat que comenzaba a relamerse los labios al observarla. Rápidamente volvió a quitarse aquel ropaje y así pudo salvar la vida. ¡Ay Shartat, Shartat! 107
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ELISA ARROYO CALVO
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ANTONIO AGUALLO
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POEMA DE ANE ARRONDO Dedicado a Saleh Galah
Tu alma viaja constantemente por las dunas del desierto, tu ser camina libremente por la oscuridad del cielo. Tú, nómada, padre, abuelo, hombre; aún sigues viviendo conmigo. Tu recuerdo es la razón por la que aún sigo vivo. Tu humildad y tu cariño, jamás se van a ir de este mundo. Hoy te veo, te hablo y te anhelo. Te fuiste sin despedirte, con tu traje y turbante. Adiós abuelo, adiós maestro. Camarada, contigo aprendí a ser nómada, hombre del desierto, espíritu del cielo. Jamás seré lo que tú fuiste, que de la nada creaste un imperio con tu corazón y alma. Oh Saleh Galah, amigo, nómada, camarada.
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ARTISTA: TXITXI
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RÍO DRAA [1] MANIFIESTO Laura Casielles Y no diremos más a este lado es tu casa y a este otro mi reino, y no diremos más esta tierra ahora es mía. Ya no preguntaremos: ¿guelmim?, ¿de dónde vienes?, y no vendremos más por la fuerza a decir nada; y nos entenderemos en una lengua franca, franca y honesta. Y partiremos pan y rezaremos juntos, y tras reconocernos cantaremos. Y cantaremos, y cantaremos, y cantaremos hasta entender qué significa realmente la palabra patria.
[1] El río Draa es la frontera natural que marca el comienzo del territorio del Sahara Occidental, su límite con Marruecos por el Norte. Nada ficticia, la marca geográfica es también la línea entre quienes hablan hassanía (al sur) y quienes hablan dariya (al norte). La primera población cuando se cruza el río hacia la parte marroquí se llama Guelmim, cuyo significado sería algo así como: ¿de dónde vienes?
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SHUKRAN EBBABA HAMEIDA HAFED Y SU CORTOMETRAJE: RAÍCES Y CLAMOR Fotografías de EBBABA HAMEIDA HAFED Hará cerca de dos años que tengo contacto con Ebbaba. Su activismo y entrega en busca de la justicia y libertad del pueblo saharaui fue los que cruzó nuestros caminos, el hilo que nos unió y del que ambos estábamos sujetos, lejos de ser marionetas. Pronto supe más de su historia y de su vida. De sus ires y venires. De su corta primera estancia en los campamentos y de su obligada partida. Roma y aquellos años de niña… su regreso a la realidad de los campamentos y sobre todo, a esa identidad que la iba a llenar y marcar… para siempre. Hace escasos días volví a tener noticias suyas, sí, de esta princesa saharaui y del cortometraje que acaba de rodar: Raíces y clamor.
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Pronto se nos presenta: Ebbaba Hameida Hafed, saharaui, estudiante de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Lleva cinco años en España. Tiene 21 años. El cortometraje trata sobre los jóvenes que han vivido fuera de los campamentos, algo que bien conoce nuestra protagonista. Influenciados por vidas y culturas, como la noche y el día. Niños y jóvenes que han vivido con familias de acogida, pero que su vida y corazón se han llenado de sentimientos de identidad con sus raíces y su causa. Y vuelcan su esfuerzo y sus sueños preparándose, estudiando y formándose. Sienten la obligación de trabajar por el porvenir de su pueblo. Ebbaba nos cuenta que la idea surgió a partir de un trabajo voluntario para la asignatura de Multimedia, una de las asignaturas obligatorias de la carrera de Periodismo ¿Y sobre qué podría hacerlo nuestra protagonista? Pues… sobre su pueblo, el pueblo saharaui. Vio, sin duda, la oportunidad de desarrollar y explotar esa temática que engloba y afecta a tantas personas, a tantos estudiantes que residen en distintos países europeos.
También, una oportunidad de hablar y de que la vida y experiencias de los saharauis de la diáspora, aquellos que no están ni en los campamentos, ni en los territorios ocupados, ni tampoco en los liberados se hiciese eco. Su experiencia personal fue, sin duda, la base inicial del proyecto, pero luego vendría el trabajo exhaustivo, la investigación sobre el hacer y sentir de los
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SHUKRAN saharauis, con los estudiantes que están tan lejos de su familia, cultura, de su gente, como protagonistas principales. En cuanto su profesor, Ángel Rubio, vio el borrador y el guión del trabajo de Ebbaba, comprendió la valía del mismo, y le animó a desarrollarlo con su apoyo y el de la Universidad Complutense de Madrid. Pronto se lanzó pues de lleno a esta empresa, tal y como lo hizo en todas las que vinieron antes impulsadas por su corazón y su idealismo. Es cierto eso de que cuando creemos profundamente en algo, por qué no vamos a conseguirlo… el camino es ése. Ciertamente, lo que más le animó, fue la Edición del Festival de Cine que se celebra en los campamentos de refugiados y que estará dedicado a la juventud, en la que Ebbaba ha creído siempre, porque forma parte de ella y conoce de primera mano, el esfuerzo y la lucha de los jóvenes saharauis, sabedora de que son el futuro de su pueblo y yo añado, que también son parte del presente, sin duda alguna. Ebbaba me habla acerca de las y los participantes en el cortometraje. La mayoría son jóvenes estudiantes de diferentes disciplinas a los que les une el llevar mucho, mucho tiempo en España, pero que sin embargo, en vez de desarraigarse y olvidarse de su pueblo, sienten la identidad, el sentir y el apego a su pueblo de una manera demasiado profunda. En el rodaje, las mayores dificultades fueron, sin duda, el material y la falta de tiempo, pues era muy importante poder presentarlo en esta edición del FiSahara, que está precisamente dedicada a su generación. Durante las entrevistas, eran muchas las veces que sonría y se sentía feliz, pues escuchaba muchas cosas especiales que estaba deseando poder escuchar, aunque también hubo momentos menos agradables durante el rodaje, pero eran debidos más a los medios, la luz, el micrófono… El estreno, previsto para dentro de pocos días, ya se habrá llevado a cabo cuando se publiquen estas líneas y habrá sido un auténtico éxito. Y pronto llegará a muchas partes, porque como dice Ebbaba, es una herramienta más para dar a conocer la situación del pueblo saharaui a través de las voces de la juventud y su empuje. A través de ese idealismo que mueve casi todo y empuja a la gente de bien, no solo a los saharauis, a identificarse y contagiarse, en el buen sentido de la palabra, con valores que tambalean en las sociedades occidentales, donde creemos que tenerlo todo es símbolo de libertad cuando es todo lo contrario. Ebbaba me cuenta acerca de Saad Jebboar, estudiante de Comunicación Audiovisual, quien le ha aportado muchísimo en el proyecto por haber sido capaz de realizar muy profesionalmente todo cuanto aparecía en el guión y todo cuanto tenía ella en la cabeza. 128
SHUKRAN No le faltan palabras de agradecimiento a la Universidad Complutense de Madrid y en particular a su facultad de Ciencias de la Información por su apoyo . Recuerda también a Nicolás Calvo, gran amigo del Pueblo Saharaui, −que creo yo que debería escribirse siempre con mayúsculas− que no dudó en ofrecer su apoyo para producir el documental. Me corrige diciendo que no hay actores, ni actrices; que son jóvenes que hablan y desnudan sus experiencias. Le pregunto a Ebbaba por su futuro, por sus proyectos y ellas me habla de su deseo por terminar la carrera y continuar sus estudios. Más que programar, bien sabe que los proyectos y las oportunidades van surgiendo. Por encima de todas las cosas, los deseos de Ebbaba siempre están con su pueblo; ver su tierra, libre y soberana. Me quedo con algo que a menudo dice Ebbaba: «Que la lucha que se pierde, es la que se abandona». Y yo, me despido de ella diciendo que «los sueños sólo los pueden cumplir quienes los tienen». Y aquí termina la conversación, que ciertamente se me hizo corta, pero enriquecedora. Pasado el tiempo, me pareció casi, como si no hubiese estado con ella.
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FISAHARA 2014 LLENO DE POESÍA Texto: SHUKRAN Fotografías: Carlos Cazurro/FISAHARA Recientemente se celebró el XI Festival Internacional de Cine del Sahara, cuya clausura tuvo lugar el pasado 3 de mayo con la entrega de premios y un siempre especial y emotivo concierto de la gran Mariem Hassan.
El primer premio del certamen y por consiguiente obra merecedora de “La camella blanca”, fue el documental Legna: habla el verso saharaui”, realizado por Bahia Mahmud Awah, Juan Ignacio Robles y Juan Carlos Gimeno, que fueron los que se llevaron, no sé cómo el precioso y original galardón. Descrito como un relato de poesía audiovisual recoge los elementos fundamentales de la cultura saharaui, encadenando versos recitados tanto en hassania como en castellano por diversas y diversos poetas. El estreno oficial de este documental se hizo precisamente en Fisahara y como muestra de su valor y 132
SHUKRAN dificultad de realización quedan atrás cinco años de investigaciones por parte del grupo Antropología en Acción, de la Universidad Autónoma de Madrid. La entrega del premio llegó de manos de Mariem Hassan. Destacado también en el festival la obra “Invictus” de un tal Clint Easwood, basada en acontecimientos de la vida del líder sudafricano que lideró los movimientos contra el apartheid, fallecido recientemente, Nelson Mandela, figura homenajeada en el Festival. El documental “Invictus” estuvo nominado a los Oscars, en la última edición y su guionista, presente en los campamentos de refugiados, fue precisamente quien recogió su correspondiente galardón que le fue entregado por el actor catalán, Sergi López. Sin duda, valiosísima la participación de la primera generación de cineastas saharauis que han logrado que pudieran visionarse sus cortometrajes en las pantallas del desierto. El primer premio en esta categoría especial de realizadores saharauis se lo llevó el corto: “Elarifa”, del colectivo de ex-alumnos de la Escuela de Cine: Abidin Kaid Saleh, “Cineastas en el refugio. Tras “Elarifa” fueron premiados: “Lágrimas de Esperanza”, de Kabarha Obleila y “Mi cura está en mi enfermedad”, de Sahara Salek.
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SHUKRAN La actriz Ana Wagener fue la encargada de presentar la gala final quien apuntó que el festival es un golpe de aire fresco, una ventana al exterior para que se sepa que el pueblo saharaui regresará a su tierra. También el actor Sergi López destacó que el Pueblo Saharaui existe porque lucha. La escritora Inma Chacón fue la encargada de redactar el comunicado de los artistas presentes en el festival de donde extractamos unas palabras: “Venimos de otras ciudades con un arma capaz de atravesar cualquier frontera: el arma del cine”. Añadió que todos los presentes allí eran en verdad saharauis, de una patria que crece y crece a cada día que pasa. “Un día más fuera de casa, pero un día menos para el regreso, para recuperar la tierra donde debíais haber nacido”. Inma se despidió con el deseo que la próxima edición de FiSahara pueda celebrarse por fin al otro lado del muro construido por Marruecos y que rompe el Sahara Occidental en dos partes. En palabras de la directora ejecutiva de FiSahara, la presente edición ha supuesto una proyección de la lucha de la juventud saharaui que resiste a pesar de las condiciones en que se han desarrollado sus vidas. “El cine es un vehículo poderoso que une pueblos, hermana causas y arroja luz donde no la hay”. “FiSahara es una ventana abierta al mundo para que no se olvide que existe un pueblo que resiste porque tiene la razón y no se rendirá”. Dar la enhorabuena a todos cuantos han participado y han hecho posible este magnífico evento cultural tan ligado al pueblo saharaui. Y un apunte para la reflexión que supone para todas y todos, que nos ha llegado precisamente del festival y del reconocimiento para la obra galardonada y de la necesidad de apoyar y potenciar los proyectos de antropología en territorio saharaui, más aún en esta época en que la tradición oral se está perdiendo al ritmo que vamos perdiendo a nuestras personas mayores, que han sido hasta ahora las trasmisoras de este legado y nosotros somos los responsables de que no se pierda para siempre.
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JORGE ALEJANDRO SUÁREZ SAPONERO EL PRIMER COMBATE POR LA LIBERTAD: NACIMIENTO DE UNA LEYENDA, EL ELPS El movimiento nacionalista saharaui tiene un origen pacífico, liderado por el carismático Bassiri. Su desaparición en circunstancias hasta hoy no dilucidadas y la negativa de las autoridades coloniales de escuchar la voz del pueblo saharaui, motivó la creación del Frente Polisario un 10 de mayo de 1973, liderado por el mítico El Uali Mustafa Sayed. Al poco tiempo de su creación, fuerzas del Frente Polisario lanzan su primer ataque armado el 20 de mayo de 1973 contra el puesto de Janguet Quesat. El ejemplo de las luchas anticoloniales en África, el ejemplo de la Revolución Argelina, así como el recuerdo de la revolución de Nasser en Egipto o el entonces joven coronel Gaddafi en Libia, eran fuentes de inspiración para los jóvenes nacionalistas saharauis. La vía pacífica estaba agotada, el trágico destino de Bassiri, la posibilidad cierta de caer en manos del rey de Marruecos, llevó a los saharauis a optar por una salida radical como habían optado millares de hermanos africanos: tomar las armas. A diferencia de otros grupos, el Frente Polisario no tuvo el apoyo de una superpotencia, que los apoyos vinieron de la solidaridad de las revoluciones argelina y libia. Esto permitió contar con cierto apoyo político a la lucha que se avecinaba. El Frente Polisario será consecuencia del esfuerzo de los militantes que lo integraban. Una demografía escasa, apoyos políticos limitados, recursos escasos eran indicios que el nuevo movimiento nacionalista naufragaría y sería una simple anécdota. La determinación de sus hombres y una sociedad que los apoyará sin fisuras, permitirá que el Frente sobrevivir a la “Nakba” o Catástrofe que sufrieron los saharauis con la firma de los siniestros Acuerdos de Madrid. Mientras que España se niega a abandonar su posesión colonial, haciendo oídos sordos a las resoluciones de las Naciones Unidas y a la voluntad del pueblo saharaui. En esos días la Cuestión del Sahara llevó al gobierno presidido por el almirante Carrero Blanco a una crisis. Las diferencias entre quienes defendían la tesis integracionista, que el Sahara siga siendo una provincia española y aquellos, liderados por el ministro de Asuntos Exteriores, Castiella, que abogaban por un referéndum y crear un Estado saharaui amigo. Quedaba seguramente en la memoria la descolonización de Guinea Ecuatorial, estado sobre el cual España no pudo mantener influencia alguna. Finalmente en 1969 la tesis integracionista se impone y Castiella es reemplazado por López Bravo. Este error político, será explotado por Marruecos que mantiene una presión constante en el plano diplomático. A ello se une la evacuación de Sidi Ifni, de gran valor estratégico para la defensa de las Islas Canarias.
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SHUKRAN La presión marroquí va dirigida en dos direcciones: el Sahara Occidental y las ciudades de Ceuta y Melilla. A ello se agrega un nuevo actor en esta tragedia: Mauritania que también reivindica el Sahara Occidental. La diplomacia marroquí, dejará de lado la oposición que tenia Marruecos desde 1960 a la existencia de Mauritania, que lo reclamaba como territorio propio, para transformarse en aliado del régimen de Uld Daddah en el reclamo sobre el Sahara. El futuro de los saharauis ahora es incierto. No obstante ello, los saharauis por medios pacíficos hacen saber a las autoridades hispanas cuál era su voluntad. Ya en 1970 en El Aaiún hubo protestas de la población saharaui contra las intenciones del rey Hassan II de Marruecos sobre el entonces Sahara Español. Estas protestas dejan en claro dos cosas, el pueblo saharaui no quería ser parte de Marruecos y que la idea de unidad nacional cobraba fuerza. Las viejas divisiones tribales quedaban de lado. Curiosamente, a pesar de los esfuerzos de mantener dichas divisiones por parte de la potencia colonial por medio del sistema de representación en la Yemaá, los cambios sociales derivados de la urbanización y el desarrollo económico, impactaran profundamente en el pueblo saharaui. Los sucesos del barrio de Jatarrambla, que termina con la desaparición de Bassiri, en el marco de una dura represión de las autoridades españolas contra el naciente movimiento nacionalista, tendrán sus consecuencias en el plano político. Los intentos de tener algún tipo de diálogo con la potencia colonial están cerrados. La opción es seguir el camino del grueso de los movimientos anticoloniales: la lucha armada. Las autoridades coloniales españolas no tuvieron tacto político en su momento para captar al movimiento nacionalista de Bassiri, que denunciaba la corrupción de los chuij y reclamaba mayor autonomía del Sahara, así como recriminaba la incapacidad española para defender los territorios saharauis, especialmente con la cesión a Marruecos de Cabo Juby, territorio saharaui desde tiempos inmemoriales, sobre los cuales Rabat nunca tuvo derechos. Las graves circunstancias llevan a los nacionalistas saharauis a crear el Frente Polisario y constituir la vanguardia del movimiento independentista. La primera acción armada se realizará contra el puesto policial de Janguet Quesat, ubicado a cinco kilómetros de la frontera con Marruecos. Este puesto era responsable del control de los grupos nómadas que surcaban el territorio saharaui. El ataque fue liderado por Brahim Ghali, secretario del Frente Polisario. La acción fue un hecho incruento, no hubo víctimas. El botín se limitó a algunas armas, municiones, víveres y camellos. Aquel primer encuentro armado de escasa entidad fue el primer hecho de armas, de lo que sería tiempo más tarde el Ejército de Liberación Popular Saharaui. Esta fuerza, que llegó a aplicar el llamado concepto “pueblo en armas” con recursos humanos limitados, tuvo que hacer frente a la agresión de dos ejércitos, que 139
SHUKRAN contaban con apoyo financiero y logístico de las potencias occidentales. Tengamos en cuenta que las fuerzas saharauis debieron enfrentar enemigos diez veces superiores en número de efectivos.
Foto: ANTONIO AGUALLO
El pasado 20 de mayo de 2014, se cumplieron 41 años de la primera acción armada en el marco de la lucha por la liberación del pueblo saharaui. Lucha que por cierto no ha terminado por la complicidad de las grandes potencias, que miran hacia otro lado ante la ilegalidad de la ocupación marroquí. Esperemos que algún día la Historia Militar tome nota de aquel lejano 20 de mayo de 1973, como fecha en que se forjaría una de una extraordinaria fuerza militar, el ELPS que contra todo pronóstico libró una guerra contra dos enemigos poderosos, llevando a cabo verdaderas hazañas, transformándose dicha fuerza en una verdadera leyenda.
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MARÍA JESÚS ALVARADO LA LENGUA QUE NOS UNE La cercanía geográfica y los lazos históricos, socioeconómicos y de amistad que unen a la sociedad canaria y la saharaui son de sobra conocidos. Sin embargo, no se ha dicho mucho de la posible influencia de nuestra lengua en sus manifestaciones literarias o en su manera habitual de expresarse. La verdad es que no se consideró nunca seriamente la necesidad por parte de los colonos españoles de aprender el hasanía* o de profundizar en el conocimiento de la cultura saharaui y, salvo contadas excepciones, casi siempre dentro del ejército, muy pocos españoles o canarios aprendieron a hablar árabe o hasanía en aquellos años. Los saharauis, sin embargo, sí tuvieron que aprender el español para integrarse en la vida cotidiana de la colonia y poder acceder a los puestos de trabajo disponibles para ellos, lo cual, a pesar de ser en principio una medida impuesta, supuso un elemento claro a su favor en lo que a enriquecimiento cultural se refiere. Sin perder un ápice de su cultura, se imbuyeron de la nuestra desde los primeros años escolares, quedando nosotros en clara desventaja al desconocer totalmente su lengua, sus costumbres y su rica cultura que, después de casi un siglo de convivencia siguió y sigue siendo para la mayoría una auténtica desconocida.
El maestro Francisco Alvarado con un grupo de alumnos en Villa Cisneros (1969)
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Así pues, el español se convirtió en el vehículo de comunicación de los saharauis con los españoles, lo cual debe hacernos sentir curiosidad por los elementos lingüísticos de influencia española en el hasanía, y que merecen la atención y estudio de los amantes de esta disciplina dentro y fuera de nuestras universidades. (Nos consta que hay muchas palabras directamente asimiladas de nuestra lengua y expresiones híbridas curiosas que arraigaron en el habla popular como suerte mulana (Dios te dé suerte), que utiliza una palabra de cada lengua para expresar una idea; o guayete (niño) que, si bien hay varias teorías sobre su origen, pudiera venir de cuando los pescadores canarios atraían la atención de los niños obsequiándoles con galletas…). El carácter nómada de la sociedad saharaui ha determinado que su tradición cultural sea eminentemente oral, si bien algunos eruditos dejaron importantes textos para la posteridad. Así pues, el legado cultural saharaui bebe de la memoria de sus habitantes, que han sido verdaderas enciclopedias humanas, transmisores de la poesía, la narrativa, la historia, los proverbios, las recetas tradicionales, el conocimiento de las plantas, los accidentes geográficos o la astronomía… Los poetas clásicos saharauis siempre han estado ligados a su entorno geográfico, social y cultural, son conocidos y muy respetados; y hoy en día la poesía sigue anidando en las memorias prodigiosas de cantores y poetas que la transmiten y mantienen como hace siglos. La narrativa oral, por otro lado, compuesta casi en su totalidad por cuentos, es anónima, y se ha transmitido siempre en familia, fundamentalmente de abuelos a nietos, que han contado estas historias cada noche, a la hora del descanso tras el largo y caluroso día de pastoreo, reunidos en la calidez de la jaima. No son historias tan diferentes de las que nuestros viejos contaban a sus nietos alrededor de la lumbre no hace mucho tiempo en cualquier pueblo de nuestras islas, abuelos que cuentan historias de antaño, anécdotas familiares o sucesos de su propia historia que, de este modo doméstico y sencillo, han pasado generación tras generación, a formar parte de la cultura popular. Pero el rico patrimonio oral de los pueblos es también muy frágil, ya que solo la memoria puede preservarlo, y los tiempos que corren no facilitan que esta se prodigue. ¡Cuánta sabiduría popular hemos perdido al haber cambiado tanto nuestras costumbres! ¡Cuánto podemos todavía rescatar! Así, del mismo modo que en nuestras islas llegó un momento en el que se planteó la necesidad imperiosa de recoger por escrito y dar a conocer nuestra historia y todo el imaginario popular que constituye la raíz misma de nuestra cultura como pueblo diferenciado, así ha ocurrido a los saharauis ante el reto de conservar su patrimonio literario y cultural. Y al poder hacerlo en una lengua que compartimos, nos convierte en privilegiados en el conocimiento de sus trabajos. 142
SHUKRAN Conscientes del peligro que corre su cultura, es a partir de la presencia española en el Sáhara cuando los saharauis comienzan a plantearse la necesidad de poner por escrito toda su oralidad literaria. En el nº2 de la revista Irifi, revista del Instituto General Alonso de El Aaiún, publicada en 1972, un grupo de dieciocho jóvenes alumnos saharauis de los últimos cursos de bachillerato escribe un breve artículo titulado Aportación a la lengua hasanía, haciendo en él su presentación como el «Grupo de aportación a la lengua hasanía» y allí dicen: «El grupo pretende recoger −y ha comenzado ya a hacerlo− leyendas y narraciones, moralejas y poesías en hasanía, transmitidas unas a través de la tradición oral, conservadas otras en antiguos e inéditos manuscritos e incluso publicadas algunas». Comenzó aquí la preocupación y ocupación de los saharauis por conservar su tradición literaria de forma escrita, no solo en hasanía sino también en español. Y es en esa época, de entre estos jóvenes saharauis interesados en mantener su cultura pero formados en español, cuando surgen las primeras voces literarias saharauis que escriben tanto prosa como poesía en español. Pero, sorprendentemente, si la presencia española en el Sáhara convirtió a los saharauis en castellano-parlantes, ha sido el abandono de España el que convierte al idioma español, junto a otros factores de índole social y cultural, en un elemento de identidad para los saharauis. Con la ocupación marroquí, la lengua española se convierte en un diferenciador cultural, social y político saharaui en un entorno árabe francófono, un elemento más ante la comunidad internacional de su particular idiosincrasia como pueblo. Esto hizo que los saharauis decidieran mantenerla como lengua oficial y enseñarla en las escuelas de los campamentos de refugiados, algo complicado, pero conseguido en buena medida, a diferencia de las serias dificultades con que han tropezado en su propio territorio, en el que ha imperado el dariya* marroquí frente al hasanía y el francés frente al castellano.
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SHUKRAN Si aquellos jóvenes saharauis-españoles del Aaiún del 72 se conformaron como grupo para no perder su literatura tradicional, es otro grupo de jóvenes, ya en el exilio argelino y avanzados los 90, que tras la incorporación a la realidad saharaui una vez concluida su formación universitaria en Cuba, comienza a escribir poesía en español, como una manera saharaui de estar presentes en el mundo. Los temas son saharauis, pero rompen con la formalidad de la poesía tradicional en hasanía y se adentran en el verso libre castellano para hablar de su desierto, sus camellos y su cielo, pero también de injusticia social, de la guerra, el exilio, la tierra añorada, el abandono y la desesperanza; sin olvidar los temas universales del amor y la muerte. Es el grupo denominado Generación de la Amistad*, porque surge entre amigos y de la amistad entre dos pueblos, porque su corazón siente a la vez en hasanía y en español.
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SHUKRAN Pero, como en otros tantos aspectos, es la solidaridad exterior la que ayuda a que la literatura saharaui en español se mantenga y desarrolle, teniendo lugar en los últimos diez años, un prometedor resurgir de la poesía y de la literatura saharaui en general, a partir de variadas propuestas: publicaciones subvencionadas en España por asociaciones, instituciones y editoriales, creación del Grupo Suerte Mulana (Grupo de apoyo a la cultura saharaui), compromiso y apoyo de muchas universidades españolas y de todo el mundo, proyectos culturales in situ llevados a cabo por instituciones o por personal voluntario, etc. Desde Canarias, el apoyo de las Universidades de La Laguna y Las Palmas de Gran Canaria es importante en muchos campos, y nos consta que hay un especial interés en ampliar los temas de estudio y mejorar el conocimiento de la cultura saharaui en toda su amplitud, lo cual celebramos, pues solo del conocimiento puede surgir un verdadero entendimiento entre los pueblos, algo especialmente necesario cuando se trata de pueblos hermanos, con una historia común y un futuro pendiente de construir.
Agüimes (Gran Canaria), mayo 2011
*hasanía: Variante árabe dialectal saharaui, hablado y escrito en la región que se extiende por el Sáhara Occidental, Mauritania, sur de Marruecos, suroeste de Argelia, así como parte de Mali, Níger y Senegal, y que con un 90% del árabe, difiere considerablemente de las variantes de otras culturas árabes. *dariya: Variante árabe dialectal marroquí. *La Generación de la Amistad, se constituyó oficialmente en Madrid el 9 de julio de 2005, con la presencia de los poetas: Mohamed Salem Abdelfah (Ebnu), Mohamed Alí Ali Salem, Limam Boisha, Bahia Mahamud Hamadi Awah, Zahra Hasnaui, Lehdia Dafa Mohamed, Alí Salem Iselmu, Chejdan Mahmud, Luali Lehsan, Saleh Abdelahe, Mohamidi Fakal-la.
María Jesús Alvarado es escritora y editora. Pasó su infancia y adolescencia en el Sáhara y es fundadora de Suerte Mulana-Grupo de apoyo a la cultura saharaui. Forma parte del Grupo de Escritores por el Sáhara y es autora de varias publicaciones y documentales de temática saharaui.
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DESDE ARGENTINA JORGE ALEJANDRO SUÁREZ SAPONERO LA CAUSA DEL PUEBLO SAHARAUI. UNA MIRADA DESDE EL SUR Una vez más las expectativas depositadas que la ONU cumpliera con el mandato emergente de la Carta, quedó en la nada, una vez más Francia protegió a su aliado, con el visto bueno de Estados Unidos, otro aliado de Rabat en la región. Los buenos amigos que tiene Marruecos en Occidente, le ha permitido transformarse en una garantía para mantener la impunidad de los graves crímenes del pasado, como los presentes cometidos en los llamados Territorios Ocupados. Es más, el Secretario General de Naciones Unidas Bar Ki – moon, en su mensaje al Consejo de Seguridad, previo a la votación sobre la prórroga del mandato de la MINURSO, resaltó la necesidad de un monitoreo independiente de los Derechos Humanos. No solo reclamó la necesidad de hacer algo en materia de derechos humanos, sino también se pronunció sobre la necesidad de progresos urgentes, con el objetivo de avanzar sobre el actual estado de cosas, que como es público y notorio hace décadas, desde la entrada en vigencia del cese del fuego de 1991, no hubo avances significativos. No solo el Secretario General hizo un llamamiento, sino los antiguos responsables de la ONU en el Sahara Occidental hicieron un llamado a tomar medidas concretas en dicho territorio. Frank Ruddy, antiguo diplomático de Estados Unidos que cumplió funciones como responsable de la ONU en el Sahara resaltó, en una carta dirigida al Presidente de Francia, la necesidad de desactivar tensiones, especialmente entre millares de jóvenes saharauis, hartos de ese estado de “No Paz, No guerra”, sin expectativas y sumidos en la pobreza, se pueden transformar en un objetivo ideal para la prédica de organizaciones extremistas, mas allá de la labor de la RASD para mantener unido al pueblo. Pero los dirigentes saharauis, saben muy bien que este estado de cosas no llevará a ningún lado bueno. La Potencia ocupante, lo que es muy a pesar de la diplomacia de Rabat, no ha hecho más que violar sistemáticamente el derecho internacional. Por empezar el territorio saharaui fue objeto de una brutal invasión militar, que la potencia administradora, España denunció en su momento en los prolegómenos de los Acuerdos de Madrid, cuando el pueblo saharaui creyó en las promesas de las autoridades coloniales que irían camino a la independencia.
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En el caso del Sahara observamos lo que es “doble estándar” de la “moral” internacional o mejor dicho de los intereses de los actores que forman parte de este drama. Recordemos lo que pasó con Libia, donde en nombre de la protección de los derechos humanos, la OTAN intervino. También hemos visto otras intervenciones en el marco del Cap VII años anteriores en África como el caso de Darfur, en el marco de la doctrina RTP (Responsabilidad de Proteger). Una polémica corriente que sobre la base de la existencia de evidencia de graves violaciones a los derechos humanos, como hemos visto en los Balcanes, África y Asia, la comunidad internacional por medio de sus Instituciones como al ONU tienen la posibilidad de intervenir sobre las reglas impuestas por la Carta de las Naciones Unidas. Lamentablemente el criterio aplicado para los saharauis no es el mismo. Sino más bien el olvido y el “mirar hacia otro lado”, particularmente por parte de España que no asume el papel asignado por el Derecho Internacional. Solo Madrid tiene la llave para destrabar el conflicto. Ello no impide que la RASD busque nuevos apoyos en la Comunidad Internacional. A nuestro modesto juicio, América Latina, puede ser un factor a ser considerado. El gobierno de Brasil, una potencia emergente, posible candidato a un sillón permanente en el Consejo de Seguridad, envío ayuda humanitaria a los campos de refugiados; la Cámara de Diputados de Chile se mostró favorable al reconocimiento de la RASD; Perú va en vías de restablecer relaciones diplomáticas con la RASD; queda pendiente la Argentina, lo que permitiría incrementar los apoyos a la causa saharaui, a fin de que una entidad como la UNASUR se pronuncie a favor del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui. También la CELAC es otro foro latinoamericano que puede ser una herramienta útil para librar la batalla diplomática no solo en el Consejo de Seguridad, sino en el seno de la Asamblea General y buscar que la RASD sea reconocida como Estado observador, siguiendo el ejemplo palestino. En caso de conflicto armado entre las partes en conflicto, los nombres y apellidos de los culpables estarán sentados en el Consejo de Seguridad de la ONU. Su actitud los hace responsables del deterioro de la paz en el Sahara Occidental, así como cómplices de los abusos de la Potencia ocupante hace décadas.
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PINTURA DE MOHAMED SAYAD
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PINTURA DE MOHAMED SAYAD
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PINTURA DE BEATRIZ ASTUDILLO MELÉNDEZ 151
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”LAS DAMAS” PINTURA DE MOULUD YESLEM 153
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”REGRESO A CASA” PINTURA DE MADDI AHMED 154
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PINTURA DE ISMAIL BANAN 155
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SHUKRAN LOS LIBROS DE SHUKRAN Y LA BIBLIOTECA SAHARAUI En este número tan especial de la REVISTA SHUKRAN tenemos la gran alegría de presentarles una de las nuevas secciones que en adelante podremos disfrutar. Iremos publicando libros de autoras y autores saharauis o bien de otras personas, pero dedicados al Sahara. Se publicarán en partes, de forma que se podrán completar en 3 o 4 números de las revista. Después se hará una edición con la obra completa a cargo de la BIBLIOTECA SAHARAUI, como iniciativa conjunta con SHUKRAN. Para abrir esta sección lo hacemos a lo grande, con una gran obra de Bachir Lehdad: “EL LARGO VIAJE HACIA EL ESTE”. Además, Bachir habla para nuestra revista, acerca de su obra. En próximas fechas, la BIBLIOTECA SAHARAUI, publicará su 10º libro de consulta libre dedicado al Pueblo Saharaui, con una obra dedicada a la obra del escritor saharaui Limam Boisha que será oficialmente presentado en SHUKRAN.
LIBROS DE LA BIBLIOTECA SAHARAUI LIBRE CONSULTA http://bibliotecasaharaui.blogspot.com.es/ http://bibliotecasaharaui.blogspot.com.es/
CUENTOS TRADICIONALES SAHARAUIS
RELATOS DE PAÍS DE LOS SAHARAUIS
MIL Y UN POEMAS SAHARAUIS
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RELATOS DEL PAÍS DE LOS SAHARAUIS II
MIL Y UN POEMAS SAHARAUIS II
SAHARAUIS. LA SONRISA DEL SOL.
RELATOS DEL PAÍS DE LOS SAHARAUIS III
SAHARA ETA PALESTINAKO IPUINAK
MIL Y UN POEMAS SAHARAUIS III
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ENTREVISTA DE CÉSAR BRUN A BACHIR LEHDAD
Fotografía: BUBISHER.ORG En el libro impresiona la fortaleza y dignidad que desprende el Pueblo Saharaui y una frase que marca a cualquier lector: "Si un león te muestra los colmillos, no pienses que te está sonriendo". ¿Puede ser esto una metáfora de las palabras de la Comunidad Internacional para con el Pueblo Saharaui? Otra frase significativa: "Derrotado es el que deja de luchar". En cuanto a la fortaleza del pueblo saharaui, el libro no aporta nada nuevo. Nada que la gente no sepa y sobre todo no abarca todos los aspectos de la vida del pueblo. Sin embargo, la idea era abrir el camino de investigación y acercamiento a la temática de la lucha del pueblo saharaui, repasando en tres escenarios, tres historias distintas; pero con ese denominador común que es la lucha del pueblo por su independencia. A las 160
SHUKRAN nuevas generaciones, las nacidas después de la guerra, antes del inútil alto el fuego, les puede servir de guía y para quien desconozca el tema también, y que no sea saharaui. En cuanto a la frase, es un proverbio árabe que caracteriza muy bien, creo, todo el mal que encierra el colonialismo "dócil" como lo fue el español, en su colonia el Sahara Occidental. Seductor y sonriente, en apariencia, cuando en realidad estudia la manera de engullir al colonizado. Es aplicable también, a las maneras de hacer de eso que llaman COMUNIDAD INTERNACIONAL. Y mejor ejemplo está en el alto el fuego, el referéndum, las negociaciones de paz, etc, etc. ¿Cómo están los ánimos en tu pueblo? Pienso que el que emprende una acción legítima, como es la nuestra y la abandona, lógicamente está derrotado definitivamente. Tenemos un dicho muy significativo, al respecto: "desolló hasta el pescuezo y lo abandonó". Y desde luego ninguno de los dichos es aplicable a mi pueblo. Desde los años veinte del siglo veinte (y valga la redundancia), nuestros abuelos iniciaron la lucha contra la penetración colonial y aquí estamos, tres generaciones después, (si tenemos en cuenta que una generación abarca unos cuarenta años), seguimos luchando contra la presencia colonial en nuestro país. Y no estaremos en paz con nuestros abuelos y todos los que dieron sus vidas por la independencia hasta la consecución de la misma. De ahí que en cuanto a ánimos, estos se fundieron en la esperanza, soportada por una paciencia sin precedentes en el mundo. Somos conscientes de nuestra realidad, cruda realidad; pero es nuestra realidad y estamos obligados a transformarla. Para ello, solo hay que ver cómo en tan pocos años logramos formar y por tanto capacitar a miles de jóvenes. Y aunque a simple vista parece que no, nuestra juventud es de las más capacitadas de África y del Magreb Árabe. Lo que quiero decir que la generación de la Revolución del 20 de Mayo, se encargó de preparar el relevo, militarmente hablando; pero también formativamente. Los años 80 y 90 no solo fueron años de guerra, donde demostramos al mundo y a Marruecos y muy en particular a sus aliados que militarmente no nos derrotarían, sino que los aprovechamos, también para formar a nuestro pueblo y prepararlo para tomar las riendas de su destino. Nuestro pueblo hoy es un pueblo culto y ya jamás será colonizado. En el libro se muestra la importancia que le dais a la educación como forma de lucha: ¿En qué situación está la educación de tu pueblo: tanto en los campamentos, como en los Territorios Ocupados? Cuando España abandona el Sahara de la manera que lo hizo, después de casi un siglo de presencia colonial, dejó tras de sí dos maestros licenciados, un ingeniero, dos peritos industriales y una veintena de estudiantes universitarios. Esto es una migaja
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SHUKRAN de herencia, por no llamarla llanamente VERGÜENZA. Sin embargo y con muchas dificultades; pero con el tesón que le caracteriza, nuestra Revolución, además de enfrentarse militarmente a dos grandes ejércitos (marroquí y mauritano) bien pertrechados y apoyados por billones de francos y dólares y petrodólares, sin pensar en comer ni beber, se dio a la tarea de educar al pueblo para que no vuelva a ser engañado, nunca más. El fundador del F. POLISARIO, Luali Mustafá, tenía una visión muy particular de hacer la Revolución. Quiso que fuera una revolución generalizada: militar, cultural y social, de momento. Así que ordenó que en medio de bombardeos, hambre, sed y muerte, allá donde esté una niña o niño se le enseñe a leer y a escribir. Se dirigió a todos los países que pudiesen becar a nuestros jóvenes y lo consiguió con los que comprendían la magnitud de las ideas e ideales de este fenómeno humano que fue Luali Mustafá. Y una vez asentada la población en campamentos de refugiados, lo primero que se construyó fueron las escuelas; y eso que para Él, una escuela surge cuando hay alumnos. Estos pueden aprender perfectamente en la arena, sin necesidad de encerado rectangular o cuadrado, pintado de verde, sin tizas blancas o de colores; pues con el dedo pulgar del "maestro" bastaba, sin pupitres, ya que sentados en la arena estarán igual de cómodos y sin cuatro paredes que a la intemperie o bajo la sombra de una talha, también se puede aprender. De ahí la importancia de la educación en la República Árabe Saharaui Democrática. Pasaron, desde entonces, muchos años. Hoy por hoy, la situación ha cambiado. La educación en la RASD al igual que otros ejes de la vida, sufre las consecuencias de la erosión del paso del tiempo de "ni guerra ni paz". También el tedio de la larga espera juega sus pasadas. El vacío que dejó la guerra y la concatenación de situaciones que han ido surgiendo en los campamentos, lograron desanimar al personal docente durante varios años. Ahora, desde el curso pasado y según parece vuelve a despegar la educación en los campamentos y la comunidad docente recupera su ánimo y motivación, cosa que no sucede en los Territorios Ocupados por Marruecos, donde la población saharaui, en edad escolar, sufre la persecución y el aislamiento por parte de la administración y los colonos marroquíes. Son unos pocos, contados con los dedos de la mano los que logran acabar su escolarización y ya de universidades ni hablamos. ¿Cómo se puede ayudar a mejorarla desde fuera? La educación, es uno de los aspectos de la vida de cualquier pueblo, comunidad, grupo o país que siempre se puede mejorar. Ayudar a ello y desde fuera también se puede. De hecho, hubo y aún las hay, expediciones de pedagogos y docentes, fundamentalmente de la sociedad civil española que regularmente viajan a los campamentos para apoyar al ministerio de educación saharaui en la mejora de los planes y programas de la educación. Es una ayuda inestimable, muy valiosa; pero nada mejor que trabajar lo mismo desde dentro.
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A lo largo del libro se dan muchas muestras de la dedicación y entereza de las mujeres saharauis: ¿Podrías explicarnos cuál es su papel dentro de la lucha de vuestro pueblo? En verdad, no tengo palabras que hagan justicia a la entereza de la mujer, en general, y a la saharaui, en particular. Es que no tienen solamente un papel. Ellas tienen todos los papeles habidos y por haber y se merecen el respeto generalizado de todos los hombres. La figura de la mujer es imprescindible en la vida cotidiana saharaui. Es abuela, madre, suegra, hermana, hija, nieta, tía, sobrina, cuñada, prima y vecina. Y con eso ya podría decirte todo. Es importante en cualquiera de estos estados, formas o condiciones. A lo largo de los dieciséis años que duró la guerra, además de ser el estandarte del combatiente, la mujer se encargó de todos los menesteres de la retaguardia, sin olvidar que algunas combatieron en el frente codo con codo, como cualquier combatiente. Pero los campamentos, su organización, su administración, la educación, la salud, la alimentación y un sin fin más de cuestiones, fueron obra de las mujeres saharauis. Hoy y 23 años desde el alto el fuego, la mujer sigue siendo el pilar fundamental del día a día en los campamentos. Y sin desfallecer supo adaptarse a cada circunstancia, a los cambios y siempre ganando terreno en sus derechos, en su emancipación. En la mujer, los saharauis tenemos un capital humano capaz de mover montañas y la prueba está en que aún sobrevivimos a todas las tentativas enemigas de genocidio en los Territorios Ocupados y en el Refugio. Mujeres luchadoras, hombres inquebrantables, ¿cómo ves a vuestros hijos de cara al futuro? Nuestros hijos, nacieron en el exilio; pero no por ello desconocen su patria, su tierra, su país; porque son nuestros hijos y todo eso lo llevan en la sangre. Además, como generación, nos hemos encargado de formarles e informarles. Tenemos una juventud preparada y aunque parece que está ociosa, en los campamentos, lo que no puedo negar, es consciente de la realidad y se hace cargo de la situación. Somos un pueblo que vive en sociedad solidaria, apoyándonos los unos en los otros. De ahí que desconozcamos el desfallecimiento. Y lo mismo pasa con la parte que sobrevive a los atropellos de la ocupación marroquí en los Territorios Ocupados. Esos jóvenes en Aaiún, Smara, Buyudur y Dajla son, ahora mismo nuestra punta de lanza. A diario se enfrentan al aparato represor marroquí, a los colonos armados por el gobierno marroquí. Son los que están en las cárceles marroquíes sufriendo todo tipo de vejaciones por el único delito de ser saharauis y reivindicar sus derechos civiles y la independencia de su país. Esos jóvenes, son los combatientes pacíficos, cuyos derechos humanos les niega Francia, con su veto en el Consejo de Seguridad de la ONU; pero aún así, ellos
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SHUKRAN conscientes del papel que les ha tocado, continúan luchando y sus esperanzas puestas en su justa causa. Cuentas en el libro acerca de las dos mascotas que tuviste. De los animales sacrificados o muertos durante la huida y el exilio. ¿Qué importancia tienen los animales para un pueblo nómada? ¿Pueden hoy en día las niñas y niños saharauis siquiera tener mascotas? De los animales sacrificados, te puedo asegurar que era parte de un plan colonial en los años cincuenta y sesenta. Para asegurarse de la sedentarización y el control de los saharauis nómadas, solo era posible si aquellos no tenían ganado que pastorear. Así que la solución fue acabar con el ganado de los nómadas, sacrificar todo: camellos, vacas, caballos, ovejas y hasta asnos. En cuanto a las mascotas, no era costumbre ni era cultural. Solo los nómadas que tenían ganado criaban perros para el cuidado del ganado; pero sobre todo protección contra el chacal. A lo más, en las ciudades se criaban gatos. Y también con el propósito de mantener los ratones y ratas a raya de las casas y sus alcantarillas. En esta situación pues siempre hay alguien que coge cariño al animal domesticado y que vive bajo el mismo techo. Una de esas personas fui yo que crié un perro y una gata que me proporcionaron muchos buenos momentos. Estos últimos años y a raíz del intercambio cultural, propiciado por el programa VACACIONES EN PAZ y los vuelos solidarios a los campamentos de refugiados, están apareciendo mascotas, fundamentalmente perros y gatos, al cuidado de los niños. Una influencia de sus viajes a España y la consiguiente convivencia con mascotas propiedad de las familias de acogida. ¿Cuál debería ser el papel de los amigos y amigas del pueblo saharaui para ayudar de la mejor forma posible en vuestra lucha? El envío de alimentos y medicinas sólo ayuda a resistir. Los alimentos y medicinas, ayudan a resistir, como bien dices. Sin embargo la sola actividad de recogida y envío de esas ayudas, suponen un elemento de sensibilización muy importante. Pero la ayuda contundente seria que todos los simpatizantes fueran socios de las asociaciones de amigos del pueblo saharaui - que la gente asista a las actividades que se organizan en favor del pueblo saharaui - Que los amigos y simpatizantes castiguen con su VOTO, en las urnas, a los partidos que avalan al régimen marroquí. - Que todos los que creen en la justa causa de mi pueblo, hagan presión en la calle pidiendo el respeto a los derechos humanos en los Territorios Ocupados por Marruecos, al derecho de autodeterminación de mi pueblo y a que la ONU y su aparato el Consejo de Seguridad dejen de marear la perdiz en el tema de la descolonización del Sahara Occidental.
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Fotografía: POEMARIO POR UN SAHARA LIBRE
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EL LARGO VIAJE HACIA EL ESTE PARTE I BACHIR LEHDAD
© BACHIR LEHDAD EDICIÓN: SHUKRAN & BIBLIOTECA SAHARAUI
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La vida de las personas está llena de anécdotas y pasajes curiosos a los ojos de los demás, íntimos y cotidianos para los que se atreven a contarlas. Las que aparecen en este libro, bien podrían plasmar la realidad, pasada y presente de muchos saharauis, y por eso quiero dedicar este libro al movimiento solidario con el Pueblo Saharaui, a mis padres y abuelos, a todos y todas los que dieron su vida por el Sahara, a quienes resisten en los territorios ocupados del Sáhara Occidental y, en especial, a la mujer saharaui, por su constancia y abnegación.
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GLOSARIO DE TÉRMINOS EN HASANÍA A lo largo del texto aparecen algunos términos transcritos del hasanía (variante del árabe hablado por los saharauis). Seguramente en otros textos podrán encontrarse las mismas palabras transcritas de forma diferente, pues no existe una regla definida y la transcripción suele hacerse fonéticamente. Sirve, en todo caso, como minúsculo muestrario de esta lengua. Almaktuba - Destino, predestinación. Puede traducirse como «lo que está escrito». Badía - Literalmente, podría traducirse como «el campo». Se refiere, en general, a todo el terreno que se encuentra fuera de los núcleos urbanos, las extensiones abiertas en las que se nomadea. Chej - Persona notable en la sociedad saharaui. Jefe. Dallar - Buscador de ganado extraviado Darra / darra-as - Túnica de la vestimenta tradicional masculina saharaui. Generalmente suele ser blanca o azul. Frig - Conjunto de tiendas que conforman un campamento nómada. Jaima - Tienda tradicional. Ensara - Calificativo que dan los musulmanes a quienes profesan la religión cristiana. En el texto se refiere a la población colonial española o francesa. Essig - Juego saharaui parecido al parchís. Gandura - Vestimenta típica de color arena, que había adoptado el ejército español como uniforme de las tropas nómadas.
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Hamada - Parte del desierto estéril, sin apenas vegetación ni fauna, donde están situados los campamentos de refugiados saharauis. Matmuras - Silos, lugares donde se almacena el grano. Melhfa - Vestimenta tradicional femenina, consistente en una gran pieza de tela que se enrolla alrededor del cuerpo cubriendo el resto de vestimenta. Nasrania - Mujer cristiana. Saguia el Hamra - Parte norte del territorio histórico del SáharaOccidental. También puede aparecer como Zemmur. Siroco - Viento sahariano que provoca tormentas de arena. Talha - Acacia. Árbol espinoso que sobrevive en el desierto, en las más duras condiciones. Tesbih - Rosario musulmán de cuentas. Tiris - Parte sur del territorio. Se trata de una región más geográfica que política, que comprende también territorio mauritano. La parte correspondiente al Sáhara Occidental puede aparecer también como Río de Oro. Yemaa - Asamblea de notables. Parlamento saharaui creado por España, adscrito a las Cortes Españolas. Wilaya - División administrativa equivalente a una región o provincia. En los campamentos de refugiados, cada uno de ellos equivale a una wilaya y se subdividen en dairas, equiparables a municipios. Zemla - Barrio popular saharaui de El Aaiún, construido en piedra. En tiempos de la colonización española era conocido como «Casapiedra».
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Eran las dos y media, después del mediodía. Mi padre llamó a todos al salón. No era lo habitual, pues solíamos estar todos antes que él, y cuando no era así tampoco llamaba. Ya se encargaba mi madrastra de acercarse sigilosamente a las habitaciones y, con su tranquilidad característica, nos avisaba de que nuestro padre nos esperaba para comer. Siempre hablaba casi susurrando. En muchas ocasiones teníamos que preguntarle qué decía. Mi padre era un hombre fuera de lo normal, se salía de los cánones sociales de nuestro entorno, por no decir que se los saltaba a menudo. Era poco conservador y muy innovador en sus relaciones padre-hijos. Decía que le producía una gran satisfacción que comiéramos todos con él, chicos y chicas, que no entendía esa costumbre de comer las chicas con la madre y los chicos con el padre. La verdad es que tampoco era esa la práctica social generalizada, pues en casa de muchos de mis amigos comía toda la familia junta, lo que no quita que hubiera otras familias en las que se comía separados por género. Pero esto sólo es una anécdota. Sin embargo, cuando había huéspedes no familiares, comíamos todos con la mamá y esto sí que era habitual, porque siempre aparecía alguien sin previo aviso. Lo que más nos molestaba era que lo mejor de la comida era para el visitante y en más de una ocasión tuvimos que comer las sobras. Por eso aquel día fue especial, pues hacía mucho tiempo que no comíamos en familia, es decir, con nuestro padre.
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SHUKRAN Nos sentamos alrededor del gran mantel en el que había tres grandes fuentes repletas de lentejas con patatas y carne y ocho grandes panes. Consumíamos mucho pan, no porque mi padre fuera panadero (que lo fue y lo era en ese momento), sino porque éramos once hermanos, mi madrastra, mi padre, la hija de mi tía y el hijo de ésta, quince personas en total. La verdad es que yo casi nunca estaba, ya que vivía con mi abuela paterna en Colomina Vieja, a unos quinientos metros de nuestra casa que estaba en Colomina Nueva, pero a veces comía o cenaba con la familia. Me criaron entre mi abuela y mi madrastra, la madre de la mayoría de mis hermanos. Somos veintiséis hermanas y hermanos, y desde que tengo uso de razón, mi hermana mayor y yo (de la misma madre) vivíamos con mi abuela. Nuestra madre vivía en Smara. Cuando yo tenía un año se divorció de mi padre y, por lo visto, no estaba dispuesta a cargar ella sola con los niños. Así que, según mi abuela, le dijo a mi padre: «aquí tienes los niños, que te los cuide tu nueva mujer».
Recién cumplidos los doce años, la OJE (Organización Juvenil Española), nos llevó a unos cien muchachos de gira por el interior del territorio. La primera acampada sería en Smara. El jefe del grupo, Mohamed-Salem, amigo y hermano de mi gran amigo Malainin Paquito, sabía que mi madre estaba allí y que yo nunca la había visto. Jamás supe quién se lo dijo. Acampamos en el lecho del río, seco por supuesto. Entre que montamos el campamento, limpiamos un poco y pasamos lista, se nos echó encima la noche. Así que Mohamed-Salem dio la orden de cenar y acostarnos. Aquella noche, todos mis compañeros de escuadra durmieron a pierna suelta. La verdad es que todos estábamos cansados del viaje, pero yo no pude dormir. No hacía más que pensar en cómo sería mi madre, cómo la saludaría, qué le diría. ¿Y mis tíos, tías y abuelo? ¿Me reconocerá mi madre? Aquella noche me hice miles de preguntas, claro que mi interlocutor era yo mismo.
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SHUKRAN A la mañana siguiente, después de desayunar, unos ejercicios, orden del día y limpieza general del campamento. Esta última parte no la olvidaría ni en mil años. Nos dijeron que después de la limpieza, tendríamos tres horas para pasear por la ciudad. El jefe de campamento iría indicando a dedo quién podía marcharse. Aquella hora escasa se me hizo una eternidad. El jefe pasaba cerca de mí y mandaba marcharse a dos o tres. Se iba a otro lado, mandaba a otros tantos y regresaba a mi área. Llamaba a unos cuantos y les decía que se fueran. En todo el área quedábamos seis o siete. Hacía un buen rato que yo estaba llorando en silencio. No aguanté más. Me levanté, me froté los ojos con las manos y me dirigí a él: —Mohamed-Salem, mira, yo tengo a mi madre aquí. Ni siquiera la conozco y ya no aguanto más. Quiero ir a la jaima de mi madre. Me miró fijamente, luego a un lado y a otro. Por fin, me sujetó por la mandíbula y me dijo: —¿Crees que no lo sé? Sé que no conoces a tu madre. Y también sé lo duro que es estar a tres metros de ella y no poder verla con la rapidez que querrías. Yo quería probar tu grado de disciplina y tu capacidad de paciencia. Me has asombrado y espero que me perdones. Vete y no vuelvas hasta mañana por la tarde. Mientras estemos aquí, pasarás las noches con tu madre y familiares. Por fin conocí a mi madre y toda mi familia materna. Solo diré que la quiero mucho y que nunca le reproché su «abandono». Ni siquiera se me pasó por la mente, jamás, hablarle del tema, por respeto a los nueve meses que me tuvo en su seno y el año en su regazo pero, sobre todo, por lo que significa una madre. Mi maestro del Corán, que veintitrés años después sería mi ministro y compañero, me contó una historia sobre el profeta Mohamed, referente a la madre que se me quedó grabada. Aquélla tarde, el maestro nos reunió:
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SHUKRAN —Ayer vimos las estrellas más importantes, aquellas que un dallar, la caravana o cualquier viajero por el desierto deben saber distinguir en las distintas estaciones del año. Hoy os hablaré de la madre. Un señor vino hasta Mohamed y le preguntó: —Señor profeta. Si he de hacer distinción entre mis padres ¿a cuál debo querer más? —El profeta contestó: les debes respeto a los dos. No dejarás desamparado a ninguno. —¡Pero no puedo quererlos por igual, profeta! —Entonces, quiere a tu madre. —¿Y luego a mi padre? —A tu madre —¿Y después, a mi padre? —A tu madre y a continuación a tu padre. A pesar de su ausencia y del sentido de esta enseñanza, yo nunca sentí la falta de cariño, pero aquellos días que pasé con mi madre había vuelto a nacer. Mi abuela siempre me habló bien de ella. Me dijo un día: yo habría hecho lo que tu madre hizo. No aguantó que tu padre se riera de ella. Fue muy valiente y, en todo caso, no os dejó en manos enemigas.
La abuela tenía mucho temperamento, compensado con una gran sabiduría y abnegación. Generalmente se expresaba en clave con refranes y dichos. La gente tenía que pedirle casi siempre que se explicara. Le gustaba esa faceta suya y la exhibía. Un día hablando de bodas, porque se casaba la hija de los vecinos, me dijo:
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SHUKRAN —«Entre todas las cosas que Dios ha dado al hombre, dos son las más hermosas: el rostro risueño de una joven y un hermoso camello». Por supuesto, le pregunté a qué venía el refrán, y sonriente me pasó su mano por la cabeza y contestó: —«Cuando mi niño sea algo mayor, se casará con una bella joven y tendrá los camellos más hermosos». Nunca le gustaron los animales domésticos (perros, gatos…). Sin embargo, por la «niña de sus ojos», que era yo, tuvo que aguantar en casa un perro y una gata durante más de cinco años. Luego, una mala persona envenenó al perro a la puerta de la panadería y días después, unos niños malcriados ahorcaron a Nena, mi pobre gata. Catorce años más tarde, en otras condiciones y a miles de kilómetros de mi país, volví a criar una gata y un gato: Nino y Sennia. Mi abuela me consoló y hasta se ofreció a conseguirme un perro y una gata sustitutos, porque dijo que nunca serían iguales a Boby y Nena. Pero yo sólo quería mis animales. Boby, además de acompañarme tantas madrugadas al estudio del Corán y luego a la panadería, me cuidaba la caja del pan que vendía cuando la posaba en la plazoleta mientras jugaba a los boliches (canicas) con otros niños. Siempre pensé que lo mató la madre de un compañero que quiso gastarme una broma, mientras jugaba, llevándose pan de la caja. Al acercarse, el perro le mordió en la pierna y fue a quejarse a su madre, que no tardó en presentarse maldiciendo a todos los panaderos criadores de perros habidos y por haber. Boby fue un buen perro. Un día, cosa que en cinco años no había hecho, me siguió sin yo darme cuenta hasta la escuela (casi cuatro kilómetros) y a la salida ahí estaba, ladrando, como diciendo: ¡Eh, estoy aquí! Sólo lo hizo aquella vez. Nena me veía venir de lejos y corría hacia mí. Se subía sobre mi hombro y allí se mantenía equilibrada, como la gran acróbata que siempre fue, hasta llegar a
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SHUKRAN casa. Dormía a mi lado siempre y mantenía a los ratones alejados de la casa de la abuela. Debo decir que Boby, también dormía conmigo, al otro lado. Se llevaban muy bien y cada uno respetaba el espacio del otro. La abuela prefería las cabras. Ella nunca imaginó su existencia sin un par de cabras lecheras, como mínimo. Siempre las tuvo, hasta su muerte. Decía que a quien Dios le dio una cabra lechera le concedía parte del Paraíso. Tenía buenos vecinos, a quienes daba leche, mantequilla, cebada tostada y molida que preparaba con sus arrugadas y tiernas manos, y ellos le regalaban ropa nueva, calzado… jugaban con ella al essig. En este juego, la abuela hacia muchas trampas y no llevaba bien el perder la partida, pero fue buena persona.
Mi padre trabajó desde los doce años con un pico y una pala. Se habían sucedido cuatro largos años de sequía por todo Zemmur. El ganado menguaba, las provisiones se agotaban y la cebada, que constituía una moneda de cambio para aprovisionarse y llenar la despensa, se había acabado hacía dos años. Mis abuelos se aferraban a las pocas cabezas que les quedaban o, dicho de otra forma, no querían aceptar la idea de dejar el trozo de tierra donde nacieron, crecieron y se hicieron mayores. No tenían proyectado verse inmersos en ciudades, si por aquel entonces los amasijos de arena, paja y agua se podían llamar ciudades. Meterse en una casa y no poder ver el cielo y contemplar las estrellas de noche; vagar tras la manada de camellos y de cabras; oler el estiércol fresco de sus animales; ordeñar las camellas y las cabras en un redil hecho con ramas de las talhas de su desierto; sentarse a la sombra de una frondosa talha, al aire libre y tomar sus tres coladas de té, mientras sus animales pacen al abrigo del inmenso cielo, unos y otros respirando aire puro. La sola idea de cambiar ese modo de vida, años más tarde, acabaría con la vida del abuelo y haría sufrir mucho a la abuela en la ciudad de El Aaiún, donde moriría a los ochenta y nueve años.
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Mi padre, con sus camellos, en la zona de Agadir, en los a単os cuarenta. 178
SHUKRAN No es que mi padre fuera muy inteligente, pero sí muy avispado, con mucha intuición. Tal vez hable de sus hazañas en la guerra del cincuenta y ocho. El arma con que combatió se la robé en el verano del setenta y cinco, y seguramente algún combatiente la utilizó hasta que tuvo otra más moderna. Recordó que hacía días, un dallar que les visitó había comentado que en la ciudad de Agadir –en Marruecos– se estaban construyendo muchas casas y daban trabajo a todo el que quisiera, y así, inquirió a mi abuelo por qué no dejaba al chiquillo ir a esa ciudad para probar suerte, ya que sería una buena oportunidad para amortiguar las pérdidas en el ganado. Si lograba trabajar, podría regresar con camellos jóvenes y víveres. El abuelo, que estaba inmerso en la reparación de su montura, parecía no hacerle caso, aunque le escuchaba. La abuela se dio media vuelta con los ojos llenos de lágrimas y metiéndose en la jaima quiso llorar en silencio y razonar para sí: «Sin ganado, sin cosecha y ahora sin mi pequeño… y además un viaje de un niño de diez días en camello no es buena idea ¿y en qué camello? Si ya no tenemos uno que vaya a aguantar la travesía. Dios mío, que mi hijo no vaya al norte. Ayúdanos a superar esto».
Mi hermana Mana, a la que llamábamos familiarmente Vicky (nació el día en que Vicky Leandros ganó el Festival de Eurovisión y un amigo mío se empeñó en llamarla así), comía con toda la mano, con los cinco dedos, cuando lo correcto es hacerlo con tres, y siempre daba la sensación de no masticar, engullía. Me di cuenta de que mi padre la observaba de reojo y que se estaba irritando. Antes de la riña, llegó mi auxilio. Con todo el tacto humano que pude le dije que tenía que utilizar los tres dedos para comer: el pulgar, índice y corazón y, además, masticar bien el alimento para facilitar la digestión. Mi padre, que nunca montaba en cólera, pero que no se cortaba a la hora de dejar las cosas claras, la miró fijamente y le dijo:
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SHUKRAN –¿Sabías que una mujer que no sabe comer se arriesga a no tener marido y que, si por casualidad algún idiota ciego se casara con ella, no tardaría en divorciarla por sus malos modales culinarios? En esto que veo a mi madrastra guiñarle un ojo a mi padre en señal de riña, pues lo que acababa de soltar por su boca era muy improcedente, una falta de respeto hacia los hijos. Acababa de hablar de un tema tabú ante menores y, sobre todo, si son hijos, hermanos, sobrinos o primos menores, cuñados, etc. Mis otros hermanos, en ese momento querían que la tierra les tragase. Era la primera vez que mi padre decía algo parecido en nuestra presencia. Aunque, en realidad, en una ocasión había hecho algo similar.
Era el verano del 68. Yo había ido de campamento a las Islas Canarias, a Santa María de Guía, durante el mes de julio. En agosto, ya en casa, recibí una carta. La recogió mi padre porque yo no estaba en casa cuando el cartero fue a llevarla. Él no hablaba bien el castellano, pero si leía algo, pues asistía a clases dentro de un programa de radio que se llamaba Radio ECA, por lo tanto podía leer la carta, aunque no del todo bien, y entender el tema del texto. No comentó nada a nadie, ni siquiera a su cómplice en todo, que era mi madrastra. La guardó en su bolsillo. Cuando llegué al anochecer, estaba sentado haciendo el té con mi tío y otro huésped que no conocía. Saludé educadamente. Mi tío me sentó a su lado. Me preguntó por mi estado, por mis amigos. Me besó en la cabeza –era lo propio en las costumbres de mi familia– y dándome una palmadita en la espalda, supe que me invitaba a abandonar la «reunión de los mayores». Mi tío era menor que mi padre y sólo eran hermanos por parte de madre, era hijo de mi abuela. Cuando me disponía a cruzar el salón, mi padre me señaló que no me fuera de casa, pues quería hablar conmigo. Asentí, recorriéndome un hormigueo, que seguidamente se convirtió en escalofrío. Pasé una hora de nervios e incertidumbre. Era la primera vez que se dirigía a mí en ese tono. ¿Será algo 180
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Mi padre, parte de mis hermanos y yo, en los a単os 70. 181
SHUKRAN relacionado con la panadería?, ¿el huésped desconocido?, ¿querrá mi tío llevarme con él al desierto?, ¿querrá decirme que deje los estudios y me ponga a trabajar? No sería extraño, pues era la moda por esos años ¿le habrán dicho algo malo de mí? No sé, pero no me gustó el tono brusco en que me dijo: ¡No salgas de casa, quiero hablar contigo! Me senté al borde de mi cama y cogí un libro al azar. Era el libro de aritmética. Casi no tuve que abrirlo, el volumen de las fotografías que había guardado entre sus hojas hicieron que se abriera por ahí. Eran las fotos del verano, las del campamento. Los amigos; la Playa de la Sardina, en Galdar; los platanares, pero sobre todo, fotografías de la plaza del pueblo, la farmacia de Juan Izquier Monagas. Un buen señor farmacéutico y muy solidario. Recuerdo que a pocos días de finalizar el campamento, fui a la farmacia a comprar unos regalos para mi madrastra y mi tío, que eran asmáticos, y mi abuela, que a causa del reuma había noches que no dormía y por ende, yo tampoco. Le di las buenas tardes y le dije: —Señor, necesito algo bueno para el asma y el reuma. Me dio dos frascos aerosoles y una pulsera de cobre. Me explicó el método de administración de los frascos aerosoles y cómo debía utilizar mi abuela la pulsera. Le pedí la cuenta y sonriendo me respondió: —Es un regalo para ti, por acordarte de tu madrastra y de tu abuela. Ojalá les sirva de algo. Era alto, tocado con canas por los parietales y los dedos de las manos muy largos. Le di las gracias y marché todo contento, pues había conseguido medicamentos para mi madrastra, mi tío y mi abuela gratis. Conté mi suerte a varios de mis amigos en la cena y no ocultaron su sorpresa y envidia. Al día siguiente iba a ser la clausura del campamento. Vendrían muchas autoridades, y con ellas el señor Yuli Ennan, padre de mis amigos. Pero antes de eso, yo pasaría por algo parecido al detector de mentiras, un interrogatorio 182
SHUKRAN por parte del jefe de grupo, el jefe de día y el director del campamento, porque les había llegado el rumor de que en la farmacia había robado medicamentos. Yo alegué que me habían sido regalados y me acompañó el jefe de día hasta allí para comprobar la verdad de mi versión. Cosa que con mucho tacto y humildad corroboró el señor Juan Izquier. Mientras ojeaba las fotos, entró mi tío en la habitación. Venía a despedirse, pero antes, como siempre, quería comprarme la melena. Cada vez que venía a la ciudad me ofrecía doscientas pesetas por mi melena, que gustosamente le vendía. Cogía unas tijeras y me cortaba un poquito por arriba, otro poquito por atrás… lo justo para que luego fuera a la barbería. Era un hombre honrado, religioso, sencillo y muy coloquial. No media más de un metro y medio, y era asmático. Vivía en Hausa, al noreste del país, donde se dedicaba al ganado. De hecho, era el único en todo el país que tenía vacas. No muchas, pero por aquellos tiempos y en aquel rincón del mundo, doce vacas eran una fortuna. Estuve en Hausa dos o tres veces. Aquel año me llevó mi tío después de una larga discusión con la abuela. Había llovido. Sembró cebada y las espigas, crecían muy hermosas. —Habrá una buena cosecha. Verás como segamos la cebada. No obstante, fomentar la ganadería no era prioridad del Gobierno de España en esa colonia, sino todo lo contrario, era menester empujar a la población nómada hacia la urbe. Años más tarde, morirían todas las vacas el mismo día tiroteadas no sabemos por quién. Cuando eso ocurrió mi tío se vio hundido. ¿Qué hacer, a quién culpar? Evidentemente, solo admitió que esa ruina fue la voluntad de Dios, como lo fue con el ganado y la cosecha de los abuelos, tiempo atrás y fue la voluntad de Dios que los caballos de sus primos fueran ametrallados a la luz del día en la fuente de Aaiún El Medelchi de Saguia Alhamra. Y habría sido la misma voluntad la que, de repente, hizo que en un solo año más de cinco mil familias abandonasen su hábitat natural… 183
SHUKRAN Vivían felices, sin muchos enseres materiales, con todos los metros cuadrados de terrenos que se les antojasen y, si cansaban o les acechaba el tedio, sin muchas dificultades, sin prisas, sin estrés desmontaban el frig, apilaban los bultos encima de sus camellos y abandonaban el lugar. Acampaban allá donde querían, sin pedir permiso, sin comprar terrenos. No necesitaban vallar sus pastizales y nunca tuvieron necesidad de poner candados a las puertas de sus casas, sus inseparables jaimas. No necesitaban tener buenos currículum para conseguir trabajo. Nunca esperaban a fin de mes para cobrar, tener dinero. Jamás pensaban en el fin de semana o el mes de vacaciones. Tenían todo lo que necesitaban para existir, vivir, proyectarse, emanciparse. Y ahora se veían cercados, en el lugar de sus camellos y cabras, encerrados entre cuatro paredes, vigilados… Sus vidas ya no les pertenecían pues pasaban a depender, desde entonces, de una partida de nacimiento, de un papel duro y pequeño con su fotografía pegada en una esquina y con cuatro posibilidades: alistarse en el ejército de la metrópolis, trabajar diez y hasta doce horas bajo las órdenes y control de un capataz en una obra, abrir un «negocio» con el poco dinero que pudieran sacar del ganado o simplemente vivir de unos cuantos kilos de harina, unos litros de aceite, dos o tres pilones de azúcar que más tarde se convirtieron en azúcar en polvo, quizás algo de arroz y pasta y tres o cuatro vasos de hierba de té verde que no daban ni para una semana. La verdad es que dicho así, pareciera un chollo el tener todos esos productos de primera necesidad «sin dar golpe». Cualquiera podría pensar que así viviría sin pasar necesidades. Y sin embargo, los beduinos no lo consideraban de esta forma. Lo habían perdido todo. No ganaron nada a cambio de la gran extensión de Erni, Ternit, Agsumal, Chererefia, Amgala, Essfeya, y así hasta mil hermosos lugares en donde de día el cielo es azul y de noche se viste de relucientes diamantes que proyectan sus resplandecientes luces sobre el inmenso desierto. Y, en ocasiones, acompañados de una deslumbrante y hermosa luna llena, atenuaban las luces del candil y de la lámpara. Estrellas y luna fueron siempre los mejores compañeros de viaje de los beduinos, de los dallaras (buscadores de camellos
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SHUKRAN extraviados). Lugares donde la vida era sencilla y, a pesar de sus dificultades, que las tenía, no era nada agresiva comparada con la que les esperaba en la ciudad o, como la llamaba el nuevo inquilino, España, «la modernidad».
El libro de familia numerosa. En la foto: mi padre, mi madrastra y algunos de mis hermanos.
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SHUKRAN Antes de terminar de comer, mi padre preguntó, sin dirigirse a ninguno de nosotros en particular, si nos habíamos enterado de algo grande y peligroso que estaba preparando nuestro país vecino del norte. Hubo un silencio, que ya reinaba minutos antes, sólo que ahora era más profundo, de más expectación. Entonces comprendí su llamada al salón. La diferencia de edad entre nosotros no era mucha. Nacimos en cadena. Incluso tres, que eran de diferentes madres, apenas se llevaban dos o tres meses entre ellos. La mayor de todos era mi hermana, pero mi condición de varón a punto de cumplir los dieciséis, me confería una responsabilidad jerárquica que me acompañaría toda la vida. Mi padre quería saber hasta qué punto estábamos informados de los hechos que se estaban sucediendo en el país pero, sobre todo, temía por mí. Siempre vaticinó que me metería en cualquier conflicto, porque no tenía cabeza, decía. Evidentemente, se refería a las manifestaciones que habían tenido lugar días antes, con ocasión de la llegada de una comisión de la ONU que constataría la realidad del Sáhara. En la Asamblea General de Naciones Unidas se requería a España la pronta descolonización de su último territorio colonial, el Sáhara Occidental. Marruecos, por su parte, iniciaba una campaña diplomática reivindicando el territorio como parte integrante de su reino, cuyas fronteras acababan en el río Senegal, según sus alegaciones. Era patente la desesperación del Gobierno español ante las actividades políticas y militares del Frente Polisario desde hacía dos años y su gran calado en la población. Y en contraposición, la ineficacia del PUNS, partido político títere creado por las autoridades coloniales para competir y contrarrestar la fuerza del Frente Polisario. Aquella Comisión de la ONU que visitó el Sahara, tendría la oportunidad de constatar la gran popularidad que tenía el Polisario en la población. Pese a todo, el Gobierno, creyó que lo tenía todo controlado y listo a su favor, contando con que todos
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SHUKRAN los saharauis enarbolarían las banderas del PUNS durante el recorrido de la Comisión, del aeropuerto hasta el parador nacional de El Aaiún. El desengaño fue de graves consecuencias políticas para el Gobierno por una parte, y humanitarias para la población, por otra, pues nada más marcharse la Comisión, se decretaría un toque de queda generalizado. Hubo detenciones, palizas, cacheos indiscriminados por las calles… Desde entonces, el Gobierno mostraría su mano más dura. Hubo mucha gente que fue conducida a la cárcel e interrogada. Pero en julio de 1975, concretamente el día diecisiete, en el trabajo (laboratorio químico de Fos Bucraa), me daban dos noticias. Una buena, el nacimiento de mi hija Leila, y otra muy mala: moría en la cárcel, torturado, el taxista Hafed Buyema. Militante, y uno de los dirigentes del Frente Polisario, delatado por algún chivato saharaui a sueldo falleció aquel sábado a manos de la policía española. Su muerte convencería a los indecisos de que la única opción que había era la lucha armada, porque de España no se podía esperar ya nada. Tanto caló en la población, que le cantaron una canción que por muchos meses fue himno y grito de lucha. Se cantaba en los patios de las escuelas, en las casas, en las bodas y en los bautizos. Sus primeros versos, eran atrayentes, cautivadores y sobrecogedores: La historia de un hombre no olvidaré caído mártir, antes del domingo y cuando murió, y lo perdimos, la noticia recorrió todo el mundo.
Cientos de miles de saharauis se dieron cita aquel día de mayo de 1975, mujeres, hombres, ancianos y niños. No faltó nadie a la cita. Hasta una tía mía que estaba hospitalizada, pidió autorización «para asistir a un entierro». Ataviados con sus trajes típicos, se agolpaban a ambas partes de la carretera. El Gobierno esperaba que la Comisión viera el cielo lleno de banderas de
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SHUKRAN España, entrelazadas con las del PUNS. Desde que los miembros de la Comisión subieron a los vehículos, flanqueados por un buen número de periodistas, no veían más que banderas cuatricolor. Como si saliesen de debajo de las piedras. Estaban bien escondidas, debajo de las melhfas y darraas, cientos de banderas y pancartas del Frente Polisario desafiando la presencia de tantos policías, uniformados y de paisano, mezclados con los manifestantes. Esa visita, la de Naciones Unidas, y su posterior informe presentado ante la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, sería uno de los detonantes del giro de la política de España, Francia y Estados Unidos para con el Sáhara Occidental. El pueblo saharaui quería la independencia.
Actuación en una gala cultural, con música saharaui. 1970. Meses más tarde, en diciembre durante una reunión de muchos cuadros saharauis con el secretario general, fundador y dirigente del Frente Polisario, Luali Mustafa, escuché su análisis de la situación y nuestras perspectivas de
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SHUKRAN futuro, comprendí la actitud de España y la condené, siempre. Una traición sin precedentes en la historia de la humanidad. En aquella conversación, mi padre se dirigió directamente a mí, con un tono no exento de ironía: —Tú que estás siempre por ahí, que no sabemos a qué te dedicas, que algunos amigos tuyos están en la cárcel, qué estudias, viajaste a España varias veces… ¿qué sabes de todo este tinglado? Respondí, sin apenas pensar: —¡Ya, yo no creo que España permita a Marruecos entrar así como así en nuestro país! Y como quien no quiere la cosa, continué: —Todo eso del Frente Polisario, no creo que sea algo que vaya en serio, y si lo fuera, correrá el mismo destino del movimiento de aquel diecisiete de junio, cuando miles de personas se manifestaron en la explanada donde vivíamos. Llegaron de todos los rincones del país ¿recuerdas? Había gente de Smara, Dajla, Bojador, Alguelta, Auserd, Mahbes, Chederia, Bir Enzaran, Daora, Hagunia… Y en cuanto a mis amigos encarcelados… Me interrumpió sin dejarme concluir mi «análisis», aunque volvería sobre el tema de mis amigos, y algo sobresaltado exclamó: —¡A eso iba! ¿De qué y para qué sirvieron tantas muertes, tantos heridos y desaparecidos? ¿Dónde quedó todo aquello? Han pasado ya casi cinco años y nadie sabe nada del paradero del líder de aquella agitación. —Se llama Basiri– le interrumpí... —¿Y por qué crees que la policía y la Legión abrieron fuego contra los manifestantes? –continuó. Tú, hijo mío, tus estudios no te han servido
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SHUKRAN de nada, si piensas que España no nos entregaría a Marruecos. Recuerda esto, los primeros (antepasados) decían que «si el león te muestra sus colmillos, no pienses que te está sonriendo». No te dediques a la política, y si se da el caso, Dios no lo quiera, aprende a recordar al pie de la letra las mentiras que digas. Un político ha de saber mentir bien, mantener el tipo en todo momento y, sobre todo, acordarse de sus mentiras. No entendí exactamente lo que quería decir, si me estaba dando una lección de política o simplemente se estaba exhibiendo, y le pedí que se explicara...
Le sentí salir con el huésped desconocido, pero no cerró la puerta, con lo que supuse que le despedía y regresaba a por mí. Efectivamente. A los pocos minutos irrumpía en mi cuarto. Alcé mi cabeza y ahí estaba, de pie, ocupando todo el vano de la puerta, incluso su cabeza rozaba el marco superior. Sin mediar palabra de saludo o cariño metió la mano en el bolsillo derecho de la gandura y sacó un sobre blanco, decorado en sus bordes con franjas de color azul y rojo, y sonriendo me dijo: «toma y espero que no sea bizca o tuerta». Y salió sin más. Por supuesto, antes de abrir el sobre, respiré hondo, aliviado, pues no se trataba aparentemente de nada grave y, sobre todo, no era para dejar los estudios, idea que me había atormentado durante las más de dos horas que estuve esperando la misteriosa reunión con mi padre. Creo que era lo que más me hubiera dolido, pues conocía el destino de varios compañeros de escuela que, por voluntad de sus padres y por «requerimiento» de sus circunstancias económicas tuvieron que cambiar el aula por la labor de ordenanzas, sirvientes en casas de oficiales, en bares y cafeterías o simplemente «emigrar de nuevo» al desierto para ayudar en el cuidado del poco ganado que estaba quedando. Conocí a otros que tuvieron que aprender a conducir y, sin carnet para ello, manejaban el Land-Rover Santana de sus padres adquirido con el sudor de 190
SHUKRAN muchos años cuidando y mimando a camellos y cabras. ¡Y se consideraban «ricos, acomodados, diferentes», pues tenían un Land-Rover! El sobre en cuestión estaba abierto. Contenía una carta y una fotografía de una chica sentada en un banco de la plaza de Santa María de Guía, entre un amigo mío del campamento y yo. Sólo era una chica con la que hicimos migas en la plaza a la que íbamos todas las tardes durante el tiempo que duró el campamento. Aquel campamento, destino de mi primera escapada fuera de mi país, llevaba el nombre de un ilustre saharaui, procurador en las Cortes españolas: Campamento Nacional Yuli Ennan. Aquella escapada marcaría un antes y un después en los horizontes de muchos jóvenes que participaron en el plan vacacional organizado por la metrópoli. La carta, y sobre todo la foto, cambiarían la percepción que mi padre tenía de mí. Le había llamado la atención mi atrevida postura en la foto, pues rodeaba a la chica con mi brazo y supuse (mucho después) que había pensado aquello de «de tal palo, tal astilla». No porque él se casara con una española sino porque, allá donde iba, se casaba; pero es que su padre, mi abuelo había hecho lo mismo. Se casó cuarenta y dos veces. Mi padre, veintiuna. Esto sí que era «de tal palo, tal astilla» y no lo mío. Cuatro años más tarde, mi abuela me confesaría el temor de mi padre por «perderme», ya que me aficioné a los campamentos de verano que organizaba el Gobierno (la Falange) para los «niños nativos». Me dijo la abuela que mi padre estaba buscándome mujer porque temía que me perdiera por la tierra de ensara y me casara con una nasrania. La idea nunca se me había pasado por la cabeza, aunque cuarenta y un años más tarde, y después de tres bodas con mujeres saharauis, se confirmaba el temor de mi padre: me casé con una nasrania con la que espero acabar mis días, pues me dio más de lo que yo podría darle. Estuvo a mi lado en los peores momentos de mi vida.
Mi padre no logró convencer a mi abuelo con aquello de partir hacia Agadir a trabajar, hecho que relajó a la abuela y le devolvió las fuerzas de la mujer 191
SHUKRAN luchadora que siempre fue, aunque ese regocijo no duraría muchos días. Entonces maldeciría durante mucho tiempo a aquel dallar y pediría a Dios que no encontrara sus camellos extraviados, y que su destino fuera el este y la sed de la Hamada, por haber metido en la cabeza de su «niño» la idea de emigrar. En aquella época, era la mayor maldición que se podía desear a alguien: vivir en la Hamada. Quizá debió ser que algo o alguien maldijo al pueblo saharaui porque de repente, y sin proponérselo, se encontró en la plena Hamada, cuarenta y tres años después de la indiscreta visita del dallar maldito. Efectivamente, unos días después llegó el tío materno de mi padre de visita. Venía de Agadir, pues hacía unos años que pastoreaba por sus cercanías. Su autoridad en la familia era indiscutible. Era el hermano mayor de mi abuela, cuñado del abuelo y tío de mi padre, y sus decisiones no «iban a misa» pero tampoco se discutían. Simplemente, se acataban. El tío de mi padre se había presentado porque le llegaron noticias de que las cosas no iban bien por la región. No había pasto para el ganado y varios pozos de la zona se estaban secando. Había observado que varias familias colindantes habían abandonado el pastoreo para hacerse sedentarios en la ciudad de Agadir, donde algunas empresas españolas habían comenzado a construir y daban trabajo a mucha gente. —¿Te parece buena idea que tu familia siga sufriendo? –preguntó dirigiéndose a mi abuelo. Este deambular por el desierto… hoy aquí y mañana a diez días de camello, y un mes después a otros días más de camello, siempre con la jaima a cuestas, siempre con un destino incierto, siempre en busca de un bienestar que no acaba de llegar. El abuelo, armándose de valor, le reprochó: —¿Qué pasa, ahora desprecias esta vida que te hizo ser hombre? ¿Temes ahora al desierto y a sus adversidades? No soy yo quién para
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SHUKRAN recordarte que aquí, en este lugar, en esta arena, en estas acequias, nacieron, vivieron y murieron tus antepasados… ¿Quieres ver sus tumbas? Están todos y todas, en fila. Y aquí te criaron. Yo no pienso cambiar la paz del desierto por el ruido y ese bienestar del que tanto hablas. Y encima, trabajando para otros. Estoy aquí y Dios es generoso. Si algo no me gusta o alguien me molesta, cojo mi jaima y mi familia y me planto lejos, encima de un montículo, allá donde no oiga más que la brisa del viento, sentir el siroco en mis ojos y observar mi ganado. —No tienes opción –prosiguió el infatigable cuñado. El ganado se está muriendo. Hace ya cuatro años que no llueve y los nasara están dando trabajo a todo el que quiera. Se gana dinero y se vive en casas. Puedes construir una casa con lo que te queda de ganado, vivir los días que te quedan con tranquilidad, tu hijo podrá estudiar, aprender cosas que tú no puedes enseñarle, ni tú ni este desierto. No sois tan mayores. A mi hermana seguro que le gustará la idea. Ella también puede trabajar en la factoría de pescado que los nasara construyeron. En ella trabajan muchas mujeres. —¡No me vengas con historias de tu ciudad! Contra esos nasara, que tú quieres comer de sus manos, yo luché. Mataron a mis dos hermanos. Nunca os darán más de lo que os quiten. Recuérdalo. Yo tengo mi historia y mi ciudad. Están aquí, en este desierto. Aquí soy libre, mi familia es libre, mi ganado es libre. Despierto al alba con las estrellas aún en el cielo azul… –y mirándolo fijamente a los ojos, algo ruborizado, prosiguió– ¿y tú quieres encerrarme entre cuatro paredes? Mis padres y mis abuelos estuvieron siempre aquí. Vivieron tiempos de mucha sequía y otros de abundantes lluvias. Aún recuerdo la Saguia Alhamra, desbordándose, El río se había llevado por delante a frigs enteros, mucha gente no sobrevivió aquella crecida del río y entre ellos mis dos tíos junto con sus familias. Veías jaimas, camellos,
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SHUKRAN cabras y hasta personas en el agua, flotando como hojas de árboles. Pero la vida continuó. Y esa es la ley de la vida que yo conozco. Las cosechas de los años que siguieron a aquellas lluvias dieron mucho grano. Llenamos las matmuras. Las cabras parían dos y tres cabritos y las jorobas de los camellos crecían imponentes y bellas, almacenando muchas reservas. Las camellas daban bastante leche. No. La gracia de Dios no nos abandonará. Lloverá de nuevo y mi ganado volverá a crecer, y volverá el desierto a dar muchas espigas de cebada verdes, que cosecharé para mantener a mi familia y ayudar a mis vecinos. No tengo intención de abandonar estas acequias que me vieron nacer y que tanta paz me ofrecen. Así que... si tu visita es para convencerme para que me encierre en la ciudad, puedes volver sobre tus huellas a tu ciudad y enciérrate entre tus cuatro paredes… yo quedaré en mi badía, mis camellos flacos, mis cabras y ovejas moribundas.
Joven mujer saharaui con vestimenta tradicional saharaui
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SHUKRAN Después de la conversación que tuvimos en la comida, delante de toda la familia, mi padre me llamó, invitándome a salir con él a la calle. Caminamos en dirección al centro de la ciudad. Empezó diciéndome que delante de mis hermanos no debíamos hablar de política, ya que eran pequeños y no entendían muchas cosas, pero también porque podrían contar todo lo que hablábamos. Mientras caminábamos tenía que interrumpir su conversación conmigo para saludar a personas que se cruzaban con nosotros. Le pregunte a dónde me llevaba y respondió que íbamos al cine. Era una de sus pasiones, añadida al juego del dominó con sus amigos. Era otra faceta suya que rompía con nuestras costumbres. No estaba bien visto que un saharaui mayor, respetado, fuera al cine. Pero mi padre iba. Y lo más llamativo del fenómeno es que llevaba consigo a su hijo, pues en las películas, suele haber escenas algo subidas de tono, poco «educativas». Me daba cuenta de las miradas recriminatorias de la gente joven que esperaba a las puertas del cine, o tal vez de envidia porque un padre se atrevía a llevar su hijo al cine. Yo, de todas formas, me sentía orgulloso de aquel paso que daba mi padre. Me ofrecía la oportunidad de hablar sin reservas de ciertos temas tabúes que muchos amigos míos no podrían comentar con sus padres. Esto me hizo ganar más terreno al pudor y la vergüenza de discutir ciertos temas con él. A partir de entonces, hablamos de todo, pero nunca en público. Nos hicimos amigos, hasta hacía de su pareja en el juego del dominó. Pero años más tarde se enfrentaría a mí, intentando doblegar mi voluntad, ya que me negaba a casarme con la chica elegida por él. Y por supuesto, tuvo que resignarse a que no me casara con sus elegidas y más aún, muy a su pesar, fue a pedir la mano de una chica a la que no quería para mí. Se limitó a decirme que no era él quien iba a vivir con ella. De todas formas, su familia se negó a nuestro enlace, así que me dijo: cuando encuentres alguna que te guste, avísame. Era un gran alivio para mí, pues en realidad no tenía intención de casarme. Era muy joven, sólo tenía
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SHUKRAN dieciséis años. Pero no pasaría un año, cuando la abuela, de nuevo, a la hora de la cena me haría llegar el recado de parte de mi padre: —Hijo, te dice tu padre, al ver que no te atreves a comunicarle tu decisión, que le indiques, una chica que conozcas y con la que te quieras casar. O simplemente, alguna que te atraiga, aunque no hayas hablado con ella.
Continuará...
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ANTONIO POMARES PASCUAL
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