EL APOSTOL DE LA REVOLUCION BOLIVARIANA
HUGO CHAVEZ FRIAS
…Para que cante la vida junto a la rosa roja. Para sentir el alma de la patria en la semilla del tiempo. Comandante de tus venas un mar de ríos aflora las huellas de Dios santo en la esperanza…
A
yer 5 de marzo 2013. 4:25pm. Comenzó el
ideal de la revolución con las banderas venidas del pueblo, con el alma de Bolívar, mientras el cielo destiló lagrimas a la tierra, a la semiente de los sueños; al candor del petróleo. Al sudor del obrero a la dignidad bendita de cada día. La noticia de la desaparición física del Presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela, nos conmocionó y entre las meditaciones abrimos nuestras reminiscencias. Recuerdo aquella mañana del 27 de mayo de 1998. Cuando Ricardo Sanguino y Raúl Suárez me invitaron a conocer al Comandante Hugo Chávez. Allí en la casa en San Vicente del Mayor Freddy Parra, donde la V Republica hacia del camino las palabras y las devociones. Y aquella necesidad social que sentíamos todos, los que veníamos soñando desde treinta años atrás con el ideario bolivariano a los gestos y necesidades de los pobres. Por nuestros valores, patrimonios, creadores. El pueblo. Bien lo recuerdo con su boina roja, poeta del llano adentro, recitando a Neruda en el soldado en el cuartel de la Montaña, y hablando de la libertad y de la conciencia; permitiendo los códigos de la historia y los legados hermosos de la razón. Caminado ese día por la Grita del Táchira permitida a los ecos y a las voluntades del amor a la patria. Como la noche del 4 de febrero de
1992. Cuando junto al poeta José Escalante, Macario Sandoval entre muchos nos integramos a los sentimientos venidos de largos años. Con el rostro del Libertador, el candor de Zamora o las ideas sociales de Simón Rodríguez. En las hojas de los árboles, en la semilla del trigo en las esencias de las montañas o el árbol del Samán Were jurando el compromiso de un ideal, desde la raíces de la Casa de los sueños azules; convertida en tu santuario. En los gritos del General Maisanta, en el dolor de los desamparados en sus ranchos de ciudades perdidas, en las siembras de cada día cuando las horas del reloj anunciaron siempre la bandera roja del primer militante, del soldado poeta, del maestro, artista, cristiano, comunicador, filosofo, educador, matemático, estadista, el constituyente, el humanista. El Presidente. Héroe de la Patria. El valiente que le dijo la verdad al mundo, con colores del alma. Con clamores por los inocentes. Y abriendo los brazos al cielo emprendiste la revolución bolivariana. Llevando la espada emancipadora y hablando en su imaginario con José Martí, el Che Guevara, Salvador Allende para revivir de la sangre sagrada de Guicaipuro las mantas de Josefa Camejo, María del Carmen Ramírez, Trina Huerta, Ana María Campos. En los sentimientos de Condorcanqui, desde el Sur. El alba. A la integración de los pueblos. Consagración a los hechos de la realidad. Las Misiones. El Presidente Comandante del pueblo. Con su canto como Ali Primera, con tu guerra de hombre noble y justo, ideario de la paz, con tu
bandera de Miranda. Te vi surcar la patria y revivir el grito de América. A las voces; a los ecos a “Bolívar Pueblo”. Comandante un día del 2010. Me invitaste para que realizara El Escudo Nacional para la sagrada bandera que cubriría el sarcófago de Bolívar en el Panteón Nacional en Caracas y yo me adentre en tu canto, en el amarillo, azul y rojo de las venas de América. Me adentré en la fe de ocho estrellas, en el lino de Bolivia. Con las miradas de los niños, la bendición de los ancianos, la ternura de las madres y más de los campesinos, obreros. Eternamente tu pueblo. Y ese 24 de Julio. Abrimos de amor la bandera para que Simón Bolívar descansara en la eternidad de todos los sentimientos del infinito. Con el amor del pueblo. Y entre tus promesas a Dios; en tu amor de consagrar lo patrimonial. Declararte en lo sublime al Cristo milagroso de mi Grita. El mismo en la oración de Bolívar, el general del tiempo, cumpliendo la promesa de la Campaña Admirable de 1813. Con el manto de las estrellas, con la vida del pueblo. Hoy te escribo Comandante Chávez, desde mis murales, desde la luz de la poesía, para el soldado sabio y generoso. Desde el amigo de los humildes. Desde el nombre de un cielo, Comandante en la eternidad del tiempo cantando tus himnos los hijos de los hijos y bajo las semillas llevaran de las manos la rosa roja para verla florecer cada día en los pétalos de tus credos y los aromas de la esperanza se curtirán de multitudes.
Los tiempos comandante, llevaran tus banderas a la semilla de los panes. Al amor consagrado y bendito de las ideas y los legados de tu verdadera revolución. Y siempre la diana de Carabobo revivirá las marchas de los patriotas junto a la rosa roja. Por los pobres del mundo. Al tricolor, el escudo y el anima en la memoria de siempre. Al mar de las Antillas, al cerro Bolívar. Al Orinoco. Al destello infinito del relámpago del Catatumbo y en tus manos la espada redentora curtirá la herencia del honor… la sucesión de los pueblos… Apóstol del América. Reivindicador de nuestra identidad, de nuestra independencia. Testimonio de un siglo. Señor de la revolución. Campanas de gloria revivirán la historia… cuantos siglos pasaran. Y los caballos legendarios de la libertad remontaran el horizonte eternamente. Mientras una lagrima desde lo eterno abrirá las fuentes de la existencia. ¡Por ahora y para siempre¡
En la eternidad poeta de la revolución.
NESTOR MELANI OROZCO