Medialengua

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Medialengua moitié langue, petits poèmes et des histoires texto de tirada limitada YOLANDA ARROYO PIZARRO

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Yolanda Arroyo Pizarro Paris, Francia 21 de octubre de 2009

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Índice A Priori ................................................................................. 14 Truffle a Yolanda y Javier ...................................................... 15 Orar sin manos ..................................................................... 16 Gabriel ................................................................................. 18 Porta Coeli............................................................................ 19 Carimbo ............................................................................... 22 Hoy no te llevaste las hormigas ............................................ 24 Jet lag en Sevilla ................................................................... 26 Al hombre de la tosecita ....................................................... 28 Aeropuerto de Sevilla, camino a París ................................... 29 Moscas españolas................................................................. 32 Valle De Lajas ....................................................................... 35 Tetita de carne ..................................................................... 36 Medialengua ........................................................................ 38 Neblina de tus otros labios ................................................... 39 Historias Para Morderte Los Labios ....................................... 40 Hoy es que verdaderamente siento tu ausencia.................... 41 Ver desaparecer al gato ........................................................ 42 Respuestas al abandono ....................................................... 44 Elegía a Juana la Loca ........................................................... 46 Todos los miedos, el miedo .................................................. 47 Soy la hipótesis de un mar .................................................... 48 Desde esta prisión veo tus ojos ............................................. 49

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Fa sostenido mayor opus 36 ................................................. 51 Desosirio .............................................................................. 52 Devorado ............................................................................. 53 Te eyaculo ............................................................................ 54 Amar a dios .......................................................................... 55 Dame tu espalda .................................................................. 56 Opacar el eclipse .................................................................. 57

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Dedicado a Zulma, sabandija deliciosa, gungulén lunático y al amor de mi vida, Aurora

Epígrafe del libro

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“cómo se levanta una en la mañana del amar cómo se hace eso se recibe la unción y dónde asistimos dónde la iniciación dónde la armadura del caballero de la armadura será la desnudez cómo te digo sí, tres veces siete y obedezco a dios” Mairym Cruz-Bernall

“Me gusta pensarte en aquella mesa, porque en ella estamos todos y todas, en el mismo lugar, en la misma posición. Aquella mesa me recuerda que todos necesitamos del poder de la palabra que alimenta el alma y también de lo que nos alimenta el cuerpo.” Jesús Manuel Santiago

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A Priori Este trabajo recoge poco más de un año de intervenciones en el blog Boreales, ejercicios de literatura confesional a cargo del taller de Mairym Cruz Bernall, ejercicios del taller de Escritura Transgresora que dicté durante el 2009, narraciones inducidas durante la peña literaria reunida en los cuarteles de Mayra Santos Febres, e intercambios contestatarios entre esta servidora y los artistas Javier Febo, Isaac Cazorla, María de Lourdes Javier, Anelís Hernández, José Caez Romero, Mayda Colón y Jesús Santiago. Fue geográficamente escrito entre Puerto Rico, Miami, Orlando, Atlanta, Washington D.C., Sevilla, Huelva, Madrid, Panamá y París. Los aposentos de la amiga escritora Karla Suárez y su compañero de vida, el también escritor José Manuel Fajardo dieron el golpe de gracia para la culminación del mismo alrededor de los Campos Eliseos, el río Sena, la Torre Eiffel y el Louvre. Una delirante charla con la boliviana Giovanna Rivero y la chilena Andrea Jeftanovic a través del correo electrónico, junto a una alucinante cena en Bebo’s Café de la Calle Loiza en Santurce, con el amigo argentino Andrés Neuman, trascendieron las partes finales y dieron cierre a las puntadas sueltas. Este trabajo es también un homenaje a Mario Bellatín, escritor a quien sigo con ahínco y vehemencia, y al que algún día conoceré en persona. Place Parmentier, 92200. Neuilly-sur-Seine http://narrativadeyolanda.blogspot.com/ 21 de octubre de 2009 | 14


Truffle a Yolanda y Javier Embarrada por el néctar derretido cocinado en el calor de tus manos-promesas de tus dedos-promesas Doy la bienvenida a tu trato negociación de ojos y labios repintados embestidos en tu mirada Tus versos han sido buena noticia en un país extraño en un Panamá lejano pero cercano Ya no es esta tierra la única con un canal Tus palabras han escindido mi pedazo

Ciudad de Panamá 4 de diciembre de 2009, 10:05 am

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Orar sin manos Confieso mundo, que te entrego mis dos manos Acarícialas bien y con ternura Estas dos manos recién cortadas que denuncio Mairym Cruz-Bernal

No tengo manos me las han cortado pero quiero orar Junto mis muslos para el rezo aledaños fronterizos coloco los muñones sobre la falda los caliento entre las extremidades apretadas hago una oración a Ishela diosa de los puños doy gracias por su existencia por haberme creado doy gracias al elixir boca a boca que me infundió vida en su cama de Edén doy gracias por su serpiente a quién permitió tentarme y me descubrió Varona agradezco a la diosa su barro y la extirpación de mi costilla gracias porque ella misma se la ha colocado para hacerse mortal y parecer mi viva imagen y semejanza me hizo materia en la eternidad de la memoria | 16


en la veracidad de la poesía y la santidad de la prosa hago una oración a Ishela diosa de los puños enterrados por abrir mi vagina y meterme semen se me brotan los tubérculos que llevo en la vulva vibran las pujaciones y doy gracias por cambiar mis menstruaciones a anualidades ya no rojas ahora transparentes y blancuzcas para dar luz para dar a luz otra diosa de los amaneceres hago una oración a Ishela diosa de los puños genitales

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Gabriel A Mayra Santos Febres Quiere preñar una mujer y yo lo amo quiere metérsele dentro llenarla de su gracia Yo sé de su sabor a penetraciones penetraciones sin parto sin concepciones musculatura de hombre y nalgas de macho y huecos de varón a su imagen y semejanza cuando él me posee Voy a concederle un sueño voy a facilitar su deseo haré realidad su fantasía; me colocaré las alas bajaré del inframundo y escogeré una virgen le anunciaré cuan bendita es entre todas

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Porta Coeli Encajarme en tu cuello mecerme en el péndulo de tu abrazo ante la promesa expuesta: me clavarás un solo dedo Encajada estoy en el hueco de tu escote con sabor a mar salado, playa de Combate he lamido la secuela de un soldado cremoso que ha marchado hacia la trinchera de tu ombligo campo de concentración tu vientre soy efebo que repasa sus faenas épicas en el vaivén de la conquista, tu entrepierna y la caricia de territorialidad, tu vello sin afeitar Ondularme en tu pulso de nuca y besar la vena que palpita en tu jabonera juramento de ilíadas y eneidas, ahora dos dedos Lluvia de estrellas mientras succiono la carne para dibujarle un moretón, marca de propiedad o voy a volverme loca por quién te muerde por quién podría hacerlo quién siquiera lo imagina, lo desea o fantasea contra mis voluntades de escorpiona Roedora de boca abultada heroína de surcos pletóricos si me siento en tu falda que se mece en el columpio del parque frente al patio de tu casa bañada de luna | 19


montada en El Principito recién descubierto, tu mentón Postrarme en tu regazo mientras caen las Oriónidas y balancear la supernova calcadora de labios todos los labios compaginar la historia del planisferio que te dije poseer soñar con el telescopio trípode que volverá a deleitarme de tu sabor a vino californiano taladrar en tu embestida de playa salada contra mi rostro y tres dedos antes de acicalarme en la ducha me salpicas de gelatina; ojos, boca y nariz entonces me la llevo a la garganta Cielo de San Germán que se derrama fardo rosado, envoltorio de piel fálica, bulto palpitante con ella le canto a los meteoritos de septiembre laten en la carne acunadora del jadeo penetrarme cuatro dedos guasábara de súplicas con cerveza y limón epitelio de una moción para morderte la espalda cueva de refugio taíno anhelante por querer beberte tragarte de nuevo diseñar los estertores puño cerrado, entras y eres | 20


un mordisco en esa playa medialuna de Vieques que tienes por boca un trozo desde el músculo cebado que acosquilla mi lengua‌ puerta del cielo

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Carimbo Carímbame, tesoro haz que tus manos sean fierro ardoroso y tu nombre la firma insigne que marca mi estirpe Carimbea tú mis contornos estampa tu signo en la silueta pulposa de mi bajaespalda que se abre para ti como rosa náutica monoestrellada de quince puntas pliegues estríados por el cielo de tu boca con el carimbo de tu varilla en zeta Carimbada estoy y estaré márcame de ambrosía con tus membranas de zorra en mi adentro y mi afuera en el hoy y el ahora carímbame, amada carimba este portento de pieles paridas que mil y una noches han sido tuyas Si nuestro idilio hubiera sido descubierto en tiempos de quema de brujas, adoradoras de afrodita, disconformes y herejes aquellos otros nos habrían freído, dices y yo te juro por la sangre que me sale del cuerpo que a mí nadie me hubiera escaldado que a ti nadie te hubiera tocado porque incluso atada yo de manos y pies el cuello inmóvil | 22


y una venda sobre la boca para no conferir nigromancias, encantamientos o cábalas, habría invocado a las precisas guardianas del inframundo sosegada y amarrada desde mi estaca habría conjurado un sortilegio en verso solicitado un púlsar de energía a las behíques con tan solo un pestañeo para quemarlos vivos a todos ellos sacrílegos observadores envidiosos de nuestro libre albedrío y con tan solo un parpadeo habría desatado tu cuerpo escindido por las llamas de mi lengua habría desanudado mis sogas y cadenas desamarrada ya habría bebido de tus ubres frente a la turba tragado tu lechoso manantial ante sus ojos testigos iniciado el juramento de ser únicamente esclava tuya súbdita de ti propiedad única de tus dedos ambidiestros nadie más ni dueño, ni juez mío Huelva, España 16 de octubre de 2009 Agradecimientos a Leticia Ruiz, Maribel Sánchez Pagán y Johanny Vázquez Paz, por la conversación que provocara este escrito de camino a Casa Colón, durante la celebración del Otoño Cultural Iberoamericano 2009 de Huelva en España.

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Hoy no te llevaste las hormigas Hoy no te llevaste las hormigas ni las copas de vela derretida con la esperma hecha aceite como el de las ofrendas del Santuario hoy no hubo despedidas cómodas; levantamiento del cadáver del corazón; naufragio en tu partida hoy no creemos en tu vuelta ni en la revolución que prometiste o en la guasábara que juramentaste iniciar por los próceres que se erigen bajo mi falda larga adentro del busto esculpido refugio de tus caricias hoy ya no caben tres dedos ni es posible el acomodo hacia tu pared muscular que consagra la mayúscula en tu punto consonante hoy no puedo decirte ‘ven acá’ envuelta en tu piel, dentro de la cueva así como si te llamara con el índice hoy no bajo a beber en la Fontana di Trevi que se amasa separando tus dos rodillas así como si mamara un dios lactante hoy ya no se vislumbra un regreso y tu clítoris— que es una puta no ha dicho ‘hasta pronto’ | 24


se ha encogido vacilante perplejo desconcertado ya no se desnuda para esta boca

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Jet lag en Sevilla Es medianoche. Todos duermen y el hotel está a oscuras. Como mi reloj boricua dice las 6 de la tarde, quise comer, solo para darme cuenta que la cocina y el room service están vetados. Le pregunté a Paco, uno de los empleados y me dijo, Maja, caminas por la calle hasta el final y doblas a tu derecha. Allí encontrarás en una placita frente a la Iglesia (hay mil iglesias por acá, estamos rodeados) una tasca que se llama ‘Los niños de Flor’. Abren hasta la madrugada. Le dices que vas de parte mía’. Así que lo hice. Atrevida, ¿no? Todo oscuro y unas callecitas parecidas a la Calle Luna y Calle Sol de Viejo San Juan, así de estrechitas. Poca gente caminaba por ellas. La mayoría de manos. Parejas de hombres y mujeres, hombres con hombres y mujeres con mujeres. Y unos viejitos bellacosos que insistían en besar sus arrugadas pero excitadas bocas. Me les quedé mirando. Creo, incluso, que la vieja le mordió un labio a él. Comí solomillo en salsa roquefort y perejil con patatas, aceitunas y mucho pan. Dos cervezas locales y una tarta de queso con una pasta que creo era guayaba, pero que la verdad, no me importa mucho, estaba suculenta. Los palitos de pan hicieron que me relamiera los dedos. El importe fue 13 euros, not bad. No me llevé la cámara, por aquello de no parecer demasiado turista a esa hora de la noche. Me acompañó Toni Morrison y su último libro ‘Una bendición’. Ya voy por la página 30. Suculento. Deshice la maleta, bueno, no en su totalidad, porque me da fobia deshacer maletas totalmente. Es una mala costumbre que tengo, eso de buscar lo qué me voy a poner directamente de la maleta. Me siento | 26


con una conexi贸n directa a la casa si puedo abrir el equipaje y sacar, poco a poco, a diario, lo que voy a ponerme. No me gusta colocar mis prendas de vestir en los closets o gaveteros de los hoteles, me da qu茅 se yo. Es como si aceptara que no voy a regresar.

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Al hombre de la tosecita A Isaac, por no dejarme

Me morí aquel día. Me ahogué en lágrimas que de pronto se volvieron mexcal, agave azul, tequila crudo. Una piscina que ha durado inundada sesenta y cinco días. Me arrancaron al hermano, al canchanchán, al fotógrafo de lunas de Viejo San Juan, al rescatador de diosas expulsadas del Olimpo, al escuchador de historias de amor como pocas, al reciprocador de secretos y afectos. Me quedé tuca, manca, coja, tullía, tuerta, hipoacúsica, ñoca. Me quedé con el boleto en la mano, a la espera del tren sin vías de ferrocarril. Me morí, aquella tarde. Vomité, aquella noche, mareada. Me comí las uñas de las manos y los pies. La menstruación redujo su ciclo a veintidós días, dos veces al mes. Lo lamento tanto. Lo siento tanto. Acostumbrada a que se vayan otros, no vi venir esto. No lo vi venir. Me tomó por sorpresa. Daría lo que fuera por el “Rewind”, por el “Undo”, por el “Delete”.

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Aeropuerto de Sevilla, camino a París Día de extrañarte hasta la decima potencia, zorra. sábado, octubre 17, 2009

A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos. -Borges

La ley de atracción, le dicen. Yo creo en ella. He aprendido a manejarme con el instinto y a derrumbar las trampas que mi subconsciente crea en perpetuo sabotaje. A conciencia sonrío sin sonreír e imagino que voy a salirme con la mía. Al final, siempre me salgo con la mía. Hace dos años, a modo de juego metafísico, le pedí a mi amigo Isaac que usando el software de edición de imágenes Corel, sobremontara una foto mía encima de una de la torre Eiffel, para que pareciera que había estado allí. Yo nunca la había visitado y no existía la menor probabilidad, ni la condición necesaria para que en un futuro cercano, me paseara, por ejemplo, por el Louvre. La foto se imprimió. La coloqué sobre mi escritorio. Le escribí: Recuerdos de mi viaje a Francia 2009. La miré con detenimiento por el año y medio que estuvo pegada. La miré y la miré. Nací en un barrio pobre. Fui criada por mis abuelos. Mis amigos eran los del caserío, el arrabal y el fanguito. Participaba en grupos de baile, luego fui coreógrafa. Actuaba en obras de teatro, después me inauguré como directora y autora teatral. Me robaba los | 29


libros de las bibliotecas porque en una ocasión, a los ocho años, leí El Principito, y después de llorar desconsoladamente sin saber la razón, sentí una desolación terrible cuando tuve que devolverlo a la biblioteca del colegio. A partir de ahí, cuanto libro solicitaba prestado de los estantes, se extraviaba. Se lo comía el perro (que nunca tuve), lo meaba el gato (que nunca tuve) o lo defecaba la vaca de la finca (ni vaca, ni finca tuve). Siempre había una excusa para que los libros no regresaran a sus anaqueles desolados. Estoy segura ellos preferían estar conmigo, a mi lado, siguiendo mi calor de madre sustituta. Después de eso, comencé a coleccionar ediciones de El Principito. Tengo sobre una veintena, en varios idiomas, de todos los tamaños y estilos. Lo esencial es invisible a los ojos, y en mi jardín, siempre hay una Rosa con espinas, esquiva, altanera, idolatrada. Recientemente, además, me he dejado domesticar y he aprendido a domesticar a una Zorra. Una Zorra taína. Aguerrida. Bravucona y revolucionaria, que me tiene ilusionada gracias a la pasión que supuran sus poros. La extraño a rabiar; vaya novedad; buena sorpresa. Me gustan las sorpresas. Hoy estoy en el aeropuerto de Sevilla, esperando que el vuelo que me llevará a París pasando por Barcelona y luego Munich, sea llamado. Son las seis de la mañana en España mientras en Puerto Rico dan las campanadas de la medianoche de ayer. No han importado las condiciones de nacimiento o alcurnia, el color de la piel o los alisados, las marantas o el rapado de cabeza, la falta o no de oportunidades, los escollos en el camino, la gente que me ha abandonado o a los que he tenido que enterrar, las complicaciones de embarazo, parto o divorcios. No han importado las roturas | 30


de corazón, ni si he sido la novia, la esposa o la chilla, la oficial o la otra. Ni los soliloquios siquiátricos, las extirpaciones de vesículas o las hospitalizaciones asmáticas, los ataques de pánico, el embrujo del creciente, las presentaciones de libro, la censura, los borradores perdidos, los manuscritos rechazados, la elección de Obama, los nuevos planetas descubiertos, los paros nacionales, las lluvias de Oriónidas en el patio de tu casa, las exes arrepentidas o los tsunamis. Voy rumbo a París. El río Sena, Alexandre Gustave Eiffel, Charles de Gaulle, Musée du Louvre, Montparnasse. Ley de atracción, que le dicen.

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Moscas españolas Acá el atardecer se da a las ocho de la noche, y la sombra de la estatua de Colón frente a la bahía de Palos de la Frontera, parece pedir disculpas por el homenaje vergonzoso a un descubrimiento de fraude. Estoy bebiéndome la quinta o sexta Cruzcampo con las consabidas aceitunas y una copa de vino blanco, de los de a toda hora. Ajá, cerveza y vino blanco, así es la vida cuando se viaja. Entonces Javi, el mesero del hotel que se ha hecho mi amigo, y que a escondidas me trae mantecados Nestlé con etiquetas de mensajes proféticos, me dice: Maja, en Sevilla hay 81 maravillas y tú eres la primera. Yo hago que me lo creo, me sonrojo y después le pido tomarnos una foto para que a la vuelta a mi país, las amigas vean al tipazo que me levanté. En España, las moscas no se van, incluso si las tratas de espantar, azuzar o palmear. Son diferentes a las de Puerto Rico, en donde, a la menor provocación, el insecto revolotea las alas y se va volando para burlar tu amenaza de golpe. Moscas paranoicas, las del terruño. Esquizoides, con toda certeza debido al calor del Caribe, o a las cenizas del volcán Monserrat, o a la bruma del desierto del Sahara. Y a la gente, que mis congéneres borincanos no son cosa fácil. Acá no. No se inmutan los insectos voladores. El fenómeno se repite en Sevilla, Andalucía y Punta Umbría. Haces así con los dedos y nada. Se quedan sobre tu pedazo de bruschetta, degustando el tomate bañado en aceite de oliva. Haces así con una mano e igual te miran, y continúan comiéndose el jamón de chancho de Huelva, o el chorizo ibérico. Y si haces así con las dos manos, se | 32


pudiera hasta jurar que quieren empezar a jugar contigo. Puedes, literalmente, tocar a una mosca que se ha posado en tu bulto de viaje, sobre la taza de tu café cortadito, o la canasta de panes. Puedes incluso acariciarla y estoy segura, que con un poco de paciencia y tenacidad, podrías hasta domarla para que aprendiera algún truco o llevártela como mascota. Son impertinentes y muy voluntariosas. El otro día, luego de la lectura de poesía de escritores latinoamericanos en el bar 1900 a las 23 horas, la delegación boricua comenzó a quejarse de los hombres (éramos todas mujeres, por supuesto). Que si quedan pocos buenos, que los buenos están cogidos (o mejor dicho, tomados, que aquí en la Madre Patria cogido es otra cosa, en todo caso, la mayoría de los hombres están mal cogidos, según ellas), en fin, que si sus malos hábitos, la bebida, la cocaína, los juegos de azar, los que te miran a la hijastra como si fueran dueños del latifundio, o los que te miran al hijastro con igual maldad, los que te cogen prestado y jamás te devuelven nada, los que se pasan la vida comparándote con antiguas exes, o llorando por antiguas exes, o metidos en un drama de terror con las susodichas; los que te ponen la mano encima o te obligan al juego de sodomía no consentido; y los peores, los que te culpan de ser frígida, so pena de no poder ellos mismos provocarte un buen orgasmo, algo así como el general Andrés de ‘Arráncame la vida’, ¿se acuerdan? “¿Por qué no sientes, Catín? ¿Qué hay de malo contigo? Todas mis mujeres antes que tú han sentido”. Hijoeputa eyaculador precoz. Y allá viene la Catín, y va donde la vieja gitana de tetas caídas, que es la que le enseña | 33


como se le debe a una mujer tocar el ‘timbre’. Bravo por la lesbiana entrada en añitos y por la Catín que recibe su primer orgasmo de pubertad, de la mano de la sabiduría femenina longeva. Bien. Ejem. Superada la digresión, regresemos a lo discutido antes del paréntesis, a los machos de la especie y a las mujeres quejumbrosas que los persiguen. Ellas son como el tazón de aceitunas, pero ellos son como las moscas boricuas. Ariscos, espavientosos, esquivos. Difíciles de domesticar, difíciles de domar. En el bar 1900, pasadas ya las 23 horas, las mujeres boricuas miramos las moscas españolas, las estudiamos, les dimos una ojeada telescópica. Alguna de las mujeres, empezó hasta ver a los moscones de manera ventajosa, ya no con repulsión. E incluso, una que otra las llamó atractivas. El problema: es posible que ninguna de esas moscas sea macho.

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Valle De Lajas El creciente a mi izquierda parece que tiene una cola hecha por las nubes y las nubes la vuelan como a un cometa chiringa el nubarrón le mete el dedo al trasero de la luna; y esa estela que rememora una línea de lienzo pintada sin querer es la casa nueva de tu hermana en donde me bebiste la garganta tiene montones algodonados que dan ganas de comérselos por encima de las montañas del valle de Lajas a un lado hay mucha luz; del otro apenas una oscuridad que empieza a dejar ver las estrellas y por eso en este sitio hay una tormenta de relámpagos, ráfagas y truenos ahí vienes a besarme las nubes parecen pintura que has estrujado con los dedos y has embarrado en el cristal del firmamento del cielo de mi boca recogemos gungulenes rayados y gongolíes rojos ahí vienes a morderme

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Tetita de carne Hoy caminé por Boulevard Garibaldi, pasé el quiosco de las flores (voy a enviarte flores desde Paris, o al menos esa es mi fantasía, lo intentaré), la tienda de pastelería francesa que tanto disfruto, el McDonald’s al que voy a negar que fui, la estación del tren y de las verduras. Tomé un taxi en la plazoleta. Identifiqué dos librerías que visitaré mañana, saludé a la gárgola de Notre Dame y me extasié en la Torre Eiffel nocturna. Todo un espectáculo. Al llegar al Hotel La Perle me perdí, pero ya me había bajado del taxi, así que traté de orientarme caminando. Error. Seguía perdida. Vi una tienda de Gap y otra plazoleta. Identifiqué un letrero que leía Montparnasse y otro Sena. Me decidí por el del río. Di varios pasos más, más allá del museo de Rodin, cerrado a esas horas, y llegué a las famosas escalinatas de la muralla del río Sena. Las bajé y las subí. El olor es un poco irritante, pero es el Sena. Victor Hugo, Los miserables, Jean Valjean. Me lo tuve que repetir mientras mi olfato se acostumbraba. Frente a él pedí tres deseos. Mentira, pedí quince deseos. Todos tienen que ver contigo, bueno, no todos, pero la gran mayoría. Pedí por la paz de mi Isla, y por la salud del papá de una GRAN amiga. Pedí por la nena, por el donante, por mi insomnio (en esto fui flexible, que se vaya o se quede, yo solo quiero sentirme cómoda con él), por mi lucha ancestral a favor de los marginados, porque se vaya el frío (estaba a 36 grados Fahrenheit), porque a mis afectos les lleguen parejas tan grandiosas como tú, que quieran el proyecto de vida en conjunto. En fin, también hice pedidos más superficiales: que me acueste a dormir una noche | 36


para amanecer flaca al otro día, o con una treintena de libras menos, que me saque la loto, que se me quite el miedo a los aviones, que no me agobie tanto al pasarle vacum cleaner a la casa, que el pelo me crezca rapidito, sin mucho stress para que no me de con picármelo nuevamente, etc. Ahora bien, hubo un deseo en el que hice trampa. Pedí volver a ver a mami. Hacerla corpórea. Traerla de nuevo a este plano. Han pasado siete años desde su fallecimiento y la extraño como si hubiera sido anoche. No quiero verla en sueños ni imaginármela transparente, ni atraerla en una mesa de médiums espiritistas, o recrearla como un holograma, ni ver su fantasma en una tarde de Ouija, o que me hable a través de algún babalawo. No. Verla de verdad. Convoqué su presencia. Me llevé a la boca el dedo pulgar de la mano izquierda. Mami se hurgaba ese dedo. O más bien se manoseaba el pellejito que quedaba en la comisura de la uña de ese dedo. Yo crecí viéndola masticar ese apéndice de piel de su pulgar. Aprendí a morder el mío, como mismo hacía ella. A espulgarlo, a desgajarlo, a desprenderlo con los dientes. No la uña, el pellejito de al lado. La tetita de carne que se formaba de tanto desfigurarlo y mojarlo con la boca, para luego escupirlo. Así mismito. Eso hacía ella. Sé que no es estético, pero me la recuerda. Pedí volver a verla. Estaré expectante, a ver si el Sena y Francia me la devuelven.

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Medialengua Nervios que te calcan que se mecen en tu oleaje sangermeĂąo taladran la epiglotis del beso y se parten se me raja el frenillo de la lengua que retiene el alma que mantiene mi cuerpo ambidiestro tocĂĄndote y tocĂĄndome tu filete lingual es mi plato predilecto de tu boca brota una saliva saboreada de banana tu entrepierna: una babosa que camina mis paredes una lapa que atesora movimientos atrapo tus jadeos soy tu depredador

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Neblina de tus otros labios Hay una risa blanca y una mordida de labios en neblina que chorrea bruma por tus comisuras le brota el burbujeo níveo después de haber recubierto tu cueva succionado tu espuma sorbido tu boca a la izquierda del puente que ha servido de vínculo y ese arbusto que es como tu nuca aterciopelado suave y prodigioso de frutos alimentador de alimañas;

soy una sabandija colmada de ganas por cabalgar tu espalda

(escrito mientras la carretera camino a Caguana nos sonreía en el atardecer y tomábamos fotos)

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Historias Para Morderte Los Labios Soy responsable de tus marcas mordidas de un exoplaneta que orbita alrededor de su sol creado por mi expulsión de coágulos con cráteres supurados que suplican tu arribo que desean lamer tu carne lacerada en el filo de los bemoles en el signo de resonancia de un instrumento sin notas un mordisco en esa playa medialuna de Vieques que tienes por boca un bocado desde el músculo abultado que es tu lengua…

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Hoy es que verdaderamente siento tu ausencia Hoy es que verdaderamente siento tu ausencia no la de compañía, que siempre me rodea con tus palabras al teléfono y la vista de tu sonrisa en las fotos sino la de tu presencia la de haberte tenido tan cerquita hoy me hace falta tu mano en la nuca tu abrazo en el juego de sincronías a ritmo de salsa tu boca con marcas como columnatas del Olimpo con treinta y cuatro líneas de expresión en el labio superior y veintisiete en el inferior calcadas esculpidas cinceladas y si aprietas los labios y contraes la mueca endiosada para guiñarme un ojo o para mirarme penetrante se te añaden tres arriba y dos más, abajo boca edénica que da cátedra de lo que verdaderamente es una caricia

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Ver desaparecer al gato Escuchar maullar al gato. Notar que su plato de comida y su caja de arena están intactos. Irte a trabajar preocupada. Regresar en la tarde. Ver al gato que te mira, pero que no se levanta a recibirte. No corre a tu encuentro. De hecho mira para el lado. Escuchar maullar al gato. Notar que su plato de comida y su caja de arena están intactos. Acariciarlo y preguntarle qué pasa, Momo. Qué sucede hermoso Mozart. Wolfgang Amadeus, por qué no comes. Ver vomitar al gato. Ver que no toca la nueva comida que le cambiaste y que no toma agua. Mirar los ojos de preocupación de tu hija. Mirar los ojos anémicos del gato. Ver tu rostro en el espejo que se preocupa por Mozart y que piensa en la ex dueña abandonadora que, a su vez, se marchó abandonándolo a él también. Dormirte pensando en el gato. Dormirte preocupada por mañana. Mañana ya no es mañana, es hoy, y escuchas el silencio sin maúllo. Temes que no haya sobrevivido la noche. Irte a trabajar luego de asegurarte que sigue acongojado y débil, pero aún respirando. Regresar en la tarde. Ver al gato que te mira, pero que no se levanta a recibirte. No corre a tu encuentro. Escuchar maullar al gato. Notar que su plato de comida y su caja de arena están intactos. Tomarlo en brazos, con ayuda de la hija y la ausencia del abandono. Entrar por las puertas de cristal de Emergencias Veterinarias 24 horas. Varios centenares de dólares más tarde, una radiografía y un laxante a ver si la obstrucción de su intestino mejora. A ver si no hay que operarlo. Verlo triste. Verte triste tú. Dormirte pensando en el gato. Dormirte preocupada por mañana. Mañana ya no es mañana, es hoy, y el gato no | 42


come ni bebe agua. Marcar el teléfono de la ex dueña abandonadora de gatos. Consultarle sobre el gato. Escuchar Métete al gato por el culo o hazlo en pincho y cómetelo. Llevar al gato a que lo atiendan de nuevo. Dejarlo desahuciado. Solo, rodeado de otros gatos y otros perros desconocidos. Firmar, por si acaso, la hoja de la eutanasia. Desahuciado, como algunos amores. Eutanasiado, como algunos amores. Ver desaparecer al gato.

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Respuestas al abandono

Escoger o no la mejor contestación: a) Porque, al igual que la señora que me parió, se abandona por placer, por sentir el tingüiling de la excitación de mirar atrás, y ver lo que se va alejando, lo que se va dejando. Desamparo. Porque se siente goce de atestiguar el desorden de corazones malheridos, la anarquía de sentimientos, el atiborro del desosirio. Porque la desolación de otros es alimento al alma. b) Porque se prefiere otro vicio más allá que el de mi boca, que el de mis labios vaginales, que el de mi ombligo adornado de estrías, que el de mis caderas abundantes y asesinas en el soliloquio de la embestida. Porque se necesita un “rush” mayor, más adrenalina que la que dan mis jadeos. Porque el intercambio con Bacco dura trescientos sesenta y cinco días y un mes más. Porque la borrachera de sustancias sicotrópicas es más satisfactoria. El embriague es la excusa perfecta para la injuria, el agravio del que luego se pide perdón. El arrebato da el pie forzado al jamaqueo y a la amenaza de bofetadas o partidas de boca si te atreves, si te atreves a dejarme tú, si te veo con otra. Yo soy tú única. c) Porque se tienen miles de complejos y le gusta hacerte sentir poca cosa, poquitísima cosita linda, “Coco”, para que creas que no tienes alternativa, que no hay autoestima, que no tienes otra opción. Porque nuestro viaje a la sexualidad ha abierto las puertas de | 44


todas tus posibilidades, y debido a ello se tiene que perdonar todo. Todo. Todo. Me lo tienes que perdonar todo, mĂĄs te vale, o harĂŠ que Orula acabe contigo. d) Todas las anteriores

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Elegía a Juana la Loca A Federico García Lorca Soy la infanta de Castilla y Aragón Celosa de las manos del hombre que me pertenece Celosa de su falo, mi hermoso No quise ser como los hombres quisieron que yo fuese No jugué al escondite con mi ser Fui loba Arrebaté; usurpé Arranqué cabellos largos de otra y escupí rostros abofeteé intrusas tomé lo que es mío para mí Me tildaron de quincallera, desquiciada y delirante velé sus ojos mancebos dormidos en la muerte besé sus labios antes del embalsamamiento, y después probé su lengua fría cerré mi corazón; ya para nadie más escondidos en la tienda real moví sobre sus caderas las mías y permití que entrara toda su frialdad tiesa en mis concavidades muero altiva, exigente mío de mí, sigue siendo este hombre

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Todos los miedos, el miedo A Marcos Es la primera vez que hace maletas Todos los miedos Larga travesía Gavetas de aire Primera vez de este tipo de odio Todos los besos el beso adioses sin espuma de olas la palma de la mano se mueve y gira no quedan mejillas para mojar ni anillos para portar pero sabe tanto a respiro sabe tanto a locura a sueños clínicos a mar de tranquilidad, como la luna la despedida arrasa cuencas los ríos arrugan párpados la crema de licor irlandesa mezcla bien con el Ambien Todas las furias, mi incienso todo el bravío, mis pechos Todo humo, siempre fuego Nunca he dormido así, Se ha ido consigo y sin mí. | 47


Soy la hipótesis de un mar Soy la hipótesis de un mar Piedras que se frotan contra la espuma Marea que mantiene la penumbra Que alza los tsunamis pulsación etérea soy de un hombre sin sexo soy de una brisa que retumba que grita entre las sienes de un coral entre las maldiciones de un arrecife. Soy la hipótesis del Rojo De un color sin apellido Me derramo dentro, fuera, por debajo coagulo y palpito Soy un dolor una línea que se pinta amo y dejo de ser diabla emano y dejo de ser fuego gritos lunares pujos veintiséis. Soy la hipótesis del Mar Rojo Me abren y atraviesan Entran Pocos salen a la arena. Los ahogo Algunos me sobreviven.

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Desde esta prisión veo tus ojos Desde esta prisión veo tus ojos dibujo tu esfera de rostro tu sonrisa transparente tu ceño sin fruncir no está y tampoco hace falta. Desde aquí escucho a los gorriones discutir por tus espacios. Los que no transitas y reclamas aún sin presenciarlos sin detenerte a abrazarme me tocas me acaricias la melena enmarañada juegas con algún rizo. Desde aquí no pesan las cadenas no me faltan las porciones de alimento o de aire o de llantos. No me inclino ante tus dioses se recrudece nuestra historia sueño que algún creador no me abandona aún con mi fanfarria con mi perfidia con mi temeridad. Esta cárcel sabe a caramelo mohoso mis lenguas lamen conforme pasa el tiempo los barrotes todos. Mis lenguas se hacen viperinas | 49


en el ejercicio de tu negaci贸n tres veces. Se cruzan y se dividen cual medusa traidora soy tu judas iscariote sangro clavos bebo espinas sigo aqu铆 encerrada en esta herrumbre que se deforma pero no se derrumba y se pudre.

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Fa sostenido mayor opus 36 te pienso en las noche de insomnio en las madrugadas de insomnio en los amaneceres de impromptu despertar en el espacio vacío que te guarda lealtades en la ventana que vomita una luna menguante casi novilunio con estrella en soliloquio allegro assai quasi presto de Chopin cada vez que me encuentro con un cabello largo tuyo melena sin dueña cabello huérfano que ha venido hacerme compañía en este matress

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Desosirio Odio el fellatio me causa desosirio el junte lengua labio carne si no es acercarme al simulacro de tu piel tómame alarga mi fossa antecubital, mi bébeme bésala y permite que mi pujo te embista a ti a ti que eres un yo que tienes lo que yo coagúlame en el flujo blanquesino que se desborda, mi cielo y trépame a ese edén que conoces Odio el fellatio tragarme la carne varonil desespera a menos que sea la tuya disfrazada piel cubierta por materiales de plástico con sabor imaginario a cyberskin y tu espalda Odio el fellatio, mujer pero por ti me arrimo a la ventana

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Devorado Soy un hombre Sagrado. No hay quien me geste de nuevo, quien se acoja a los pujos, estertores de piel vomitada de mi pecho enmarasmado de mi vistazo frontal y recio barba quemada rasgada a filo de cuchilla. Te froto y no conoces de este acto de mis haberes que son piedra maciza de mis flechas ballestas lanzadas puntas de dragón adormecido hasta el ahora. Soy Caín al desearte más que la ofrenda de frutas y Nemrod más que convertirte en su penacho de plomo Pieles con pieles que quieren tocarte, hacerte niña robarte la mejilla abrirte toda jugar con tus partes estrechas. Soy el Gemelo que cambia su guisado por tu nombre por saberte, y sorberte y granularte.

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Te eyaculo Te eyaculo despeinada y sobre el rostro, Pruebo a qué me sabes. Para que no te olvides Soy emisaria de la espuma que te apetece te revienta y te embiste. Sacerdote que canjea los 21 gramos por las respiraciones del recinto en donde se cuecen las habas y se entonan los salmos, por penetrarte los inciensos arenosos de mi promesa espermicida Los dedos a la siniestra presionan, aúllan, exprimen. Los dedos a la diestra cercenan, inmolan, extinguen tu orgasmo. Junto a ellos mi médula se hace grande, se alarga, se viene y soy arcángel ya no más un nefelim devorado por el fuego, ya no más un demonio caído borrado de la faz de la tierra, ni un ente que se traga las tinieblas mientras es eliminado.

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Amar a dios Anoche mi hombre amó a dios y fui hecha suciedad se me despreció por inicua fui declarada prostituta de mares me han desechado por pecadora Orfeo reniega de Eurídice y no hay camino al inframundo no desea seguirme que me pudra en los infiernos mundanales de la prosa en el lodazal inmoral de los versos yo fui dios, alguna vez y alguna vez deidad adorada entre las piernas creé vida dentro de mi caos interior vomité una cabeza por la vulva pero me llaman poca cosa soy la inadecuada la contaminante la inmunda me llaman heces porque soy mucha monta soy hembra altiva por mirar a los ojos de un hombre el hombre que ya no es mío que me repele y me abandona

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Dame tu espalda Dame tu espalda quiero escribirte en ella yo sí me atrevo. Dame ese relieve de costilla ladeada de hueso hendido esculpido por un dios adorador de maravillas delineados por las yemas de sus dedos mis dedos. Dame tus cuñas las cicatrices de ese órgano ausente hueco arremolinado en torno a tu cuerpo en vías de conocerme arrullarme y serás mi pimpollo. La masa que vomitaba que expelía tu nomenclatura y que ya no está no hace falta Te ha vuelto canela. Cómo dolía ahora cómo calma cuando la beso cuando cincelo sus contrapartes cuando la escupo con saliva eyaculada traduce mis uniformes círculos alrededor suyo con las heridas que a final de cuentas van a pertenecerme. | 56


Opacar el eclipse

A Mayda Ella ha opacado al eclipse despide constelaciones en cada poro. Es de un rojo exquisito. Su luna se viste de mejilla derecha danza cuando r铆e se menea caderosa si abre la boca cuando discursa o s贸lo se acomoda para hacer ruidos de geiser. Jadeos que bailan salsa en una plaza de mercado en una glorieta de pueblo en unos ojos esperanza que por primera vez se dejan seducir ante el terremoto de sus versos. Se vuelve manantial de estrellas una sobre el tabique otra en el hombro contrario a la diestra tres en el valle que se ladea desde el cuello nuca monte de inicio de pecho monte de inicio su belleza espera primigenia que trae consigo historia que trae consigo alumbramiento piensa sortear, girar | 57


darle la vuelta al mundo mientras se disfraza de ente alma pura con hebras rojas. Es roja. Y seguro lame, bebe, pulsa adentro como una supernova susurrando promesas es roja como el invento de mis ojos dormidos besos en cada pĂĄrpado cada pestaĂąa cada novedad Porque esto es inicial es inaugural monstruoso y flota en el lago de una sin igual laguna negra Es visceralmente etĂŠrea

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“Yolanda Arroyo Pizarro es escritora de los tiempos literarios que vivimos(…) y que dejarán páginas y páginas de testimonios y duelos, aplausos o dudas, pórticos o silencios. Un autor se fusiona con todos estos alientos, pero no importa, eso lo hace un autor fuertemente vigente, es esa diversidad, bravía, profunda y riquísima en matices. Yolanda es provocadora en el decir de sus relatos. Nos empuja a leerla, a buscarla, a perderla y al final, sin mediar el laberinto, nos inicia a esperar el próximo relato.”

Marioantonio Rosa – periodista puertorriqueño

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