Suplemento yerba fanzine #8

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A. Estaban aburridos y querían molestar cambiando todo de nuevo. B. Les pagaron con especias holandesas del mejor bar entrerriano. C. Después de tres años de haber ido y venido gente en el seno del fanzine, dijeron “ahora podemos hacer lo que se nos raje el canario”. D. El espíritu de Tura Satana bajo y les tiro la idea. E. Porque sí. F. Todo es un plan maléfico organizado por la mano invisible que vota a Michel Del Chel. Bueno, la verdad es esta: todas son válidas en algún punto: Desde que nació esto cambiamos continuamente, y no podemos asegurar que sea esta vez la última, y no lo hacemos de aburridos, sino de curiosos, por el afán de seguir experimentando (¿?) y de tratar de darles lo mejor. Holanda es un país macanudo y nada más. Sí, fuimos muchos en un principio, un sueño individual que se hizo colectivo y hoy lo sigue siendo, a nuestra manera. Como verán, vimos Faster, Pussycat! Kill! Kill! Estábamos ahí con Raviol, sentados, cuando de repente se congela todo a nuestro alrededor y Tura sale de la pantalla con su figura ponderosa y nos dice: —¡pendejos!, en el próximo yerba salgo yo o vengo por ustedes y van a ver cómo haciamos las cosas antes!!— Luego de eso, vuelve a la pantalla cantado “te robo, te mato, te limpio, te robo, te mato, te limpio…”. Y si esto les parece poco, ¡es porque sí, también!!! De la opción F creemos que no hay nada que agregar. Es así que en el mundo imaginario creamos y llevamos todo lo que ustedes hacen (sea ilustración, poesía, fotografía, cuentos, cómic, etc.) al plano

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existencial, en donde les damos la oportunidad de mostrarlo al resto del mundo. Un mundo Yerba, un mundo que crece, un mundo que se expande y tiene llegada no solo a ciudades argentinas y países como México, Colombia, Venezuela, Ecuador, España y Francia, sino que ahora nos escriben desde Japón, tomá pa’ vo’. Bien, ¿en qué consisten los nuevos cambios? Principalmente en que la versión en papel tiene solamente secciones: las ya clásicas y conocidas Biobandas; Reseñas, a cargo de Kevin Jones y Proyectos. Se les suma la editorial Trance zomba al lugar metalizado de Fran Dalmasso; Peces en el aire, de Willy Fish y Yerbatero, que cierra el fanzine. El suplemento, por su parte, trae todo lo que ha llegado durante la convocatoria, armado de tal manera que se pueda ver online o descargar para imprimir en formato A5; y también, como si fuera poco, el homenaje a nuestra Tura. Agradecemos a todos los que han participado de la convocatoria, a todos los que nos ayudan con las secciones, a los que nos ayudan materializando el fanzine en sus dos versiones, a Sofía Storani por corregirnos los textos y a Tura Satana por haber existido.

Gonzalo & Raviol

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7| Lucho Lucaioli (Bahía Blanca, Bs. As.) cuadernodelviajerosalvaje.blogspot.com • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons AtribuciónNoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

15| Dante Vázquez (México, DF) dantevazquez.wordpress.com • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-SinDerivar 4.0 Internacional.

7| Camila Escobar (Rosario, Sta Fe) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.

16| Sol D’Angelo (Santa Fe capital) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

11| Florencia Meyer (Santa Fe/Rosario) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

17| Pablo Ferreira (Santa Fe capital) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

12| Miguel Nuñez (Santa Fe capital) porfoliomiguel.blogspot.com.ar • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercialSinDerivar 4.0 Internacional.

17| Martina Ramírez (Santo Tomé, Sta Fe) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

13| Leandro Forti (Santo Tomé, Sta Fe) sobreelmargen.blogspot.com • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercialCompartirIgual 4.0 Internacional. 14| Fátima De Abreu (San Cristobal, Venezuela) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

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18| Pilar Cabré (Santo Tomé, Sta Fe) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. 19| Eduardo Feranandez (San Cristóbal, Venezuela) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.


Lucho Lucaioli

Confundí el sonido de un avión con un trueno mien-tras esperaba la lluvia atento a las nubes. Era una tarde como la de hoy, con un cielo amenazante pero sin lluvia. También, como hoy, aparecía a la distancia el largo silbido, fiu fiuuu, de los camiones al pasar los cambios. Son muchas las razones por las que uno debería vivir cerca de una ruta, así como son muchas las cosas que se extrañan cuando ya no están. Después el sol se fue y quedo en sombras esta sabana africana que es el valle del fin del mundo por las noches cuando las nubes cubren el cielo y borran las montañas, dejando solo al viento que tuerce árboles y casas y carteles de hoteles derrumbados. La luz de la linterna que ilumina los arbustos rompe dimensiones en su viaje por el aire y devuelve la imagen de los tiempos sin principio. Todo es circular, me decía en esos días del verano austral, como las estaciones y la transmisión de los camiones.

Cuando se mira a un escritor Camila Escobar

Le di muchas vueltas al asunto, pero sos vos. Estoy segura. Tuve mis dudas, mis desencantos, mis miedos (terrores desoladores implantados por la más profunda incertidumbre); pero sos vos. Estás tan apacible, siempre estás así cuando escribís (como me enloquece verte escribir). Te ves lindo. Creo que todas las personas lucen más lindas cuando escriben. Yo a veces lo hago, lo intento; pero no soy tan buena como vos; que la lapicera es una extensión de tu cuerpo (Porque aún escribís en papel, sos encantador). La escritura nos desnuda, nos expone, nos deja vulnerables y susceptibles, al descubierto. Y así estás ahora y yo puedo admirarte desde una posición privilegiada. Quiero tocarte

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pero no quiero perturbar la ligereza del movimiento de tu muñeca que no cesa de escribir. Pareciera que te amo más cuando escribís. ….. Que pronunciadas que tenes las ojeras, acarreas varias noches de mal dormir. Te preocupa casi todo, y te quejas mientras tomas un café en jarrita que no llegas a disfrutar. Te disgusta el precio, el atuendo exhibicionista de la moza, que el bar esté pintado de un verde espantoso (“Parece moho” sentenciaste), que yo me ría de lo que a vos te estresa. Somos tan opuestos. ..... Tu mirada está cansada, aunque no pierde el vestigio de malicia que la caracteriza. Son demasiado neutros tus ojos. Nunca supe que te pasa mirándote a los ojos. Sin embargo, como buena discípula tuya, aprendí a leerte de otro modo. Cuando estás nervioso contraes el labio superior. Cuando estás enojado se profundiza el surco de tu ceño, dándote un aspecto sombrío. Cuando estás alegre tu sonrisa es realmente autentica porque se te marcan los hoyuelos. Pero tus ojos son el enigma que jamás develaré, nunca podré escribir sobre ellos. Sabe Dios porque marcan una distancia despiadada de quien los mira. Recuerdo que una vez me dijiste que mi mirada es imprudente, que dice demasiado sobre mí y que eso es casi irresponsable de mi parte. ….. Tengo ganas de darte un beso, uno suave, casi imperceptible. Vos nunca fuiste sutil para besarme. Tu boca se abalanza sobre la mía, no dándome más opción que corresponder a ese acto arrebatador, avasallante. Que besos los nuestros; que besos. En el sobresalto, siempre paso mis manos por tu pelo con la intención de despeinarte (siempre estás tan prolijo). Es casi un impulso de defensa. Es decir, ¿con qué derecho dejas estremecida, sacudida y alborotada a mi boca? También quiero dejar un rastro de que por unos instantes pasé por vos. Pero tu pelo es tan lacio que vuelve a su

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lugar, perfecto. Y entonces quedo ultrajada y conmovida. Tu beso, tu tacto queda evidenciado en mí por dentro y por fuera. Se ve en el color de mis mejillas, en mis ojos que exponen todo lo que me pasa según decís, en mi risa atontada, en mi alma agitada. En cambio a vos no se te nota nada. Seguís igual, casi diría que frío. Sé que me queres, y no solo porque me lo decís, hay gestos que me lo demuestran. De todos modos como quisiera que tengas una postura más pasional luego del beso, de la entrega. Ah, cierto que sos amante del equilibrio. Y al fuego hay que apaciguarlo. No queres que nada se te vaya de las manos. ..... Estoy obnubilada. Y ya no tanto por mi contemplación, por mi amor por vos; sino por la distensión de mi pensamiento que, con tantos rodeos, solo busca adivinar que escribís. Anotas presuroso e inseguro. Apuntas palabras aisladas. Tachas. De pronto la situación se me torna seductora: la ansiedad, el café ya frio, tu aislamiento literario, mi intriga. Y la especulación. No encuentro ningún signo en tu cuerpo que me dé una pista de lo que acontece por tu insondable mente. Tu cuerpo no me habla, esto no había pasado antes. Está tan absorto en la escritura. ….. Yo también deseo estar absorta en otras cosas. Tal vez algo más banal para relajar y divertir a mi conciencia. Que antiestética sería ésta como escena de película: dos facturas mordidas en una mesa llena de migas y sobrecitos de azúcar vacíos, dos cafés sin terminar, dos personajes en silencio y con la espalda encorvada. Pensándolo bien, si esto fuera una película habría un primer plano en vos, en el misterioso hombre sumido en la escritura en un bar de mala calaña escondido en el microcentro rosarino. ….. Es en vano, no puedo distraerme de las ganas de preguntarte que escribís.

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..... Ciertamente te ves más calmo y más hermoso. Al menos llevas un rato largo sin quejarte de nada. Y eso que la música de fondo es insoportable, la moza va y viene taconeando histéricamente, y el bar sigue pintado de verde moho. Qué curioso, me parezco a vos con estas quejas absurdas. Vos te pareces un poco a mí con esa paz que vislumbras, que suelo sosegarme cuando escribo. Si, cuando escribo, no cuando pienso de este modo turbulento. ….. Está claro que sos vos. No sé porque titubeé tanto: ¿Qué podría aportarte yo a vos?, ¿Qué podría interesarte de mí? Bla, bla, bla. ¡Si está a la vista! No creo haber tenido tanta satisfacción en un contexto tan incómodo como este, por ejemplo. Tampoco haber sentido tanta felicidad junto a una persona tan distinta a mí. Por separado solo somos meros aficionados a la vida; juntos somos un embrollo, un insistente coqueteo con la imperfección, un eterno enredo, una puja con los tabúes, una intensa refutación a todo, una embestida de distintos sentidos del humor. Somos lío, somos la vida misma. Y somos tan opuestos. Creo que fue Benedetti el que escribió: «Cada cuerpo tiene su armonía y su desarmonía. En algunos casos la suma de armonías puede ser casi empalagosa. En otros el conjunto de desarmonías produce algo mejor que la belleza». Eso es lo que tenemos vos y yo, eso es lo que somos. Solo funcionamos uno con el otro. Y tanta maraña para darme cuenta… —Sos vos. —¿Eh?

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Florencia Meyer

Cada primavera, amanecíamos con el patio agobiado de geranios en rocío. Las tías y mamá se sentaban en la galería, daban el primer sorbo de té y viento, y como reliquias antiguas y majestuosas se dejaban invadir por ese olor terrible a embrujo de asombro que solo brotaba de nuestro jardín. Desde la escalera blanca y pulcra, bajaba al jardín. Llena de viento tibio me deslizaba entre los pastos más suaves hasta ver los primeros geranios, entonces sabía que cada uno estaba en el mismo lugar de siempre, de cada año. Algunos susurraban historias de vírgenes y lunas a mi paso otros, maternales, me confundían, estaban todo el tiempo creándose. Y donde el olor ya era de ancestral barro esperaba él, saliendo como los muertos nuevos salen en primavera. El geranio real. Tan amarillo, de existente secreto, sentía mi olor a almendra desde lejos y me pedía que me arrodille a su lado, mientras los colibríes se anidaban de a dos, de a tres, a nuestro alrededor. El los dejaba y corría mi pollera. Con un miedo maravilloso yo decía que no y decía que si y el mordía mis carnes suaves como a una ciruela hasta que abría mis piernas y mis dedos se tensaban, entonces buscaba el pequeño agujero que ya bramaba y se llovía, insertaba con sumo cuidado la cosa, en todas mis entrañas, como un rezo único, irrepetible. Lo único que se escuchaba era un leve tic, rocío o lágrima, y yo volcada, mojada de secreto de pecado, que no era de este mundo ni de ninguno. Cuando caía la sombra profunda entre nosotros, todos se escondían, quedaba sola con desdicha y felicidad y volvía a la casa. Era tarde y las tías y mama sabían que detrás de aquel árbol me había llevado la sal y la noche. En la casa se oía el sonido del nacimiento, mi pollera estaba llena de viento y mariposas, todas, grandes, plateadas, azules, hasta del tamaño de un dedal, rezaban en un idioma antiguo. Mamá miraba mis orejas atenta, mi nariz, todos mis huequitos; pero las tías sabían que era mi vientre, me examinaban abrían mis piernas y así pasaban los minutos, hasta que al fin apareció por el agujero blanco de flores, un hue-

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vo, un pequeño ovalo de mármol, asombrosa almendra que cayo como un pétalo delicado. Mamá buscó unos pañuelitos bordados y junto a las tías lo cubrieron y arroparon como una rosa imperial. Las tres corrieron en secreto, en diablo, al fondo del patio justo atrás del árbol y glorificaron la cosa en la tierra húmeda una y otra vez. Juraban que nada había pasado para que todo vuelva a pasar y volvieron a la casa con sus partes tibias a dormir ese ensueño hasta la próxima primavera. Intacta y nocturnal, me subía la pollera sin saberme aún, dormida por encima de esas flores infinitas o quieta en este pequeño ojal de entre mis piernas, lucido y marchito.

El Teléfono Miguel Nuñez

El aire estaba realmente denso ese día. El verano ya estaba encima y su piel estaba algo pegajosa. Los días de cursado de la facultad ya se estaban yendo, ahora venía la cuenta regresiva para los exámenes. Por las ventanas entraba algo de aire, y los insectos aprovechaban la oportunidad para ir a la luz. El curso estaba lleno esa noche y la clase no particularmente interesante. —Si me quedo acá mucho tiempo más, va a empezar a dolerme la cabeza — pensó el muchacho. De a rato miraba al costado. Le gustó esa chica desde el primer momento que la vio. Ella le agradaba y él a ella, pero ni siquiera eran amigos, aunque solían tener breves charlas y siempre se saludaban con un beso y una sonrisa. Las 22:30 El teléfono sonó.

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Todas las noches a la misma hora, un teléfono sonaba en algún lugar de la facultad. No sabía si estaba cerca o no, a esa hora era el último curso que quedaba y el silencio del edificio amplificaba el sonido. “Dónde será” pensó, “siempre a la misma hora, algún día voy a salir corriendo a ver de dónde viene y lo voy a atender, a ver quién es. Siempre a la misma hora... que raro.” Volvió a intentar centrar su atención en la clase. No pudo. La ciudad se veía oscura y salpicada de hermosas luces desde la ventana del 3º piso. El pensaba en un amigo que estaba cerca pero lejos y en uno que estaba lejos pero cerca. “Algún día ya no habrá distancias” pensó. Y el último día de clases llegó y se fue. Y el teléfono no volvió a sonar otra vez. O al menos él no estuvo ahí para escucharlo.

Delfines Leandro Forti

Estatus. Nada más. Es nuestro único tema. Es lo único que importa. ¿Quién será el próximo Número Uno? ¿Quién estará primero en la jerarquía? Nuestra vida discurre sobre esa cuestión. Es lo que nos reúne. Nos juntamos para discutirlo: de eso se trata el intercambio. El próximo, el próximo, quién será el próximo. Ser el Uno es el objetivo. Transmitirlo y compartirlo está en nuestra naturaleza. No son conspiraciones. Ella obliga. Nada más importa. El próximo, el próximo, quién será el próximo. El resto de los instintos encubre esta cuestión fundamental. Es lo que nos moviliza, lo que se repite mañana. Tramar sobre el próximo es urdir el mañana. Mañana trae a otro y vamos considerando quién puede ser el Uno siguiente. Qué tan alto se está. Qué tan cerca se está. Qué es lo que hay que hacer para estar ahí. Así vivimos: refiriéndonos casi todas las horas a ese

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lugar cambiante de las jerarquías. Hay que volver a reunirse y compartir información. El próximo, el próximo, quién será el próximo.

Personas Fátima De Abreu

Hay personas que deciden, hay personas que esperan por decisiones de otros, hay personas que ven sus opciones, hay quienes se niegan a ellas, hay personas que desean, hay personas que prefieren morir haciendo realidad sus deseos, hay quienes prefieren suicidarse que intentarlo, hay personas que son felices rodeados de míseros, hay personas que pasan por alto las cosas buenas, hay personas sintiendose miserables porque es lo mas facil, sentirse de alguna forma pero sin hacer nada al respecto, hay personas que evolucionan porque les toca, porque el camino de al lado es un barranco, hay personas en todas partes, pero hay personas que no saben nada, ni siquiera lo que significa ser una persona, hay quienes caminan mucho para llegar a donde consideran que vale la pena llegar, sea hoy o en cien años, hay quienes desechan levantarse como una opcion placentera, porque no vale la pena levantarse por lo que no se quiere, por lo que nunca se quizo,hay personas que juzgan a todos sin verse a ellos mismos, hay personas que no juzgan por prudencia, hay quienes deben juzgar porque tienen el poder aunque no hayan elegido tenerlo, hay quienes deben decidir, deberiamos decidir algo por lo menos una vez al año,es necesario para seguir con vida, hay quienes son leales, hay quienes traicionan inevitablemente, hay quienes que traicionan por deslealtad, ya sea por diversion, por confusion, por maldad, por ignorancia, o porque hay un alto premio a la traicion efectuada, y esto casi nunca es realmente asi,el mal no da bonificaciones para el bien,hay personas que escriben lo que piensan, hay personas que no piensan lo que escriben, ni antes ni durante ni despues de hacerlo, hay quienes escriben cualquier chorrada que facilmente puede cambiar su camino a lo que tanto invoca, hay personas que

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tienen muchas cosas por decir y tantas para escribir, pero deciden en este momento dejarlo así, y pensar qué hacer y que no hacer nunca más, ya que para ellos no sirve de mucho más seguir trazando líneas en campo de insectos.

Majul Dante Vázquez

Juro que ella tenía el misterio de la vida en sus diminutos ojos claros. Un gesto de su fino y gentil rostro bastaba para engrandecer aún más mi ser. Le gustaba leer y escribir cuando las noches se teñían de azul. Investigaba cuanto podía del jardín donde la encontré jugando con una marquita. Esa vez yo estaba buscando un poco de mentanilla para hacerme un té porque hacía frío y mis ganas de ir a la tienda cerca de casa eran mínimas. Agarré unas ramitas, las arranqué de un tironcito y al sacudirles la tierra la vi corriendo tras la mariquita. Al instante me sorprendí y por curiosidad la tomé con mis dedos. Me gritó que la bajara porque la estaba lastimando. Ante ello, no la bajé, tiré las ramitas, extendí mi mano y la puse ahí. Rabiando me expresó su descontento hasta que le dije: “Hola”. Una cara de asombro puso y luego se sentó y cruzó de brazos. Como no iba a hablar la llevé adentro. Conforme se fue calmando me contó acerca de ella y que nunca de los nuncas pensó que los gantesgi existiéramos. Ocho días estuvo conmigo; yo tampoco pensé que fueran reales los gentasgi.

Voces Sol D’Angelo

Tapás tus oídos para no escuchar, estar ajeno es lo que deseas, ajeno al mundo, atu mundo…si fuese ello posible. Probaste la distancia, dejaste

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tus seguridades, huiste de territorios conocidos, paisajes, gentes. Y ahí estás, difícil es no sentir… Cómo hacer para no escuchar lo que viene de tu interior (porque algo tenés dentro tuyo, aunque te resulte aterrador, “algo” está ahí)… Voces que intentás acallar pero que, desesperadas, claman por ser alojadas en un lugar reparador, en algún lugar para escapar del espanto. Ignorás dónde eso pueda llegar a ser, lo seguís buscando... Tu dolor es una presencia asechadora, siempre presta al ataque. Vos, intentás escapar, vas deslizándote entre el espanto y el desconcierto. Te preguntás si, acaso, la vida tenga este sentido arrancado al padecer. Inquirís todo el tiempo para descubrir un haz de luz en la oscuridad, desearías saber si es que hay alguien más que se sienta de este modo, que pueda comprender… pero tenés tus dudas… si nadie sabe dónde estás. Entonces, buscás, a veces te cansás, maldecís, seguís, perdés el camino… …y al final, te encontrás, sabiendo que si no querés escuchar ni sentir, al menos lo que deseás es seguir siendo, para por fin… …enfrentar la verdad y el dolor inherente a todo ser.

Paisaje Pablo Ignacio Ferreira

I El campo dorado tantas veces nombrado, no sólo por la siembra, sino por el precipitar de las espinas que destilan algodón, me espera siempre. Su perla ha latido: más pulida, más que blanca, amarilla. Luz templada por tordos y reinas moras, agujeros negros de plumas solapadas, que traducen el brillo en canción. Se va haciendo de noche y nubes anaranjadas diluyen la luz. Un perro azul marino viene huyendo desde el fondo, como parte del cielo. Le doy un lugar al lado mío, escucho sus consejos y luego sigue su camino hacia un mundo ciego.

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II Hoy pude descansar mi mirada en los intersticios, entre claroscuros de hojas y estrellas a contraluz. Superlativo y cotidiano el paisaje se abre paso rítmicamente adentro mío. A estas altas horas me debe haber perdido de vista en su espeso mar pétreo, de olas plata. Como ojo de todos los remolinos la luna termina comiéndose a sí misma. Se arrepiente al ver que sólo ha quedado su resplandor circular. Le regalo lo blanco de mis ojos para que pueda recuperarse. El color me lo quedo, ojalá mañana el sol lo sature aún más, hasta tener que derramarse y así poder nutrir el suelo. Martina Ramírez

Pase por ahí y vi la foto nuestra. Colgada y ya un poco menos viva. El lugar que habitamos seguía siendo el mismo, sólo que, al ver otras personas allí, me pareció ilusorio, como si nunca hubiésemos entrado en ese departamento. Había empezado a caminar, y me detuve inesperadamente por la mano que corrió la cortina de la ventana. Estaban ustedes ahí, como de nuevo, entonces me acerqué. “¿Qué hacés todavía dando vueltas? Entrá que te toca comprar la cerveza”. No sé si la alfombra seguía siendo la misma. “Martín, tres horas te esperamos en la esquina del súper cómo boludos”. La luz me encandiló, y cambió la escena. Pase por ahí y vi la foto nuestra. Escuché una canción nuestra: la que bailábamos todos con un vaso o vasito en la mano, haciendo como la aguja de un reloj con la cabeza —intentábamos imitarlo, a ver si por medio de la parodia podíamos ganarle, como meneando. El reloj me guió, y fue como una pista. Caminé, caminé, me arrastré y por fin rompí la aguja chota. Después pasé y vi la foto nuestra. Ni viva ni muerta, estaba simplemente como un punto de unión entre la brisa del mar, tu risa y la mía. Sólo eso. Eso y otra cosa. Si fuera sólo eso, sólo eso.

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Todo es pesado. la Brisa (no nos permitió movernos).

Resident evil Pilar Cabré

Lo tenía atravesado de hacía como dos horas, pero era impertinente que en medio de la cena se levantara y mucho más aún que lo dejara escapar silenciosamente. Se recostó para leer y el estómago le sonaba a pinball. La ventosidad aún no expulsada por el ano, le generaba una sensación irritante de desesperación. El ventilador giraba muy despacio como de costumbre, igual estaba tapada por la manía de que mientras duerme alguien le agarre las patas. Se acurruco para ver si con un poco de presión apuraba los trámites. Silbando bajito y largo, salió el huésped a habitar las sábanas. Ella no pudo evitarlo y se metió adentro para olerlo, como hacen todos. Se acordó que a su cuñado le da asco que las mujeres caguen. .... Pasa a veces entonces que dejamos caer el agua tibia en nuestro vientrecito para que afloje todo lo que hay adentro, y pasa también que de espaldas al agua cayéndonos, viajando de la ducha hasta nosotros, se nos escapa de entre las nalgas para producir la fusión hidráulica, y todos sabemos que es así por el sonido de cornetita de cumpleaños que emite al chocar con el líquido, simil muy simil al que aplastamos sobre una silla de plástico. Y mientras digo esto más de uno dirá “qué poco femenina”, a pesar de que sabe perfectamente de lo que hablo.

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Anotaciones sobre la monotonía parte 1 Eduardo Feranandez

Ahí un tipo de certeza o intuición desplazada hacia atrás, el pasado es hoy, el futuro es hoy, el fracaso es hoy, K es un buen tipo quiere ser escritor es hijo de emigrantes que llegaron Al norte del sur en busca de lo perdido, lo divino que no se vende en ningún sitio; la felicidad olvidar la hambrunas El deseo de superación, Ahora K piensa en irse a la tierra de sus padres, mientras espera una mejor oportunidad de trabajo honesto ya que es un cagado miedoso que no es capaz ni de matar a una mosca , el cree en la literatura en el simple hecho de una frase devastadora revelara la verdad absoluta. J es su anterior pareja lo dejo por un chamito con el pelo liso, quizá de sangre colombiana como todos en esta frontera olvidada hasta por sus propios muertos, eso lo termino de devastar allí va K con las manos abiertas esperando la gracia del creador, Amo con desidia a su princesa indígena de piel oscura, cabello infinitamente largo, de tierra caliente, aliento fresco, dientes perfectos simétricos en cada sonrisa, soltura al caminar y esa voz que lo volvía loco. Pero esta historia no tiene que ver con J ni de su amor hacia K, esto son agujeros en un queso podrido rancio por los días que ha llevado fuera de la nevera. El dinero escasea con regularidad y matar tigres para K es el pan nuestro de cada día albergando esa praxis del latino de hacer cualquier cosas para la supervivencia, con la negligencia de esas cuestas y subidas bajo la pepa de sol y la lluvia torrencial según el día, sueño de Dylan, Sueños de Jazz, Sueños de micrófonos siendo esperma en los oídos de Alguien como un acorde que le devuelva un poco de Alma, a veces le toca calarse las colas del supermercado, ya que el país donde vive K la comida escasea, las oportunidades escasean, la alegría escasea, la ignorancia abunda como arena en las playas del mundo. Una señora en el supermercado le dice- Joven esto se va arreglar créame, ustedes son la esperanza del país-, K sonríe hipócritamente sabe que no es verdad, la libertad es quedarse atrapado en una celda, Caminando lentamente ese puto recuerdo de la infancia perdida, las reuniones con los Gallegos y por-

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tugueses hablando en la lengua, los otros niños ese pequeño gueto de inocencias acostumbrados al típico me cago en dios y en la puta madre, el trabajo duro, las gambas, el pulpo, el vino por cantidades y la famosa frase que viva España, son los recuerdos más lúcidos de su niñez, la niña pelirroja de su clases, tomándolo de la mano luego de que le transporte escolar los dejara en los edificios donde pasó su Infancia, la sensación de confort, nervios sudor y afecto, cuando se mudaron a otra parte lo único que extraño K fueron esa caminata de veinte pasos de la entrada de la urbanización hasta el portal del edificio donde ella vivía , él vivía en la torre de al lado. Mientras tecleo para no abordar lo que me interesa, Narraciones elípticas, lineales, en óvalos, circunferencias, incongruentes, experimentales, sofisticadas, thrillers, genero detectivesco, puteadas de madre para llegar a esto, quizás es solo un eco de luz, la sustancia inocua para las masas murió ese país al norte del sur, Murió Cerati, Murió Reed, todos vamos a desaparecer ese miedo a la muerte, sensación natural de sentirse erótico tropicalmente mamando y pelando, siendo lector asiduo de los clasificados de la prensa local, no se escribir bien es cierto, pero esto es solo un descargue Anarco porno, una avenida con faroles de los carros deslizándose suaves sobre el duro asfalto. Insultar la hermosura del blanco papel, con el deliren tremens que me guía, naturalmente podría invitarme un argumento mejor, hablar de las redes sociales, diferencias entre masturbarse con la mano izquierda que con la derecha, o de un viaje que hice a la tierra del calor infernal amado, de cómo el paisaje era el mismo de algunos lugares, últimamente no solo he caminado solo he relacionado a la madurez con pudrirse lentamente, un reloj de arena con pequeñas personitas gritando y amontonándose una tras de otra, gritando auxilio sin respuesta alguna con la sospecha de eso, mientras me fumo un cigarrillo para no para, sin género, ni beneficio, ni oficio, como un náufrago solitario. Sin tabaco para poder matar el tiempo bastardo de los días.

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23| Javier Müleck (Santa Fe capital) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

27| María Mercedes Fernández (Santo Tomé, Sta Fe) • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

24| Florencia Soler (Santa Fe capital) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.

29| Julián Gabriel (Santa Fe capital) historietaspipetin.blogspot.com.ar • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.

24| Mauro Césari (Paraná, Entre Ríos) cabezadeliebre.blogspot.com.ar • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercialSinDerivar 4.0 Internacional. 25-28| Esteban Corva (Santa Fe capital) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. 26| Pilmayquén Passerini (Santa Fe capital) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. 26| Lucho locaioli (Bahía blanca, Bs. As.) cuadernodelviajerosalvaje.blogspot.com • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons AtribuciónNoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

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29| Miguel Nuñez (Santa Fe capital) porfoliomiguel.blogspot.com.ar • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercialSinDerivar 4.0 Internacional. 30| Sofía Basconcel (Santa Fe capital) pacificapacifica.tumblr.com • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercialSinDerivar 4.0 Internacional. 31| Seba Mecau (Santa Fe capital) sebamercau.blogspot.com.ar • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercialSinDerivar 4.0 Internacional.


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36| Gonzalo Castelo (Santa Fe) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

47| Eliana Digiovani (Paraná, Entre Ríos) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

39| Miguel Santos (México, D.F.) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

47| Flor Vent (La Plata, Bs. As.) rrriotlove.tumblr.com • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

41| Lola María Gutierrez (Bahía Blanca, Bs. As.) elinstintopoetico.blogspot.com.ar • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional. 41| Rodrigo Barbotti (Santa Fe capital) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. 42| César villarreal (Santa Fe capital) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. 43| Sandrah Mendoza (México, D.F.) jodiendomisfalanges.blogspot.com • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No-ComercialSinDerivar 4.0 Internacional. 44| Elián Del Mestre (Santa Fe capital) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. 46| Timbá Loreno (Planeta Tierra) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

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51| Gonzalo Geller (Sauce viejo, Sta Fe) gonzalogeller.blogspot.com • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercialSinDerivar 4.0 Internacional. 52| Juanjo Conti (Santa Fe capital) juanjoconti.com.ar • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional. 53| José N. Méndez (México, D.F.) josenmendez.blogspot.mx • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución- NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. 55| Marcelo Przylucki (Santa Fe capital) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. 56| Julia Enriquez (Rosario, Sta Fe) lifeisnotagarron.blogspot.com.ar • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercialSinDerivar 4.0 Internacional.


56| Javier Mizerniuk (Santa Fe capital) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. 57| Natalia M. Picciola Marozzi (Sauce viejo, sta Fe) • nataliapicciola.wordpress.com • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. 58| Pablo Urrutia (Paraná, Entre Ríos) pablojurrutia.blogspot.com.ar • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercialSinDerivar 4.0 Internacional. 59| Micaela Marrone (Chañar Ladeado, Sta Fe) • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons AtribuciónNoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. 60| Lía Demichelis (Santa Fe capital) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. 61| Agustina Ferrand (Santo Tomé, Sta Fe) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. 61| Alejandra Bosch (Santa Fe capital) Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. 64| Mauro Césari (Paraná, Entre Ríos) cabezadeliebre.blogspot.com.ar • Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercialSinDerivar 4.0 Internacional.

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1992, la cuenta regresiva | Gonzalo Castelo Maxell era la marca de esos cassettes vírgenes que compraba a principios de los 90s eran verdes y plateados o transparentes con franjas verdes algún amigo, seguramente el colo, se había comprado el Countdown to extinction de Megadeth, era el nuevo disco de Mustaine y equipo, luego de habernos entregado el Rust in peace, que nos enseñó con alto thrash que la cosa iba en serio la cosa es ese remolino en el que vamos la tapa del Countdown era un anciano desnudo y suspendido en el centro de una celda gris grabamos el disco, de vinilo a cassette, aprovechando para hacer una primera escucha con avidez y calma de tarde adolescente las guitarras de Mustaine y Friedman rugían pero rugían brillantes y cercanas, no épicas, sucias y mercenarias como antes algo en el sonido había cambiado elementalmente el apocalipsis estaba acá brillante y cercano no andaba por desoladas carreteras en oscuras aventuras a lo Mad Max estaba sentado en el consultorio de un odontólogo recibiendo torno en la piel de sus dientes (así se llamaba

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el primer tema: Skin of my teeth) excelente disco, pero al lado del Rust in peace parecía un disco pop ¿acaso Dave estaba enviándonos un mensaje? para investigar tenía mi flamante Maxell recién grabado pasé días dentro del Countdown aprendiendo letras, traduciéndolas memorizando solos de Marty reinterpretando redobles de Menza en el aire algunas cuestiones se clarificaban de a poco algunas nociones mustaineanas se abrían paso como luminosas arañas el apocalipsis no sería televisado como un gran show sino que sería inyectado sistemáticamente de manera subliminal, dosificado en numerosos productos tecnológicos, alimenticios eso me decía el Countdown y había que digerirlo entonces hubo que escribir y escribir a sangre, usando la máquina Olivetti de mi padre, en tinta roja para no gastar la tinta negra que usaba para sus informes escribir lo que me dictaba esa música lo que gritaba dentro mi corazón llorando

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en rojo, sinfonías de destrucción ningún mundo leyó esos papeles lastimados cierto día en la soledad vespertina y milagrosa de un miércoles tanteaba cassettes para hacer sonar Foreclosure of a dream veo un Maxell que no tenía nada escrito y suponiéndolo virgen lo pongo en la cassettera para corroborar después de unos segundos de ese silencioso sonido de cinta una batería lo rompe con un ritmo pop limpio pero cadencioso sonando sola durante un par de vueltas luego un colchón de teclado entra abriendo levemente un campo un paisaje de flores, un espacio novedoso donde una voz, entre nerviosa y cansada comienza a decir: el amor después del amor tal vez se parezca a este rayo de sol algo se detuvo el tiempo, mi pensamiento el discurrir de las sensaciones consabidas mientras ese tema sonaba la sinfonía de la extinción destilaba a gotas

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en el andar de una canción el perfume de un dulce dolor algo se extinguía en esa cuenta regresiva y al terminar la canción en ese largo fade out, una parte mía se despedía y así fue como aprendí en cuatro minutos y pico a convivir con el apocalipsis

Acechanza | Miguel Santos Estuvo afuera Buscaba a un incauto, como tú De facto preguntó por ti Tocó a tu puerta Abrió tu madre tu hermano, algún amante o nadie y le dijeron que no estabas Que andabas por allí perdiendo el tiempo En no sé qué trabajo Alquilando tu libertad por unos pesos En no sé qué estación A mitad de camino entre la hora pico y el suicidio

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En no sé qué problema Al abrigo de una amor no correspondido Sí, eso le dijeron Puedes creerlo ¿? Y aunque insistió no supieron darle razón de tu regreso pues cuando te das a la fuga por aquellos linderos no hay fuerza que te orille a reaccionar No es posible otro amor Ni ruta menos transitada Ni valor por tus manos empleadas Cuando volviste a casa nadie se molestó en avisar Que fue a buscarte ni el padre, la hermana o el amante Sin ganas de nada te fuiste a recostar Y también tú, incauto, no te percataste de que allí estaba Adentro Al fondo de tus postergados anhelos Sin prisa. Sin calma. Esperándote.

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Ciclos vitales | Lola María Gutierrez A veces lluevo me lluevo me llueve el cielo y me lluevo a la tierra renazco a veces y renace el pasto a veces todo se vuelve un constante recomenzar sin siquiera haber terminado de ser lo que quise ser la cotideanidad se empeña en interrumpir porfiada el ejercicio de existir.

Rodrigo Barbotti

Alma rota, impactante alma pura, raptante Alma despierta, desmiente . Todo lo que te acongoja, resonante. Extravíada, caminante por la ruta del paisaje contempla el andar. Y vive sin pensar en el próximo sol, más cuando cae la noche recuerda el verde de su primer árbol y Descansa entre los grillos. Acontecimientos repentinos, mudamos nuestras pieles, mientras podemos habitamos sino alejamos y callamos. El momento ha pasado y sólo recordamos el viejo contorno de la silueta de nuestrá sombra, siempre extrañamente ajena,

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siempre de la luz y sus caprichos. Vuelvo, reconozco, no soy de mi, soy de la natura, por lo que Fluyo aquí como cualquier criatura, más no debo olvidar lo que fui, para luego reconocer en lo que me he convertido. Pasó fugaz pero presente, vivir por vivir, siempre latente.

Culos y tetas | César Villarreal me encanta mirar tetas y culos te haría el amor con mi ojos toda la vida porque la carne se pudre que bueno es poder morirnos evidentemente somos unos monos alzados excitados por el consumismo el narcisismo y la estupidez de creer que vamos a trascender Ajajá... pibe por mas que le hables de Bretón y Moliere ella enloquece por chupártela y vos que pensabas en Žižek y todas esas boludeces para que termine pidiéndote que le hagas la cola ¡bobo! no te diste cuenta que la próxima revolución la van a hacer ellas

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sabes que peor que una bala es que te toque toda la pija y se valla riéndose con ese hermoso sadismo que a vos te gusta no puedo esperar el día en que un pelotón de fusilamiento de mujeres me viole de una forma totalmente degradante para dejarme tirado no sin antes decirme —”viste, y vos que te preocupabas por hacernos acabar”

Reloaded rain | Sandrah Mendoza Renata reniega a veces, a ratos, rompe los platos los estrella en el rincón del recuadro en el que habita su reptil favorito repite el ritual. Recuerda cómo es primero el gato que ronronea y ella lo sigue a su ritmo las ruedas de la fortuna están en lo más recóndito de su corteza cerebral] rememora los intentos de suicidio el cuchillo rebanando sus dactilares y la sangre chorreando sobre sus piernas arrítmicas que suelen reinar cuando la radiación entre cuerpos y la rabia consumada en una reacción orgásmica

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Renata de arrabal, de racimos radiantes recapitula sus días en recitales donde se auto-rafaguea (piug, piug!) donde hace ver las ranuras de su piel los reclamos que le hace a los reclusorios y a su decadencia. Renata ramera que coquetea con el diablo Renata resurrección sin recato revienta las rutas a las tierras ensaturnadas ruidosa que ríe como si en romance estuviere Renata rompe todo rompe esferas rompe hielos rompe-cabezas Renata que re-suena de rímel barato Renata rehilete, que roba respuestas Relampagueas, miras al Sudeste Renata raptada por el tiempo ( ( ¡Renata raptada por el tiempo! ) ) Renata pasado Renata presente Renata regalo ¡No huyas! No hay razón para dejar de remar resplandece, córrete lento Renata, te había olvidado cometí el pecado y hoy te sacudo el polvo…

Elián Del Mestre

Dicen que todas las parejas pelean, ok? Este poema no lo escribí yo, 44


lo rescaté de una playa. Los ví pelear. Antes hacían malabares juntos, se pasaban las clavas, cómplices.. Lago Lacar, San Martín de los Andes. Después jugaron a pelear. Eran re mágicos peleando. Me colgué en ellos. Ella le tiró una piña, él se la atajó. La agarró por la muñeca, le llevó el brazo a la espalda, hasta que la redujo y cayeron en las arenas, a las risas, a los pájaros. Él calzó una pierna a cada costado de la petiza reducida boca arriba, que no daba más, que no podía más que patalear, porque le agarró los brazos y se los apretó contra el suelo. Ahí, cuando la estaba venciendo, cuando en jaque, cuando ya era obvio que había ganado, le asesta un beso, dos, muchos, muchísimos. Perdí la cuenta. 45


El amor en la era de la información | Timbá Loreno Un cuerpo entre pantallas abducido en la inmediatez continuado por los códices informáticos que lo vuelven simultáneo a otras geografías y momentos a un amor naciendo de su reflejo. Un gato se entrevera entre sus tiesas piernas y maúlla al secuestrado reclamándole presencia. Él lo ve y lo ignora, como a todo, abandonando la carne por la creación virtual de su ser. A kilómetros de aquí otro cuerpo inmóvil, casi un holograma, sonríe mientras teclea “yo también”, realizando un simulacro de comunicación. La red invisible, sucesora de dios en esta labor de unir destinos, gana dos perfiles fantasmales para el ojo publicitario en vísperas de San Valentín.

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El viaje | Eliana Digiovani Los colores se saturaron y se confundieron. Se desprendieron de las cosas y fluyeron por el aire, susurrando mantras al pasar. Figuras caleidoscópicas danzaban ante sus ojos Cambiaban, mutaban, se transfiguraban murmurando frases inaudibles e intangibles. El torso de una mujer desnuda - inmensa y desnudaemergía de los cielos y los transcurría Levitándolos con un movimiento imperceptible como una luna y una estrella El suelo perdió su consistencia y se hizo agua, acurrucando los cuerpos que reposaban sobre él y que ahora se hundían, en un mecer cálido y dormido. Sus sentidos se agudizaron Expandiendo su existencia Haciéndolo eterno y etéreo. Y había una mujer en el cielo… Y un mecer cálido y dormido.

Flor Vent

Estuve pensando en eso que nos dijimos

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sobre la honestidad y las formas de las palabras esa noche donde con un golpe nos acercamos un poco a ser algo que no tiene nombre en dĂ­as de marea y gloria desde los cuales sacudir desde el fondo todo lo que busca que le pongan un nombre. Para eso me escribĂ­ una carta con una lista de lo que quiero hacer antes de volver a vernos y darnos cuenta que pasan cosas que como el eco vuelven sin preguntarnos a encender la furia que nos alimenta esta forma nueva de emprender un pequeĂąo viaje hacia esa isla que desconocemos

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pero nos une en algún punto quizá lejano como los kilómetros que hiciste para acortar esas distancias que creías necesarias. Una lista de cosas donde puse la palabra paciencia para que el entender eso que no se entiende se haga más fácil en la fragilidad de volver a vernos y no saber pero estar conformes con esa suerte de magia torpe que nos ríe nos avecina nos comunica. Cosas que no digan algo de tu boca cuando me miraste de frente y no supe

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si acercarme o cerrar los ojos para hacer de cuenta que no te dabas cuenta de la forma en que tuve que contener mis ganas de estar más cerca sonriendo como la vez que te dije todo lo demás. Una carta que me escribí para ponerle fin a este nuevo principio donde no te espero ni te busco pero te pienso a veces cuando escribo y descubro que volví a hacerlo por que vos me recordaste lo que me había olvidado que tenía adentro para decir sobre el amor.

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Una carta de cosas que no dicen nada y a la vez son una cascada de manifestaciones próximas al deseo de que llegues y me cuentes todo como cada vez que estamos cerca viéndonos y dejando al azar o a las probabilidades de lo concreto lo que sea que suceda siempre que seamos honestxs.

Alec Holland | Gonzalo Geller Yo soñé que era Alec Holland; tenía una esposa, un trabajo, una muerte espantosa, envuelto en el fuego y el barro. Pero todo lo que es humano es alguna forma de sueño una pesadilla vegetal

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que sueña la flora del planeta. Holland está dos veces muerto; en el pantano, en mi ilusión. Cada cosa que aprendemos redefine el mundo. Siempre somos lo último que nos queda por conocer.

Explotar | Juanjo Conti Te voy a hacer explotar el corazón. Me voy a meter adentro, bien adentro. Por tus venas, por tus sentimientos. Voy a entrar en tu cuerpo como un virus. Voy a navegar en tu torrente sanguíneo. Voy a viajar en los impulsos eléctricos de tu cerebro, de tus sentidos. Manzanas, cerezas. Rubíes, oro rojo, destellos escarlata que escapan a tus ojos. Te voy a hacer explotar el corazón, las venas, las arterias, los pedazos de amor. Vas a bombear litros y más litros,

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las manos húmedas, las mejillas coloradas. Manzanas, cerezas, fruta abrillantada. Rubíes, oro rojo, destellos escarlata. Te voy a hacer explotar el corazón, la falta de oxígeno, la locura. Vas a sentir la falta de gravedad como si estuvieses en la luna No grites porque no se escucha. Te voy a hacer subir flotando y al final, cuando me vaya, vas a bajar, vas a bajar gritando.

IV | José N. Méndez Ni la roca ni el hierro; apenas un dedo de la nada dibuje un roce, duermen en el piso cadáveres: promesas rotas. Qué débil es lo que no se pronuncia en nombre del amor qué fácil caen las perlas y taladran hasta la arteria

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qué punzante es este dolor tan ajeno y cercano. qué amargo el deslizamiento de la saliva a través de la lengua qué triste está el fuego en el bautismo de la zarza. Yo que del deseo, la locura o la muerte, el grano de arena o la trayectoria de un meteoro, sé casi nada yo que sobre serpientes vi cabalgar a la ternura dolorosa yo que creía; creía que éramos amigos. No. No es lo nocturno que coge una voz conocida, no es el polvo desnudo por la mano del sol, no es la pulsación en una hierba que ha decidido crecer más que sus hermanas, no es el desayuno que mi madre preparó con esmero [ antes de vernos partir, no es el sol al que vimos reverenciar a la pirámide No.

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Este es el paso que tritura un pedazo de ocote sobre las tumbas. Aquí huele a lo que se ha ido.

Pronto | Marcelo Przylucki Los auriculares enredados, y las sábanas la ropa, y los cordones y las horas. Las manos, transpiradas que en invierno parecen más viejas —por el frío, por ahí el frío deviene malas decisiones. Me tomé en serio y también me tomé la pastilla pero todavía no me puedo dormir. La nariz, semitapada, el cuello desatendido, la rodilla parece haber [ dolido ya una vida: la vida siempre acaba doliendo, si no a uno, a mamá, a papá, al kiosquero que te vio cara de buenita, al pibe que no se animó a encararte. Todos esos van a sentir aunque sea un dolorcito, una mueca [ a oscuras al techo cuando tampoco puedan dormir y se acuerden de vos. Un manotazo, una requisa lenta con la pierna a lo ancho [ de la plaza de cama vacía,

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un café mal batido, esta pastilla que no sirve para dormir, las puteadas que nunca hierven. Ahora hasta tengo un director favorito. Y muchas otras cosas que antes no necesitaba.

El diario se está volviendo muy cómodo | Julia Enriquez Ya conseguí una autoestima saludable, buen ánimo, algunos segundos más de paciencia, ¿dónde queda la poesía para vos? ¿En el hecho de que hayas naturalizado tanto esta escisión? ¿Que pases de primera a segunda persona en medio de una oración, sin darte cuenta, tomando por sentado, que algo está partido desde siempre y sale a relucir cualquier madrugada en alguna caminata autocompasiva? ¿Y los chabones que perdieron tantísimo tiempo preguntándose sobre el conocimiento? ¿Y vos que ahora te querés poner al día? ¿Y tu voz perdiéndose como la voz de todos? ¿?

Vuelo | Javier Mizerniuk La brisa trae una idea, la de volar por instinto, sin pensar en uno mismo sino en alguien distinto. Adrenalina da la altura y enamora el atardecer.

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Podemos volar sin alas si olvidamos el el miedo a caer. Y al bajar de nuevo al suelo otro sentimiento espera, Tres palabras en otoño serán dos en primavera.

Melancolía contrafáctica | Natalia M. Picciola Marozzi “Esperábamos otra cosa de los aires del mundo” dice Paco, con esa especie de melancolía contrafáctica que insiste en llorar por lo que nunca tendremos: un buen par de tetas que inviten a dormir en ellas esa borrachera mexica de peli vieja un romance grotesco de novela brasilera arrugas, pelo mota, anteojos recetados una bondad extensa, de pe a pa buena, buena una rabia disimulada, que apenitas se note una tierra sucia en serio, de periferia sin chance olvidada, olvidada la piel curtida de sol y milpa recogida o talones gruesos, de mordida de hormiga rojos, rojos

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Pablo Urrutia

Era más divertido cuando no trataba de dejar el cigarrillo y fumaba sin culpa, sin tanta conciencia yo era más divertido y el mundo era más divertido cuando la vida no sabía a muerte y ella no parecía tan cercana y si sobrevenía de golpe, bueh Kurt Cobain y Jimmy Hendrix Era más divertido cuando me metía cualquier cosa con tal de no estar tan consciente cuando no tenía problemas psicológicos burgueses ni trabajo cuando era pobre pero joven feo pero entretenido triste pero presumido absurdo, impredecible Te soy sincero, era realmente más divertido aunque hoy me veas convertido en un hombre que parece tener pensamientos claros la mirada limpia despabilado y sonriente que va al trabajo todos los días y saluda a las vecinas y aporta a la caja de jubilaciones y pensiones

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Era más divertido cuando al horror que soy lo veían los otros y no yo y me enamoraba en cualquier momento de cualquiera y me iba muy mal con las mujeres pero que joder yo era poeta y bebía en cualquier bar y sabía escapara sin pagar la cuenta vos dirás que era un estúpido un adolescente imbécil y mantenido un croto rodeado de borrachos perdidos pero qué cultura señores, aquellas sí que eran conversaciones ahora sólo cuentas, sucedidos y estrategias de todo aquello solo guardo una gema vos dirás que fui un tarado, un inútil y un fracaso Pero yo solo digo que todo aquello era más divertido

Pequeño gigante | Micaela Marrone Fugaz pasajero de mis sueños pequeño gigante lléname de recuerdos concédeme un deseo Bajo mis sábanas te resguardas en el horizonte te opacas en mis delirios estallas pero te pido por favor, no te vayas al alba Vives en mí

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En mi ilusión en mis vuelos en cada lunar de mi cara No vuelvas la mirada déjame observarte oh bello cuadro oh mi pequeño gigante Te alborotas en mi cama te toco, te escapas te quiero y te extraño te espero cada noche, en la rima soñada

Lía Demichelis

Un mantel tibio/un silencio necesario/desayunando/en el jardín/con vos/se cuela un pájaro/que armoniza con/el aire que respiramos/viene y va por/las ramitas desparramadas/en el pasto (matinal) .... Quisiera ser/una mujer pequeña/para cobijarme debajo/de hojas muertas/y empaparme entera/de su fragante humedad/hormigas andariegas/bichos bolita/arañas/serían mis mudos/compañeros de existencia/en ese necesario ecosistema/diminuto (ecosistema) .... No hay cielo/en este reino/suspendido en/la redonda espesura/de la noche/transcurre/el tiempo acompasado/del canto de mil grillos/y el silencioso/sutil /crecimiento de/árboles en sombras/ahora terribles/que habían acogido/mansamente/a la nena /que era yo (paisaje de infancia)

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El lenguaje es otra piel | Agustina Ferrand Puedo ser toda la luz en este preciso instante. Porque podés herirme y porque puedo perdonarte. Porque podés borrar tu cara y porque puedo dibujarte. Porque puedo recordarte. Porque puedo liberarte. Porque puedo incinerarte. Hasta dejarte hecha ceniza o hasta sentirte la emigrante, de todos los sueños de mi vida, de toda la vida de mis ojos, de todos los ojos de mis calles. Puedo ser toda la luz en este gatuno instante. Pero me corresponde, amor de siglos, cerrar todas las puertas y apagarte. Porque dolés entera en cada fibra del buen arte, porque dejás mis manos todas sucias y expectantes, porque no puedo tocarte, porque no puedo tocarte, porque soy de otra colmena y porque no sé de alcanzarte. Me dejás analfabeta y te descubro sin mirarte. Maldita idiota , tristeza inerte, piel de diamante.

El manicomio | Alejandra Bosch El manicomio es un lugar del que no hablo. Es una calle en una ciudad gigante

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una calle oculta a la que llego paseando y, en la que me pierdo sin remedio sin pasaporte mágico para escapar de su sinuoso recorrido. Es un lugar lleno de gente que conversa que se mueve en ordenados movimientos cómplices y, que de repente me miran ¿ que ven? otra vez camino descalza y todos a la vez me señalan levantando uno a uno sus dedos índices. El manicomio es un recorrido de palabras locas desparejas atropelladas palabras que se ríen palabras que lloran e hipan y se callan para siempre. Es un camino cuadrado

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aprendido seguro que comenzó la noche en que moriste y fui niña mala repitiendo tu amado nombre en la oscuridad de la casa hasta que la mano de mi madre taponó mi boca para siempre. El manicomio es la certeza de que la palabra es literatura y hueca y no nos satisface y que la muerte es el único miedo posible. El manicomio es el lugar de donde vengo es el lugar en donde estuve y es el lugar a donde deberás llegar para salvarme.

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Las raíces se enrancian y sirven para el uso... | Mauro Césari Gomosas gotas el humor

vivificando de la tierra.

hiriendo su tronco.

& extraño

Se descuelgan del árbol Qué calor

está inmantación al polvo extendiendo ramos para guardarse del frío una helada negra sobre el lentisco blanco una escritura

un modo

algo que sobrepuja. Cuatro dedos

a la materia, así en el fuego se vacolando, exprimiendo: coladura al fuego tiento,

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le va subiendo

el punto la ebullici贸n ac铆dica del grumo.

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Yerba es Gonzalo Yerba y Juan Pablo Yerba (y tenemos aguante hasta en México, Venezuela y ahora japón) | Secciones: Reseñas, Kevin Jones y Peces en el aire, Willy Fish. Diseño e ilustración de tapa el incomparable Seba Mercau, Diseño de interior Yerba fanzine. Este suplemento se maquetó en Santo Tomé en Attetando kolla. Durante todo el proceso se escuchó la música de Laguna Pai (Perú), Massacre (Arg.), Peceto (Arg.), Infusión kamachui (Arg.), Babasonicos (Arg.), Stone Temple Pilots (usa) y Carneviva (Arg.). Les agradecemos a los chicos de infusión Kamachui y Colectivo Libre. El contenido es exclusivo de Yerba fanzine, no sé debe considerar que refleja la opinión de los comercios que nos apoyan. Este número está dedicado a Tura Satana (1938-2011) que nos guía desde alguna estrella donde estará bailando y golpeando a hombres malvados.

Este suplemento está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional. Pero cada una de la sobras que las componen tiene su propia licencia y se debe respetar.

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