Biografia

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Agradezco a: Mis padres, por brindarme el apoyo incondicional en mis estudios, por guiarme por el buen camino, por ayudarme a levantarme cuando he tropezado, por ayudarme a construir mis alas para volar. Pero muy en especial a mi padre, por enseñarme a luchar por mis sueños y a nunca rendirme a pesar de las adversidades. A mis hermanos por apoyarme, ofrecerme su hombro cuando me siento derrotada y darme alientos para seguir, por ayudarme a buscar respuesta a algunas de mis dudas. A mis maestros: que a lo largo de mi trayectoria académica se han convertido en un pilar fundamental para la formación de mi futuro, porque se convirtieron en mi segunda familia, me ayudaron de alguna manera u otra a que fuera naciendo en mi la vocación de convertirme en maestra con su ejemplo. A mis abuelos que me han apoyado, que he dan sus consejos basándose en su experiencia, con mucho cariño, gracias. A mis tíos, que gracias a sus palabras, a su buen ejemplo como profesionistas, me incitan a seguir estudiando, a prepararme para ser mejor.


Mi nombre es Yessenia Varela González. Nací un 25 de enero del año de 1993, en el municipio de Cañitas de Felipe Pescador, Zacatecas. Para empezar mi historia, es necesario remontarme un poco antes a mi nacimiento, cuando mis padres: José Ángel Varela Vaquera, primer hijo de Herminio Varela González y María de Jesús Vaquera Estrada. Hermano mayor de Alma Delia, María de Jesús, Verónica, Herminio, Baltazar, Angélica y Norma Irene Varela Vaquera. Contrajo matrimonio con mi madre Bertha Olivia González Ortega, tercera hija de Juan González Castillo y Rosa Ortega Arias. Hermana de: María Elena, Martha, Blanca Estela, Juan Manuel, Maricela, Tereso y Ana Rosa. Se unieron en matrimonio el 16 de Febrero de 1991, en el Rancho Francisco Garcias Salinas, Fllo. En el siguiente año, el 24 de Diciembre de 1992, nació mi hermana Ana Karen Varela González, en el municipio de Cañitas de Felipe Pescador, Zac; convirtiéndose en la primera de sus cuatro hijos. Al siguiente año nací , siendo la segunda hija de mis padres. Mi madre me ha contado que desde que me encontraba en su vientre era muy tranquila, no me movía mucho, cumplidos los nueve meses de gestación, nací de parto natural. Fui pacifica, casi no lloraba, solo cuando tenia hambre o en las ocasiones que me enfermaba y dormía la mayor parte del día. Mi infancia la viví en el Rancho Francisco Garcias Salinas, en la propiedad de mis abuelos paternos, donde vivíamos mis padres, mi hermana, mis tíos y mis abuelos. Era una casa muy amplia, en donde tenia espacios suficientes donde jugar. Ahí di mis primeros pasos, mis primeros intentos en pronunciar palabras, según me han contado mis familiares, para aprender a caminar primero tuve que gatear (primero en forma de sentón y luego con


las cuatro extremidades) desde los 7 meses; camine al cumplir 1 año tres meses, comencé a hablar cuando tenia 1 año y medio. A los 2 años y medio aproximadamente, debido a que era muy inquieta, sufrí una accidente: al estar jugando con mi hermana en el cuarto de mi abuela, dando de brincos en la cama perdí el equilibrio, cayendo al suelo, dándome un fuerte golpe en la cabeza que me provocó que se me formara un coagulo en el cerebro, incluso perdí la vista por algunas horas. Al darse cuenta mis padres, de inmediato me llevaron al hospital a Fresnillo, pues el Rancho solo contaba con una clínica que no estaba bien equipada; me hospitalizaron durante una semana. Cuando me dieron de alta, salí del hospital con una receta medica que debería de surtir durante 5 años, pero no con seguir bien el horario de los medicamentos estaba del todo curada, ya que en pocos días tuve que regresar al hospital debido a las convulsiones que eran consecucencia del mismo golpe y así fue lo mismo durante varios meses. En este tiempo de visitas al hospital, cumplí mis tres años, pero por estos contratiempos no me los pudieron festejar hasta un mes después. Mis cuatro años ya los pude festejar con un poco mas de tranquilidad, mas alejada de los hospitales, en mi nueva casa, independiente de la casa de mis abuelos, en compañía de gran parte de mi familia tanto paterna como materna. A esta edad me empezaron a gustar mucho los animales, como mi abuelito tenia una granja con animales distintos, me la pasaba jugando con las crías de los borregos, puercos y chivas, bueno eran con los que mas me permitían convivir porque los otros animales eran mas grandes y según mi abuelo mas peligrosos, aunque de vez en cuando jugaba con los caballos a escondidas.


Al cumplir los 5 años pasó algo que me marcó y me hizo muy feliz, me refiero al ingreso al Kínder ``Amado Nervo´´, donde conocí por primera vez en mi vida lo que es asistir a una institución educativa, pero a mi edad, eso no era lo que realmente me motivaba a levantarme por las mañanas, mas bien era ir a jugar con mis nuevos amiguitos, hacer figuritas con plastilina, muchos dibujos, actividades fuera del salón, etc. En fin esa fue una de mis etapas favoritas, que siempre estará presente en mis mejores recuerdos. En 1999 tras haber cumplido 6 años de edad, ingresé a la Primaria (aun en el Rancho), en esta escuela curse solo 6 meses, pues por motivos de trabajo de mi padre, de un momento a otro, mi madre, hermana y yo nos tuvimos que mudar a Jerez, abandonando la casa donde vivía felizmente. Nuestra estancia en Jerez duro solo 3 meses. Este cambio tan repentino de domicilio nos costo a mi hermana y a mi la pérdida del ciclo escolar 19992000. En ese año (2000) los cambios no se hicieron esperar y tras haber pasado un escaso mes de retornar al Rancho Francisco Garcias Salinas, de Jerez, nació mi segundo hermano Alejandro, el tercer hijo,

motivo que

también influyó para que mi padre decidiera que nos mudáramos a Calera de Víctor Rosales Zac, lugar donde se daría el establecimiento más definitivo de vivienda. En el mismo año mis abuelitos y tíos también abandonaron el Rancho y se mudaron para Cañitas de Felipe Pescador, por lo que desde entonces ya no volví a visitar el Rancho de Garcias Salinas. Mi familia y yo al ya estar instalados en Calera en la casa que rentó mi padre, en los días siguientes mi madre comenzó a visitar escuelas para tratar de reintegrarnos al grado que deberíamos cursar, pero al no tener los papeles en orden, los directores no pudieron aceptarnos y tuvimos que repetir el año mi hermana y yo, ella en segundo grado y yo en primero, en la


Primaria ``Carlos A. Carrillo´´. Pero por motivo de que esa escuela estaba bastante retirada del domicilio que teníamos, mi madre nos cambio a la Primaria ``Olimpiada 1968´´ que estaba ubicada a pocas calles de donde vivíamos, para cursar el segundo grado y hasta graduarnos en sexto grado. Tanto cambio era algo un tanto extraño, pero esto no fue motivo para desconcentrarme y perder el gusto por la escuela y los estudios. Al entrar a la segunda Primaria si me sentía muy insegura, porque apenas me estaba acoplando en la anterior escuela cuando fue que me cambiaron, no voy a negar que hasta llegué a sentir un poco de coraje con mis padres. En segundo grado mi maestra me brindó mucho apoyo para acoplarme, platicábamos mucho, y me ayudó a olvidar ese poco de coraje que sentí hacia mis padres, en poco tiempo lo superé, volví a tener mucha confianza para interactuar con mis compañeritos, conseguí muchos amigos. Pero al terminar el ciclo nos dieron la noticia de que ese grupo tenia que ser desintegrado y repartido en los otros tres grupos del mismo grado, noticia que me entristeció mucho, pero era una decisión inapelable. En el 2003 iniciaron las clases para el nuevo ciclo en el que cursaría el tercer grado, me reintegraron a un nuevo grupo, conocí mis nuevos compañeros y por supuesto a mi nuevo profesor, que desde el primer día me cayó muy bien, porque era muy simpático, atento y se veía que era un profesor bien preparado. El año siguió su curso y en efecto el profesor sabia hacer muy bien su trabajo, aprendí muchas cosas con el. En cuarto año ya no hubo cambios de grupo, solo fue el cambio de maestro a maestra, de hecho este grado lo puedo catalogar como uno de los mas agradables, lleno de aprendizaje, de paseos en grupo, convivencias, participaciones en concursos y mas.


El quinto grado me lo impartió un maestro que tenía fama de ser muy estricto y malo, incluso me llegué a enterar de que hasta de vez en cuando les pegaba a los alumnos, al saber esto nació en mi mucho miedo, tanto que hasta le dije a mi madre que ya no quería volver a esa escuela, pero ella me dijo que debería de enfrentar mis miedos y sin más remedio al empezar las clases del nuevo ciclo atemorizada y todo asistí. Me llevé una sorpresa, de que al paso de los días, en sus clases me di cuenta que el profe ni era malo ni tampoco tenia intención de golpearme, de hecho con él aprendí a tener mas confianza en mí, y hasta participe en el parlamento de la niñez zacatecana, esto me dejó una gran enseñanza. El tiempo siguió sin freno, y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en sexto grado, mi último escaloncito para salir de la Primaria. Aquí participé en bailables, en encuentros académicos, concursos de escolta, juegos deportivos, fue muy bonito, la graduación llegó, la despedida, las lágrimas y la nostalgia no se hicieron esperar, pero una nueva etapa estaba esperándome. En ese mismo año del 2006, tuve que hacer mi primer examen de admisión, el de ingreso a la secundaria. Este hecho lo recuerdo como uno de los mas frustrantes de mi vida, porque temía que no fuera seleccionada y aunque hay cuatro secundarias mas en el municipio, esa era la que me gustaba más. Pasaron los días y los resultados fueron publicados, con un gran nerviosismo acudí a la Secundaria, sentí un alivio y una felicidad al ver mi nombre en las listas. También en este año en Diciembre nació mi tercera y última hermana Dariana Gorety, la menor de los cuatro hijos de mis padres. Así, ya aceptada e inscrita, ingresé al primer día de clases en la ``Secundaria Técnica 6´´, como era de esperarse un montón de caras


nuevas, desconocidos, profesores transitando por toda la escuela cada uno con su asunto, y los compañeros de nuevo ingreso frente a la dirección amotinados sin saber hacia donde dirigirnos. Aunque yo casi no me sentía tan desubicada porque mi hermana mayor ya estaba en esa misma secundaria y de una manera u otra esto me hacía sentir un poco mas de confianza, porque si no sabia a donde ir o cualquier cosa de inmediato me dirigía con ella y me ayudaba. Mis primeros días fueron de ubicación, luego ya las clases comenzaron totalmente en serio, eran muy estrictos, disciplinados y las clases muy bien preparadas, en si la secundaria era prometedora para mi, me gustó demasiado. El gusto fue creciendo al conocer a muchos amigos, participar, en varios eventos culturales, deportivos y académicos. El segundo grado fue mas en enfocarme en obtener buenas calificaciones para ganarme el derecho de ser la abanderada de la escolta en el próximo grado, esta motivación también fue porque mi hermana era entonces la abanderada de tercero y de un modo u otro ella siempre a sido mi ejemplo a seguir. Con esfuerzo y dedicación logré mi objetivo, fui el más alto promedio de mi generación y en la graduación de ese año, tuve el honor de dirigir las palabras de despedida a los que egresaban de esa institución y en el cambio de escoltas mi hermana me entrego la bandera para ser ahora yo la abanderada, este acto me lleno de orgullo, fue un triunfo para mi, mas porque en esa ocasión nos acompañaron varios familiares y por supuesto mis padres. Al entrar ya en tercer grado el ciclo comenzó haciendo honores y mi participación fue muy grata para mi. Pero solo fueron escasas tres veces las que pude fungir como abanderada porque el destino volvía a hacer de las suyas.


Por un problema muy fuerte que tuvo mi padre con un compañero de trabajo, tanto que estuvo en peligro su vida, fue una experiencia traumática para mi familia y para mí. Esto trajo una desencadenada escena de problemas, que ya no era posible la tranquilidad para mi familia, por lo que nos vimos obligados a cambiar de domicilio de nuevo, ahora al municipio de Cañitas de Felipe Pescador, donde había nacido, ahí terminé mis estudios de Secundaria, pero fue algo que me deprimió, eran muchas cosas, el hecho de ver tan mal a mi padre, tanto en el aspecto de salud, como el emocional, a mi me afecto rotundamente, y por otro lado el dejar la vida que ya había formado en Calera, mi escuela, mis logros, mi esfuerzo y todo mi mundo se había venido abajo en un momento, tenia que empezar de cero, en un nuevo lugar, nueva gente, nueva escuela, nueva casa, era un cambio radical, que tenia que enfrentar y no derrumbarme por fuera para que mi padre supiera que contaba con migo, aunque por dentro estaba realmente mal. Afortunadamente solo fue un año de estancia en ese lugar, porque al terminar los días de clases, nos regresamos a Calera. En el 2009 entre a la Preparatoria Víctor Rosales, donde me volví a encontrar con algunos de mis compañeros de Secundaria, al platicar con ellos los cuestionamientos no faltaron, del porque me había ido, o que había pasado, pero la verdad yo no me sentía preparada para contarles la historia tan desagradable que vivimos mi familia y yo, así que prefería evadirlos con otros temas. Las clases y las normas ya eran un poco diferentes a las de la Secundaria, uno mismo ya se tenia que hacer mas responsable de si entrabas o no a las clases, ya no te tenían que poner un reporte o descontar puntos para que entraras a clases, era otro mundo. En primer año, mis compañeros, tutor y yo fuimos un grupo muy unido, trabajadores, divertidos, pero lo malo fue que otra vez como en años atrás desintegraron nuestro grupo y nos


reacomodaron el los otros tres grupos, esto ya hasta ni me parecía raro de hecho ya me estaba acostumbrando a los cambios repentinos. Respecto a mi nivel académico, no bajo mi rendimiento siempre fue alto, de hecho el mejor de mi grupo. En segundo año conocía mis nuevos compañeros, nos presentaron y poco a poco nos fuimos acoplando (mis pocos compañeros del anterior grupo y yo). Al principio los compañeros no nos aceptaban muy bien, pues también son cambios que desequilibran un poco, nosotros así lo entendíamos. Pero no tardó mucho en que todos fuéramos muy buenos compañeros y amigos, éramos un gran equipo, participábamos en concursos de altares, de desfiles, de disfraces y casi siempre obteníamos los primeros lugares, además éramos de los grupos con mayor aprovechamiento académico grupal, motivo que nos unía más e impulsaba a seguir adelante. En tercer grado solo pasábamos la mitad de clases juntos como grupo, porque luego de recreo cada quien se acoplaba al bachillerato que había elegido, que podía ser: Químico-Biológico, Físico-Matemático, Ciencias Sociales y Humanidades o Económico Administrativo, Las cosas ya no eran igual que en segundo, ya no era la misma convivencia, además todos estábamos un poco presionados por la decisión de la carrera que íbamos a elegir, era la decisión de nuestras vidas, el tiempo era un reloj que traíamos en la cabeza, porque las preinscripciones en las Universidades se nos podían pasar si no decidíamos rápido. Así pasaron los meses y la Graduación llegó, por la mañana la misa de Acción de gracias, luego la entrega de papeles en la Preparatoria y por la tarde la comida y el baile. Lo que si puedo decir es que tengo muy bonitos recuerdos de la Preparatoria ``Víctor Rosales´´.


Pero el salir de la Preparatoria implicaba una parte tediosa, porque ahora llegaba el momento de tomar las riendas de mi vida, el hecho de decidir en que carrera me iba quedar, ya que había presentado dos exámenes de admisión y en las dos carreras me habían aceptado, por un lado en la UAZ en la licenciatura de QFB y por otro en la Normal ``Manuel Ávila Camacho´´, eran dos caminos totalmente diferentes. Mi cabeza y pensamientos estaban hechos un caos, no sabia por cual decidirme, por un lado estaba el hecho de que me encantaba el trabajo en el laboratorio y la química no se diga, pero por otro estaba ese amor que me nacía al estar en una escuela con los niños, ayudarlos a que aprendan muchas cosas, esta labor, cuando visitaba las escuelas donde trabajan mis tías me llenaba, me daba un gusto, que me hacia sentir plena y realizada, el ambiente me convenció. Así que lo pensé muy bien, estuve ordenando mis ideas, me pregunté qué era lo que realmente quería, y me decidí por la licenciatura en Educación Primaria, en la Normal Manuel Ávila Camacho. Lugar donde actualmente me encuentro, llena

de

esperanza,

anhelos,

expectativas

que

pienso

cumplir,

preparándome de manera constante, esforzándome, para llegar a ser una de las mejores maestras, colaborar con el forjamiento del futuro de México, sentirme orgullosa de mi labor.


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