La cuestión sobre el sentido de la vida BLOQUE 1: EL SENTIDO DE LA VIDA Lee este poema, que fue recitado, tras su muerte, en la ceremonia de despedida de José Hierro el 23 de diciembre de 2002. — ¿Cuál es la visión de la vida de este intelectual español? — ¿A qué llama nada? — ¿Qué aporta el cristianismo, el mensaje de Jesús, a nuestras vidas? 1 Vida Despuésde todo, todo ha sido nada a pesar de que un día lo fue todo. Despuésde nada, o despuésde todo, supe que todo no era más que nada. Grito “Todo” y el eco dice “Nada”. Grito “Nada” y el eco dice “Todo”. Ahora sé que la nada lo era todo, y todo era ceniza de la nada. No queda nada de lo que fue nada. (Era ilusión lo que creía todo y que, en definitiva, era la nada). Qué más da que la nada fuera nada si más nada será, despuésde todo, despuésde tanto para todo para nada,
JOSÉ HIERRO, Cuaderno de Nueva York. Madrid, Hiparión.
Lee este texto atribuido al escritor argentino José Luis Borges. — Compáralo con el de José Hierro. Busca semejanzas: ¿cuál es su visión de la vida? — ¿Qué te puede servir para vivirla con más felicidad? Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. Sería más tonto de lo que he sido. De hecho, me tomaría muy pocas cosas con seriedad. Sería menos higiénico. Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría a más mas montañas, nadaría más ríos. Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería más helados y menos habas, tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente cada minuto de mi vida; claro que tuve momentos de alegría, pero, si pudiera volver atrás, trataría solo de tener buenos momentos. Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, solo de momentos: no te pierdas el ahora. Yo era uno de esos que nunca iba a ninguna parte sin un termómetro, una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas. Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano. Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo desde el principio de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño. Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres
y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante. Pero, ya ven, tengo ochenta y cinco años
y sé que estoy muriendo. JORGE LUIS BORGES Instantes
Cuando hablamos del sentido o sinsentido de la vida, a menudo nos faltan las palabras. El único lenguaje que se nos antoja válido es el de las emociones, el de las sensaciones, en suma, el lenguaje de los poetas. Propuesta de trabajo 1. Lee los poemas y elige uno con el que te sientas más identificado. ¿A qué se debe tal identificación? 2. ¿Cómo calificarías cada poema: de religioso, de irreligioso o de antirreligioso? ¿Por qué? 3. Elabora un breve poema que recoja tus preguntas sobre el sentido de la vida. ¿Tienes una respuesta?
Voces me llaman Voces me llaman y piden que ande dentro de un silencio macizo. Camino por un estrecho camino peligroso de lados peligrosos. (Hay que estar en lo que estamos). Si no miro donde piso puedo poner un pie en el vacío, y si miro, para poner el pie adonde debo, me mareo. Haga lo que haga todo es expuesto. ¡Ah! Puedo hacer otra cosa, sentarme, montarme en el camino con las piernas colgando a cada lado… ¡Qué va! Tampoco puedo, -no está permitido dejar de caminar-, me pisarían la cabeza los que vienen detrás, con sus botas de Fuego. Esto de vivir es tan estrecho que sólo cabemos uno. ¡Es la fila! Por eso voy detrás de alguien, o alguien viene detrás de mí. ¡Firmes! ¡Formen fila! ¡Arrestado el que rompa! ¡marchen! Toda la humanidad en línea y a tu lado no hay nadie, vamos solos. GLORIA FUERTES
Hombre Luchando cuerpo a cuerpo con la muerte, al borde del abismo estoy clamando a Dios. Y su silencio, retumbando, ahoga mi voz en el vacío inerte. ¡Oh Dios! Si he de morir quiero tenerte despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo oirás mi voz. ¡Oh Dios! Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte. Alzo la mano, y tu me la cercenas. Abro los ojos, me los sajas vivos. Sed tengo y sal se vuelven tus arenas. Esto es ser hombre: horror a manos llenas. Ser -y no ser- eternos, fugitivos. ¡Ángel con grandes alas de cadenas! BLAS DE OTERO
Señor que lo quisiste Señor que lo quisiste: ¿para qué habré nacido? ¿Quién me necesitaba, quién me había pedido? ¿Qué misión me confiaste? ¿Y por qué me elegiste, yo, la inútil, la débil, la cansada…? La triste. Yo, que no sé siquiera qué es malo ni qué es bueno, y, si busco las rosas y me aparto del cieno, es sólo por instinto… Y no hay mérito alguno en la obediencia fácil a un instinto oportuno… Y aún más: ¿Pude hacer siempre todo lo que he intentado? ¿Soy yo misma siquiera lo que había soñado? ¿En que ocaso del alma he disipado el luto? ¿A quién hice feliz tan siquiera un minuto? ¿Qué frente oscura y torva se iluminó deprisa tan sólo ante el conjuro de mi pobre sonrisa? ¿Evitar a cualquiera pude el menor quebranto? ¿De qué sirvió mi risa, de qué sirvió mil llanto? Y al fin, cuando me vaya fría, pálida, inerte… ¿Qué dejaré a la Vida? ¿Qué llevaré a la muerte? Bien sé que todo tiene su objeto y su motivo: que he venido para algo y que para algo vivo. Que hasta el más vil gusano su destino ya tiene, que tu impulso palpita en todo lo que viene… Y que si lo mandaste fue también con la idea
de llenar un vacío, por pequeño que sea… Que hay un sentido oculto en las entrañas de todo: en la pluma, en la garra, en la espuma, en el lodo… Que tu obra es perfecta, ¡oh Todopoderoso! Dios justiciero, Dios sabio, Dios amoroso…! El Dios de los mediocres, los malos y los buenos… En tu obra no hay nada, ni de más ni de menos… Pero… no sé, Dios mío: me parece que a ti -¡un Dios…!- te hubiera sido fácil pasar sin mí… DULCE MARÍA LOYNAZ
¡Qué día tan largo!
¡Qué día tan largo y qué camino tan áspero, qué largo es todo y qué áspero! En el cielo está clavado el sol iracundo y alto. La tierra es toda llanura, llanura, toda llanura, y en la llanura… ni un árbol. Voy tan cansado que pienso en una sombra cualquiera Quiero descanso, descanso, sólo descanso. ¡Dormir! Y lo mismo me da ya bajo un ciprés que bajo un álamo. LEÓN FELIPE
La vida sin sentido Mucho se ha escrito sobre los valores de los jóvenes, sobre su mentalidad, sobre sus expectativas en la vida. El siguiente texto ofrece un retrato, a modo de pinceladas, que nos ayudará a situarnos ante nosotros mismos y a valorar, por presencia o por ausencia, nuestro modo y manera de vivir. Propuesta de trabajo 1. ¿Cuál es la primera impresión que te ha causado la lectura del texto? ¿Estás de acuerdo con él o no? 2. ¿Crees que estos rasgos responden al perfil de los jóvenes? ¿Con qué rasgos te sientes identificado y con cuáles no? 3. ¿Se puede decir que todos los jóvenes son iguales? ¿Existen rasgos comunes a todos ellos? 4. En grupos de cuatro intentad diseñar un perfil de los jóvenes de vuestra edad: en una columna señaláis cinco rasgos positivos y en otra cinco rasgos negativos. Luego ponedlos en común. 1. Una mentalidad consumista. La sobreabundancia de reclamos y propuestas para el consumo es tal que lleva a crear en los jóvenes la mentalidad de “todo vale”, “hay que consumir”. La austeridad y el ahorro suenan a extraño, están desacreditados, se consideran valores desfasados o inadecuados para los tiempos de hoy. 2. Una mentalidad individualista. Es la consecuencia de una juventud fragmentada, de una sociedad a la que los jóvenes tienen difícil acceso y en la que cada cual busca por su cuenta los medios para integrarse, acomodarse o instalarse en el sistema. La libertad que se reclama es la libertad individual, la libertad concreta de cada uno. El desinterés por lo social y lo político es otro síntoma de este individualismo, y se manifiesta en la bajísima afiliación a partidos políticos, sindicatos, organizaciones culturales y religiosas. 3. Una visión de la vida como “espectáculo”. Esta manera de entender la vida, la personalidad, hace que se preste atención preferente al cuerpo y a la imagen que se da del mismo. Es la cultura de la apariencia, del carnaval continuo. Todo cuanto ensombrezca este “desfile
de modelos” será silenciado, aislado o considerado tabú, como es el caso de la invalidez, la enfermedad, la vejez y, sobre todo, la muerte. 4. La ruptura con el pasado. Ignorar el pasado por desinterés o por considerarlo inútil incapacita para aprender de las experiencias pretéritas y lleva a la pérdida de la “memoria histórica” No se da valor a la experiencia, ni al anciano; solo cuenta “lo joven”. 5. Valoración del presente y ausencia de proyectos. La vida se reduce al “aquí” y “ahora”; solo se valora el presente. El futuro se presenta sombrío y escapa a las posibilidades del momento. Ya no existen utopías. Por eso hay que vivir a tope el presente: es lo único que se tiene. En consecuencia, hay una demanda urgente de placer y una falta de motivación para asumir compromisos a largo plazo. 6. Valoración de la subjetividad y del sentimiento. El criterio para valorar el comportamiento es la autosatisfacción personal (me gusta o no me gusta, me dice algo o no me dice nada) o la búsqueda del bienestar por todos los medios.
Las normas, la disciplina, el sacrificio se rechazan como obstáculos para lograr la propia satisfacción y el “sentimiento de bienestar”. 7. Tolerancia y permisividad crecientes. La tolerancia es un valor en cuanto actitud de comprensión. Pero entendida como indiferencia (todo es lo mismo, todo es válido), revela un comportamiento permisivo en el que la actitud no es de comprensión sino de justificación. 8. Ecología, pacifismo y no violencia. Hay mayor interés que nunca por estos temas, pero con frecuencia es un interés meramente teórico. No
se traduce en una forma de vida. hay jóvenes interesados por el medio ambiente y, a la vez, derrochan imprudentemente el agua de su grifo. 9. Una vida con doble moral. Hay disociación entre la ética personal y la pública. Se defiende la personal y familiar como algo propio y cercano que afecta a cada uno, mientras que se concede menor importancia a la ética social y política, como si las acciones sociales y políticas no tuvieran repercusiones en los demás.
Citado en RAMÓN GIL MARTÍNEZ, Valores humanos y desarrollo personal. Escuela Española ¿Es ésta la mentalidad de los jóvenes de hoy?