Definitiva coleccion de poesias

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“Colección de poesías”

De ese instante que no se olvida Quisiera no entender, pero no puedo, Acurrucado en la cuna del destino Yo me pase la vida perdonando. Yo soy más blanda que ese pobre palo “piedad, piedad para el que más ofende”.


Introducción: Esta antología es una recolección de diferentes poesías, de distintos temas y autores. Elegimos estas poesías porque en ellas se tratan diversos temas como amor, naturaleza y muchos más. Te invitamos a que entres en el maravilloso mundo de la poesía.


Francisco Madariaga: (9 de septiembre de 1927 - 24 de septiembre del 2000) fue un poeta argentino. La poesía de Francisco Madariaga se destaca por su lenguaje simbolista y su notable riqueza y concisión de imágenes, con que el autor describe el paisaje natal en términos de memoria.


“Llegada de un jaguar a la tranquera” Desciende, agua criolla. Paraje, desciende, ¡pero muy bien montado!, Con apero de oro de las guerras Y los rodeos en llanuras gateadas.

Espartillo, espera y delicada cabellera del terror Correntino Canta tu canción de hada de llanura.

Desciende, palmeral del borde del estero, Para beber la luminaria caída de la tormenta de la raza.

Entrégate, o el antiguo, ex guerrero, ahora Cuatrero vengador de la estancia delicada, Solitaria en el llano del llanto, Llano del aguacero, Y por tu estribo de oro y de reserva Para bajar a beber miel y estero: Que ha llegado un jaguar a la tranquera.


Alfonsina Storni: (Sala Capriasca, Suiza, 1892 - Mar del Plata, Argentina, 1938) Poetisa argentina de origen suizo. A los cuatro años se trasladó con sus padres a Argentina. Se graduó como maestra. Alfonsina Storni comenzó a frecuentar los círculos literarios y dictó conferencias en Buenos Aires y Montevideo; colaboró en varias revistas.


“Hombre pequeñito” Hombre pequeñito, hombre pequeñito, Suelta a tu canario que quiere volar… Yo soy el canario, hombre pequeñito, Déjame saltar.

Estuve en tu jaula, hombre pequeñito, Hombre pequeñito que jaula me das. Digo pequeñito porque no me entiendes Ni me entenderás.

Tampoco te entiendo, pero mientras tanto Ábreme la jaula que quiero escapar; Hombre pequeñito, te amé media hora, No me pidas más.


“Plaza de invierno” Árboles desnudos Corren una carrera Por un rectángulo de la plaza. En sus epilépticos esqueletos De volcadas sombrillas Se asientan, En bandada compacta, Los amarillos Focos luminosos.

Bancos inhospitalarios, Húmedos, Expulsan de su borde A los emigrantes soñolientos.

Oyendo fáciles arengas ciudadanas, Un prócer, Inmóvil sobre su columna, Se hiela en su bronce.


“Subconsciencia” Has hablado, has hablado y me he dormido, Pero duermo y no duermo, porque me siento Que estoy bajo el supremo pensamiento: Vivo, viviré y he vivido.

Has hablado, has hablado y he caído Es un marasmo… cede el aliento. Tiempo atrás, en las sombras, me he perdido: Estoy siega. No tengo sentimientos.

Como el espacio soy, como el vacío, Es una sombra todo el cuerpo mío Y puedo como el humo levantarme:

Oigo soplos etéros… sobrehumanos… Sujétame a la tierra con tus manos, Que si el viento se mueve ha de llevarme.


“Mucho más allá” ¿Y si nos vamos anticipando De sonrisa en sonrisa Hasta la última esperanza?

¿Y qué? ¿Y qué me das a mí, A mí que he perdido mi nombre, El nombre que me era dulce sustancia En épocas remotas, cuando yo no era yo Sino una niña engañada por su sangre?

¿A qué, a qué Este deshacerme, este desangrarme, Este desplumarme, este desequilibrarme Si mi realidad retrocede Como empujada por una ametralladora Y de pronto se lanza a correr, Aunque igual la alcanzan, Hasta que cae a mis pies como un ave muerta? Quisiera hablar de la vida. Pues esto es la vida, Este aullido, este clavarse las uñas En el pecho, este arrancarse La cabellera a puñados, este escupirse A los propios ojos, sólo por decir, Sólo por ver si se puede decir: “¿es que yo soy? ¿Verdad que sí?


¿No es verdad que yo existo Y no soy la pesadilla de una bestia?”.

Y con las manos embarradas Golpeamos a las puertas del amor. Y con la conciencia cubierta De sucios y hermosos velos, Pedimos por Dios. Y con las sienes restallantes De imbécil soberbia Tomamos de la cintura a la vida Y pateamos de soslayo a la muerte.

Pues esto es lo que hacemos. Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa Hasta la última esperanza. Entre mi amor y yo han de levantarse Trescientas noches como trescientas paredes Y el mar será una magia entre nosotros.

No habrá sino recuerdos. Oh tardes merecidas por la pena, Noches esperanzadas de mirarte, Campos de mi camino, firmamento Que estoy viendo y perdiendo... Definitiva como un mármol Entristecerá tu ausencia otras tardes.


Alejandra Pizarnik: Nació en Buenos Aires, Argentina el 29 de abril de 1936. Lectora profunda de muchos y grandes autores durante su vida, intentó ahondar en los temas de sus lecturas y aprender de lo que otros habían escrito. Así se motivó tempranamente por la literatura El 25 de septiembre de 1972, con sólo 36 años de edad, se quitó la vida.


“CENIZAS” Hemos dicho palabras, Palabras para despertar muertos, Palabras para hacer un fuego, Palabras donde poder sentarnos Y sonreír.

Hemos creado el sermón Del pájaro y del mar, El sermón del agua, El sermón del amor.

Nos hemos arrodillado Y adorado frases extensas Como el suspiro de la estrella, Frases como olas, Frases como alas.

Hemos inventado nuevos nombres Para el vino y para la risa, Para las miradas y sus terribles Caminos.

Yo ahora estoy sola – como la avara delirante Sobre su montaña de oro – Arrojando palabras hacia el cielo, Pero yo estoy sola


Y no puedo decirle a mi amado Aquellas palabras por las que vivo.


“Jorge Luis Borges” (Buenos Aires, 24 de agosto de 1899-Ginebra, 14 de junio de 1986) fue un escritor argentino, uno de los autores más destacados de la literatura del siglo XX. Publicó ensayos breves, cuentos y poemas.


“La rosa” La rosa La inmarcesible rosa que no canto, La que es peso y fragancia, La del negro jardín en la alta noche, La de cualquier jardín y cualquier tarde.


“UN PATIO” Con la tarde Se cansaron los dos o tres colores del patio. Esta noche, la luna, el claro circulo, No domina su espacio. Patio, cielo encauzado. El patio es el declive Por el cual se derrama el cielo en la casa. Serena, La eternidad espera en la encrucijada de estrellas. Grato es vivir en la amistad oscura De un zaguán, de una parra y de un aljibe.


“JARDIN” Zanjones, Sierras ásperas, Médanos, Sitiados por jadeantes singladuras Y por las lenguas de temporal y de arena Que desde el fondo del desierto se agolpan. En un declive está el jardín. Cada arbolito es una selva de hojas Lo asedian vanamente Los estériles cerros silenciosos Que apresuran la noche con su sombra Y el triste mar de inútiles verdores. Todo el jardín es una luz apacible Que ilumina la tarde. El jardincito es como un día de fiesta En la pobreza de la tierra.


“Despedida” Entre mi amor y yo han de levantarse Trescientas noches como trescientas paredes Y el mar será una magia entre nosotros.

No habrá sino recuerdos. Oh tardes merecidas por la pena, Noches esperanzadas de mirarte, Campos de mi camino, firmamento Que estoy viendo y perdiendo... Definitiva como un mármol Entristecerá tu ausencia otras tardes.


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