La mirada difusa
Yunes Mansilla Charvier
Indice 1.
El último deseo
2.
A contraluz
3.
Blanca por cabezota
4.
La ruptura
5.
Costalita
6.
Otoñal
7.
Tú
8.
Ya no sé
9.
Sueño contigo
10.
Morir urbano
11.
El Guerrero
12.
Por esto
13.
Ojos, montañas y nubes
14.
Tu respiración
15.
Silencio
16.
Confundido
17.
Dos puertas
18.
Eco
19.
Sentimiento es
20.
Entumecidos
21.
Jornadas ya vividas
22.
La colegiala
23.
La gula
24.
La ninfa frente al mar
25.
Retórico llora el planeta
26.
Sangre
27.
Extramuros de la Alcazaba
28.
Sin respirar
29.
Asustaré al miedo
30.
Recordándote
31.
Sueño
32.
La hechicera
33.
El árbol solitario
34.
La Garganta de la Olla
35.
La Garganta de los Infiernos
36.
Siracusa
37.
El aprendiz
El último deseo
Me falta una puesta de sol antes de morir. Ya viví un amanecer ¡Qué punzante es necesitar! Deseo verte una vez más
A contraluz
El aire en el sol refleja el movimiento de mi infidelidad.
S贸lo a contraluz el cautivo ser谩 fiel, el amante amado y el amado olvidado.
Blanca por cabezota
El pincel lleva tiempo detrรกs de la hoja La hoja no quiere perder su pureza El pincel quiere besar a la hoja La hoja no quiere perder su virginidad El pincel quiere abrazar a la hoja La hoja no quiere perder su atractivo
La hoja se lo pierde piensan ella y el pincel
La ruptura
En humedad espiral, susurran las lenguas de hielo ennegrecidas por el chismorreo de la confirmaci贸n de mis sospechas.
En sequedad terminal, el torrente de olas de sal deshace una reuni贸n de demasiados dedos caminando de la mano.
Costalita
Con el sol envuelto en nubes, el aire se hace más frío, tus abrazos más intensos, necesarios.
Costalita es hoy un desierto de agua que baila al son de las caricias de mis manos en las dunas de tu cuerpo chévere.
Oto帽al
Naturaleza convertida en obra de arte el tiempo en artista descatalogado Afrodita en acacias ce帽idas a la luna La Venus en rodrig贸n convulso del almendro Minerva en c贸moda de yute y, anodinos los ojos que te vieron caer, cayeron contigo.
Tú
Antropósofo de tu ser, siendo el tuyo sin tú saberlo y viviendo tú con esa inquietud justificada de mi loca cabeza en la forma pero ¡ay, qué injustificada inquietud en el fondo! …si tu supieras… En cambio, mi cambio eres tú y siempre tú. Y es ahí donde el fondo me informa que contigo soy feliz.
Ya no sé
Ya no sé si es el viento el que llenó de memorias el silencio o fue una ráfaga, si acaso de aire, la que de suspiros llenó mi tiempo.
Ya no sé en que orden se ordenan viento, tiempo, silencio.
Sueño contigo Sueño contigo y sin embargo sin mí, tú sueñas con irte lejos. Sólo y acompañado del aire puedo respirar, puedo soñar que sueño a soñar contigo.
Morir urbano
Arando las tierras del mañana con abonos de transporte sollozo envuelto en alquitrán transparente y agua cárdena.
Vértigo produce el avenir que parece haber escrito alguien por mí.
Por ahora los rosales sólo tienen espinas.
El Guerrero
Constancia ¡Corre a empuñar la verdad de quien emociona! porque quien tiene tablas no se rinde jamás desvanece a la adversidad, obstáculo de rabia en los débiles.
Derrota ¡Empuña de nuevo el honor entre las cenizas! Zarpa Capitán hacia el cabo de la Victoria, fábula insospechada de labios disecados. -Las garrochas serán las pértigas que crucen hasta Samotracia.
Derrota, no vuelvas sin Samotracia.
Por esto
Eres la estrella en el dĂa Eres el sol en la noche Eres el polo opuesto al resto
Por esto te quiero
Ojos, montañas y nubes
Si el verde de tus ojos se seca, las montañas flotarán sobre las copas y las nubes colmatadas de llanto la pena de tus ojos cerrará. ¿Sonreirá tu mirada de nuevo?
Tu respiración
Tu respiración entrecortada sobre mi pecho son alas del ave migratoria que dirigen una carroza fiel hacia las tierras del Sur.
Yo buscaba el calor en Enero por eso emigré hacia tu corazón donde siempre hace calor y el viento susurra respuestas.
Comprendí porqué aún disecado sigo vivo: Tú respiras por mí.
Silencio
Tengo el alma plasmada con las huellas de esa noche. De todas las noches desde entonces. Noches donde el espacio sonoro habita el silencio. ……………………………………………
Confundido
Confundido por el abismo que separa lo que debo, lo que quiero y lo que puedo,
vago por las noches de cualquier paĂs, por los caminos por hacer; y cada noche, en el camino redescubro sin retorno tu luz]
Dos puertas
Puse dos puertas al mar. Una, de entrada a tu coraz贸n. Otra, de salida a mi extinci贸n. Donde puse la segunda, trato de olvidar.
Ahora, vago entre las dos puertas vago entre el deseo poroso de mi huida y tus latidos inquietos que forman las olas de un mar acotado.
Eco
Eco del deseo inhabitable para quien no esté dispuesto a naufragar
Fuera, la lluvia de tu ausencia, Dentro, el frío de tu presencia.
Escribir en tu cuerpo es el lenguaje más difícil pero el que más me marca.
La memoria me obligó a olvidarte para no sufrir más me obligó a olvidar que te quise, que desnudos hicimos el amor bajo la nieve y el fango de pueblos franceses de montaña
Ya no hay música ni recuerdos no quiero que haya más recuerdos rotos
Por el agujero del bolsillo se perdieron los olores de la montaña dorada marroquí.
Eco del deseo inhabitable para quien no estĂŠ dispuesto a naufragar
Entumecidos
Entumecidos mis ojos por la risa de tus ojos
Entumecidos mis huesos por la niebla de tus besos
Entumecidas mis pieles por el roce seda de tu piel
Entumecidas mis manos por el contorneo de tus senos
Entumecidos mis oĂdos por el susurro de tus silbidos
Entumecida mi boca por la esclusa inferior de tus labios
Entumecidos mis sentidos cada vez que te abrazo y en canal, el sentir de tu trazo, estremece mis sentidos.
Jornadas ya vividas
Arando las tierras del mañana me levanto cada día con menos ganas de volver a empezar desterrando a la creatividad en desteñidas jornadas ya vividas, donde la incongruencia, los sinsentidos y la ley de los contrarios dictan las horas y roban mi vida en un morir urbano.
En mi interior sollozo envuelto en alquitrán transparente y agua cárdena.
La colegiala
Por las calles pedregosas del centro donde los espacios se cubren de sudor baila, calle abajo, la colegiala contorneando su falda riendo y reinando Etérea flor urbana
Por los grises fríos muros del extrarradio donde las distancias no entienden de escala humana canta ,por la avenida sin fin, la colegiala mostrando sus encantos saltando y sintiendo Inocente flor desperdigada
Vértigo produce el avenir que parece haber escrito alguien por mí.
La gula
Esta sed sacia su sed despeinando nubes negras por donde asoma el río su imaginación doliente por donde asoma el sol su réplica hiriente esta sed llena la nada bebiendo ideas efímeras.
Este hambre calma su hambre enturbiando madrugadas por donde asoma el niño su quimera inocente por donde asoma la enredadera el búho y la serpiente] este hambre llena la nada comiendo en misiones encrucijadas]
La gula se sació y entre sus dientes, el mito cayó inminente y así, el río ardiente ardió.
La ninfa frente al mar
Blancuras espumosas olas encrestadas y viento tornero sobre copas de coníferas en masa despliegas las crines que te vieron crecer, crines que hondeando dan forma y nombre al aire.
Y tú, muda y quieta como el viejo puerto de madera, esperas al sol -firme como los palafitos de nuestra casaestremecida por el frío, sol que fue amante y pecado al mismo tiempo sol que fue torso inabarcable y abrazos truncados.
Viento y mar sobre la tierra funden gozosos deseos que mueren a la mañana en bajamar donde se alumbra la quilla marina.
-¿Esperas sirena la Resurrección?- indaga el mar en tus ojos cristalinos. Y tú, inmutable en la cambiante textura de la playa ciñes a tus pensamientos la locura y la cordura y tus dos ojos tan redondos como el sol al alba sonríen al ver que todavía puedes asombrarte tú sola, tú, ninfa frente al mar.
Hoy reina la calma por entre los horizontes curvos
de mi mar, de tu mar, de nuestro mar. Se pierde bermejo el sol frente a tus ojos entornados y yo, desde el otro extremo de la casa, te observo en sombra absorto a contraluz entre el sol y el fuego de la lumbre y entre llantos, sonrĂes.
Retórico, llora el planeta
Las mentes opulentas agotaron los recursos como los extinguidos glaciares en nuestra era. Las bocas de esas mentes esputaron vacíos discursos recordando banalidades, la imposible autarquía de la energía o lo que fuera. Esotérico parece el porvenir a manos de cuatro jugando a no sentir sorprenden al planeta con nuevas realidades y verdades de los que humildes chillamos entre reflectivas paredes.
Extramuros de la Alcazaba
Entre volúmenes rotundos, estereométricos, y estucados muros de fábrica se pierde la imaginación en la ensoñación granadina.
Con un hueco geminado por arista, los pájaros, el agua, los olivos y toda la naturaleza entre estas tierras ferruginosas vigilan mis pasos curiosos llenos de admiración.
Todo se integra en armonía a mi paso por la cuesta de los chinos.
Sangre
Sangre, necesito sangre para saberme vivo Sangre de mi sangre sangre de mi corazón
En los mares sangre sangre en el olvido vivo sangre en mi corazón
En tus latidos sangre sangre por entre el rastro de tu paso sangre por entre mi corazón
Sangre rauda onírica sangre sangre que no es sangre sin corazón
Sangre, desbandada sangre que se consume oculta sangre de mi sangre sangre de mi corazón
Sin respirar
Escribo estos versos sin coger aire para no confundir lo necesario de la treta, escribo estos versos sin filtros ni reediciones.
Me esfuerzo por no entender lo que está pasando, pero está claro, todo está negro. Y aunque no estoy solo, pues me acuesto con la luna y me despierto con el sol, hace tiempo que no invierto el orden.
Me hice viejo antes de tiempo... me quedé sin aire.
Sin repasar, tacho el poema de mi lista de pendientes. Son las cuatro de la madrugada acurrucar a mi niña parece ahora la mejor opción.
Asustaré al miedo
Asustaré al miedo, alimento de mi emoción. La emoción seguirá a la entrega. Sin dobleces ni quites altos, los embroques ajustadísimos serán más morales que físicos, guiarán al astado hasta el toril. Allí, en el entonces del ahora [por el trofeo de la letanía], me jugaré la piel [bandera monocroma de la soberbia juventud].
Lucharé a muerte contra el porvenir del olvido y la indiferencia al desnudarte los labios.
Saltaré de la barrera hasta acabar con pésimos estatuarios con reliquias por bandera con condecoraciones.
Recordándote
Por el caudal de tus curvas y el turbión de mis deseos, me fue arrebatada la cordura.
Por tu postura en escorzo y mis celos de serrín, silbaba turbulento el maniquí.
Expresión de lo sencillo, complejidad de lo sencillo, impotencia de sentidos, arrebatos en cuadernos de fuego.
Sentida cólera sacudida entre escoberas ardiendo. Devoción, fervor y deseo.
Trasluciendo hervor del impulso de tu sangre sentí la intensidad de tu ausencia.
La Sagrada Concepción obligó tu castidad, clausuró tu libertad, olvidó que un día fui.
Sueño
Viajes sin retorno partieron desde la estación de mi sed. En tu tren de hojalata se escapó el polvo del cajón y las trincheras de mis ojos.
Abrazos que arropan el cuello y adioses de sacristán con toga. Presunto y confeso el padre bendice tu natural estirpe, te haces llamar beata de la conciliación.
La hechicera
Ahora que amo y soy amado dudo de la niebla. Las certezas de hoy las dudas del ayer, enfermiza confusi贸n.
Ahora que conocerlo todo y nada en realidad, son la misma cosa.
Ahora que vivo en las nubes veo borroso, saltando por las estrellas sin despegarme del suelo.
Ahora que compartir y dar sin medida es compromiso adulto.
Ahora que vivir con la Tierra -no simplemente sobre ella-
tiene sentido.
Ahora que más allá de los muros que me rodean se abraza una mujer a mi Universo.
Ahora que en los viajes me acompaña la lluvia, la llevas siempre en tu vieja mochila.
Ahora que seguimos a la Luna -parece hablarte- te susurro. Juntos conocimos los caminos de los Antiguos.
Eres mágica y hechicera tus caderas mi locura tu sonrisa mi miel.
El árbol solitario
1 El árbol solitario y el viento
Aturdido por el estupor del aire el árbol solitario clamó al cielo por ser el único de toda la fanega que echó raíces en un suelo tan sediento.
En su juventud se opuso a la lógica de echar raíces en tierra fértil. Pagó cara su osadía con la soledad eterna.
Allí donde se pierde el horizonte y se despliega el infinito
Allí donde no alcanza la mirada y se terminan las ilusiones.
¡Allí, siempre allí! cae la noche hiere el recuerdo y soplan las voces en un perpetuo deambular de horizontes rosados y charcos de tristeza como tinta derramada.
Ya cayeron todas las noches
Soplaron vientos fríos que se colaron en su copa para no marcharse inundando de nostalgia los años pasados hoy olvidados.
2 El árbol solitario y las hojas
Cayeron entonces las hojas como plumas y las ramas como huesos
Misteriosamente, el tronco se fue desnudando de la piel de su corteza
Despojado y seco a sus pies, todavía hoy, se refleja la historia de su vida] por una luz filtrada escasamente por las pocas hojas que aún no desertaron dejando a la merced del sol indomable el beber de su savia.
Hasta aquel momento, las hojas muertas pendían de un hilo esperando el último soplo, el adiós definitivo a su inquilino,
el árbol solitario el vagar definido por su nuevo dueño, el viento mujeriego.
Donde antes ilustraban un movimiento armónico burlando
y jugando con el viento
seguras de la protección de su creador, ahora, en el exilio, aquella hoja soñadora campa entre revoloteos por las tierras que el viento le invitó a conocer con la esperanza de ver
el mar
que en tantas fábulas oyó nombrar.
3 El árbol solitario y los guijarros
No fue amigo de alamedas, robledales, pinares, almendrales ni de hayedos]. Solitario, compartía sin su voluntad, -comulgando a sus piesla compañía de los guijarros que los niños le tiraban desde lo lejos compitiendo por ver quien le azotaba más veces.
4 El árbol solitario y la muerte
Entre sus arrugas se confundían las heridas que nunca pudieron cicatrizar, señal de sus pecados y fruto de sus excesos
Menos flexible y más aséptico que en su mocedad, los rencores ya no le curaban sino todo lo contrario.
Se aferró a la voluntad de la muerte ¡ya sólo atendía a una idolatrada compañía con forma de guadaña!
Descubrió demasiado tarde que la única ley que rige la vida es el absurdo.
Lloré hasta la estirpe sumando mi dolor a su desamparo.
La Garganta la Olla
Volumen abstraído y solidificado, a la vez. Cuerpo difuminado e indefinido, a la vez. Tacto por terciopelo y aguijón envenenado, a la vez. Energía inmóvil y te mueves en el vacío, a la vez. Madre engalanada de musgos, robles, castaños y cerezos.
Tímida de cabellos de cristal y osada con tus melenas irascibles de cascabel, a la vez. Escultora de rocas maleables y moldeadora de errantes cantos, a la vez. Rítmicas tus dudas y tropezadas tus sábanas airosas desembocas en el Jerte, a la vez. Tu olla cóncava y lineal, a la vez. Hermanada caloro de mirlos, ruiseñores, calandrias y alcaravanes.
Amancillador de sedimentos y coloso del tiempo, a la vez.
Heredero de cursos y antepasados, a la vez. Comerciante del Jerte y pirata de laderas, a la vez. Parador de piscinas naturales y cascadas de ensoñación, a la vez. Vivirás eternamente navegando en Galateas por los ríos de mi sangre.
Valentía de tercio español y
fidelidad hasta la muerte,
a la vez. Sensual y erótica te descubres en mi escalada, a la vez. Sedientas tus aguas y urdimbre de paciencia tu garganta, a la vez. De corazón cristalino y profundo, hermético tu espacio oculto, a la vez. De vez en cuando y a todas horas a la vez.
La Garganta de los Infiernos
Muere el tiempo a cada golpe y eternizas la mirada en los Infiernos, a la vez. Regalas tu belleza y la influencia del tiempo, a la vez. Furiosa y afable te dirimes entre dos mundos separados por un punto sin dimensión, a la vez. Haces el amor con el aire y haces la guerra con la gravedad, a la vez. Siempre vences, te apodan Samotracia.
Aliada la nube embarazada y enemiga la canícula estival, a la vez. Venus se anega en el céfiro de tu estío y Apolo teme el turbión de tu invierno, a la vez. Espacio vacío - príncipe - y espacio denso - mendigo -, a la vez. Ocupas un lugar y no tienes medida, a la vez. Infinita, no sabes de medidas ni medias dimensiones.
Truenas y cantas a la vez Una gota mil besos y seco tu ruido yesca me quema,
a la vez. Grave tímpano tu voz, a tu paso sordina el viento, a la vez. Rugidos rodantes y compases boquiabiertos los vientos de tu escorzo, a la vez. Desmenuzada en yertas aguas, no entiendes de patrones.
Sobre mi frente tus gotas cierro los ojos y empapado disfruto tu llanto infinito, a la vez. Escurridiza anatomía si te tocan y barnizas de abrazos a quien tocas, a la vez. ¡Ay! Suspiran tus lágrimas furtivas de madrugada y ¡Eo! Aspiran tus cánticos al eco del alba. Ahora loco y presente ocupado, a la vez. Conservas en el tiempo ecos olvidados.
Siracusa
Siracusa acto I
He dormido poco, no distingo entre la claridad de las nubes y los dirigibles. El estado creativo es propicio, Sólo necesito una excusa como paroxismo, un objeto etéreo para el jinete polar.
Siracusa acto II
Con el macuto, la cámara y mi cuaderno de viajes al que llamo mi Siracusa, bastión contra el olvido, alzheimer derrotado por el entendimiento.
Las razones dibujadas me hacen valer más allá de todas tus crisis. Cuando por mí te recorre el temor “no volveré a respirar este promontorio de tierra”, mi agobio rellena con avidez tus hojas con croquis epigráficos raramente comprendidos por aquél que no soy yo, sino tú,
mi compromiso con Siracusa.
Siracusa acto III
Mi alabarda de dos milímetros es mi arma de grafito. Mi lápiz, mi fiel escudero. Desenvaina segura como espada de Toledo, recta como la cuerda bien hilada que cuelga sosteniendo el yugo de lo invisible y tiene la propiedad de moverse más rápido que mi mente.
Desarrolla la propiedad de retener los espacios punto por punto. Pero ahora, tú bien lo sabes, mataor de agregados superfluos, necesito de la pausa como método de contemplación porque sin lápiz ni cartón el ojo no se distrae con artificios, tú bien lo supiste entonces.
Siracusa acto IV
Desvaríos, aciertos fortuitos y errores
que son plagas contra los egipcios, me hacen comprender como se organiza el espacio siempre moviendo la mano tocándote y tocándolo todo, ya sabes que el tacto me descubre la tercera dimensión.
Mi cuaderno, mi Siracusa, pasas a manos de colonos corintios, gamórois, atenienses, cartagineses, romanos, vándalos, ostrogodos, bizantinos, árabes y normandos antes de esclarecer los secretos y aromas de mis inquietudes viajeras que son tu relleno, nuestra simbiosis.
Siracusa acto V
Logogrifos del arquitecto buscando nuevos significados válidos no para entender la unidad de lo que veo sino como enseñanza y diálogo mudos. Resolvían charadas nunca planteadas sino en el anonimato. Porque muchas veces Siracusa,
las lecciones no se dejan ver por más que estudiemos, sucumbidas por la niebla del rocío de la cátedra del alba. Principios hindúes Vaastuhastra reclaman presencia y orientación de los cinco elementos básicos.
Recetas de gurú haitiano tutelan al aprendiz viajero, sensible tocón de texturas y brisas.
Siracusa acto VI
Alcanzar el apogeo griego del legado, ilustrado ardor del buscador de luces nítidas, transparentes metales y rocas ingrávidas. ¡Qué fines tan paradójicos! Sucesiones en los telones de la arquitectura. Bolleras taciturnas tunecinas de cuerpos uniformes forjadas en el fuego de la incomprensión que las hace ser fuertes pero no dúctiles.
Siracusa acto VII
Todo es fin con olor a… con olor a caléndulas sobre las primeras gotas del monzón hindú.
Siracusa libro femenino de mi entendimiento ¿bloc de notas de mi olvido? No me abandones porque contigo a mi lado atravieso el fuego sin quemarme, buceo a pulmón millas por desiertos, veo el sol fijamente del mediodía, oigo a sirenas del noroeste irlandés y como alambre de espino sirio en la frontera palestina.
Siracusa acto VIII
Curaste mis dudas, bálsamo de Fierabrás. Porque contigo mi mina no se para y te acaricia con pantomimas aún por descifrar y que espero el viento del tiempo comparta silbando por respiros -vibración compacta de mi caja torácica-
y no se pierda entre las alas del cormorán sudamericano.
¡Qué miedo me da el sinsentido o el sentido inútil del pensar haber creado y sin embargo no haber creado nada!
Siracusa acto IX
Pedir de momento que no me fatigue la pereza y poder abrazarte en mis viajes, en tus sufridas páginas.
¡Ay Siracusa! flor de mis imágenes transcritas.
Tantos cuadernos te he desgarrado que tus cicatrices corren por el río de mi sangre como salmones nórdicos en su último viaje. Sabedora de tu fin pero de incógnito destino.
Siracusa acto X
Siracusa eres todos mis escritos.
Cada uno de tus libros límpidos son la subsistencia de mi cadena alimenticia. El oso que espera y ataca mordaz. Porque cuando no viajo necesito hibernar y tu Siracusa debes ahora hibernar conmigo. ¡Qué paciencia la tuya! La luna calcárea te seguirá esperando, reflejada en las lenguas de hielo alpinas, pero ahora coge fuerzas. Duerme ahora mi dulce Siracusa que bastantes masala con acritud vegetariana de especias picantes comiste en la India.
Siracusa acto XI
Seguiremos juntos, a contracorriente como tú y yo sabemos, mas de momento yo
seguiré en estático movimiento pero contradictorio -no lo dudesrestaré los días en mi ciudad. Hasta volvernos a encontrar reposa en tu cubículo cilíndrico de cristal.
El aprendiz
Sigo mi curso, inconstante por joven, inexperto por ilusorio, juguetón de alcobas.
Los cursos acaban, comienzan las lecciones.
El fuego lento del entendimiento va forjando el sentido no mensurable de la percepción, el sentido de la sinrazón.
Los pensamientos cogen forma, son el atractivo de la abstracción.
La sensibilidad de lo sensible nos enseña a mirar y a tocar que es la enseñanza sensitiva de la duda. Dudar es verdad.
Lo bello de la belleza, su incertitud anacrónica, -otra vez- resoplo, porque frecuentemente tropiezo contra esta relatividad.
Hay verdades inmutables como el pensamiento de que todo es mentira.
Hay bellezas verdaderas, como el aprendizaje que sigue a la enseñanza o el amor adulto, o el adulterio a lo establecido.
Dudar es evolucionar, parangón del aprendizaje, ver donde no se ve, identificar lo desconocido, hacer lo no sabido que es aprender a saber.
Me pregunto sobre lo que no sé para conocer lo que viviré, una hipótesis sigue a la duda en su búsqueda por establecer y no estabilizar.
Lo establecido nace todos los días.
El siguiente paso del camino no es el fin
sólo el entendimiento que sigue a una de las hipótesis iniciales.
Todo es sensible al cambio, mejora y capote a la teoría del equilibrio inestable. Calder, la experiencia te enseñó la casuística, comprendiste que las matemáticas son un juego de azar. Un azar abstracto. La gravedad, un desafío digno y un amigo al que retar.
Dudo y dudaré. Aprendo y aprendizaje.
Dudo de Lavoisier, de Einstein, de Newton, de Hegel, de Kant, de Ortega, de da Vinci, de Ochoa, de Eiffel, de Mondrian, de Torroja, de Matisse, de Pierre y Marie Curie, de Exupéry, e incluso de Patronio, fiel consejero. Pero creo en ellos pero dudo de mí.
Comprendí que estudiar es aprender a olvidar aunque me cuesta aceptarlo, cuestión de cultura diplomática, raya apolítica pero reaccionaria.
Entre la variedad y la memoria, mucho se pierde, lo esencial se salva. Como soy es como sigo, inquieto como un cometa.
La constancia de una madre en mi corazón. La razón sigue al corazón, a veces.
Entonces sí que sí... se aprende a imaginar el futuro. La memoria sin dimensión, la parte muda de las medidas.
Hacer, pensar, aprender, Pensar, hacer, aprender, Aprendí, pienso, haré. Todo es objeto de creación de voz. El ruido cesa, ahora sólo se escucha
el sonido del cormorán de Neruda.
El sabio habla despacio y bajo tanto que escucha y aprende a la vez.
El presente no goza de dimensión, la presencia sí es futuro y pasado a la vez.
El aprendiz de la palabra respeta el pasado, duda y critica lo presente, propone el futuro.
Sólo me asusta la destrucción de la guerra, la velocidad de las balas. La guerra lo para todo menos el amor y el odio que crecen iguales y opuestos.
El futuro se escribe en estos tiempos entre lágrimas y esperanza.
Respirar parece de nuevo necesario. La esperanza llena las dudas del tiempo, de los segundos
las estaciones.
¡Qué extraño dulce problema poder parar a imaginar!,
parar a aprender que no es parar sino seguir.
Aprender sin dimensi贸n. Aprendizaje con pasi贸n. Aprendiz libertario.
Vuela hasta el horizonte. Vuela, vuela, vuela.
NĂşmero total de versos: 865
Plica Autor: Yunes David Mansilla Charvier C/Tossal de Baix 7 03730 Jรกvea (Alicante) ymcorporation@hotmail.com 669402521 915187159
Declaración jurada
Por la presente, declaro que la obra presentada para el XXI premio de poesía Rincón de la Victoria, in memorian Salvador Rueda es original e inédita y que no tiene cedidos sus derechos ni ha sido premiada ni está pendiente de fallo en cualquier otro concurso.
En Málaga a 18 de Abril de 2013 Yunes David Mansilla Charvier
XXI PREMIO DE POESÍA “RINCÓN DE LA VICTORIA” Biblioteca Pública Municipal Antonio de Hilaria Area de Cultura C/Jacinto Gil, 2 29730, Rincón de la Victoria, Málaga