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Tasonekoa. Secuencia “estratigráfica” de una casa

Perteneciente a la familia de oicónimos (nombres de casas) recogidos desde el siglo XVI hasta el XX en el Estudio toponímico de la villa de Uharte (1993), especialmente en los siglos XVIII y XIX, como puedan ser los de Etxeberrikoa (1742), Portalekoa (1745), Errebutokoa (1758), Dorrekoa (1820), Zokonekoa (1820), Juanikonekoa (1820), Atadikoa (1830), Latasko (1845) y Kojapekoa (1862), éste de Tasonekoa, con significado no esclarecido de “la de Tarson, Tason o Tasone”, aparece por primera vez documentado en el año 1851, como casa Tarsonekoa, estando deshabitada, y en el de 1862 como propiedad en aquel momento de un tal José Esteban Huarte, no habiendo sido recogido, sin embargo, con tal nombre en ninguno de los apeos revisados con anterioridad de los años 1677, 1726, 1797 y 1817, tal y como es señalado en informe realizado en el año 2002 por Navark, Gabinete de Arqueología e Historia, bajo encargo del Ayuntamiento de la Villa, que tras haberse hecho con la propiedad contemplaba acometer en su solar proyecto de casa de la juventud y albergue de peregrinos finalmente no realizado

La ausencia de los nombres de las casas obedecía fundamentalmente a la dificultad de encontrarlos dada su omisión en los apeos consultados debido a que nuestra población desde antiguo se encontraba dividida en tres barrios Plazaldea, Portalaldea y Ugalaldea, y dos parroquias, de San Juan Evangelista y de San Esteban Protomártir, teniendo su caserío numerado y, por tanto, prescindiendo del nombre propio de cada casa que, no obstante, sí aparecía aisladamente en documentos notariales de contratos matrimoniales, testamentarios y propiedad, así como en libros de actas parroquiales tanto de nacimientos y defunciones como de confesión y comunión

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Documentos que en su día sondeáramos en archivos familiares, municipal, parroquial, de protocolos notariales, de hipotecas del partido judicial de Aoiz y diocesano de Pamplona

La evolución de esta casa, conforme a la valoración realizada por los arqueólogos que en su momento elaboraran el informe, bien hubiera podido considerarse, en mi opinión, como “estratigrafía de superficie”, pasando de una ‘habitación’ o residencia a dos y hasta tres Esta situación duró bien entrado el siglo XX, tal y como podemos comprobar en el listado facilitado por Tomás Orduna de residentes de casas en el Uharte de los cuarenta del siglo pasado1 Así en su parte norte, en la calle del monte o de Santesteban, siendo habitada con los números 8 y 10 por las familias Azparren y Salaberri, mientras al sur, en la calle del Río con el número 17 (en tiempos recientes Ibaialde nº 15), lo era por las de Beroiz y Langas (la primera de ellas posteriormente habría de dar nombre también a este conjunto de edificaciones que conformaban Tasonekoa) Existe fotografía de aquella época en la colección de Cipriano Yoldi realizada desde el paraje de Urbi, en la cual se puede apreciar el edificio aledaño destinado a pajar dando lugar a un pasadizo para acceder al monte desde la mencionada calle

Han sido las necesidades impuestas por sus moradores las que van adecuando conforme el transcurso de los años las reformas que dejan su huella en los materiales con tal fin utilizados en la tradición de toda arquitectura popular La de Tasonekoa constituía fehaciente muestra de ello Dicho informe contemplaba, además, el que se haya señalado que “esta estructura está edificada sobre ruinas de torreones medievales conservando en su interior a modo de ‘belena’ el trazado de una de las antiguas calles del pueblo” Asimismo es definida como “una casa muy compleja”, llamando la atención sobre las diferentes alturas de la misma, dos en la parte norte, y tres al sur con solana y “gran galería” La casa consta de mampostería de piedra (sillarejo) hasta la primera planta y sillería en los adintelados vanos y esquinares Y la transición entre las dos casas, según orientación norte-sur, está realizada con ladrillo “El interior del conjunto resultante es un laberinto de pisos, escaleras, pasillos y habitaciones, la mayor parte de las cuales aún conservan el mobiliario, la decoración de paredes, los suelos, etc ” También contaba, tal y como se puede apreciar en la fotografía, con entramado de madera La valoración que de la misma realiza dicho informe, fue la siguiente: “De la observación superficial del edificio se colige que no fue concebido con el esquema y estructura actuales, tanto interna como externa Desde el punto de vista histórico resulta muy interesante pues nos encontramos ante un edificio histórico representativo de la arquitectura rural de la Cuenca de Pamplona”

1 Estudio autoeditado por su autor bajo t tulo de Mina, historia de una f brica (2011) que bien merecer a una ree dici n por parte de nuestro Ayuntamiento.

El estudio, para el primer periodo, databa la casa que da al norte, como su núcleo más antiguo, en el siglo XVII, remarcando la singularidad de su puerta de arco de medio punto con dovelas pintadas de rojo alternando con el azulete del resto de fachada; mientras la del Sur sería algo posterior abarcando la posibilidad de que se hubiera podido realizar entre los siglos XVII, XVIII y hasta del XIX

La tercera casa, construida contra terreno con “dos plantas en la parte Norte y tres en la Sur” sería la que realizada con “mampostería de caliza sin revocar” Disponía de tejado a un agua hacia el Norte, mostrando sobre puerta adintelada el número 8 El informe concluía con la siguiente sugerencia, a todas luces no tenida en cuenta, pero que bien merece la pena ser recogida: “Dado el proceso histórico de construcción de la casa consideramos que podría ser interesante mantener en pie los tres edificios originales, al menos las partes construidas con piedra

Todo ello formaría un conjunto con carácter histórico, recuperando, siquiera modestamente la fisonomía antigua del barrio de Ugalaldea Y en apéndice bajo título de “observaciones sobre el futuro de la casa Tasonekoa”, en un último intento por salvar la peculiaridad edilicia, recomendaba conservar los tres volúmenes, incluido el pasillo, mantener la fachada occidental, reconstruyendo la decoración polícroma, evitar la recreación basada en la idea de existencia de una torre, cuya presencia no estaba probada ni arqueológica ni documentalmente, conservando finalmente aquellos elementos arquitectónicos de interés que pudiesen aparecer durante las labores de derribo, cuestión que sin llevarse a cabo en ninguno de los condicionados anteriores se consumara el año de 2007

Julio Urdin Elizaga Enero, 2023

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