Trabajo de sistema digestivo completo

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SISTEMA DIGESTIVO: “El sistema digestivo contribuye a la homeostasis degradando los alimentos de manera que las células del organismo puedan absorberlos y utilizarlos. También absorbe agua, vitaminas y minerales, y elimina desechos”. Generalidades: Dos grupos de órganos componen el sistema digestivo: el tracto gastrointestinal (GI) y los órganos digestivos accesorios.

El tracto gastrointestinal, o tubo digestivo, es un tubo continuo que se extiende desde la boca hasta el ano. Entre los órganos del GI se incluye la boca, gran parte de la faringe, el esófago, el estómago, el intestino delgado y el grueso. La longitud del tracto GI medido en un cadáver es de aprox. 9 metros. En el individuo vivo es más corto porque los músculos de las paredes de los órganos del GI tienen un tono basal permanente (contracción sostenida). Entre los órganos digestivos accesorios se hallan los dientes, la lengua, las glándulas salivales, el hígado, la vesícula biliar y el páncreas. Los dientes colaboran en la degradación física de los alimentos y la lengua participa en la masticación y deglución. Los otros órganos digestivos accesorios nunca encuentran contacto directo con los alimentos, sino que producen y almacenan sustancias que pasan al tracto GI a través de conductos; estas secreciones contribuyen a la degradación química de los alimentos.


Básicamente el sistema digestivo realiza 6 procesos: 1- Ingestión: implica la ingestión de alimentos sólidos y líquidos por la boca. 2- Secreción: cada día, las células del tracto GI y de los órganos digestivos accesorios secretan en total unos siete litros de agua, ácido, sustancias amortiguadoras (buffers) y enzimas hacia la luz (espacio interior) del tubo. 3- Mezcla y propulsión: mediante la contracción y relajación alternadas del músculo liso de las paredes el tracto GI, se mezclan los alimentos y las secreciones y estos son propulsados hacia el ano. La capacidad del tracto GI de mezclar y transportar el material en toda su longitud se denomina motilidad. 4- Digestión: mediante procesos mecánicos y químicos convierte a los alimentos ingeridos en moléculas más pequeñas. En la digestión mecánica los dientes cortan y trituran los alimentos antes de la deglución, y luego el músculo liso del estómago y el intestino delgado se encargan de mezclarlos. De esta manera, las moléculas se disuelven y mezclan completamente con las enzimas digestivas. En la digestión química, grandes moléculas de hidrato de carbono, lípidos, proteínas, y ácidos nucleicos de los alimentos se dividen en moléculas más pequeñas por hidrólisis. Las enzimas digestivas producidas por las glándulas salivales, la lengua, el estómago, el páncreas y el intestino delgado catalizan esas reacciones catabólicas. Pocas sustancias pueden absorberse con digestión química; éstas comprenden las vitaminas, iones, colesterol y agua. 5- Absorción: El ingreso de líquidos secretados, iones y productos de la digestión en las células epiteliales que revisten la luz del tracto GI se llama absorción. Estas sustancias absorbidas pasan a la circulación sanguínea o linfática y llegan a las células de todo el organismo. 6- Defecación: Los residuos, las sustancias indigeribles, bacterias, células escamadas del revestimiento GI y materiales digeridos pero no absorbidos en su trayecto por el tubo digestivo abandonan el cuerpo a través del ano en el proceso de defecación. El material eliminado constituye la materia fecal o heces. Capas del tracto gastrointestinal: La pared del tracto GI desde el esófago inferior hasta el conducto anal presenta la misma estructura básica con cuatro capas de tejido, que de la profundidad a la superficie son:  Mucosa. También llamada revestimiento interior del tracto GI es una membrana mucosa. Está compuesta por: 1- Una capa de epitelio en contacto directo con el contenido luminal. 2- Una capa de tejido conectivo llamada lámina propia. 3- Una fina capa de músculo liso. 1. El epitelio de la boca, faringe, esófago y conducto anal esta constituido principalmente por epitelio pavimentoso o plano estratificado no queratinizado, que cumple funciones protectoras. Un epitelio cilíndrico simple con funciones de secreción y absorción reviste el estómago y el intestino. Las uniones estrechas que asocian íntimamente a las células del epitelio simple entre sí, restringen las filtraciones intercelulares. La velocidad de renovación de las células epiteliales del tracto GI es rápida; cada cinco a siete días se descama y son remplazadas por células nuevas. Localizadas entre las células epiteliales, existen células exocrinas que secretan mucus y líquido hacia la luz del tubo y diversos tipos de células endocrinas, llamadas células enteroendócrinas, que secretan hormonas en la sangre. 2. La lámina propia es tejido conectivo areolar que contiene muchos capilares sanguíneos y vasos linfáticos, a lo largo de los cuales los nutrientes absorbidos en el tracto GI llegan a los


otros tejidos del cuerpo. Esta capa sostiene al epitelio y lo fija a la capa muscular de la mucosa. La lámina propia contiene además la mayor parte de las células del tejido linfático asociado con la mucosa (MALT). Estos nódulos linfáticos voluminosos contienen células del sistema inmunitario que protegen contra las enfermedades. El MALT se presenta a lo largo de todo el tubo digestivo, especialmente en las amígdalas, intestino delgado, el apéndice y el intestino grueso. 3. Una fina capa de fibras musculares lisas llamadas “muscularis mucosae” forma, en la membrana mucosa del estómago y del intestino delgado, grandes cantidades de pliegues, los cuales aumentan las superficies de digestión y absorción. Los movimientos de esta capa asegura que todas las células encargadas de la absorción estén completamente expuestas al contenido del tubo digestivo.  Submucosa. Consiste en tejido conectivo areolar que une la mucosa a la muscular. Contiene gran profusión de capilares sanguíneos y linfáticos que reciben las moléculas de alimentos absorbidas. Además, en la submucosa se encuentra una extensa red neuronal conocida como plexo submucoso. En la submucosa también hay glándulas y tejido linfático.  Muscular. La muscular de la boca, la faringe y el esófago superior y medio contiene músculo esquelético que produce la deglución voluntaria. El músculo esquelético también forma el esfínter anal externo, que permite el control voluntario de la defecación. A lo largo del resto del tubo, la muscular consiste en músculo liso que generalmente se dispone en dos capas: una interna de fibras circulares y una externa de fibras longitudinales. La contracción involuntaria del músculo liso contribuye a degradar los alimentos, mezclarlos con las secreciones digestivas, y propulsarlo a lo largo del tubo. Entre las capas de la muscular se encuentra un segundo plexo neural, el plexo mientérico.  Serosa. Aquellas partes del tracto GI suspendidas dentro de la cavidad abdominal constan de una capa superficial llamada serosa. Es una membrana serosa compuesta por tejido conectivo areolar y epitelio pavimentoso simple (mesotelio). También se denomina peritoneo visceral porque forma parte de una porción del peritoneo. El esófago carece de serosa; en su lugar, una capa simple de tejido conectivo areolar llamada adventicia forma la capa superficial de este órgano. Esta capa tiene dos subcapas: una visceral, adherida a las vísceras, y otra parietal, que se adhiere a la caja y sostiene a los órganos.


Peritoneo: Es la membrana serosa más grande del organismo; consiste en una capa de epitelio pavimentoso simple (mesotelio) con una capa de sostén subyacente formada por tejido conectivo areolar. El peritoneo se divide en peritoneo parietal, que reviste la parte de la cavidad abdominopelviana y el peritoneo visceral, que cubre de modo total o parcial algunos órganos de la cavidad y forma su serosa (ver figura 24-4-a). El espacio delgado que contiene líquido seroso y que se sitúa entre las porciones parietal y visceral del peritoneo se llama cavidad peritoneal. En ciertas enfermedades, la cavidad peritoneal se puede distender por acumulación de grandes volúmenes de líquido denominado ascitis. Algunos órganos se localizan en la pared abdominal posterior y están recubiertos por el peritoneo sólo en su cara anterior. Estos órganos incluyendo los riñones y el páncreas, se denominan retroperitoneales (retro es igual a atrás). A diferencia del pericardio y la pleura que revisten uniformemente al corazón y los pulmones, el peritoneo forma grandes repliegues entre las vísceras. Estos repliegues unen los órganos entre si y con la pared de la cavidad abdominal y contiene vasos sanguíneos, linfáticos y nerviosos que se dirigen a los órganos abdominales. Los cinco repliegues peritoneales más importantes son: el epiplón u omento mayor, el ligamento falciforme, el epiplón u omento menor, el mesenterio y el mesocolon. a- El epiplón u omento mayor, la hoja más grande del peritoneo, cae sobre el colon transverso y cubre el intestino delgado como un “delantal adiposo” (ver figura 24-4-a y d).


Está compuesto por dos hojas que se pliegan sobre sí misma y forman en total cuatro capas. Desde sus inserciones a lo largo del estómago y del duodeno, el epiplón mayor se extiende hacia abajo por delante del intestino delgado, luego se vuelve y asciende insertándose en el colon transverso. En el epiplón mayor se suele observar una considerable cantidad de tejido adiposo. Este puede acrecentarse en gran medida con el aumento de peso, y dar lugar al característico “vientre de cerveza”. Los numerosos ganglios linfáticos presentes en el epiplón mayor colaboran con los macrófagos y las células plasmáticas productoras de anticuerpos a combatir y limitar las infecciones del tracto GI.

b- El ligamento falciforme une el hígado a la pared abdominal anterior y al diafragma (ver figura 24-4-b). El hígado es el único órgano digestivo que está unido a la pared abdominal inferior. c- El epiplón (omento) menor se origina como dos pliegues en la serosa del estómago y el duodeno y suspende a estos dos órganos del hígado (ver figura 24 a y c). Contiene algunos ganglios linfáticos. d- El mesenterio, una hoja del peritoneo con aspecto de abanico, une el intestino delgado a la pared abdominal posterior (ver figura 24-4 a y d). Se extiende desde esta pared, envuelve al intestino delgado y regresa a su origen formando una estructura de dos capas. Entre ambas capas se disponen vasos sanguíneos y vasos y ganglios linfáticos. e- Un repliegue peritoneal, el mesocolon, une el intestino grueso a la pared abdominal posterior (ver figura 24-4 a). También contiene vasos sanguíneos y linfáticos. Juntos, el mesenterio y el mesocolon, fijan al intestino en su posición, pero permiten movimientos como las contracciones musculares necesarias para mezclar e impulsar el contenido de la luz a lo largo del tubo digestivo.



Boca o cavidad bucal:

Primer segmento del tubo digestivo. Es una cavidad irregular cuya capacidad varía según que las mandíbulas estén aproximadas o más o menos separadas una de la otra. Está dividida por las arcadas gíngivo-dentarias en dos partes, una periférica o vestíbulo de la boca; y otra central o cavidad bucal propiamente dicha. Arcadas gíngivo-dentarias: los maxilares están revestidos de una mucosa muy resistente, gruesa, de color rosado, llamada encía. Se continúa con las mucosas de la mejilla, labios y mucosa de la bóveda palatina por arriba, y con la del suelo bucal por abajo. Además rodea a cada diente. 1. Vestíbulo de la boca. Es un espacio encorvado en forma de herradura, comprendido entre los labios y la mejilla, por delante, y las encías y los dientes, por detrás. Se abre al exterior con el orificio bucal. La pared externa o Yugal de la cavidad vestibular presenta, a la altura del cuello del primero o segundo molar inferior, el orifico bucal del conducto de Stenon (conduce la saliva de


las glándulas parótidas). La cavidad vestibular comunica con la cavidad bucal propiamente dicha.

2. Boca propiamente dicha. Limitada por delante y a los lados por las arcadas gíngivas dentarias, por arriba por la bóveda palatina, y por debajo por el suelo bucal con el cual forma una eminencia: la lengua. Por detrás se comunica con la faringe por un orificio, denominado el istmo de las fauces. Bóveda Palatina: Limitada por delante y a los lados por la arcada gíngiva dentaria superior; por detrás se continúan con el velo del paladar. Es cóncava. Presenta en la línea media, un rafe blanquecino; en la extremidad anterior del rafe, se encuentra una eminencia que es el tubérculo palatino. A los lados del tubérculo, la bóveda presenta unas crestas transversales u oblicuas, las crestas palatinas. Suelo Bucal: Se distinguen dos partes: - La lengua, ocupa la parte media del suelo de la cavidad bucal y forma una eminencia que sobresale de la cavidad. Su forma es irregularmente ovalada, con la extremidad gruesa posterior, y es aplanada. Su cara dorsal, sus bordes y en la parte anterior de su cara inferior están revestidos por la mucosa y son libres por la cavidad bucal. Por el resto de su extensión que constituye la base o raíz de la lengua, recibe sus vasos y nervios y se inserta por numerosos músculos en el hueso hioides, en el maxilar inferior, en la bóveda palatina y en la apófisis estiloides del temporal. Es un órgano muscular y mucoso. La mucosa lingual cubre toda la parte libre del órgano; en donde ahí se localizan los órganos del gusto. Por sus músculos la lengua está dotada de una gran movilidad gracias a la cual interviene en la masticación, deglución y fonación. Entre los músculos nombramos el geniogloso, lingual inferior, hiogloso, estilogloso, palatogloso, amigdalogloso, faríngogloso, transverso, lingual superior. Configuración externa de la lengua: - Cara superior; está dividida en dos partes, una anterior o bucal y otra posterior o faríngea, por un surco en forma de V abierta hacia adelante, llamado surco terminal. El vértice del ángulo (más profundo) recibe el nombre de foramen cecum. Su superficie es desigual a causa de que la mucosa está cubierta en toda su extensión por pequeñas eminencias, llamadas papilas linguales. Según su forma se divide en papilas filiformes, fungiformes y calciformes, estas últimas son las más voluminosas y están constituidas por una eminencia redondeada, el mamelón, rodeada por una depresión circular de la mucosa, por lo general son nueve y están dispuestas por delante del surco terminal, siguiendo una línea angular en forma de V, la V lingual. La porción faríngea de la cara dorsal tiene una superficie desigual, mamelonada, con pequeñas eminencias, irregularmente redondeadas, dispuestas en series lineales. - Cara inferior: Cubierta por una mucosa lisa delgada, transparente. Presenta: a) Un canal medio (más ancho y profundo que el dorsal) b) Un pliegue mucoso medio (Frenillo de la lengua)


c) Dos rodetes longitudinales, anchos a los lados del canal medio y formado por los músculos geniogloso. d) Las venas raninas Surco alveolo lingual: para descubrirlo es necesario elevar la parte anterior libre de la lengua; está comprendido entre la arcada gíngivo – dentaria (encía) inferior y la raíz de la lengua. En la parte media del surco se observa en la extremidad inferior del frenillo, una eminencia que termina a cada lado por un pequeño tubérculo llamado carúncula sublingual. En el vértice de este se ve un orificio, el ostium umbilical, por el cual el conducto de Wharton se abre en la cavidad bucal.

Mejillas: forman las paredes laterales de la cavidad bucal. Están cubiertas por piel en el exterior y por una mucosa en el interior, que consiste en epitelio pavimentoso estratificado no queratinizado. El músculo buccinador y el tejido conectivo se localizan entre la piel y la mucosa de las mejillas. La porción anterior de estas terminan en los labios. Labios: pliegues carnosos que rodean la apertura de la boca. Contiene el orbicular de los labios y están cubiertos externamente por piel y revestidos por dentro por mucosa. La superficie interna de cada labio se une a la encía correspondiente por el frenillo del labio, que es un pliegue mucoso de la línea media. Durante la masticación, la contracción de los músculos buccinador y del orbicular de los labios ayuda a mantener los alimentos entre los dientes inferiores y superiores. Estos músculos también participan en el habla.


El vestíbulo (entrada a conducto) de la cavidad bucal es el espacio limitado hacia afuera por las mejillas y los labios; y hacia dentro por las encías y los dientes. La boca o cavidad bucal propiamente dicha es el espacio que está entre los dientes y las encías, por un lado, y las fauces, o abertura entre la faringe y la boca, por el otro. El paladar duro, que es la porción del techo de la boca, se forma con los maxilares superiores y palatinos, tiene recubrimiento de mucosa y constituye una división ósea entre boca y nariz. El paladar blando, que forma la porción posterior del techo de la boca, es una división muscular en forma de arco con revestimiento de mucosa entre la bucofaringe y nasofaringe. La úvula es una prolongación muscular cónica que cuelga del borde libre del paladar blando. Durante la deglución, este último y la úvula, se retraen en dirección superior, lo cual cierra la nasofaringe e impide que los alimentos y líquidos deglutidos pasen a la nariz. En sentido lateral a la base de la úvula, se observan dos pliegues musculares con trayecto descendente hacia los dos lados del paladar blando: en la parte posterior, el arco glosopalatino se extiende hacia un lado de la base de la lengua, y en la posterior, el arco faringopalatino lo hace en dirección a un lado de la faringe. Las amígdalas palatinas se sitúan entre los arcos, y las linguales, en la base de la lengua. En el borde posterior del paladar blando, la boca se abre en la bucofaringe a través de las fauces.



Dientes:

En los bordes de los maxilares hay cavidades, los alvéolos, donde se insertan unos órganos digestivos accesorios de gran consistencia: los dientes. Cada diente consta de tres partes: a) La corona: de color blanco, visible al abrir la boca. b) El cuello: zona intermedia entre la corona y la raíz. c) La raíz: zona de color amarillento, introducida en el alvéolo.

Hay además una cavidad central, llamada cavidad pulpar, que se abre por un orificio excavado en el vértice de la raíz. La cavidad pulpar contiene la pulpa dentaria, compuesta por el tejido conjuntivo y rojizo y de una ramificación de vasos y nervios correspondientes. La cavidad de la pulpa está rodeada por una sustancia dura de color amarillo llamada dentina o marfil, ésta está a su vez cubierta en la corona por un tejido transparente , más duro todavía que éste que es el esmalte; y en la raíz por un tejido resistente, amarillo, opaco llamado cemento.


De acuerdo con sus caracteres particulares y su forma, se distinguen cuatro clases de dientes: a) Incisivos: con una corona aplanada, son cuatro para cada mandíbula, siendo los superiores mayores que los inferiores. Presentan una raíz cónica. b) Caninos: tienen una corona en forma de pirámide cuadrangular terminada por una punta obtusa. Situados por fuera de los incisivos. Dos para cada mandíbula. Son los dientes de mayor longitud. c) Premolares o bicúspides: tienen una corona cúbica o irregularmente cilíndrica, que presenta dos puntas o cúspides, como si fuesen dos conos unidos. Presentan una cara triturante. Su raíz es única, y por lo común presenta una hendidura vertical, que insinúa la formación de dos raíces. d) Molares mayores: con corona de tres o cuatro cúspides y de dos o tres raíces.

El total de dientes difiere según se trate de la dentadura de un niño o de un adulto. En el niño de 3 a 5 años hay 20 dientes (8i, 4c y 8pm), 10 en cada maxilar. Se denominan en conjunto dientes temporarios o de leche. Estos dientes caen de los 6 a los 11 años. En el adulto hay 32 dientes, 16 en cada maxilar. Son los dientes definitivos, que reemplazan a los dientes temporarios. Los dientes definitivos comienzan a aparecer alrededor de los seis años de edad. Los últimos en aparecer son los terceros molares, entre los 18 y los 25 años de edad. La cantidad de dientes en la boca se indica con la llamada fórmula dentaria: Fórmula dentaria del niño 2/2i 1/1c 2/2m = 5/5 = 10 x 2 = 20 Fórmula dentaria del adulto 2/2i 1/1c 2/2pm 3/3m = 8/8 = 16 x 2 = 32 En estas fórmulas los numeradores de los quebrados indican los dientes del maxilar superior y los denominadores, los dientes del maxilar inferior. Las letras significan: I = incisivos C = caninos Pm = premolares M = molares


Los premolares aparecen en el adulto.

Glándulas anexas de la cavidad bucal: Una glándula salival es toda célula u órgano que libera una secreción llamada saliva en la boca. Se produce la saliva para mantener húmeda la mucosa de la boca y faringe, así como limpiar la boca y los dientes. Sin embargo su producción aumenta cuando entran alimentos en la boca y se encarga de lubricarlos y disolverlos, así como de iniciar su digestión química. La cavidad bucal recibe el producto de secreción de numerosas glándulas que pueden dividirse según su volumen en dos categorías: a) Glándulas pequeñas; están diseminadas en la extensión de toda la mucosa bucal. Pueden ser unicelulares y abrirse al interior por un conducto único. Segregan jugos salivales, excepto las linguales, que secretan la lipasa lingual, la cual no se activa en la boca ya que tiene pH básico, esta enzima se activa con un pH ácido. Se reparten en 4 grupos principales que son: -

las glándulas palatinas, situadas en la bóveda palatina,

-

las glándulas labiales, situadas en cara posterior de los labios,


-

glándulas Yugales, están en la mucosa de las mejillas y,

-

las glándulas linguales, que segrega lipasa lingual, enzima que se activa en el medio ácido del estómago.

b) Glándulas grandes o salivales propiamente dichas: tiene realmente la estructura de una glándula verdadera. Están dispuestas en la vecindad de la cavidad bucal siguiendo una curva concéntrica a la del maxilar inferior. Están unidas a esta cavidad por sus conductos excretores. Se encuentran tres glándulas salivales a cada lado, que de atrás a adelante son: Parótidas: es la más voluminosa. Se ubica por debajo del conducto auditivo externo. La superficie de la glándula es lobulada, su color es gris amarillento. El conducto excretor de la parótida, llamado conducto de Stenon, nace en el ascensor de la parótida, emerge del borde anterior de la glándula y termina en la cavidad bucal. Su característica es que son glándulas serosas, por lo que tiene mayor contenido de enzimas que de mucus. Esta glándula es la que se inflama cuando tenemos paperas.

Glándula Parótida. Observe en el centro de la lámina cortes transversales de conductos intercalares, al lado derecho ácinos serosos y al izquierdo ácinos mixtos.

- Submaxilares: tiene secreción mixta; serosa como mucosa (acuosa). Es del tamaño de una almendra. La glándula está contenida en una excavación osteo-músculo-aponeurótica, la celda submaxilar. El conducto excretor llamado conducto de Wharton, procede de la reunión de varios conductos colectores, emerge de la cara profunda de la glándula y se abre en la cavidad bucal por el ostium umbilical (base del frenillo), o sea, el frenillo que se encuentra por debajo de la lengua.


Glándula salival submaxilar 100X

Glándula submaxilar 400X - Sublingual: está en el surco alveolo-lingual, debajo de la lengua. Segregan sólo una fracción mucosa. Es alargada, aplanada transversalmente y afilada ligeramente en sus extremidades. Esta glándula es una aglomeración de glándulas, y posee tantos conductos excretores como pequeñas glándulas. Uno de ellos, más voluminoso que los demás, llamado conducto de Rivinus o Bartholina, nace en la cara profunda de la glándula, sigue al conducto de Wharton y se abre por fuera de él. Los otros son los conductos de Walther, son pequeños y cortos y terminan por fuera del conducto de Rivinus, a lo largo de la eminencia sublingual elevada por la glándula sublingual. Entonces, estas tres glándulas vierten sus secreciones, la saliva, por medio de conductos secretores. Debemos aclarar que los conductos de las glándulas se pueden tapar.


Glรกndula salival sublingual 40X

Glรกndula sublingual 100X


Secreción de saliva: Composición y funciones de la saliva Desde el punto de vista químico, la saliva está constituida por 99.5% de agua y 0.5% de solutos, dentro de estos tenemos iones de sodio, potasio, cloruro, bicarbonato y fosfato. También contiene algunos gases disueltos y diversas sustancias orgánicas, como urea, ácido úrico, moco, inmunoglobulina A, enzimas bacteriolíticas, lisozima y dos enzimas digestivas, la amilasa salival que actúa en los almidones, y la lipasa lingual que lo hace en los triglicéridos. La saliva es apenas levemente ácida con un pH de 6,35 a 6,38. Salivación: En primera instancia debemos decir que la salivación es un arco reflejo. La oscilación diaria de saliva varía entre 1 litro y 1.5 litros diarios. Consta de dos tipos de secreción: 1. Una fracción serosa que contiene ptialina (una amilasa alfa), que contribuye a la digestión de almidones 2. Una fracción mucosa, rica en mucina, que se encarga de la lubricación y protección de la superficie. Las glándulas parótidas secretan una fracción serosa; las submaxilares secretan principalmente fracción serosa, pero también gran cantidad de moco; las sublinguales fabrican sobretodo moco; las bucales, moco nada más. Al encontrarse el pH entre 6 y 7, permite la acción óptima de la ptialina.


Control nervioso de la secreción salival: Los núcleos salivales en su parte superior controlan las glándulas submaxilares y sublinguales; y en su parte inferior, la parótida. Estos núcleos se encuentran en el límite del bulbo y protuberancia y son activados por estímulos rápidos y táctiles en la lengua u otras zonas de la boca. Los sabores agradables tienen por resultado gran producción de saliva; ciertos objetos táctiles como la presencia en la boca de objetos lisos (esferita de vidrio) provocan salivación abundante, mientras que objetos ásperos producen menos saliva o incluso inhiben su secreción. También pueden aumentar o disminuir la cantidad de impulsos nerviosos que lleguen a los núcleos salivales desde centros superiores. Así vemos que se saliva más cuando se come un platillo apetitoso que cuando el alimento no es grato. La zona del apetito que controla estas diferencias se encuentra en el cerebro, cerca de los centros parasimpáticos del hipotálamo anterior, y funciona en respuesta a señales procedentes de las áreas corticales del gusto y del olfato. Finalmente hay salivación por efecto de reflejos que nacen en el estómago e intestino, en particular cuando se han deglutido alimentos muy irritantes o cuando hay náuseas por cualquier causa. Es posible que al deglutir la saliva así producida se reduzca la irritación por dilución o neutralización del irritante.

La ingestión de alimentos: La cantidad de alimento ingerido por el hombre depende sobre todo del deseo intrínseco de alimento llamado hambre, mientras que la variedad de alimentos escogida depende de su apetito. En sí, estos mecanismos constituyen sistemas reguladores automáticos sumamente importantes para conservar el organismo en buen estado de nutrición. Conviene considerar la función principal del tubo digestivo que es; proporcionar al organismo agua, electrolitos y substancias nutritivas en forma continua; para ello, los alimentos deben ser transformados a lo largo del tubo digestivo a una velocidad que permita la digestión y la absorción. Si se visualiza la totalidad del tubo digestivo se verán diferencias anatómicas, cada sección está destinada a una función específica como:


1. Simple transporte de alimento de un punto a otro (como en el esófago) 2. Almacenamiento de alimento en estómago, duodeno, yeyuno e íleon. 3. Absorción de los productos finales de la digestión en la totalidad y la mitad proximal del intestino grueso. La mecánica de la ingestión de alimentos comprende la masticación y la deglución. - Masticación: los dientes están dispuestos para masticar, los incisivos permiten una acción de corte y los molares una acción de molienda. La mayor parte de los músculos masticatorios están inervados por las ramas motoras del 5º par craneal y el proceso de la masticación está controlado por núcleos en el cerebro posterior. La estimulación de zonas del hipotálamo, incluso la corteza cerebral cerca de las zonas sensoriales para el gusto y olfato, pueden causar movimientos de masticación. Gran parte del proceso está causado por el reflejo de masticación. También ejerce una función protectora sobre los dientes. a) Función digestiva: la saliva humana y algunos herbívoros contiene una amilasa ptialina que desdobla el almidón y el glucógeno hasta el estado de maltosa. Como la presencia de los alimentos en la boca es breve, la ptialina puede ejercer ahí su acción. Sin embargo el bolo alimenticio empapado en saliva permanece durante algún tiempo en el estómago antes de ser penetrado por el jugo gástrico, y durante ese lapso que la ptialina ejerce su acción hidrolítica. b) Papel en la sed: cuando el organismo pierde agua en exceso (transpiración, diarrea, hemorragias) la secreción salival disminuye hasta desaparecer. La sequedad de las mucosas bucales es uno de los principales componentes de la sensación de sed. Digestión mecánica y química: La digestión mecánica en la boca es el resultado de la masticación, en la cual los alimentos son manipulados y triturados por la lengua y mezclados con la saliva. Esto los reduce a una masa blanda, flexible y fácil de deglutir, denominada bolo. Las moléculas del alimento comienzan a disolverse en el agua de la saliva, una actividad importante porque las enzimas pueden actuar sobre aquellas sólo en un medio líquido. Dos enzimas, la amilasa salival y la lipasa lingual, contribuyen a la digestión química de la boca. La amilasa salival que se secreta en las glándulas salivales, inicia la degradación del almidón. Los hidratos de carbono de la dieta son monosacáridos y disacáridos o polisacáridos complejos como el almidón. La mayoría de los hidratos de carbono que ingerimos son el almidón, pero sólo los monosacáridos pueden pasar al torrente sanguíneo. De este modo, el almidón y los disacáridos deben degradarse a monosacáridos. La función de la amilasa salival es comenzar con la digestión del almidón desdoblándolo en moléculas más pequeñas como el disacárido maltosa, el trisacárido maltrotriosa o los polímeros de glucosa de cadena corta llamados α-dextrina. Aunque los alimentos se digieren demasiado rápido como para que todo el almidón se degrade en la boca, la amilasa salival actúa sobre el almidón durante alrededor de una hora, tiempo en el cual los ácidos estomacales la activan. La saliva también contiene la lipasa lingual, secretada por las glándulas salivales de la lengua. Esta enzima se activa en el medio ácido del estómago y de este modo comienza a actuar después de que los alimentos


se degluten. Degradados los triglicéridos en la dieta en ácidos grasos y diglicéridos. Este es una molécula de glicerol unida a dos cadenas de ácidos grasos. Faringe:

Cuando los alimentos se degluten, pasan de la boca a la faringe, un conducto con forma de embudo que se extiende desde las coanas u orificios posteriores de las fosas nasales, hacia el esófago por detrás y la laringe por delante. La faringe está constituida por músculo esquelético y revestida por mucosa y comprende tres partes: la nasofaringe o superior (en relación con las fosas nasales), la orofaringe o mediabucal (en continuidad con la cavidad bucal), y la laringe, inferior o laríngea. La nasofaringe interviene sólo en la respiración, pero la orofaringe y la laringofaringe tienen tanto funciones digestivas como respiratorias.  La porción nasal: su pared anterior se confunde con los orificios posteriores de las fosas nasales. La pared superior presenta una agrupación de folículos cerrados que forman la amígdala faríngea. En las paredes laterales se ve el orificio faríngeo de la Trompa de Eustaquio.  La porción bucal: está limitada por arriba por el velo del paladar (es un músculomembranoso movible y por delante comunica con la cavidad bucal por el istmo de las fauces. Y separa la porción nasal de la bucal de la faringe.  La porción laríngea: esta porción presenta, de arriba abajo la epiglotis, el orificio superior de la laringe y una eminencia cartilaginosa Los alimentos ingeridos pasan de la boca a la orofaringe y la laringofaringe; las contracciones musculares de estos segmentos ayudan a propulsarlo hacia el esófago y de allí hasta el estómago. Relaciones:


Se relaciona: por detrás con la columna vertebral; por delante con las fosas nasales, el istmo de las fauces y la laringe; y a los lados, con los lóbulos de las glándulas tiroides, con la arteria carótida primitiva y sus ramas (carótida externa o interna) y con el nervio neumogástrico. Constitución anatómica: La faringe está constituida por tres túnicas concéntricas, que de afuera hacia adentro son:  La túnica muscular que consta de varios músculos que, mediante su acción, contrae la faringe y acorta su longitud. 

La túnica fibrosa que sirve de armazón al órgano.

 La túnica mucosa que es continuación de la mucosa bucal. En ella se abren - cerca de las coanas – los orificios de las trompas de Eustaquio (conductos que comunican la faringe con la caja del tímpano, perteneciente al oído medio). Esófago: Es un conducto muscular colapsable que sigue a la faringe y desemboca en el estómago. Su longitud es de 25 cm. Nace en el cuello a la altura de la sexta y séptima vértebra cervical. Recorre el tórax, ocupando la parte posterior del mediastino, atraviesa el diafragma y penetra en el abdomen.


Este recorrido ha permitido dividirlo en cuatro porciones: cervical, torácica, diafragmática y abdominal. Relaciones: Sus principales relaciones son: por detrás la columna vertebral y el conducto torácico; por delante la tráquea, el origen del bronquio izquierdo y el corazón; en ambos lados las pleuras y en el izquierdo la aorta. Constitución anatómica: El esófago está formado por tres túnicas concéntricas que de afuera a dentro son:  La túnica muscular que está formada por dos capas de fibras, una externa, de fibras longitudinales, y otra interna, de fibras circulares. 

La túnica media que es celulósica.

 La túnica mucosa que es continuación de la mucosa de la faringe y presenta una serie de pliegues que dan a la luz del conducto esofágico un aspecto estrellado.

Los pliegues desaparecen al descender el bolo alimenticio.


Fisiología general: Deglución: es un proceso complicado sobre todo porque la faringe ejecuta una función tanto respiratoria como deglutoria y se transforma, durante unos pocos segundos cada vez, en un conducto que propulsa los alimentos. Es esencialmente importante que la respiración no se afecte como consecuencia de la deglución. En general, la deglución puede dividirse en: 1) una fase voluntaria, que inicia el proceso de deglución, 2) una fase faríngea involuntaria, que consiste en el paso de los alimentos hacia el esófago a través de la faringe, y 3) una fase esofágica, también involuntaria, que ejecuta el paso de los alimentos desde la faringe al estómago. Fase voluntaria de la deglución: cuando los alimentos se encuentran preparados para la deglución, la presión hacia arriba y hacia atrás de la lengua contra el paladar, los arrastra o desplaza voluntariamente en sentido posterior, en dirección a la faringe. A partir de ese momento, la deglución pasa a ser un proceso total o casi totalmente automático y, en general, no se puede detener. Fase faríngea de la deglución: cuando el bolo alimenticio penetra en la parte posterior de la boca y en la faringe, estimula las áreas epiteliales receptoras de la deglución situadas


alrededor de la entrada de la faringe, y sobre todo en los pilares amigdalinos. Los impulsos que salen de estas áreas llegan al tronco del encéfalo e inician una serie de contracciones automáticas de los músculos faríngeos. 1) El paladar blando se prepara para taponar las coanas e impedir el reflujo de alimento hacia las fosas nasales. 2) A través de una hendidura sagital los alimentos pasan a la parte posterior de la faringe. Dicha hendidura tiene una acción selectiva y sólo permite el paso con facilidad a los alimentos bien masticados. Los fragmentos de gran tamaño no suelen pasar de la faringe hacia el esófago por el obstáculo que encuentran. 3) Las cuerdas vocales se aproximan con fuerza, al tiempo que los músculos del cuello tiran y desplazan hacia arriba de todo el órgano. Estas acciones combinadas con la presencia de ligamentos, que impiden el ascenso de la epiglotis, obligan a ésta a inclinarse hacia atrás para cubrir la entrada de la laringe. De este modo se impide la entrada de los alimentos en la nariz y en la tráquea. La acción primordial es la aproximación íntima de las cuerdas vocales, aunque la epiglotis contribuye a evitar que los alimentos traspasen aquellas. La destrucción de las cuerdas vocales o de los músculos que las aproximan pueden provocar asfixia. 4) El esfínter esofágico superior o esfínter faringoesofágico, se relaja para que los alimentos penetren y se desplacen con mayor facilidad desde la faringe posterior hacia la parte superior del esófago. Entre deglución y deglución este esfínter permanece contraído, y por tanto, impide la entrada de aire en el esófago. 5) Al mismo tiempo que se eleva la laringe y se relaja el esfínter faringoesofágico, se contrae la totalidad de la musculatura faríngea, empezando por la parte superior y descendiendo en forma de onda peristáltica rápida hasta las regiones media o inferior del órgano, que impulsan los alimentos al esófago. . Todo este proceso dura solo 2 segundos. Control nervioso del inicio de la fase faríngea de la deglución: los impulsos se transmiten, desde las áreas táctiles más sensibles de la parte superior de la boca y de la faringe y de los pilares amigdalinos, a través de las ramas sensitivas de los nervios trigémino y glosofaríngeo hacia una región del bulbo raquídeo, que recibe casi todos los impulsos sensitivos de la boca. De esta forma, el inicio de las fases sucesivas del proceso de la deglución, que sigue una sucesión ordenada, está controlada automáticamente por las áreas neuronales. Las áreas del bulbo y la región inferior de la protuberancia que controlan la deglución, reciben en conjunto el nombre de centro de la deglución. Efecto de la fase faríngea de la deglución sobre la respiración: toda la fase faríngea de la deglución dura menos de 6 segundos, por lo que la interrupción del ciclo respiratorio solo afecta a una fracción del mismo. El centro de la deglución inhibe de manera específica al centro respiratorio del bulbo durante ese intervalo e interrumpe la respiración en cualquier punto de su ciclo para que tenga lugar la deglución. Así, pues, aunque la persona esté hablando, la deglución interrumpirá la respiración durante un período tan corto que apenas resultará perceptible. Fase esofágica de la deglución: la función primordial del esófago consiste en conducir con rapidez los alimentos desde la faringe hasta el estómago, por lo que sus movimientos están originados específicamente para cumplir esta función. El esófago suele desarrollar dos tipos de movimientos peristálticos: primarios y secundarios. El peristáltico primario es una simple continuación de la onda peristáltica que se


inicia en la faringe y que se propaga hacia el esófago durante la fase faríngea de la deglución. Esta onda recorre el tramo de la faringe hasta el estómago en 8 o 10 segundos. Si las ondas primarias no logran mover hasta el estómago la totalidad del alimento que ha penetrado en el esófago, se producirán ondas de peristaltismo secundario debidas a la distención de las paredes esofágicas provocada por los alimentos retenidos. Estas ondas persisten hasta que se completa el vaciamiento del órgano. Las ondas peristálticas secundarias se inician, en parte, gracias a los reflejos que empiezan en la faringe, ascienden luego por las fibras aferentes vagales hacia el bulbo y regresan de nuevo al esófago a través de las fibras eferentes de los nervios glosofaríngeo y vago. Los músculos de la pared de la faringe y del tercio superior del esófago están constituidos por musculo estriado. Por tanto, las ondas peristálticas de estas regiones solo están controladas por impulsos de los nervios esqueléticos de los nervios glosofaríngeo y vago. En la porción inferior del esófago, la musculatura es lisa, y también está controlada por los nervios vagos. Relación receptiva del estómago: cuando las ondas peristálticas esofágicas alcanzan el estómago, se produce una onda de relajación. Además, la totalidad del estómago y, aunque en menor medida el duodeno, se relajan cuando esta onda alcanza el extremo inferior del esófago, por lo que ambos segmentos se hallan preparados para recibir los alimentos impulsados desde el esófago durante el acto de la deglución. Función del esfínter esofágico inferior (esfínter gastroesofágico): en el extremo inferior del esófago, el músculo circular esofágico actúa como un extenso esfínter esofágico inferior o esfínter gastroesofágico. Cuando una onda peristáltica de deglución desciende por el esófago, induce una “relajación receptiva” del esfínter esofágico inferior previa a la llegada de la onda peristáltica, lo que facilita la propulsión de los alimentos deglutidos hacia el estómago.


Vista anterior de un corte frontal de la peristalsis en el esรณfago.

Estรณmago:


El estómago es una amplia bolsa muscular flexible, un reservorio voluminoso, que se localiza debajo del diafragma en la parte superior izquierda de la cavidad abdominal. Es la parte más ensanchada del tracto digestivo y comunica el esófago con el intestino delgado. Es una porción dilatada del tubo digestivo con forma de J que varía de una persona a otra y según la postura. Sus dimensiones son: 25 cm de longitud; 12 cm de ancho; 8 cm de profundidad y 1,200 ml de capacidad. Tiene unas paredes musculares con fibras que están dispuestas en múltiples direcciones para darle mayor resistencia. Su interior está tapizado por mucosas con muchos pliegues. Su exterior está recubierto por una membrana denominada peritoneo. El estómago tiene varias partes: 1. El CARDIAS: es un esfínter* que comunica el esófago con el estómago y que regula la entrada de alimentos e impide que haya reflujo en su normal funcionamiento. (que la comida vuelva atrás).


*esfínter: anillo de fibras musculares circulares que se disponen alrededor de un orificio 2. El FUNDUS es la porción superior del estómago. Es donde se produce la acumulación de los gases, que se puede apreciar en una radiografía de abdomen en bipedestación (de pie). El signo radiológico se conoce como cámara de gases. 3. El CUERPO ocupa la mayor parte del estómago. 4. El ANTRO es una zona de estrechamiento que sirve de antesala al píloro. 5. El PÍLORO O ESFÍNTER PILÓRICO; une el final del estómago con la 1era porción del intestino delgado, el duodeno. El estómago presenta dos curvaturas, una mayor dirigida hacia la izquierda y otra menor dirigida hacia la derecha. El estómago se encuentra sostenido en su posición por su unión esofágica, por el ligamento gastrofrénico, por los epiplones (epiplón menor, epiplón mayor y epiplón gastrofrénico) y, por último, por los repliegues peritoneales elevados por las arterias coronarias, estomáquica y hepática que une la curvatura menor y el duodeno a la pared posterior.


En su constitución histológica, el estómago se haya formado, de la superficie a la profundidad por cuatro túnicas (capas):  Serosa, fina y reluciente, corresponde al peritoneo visceral.  Muscular, especialmente desarrollada en razón del papel del estómago en el mezclado y trituración de los alimentos, subdividida en tres tipos de fibras: -

fibras longitudinales (superficiales) fibras circulares (medias) fibras oblicuas (profundas).

 Submucosa, muy laxa, recorrida por numerosos vasos y nervios. Permite a la mucosa deslizarse fácilmente debajo de la capa muscular.  Mucosa, gruesa, recorrida por finos surcos que circunscriben pequeñas arrugas que desaparecen cuando el estómago se llena. Se pueden distinguir dos zonas de secreción: una correspondiente a la porción vertical (tuberosidad mayor y cuerpo) que corresponde a secreción ácida y una correspondiente a la porción horizontal (tuberosidad menor y antro) que es la encargada de la secreción mucosa de características alcalinas. Toda la mucosa gástrica está ocupada por las glándulas tubulares simples: glándulas gástricas que se abren en el fondo de las fositas o criptas gástricas (pequeños orificios en forma de embudo que se observan en cada área gástrica). Las glándulas son distintas en las diferentes zonas del estómago, por lo que se describen 3 zonas mucosas: -

glándulas cardiales: alrededor del cardias.


-

glándulas gástricas o fúndicas: en cuerpo y fundus. glándulas pilóricas: cerca del píloro, se extiende hacia la curvatura menor.

Secreción gástrica: El estómago del hombre produce de 1 a 2 litros diarios de una secreción compleja elaborada por las distintas células de la mucosa gástrica. Constituyen la secreción: - Agua y electrolitos. - Enzimas, principalmente proteolíticas. - Ácido clorhídrico. - Mucoproteínas. - Factor intrínseco, que es esencial para la vida. La mucosa gástrica es la estructura más interna de la pared del estómago y está separada de la capa muscular por la submucosa, presenta pliegues a nivel del cuerpo o fondo y está cubierta por criptas o fositas gástricas. En cada cripta se abren 4 o 5 glándulas gástricas tubulares rectas y estrechas. Glándulas fúndicas: compuestas por células exócrinas (mucosas del cuello, las principales o cimógenas y las células parietales), endócrinas (células G y células D) y generatrices. Glándulas pilóricas y cardiales: son de aspecto tortuoso y están compuestas de células mucosas claras análogas a las mucosas del cuello. También secretan mucus análogo a las glándulas fúndicas.


Composición del jugo gástrico: presenta distintas características según la célula que lo produzca. Así: - Células mucosas superficiales: producen una secreción alcalina, isotónica con el plasma, de pH 7,7. Contiene moco viscoso formado por glicoproteínas y mucopolisacáridos. El mucus se adhiere a la mucosa en una capa que lo protege de acción ácida, por su alto contenido de bicarbonato. - Células mucosas del cuello: producen moco fluido se encuentran entre las parietales del cuello.  

Células principales: producen pepsinógeno de dos tipos: Tipo I: por las células principales fúndicas. Tipo II: por las células principales antro- duodenales.

Ambos tipos se encuentran en el plasma y el de tipo I también en la orina (uropepsinógeno). El pepsinógeno es producido por estas células y es el precursor inactivo de la enzima pepsina. Su secreción es estimulada en presencia de HCl ya que su pH es 2. - Células parietales: segregan HCl (en gran medida), KCl (en escasa cantidad) y factor intrínseco de Castle. Su secesión es estimulada por la gastrina e histamina. El HCl tiene un pH de 0,8; mata casi todas las bacterias que ingresan con el alimento y por lo tanto hace un quimo estéril. El factor intrínseco es una glicoproteína necesaria para la absorción suficiente de vitamina B12, la cual se produce en el íleon. La falta de vitamina B12 lleva a una eritropoyesis defectuosa con desarrollo de anemia perniciosa. - Células endócrinas: pertenecen al GEP (sistema endócrino gastro-entero-pancreático) formado por células dispersas, aisladas productoras de hormonas que se encuentran en todo el epitelio gastroduodenal y en los islotes de Langerhans del páncreas. Las células endócrinas se dividen por su función en:  células G: productoras de gastrina, que estimula la secreción ácida de células parietales y la secreción de pepsinógeno por las células principales. Ejerce un efecto estimulante sobre el crecimiento de la mucosa gástrica. La gastrina es una hormona secretada por las células de gastrina, también denominadas células G, que se encuentran en las glándulas pilóricas de la porción distal del estómago. La gastrina es un polipéptido grande que se secreta en dos formas, una de mayor tamaño, llamada G-34, que contiene 34 aminoácidos y, otra más pequeña, G-17 con 17 aminoácidos. Aunque ambas son importantes, la forma más pequeña es la más abundante. Cuando la carne u otros alimentos que contienen proteínas llegan al antro gástrico, algunas de las proteínas de estos elementos ejercen un efecto estimulador especial y directo sobre las células de gastrina de las glándulas pilóricas. Éstas liberan gastrina a los jugos digestivos del estómago. La mezcla enérgica de los jugos gástricos transporta de inmediato la gastrina hacia las células parecidas a las cromafines del cuerpo del estómago y provoca la liberación directa


de histamina a las glándulas oxínticas profundas. La histamina actúa con rapidez y estimula la secreción de ácido clorhídrico por el estómago.

Bucle de retroalimentación de gastrina en el estómago. Se trata de una retroalimentación negativa en la que la producción de ácido, la cual es estimulada por la gastrina, inhibe la secreción de gastrina. Después de las comidas, las células productoras de gastrina, localizadas en el antro del estómago, secretan gastrina. Ésta actúa entonces como una hormona, viajando por la sangre hasta el cuerpo del estómago donde estimula a unas células especializadas en la producción de ácido gástrico. El ácido es secretado hacia la luz del estómago, disminuyendo el pH de los contenidos estomacales. El bucle de retroalimentación se completa cuando los contenidos estomacales acidificados entran en contacto con la porción apical de las células G. El pH disminuido de los contenidos actúa como una señal que determina el cese de la secreción de gastrina por parte de las células G, eliminando un estímulo muy importante de la producción de ácido gástrico y, de esa manera, estabilizando el pH del estómago. Por tanto las acciones de las células G regulan estrechamente el pH del estómago.  células D: productoras de somatostatina. Fisiología: El alimento ingerido tiene una consistencia semisólida después de la masticación y se acumula en el estómago, donde sufre acciones mecánicas y químicas que lo transforman en un fluido espeso denominado quimo. Después del tratamiento en el estómago, el quimo es liberado en pequeñas porciones al intestino delgado, donde tienen lugar la digestión y absorción posteriores. La Digestión, es el proceso de transformación y absorción de los alimentos que son ingeridos por vía bucal y consta de dos tipos de fenómenos: mecánicos y químicos. Cuando el bolo alimenticio llega al estómago a través del cardias se producen movimientos peristálticos que lo mezclan con el jugo gástrico, que contiene ácido clorhídrico, moco y enzimas digestivas y el factor intrínseco que es necesario para absorber la vitamina B12; esta vitamina es esencial para el desarrollo normal de las células rojas de la sangre. Como dato importante podemos mencionar que se ha demostrado que los niveles de factor intrínseco disminuyen con la edad y algunas veces hay necesidad de inyectar vitamina B12 para hacer frente a las necesidades corporales de ésta. La entrada de proteínas al estómago estimula la secreción de gastrina, la cual a su vez estimula la formación de HCl; esta acidez actúa como un antiséptico y mata a la mayoría de los entes patógenos que ingresan al tracto intestinal. El bolo alimenticio en el estómago se


transforma en un líquido llamado quimo, gracias a la mezcla de las secreciones gástricas. El alimento se almacena en el estómago y la Pepsina inicia la digestión de las proteínas, siendo ésta la principal enzima del jugo gástrico. La pepsina necesita un medio ácido (pH de 1.5 a 2.2) para presentar su actividad óptima y este medio lo proporciona el ácido clorhídrico (HCI), secretado también por glándulas gástricas. Aunque la pepsina es la enzima gástrica más importante, el jugo gástrico tiene muchas otras enzimas. Como son: La Renina: Su función es separar la leche en fracciones líquidas y sólidas. La Lipasa: Actúa sobre las grasas, es decir puede descomponer cadenas cortas de triglicéridos. En el estómago del adulto no tiene importancia porque su actividad se destruye con el pH gástrico bajo. La Amilasa: Producida por las glándulas salivares puede continuar su actividad en el estómago durante 15 o 30 minutos después de haberse deglutido el alimento y particularmente si el estómago está lleno, pues se requiere tiempo para que el jugo gástrico penetre la masa alimenticia. En el estómago se digieren el 70% de los almidones hasta su conversión en disacáridos. Algunos componentes del jugo gástrico sólo se activan cuando se exponen a la alcalinidad del duodeno; la secreción es estimulada por el acto de masticar y deglutir e incluso por la visión o idea de cualquier comida. Regulación de la secreción gástrica: Se da en tres fases: a.- Cefálica: puede desencadenarse por el contacto de la comida con quimiorreceptores y mecanorreceptores bucales, pero también por ausencia de comida por estímulos visuales, auditivos y olfatorios, que por vía vagal estimula la secreción gástrica. b.- Gástrica: es estimulada por la llegada de los alimentos al estómago, lo que provoca distensión (que estimula a los mecanorreceptores) y liberación de sustancias químicas secretoras (especialmente aa y peptonas), que estimulan a los quimiorreceptores. El mediador químico es la gastrina segregada por las células G. La gastrina, a su vez es estimulada directamente por vía vagal (acción colinérgica por la acetilcolina). Además, indirectamente, el pH elevado estimula la secesión de gastrina. En cambio, cuando el pH baja a 3, la misma deja de segregarse, actuando como un mecanismo de “feed back” negativo. c.- Intestinal: depende de la llegada del quimo ácido al duodeno, lo cual inhibe la secreción gástrica por factores nerviosos (fibras vagales estimuladas por quimiorrepetores estimulados por el pH ácido del quimo) u hormonales (secretina, que inhibe las células G y CCK que inhibe las células D). Vaciamiento Gástrico: Las fibras musculares originan ondas peristálticas que ayudan al estómago a vaciar lentamente su contenido en el duodeno. La abertura del píloro es tan pequeña que pasa muy poco quimo con cada onda. Las ondas peristálticas se hacen más intensas cuando se acercan


a la región pilórica. Si queda quimo en el fondo del estómago, las ondas se originan cada vez más arriba con la finalidad de exprimir el contenido gástrico de las porciones superiores. Normalmente el tiempo necesario para vaciar el estómago es de tres a cuatro horas. Sin embargo este tiempo puede estar alterado por diferentes factores: - La Enterogastrona: no sólo disminuye la secreción gástrica, sino que retarda la motilidad estomacal e incrementa el tiempo de vaciamiento. - La Tonicidad: Es el contenido gástrico e influye en el vaciamiento. Si el contenido del estómago es más o menos concentrado que el plasma, la motilidad se reduce hasta que el contenido es isotónico con el plasma por la captación de líquido o la transferencia de solutos. Esta acción sugiere la presencia de osmorreceptores en la pared del estómago. - Contenido Graso: Si el contenido graso de la comida es elevado, se incrementa el tiempo de vaciamiento. - Disminución de la actividad Vagal: También reduce la motilidad, aumentando el tiempo de vaciamiento. - El Stress de Corto Plazo: Incrementa el tiempo de vaciamiento; el stress crónico lo disminuye. La producción de acetilcolina está asociada con el estado de tensión aguda; los esteroides suprarrenales se elevan en el estado de tensión crónica y puede ser la causa de la disminución en los tiempos de vaciamiento. - La Dilatación: La dilatación del estómago por los alimentos produce un aumento de la motilidad. A medida que éstos pasan al intestino delgado, este factor disminuye en importancia como controlador del vaciamiento gástrico. El estómago y el colon (en el intestino grueso) tienen también la capacidad de absorber agua, ciertas sales, alcohol y algunos fármacos. También se cree que ciertas proteínas enteras atraviesan la barrera intestinal.


Páncreas: Desde el estómago, el quimo pasa al intestino delgado. La digestión química en éste depende de la actividad del páncreas, hígado y vesícula biliar. Histología del páncreas: El páncreas está constituido por pequeñas agrupaciones de células epiteliales glandulares. Alrededor del 99% de los racimos llamados ácinos, constituyen la porción exocrina del órgano. Las células acinosas secretan una mezcla de líquido y enzima digestiva llamada jugo pancreático. El 1% restante de los ácinos, los islotes pancreáticos (islotes de Langerhans), forman la porción endócrina del páncreas. Estas células secretan las hormonas glucagón, insulina, somatostatina y el polipéptido pancreático. Nota: La somatostatina es segregada tanto por el hipotálamo como por el páncreas. Es una hormona proteica producida por las células delta del páncreas, en lugares denominados islotes de Langerhans. Interviene indirectamente en la regulación de la


glucemia, e inhibe la secreción de insulina y glucagón. La secreción de la somatostatina está regulada por los altos niveles de glucosa, aminoácidos y de glucagón. Su déficit o su exceso provocan indirectamente trastornos en el metabolismo de los carbohidratos. La somatostatina es también secretada por el hipotálamo y otras zonas del sistema nervioso central. Esta hormona inhibe la síntesis y/o secreción de la hormona del crecimiento (GH, STH o Somatotropina) por parte de la adenohipófisis o hipófisis anterior. También inhibe el eje hipotálamo-hipófisis-tiroides, bloqueando la respuesta de la hormona estimulante de la tiroides (TSH o tirotropina) a la hormona liberadora de tirotropina o TRH. La somatostatina no sólo es secretada a nivel hipotalámico y pancreático sino que además es secretada endócrinamente en la mucosa gastrointestinal; además los tumores carcinoides pueden expresar receptores para la somatostatina, por otra parte se le ha encontrado como neurotransmisor en el sistema nervioso central. Anatomía del páncreas: El páncreas es una glándula retroperitoneal tiene alrededor de 12- 15 cm de longitud y 2,5 cm de ancho, se halla por detrás de la curvatura mayor del estómago. Está sostenido por el duodeno, el cuál está unido por los vasos que recibe o emite y por el peritoneo. Pueden distinguirse una extremidad derecha, voluminosa, abultada, llamada cabeza; a ésta le sigue una porción más estrecha y alargada llamada cuerpo. El cuerpo está unido a la cabeza por un segmento estrechado, el cuello, y termina a la izquierda por una extremidad delgada, la cola.


El jugo pancreático se secreta en las células exocrinas dentro de los conductillos que se unen íntimamente para formar dos largos conductos, el conducto pancreático y el conducto accesorio que vuelcan las secreciones en el intestino delgado. El conducto pancreático (conducto de wirsung) es el más grande de los dos. En la mayoría de las personas, se une con el conducto colédoco y entran en el duodeno como un conducto común llamado ampolla hepatopancreática (ampolla de Váter). La ampolla se abre en una elevación de la mucosa duodenal conocida como papila duodenal, a unos 10 cm, por debajo del esfínter pilórico del estómago. El paso de los jugos pancreático y biliar por la ampolla hepatopancreática hacia el intestino delgado está regulado por una masa de músculo liso llamado esfínter de la ampolla hepatopancreática (esfínter de Oddi). El otro conducto del páncreas, el conducto accesorio (conducto de Santorini), sale del páncreas y desemboca en el duodeno a unos 2,5 cm por encima de la ampolla hepatopancreática.


Composición y funciones del jugo pancreático: Cada día el páncreas produce entre 1200 y 1500 ml de jugo pancreático, un líquido transparente e incoloro formado en su mayor parte por agua, algunas sales, bicarbonato de sodio y varias enzimas. El bicarbonato de sodio da al jugo pancreático el pH alcalino (7,1 y 8,2) que amortigua el jugo gástrico ácido del quimo, frena la acción de la pepsina del estómago y crea el pH adecuado para la acción de las enzimas digestivas en el intestino delgado. Las enzimas del jugo pancreático son la amilasa pancreática, que digiere el almidón; varias enzimas que digieren proteínas como la tripsina, la quimotripsina, la carboxipeptidasa y la elastasa; la principal enzima digestiva de los triglicéridos en los adultos llamada lipasa pancreática, y enzimas que digieren a los ácidos nucleicos: la ribonucleasa y la desoxirribunucleasa. Las enzimas que atacan las proteínas son producidas como precursores inactivos, así como la pepsina se produce en el estómago como pepsinógeno. Como están inactivas, no digieren las células del propio páncreas. La tripsina se secreta en su forma inactiva llama tripsinógeno. Las células acinosas pancreáticas también secretan la proteína denominada inhibidor de la tripsina que se combina con cualquier tripsina que se halla formado accidentalmente y bloquea su actividad. Cuando el tripsinógeno llega al intestino delgado, se encuentra con una enzima del borde en cepillo activadora llamada enterocinasa, que desdobla parte de la molécula en tripsinógeno para formar tripsina. A su vez la tripsina actúa sobre los precursores inactivos (quimiotripsinógenos, procarboxipeptidasa y proelastasa) para producir quimiotripsina, carboxipeptidasa y elastasa, respectivamente. Regulación de la secreción pancreática: Durante el estado basal o sea en ayuno, el volumen del jugo pancreático secretado al duodeno es bajo, con una secreción de enzimas de alrededor del 10 % de su nivel máximo y de bicarbonato sólo un 2% del máximo. Existen breves períodos en el que aumenta la secreción de enzimas y bicarbonato cada 60-120 minutos asociados con una actividad motora del estómago y el intestino entre las comidas. Los nervios colinérgicos (parasimpático) son los que regulan el aumento de la actividad secretora. Los nervios adrenérgicos (simpático) actúan como inhibidor de la secreción pancreática en ayunas. Luego de la ingestión de una comida el páncreas exócrino segrega bicarbonato y enzimas a un nivel del 60-75% del que podría obtenerse luego de una administración endovenosa máxima de una dosis de secretina y CCK (colecistocinina) principales estimulantes de la secreción del páncreas. La secreción estimulada por la comida, al igual que en el estómago también puede dividirse en fases cefálicas, gástricas e intestinales aunque pueden sobreponerse en parte. La fase cefálica es estimulada por el pensamiento, la visualización, la degustación o el olfato a alguna comida. Puede producir una respuesta secretora del 25 al 50% del máximo y está regulada primordialmente por una inervación vagal colinérgica. La fase gástrica no ha sido muy estudiada, pero la distensión del estómago produce un pequeño aumento en la secreción del páncreas también mediada por reflejos vagales colinérgicos.


Durante la fase intestinal se libera secretina a la sangre desde el duodeno en respuesta a la presencia de ácido en el mismo. Los ácidos grasos y la bilis también pueden estimular la liberación de secretina. Es interesante tener presente que solo se necesita un 10 % de acción de la lipasa (encargada de digerir sustancias grasas de nuestra dieta). Hígado y vesícula biliar: El hígado es la glándula más voluminosa del cuerpo y pesa alrededor de 1,4 kg en el adulto promedio. El hígado está por debajo del diafragma y ocupa la mayor parte del hipocondrio derecho y parte del epigastrio en la cavidad abdominopelviana. La vesícula biliar es un saco piriforme localizado en una depresión de la cara inferior del hígado. Tiene una longitud de 7-10 cm, prende habitualmente del borde anteroinferior del hígado (ver fig. 24-14 a). Anatomía del hígado y vesícula biliar: El hígado está cubierto casi por completo por el peritoneo visceral y revestido en su totalidad por una capa de tejido conectivo denso irregular que yace en la profundidad del peritoneo. El hígado se divide en dos lóbulos principales -un lóbulo derecho grande y, un lóbulo izquierdo más pequeño- por el ligamento falciforme, una hoja de peritoneo (ver fig. 2414 a). Éste se extiende desde la cara inferior del diafragma entre los dos lóbulos principales hasta la cara superior del hígado y contribuye a sostenerlo en la cavidad abdominal. En el borde libre del filamento falciforme está el ligamento redondo, un vestigio de la vena umbilical del feto; este cordón fibroso se extiende desde el hígado hasta el ombligo. La porciones derecha e izquierda del ligamento coronario son estrechas extensiones del peritoneo parietal que van del hígado al diafragma. En la vesícula biliar se distingue un fondo, con proyecciones hacia abajo desde el borde inferior del hígado; el cuerpo, la porción central; y el cuello, la porción estrecha. El cuerpo y el cuello se proyectan hacia arriba.

Histología del hígado y de la vesícula biliar


Los lóbulos del hígado están formados por muchas unidades funcionales llamadas lobulillos. Un lobulillo consiste en un grupo de hepatocitos dispuestos alrededor de una vena central. Además, el lobulillo hepático, contiene capilares muy permeables llamados sinusoides, a través de los cuales circula la sangre. En los sinusoides también están presentes las células reticuloendoteliales (de kupffer), fagocitos que destruyen a los eritrocitos


y glóbulos blancos viejos, bacterias y otros cuerpos extraños del torrente venoso proveniente del tracto gastrointestinal. La bilis, que se secreta en los hepatocitos, entra en los canalículos biliares, estrechos conductos intercelulares que desembocan en los conductillos biliares (ver figura 24-15 a), desde los cuales pasan a los conductos biliares en la periferia de los lobulillos. Los conductos biliares emergen y forman por último los conductos hepáticos derecho e izquierdo, que se unen y abandonan el hígado como conducto hepático común (ver figura 24-14). El conducto hepático común se une al conducto cístico de la vesícula biliar para formar el conducto colédoco.

La mucosa de la vesícula biliar presenta un epitelio cilíndrico simple organizado en pliegues o rugosidades parecidos a los del estómago. La pared de la vesícula biliar carece de submucosa. En el medio, la capa muscular de la pared consiste en fibras musculares lisas. La contracción de estas fibras expulsa el contenido de la vesícula biliar hacia el conducto cístico. Las funciones de la vesícula biliar son de almacenamiento y de concentración de la bilis producida por el hígado hasta diez veces, antes de que pase al intestino delgado cuando sea requerida en éste. Función y composición de la bilis: Cada día, los hepatocitos secretan entre 800 a 1000 ml de bilis, un líquido de color pardo amarillento o verde oliva. Tiene un pH de 7,6- 8,6 y está compuesto en su mayor parte por agua, sales minerales, colesterol, el fosfolípido lecitina, pigmentos biliares y varios iones. El pigmento principal es la bilirrubina. La fagocitosis de los glóbulos rojos envejecidos libera hierro, globina y bilirrubina. El hierro y la globina se reciclan y la bilirrubina se secreta junto con la bilis y luego se degrada en el intestino. Uno de sus productos de degradación (la estercobilina) da a las heces su color pardusco normal. La bilis es en parte un producto de secreción y en parte una secreción digestiva. Las sales biliares, que son sales de sodio y de potasio de los ácidos biliares, desempeñan un papel en la emulsificación, la montura de grandes glóbulos lipídicos en una suspensión de glóbulos lipídicos más pequeños. Estos presentan una enorme superficie que permite a la lipasa pancreática llevar a cabo la digestión de los triglicéridos más rápido. Las sales biliares también contribuyen a la absorción de los lípidos después de la digestión.


Aunque los hepatocitos liberan continuamente bilis, intensifican la producción y la secreción cuando la sangre portal contiene muchas sales biliares; de este modo, a medida que la digestión y la absorción continúan en el intestino delgado, la liberación de la bilis aumenta entre las comidas, después de que se absorbió la mayor parte, la bilis fluye hacia la vesícula biliar para almacenarse, porque el esfínter de la ampolla hepatopancreática (esfínter de Oddi), obtura la entrada del duodeno. Funciones del hígado: Las funciones básicas pueden dividirse así: 1. Funciones vasculares de almacenamiento y filtración de sangre. 2. Funciones secretorias para vaciar bilis al tubo digestivo. 3. Funciones metabólicas Además de secretar bilis necesaria para la absorción de los alimentos grasos, el hígado cumple otras funciones metabólicas y vitales: Metabolismo de los hidratos de carbono. El hígado es especialmente importante para mantener los niveles normales de glucosa en sangre. Cuando la glucemia es baja, el hígado puede desdoblar el glucógeno en glucosa y liberarla en el torrente sanguíneo. También puede convertir ciertos aminoácidos y ácido láctico en glucosa y puede convertir otros azúcares, como la fructosa y la galactosa, en glucosa. Cuando la glucemia es elevada, como ocurre después de comer, el hígado convierte la glucosa en glucógeno y triglicéridos para almacenarlos. Por lo que en el metabolismo de los hidratos de carbono el hígado efectúa las siguientes funciones específicas: 1. Almacenamiento de glucógeno, ferritina (proteína almacenadora de hierro), vitaminas (A, D, B, B12). 2. Conversión de la galactosa y levulosa en glucosa 3. Gluconeogénesis 4. Formación de muchos compuestos químicos importantes partiendo de los productos intermedios del metabolismo glúcido. Estas funciones son importantes para mantener normal la concentración de glucosa en sangre. Metabolismo de los lípidos. Los hepatocitos almacenan algunos triglicéridos, degradan ácidos grasos para generar ATP; sintetizan lipoproteínas, que transportan ácidos grasos, triglicéridos y colesterol hacia las células del organismo y desde éstas; sintetizan el colesterol, y usan el colesterol para formar sales biliares. Algunas de las funciones específicas del hígado en el metabolismo de lípidos son las siguientes: 1. 2. 3. 4.

Beta oxidación de ácidos grasos y formación de ácido acetoacético. Formación de lipoproteínas. Formación de cantidades considerables de colesterol y fosfolípidos. Conversión de grandes cantidades de hidratos de carbono y proteínas en grasa.


Metabolismo proteico. Los hepatocitos desaminan (eliminan el grupo amino, NH2) de los aminoácidos de manera que pueden utilizarse en la producción de ATP o convertidos en hidratos de carbono o grasas. El amoníaco tóxico resultante se convierte luego en un compuesto menos tóxico, la urea, que se excreta con la orina. Los hepatocitos también sintetizan la mayoría de las proteínas plasmáticas, como la alfa y beta globulina, la albúmina, la protrombina y el fibrinógeno. Las funciones más importantes del hígado en el metabolismo proteínico son las expuestas a continuación: 1. Desaminación de aminoácidos. 2. Formación de urea para suprimir el amoníaco de los líquidos corporales. 3. Formación de proteínas plasmáticas. Entre las más importantes se encuentra: angiotensinógeno, que formará el complejo RAA (renina, angiotensina, aldosterona) en el riñón.  Angiotensinógeno por acción de la renina (riñón) se transformará en angiotensina I. Luego, ésta se transforma en angiotensina II (conversión que se produce casi totalmente en los pulmones). Finalmente se formará el complejo RAA en el riñón. Componentes del sistema renina-angiotensina: El sistema renina-angiotensina facilita la regulación de la presión arterial. La renina se sintetiza y almacena en una forma inactiva conocida como prorrenina en las células yuxtaglomerulares (células YG) de los riñones. Las células YG son miocitos lisos modificados, situados en las paredes de las arteriolas aferentes, inmediatamente proximales a los glomérulos. Cuando desciende la presión arterial se produce una serie de reacciones intrínsecas de los riñones que provocan la escisión (ruptura) de muchas de las moléculas de prorrenina de las células YG y la liberación de renina, la mayor parte de la cual entra en la circulación sanguínea renal para circular después por todo el organismo. No obstante quedan pequeñas cantidades de renina en los líquidos locales del riñón que inician varias funciones intrarrenales. La propia renina es una enzima y no una propia sustancia vasoactiva. La renina actúa enzimáticamente sobre otra proteína plasmática, una globulina denominada sustrato de renina o angiotensinógeno, para liberar un péptido de 10 aminoácidos, la angiotensina I, que tiene propiedades vasocontrictoras discretas, no tanto como para provocar cambios suficientes en la función circulatoria. La renina persiste en la sangre durante 30 minutos hasta 1 hora y continúa provocando la formación de más angiotensina I durante todo este tiempo. Unos segundos o minutos después de la formación de angiotensina se escinden otros dos aminoácidos a partir de la angiotensina I para formar el péptido de 8 aminoácidos, la angiotensina II. Esta conversión se produce casi en su totalidad en los pulmones, cuando el flujo sanguíneo atraviesa los pequeños vasos de ese territorio, catalizada por una enzima denominada enzima convertidora, que está presente en el endotelio de los vasos pulmonares. La angiotensina II es una sustancia vasoconstrictora muy potente que también afecta a la función circulatoria de otras formas. No obstante, persiste en sangre durante 1-2 minutos porque se inactiva rápidamente por muchas enzimas tisulares y sanguíneas que se conocen colectivamente como angiotensinasas. Durante su presencia en sangre la angiotensina II tiene dos efectos principales que pueden elevar la presión arterial. El primero de ellos, la vasoconstricción de muchas zonas del organismo, se produce rápidamente. La vasoconstricción es muy intensa en las arteriolas y


mucho menor en las venas. La constricción de las arteriolas aumenta la resistencia periférica total, por lo que aumenta la presión arterial. Además la constricción leve de las venas favorece el incremento del retorno de la sangre venosa hacia el corazón, con lo que se facilita la función de bomba cardíaca contra una presión en aumento. La segunda forma más importante por la que la angiotensina aumenta la presión arterial es el descenso de la excreción tanto de sal como de agua por los riñones, lo que aumenta lentamente el volumen del líquido extracelular, lo que después aumenta la presión arterial durante las horas y días sucesivos. Este efecto a largo plazo, que actúa a través del mecanismo de volumen del líquido extracelular, es incluso más potente que el mecanismo vasoconstrictor agudo a la hora de aumentar finalmente la presión arterial. 4. Interconversiones entre los diferentes aminoácidos y otros compuestos importantes para los procesos metabólicos de la economía. Procesamiento de fármacos y hormonas. El hígado puede detoxificar sustancias como el alcohol y excretar fármacos como la penicilina, eritromicina y sulfonamidas en la bilis. Puede también alterar químicamente o excretar hormonas tiroides y hormonas esteroides, como los estrógenos y la aldosterona. Excreción de bilirrubina. La bilirrubina, es captada por el hígado desde la sangre y se secreta con la bilis. La mayor parte de la bilis se metaboliza en el intestino delgado por las bacterias y es eliminada junto con las heces. Síntesis de sales biliares. Las sales biliares se usan en el intestino delgado para emulsionar y absorber los lípidos. Almacenamiento. Además de glucógeno, el hígado es el sitio primario de almacenamiento, de algunos vitaminas (A, B, D, E y K) y minerales (hierro y cobre), que se liberan del hígado cuando se requieren en alguna parte del cuerpo. Fagocitosis. Las células reticuloendoteliales (de Kupffer) del hígado fagocitan los glóbulos blancos, los glóbulos rojos envejecidos y algunas bacterias. Activación de la vitamina D. La piel, el hígado y los riñones participan en la forma activa de la vitamina D. Circulación hepática: El hígado recibe sangre de dos fuentes. De la arteria hepática obtiene sangre oxigenada, y por la vena porta recibe sangre desoxigenada que contiene nutrientes recién absorbidos, fármacos y posibles microorganismos y toxinas del tubo digestivo. Ramas de la arteria hepática y de la vena porta transportan sangre hacia los sinusoides hepáticos, donde el oxígeno, la mayoría de los nutrientes y algunas sustancias tóxicas son captadas por los hepatocitos. Los productos elaborados por los hepatocitos y los nutrientes requeridos por otras células se liberan de nuevo hacia la sangre, que drena hacia la vena central y luego fluye hacia la vena hepática. Las ramas de la vena porta, de la arteria hepática y del conducto biliar se acompañan uno al otro en su distribución por el hígado. En conjunto, estas estructuras se llaman tríada portal (ver fig. 24-15). Las tríadas portales se localizan en los ángulos de los lobulillos hepáticos.



Intestino delgado:

En el intestino delgado se dan los procesos mรกs importantes de la digestiรณn y la absorciรณn de los nutrientes, como consecuencia de lo cual su estructura se encuentra especialmente adaptada para estas funciones. Sรณlo su longitud ya provee una enorme superficie para la


digestión y la absorción, y esa superficie se incrementa aún más por la presencia de pliegues circulares, vellosidades y microvellosidades. El intestino delgado comienza en el esfínter pilórico del estómago, se pliega a través de la parte central e inferior de la cavidad abdominal y se abre por último en el intestino grueso. Alcanza un promedio de 2,5 cm de diámetro; su longitud es de alrededor de 3 metros aproximadamente en una persona viva y de unos 6,5 m en un cadáver a causa de la pérdida del tono muscular liso después de la muerte. Anatomía del intestino delgado: Se divide en tres regiones: 1) Duodeno, el segmento más corto, es retroperitoneal; ocupa parte del epigastrio y de la zona del ombligo. Comienza en el esfínter pilórico del estómago y se extiende alrededor de 25 cm hasta que comienza el yeyuno. Se distinguen en él 4 porciones: a) Primera porción, oblicua candente de izquierda a derecha. b) Segunda porción, vertical descendente. En el interior se observa, una elevación es la ampolla de Vater; en ella desembocan el colédoco, que trae la bilis del hígado y el conducto pancreático que conduce el jugo pancreático desde el páncreas. Estos dos jugos, junto con el jugo intestinal, segregado por las glándulas de la mucosa del duodeno, permiten a esta porción del tubo digestivo realizar el proceso más intenso e importante de la digestión. c) Tercera porción, horizontal de derecha a izquierda d) Cuarta porción, oblicua ascendente de derecha a izquierda. Las cuatro porciones sirven de “marco” a la cabeza del páncreas. El duodeno se relaciona con: el estómago, el hígado, el páncreas, el riñón derecho, el colon transverso y el yeyuno e íleon. También se relaciona con la aorta, la vena cava inferior y la vena porta. 2) Yeyuno, mide alrededor de 1 m y se extiende hasta el íleon, 3) Íleon, mide alrededor de 2 m y se une con el intestino largo mediante el esfínter o válvula ileocecal. El yeyuno e íleon presentan pliegues para caber dentro del espacio que ocupa. Los pliegues se denominan astas intestinales, que se mueven y cambian de posición con frecuencia casi continua. Sus movimientos se ven facilitados, porque el peritoneo que los envuelve, forma una amplia lámina, el mesenterio, que lo fija a la pared posterior del abdomen. El mesenterio tiene el aspecto de un gran abanico. Entre las dos hojas que lo forman se encuentran las arterias y venas mesentéricas que se ramifican y se anastomosan. El yeyuno e íleon se relaciona: - Por delante, con la pared anterior del abdomen. - Por detrás, con la pared posterior del abdomen, la aorta y la vena cava inferior - A los lados con el colon ascendente y el riñón derecho, a la derecha, y con el colon descendente y el riñón izquierdo, a la izquierda. - Por arriba, con el colon transverso. - Por debajo, con la vejiga y el recto.


Las distintas porciones del intestino grueso le forman un verdadero “marco”

Histología del intestino delgado: La pared del intestino delgado está compuesta por las 4 capas que forman la mayor parte del tubo digestivo: - La mucosa, está compuesta por el epitelio, la lámina propia y la muscularis mucosae. La capa epitelial consiste en epitelio cilíndrico simple que contiene varios tipos de células. Las células absortivas digieren y absorben nutrientes del quimo intestinal. También están presentes las células caliciformes, que secretan moco. Las células que las tapizan forman glándulas intestinales (criptas de Lieberkuhn) y secretan jugo intestinal. Además hay otras células las de Paneth y células enteroendocrinas. Las células de Paneth secretan lisosoma y una enzima bactericida, y tienen capacidad fagocítica. Por lo que desempeña un papel importante en la regulación de la población bacteriana en el intestino delgado. La lámina propia de la mucosa del intestino delgado contiene tejido conectivo areolar y tiene abundante tejido linfoide asociado a la mucosa. Los ganglios linfáticos solitarios, los folículos linfáticos agregados (placas de Peyer) están presentes en el íleon. - La submucosa del duodeno presenta glándulas duodenales (de Brunner), las cuales secretan un moco alcalino que ayuda a neutralizar el ácido gástrico del quimo. - La muscular consiste en dos capas de músculo liso. La externa, más gruesa, contiene fibras longitudinales; la interna, más fina, tiene fibras circulares. - La serosa (o peritoneo visceral) cubre por completo al intestino delgado, excepto a la mayor parte del duodeno.


Estas cuatro capas hacen que la pared del intestino delgado tenga características estructurales especiales, que facilitan los procesos de digestión y absorción. Entre esas características estructurales se hallan los pliegues circulares, las vellosidades y las microvellosidades. Los pliegues circulares son pliegues de la mucosa y submucosa. Estos aumentan la superficie de absorción y hacen que el quimo describa una trayectoria circular en vez de moverse en línea recta, a medida que pasa por el intestino delgado.

Las vellosidades (de villus, manojos de pelo), proyecciones a manera de dedos de la mucosa que miden 0,5 y 1mm de largo. La enorme cantidad de vellosidades aumentan notablemente las superficies del epitelio disponible para la absorción y digestión y le otorga a la mucosa intestinal un aspecto aterciopelado. Cada vellosidad está cubierta por epitelio y tiene un núcleo de lámina propia; dentro del tejido conectivo de la lámina propia hay una arteriola, una vénula, una red de capilares sanguíneos y un vaso quilífero o capilar linfático. Los nutrientes absorbidos por las células epiteliales que cubren las vellosidades pasan a través del capilar o del vaso quilífero y entran en la sangre o la linfa, respectivamente.


Las microvellosidades son proyecciones de la membrana apical (libre) de las células absortivas. Cada microvellosidad es una proyección cilíndrica de 1 μm de longitud, cubierta por una membrana que contiene un haz de 20 a 30 filamentos de actina. Con el microscopio óptico, las microvellosidades son demasiado pequeñas como para observarlas individualmente; forman en cambio una línea vellosa, llamada borde o ribete en cepillo, que se extiende hacia la luz del intestino delgado. Las microvellosidades aumentan enormemente la superficie de la membrana plasmática, grandes cantidades de nutrientes digeridos pueden difundirse dentro de las células absortivas en un período dado. El ribete en cepillo contiene además muchas enzimas con funciones digestivas.


Inervación: El tracto digestivo presenta una inervación extrínseca a través de las divisiones del sistema nervioso autónomo, simpático y parasimpático. Además presenta en sus paredes una


verdadera red nerviosa que constituye el sistema nervioso intrínseco. Este último se distribuye en forma de plexos, que esencialmente está representado por el plexo mientérico de Auerbach, dispuestos entre las capas musculares circulares y longitudinales de la pared, y el plexo submucoso de Missner, situado entre la muscularis mucosae y la capa de musculatura lisa circular. El plexo mientérico contiene cuerpos celulares de fibras posganglionares parasimpáticas y sus axones se distribuyen en las capas musculares longitudinales y circulares y, a través del plexo submucoso, en las células glandulares exocrinas y endocrinas y en la muscularis mucosae. El plexo submucoso recibe, por una parte, conexiones del plexo mientérico y además presenta cuerpos celulares de neuronas aferentes, cuyos axones se conectan, a su vez, con cuerpos celulares de ambos plexos. Las neuronas aferentes, sensitivas, transmiten la información recibida por receptores de la mucosa, que responden a cambios químicos (quimiorreceptores, responden a cambios de pH), de osmolaridad (osmorreceptores) o mecánicos (mecanorreceptores o receptores de estiramiento, que por vía aferente vagal activan el mecanismo central de la saciedad). Las fibras eferentes simpáticas y parasimpáticas presentan distinta distribución: - las fibras preganglionares parasimpáticas forman sinapsis en los plexos intramurales; - las fibras simpáticas, por el contrario, son especialmente posganglionares y sus cuerpos celulares se encuentran en los ganglios prevertebrales; - algunas fibras simpáticas que no establecen sinapsis en la cadena ganglionar, llegan hasta la pared visceral para hacer sinapsis en los plexos. Las fibras posganglionares simpáticas se distribuyen en la pared de los vasos sanguíneos, en las capas musculares longitudinales, circulares y de la muscularis mucosae, y también en las células glandulares de la mucosa.


Papel del jugo intestinal y las enzimas del borde en cepillo: El jugo intestinal es un líquido amarillento, contiene agua y moco y es ligeramente alcalino (pH 7,6). Alrededor de 1-2 l de jugo intestinal se secretan cada día. En conjunto, los jugos pancreáticos e intestinales proveen un medio líquido, que colabora con la absorción de las sustancias del quimo en el intestino delgado. Las células absortivas del intestino delgado sintetizan diversas enzimas, llamadas enzimas del borde o ribete en cepillo, y se insertan en la membrana plasmática de las microvellosidades. De tal modo, una parte de la digestión enzimática se produce sobre la superficie de las células absortivas que limitan la vellosidad, más que en la luz exclusivamente, como ocurre en otras partes del tracto gastrointestinal. Entre las enzimas del borde en cepillo se encuentran cuatro enzimas encargadas de la digestión de hidratos de carbono, llamadas α- dextrinasa, maltasa, sacarasa y lactasa; otras encargadas de la digestión de proteínas llamadas peptidasas (aminopeptidasa y dipeptidasa), y dos tipos de enzimas encargadas de la digestión de ácidos nucleicos, nucleosidasas y fosfatasas. Además, a medida que las células absortivas se descaman en la luz del intestino delgado, se rompen y liberan enzimas que contribuyen a la digestión de los nutrientes del quimo. Digestión mecánica en el intestino delgado: Los dos tipos de movimientos del intestino delgado, segmentación y un tipo de peristalsis (el complejo motor migrante), están regulados principalmente por el plexo mientérico; los


impulsos capaces de desencadenar la secuencia motora son originados por la distensión, actuando sobre mecanorreceptores. Las segmentaciones consisten en contracciones localizadas de mezcla que tienen lugar en las porciones del intestino destinadas por el gran volumen del quimo. La segmentación, mezcla el quimo con los jugos intestinales y pone las partículas de alimento en contacto con la mucosa para su absorción posterior; no impulsa el contenido intestinal a lo largo del tubo digestivo. La segmentación comienza con la contracción de las fibras musculares circulares de una porción del intestino delgado, acción que constriñe al intestino en segmentos. Luego se contraen las fibras musculares que rodean el punto medio de cada segmento y lo dividen nuevamente. Por último, las fibras que se contrajeron primero se relajan, y cada pequeño segmento se une con el siguiente formando nuevamente segmentos largos. A medida que se repite esta secuencia, el quimo se desplaza hacia delante y hacia atrás. La segmentación es más rápida en el duodeno, alrededor de 12 veces por minuto y disminuye progresivamente a alrededor de 8 veces en el íleon.

Después de la absorción de la mayor parte de los alimentos, lo cual reduce la distensión de la pared del intestino delgado, denominada complejo motor migrante, comienza en la porción inferior del estómago y lleva el quimo hacia delante a lo largo del intestino delgado hasta su expulsión. El quimo permanece en el intestino delgado entre 3 y 5 hs. Digestión química en el intestino delgado: En la boca, la amilasa salival convierte el almidón (un polisacárido) en maltosa (un disacárido), maltotriosa (un trisacárido) y α- dextrinas (una cadena corta de fragmentos ramificados de almidón con 5 a 10 unidades de glucosa). En el estómago, la pepsina convierte a las proteínas en péptidos, y la lipasa lingual y gástrica convierte a los triglicéridos en ácidos grasos, diglicéridos y monoglicéridos. De esta manera, el quimo que entra al intestino delgado contiene hidratos de carbono, proteínas y lípidos parcialmente digeridos. La digestión completa de estos compuestos es el resultado conjunto de jugo pancreático, biliar e intestinal en el intestino delgado. Digestión de los hidratos de carbono: A pesar de que la acción de la amilasa salival puede continuar en el estómago durante cierto tiempo, el pH ácido del estómago destruye a la amilasa salival y hace cesar su actividad. Por lo tanto, poco almidón ha sido degradado en el momento en que el quimo abandona el estómago. El almidón que no se degradó todavía en maltosa, maltotriosa y αdextrinas se hidroliza por la acción de la amilasa pancreática, una enzima del jugo pancreático que actúa en el intestino delgado. A pesar de que la amilasa pancreática actúa sobre el glucógeno y el almidón, no tiene efecto sobre otro polisacárido, como la celulosa, un producto


vegetal indigerible a la que habitualmente nos referimos como “fibra” cuando pasa a lo largo del tubo digestivo. Una vez que la amilasa (salival o pancreática) dividió al almidón en pequeños fragmentos, una enzima del borde en cepillo llamada α- destrinasa actúa sobre las α- dextrinas resultantes y separa una unidad de glucosa por vez. Las moléculas de sacarosa, lactosa y maltosa ingeridas no se degradan hasta llegar al intestino delgado. Tres enzimas del ribete en cepillo digieren a estos disacáridos en monosacáridos. La sacarasa desdobla la sacarosa en una molécula de glucosa y una de fructosa; la lactasa digiere la lactosa en una molécula de glucosa y una de galactosa; y la maltasa degrada la maltosa y la maltotriosa en dos o tres moléculas de glucosa, respectivamente. La digestión de los hidratos de carbono termina con la producción de monosacáridos, que el sistema digestivo puede absorber. Digestión de proteínas: Comienza en el estómago, donde se desdoblan en péptidos por la acción de la pepsina. Las enzimas del jugo pancreático (tripsina, quimiotripsina, carboxipeptidasa y elastasa) continúan la degradación de las proteínas en péptidos. Si bien todas esas enzimas convierten a la mayoría de las proteínas en péptidos, sus acciones difieren ligeramente en cuanto a la ruptura de las uniones peptídicas entre los distintos aminoácidos. La tripsina, la quimiotripsina y la elastasa rompen la cadena peptídica entre un aminoácido y el siguiente; la carboxipeptidasa separa el aminoácido en el extremo carboxilo del péptido. La digestión proteica se completa por la acción de dos peptidasas del borde en cepillo: la aminopeptidasa y la dipeptidasa. La aminopeptidasa actúa sobre el aminoácido en el extremo amino del péptido. La dipeptidasa actúa sobre los dipéptidos y los convierte en aminoácidos simples. Digestión de lípidos: Los lípidos más abundantes de la dieta son triglicéridos, constituidos por una molécula de glicerol unida a tres moléculas de ácidos grasos. Las enzimas que degradan triglicéridos y fosfolípidos se llaman lipasas. Hay tres tipos de lipasas que pueden participar en la digestión de los lípidos: lipasa lingual, lipasa gástrica y lipasa pancreática. Si bien una parte de la digestión lipídica tiene lugar en el estómago por la acción de las lipasas lingual y gástrica, la mayor parte se produce especialmente en el intestino delgado por acción de la lipasa pancreática. Ésta degrada a los triglicéridos en ácidos grasos y monoglicéridos. Los ácidos grasos liberados pueden ser de cadena corta (con menos de 10 a 12 carbonos) o ácidos grasos de cadena larga. Antes de que un gran glóbulo lipídico que contiene triglicéridos pueda ser digerido, debe experimentar primero la emulsificación, proceso en el cual el glóbulo lipídico grande se fracciona en muchos glóbulos lipídicos pequeños. Recuérdese que la bilis contiene sales biliares y sales de sodio y potasio de los ácidos biliares principalmente ácido quenodesoxicólico y ácido cólico). Las sales biliales son anfipáticas, lo cual significa que cada sal biliar tiene una región hidrófoba (no polar) y una región hidrófila (polar). La naturaleza antipática de las sales biliares les permite emulsionar a un glóbulo lipídico grande; las regiones hidrófobas de las sales biliares interactúan con el glóbulo lipídico grande, mientras que las regiones hidrófilas de las sales biliares interactúan con el contenido acuoso intestinal. De tal manera, el glóbulo lipídico grande se divide en muchos glóbulos lipídicos pequeños, de alrededor de 1μm de diámetro. Estos glóbulos lipídicos pequeños formados en el proceso de emulsificación representan una enorme superficie que le permite a la lipasa pancreática realizar su función más efectivamente.


Digestión de los ácidos nucleicos: El jugo pancreático contiene dos nucleasas: la ribonucleasa, que digiere el ARN y la desoxirribonucleasa, que digiere el ADN. Los nucleótidos resultantes de la acción de estas dos nucleasas son luego digeridos por las enzimas nucleotidasa y fosfatasa del ribete en cepillo en pentosa, fosfatos y bases nitrogenadas. Estos productos son absorbidos por transporte activo.

Absorción en el intestino delgado: Las fases químicas y mecánicas de la digestión desde la boca a lo largo del intestino tienen como objetivo convertir las sustancias alimenticias en moléculas que puedan atravesar las células epiteliales absortivas de la mucosa hacia los vasos sanguíneos y linfáticos de la región. Estas moléculas son los monosacáridos (glucosa, fructosa y galactosa) de los hidratos de carbono; los aminoácidos simples, los dipéptidos y tripéptidos; y los ácidos grasos, el glicerol y los monoglicéridos de los triglicéridos. El paso de estos nutrientes digeridos desde el tubo digestivo hacia la sangre y la linfa se denomina absorción.


La absorción de los materiales se produce por difusión, difusión facilitada, ósmosis y transporte activo. Alrededor del 90% de toda la absorción de nutrientes se cumple en el intestino delgado; el 10% restante tiene lugar en el estómago y el intestino grueso. El material no digerido o no absorbido pasa al intestino grueso. Absorción de los monosacáridos: La capacidad del intestino delgado de absorber monosacáridos es enorme: se estima en 120 gramos por hora. Como resultado todos los hidratos de carbono de la dieta digerido normalmente se absorben, excepto la celulosa indigerible y las fibras en las heces. Los monosacáridos pasan a la luz del intestino a través de la membrana apical por difusión facilitada o transporte activo. La fructosa, es transportada por difusión facilitada; la galactosa pasa a través de las células absortivas de las vellosidades por transporte activo secundario que está acoplado al transporte activo de Na+. El transportador tiene sitios de unión para una molécula de glucosa y dos iones Na+; a menos que los tres espacios estén ocupados, ninguna sustancia se transporta; (como los dos Na+ y la glucosa o galactosa se desplazan en la misma dirección, se trata de un cotransportador, simporte o simportador). Los monosacáridos se movilizan luego hacia fuera de la célula absortiva a través de la superficie basolateral por difusión facilitada y entran en los capilares de la vellosidad. Absorción de aminoácidos, dipéptidos y tripéptidos: La mayor parte de las proteínas se absorben como aminoácidos por un proceso de transporte activo que ocurre sobre todo en el duodeno y en el yeyuno. Alrededor de la mitad de los aminoácidos absorbidos están presentes en los alimentos; la otra mitad proviene del propio organismo como proteínas de los jugos digestivos y células muertas que se descaman de la superficie mucosa. Normalmente, el 95-98% de las proteínas presentes en el intestino delgado se digiere y se absorbe. Diferentes transportadores acarrean distintos tipos de aminoácidos. Algunos de éstos, entran en las células absortivas de la vellosidad por un proceso de transporte activo secundario dependiente del Na+ similar al del transporte de glucosa; otros aminoácidos son transportados activamente ellos solos. Al menos un cotransportador transporta hacia dentro a dipéptidos y tripéptidos junto con el H+; los péptidos se hidrolizan a aminoácidos simples dentro de las células absortivas. Los aminoácidos salen de estas células por difusión y entran en los capilares de la vellosidad. Tanto los monosacáridos como los aminoácidos se transportan en la sangre hacia el hígado por el sistema porta hepático. Si no son eliminados por los hepatocitos, entran en la circulación general. Absorción de lípidos: Todos los lípidos de la dieta se absorben por difusión simple. Los adultos absorben un 95% de los lípidos presentes en el intestino delgado; como consecuencia de la escasa producción de bilis, los neonatos absorben sólo el 85%. Tras su emulsificación y digestión, los triglicéridos se degradan principalmente en monoglicéridos y ácidos grasos, que pueden ser de cadena corta o larga. Los ácidos grasos de cadena corta (hidrófobos) por su tamaño, pueden disolverse en el medio acuoso intestinal, pasar a través de una célula absortiva por difusión simple y seguir la misma vía que los monosacáridos y aminoácidos dentro de la vellosidad. Los ácidos grasos de cadena larga y los monoglicéridos son grandes e hidrófobos y se disuelven con dificultad en el medio acuoso del quimo intestinal. Junto a su papel en la emulsificación, las sales biliares contribuyen a hacer más soluble a éstos. Las sales biliares


dentro del quimo intestinal rodean a los ácidos grasos de cadena larga y a los monoglicéridos y forman esferas pequeñas llamadas micelas, cada una de las cuales mide 2-10 mm de diámetro e incluye a 20-50 moléculas de dichas sales. Las micelas se forman por la naturaleza antipática de aquellas. Las regiones hidrófobas de las sales biliares interactúan con los ácidos grasos de cadena larga y con los monoglicéridos y las regiones hidrófilas interactúan con el medio acuoso del quimo intestinal. Una vez formadas, las micelas se mueven desde la luz del intestino delgado hacia el borde en cepillo de las células absortivas. En este punto, los ácidos grasos de cadena larga y monoglicéridos se difunden fuera de las micelas hacia el interior de las células absortivas y dejan atrás las micelas en el quimo. Éstas repiten continuamente esta función transportadora mientras se mueven desde el borde en cepillo de nuevo en el quimo hacia la luz del intestino delgado para incorporar más ácidos grasos y monoglicéridos. Las micelas también solubilizan otras largas moléculas hidrófobas como las vitaminas liposolubles (A, D, E y K) y el colesterol que puede estar presente en el quimo intestinal y contribuyen a su absorción. Estas vitaminas liposolubles y las moléculas de colesterol se empaquetan en las micelas junto con los ácidos grasos y monoglicéridos. Una vez dentro de las células absortivas, los ácidos grasos de cadena larga y monoglicéridos se recombinan para formar triglicéridos, que se agregan como glóbulos junto con los fosfolípidos y el colesterol, quedando recubiertos de proteínas. Estas grandes masas esféricas, de alrededor de 80 mm de diámetro, se denominan quilomicrones. Éstos abandonan las células absortivas por exocitosis. Como son muy grandes y voluminosos, los quilomicrones no pueden entrar en los capilares sanguíneos, ya que los poros de su pared son demasiado pequeños. En cambio, entran en los vasos quilíferos, que tienen poros más grandes. Desde éstos, los quilomicrones se desplazan por los vasos linfáticos hasta el conducto torácico y entran en la sangre por la vena subclavial izquierda. La cubierta proteica hidrófila de los quilomicrones los mantiene en suspensión en la sangre e impide que se adhieran entre sí. En el plazo de 10 minutos después de la absorción, alrededor de la mitad de los quilomicrones ya fueron removidos de la sangre a medida que pasan por los capilares sanguíneos del hígado y el tejido adiposo. Esta tarea es llevada a cabo por una enzima adherida a la superficie apical de las células endoteliales capilares, la lipoproteinlipasa, que degrada a los triglicéridos de los quilomicrones y otras lipoproteínas en ácidos grasos y glicerol. Los ácidos grasos se difunden hacia los hepatocitos y las células adiposas y se combinan con el glicerol durante la síntesis de los triglicéridos. Dos o tres horas después de una comida, pocos quilomicrones permanecen en la sangre. Tras participar en la emulsificación y absorción de los lípidos, el 90-95% de las sales biliares se reabsorben por transporte activo en el segmento final del intestino delgado (íleon terminal) y retornan por la sangre al hígado a través del sistema porta para su reciclado. Este ciclo constituido por la secreción de sales biliares por el hepatocito hacia la bilis, la reabsorción en el íleon y la nueva secreción a la bilis se llama circulación enterohepática. La falta de sales biliares, como consecuencia de la obstrucción del conducto colédoco o la supresión de la vesícula biliar, puede llevar a la pérdida de más del 40% de los lípidos de la dieta con las heces a causa de la disminución de la absorción. Cuando los lípidos no se absorben adecuadamente, tampoco lo hacen las vitaminas liposolubles.


Absorción de electrolitos: Muchos de los electrolitos absorbidos en el intestino delgado provienen de secreciones gastrointestinales y de una parte del alimento y el líquido ingerido. Recordemos que son compuestos que se disocian en iones en el agua y conducen electricidad. Los iones de sodio son transportados activamente hacia el exterior de las células absortivas por una bomba sodio-potasio basolateral, después de haber ingresado en ésta por difusión y transporte activo secundario. De esta manera, la mayor parte de los iones sodio de las secreciones gastrointestinales se recuperan y no se pierden en las heces. Los iones con carga negativa, como el bicarbonato, el cloruro, el ioduro y el nitrato pueden pasar en forma pasiva siguiendo al sodio o por transporte activo.


Los iones cloro se absorben rápidamente y, sobre todo por difusión. La absorción de iones sodio a través del epitelio crea una ligera carga eléctrica negativa en el quimo y una carga positiva en los espacios paracelulares situados entre las células epiteliales. Ello facilita el paso de los iones cloro a favor de su gradiente eléctrico siguiendo a los iones sodio. Los iones bicarbonatos son reabsorbidos en las primeras porciones del intestino delgado (en el duodeno y el yeyuno), debido a las cantidades importantes del mismo que contienen las secreciones del páncreas y la bilis. El bicarbonato se reabsorbe por el siguiente mecanismo indirecto: cuando se absorben los iones sodio, se secretan hacia la luz intestinal cantidades moderadas de iones hidrógeno, que se intercambian por aquellos. A su vez, estos iones hidrógenos se combinan con el bicarbonato para formar ácido carbónico, que se disocia de inmediato en agua y anhídrido carbónico. El agua permanece para formar parte del quimo en el intestino, pero el anhídrido carbónico pasa con facilidad a la sangre para ser eliminado después por los pulmones. Los iones de calcio se absorben hacia la sangre, sobre todo en el duodeno, de manera activa mediante un proceso estimulado por calcitriol. Un factor regulador importante de la absorción del calcio es la hormona paratiroidea y otro es la vitamina D. La primera activa la segunda y ésta estimula, a su vez, en gran medida, la absorción de calcio. Otros electrolitos como los iones de hierro, potasio, magnesio y fosfato se absorben por mecanismos de transporte activo. Absorción de vitaminas: Las vitaminas liposolubles A, D, E y K están presentes en los lípidos ingeridos en las micelas y se absorben por difusión simple. La mayor parte de las vitaminas hidrosolubles, es decir, casi todas las vitaminas B y C, se absorben asimismo por difusión simple. La vitamina B12, sin embargo, se combina con el factor intrínseco producido por el estómago y en esta forma se absorbe en el íleon por un mecanismo de transporte activo. Absorción de agua: El volumen total de líquido que entra en el intestino delgado cada día, tiene una capacidad de alrededor de 9,3 litros, que proviene de la ingestión de líquido (alrededor de 2,3 litros) y de las secreciones gastrointestinales (alrededor de 7 litros). El intestino delgado absorbe alrededor de 8,3 litros de líquidos; el resto pasa al intestino grueso, donde la mayor parte de lo que queda, alrededor de 0,9 litros también se absorben. Sólo 0,1 litro de agua se excreta con las heces. Su vía de excreción principal es el sistema urinario. Toda la absorción de agua en el tubo digestivo se produce por ósmosis desde la luz del intestino a través de las células absortivas y hacia los capilares sanguíneos. Como el agua puede atravesar la mucosa en ambas direcciones, la absorción del intestino delgado depende de la absorción de electrolitos y nutrientes que mantienen el equilibrio osmótico con la sangre. Los electrolitos monosacáridos y aminoácidos absorbidos establecen un gradiente de concentración para el agua que promueven su absorción por ósmosis. Cuando el quimo está lo bastante diluido, el paso del agua a través de la mucosa intestinal hacia los vasos sanguíneos de las vellosidades ocurre casi en su totalidad por ósmosis. A su vez, el agua también puede digerirse en sentido opuesto, desde el plasma al quimo, sobre todo cuando la solución que alcanza el duodeno desde el estómago es hiperosmótica. En cuestión de minutos, se transfiere por ósmosis la cantidad de agua suficiente para hacer que el quimo sea isosmótico con el plasma.


Intestino grueso: Es la porción terminal del tubo digestivo y se divide en cuatro partes principales. En general sus funciones son completar la absorción, producir ciertas vitaminas, formar las heces y expulsarlas del cuerpo. Desde el punto de vista estructural, sus cuatro partes principales son: ciego, colon, recto y conducto anal.

La comunicación del íleon con el intestino grueso está protegida por un pliegue de mucosa, el esfínter ileocecal, que permite el paso de materiales del intestino delgado al grueso. En el plano inferior a dicha válvula, cuelga el ciego, saco de unos 6 cm de longitud que está cerrado en su extremo distal. Unido al ciego hay una estructura tubular enrollada, que mide aproximadamente 8 cm de largo, llamada apéndice vermiforme o simplemente apéndice, el mesenterio del apéndice, llamado apéndice, lo mantiene adosado a la parte inferior del mesenterio del íleon. El extremo abierto del ciego se funde con un largo tubo llamado colon, que se divide en las porciones ascendentes, transversas, descendentes y sigmoideas. El colon ascendente y descendente son retroperitoneales, no así el colon transverso y el colon sigmoideo. El colon ascendente, asciende por el lado derecho del abdomen, llega a la superficie inferior del hígado y gira abruptamente hacia la izquierda para formar la flexura cólica derecha (ángulo hepático). El colon continúa por el abdomen hacia el lado izquierdo como colon transverso. Se curva por debajo del borde inferior del boso, donde forma la flexura cólica izquierda (ángulo esplénico) y desciende por debajo de la cresta ilíaca como colon descendiente.


El colon sigmoideo (de sigmoidées, parecida a la letra sigma) comienza cerca de la cresta ilíaca izquierda, se proyecta hacia la línea media y se continúa con el recto cerca de la tercer vértebra sacra. El recto, los últimos 20 cm del tubo digestivo, es anterior al sacro y al coxis. Los últimos dos o tres cm del recto forman el canal anal. La mucosa del canal anal está compuesta por pliegues longitudinales llamados columnas anales, que contienen una red de arterias y venas. En el orificio externo el conducto anal, llamado ano, hay un esfínter anal interno de músculo liso (involuntario), y un esfínter anal externo de músculo esquelético (voluntario). Normalmente estos esfínteres mantienen el ano cerrado, excepto durante la evacuación de las heces. Histología del intestino grueso: La pared del intestino grueso contiene las cuatro capas encontradas en el recto del tubo digestivo: mucosa, submucosa, muscular y cerosa. En comparación con el intestino delgado, la mucosa de éste, no tiene tantas adaptaciones estructurales que incrementan el área de superficie. No hay pliegues circulares ni vellosidades; aunque las microvellosidades de las células absortivas están presentes. De esta manera, la absorción es mucho mayor en el intestino delgado que en el grueso. La capa muscular presenta una capa longitudinal externa y una circular interna de músculo liso. A diferencia de otras partes del tubo digestivo, algunas porciones del músculo longitudinal son más gruesas y forman tres notables bandas longitudinales llamadas tenias colónicas dispuestas a lo largo de toda la longitud del intestino grueso. Las contracciones tónicas de las bandas reúnen al colon en una serie de bolsas llamadas haustra (saco), que le da al colon su aspecto fruncido. Una capa simple de músculo liso circular se encuentra ente las tenias colónicas. La capa cerosa del intestino grueso es parte del peritoneo visceral. Pequeñas de éste rellenas de grasa se insertan en las tenias el colon y se denominan apéndices apiploicos u omentales.


Digestión mecánica en el intestino grueso: El paso del quimo del íleon al ciego es regulado por la acción del esfínter ileocecal. En condiciones normales, la válvula esta parcialmente cerrada, de manera que el quimo transita hacia el ciego de forma lenta. Enseguida, después de una comida, un reflejo gastroileal intensifica la peristalsis en el íleon y propulsa al quimo hacia el ciego. La hormona gastrina también relaja al esfínter. Cuando el ciego esta distendido, el grado de concentración del esfínter ileocecal aumenta. Los movimientos del colon comienzan cuando las sustancias atraviesan la válvula ileocecal, a medida que los alimentos pasan y se acumulan en el colon ascendente.


Un movimiento característico del intestino grueso es la propulsión haustral. En este proceso, los haustros relajados se distienden a medida que se llenan. Cuando la distención alcanza cierto grado, las paredes se contraen e impulsan el contenido hacia el haustro próximo. También se produce peristaltismo, aunque con un ritmo menor que en las porciones más proximales del tracto. Un tipo de movimiento final es el peristaltismo en masa, una fuerte onda peristáltica que comienza en la parte media del colon transverso y expulsa rápidamente el contenido del colon hacia el recto. Digestión química en el intestino grueso: La etapa final de la digestión se lleva a cabo en el colon mediante la actividad de las bacterias que habitan en su luz. Las glándulas del intestino grueso secretan moco, pero no producen ninguna enzima. El quimo se prepara para su eliminación por la acción de las bacterias, que fermentan los restos de hidratos de carbono y liberan gases, hidrógeno, dióxido de carbono y metano. Estos gases contribuyen a la formación de flatos en el colon que se denominan flatulencias cuando es excesiva. Las bacterias también convierten los restos de proteínas en aminoácidos y degradan a éstos en sustancias simples: indol, escatol, sulfuro de hidrógeno y ácidos grasos. Una parte del indol y el escatol se elimina en las heces y le adjudican su olor, el resto se absorbe y transporta al hígado, donde se transforma en compuestos menos tóxicos y se excretan con orina. Las bacterias también descomponen a la bilirrubina en pigmentos simples, como la estercobilina, que le otorga a las heces el color pardusco. Entre los productos bacterianos absorbidos en el colon se hallan varias vitaminas necesarias para el metabolismo normal, entre ellos las vitaminas B y K. Absorción y formación de la materia fecal en el intestino grueso: Cuando el quimo permanece en el intestino grueso por tres a diez horas se vuelve sólido o semisólido por la absorción activa de agua denominándose entonces material fecal o heces. Su composición química consiste en: agua, sales inorgánicas, células epiteliales descamadas de la mucosa gastrointestinal, bacterias, productos de la descomposición bacteriana, materiales digeridos pero no absorbidos y partes indigeribles de los alimentos. Si bien el agua se absorbe en un 90 % en el intestino delgado, el intestino grueso absorbe lo suficiente para convertirse en un órgano importante en el equilibrio del agua corporal.

El reflejo de la defecación: Los movimientos del peristaltismo en masa propulsan la materia fecal del colon sigmoideo al recto. La distención resultante de la pared rectal estimula a receptores de estiramiento, que inician el reflejo de defecación. Este se produce de la siguiente manera: en respuesta a la distención de la pared rectal, los receptores envían impulsos nerviosos sensitivos a la médula espinal sacra. Los impulsos motores de la médula se dirigen de nuevo a lo largo de los nervios parasimpáticos hacia el colon descendente, colon sigmoideo, recto, y ano. Las contracciones resultantes de los músculos longitudinales rectales, acortan el recto y de esta manera aumenta la presión en su interior. Esto, junto con las contracciones voluntarias del diafragma y de los músculos abdominales, más la estimulación parasimpática, causa la apertura del esfínter anal interno.


El esfínter anal externo se controla voluntariamente. Si se relaja voluntariamente, la defecación se produce y las heces se expulsan; si se contrae en forma voluntaria, la defecación puede posponerse. Si la defecación no ocurre, las heces vuelcan hacia el colon sigmoideo hasta que una nueva onda de peristaltismo en masa estimula a los receptores de estiramiento, que otra vez causan la necesidad de defecar. En los lactantes, el relejo de defecación provoca el vaciamiento automático del recto porque el control del esfínter anal externo todavía no se desarrolló. La cantidad de movimientos intestinales que una persona tiene en un período determinado depende de diversos factores como la dieta, la salud y el estrés. El rango normal de la actividad intestinal es de dos o tres movimientos por día, a tres o cuatro movimientos por semana. La diarrea es el aumento de la frecuencia del volumen y el contenido de líquido de las heces causado por el incremento de la motilidad intestinal y la disminución de la absorción intestinal. Cuando el quimo transita con demasiada rapidez por el intestino delgado y las heces pasan en forma acelerada a lo largo del intestino grueso, o no hay suficiente tiempo para la absorción. Entonces las diarreas frecuentes pueden causar deshidratación y desequilibrios electrolíticos. La excesiva motilidad puede ser causada por la intolerancia a la lactosa, el estrés, y la irritación bacteriana de la mucosa gastro intestinal. El estreñimiento define a la defecación infrecuente, causada por una disminución en la motilidad intestinal. Como en este caso las heces permanecen en el colon durante períodos prolongados, se produce una excesiva absorción de agua y las heces se secan y endurecen. El estreñimiento puede ser causado por hábitos inadecuados (retraso en la defecación), espasmos del colon, contenidos insuficientes de fibras en la dieta, ingesta reducida de líquido, falta de ejercicio, estrés emocional, etc. Fases de la digestión: Las actividades digestivas se cumplen en tres fases superpuestas: Fase cefálica: durante ésta, el olor, la vista, el pensamiento, o el sabor inicial de la comida activa centro neuronales de la corteza cerebral, el hipotálamo y el tranco encefálico. Activa los nervios: facial, glosofaríngeo y vago. Los primeros estimulan la secreción de saliva por las glándulas salivales, mientras que el nervio vago estimula a las glándulas gástricas a producir jugo gástrico. De esta manera dicha fase prepara a la boca y al estómago para recibir los alimentos que van a ser ingeridos. Fase gástrica. Una vez que los alimentos llegan al estómago comienza esta fase; mecanismo neurales y hormonales regulan esta fase para promover la secreción y la motilidad gástrica. 

Regulación neural

Todos los alimentos distienden el estómago y estimulan a los receptores de estiramiento de su pared. Los quimiorreceptores del estómago son sensibles al pH del quimo gástrico. Cuando las paredes gástricas están distendidas o el pH aumenta, porque entran proteínas en el estómago y neutralizan parte del ácido, los receptores de estiramiento y los quimiorreceptores se activan y se pone en marcha una retroalimentación negativa neural. Desde los receptores de estiramiento y los quimiorreceptores, los impulsos nerviosos se propagan hacia el plexo submucoso, donde se activan las neuronas parasimpáticas y el


sistema nervioso entérico. Los impulsos nerviosos resultantes causan ondas de peristalsis y continúan estimulando el flujo de jugo gástrico por las glándulas del estómago. Las ondas peristálticas mezclan los alimentos con el jugo gástrico, cuando las ondas se vuelven lo suficientemente intensas, una pequeña cantidad de quimo se vuelca del estómago al duodeno. El pH del quimo gástrico disminuye (se vuelve más ácido) y la distinción de las paredes gástricas se reduce porque el quimo pasó al intestino delgado y suprimió la secreción de jugo gástrico. 

Regulación hormonal

La secreción gástrica durante la fase gástrica también es regulada por la hormona gastrina, la cual es liberada por las células G de las glándulas gástricas en respuesta a diversos estímulos: la distención del estómago por el quimo, proteínas parcialmente digeridas en el quimo, el aumento de pH en el quimo causado por la presencia de alimentos en el estómago, la cafeína en el quimo gástrico y la acetilcolina liberada por las neuronas parasimpáticas. Una vez liberada, la gastrina entra en el torrente sanguíneo, recorre el organismo y finalmente llega a su órganos diana en el sistema digestivo. La gastrina estimula a las glándulas del estómago a secretar grandes cantidades de jugo gástrico. También refuerza las contracciones del esfínter esofágico inferior para evitar el reflujo del quimo ácido dentro del esófago, aumenta la motilidad del éste y relaja el esfínter pilórico, lo cual promueve el vaciamiento gástrico. La secreción de gastrina se inhibe cuando el pH de jugo gástrico alcanza niveles inferiores a 2 y se estimula cuando el pH aumenta. Este mecanismo de retroalimentación negativa ayuda a proveer un pH bajo óptimo para el funcionamiento de la pepsina, la eliminación de los microorganismos y la desnaturalización de las proteínas en el estómago.

Fase intestinal: Esta comienza cuando los alimentos llegan al intestino delgado. En contraste con los reflejos iniciados con la fase cefálica y gástrica que estimulan la actividad secretora y la motilidad del estómago, los que ocurren durante esta fase tienen efectos inhibitorios que retardan la salida del quimo del estómago. Esto hace que el duodeno no se sobrecargue con más quimo del que puede contener. Además, las respuestas que ocurren durante la fase intestinal promueven la digestión continua de los alimentos que llegaron al intestino delgado. Estas actividades de la fase de digestión intestinal están reguladas por mecanismos neuronales y hormonales.  Regulación neural: la distención del duodeno por la presencia de quimo causa el reflejo enterogástrico, los receptores de estiramiento de la pared duodenal envían impulsos nerviosos al bulbo raquídeo donde inhiben la estimulación parasimpática y estimulan a los nervios simpáticos del estómago. Como resultado, la motilidad gástrica se inhibe y hay un incremento de la contracción del esfínter pilórico, que disminuye el vaciamiento gástrico.  Regulación hormonal: la fase intestinal de la digestión es mediada por dos hormonas que secreta el intestino delgado: la colecistocinina y la secretina. La primera se encuentra en las células CCK de las criptas de Lieberkuhn del intestino delgado en respuesta al quimo que contiene aminoácidos de las proteínas parcialmente digeridas y ácidos grasos de los triglicéridos parcialmente digeridos. La CCK estimula la secreción de jugo pancreático rico en enzimas digestivas. También estimula la contracción de la pared de la vesícula biliar, lo cual libera la bilis almacenada en su interior hacia el conducto cístico y a través del colédoco. La


CCK provoca, además, la relajación del esfínter hepatopancreático, y permite que el jugo pancreático y la bilis fluyan hacia el duodeno. Al mismo tiempo, la CCK disminuye el vaciamiento gástrico y favorece la contracción del esfínter pilórico, produce saciedad por su acción sobre el hipotálamo, promueve el crecimiento y mantenimientos del páncreas y aumenta el efecto de la secretina. Cuando el quimo ácido entra en el duodeno, estimula la liberación de secretina. Por su parte, ésta, estimula la liberación de jugo pancreático. Además de este efecto principal, la secretina inhibe la secesión de jugo gástrico, promueve el crecimiento y mantenimiento del páncreas y aumenta el efecto de la CCK. En general, la secretina amortigua el ácido del quimo que alcanza el duodeno y disminuye la producción de ácido en el estómago.



Bibliografía - Dos Santos Laras, J.A. “Anatomía y fisiología del sistema nervioso”. Editorial Troquel. 13º edición. Buenos Aires. 1969. - Finn, Geneser. “Histología”. Editorial Panamericana. 3º edición. España. 2003. - Guyton A, Hall g. “Tratado de fisiología médica”. Editorial Elsevier. España. 2006. - Tortora y Grabowski. “Principio de anatomía y fisiología”. Editorial Oxford. México.


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