Hierba de los dĂas
Hierba de los dĂas Zaira Eliette Espinosa
Universidad Autรณnoma de Nuevo Leรณn
Jesús Ancer Rodríguez RECTOR
Rogelio Garza Rivera SECRETARIO GENERAL
Rogelio Villarreal Elizondo SECRETARIO DE EXTENSIÓN Y CULTURA
Celso José Garza Acuña DIRECTOR DE PUBLICACIONES
Casa Universitaria del Libro Padre Mier 909 Pte. Colonia Centro Monterrey, Nuevo León, México, C.P. 64000 Teléfono: (5281) 8329 4111 / Fax: (5281) 8329 4095 e-mail: publicaciones@seyc.uanl.mx Página web: www.uanl.mx/publicaciones
Jorge Ortega Villegas ARTE Y DISEÑO EDITORIAL
Violetta Ruiz ILUSTRACIONES
Jessica Nieto CUIDADO DE LA EDICIÓN
Primera edición, 2011 © Universidad Autónoma de Nuevo León © Zaira Eliette Espinosa ISBN 978-607-433-705-1
Esta obra fue realizada mediante el apoyo del Centro de Escritores de Nuevo León, PECDA, 2007
IMPRESO Y HECHO EN MONTERREY, MÉXICO PRINTED AND MADE IN MONTERREY, MEXICO
a mi madre Alma y a Enrique, mi padre
Hierba de luna
EN MI VIENTRE cabe un enjambre de noches el jaguar y su canto caben los vientos de octubre terrenos frutales el crepúsculo sinfónico las estrellas topacio. Cabe en mi vientre el llanto acurrucado el cascabel enmudecido una hoguera un estanque profundo la hierba de los días de luna llena.
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CRECES DENTRO DE MÍ sombra engendrada de la fatiga solar. Seguiste el curso de mis venas para enraizarte azulada rojiza intensa hasta volverte noche en mis entrañas herbolarias. Las constelaciones como semillas brotaron resplandecieron en las yemas de mis dedos.
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EN MI CUERPO hay una casa de luciérnagas palpitan y centellean en circulación encendida turnos musicales vuelos que dilatan los caminos verdeazules que las guían. Se distingue bajo mi piel el asombro de las luces a veces alguna asoma en mi mirada y por un momento la hierba se ilumina.
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LA PENUMBRA FRÁGIL habita en las bodegas de mis senos palomas nocturnas que se alimentan del calcio de la luna paisajes de nube que guardan hojaldre de lluvia umbrales del viento que arrastra la medianoche.
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ME SOÑÉ CONVERTIDA EN ÁRBOL con hojas densas flora mágica y la textura guardaluz de su tronco. Fui paraíso de aves que emigran. Sentí el cuerpo de la noche cabalgándome y de mí crecieron laberintos frutos sin tiempo plantas que flotan solitarias. Las raíces al acecho de la fase lunar más propicia celebran que soy naturaleza viva.
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BOCARRIBA hilvano estrellas despunto el brillo que la aurora tardía escondiera entre nubes respiro mi bordado de luces en el silo inverso exhalo las horas plomizas deshiladas en lo oscuro de mi vientre.
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RAÍCES DE LA AURORA : mis brazos se nutren de montaña y brisa ambos concebidos a la vez de rizomas de oscuridad inerte.
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SE COMIERON MIS OJOS los grillos todavía no atardece parpadeo canto la noche no hay silencio canto la opacidad se traga mis ojos.
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Hierba de silencio
AL ALBA en la penumbra del encuentro cicatriz radiante en la corteza y certeza de tu piel anochecida: tu savia que fluye aletargada. El destino propio de la hierba se dispersa y crece sin el cuño de la mañana.
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MÁS INSISTENTE QUE LA LLUVIA debió ser tu caricia: gotear que ablanda el asfalto y lo estremece. Más insistente que la tormenta debió ser mi entrega: cascada que golpea la hierba y la transforma en la armadura frágil de la espera.
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DUEÑO DE MI HIERBA con dolorosa prontitud de espigas que se doblan en octubre. Ni verdeazul ni terso reflejo el estanque sin agua las raíces de mis tallos en la orilla no saben a qué aferrarse. Otra vez semilla dispuesta en tierra ajena: maleza gris temerosa a ser arrancada. Cada imagen que contienen mis hojas es diario de luna y sequía. Relato de un infinito campo, inabarcable.
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AHORA QUE GUARDAS SILENCIO tus mejillas dicen no se qué en un braille que las enciende. Hablo y tu gesto —rehilete cobrizo— se mengua como una luciérnaga en un frasco. Se rinde de vacío y se vuelve una mínima flama. Estoica gema sin valor.
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TU FIGURA como lava furiosa se desborda en los días atestando de celos todo rincón de la casa. Tardes impacientes en su enojo. Noches ensañadas con el fuego, y el amor en irreparable fuga de días volcánica soledad gritos de auxilio ya se petrifican en raíces encarnadas a cenizas.
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EXISTE UN INSOMNIO QUE SE DEGUSTA. Aquel de labios impasibles. Subo el andamio de piel las ramas que columpian sombras. Un insomnio como leyenda de río que se hace y rehace en todas partes. Impasibles labios leyenda de río paladar de noche.
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NADIE TIENE QUE ENTERARSE que me da por crecer en las tierras más desérticas y que me basta una grieta para amar el horizonte. Tu piel adormecida es mi horizonte. No le digas nunca a nadie cómo sueña mi raíz cuando te abarca, de la rareza de los frutos que degustas. No le confieses a nadie que basta abandonarse para que la hierba brote de la nada y te confunda con ruinas
que habría que revestir de vida. Y te pida silencio como se le pide al mismo abandono.
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SE NOS PERDIÓ DE VISTA el momento de entregarnos. Descuidé el umbral de los aromas y tú la cadena nocturna que sometía nuestro silencio. La carcajada del viento navajea mi tallo de higuera. El mismo viento que arrastró ese instante se burla de mis hojas oscuras. Descuidamos nuestro pequeño jardín de azaleas. Perdimos de vista el momento de encontrarnos como la ciega lechuza a su presa o el destiempo a sus víctimas o la luna errante a sus cautivos.
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BASTA UNA CARICIA para encender los astros derramar el brillo de tus ojos en un campo abierto mi piel epicentro de lavanda semillero de voces plomizas en la llameante armonĂa de las manos ciegas en concierto.
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VENERO DE NOCHE: el vacío desbordándose como río interno arrastrando hazañas de alma cansancio temor. Cada segundo es la líquida infancia del encuentro. Las manos peces a contracorriente en agua dulce y la soledad piedra de río en la orilla.
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Y ENTONCES RECONOCIÓ en los surcos encendidos fieras del tamaño de un eco jugando al silencio. Cada bestia sostenía su hambre para embestir el torrente de memoria. Dolía que el viento lamiera que el agua raspara. Eran pisadas de bisonte saetas encarnadas cadáveres en porosa sepultura las cicatrices.
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LA SEQUÍA DE LUZ corteja el fruto del encantamiento en la hierba. Un deletreo estéril y un croar en los ríos se transforma en canto. Para olvidar la calma el hechizo absorbe los cauces del sueño. Yace la quietud en la tierra deslumbrada.
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IMAGINO EL VIENTO en un beso acosando a las aves: respiro fragancia de mundo inhalo la cautela de la prisa. Lentamente la penumbra invade la boca de las flores.
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NOS LACERA UNA TORMENTA NOCTURNA nos puntea con saña la minuciosa tarea de navaja en cada gota afilada resuelta a mancillar con esmero el asfalto las pieles de reptiles el plumaje de rapiña nuestra calva nuestro poliéster todo lo que somos y no somos aun bajo el techo de un gran imperio o de un simple cobertizo. La cólera tenaz del huracán estría y frunce la tierra.
Cada golpe de agua sangra de su penumbra lomas y cerros cuesta abajo va el desamparo y el agua ávida por devorarlo todo. En la corriente de las calles emergen brillos de metal. No hay pies descalzos tutelando el curso turbio del agua. A la intemperie sólo enflaquecidos sueños y la ropa limpia olvidada que vuela enmarañándose en el diluvio. La tormenta de una noche adelgaza estatuas y muros. El vigor de los edificios languidece. Tanta agua se funde
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con rejas postes candiles antenas cruces astas‌ y se estanca oscurecida. Un sable del viento corta el telar de agua que cae. Nos guarecemos de su filo. Imaginamos el sano hartazgo de lluvia en los rĂos. Enfrentamos la odre figura de la noche que nos odia y nos escupe.
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Pluma
Zaira Eliette Espinosa (Monterrey, Nuevo León, 1977) Comenzó sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL aunque luego los transfirió al extranjero, residiendo alrededor de ocho años en diferentes ciudades de Canadá y los Estados Unidos. En México su poesía y artículos han sido publicados en varias revistas culturales y literarias. Sus textos han sido incluidos en: Buzón, Antología de Poesía Joven Grupo Gatos de Azotea (Conarte, 1998), Buzón II (ConarteCNCA, 1999), Borealis Poesía Latinoamericana en Canadá (Verbum Veritas-La Cita Trunca, Canadá, 2002). Fue becaria del Centro de Escritores de Nuevo León 2007 en el rubro de poesía. Actualmente trabaja para la revista PD. y coordina desde el 2008 el ciclo de poesía Verso Norte junto con la UANL.
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Pincel
Violetta Ruiz (Monterrey, N.L., 1985) Estudia la licenciatura en artes visuales (UANL) y la licenciatura en letras españolas (ITESM). Ha participado en las exposiciones colectivas “Fan Fatal” (2011), “Capicúa” (2011) y “Ultrapasteurizado” (2010), entre otras; además de las exposiciones individuales “Cuestión de lugar” (2009), “Proceso de dulcificación” (2009) y “LA TEJEDORATETÉ” (2008). Publica ilustraciones en distintos medios impresos y desarrolla proyectos de dirección creativa en el estudio independiente de diseño Vino en tetrapak. Fue becaria del Centro de Escritores de Nuevo León (2008). Actualmente trabaja en el diseño editorial de la revista Posdata PD. y dirige la publicación en línea www.posdataeditores.com.
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ÍNDICE Índice Hierba de luna En mi vientre…/9 Creces dentro de mí…/10 En mi cuerpo…/11 La penumbra frágil.../12 Me soñé convertida en árbol.../13 Bocarriba.../15 Raíces de la aurora../16 Se comieron mis ojos.../17
Hierba de silencio Al alba…/20
Más insistente que la lluvia…/21 Dueño de mi hierba…/22 Ahora que guardas silencio…/23 Tu figura…/24 Existe un insomnio que se degusta…/25 Nadie tiene que enterarse…/26 Se nos perdió de vista…/27 Basta una caricia…/29 Venero de noche…/30 Y entonces reconoció…/31 La sequía de luz…/32 Imagino el viento…/33 Nos lacera una tormenta nocturna…/34
Hierba de los días, de Zaira Eliette Espinosa terminó de imprimirse en septiembre de 2011, en Serna Impresos S.A. En su composición se utilizaron los tipos Century (9.5); Century Gothic (8 : 12) y Century School Book (8). La edición consta de 1000 ejemplares más sobrantes de reposición