Revista Zhigoneshi

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ORGANIZACIÓN GONAWINDÚA TAYRONA Pueblos Kogui, Wiwa y Arhuaco Sierra Nevada de Santa Marta REVISTA ZHIGONESHI DIRECTOR Juan Mamatacán Moscote Cabildo Gobernador COORDINADOR EDITORIAL Cayetano Torres CONSEJO EDITORIAL Roberto Mojica Mariano Sauna Silvestre Gil Zarabata Saúl Gil Amado Villafaña Julio Barragán Benjamín Ortiz Pablo Mora CONSEJO ASESOR Rogelio Mejía Cabildo Arhuaco (E) Margarita Villafañe Administradora OGT Marcelino Torres Coordinador Educación OGT David Gil Coordinador Tierras OGT Santos Sauna Gerente IPS DISEÑO Benjamín Ortiz Pablo Mora CORRECCIÓN Clara López IMPRESIÓN Ofset Gráfico Ltda. Casa Indígena de Santa Marta Carrera 19A No. 23-05 Mayo-Julio de 2008 Esta publicación ha sido posible gracias a la alianza OGT-AVINA COLOMBIA Todos los derechos reservados. Fragmentos de los textos o fotografías aquí impresos pueden ser reproducidos previa autorización de la OGT


Contenido

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Editorial

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A recuperar la fuerza del Dumana

FOTO DANILO VILLAFAĂ‘E, OGT

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Visita a El cercado Historia de los planes de desarrollo sostenible en la Sierra Nevada

Hacia el concepto original de los pueblos Talanquera El derrumbe Caracuchas en venta Para retomar lo nuestro El retorno a Jukulwa


Editorial Este primer asomo no será suficiente para digerir el sentido profundo del primer contenido. De ahí la necesidad de que nuestras autoridades y los responsables de los centros educativos y centros de salud del pueblo arhuaco de Bunkwímake en la zona del Don Diego y sus alrededores, del pueblo wiwa de Gotshezhi, en la cuenca del Guachaca, del pueblo kogui de la zona del Tucurinca y del pueblo kogui de Pueblo Viejo en la zona del Garavito en el departamento de La Guajira se conviertan en correspondencia básica que amarre el interés de participación mutua. Todo lo cual permitirá que vayamos entendiendo la visión de la revista de no quedarse solamente acá, sino de hacer extensiva la experiencia a toda la Sierra Nevada.

Desde nuestros orígenes, los pueblos kággaba, wiwa y arhuaco de la Organización Gonawindúa Tayrona somos sociedades naturales de la Sierra Nevada de Santa Marta. La habitamos en razón de nuestro derecho ancestral de posesión y en ejercicio del derecho conquistado en la Constitución Política de 1991. Este nuevo impulso editorial significa recordar con entusiasmo los veintiún años de vida institucional de Gonawindúa, unido al grato recuerdo de aquel primer instante de la revista que en adelante vamos a construir con mayor responsabilidad para la apropiación de nuestros pueblos. La revista es parte del Área de Comunicación de la Organización y pieza esencial para contribuir en el camino y la permanencia de nuestros principios, en esa condición primigenia de ser pueblos originarios, razón natural que fundamenta a nuestras organizaciones. El objetivo es aportar un granito de arena para pensar y servir desde adentro, construyendo un instrumento práctico que nutra el diálogo y la unidad, en procura de mantener el sustento de la identidad de nuestros pueblos, en aras de fortalecer las raíces autonómicas de nuestro sistema de gobierno indígena.

El núcleo de empuje estará en cabeza de la Organización para vivenciar que Zhigoneshi significa yo te ayudo y tú me ayudas, advirtiendo que estas palabras obligan a profundizar en el concepto milenario de zhigoneshi inscrito en cada lengua materna y en el territorio como Mandato de Origen, bajo el precepto de la conservación y la protección natural del ecosistema montañoso. Así como la Madre Naturaleza ofrece su inagotable bondad a través del aire, las montañas, la lluvia, las fuentes hídricas, los ríos y los sitios de recolección de diversos materiales de uso y costumbre, también brinda sus virtudes y su fuerza de poder espiritual, permite espacios para vivir y trabajar, posibilita sembrar nuestros cultivos que hacen realidad las condiciones básicas en la pervivencia cultural de nuestros pueblos. De igual manera es obligatorio hacer un gran esfuerzo colectivo para transformar a Zhigoneshi en una herramienta de trabajo que, con su esmerada atención, haga retoñar el mensaje escondido entre sus líneas, brotando semillas para permanecer como pueblos originarios de la Sierra Nevada de Santa Marta.

También se propone dinamizar una actividad pedagógica que jalone la participación activa del relevo generacional; que valore la concurrencia social para explorar la capacidad y el talento humano; que estimule la vocación de leer y de escribir de nuestra gente; que incentive hábitos de búsqueda hacia el saber compartido con el valioso aporte de nuevas experiencias de estudiantes y jóvenes en esta edición, cuya innovación irradiará nuevos “cajoncitos” de convicciones por la defensa y protección de nuestra identidad de Gonawindúa Tayrona en la Sierra Nevada de Santa Marta.

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FOTO AMADO VILLAFAÑA, OGT


Visita a El cercado

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Por Rafael Roberto Mojica Indígena wiwa

n vista de que el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (INCODER) no dio el permiso para que los indígenas del Centro de Comunicaciones Zhigoneshi de la Organización Gonawindúa Tayrona tuviéramos acceso a la construcción de la represa Ranchería, tuvimos que arriesgarnos a entrar clandestinamente al lugar, equipados de cámaras, para demostrar con registros visuales el daño ambiental que el megaproyecto está causando a la naturaleza. Los tres indígenas, pertenecientes a las etnias arhuaca y wiwa, acompañados de Stephen Ferry, reportero gráfico de la revista semana.com, partimos de Santa Marta el 15 de febrero del 2008 en un campero gris propiedad de Luis Alberto Baca.


FOTO AMADO VILLAFAÑA, OGT

Tras recorrer unos 90 kilómetros, hicimos una primera parada en el corregimiento de Guachaca, en el municipio de Santa Marta, para entrar a La Peña, un pequeño poblado ubicado en la cuenca del río Guachaca (al que los wiwas llamamos Tolezhi) conformado por seis familias. Allí reside Ramón Gil Barros Rizakuna, mamo de las comunidades wiwas. Hacia las siete y media de la mañana llegamos a su casa, y una de sus nueras, Antonina, nos informó que él estaba en la Unguma (casa ceremonial donde se reúnen los hombres), porque se encontraba un poco mal de salud. Nos dirigimos hacia allá y cuando íbamos a entrar nos dijo el Mamo que nos quitáramos los zapatos. Entramos, intercambiamos la hoja de ayo a manera de saludo y nos sentamos. Al fondo de “Predica pero no aplica” se podría afirmar en este caso, donde las constantes detonaciones han provocado la huida de diferentes especies endémicas de la cuenca. la habitación, acostado en su hamaca, Ramón Gil nos comenzó a hablar y nos

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FOTOS AMADO VILLAFAÑA, OGT

Una gran valla que simboliza el megaproyecto de los guajiros aparentemente traerá solución a la problemática del agua en la región. Sin embargo, de acuerdo al concepto de los mamos, su impacto ecológio traerá graves consecuencas.


FOTOS AMADO VILLAFAÑA, OGT

confirmó que se encontraba muy enfermo y por eso no se ven los árboles y pastos sin hojas, y secos los arroyos y estaba en Kemakúmake con sus gunamas (habitantes de los ríos. la comunidad). Luego de cinco horas de camino por la Troncal del A pesar de su quebranto de salud, le pedimos que nos Caribe, con una temperatura cercana a los 32 grados colaborara con una entrevista para conocer su concepto centígrados, llegamos a San Juan del Cesar, La Guajira. sobre la represa del río Ranchería, entre las poblaciones Como no sabíamos dónde quedaba la Casa Indígena (sede de funciones del señor José Manuel Chimuquero Cabildo de Caracolí y Chorrera. El mamo, visiblemente Gobernador de las comunidades wiwas) recorrimos agobiado, nos dijo: durante varios minutos las calles rodeadas de tropillos (árbol típico de la región) hasta que dimos con la casa. “El río Ranchería nace en una gran laguna sagrada Pero sólo se encontraba el vigilante quien nos ofreció: dondetodoslosindígenasrecogemosmaterialespara lasdistintasceremonias,comobautizo,desarrollode “En estos momentos no está el Cabildo; en horas de laniña,matrimonio,mortuoriaypagamentosotributos la mañana salió para Achíntukwa a un encuentro queseconviertenenalimentosparanuestrospadres con las autoridades tradicionales de esa comunidad espirituales”. y con algunos funcionarios de diferentes entidades e instituciones.Lomásprobableesquebajemañana.Si Mientras el mamo hablaba se escuchaban al fondo los les urge hablar con él, pues hagan lo posible por llegar cantos de los pájaros en aquel bosque frondoso, donde hasta allá y si van a ir yo les puedo mandar a mi hijo se podía apreciar un paisaje hermoso y respirar el aire para que los guíe”. puro que Gondwazhui nos dejó para que nosotros lo cuidáramos, pero que el hermano menor se ha dedicado Entonces decidimos viajar hasta Achíntukwa para así tener a contaminar. Nos despedimos del mamo y de sus acompañantes y partimos rumbo hacia el departamento más información de esa comunidad. Abandonamos la de La Guajira, tierra desértica de la costa Caribe, donde carretera pavimentada y nos desviamos por una trocha

Dentro de gigantescas tuberías circulará el agua que baja de la Sierra Nevada, privando de ella a la gran variedad de flora y fauna de ese extenso territorio.

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El equipo periodístico de Zhigoneshi constató el estado de las obras.


FOTO AMADO VILLAFAÑA, OGT

Paso a paso son seguidas las obras que marchan a todo ritmo para terminar la represa.

destapada que nos llevaría hasta nuestro destino. Pasamos por un caserío llamado El Totumo, y a pocos metros nos encontramos con dos Toyotas, uno de ellos ocupado por varios militares y el otro por numerosos indígenas. Más adelante nos encontramos con otra camioneta y el joven que nos acompañaba dijo: “Paren, paren, ese es el carro en el que subió el Cabildo”. Lo paramos y al preguntarle al chofer nos respondió que, efectivamente, el Señor Cabildo iba adelante, en la Toyota blanca.

Amenaza del sitio sagrado Después de haber escuchado al mamo Ramón Gil y como en ese instante se encontraba otro mamo, José Luis Moscote, también le pedimos su concepto sobre el proyecto y respondió: “Nosotroslosmamosfuimosencomendadosparacuidar toda la naturaleza, buscarle alimento a toda clase de enfermedad,nosólodelserhumanosinodetodoslos cultivos de pancoger, el aire, el granizo y el huracán. Es por eso que el lugar donde están construyendo la represaesunlugarsagradoparanosotros.Ahíhaycomo unmuro,uncercado,ycuandoloscultivosempiezana secarse o cuando empiezan a venir distintas clases de enfermedadestantodelserhumanocomodelosanimales, ahíesdondesehacenlospagamentos,dondeserinde tributo. Cada cosa de éstos tiene su Padre y su Madre y losmaterialesdebenirenellugarcorrespondiente.Por esoquedóestecercadoespiritual.Enlapartedearriba hay un sitio llamado Bunkwanarrwa donde está el padredelmiembrofemenino,ydelotrolado,dondese construyelacarreteranueva,elcerroesunpocosimilar alamujer:tienelossenosidénticosyseleconoceconel nombredeAbubayona.Lospagamentosquesehacen aquí son para la violencia generada por los hermanos

Finalmente encontramos al Cabildo, acompañado de varias personas, entre ellas un mamo. Lo abordamos y lo primero que dijo sobre la represa fue: “Enningúnmomentohubolaconsultapreviacon nosotros.Losresponsablesdelproyectosímepidieron quelesdieraelaval,perolesdijequeesadecisiónno latomabayoniloscuatrocabildos,sinoelpuebloen general.Luegoescuchamosqueyahabíantomadola decisióndeconstruirlaRepresaenelríoRanchería, pero la Organización Wiwa en ningún momento estuvodeacuerdo;sobretodoporquelasobrasestán enlazonadeampliacióndelresguardo.Cuandonos dimoscuentayaestabanempezandoaconstruir”.

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menores, y el sitio por donde desviaron el río es el lugardondesehacenlospagamentosparatodaclase deenfermedades.Ellaeslaencargadaderecibirlos materiales.Cuandoestosecuidabadeestamanera había paz con la naturaleza y con la enfermedad. El granizo y el huracán no subían a la laguna donde nace el río para causar daño; en ese lugar nuestrospadresancestralesdejaronespiritualmente uncercadoparaquelascosasnegativasnopasaran de ahí”.

Más allá de Chorrera nos apartamos y tomamos una vía privada sin que los vigilantes nos descubrieran. Mientras más nos acercábamos yo empezaba a tener temor: mis manos comenzaron a temblar, tenía una centelleante impresión, ya casi no era capaz de mantener la cámara firme. Mi obsesión más que todo era que los vigilantes y los militares nos quitaran la cámara o nos agredieran. Y, aún más, porque íbamos para un lugar de propiedad privada. Una vez que pasamos el puente del río Ranchería, mis compañeros, muy relajados, me decían que grabara, que nada iba a pasar. A pesar de mi nerviosismo, seguí grabando.

Después de un intenso calor, en San Juan empezaba a caer el atardecer y nosotros salimos para Fonseca, donde nos quedaríamos a dormir para emprender al otro día, muy temprano, el viaje hacia la represa.

Llegamos finalmente a las oficinas de la represa para grabar muy rápidamente a los obreros que entraban a ejercer sus labores. En ese instante me descubrió un vigilante y me dijo:

Al día siguiente nos fuimos detrás de una buseta que iba para la construcción de la obra. Luis Felipe Ortiz cargaba una cámara de filmar y yo otra, y no parábamos de grabar cada detalle; todo lo que veíamos era de mucha importancia para nosotros.

“En este lugar no está permitido grabar, por favor, colabórenme apagando la cámara”. Al momento, Amado le explicó que la razón por la cual llegamos hasta ese lugar era para que nos dieran el permiso para entrar y grabar imágenes donde están construyendo el muro de contención. Entonces, el vigilante nos dijo que esperáramos, que en una hora nos atendían. Pero se pasó la hora y no hubo respuesta. A pesar de la prohibición, decidimos buscar un punto de vista general de la construcción para grabar. Nos fuimos por la vía que conduce hacia Caracolí, cuando de pronto nos salió un vigilante y dos militares: “Mi tío, ¿hacia dónde se dirigen?” Mis compañeros, disimuladamente, respondieron diciendo que íbamos para Caracolí. “Que sea directo para Caracolí, porque están cogiendo para otra parte”, nos dijo uno de los militares.

FOTO LUIS FELIPE ORTIZ, OGT

Y seguimos hasta llegar a la parte más alta para grabar el daño ambiental. Mientras Amado y Stephen hacían registros visuales fotográficos, Luis Felipe filmaba todo lo que pasaba detrás de cámara y yo con la cámara principal me encargaba de filmar toda la destrucción que le están causando a la madre tierra con la construcción de la represa del río Ranchería.

Realizando labores de reportería en la zona.

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DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO El Cercado, como se le conoce a este proyecto, se forma a partir de una presa que funcionará como una muralla de 110 metros de alto y que se levanta entre San Juan del Cesar y Distracción (La Guajira). El río correrá por un túnel de 638 metros y dejará seca la zona donde esta especie de pirámide invertida retendrá el agua. Cuando la presa esté lista y el embalse se llene, el líquido se dirigirá controladamente hacia una tubería construida en dos direcciones. Una parte va hacia San Juan del Cesar y otra se extenderá a un sector conocido como Ranchería. Desde estos puntos se llevará el líquido hacia Fonseca, Distracción, Barrancas y Hatonuevo. También hacia Maicao, Uribia y Manaure, pueblos metidos en pleno desierto y donde el agua vale oro. Se espera que el proyecto esté listo en el 2010. Allí están invertidos 55.696 millones de pesos aportados por la Gobernación de La Guajira, mientras que los recursos de Incoder ascienden a los 353.971 millones para su ejecución. Su estabilidad financiera está asegurada ya que se comprometieronvigenciasfuturas hasta el 2011. Tomado de Incoder (www.incodergov.co/noticias/8-01-2007)

El mamo wiwa Ramón Gil considera que esta construcción le hace un daño enorme al corazón del mundo, pues afecta directamente al río Ranchería que, como los demás afluentes, es una vena que nutre a la madre.

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Historia de los planes de desarrollo sostenible en la Sierra Nevada

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Por: Julio Marino Barragán Antropólogo, asesor OGT

a Sierra Nevada de Santa Marta, como todos sabemos, es una gran montaña aislada del sistema andino reconocida globalmente por ser la más alta en el mundo a orillas del mar, por poseer un alto endemismo florístico y faunístico, por brindar agua a casi dos millones de personas de la costa Caribe de Colombia, por ser el hábitat ancestral de cuatro pueblos indígenas del país (los wiwa, los kankwamo, los wíntukwa y los kággaba) y por haber sido habitada intensamente por una de las sociedades más complejas del pasado prehispánico: los tayrona. Por estas razones, la Sierra Nevada tiene tres áreas protegidas (el Parque Nacional Natural Sierra Nevada, el Parque Nacional Natural Tayrona y el Santuario de Flora y Fauna Los Flamencos); buena parte de su territorio fue declarado como reserva forestal en 1959 y la UNESCO la incorporó a su sistema de Reservas del Hombre y de la Biósfera en 1979. Estas figuras demuestran la importancia ambiental, cultural y estratégica de la Sierra Nevada para la región, el país y el planeta. Desde el punto de vista administrativo y político, en la Sierra Nevada existen múltiples figuras no siempre relacionadas y coordinadas entre si. Es el caso de los más de 16 municipios, los tres departamentos, las tres corporaciones autónomas regionales, los tres resguardos indígenas, además del sinnúmero de instituciones de carácter nacional y regional que actúan en la Sierra cada una con sus propias iniciativas y, por


FOTO DANILO VILLAFAÑE, OGT

Uno de los logros más importantes de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada es que gran parte de las decisiones que se toman en torno a ella son consultadas a los mama, máximas autoridades espirituales.

Para no hablar de la provincia de Santa Marta de la extinta colonia española, es desde finales del siglo XIX (hacia 1875) cuando el gobierno nacional decide asumir el control de la Sierra, creando el Territorio de la Nevada y Motilones, con capital en Atánquez, quitándole la administración del macizo a la dirigencia regional del antiguo estado del Magdalena. El argumento para tal decisión consistía en la preocupación nacional por la existencia de territorios alejados de los intentos gubernamentales por incorporar a la totalidad de la nación a un proyecto único. Ante las pocas iniciativas y logros alcanzados en aquel antiguo estado del Magdalena por someter a los pueblos indígenas al vaivén de los magros deseos de ser una sola nación, una sola lengua, una sola

FOTO ARREGOCÉS CORONADO, OGT

supuesto, políticas de intervención y de interpretación de la realidad de la montaña y de sus habitantes. En la ya larga historia de intentos por asumir todo el macizo bajo una misma política, intervención o, como se dice en los tiempos de hoy, una única planificación, el fracaso ha sido el más destacado resultado. Pero, como dice la sabiduría popular, de los fracasos es donde más se aprende.

Casi todas las decisiones que toman los mama, provienen de sistemas de adivinación, como el Yátukwa.

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cultura, desde el gobierno central tomó la decisión de ejercer desde Bogotá la administración de estos territorios, a saber, la Sierra y la serranía del Perijá con un comisario asentado en Atánquez y varios prefectos quienes en rarísimas ocasiones visitaban sus jurisdicciones, tal como lo anota el viajero Jorge Isaacs quien anduvo por la Sierra en la década de 1880. Este primer proyecto de la naciente república a los pocos años fracasó y la precaria administración del macizo y sus pobladores retornó a la región.

Como resultado de esta nueva iniciativa, que volvía a poner los ojos sobre la montaña, se generó un segundo momento que se llamó la Estrategia para la Conservación de la Sierra Nevada de Santa Marta. La formulación de la Estrategia implicó durante un período de más de un año, la realización de reuniones, encuentros y foros con la participación

FOTO AMADO VILLAFAÑA, OGT

Durante buena parte del siglo XX, la Sierra volvió a permanecer en el olvido para los diversos gobiernos nacionales y regionales. Fue importante para la nación en la medida que se convirtió en el refugio de cientos de familias desplazadas por la violencia (décadas de los cuarenta y cincuenta) que arrasaba pueblos y campos en el interior del país, ocupando grandes áreas en las vertientes occidental y sur de la Sierra, trayendo consigo el incremento del cultivo del café. Mientras que en la vertiente norte surgieron en

los años sesenta los cultivos ilícitos de marihuana. Solo a finales de la década de los setenta el estado nacional volvió a mirar hacia la Sierra. El hallazgo de un portentoso poblado de los antiguos tayrona llamó la atención sobre el macizo y sus habitantes. En la década de los ochenta se propuso con el concurso de las diversas entidades regionales (Corpes costa Atlántica, departamentos, corporaciones y municipios), algunas nacionales (Inderena, Incora y Dri, entre otras) y bajo la ejecución de la naciente Fundación ProSierra Nevada, la formulación de un diagnóstico de todo el macizo que permitiera entender la complejidad de sus problemas y sus posibles soluciones.

Está visto que para decisiones tan trascendentales como el Plan de Desarrollo, las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta promoverán diversas reuniones en la búsqueda del bienestar común.

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de funcionarios estatales del orden nacional y regional, de gremios productivos, representantes campesinos, académicos y autoridades indígenas. Al tiempo, por primera vez, después del fallido intento del ya mentado Territorio de la Nevada y Motilones, el estado nacional volvió a concebir a la Sierra como una unidad y creó el Distrito Sierra Nevada en el marco del famoso Plan Nacional de Rehabilitación (PNR), política central del gobierno del presidente Virgilio Barco (entre 1986 y 1990). Fue una época de gran inversión de dineros y esfuerzos por parte del estado central y regional que, en apariencia, le daba más fuerza a las iniciativas locales y propiciaba un ambiente de reflexión y concertación como pocas o ninguna vez antes se había visto en la Sierra. Fue el ad portas de la Constitución de 1991 y una oportunidad que en buena medida se dejó perder entre los vaivenes de la guerra, del auge de los cultivos ilícitos y de la desidia y la improvisación de las políticas nacionales y regionales. Las voces de los pueblos indígenas y de las comunidades campesinas que impulsaban lentamente el proceso fueron olvidadas otra vez.

Las autoridades indígenas en su conjunto

FOTO DANILO VILLAFAÑE, OGT

Volviendo a los intentos de intervenir planificadamente sobre la Sierra, inmediatamente después de la Estrategia se avanzó en la formulación del primer Plan de Desarrollo Sostenible, impulsado sobre todo por el recién creado Ministerio del Medio Ambiente y elaborado por la Fundación ProSierra. Fueron otros tiempos: la Constitución del 91 reconoció los derechos por siempre negados a los pueblos indígenas sobre sus territorios y sobre sus destinos. De ahí que, por primera vez, los cuatro Cabildos Gobernadores de las cuatro organizaciones que representan a los pueblos indígenas de la Sierra, hayan unido sus intereses para pronunciarse unificadamente ante una política, también aparentemente unificada y consensuada entre las entidades del estado para, ahora sí, anexar la Sierra y a sus habitantes a un modelo nacional de desarrollo bajo la concepción de la sostenibilidad ambiental. Cerro Kennedy en la vertiente norte de la Sierra Nevada de Santa Marta.

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FOTO DANILO VILLAFAÑE, OGT

plantearon la urgencia de modificar la conceptualización misma del plan, sustentada desde la concepción del ordenamiento territorial basada en la ancestralidad y la gobernabilidad que sobre la Sierra tienen las autoridades indígenas. Estas discusiones se dieron en un escenario no existente en el pasado de la Sierra: el Consejo Ambiental Regional, que reemplazó a otra iniciativa que nació muerta, la Corporación para el Desarrollo Sostenible de la Sierra (ley 99 de 1993), que pretendió administrar el macizo desde el gobierno central. Fueron más de dos largos años de ires y venires que finalmente llevaron a un punto muerto las discusiones y las concertaciones, sobre todo porque siendo el plan una propuesta liderada por el Ministerio del Medio Ambiente, dejó toda la negociación de una política pública en manos de una organización privada. En la historia de la Sierra es quizá la primera vez que las autoridades indígenas hicieron sentir su autoridad sobre el manejo de su territorio, luego de más de 500 años después de la llegada de los europeos. Estas concertaciones en torno al intento fallido de implementar un solo plan para toda la Sierra pusieron de relieve la importancia de los pueblos indígenas en la construcción de unas relaciones respetuosas y armónicas que garanticen la conservación ambiental del macizo, objetivo último de cualquier acción que se pretenda hacer. En estas nuevas circunstancias, las autoridades indígenas agrupadas en torno al Consejo Territorial de Cabildos (CTC) se han convertido en los principales protagonistas en la toma de decisiones en torno al futuro de la Sierra. Precisamente, el CTC ha sido el principal motor para que las acciones, tanto del estado como de organismos internacionales y las ong, sigan poniendo su atención hacia la montaña sagrada. Las iniciativas que hoy en día existen en la Sierra han sido gestionadas en buena parte por el CTC de acuerdo con sus políticas territoriales basadas en la concepción y el modelo ancestral de uso y manejo del territorio. De ahí que en las diversas

reuniones de concertación realizadas con el gobierno se hayan alcanzado acuerdos políticos como los de marzo del 2002 y diciembre del 2003, al igual que el plan de trabajo concertado en el Consejo Ambiental Regional en diciembre del 2005, en el que se planteó la urgencia de volver a construir un plan para la Sierra. Efectivamente, en la ley que define el Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010 se incluyó un artículo que habla de la elaboración de un Plan de Desarrollo Sostenible para la Sierra Nevada. En dicha ley se le dió el mandato al Consejo Ambiental Regional para que hiciera la formulación bajo la coordinación del Ministerio del Ambiente. Es decir, se intentó hacer una planificación desde la región con el gobierno central dirigiendo el camino a seguir. La tentativa aparentemente es la más viable y deseada pero, ante las evidencias políticas de los últimos 15 años, la participación activa y decisoria de los pueblos indígenas en cabeza de los Cabildos Gobernadores como sus representantes es la garantía precisa para el éxito de esta iniciativa.

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A recuperar la fuerza del Dúmana

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olombia es uno de los países de mayor diversidad lingüística del mundo. Además del español, con las diversas variantes dialectales regionales, en nuestro país se hablan sesenta y cinco lenguas indígenas agrupadas en 12 familias lingüísticas y 10 lenguas aisladas no clasificadas hasta el momento, y dos lenguas criollas habladas por afrodescendientes, una de base castellana (el palenquero que se habla en el Palenque de San Basilio) y otra de base inglesa (el creole hablado en las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina). Estas últimas son lenguas de reciente creación durante el período colonial con un notable acervo gramatical proveniente de lenguas del Africa occidental. Y eso sin mencionar el romaní hablado por las comunidades rom (gitanas), los diversos árabes de los migrantes, el hebreo y muchas otras lenguas que gente de muchas procedencias ha traído consigo. Ante semejante panorama (que es envidia de muchísimos otros pueblos del mundo) la babel colombiana poco es lo que hace para su difusión y fortalecimiento. Todo lo contrario, para las mentes del común, las otras lenguas distintas al español muchas veces las denominan como dialectos e incluso como jerigonzas ininteligibles que deben desaparecer. Y, si no se hace nada, es muy probable que la tendencia en la gente joven de los pueblos que hablan estas lenguas sea no hacer uso de ellas y dejar que el castellano continúe su marcha avasalladora. En esta dirección apunta un programa de diagnóstico y fortalecimiento de las lenguas indígenas y criollas habladas en Colombia, liderado por el Ministerio de Cultura y con el apoyo de la oficina de política lingüística del gobierno de Euskadi (país vasco).

wayüunaiki (hablada por los wayüu del desierto guajiro), el ette taara (hablada por los ette ennaka o chimilas de las sabanas del río Ariguaní), la lengua palenquera (hablada por los afrodescendientes originarios del Palenque de San Basilio al pie de los Montes de María) y el dúmana (hablada por los wiwa de la Sierra Nevada). Ya se realizó el primer taller en Riohacha donde se formuló y diseñó la encuesta sociolingüística que nos dará cuenta del estado en que se encuentran las lenguas mencionadas y las causas de la pérdida o fortalecimiento en el uso de cada una de ellas. Este trabajo será coordinado por miembros de cada uno de los pueblos mencionados, debidamente autorizados y designados por sus autoridades, para llevar a cabo durante este año la elaboración y aplicación de las encuestas y avanzar en la formulación de acciones hacia el fortalecimiento de las lenguas. En el caso de la OGT estará bajo la coordinación de José Gregorio Mojica, profesor de Gok’sezhi (cuenca del Guachaca) y para la OWYBT, la coordinación la llevará Rafael Malo, profesor y actual responsable del área de educación de la organización.

Inicialmente se trabajarán en este año unas veinte lenguas, de las cuales cuatro son del Caribe: el

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Hacia el concepto

original de pueblos talanquera

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Por Cayetano Torres Indígena arhuaco, asesor OGT

ara poner en tierra los pies del concepto ancestral de pueblos talanqueras en la Sierra Nevada de Santa Marta, será indispensable generar de antemano una mirada retrospectiva que explique tradicionalmente de dónde es que viene la idea, y evitar que la opinión caiga en la ingenuidad conceptual de la novedad externa. Porque nuestros mamos enseñan que desde el principio la Madre dejó establecido en el Mandato de Origen, que todas las cosas trascienden de aquel primer plano espiritual del universo; así por ejemplo todos los conceptos humanos vienen desde antes de la materialización de la esencia invisible. Esto hace significar que el concepto de pueblo talanquera en la Sierra Nevada lógicamente trascienda de aquel mundo imaginario de espíritu y pensamiento.


Entonces para entrar en sintonía de análisis y comprensión del concepto de pueblo talanquera, consideramos indispensable pensar en un procedimiento de ejercicio básico que sirva como puente didáctico diseñando caminos imaginarios de inducción de cómo interpretar la idea y permita mirar a profundidad la estructura dinámica de nuestros parámetros de identidad cultural en la Sierra Nevada, basados siempre en los preceptos armónicos de un espacio territorial definido desde el principio.

FOTO ARREGOCÉS CORONADO, OGT

Por tanto, en aras de dinamizar la presente inducción, es importante anotar un sorbo didáctico diciendo que, en la actualidad, “pueblo talanquera” ya es un concepto bastante mestizado con la visión y pretensión externas, cuando tan sólo cierne bondadosas expectativas que obedecen estrictas órdenes de manejo oficial, y bajo gruesas intenciones de fortalecer un concepto milenario actualizado en construcción.

Porque a la luz de la enseñanza aprendida a través del ejercicio tradicional con los mamos, esta forma coloquial de entender las cosas enseguida induce comprender que el criterio de pueblo talanquera actual es un término “prestado” de la otra sociedad; inclusive arrebatado de un léxico ajeno que hasta ahora contrasta sutilmente con el fundamento original, cuando en realidad el fondo de la idea actual se reduce a un medio de construir una “puerta” material, por decir lo menos, que en la práctica traduce hablar de una construcción física, cuyo uso y manejo posibilita regular la entrada y salida sobre un espacio especial, donde la determinación cultural de construir talanquera sí establece la diferencia explícita de preservar lo que hay adentro frente la amenaza y riesgo de afuera. En este caso queda claro que el “instrumento” talanquera se convierte en guardián estratégico para preservar y resguardar el patrimonio de una familia.

En la naciente población kogui de Dumingueka, una de las once construcciones talanquera, los mismos indígenas pusieron su mano de obra, así como los diseños tradicionales de sus viviendas.

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Seykún es otro de los pueblos que se viene construyendo con apoyo del Estado. Está ubicado en la cuenca del río Ariguaní y beneficia a un amplio sector de la etnia arhuaca.

Además, cuando en término despectivo y burdo decimos “talanquera”, sencillamente estamos hablando de seis piezas de madera: dos planas llamadas “madrina” y cada una con cuatro huecos recién hechos que se entierran por el extremo escogido, quedando en posición vertical y a una distancia más conveniente según la necesidad que se tenga del predio o lugar en riesgo; y cuatro piezas redondas de madera que se ajustan y atraviesan en forma horizontal por los huecos hechos previamente. Esa es la coloquial talanquera. Habitualmente una talanquera se construye y se coloca siempre al frente de una vivienda, en la entrada de una finca, de un potrero o hasta en un camino comunitario para el control de animales y evitar daños y perjuicios por descuido de la misma gente. Hasta ahí, por razones obvias, todo resulta indiscutible para construirlo. Consciente que en la Sierra Nevada todavía conservamos ese concepto familiar que como

enseñanza de procedencia cultural enriquece nuestras raíces originales, no obstante, frente al rigor de las implicaciones de las novedades actuales, tampoco podemos esconder que en nuestro imaginario colectivo existe bastante preocupación social, en vista que el concepto original no tiene por qué agonizar por simple descuido de su propia gente y, menos aún, no tiene por qué morir en la angustia perversa del actual concepto “disfrazado” que embolata su origen. Percibimos la preocupación cuando tenemos como referencia la novedad implícita a raíz del concepto “prestado” de afuera, y es cuando vemos que para el pensamiento indígena ese tipo de concepto “talanquera” externo se aleja de la realidad original, cuando se traduce más a una interpretación mediática de justificar solamente la función social en término de construir un poblado. Entonces, para no saturar la opinión solamente con impresiones empíricas, naturalmente tenía que llegar el cuarto de hora para recordar fundamentos

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reseñados en el contexto cultural de la Sierra Nevada de Santa Marta que de seguro contribuirá a robustecer caminos para entender mejor de dónde es que viene el concepto original de “pueblos talanqueras”. Por supuesto esta deleitosa necesidad impone hacer un engranaje armónico de ideas, diseñado desde un marco de referencia cultural que ayude a reconstruir la definición original que exploramos enseguida. Para inducir ese camino imaginario, de manera coloquial, sabemos que el concepto tradicional de “pueblo talanquera”, de espacios y puntos estratégicos, aún se encuentra vivo en los términos que la historia y la tradición expresa a través del tiempo. A manera de ejemplo

territorio materno. El calendario cultural espiritual juega papel importante con la “indicación” del sol que guía el transcurso del año y las actividades internas, íntimamente relacionado con los sitios sagrados ubicados en distintos pisos de la Sierra, unos de índole obligatorio para pagamentos y encuentros colectivos entre las cuatro etnias, y otros de índole obligatorio para pagamentos y encuentros específico de cada etnia. En todo caso, estos actos culturales configuran una estrategia conjunta de talanquera espiritual en el tiempo de nuestros pueblos y su generación. Sabemos que a través del cumplimiento del bautizo tradicional, de las ceremonias y demás ritos básicos que orientan la dinámica interna de nuestros pueblos, por principio entendemos que el cumplimiento de nuestras normas definen el sentido común de la coexistencia estructural de un “pueblo talanquera” espiritual colectivo en nosotros, cuya misión conjunta apunta al beneficio ambiental y cultural de la Sierra Nevada de Santa Marta y el mundo.

En el origen la Madre Universal dejó encomendado en manos de los mamos de los cuatro pueblos indígenas de la Sierra Nevada, la obligación de velar por la observancia de los principios y preceptos del “Corazón del Mundo”. La Madre en ese primer Mandato dejó constituido un primer “pueblo talanquera” de orden espiritual y humano, instituido bajo Mandato para la conservación y protección natural de la Sierra Nevada de Santa Marta.

La primigenia condición de ser pueblos indígenas, de ser hijos originarios del territorio ancestral de la Sierra Nevada, define con claridad y explica que en nuestro corazón, pensamiento y espíritu, poseemos grandes e infinitos “pueblos talanqueras” espirituales de gran poder, como principio fundamental para regular y orientar desde nosotros qué es lo que más nos conviene.

La profunda dimensión espiritual de los sitios sagrados de la Sierra, con profundidad en cada uno y en conjunto, se caracterizan como espacios de la mayor importancia cultural según la posición y misión intrínseca de cada uno. Formalmente estos espacios simbolizan la infinidad natural del universo, sobre los cuales la Madre dejó definido en terreno estos espacios talanqueras de connotaciónespiritual,como garante de la integridad del

Las principales montañas y cerros sagrados de la Sierra Nevada dejados por la Madre desde el origen, que dentro del espacio territorial representan grandes kankurwas de efectos

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espirituales de aquel principio, naturalmente se constituyen en espacios talanqueras de poderes especiales, cuya misión es precisamente mantener la prevención y el control de fenómenos naturales y antrópicos que afectan el “Corazón del Mundo”. En la práctica entendemos que las lagunas, los nevados, los ríos y ojos de agua, las quebradas y desembocaduras de ríos y arroyos de la Sierra se convierten en otro “modelo” de talanquera espiritual diseñado por la Madre desde el origen. Por eso sabemos que en su conjunto ahora y siempre propenden por la permanencia hídrica del medio natural y la perpetuidad de nuestras culturas milenarias.

principales de zonas, de cuencas y de ríos de especial connotación espiritual y cultural, la Madre dejó espacios estratégicos (talanqueras de poder inviolable) en condición de jurisdicción ancestral de kággabas, wiwas, arhuacos y kankuamos, para proteger y mantener la integridad cultural y territorial de la Sierra Nevada de Santa Marta. Sin embargo, aunque duela decirlo, algunos de estos espacios ya han sido depredados por acción del hombre, pues ya han sido violentados por simple intervención del afán y el espíritu desarrollista que revienta y rompe la talanquera original. Clásica evidencia de causa efecto

Por eso, sin entrar en Las diferentes escalas de la necesidad clásica de interpretación cultural obedecer un espectro que sobre el mar cronológico, no obsta poseemos los pueblos saber que los nefastos indígenas de la Sierra factores responsables que Nevada, entendiendo durante el aborrecible que esa inagotable pasado de nuestra historia Gunmaku se constituye en el primer pueblo talanquera de la riqueza de objetos y reventaron grandes presente década. materiales que ofrece desde “pueblos talanqueras en su interior; las playas y madreviejas aledañas y todo espíritu” en la Sierra Nevada de Santa Marta, y de elemento relacionado a él y al territorio, los sitios manera especial en el caso del pueblo arhuaco, sagrados que se encuentran a lo largo de la costa fueron, sin duda, las acciones impostoras de agresión ancestral, en su conjunto estructuran una verdadera y sometimiento de las Corregidurías que a merced talanquera espiritual que amarra, mantiene, alimenta de la sotana misionera obligaban bajo presión a y enseña el equilibrio cultural conservado en nuestros los indígenas a reventar caminos de herradura a pueblos con el territorio y el espacio original. punta de sudor y fuego (a candela física inclusive) y de impulsar a romper carretera, volteando tierras Históricamente sabemos que frente a las entradas y rocas, por donde más favorecía su dominio

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Los recursos provenientes del gobierno nacional han facilitado la construcción de estos pueblos.

sistemático en el territorio del actual departamento del Cesar, sin importarles en lo más ínfimo la inviolabilidad cultural de nuestros sitios sagrados y el espíritu original de la talanquera materna. Otra vez en secuencia desobediente de la cronología material, sabemos que gran parte de la población arhuaca que conserva su base tradicional todavía recuerda en vivo, la conmoción y el estupor cultural, social y espiritual sentido a mediados del siglo XX que, según relatan mamos y mayores arhuacos, ocurrió algo muy trágico con repercusión tradicional y cultural en la Sierra Nevada de Santa Marta. Cuando la sociedad sólo por satisfacer la pretensión y el afán material de atravesar el camino apetecido por allí, a punta de pico y pala, candela y todo, “rompe, revienta y destruye” El Morro (llamado así según el nuevo término “prestado”), un lugar sagrado de gran poder original relacionado con la sangre de principio indígena, reflejado de forma intensa en el contorno físico de su “jurisdicción” ancestral actual, que es un sitio sagrado talanquera arhuaco localizado en ribera del río Cesar, el cual por historia y tradición ha sido uno de los principales espacios inviolable según mandato original. Al respecto cuentan que tan pronto destruyeron y atravesaron El Morro Talanquera, siendo más o menos las siete de la noche, comenzó a escucharse un

extraño y ensordecedor trueno que estremecía el más hondo sentimiento humano, cultural y espiritual. El estremecedor trueno duró vibrando hasta las nueve de la mañana del día siguiente. Cuentan que la gente ante tan extraña circunstancia, con gran temor interno decía: “Ahora sí de verdad se está haciendo sentir quien hasta ahora no se había oído nunca. Ese es Muroturwá, un sitio sagrado muy importante, de profundidad y poder espiritual situado bastante lejos de aquí. Pero, eso es que allá él siente la entrañable destrucción que acaba de sufrir desde acá”. Entonces no es tan extraño que hasta en la lengua del pueblo arhuaco ya esté inmersa la palabra “prestada”. Sin embargo, no es tan perverso el concepto lingüístico intercultural cuando éste se adecua sin perder la secuencia en su forma, siempre que imponga la coherencia original y sin tergiversar el mandato talanquera espiritual. Por coincidencia histórica con la interculturalidad lingüística, el mamo arhuaco habla de un sitio sagrado de especial importancia llamado Turankeruku, localizado muy cerca de Nabusímake. Nuestra tradición enseña además que Nabusímake encierra una “plaza” de origen de la Sierra Nevada de Santa Marta y de los cuatro pueblos, que por tanto posee espacios talanqueras originales, que reúne

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razones obligatorias de hacer pagamentos como talanqueras de protección para impedir la posible invasión negativa anunciada desde el principio. Esta actividad tradicional fue mantenida durante el tiempo fuerte y lúcido de la cultura pero a mediados del siglo XX ocurre que, de forma violenta, la adversidad humana reventó y atravesó por ahí una carretera, con todo el “show” de la euforia material del aquel momento. ¿Adónde quedó el poder y la fuerza de Turankeruku? ¿Será que no se escuchó el trueno materno por la destrucción? Enseñanzas para digerir Es importante anotar que el recorrido de esta sencilla reflexión permite visualizar de cerca una forma analítica de digerir la enseñanza contenida en el concepto de pueblo talanquera de los sitios sagrados de la Sierra Nevada de Santa Marta, cuando deja muy claro a nuestra mentalidad indígena actual que los sitios sagrados no son simples espacios físicos con un mero

vestigio material de atracción para curiosos de toda índole, como piezas curiosas que decoran vitrinas de museo, sino que allí se evidencia y concentra a grandes pueblos talanqueras espirituales, con grandes poderes talanquera de gobierno interno en nuestros pueblos, que con su poder original aún soportan el peso de nuestro destino cultural y el equilibrio universal. En adelante, para la concreción de propósitos comunes en nuestras comunidades, el concepto “prestado” de pueblo talanquera se constituye en un propósito común que obliga domesticar el manejo y uso de dos ideas simultáneas de respeto, que no genere fricciones conceptuales entre una espiritual y otra material, de tal forma que el manejo de conceptos adversos posibilite, más bien, obtener una estrategia de doble dimensión que salvaguarde nuestro territorio y nuestra riqueza cultural, celosamente preservados hasta nuestros días. Por esa razón de seguimiento histórico, desde mucho tiempo atrás, nuestras organizaciones vienen

En el interior de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada se considera necesaria la participación activa de la comunidad en todos los procesos que a ella atañe.

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impulsando el establecimiento de centros estratégicos de poblamiento fronterizo en distintas zonas de la Sierra. Muestra de ello es, por ejemplo, lo construido en Bongá, Sabana Crespo y Galaxia, entre otros. Es evidente recordar que el concepto de pueblo talanquera actual indudablemente es un concepto de naturaleza ancestral, inmerso en el quehacer cotidiano de nuestros pueblos, y que ha sido conservado a través del tiempo de las organizaciones, siempre dispuestas afrentar con valor y coraje los riesgos y peligros contra la integridad natural de nuestra Sierra. La pauta de reflexión encontrada en este espacio de sencillas y profundas consideraciones obliga

seriamente a nuestra condición indígena que, así como en el principio, el concepto talanquera que trasciende desde las entrañas milenarias del contexto territorial materno, no puede ni debe caer en la novedad del error especulativo del entorno social, como si la visión de “pueblo talanquera” fuera, parezca y se crea que es una novedad política única del 2007, o como una novedad política solamente para incentivar la estructura material del cascarón social de desarrollo, que contrasta profundamente con el panorama actual, cuando en realidad los pueblos indígenas tenemos otros espacios talanqueras originales que exigen mayor atención cultural frente la incertidumbre que preocupa para el futuro distinto de la Sierra Nevada de Santa Marta.

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El Derrumbe Por Saúl José Gil Nacogui Indígena wiwa

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sa mañana del 20 de octubre de 2004, después de cuatro días de intenso aguacero, Francisco Alberto, que habita en las orillas del río Guachaca, a una hora de distancia de Kemakumke, el primer pueblo wiwa de la cuenca del río, salió a comprobar los daños causados a la madre naturaleza. En un recorrido de más de dos kilómetros, observó cientos de peces muertos al borde del río, árboles, ramas, piedras, culebras, armadillos y todo lo que la avalancha trajo de las montañas de la Sierra. En medio del temor por la posibilidad de que la avalancha también se llevara su casa, levantada en el filo de una montaña, alcanzó a ver en una piedra grande del río, la imagen de una cabeza como la de un caballo, y al otro lado, una culebra enorme con cabeza de ser humano.

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Muchas veces, nosotros mismos tenemos la culpa de los fenómenos de la naturaleza, especialmente cuando talamos indiscrimidamente.

Este fenómeno afectó a 70 familias indígenas wiwa y a 50 campesinos que perdieron los cultivos de yuca, maíz, malanga y plátano. Los indígenas y campesinos tuvieron que comenzar a limpiar los terrenos para volver a sembrar las cosechas y a retirar los obstáculos del camino. En nuestra cultura, sabemos que este fenómeno ocurre cuando las especies de los ríos crecen demasiado y necesitan bajar al mar en busca de un espacio más amplio para moverse. El mar, como la tierra, está habitado por muchas criaturas que son mezcla de humanos y de animales. El fenómeno también se explica por la falta de trabajo tradicional interno de los cuatros mamos étnicos de la Sierra Nevada y, en general, por el incumplimiento de la ley de origen, y porque los hermanitos menores profanan muchos sitios sagrados u órganos de nuestra madre tierra. Los mayores cuentan que, cuando el hombre comienza a hacer desorden, la naturaleza también hace desorden. Cuando el hombre vive firme, de acuerdo con las reglas, la naturaleza también se pone firme. Si el hombre irrespeta, la naturaleza

Con la creciente, muchos peces y otros animales murieron.

también irrespeta. Porque nosotros somos mundo y el mundo es persona. Otras leyendas en torno al agua Cuando yo era niño, un consejero de la comunidad me contó que en los ríos hay muchas especies que pueden causar daño a las personas y decía que en los ríos no se podía bañar ni jugar, porque podía salir un especie con la característica de un tambor. Con su hilo flota sobre el agua, manda su hilo atrapador en el ombligo y te lleva al fondo del agua. El otro es parecido a la luna, pero solamente sale cuando la luna está oscura. Tiene una luz que brilla como el de nuestro satélite. Todo lo que está alrededor se ve clarito. Pero si uno se le acerca te quita el alma y mueres. Por eso, nunca piensen que lo que dicen los mayores es mentira. Si un mayor te dice el lugar para el baño hay que cumplir, porque él sabe en qué sitio está permitido y en cuál no. Teniendo claro todo esto, los mayores dan orientación a los niños.

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Caracuchas en venta Por Silvestre Gil Zarabata IndĂ­gena kogui

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esde que tenemos recuerdo, los indĂ­genas de la Sierra Nevada de Santa Marta recogemos libremente los caracoles de mar en las playas y en las desembocaduras de los rĂ­os. Pero a partir del aĂąo 2005, artesanos, colonos y negociantes comenzaron a comercializar estos materiales, sagrados para la cultura Tayrona. Con las caracuchas, las conchas, las piedrecitas, las semillas y otros elementos de la naturaleza, los mamos realizan los pagamentos en los sitios sagrados de la Sierra.

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la mochila, como un certificado. Con el poporo también se nos entrega la mujer, que puede quedarse o no con nosotros, y recibimos los consejos de los mamos para que no dejemos caer el palito del poporo. Si esto llega a ocurrir, cuando consigamos mujer, se nos puede ir porque no le prestamos atención, así como no atendimos a los mamos. Y cuando se cae el poporo (que representa a la mujer), la mujer que consigamos se nos puede ir con otro. Los mamos, por su parte, hacen trabajos con caracoles variados y otros elementos como piedrecitas y semillas que recogen en el mar y llevan a la Sierra y/o suben hasta el páramo para hacer pagamento. Otros mamos bajan del páramo piedras, tierra e insectos especiales para hacer pagamentos en los sitios determinados, en la desembocadura del mar y en las playas de los sitios sagrados.

Las caracuchas son fundamentales para el proceso de poporeo.

Los indígenas también utilizamos la caracucha (nuxsuzu) para poporear o mambear. Armamos un montículo con la cañabrava seca (planta que nace en la parte media de la Sierra) y con la guadua (que se da en el clima frío de los picos), y en el medio de las ramas ponemos las caracuchas y encendemos el fuego. Pasamos el abanico soplando durante una media hora para que las caracuchas queden bien blancas (si no se pasa el abanico soplando quedan negras). Se deja enfriar y se lava con agua en una olla y se meten en un calabacito. Veinte minutos después se pulverizan las caracuchas como en un acto mágico. Luego el mamo purifica el polvo con el ayo, toma con cada mano unas hojitas de coca y le da vueltas al calabacito. Si no se cumple este ritual, el polvo quema los labios al mambear. Cuando los hombres alcanzamos la mayoría de edad, entre los 18 y los 20 años, recibimos el poporo en una ceremonia que realizan los mamos, y que puede durar cuatro días con sus noches. El poporo es como la cédula para cargar toda la vida y para identificarnos en nuestro territorio y en el mundo. El primero es el que tiene el valor simbólico, se conserva toda la vida, y se tienen otros para cargar en

Desde siglos atrás, los indígenas de la Sierra tenemos el sistema del trueque con los pueblos hermanos. Intercambiamos sal, pescado, algodón, fique, plátano, coca y conchas de mar. No necesitamos dinero. Los materiales de caracucha nacen abundantemente donde hay sectores privados como río Palomino en playa, río Ancho en playa, río Caña en playa, Corelca, Dibulla en playa, río Jerez en playa, Camarón en playa, Riohacha en playa y río Ranchería. Entonces los indígenas que bajamos a buscar nuestras necesidades en el mar, ya casi no encontramos líbremente los elementos en la playa, porque los colonos y los artesanos recogen los materiales del mar para hacer algunas construcciones que combinan con cemento y hacen artesanías para vender en otras regiones. Ahora los comerciantes nos venden las caracuchas a precios que varían desde $60.000 el bulto o $20.000 la lata de aceite; entonces nos toca comprar estos materiales sagrados, cuando tenemos dinero. Pero los indígenas que no cargan dinero, se quedan sin materiales porque a los negociantes no les interesa el trueque. Sólo el dinero; si acaso café.

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Para retomar lo nuestro Centro de Comunicaciones Zhigoneshi

El Centro de Comunicaciones Zhigoneshi se creó como una dependencia de la Organización Gonawindúa Tairona para fortalecer los procesos institucionales de los pueblos kogui, arsario y arhuaco de la Sierra Nevada de Santa Marta, a través de estrategias concertadas, encaminadas a la sensibilización dentro y fuera de las comunidades indígenas, basadas siempre en el respeto de las tradiciones ancestrales y su relación con los avatares de la modernidad. Qué hacemos Tenemos como propósito investigar, clasificar, diseñar, editar y producir materiales audiovisuales comovideosinstitucionales,documentales,reportajes y noticias) e impresos como cartillas, libros, revistas y folletos. Estos materiales son extraídos de la cotidianidad de los pueblos indígenas, así como de las situaciones de orden social, cultural, ambiental y político que son manejadas en la organización Gonawindúa Tairona. Quiénes lo intregramos Somos un grupo interdisciplinario de personas

provenientes de las distintas etnias de la Sierra Nevada de Santa Marta. Hemos experimentado un proceso de capacitación en diversas áreas de la comunicación y el periodismo. Contamos también con asesores de reconocida trrayectoria que han puesto su experiencia al servicio de la Organización Gonawindúa Tairona. Qué buscamos La ineludible relación de los pueblos originarios de la Sierra Nevada con la sociedad occidental o no indígena ha motivado la necesidad de conformar, a manera de cedazo o filtro, instrumentos y acciones que si bien son ajenos a las tradiciones de nuestros pueblos, su adopción resulta ser eficaz como medida de talanquera para contrarrestar el incesante e indiscriminado saqueo de información por parte de periodistas, investigadores, turistas y funcionarios. El Centro de Comunicaciones Zhigoneshi pretende, además, compartir la riqueza cultural desde “adentro” con materiales realizados por miembros de los pueblos indígenas, bajo la autorización y guía de nuestros mayores.

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El retorno a Jukulwa Por Julio Marino Barragán Antropólogo, asesor OGT

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ran las cuatro y media de la mañana del 18 de abril del 2007, algo más de un año desde entonces. A pesar de la madrugada, el calor de Mingueo ya se hacía sentir en los cuerpos de más de 500 personas entre indígenas kággaba, wíntukwa, wiwa y kankwamo quienes acompañados por unos cuantos no indígenas, habíamos decidido la noche anterior hacer una caminata hasta Jukulwa, uno de los sitios sagrados más importantes de los cuatro pueblos indígenas de la Sierra Nevada. Jukulwa está ubicado entre las desembocaduras de los ríos Cañas, Lagarto y el arroyo El Pantano, al pie de las olas del mar Caribe, en inmediaciones del corregimiento de Mingueo en el municipio de Dibulla en La Guajira. Es una


FOTO AMADO VILLAFAÑA, OGT

Por generaciones, este punto siempre se ha considerado sagrado. Allí se le paga a la madre tierra y ella devuelve con bondades.

pequeña colina sitio sagrado donde se controlan las enfermedades de todos los seres que habitamos la Sierra Nevada, sean humanos, plantas o animales. También es lugar desde donde se alimentan las semillas ancestrales del plátano, la papa, la arracacha y muchas otras plantas que sirven para la subsistencia. Jukulwa está conectado con el ezwama de Mamalwa, uno de los más importantes para el ejercicio del gobierno propio y que ejerce autoridad sobre los asentamientos kággaba ubicados entre los ríos Palomino y Ranchería. Es uno de los sitios sagrados más importantes nosolo para los kággaba sino para los otros tres pueblos indígenas. Desde el año de 1996 se encuentra amenazado. En ese momento, la empresa Prodeco S.A. propuso la construcción de un puerto para la exportación del carbón del Cerrejón central, lo que dio lugar a un intenso proceso de consulta previa que culminó con la negativa del Ministerio del Medio Ambiente de otorgar la licencia ambiental. La cuestión se ha reactivado ante la nueva intención de construir un puerto multipropósito por parte de la empresa Brisa;

pero en esta ocasión no se ha cumplido ninguno de los mandatos legales y constitucionales necesarios para proteger los intereses y los derechos de los pueblos indígenas, es decir, salvaguardar la integridad territorial y, por ende, la identidad cultural de los cuatro pueblos de la Sierra. Por eso bajaron de los cuatro puntos cardinales decenas de indígenas para manifestar su gran preocupación por lo que está ocurriendo en Jukulwa. Si Jukulwa se destruye, no habrá medicina ni pagamento que pueda contrarrestar las enfermedades que se ciernen sobre la Sierra. De Valledupar llegaron el Cabildo Gobernador Julio Alberto Torres y el anterior cabildo Bienvenido Arroyo, acompañados por mamos y autoridades de diversos poblados con sus mochilas cargadas de materiales para pagarle a la Madre el daño causado por nosotros los humanos. De San Juan del Cesar se movilizó el Cabildo wiwa Otoniel Chimonquero y a su lado el anterior Cabildo Antolino Solís rodeados de sus mamos y autoridades. De Atánquez llegó el Cabildo Gobernador Jaime Arias rodeado de sus mamos y sus mayores cargando en sus mochilas sus tambores

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y sus carrizos. Y de Pueblo Viejo, de Lwaka, de Seyminazhi y demás poblados llegaron el Cabildo Juan Mamatacán, el anterior Cabildo Arregocés Conchacala y todos los mama posibles del pueblo kággaba acompañados por sus mujeres e hijos y muchos, pero muchos gunama con los rostros entre la preocupación y la alegría por el reencuentro. Fueron dos días de conversaciones hasta altas horas de la noche estudiando la situación, revisando las convocatorias a las entidades e instituciones invitadas para dar a conocer la posición indígena ante la usurpación del sitio sagrado, conociendo la importancia del sitio, pues varios de los llegados de afuera nunca antes habían venido a visitar a Jukulwa: siempre había una cerca de alambre y unos vigilantes que impedían el acceso.

Ante los reclamos que de tiempo atrás han hecho los mama, la termoeléctrica suspendió el vertimiento de sus desechos de carbón a la laguna, pero ya el daño estaba hecho: manglares secos, ausencia de pájaros y de peces es lo que vimos en las aguas turbias de las lagunas. Al llegar a la orilla del mar, en el horizonte el sol empezaba a iluminar suavemente la impresionante caminata que se fundía con la espuma de las olas, en un blanco único. Delante iban los wíntukwa, encabezados por el Cabildo Gobernador Julio Alberto y el Secretario General Jeremías Torres. Después se fundían en una sola masa los kággaba, los wiwa y los kankwamo. Todos íbamos alegres, todos íbamos recogiendo conchas, piedras, semillas, algas y caracoles que el mar regalaba, para poder pagarle y

FOTO PETER ADAMS, OGT

La noche del 17 de abril, se acordó hacer la visita al sitio. Los mama de los cuatro pueblos así lo exigieron, pues había que entregarle a la Madre todos los materiales espirituales necesarios para paliar lo que pudiera estar ocurriéndole por acción de las máquinas de la empresa Brisa. Fue una noche de concentración y de acuerdo colectivo.

A las cuatro y media de la mañana una silenciosa, blanca y larga marcha bajó de la Casa Indígena de Mingueo y puso rumbo hacia la desembocadura del río Cañas en el mar. Tomamos el camino que conduce hacia Termoguajira, donde observamos la destrucción de las madresviejas asociadas al sitio sagrado de Jwasheyshkaka, madre de todos los animales, de los fríjoles, del algodón y de la olla de barro.

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FOTO PETER ADAMS, OGT

que llegáramos todos los que veníamos en la marcha. Era emocionante ver cómo del manglar aparecían indígenas de todos los pueblos. De repente, uno de los acompañantes, un periodista extranjero, atravesó la desembocadura hecha a la madrevieja para hacer una toma de los caminantes; y ahí fue el momento en que, sin mediar palabra, todos pasamos al otro lado. A los que iban adelante los empujaron, los insultaron, los amenazaron, pero, ante la muchedumbre de indígenas que no respondió a la agresión sino con la determinación de llegar a Jukulwa, no había nada que hacer. Todos atravesamos y de inmediato escalamos la pequeña colina que es Jukulwa.

Policías antimotines estaban dispuestos a no dejar pasar a los indígenas, quienes con su persistencia lograron llegar al cerro sagrado.

alimentar a la Madre en las lagunas de las partes altas, de los páramos, donde nacen los ríos, donde se cumple el ciclo hidrológico, base de la vida. Después de caminar más de una hora por la orilla del mar nos aproximamos a Jukulwa. Una sorpresa nos esperaba: la empresa Brisa había roto la playa para desaguar la madrevieja creando un torrente de agua con más caudal que la misma desembocadura del río Cañas. Al otro lado del boquete había un grupo de estudiantes del colegio de bachillerato de Mingueo vestidos con sus uniformes y acompañados por personas del pueblo. Nos gritaban: “invasores, ustedes son de la Sierra, no de acá, fuera, regresen a la montaña”. Nos detuvimos al pie del boquete a esperar a

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Para aquellos que lo hemos visitado muchas veces, la visión que tuvimos fue triste. El cerro cercenado por la mitad por una brecha de más de cincuenta metros de ancho, daba paso a una amplia carretera levantada sobre el ya desecado pantano que hasta hace un año rodeaba el cerro. Ya no había aves migratorias que periódicamente hacían del pantano su casa de paso; los manglares y las taruyas dejaban su territorio en manos de un pálido pastizal. Sobre el cerro se veían las huellas de las quemas que acabaron con la vegetación madre de muchas otras especies de toda la Sierra. Ya el sol aparecía con toda su inclemencia y azotaba nuestras espaldas. Ahora Jukulwa era todo blanco, repleto de indígenas, todos contentos y a la expectativa. Los kankwamos sacaron sus carrizos y la música saludaba al sitio sagrado. El mama Norberto se sentó, sacó su bunkweyka y los materiales traídos desde el páramo para pagarle a la Madre y tratar de reparar el daño hecho. A su lado se ubicó mama Juan Asencio Conchacala y los demás mama para acompañarlo en su tarea como autoridades. Luego los wiwa y después los kággaba tomaron los carrizos y continuaron con el pago a la Madre con la música complementando la tarea de los mayores. Al pasar de las horas, poco a poco gente, líderes de Mingueo, subían en pequeñas comisiones a conversar con los indígenas. Preguntaban el motivo de la marcha, qué intención y qué se pretendía con esta visita a Jukulwa. En medio de la canícula la gente explicaba con detalle la importancia del lugar para los indígenas y la necesidad de concertar con las autoridades ambientales el uso y manejo de este cerro y todo lo que está asociado a él. Los líderes wíntukwas,


FOTO PETER ADAMS, OGT

A la llegada a Jukulwa, un grupo de habitantes de Mingueo nos gritaban: “Invasores, ustedes son de la Sierra, no de acá, fuera, regresen a la montaña.”

kággabas, kankwamos y wiwas explicaban que los mandatos legales y los derechos de los pueblos indígenas no se habían tenido en cuenta. Sobre todo se explicó que esta toma no era contra la gente de Mingueo, sino para exigir la presencia del gobierno y las entidades de control del estado colombiano, para hacer conocer la posición de los pueblos indígenas de la Sierra. Ya promediando el medio día fueron llegando los funcionarios, a quienes se les leyó un documento con la posición de los pueblos indígenas sobre la construcción del puerto Brisa y el reclamo de hacer cumplir la Constitución y la ley, sobre la necesidad de adelantar un proceso de consulta previa, tal cual lo mandan la Ley 21 de 1991 y los convenios internacionales.

que ha dejado en la región. Después del diálogo bajo el inclemente sol, los funcionarios del estado y de los organismos internacionales reconocieron la urgencia de adelantar un proceso de consulta y concertación con los cuatro Cabildos y con las autoridades de los cuatro pueblos indígenas.

Las tensiones iniciales se fueron superando y la gente de Mingueo fue entendiendo las razones de los indígenas. Sobre todo, se fue aclarando la historia de las promesas que en el pasado también se le hizo al pueblo cuando se construyó la Termoeléctrica y los pocos beneficios

Días después regresé a Mingueo acompañado por Cayetano Torres a una reunión con líderes campesinos de 18 organizaciones. Estábamos un poco asustados pues las noticias no eran las más alentadoras. Se decía que la gente de Mingueo y

Ya eran las tres de la tarde. Todos estábamos con la piel calcinada por el inclemente sol, pero contentos por haber cumplido los objetivos que los días anteriores nos habíamos propuesto con la visita a Jukulwa. Era el momento de bajar del cerro y retornar a la Casa Indígena de Mingueo para evaluar lo ocurrido y pensar los caminos a seguir.

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Dibulla estaba furiosa con los indígenas; incluso habían paralizado una semana antes la carretera oponiéndose a la posición indígena en contra del puerto Brisa.

FOTO PETER ADAMS, OGT

destrucción del ambiente. No más ver cómo se ha secado ese pantano que era la fuente de vida de muchos animales y de la naturaleza. Ahora vendrán las enfermedades y la contaminación. Gracias a ustedes hemos cambiado nuestra opinión. Tampoco estamos de Ya al promediar la reunión el tema del puerto saltó, acuerdo que las cosas se hagan de esa manera. y ah sorpresa: todos los presentes nos contaron que Que haya concertación para ver si el puerto de verdad después de la toma del cerro, la opinión de la gente, es una solución o es la perdición”. de los campesinos, de los pescadores, se aclaró: “ustedes nos abrieron los ojos, nos hicieron caer en Cayetano y yo sonreímos y, convencidos de nuestros cuenta de las falsas promesas que nos hacen, pues actos, regresamos a Santa Marta con la certeza de no hasta ahora no hemos visto nada, tan solo vemos desfallecer ante los obstáculos que esta obra nos que ustedes defienden sus legítimos derechos y plantea. que estasgrandes obras lo único que dejan es la

Los diferentes medios de comunicación quisieron conocer las impresiones del Cabildo Gobernador Juan Mamatacán, quien fue explícito en sus reclamaciones.

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